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HOGAR DE CRISTO

I N F O R M E D E AVA N C E :
MODELO TEORICO – METODOLOGICO DE
EVALUACION DE LOS PROGRAMAS CON
INFRACTORES DE LEY

Autores: Pablo Villatoro S.


Rodrigo Parrini R.

Investigadores asistentes:
Carlos Lange
Francisco Estrada
Mónica Espósito
INDICE
1. INTRODUCCION
_________________________________________________________________________ 5
2.EL MODELO JURIDICO DE RESPONSABILIDAD ___________________ 7
2.1.Principios del Modelo Jurídico de Responsabilidad _________________ 7

3.REINSERCION SOCIAL ______________________________________________ 9


3.1.Dimensiones de la Reinserción Social _____________________________________ 9
3.2.Variables del Modelo de Reinserción ______________________________ 10

4.VARIABLE DE IMPACTO AL NIVEL INDIVIDUAL: LA NO


REINCIDENCIA _______________________________________________________ 12
4.1.La validez interna del indicador de reincidencia_________________________ 12
4.2.Modelos teÓricos para la comprensiOn de la reincidencia ________________ 14
4.3.El problema de la definiciÓn de la reincidencia _________________________ 17
4.4.Definición de reincidencia ___________________________________________ 19

5.VARIABLES INTERVINIENTES DINAMICAS AL NIVEL


INDIVIDUAL __________________________________________________________ 21
5.1.CONDUCTAS DE RIESGO RELACIONADAS CON LAS
DROGAS ____________________________________________________________ 21
5.1.1.Desarrollo adolescente y conductas no - convencionales _________________ 21
5.1.2.El abuso de alcohol y drogas, la violencia y las infracciones de ley ________ 22
5.1.3.Concepto de conductas de riesgo relacionadas con las drogas ____________ 23
5.2.RESPONSABILIDAD ____________________________________________ 25
5.2.1.La Doctrina Jurídica de la Responsabilidad y la Adolescencia____________ 25
5.2.2.Desarrollo moral y responsabilidad__________________________________ 26
5.2.3.Desarrollo adolescente, toma de decisiones y responsabilidad.____________ 29
5.2.4.El modelo de Justicia Restauradora y la teoría de la Vergüenza Reintegradora
____________________________________________________________________ 30
5.2.5.Conceptos: responsabilización por el acto y responsabilidad social ________ 33
5.3.COMPETENCIAS PSICOLÓGICAS _____________________________ 34
5.3.1.AUTOEFICACIA ________________________________________________ 34
5.3.2.AUTOESTIMA __________________________________________________ 37
5.3.3.AUTOCONTROL ________________________________________________ 39
5.3.4.Conceptos: autoestima, autoeficacia, autocontrol ______________________ 42

6.VARIABLES INTERVINIENTES DINÁMICAS AL NIVEL


MICROSOCIAL ________________________________________________________ 44
6.1.LA FAMILIA ____________________________________________________ 44
6.1.1.Estilos parentales de crianza y supervisión ineficaces ___________________ 44

2
6.1.2.El apego y la vinculación padres-hijos________________________________ 46
6.1.3.Conceptos sobre familia ___________________________________________ 47
6.2.GRUPO DE PARES ______________________________________________ 49
6.2.1.Conceptos sobre el Grupo de Pares. _________________________________ 52

7.VARIABLES INTERVINIENTES DINÁMICAS AL NIVEL MESO -


MACRO SOCIAL _______________________________________________________ 53
7.1.ACCESO A LAS REDES DE APOYO COMUNITARIAS E
INSTITUCIONALES ________________________________________________ 53
7.2.LA ESCUELA ____________________________________________________ 55
7.2.1.Conceptos sobre la inserción escolar. ________________________________ 57
7.3.INSERCION LABORAL _________________________________________ 58
7.3.1.Conceptos sobre la inserción laboral _________________________________ 59

8.VARIABLES INTERVINIENTES ESTÁTICAS ________________________ 60


8.1.GENERO___________________________________________________________ 60
8.2.HISTORIA INFRACCIONAL Y DE PROBLEMAS
CONDUCTUALES __________________________________________________ 63
8.3.LAS CARACTERiSTICAS DE LA FAMILIA. ____________________ 64

9.VARIABLES DE INTERVENCION ___________________________________ 67


9.1.GARANTIZACION DE DERECHOS ____________________________ 67
9.2.VARIABLES DE TRATAMIENTO ______________________________ 70

10.DEFINICIONES NOMINALES DE LOS INDICADORES Y


VARIABLES.___________________________________________________________ 73
10.1.REINSERCION SOCIAL _______________________________________ 73
10.2.DIMENSION INDIVIDUAL DE LA REINSERCION___________________ 73
10.3.DIMENSION MICRO-SOCIAL DE LA REINSERCION________________ 75
10.4.DIMENSION MESO-MACRO SOCIAL DE LA REINSERCION __________ 77

11.DEFINICIONES OPERACIONALES. _______________________________ 79


11.1.OPERACIONALIZACION DEL INDICADOR DE
REINSERCION ______________________________________________________ 79
11.2.DEFINICIONES OPERACIONALES DE ALGUNAS
VARIABLES INTERVINIENTES DINAMICAS Y ESTATICAS _____ 85

3
11.3.DEFINICIONES OPERACIONALES DE VARIABLES DE
INTERVENCION ____________________________________________________ 86

12.MARCO METODOLOGICO DEL ESTUDIO _________________________ 88


12.1.VALIDEZ INTERNA DE LA ESTIMACIÓN DEL IMPACTO __ 90
12.2.INSTRUMENTOS DE RECOLECCION DE LA INFORMACION
______________________________________________________________________ 91
12.2.1.INSTRUMENTOS DE MEDICION ________________________________ 91
12.2.2.VALIDACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE MEDICION ___________ 93
12.2.3.CONFIABILIDAD DE LOS INTRUMENTOS _______________________ 95
12.2.4.DISEÑO DE MUESTREO ________________________________________ 95

13.BIBLIOGRAFIA CITADA Y CONSULTADA_________________________ 99

4
1. INTRODUCCION

La presente propuesta de diseño teórico – metodológico de evaluación


tiene como contexto o marco el nuevo modelo jurídico de
responsabilidad, que se expresa en el Anteproyecto de Ley de
Responsabilidad Juvenil, que próximamente será sometido a la
consideración del Parlamento.

El modelo de responsabilidad se sustenta en un enfoque basado en


los Derechos Humanos, y tiene como principales características: a) la
eliminación de la categoría del joven como inimputable ante la ley
penal: b) la puesta en vigencia de un derecho de responsabilidad por
el acto y: c) la limitación de la actuación del Estado por la vía del
establecimiento de un conjunto de garantías.

En lo socio-educativo, el modelo de justicia asume una postura crítica


frente a la internación y deja de lado las ideas de tratamiento y
rehabilitación, sustituyéndolas por conceptos de desarrollo de
competencias y habilidades, reinserción e integración social,
“manteniendo la expectativa de que frente al delito juvenil se puede
dar una respuesta mediante una medida judicial. que eduque al
adolescente en la responsabilidad” (Universidad Padre Alberto
Hurtado, 2000).

Esta propuesta procura recoger y canalizar los principales elementos


del nuevo modelo de justicia juvenil. En particular, ha sido
desarrollada atendiendo a los objetivos de intervención de DEDEREJ1,
a las opiniones de expertos recogidas a través de entrevistas, y a la
revisión de bibliografía nacional e internacional pertinente. Por tanto,
constituye un ejercicio de discusión y definición de las dimensiones,
variables e indicadores relevantes a incluir dentro de los dominios
potenciales de cambio en los jóvenes atendidos por los programas de
infractores de la red SENAME.

Una de las tareas a las que se comprometió el equipo encargado del


diseño de evaluación fue la elaboración de un “modelo teórico de
reinserción social”. Se entiende por tal a “un conjunto de
proposiciones interrelacionadas entre sí, que establecen interjuegos
entre variables que hacen referencia a las distintas dimensiones de la
situación de reinserción social del adolescente infractor de ley”. Por
este motivo, el presente trabajo va más allá de la definición de un
indicador de reinserción.

En consecuencia, para la elaboración del diseño de evaluación se


1
Departamento de Derechos y Responsabilidad Juvenil.

5
discutieron e integraron elementos teoréticos provenientes de distintas
disciplinas y paradigmas, los que refieren a su vez a las distintas
dimensiones de la reinserción social de los adolescentes. Se procuró
reducir la complejidad a través del análisis crítico, y también se
buscaron síntesis y se definieron conceptos operativos para la
evaluación.

Este documento se organiza de la siguiente manera: inicialmente, se


plantean los elementos básicos del modelo de responsabilidad. Luego,
se propone un concepto de reinserción, se especifican sus
dimensiones y se define la tipología de variables a utilizar en el
estudio. A continuación, se definen las variables a incluir dentro de
cada una de las dimensiones (individual, micro social, meso -macro
social). Se debe tener en cuenta que para cada variable se discuten –
con mayor o menor profundidad - los fundamentos teóricos –
metodológicos de su inclusión. Finalmente, se plantean las
definiciones nominales y operacionales de los indicadores y variables
seleccionados.

6
2.EL MODELO JURIDICO DE RESPONSABILIDAD

Este modelo tiene sus principales fuentes en la Convención de


Derechos del Niño y en las normas constitucionales y legales
vigentes 2 . Se basa en el reconocimiento del adolescente como un
sujeto de derechos, autónomo, y, por ende, responsable, en su
medida, por las infracciones que cometa. En particular, la respuesta
institucional a los delitos cometidos por adolescentes se construye a
partir de una estructura de garantías, que sanciona pero que procura
integrar al adolescente, en lugar de reforzar su marginación. De esta
manera, las sanciones tienen una doble dimensión responsabilizadora
y preventiva, en un marco de respeto y resguardo de su desarrollo e
integración social. Es un modelo penal, sancionador - educador, que
separa las funciones asistenciales del Estado de las actividades
jurisdiccionales (Tiffer, 2000).

2.1.PRINCIPIOS DEL MODELO JURÍDICO DE


RESPONSABILIDAD

1. Sujeto de derechos. Se concibe al niño y adolescente como persona


autónoma, con protagonismo, creatividad, intereses y preferencias,
capaz de tener en cuenta y respetar los derechos de los demás. Se
considera su particularidad dentro del universo de las personas,
3
reconociendo sus necesidades especiales y su fase vital de desarrollo .

2. Responsabilidad Penal. El adolescente es un sujeto que, si bien es


irresponsable como adulto, se le puede exigir una responsabilidad
especial adecuada a su carácter de sujeto en desarrollo. La
responsabilidad es la atribución de consecuencias a la comisión de un
delito tipificado como tal para los adolescentes, efectuada por un
tribunal especializado, en un procedimiento que contempla garantías
y que está orientado a la sanción de los hechos que constituyen la
infracción y a fortalecer el respeto del adolescente por los derechos de
los demás, con resguardo de su desarrollo e integración social.

2
Otros instrumentos internacionales que configuran la doctrina del protección integral de los derechos
del niño son: a) Reglas Mínimas de Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores,
también conocidas como Reglas de Beijing, de noviembre de 1985: b) Reglas de Naciones Unidas para
la Protección de Menores privados de libertad, también conocidas como Reglas de Riad, de 1991: c)
Directrices de Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil, también conocidas como
Directrices de Riad, de 1991.
3
“Para reforzar esta idea de sujeto de derecho, se ha visto surgir una tendencia en América latina
destinada a dejar de usar el término «menores» y reemplazarlo por el de niños y adolescentes o
jóvenes.” (Cillero, 1991: 460).

7
3. Especialización. Se garantiza la existencia de un sistema de justicia
diferenciado del adulto, especializado en todas las fases del
procedimiento y durante el control de ejecución de la sanción, que
asegure la capacidad e idoneidad de los operadores del sistema para
hacerse cargo de las finalidades del nuevo modelo.

4. Legalidad. Sólo basándose en una sentencia definitiva, fruto de un


debido proceso, que establezca la participación del adolescente en un
hecho calificado como delito, se le podrá imponer alguna sanción (cfr.
a. 8 Anteproyecto de Ley de Responsabilidad Juvenil, en adelante el
Anteproyecto). Se establece así, una estricta relación entre la
verificación de la participación del adolescente en el hecho punible, la
declaración de su responsabilidad y la atribución de la sanción que
para el caso concreto autorice la Ley4.

5. Educación. El sistema penal también tiene un fin


predominantemente pedagógico, que procura preparar al joven o
adolescente para que sea una persona responsable, apta para la
convivencia y la integración social. La educación resulta de un
proceso socioeducativo voluntario, que el sujeto infractor realiza con el
acompañamiento de alguna organización especializada.

6. Reinserción Social. El modelo de responsabilidad juvenil propende


hacia una amplia variedad de sanciones, cuyo principal objetivo es
5
desjudicializar las medidas establecidas , principalmente en lo que se
refiere a aquellas privativas de libertad. Este criterio se adecua a los
requerimientos de la "prevención especial positiva", la que se orienta a
fortalecer los procesos de resocialización, integración familiar y
educación del adolescente sancionado, asumiendo que todos estos
objetivos no se garantizan mediante el establecimiento de medidas de
reclusión u otras de alcance criminógeno (Tiffer, 2001).

4
Quedan descartados todos aquellos mecanismos que castigan la situación de vida del niño y
adolescente, o que devienen en sanciones privativas de libertad encubiertas bajo el ropaje de medidas
de protección.
5
Las características anteriormente nombradas permiten definir con mayor claridad las funciones
asistenciales del Estado de sus funciones jurisdiccionales, lo cual significa mayores probabilidades de
reinserción social de los adolescentes, previo proceso de responsabilización.

8
3.REINSERCION SOCIAL

El término reinserción social designa la finalidad sistémica de


rearticulación y fortalecimiento de los lazos o vínculos de los jóvenes
infractores de ley con las instituciones sociales “convencionales”
básicas (familia, escuela, trabajo), a través de procesos de control,
responsabilización y habilitación psicosocial. La distinción de la
reinserción social como proceso también implica la posibilidad de
entenderla como un estado o situación en un momento dado del
tiempo.

En este sentido, la reinserción social puede ser entendida como un


constructo multidimensional, que describe el estado global de
situación del joven infractor de ley en tres dimensiones básicas de su
proceso vital de desarrollo: individual, micro social y meso- macro
social. En otras palabras, con el concepto de reinserción se procura
caracterizar el estado de funcionamiento psicosocial del joven en los
siguientes ámbitos: ajuste personal y vinculación con las instituciones
sociales convencionales.

Ciertamente, los jóvenes infractores que ingresan a la Red SENAME


no están absolutamente desvinculados de su medio social. Sin
embargo, su ingreso a la Red es un indicador de un proceso de
deterioro o pérdida de sus lazos con las instituciones sociales
convencionales, situación que determina una intervención
responsabilizadora y habilitadora, orientada a la reconstitución y/o
fortalecimiento de estos vínculos.

3.1.DIMENSIONES DE LA REINSERCIÓN SOCIAL

Los objetivos de intervención del sistema de atención a los infractores


de ley se orientan al cambio o modificación de un conjunto de factores
y situaciones, que se expresan en las distintas dimensiones
relacionadas con el desarrollo e integración social de los adolescentes.
De esta manera, se hace necesaria la incorporación de estándares e
indicadores multidimensionales de evaluación, que den cuenta del
impacto de las intervenciones en los ámbitos individuales y sociales.
En particular, en este estudio se consideran las siguientes
dimensiones:

- Individual: implica las variables e indicadores relativos a las


conductas, habilidades, competencias y actitudes de los adolescentes,
que favorecen su responsabilización y reinserción social.

9
- Microsocial: incluye variables e indicadores relativos a la situación
del adolescente en su contexto más cercano o inmediato, y que
favorecen su reinserción social. En este ámbito se encuentran la
familia y el grupo de pares.

- Meso - macrosocial refiere a las variables e indicadores que


permiten establecer la posición e inserción del adolescente en la
realidad social más amplia. Incluye el acceso a servicios de la red de
apoyo institucional, la escuela, el trabajo y la ciudadanía.

3.2.VARIABLES DEL MODELO DE REINSERCIÓN

El modelo considera variables de impacto, intervinientes y de


intervención.

Se desarrolló la noción de factores intervinientes atendiendo a las


distinciones contenidas en los conceptos de factores de riesgo /
protección, estáticos y dinámicos.

Se entiende por factor de riesgo un atributo o característica individual,


de situación o contexto ambiental que incrementa la probabilidad de
la infracción de ley, o una transición en el nivel de implicación con
estas conductas (mantenimiento o acentuación). Por oposición, un
factor de protección puede ser definido como una característica
individual, de situación o contexto ambiental que inhibe, reduce o
atenúa la probabilidad de la comisión de infracciones a la ley (Clayton,
s/a, cit. en Becoña, 1997).

En la literatura se han especificado algunos principios generales a


considerar sobre las dinámicas involucradas en el interjuego de los
factores de riesgo y protección (Clayton, 1992, cit. en Becoña, 1997;
Southamer - Loeber et.al., 1993, cits. en Rutter et.al. 2000):

- Cuando un factor de riesgo está presente, es más probable que la


persona cometa infracciones a la ley que cuando no lo está.
- La presencia de un solo factor de riesgo no es condición suficiente
para que se produzca la infracción, y por el contrario, la ausencia del
mismo no garantiza que no se produzca.
- El número de factores de riesgo presentes está directamente
relacionado con la probabilidad de la infracción, aunque este efecto
puede atenuarse según la naturaleza, contenido y número de factores
de riesgo asociados.
- La relación entre los factores de riesgo y de protección y las
conductas delictivas pueden estar influidas por la edad, el género y la
historia infraccional.
- Una misma variable puede operar como factor protector o de riesgo,

10
dependiendo de las circunstancias y del resultado6.

En los estudios longitudinales y la literatura especializada se ha


diferenciado entre factores de riesgo predisponentes y precipitadores.
Los factores de riesgo predisponentes son estáticos y no son
modificables por la intervención (por ejemplo, la historia infraccional
previa). Los factores de riesgo precipitadores (o necesidades
criminógenas) son atributos dinámicos del infractor o de su situación,
que cuando son alterados, se asocian con una variación en las
probabilidades de reincidencia (Pithers, 1991: Andrews y Bonta, 1998;
cits. en Serin y Mailloux, 2001).

En consecuencia, el modelo de reinserción incluye:

-Variable de impacto: constituye la variable dependiente del modelo, o


la medida última de la eficacia de la intervención. En este caso, se
optó por considerar la no-reincidencia en las infracciones a la ley
como criterio teórico operacional del impacto.

-Variables intervinientes dinámicas: todos aquellos atributos,


características o situaciones individuales y ambientales que inhiben,
reducen o atenúan la probabilidad de reincidencia en conductas de
infracción a la ley, y que son dinámicas, esto es, modificables o
sensibles a los efectos de una intervención social planificada.

-Variables intervinientes estáticas: todos aquellos atributos,


características o situaciones individuales y ambientales que
incrementan o disminuyen la probabilidad de reincidencia en
conductas de infracción a la ley, que no son modificables por una
intervención social planificada.

-Variables de intervención: todos aquellos atributos o características


de acciones planificadas de tratamiento o intervención, orientadas a
tener un efecto sobre las variables de resultado o impacto, esto es, que
inhiben, reducen o atenúan la probabilidad de reincidencia en
conductas de infracción a la ley.

6
Por ejemplo, el coeficiente de inteligencia podría funcionar tanto como un factor protector como de
riesgo. Aún más, de acuerdo a Rutter et.al. (2000), la investigación prácticamente no ha tenido éxito en
la identificación de factores de protección que sean sólo eso.

11
4.VARIABLE DE IMPACTO AL NIVEL INDIVIDUAL: LA NO
REINCIDENCIA

El concepto de no - reincidencia aparentemente no constituye una


noción demasiado compleja. En términos generales, apunta a la
disminución o reversión de patrones infraccionales previos, sean estos
detectados o no por el sistema de justicia (Hayes y Daly, 2002). Sin
embargo, en los últimos años ha tenido lugar una importante
discusión en torno a: 1) la validez interna de la reincidencia como
indicador del impacto de las políticas: 2) los modelos conceptuales
más apropiados para comprender las dinámicas infraccionales y: 3)
los métodos e indicadores más válidos y confiables para su medida.

4.1.LA VALIDEZ INTERNA DEL INDICADOR DE REINCIDENCIA

La validez interna de un indicador de políticas sociales está dada por


el grado en que este mide realmente su impacto. De esta manera, si
los objetivos de las políticas se orientaran a finalidades distintas o
abandonaran el propósito de prevenir las re - infracciones de los
adolescentes, se estaría ante un problema de validez interna. Entre los
principales argumentos que se han planteado para invalidar la
utilización de un indicador de reincidencia, se pueden mencionar:

- El fracaso histórico de los sistemas de justicia y rehabilitación


basados en el modelo de Estado de Bienestar, y por tanto, que el
propósito de la integración social de los adolescentes (y por ende, de
promover una disminución de la reincidencia) excede las posibilidades
del sistema.

- Que la criminalidad en general, y la delincuencia juvenil en


particular, constituyen problemas crónicos de las sociedades
modernas, y que por tanto, no sería realista esperar una reducción en
las tasas de criminalidad.

- Que la diversidad o pluralidad de objetivos subyacente a las


distintas modalidades de intervención en la política criminal hace
imposible reducir a un indicador el impacto de estas políticas.

12
• Sobre el argumento del fracaso de los programas de
rehabilitación.

En los últimos años, en los EE.UU., Inglaterra y Australia se ha


observado la retirada de la ideología “nada funciona” con los
infractores juveniles 7 . Los meta análisis 8 han mostrado que los
programas de rehabilitación sí tienen efectos positivos sobre la
reincidencia. Por ejemplo, Lipsey y Wilson (1993, cits. en Cullen y
Gendreau, 2000) analizaron diez meta análisis de evaluaciones de
programas de tratamiento para infractores, reportándose en todos los
casos un efecto positivo. Losel (1995), al estudiar 13 meta-análisis
publicados entre 1985 y 1995, encontró que el tamaño del efecto
varió del 0.05 a 0.18, y que el promedio alcanzó a 0.109. Utilizando la
estadística BESD, esto significaría que la tasa de reincidencia para el
grupo tratamiento sería de 45%, mientras que la tasa para el grupo de
control sería de 55% (Cullen y Gendreau, 2000). Por tanto, en la
mayor parte de los meta análisis se ha observado que los programas
reducen los problemas conductuales.

• Sobre el argumento de la cronicidad del problema de la


delincuencia

Es indiscutible que las tasas de criminalidad han aumentado en


términos globales en el mundo occidental desde comienzos de la
Guerra Fría. Sin embargo, se ha observado una tendencia hacia la
disminución de las tasas de delincuencia en los EE.UU. entre las
décadas de los 80 y 90, y más notablemente, los indicadores de
delincuencia en Japón han permanecido estables desde comienzos de
la Guerra Fría10. Por otra parte, Rutter et.al. (2000) indican que si las
sociedades han generado las condiciones para el aumento de la
delincuencia, es perfectamente lógico pensar que estas mismas
sociedades serían capaces de producir las condiciones para
disminuirla.

7
Esta ideología tuvo su origen en la revisión de evaluaciones de programas de tratamiento efectuada
por Martinson en 1974, que entregó una evaluación pesimista de las perspectivas de rehabilitación de
delincuentes juveniles y adultos. “Con algunas pocas y aisladas excepciones, los esfuerzos de
rehabilitación no tienen un efecto apreciable en la reincidencia” (Martinson et.al., 1974, cits. en Cullen y
Gendreau, 2000). Esta sentencia técnica fue reducida posteriormente, por conservadores (partidarios
de un enfoque de incapacitación y disuasión) y liberales (proclives a un modelo de desviación) a una
ideología basada en el siguiente mito: nada funciona en la rehabilitación correccional.
8
El meta análisis es una técnica que permite la agregación estadística de un conjunto de estudios
individuales para estimar el tamaño del efecto de una intervención dada. En este caso, el tamaño del
efecto es la medida de la diferencia entre un grupo experimental y un grupo de control, expresado en
unidades de desviación estándar. (Lipsey, 1990)
9
Este hallazgo fue confirmado en una revisión realizada en la CEE por Redondo, Sánchez Meca y
Garrido (1999, cits en Cullen y Gendreau, 2000).
10
¿ Pautas culturales que permiten una mayor y mejor integración y control social?

13
• Sobre el argumento de la diversidad de objetivos.

No obstante las diferencias existentes entre los énfasis y supuestos de


la política criminal (por ej. incapacitación, disuasión, desviación,
resocialización - rehabilitación o intervenciones mixtas), el objetivo es
la reducción o eliminación de las conductas delictivas, especialmente
las de mayor gravedad. En realidad, ya sea a través del “encierro de
los delincuentes”, del incremento de sus costos de comisión de delitos,
de su desviación del sistema de justicia (debido a que esa interacción
sería “criminógena” por sí misma) o por la vía de la resocialización, el
propósito final de las intervenciones se mantiene.

4.2.MODELOS TEÓRICOS PARA LA COMPRENSION DE LA


REINCIDENCIA

La comprensión de las dinámicas de comisión de delitos entre los


adolescentes es una tarea compleja. Sin embargo, tanto los estudios
longitudinales y meta - análisis realizados durante las últimas dos
décadas, como la mayor sofisticación de las teorías y metodologías de
tratamiento de distintas conductas problema, han permitido la
producción de conocimiento en torno a las pautas evolutivas de la
comisión de infracciones de ley entre los jóvenes. Esta masa de
información ha sido sistematizada en los siguientes modelos: las
teorías de los senderos y el modelo cíclico de la reincidencia.

• La Teoría de los dos Senderos

Esta teoría sostiene que existen dos grupos cualitativamente


diferentes de jóvenes de acuerdo a sus carreras infraccionales: los
limitados a la adolescencia (LA) y los persistentes en el transcurso de
la vida (PTV).11

Los Infractores Persistentes en el Transcurso de la Vida comienzan la


conducta antisocial a una edad temprana y persisten en tales
conductas a lo largo de la vida, mostrando un patrón progresivo de
infracciones más serias en la medida en que aumenta su edad.
(Moffitt, 1993, cit. en Cottle et.al. 2001; Tittle, 2000). Algunas
características de infancia temprana, que están vinculadas a la
definición de una trayectoria infraccional tipo sujetos PTV, son las
siguientes:

11
Se ha preferido el concepto “persistente en el transcurso de la vida” al de inicio temprano, porque la
primera expresión incluye tanto que existe una edad de inicio inusualmente temprana y que hay una
tendencia a persistir durante la época adulta. (Moffitt, 1993, cit. en Cottle et.al. 2001; Nagin y Land,
1993, Paterson, 1995, cits. en Rutter et.al., 2000.)

14
- Presencia de déficits neuropsicológicos que dañan el desarrollo
(Tittle, 2000: Rutter et.al. 2000)12.
- Problemas conductuales tempranos que generan dificultades o
incapacidad de manejo por parte de los padres. Esto resulta en una
socialización deficitaria (Nagin y Partenoster, 1994: Simons, 1998,
cits. en Tittle, 2000).
- Habilidades inadecuadas y escaso auto control, lo que produce
dificultades adicionales en la escuela. (Tittle, 2000).
- Fracaso en la adquisición del capital personal y social que podría
ayudarlos a ajustarse convencionalmente en su vida posterior. (Tittle,
2000)
- Como resultado, los niños crecen como adolescentes con problemas
conductuales, y eventualmente llegan a ser adultos antisociales o
desviados (Tittle, 2000).

Los Infractores Limitados a la Adolescencia tienden a comenzar


durante la adolescencia media y a desistir en la adultez joven. Se ha
propuesto que podrían estar fuertemente influenciados por factores
situacionales. (Moffitt, 1993, cit. en Cottle et.al. 2001: Tittle, 2000).
Este grupo suele tener las siguientes características:

- Muestra pocos problemas conductuales tempranos. En general, son


socializados efectivamente.
- Cuando estos jóvenes generalmente “normales” ingresan a la
adolescencia, comienzan a sufrir una brecha de madurez, a causa de
que los roles adultos que desean ocupar son inconsistentes con su
status de adolescente.
- Los jóvenes LA se asocian con los infractores persistentes en el
transcurso de la vida. La brecha de madurez y el deseo de actuar
como adultos motiva al joven LA a modelar las conductas del grupo
PTV (Tittle, 2000).
- Sampson y Laub (1993, 1997, cits. en Tittle, 2000) proporcionan
una explicación de la remisión que vincula el desarrollo adolescente a
las teorías del control social informal13. El abandono de la conducta
criminal ocurre cuando los cambios de roles y los nuevos ambientes
conducen a la adquisición de nuevo capital social.

• La teoría de los tres senderos

Farrington y Loeber (1998), sobre la base del modelo elaborado por


Moffit (1993), distinguen dos tipos de infractores adolescentes: los
crónicos y no crónicos. Los infractores crónicos serían aquellos que

12
Muchos de los cuales se hacen evidentes al momento del nacimiento.
13
De esta mirada, los patrones de carrera de los infractores devienen de la naturaleza y calidad de los
vínculos sociales del individuo, los que ayudan a crear puntos de inflexión en el curso de vida.

15
recorrieron los siguientes senderos de conductas problema: a) de
conflicto con la autoridad: b) el encubierto y: c) el abierto.

Los jóvenes que llegan a ser infractores crónicos tienden a escalar a


los delitos más graves y violentos primero a través del sendero de
conflicto con la autoridad y luego por la vía de los otros dos senderos.
Estas vías o caminos infraccionales son:

- El sendero de conflicto con la autoridad, que usualmente comienza


antes de los 12 años, e involucra conductas obstinadas, de
desobediencia y evitación de la autoridad.

- El sendero encubierto, que implica conductas delictivas menores,


tales como robos o hurtos de poca monta, daños a la propiedad y
luego una transición a la delincuencia moderada y seria.

- El sendero abierto, que considera en primera instancia agresiones


menores, luego la participación en acciones violentas como las peleas
de pandillas, y finalmente la transición a formas más graves de
violencia (violación, ataque armado).

• El modelo cíclico de la reincidencia

Es una adaptación, dentro del campo de las conductas de infracción a


la ley, de los planteamientos del modelo de prevención de las recaídas,
que fue originalmente elaborado para habilitar a los individuos en
tratamiento de drogas a prevenir las recaídas y mantener patrones de
conductas recientemente adoptados (George y Marlatt, 1986, cits. en
Serin y Mailloux, 2001). El concepto de identificación de situaciones
de alto riesgo y su relación a la recaída se utilizó primero con
delincuentes sexuales, y luego ha sido aplicado extensivamente en las
áreas del diagnóstico y tratamiento de infractores de ley (Laws, 1986:
Marshall y Barbaree, 1990, McGuire, 1995, cits. en Serin y Mailloux,
2001).

El modelo cíclico sostiene que se verifica un patrón cíclico de comisión


de delitos, donde los infractores repiten las conductas antisociales en
respuesta a la presentación de señales similares. Estas señales
pueden ser tanto eventos o disposiciones que pueden referirse como
antecedentes. (Serin y Mailloux, 2001). De esta manera, el ciclo
infraccional está directamente relacionado con las necesidades
criminógenas, que son “ atributos dinámicos del infractor que, cuando
son cambiados, están asociados con cambios en las probabilidades de
reincidencia” (Quinsey y Walker, 1992; Andrews y Bonta, 1998, cits.
en Serin y Mailloux, 2001).

16
• Los Modelos de Reincidencia y la evidencia empírica

El grupo PTV constituye una pequeña minoría de los infractores


juveniles (se estima que conforman entre un 5% y 6% de la población
de infractores)14, y son responsables de la mayor parte de los delitos
cometidos por los adolescentes. Los infractores PTV cometen los
delitos más graves y violentos, y tienden a perpetrar una amplia
variedad de infracciones, más que a especializarse en algún tipo de
delito.15

Los estudios longitudinales parecen apoyar a las teorías de los


senderos, ya que han observado que la intensidad infraccional para el
grupo LA llega al máximo entre las edades de 15 a 17 años, cuando
factores tales como la maduración y la influencia de los pares ejercen
una fuerte influencia sobre la conducta delictual. Posteriormente, las
conductas de infracción tienden a extinguirse (Matsueda y Anderson,
1998: cits. en Carcach y Leverett, 1999; Gottfredson et.al.1996).

En cuanto a la interacción entre los modelos cíclico y de los senderos,


varios estudios longitudinales han evidenciado que tanto los factores
de riesgo personales como los familiares y ambientales se manifiestan
de una manera mucho más importante entre los individuos PTV que
en los LA. Estos factores tienden a ser acumulativos y a interactuar
entre ellos, para producir mayores niveles de delincuencia. (Howell y
Bilchik, 1995; Moffit, 1996, Fergusson et.al. 1996, cits. en Rutter
et.al., 2000).

4.3.EL PROBLEMA DE LA DEFINICIÓN DE LA REINCIDENCIA

Existe una serie de complejidades para la definición nominal y


operacional de la reincidencia, que se refleja en la diversidad de
medidas utilizadas. Por ejemplo, Cottle et.al. (2001) indican que la
reincidencia en infracciones a la ley ha sido medida a través de
indicadores como el re-arresto (Ashford, Le Croy, 1990), la
reconvicción (Hoge, 1996), la violación de la palabra (Hoge, 1996) o el
reingreso a una institución (Dembo, 1998). El desafío es la producción
de medidas que capturen adecuadamente la idea de mantención o
reversión, reconociendo las limitaciones sustanciales de las
herramientas metodológicas y técnicas disponibles.

En este punto, es necesario responder las siguientes preguntas: ¿se

14
Consultar Moffitt, 1993, cit. en Cottle et.al. 2001.
15
Howell y Bilchik,1995; Gottfredson et.al. 1996; Loeber y Farrington, 1998; Farrington, 1992;
Gottfredson y Hirschi, 1990; Visher, 1991, cit. en Gottfredson et.al. 1996.

17
deben incluir delitos detectados o no detectados?: ¿interesa la
incidencia de las infracciones o su prevalencia?. En particular, si los
investigadores tuvieran acceso a la “información completa” (Malz,
1984, cit. en Hayes y Daly, 2002), se podrían considerar tanto las
ilegalidades detectadas y como las no detectadas. Sin embargo, los
investigadores raramente tienen acceso a este grado de información
completa. En este marco, es útil analizar las ventajas y desventajas de
los dos métodos de recolección de la información pertinentes: las
entrevistas y cuestionarios de auto-informe y las estadísticas y bases
de datos oficiales16.

• Los Registros Oficiales y los Auto- Informes

El mayor problema para los datos oficiales es que muchos delitos


simplemente no son detectados por las autoridades17. Las diferencias
en las prácticas de reporte pueden distorsionar aún más las
estadísticas delictuales, debido a que las estadísticas oficiales pueden
estar contaminadas por la etnia, género o el sesgo de clase en la
justicia criminal. Para Lipsey (1992, cit. en Cullen y Gendrau, 2000),
los indicadores oficiales de delincuencia tienen una baja confiabilidad,
dado que “es una materia de azar o probabilidades si un acto delictivo
particular se traduce en un contacto registrado oficialmente con un
agente de la ley o del sistema de justicia juvenil”. De esta manera, la
confiabilidad de los informes oficiales depende de la eficacia en la
aprehensión e inculpación por parte del sistema de justicia.

Por su parte, los límites de los auto – informes incluyen la recolección


de información no confiable, respuestas falsas, y el sesgo de no
respuesta, problema que concierne al hecho que ciertos tipos de
personas tienen una menor probabilidad de ser encuestados y una
menor probabilidad de cooperar (Gottfredson et.al. 1996). Sin
embargo, para Thornberry y Krohn (2000), las medidas de estabilidad
y consistencia muestran que los datos de auto-informe de conductas
infraccionales son tan confiables como cualquiera otra medida
utilizada en las Ciencias Sociales, y que también parecen tener validez
de constructo y contenido. En todo caso, la evidencia en torno a la

16
No se incluyen en esta discusión las encuestas de victimización, que constituyen el tercer
procedimiento utilizado para medir las tasas de delincuencia e indicadores asociados, debido a que no
es relevante a los fines del estudio.
17
En Australia, sólo el 53% de los delitos son reportados a la policía (Carcach, 1997) y se estima que
sólo un tercio de estas infracciones son registradas por la policía como un delito (Criminal Justice
Comission, 1997). En EE.UU., las encuestas indican que aproximadamente un 60% de los delitos no
son informados a la policía, y aún para delitos serios como el robo, las víctimas sólo informan el 50% de
sus victimizaciones (Bastian, 1993, cit. en Gottfredson et.al. 1996). También existen importantes
riesgos de sub-estimación de las conductas delictivas, al juzgar por estudios con adultos que han
considerado conducta violenta auto-informada y que ha utilizado igualmente medidas oficiales de re-
arresto (Lidz, Mulvey, Gardner, 1993: Steadman et.al., 1998, cits. en Cottle et.al., 2001).

18
validez de criterio parece mucho menos clara18.

Gottfredson, et.al. (1996) y Thornberry - Kronh (2000) convergen al


señalar que los dos métodos son útiles y complementarios. Los
expertos parecen coincidir en que los auto-informes proporcionan una
idea mejor sobre conductas de riesgo y actos menos graves (peleas
menores, bebida, etc.), mientras que los registros y estadísticas
oficiales quizás proporcionen mejores datos sobre los delitos graves y
en poblaciones especiales (Farrington, 1987; Gottfredson et.al., 1996).

4.4.DEFINICIÓN DE REINCIDENCIA

Para los propósitos de este estudio, se entiende la reincidencia como


cualquiera nueva inculpación 19 o intervención probada de un
adolescente como autor, cómplice o encubridor en un hecho tipificado
como crimen o simple delito en el Código Penal o en las leyes penales
especiales. En otras palabras, será reincidente cualquier joven que
reingrese a la Red SENAME como inculpado o responsable de un hecho
definido como crimen o delito en el Código Penal o en las leyes penales
especiales. Se “excluye a las faltas de la responsabilidad y sanciones
contenidas en esta ley” (Anteproyecto, 2000: 6 - 7).

Se considera como infracciones a la ley penal de carácter grave los


siguientes delitos, consumados o frustrados: a) el homicidio; b) la
violación; c) el secuestro y la sustracción de menores; d) las
mutilaciones y las lesiones graves tipificadas en el artículo 397
número 1 del Código Penal; y e) el robo con violencia en las personas.
Igualmente, constituyen infracciones graves los siguientes delitos
consumados: a) robo con intimidación en las personas, en que se
amenace a la víctima con causarle la muerte, violación o un grave
daño a su integridad física; y b) robo con fuerza en las cosas en
lugares habitados regulado en el artículo 440 del Código Penal, si se
portan armas de fuego (Anteproyecto, 2000: 12).

Se define la prevalencia de la reincidencia (o re-infracción) como la


proporción de jóvenes anteriormente inculpados o encontrados

18
Por ejemplo, en algunos estudios se ha encontrado una menor validez diferencial para los hombres
afro-americanos (Huizinga y Elliot, 1986; Hindelang, Hirschi y Weis, 1981), situación que no fue
corroborada por Farrington et.al. (1996, cit. en Thornberry y Krohn, 2000) Otras investigaciones han
observado sub-reportes cercanos a un 20% de conductas como el consumo de drogas (Thornberry y
Kronh, op.cit.), al correlacionar los resultados de auto-informes con exámenes de orina y pelo.
19
Un tema más complejo tiene que ver con el Artículo 42° del Anteproyecto, que define el inicio de la
persecución penal de responsabilidad de un adolescente inculpado de un delito por parte del Ministerio
Público. En términos formales, esta situación no es constitutiva de una infracción, debido a que no se
ha esclarecido la participación en el delito (principio de inocencia). Sin embargo, como se ha
establecido en múltiples estudios, la experiencia de interacción con el sistema de justicia tiende a ser
criminógena, y adicionalmente, tampoco se puede afirmar que un adolescente inculpado de un delito
esté en situación de inserción social satisfactoria (sobre todo si este joven es un “reingreso” al sistema).

19
responsables por la comisión de algún delito que sean nuevamente
inculpados o responsabilizados por alguna infracción a la ley durante
un cierto período de tiempo (alguna vez, un año, un mes) en la etapa
de seguimiento. Finalmente, la incidencia de la delincuencia será el
número de delitos por los cuáles los jóvenes sean inculpados o
responsabilizados durante un cierto período de tiempo de
seguimiento.

• Consideraciones finales sobre la noción de reincidencia

Las ventajas y desventajas teórico - metodológicas de la noción de


reincidencia o re-infracción propuesta en el estudio son las siguientes:

- El concepto de reincidencia propuesto coincide con el reingreso al


sistema de atención de infractores, debido a que quedan fuera: a)los
jóvenes que cometan infracciones no detectados por las instituciones
del sistema de justicia20 y: b) los jóvenes que sean aprehendidos por la
policía, pero que no sean remitidos al sistema formal de justicia. Se
entiende que el margen de sub-estimación es función de la eficacia del
sistema de control social formal y del sistema de justicia. La ventaja
de la estimación a través del reingreso al sistema de atención a
infractores es que no incluye los reingresos a la red SENAME por
otras causales.

- En la definición de la inculpación como indicador de reincidencia


se ha optado por un criterio sociológico, vinculado a las teorías del
control social y del etiquetado, que definen el efecto estigmatizador de
la interacción de los jóvenes con las instituciones formales de control
social En este sentido, la presunción jurídica - formal de inocencia se
ha considerado menos relevante.

20
Por tanto, no mide estrictamente la reincidencia.

20
5.VARIABLES INTERVINIENTES DINÁMICAS AL NIVEL
INDIVIDUAL

El modelo incluye como variables intervinientes dinámicas al nivel


individual todas aquellas conductas, actitudes y competencias
consideradas relevantes por los actores y expertos consultados a
través de entrevistas, y principalmente, aquellas identificadas como
factores “protectores” de la reincidencia en infracciones a la ley en la
mayor parte de la bibliografía especializada.

5.1.CONDUCTAS DE RIESGO RELACIONADAS CON LAS


DROGAS

Las conductas de riesgo entre los adolescentes resultan de la


interrelación entre una estructura dada de personalidad y el
ambiente. Desde esta visión, es importante diferenciar entre las
conductas de riesgo, que tienden a comprometer el desarrollo y la
inserción social de la persona, y las conductas no convencionales de
ingesta de drogas.

5.1.1.DESARROLLO ADOLESCENTE Y CONDUCTAS NO -


CONVENCIONALES

El desarrollo adolescente normal implica la autonomía de la familia,


una mayor afiliación al grupo de pares, la conciencia sexual, la
maduración psicológica y la formación de la identidad. En ese
contexto, las conductas no convencionales son parte del desarrollo
normal del adolescente e implican la realización de acciones
instrumentales para conseguir autonomía e identidad, oponiéndose a
la sociedad convencional, rechazando sus normas y valores y
negociando la transformación de adolescente en adulto.

Por tanto, el sistema de atención a los infractores de ley no busca


modificar conductas no convencionales. Comportamientos como
fumar, beber o usar ocasionalmente substancias ilícitas deben ser
considerados propositivos, significativos, orientados a metas,
funcionales y adaptativos, más que arbitrarios o perversos” (Jessor,
1977, cit. en Becoña, 1997; Baumrind, 1987, Irwin, 1987: cits. en Igra
e Irwin, 1996).

En general, los investigadores indican que las conductas de riesgo son


conductas voluntarias (que implican la ponderación de cursos de
acción alternativos), que involucran una alta probabilidad de
resultados inciertos o negativos para el desarrollo biopsicosocial del

21
adolescente21. Entre estas conductas de riesgo se ha incluido el abuso
de alcohol y de drogas “duras”.

5.1.2.EL ABUSO DE ALCOHOL Y DROGAS, LA VIOLENCIA Y LAS


INFRACCIONES DE LEY

Una de las covariaciones mejor documentada en la literatura es la que


vincula el abuso de alcohol y sustancias ilegales a las conductas
delictivas violentas. Para Rutter et.al. (2000:170 -171) “tanto el abuso
de drogas como el de alcohol manifiestan una sustancial asociación
con el delito, asociación en la que hay procesos causales
bidireccionales. Dicha asociación es más fuerte con el delito
violento”22.

Inciardi y McBride proponen dos modelos explicativos de la asociación


drogas - delitos violentos. El primero es el modelo psicofarmacológico
de la violencia, que “ sugiere que algunos individuos, como resultado
de la ingesta de sustancias específicas, pueden volverse excitables,
irracionales y exhibir comportamiento violento”. El segundo es el
“económicamente compulsivo”, que incluye a todas aquellas
conductas orientadas a la obtención o compra de sustancias ilegales
(Inciardi J., McBride, D., s/a, cit. en Rocabado,1994:162).

Se ha encontrado alguna evidencia de apoyo para el modelo


psicofarmacológico, sobre todo para el abuso de alcohol, debido a su
efecto desinhibitorio, y en menor medida a su combinación con otras
drogas duras, (Cohen y Brook, 1987, 1996; Cookson, 1992, Parker,
1996, cits. en Rutter et.al., 2000). También se han planteado otras
consecuencias: por ejemplo, el estudio alemán de Tubinga mostró que
el exceso en la bebida estaba asociado con la delincuencia reincidente
y con un estilo de vida antisocial, que incluía dificultades financieras
y laborales y contactos personales débiles (Rutter et.al., 2000).

En el caso de las drogas ilegales, existen antecedentes que tienden a


hacer espúrea la relación planteada en el modelo psicofarmacológico.
En particular, se ha destacado el papel mediador del grupo de pares,
que fomenta tanto el abuso de drogas como las actividades delictivas y
violentas, y que probablemente proporciona una ética en que ambas
conductas son aceptables. (Cohen y Brook, 1987,1996, cits. en Rutter

21
Consultar Baumrind, 1987; Furby y Beyth – Maron, 1990; Irwin, 1987, 1990, cits. en Igra, V., Irwin,
Ch., 1996; Jessor, 1991, cit. en Becoña, 1997.
22
En el caso de los infractores atendidos por la Red SENAME, se observan porcentajes superiores al
30% de niños con problemas de drogas en los delitos contra la propiedad y las personas, y de 94.5%
entre los niños ingresados por delitos y faltas. (SENAME, 2001). No obstante la categoría “problemas
de drogas” es gruesa, es claro que estas proporciones son muy superiores a las prevalencias en la
población adolescente general en Chile. Por ejemplo, la prevalencia último mes del consumo de drogas
ilegales para la población escolar adolescente país alcanzó al 5.6% en 1997 (CONACE, 1998).

22
et.al., 2000: Andrade, s/a: cit. en Villatoro, 1995, s.ed).

Existe más evidencia empírica para el modelo económicamente


compulsivo, tanto entre adolescentes como en poblaciones adultas, ya
que se ha observado que el abuso de drogas predispone a la comisión
de distintos tipos de delito (robos, hurtos domésticos, comercio
sexual, tráfico de drogas al por menor) al crear una fuerte necesidad
de dinero para comprar drogas (Cohen y Brook, 1987, 1996: Chaiken
y Chaiken, 1991: cits. en Rutter et.al., 2000). En el caso chileno, esta
relación ha sido documentada en un estudio con una sub-población
conformada mayoritariamente por usuarios de pasta básica de
cocaína (Egenau y Villatoro, 2000).

5.1.3.CONCEPTO DE CONDUCTAS DE RIESGO RELACIONADAS CON


LAS DROGAS

Se considerará como conductas de riesgo vinculadas al abuso de


alcohol y las drogas todos aquellos comportamientos de ingesta de
sustancias psicoactivas, no - normativos en oportunidad y extensión,
que impliquen una alta probabilidad de consecuencias físicas,
psicológicas o sociales para el adolescente, que pueden ser
consideradas negativas o dañinas, o bien cuando su uso reiterado
genere riesgos físicos importantes. Se entiende que estas conductas
comprometen el desarrollo biosicosocial y afectan las posibilidades de
integración del adolescente en las áreas de funcionamiento social,
relaciones familiares, rendimiento escolar y/o laboral (MINSAL, 1996).

Las dimensiones de las conductas de riesgo son: a) los


comportamientos antisociales o violentos bajo los efectos de la ingesta
abusiva de alcohol y/o drogas: b) los comportamientos antisociales o
violentos derivados de la compulsión por acceder o comprar alcohol o
sustancias ilegales y: c) los problemas o dificultades de
funcionamiento social que resultan del abuso de alcohol y/o drogas.

• Consideraciones finales en torno a la noción de conductas de


riesgo

Se ha tenido en cuenta los siguientes supuestos:

- Se ha preferido el concepto de abuso de sustancias al de


drogodependencia, debido a que captura mejor los aspectos
psicosociales de funcionamiento, y a que la medición de la
dependencia implica operaciones metodológicas complejas que no se
justifican de acuerdo a los objetivos del estudio.

- Las conductas no - normativas son las acciones que suponen

23
comportamientos no esperables en la mayor parte de los individuos de
un grupo determinado. La oportunidad refiere a la ejecución de
conductas con un grado de anticipación que pre-supone daños
futuros al desarrollo del adolescente. El término extensión alude al
nivel de involucramiento del sujeto con la conducta. Esta es una
comparación empírica distribucional, que se diferencia de las
definiciones de normalidad basadas en un estándar invariante de
conducta (Igra e Irwin, Ch. 1996).

24
5.2.RESPONSABILIDAD

El concepto de responsabilidad constituye el núcleo del nuevo modelo


de justicia. Con el se alude a tres situaciones distintas. En primer
lugar, se trata de la atribución de responsabilidad penal al joven
infractor, por la vía de una sanción. En segundo término, se procura
que el joven asuma la responsabilidad por la infracción cometida
(efecto “educativo” de la sanción) y finalmente, se propende a que el
joven respete los valores, normas y roles convencionales, de manera
de facilitar su integración social.

En este sentido, es relevante responder las siguientes preguntas: 1)


¿cuáles son los fundamentos jurídicos de la responsabilidad?: 2) ¿de
que manera se articula la teoría del desarrollo del juicio moral con la
toma decisiones adolescentes y por tanto, con su responsabilidad
jurídica?: 3) ¿qué teorías sirven de fundamento para un enfoque
resocializador basado en la responsabilización? y: 4) ¿cuál es la
diferencia entre un concepto de responsabilidad por el acto y uno más
amplio, de integración social?.

5.2.1.LA DOCTRINA JURÍDICA DE LA RESPONSABILIDAD Y LA


ADOLESCENCIA

Para que alguien sea culpable de un delito, tiene que estar presente
una de las dos siguientes cosas23: a) un acto voluntario, el actus rea;
b) un elemento mental, la intención de cometer un delito, la mens rea.
“La justicia penal se basa en la premisa de que se puede y se debe
imputar la culpa; en un examen de los conceptos de delito, el tema de
la edad y la responsabilidad penal es, por tanto, un punto de partida,
porque sin imputación de culpa y sin aceptación de que son
suficientemente mayores como para ser responsables de sus acciones
no se puede decir que los jóvenes hayan cometido un delito” (Rutter,
et al., 2000: 48) 24.
23
Y habitualmente las dos.
24
No obstante, la evolución de la noción de culpabilidad ha derivado desde la relación anímica del acto
al autor (teoría psicológica) a una concepción normativa que se funda en la posición jurídicamente
reconocida del sujeto frente al sistema normativo. Bustos (1981: 317) es claro en señalar: “falso es que
la norma describa algo, lo que hace es imputar o asignar. Se reconoce así que la imputabilidad
cumple así la función político-criminal de servir de barrera entre la reacción estatal ante infracciones
penales cometidas por adultas y las cometidas por menores de edad. La función de la culpabilidad es
a c t u a r c o m o u n p r i n c i p i o d e r e g u l a c i ó n d e l p o d e r p u n i t i vo d e l E s t a d o . Elabora
así la “teoría del sujeto responsable” donde “culpabilidad es responsabilidad, pero esta
responsabilidad adquiere una dimensión mucho más profunda que la hasta ahora entendida. Al
plantear que culpabilidad es responsabilidad, necesariamente hay que descender al individuo concreto
y, por tanto, se trata de examinar al sujeto responsable en esa actuación.” (Ibid, p. 319)

25
La imputación de la culpa ha sido denominada “la actividad
originadora y justificadora de todo el proceso de justicia penal”. Sin
embargo, “aunque se estableciera el actus rea y la mens rea hay varias
razones para no inculpar a una persona por un delito, una razón sería
la minoría de edad (ibíd: 49). De modo que es necesario distinguir
entre culpa, culpabilidad y responsabilidad. Por ejemplo, algunos
autores han sostenido que se puede culpar a los adolescentes por la
comisión de delitos, “ pero tal vez no eran responsables de sus
acciones a causa de limitaciones en su desarrollo cognitivo y moral”
(ibíd). La pregunta es: ¿son responsables los adolescentes desde el
punto de vista de la sicología evolutiva del desarrollo moral y
cognitivo?.

5.2.2.DESARROLLO MORAL Y RESPONSABILIDAD

Los avances de las ciencias cognitivas han permitido comprender que


“la conducta moral sólo puede ser entendida si examinamos el aspecto
cognitivo estructural de la conducta. Esta perspectiva no pierde de
vista que la conducta es continuamente evaluada por reglas, leyes y
normas socioculturales y que, además, un componente afectivo
participa de toda conducta” (Lind, 2000: 14). Los individuos tienen
que aplicar, permanentemente, normas y principios morales en
situaciones concretas y dicha evaluación requiere desarrollar y
disponer de una competencia de enjuiciamiento moral.

Es Piaget quien estudia inicialmente el vínculo entre cognición y moral


y desarrolla una teoría sistemática sobre ambos. Luego, Kohlberg
profundiza estos estudios y plantea un conjunto de hipótesis acerca
de la naturaleza y el curso del desarrollo moral-cognitivo, basándose
en investigaciones longitudinales sobre el juicio moral en adolescentes
y adultos jóvenes. Para Kohlberg la compentencia moral es “la
capacidad de tomar decisiones y formular juicios de carácter moral
(es decir, basados en principios internos del sujeto) y de actuar en
concordancia con dichos juicios y decisiones” (Kolhberg, 1964, cit. en
Lind, 2000)25.

25
Lind sugiere una serie de distinciones que permiten comprender mejor tanto el desarrollo moral como
el cognitivo: a) los aspectos de la conducta moral, cognición y afecto, son atributos de la misma
conducta. Su diferenciación sólo puede ser de tipo analítico, no ontológico: b) ambos aspectos son, en
principio, observables empíricamente: c) la totalidad estructural del razonamiento no puede significar,
dicotómicamente, rigidez o consistencia; la conducta refleja una multitud de implicaciones morales de
una situación para el sistema valórico de una persona lo que requiere de juicios tanto diferenciados
como integrados: d) el concepto de desarrollo cognitivo no coincide con aquellos planteamientos que
entienden la cognición como contenidos particulares y no como un conjunto de estructuras y procesos
y: e) los aspectos cognitivos y afectivos del desarrollo moral se despliegan de forma secuencial e
invariable, lo que permite diferenciarla de cambios meramente actitudinales (Lind, 2000: 21).

26
Para la teoría del desarrollo cognitivo, la estructura de una conducta
de juicio moral refleja la organización y los procesos del pensamiento
moral, la forma y el grado en que los principios morales se realizan en
situaciones específicas. En particular, Kohlberg considera dos
dimensiones del desarrollo moral-cognitivo; la dimensión cognitiva-
estructural representada por tres niveles y la dimensión afectiva
ordenada en seis etapas26:

I. Nivel Premoral

Etapa 0: El sujeto no entiende normas y el juicio acerca de lo malo o


lo bueno no se realiza en referencia a reglas o autoridad. Bueno es
aquello que es placentero o excitante, malo lo que es doloroso o
atemorizante. No hay idea de obligación o deber, la conducta es
orientada por lo que se puede o se quiere hacer.

II Nivel Preconvencional

El/la niño/a es receptivo a las normas culturales y criterios de bien y


mal, pero interpreta estos criterios según sus consecuencias físicas o
hedonísticas o en términos del poder físico de aquellos que enuncias
las reglas y criterios. Se divide en 2 etapas.

Etapa 1: Orientación según el castigo y la obediencia. Las


consecuencias físicas de un acto determinan su bondad o maldad,
independiente del significado o valor humano de esas consecuencias.
La evitación del castigo y un acatamiento irrestricto del poder es
considerado por el sujeto como su propio bien, pero no en términos de
un orden moral subyacente que legitime el castigo o la autoridad.

Etapa 2: Orientación instrumental relativista. La acción correcta es


aquella que satisface las propias necesidades y, ocasionalmente, las
necesidades de los otros. Las relaciones humanas son entendidas de
modo similar a las relaciones mercantiles ordenadas según costo y
beneficio. Rasgos como la reciprocidad, trato igualitario y la justicia
están presentes, pero siempre interpretados de un modo pragmático o
físico. La reciprocidad se entiende como un dar lo equivalente a lo que
se recibe (como en la Ley del Talión), pero sin consideraciones de
justicia, gratitud o lealtad.

26
Etapas y estructura están ligadas teóricamente y ordenadas según cuatro hipótesis: a) la sucesión de
las etapas del desarrollo moral sigue un curso invariante: b) el juicio moral se organiza como una
totalidad: c) existe un orden jerárquico entre los tipos de razonamiento moral y: d) existe un paralelo
entre el desarrollo de los aspectos cognitivos y afectivos del juicio moral.

27
III Nivel Convencional

En este nivel cumplir con las expectativas de la familia, grupo o


nación es considerado valorable y se lo relaciona con el bien propio,
independiente de las consecuencias inmediatas. La actitud no es sólo
de conformidad con las expectativas personales o del orden social,
sino que de lealtad, apoyo y justificación de este orden o de las
personas identificadas con él. Se diferencian dos etapas:

Etapa 3: Orientación según la concordancia interpersonal con un


juicio externo. Una conducta buena es aquella que gusta o ayuda a
los otros y es aprobada por ellos. Hay una conformidad con las
imágenes estereotipadas de lo que la mayoría considera como
comportamiento “natural”. La conducta es frecuentemente juzgada
por la intención que la motiva y se busca la aprobación externa.

Etapa 4: Orientación según la ley y el orden. Se respeta la autoridad,


las normas fijas y el orden establecido. La conducta correcta es
aquella que libremente muestra conformidad con la autoridad y el
orden social.

IV. Nivel Posconvencional o Autónomo

Hay un claro esfuerzo por definir los valores y principios morales, en


su validez y aplicabilidad, independiente de la autoridad de los grupos
o personas que sostienen dichos principios y de la identificación
personal con dichos grupos.

Etapa 5: Orientación legalista, según el contrato social. Una acción


correcta es definida en términos de los derechos individuales y de
estándares utilitarios, que han sido críticamente examinados y
adoptados de la sociedad. Hay clara conciencia de la relatividad de los
valores personales y un énfasis correspondiente en la búsqueda de
consenso. Lo correcto es una materia de valores y opiniones
personales, tal como está señalada constitucionalmente en un sistema
democrático. Se enfatiza un punto de vista legal, remarcándose que la
ley se puede cambiar según consideraciones de utilidad social. Fuera
del imperio de la ley, el libre acuerdo y el contrato son los elementos
que posibilitan una obligación.

Etapa 6: Orientación según principios éticos universales. Lo correcto


es definido por una decisión de conciencia de acuerdo a principios
éticos elegidos de manera autónoma, apelando a su comprensibilidad,
universalidad y consistencia. Son principios abstractos y no reglas
morales concretas. En su centro están los principios de justicia,
reciprocidad e igualdad de derechos y del respeto por la dignidad de
los seres humanos (Lind, 2000 : 26-27)

28
5.2.3.DESARROLLO ADOLESCENTE, TOMA DE DECISIONES Y
RESPONSABILIDAD.

Durante la adolescencia se producen importantes cambios evolutivos.


En el plano cognitivo, los pensamientos tienden a hacerse más
abstractos, multidimensionales, autorreflexivos y conscientes de sí
mismos. Se aprecia un marcado aumento en la introspección
emocional, lo que permite a los jóvenes considerar las consecuencias
de sus acciones, pudiéndolas sopesar en términos de su propio
sentido de responsabilidad y con mayores conocimientos de los efectos
de sus acciones sobre otras personas (Justice, 1996; Keating, 1990;
cits. en Rutter et al. 2000). Hay significativos cambios en la capacidad
de sentir culpabilidad y vergüenza, asociada a la capacidad para
autoevaluarse y el reconocimiento del dominio sobre su propia
conducta.

Las teorías psicológicas examinan el papel de la habilidad cognitiva, y


las características de personalidad en la ocurrencia de las conductas
de riesgo, procurando describir las maneras mediante las cuales los
individuos perciben los riesgos y toman decisiones sobre ellos. En esta
línea, la teoría de la percepción del riesgo adolescente sostiene la
premisa de que los adolescentes están sesgados hacia el optimismo en
sus percepciones del riesgo o se sienten invulnerables. El trabajo de
Elkins (1967) sobre el egocentrismo adolescente plantea que éstos
tienen un sentido exagerado de su unicidad que les permite crear una
fábula personal en la que se es especial y no susceptible al daño.

Fishoff (1992) identificó cinco componentes destacados en la toma de


decisiones: a) identificación de las opciones alternativas:
b)identificación de las consecuencias posibles. c) evaluación de la
deseabilidad de las consecuencias potenciales: d) evaluación de la
probabilidad de tales consecuencias y: e) combinación de la
información para tomar una decisión.

De acuerdo a Keating (1990) entre los 14 y 15 años los adolescentes


desarrollan la habilidad de generar y evaluar un rango de opciones
alternativas y toman decisiones de manera similar a los adultos; no
obstante, el contenido de los diferentes componentes puede diferir
sustancialmente si se consideran las experiencias, sesgos, juicios, la
magnitud y tipos de influencias sociales y ambientales. De manera
que podrían elegir opciones diferentes a las de los adultos.

Existe alguna evidencia de que los/as adolescentes dan mayor peso a


las consecuencias posibles próximas (menos severas) que a las
distales (potencialmente más severas) cuando toman decisiones. Por
ejemplo, Keleges, Adler e Irwin (1988, cit. en Igra e Irwin, 1996)
encontraron que en un grupo de 14 a 16 años, las intenciones de uso

29
del condón no estuvieron relacionadas con las creencias de los/as
adolescentes sobre el grado en el que los condones previenen el
embarazo; más bien, las intenciones estuvieron correlacionadas con el
grado en que los/as adolescentes percibieron que el preservativo era
fácil de usar, popular entre los pares y facilitaba el sexo. Por otra
parte, los programas de prevención del tabaquismo entre adolescentes
han enfatizado, exitosamente, las consecuencias psicológicas
inmediatas de fumar (Flay, 1985, cit. en Igra e Irwin, 1996).

En definitiva, los procesos de toma de decisiones en adolescentes


parecen diferir poco de los adultos, y por tanto, los jóvenes podrían
ser perfectamente responsabilizados por sus actos. Sin embargo,
existen diferencias en los contenidos. Los/as adolescentes no tienen la
experiencia de los adultos interactuando en el mundo social y sus
juicios no pueden reflejar dicha experiencia. También la influencia de
los pares tiene su peak en esta época de la vida, por lo que su
capacidad de juicio moral puede descansar más sobre la opinión de
éstos.

5.2.4.EL MODELO DE JUSTICIA RESTAURADORA Y LA TEORÍA DE LA


VERGÜENZA REINTEGRADORA

El modelo de Justicia Restauradora engloba los enfoques que buscan


la solución haciendo que el delincuente se enfrente a la víctima y se
haga cargo de las pérdidas. Se centra en la resolución de problemas:
hacer que los delincuentes sean conscientes de sus responsabilidades
y obligaciones, con el fin de desarrollar planes para aliviar el daño que
han acarreado sus actos delictivos” (Rutter, et al., 2000:489).

Este modelo propone que los jóvenes rindan cuentas por sus
conductas, enfatizando la asunción de la responsabilidad como un
elemento central. Rendir cuentas, la traducción aproximada del
término inglés accountability, supone asumir la responsabilidad por la
conducta y desarrollar acciones que reparen el daño causado. Para
algunos partidarios de la Justicia Restauradora, ni el castigo ni la
adhesión a determinadas normas involucran una respuesta que
permita asumir la responsabilidad completa y no facilitan el desarrollo
moral, por lo tanto, no son formas eficaces de enfrentar el delito, en
tanto no generan un cambio significativo y perdurable en los sujetos
(Umbreit y Bazemore, 1995)27.

27
Sin embargo, para Daly, K. (2000), la justicia restauradora no supone el abandono de la noción de
castigo. Más bien, sería una forma de un castigo más sofisticado. La distinción clave que realiza esta
autora es con relación a la intencionalidad de los operadores del sistema y la manera en que los
“beneficiarios” de las políticas experimentan sus consecuencias. De esta manera, el castigo debería
definirse más bien por las consecuencias que tiene para la persona que en tanto una intencionalidad
determinada de los operadores del sistema.

30
Asumir la responsabilidad por una conducta requiere:

- Una comprensión de cómo la conducta afectó a otros seres


humanos.
- El reconocimiento de que la conducta resultó de una elección
equivocada que pudo ser hecha de otra manera.
- El reconocimiento ante los afectados de que la conducta fue dañina
para otros.
- Realizar acciones para reparar el daño en la medida de lo posible.
- Realizar los cambios necesarios para evitar conductas similares en el
futuro (OJJDP, 1998).

Una de las teorías que mejor se articulan con el modelo de Justicia


Reparadora es la “Vergüenza Reintegradora”. Esta teoría plantea que
las sociedades con más bajos índices de criminalidad son aquellas que
“avergüenzan” estas conductas más efectivamente. De modo que
propone una estrategia de avergonzamiento, que fomente una
vergüenza reintegradora y evite otra estigmatizadora. Esta última no
permite prevenir el crimen, resulta en un sentimiento de humillación
por parte de quien la experimenta, supone confundir los actos
realizados con las personas que los han cometido, juzgándose a éstas
y no a aquellos; en cambio la de carácter reintegrador significa la
desaprobación de lo malo del acto cometido, mientras se trata a la
persona que lo cometió como esencialmente buena y se desaprueba el
acto de modo respetuoso (Braithwaite, 1996). La vergüenza
reintegradora involucra cuatro principios:

a)La desaprobación de la infracción, manteniendo una relación de


respeto.
b)Ceremonias para certificar la desviación, terminadas con
ceremonias para des-certificarla.
c)Desaprobación de lo malo de la conducta, sin etiquetar a la persona
como mala.
d)No permitir que la desviación se constituya en una característica de
identidad (Harris y Burton, 2000).

La responsabilidad supone, además de elementos cognitivos y


morales, otros radicados en la emoción, dado que los vínculos sociales
y la subjetividad se constituyen no sólo sobre tramas normativas o
prescriptivas, sino que, también, sobre sedimentos afectivos. Como
señala Kemper (1978, en Bericat, 2000), la mayor parte de las
emociones humanas se nutren en el marco de nuestras relaciones
sociales. El mismo autor indica que la mayoría de ellas “derivan de los
resultados reales, anticipados, imaginados o recordados producto de
la interacción relacional” (ibíd: 151)28.
28
En una trama de relaciones sociales, cuyas dimensiones básicas son el poder y el estatus -
vinculados a un juego de intercambio, “en el que se postula el deseo de gratificaciones y la aversión a
las privaciones, así como la mediación del otro en tanto condición instrumental del balance de

31
La culpa y la vergüenza son dos manifestaciones emocionales. La
primera emerge cuando “un actor tiene la sensación de disponer o de
haber aplicado sobre el otro un poder excesivo” (Bericat, 2000: 155);
de este modo, “en el asesinato, el robo, la mentira o la violación un
actor ha aplicado sus recursos de poder contra el otro, a objeto de
obtener beneficios para sí, más allá de lo permitido por los estándares
y normas que regulan y limitan el uso del poder y de la coacción en
las relaciones sociales. La culpa deriva, por tanto, de una transgresión
de estos estándares morales, e implica una dolorosa auto evaluación
negativa de sí mismo” (Ibíd.). En cambio, la vergüenza “es la emoción
experimentada cuando un actor cree que ha reclamado y/o recibido
más estatus del que merece” (Kemper, 1978, cit. Bericat, 2000); esto
explicaría la turbación emocional que se siente al cometer un fallo
ante los demás, “pues si el estatus nos es normalmente otorgado por
el reconocimiento de nuestros logros en la división del trabajo o por
nuestra capacidad relacional, un fallo a la vista de los demás, sobre
todo de aquellos seres que nos ofrecen estatus, les indica que no
somos tan competentes, o que no somos tan buenos.” (Bericat, 2000:
157). La vergüenza se genera en la exposición pública, real o
imaginada, de nuestra incompetencia.

• La dimensión social de la responsabilidad

El concepto de responsabilidad social incluye las habilidades y


competencias sociales del/la adolescente que le permiten ser un
miembro activo y responsable de su comunidad social y política mayor
(Berman, 1993, 1997, cit. en Polk y Scott, 2001). La responsabilidad
social es multidimensional, en tanto ser responsable va más allá de
solamente ser respetuoso de los otros: significa la experiencia, como la
apreciación correcta, de nuestra independencia y conexión con los
otros y nuestro ambiente (Ibíd). La habilidad del/la adolescente para
identificar y definir la responsabilidad social es importante en la
definición de quién es y cuál es su lugar en el mundo social. Un
aspecto importante de la adquisición de responsabilidad social se
relaciona con los sentimientos del/la adolescente de manejo y control;
el grado en que ellos se perciben como responsables por sus fracasos
y logros personales. De esta manera, el adolescente debe comenzar
tempranamente a ganar sentimientos de competencia relacionados

gratificaciones”-, definido el poder como las “acciones que son coercitivas, basadas en la fuerza,
amenazantes, que utilizan castigo, etc. y que, por lo tanto, producen una relación de dominación y
control de un actor sobre otro”, y el estatus como “una dimensión escalar que refleja la cantidad de
aprobación, deferencia, recompensas, aprecio, apoyo emocional o financiero, incluso amor, que los
actores se otorgan unos a otros” (Ibíd: 153). Es el juego interaccional entre los actores en términos de
poder y estatus el que determinaría las emociones que evocarán internamente los sujetos; en este
juego destacan cuatro emociones, que Kemper cataloga como negativas: la culpa, el miedo y la
ansiedad, la depresión y la vergüenza.

32
con sus acciones individuales y sus interacciones sociales.

Elementos componentes de la responsabilidad social son:

- Reconocimiento y aceptación de las consecuencias de cada acción y


decisión que uno toma.
- Actitudes de preocupación hacia la persona y los otros.
- Reconocimiento y aceptación de la diversidad cultural.
- Reconocimiento de los derechos humanos básicos de la persona y los
demás.
- Orientación según la ley y el orden. Respeto de la autoridad, las
normas y el orden establecido.

5.2.5.CONCEPTOS: RESPONSABILIZACIÓN POR EL ACTO Y


RESPONSABILIDAD SOCIAL

Se entenderá por responsabilización por el acto a la predisposición o


tendencia del joven a reconocer y manifestar, desde lo cognitivo -
emocional, que la conducta de infracción a la ley resultó de una
elección equivocada, y que afectó o provocó daños a terceras personas.
Por el momento, queda fuera de esta definición el componente
conductual de la responsabilización, que está mucho más
desarrollado dentro del modelo de Justicia Reparadora, y que se
expresa en la realización de acciones concretas de reparación a las
víctimas. Este concepto se acota, por tanto, al asumir la
responsabilidad por el acto y sus consecuencias.

Por su parte, el concepto de responsabilidad social es mucho más


amplio, debido a que considera las habilidades y competencias
sociales convencionales del/la adolescente que le permiten comenzar
a ser un miembro activo y responsable de su comunidad social y
política mayor. En este caso, se empleará un concepto de
responsabilidad un tanto más restringido. Específicamente, con el se
alude a la propensión o tendencia cognitiva, afectiva y conductual (de
parte del adolescente) a la conformidad y respeto de las normas
sociales convencionales y la autoridad, y al mismo tiempo hacia la
conexión y empatía con los otros integrantes de la sociedad.

33
5.3.COMPETENCIAS PSICOLÓGICAS

En esta sección se analizan las competencias psicológicas que pueden


ser consideradas cruciales para lograr un cambio o reversión de los
patrones de infracción a la ley. Se entiende por competencias
psicológicas las capacidades o recursos internos con las que cuentan
las personas para adaptarse de manera eficaz a un entorno
determinado. Más específicamente, según Waters y Sroufe (1983) una
persona competente desde el punto de vista psicológico es aquella que
puede hacer uso de los recursos personales y ambientales para
conseguir un buen resultado evolutivo o de adaptación.

5.3.1.AUTOEFICACIA

Estudios que investigan la presencia de resistencias en sujetos


expuestos a experiencias y situaciones de alto riesgo en cuanto a las
conductas antisociales, han demostrado que las vivencias exitosas en
el desempeño son protectoras, en la medida que aumentan el sentido
de auto eficacia.29. En la misma línea, otras investigaciones y análisis
plantean que tiene un carácter protector el sentido de la propia
eficacia y un enfoque positivo de la planificación y resolución de
problemas 30 Rutter (1995) señala que, dentro de un abanico de
procesos protectores, uno de los mecanismos sería la promoción de “la
propia eficacia (por ejemplo, a través de relaciones personales seguras
y de apoyo, de la responsabilidad y el éxito en la realización de tareas
y de un acertado enfrentamiento de tensiones manejables)”.

Teorías explicativas

Teoría del aprendizaje social de Bandura.

Bandura define auto eficacia como “la convicción personal que tiene el
sujeto que puede ejecutar exitosamente la conducta requerida para
producir un resultado”. Entiende que la auto eficacia sería un
mecanismo cognitivo común que permite sostener una visión
unificadora del cambio conductual.

Sustentado en la teoría del aprendizaje social, plantea que existen 3

29
Dubow y Luter, 1990; Lösel y Bliesener, 1994; Quinton y Rutter, 1988; Werner y Smith, 1982, 1992,
cits. en Rutter et.al. 2000.
30
Bandura, 1995; Clausen, 1993; Connell, Spencer y Aber, 1994; Quinton y Rutter, 1988; Quinton et al.
1991; Werner y Smith, 1982, 1992; cits. en: Rutter et.al. 2000.

34
sistemas reguladores de la conducta que se relacionan de forma
recíproca: a) acontecimientos de la conducta en forma de refuerzos
externos (condicionamiento clásico); b)consecuencias de la conducta
en forma de refuerzos externos (condicionamiento operante
instrumental): y c) los procesos cognitivos mediacionales que regulan
la influencia del medio, determinando los estímulos a los que se
prestará atención, la percepción de los mismos y la influencia que
tienen en la conducta.

Distingue una serie de capacidades que serían básicas de la


naturaleza humana, a saber:

a) Capacidad de simbolización como medio de cambio y adaptación al


ambiente;
b) Capacidad de previsión: muchas de las conductas, siendo
intencionales, están gobernadas por la previsión;
c) Capacidad vicaria31;
d) Capacidad autorreguladora: una parte de la conducta está
motivada y regulada por auto evaluaciones de las acciones propias;
e) Capacidad autorreflexiva: los sujetos son capaces de
autoconsciencia reflexiva; ésta permite a las personas analizar sus
experiencias pensar sobre sus propios procesos de pensamiento
(metacognición).
f) La naturaleza de la naturaleza humana: su plasticidad.

Luego, Bandura precisa que la concepción (cognición) que un


individuo tiene de sí mismo se desarrolla a través de 4 procesos
diferenciados:

1. Experiencia directa de los efectos producidos por sus acciones;


2. Experiencia vicaria de los efectos producidos por las conductas de
otras personas;
3. Juicios manifestados por otros; y
4. Deducciones a partir de conocimientos previos utilizando reglas de
la inferencia.

La auto eficacia es un constructo que resulta de la interacción de


estos procesos y de las capacidades inherentes a la naturaleza
humana, de modo que la propia conducta se puede regular y tender a
una adaptación eficaz en un medio específico. Las capacidades
autorregulatorias, autorreflexivas y auto eficaces son meta
capacidades, propias de un sistema que aprende a modificarse según
los requerimientos del medio en el que se desenvuelve; de modo que la

31
El aprendizaje vicario, observacional o mediante modelos, se define como “el proceso de aprendizaje
por observación en el que la conducta de un individuo o grupo – el modelo – actúa como estímulo de
pensamientos, actitudes o conductas similares por parte de otro individuo que observa la actuación del
modelo” (Perry y Furukawa, 1987; cits. en Becoña, 1997).

35
autoeficacia permite al individuo reconocer sus posibilidades de
actuar de forma exitosa para obtener un resultado.

Teoría cognitivo social de Bandura.

La teoría cognitiva es un desarrollo posterior a la del aprendizaje


social. En ella el concepto de auto eficacia desempeña un papel
central, considerándosele como el elemento explicativo más
importante del cambio conductual. Sus principios básicos son:

a) El funcionamiento humano se entiende como una interacción entre


el ambiente, la conducta y los factores del individuo, siendo cada uno
de ellos un determinante recíproco de los otros (Bandura, 1978, cit. en
Becoña, 1997).
b) El funcionamiento de la personalidad es comprendido como una
clase de capacidades cognitivas a través de las cuales aprendemos
acerca de los sucesos del entorno, los interpretamos y los
anticipamos. Guía y motiva las acciones.

Define auto eficacia como “la percepción de la capacidad que tiene


uno para lograr un nivel especificado o un tipo de actuación en un
lugar concreto” (Ibíd.). El núcleo de esta definición reside en las
percepciones que tienen los sujetos de su capacidad de actuar; dichas
percepciones afectan los niveles de motivación y logro del individuo a
través de su capacidad para afrontar los cambios de vida. La auto
eficacia, entendida de este modo, no se refiere a un sentido de uno
como capaz o incapaz, sino que considera las capacidades percibidas
por uno mismo para la acción en un dominio concreto de actividad.

La auto eficacia opera según la capacidad de generalización común al


aprendizaje humano, de modo que se experimentan percepciones de
auto eficacia en un área específica y, luego, se determina si dichas
percepciones son generalizables.

Cervero y Scott (1995) plantean que la auto eficacia es un indicador


del cambio terapéutico, distinguiendo que:

a) Las percepciones sobre auto eficacia son el camino común del


cambio conductual;
b) El modo más eficaz para consolidar las cogniciones de auto eficacia
es a través de la conducta; y
c) Aunque el éxito en la ejecución tiene un efecto poderoso, ésta no
garantiza por sí sola un buen resultado.

36
5.3.2.AUTOESTIMA

Se ha señalado que la actitud, o tendencia evaluativa que manifiestan


los sujetos hacia sí mismos, junto con el locus de control externo y la
depresión, son predictores de las conductas de riesgo32. Sin embargo,
la evidencia que otorga un papel importante a la autoestima en el
inicio, persistencia o abandono de las conductas delictivas no es tan
consistente como para las variables auto-control y auto eficacia.
(Rutter, et.al., 2000).

Teorías explicativas

Teorías de la conducta desviada de Kaplan

Kaplan desarrolla dos aproximaciones teóricas al concepto de


autoestima. El primero, el Modelo de Mejora de la Autoestima sostiene
que la conducta desviada se refuerza mediante: a) el incremento en la
alienación de mundo convencional: b) Incremento de la interacción
con pares desviantes y: c) la motivación a considerar positivo
identificarse con el estatus desviante que define la conducta de este
tipo como apropiada.

Este modelo tiene como premisa que los adolescentes buscan la


aceptación y la aprobación para su conducta. Cuando su conducta se
desvía de las expectativas de sus pares, profesores y otros
significativos, se convierte en una fuente de malestar psicológico que
deben resolver. Cuando pierden el favor de los adultos que les dan
afecto, surgen sentimientos de autorrechazo que requieren de una
respuesta correctiva o compensatoria.

Luego, en su Teoría Integradora de la Conducta Desviada, sostiene que


la realización de un acto desviado es visto como adaptativo por la
persona, en función de un marco normativo particular o de las
expectativas del grupo concreto (Kaplan, 1996). La mantención de la
desviación se debe tanto al refuerzo positivo, como al debilitamiento
de la disuasión; así como de la disponibilidad de oportunidades para
la ejecución de la conducta. La conducta desviada se refuerza de dos
maneras:

a) La realización de esas conductas satisface necesidades importantes


para la persona; y
b) La conducta desviada crea una necesidad que es satisfecha
32
Ott, 1989; Dielmar, Campanelli, Shope y Butchart, 1987; Dreyfoos, 1990; McCord, 1990; cits. en Igra
e Irwin, 1996.

37
mediante la continuación o repetición del acto desviado (Ibíd.).

Para evitar e interrumpir el reforzamiento de la conducta desviada, es


necesario que la persona encuentre otras fuentes y estrategias de
validación personal, a través de la aceptación y valoración de otros
significativos.

Interaccionismo simbólico

Esta teoría atiende a los patrones de respuesta recíproca y


secuenciales, mediante los cuales los actores se ajustan a las
conductas de los otros, perciben respuestas a sus acciones y, luego,
adoptan sus movimientos posteriores de acuerdo con esas
interpretaciones (Blumer, 1969; Stryker, 1980; cits. en Tittle, s/a).

La identidad parece clave en la formación de la autoestima. Según


Matsueda (1992) y Kaplan (1980) el proceso que orienta el ajuste
conductual interpretativo al mundo de los otros es el intento, por
parte del individuo, de formar o preservar un sentido del sí mismo
significativo. Las conductas criminales serían reflejo de una pobre
autoestima o una forma de superar auto actitudes negativas, de modo
que dicha conducta ha sido interpretada como una forma de sostener
una identidad prestigiosa (Katz, 1988). El crimen es útil para el
perpetrador, no a causa de los productos directos que entrega, sino
porque afianza la autoestima o confirma los auto conceptos.

Es importante añadir que las conductas criminales pueden resolver,


subjetivamente, el efecto que la estigmatización tiene sobre el sujeto
proveyéndolo de una forma de autoafirmación y de modos de
suspender o aplazar el auto desprecio (Becker, 1963; Lofland, 1960;
cits. en Tittle, s/a).

Los distintos elementos del tema identidad está integrados en la teoría


del auto desprecio (Kaplan, 1980, 1995: cit. en Becoña, 1997). De
acuerdo con ella, los seres humanos están compelidos a maximizar las
actitudes positivas hacia sí mismos y evitar las negativas. La teoría
señala las principales influencias en la dirección y magnitud de las
evaluaciones personales, como bien las condiciones previas que las
afectan. Cuando las influencias producen auto - evaluaciones
negativas, el compromiso de las personas con el sistema normativo se
debilita, y ellas llegan a estar motivadas para violar las normas. La
criminalidad viene, por tanto, de una combinación de ausencia, o
debilidad, del deseo de conformarse con las normas de un contexto
social adverso y de apertura a las posibilidades que podrían mejorar la
autoestima personal.

Kaplan nota que la medida en que las conductas problema ayudan a


resolver el problema de las auto actitudes depende de un número de

38
condiciones, incluyendo la severidad y certeza del castigo (que puede
exacerbar la situación), la naturaleza del acto criminal por sí mismo
(algunos actos pueden hacer que uno pierda aún más autoestima y
puede cambiar las reacciones de los otros) y las características de la
persona (tales como las percepciones y consideraciones morales).

5.3.3.AUTOCONTROL

Existe una abundante evidencia empírica que permite distinguir el


autocontrol como una variable consistentemente relacionada con las
conductas antisociales. Capsi et al. (1994, cit. en Rutter et.al., 2000)
estudia el tema utilizando los datos de las investigaciones
longitudinales de Dunedin y Pittsburg; en ambas muestras, para
varones y mujeres y diferentes grupos étnicos, se asociaban con la
delincuencia un débil autocontrol o una elevada impulsividad, así
como una emotividad negativa (en un sentido de una marcada
tendencia a estar enojado, ansioso o irritable)33.

Tremblay et al. (1994) demostró de manera semejante que la


impulsividad era el mejor predictor de la delincuencia a la edad de los
13 años. Así mismo, la conducta agresiva medida entre los 6 y 13
años predice episodios de violencias posterior entre los hombres
(Loeber, 1990, 1996; Loeber y Hay, 1996; Olweus, 1979; cits. en
Rutter et al., 2000). Igual de concluyentes son los estudios que
abordan la hiperactividad, factor que presenta la asociación más
vigorosa con la conducta antisocial34.

En esta misma línea, Gottfredson, Sealock y Koper indican que los


estudios han demostrado que los individuos que poseen una
constelación de características, que podrían ser llamadas antisociales
(incluyendo un pobre control de impulsos y agresión), están en mayor
riesgo de posteriores problemas conductuales, incluyendo uso de
drogas, delincuencia, deserción escolar, pobre desempeño laboral y
problemas de salud mental. Este conjunto de características de
personalidad está frecuentemente relacionado con un escaso
desarrollo de competencias y habilidades sociales; por ejemplo,
sujetos con bajos niveles de autocontrol pueden encontrar más difícil
controlar impulsos para actuar de maneras autogratificantes, pero

33
Estos rasgos se muestran consistentes con aquellos que señalan que “ser problemático” o “difícil de
manejar” a la edad de los 3 años predice la actividad delictiva a la de 11 (White et al., 1990; cit. en
Rutter et al., 2000).
34
Rutter et al. citan un conjunto de estudios que documentan esta relación, entre ellos un conjunto de
investigaciones longitudinales: “El estudio de Cambridge de chicos de zonas deprimidas del centro de
Londres (Farrington, 1992), el estudio longitudinal de Christcurch (Fergusson y Horwood, 1993;
Fergusson, Horwood y Lloyd, 1991), el estudio de Pittsburgh (Loeber et al., 1993), el longitudinal sueco
de Magnusson (Magnusson et al., 1993), el estudio de Dunedin (McGee et al., 1984, Moffilt, 1990), el
estudio de Montreal (Soussignan et al., 1992)”.

39
socialmente inaceptables y en concentrarse en actividades orientadas
a metas, tales como aquellas requeridas para un desempeño escolar
exitoso. Estas conductas incompetentes incrementan la probabilidad
de rechazo de los pares y juicios de incompetencia por parte de los
profesores.35

Teorías explicativas

Teoría de la influencia triádica de Flay y Petraitis

Esta teoría considera varios niveles para explicar las causas de la


conducta, relacionados con grupos de influencias sobre ella, que se
desplazan a través de los niveles. Estos son:

a) Influencias culturales y ambientales sobre el conocimiento y


valores que influencian las actitudes;
b) Influencias contexto-situación social sobre los vínculos sociales y el
aprendizaje social, influyendo las creencias sociales normativas; y
c) Las influencias intrapersonales sobre la determinación y el control
de uno mismo y las habilidades sociales, que conducen a la auto
eficacia.

Las dimensiones básicas de la personalidad consideradas en esta


teoría corresponden a:

- Control personal: restricción conductual, impulsividad, persistencia


en una tarea, hiperactividad, agresividad y motivación de logro.
- Control emocional: ajuste psicológico, estabilidad emocional,
neuroticismo y angustia emocional.
- Introversión/extraversión: actividad social, adaptabilidad social y
asertividad.
- Sociabilidad: simpatía, sumisión y conformidad.
- Inteligencia general.

El autocontrol sería la habilidad básica, actuante sobre las acciones y


el estado de ánimo, que permitiría el desarrollo de una autoestima y
auto concepto coherentes y sólidos. Esto redunda en un sentido de
uno mismo y una competencia social general, lo que a su vez supone
una mayor autodeterminación. Unido a un conjunto de habilidades
sociales específicas, conduce a una mayor auto eficacia con respecto a
una conducta concreta.

35
Dodge, Petit, McClaskey, Brown, 1986; McFall, 1982: Rubin y Krasnor, 1986; cits. en Gottfredson,
Sealock y Koper, 1996.

40
Modelo de Control de Santa Creu et al.

El comportamiento es un intento de adaptación al ambiente y para


que dicha adaptación sea adecuada, es necesario aprender distintas
habilidades. El adolescente busca conseguir fuentes de refuerzo
alternativas a las que tiene para lograr independencia del referente
paterno y conseguir autocontrol. El autocontrol “puede implicar tanto
la ejecución de la respuesta deseable como la inhibición de la
indeseable, pero supone un esfuerzo consciente para su consecución;
el sujeto debe renunciar a una consecuencia inmediata positiva o
someterse a una aversiva para conseguir una gratificante a largo plazo
(demora del refuerzo) (Santa Creu et al., 1991; cits. en Becoña, 1997).
La obtención del refuerzo demorado o final es la respuesta de control
(RdC), que puede definirse como “aquella cuya ejecución supone
siempre una renuncia voluntaria por parte del sujeto a la elección de
otras respuestas con consecuencias positivas inmediatas (Respuestas
Alternativas Inmediatas)” (Ibíd.). A su vez, para poder ejecutar una
Respuesta de Control, el sujeto ha de usar de estrategias o respuestas
auto controladoras.

El autocontrol se aprende durante la adolescencia y puede ser


adquirido como una habilidad general o como respuestas aisladas,
mediante la ejecución de distintas conductas en el individuo en
interacción con el medio, por ello “el ensayo de la conducta que el
sujeto realice, a partir de su propio repertorio conductual y las
contingencias que de dichas conductas obtenga, determinarán el
grado de autocontrol del individuo” (Ibíd.). El autor señala que
algunas de las habilidades características del autocontrol son:

a) La resistencia a la agresión tras la frustración;


b) La resistencia a la transgresión;
c) La regulación de la auto administración de refuerzos; y
d) La resistencia a la tentación.

Modelo de Autocontrol de Kanfer

Las definiciones básicas que utiliza este modelo indican que el


“autocontrol es un conjunto de estrategias aprendidas que le permiten
-al sujeto- auto modificar la probabilidad de ocurrencia de una
conducta contraria a lo esperado, de acuerdo a las influencias
externas existentes” (Kanfer, 1978). Así mismo, para Capafóns (1996)
el autocontrol opera cuando “una persona por sí misma es capaz de
cambiar la probabilidad de aparición de un comportamiento basado
en los procesos hedónicos a través de un esfuerzo y usando recursos
psicológicos propios” (cit. en Becoña, 1997). Este modelo se conforma
de tres fases:

1. Auto observación de la conducta;

41
2. Auto evaluación; y
3. Auto refuerzo (Kanfer, 1978, cit. en Becoña, 1997).

Para la ejecución correcta de estas tres fases se requiere un conjunto


de cinco habilidades, a saber:

1. Auto observación y auto registro objetivo;


2. Selección de unos criterios específicos y realistas;
3. Búsqueda del procedimiento más adecuado para el logro del
objetivo propuesto;
4. Auto evaluación de la conducta en relación con los criterios fijados;
y
5. Programación de refuerzos para el nuevo comportamiento (Ibíd.)36.

El objetivo del entrenamiento en autocontrol, por ejemplo en el caso


de consumo de drogas, es conseguir que la persona no consuma o, si
consume, que pueda controlarse o mantener un consumo funcional.
Dado que un número importante de personas consumirá, las
estrategias de autocontrol permitirán que no se llegue a la
dependencia.

5.3.4.CONCEPTOS: AUTOESTIMA, AUTOEFICACIA, AUTOCONTROL

Dada la proximidad empírica y teorética de la auto eficacia,


autoestima y autocontrol, se puede hipotetizar que son nociones
relacionadas y que podrían formar un constructo de competencias,
debido a que dan cuenta de las distintas dimensiones de la
personalidad de los sujetos; la primera a nivel cognitivo, la segunda a
nivel cognitivo-afectivo y la tercera a nivel cognitivo y conductual. Las
tres coinciden en que su locus es el sujeto en su “interior”, es decir, los
procesos psicológicos referidos a quien los experimenta, de ahí el
prefijo “auto” que refiere una metarrelación consigo mismo, en tanto,
la autoestima, por ejemplo, supone una disposición del individuo de
aplicar un afecto sobre sí mismo, la auto eficacia a percibirse capaz de
ciertas acciones, y el auto control a tener una percepción de manejo
sobre las gratificaciones o estímulos inmediatos.

Se entiende por autoestima a la predisposición o tendencia


relativamente estable a la auto evaluación de una manera

36
Kanfer distingue entre autocontrol decisional y autocontrol programado. En el decisional, el sujeto
elige entre varias alternativas sin ejercer control después de la elección. En el programado, el control de
la conducta se mantiene después de la elección. Para Thoresen y Mahoney (1982) sólo puede haber
autocontrol cuando se dan las siguientes condiciones: a)existen varias alternativas de respuesta; b)
tales alternativas son conflictivas y: c) las conductas autocontroladas son provocadas y/o mantenidas
por consecuencias externas a largo plazo (Ibíd).

42
determinada (positiva o negativa), en los ámbitos cognitivo, afectivo y
conductual. Es la actitud de la persona hacia sí misma.

Por su parte, se define la auto eficacia como la convicción personal


que tiene el sujeto que puede ejecutar exitosamente una conducta
requerida para producir un resultado determinado, o a la percepción
de la capacidad que tiene una persona para lograr un nivel
especificado o un tipo de actuación en un lugar concreto.

En cuanto al autocontrol, se lo entiende como la percepción que tiene


el sujeto de su competencia o habilidad para auto modificar (se) o
inhibir la probabilidad de ocurrencia de una conducta basada en un
proceso hedónico. El auto control funciona cuando un sujeto, por sí
mismo, es capaz de cambiar la probabilidad de aparición de un
comportamiento, a través de su esfuerzo y usando recursos
psicológicos propios.

43
6.VARIABLES INTERVINIENTES DINÁMICAS AL NIVEL
MICROSOCIAL

Se incluye en la dimensión micro social el nivel, grado y calidad de


vinculación del joven con su familia y grupo de pares. En particular,
se consideran variables relativas a las pautas de supervisión y crianza
del grupo familiar, el apego o calidad de las relaciones familiares y la
vinculación con pares o amistades positivos, esto es, que no presenten
conductas de riesgo de infracción a la ley o que hayan cometido
delitos.

6.1.LA FAMILIA

Existe una importante masa de conocimiento acumulado en torno al


impacto de los factores dinámicos de riesgo y protección familiares en
un amplio abanico de conductas antisociales. En particular, las
investigaciones muestran una fuerte asociación entre las prácticas y
estilos parentales, los patrones de interacción familiar y la generación
de conductas delictivas. También hay alguna evidencia de que las
actitudes y los problemas conductuales de los padres se correlacionan
con la presencia de dificultades en los adolescentes.

6.1.1.ESTILOS PARENTALES DE CRIANZA Y SUPERVISIÓN INEFICACES

Una gran cantidad de estudios longitudinales han documentado que


los estilos parentales deficitarios y las prácticas pobres de manejo
familiar son factores de riesgo que predicen un amplio conjunto de
conductas antisociales entre los adolescentes, entre las que destacan
las infracciones de ley, las conductas violentas y de riesgo y el abuso
37
de sustancias entre los adolescentes . Específicamente, en el proceso
de definición de las pautas de crianza y supervisión adecuadas de los
adolescentes, los padres tienen que satisfacer varios requerimientos
diferentes.

“- El seguimiento o supervisión eficaz de las actividades de los hijos


para que los padres puedan saber que conductas pueden tener
probabilidades de causar problemas
- Un claro establecimiento de patrones con una retroactividad
explícita e inequívoca para que los hijos puedan saber que es lo que se
37
Farrington y Loeber, en prensa, cits. en Rutter et.al. 2000; Capaldi y Patterson, 1996, Hawkins, Arthur
y Catalano, 1995, cits. en NCJRS, 2000; Patterson y Dishion, 1985, Thornberry,1994, Farrington, 1991,
cits. en Howell y Bilchik,1995; Baumrind, 1991, cit. en Igra e Irwin, 1996; Loeber y Dishion ,1983,
McCord, 1978, cits. en Gottfredson et.al.,1996.

44
espera de ellos
- Una hábil desviación para evitar el desarrollo de enfrentamientos y
crisis.
- Receptividad a las sensibilidades y necesidades de los hijos
- Fomento de la conducta prosocial, la propia eficacia y la solución
de problemas sociales.
- Estímulo del desarrollo de controles internos por medio de la
comunicación abierta, el reconocimiento de los derechos de los hijos y
la aceptación de la responsabilidad.” (Rutter et.al. 2000).

Los estudios de seguimiento (Patterson, 1982: Larzelere y Patterson,


1990, cits. en Rutter et.al. 2000) han evidenciado el grado en que los
padres de niños con problemas tienden a fracasar en todos estos
ámbitos. En concreto, no efectúan un seguimiento (de modo tal que
ignoran donde están los adolescentes y lo que hacen con su grupo de
pares): sus órdenes son ambiguas y poco claras: las medidas
disciplinarias y de castigo son tanto un resultado de sus propios
estados emocionales como de la conducta del adolescente: no se
preocupan de los rasgos prosociales: y su estilo autoritario muestra
poca apertura a las demandas y sentimientos de los hijos.

• Estilos de supervisión parental e infracciones de ley

De acuerdo a la evidencia empírica, los estilos de crianza y las


prácticas de supervisión que más se correlacionan - positiva o
negativamente - con las conductas delictivas y otros comportamientos
de riesgo son los siguientes:

- Estilo parental autoritario: los padres son demandantes, no


receptivos y suelen rechazar a los adolescentes. Las prácticas de
disciplina son excesivamente severas, duras o castigadoras con los
jóvenes. Se ha observado que este estilo parental es el principal
predictor de problemas durante la adolescencia (Baumrind, 1991, cit.
en Igra e Irwin, 1996).

En general, las vías que intervienen en la consolidación de un estilo


parental autoritario son las siguientes: “a) un desarrollo social
deficiente que supone malas relaciones y una manera ineficaz de
solucionar los problemas sociales: b) un aprendizaje de que la
conducta agresiva merece la pena y: c) una relativa incapacidad para
desarrollar vínculos sociales y por ende una falta de constricciones
(restricciones) sociales que aparten comportamientos que podría
perjudicar a otras personas. Es probable que en cada uno de estos
procesos esté contenido un cierto grado de crianza coercitiva”. (Rutter,
et.al., 2000:266-268)

- Estilo parental negligente y permisivo: los padres son receptivos y


no demandantes con los adolescentes. Predominan las prácticas de

45
disciplina laxas y erráticas, y no existen expectativas y normas claras
de conducta. Este estilo se expresa en bajos niveles de supervisión
parental, que repercuten en un escaso conocimiento de los padres en
torno a las amistades y actividades del joven en su tiempo libre. Esto
implica el fracaso en la supervisión y monitoreo de los adolescentes y
un mayor riesgo de conductas delictivas.

- Estilo parental democrático: los padres son demandantes y


receptivos. Constituye un factor protector de conductas de riesgo
como la violencia y el abuso de sustancias (Baumrind, 1991, cit. en
Igra e Irwin, 1996: Wells y Rankin 1988; cits. en NCJRS, 2000).

- Las prácticas de disciplina inconsistentes y el desacuerdo parental


sobre la crianza de los hijos adolescentes son factores de riesgo de
infracciones de ley y la violencia (Maguin, 1995; Farrington, 1989;
Wells y Rankin, 1988; cits. en NCJRS, 2000).

6.1.2.EL APEGO Y LA VINCULACIÓN PADRES-HIJOS

Existe evidencia sobre el papel protector que tienen las relaciones


cálidas y cohesivas padres -hijos sobre la emergencia de conductas
delictivas. Algunos estudios han encontrado que cuando los padres
les proporcionan apoyo emocional y aceptación, y tienen una relación
cercana con ellos, los adolescentes tienen una menor probabilidad de
desarrollar conductas problema. Las interacciones que predicen la
iniciación y mantención de la delincuencia son aquellas que enfatizan
vínculos fríos y de rechazo, con falta de involucramiento y carencia de
tiempo libre compartido. 38 Sin embargo, otros estudios no han
encontrado una relación significativa entre una pobre vinculación
familiar y la violencia por parte de los adolescentes (Williams, 1994;
Elliott, 1994, cits. en NCJRS, 2000).

• Malos tratos y violencia familiar

Es importante considerar que una de las problemáticas relativas a la


familia más prevalentes entre los jóvenes infractores de ley atendidos
por la Red SENAME es el maltrato. Específicamente, para las
categorías de delitos contra la propiedad, contra las personas y contra
la familia y la moral, los porcentajes de maltrato alcanzan al 18%,
19.8% y 18.7% (SENAME, 2001). Estas proporciones son bastante

38
Turner, Irwin, Tschann, Millstein, 1993, cits. en Igra e Irwin, 1996; Snyder, Patterson, 1987, cit. en
Gottfredson et.al. 1996: Farrington, 1989, cit. en NCJRS, 2000.

46
superiores a las tasas de permanencia en la calle (que no sobrepasan
el 7% para las categorías consideradas) y abandono familiar (no
supera el 2%), lo que denota que las familias de los infractores tienen
un alto nivel de conflictividad, están en riesgo de desintegración, pero
permanecen juntas al fin de cuentas.

Existen antecedentes consistentes de que los malos tratos, la


conflictividad y la violencia intra familiar parecen incrementar la
probabilidad de violencia y conductas de riesgo posteriores 39 . Sin
embargo, la mantención de una relación estable, cálida y armoniosa
con al menos uno de los progenitores parece ser protectora en el
contexto de la discordia y el conflicto familiar general40.

• Actitudes y conductas parentales

Se ha observado que las actitudes y conductas de los padres u otros


adultos o familiares significativos tienen un papel importante en la
participación de los adolescentes en conductas de riesgos, por la vía
de la observación y modelamiento de la conducta de sus padres. Esta
relación está bien documentada para el abuso de drogas y el alcohol41
y en menor medida para las conductas violentas (Farrington, 1989;
Maguin, et.al., 1995, cits. en NCJRS, 2000).

6.1.3.CONCEPTOS SOBRE FAMILIA

Para los efectos de este trabajo, se evaluarán los impactos de las


intervenciones en los siguientes aspectos relativos a la familia: a) los
estilos de supervisión y control parental: b) la calidad de las relaciones
(interacciones) familiares: y) las actitudes y conductas de los restantes
integrantes de la familia.

• Estilos de supervisión

Esta dimensión alude a las pautas, patrones o prácticas


predominantes de supervisión, control y monitoreo de las conductas
de los adolescentes por parte de sus padres o adultos significativos.

Como estilos de supervisión autoritarios o coercitivos se consideran


todas aquellas prácticas de control parental que son demandantes,

39
Farrington, 1989; Mc Cord, 1979; Maguin et.al., 1995: Elliott, 1994, cits. en NCJRS, 2000: Bijur,
Kurzon, Hamelsky y Power, 1991, cit.s en Igra e Irwin,1996: Loeber y Dishion, 1984, cits. en Rutter,
M.,et.al. 2000.
40
Dubow y Luster, 1990: Egeland, 1993: Jenkins y Smith, 1990; Reiss et.al., 1995: Rutter, 1997, cits.
en Rutter, et.al., 2000.
41
Hawkins, Fitzgibbons, 1993: Werner, 1991; cit. en Igra e Irwin,1996: Peterson et.al., 1994; cits. en
NCJRS, 2000; Rutter, et.al., 2000

47
excesivamente severas, duras, castigadoras y no receptivas con los
adolescentes. Se las entiende como un factor de riesgo.

Por su parte, los estilos de supervisión negligentes y permisivos son


todas aquellas pautas de control parental no demandantes, laxas,
erráticas, sin expectativas y normas claras de conducta y con alta
receptividad con los adolescentes. Estos patrones se expresan en
niveles bajos de monitoreo parental, que repercuten en un escaso
conocimiento de los padres en torno a las amistades y actividades del
joven en su tiempo libre.

Los estilos de supervisión democráticos son todas aquellas prácticas de


control parental demandantes y receptivas con los adolescentes. Se
caracterizan por el predominio de expectativas y normas de conducta
claras, que consideran pautas de castigo consistentes y no erráticas.

• Calidad de las Relaciones Familiares

Este aspecto alude a la calidad general de las relaciones e


interacciones entre los integrantes del sistema familiar, que refieren a
los vínculos y a las pautas de apoyo emocional y afectivo entre los
familiares.

Se entiende como relaciones familiares apoyadoras a todas aquellas


interacciones caracterizadas por el predominio de vínculos
acogedores, de apego emocional, aceptación y de cercanía entre los
distintos integrantes del grupo familiar. Se las considera como
factores de protección.

Se considera como relaciones familiares no apoyadoras a todas


aquellas interacciones caracterizadas por el predominio de: a) vínculos
fríos, de escaso apego emocional, rechazo y lejanía: b) de relaciones
caracterizadas principalmente por pautas de comportamiento
conflictivas, agresivas y violentas. Se las define como factores de
riesgo.

• Actitudes y conductas de los integrantes del grupo familiar

Esta dimensión refiere al nivel de exposición de los adolescentes a


modelos normativos y de comportamiento prevalentes entre sus
padres o adultos significativos en su grupo familiar. Se distingue entre
modelos antisociales y prosociales.

Por modelos normativos y de comportamiento antisociales se entiende


al predominio, entre los padres u otros familiares significativos en la
vida del adolescente, de actitudes y conductas que tienen una alta
probabilidad de comprometer y/o provocar daños físicos, psicológicos
y sociales al sujeto ejecutante y a terceras personas.

48
Por modelos de comportamiento prosociales se entiende al predominio,
entre los padres u otros familiares significativos en la vida del
adolescente, de actitudes y conductas que tienen una baja
probabilidad de comprometer y/o provocar daños físicos, psicológicos
y sociales al sujeto ejecutante y a terceras personas.

6.2.GRUPO DE PARES

El desarrollo normal adolescente implica la búsqueda de


independencia y autonomía de la familia y la identificación con un
grupo de pares. Durante este proceso, se ha observado que la
influencia de los padres tiende a caer, en la medida en que se
incrementa la importancia de los amigos. En este marco, distintas
perspectivas teóricas de la criminología han considerado al grupo de
pares como un factor relevante para la comprensión o explicación de
la iniciación y mantención de las conductas delictivas durante la
adolescencia.

• La teoría del aprendizaje social

La teoría del aprendizaje social sostiene que las conductas delictivas


se aprenden en gran medida a través de las interacciones con el grupo
de pares. Los conceptos centrales de la teoría son: asociación
diferencial, definiciones favorables e imitación y refuerzo42.

- Asociación diferencial con pares infractores. “La probabilidad de


que las personas se involucren en conductas desviadas y criminales
es mayor cuando se asocian diferencialmente con otros que cometen
conductas criminales y sostienen definiciones favorables a ellas”
(Akers 1998; cit. en Krohn, M., 2000). De esta manera, las personas
quedan más expuestas a modelos criminales, tienden a definirlos
como deseables o justificados, y experimentan una mayor satisfacción
por la ejecución de conductas desviadas.

- Definiciones favorables a la infracción de ley: las conductas


delictivas expresan valores, orientaciones normativas, actitudes,
habilidades y estándares criminógenos internalizados. Los
adolescentes, por la vía de su asociación en grupos, aprenden
definiciones cognitivas y evaluativas que les permiten discriminar

42
Akers et.al. 1979, cits. en Gottfredson et.al. 1996; Akers, 1985: Conger y Simons, 1997, cits. en Tittle,
2000; Sutherland y Cressey, 1978, cits. en Rutter et.al., 2000

49
entre las conductas como buenas o malas, y que les sirven como
criterios de valoración de las consecuencias de las conductas que
podrían esperarse en un contexto determinado.

- Imitación y refuerzo. Los pares delincuentes modelan conductas


para los otros, que las aprenden a través del refuerzo o la imitación.
Desde la perspectiva del refuerzo, el proceso consiste primariamente
en aprendizaje instrumental que ocurre directamente a través de los
castigos o gratificaciones de la conducta. En el caso de la imitación, el
aprendizaje funciona vicariamente, por observación de la conducta, y
de las consecuencias que esa conducta tiene para otros.

Una de las críticas más importantes a la teoría del aprendizaje social


es la planteada por Sheldon y Eleanor Glueck (1950, cit. en Rutter
et.al. 2000), a través del argumento de que “los pájaros del mismo
plumaje vuelan juntos”. Rutter et.al. (2000), sostienen una posición
intermedia, al indicar que existen poderosos efectos de selección
mediante los cuales los individuos antisociales tienden a elegir amigos
similares, pero que también las características del grupo de pares
ejercen una influencia sobre las probabilidades de iniciación,
persistencia o desistimiento de conductas delictivas.

• Teorías del control y la influencia social

Las aproximaciones ambientales o de control se enfocan en las


condiciones sociales o procesos que debilitan los controles sociales
formales e informales (Janis y Mann, 1977 cits. en Rubin et.al. 1996).
Jessor y Jessor (1977, cits. en Rubin et.al. 1996) enfatizan el fracaso
de la vinculación convencional a la familia, la escuela y los sistemas
comunitarios. En la ausencia de estos vínculos convencionales, puede
ocurrir la vinculación a pares o grupos desviantes. De esta manera, la
pérdida de los vínculos con las instituciones formales, y el incremento
de la influencia de los grupos de pares antisociales explicarían la
aparición y mantenimiento de las conductas de infracción a la ley.

• Interaccionismo Simbólico y Teorías del self

La teoría del interaccionismo simbólico se enfoca en las acciones a


través de las cuales los individuos buscan preservar un sentido
significativo del self o ganar auto conceptos significativos (Blumer,
1969: Stryker, 1980, Kaplan, 1980: Matsueda, 1992 cits. en Tittle,
2000), proceso que durante la adolescencia tiene un espacio
privilegiado en el grupo de pares.

Para las teorías del self, la persona depende sustancialmente de las


reacciones y evaluaciones de los otros. Por tanto, el desarrollo y la
mantención de auto conceptos son motivadores claves de la conducta.
Desde esta mirada, las conductas de infracción a la ley proporcionan

50
un medio para superar auto-actitudes negativas y sostener una
identidad prestigiosa (Kaplan, 1975, 1980: Rosenberg y Rosenberg,
1978: Katz, 1988: Short y Strodtbeck, s/a, cits. en Tittle, 2000).
También se las ha interpretado como una adaptación a una identidad
estigmatizada (Becker, 1963, Lofland, 1969 cits. en Tittle, 2000).

• Grupo de pares y conductas de infracción a la ley: la evidencia


empírica

Los estudios sugieren que la asociación con pares delincuentes es uno


de los predictores más consistentes de delincuencia posterior y de
reincidencia 43 , así como de otras conductas de riesgo 44 (abuso de
alcohol, drogas ilegales y las conductas sexuales precoces). En
general, la evidencia muestra que el formar parte de un grupo de
pares delincuentes se asocia con la persistencia en las conductas de
infracción a la ley, mientras que el tener pocos amigos delincuentes se
asocia con el desistimiento. La consecuencia es que la asociación con
un grupo de coetáneos con problemas y la pertenencia a una pandilla
ejerce una clara influencia sobre las conductas delictivas.

Las investigaciones también han reportado alguna evidencia que


tiende a favorecer más a la teoría del aprendizaje social que a las
perspectivas del self. Por ejemplo, Warr y Stafford (1991, cits. en
Rutter et.al. 2000) señalan que los efectos de los pares delincuentes
no vienen en alto grado mediados por las actitudes del grupo: más
bien, los efectos parecen originarse en la conducta de estos. Agnew
(1991, cit. en Rutter, et.al., 2000) indica que los efectos de los pares
son más importantes cuando las personas están estrechamente
vinculadas con los coetáneos delincuentes, cuando pasan mucho
tiempo con ellos, cuando el grupo aprueba fuertemente las actividades
delictivas y cuando las actividades del grupo sirven para crear
presiones para el involucramiento en conductas antisociales.

Quizás más relevante para propósitos de intervención social ha sido el


hallazgo de que la calidad de la vinculación con los padres hace poco
para contrarrestar las influencias del grupo de la misma edad. Aún
cuando los jóvenes provengan de familias bien manejadas, y no
experimenten otros factores de riesgo, el solo ocupar el tiempo con
amigos involucrados en problemas aumenta grandemente el riesgo de
desarrollar problemas similares (Warr, 1993, cit. en Rutter et.al. 2000:
43
Howell y Bilchik, 1995: Simourd y Andrews, 1994, cit. en Cottle et.al. 2001; Mc Cord, 1990, cit. en
Igra e Irwin, 1996; Farrington, 1986, Loeber et.al., 1991, Fergusson y Linksey, 1996: Quinton, 1993,
cits. en Rutter et.al. 2000; Gottfredson et.al. 1996: Battin, 1998, Elliott, 1994, cits. en NCJRS, 2000)
44
Jessor y Jessor ,1977, Jessor, Chase, Donovan, 1980, Billy y Udry, 1985, Kandel, 1985, Newcomb,
Bentler, 1989, cits. en Igra y Irwin, 1996.

51
Howell y Bilchik, 1995). Sin embargo, también se ha observado que el
pasar tiempo libre con la familia reduce la influencia de los pares. Es
probable que el seguimiento y supervisión de los padres sea
importante para la restricción de las actividades de los jóvenes con
coetáneos antisociales (Warr, 1993, Small, 1995; cits. en Rutter et.al.
2000).

Igualmente, se ha encontrado que las influencias de los coetáneos en


la generación de conductas de riesgo son más importantes durante la
adolescencia que en la infancia temprana (Thornberry y Krohn, 1997;
cits. en Rutter et.al. 2000: Ageton, 1983, Moffitt, 1993 cits. en NCJRS,
2000) Se ha aventurado que existe más espacio para que la conducta
antisocial que comienza en la adolescencia se vea afectada por el
grupo de pares, debido a las siguientes situaciones: a) comparados
con los niños, los adolescentes pasan más tiempo con los amigos y
menos con la familia: b) a que la naturaleza de las relaciones con los
pares cambia con la edad, de manera tal que las amistades
adolescentes implican compartir más sentimientos e ideas y están
menos abiertas a la supervisión de los padres y: c) a que los otros
factores de riesgo son menos influyentes (NCJRS, 2000; Hartup, 1983,
cit. en Rutter et.al. 2000).

6.2.1.CONCEPTOS SOBRE EL GRUPO DE PARES.

El presente estudio considera la determinación de resultados de las


intervenciones con infractores de ley en el nivel de exposición de los
adolescentes a modelos de comportamiento prevalentes entre sus
pares. Nuevamente, se diferencia entre modelos antisociales y
prosociales, pero desde la perspectiva de los pares.

El grupo de pares antisocial sería aquel caracterizado por el


predominio de modelos actitudinales y de comportamiento que
involucran una alta probabilidad de comprometer y/o provocar daños
físicos, psicológicos y sociales al sujeto ejecutante y a terceras
personas.

El grupo de pares prosocial sería aquel caracterizado por el


predominio de modelos actitudinales y de comportamiento que
involucran una baja probabilidad de comprometer y/o provocar daños
físicos, psicológicos y sociales al sujeto ejecutante y a terceras
personas. Constituye un factor protector de la reincidencia.

52
7.VARIABLES INTERVINIENTES DINÁMICAS AL NIVEL
MESO - MACRO SOCIAL

Las teorías sociológicas que han elaborado planteamientos sobre el


papel de la pobreza y de la estructura de oportunidades, en la
generación de conductas delictivas, son bastante numerosas. Por
ejemplo, la teoría de la anomia de Merton (1938, 1957, cit. en Rutter
et.al. 2000) postuló que la delincuencia era consecuencia de la tensión
entre los objetivos culturales y los medios disponibles para
alcanzarlos. Por su parte, Cohen (1956) destacó la falta de
oportunidades para conquistar un nivel y prestigio social. Mays
(1954, 1972, cit. en Rutter et.al. 2000) describió la delincuencia como
un medio normal de comportarse dentro de una subcultura
desfavorecida. En el caso chileno, se ha planteado que la delincuencia
juvenil “se asocia a los estratos más bajos del sistema y a la falta de
acceso a la estructura de oportunidades” (Cooper, 2000: 165).

Es claro que los jóvenes infractores de ley constituyen un grupo en


situación de exclusión social. La exclusión “dura” ha sido descrita
como el producto de la confluencia entre estructuras de
oportunidades asimétricas y sinergias destructivas entre los diferentes
tipos de desventajas, donde la situación desfavorecida en un ámbito
tiene un efecto de derrame en las dimensiones restantes (IILS, 1997,
cit. en Kabeer, 1999). En consecuencia, se deben plantear objetivos de
integración en al menos tres aspectos de la exclusión de los jóvenes: a)
acceso a las redes comunitarias e institucionales de apoyo: b)
inserción escolar y: c) inserción laboral.

7.1.ACCESO A LAS REDES DE APOYO COMUNITARIAS E


INSTITUCIONALES

La exclusión social es una propiedad del marco socio - institucional


básico, que se expresa en sistemas de distribución de bienes
materiales y simbólicos injustos, en el sentido de que a ciertas
categorías de personas se les niegan oportunidades que se les
proporcionan a otras personas comparables. Específicamente, se han
identificado algunos mecanismos institucionales que tienden a
perpetuar la exclusión para los grupos más pobres: el sesgo
institucional, el cierre social y las prácticas no normadas45.
45
Bachrach y Baratz (cit. en Kabeer, 1999) definen el sesgo institucional como el conjunto predominante
de valores, creencias, rituales y procedimientos institucionales que operan sistemática y

53
En el caso de los jóvenes infractores de ley, una buena parte de las
dificultades de inserción social se deben al carácter excluyente y
discriminador de los mecanismos de selección y las metodologías de
intervención de los programas sociales (SENAME, 2001, proyecto
piloto). La discriminación social de los adolescentes indica que la
sociedad tiende a desligarse de la responsabilidad que le compete en
la formación de las conductas delictivas, asumiendo un creciente
distanciamiento respecto de los jóvenes que se encuentran en esta
situación y fomentando acciones que los van relegando a una posición
cada vez más segregada dentro del sistema social (Cortés, 2001). 46

De manera que la discriminación de las instituciones y los espacios


sociales convencionales afecta las relaciones que el adolescente
establece con su barrio y la comunidad y limita sus posibilidades de
integración social. Normalmente, el joven tiende a realizar su
inserción en condiciones adversas, “adscribiendo a modalidades de
integración de carácter alternativo, con el fin de compensar la falta de
acceso a los servicios regulares” (SENAME, 2001, proyecto piloto).

Por tanto, el conocimiento y acceso a los servicios de la red de apoyo


comunitaria e institucional es una pre-condición de la inserción social
efectiva (escolar y laboral) de los adolescentes. En este marco resulta
relevante el papel de “puente” que puedan desempeñar los programas
de atención a los infractores de ley, la generación por parte de la red
institucional de condiciones efectivas para que el sujeto pueda
participar de su atención y las habilidades desarrolladas por el sujeto
para reconocer la existencia de éstas y canalizar adecuadamente sus
requerimientos.

Las redes institucionales de apoyo son todas aquellas que surgen a


partir de la relación existente entre los distintos servicios
dependientes del Estado y los organismos colaboradores, y que
proporcionan apoyo a los jóvenes en aspectos como el acceso a la
atención en salud, la educación, la vivienda y la previsión social.

Las redes comunitarias son aquellas que surgen de la asociatividad


presente en la propia sociedad civil, que se constituyen a partir de las
características de su entorno social cercano, que poseen una
estructura propia y que permiten al adolescente participar y mantener

consistentemente para beneficiar a ciertas personas y grupos a expensas de otros. conflictos de


intereses entre aquellos que participan en las instituciones y quienes no lo hacen. Por su parte, el cierre
social alude a la restricción de las oportunidades a un círculo limitado de elegibles, y las prácticas no
normadas refieren a la brecha entre las reglas y su implementación (normas informales que impiden el
acceso a recursos).
46
A juicio de J. Cortés (2001), esta tendencia se cristaliza en la consideración del "delincuente" como
una "minoría desviada, que cumple un rol casi de enemigo interno, movilizando y acaparando todos los
temores y obsesiones colectivas en la vida moderna".

54
relaciones constructivas y autónomas con otros entes de la sociedad
(como por ejemplo, el Estado). Dentro de éstas destacan las juntas de
vecinos, clubes deportivos, agrupaciones culturales, grupos religiosos,
etc.

7.2.LA ESCUELA

La literatura muestra que la permanencia en la escuela y las buenas


experiencias escolares constituyen factores protectores de la comisión
posterior de conductas de infracción a la ley entre jóvenes
provenientes de sectores urbano – marginales. Inversamente, se ha
señalado que el abandono escolar es uno de los mayores predictores
de la iniciación y reincidencia en la delincuencia y otras conductas de
riesgo47 como el abuso de drogas.

La asociación abandono escolar – infracciones a la ley es corroborada


por los porcentajes sustancialmente altos de deserción escolar que
muestran los jóvenes vigentes a octubre del 2001 en la Red Atención
SENAME 48 . El abandono escolar temprano también constituye una
variable que tiende a bloquear los resultados de las intervenciones
resocializadoras49.

• Factores asociados al abandono escolar y la delincuencia.

Es bastante probable que el abandono escolar resulte de las


experiencias escolares negativas, así como del efecto de atracción que
pueden representar fuentes de gratificación alternativas. Entre las
variables que juegan un papel en el abandono escolar, se pueden
mencionar:

-Factores estructurales, como la pobreza50


-La ideología o cultura del fracaso que sustenta el sistema escolar
formal, la que se acentúa con los jóvenes infractores, que suelen ser
discriminados y estigmatizados. También destaca el uso de la
repitencia como mecanismo disciplinador (García Huidobro, 2000).
-Factores individuales, como la frustración o carencia de expectativas,
y las dificultades de aprendizaje (derivadas de la hiperactividad)

47
Simourd y Andrews, 1994, cits. en Cottle et.al. 2001; Bachman, Green, Wirtanen, 1971: Gottfredson,
1981, 1987: Grissom, Shepard, 1989: Jessor y Jessor, 1987: Kandel, Kessler, Margulies, 1978: Lloyd,
1978: Loeber y Dishion, 1983, cits. en Gottfredson et.al. 1996; Rutter et.al.. (2000; Catalano y Hawkins,
1996; Hirschi, 1969, cits. en NCJRS, 2000.
48
Las tasas de deserción son especialmente altas entre los adolescentes ingresados por delitos contra
las personas (39.3%) y delitos contra la propiedad (35%) (SENAME, 2001)
49
Por ejemplo, el estudio de evaluación de las Comunidades Terapéuticas del Hogar de Cristo
encontró que la situación de reinserción social de sus egresados mejoraba en la medida en que
aumentaba su nivel de escolaridad (Egenau y Villatoro, 2000).
50
Fashola y Slavin, 1997).

55
(Rutter, et.al. 2000)51.
- La atracción representada por la obtención de fuentes de ingreso
complementarias para el grupo familiar, o situaciones de crisis, tal
como embarazo adolescente52.

La repitencia, el fracaso académico o el bajo rendimiento educativo,


especialmente en los últimos grados de la enseñanza básica,
constituyen los predictores más importante del abandono escolar y de
una serie de dificultades adicionales53. Para algunos investigadores, la
experiencia de fracaso en sí misma, no necesariamente la falta de
habilidades escolares, aumenta el riesgo de deserción escolar y de
conductas problema (Jessor, 1976; Farrington, 1991, cits. en Howell y
Bilchik, 1995).

En particular, las buenas experiencias escolares, sobre todo cuando


suponen responsabilidad o éxito, tienen un papel protector de la
deserción escolar, en la medida en que tienden a aumentar la
autoestima y la auto – eficacia escolar (Dubow y Luster, 1990: Losel y
Bliesener, 1994: Werner y Smith, 1982, 1992, Quinton y Rutter, 1988;
cits.en Rutter et.al. 2000).

Los estudios generalmente apoyan la hipótesis de que un bajo


compromiso con la escuela y las metas convencionales se asocia con
la deserción escolar y con la aparición de otras conductas de riesgo.
Se cree que el escaso compromiso y las bajas aspiraciones
educacionales y ocupacionales, especialmente durante la
adolescencia, debilitan el vínculo escolar y se expresan en bajos
niveles de esfuerzo invertidos en el trabajo escolar54. Sin embargo, en
otros estudios no se ha encontrado esta asociación (Elliott, 1994:
Mitchell y Rosa, 1979 cits. en NCJRS, 2000).

También se ha observado que las inasistencias reiteradas a clases se


asocian con la deserción escolar, y principalmente con la comisión de
conductas delictivas (Quinton y Rutter, 1988; Farrington, 1995;
Graham y Bowling, 1995; Robins y Robertson, 1996: cits. en Rutter
et.al. 2000). Es probable que la inasistencia a la escuela tiende a
51
La hipótesis de la mediación genética de las conductas delictivas podría ser bastante difícil de digerir
para las personas más habituadas a explicaciones que reducen la delincuencia a causas estructurales
y a los procesos de interacción. Sin embargo, en los últimos años bastantes estudios han generado
evidencia que al menos permite atribuir algún “porcentaje de varianza” a la mediación genética (Rutter,
et.al. 2000).
52
Fashola y Slavin, R. (1997).
53
Bachman, Green, Wirtanen, 1971: Gottfredson, 1981, 1987: Grissom, Shepard, 1989: Jessor y
Jessor, 1987: Kandel, Kessler, Margulies, 1978: Lloyd, 1978: Loeber y Dishion, 1983, cits. en
Gottfredson et.al. 1996; Simourd y Andrews, 1994, cits. en Cottle et.al. 2001; Maguin y Loeber, 1996;
Denno, 1990, cits. en NCJRS, 2000; Rutter et.al. 2000: García Huidobro, 2000.
54
Hirschi, 1969: Bachman, O´Malley, Johnston, 1978: Jessor y Jessor, 1977, cits. en Gottfredson et.al.
1996; Gottfredson, 1988; Johnston, 1991 cits. en Howell y Bilchik, 1995; Catalano y Hawkins, 1996;
Hirschi, 1969, cit.s en NCJRS, 2000

56
facilitar el paso a la delincuencia, al proporcionar oportunidades
adicionales para la mala conducta. (Rutter et.al. 2000). Otros
indicadores mencionados son el incumplimiento de las reglas del
establecimiento (Gottfredson, 1988; cit. en Howell, J.C., Bilchik, S.,
1995) y los cambios o transiciones escolares (Berg, 1984; Ekblom.,
1979; cits. en Rutter et.al. 2000).

7.2.1.CONCEPTOS SOBRE LA INSERCIÓN ESCOLAR.

Esta investigación considera la identificación de los resultados de las


intervenciones con infractores de ley en su nivel de inserción escolar,
atendiendo a que la permanencia en la escuela constituye un factor
protector de futuras conductas infraccionales. Dada la alta tasa de
deserción escolar que evidencian los jóvenes atendidos por la Red
SENAME al momento de ingresar al sistema, y teniendo en cuenta la
difícil interacción que se podría generar entre un joven que muchas
veces no cuenta habilidades escolares básicas y un sistema escolar
que tiende a ser discriminatorio, se utilizarán los siguientes
conceptos:

- Reinserción escolar total: se entenderá que el adolescente se


encuentra en una situación de reinserción escolar total cuando éste
cumpla con los requerimientos escolares mínimos de asistencia y
rendimiento académico.

- Reinserción escolar suficiente: se entenderá que el adolescente se


encuentra en una situación de reinserción escolar suficiente cuando
éste cumpla con los requerimientos escolares mínimos de asistencia al
establecimiento educacional respectivo.

-Reinserción escolar insuficiente: se entenderá que el adolescente se


encuentra en una situación de reinserción escolar insuficiente cuando
éste no cumpla con los requerimientos escolares mínimos de
asistencia al establecimiento educacional respectivo.

- No reinserción: se entenderá que el adolescente se encuentra en una


situación de no reinserción escolar cuando éste deje completamente
de asistir a algún establecimiento educacional, ya sea por haber
abandonado voluntariamente el colegio, por no haberse matriculado
en el año correspondiente, o por haber sido expulsado del
establecimiento.

57
7.3.INSERCION LABORAL

Los estudios han encontrado que la situación social desfavorecida y la


pobreza se asocian indirectamente con la delincuencia y que el
desempleo tiene una correlación directa bi-direccional con las
infracciones de ley 55 . La conducta antisocial en la adolescencia
precede y predice niveles relativamente altos de desempleo, así como
un historial de inestabilidad laboral en la vida adulta. Otras
investigaciones han encontrado que el desempleo predice la
delincuencia, tanto en la adolescencia como en la adultez. En esta
situación confluyen los siguientes factores individuales y de
estructura:

- Los jóvenes con dificultades conductuales tienen una probabilidad


mucho mayor de dejar la escuela sin titulaciones escolares y sin una
calificación laboral suficiente. Como resultado, una mayor proporción
sólo tendrá posibilidad de acceder a trabajos no calificados o semi –
calificados, con bajos sueldos.

- Los jóvenes infractores de ley tienen pocas habilidades de


“empleabilidad”. Por tanto, tienen una cierta propensión a
comportarse de maneras que los llevan a que los despidan del trabajo.
Esta tendencia se podría agravar a causa de los excesos de alcohol y
drogas y de los períodos de institucionalización (Sampson y Laub,
1993: cits. en Rutter et.al. 2000).

- Muchos trabajos no calificados tienen muy poca seguridad en


cuanto a continuidad y son proclives a incluir períodos repetidos de
paro. También se ha registrado una importante reducción en el
número de trabajos no calificados disponibles. En consecuencia, la
falta de calificación se ha convertido en una dificultad mayor que
antes (Rutter y Madge, 1976, cits. en Rutter et.al. 2000).

- La desigualdad y el desempleo se han consolidado como


problemas socio-económicos relativamente estables en las sociedades
post – industriales. De esta manera, el desempleo estaría asumiendo
una realidad más dura, convirtiéndose cada vez más en una situación
vital crónica (NACRO, 1995: Field, 1990: Wilkinson, 1995: cits. en
Rutter et.al. 2000).

- Se ha observado que el efecto del desempleo sobre las conductas


delictivas es más importante en el caso de los jóvenes que tienen
historias infraccionales previas (Farrington, et.al., 1986, Farrington
et.al. 1996, cits. en Rutter et.al. 2000). En esta situación funcionaría
55
Bolger, 1995: Conger y Elder, 1992,1993, 1994: Farnworth et.al. 1994; Farrington y Loeber, en
prensa, cits. en Rutter et.al., 2000.

58
el principio de acentuación, que indica que las tensiones de la vida
suelen acentuar las tendencias preexistentes en el comportamiento,
en vez de alterar completamente pautas de conducta. Caspi y Moffitt
(1993, cits. en Rutter et.al. 2000). También podría expresar el efecto
conjunto de: a) la reacción a la pérdida económica: b) del incremento
del tiempo y las oportunidades para el delito y: c) el aumento de la
influencia de los pares.

- Se ha verificado un efecto protector del empleo sobre la


reincidencia en conductas de riesgo, infracciones de ley y abuso de
drogas en sujetos atendidos por programas de rehabilitación, sobre
todo durante el primer año posterior al egreso. Sin embargo, esta
relación fue menos importante entre los jóvenes menores de 18 años.
(Villatoro, 2000).

7.3.1.CONCEPTOS SOBRE LA INSERCIÓN LABORAL

Esta investigación considera la identificación de los resultados de las


intervenciones con infractores de ley en su nivel de inserción laboral.
Dada la alta dificultad que presenta la interacción entre una demanda
por trabajo integrada por jóvenes estigmatizados, con bajos niveles de
habilidades ocupacionales y de empleabilidad, y una oferta laboral
cada vez más discriminatoria y con menor disponibilidad de empleos
no calificados, se utilizarán los siguientes conceptos:

- Reinserción laboral total: se entenderá que el adolescente se


encuentra en una situación de reinserción laboral total cuando cuente
con un empleo o trabajo estable.

- Reinserción laboral suficiente: se entenderá que el adolescente se


encuentra en una situación de reinserción escolar suficiente cuando
éste cuente con un empleo o trabajo ocasional o esporádico.

-Reinserción laboral insuficiente: se entenderá que el adolescente se


encuentra en una situación de reinserción laboral insuficiente cuando
éste no cuente con empleo, pero al mismo tiempo haya buscado algún
tipo de trabajo en el último tiempo.

- No reinserción laboral: se entenderá que el adolescente se encuentra


en una situación de no reinserción laboral cuando éste no cuente con
empleo y no haya buscado algún tipo de trabajo en el último tiempo.

59
8.VARIABLES INTERVINIENTES ESTÁTICAS

Las variables intervinientes estáticas son todos aquellos atributos,


características o situaciones individuales y ambientales no
modificables o insensibles a los efectos de una intervención social
planificada, y que incrementan o disminuyen la probabilidad de
reincidencia en conductas de infracción a la ley. La incorporación de
este tipo de factores dentro del modelo de reinserción es relevante por
dos consideraciones teórico - metodológicas: a) debido a que permiten
responder a la pregunta: ¿que funciona y con quienes? y: b) porque
facilitan el control de influencias “exógenas”, que están fuera del
alcance de la intervención de los programas.

8.1.GENERO

No existe un cúmulo de investigaciones sólido y abundante sobre las


diferencias de género en la comisión de delitos (Rutter, et.al. 2000). Al
parecer, aunque se detectan distinciones relevantes, los esfuerzos
investigativos sólo recientemente han atendido a ellas; es así como, el
ser varón es uno de los predictores más fuertes de la delincuencia,
entre los atributos fácilmente mensurables, entonces “si entendemos
por qué se asocia con un mayor riesgo de delincuencia, podríamos
disponer de una valiosa pista de los procesos causales que participan
en la proclividad subyacente a la conducta antisocial más en general”
(ibíd: 352).

Los autores sostienen que este patrón diferencial según género no sólo
es común a la conducta antisocial y delictiva, sino que se encuentra
en otros trastornos psicosociales y psiquiátricos y que, así mismo, por
ejemplo, para elucidar la depresión, la gama de explicaciones es tan
amplia como la de la delincuencia (Bebbintong, 1996; Macintyre, Hunt
y Sweeting, 1996; cits. en Rutter et al. 2000). Ante esta falta de
claridad se propone considerar algunas alternativas:

- “En primer lugar, puede ser que aunque la delincuencia en varones


y mujeres parece a grandes rasgos similar, en realidad representan
dos fenómenos notablemente distintos. No obstante, los testimonios
que hay indican que los factores asociados a la delincuencia en chicas
son generalmente similares a los que se aplican a los chicos.
- Otra posibilidad es que los factores de riesgo de delincuencia (como
la hiperactividad) sean más o menos los mismos en varones y
mujeres, pero haya una diferencia de sexo en su aparición.

60
- La tercera alternativa es que los factores de riesgo sean los mismos
en los dos sexos, pero que el sexo biológico o el género psicológico
proporcione algún factor adicional de riesgo o protección” (Ibíd.: 353-
354).

Así mismo, se destaca que las mujeres tienen menos probabilidades


de ser reincidentes, cometen menos infracciones, y perpetran menos
delitos realmente graves (Ibíd.: 355-360). Así mismo, los varones
tienen más coetáneos delincuentes en sus grupos sociales; el
consumo de alcohol y drogas ilícitas es más frecuente en varones;
además tienen mayor probabilidad de tener acceso a armas de fuego.
Finalmente, las chicas antisociales tienen muchas más probabilidades
que las demás de convertirse en madres adolescentes; la tendencia de
los chicos antisociales a convertirse en padres adolescentes es mucho
menos marcada (Ibíd.: 380-381).

En cuanto a los riesgos psicosociales, se ha establecido: “a) una


diferencia de género en el nivel de exposición a los riesgos; b) una
diferencia de género en la propensión o vulnerabilidad general a las
experiencias adversas; y c) una diferencia entre varones y mujeres en
la manera en la que habitualmente reaccionan a la tensión y a la
adversidad” (Ibíd.: 375). Si se atiende a la influencia del entorno social
más amplio, también se puede constatar diferencias; Maccoby (1986,
1988, 1990, 1998; cit. en Rutter et al., 2000) ha revisado una serie de
fuentes diversas, concluyendo que los grupos sociales de los niños
tienden a diferenciarse de los de las niñas en varios aspectos
importantes. Pone de relieve seis contrastes:

a) Los niños y las niñas son distintos en su estilo de interacción con


los coetáneos del mismo sexo. Las relaciones entre los niños son
más dominadoras y competitivas (...) Por el contrario, en los grupos
de niñas hay más alternancias y más relación emocional;
b) Hay una diferencia en el contenido del juego, siendo más probable
que los niños tomen parte en desafíos y en actividades arriesgadas
y de prueba de límites;
c) Los grupos de niños están más orientados a parecer
inequívocamente masculinos. Esto suele significar duro y no
femenino. Las niñas, por otra parte, tienden a encontrar más grato
que los niños el mostrar cualidades tanto masculinas como
femeninas;
d) Los grupos de niños suelen ser más grandes y más orientados a la
realización de actividades; las niñas forman con mayor frecuencia
grupos de dos y tres, que se identifican como amistades;
e) Los grupos de niños tienden a estar más apartados del mundo de
los adultos y se orientan explícitamente con mayor frecuencia a
actividades de prueba de límites que serían desaprobadas por los
adultos; y

61
f) El dominio y el estatus son más importantes dentro de los grupos
de compuestos exclusivamente por varones que en los femeninos”
(Rutter et.al. 2000: 379-380).

Finalmente, se ha identificado una pauta única de victimización -


física, emocional y sexual - como el primer paso hacia la justicia
criminal y juvenil y como determinante primario de los delitos
cometidos, típicamente, por mujeres y niñas” (Acoca, s/a: 5). Esta
autora, en un estudio sobre adolescentes mujeres en el sistema de
justicia juvenil de California, señala algunas características distintivas
de las mujeres:

g) Fragmentación familiar: las familias de las adolescentes en el


sistema juvenil están fragmentadas por múltiples estresores, entre
los que se incluye pobreza, muerte, violencia y patrones
multigeneracionales de encarcelamiento.
h) Historia de victimización: muchas adolescentes tienen una historia
de victimización violenta.
i) Victimización dentro del sistema de justicia: una vez ingresadas en
el sistema judicial juvenil, las adolescentes son vulnerables a
abusos físicos y sexuales, similares o peores que aquellos que han
experimentado en sus comunidades.
j) Graves problemas de salud física y mental: la gran mayoría de las
adolescentes dentro del sistema de justicia juvenil ha sufrido algún
problema de salud físico o mental.
k) Fracaso escolar: la experiencia de fracaso educativo es mayor entre
las adolescentes estudiadas.
l) Edad crítica: las adolescentes parecen ser más vulnerables a
experiencias como la deserción escolar, embarazo, conflictos con la
justicia y abandono de hogar entre los 12 y 15 años.
m) Crímenes no violentos: la mayoría de las adolescentes estudiadas
han cometido delitos de tipo no violento.
n) Resiliencia: las adolescentes presentan una serie de fortalezas que
les permite superar los múltiples estresores que las afectan y
experimentar un proceso de cambio positivo (Ibíd.; s/a).

Braithwaite y Daly sostienen que la violencia tiene un cariz de género


porque es una consecuencia directa de la forma en que se socializa a
los hombres y de la construcción cultural de la masculinidad. Señalan
que: “múltiples masculinidades están implicadas en los patrones
genéricos de violencia. La violencia de los hombres hacia otros
hombres envuelve una masculinidad que se sostiene en el estatus y
competencia entre pares (...) Los asaltos y violaciones cometidos por
hombres, en contra de mujeres, reflejan una masculinidad de
dominación, control, y degradación de éstas (...) Otros tipos de
violencia grave, una masculinidad desvergonzada y desconectada de
las vivencias de las otras personas” (Braithwaite y Daly, 1997).

62
Finalmente, se ha observado de manera preliminar, la no-existencia
de diferencias estadísticas significativas en los resultados de las
intervenciones con infractores de ley según género. (Lipsey, 1999;
Lipsey, Wilson, D., Cothern, L., 2000). Al parecer, “lo que funciona
para los hombres lo hace con las mujeres” (Lipsey, 1999, cit. en
Cullen y Gendreau, 2000). Sin embargo, no está para nada claro si el
género funciona como un factor específico de respuesta al
tratamiento, que afecta los estilos de aprendizaje de los infractores y
las modalidades óptimas de prestación de servicios (Dowden y
Andrews, 1999, cits. en Cullen y Gendreau, 2000).

8.2.HISTORIA INFRACCIONAL Y DE PROBLEMAS


CONDUCTUALES

Las experiencias de vida temprana tienen un papel relevante en la


determinación del desarrollo posterior y la transformación del
adolescente en adulto. En este sentido, es de interés identificar los
factores de infancia temprana que operan como diferenciadores, en
términos de las probabilidades de reincidencia de los jóvenes que
cometen infracciones a la ley, tanto durante la adolescencia como en
la adultez temprana.

Las teorías de los Senderos han indicado que las experiencias


tempranas en la comisión de infracciones a la ley tienen un papel
relevante en la determinación de los caminos posteriores de comisión
de delitos que se verificarán tanto durante la adolescencia como en la
adultez. En particular, estas teorías sostienen que mientras más
temprano ocurran las dificultades conductuales, es mayor la
probabilidad de los sujetos se transformen en infractores persistentes
a lo largo de la vida. Por el contrario, si la primera infracción ocurre
en la adolescencia, es más probable que se esté ante infractores
limitados a la adolescencia.

Las investigaciones han encontrado que el inicio temprano en


conductas problema se asocia con la comisión de infracciones de ley y
la reincidencia en la adolescencia, así como con otras conductas de
riesgo. La variable que predice de manera más importante la comisión
de infracciones de ley en la adolescencia, así como el desarrollo de
una carrera delictiva del tipo crónico o persistente en el transcurso de
la vida, es la edad de participación en infracciones de ley y en
conductas agresivas y violentas. También se ha indicado como
predictores relevantes a la historia de conductas problema, la edad de

63
la primera detención y la edad en que se produjo la primera la
privación de libertad. Parece que mientras más temprano se participe
en infracciones de ley y en conductas antisociales, es más probable
que se genera una trayectoria infraccional del tipo persistente en el
transcurso de la vida56.

Sin embargo, Rutter et.al. han señalado que hay que ser cuidadoso al
momento de decidir lo que constituye una conducta antisocial de
inicio temprano, ya que no hay que hacerla necesariamente
equivalente a una primera detención a una edad temprana. Por
ejemplo, Moffit et.al. (1996, cits. en Rutter et.al. 2000) exigieron para
la inclusión en el grupo de infractores persistentes en el transcurso de
la vida, que la conducta antisocial fuera elevada al menos una
desviación estándar sobre la media en al menos 3 evaluaciones
realizadas en distintos momentos temporales del desarrollo previos a
la adolescencia.

8.3.LAS CARACTERISTICAS DE LA FAMILIA.

Los estudios longitudinales han señalado un conjunto de factores


familiares estáticos que se asocian, o “predicen”, la delincuencia
posterior. Entre ellos se encuentran la parentalidad adolescente, la
separación parental y la acogida en instituciones de cuidado sustituto.

- Padres adolescentes. De acuerdo al estudio longitudinal de Conseur


(1997, cit. en Rutter et.al. 2000), el hecho de haber nacido de madre
soltera iba asociado a más del doble del riesgo de llegar a ser un
infractor crónico: el haber nacido de madre menor de 18 años iba
asociado a un aumento de más del triple en el riesgo de llegar a ser un
infractor crónico. Las conclusiones de otros estudios son muy
comparables (Farrington y Loeber, en prensa: Kolvin et.al., 1990:
Maynard, 1997, cits. en Rutter et.al. 2000).

Sin embargo, esta asociación podría reflejar simplemente las


características de las mujeres que se convierten en madres
adolescentes. Estudios de seguimiento han evidenciado la alta
frecuencia con que la conducta antisocial de las muchachas se asocia
tanto con la maternidad adolescente como con relaciones compulsivas
con hombres antisociales. A esto le sigue un alto índice de ruptura de
la relación de cohabitación, junto con dificultades de crianza y con un
mayor índice de interrupción de la crianza (Quinton y Rutter, 1988,
56
Loeber y Dishion, 1983, cits. en Cottle et.al. 2001; Elliot, 1986, cit. en Howell y Bilchik,1995;
Farrington, 1991; Piper, 1985; Thornberry, Huizinga y Loeber, 1995; Tolan y Thomas, 1995, cits. en
NCJRS, 2000; Loeber, R., Farrington, D., 1998.

64
cits. en Rutter et.al. 2000).

Dado que una buena cantidad de estudios muestran que el ser padre
o madre adolescente va asociado a otra serie de riesgos - entre ellos,
dificultades de crianza, acortamiento de la educación, pobreza,
dependencia del sistema de prestaciones de la seguridad social y la
falta de apoyo de una pareja -, es bastante posible que gran parte del
riesgo venga dado por esas circunstancias de riesgo asociadas en vez
de la edad de la madre.

- Separación parental. Desde comienzos del siglo pasado, los hogares


deshechos han sido descritos como un factor de riesgo de conducta
antisocial. Sin embargo, investigaciones más recientes han puesto en
evidencia que el riesgo principal no derivaba de la pérdida de un
progenitor, ya que aunque el divorcio o la separación de los padres se
asociaba con un incremento sustancial del riesgo, el asociado con la
muerte de un progenitor era mínimo (Rutter, 1983, cit. en Rutter et.al.
2000).

Lo que sí parece ser cierto que muchos niños de padres en proceso de


separación muestran un alto grado de perturbación del
comportamiento antes de que la separación tenga lugar (Block, Block
y Bjerde, 1986: Cherlin et.al., 1991, cits. en Rutter et.al. 2000). Es
probable que gran parte del riesgo se origine en adversidades
familiares crónicas que preceden, acompañan y siguen al divorcio, en
vez del acontecimiento de ruptura familiar como tal. Se ha observado
que las separaciones familiares reiteradas y los cambios de cuidador
(y las disfunciones en el cuidado por parte de los progenitores que
ello supone) constituyen un indicador sustancial de riesgo de
conducta antisocial. Por ejemplo, Dunedin et.al. (1993, cits. en Rutter
et.al. 2000) encontraron que el indicador de separaciones familiares
que era el más poderoso de todos los predictores familiares.

Sin embargo, Farrington y Loeber (en prensa, cits. en Rutter et.al.


2000) hallaron que el efecto de la separación padres - hijos se perdía
cuando se controlaban las características de la crianza de los hijos.
McCord (1982, cit. en Rutter et.al. 2000) encontró que el índice de
delincuencia era elevado entre los niños criados en un hogar
conflictivo no deshecho, pero bajo en los procedentes de un hogar
deshecho siempre que la madre fuera afectuosa. Ferguson et.al.
(1992, cits. en Rutter et.al. 2000) observaron que el mayor riesgo de
conducta antisocial que acompañaba a la separación se explicaba por
el alto nivel de conflictividad familiar que tendía a caracterizar a las
familias con múltiples cambios y separaciones.

- La acogida en instituciones de cuidado sustituto. Una gran cantidad


de estudios, desde Ferguson (1966) en adelante, han mostrado que los
individuos que han pasado períodos de su infancia en instituciones de

65
cuidado sustituto tienen una mayor probabilidad de ser delincuentes
(Minty y Ashcroft, 1987: Hagell y Newburn, 1994, cits. en Rutter et.al.
2000). Se ha señalado que aunque la acogida en instituciones como
tal puede no constituir el factor de riesgo más importante, las
experiencias negativas en la acogida pueden aumentar los riesgos de
una manera muy importante si se suman a las dificultades derivadas
de una gran sucesión de cuidadores, que implica la carencia de
relaciones vinculares significativas. (Utting, 1996, cit. en Rutter et.al.
2000).

66
9.VARIABLES DE INTERVENCION

Las variables de intervención aluden a todos aquellos elementos que


se desprenden de una acción planificada o intencionada desde el
sistema de atención a los infractores de ley, y que se orientan a la
modificación y cambio de los factores de riesgo y protección relevantes
para lograr la reinserción social de los adolescentes. Se pueden
distinguir dos tipos: a) las relativas a la garantización de derechos de
los adolescentes, una vez que éstos entran en contacto con el sistema
hasta que egresan de él y: b) los relativos a los procesos de
intervención o tratamiento, que están específicamente orientados a la
reversión de los factores de riesgo y al potenciamiento de las variables
protectoras.

9.1.GARANTIZACION DE DERECHOS

Desde la suscripción de la CIDN por parte de Chile a comienzos de la


década de 1990, han comenzado a predominar tendencias que, desde
la perspectiva general de los DDHH, “se refieren a las consecuencias
jurídicas como sanciones” y que otorgan “mayor énfasis en evitar los
aspectos desocializadores de las sanciones que en promover los efectos
educativos” (García Méndez y Beloff, cits. en Cillero, 2000:18).

Se ha planteado “que la intervención temprana del sistema penal


sobre niños y adolescentes, generalmente es un factor criminógeno y
no preventivo. Es decir, de ella puede esperarse, un aumento y un
agravamiento de la delincuencia y no una disminución de la misma”.
Igualmente, se ha sostenido que “en cuanto a las medidas aplicables a
los infractores de ley ninguna regla de garantía jurídica rige el acceso
de los adolescentes a estas medidas” (Couso, 2000: 32)

De esta manera, las normas internacionales sobre derechos humanos


reconocen la necesidad de una respuesta que evite los daños en el
desarrollo de los adolescentes y que minimice los perjuicios que
provoca la intervención del sistema penal. Desde la perspectiva de la
CIDN, el interés superior del niño deja de ser un objetivo realizado por
una autoridad progresista o benevolente y pasa a ser un principio
jurídico garantista, que obliga a la autoridad. El interés superior es
una garantía de la vigencia de los demás derechos e identifica el
interés superior con la satisfacción de estos” (Ciller, 2000:21-22).

Los derechos humanos señalan los límites básicos o garantías que se

67
57
reconocen al individuo ante la acción del Estado (Peña 1994: 98 ).
Específicamente, “el ejercicio del ius punieni se encuentra limitado
por un conjunto de garantías, que constituyen el núcleo del derecho
penal”. De esta manera, “el Derecho Penal Moderno se constituye para
ser la tutela del ciudadano ante el arbitrio público” (Ferrajoli, cit en
Cillero, 2000:6).

En términos de la acción del sistema de justicia, los DD.HH. reciben


la denominación de garantías, para enfatizar la responsabilidad de
resguardo por parte de las instituciones y agentes del Estado, en
conformidad a las normas constitucionales e internacionales vigentes
en Chile. Las principales garantías o derechos de que gozan los
adolescentes en el sistema de justicia chileno pueden dividirse en tres
tipos: a) generales: b) las relativas al debido proceso y: c) las que
refieren a la ejecución de las medidas.

• Garantías generales

1. Todas las garantías reconocidas a todas las personas en la


Constitución y en los Tratados internacionales vigentes en la
República.
2. La libertad personal. La privación de libertad será siempre una
medida de último recurso y se aplicará por el tiempo más breve que
proceda. Se entiende por privación de libertad toda forma de
aprehensión, arresto o detención, así como el internamiento en
recintos públicos o privados, ordenado o practicado por la autoridad
judicial u otra autoridad pública, del que no se permita salir al
adolescente por su propia voluntad.
3. Presunción de inocencia. Tiene derecho a que en todas las
instancias del sistema se presuma su inocencia mientras no se pruebe
su culpabilidad conforme a la ley.
4. Interés superior del niño. En todas las medidas concernientes a los
niños, que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar
social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos
legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el
interés superior del niño (a. 3.1 Convención Derechos del Niño).

• Garantías relativas al debido proceso

1. Juicio oral
2. Defensa letrada, gratuita, oportuna y especializada.
3. Tribunal Independiente
4.Tribunal Imparcial
5. Tribunal especializado
6. Presentar pruebas

57
PEÑA (1994), p. 98

68
7. Reserva del procedimiento
8. Igualdad. Los derechos y garantías reconocidos en esta ley se
aplicarán a todos los adolescentes, sin discriminación alguna por
razones de sexo, origen étnico, condición social o económica, religión o
cualquier otro motivo semejante, ni en atención a las circunstancias
de sus padres, familiares, tutores o personas que lo tengan a su
cuidado.
9. Interés Superior del niño. En todas las actuaciones judiciales o
administrativas relativas a los procedimientos y medidas aplicables a
los adolescente infractores a ley penal, se deberá tener en conside-
ración el interés superior del adolescente que se expresa en el
reconocimiento y respeto de sus derechos fundamentales.
10. Integridad corporal. Ningún adolescente puede ser sometido a
torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes,
ni a cualquier otra forma de atentado contra su dignidad y desarrollo
integral.
11. Principio de Separación. Las personas que se encontraren
privadas de libertad en aplicación de alguna de las sanciones
previstas en esta ley, sea en forma transitoria o permanente, en un
lugar determinado o en tránsito, deberán permanecer siempre
separadas de las personas juzgadas o sancionadas según la ley
aplicable a los adultos.

• Garantías en la ejecución de las medidas

1. Ser tratado de una manera que fortalezca el respeto del adolescente


por los derechos y libertades de las demás personas, resguardando su
desarrollo, dignidad e integración social.
2. Ser informado de sus derechos y deberes, con relación a las
personas e instituciones que lo tuvieren bajo su responsabilidad.
3. Conocer las normas que regulan el régimen interno de las
instituciones o programas a que se encuentre sometido, especialmente
en lo relativo a las causales que puedan dar origen a sanciones
disciplinarias en su contra o a que se declare el incumplimiento de la
sanción.
4. El derecho a presentar peticiones ante cualquier autoridad
competente, a obtener una respuesta pronta, a solicitar la revisión de
su medida en conformidad a la ley y a denunciar la amenaza o
violación de alguno de sus derechos ante el Juez.
5. Contar con asesoría permanente de un abogado.
6. Derechos aplicables a las medidas privativas de libertad. Además de
los derechos establecidos anteriormente, los adolescentes sometidos a
una sanción privativa de libertad tendrán derecho a:
7. Recibir visitas periódicas, en forma directa y personal, al menos dos
veces a la semana, con una duración mínima de hasta dos horas cada
vez;
8. La integridad e intimidad personal;
9. La satisfacción de sus necesidades básicas;

69
10. Recibir atención de salud y a acceder a servicios educativos
adecuados para las personas de su edad;
11. No ser trasladado desde el centro donde cumple la sanción, a
menos que por motivos de seguridad deba adoptarse dicha
determinación, que en todo caso deberá ser revisada por el tribunal,
de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 90.
12. Que se revise periódicamente la pertinencia de la mantención de
la sanción en conformidad con lo dispuesto en esta Ley, como también
a que se controlen las condiciones en que ella se ejecuta; y,
13. A comunicarse privadamente con su abogado.
14. En caso de internación provisoria, comunicarse por escrito, por
teléfono o por cualquier otro medio; en conformidad con las
prescripciones del reglamento,
15. En caso de internación provisoria, procurarse a sus expensas las
comodidades y ocupaciones que no fueren incompatibles con la
seguridad del recinto en que se encontrare, todo ello de acuerdo a lo
dispuesto en el reglamento de la presente ley.

9.2.VARIABLES DE TRATAMIENTO

Desde comienzos de la década de 1990, los meta - análisis de


evaluaciones de programas y la literatura especializada en la
intervención con adolescentes infractores de ley han identificado un
conjunto de características de los programas que determinan una
mayor o menor probabilidad de lograr efectos significativos de
reducción de la reincidencia. Entre estos factores se cuentan:

- Ambiente en el que se proporciona el programa. Existe una evidencia


más o menos importante de que los programas que prestan servicios
en la comunidad son más efectivos en la reducción de la reincidencia
que aquellos que son desarrollados en espacios institucionales58. Sin
embargo, estas relaciones no han sido encontradas en todos los meta
análisis (Cullen y Gendreau, 2000).

- Enfoque y metodología de intervención. Se ha observado en los meta


análisis que los programas multimodales o multicomponentes y las
intervenciones cognitivo -conductuales producen los mayores efectos
en la reducción o eliminación de las conductas delictivas: esto es, los
programas que se basan en los principios del aprendizaje social, que
se enfocan en el cambio cognitivo - conductual, que buscan crear

58
Andrews, et.al., 1990: Andrews, 1995: Andrews y Hoge, 1995: Gendreau, 1996; Cleland, et.al., 1997:
Losel, 1995: Redondo, Sánchez Meca y Garrido: 1999, cit.s en Cullen, Gendreau, 2000; Howells, K.,
Day, A., 1999; National Mental Health Association, 2000

70
habilidades sociales y capital humano en los infractores, y usan más
que una modalidad de tratamiento para enfrentar los múltiples
problemas que experimentan los infractores59.

- Organización y Planificación del programa. Tanto para los jóvenes


institucionalizados como los no institucionalizados, los mayores
efectos de la intervención han sido obtenidos por programas
relativamente bien establecidos, con dos años o más de
funcionamiento. También se ha observado que las características
generales del programa (por ejemplo, la manera en que está
organizado, administrado y equipado) se relacionan de manera
importante con los efectos de la intervención. Otras características
son el contar con un modelo conceptual claro y la formulación de una
planificación multifacética. Los programas no bien establecidos
adolecen de falta de capacitación de los recursos humanos, usan
modalidades de tratamiento menos efectivas, no disponen de
manuales de tratamiento comprehensivos y bien diseñados, y no
desarrollan mecanismos para monitorear la integridad terapéutica
(Lipsey, Wilson, D., Cothern, L, 2000; Antonowicz y Ross, 1994, cits.
en Cullen y Gendreau, 2000).

- Intervención con la familia. Desde el punto de vista eco-sistémico, se


plantea que la intervención debe desarrollarse en el contexto social del
adolescente. En ese marco, la participación de las familias de los
infractores en los programas constituye un factor que permite
maximizar los efectos sobre la reincidencia, debido a que en los
problemas de funcionamiento familiar se encuentran algunos de los
factores de riesgo y protección que inciden en la inserción social del
adolescente. Se ha planteado que las familias deberían participar al
máximo en el desarrollo e implementación de los planes individuales
de tratamiento, y que deberían estar informadas de los servicios que
reciben los adolescentes. Sin embargo, la evidencia al respecto no es
tan concluyente. Sólo algunos estudios han encontrado impactos
positivos de la participación de los integrantes de la familia en el
funcionamiento familiar, la conducta delictual y la reincidencia
(Sherman, 1997, cit. en National Mental Health Association, 2000).

- Implementación del programa. El tiempo de permanencia en


tratamiento se asocia consistentemente a los resultados de la
intervención, tanto para jóvenes atendidos en ambientes
institucionales como para quienes reciben servicios en espacios
comunitarios. En general, una permanencia más larga en tratamiento
se correlaciona con una menor reincidencia en conductas de
infracción de ley. Esta relación comienza a observarse a partir de los 6

59
Andrews, et.al., 1990: Palmer, 1995: Losel, 1995: Lipsey, 1999; Redondo, Sánchez Meca y Garrido,
1999, cits. en Cullen y Gendreau, 2000; National Mental Health Association, 2000.

71
meses de permanencia en los programas60. Sin embargo, se debe tener
en cuenta que esta asociación no necesariamente es lineal, ya que
algunos estudios individuales han encontrado una especie de techo
para los efectos de la intervención a partir de los 12 meses de
permanencia en los programas (Egenau y Villatoro, 2000).

También se ha indicado que la implementación de la intervención de


acuerdo a lo planificado (por ejemplo, el cumplimiento de los objetivos
del plan individual de intervención) y el seguimiento a los infractores
después que ellos completaron el programa, proporcionándoles una
prevención estructurada de la recaída, ayudan a evitar o disminuir
algunos efectos negativos de la reincidencia 61.

- Características del personal. Una de las variables de tratamiento que


mejor predice la no-reincidencia es la administración del programa
por personal de salud mental, en contraste a aquellos que son
implementados por funcionarios de la justicia juvenil 62 No se han
proporcionado mayores explicaciones para este hallazgo. Sin embargo,
uno de los factores que podría explicar la situación es la calidad y tipo
de relación que se establece entre los jóvenes y el personal proveniente
de la justicia juvenil. Por ejemplo, se ha establecido que los programas
que cuentan con equipos capacitados en tratamiento, acogedores y
capaces de crear vínculos significativos con los jóvenes tienen los
mejores resultados (Andrews, 1995: Andrews y Hoge, 1995: Gendreau,
1996, cits.en Cullen y Gendreau, 2000).

60
Lipsey, 1999; Lipsey, 1999, cit. en Cullen y Gendreau, 2000; Lipsey, Wilson, D., Cothern, L., 2000;
Egenau y Villatoro, 2000; National Mental Health Association, 2000.
61
Andrews, 1995: Andrews y Hoge, 1995: Gendreau, 1996, cits.en Cullen y Gendreau, 2000; Lipsey,
1999; Lipsey, Wilson, D., Cothern, L, 2000.
62
Lipsey, 1999, Lipsey, 1999, cit. en Cullen y Gendreau, 2000; Lipsey, M., Wilson, D., Cothern, L.,
2000; National Mental Health Association, 2000.

72
10.DEFINICIONES NOMINALES DE LOS INDICADORES Y
VARIABLES.

10.1.REINSERCION SOCIAL

Estado global de situación del joven infractor de ley en tres


dimensiones básicas de su proceso vital de desarrollo: individual, micro
social y meso - macro social. Con el concepto de reinserción se procura
caracterizar el estado de funcionamiento psicosocial del joven en los
siguientes ámbitos: ajuste personal y vinculación con las instituciones
sociales convencionales.

- Niveles o categorías de la reinserción social:

- Reinserción Total: mejoría global en la situación del joven infractor.


Se consiguen todos o la mayoría de los objetivos planificados,
suficientes para garantizar la reinserción adecuada del usuario. El
joven no reincide en infracciones de ley, no presenta conductas de
riesgo relacionadas con las drogas, y evidencia una situación de
reinserción familiar y escolar - laboral al menos suficiente.

- Reinserción Suficiente: mejoría parcial en la situación del joven


infractor. Se consiguen algunos de los objetivos planificados,
suficientes para garantizar la reinserción adecuada. El joven no
reincide en infracciones a la ley y no presenta conductas de riesgo
relacionadas con las drogas, y logra una inserción familiar o escolar-
laboral suficiente.

- Reinserción Insuficiente: cambio insuficiente en la situación del joven


infractor. El joven no reincide en infracciones a la ley, pero evidencia
una situación negativa en las dimensiones conductas de riesgo
relacionadas con las drogas, inserción familiar y social.

- No Reinserción: la situación global del joven infractor se mantiene


igual o empeora. No se consiguen los objetivos planificados. El joven
reincide en infracciones a la ley.

10.2.DIMENSION INDIVIDUAL DE LA REINSERCION

Considera las variables e indicadores relativos a las conductas,


habilidades, competencias y actitudes de los adolescentes, que
favorecen su responsabilización y reinserción social.

73
- Reincidencia:

Cualquier nueva inculpación o intervención probada de un


adolescente como autor, cómplice o encubridor en un hecho tipificado
como crimen o simple delito en el Código Penal o en las leyes penales
especiales. Será reincidente (o reinfractor) cualquier joven inculpado o
responsable de un hecho definido como crimen o delito en el Código
Penal o en las leyes penales especiales.

- Conductas de riesgo vinculadas al abuso de alcohol y/o drogas:

Todos aquellos comportamientos de ingesta de alcohol y drogas


ilegales, no - normativos en oportunidad y extensión, que impliquen
una alta probabilidad de consecuencias físicas, psicológicas o sociales
para el adolescente que pueden ser consideradas negativas o dañinas,
o bien cuando su uso reiterado genere riesgos físicos importantes.

Se considerará que el adolescente estará desarrollando patrones de


abuso de alcohol y drogas cuando manifieste uno o más de los
siguientes comportamientos:

- Comportamientos antisociales o violentos que son gatillados bajo los


efectos de la ingesta abusiva de alcohol y/o drogas:
- Comportamientos antisociales o violentos derivados de la
compulsión por acceder o comprar alcohol o sustancias ilegales
- Problemas o dificultades de funcionamiento social que resultan de la
ingesta abusiva de alcohol y/o drogas en las áreas de relaciones
familiares, rendimiento escolar y/o laboral y problemas legales.

- Responsabilización por el acto

La predisposición o tendencia del joven a reconocer, desde lo cognitivo


- emocional, que la conducta de infracción a la ley resultó de una
elección equivocada, y que afectó o provocó daños a terceras personas.

- Responsabilidad Social

La propensión o tendencia cognitiva, afectiva y conductual a


conformarse y respetar las normas sociales convencionales y la
autoridad, y al mismo tiempo de desarrollo de empatía con los otros
integrantes de la sociedad.

- Autoestima

La predisposición o tendencia relativamente estable a la auto


evaluación de una manera determinada (positiva o negativa), en los
ámbitos cognitivo, afectivo y conductual. Es la actitud de la persona
hacia sí misma.

74
- Auto eficacia

La convicción personal que tiene el sujeto que puede ejecutar


exitosamente la conducta requerida para producir un resultado, o la
percepción de la capacidad que tiene una persona para lograr un nivel
especificado o un tipo de actuación en un lugar concreto.

- Autocontrol

La percepción del sujeto en torno a su capacidad para auto modificar


(se) o inhibir la probabilidad de ocurrencia de una conducta operada
sobre la base de procesos hedónicos, a través de su esfuerzo y usando
recursos psicológicos propios.

10.3.DIMENSION MICRO-SOCIAL DE LA REINSERCION

- Inserción Familiar:

- Incluye las siguientes variables relativas a la situación del


adolescente en su contexto familiar: permanencia del adolescente en
su grupo familiar, calidad de las relaciones e interacciones familiares,
pautas de supervisión familiar y modelos conductuales familiares.
Considera los siguientes niveles o categorías.

- Reinserción Familiar Total: mejoría global en la situación de inserción


familiar del joven infractor. El joven permanece con su grupo familiar,
y la situación es adecuada en todas las dimensiones de
relacionamiento familiar.

- Reinserción Suficiente: mejoría parcial en la situación del joven


infractor. El joven permanece con su grupo familiar, y la situación es
adecuada en una o dos de las dimensiones de relacionamiento
familiar.

- Reinserción Insuficiente: cambio insuficiente en la situación del joven


infractor en su grupo familiar. El joven permanece con su grupo
familiar, pero la situación es negativa en todas las dimensiones del
funcionamiento familiar.

- No Reinserción: el joven infractor no reside con su grupo familiar, o


hace abandono de éste.

75
- Conceptos relativos a la familia

- Estilos de supervisión autoritarios o coercitivos: todas aquellas


prácticas de control parental que son demandantes, excesivamente
severas, duras, castigadoras y no receptivas con los adolescentes. Se
las entiende como un factor de riesgo.

- Estilos de supervisión negligentes y permisivos: todas aquellas


pautas de control parental no demandantes, laxas, erráticas, sin
expectativas y normas claras de conducta y con alta receptividad con
los adolescentes. Estos patrones se expresan en niveles bajos de
monitoreo parental, que repercuten en un escaso conocimiento de los
padres en torno a las amistades y actividades del joven en su tiempo
libre. Se las considera como factores de riesgo.

- Estilos de supervisión democráticos: todas aquellas prácticas de


control parental demandantes y receptivas con los adolescentes. Se
caracterizan por el predominio de expectativas y normas de conducta
claras, que consideran pautas de castigo consistentes y no erráticas.
Constituye un factor protector.

- Relaciones familiares apoyadoras: todas aquellas interacciones


caracterizadas por el predominio de vínculos acogedores, de apego
emocional, aceptación y de cercanía entre los distintos integrantes del
grupo familiar.

- Relaciones familiares no apoyadoras: todas aquellas interacciones


caracterizadas por el predominio de: a) vínculos fríos, de escaso apego
emocional, rechazo y lejanía: b) de relaciones caracterizadas
principalmente por pautas de comportamiento conflictivas, agresivas y
violentas.

- Modelos familiares de comportamiento antisocial: predominio, entre


los padres u otros familiares significativos en la vida del adolescente,
de actitudes y conductas que tienen una alta probabilidad de
comprometer y/o provocar daños físicos, psicológicos y sociales al
sujeto ejecutante y a terceras personas.

- Modelos familiares de comportamiento prosociales: predominio, entre


los padres u otros familiares significativos en la vida del adolescente,
de actitudes y conductas que tienen una baja probabilidad de
comprometer y/o provocar daños físicos, psicológicos y sociales al
sujeto ejecutante y a terceras personas.

- Grupo de Pares:

Se entenderá que el adolescente se encuentra en situación de


reinserción total cuando se vincule predominantemente con un grupo

76
de pares prosocial. Por el contrario, se lo calificará en situación de no
reinserción cuando establezca relaciones con un grupo de pares
antisocial.

- El grupo de pares antisocial: sería aquel caracterizado por el


predominio de modelos actitudinales y de comportamiento que tienen
una alta probabilidad de comprometer y/o provocar daños físicos,
psicológicos y sociales al sujeto ejecutante y a terceras personas.
Constituye un factor de riesgo o “precipitador” de la reincidencia.

- El grupo de pares prosocial: sería aquel caracterizado por el


predominio de modelos actitudinales y de comportamiento que tienen
una baja probabilidad de comprometer y/o provocar daños físicos,
psicológicos y sociales al sujeto ejecutante y a terceras personas.
Constituye un factor protector de la reincidencia.

10.4.DIMENSION MESO-MACRO SOCIAL DE LA REINSERCION

• Inserción Escolar - Laboral

Reinserción total: se entenderá que el adolescente se encuentra en una


situación de reinserción total cuando éste:

- Cumpla con los requerimientos escolares mínimos de asistencia y


rendimiento académico del establecimiento respectivo (escuela, liceo o
programa de capacitación) y/o:
- Cuente con un empleo o trabajo estable.

Reinserción suficiente: se entenderá que el adolescente se encuentra


en una situación de reinserción suficiente cuando éste:

- Cumpla con los requerimientos mínimos de asistencia al


establecimiento educacional o programa de capacitación respectivo
y/o:
- Se encuentre en situación laboral de ocupado, pero no cuente con
empleo estable.

Reinserción insuficiente: se entenderá que el adolescente se encuentra


en una situación de reinserción escolar insuficiente cuando éste:

- No cumpla con los requerimientos escolares mínimos de asistencia


al establecimiento educacional o de capacitación y:
- Se encuentre en situación laboral de desocupación.

No reinserción: se entenderá que el adolescente se encuentra en una

77
situación de no reinserción cuando:

- No esté incorporado al sistema educacional, ya sea por haber


abandonado voluntariamente el colegio, por no haberse matriculado o
por haber sido expulsado del establecimiento o programa y:
-Se encuentre en situación laboral de inactivo.

- Red Institucional de Apoyo

Todas aquellas instituciones y organizaciones formales, públicas y


privadas, orientadas directa o indirectamente a proporcionar bienes
y servicios a los jóvenes infractores de ley en ámbitos como la atención
en salud, vivienda, previsión social, capacitación y orientación y
derivación a servicios.

• Red Comunitaria

Todas aquellas organizaciones que surgen de la asociatividad presente


en la propia sociedad civil y que se constituyen a partir de las
características de su entorno social cercano, y que permiten al
adolescente mantener relaciones con otros entes de la sociedad.
Dentro de éstas destacan juntas de vecinos, clubes deportivos,
agrupaciones culturales y grupos religiosos.

• Garantización de Derechos

Medida del cumplimiento de las garantías y derechos básicos de los


jóvenes en cuanto al debido proceso y a la ejecución de las medidas.

• Historia Infraccional

Sucesión de eventos vitales en la historia del joven que consideran


infracciones a la ley e interacciones con el sistema de justicia.

78
11.DEFINICIONES OPERACIONALES.

11.1.OPERACIONALIZACION DEL INDICADOR DE


REINSERCION

Implica los siguientes pasos o procedimientos:

1 Jerarquización de las dimensiones - objetivos y selección de


indicadores dentro de cada una de las dimensiones de la reinserción.
2 Asignación de puntajes a las categorías o niveles de reinserción y
ponderación de los objetivos.
3. Operacionalización de las categorías de reinserción dentro de cada
una de las variables, y definición de los puntajes correspondientes
4. Definición de los intervalos correspondientes a cada uno de los
tipos o categorías de reinserción.
5. Determinación de la modalidad de cálculo o asignación de los casos
a la categoría correspondiente de reinserción.

Paso 1. Se consideraron como más relevantes los siguientes


indicadores o variables por dimensión:

INDIVIDUAL MICROSOCIAL MESO-MACROSOCIAL


No reincidencia Permanencia con el grupo Inserción Escolar
Familiar
Conductas de riesgo Inserción Laboral
relacionadas con las Pautas de supervisión,
drogas apego familiar y modelos
parentales.
Competencias y
habilidades psicológicas

Paso 2. Asignación de puntajes a las categorías o niveles de


reinserción y ponderación de los objetivos.

Reinserción Total = 7
Reinserción Suficiente = 5
Reinserción Insuficiente = 3
No reinserción = 1

Se decidió ponderar al 50 % el puntaje que obtenga cada sujeto en la


dimensión individual. El resto de las dimensiones tiene una
ponderación equivalente al 25% del puntaje total.

Paso 3. Operacionalización de las categorías de reinserción dentro de


cada una de las variables, y definición de los puntajes

79
correspondientes.

• DIMENSION INDIVIDUAL

- No Reinserción = 1

Al momento de la realización del estudio, el joven se encuentra en una


o más de las siguientes condiciones:

- En situación de reingreso en algún establecimiento de la Red


SENAME o institución colaboradora, en calidad de inculpado o como
responsable por alguna infracción a la ley penal.
- En situación de privación de libertad en algún establecimiento de
Gendarmería de Chile, en calidad de procesado o condenado por
alguna infracción a la ley penal.
- En situación de prófugo del sistema penal juvenil o adulto
(pendiente cumplimiento condena).
- En situación de residente de un programa de rehabilitación de
drogas o en una institución de salud mental.
- En situación de paradero o residencia desconocida por parte de la
familia o adultos responsables.
- En situación de residencia predominante en la calle o en espacios
públicos.

Cada una de las situaciones descritas arriba son causales


automáticas de calificación en situación de no-reinserción en el
indicador resumen.

- Inserción Insuficiente = 3

El joven manifiesta haber ejecutado una o más de las siguientes


conductas de riesgo relacionadas con las drogas en los últimos 6
meses anteriores a la realización del estudio:

- Comportamientos antisociales o violentos gatillados bajo los efectos


de la ingesta de alcohol y/o drogas.
- Comportamientos antisociales o violentos derivados de la
compulsión por acceder o comprar alcohol o sustancias ilegales
- Dificultades de funcionamiento social derivados del abuso de alcohol
y/o drogas en las áreas de relaciones familiares, rendimiento escolar
y/o laboral y problemas legales.

- Inserción Suficiente = 5

- El joven no se encuentra en ninguna de las situaciones descritas en


los niveles de reinserción no - calificable o de no-inserción.
- El joven obtiene puntajes bajos en las escalas de funcionamiento y
habilidades psicosociales: auto control, autoestima, autoeficacia y

80
responsabilización por el acto.

La definición operacional de auto control, autoestima y auto eficacia


considera los puntajes que los jóvenes obtienen a partir de sus
respuestas a un conjunto de ítems o preguntas (escalas) relativas a
estas variables.

La definición operacional de responsabilización por el acto atiende a


las calificaciones o juicios realizados por el educador, el tío, o el
funcionario más cercano al joven, sobre la situación de
responsabilización de éste último.

- Inserción Total = 7

- El joven no se encuentra en ninguna de las situaciones descritas en


los niveles de reinserción no - calificable o de no-inserción.
- El joven obtiene puntajes medios o altos en las escalas de
funcionamiento y habilidades psicosociales: auto control, autoestima,
autoeficacia y responsabilización por el acto.

• DIMENSION MICROSOCIAL

Considera variables relativas al funcionamiento familiar y a la


asociación con pares. Se utilizará una ponderación del 70% de los
objetivos en el área familia y de un 30% en lo relacionado con el grupo
de pares.

• FAMILIA

- No reinserción familiar = 1

- El joven, al momento de la realización del estudio, se encuentra en


situación de paradero o residencia desconocida por parte de la familia
o adultos responsables.
- En situación de residencia predominante - en la mayor parte del
tiempo - en la calle o en espacios públicos al momento de la
realización del estudio.

- Reinserción Familiar Insuficiente = 3

- El joven no se encuentra en ninguna de las situaciones descritas en


el nivel de no reinserción familiar.
- El joven manifiesta que la situación de su grupo familiar, durante el
último mes, es negativa en las siguientes dimensiones de
funcionamiento familiar (puntajes bajos en la escala de percepción del
funcionamiento familiar).

- Pautas de manejo y supervisión

81
- Vinculación y apego familiar
- Modelos parentales o de adultos significativos dentro de la familia.

- Reinserción Familiar Suficiente = 5

- El joven no se encuentra en ninguna de las situaciones descritas en


el nivel de no reinserción familiar
- El joven obtiene puntajes intermedios en la escala de percepción del
funcionamiento familiar, que considera:

- Pautas de manejo y supervisión


- Vinculación y apego familiar
- Modelos parentales o de adultos significativos dentro de la familia.

- Reinserción Familiar Total = 7

- El joven no se encuentra en ninguna de las situaciones descritas en


el nivel de no reinserción familiar
- El joven obtiene puntajes altos en la escala de percepción del
funcionamiento familiar.

• GRUPO DE PARES

- No inserción = 1

El joven obtiene puntajes altos en la escala de asociación con pares


con problemas conductuales.

- Inserción no calificable = 4

El joven obtiene puntajes intermedios en la escala de asociación con


pares con problemas conductuales.

- Inserción Total = 7

El joven obtiene puntajes bajos en la escala de asociación con pares


con problemas conductuales.

• DIMENSION MESO Y MACRO SOCIAL

Considera indicadores relativos a la inserción escolar y laboral del


joven. Incluye las siguientes categorías:

- No Reinserción Social = 1

Se calificará al joven en esta categoría cuando éste se encuentre,


simultáneamente, en las siguientes situaciones:

82
- No esté incorporado al sistema educacional o de capacitación al
momento de ser realizado el estudio por las siguientes causales:

a) Por no haberse matriculado en un establecimiento educacional en


el año académico correspondiente.
b) Por encontrarse en calidad de expulsado del establecimiento o
programa en el año académico correspondiente.
c) Por abandono voluntario del establecimiento educacional o del
programa de capacitación en el año académico correspondiente.

- Se encuentre en situación laboral de inactivo.

Dentro de la categoría inactivos se considera a todos aquellos jóvenes


de 14 años o más, que declaren no haber tenido trabajo durante la
semana anterior a la realización del estudio, y que no realizaron
esfuerzos definidos para conseguir uno durante los dos meses
anteriores a la realización de la encuesta

Se excluye del análisis de la inserción laboral a los jóvenes no


incorporados a la fuerza de trabajo, constituida por las personas
menores de 14 años, que no han trabajado nunca, y que tampoco han
buscado trabajo.

-Reinserción Insuficiente = 3

Se entenderá que el adolescente se encuentra en una situación de


reinserción social insuficiente cuando éste presente al menos una de
las siguientes situaciones:

- No cumpla con los requerimientos escolares mínimos de asistencia


al establecimiento educacional o de capacitación al momento de
realizarse el estudio. Se entenderá por requerimientos escolares
mínimos de asistencia los que estén vigentes en el establecimiento
escolar o programa de capacitación al momento de la realización del
estudio.
- Manifieste encontrarse desocupado al momento de realizarse el
estudio. Se considerará como desocupados a todos aquellos jóvenes de
14 años o más, que declaren no haber tenido trabajo durante la
semana anterior a la realización del estudio, pero que afirmen haber
realizado esfuerzos definidos para conseguir uno durante los dos
meses anteriores a la realización del estudio.

-Reinserción Suficiente = 5

Se entenderá que el adolescente se encuentra en una situación de


reinserción suficiente cuando éste cumpla al menos con una de las
siguientes condiciones:

83
- Cumpla con los requerimientos mínimos de asistencia al
establecimiento educacional o programa de capacitación respectivo.
- Se encuentre en situación laboral de ocupado, pero no cuente con
empleo estable. Como ocupados se considerará a todos los jóvenes de
14 años o más que declaren haber trabajo una hora o más en la
última semana anterior a la realización del estudio. Incluye estar
trabajando por remuneración (sueldo, salario, pago en especie,
comisión) utilidades o ganancias o como familiar no remunerado.

- Reinserción total

Se entenderá que el adolescente se encuentra en una situación de


reinserción total cuando éste cumpla con al menos una de las
siguientes condiciones:

- Cumpla con los requerimientos escolares mínimos de asistencia y


rendimiento académico del establecimiento respectivo (escuela, liceo o
programa de capacitación). Se entenderá por cumplimiento de los
requerimientos académicos mínimos que el joven, al momento de la
realización del estudio, tenga un promedio de notas de 4.0 o superior.
- Cuente con un empleo o trabajo estable. Se incluirán dentro de la
categoría empleo estable a todos los jóvenes de 14 años o más que
declaren haber trabajado la mayor parte del tiempo en la última
semana anterior a la realización del estudio.

Paso 4. Definición de los intervalos correspondientes a cada uno de


los tipos o categorías de reinserción.

Reinserción ideal = 6-7


Reinserción suficiente = 4- 5.9
Reinserción insuficiente = 2-3.9
No reinserción = 1-1.9

Paso 5. Determinación de puntaje de reinserción para cada uno de los


casos observados.

El puntaje medio de reinserción para cada caso se obtendrá


considerando las siguientes ponderaciones:

- Dimensión Individual: 50%


- Dimensión Micro Social = 25%
- Dimensión Meso-Macro Social = 25%.

De esta manera, la fórmula de cálculo es la siguiente:

MRn = Puntaje DINDn + (∑ MICn - MACn)


2
--------------------------------

84
2
Donde:

MRn = puntaje reinserción caso n


DINDn = puntaje del caso n en la dimensión individual
MICn = puntaje del caso n en la dimensión micro social
MACn = puntaje del caso n en la dimensión macro social.

11.2.DEFINICIONES OPERACIONALES DE ALGUNAS


VARIABLES INTERVINIENTES DINÁMICAS Y ESTÁTICAS

• CONOCIMIENTO, ACCESO Y USO DE LA RED INSTITUCIONAL


DE APOYO

Se la entiende como una o más respuestas afirmativas de los jóvenes


en cuanto al conocimiento, solicitud de ayuda o atención, obtención
de algún servicio y su inclusión en alguno de los siguientes
programas, durante los últimos 6 meses anteriores a la realización del
estudio:

-Conocimiento de la oferta de salud y la manera de acceder a ella


- Inscripción como beneficiario en el servicio de salud que le
corresponde
-Concurre al Servicio de Salud cuando lo requiere (Centros de Salud
Mental, Programa de Salud Adolescente).
-Dispone de credencial de salud - Carné FONASA - y sabe como
usarla.
- Conoce existencia de Becas escolares (presidente de la república y la
solicita)
- Dispone de carné de identidad
- Conoce oferta de programas de Capacitación (SENCE, Chile Joven,
FOSIS)
- Conoce la existencia de programas de prevención o tratamiento de
drogas
- Conoce la existencia de programas de Deporte y Recreación.

• HISTORIA INFRACCIONAL

Se la entiende como un índice que incluye:

- El tiempo de permanencia en instituciones de la Red SENAME por


causales de infracción a la ley penal. Considera los ingresos anteriores
a la Red.
- La edad en que se produjo el primer ingreso a la Red SENAME por

85
alguna causal vinculada a infracciones a la ley penal.

• HISTORIA DE DISRUPCIONES FAMILIARES

Se la entiende como un índice que incluye:

- El tiempo de permanencia en instituciones de la Red SENAME por


causales vinculadas a las alteraciones de tuición. Considera los
ingresos anteriores a la Red.
- La edad en que se produjo el primer ingreso a la Red SENAME por
alguna causal vinculada a las alteraciones de tuición.

• CONOCIMIENTO, ACCESO Y PARTICIPACION EN LA RED


COMUNITARIA

Se la entiende como una o más respuestas afirmativas de los jóvenes


en cuanto a su conocimiento y participación en alguna de las
siguientes organizaciones territoriales, durante los últimos 6 meses
anteriores a la realización del estudio:

- Juntas de Vecinos
- Clubes Deportivos
- Agrupaciones Culturales
- Iglesia, Grupos Religiosos
- Organización de Apoyo al Desarrollo Infanto - Juvenil
- Consejo Comunitario de la Infancia y Adolescencia.

11.3.DEFINICIONES OPERACIONALES DE VARIABLES DE


INTERVENCION

• NO GARANTIZACIÓN DE DERECHOS

Se entenderá que el sistema de justicia no cumple con las garantías


del debido proceso y en la ejecución de las medidas cuando las
respuestas del adolescente, al momento de la realización del estudio,
indiquen que existió violación de derechos en al menos uno de los
siguientes aspectos:

- Acceso a defensa gratuita.


- No torturas, violencia o malos tratos físicos o psicológicos
- Separación de la población penal adulta
- Información de derechos y deberes por las personas e instituciones
responsables
- Información de las normas y causales que dan origen a sanciones
disciplinarias en su contra.

86
- Conocimiento del derecho de presentar peticiones de revisión de la
medida impuesta y a obtener respuesta pronta.
- Conocimiento del derecho de denunciar la violación de alguno de sus
derechos ante el juez
- Contar con la asesoría permanente de un abogado
- Información del derecho de recibir visitas periódicas, en forma
directa y personal, al menos dos veces a la semana, con una duración
mínima de hasta dos horas cada vez.
- No torturas, violencia o malos tratos físicos o psicológicos
- Satisfacción de necesidades básicas
- Recepción de atención en salud
- Acceso a servicios educativos
- No traslado del centro sin previa orden del tribunal
- Comunicación privada con el abogado.
- Comunicación escrita o telefónica con familiares u otras personas
significativas.

• TIEMPO DE PERMANENCIA EN PROGRAMAS DE LA RED


SENAME.

Se lo entiende como el número total de días en los que el joven


permaneció (o permanece, al momento de la realización del estudio de
validación) en algún programa propio o colaborador de la Red
SENAME.

• INTERVENCION COMUNITARIA O INSTITUCIONAL

Se entiende como intervenciones proporcionadas en ambientes o


settings institucionales a todas aquellas que consideran la residencia
obligada de los jóvenes en las dependencias del programa por un
mínimo de cinco días semanales. La obligatoriedad se define tanto por
una medida del tribunal, o por que el programa define como requisito
la residencia. Por tanto, se entiende como:

- Programas en ambiente institucional: Centros de Rehabilitación


Conductual
- Programas en ambiente comunitario: Centros de Rehabilitación
Conductual Diurna y Libertad Vigilada.

87
12.MARCO METODOLOGICO DEL ESTUDIO

La prueba piloto y validación de la instrumentación se realizará a


través de un diseño factorial 3 X 2 X 2, correlacional, seccional e inter –
sujetos.

El diseño es factorial en tanto considera la asignación de casos dentro


de los grupos en función de tres factores: tiempo de tratamiento
(variable independiente), el “setting” de intervención (residencial o
ambulatorio) y la historia infraccional de los jóvenes (reingreso/no
reingreso por infracciones de ley). Las ventajas de utilización de un
diseño factorial son:

• “Reducir el error y la variabilidad, aumentando el control de las


variables exógenas mediante el bloqueo y la estratificación y:
• “Contrastar más de una hipótesis respecto de los efectos
principales y de la interacción entre factores”. (Glass y Stanley,
1987).

El estudio es correlacional debido a que no existe manipulación de las


variables independientes ni tampoco asignación aleatoria (al azar) de
los casos a cada uno de los grupos. Los distintos conglomerados que
integran la muestra son grupos naturales o “intactos”.

El diseño es Inter. - Sujetos, atendiendo a que las variables


dependientes estudiadas serán medidas en una sola ocasión para
cada uno de los casos incluidos en el estudio63.

El diseño es seccional debido a que las mediciones se realizarán en un


solo momento del tiempo.

En consecuencia, el diseño puede visualizarse de la siguiente manera:

FACTORES < 3 MESES DE 6- 11.99 MESES 1 AÑO O MAS


PERMANENCIA DE DE
PERMANENCIA PERMANENCIA

SISTEMA REINGRESO Nijk1 Nijk5 Nijk9


RESIDENCIAL
NO REINGRESO Nijk2 Nijk6 Nijk10

SISTEMA REINGRESO Nijk3 Nijk7 Nijk11


AMBULATORIO
NO REINGRESO Nijk4 Nijk8 Nijk12

63
Por el contrario, los diseños intra-sujetos son aquellos en que se realizan dos o más mediciones para
cada sujeto incluido en el experimento.

88
Donde la composición de los grupos de acuerdo a los factores será la
siguiente:

- Tiempo de intervención.

1. Jóvenes beneficiarios de programas SENAME al momento de la


realización del estudio, con menos de 3 meses de permanencia
en los programas.
2. Jóvenes que egresaron de programas de la Red SENAME
después de haber permanecido entre 6 y 11.99 meses en los
programas.
3. Jóvenes que egresaron de programas de la Red SENAME
después de haber permanecido 1 año o más en los programas.

- Modalidad de Intervención (ambulatoria, residencial)

1. El sistema residencial incluye los programas de rehabilitación


conductual propios y colaboradores.
2. El sistema ambulatorio considera los programas de
rehabilitación conductual diurna y libertad vigilada.

- Reingreso a la red SENAME

1. Sujetos no reingresos: jóvenes que al momento de su último


ingreso a la Red SENAME (inmediatamente anterior a la
realización de este estudio) no registraban antecedentes de
ingresos anteriores a la Red por una causal de infracción de ley.

2. Sujetos reingresos: los jóvenes que al momento de su último


ingreso a la Red SENAME lo hicieron en calidad de reincidentes
en una infracción de ley.

Se debe notar que el esquema del diseño factorial se mantiene al


introducir variables de control como el género y la historia
infraccional. En este caso, cada una de estas variables reemplazarían
al factor setting (ambulatorio – residencial).

De esta manera, el impacto neto de la intervención con los infractores


de ley para el total de la muestra estudiada sería igual a la diferencia
en la situación de reinserción social entre los grupos T3 – T1. En el
caso de los sistemas residenciales, el impacto sería equivalente a la
magnitud del efecto O3 – O1, mientras que en los ambulatorios
alcanzaría al saldo O33 – O11.

89
12.1.VALIDEZ INTERNA DE LA ESTIMACIÓN DEL IMPACTO

La validez interna del estudio refiere a la certeza “con la cual podemos


inferir que una relación entre dos o más variables es causal o que la
ausencia de la relación implica ausencia de causa” (Cook y Campbell,
1979: 37). En otros términos, se trata de establecer si los cambios o
efectos operados en las variables dependientes se deben efectivamente
a la intervención o tratamiento y no a la acción de terceras variables.
Las dos condiciones básicas que se requieren para asegurar la validez
interna de un estudio son: la manipulación de la variable
independiente y el control de las variables exógenas al experimento.

En este caso, se cumple el requerimiento de control de la variable


independiente a través de la manipulación del tiempo de permanencia
en los programas (dosage). El problema radica en la no-equivalencia
de los grupos sujetos a las distintas “dosis” de tratamiento, debido a
la no-asignación aleatoria de los casos a los distintos tratamientos, a
las diferencias entre los jóvenes dado que las mediciones se realizan
sobre personas distintas, y por tanto, al no control de factores
externos, tales como las características de los adolescentes y su
entorno como a las variables relativas a las condiciones de
administración del tratamiento.

• Control Estadístico.

Para asegurar la equivalencia de los grupos, se procuró definir cuotas


de acuerdo a las variables que, de acuerdo a la investigación,
presentaran una alta correlación con las medidas de resultado
empleadas en el estudio (por ejemplo, el “setting” de la intervención, la
historia infraccional, etc.), que fueran de interés teórico (género) o
práctico (región de pertenencia) y se las asignó a cada una de los
bloques establecidos en el diseño factorial. Sin embargo, se debe tener
en cuenta que el bajo número de casos que considera el estudio no
permite la utilización de diseños factoriales que incluyan más de dos
variables independientes. Por tanto, existe una posibilidad de control,
pero bastante limitada.

• VALIDEZ EXTERNA DE LA ESTIMACIÓN DEL IMPACTO

La validez externa de un estudio está definida por la posibilidad de


generalizar los resultados obtenidos a través de un determinado
experimento o prueba con un grupo de sujetos a distintos tipos de
ambientes, poblaciones y tiempos. Como es sabido, la validez externa
de un estimador depende sustancialmente de la representatividad de
las muestras. En este caso, el estudio no se construye sobre muestras
aleatorias de la población de infractores de ley atendidos por SENAME
y las instituciones colaboradoras. Sin embargo, se ha procurado

90
mantener una cierta proporcionalidad en la definición de las cuotas de
muestreo, de acuerdo a algunos parámetros poblacionales como el
género.

12.2.INSTRUMENTOS DE RECOLECCION DE LA
INFORMACION

El estudio considera la aplicación de una entrevista estructurada a los


jóvenes infractores, de un cuestionario auto-administrado que
deberán cumplimentar los educadores o profesionales de los
programas que mejor conozcan al joven, y una pauta en la que se
recogerán datos secundarios sobre el joven contenidos en la base de
datos SENAME.

12.2.1.INSTRUMENTOS DE MEDICION

Se validarán los siguientes instrumentos de medición:

- Escala de Percepción del Funcionamiento Familiar (PFF)

Fue elaborada a través de la selección de ítems contenidos en las


escalas de ajuste familiar TCU Datar (Simpson, 2000), CYDIS
(Dahlberg et.al. 1998) y de percepción de calidad de las relaciones
familiares (Egenau y Villatoro, 2000). La Escala PFF considera las
siguientes sub - escalas: 1) apego: 2) comunicación: 3) resolución de
problemas: 4) conflicto: 5) pautas de supervisión y control y: 6)
modelos conductuales familiares.

La Escala PFF tiene un formato de procesamiento tipo Likert, y en


general, los ítems que la conforman han evidenciado propiedades
psicométricas más que aceptables. Por ejemplo, las sub escalas apego,
control y conflicto del proyecto TCU Datar tienen coeficientes alpha de
0.91, 0,73 y 0.76 respectivamente (Simpson, D., 2000). Por su parte,
los ítems de la escala de percepción del funcionamiento familiar
muestran un alpha de 0.90. (Egenau y Villatoro, P., 2000).

- Escala Guttman de Autoestima.

Fue aplicada por Egenau y Villatoro (2000) en el estudio de evaluación


de las comunidades terapéuticas del Hogar de Cristo. Tiene un
formato de corrección tipo Likert, presenta una buena validez de
constructo (obtiene altas correlaciones con medidas de depresión y del
funcionamiento familiar) y de acuerdo a los estándares psicométricos

91
de evaluación de Dahlberg et.al. (1998) tiene una consistencia interna
ejemplar (coeficiente Alpha de 0.91).

- Escala de Auto eficacia Proyecto TCU

Se utilizarán algunos de los ítems originales que contiene la escala de


auto eficacia del Proyecto TCU-Datar (Simpson, 2000). La escala tiene
un formato de corrección tipo Likert, y no hay información disponible
sobre sus propiedades psicométricas.

- Escala de autocontrol.

Considera las sub - escalas de control de impulsos y supresión de la


agresión contenidas en el Inventario de Auto-Control Weinberger. Este
instrumento fue desarrollado específicamente para adolescentes, y
tiene propiedades psicométricas aceptables (coeficiente de
consistencia interna de 0.79 a 0.82 para la sub - escala supresión de
la agresión y de 0.66 a 0.69 para la de control de impulsos (Dahlberg,
et.al. 1998).

- Escala de Responsabilidad Social.

Incluye las sub - escalas responsabilidad y empatía del Inventario de


Auto-Control Weinberger. Tiene formato de corrección tipo Likert, y
posee propiedades psicométricas de moderadas a buenas. En
particular, la sub - escala responsabilidad ha obtenido rangos alpha
de 0.76 a 0.77, mientras que la sub-escala empatía ha alcanzado
valores cercanos al 0.7 (Dahlberg et.al. 1998).

- Escala de Asociación con Pares Antisociales.

Considera los ítems de la escala utilizada en el proyecto TCU Datar


(Simpson, 2000). El formato actitudinal de la escala es de tipo Likert.
Tiene buenas propiedades psicométricas, obteniendo un coeficiente
alpha de 0.85. Fue aplicada en parte por Egenau y Villatoro (2000) en
el estudio Hogar de Cristo, alcanzando un alpha similar al indicado
por Simpson.

- Escala de Conductas de Riesgo Relacionadas con las Drogas.

Fue utilizada por primera vez en el estudio de las Comunidades


Terapéuticas del Hogar de Cristo (Egenau y Villatoro, 2000). Es una
escala dicotómica sumatoria, de respuestas sí - no. Los criterios
teóricos y operacionales subyacentes a este instrumento son los
considerados por MINSAL (1996) en la definición del abuso de drogas
y alcohol.

92
- Escala de Garantización de Derechos.

Es una escala dicotómica sumatoria, de respuestas sí - no. Fue


elaborada para su primera utilización en este estudio.

- Escala de Actitud hacia los Educadores /Tíos.

Es un instrumento que tiene un formato tipo diferencial semántico.


Supone un continuo evaluativo de 1 a 7. Fue elaborada para su
primera utilización en este estudio.

- Cuestionario de Calificación Global de la Responsabilización.

Es un instrumento que considera la selección y adaptación de un


grupo de ítems del experimento RISE, programa piloto de evaluación
de experiencias de Justicia Restauradora. Es un cuestionario
autoadministrado, que contiene ítems en los que se solicita a 2
funcionarios que califiquen de manera independiente el nivel de
responsabilización del joven infractor. Los ítems seleccionados
obtuvieron buenos coeficientes de correlación producto - momento de
Pearson.

12.2.2.VALIDACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE MEDICION

La validez de la instrumentación se determinará a través de tres


procedimientos: a) validación de contenido: b) de criterio y: d) de
constructo.

- Validación de contenido. Refiere a que los ítems o indicadores


utilizados son representativos del universo potencial de ítems del que
forman parte. Se establecerá a través del juicio de los expertos
DEDEREJ y DEPLAE del Servicio Nacional de Menores.

- Validez de criterio. Implica que los resultados obtenidos por la vía de


la aplicación del instrumento deberían estar correlacionados con
alguna otra variable de acuerdo a algún criterio externo derivado de la
teoría. De esta manera:

“Debería existir una asociación estadísticamente significativa


entre los puntajes obtenidos por los sujetos en el indicador de
inserción social64 y los tiempos de intervención o tratamiento.
Los sujetos en las etapas de pre-egreso y post-egreso
deberían evidenciar puntajes de inserción social

64
O cualquier otro indicador compuesto que se elabore.

93
significativamente superiores a los observados entre los
jóvenes de la medición de ingreso”65.

Este mismo procedimiento se utilizará con los siguientes


instrumentos: a) escala de funcionamiento familiar: b) cuestionario de
calificación global de la responsabilización por el acto: c) escala de
Responsabilidad Social: d) escala de Asociación con Pares
Antisociales: e) escala de Conductas de Riesgo Relacionadas con las
Drogas y: f) escala de Actitud hacia los Educadores /Tíos.

Un aspecto de interés es el relativo a la correlación entre las medidas


de responsabilidad a través de la calificación de los educadores (tíos) y
el autorreporte. En este punto, se tratará de establecer la validez de
criterio de manera independiente al tiempo de exposición a
tratamiento.

- Validez de constructo. Dice relación con el "grado en que una


medición se relaciona consistentemente con otras mediciones de
acuerdo con hipótesis derivadas teóricamente o que conciernen a los
66
conceptos que están siendo medidos" . “Un constructo es una
variable medida y que tiene lugar dentro de un esquema teórico”
(Hernández Sampieri et.al. 1998).

De esta manera, la autoestima, auto eficacia y autocontrol tenderían a


expresar un constructo o supravariable, que referiría a un cierto tipo
de metarrelación predominante del sujeto consigo mismo, en las
dimensiones cognitiva, afectiva y de predisposición conductual. En el
caso de los sujetos con altos puntajes en las escalas de autoestima,
auto eficacia y autocontrol, tendría predominio una metarrelación
centrada en el locus interno. Por el contrario, entre los sujetos con
puntajes bajos, la metarrelación no se construiría a partir del locus
interno.

En consecuencia, las escalas de autoestima, autoeficacia y


autocontrol tendrían validez de constructo si es que forman un factor
o supravariable, o si al menos logran generar grupos homogéneos
dentro y heterogéneos entre con relación a los puntajes que obtienen
en estas escalas. La validación estadística de esta hipótesis se
efectuará por la vía de un análisis factorial o K-Cluster
(conglomerados o racimos).

65
Esta hipótesis de trabajo se hace extensiva a cualquiera sea la variable dependiente a considerar en
el diseño de validación.
66
Hernández Sampieri, R. Metodología de la Investigación, México D.F., 1998.

94
12.2.3.CONFIABILIDAD DE LOS INTRUMENTOS

La consistencia interna de los instrumentos con formato Likert se


establecerá a través del coeficiente alpha. También se efectuará un
análisis del poder discriminatorio de los ítems, así cómo se
determinará la equivalencia de los ítems a partir del cálculo de un
coeficiente split-half (mitades partidas). Se someterá a este análisis:

- Escala de Percepción del Funcionamiento Familiar.


- Escala Guttman de Autoestima.
- Escala de Auto eficacia Proyecto TCU
- Escala de Responsabilidad Social.
- Escala de Actitud hacia los Educadores /Tíos.
- Escala de Asociación con Pares Antisociales.
- Escala de Autocontrol.

En el caso de los instrumentos con preguntas dicotómicas, se utilizará


el coeficiente de confiabilidad Kuder – Richardson. En esta situación
se encuentran:

- Escala de Garantización de Derechos.


- Escala de Conductas de Riesgo Relacionadas con las Drogas.

• Confiabilidad Cuestionario Global de Responsabilización

En orden a medir el nivel de acuerdo inter-calificadores, se utilizará el


coeficiente de correlación de Pearson producto – momento, que
permite establecer la fuerza de la asociación entre las calificaciones
dadas a un mismo joven por parte de observadores independientes.

12.2.4.DISEÑO DE MUESTREO

Para la determinación del tamaño de la muestra, se consideró como


antecedente la estimación del tamaño del efecto de la intervención de
las Comunidades Terapéuticas Residenciales y Ambulatorias del
Hogar de Cristo (Egenau y Villatoro, 2000) en la variable
funcionamiento familiar67. Para ello, se utilizó un diseño factorial que
incluyó las mismas variables que serán controladas en este pre-test:
a) tiempo de tratamiento: b) sistema o modalidad de intervención y: c)
historia de tratamiento.

67
Se utilizó la medida de funcionamiento familiar porque interesa particularmente en este estudio tener
mayor sensibilidad para la detección de efectos teoréticamente correlacionados con la no –
reincidencia.

95
Se realizó un análisis de varianza multifactorial, que arrojó un
coeficiente de correlación múltiple R 2 = 0.108, lo que equivale a un
tamaño del efecto68 φ = 0.1210. Luego:

PODER ESTADÍSTICO TAMAÑO MUESTRA TOTAL


0.78 81
0.84 92
0.89 106
0.94 130
0.95 132
0.99 305

De esta manera, se decidió utilizar un tamaño muestral de 132 casos,


con un poder estadístico de 0.95 69 . En consecuencia, el diseño
factorial queda de la siguiente manera:

MODALIDAD DE TIEMPO DE < 3 meses 6-12 1 año y TOTAL


INTERVENCIÓN TRATAMIENTO meses más
SISTEMA NO REINGRESO 11 11 11 33
RESIDENCIAL
SI REINGRESO 11 11 11 33

SISTEMA NO REINGRESO 11 11 11 33
AMBULATORIO NO REINGRESO 11 11 11 33

TOTAL 44 44 44 132

Es necesario considerar que estos criterios de selección muestral


incluyen:

- La afijación por sexo, que se realizará utilizando un valor de 30%


para todos los tiempos de tratamiento considerados y:

- La afijación por sub sistema dentro de la categoría modalidad de


intervención. Por ejemplo, dentro del grupo sistema residencial /
menos de 3 meses de tratamiento (22 casos), se obtendrá una cuota
de 11 casos de jóvenes de programas de rehabilitación conductual
SENAME y una cuota de 11 casos de programas de rehabilitación
conductual de instituciones colaboradoras.

• Trabajo de campo

Se llevará a cabo una entrevista semi estructurada (preguntas


68
Estimado a través del programa estadístico G Power, desarrollado por la Universidad de Bonn.
69
Equivale a una probabilidad de 95% de detección de los efectos estudiados, si es que estos existen
efectivamente en la población de infractores de ley SENAME.

96
cerradas y abiertas) a cada uno de los sujetos incluidos en la
muestra70. El trabajo de campo se realizará durante el tercer mes del
estudio, en las regiones quinta y metropolitana, y considerará las
siguientes actividades:

- Selección de los Centros en los que se realizará el trabajo de


terreno. Los Centros serán elegidos en función de su proximidad
geográfica.
- Elaboración de listados y selección de los casos a ser encuestados.
Considera la confección de una lista de reemplazos, a ser utilizada en
el caso de mortalidad muestral.
- Selección y capacitación de los encuestadores.
- Organización del trabajo de campo. Se asignarán casos a los
supervisores y encuestadores de acuerdo a un criterio de proximidad
geográfica.
- Realización del encuestaje y supervisión.

• Procesamiento y análisis estadístico computacional

El procesamiento y análisis estadístico de la información se


efectuarán en el paquete computacional SPSS –10.0. Los análisis y
pruebas estadísticas que se utilizarán serían:

- Análisis descriptivo (medias, medianas, porcentajes)


- Análisis relacional y comparativo (Chi cuadrado, one way,
comparaciones post-hoc, pruebas no paramétricas).
- Análisis multifactoriales: análisis por conglomerados, factorial de
componentes principales, análisis de varianza y modelos de regresión
logística.

• Rediseño de la instrumentación e instructivos de evaluación.

- Elaboración de un documento resumen, que contendría los


principales resultados de la prueba piloto y validación de los
instrumentos. Este documento será enviado a los profesionales
expertos, los que dispondrán de un tiempo limitado para realizar
sugerencias y observaciones a los instrumentos, instructivos y
procedimientos empleados.

- Reelaboración de la instrumentación e instructivos, en función de


las sugerencias de los profesionales expertos, de las observaciones de
los encuestadores y supervisores y de evidencia obtenida a partir del
análisis estadístico.

- Elaboración de Informe Final, que contendrá: diseños finales de


70
En este caso, se supone que los jóvenes serán la principal fuente de información. Sin embargo, esto
no descarta la utilización de otras fuentes.

97
instrumentos e instructivos, propuesta con detalle sobre
procedimientos de recolección, procesamiento y análisis de los datos y
otras recomendaciones.

CRONOGRA

98
13.BIBLIOGRAFIA CITADA Y CONSULTADA

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