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ie SUS CURACIONES ee 5) c Co 710 Ss Harold J. Reilly Ruth Hagy Brod Edgar Cayce Sus curaciones naturales Prélogo de Hugh Lynn Cayce FONTANA PRACTICA Ediciones Martinez Roca, S. A. Traduccién de Javier Calzada Disefio cubierta: Geest/Hgverstad Advertencia a los lectores: Es imprescindible que consulten a un médico antes de probar cual- quiera de los remedios y ejercicios contenidos en este libro. En ningiin caso deberian aplicar at- guno de ellos sin la plena y previa aquiescencia de su médico. Es muy importante asimismo que no interrumpan el tratamiento 0 régimen que les haya prescrito su médico. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autori- zaciGn escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la re- produccién total o parcial de esta obra por cual- quier medio o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informatico, y la dis- tribucién de ejemplares de ella mediante alqui- lero préstamo pablicos. Titulo original: The Edgar Cayce Handbook for Health Through Drugless Therapy © 1975 by Harold J. Reilly © 1995, Ediciones Martinez Roca, S. A. Enric Granados, 84, 08008 Barcelona ISBN 84-270-2047-3 Depésito legal B. 38.197-1995 Fotocomposicin de Pacmer, S. A., Miquel Angel, 70-72, 08028 Barcelona Impreso por Libergraf, S. L., Constitucié, 19, 08014 Barcelona Impreso en Espaha ~ Printed in Spain A Betty, quien tengo la sensacién que me fue enviada por Cayce para ayudarme a llevar adelante la tarea de realizar este libro. HJR. A Albert, querido esposo, amigo y compatiero que hace que todo sea posible. R.H.B. «Porque ocurre, pues... que el espiritu, el alma, los elementos de las fuerzas activas, usan esas partes del cuerpo fisico como su templo durante una experien- cia terrena,» (311-4) «Pues toda salud procede de una Unica Fuente. Y si se da una aplicacién de alimentos, ejercicio, medicina, e incluso del bisturt.... es para despertar la con- ciencia de las fuerzas que hay dentro del cuerpo y que contribuyen a reproducir- sea simismas... [lo que es] la conciencia de las Fuerzas Creadoras o Fuerzas de Dios.» (2696-1) «{...] una semana de cada mes, como minimo, deberia emplearse en embelle- cer, preservar, corregir el cuerpo..., si el cuerpo quiere conservarse joven, en mente, en cuerpo, en voluntad. Esto no significa que la entidad deba pasar esa se- mana entera sin hacer otra cosa,» (3420-1) Edgar Cayce Agradecimientos La realizacién de este libro ha sido el fruto de un proyecto que ha exigido tres afios de trabajo y que hubiera sido imposible sin la tenaz ayuda de muchas perso- nas que creen en el saber espiritual, mental, emocional y fisico contenido en las lecturas de Cayce, y las que este saber las ha inspirado. Los autores deseamos aprovechar esta oportunidad para dar las gracias a quie- nes compartieron sus experiencias personales con nosotros y a los muchos amigos y colegas que nos han ayudado en nuestro trabajo. En particular queremos expresar nuestra gratitud y reconocimiento por su es- pecialisima ayuda a las siguientes personas: A Hugh Lynn Cayce por su perspicaz Prélogo y sus recuerdos. A Gladys Davis Turner, Lucille Kahn, Hugh Lynn, al doctor Pat Reilly y a Do- rothy Reilly por ayadarnos a reconstruir la historia de Edgar Cayce y de nuestra familia. AJ. Everett Irion, Violet Shelley y al personal editorial, bibliotecario y admi- nistrativo de la ARE en Virginia Beach, Virginia. A Rhoda Boyko, que durante dos afios ayudé desinteresadamente a la sefiora Brod a recopilar y mecanografiar los extractos de los Cayce Medical Circulating Files; a Rudolph Boyko, que colaboré en esta tarea con su esposa; a Albert T. Brod, que se encarg6 voluntariamente de la interminable tarea de copiar, comprobar, co- rregir e interpretar esos extractos; y a Andrew Grossman, que le presté, también desinteresadamente, su ayuda en muchas de esas tareas. A la artista Jacqueline Mott, que a ultima hora afiadi6 unas ilustraciones para completar las encargadas a Ray Cullis y realizadas por él en su momento. Y a los doctores William A. McGarey, John Joseph Lalli y Edith Wallace por revisar el manuscrito y ayudarnos con sus criticas y sugerencias. Por su significativo liderazgo y tenacidad en la lucha en defensa del derecho de los consumidores a la salud y a una atmésfera, un agua y unos alimentos libres de contaminacién, queremos rendir asimismo especial reconocimiento a los siguien- tes presidentes de comités y subcomités del Congreso, y expresarles nuestra gra- titud por habernos facilitado las transcripciones de sus audiencias: Senadores Richard S. Schweiker, Gaylord Nelson, William Proxmire, Philip A. Hart, y congresista James J. Delaney. Al doctor Roger J. Williams, director del Clayton Foundation Biochemical Ins- titute of The University of Texas, le expresamos nuestra profunda consideracién y nuestro respeto por su gran libro Nutrition Against Disease (Pitman Publishing Co., Nueva York, 1971), que hemos citado ampliamente. Y deseamos hacerlos extensivos también a los siguientes autores y obras: 12 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES E. M. Abrahamson y A. W. Pezet. Body, Mind and Sugar. Pyramid Books. Nueva York, 1951. Ted Burke. «Recipes for Rejuvenation». Harper's Bazaar, marzo 1973. Cathryn Elwood. Feel Like a Million. Pocket Books. Nueva York, 1965. Frank Glenn y Arthur J. Okenaka. «Study of a 167-Year-Old-Man». Journal of the American Geriatrics Society, julio 1964. Sefiora de Edward Henderson, directora de la American Geriatrics Society y editora del Journal. Josef P. Hrachovec. Keeping Young and Living Longer. Sherbourne Press. Los Angeles, 1972. William A. McGarey. Edgar Cayce and the Palma Christi. Edgar Cayce Foun- dation y Medical Research Bulletins of the Edgar Cayce Foundation. The Metropolitan Life Insurance Co., por sus tablas de peso y longevidad. Debates de la Conferencia sobre el Envejecimiento, patrocinada por el Huxley Institute. Nueva York, 6 marzo 1972. Corinne H. Robinson. Normal and Therapeutic Nutrition. Macmillan Publis- hing Co., Inc. Nueva York, 1972. Neil Solomon, The Truth about Weight Control. Stein & Day. Nueva York, 1972. Jess Stearn. Edgar Cayce, the Sleeping Prophet. Doubleday & Co. Garden City; Bantam Books. Nueva York, 1968. C.M. Taylor y O. F. Pye. Foundations of Nutrition. Macmillan Publishing Co., Ine. Nueva York, 1966. Renee Taylor. Hunza Health Secrets. Award Books. Nueva York, 1969. Carlson Wade. Magic Minerals: A Key to Better Health. Parker Publishing Co. Nueva York, 1967. Maurice Zolotow. Marilyn Monroe: A Biography. Harcourt, Brace & Co. Nue- va York, 1960. Proélogo Nadie ha hecho tanto como Harold Reilly, uno de los mds prestigiosos fisiote- rapeutas norteamericanos, para que el mayor nimero de personas saquen prove- cho préctico de los tratamientos que Edgar Cayce descubrié mediante su clarivi- dencia. Entre otras razones, por su propia personalidad, porque el doctor Reilly es uno de los hombres més positives, estimulantes y prdcticos con que me haya tro- pezado en la vida. Inspira confianza; es patente que practica lo que predica. Es amable, entusiasta, y posee un maravilloso sentido del humor. Una conversacion con el doctor Reilly te persuade, y un tratamiento suyo te convence, de que tu cuerpo puede hacer mds de lo que jamds has esperado de él. Inspira amor propio. Otra raz6n de que el doctor Reilly haya tenido tanto éxito ayudando a los de- mds a emplear las lecturas de Edgar Cayce es que su filosofia de la salud estaba ‘ya en consonancia con la filosofia de la salud expresada en dichas lecturas cuan- do su nombre aparecié mencionado por primera vez en elas. Lo cual, por sor- prendente que parezca, ocurrié varios afios antes de que los dos hombres se co- nocieran personalmente. Este lazo al nivel de la mente, e inclusive al nivel del es- piritu, determiné que cientos de personas acudieran a Harold Reilly, tanto a su instituto del Rockefeller Center como a su granja de Nueva Jersey. Personas que lo encontraron también en sus libros, The Secret of Better Health! y Easy Does It,” y después en los libros de muchos otros que han escrito sobre él y su trabajo con las lecturas de Edgar Cayce, como, por ejemplo, There Is a River,’ de Thomas Su- grue, y Edgar Cayce, the Sleeping Prophet,’ de Jess Stearn. Tanto Edgar Cayce como Harold Reilly estaban mds interesados en mantener alas personas en buena salud y en buscar las causas de la enfermedad que en re- mediar sus sintomas. Las muchas sugerencias de las lecturas que se refieren al ejercicio, la dieta, los fomentos y la hidroterapia son, con frecuencia, tratamien- tos que se confian a la responsabilidad del individuo, mds que a la de una terce- ra persona. E incluso los tratamientos que habian de ser administrados por otro -tales como manipulaciones, tratamientos colénicos, determinados fomentos, etc.— eran terapias concebidas para ayudar al cuerpo a sanarse a si mismo. En el pre- sente libro, Edgar Cayce: Sus curaciones naturales, encontrard usted estimulo y, lo que es mds importante atin, medios especificos para ayudarle a recuperar el equi- librio fisico, mental y emocional, y a asumir una nueva actitud frente a la vida. 1, Harold J. Reilly, The Secret of Better Health. Carlyle House. Nueva York, 1941. 2, Harold J. Reilly, Easy Does it. Thomas Nelson & Sons, Nueva York, 1957. 3, Thomas Sugrue, There /s a River, Holt, Rinehart & Winston. Nueva York, 1942. 4, Jess Steam, Edgar Cayce, the Sleeping Prophet, Doubleday & Co. Garden City, 1967; Bantam Books. Nueva York, 1968. 14 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. Edgar Cayce sefials la importancia de la dieta de manzana, los fomentos de aceite de ricino, los baiios de vapor con aceites especiales para determinadas do- lencias, tipos especificos de masaje y una gran variedad de dietas titiles. Pero fue Harold Reilly el primero que empeé a ensefar a las personas a combinar los tra- tamientos. Fue quien las animé y, por supuesto, las orient6 a seguirlos hasta que empezaran a descubrir que podian lograr a veces resultados fantasticos. Este libro es un manual practico. Hay explicaciones de los tratamientos y ma- terial complementario procedente del mundo cientifico, que hasta ahora ha con- (firmado muchas de las ideas bdsicas contenidas en las lecturas de Edgar Cayce. Harold Reilly empez6 a trabajar con estas ideas hace ya mas de cuarenta y cinco ajios. Probablemente no leerd usted este libro comenzando por el principio y siguien- do sus pasos hasta el final. Tal vez deseard buscar antes que nada lo relativo a su particular necesidad. Si ast es, advertiré en seguida que el doctor Reilly y la se- jiora Brod han dispuesto el contenido en capitulos perfectamente especificados y que sus referencias cruzadas son valiosisimas guias para abordar los problemas y los tratamientos Cayce-Reilly. Una vez que haya iniciado la tarea de poner a su cuerpo a resolver su necesi- dad especifica, deseard sin duda volver atrds y leer todo el libro. Encontrard en- tonces en él multitud de ideas capaces de ayudarle y que querrd compartir con sus amigos. Y no le pasaré inadvertido que las tres personas que han compuesto esta obra -el doctor Harold Reilly, su ayudante Betty Billings y Ruth Hagy Brod, que recopilé el material y ayudé al doctor Reilly a escribirla— disfrutaron haciéndo- lo. Porque estd muy claro que estas personas creen sinceramente en lo que escri- ben, y que sus experiencias tanto personales como con cientos de otras personas confirman sus conclusiones, La famosa frase «Si, tenemos el cuerpo», con la que Edgar Cayce, en estado de trance, inicié miles de lecturas psiquicas, comienza a adquirir verdadero sen- tido en este libro. El hombre debe empezar por él mismo. Porque, si no es capaz de sanarse a st mismo, gcémo podrd ser un canal de salud para su préjimo? Aqui, en perfecta combinacién, estan los ingredientes para la consecucién del equilibrio fisico, mental, emocional y espiritual que todo hombre persigue. Hugh Lynn Cayce Introduccién {Quién fue Edgar Cayce? Aunque acerca de Edgar Cayce se han escrito treinta y seis libros, que totalizan millones de ejemplares, ¢ incontables articulos en periddicos y revistas, para algu- nos de ustedes ésta puede ser la primera presentacién del hombre que fue llamado «el profeta durmiente de Virginia Beach», «el hombre més misterioso de Améri- ca», «adivino religioso» y telépata o vidente médico. ;Quién fue en realidad? Depende de quienes elijamos para mirarlo a través de sus ojos. Un ntimero con- siderable de contempordneos suyos vieron en el «despierto» Edgar Cayce un ex- perto fotégrafo profesional. Otro grupo, nifios en su mayoria, lo admiraron como cordial y bondadoso profesor de la escuela dominical. Los miembros de su fami- lia lo conocieron como un maravilloso marido y padre. El «durmiente» Edgar Cayce fue un personaje totalmente distinto: un psiquico conocido por miles de personas de toda clase y condicién, que tenfan motivos para estarle agradecidas por su ayuda. Porque, ciertamente, muchas de ellas estaban convencidas de que él, y sdlo él, habia salvado o cambiado sus vidas cuando todo parecfa perdido. El «durmiente» Edgar Cayce fue un hombre excepcionalmente certero en el diagnéstico médico, un profeta y un devoto defensor de la tradicién biblica. Ya de nifio, en una granja proxima a Hopkinsville, Kentucky, donde habia na- cido el 18 de marzo de 1877, Edgar Cayce manifest6 unos poderes perceptivos que parecian superar el campo normal de los cinco sentidos. A la edad de seis 0 siete afios les dijo a sus padres que era capaz de ver y conversar con «visiones», a veces de familiares recientemente fallecidos. Sus padres lo atribuyeron a la imaginaci6n superactiva de un chiquillo solitario que haba sido influido por el lenguaje dra mitico de las reuniones de afirmacién del fervor religioso, que eran muy popula- res en esa parte del pais. Posteriormente, a través del simple hecho de dormirse con la cabeza apoyada en sus libros escolares, desarrollé alguna forma de memo- ria fotografica que lo ayud6 a progresar répidamente en sus estudios en la escue- la rural. Este don, sin embargo, se esfum6, y Edgar slo pudo completar el sépti- mo grado escolar antes de tener que ponerse a trabajar. A la edad de veintitin afios se habfa convertido en representante de una empre- sa mayorista de objetos y materiales de escritorio. Por esta época le sobrevino una pardlisis gradual de los misculos de la garganta, que amenazé con causarle la pér- dida de la voz. Cuando los médicos se mostraron incapaces de encontrar una cau- sa fisica de su dolencia, se probé con la hipnosis, sin que tampoco con ésta obtu- viera efectos permanentes. Como tiltimo recurso, Edgar le pidié a un amigo que 16 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Jo ayudara a retornar al mismo tipo de suefio hipnético que le habia permitido me- morizar de nifio sus libros de texto. Su amigo le dio el impulso de sugestién nece- sario y, una vez en aquel estado de trance autoinducido, Edgar se enfrent6 a su propio problema. Hablando desde un estado de inconsciencia, recomend6 deter- minadas medicacién y fisioterapia que se mostraron eficaces para devolverle la voz y reparar los dafios de su sistema. Un grupo de médicos de Hopkinsville y Bowling Green, Kentucky, aprove- charon el singular talento de Cayce para diagnosticar a sus propios pacientes. Pronto descubrieron que Cayce s6lo necesitaba que le facilitaran el nombre y la direccién de un paciente, dondequiera estuviese, para sintonizar telepdticamente con la mente y el cuerpo de éste, con la misma facilidad que si se hallaran los dos en la misma habitacion. Jamis le hizo falta mas informacién relativa a ningun pa- ciente. Un médico joven de entre aquéllos, el doctor Wesley Ketchum, presenté un in- forme sobre este nada ortodoxo procedimiento a una sociedad de investigacién clinica de Boston. El 9 de octubre de 1910, The New York Times aparecié con dos paginas sobre el tema, con los correspondientes titulares y fotografias. Y desde aquel dia, personas atormentadas de todo el pais han buscado la ayuda del «hom- bre prodigioso». Cuando Edgar Cayce muri6, el 3 de enero de 1945 en Virginia Beach, Virgi- nia, dejé registros estenogrdficos documentados de los dictamenes dados, por cla- rividencia telepatica, a mas de seis mil personas distintas a lo largo de un periodo de cuarenta y tres aiios. La Association for Research and Enlightenment, Inc., una institucién dedicada a la investigacién psiquica, se formé en 1932 para conservar ¢ investigar esos datos. Su biblioteca de Virginia Beach guarda copias de 14.246 lecturas psiquicas de Edgar Cayce, registradas en estenografia. De ellas, 8.976 —es decir, un 64 % aproximadamente- describen las discapacidades fisicas de varios miles de personas y sugieren tratamientos para sus dolencias. Son muy numerosos los médicos a quienes los estudios cientificos de pautas te- rapéuticas para determinadas dolencias fisicas importantes parecen haberles suge- tido la conveniencia de poner a prueba las teorias de Edgar Cayce. Con este pro- pésito, las citadas lecturas fisicas han sido puestas a disposicién del equipo médi- co de una clinica de Phoenix, Arizona, integrado por cinco doctores. A través de informes escritos y conferencias anuales, estos doctores facilitan informacién so- bre los resultados de los tratamientos a mas de 250 médicos y ostedpatas. Las lecturas de Edgar Cayce constituyen uno de los mayores y mas impresio- nantes registros de percepcién psiquica debidos a un solo individuo. Unidas a sus registros, correspondencia e informes, han sido indexadas, cotejadas, agrupadas en millares de epigrafes y puestas a disposicién de psicdlogos, médicos, estudiantes, escritores e investigadores que atin hoy siguen acudiendo, en némero creciente, a la mencionada institucién para examinarlas. Dicha instituci6n contintia hoy su tarea indexando y catalogando la informacién, fomentando la investigaci6n y los experimentos, y promoviendo reuniones, semi- narios y conferencias. INTRODUCCION iy) Los trabajos del doctor Harold J. Reilly, cuarenta y cinco afios de experiencia clinica con esas lecturas, constituyen una aportacién valiosisima a ese cimulo de datos. Hable de ello con el doctor Reilly. Ha tenido experiencias con miles de casos. Y, seguin mis informes, es el tinico, que consigue resultados reales, se muestre 0 no de acuerdo con lo que les han dicho otras personas. (5162-1, informes) Edgar Cayce {Quién es Harold J. Reilly? Durante més de treinta aiios, el Reilly Health Institute, del Rockefeller Center, fue la meca de la salud para celebridades: politicos como el difunto secretario de Estado Edward Stettinius, el que fue fiscal general Herbert Brownell, el congre- sista James Delaney y el ex gobernador Nelson A. Rockefeller; magnates de los negocios como el difunto David Sarnoff, el capitén Eddie Rickenbacker, L. Vic- tor Weil y Jack Kriendler, propietario del Club 21; y Ifderes sindicales como Geor- ge Meany, David Dubinsky, Alex Rose y el difunto John L. Lewis. Todos éstos son s6lo unos pocos de los muchos personajes notables que encontraron reme- dio para los estragos sufridos por la responsabilidad y el estrés bajo la direccién y las manos sanadoras del doctor Harold J. Reilly, el fundador y director del ins- tituto. En el Reilly Institute modelaron su silueta, realzaron su belleza y mantuvieron en forma su salud famosas actrices. Dan Topping Ilevé all a su esposa, la difunta Sonja Henie, para preparar su figura con vistas a una carrera cinematogréfica; Gloria Swanson, Mae West, Gypsy Rose Lee, Shirley Booth, Glynis Johns, Do- rothy Sarnoff, Leslie Caron y Joan Fontaine acudieron al instituto para conservar- se en excelente estado fisico. Figuras internacionalmente destacadas, como el du- que y la duquesa de Windsor, la emperatriz viuda de Egipto y Cobina Wright e hija encontraron alli las mismas técnicas, especializacién y terapias practicadas en los grandes balnearios de Europa. Las paredes del instituto estan cubiertas de fotos y testimonios de personalida- des del mundo del espectaculo, entre quienes se cuentan Bob Hope, Eddie Albert, Phil Baker, Burgess Meredith, Bert Lahr, George Jessel, Paul Whiteman, Vincent Lopez, Harry Salter, Fred MacMurray, Walter Huston, Boris Karloff, Hume Cronyn y su esposa la actriz Jessica Tandy, Mickey Rooney y Paul Douglas. Asi como de los grandes divos del Metropolitan Beniamino Gigli, Helen Jepson, Rose Bamp- ton, John Charles Thomas, Charles Kuhlman y Greta Stuckgold, y el de su empre- sario Gatti-Casazza. La dedicatoria manuscrita de Bob Hope en su fotografia dice: «Después de lo bien que me ha conservado Harold J. durante dieciocho aiios, pienso que todo el mundo deberfa vivir la vida de Reilly». «Oh, no hay nada en tal mal estado que Reilly no pueda repararlo», afirma en su foto Burgess Meredith. 18 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Y, en frase de Eddie Albert: «El doctor Reilly tavo mucho que ver con que yo disfrutara de la vida en fecha tan lejana como 1935. Y sigue teniéndolo». Muchos escritores y poetas —Robert Frost, John Erskine, Bob y Millie Consi- dine, Morey Bernstein y Fannie Hurst, entre otros~ han expresado elocuentemen- te su aprecio y admiracién en fotos dedicadas 0 en sus libros. Maurice Zolotow, por ejemplo, autor de Marilyn Monroe: A Biography,’ esc «A Harold J. Reilly, que me habria hecho tan sensual como Marilyn Monroe si yo hubiera sido mujer». Jess Stearn, en la primera edicién de su libro Edgar Cayce, the Sleeping Prophet,” dijo: «A mi querido amigo y mentor Harold J. Reilly, sin el cual este li- bro hubiera sido mucho menos de lo que es». Y Thomas Sugrue firmaba su The- re Is a River’ con estas palabras: «A Harold J. Reilly, el mejor doctor de la faz de la tierra... aunque algunos Angeles artriticos suspiren por recibir sus tratamientos. Pero, por encima de todo, me siento orgulloso de que fuera amigo de Edgar Cay- ce y lo sea mio». «Forjador de felicidad y de gente mas eficaz», describié al doctor Reilly el re- verendo Norman Vincent Peale; y Hugh Lynn Cayce incluyé la siguiente dedica- toria en su libro Venture Inward:* «A Harold, que ha ayudado a mucha gente a ini- ciar su aventura intima tal como Ja concebia Edgar Cayce». Todos estos elogios fueron muy merecidos, porque el doctor Harold J. Reilly era entonces —como lo sigue siendo hoy- uno de los principales defensores de la fisioterapia natural sin férmacos. Esta reconocido como uno de los mas notables fi- sioterapeutas del mundo, y médicos de todos los pafses acuden a estudiar con él. Pero no todos sus clientes eran celebridades: muchos eran, sencillamente, seres humanos enviados a él por alguno o algunos de los tres mil médicos, ostedpatas y odontélogos que le han dirigido a sus pacientes. La impresionante formacién académica y profesional del doctor Reilly incluye ocho titulos, entre ellos el doctorado en Ciencias por la Eastern Reserve Univer- sity, el master en Fisioterapia por el Ithaca College y el doctorado en Fisioterapia por la Van Norman University de California. Es, ademas, miembro del Colegio de Medicina Deportiva, miembro del Emerson University Research Council, diplo- mado del Consejo Nacional de Fisioterapia y director de Fisioterapia y Rehabili- tacién de la Edgar Cayce Foundation. Ha ejercido a lo largo de catorce mandatos la presidencia de la New York Sta- te Society of Physiotherapists, preside el Colegio Oficial de Fisioterapeutas del estado de Nueva York, y fue presidente legislativo del comité encargado de dicta- minar las reclamaciones por tratamientos fisioterapéuticos nombrado por el con- sejo de regentes de la universidad del estado de Nueva York. Esté colegiado para la practica en cuatro estados de Estados Unidos y en Canada. 1. Maurice Zolotow, Marilyn Monroe: A Biography. Harcourt, Brace & Co. Nueva York, 1960. 2. Stearn, op. cit. 3, Sugrue, op. cit. 4, Hugh Lynn Cayce, Venture Inward. Harper & Row. Nueva York, 1964. INTRODUCCION 19 El doctor Reilly nacié en el Lower East Side de Nueva York en 1895 y crecié en el distrito Van Ness del Bronx. Fue el mayor de siete hermanos, todos los cua- les, con excepcién de una de las chicas, se dedicaron a la practica de la fisiotera- pia. A los doce afios organizé en el sétano del hogar familiar un club atlético y gimndstico. En 1916, tras graduarse en el National Eclectic Institute, se alist6 en elejército de Estados Unidos y sirvié con el 102.° de Ingenieros en la frontera me- xicana, ensefiando jiujitsu y lucha libre. Fue después de dejar el ejército cuando obtuvo sus titulos académicos del Ithaca College y la Eastern Reserve University. Se gradué asimismo por la American School of Naturopathy y la American School of Chiropractise, y completé dos afios de especializacién en osteopatfa. Durante varios afios, el doctor Reilly estudié en Battle Creek, Michigan, con el doctor John Harvey Kellogg, el inventor de los copos de cereales para el desa- yuno y la cabina eléctrica, y pionero de la medicina preventiva. En el curso de su diversificada carrera, el doctor Reilly dirigié también una granja de salud para la rehabilitacién de alcohélicos y drogadictos en el condado de Sullivan, Nueva York. En 1924 cre en la ciudad de Nueva York el Physicians Physiotherapy Ser- vice en el ntimero 1908 de Broadway, y en 1935 abrié su afamado Reilly Health Institute en el Rockefeller Center. A pesar de sus formidables credenciales y curriculum, al doctor Reilly se le conoce sobre todo por su inusual y estrecha colaboracién con Edgar Cayce, el «profeta durmiente» de Virginia Beach, quien empez6 a enviarle casos en 1930, casi dos afios antes de que los dos hombres se conocieran personalmente. En aque] entonces, Reilly no habja ofdo hablar de Edgar Cayce, ni sospecha por asomo que aquellas personas venfan a él recomendadas por un psiquico. Para cuando Cayce fallecié, en 1945, éste habia encaminado al doctor Reilly més de un millar de pacientes y habia mencionado expresamente su nombre cen- tenares de veces en el curso de las lecturas-trances en que diagnosticaba y pres- cribia un tratamiento para problemas médicos de lo mis diversos. Jess Stearn, en su biografia de Edgar Cayce —inspirada por el doctor Reilly y es- crita en gran parte en su granja de Nueva Jersey- se refiere al doctor Reilly como un «acervo portatil de la terapia practica de Cayce». E indiscutiblemente es hoy la maxima autoridad acerca de los secretos de salud contenidos en las “lecturas” de Cayce. En la inmensa mayorfa de las docenas de libros que se han escrito acerca de Cayce, cuyas ventas han totalizado millones de délares, se ensalzan las extra- ordinarias comprensién y destreza del doctor Reilly en la aplicacién de los trata- mientos de Cayce y los éxitos que ha logrado con ellos. El doctor Reilly no es s6lo un «maestro» en las teorias de Cayce, sino que las ha puesto a prueba clinicamen- te y las ha tamizado en sus cuarenta y cinco aiios de préctica activa. La perfecta combinacién de los poderes psiquicos de Cayce, bebidos de alguna fuente de «co- nocimiento universal», y la experiencia empirica y cientifica de Reilly ha pro- ducido un valiosisimo tesoro de orientaciones terapéuticas que parecen funcionar cuando son adecuadamente administradas. Estas orientaciones pueden ser puestas hoy a disposicién de miles de lectores deseosos de encontrar una salida sensata en el contaminado laberinto de la vida moderna. 20 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES A pesar de los tintes de misterio que comparecen cuando entra en escena un vi- dente de la reputacién de Cayce, no hay nada misterioso en la gran afinidad que existié entre los dos hombres, el uno un psiquico y el otro un cientifico. Ambos compartfan una idéntica filosofia de la salud: la expresada en las siguientes pala- bras del doctor Reilly: «La medicina y la mayorfa de los médicos buscan curar una dolencia especifica. Las “lecturas” Cayce y la terapia Reilly tratan de produ- cir un cuerpo sano que se curaré a sf mismo de la dolencia que lo aqueja. Trata- mos de comprender la naturaleza y trabajar con la naturaleza. Luego es el propio cuerpo quien se cura». Cuando el doctor Reilly cerré el Reilly Health Institute en 1965 y se «retiré» a su granja de Nueva Jersey, don6 su equipo de fisioterapia a la Association for Re- search and Enlightenment (la ARE) de Virginia Beach, Virginia; monté alli una clinica de fisioterapia, adiestr6 a su equipo de profesionales y acepté ser su su- pervisor. Organiz6 asimismo el Departamento de Fisioterapia de la clinica de la ARE en Phoenix, Arizona, y form a su personal. No le result6 facil, con todo, per- manecer en este relativo retiro. Por eso, cuando algunos de los pacientes que ve- nfa tratando ~David Dubinsky, por ejemplo, que habfa sido un «asiduo de Reilly» durante més de cuarenta afios— insistieron en continuar sus tratamientos semana- les, el doctor Reilly accedié a viajar a Nueva York un dia por semana y gestioné compartir un consultorio con otro médico en el Capitol Theatre Building. Pero la jornada de trabajo en el consultorio de Nueva York se amplié primero a dos y Iue- go a tres dfas por semana, y pronto el doctor Reilly estaba trabajando alli casi con la misma dedicacién con que habfa estado llevando su instituto. El derribo del Capitol Theatre Building fue la ocasi6n para que el doctor Reilly iniciara el que confiaba fuera su segundo y definitivo retiro. No duré mucho mas que el primero porque, con la publicacién del libro Edgar Cayce, the Sleeping Prophet, y otros comenzé una continua afluencia de hombres y mujeres de todo el pais que peregrinaban a la granja de Nueva Jersey. En la granja cont6 con la ayuda de su incansable colaboradora, la sefiorita Betty Billings, graduada por la University of North Carolina, donde recibié su li- cenciatura en nutricién. Como tal, Ia sefiorita Billings, fue residente en el Dayton Miami Valley Hospital de Ohio, y trabaj6 como dietista clinica en el Duke Uni- versity Hospital y en el New York Hospital-Cornell Medical Center. Est gradua- da también en fisioterapia. Betty Billings tuvo su primer contacto con el doctor Reilly hace unos dieciséis afios, cuando fue a visitarle en solicitud de ayuda para su madre paralitica, después de haber agotado todos los recursos de la medicina ortodoxa. Qued6 tan impre- sionada por el tratamiento aplicado a su madre, que dejé el New York Hospital- Cornell Medical Center, donde a la saz6n trabajaba como especialista en nutricién y dietista, y entré a formar parte del equipo de Reilly en el Rockefeller Center. Ha trabajado con el doctor Reilly desde entonces, y tanto ella como el doctor estan sumamente solicitados como conferenciantes y consultores. El doctor Reilly escribié acerca de ella: «Siempre he tenido la sensaci6n de que Betty Billings me fue enviada por Edgar Cayce... La nutricién es muy impor- INTRODUCCION 21 tante en la terapia Cayce, pero yo era muy torpe en las técnicas de contar los gra- mos de todo, calcular las cantidades diarias recomendadas y mantenerme al dia respecto a las nuevas investigaciones realizadas en este complicado terreno. Ba- rrunto que Cayce querfa que trabajéramos juntos». Al igual que Edgar Cayce, el doctor Reilly se especializ6 en los «casos deses- perados»: aquellos que han abandonado toda esperanza de obtener ayuda median- te las terapias convencionales a base de farmacos. Sus éxitos en el tratamiento de estos pacientes «desesperados» extendieron atin més su fama, hasta el extremo de que la presiOn de los pacientes que acudian a la granja desbordé su capacidad material, y la de la sefiorita Billings, de atenderlos a todos. Ello le obligé a hacer publica su decision de limitar su practica a los miembros de la ARE. «Deseaba desanimar a los pacientes, especialmente a los que tal vez no segui- rian con seriedad la terapia -explic-. Porque, ademés, si no entienden la filoso- fia de Cayce de la unidad de cuerpo, espiritu y mente, y si no sintonizan con ella sus conciencias en el grado necesario, se tarda demasiado en conseguir resultados; y, en ocasiones, ni siquiera se dan.» Hoy, todavia activo a sus setenta y nueve afios, el doctor Reilly expresa asf el concepto que tiene de su obra: «La filosofia basica de toda mi obra es que me con- sidero un maestro y un intérprete de las lecturas Cayce; porque esas lecturas fue- ron comunicadas a unos individuos concretos, y mi tarea ha sido aplicar mi pro- pia formacién, saber y experiencia para interpretar lo que Cayce querfa y ensefiar luego a la gente a ponerlo en practica». 'Y su éxito en ello ha sido admirable. Por eso parece muy oportuno concluir esta Introduccién con palabras de Nelson A. Rockefeller: «Es un gran profesional y un maravilloso ser humano». PRIMERA PARTE «El cuerpo fisico es el Templo» CAPITULO 1 Prevencion: La clave de una salud duradera «[...] todo fortalecimiento, cualquier tipo de curacién, consiste en el cambio de las vibraciones que vienen de dentro... la sintonta de lo divino existente en el interior del tejido vivo de un cuerpo con las Energias Creativas. Sélo esto es sa- nar. Tanto si se logra mediante el uso de medicamentos, el bisturt o lo que sea, consiste en sintonizar la estructura atémica de la fuerza celular viviente con su patrimonio espiritual.» (1967-1) «Porque como la Mente es el Constructor -esto es, que “como un hombre pien- sa, asi es”=, de ahi se sigue que la mente, que el cuerpo, que el alma se expanden para remediar sus propias necesidades.» (564-1) «[..] estd al aleance del hombre todo aquello que en la naturaleza correspon- de a lo existente en los reinos mentales y espirituales, y un antidoto para cada ve- neno, para todo mal en la experiencia del individuo, con aplicar simplemente la naturaleza, las fuentes naturales.» (2396-2) Edgar Cayce «[..] es en la Salud, no en la mala salud, en lo que deberiamos fijar nuestra mirada.» Dr. Roger J. Williams Un hombre de cuarenta y dos aijos pregunt6 a Edgar Cayce: Cudnto deberia vivir en esta encarnacién? (866-1). —jHasta los ciento cincuenta! -fue la respuesta del profeta durmiente de Virgi- nia Beach. A otros que le planteaban la misma o parecida pregunta Cayce les contest6 que si una persona vivia como es debido, comfa sabiamente, no se preocupaba dema- siado y mantenia una visién optimista de la vida, podia vivir hasta alcanzar los 120 0 121 aiios de edad. Alguien le pregunté en cierta ocasion: -Entonces..., ,también es cierto que uno puede conservar la juventud? Y Cayce respondié: ~Es factible conservar la juventud en la medida en que se desee, si se esta dis- puesto a pagar el precio que sea necesario. —Es decir —prosigui6 su interlocutor solicitando més detalles, ;que hay que considerar también la dieta como aplicacién del conocimiento obtenido de dentro de uno mismo? ~iPor supuesto! -replicé Cayce. (900-465) Esta idea de Cayce sobre la potencial longevidad del hombre y la juventud se compagina con las leyes naturales del universo, tal como las encontramos en el reino animal. Segiin los bidlogos, la duracién de la vida de una especie viene a ser de ocho a diez veces el tiempo transcurrido hasta que alcanza su capacidad reproductora. Teéricamente, pues, el hombre deberia vivir como minimo de 120 a 150 afios. Cientificos que han estudiado la geriatrfa y la longevidad en paises de todo el mundo afirman que la duracién media de la vida humana deberia estar en torno a los 140 afios. Y los investigadores de la célula creen que, puesto que cabe conser- var vivas ciertas células indefinidamente, seria posible para el hombre, en teoria, vivir eternamente. El doctor Augustus B. Kinzel, que fue presidente de Salk Institute for Biolo- gical Sciences, predice que «el suefio humano de no envejecer nunca se hard rea- lidad, y conoceremos notables progresos en esta materia no mucho més all de 1980». E incluso el difunto doctor Edward L. Bortz, del Philadelphia’s Lankenau Hos- pital, presidente de la conservadora American Medical Association, aventuraba que no existe raz6n ninguna para que, hacia el afio 2000, los seres humanos no de- biéramos llegar todos como minimo a centenarios. De hecho existen lugares en el mundo donde los hombres y las mujeres viven, PREVENCION: LA CLAVE DE UNA SALUD DURADERA_ 27 estén sanos y son capaces de reproducirse hasta bien pasado el limite de los cien afios: lugares como, sobre todo, la repiiblica georgiana de Abjazia, en las monta- fias del Cducaso; Vilcabamba, en Ecuador; y el territorio de los Hunzas, un estado federado de Pakistén. Mas adelante, en el capitulo 16, estudiaremos con algtin detalle los estilos de vida de estas gentes notables, asf como muchos aspectos de la investigacién en este fascinante tema y algunas de las orientaciones Cayce-Reilly para que las apli- quen en sus propios hogares. Por ahora baste observar que el estilo de vida de esas personas tan longevas concuerda con la recomendacién de Cayce para conseguir la longevidad y prolongar la juventud. Paraddjicamente, mientras la ciencia se esfuerza en conseguirnos el regalo de unos afios de mas, son cada dia mas las personas que padecen enfermedades créni- cas y degenerativas. El doctor Max Bircher-Benner, uno de los grandes pioneros médicos y adalides de la medicina preventiva, decfa hace muchos afios: «El reino de los incurables se ha extendido alarmantemente. Asi lo ha hecho también Ja ca- pacidad de la profesién médica para prolongar la vida artificialmente. Pero la in- tencién del Creador no fue que el hombre tuviera que vivir con ayuda de muletas, ni convertir el planeta en un inmenso hospital para los enfermos».' Yo me carteé con el doctor Bircher-Benner hasta su muerte en 1939 y los dos compartiamos una misma filosofia de la salud..., en particular la conviccién de la importancia que tiene la prevencién en medicina. Después de todo, pocos de noso- tros querrfamos seguir vivos unos afios mas siendo invdlidos, una carga para no- sotros y para nuestros familiares. No basta afiadir afios de vida. Lo que cuenta, sobre todo, es cuanta vida tendrds en esos afios. Y habré que decir al respecto que la moderna ciencia médica, a pesar de sus muchos ¢ impresionantes logros en reducir las infecciones y tratar las enfermeda- des, no lo est4 haciendo tan bien en el campo de la prevencién de la enferme- dad y el mantenimiento de nuestra salud. Es salud lo que todos nosotros desea- mos..., no precisamente una mejor asistencia médica. Dado que hemos reanudado Jos lazos de amistad con China, podriamos también emular una de sus antiguas cos- tumbres y pagar a los médicos cuando estamos bien, en vez de hacerlo cuando en- fermamos. Hoy, el hombre y la mujer modemnos (y sus hijos) son una especie en peligro. La salud del pueblo norteamericano est4 sufriendo un gradual deterioro. Se nece- sitan més y mayores hospitales, mas facultades de medicina que formen més y mas médicos, nuevos farmacos, y mayores fondos para dedicarlos a la investigacién. En 1971, el entonces presidente Richard M. Nixon pidié a los altos funcionarios de la administraci6n federal que trazaran un programa destinado a hacer de los norteamericanos el pueblo més sano de la Tierra. El informe de aquéllos revelé que, aunque los norteamericanos gastamos més dinero en atenci6n sanitaria que cualquier otra nacién, nuestra salud es, en conjunto, peor que en la mayorfa de los. demas paises industrializados. Tenemos més cancer, enfermedades cardiovascu- 1, Dr. Max Bircher-Benner, The Prevention of Incurable Disease. Attic Press. Greenwood, 1969. 28 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES lares, diabetes, enfermedades mentales, artritis y anomalias congénitas que los ha- bitantes de cualquier otra nacién industrializada del mundo. Ocupamos el quinto lugar en el indice de esperanza de vida. Los norteamericanos estan menos sanos ahora que hace veinte afios y nuestra esperanza de vida decrece. El presidente en- cargé a Elliot L. Richardson, su secretario de Salud, Educacién y Bienestar (y an- tiguo fiscal general), que estudiara «qué se necesita para hacer que este pais sea més sano que cualquier otro del mundo». Solo tenia, para ello, que echar un vistazo al pais y ala vida diaria de sus ciu- dadanos. Estamos rodeados por todas partes de enemigos solapados, todos ellos tanto mas malignos y peligrosos cuanto que se presentan sigilosamente y bajo dis- fraces sumamente atractivos. Los siete mas mortales de ellos para nuestra moder- na forma de vida se esconden en el aire que respiramos; en el agua que bebemos; en Jos métodos que utilizamos para producir, transportar, transformar y comercia- lizar los alimentos; en la cocina familiar, donde se planea y realiza la gran dieta norteamericana (sin el menor plan); en la dependencia del automévil familiar, que nos tiene inmovilizados en el auge de las enfermedades cardiovasculares y en otras dolencias mortales, cuando no nos mata o mutila por si mismo en Ia carretera..., ¥ en la de su compaiiero de crimenes, el televisor; en Ia servicial farmacia-licoreria del barrio, ahi mismo, en la esquina, que nos ha convertido en una nacién de con- sumidores de pfldoras y ha colaborado para que nuestros hijos cayeran en la dro- gadiccién; y en el trabajo, con el mortal estrés que producen su inseguridad, su competitividad, sus criminales pausas para un «cafelito» y sus almuerzos de ne- gocios. No tenemos que sucumbir ante estos enemigos. Si nos decidimos a poner el es- fuerzo y la disciplina que se requieren para utilizarlas, estén a nuestra disposicién eficaces medidas protectoras. A la salud, como a todos los demas aspectos de la vida, se aplica el dicho de que «més vale prevenir que curar». Y asi resulta que un profesional de la medicina, el doctor Bircher-Benner, nos dice: «Hermanos mios, su vida marcha por caminos equivocados. Traten de iden- tificar los peligros que amenazan su salud y aprendan a evitarlos antes de que sea demasiado tarde. La prevencién es posible con tal de tomérsela en serio; sera efi- caz si se muestran firmes y decididos a la hora de aplicarla»? Después de cincuenta y cinco afios de tratar a los enfermos, de restaurar y for- talecer la salud, el bienestar y la vitalidad de miles de personas, he aprendido que la gente se preocupa mas de su coche y de su cortadora de césped que de su cuer- po y de su salud. Una y otra vez he escuchado la misma mala excusa: «Es que no tengo tiempo para hacer ejercicio, para vigilar mi dieta, para hacer todas las cosas. que usted dice que deberfa hacen». Y mi respuesta ha sido invariablemente: «No tiene tiempo para conservarse bien, pero lo encontrard para estar enfermo, gverdad?». Menos cera en el coche y mds aceite de cacahuete en el cuerpo deberia ser la regla que imperara en los hogares para conseguir una poblaci6n més sana y més fuerte. 2. Ibid. p. x. PREVENCION: LA CLAVE DE UNA SALUD DURADERA. 29 Aunque soy fisioterapeuta, me he especializado durante més de cincuenta y cinco afios en tratar y restaurar al hombre completo: el hombre que refleja en su cuerpo y su mente el impacto del mundo que lo rodea externamente. He dicho muchas veces que la misma sangre que circula por nuestras entrafias lo hace tam- bién por nuestro cerebro; pero puedo invertir la frase y decir que la sangre que circu- la por nuestro cerebro, donde nos sentimos inquietos, preocupados y temerosos, fluye por las entrafias, donde padecemos tensién. Muchos hombres han acudido al Reilly Health Service del Rockefeller Center con la misma queja: «Cuando estaba haciendo el servicio militar, me encontraba en una forma espléndida. Me sentfa siempre bien. Ahora estoy fatal y me siento tor- pon y mareado constantemente. ;Puede usted ponerme otra vez en la misma bue- na forma de antes?» Podria haberles respondido simplemente: «Si. Haga ejercicios en el gimnasio, tome de vez en cuando un bafio de vapor y apliquese después fricciones t6nicas 0 quizé un masaje, y podré recuperar la misma buena forma que la vida ordenada y el ejercicio regular le proporcionaban cuando estaba en el ejército». Pero debemos recordar que, de soldado, no tenia que preocuparse por un au- mento de salario, ni por el humor con que lo recibirfa su mujer al regresar a casa después del trabajo, ni por la posibilidad de ser despedido, ni por el inminente pago de un plazo de la hipoteca. No tenfa que tomar decisiones: otros decidian por él. Por consiguiente, era capaz de relajarse; y la relajaci6n, junto con la liberacin de la responsabilidad y la tension, era responsable en gran parte del excelente estado ffsico en que se encontraba. E| problema de devolver a esos hombres a la misma condicién de bienestar no es simplemente cuestién de ejercicio fisico y nutricién equilibrada. Requiere tam- bién un ajuste psicoldgico en todos los campos de la vida..., un ajuste que todas las personas estén obligadas a hacer si quieren participar en la sociedad como ciu- dadanos responsables, deseosos de mantenerse a si mismos y no depender de la ayuda de terceros 0 del Estado. Hoy todo el mundo, hombre y mujer, ha de combatir como soldado en un fren- te econdmico de competencia, en el que tiene que estar constantemente alerta para mantener la seguridad, conservar el hogar y la familia, y ahorrar algo para el fu- turo. Y lo curioso es que, si no fuera por su cuerpo, no queria usted hacer ese ajus- te; que, sino fuera por su cuerpo, no mantendria ese combate que dura toda la vida. Si usted tuviera slo mente, y no también un cuerpo, el mundo de lo econémico desaparecerfa: no necesitarfa una casa, ni alimentos que procurar a su cuerpo, ro- pas para cubrirlo ni cosméticos para maquillarlo..., ni un automévil para despla- zarlo de aqui para allé. El matrimonio serfa innecesario, porque no existirfa una sexualidad en sentido fisico y no darfa como fruto hijos. Es, pues, el cuerpo el que hace que surjan la econom(a, el matrimonio, la politica y la guerra. Pero un hecho que me ha asombrado durante toda la vida es que a ese cuerpo que provoca tales elementos de conflicto, presiones y trabajo, no sélo lo descuida- ‘mos, sino que hacemos un mal uso y abuso de él. Se dirfa que los antiguos griegos, 30 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. que respetaban e incluso llegaron a rendir culto al cuerpo, se mostraban mas pré- ximos que nosotros a una actitud razonable frente a la vida diaria. Por lo menos reconocfan que el cuerpo es el punto focal de la vida en el mundo. Debemos al cuerpo el estar aqui, en este mundo tridimensional. Y es, por con- siguiente, el cuerpo el que ha de mantenerse en armonia y en equilibrio ~sano, en otras palabras— para que, a través de él, las partes de nosotros que no son fisicas, que nos dan los mayores placeres y nos hacen seres humanos —es decir, la mente y el espiritu- puedan funcionar suficientemente bien para alcanzar su potencial mis alto. Pero resulta que en la vida moderna nos ocupamos mas en desequilibrar el cuer- po que en mantenerlo sano. Lo sobrecargamos hasta el extremo de agotarnos en nuestros esfuerzos para ganar dinero y conseguir el éxito. Cuando deberiamos te- ner en cuenta que cada parte del cuerpo mal usada, sometida a excesos 0 descui- dada es importante a la hora de mantener la totalidad en buena forma. Si hay algo que demuestren las lecturas de Edgar Cayce, es que el hombre no puede ser fragmentado en partes..., cada una con su sistema propio y susceptible de ser considerada y tratada sin atender a las demés partes. Porque Edgar Cayce afirmé una y otra vez que todo lo que hacemos y pensa- mos esté directamente relacionado con lo que somos como seres humanos com- pletos: que lo que comemos influye sobre lo que pensamos; que lo que pensamos influye sobre lo que comemos; y que lo que comemos y pensamos, juntos, influ- yen sobre lo que hacemos, lo que sentimos y lo que parecemos. Citaré un ejemplo del caso 288-38, en el que dice: «{...] Lo que pensamos y lo que comemos ~com- binados— determinan lo que somos, fisica y mentalmente». Y en otra lectura (2528-2) Cayce observa: «Pero cuando la norma esta coordi- nada, en espiritu, mente y cuerpo, el ser es capaz de realizar el objetivo por el que acepta una experiencia material o fisica». He tenido el excepcional privilegio de haber conocido a Edgar Cayce y haber trabajado con él. A través de él tenemos acceso a la sabidurfa intemporal que este gran ser humano y psiquico bebié de sus «fuentes universales» de conocimiento. Pienso que esta sabiduria suya jams fue tan urgentemente necesaria como lo es hoy, en el presente caos ecolégico interno y externo que han montado el hombre, laciencia y la tecnologia. EI objetivo de este libro es ensefiarles a ustedes a mantener su buena condi- cién, compartiendo con ustedes las terapias naturales sin farmacos, las actitudes mentales y la sintonia espiritual que Edgar Cayce prescribié en sus casi quince mil lecturas destinadas a unos seis mil individuos. Deben tener presente que la mayo- ria de las personas que buscaron la ayuda de Cayce o la mia eran casos médicos desesperados..., personas desanimadas, descorazonadas, que ya habjan probado todo cuanto podia ofrecerles la medicina ortodoxa... y aun las alternativas. El re- curso a Cayce era para muchos la tiltima apelacién posible a un tribunal supremo. Y Cayce era capaz de diagnosticar sus dolencias entrando en un estado de trance, a pesar de que jamés vefa a la persona, que podia hallarse a miles de kilémetros de distancia. Les prescribfa entonces terapias capaces de prestarles ayuda. Muchos ex- PREVENCION: LA CLAVE DE UNA SALUD DURADERA 31 perimentaron lo que parecian curaciones milagrosas. Otros no. Aunque el método era extrafio y basado en una videncia psiquica, las terapias en sf no tenfan ningin misterio: incluian tratamientos osteopaticos, regimenes de nutricién, ejercicio, masaje, hidroterapia y electroterapia, aplicacién externa de fomentos, remedios y férmulas magistrales basados en alimentos naturales, hierbas y, en ocasiones, me- dicamentos ¢ intervenciones quirtirgicas. Para conseguir resultados, se requeria constancia y una sintonia mental y espiritual, como Cayce explicaba a menudo: Conserve dentro sf esa actitud mental de fuerzas constructivas, creativas. Porque toda curaci6n, cualquiera que sea su naturaleza, debe brotar del interior de uno mismo. Porque en el cuerpo fisico esté la capacidad de re-crearse o reproducirse, asf como las actividades necesarias para asimilar lo que se obtendra de esa re-creacién, (1663-1) Porque toda curacién, mental o material, consiste en sintonizar cada tomo del cuer- po, cada reflejo de las fuerzas cerebrales, con la conciencia de lo divino que late den- tro de todos los étomos y de todas las células del cuerpo. (3384-2) En la siguiente lectura (528-9), Cayce subraya la importancia de la constancia y la tenacidad: L..Jel cuerpo no debe, no deberia, desanimarse en el intento, sino trabajar con pa- ciencia, sabiendo que toda curacién, toda ayuda, han de brotar de un pensamiento cons- tructivo, de una aplicacién constructiva, y ante todo y sobre todo de una inspiracién spiritual constructiva. Emplee las molestias [del cuerpolf...] como piedras en que apo- yarse para alcanzar un conocimiento més alto, més perfecto, mayor. A Io largo de los tiltimos quince afios de la vida de Edgar Cayce (de 1930 a 1945) tuve ocasién de trabajar con casi un millar de casos que él me envid, Pare- cfa existir una asombrosa diferencia entre las lecturas dadas a un individuo y otro aun en los casos en que sus dolencias eran clasificables bajo un mismo epigrafe médico. (En este aspecto, como en tantos otros, Cayce se adelanté a la medicina de su época descubriendo la individualidad bioquimica de cada persona, un tema que abordaremos con mayor detalle en préximos capitulos). Debo reconocer que, en aquel entonces, habia algunas facetas de la terapia que escapaban a mi compren- si6n. Pero a medida que, a lo largo de mis cuarenta y cinco afios de experiencia cli- nica, fui aplicando a miles de mis pacientes esos tratamientos en la secuencia sugerida por Cayce, empecé a captar la filosofia subyacente y los principios im- Plicados en ellos. Principios que se fundamentan en la estructura basica y en los procesos del cuerpo, la mente y el espiritu humanos. Pronto tuve claro que, con independencia de los tratamientos 0 combinacién de terapias que prescribiera, perseguia cuatro objetivos bsicos: mejora y normaliza- cidn de las funciones de asimilacién, eliminaci6n, circulacién y relajacién. Con la reinstauraci6n del equilibrio normal de estas cuatro funciones basicas, el cuerpo procede a sanarse a s{ mismo de los desarreglos que manifiesta como sfntomas de enfermedad. De hecho, tanto Cayce como yo hemos tratado siempre con las cau- 32 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES sas, no con los sintomas, y por esta raz6n sus lecturas rara vez recurren a la ter- minologfa médica. En mi calidad de fisioterapeuta, yo no hago diagndsticos, pero en mi préctica clinica he comprobado que un gran porcentaje de los diagnésticos médicos que me trafan mis pacientes tenfan que ver con los sintomas de un desa- juste de las funciones corporales. Y en todos 108 casos, sin importar el nombre con que se designara la enfermedad, cuando Ia actitud del paciente era la correcta y los tratamientos se aplicaban con constancia y tenacidad, una vez que la asimilacién, la eliminaci6n, la circulacién y la relajacién alcanzaron niveles mds normales, se obtuvieron recuperaciones plenas o parciales y muchas curaciones Cayce notables. Me gusta proponer a mis pacientes que traten de hacer un acréstico con las ini- ciales de los cuatro objetivos vitales mencionados antes. En efecto, combinando las iniciales de esas funciones resulta la palabra CARE, es decir, atenci6n, asis- tencia médica. En este libro voy a tratar de comunicarles a ustedes los principios, métodos ¢ instrucciones detalladas para emplearlo como un manual doméstico de recursos Cayce para mejorar la salud. Porque he podido comprobar que ésta es la clave no sélo para curar al enfermo, sino para crear y mantener un estado vibran- te de salud, optimista, enérgico y productivo, capaz de prolongar una juvenil joie de vivre hasta la madurez y la ancianidad, exentas de enfermedades. No importan as pruebas y tribulaciones que la vida nos traiga: uno est4 mejor preparado para afrontarlas si tiene buena salud que si esté enfermo. Para mi, las lecturas de Cayce estén hoy tan vigentes como cuando Cayce vi- via. En los afios transcurridos desde su muerte (1945), he seguido aplicando mu- chas de las mismas terapias y sus remedios con repetido éxito. La principal dife- rencia es que, cuando Cayce vivia, uno podfa obtener de él indicaciones definidas para individuos concretos. E incluso era posible averiguar, a través de una serie de preguntas, las razones por las que, a personas distintas que parecian tener la mis- ma enfermedad, se les daban diferentes indicaciones terapéuticas. A menudo in- cluso la frmula de una pomada para masaje era especifica, detallando la dosis y el tiempo entre aplicacién y aplicacin; y en muchos casos Cayce Hlegaba a pre- decir hasta los resultados que cabia esperar. Un rasgo distintivo del trabajo de Cay- ce era que cada ser humano recibfa una composicién de terapias individualmente orquestadas, con el fin de restaurar la armonia de cuerpo, mente y espiritu. En otras ocasiones, en cambio, se limité a enviarme pacientes, dejando a mi criterio decidir Ja terapia que necesitaban. No tenemos ya a Cayce en persona como fuente de informacién. Ahora nos toca a todos cuantos hemos tenido Ia experiencia, la educacién, la preparacién cientifica 0 el saber de una correcta interpretacién, emplear las lecturas de la mejor manera posible para sanar a los enfermos y poner sus conocimientos a disposicin de los que estén sanos para que puedan preservar su salud durante toda su vida. Las terapias y remedios de Cayce no estan constreftidos a una época: legan de un pasado secular y a menudo se proyectan al futuro, anticipando en muchos afios descubrimientos que la ciencia y la investigacién han de corroborar. Cayce estaba explotando «fuentes universales de conocimiento» y recibiendo de ellas las leyes naturales del universo. El saber que Cayce recibia era un reconocimiento de la ca- PREVENCION: LA CLAVE DE UNA SALUD DURADERA 33 pacidad dada por Dios al cuerpo humano, a su mente y a su espfritu para sanarse a si mismos. Por eso sigue funcionando hoy con la misma eficacia que cuando Cayce vivia, a condicién de interpretarlo correctamente. Esa infinita sabiduria contenida en las lecturas de Cayce tiene que ser investi- gada sin cesar, aplicada y explorada para descubrir los posibles remedios que en- cierra. Queda atin mucho por aprender de esas lecturas, mucho que atin no com- prendemos perfectamente, que atin no hemos usado. Pero con cuarenta y cinco afios de estudio, de experiencia y de investigacién clinica he podido deducir de los consejos que daba a los individuos ciertos principios generales que, como he com- probado experimentalmente, pueden sanar a los enfermos y servir de orientacién a todos para mejorar su salud. He seleccionado en este libro aquellos procedimientos, terapias y remedios que resultan adecuados para uso doméstico, sin mas requisitos que observar los pa- rémetros que se describen para cada uno y haber consultado previamente al pro- pio médico 0 a un médico que aplique las ideas de Cayce, para contar con su diag- néstico. Como decia el propio Cayce, su obra servird primero para educar a los in- dividuos, luego a grupos de individuos y, finalmente, a las masas. Albergamos la esperanza de que el presente libro les hard comprender los principios fundamen- tales para gozar de una radiante salud, de la juventud, del control de su peso, de la prevencién de la enfermedad, fertilidad y satisfaccién sexual, y de una vida larga, dichosa y productiva. CAPITULO 2 Trabajando con Cayce «El hombre que es (o era) presidente de los fisioterapeutas de Norteamérica,' y que lleva afios familiarizado con las lecturas|...}, que esté usando también aho- ra la luz verde es el doctor H. J. Reilly, R.C.A. Bldg., 1250 Sixth Avenue, N.Y.C. »Espero que tenga la oportunidad de ir a su consultorio y conocerlo. Le daria una idea del tipo de sitio que tiene que buscar usted en su vecindad..., en caso de que no le recomiende alguno que sea miembro de su asociacién, quiero decir.» Gladys Davis Turner (en una carta acompajiando a la lectura 3008-1) 1. El doctor Reilly fue presidente de los fisioterapeutas de Nueva York, no de los Estados Unidos. Edgar Cayce entré en mi vida un crudo dia invernal de enero de 1930. En el Reilly Physician’s Service estébamos viviendo la habitual afluencia de consultas posterior a las fiestas. Los clientes se apresuraban a acudir para trabajar enérgica- mente en librarse de sus kilos de mas y su sensacion de culpabilidad, reparando as{ los estragos de los excesos cometidos en las comidas de Navidad y de Afio Nuevo. Mi hermana Dorothy, uno de mis cinco hermanos que trabajaban conmigo, me Ilamé por el interfono. Yo estaba muy ocupado y le pregunté con brusquedad si el doctor Pat, otro hermano nuestro, no podia encargarse del asunto que fuera. Pero ella insisti6 en que acudiera a la sala de recepcién —Tengo aqui a una tal sefiora L. S. que trae unos papeles para que los veas. Dice que la envia Edgar Cayce, de Virginia Beach. Yo no habia ofdo hablar antes de Edgar Cayce, pero supuse que seria unos de los centenares de médicos, osteépatas, dentistas, quiropracticos o naturépatas que nos enviaban regularmente pacientes para que recibieran tratamientos fisioterd- picos. En aquel entonces estdbamos ubicados en el 1908 de Broadway, en Nueva York, en el segundo piso de un viejo edificio de madera que se alzaba en la esqui- na noreste de la calle 63. No era un lugar elegante..., sin comparaci6n con el lujo- so Reilly Health Service del Rockefeller Center que se harfa famoso afios después. Pero tenia un gimnasio y unas salas de bafios medicinales bien equipados, con am- plio espacio en el interior y en la azotea para los ejercicios, e incluso una pista de squash. El nuestro era uno de los departamentos de hidroterapia més completos de la ciudad: bafios termales de estilo europeo, duchas escocesas, baiios de asien- to, una amplia diversidad de bafios de vapor, salas de masajes, cabinas eléctricas y equipo de electroterapia..., todo lo necesario, en suma, para prestar un servicio completo de fisioterapia. Cuando entré en la sala de recepcién me encontré a una mujer atractiva, pelirro- ja, examinando las fotografias de hombres de negocios, lideres sindicales, politicos y estrellas de la Gpera, el teatro y la radio que cubrian nuestras paredes, todas con dedicatorias en las que me expresaban su aprecio o algiin sentimiento similar. La sefiora [5439] tenfa un rostro y un porte que me sugirieron la idea de una estrella del teatro. Le pregunté si era actriz, y ella sonrié complacida. Me dijo que su gran aficién era escribir, especialmente para la escena, y que confiaba en llegar a estrenar algtin dia alguna obra importante. Parecfa mucho més joven de la edad que tenfa en realidad: cuarenta y dos afios, como supe luego. —Edgar Cayce, de Virginia Beach, me ha enviado aqui —dijo tendiéndome un fajo de papeles-. Dijo que tenia que recibir masajes y electroterapia. TRABAJANDO CON CAYCE 37 =No le conozco -repliqué. Con la arrogancia de la juventud, acepté como lo més normal el hecho de que él si me conociera, quienquiera que fuese-. Permita- me ver lo que me trae. Los folios de papel que me tendié Hevaban el siguiente encabezamiento: Lectura psiquica dada por Edgar Cayce en su despacho, 115 West 35th Street, Vir- ginia Beach, Va. el 11 de enero de 1930, a peticién de la interesada: sefiora (5439} (aqui segufa el nombre completo de la mujer). Y, a continuacién: PRESENTES: Edgar Cayce; sefiora de Edgar Cayce, directora; Gladys Davis, ta- quigrafa, Hora de la lectura: 4:00 PM. Hora Oriental Estindar, Sefiora [5439], de Cen- tral Park West, Nueva York. Venian luego las siguientes instrucciones dadas a Edgar Cayce por su esposa: Dards una lectura fisica y mental para este cuerpo, con sugerencias para mejorar ambas condiciones, y responderds a las preguntas que te haré al respecto. Pensé al principio que se trataba de una especie de broma, 0 que la sefiora [5439] y el tal Cayce estaban locos. Pero fui lo bastante curioso como para seguir leyendo. No era, en principio, totalmente hostil a la idea de que un psfquico me enviara a alguien, porque en el transcurso de los afios habfamos tenido como clien- tes a bastantes astrélogos, psiquicos, quiromantes, numerélogos y otros practi- cantes del ocultismo, y frecuentemente habfamos recibido personas recomenda- das por ellos. Pero en toda mi experiencia jamds habfa visto un diagnéstico o una prescripcién terapéutica como la que empecé a leer. Cuando la sefiora [5439] me explicé que Cayce daba lo que ella Hamaba la «lectura» durante un estado de trance mientras se hallaban él en Virginia Beach y ella en Nueva York, me sentf realmente intrigado. Incluso ahora, con cuarenta y cinco afios de introspeccién, me resulta dificilfsimo explicar qué fue lo que me indujo a hacer un hueco, en uno de nuestros dias de mayor ajetreo, para leer lo que seguia. Pero lo cierto es que lo hice. Cayce decfa: Si, tenemos aquf el cuerpo, la seftora [5439]. Ahora bien: vemos ese cuerpo en ex- celente estado en muchos aspectos, fisica y mentalmente. Pero hay ciertas condiciones de las que el cuerpo fisico deberfa tener cuidado y, corrigiendo lo que tiene hoy peque- fia importancia en el funcionamiento fisico, mejorar el estado fisico y abrir un canal por el que puedan manifestarse lo mental y lo espiritual: porque el cuerpo-fisico es real- ‘menie el templo a través del que debe manifestarse el desarrollo mental, espiritual y del alma, y en cuya manifestacién se da el crecimiento. [La cursiva es mia.| Relef la frase: «porque el cuerpo-fisico es realmente el templo a través del que debe manifestarse el desarrollo mental, espiritual y del alma», encontrando en ella 38 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES un eco de una profunda conviccién mfa, a la que habia consagrado mi vida como fisioterapeuta, Con frecuencia les recordaba a mis pacientes que «la misma san- gre que circula por sus entrafias y sus pies lo hace por su cerebro». Mis palabras no eran tan poéticas y espirituales como el lenguaje empleado por Cayce, pero querian expresar exactamente lo mismo. El diagnéstico empezaba con un anélisis del riego sanguineo. Cayce encontré que la emocién del miedo estaba creando una condicién que «debia ser elimina- da» del sistema: [...] hay muchos canales por los que se efectéan las eliminaciones. Primero, en el sistema respiratorio. Esto no es meramente la expulsién del aire respirado, ni la clarifi- cacién del torrente sanguineo al pasar por los pulmones en busca del oxigeno necesa- rio para desarrollar determinadas condicionesf...] sino también la de la totalidad de lo exterior[...] a través de los diversos poros del sistema [y del de la circulacién linfatica]. Y lo mismo en el higado, o a través del canal alimentario. Estos, ahora, son los que sufren més[...] porque, como se ha visto, el flujo sanguineo a través del higado es el do- ble que por cualquier otra porcién del sistema, y en el I6bulo izquierdo o Iébulo menor del mismo encontramos aquellas condiciones con el cardcter de des6rdenes, afectadas por el esplénico y este l6bulo, o porcién del Iébulo del higadof...] Porque, dado que el higado es a la vez excretorio y secretorio en su funcionamiento, acta consiguiente- mente sobre el sistema de manera doble, o més atin. La lectura de Cayce prosegufa explicando como el desajuste en la eliminacién por el sistema respiratorio, el higado y los rifiones de la mujer habfa afectado a sus sistemas nerviosos, creando unos «desarreglos..., que no enfermedades»... que le producfan un exceso de acidez. Estas[...] dan origen a manifestaciones de pesadez de cabeza, hinchaz6n en la gar- ganta, desvio en Jos tejidos mucosos de los bronquios, las cavidades nasales y el seno maxilar, y en aquellas partes donde hay implicados tejidos blandos. Estos son mera- mente sefiales, no causas..., y ni siquiera reacciones. Mas bien advertencias de desa- rreglos, o de enfermedades, que se le hacen a lo fisico [al cuerpo). Después de este preciso diagnéstico de los sintomas de la sefiora [5439] y su causa, el psiquico en trance pasaba a referirse a la fuerzas mentales que actuaban enella. El miedo [es} la peor pesadilla para los elementos humanos, porque en el miedo se dan las condiciones que destruyen aquella vitalidad o lo asimilado, Y el consejo que le oftecfa acertaba con sorprendente precisién en sus deseos més intimos: Los desarrollos mentales deberfan orientarse hacia la direccién dramatica, escribir teatro, escribir libros, canciones..., porque éstas [cosas] pueden brindar una salida del TRABAJANDO CON CAYCE 39 yo para manifestar aquello que el cuerpo, el ser mental puede tener como ideal. Encuen- ire un ideal. No se picrda en lo individual ni en lo egocéntrico, sino més bien en lo que el cuerpo, el cuerpo mental, el cuerpo espiritual, pueden tener como ideal. Estoy listo para responder a las preguntas: P-1. {Qué libros puede leer el cuerpo que lo ayuden a mejorar su talento para escribir? R-1. Ticito, 0 Platén, 0 alguno semejante..., porque el ser estuvo asociado con Platén y su desarrollo o retroceso significarfan mucho. P-2, ;Tendré que escribir con algin otro, o hacerlo por mi misma? R-2. Aqui entra en juego el miedo, cuando el ser intenta escribir por sf solo... Pero es- criba sola y, cuando lo haga, conserve ese yo cerca como el ideal. No tema ex- presar realmente esos hijos del cuerpo mental como le salgan, en la meditacion, porque éstos ~empledndolos~ crecerdn y no destruirén su yo, sino que se enter- necerdn por amor de! Creador, o del mismo cuerpo. P-3. {Es el cuerpo necesario para los negocios de su marido? {Es aconsejable para ella volver a esos negocios? R-3. Seria aconsejable que, como minimo en su capacidad de aconsejar, el cuerpo viera mucho mds de lo mismo que tiene al presente; pero volver a lo mismo sig- nificaria sofocar sus propias tareas, y su personalidad ¢ individualidad suftirtan también. ¢Volveran a tener éxito esos negocios sin el cuerpo? iCon su consejo volverfan a tenerlo! Con su asesoramiento lo tendrén! {Qué actitud deberfa adoptar con respecto a su esposo? . No la mera tolerancia debida, sino una disposici6n a ayudar; porque lo uno es tan necesario para lo otro como lo son cualesquiera de las condiciones que consti- tuyen dos polos. (5439-1) Coincidi con su interpretacion de que el conjunto de los sintomas venian de un estado de intoxicacién provocado, por lo menos en parte, por causas emocionales, y de una eliminacién inadecuada. La sefiora [5439] no presentaba ningun problema de salud excepcional o difi- cil de resolver, y ciertamente el tratamiento recomendado de masaje y electrotera- pia encajaba perfectamente con nuestra habitual forma de hacer. Supe inmediatamente que conseguirfa mejorar su circulacién cuando le apli- céramos manipulaciones. La terapia de drenaje aliviaria la presién en su cabeza. En el masaje prestarfamos especial atencién al abdomen para estimular el higado y el bazo, y trabajariamos las piernas para normalizar y estimular la circulacién por ellas, con lo que conseguiriamos estimular la circulacién por todo el cuerpo. En cuanto a las mucosidades excesivas, suelen aparecer cuando la dieta es in- correcta o cuando existe alguna irritacién, Es la forma que tiene la naturaleza para tratar de curar o proteger los tejidos para que no se inflamen en exceso. Algunos alimentos generan mas mucosidades que otros (véase el capitulo 5, sobre la dieta y la nutricién). El tratamiento recomendado por Cayce pedia electroterapia con rayos ultra- violeta, infrarrojos, luz verde azulada y luego luz naranja. No iniciamos una cro- moterapia, 0 terapia mediante el color, pero usamos rayos infrarrojos y dos tipos 40 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES. de ultravioleta (uno ultravioleta puro y el otro con el espectro solar completo ob- tenido mediante lémparas de arco voltaico). Yo me interesé sobre todo en el uso de las luces que, segtin Cayce, «equilibrarian 1a circulacién, aliviando este pro- blema en el sistema nervioso central». En la lectura me intrigaron cierto ntimero de conceptos que no sélo suscitaron resonancias en mis propias ideas, sino que representaban un enfoque que en aquel entonces no era aceptado por la generalidad de la profesién médica. Hoy, sin em- bargo, esas ideas se han convertido en tépicos. Por ejemplo: buena parte de la lectura se referia a los temores y la ansiedad de la seftora [5439] a propésito de los negocios de su marido. Habia estado tra- bajando con él en lo que, como averigiié luego, era un negocio muy prdspero, pero después se habia retirado a medias y se sentia culpable porque el negocio pasaba ahora por momentos dificiles. Otra parte de la lectura versaba sobre sus frustrados deseos de dedicarse a la creacién literaria, y en especial al teatro. Todas estas ten- siones, miedos y emociones eran responsables en gran parte, segiin Cayce, de sus trastornos fisicos. Por alld en 1930, lo psicosomatico era un concepto novedoso. S6lo unos cuantos médicos pioneros conectaban las condiciones emocionales, mentales y espirituales de los pacientes con su estado de salud o enfermedad. Yo también habia Ilegado a la misma conclusi6n. De joven ensefié jiujitsu y boxeo en el ejército durante mi servicio militar en la frontera mexicana con el 22." regimiento y después durante la primera guerra mundial. Entrenaba a los soldados y los preparaba fisicamente para convertirlos en comandos. Yo mismo fui un atle- ta, practiqué un poco el boxeo y aprendi pronto lo que significaba «estar a punto» y el efecto que tienen las emociones y temores de un hombre sobre su condicién fisica y sus prestaciones. Recuerdo un divertido incidente que me proporcions una excelente leccién so- bre la enfermedad psicosomatica. Durante bastantes afios habfa estado tratando a Beniamino Gigli, el gran tenor italiano del Metropolitan Opera. Cuando el chéfer de Gigli lo trajo a verme, tenia un peso excesivo y sufria tan severos ataques de artritis que se vefa forzado a cancelar representaciones. Lo ayudé a recuperar su figura —rebajdndola desde los 110 kilos a 88, mas en consonancia con la ideal de sus personajes romanticos- y al cabo de pocos meses no volvié a suspender nin- guna funci6n. Nos hicimos muy amigos -solia ir a Italia con él cada dos afios~ y estaba empefiado en que renunciara al ejercicio de mi profesién y me dedicara simplemente a viajar y trabajar con él, ocupandome de que hiciera ejercicio, reci- biera masajes, siguiera una dieta y fuera mas disciplinado. En éstas me enteré cierto dia de que Gigli iba a dar un concierto en el Carne- gie Hall y contraté un espacio de publicidad en el programa de mano, que ocupa- ba Ja totalidad de Ia Ultima pigina. El texto del anuncio comenzaba con una frase destacada: «Por qué Gigli no cancela nunca una representacién?», y proseguia luego explicando sumariamente lo que hacfa yo para mantenerlo en forma. Cuan- do Gigli vio el programa, se enfurecié como no le habia visto en la vida. Aunque sus arrebatos eran notorios, ni sus enfados ni sus malhumores duraban mucho. Esta vez, sin embargo, se lo tom6 por la tremenda y estall6 como nunca; peor atin..., pi- TRABAJANDO CON CAYCE 41 116 un tremendo resfriado. La ira habia originado un desajuste quimico que segre- gaba los dcidos que lo hacfan vulnerable..., y ahora estaba enfermo de veras. Todo esto ocurria dos dfas antes del concierto, y amenazé con suspenderlo. ~jMenudo ridiculo vais a hacer delante de todo el mundo..., ti y tu anuncio! se burls, Jamas en mi vida he trabajado tan intensamente como lo hice en los dias si- guientes, pero lo puse bien a tiempo para salvar las dos reputaciones. Me vinieron a la memoria Gigli y su resfriado cuando lef la lectura de Cayce para la sefiora S. [5439]. En los meses posteriores a la aplicacién con éxito del tratamiento a la citada dama, recibi nuevos pacientes enviados por Edgar Cayce, pero tuvieron que pasar dos afios antes de que nos conociéramos personalmente él y yo. En ocasiones los pacientes me trafan las lecturas, a veces con una simple tira de papel en la que se indicaba el tipo de tratamiento a seguir. Estas indicaciones podfan ser muy preci- sas, Ilegando incluso a especificar el tipo de aceite o la combinacién de aceites que deberian emplearse en el masaje, con las proporciones exactas, 0 no darse si- quiera, dejando a mi criterio el tipo de tratamiento a aplicar o la eleccién del agen- te terapéutico. He repetido a través de los afios, en los muchos discursos que he pronunciado ante profesionales de la medicina 0 publico no especializado, que cualquier tipo de terapia ha curado a alguien, pero que no existe ninguna terapia que haya cu- rado a todos. Mi formacién y experiencia han sido eclécticas y tengo un espiritu abierto. Pero jamas he encontrado en ninguna otra parte, ni la he visto repetida, la amplisima gama de terapias que Cayce recomendaba. Inclufa la osteopatia, la qui- roprictica, el ejercicio, la medicina convencial, las més sofisticadas dietas y regi- menes de nutricién, todas las formas conocidas de hidroterapia y electroterapia, la cirugia incluso; y usaba una asombrosa variedad de hierbas, aceites, luces, colo- res y originales aparatos inventados por él. {De donde sacé su conocimiento del valor de tantas terapias diferentes para di- ferentes individuos? Porque jamés eran idénticas. Algo sorprendente, sin duda, porque con todo mi conocimiento y experiencia, me parecia practicamente impo- sible mejorar sus sugerencias. Y me resultaba dificil comprender que un hombre dormido pudiera dar consejos tan buenos 0 mejores que los que yo era capaz de dar estando despierto. ‘A medida que fueron llegndome hombres y mujeres con lecturas 0 indicacio- nes Cayce, crecié mi interés por su fuente. De dénde habia sacado mi nombre? (Cémo sabia el tipo de tratamientos que aplicébamos y las instalaciones que tenia- mos para hacerlo? Mi curiosidad aumentaba mientras, sin que ninguno de los dos lo planedramos conscientemente, iba estableciéndose un creciente trafico de do- ble sentido entre el Reilly Physicians’ Service y Edgar Cayce de Virginia Beach. Una de mis pacientes predilectas era Clara Belle Walsh. Rubia, de casi metro ochenta de estatura y proporciones wagnerianas, Clara Belle era la heredera de una antigua y notable familia de Kentucky y tenfa fama internacional como anfitriona, mecenas del teatro y la msica, e intima amiga de la reina Marfa de Inglaterra. 42 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Patrocinaba a muchos grandes intérpretes y artistas, y recuerdo concretamen- te que fue ella quien me presenté a Vincent Lopez, un desconocido entonces, en sus habitaciones del hotel Plaza, donde daba sus recepciones cuando se hallaba en Nue- va York. Cierto dia nos informé de pasada, y hablando totalmente en serio, que Lopez era la reencarnacién de Leonardo da Vinci (segtin una lectura vital Cayce). Que Leonardo habia sido zurdo, y que ésta era la raz6n de que Vincent Lopez di- rigiera siempre la orquesta con su mano izquierd: La sefiora Walsh tenfa un doloroso problema . Sus piernas eran elegantes y esbeltas, pero padecfa artritis en la rodilla izquierda, en la que se le habfa for- mado una especie de espolén o engrosamiento. De cuando en cuando, 1a rodilla enganchaba en ese engrosamiento, provocando hinchazén y un dolor terrible. Cuan- do esto ocurrfa, enviaba a buscarme y yo acudia rapidamente al hotel Plaza, le aplicaba fomentos para reducir la hinchaz6n y manipulaba la rodilla hasta liberar- la. Con esto conseguia un alivio inmediato. En cierta ocasién que yo estaba fuera de la ciudad le ocurrié el mismo percance, tuvo la rodilla encajada por espacio de cuatro 0 cinco dfas y se le desarrollé una inflamacién espectacular. Habia llama- do al médico del hotel, que le recet6 una medicaci6n..., pero ni siquiera los mas potentes narcéticos le producfan efecto. Sus dolores eran insufribles. Y cuando el médico del hotel Plaza llamé a consulta a un especialista, éste sugiri6 abrir la ro- dilla o, en caso de extrema necesidad, amputar la pierna a esa altura. Cuando regresé a Nueva York me encontré sobre mi mesa un montén de men- sajes urgentes de Clara Belle. Me apresuré a ir al Plaza y la enfermera que la asi tia me dijo que la enferma estaba inconsciente, bajo los efectos de la anestesia que Je habfan administrado para aplicarle unas manipulaciones. No querfa dejarme en- trar en la habitacién. Le expliqué que estaba perfectamente familiarizado con la dolencia de la sefiora Walsh, y que la habfa tratado repetidas veces con anteriori- dad. Entre tanto, la anestesia dejé de hacerle efecto y empez6 a gritar de dolor. En cuanto oyé mi voz, pidi6 que entrara a verla. Le apliqué fomentos, puesto que en aquellas condiciones era imposible cualquier manipulacién, y en cuanto consegui reducir la inflamacién, pude proporcionarle alivio. Estuve visiténdola tres veces al dia durante los tres dias siguientes. Después de este ataque, Clara Belle estaba inquieta y un poco asustada, y es- cribié a Edgar Cayce con la esperanza de encontrar una curacién permanente: «Al- gunos de los médicos que he visitado querian operarme, y otros sugirieron la sero- terapia. Hasta e] momento H. J. Reilly, del Reilly Physicians’ Service, me ha ayuda- do més que ningtin otro médico. Creo que usted lo conoce, puesto que ha dirigido a algunas personas a su consultorio». Pero yo no lo conocfa... Edgar Cayce y yo no nos habfamos visto ain. La se- fiora Walsh me trajo su lectura de Cayce, y el tratamiento que él recomendaba coincidié con el que ya estaba recibiendo. Esta prueba mis de nuestra coinciden- cia en los principios y en la terapéutica aumenté mi deseo y determinacién de co- nocer a aquel genial psiquico de Virginia Beach. Pero las ocupaciones eran mu- chas y el tiempo escaso, y atin tuve que aguardar bastante hasta llegar al esperado momento. TRABAJANDO CON CAYCE, 43 Mi curiosidad acerca de Cayce hubiera podido verse satisfecha mucho antes, si hubiera yo sabido que dos asiduos del Reilly Health Service, el sefior David Kahn y su esposa, habjan sido durante muchos afios intimos amigos y mecenas de Edgar Cayce, De hecho, David Kahn era un nifio y vivia en Lexington, Kentucky, cuando conocié al psiquico. Cierto dia, mientras estaba echado en la camilla de masaje, David me conté su primer encuentro con Cayce, que habia ido a Lexington para prestar ayuda a una vecina de la poblacién, paralitica. David fue elegido para darle a Cayce las ins- trucciones que necesitaba recibir mientras estaba en trance y para sacarlo de dicho estado, Era un muchacho de s6lo quince afios entonces, pero decia que aquel epi- sodio cambié su vida y lo indujo a dedicar buena parte de sus esfuerzos al trabajo de Cayce. La vecina en cuestién, la sefiora de William De Laney, mejoré notablemente después de que Cayce diagnosticara la causa de su mal, que no era sino una anti- gua lesidn en la columna debida a un accidente olvidado hacia ya muchisimo tiempo. Recomend6 y le fueron administrados un tratamiento osteopatico y una medicacién especifica, y la sefiora De Laney se recuperé a ojos vistas. Aquel «mi- lagro» causé una profunda impresién en el joven e impresionable David. El entusiasmo, el carifio y la dedicacién de David y Lucille Kahn por Edgar Cayce y su trabajo sanador se convirtieron en una constante en la vida de esta ma- ravillosa pareja, que empezé en los primeros afios del siglo, cuando David cono- cié a Cayce, y prosiguié, ya entre dos, tras la boda de David y Lucille en 1927. En reciprocidad, Cayce los consideraba a los dos miembros de su familia. En una carta que escribi6 a su caso 1294, Cayce decia: «Recibimos la gratfsima visi- ta de Lucille y David [Kahn]. Sélo espero no haberlos agotado con nuestro reci- bimiento, pero es que los veo -y los quiero— como si fueran algo mio, y sé que no podrfa quererlos més ni aunque nos unieran lazos de sangre». Puesto que centenares, y tal vez miles, de las lecturas fueron dadas en casa de los Kahn, David tuvo un conocimiento de primera mano de las muchas curaciones logradas con la nada ortodoxa técnica de diagnéstico empleada por Cayce y los tratamientos subsiguientes. Debe recordarse que en aquel entonces (1931-1932), cuando se estaba suscitando en mf aquel vivo interés por Cayce, atin no se habia escrito ninguno de los libros sobre el psiquico y «profeta durmiente de Virginia Beach» que después se venderian como rosquillas, y que las lecturas no habian sido recopiladas ¢ indexadas para constituir un rico acervo de materiales que pudie- ran examinar escritores, estudiantes, cientificos e incondicionales de Cayce. Sal- vo algiin articulo periodistico ocasional, la principal fuente de informacién era el boca a boca. Y, en David Kahn, Cayce tuvo siempre un poderoso heraldo que pre- gonaba las maravillas del personaje y de sus curaciones a quienquiera se parase a escucharle cinco minutos. En la época en que yo tenia a David Kahn en una camilla de masaje, tratando de relajarlo, era ya un ajetreado y venturoso hombre de negocios, cuya fe en los diag- ndsticos, terapias, profecias, filosoffa y espiritualidad de Cayce era una de las pie- dras angulares de su vida. 44 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES No tuve que tirar de la lengua a David Kahn para que me relatara la vida de Cayce..., un relato tan bien y tantas veces contado que no voy a repetirlo aqui. Pero, si todavia hay algunos entre ustedes que no conocen la biografia de Cayce, los remito a la escrita por David, My Life with Edgar Cayce,” a la de Mary Ellen Carter, My Years with Edgar Cayce. y a las que publicaron otros dos amigos y pa- cientes suyos: Tom Sugrue’ y Jess Stearn. Supe entonces que Cayce habia curado de tuberculosis a su esposa Gertrude haciéndola inhalar vapores de brandy de un viejo bartil de roble chamuscado y ad- ministrandole determinado narcético en una dosificacién que no tenia nada que ver con la prescrita habitualmente; cémo habia salvado los ojos de su hijo Hugh Lynn, quemados por la explosi6n del flash de magnesio de un fotdgrafo, con ca- taplasmas de fcido ténico. Que Cayce trataba con éxito la psoriasis incurable me- diante manipulaciones osteopaticas y una simple mezcla de azufre, crémor tarta- ro y sal de Rochela (tartrato s6dico potdsico), mas generosas dosis de tés de gor- dolobo y azafrdn y agua de olmo. Que una misteriosa enfermedad que se extendia por el Sur —identificada después como pelagra— la curaba con una dieta de «hojas de nabo»; que diagnosticaba como toxemias algunas enfermedades cardiacas y que éstas desaparecian milagrosamente cuando al paciente se le administraban irriga- ciones de colon, bafios de vapor, masaje e hidroterapia; que los tumores desapare- cfan con una dieta de uva y aplicaciones diarias de cataplasmas de uva; que los fo- mentos de aceite de ricino sanaban huesos rotos, curaban dolencias del higado y de la vesicula y calmaban a los epilépticos; que el aceite de cacahuete aliviaba la artritis; que aconsejaba tomar tres almendras al dia para prevenir tumores y can- cer; que una dieta de manzana durante tres dias era un remedio purgante sugerido normalmente por Cayce diciendo que limpiaba més pecados del cuerpo que los susurrados al ofdo de Eva por la serpiente del Jardin del Edén. Y, finalmente, que la esclerodermia pétrea se ablandaba y sanaba con un tratamiento aplicado por Cay- ce. Los relatos acerca de curaciones parecfan realmente milagrosos. Cuanto més ofa, més ansioso estaba por conocer a aquel hombre que -sin estu- dios ni preparacién— habia ayudado a miles de personas desde que empezara a dar sus lecturas fisicas en 1901. Me lo imaginaba como una persona de autoritaria presencia, con ojos taladrantes, gestos mayestaticos y cabeza envuelta en un tur- bante. Pero el Edgar Cayce que conoci por fin en 1932 era un hombre alto, lige- ramente cargado de espaldas, con ojos grandes, rostro despejado y una forma de hablar extremadamente suave. Parecfa un ministro de alguna apacible iglesia ru- ral, o el maestro de escuela dominical que fue toda su vida. Nos citamos para almorzar y en cuanto nos sentamos a la mesa sacé un paque- te de cigarrillos, encendié uno y dio una profunda chupada, obviamente tragéndo- 2. David Kahn y Will Oursler, My Life with Edgar Cayce. Doubleday & Co. Garden City, 1970. 3. Mary Ellen Carter, My Years with Edgar Cayce: The Personal Story of Gladys Davis Turner. Harper & Row. Nueva York, 1972. 4, Thomas Sugrue, There Is a River. Holt, Rinehart & Winston. Nueva York, 1942. 5. Jess Stearn, Edgar Cayce, the Sleeping Prophet. Doubleday & Co. Garden City, 1967; Bantam Books. Nueva York, 1968. TRABAJANDO CON CAYCE. 45 se el humo. Debié de captar mi mirada de desaprobacién y sorpresa porque me dijo, en tono de disculpa: ~Es de hoja natural. -(Las lecturas dicen que la hoja natural es menos daitina que las combinaciones que habitualmente se encuentran en el mercado de tabaco manufacturado.) Y aftadié-: Ademas, no consigo dejar de fumar. Fue el tinico desacuerdo real entre nosotros dos, porque yo desapruebo el fumar. : Encargamos la comida. Me Ilamé la atencién que no hiciera gran caso de las reglas de dieta que prescribfa en sus lecturas. Cayce me confes6 que no era un es- pecialista en nutricién. -En realidad —me dijo-, no poseo ningtin conocimiento médico. Soy sélo un canal para la informacién que fluye en las lecturas. Pero se estaba mostrando demasiado modesto. Aunque no habfa recibido una formacién académica, habia estudiado sus propias lecturas durante treinta y tan- tos afios, y por la época en que le conocf no era ya el muchacho campesino con es- casos estudios que habia sido en su juventud, cuando empezé6 a emplear su nota- ble don de clarividencia. Habia aprendido y habja llegado a saber muchisimo. Y asf fue como empez6 una colaboracién profesional que dura ya cuarenta y cinco afios: quince maravillosos afios mientras Edgar Cayce vivié en este mundo y otros treinta afios mas péstumamente en mi practica diaria de su terapia natural y sin farmacos, de las que dicen haberse beneficiado miles de personas. En noviembre de 1933, Edgar Cayce, su hijo Hugh Lynn y su secretaria Gladys Davis (luego sefiora Turner) vinieron a visitarme en mi Sun Air Farm, una granja de salud que dirigfa en Oak Ridge, en el norte de Nueva Jersey. Fue la pri- mera de otras muchas visitas semejantes que, segtin Hugh Lynn, su padre espera- ba con ilusién y disfrutaba dando largos paseos por el bosque. Hugh Lynn Cayce rememoraba asf aquellos dias para la sefiora Brod: «Después de las muchas sesiones que papa tenfa, dando lecturas a mucha gen- te de Nueva York mientras se alojaba en casa de David y Lucille Kahn -o de al- gtin otro miembro de la ARE, ocasionalmente- fbamos a visitar al doctor Reilly en su Sun Air Farm. Fuimos muchas veces alli..., algunas los cuatro, papé y mama, Gladys Davis y yo, y otras acompafiados de cualquiera que estuviera entonces con él en Nueva York. »Las lecturas no fatigaban tanto a papa como el conversar con la gente después de las lecturas, Le insistfan, naturalmente, en que les describiera con detalle sus sintomas, cosa que a papa no le hacfa ninguna gracia... Se cansaba mucho y dis- frutaba con cualquier oportunidad de escapar... Y asf fue estrechéndose la relacién entre mi padre y el doctor Reilly... »Le encantaban particularmente las comidas que preparaba la sefiora Reilly... Era una cocinera estupenda, y también su madre, a la que todos llamébamos Ama. Habian tenido que ver con el negocio de hosteleria... A mi padre le gustaban mu- chfsimo sus bollos..., atin me acuerdo de lo grandes que eran... y de las alturas pro- digiosas que alcanzaba la masa. Papa gozaba tomandolos untados con salsa, lo que iba contra toda clase de consejos dietéticos..., incluyendo los que papa daba en 46 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES sus lecturas, la dieta de Reilly y hasta la de la propia sefiora Reilly... ;Cémo dis- frutabamos todos, sin embargo, con aquellas deliciosas comidas! Papa elogiaba a Ja sefiora Reilly y a Ama, sabiendo que se superarfan a si mismas para lograr un nuevo triunfo culinario, y yo le segufa la corriente sin dudarlo y me deshacia con él en exageradas alabanzas a las cocineras de la casa. »A papé le gustaba también charlar con las personas que estaban en trata~ miento en la granja de Reilly... No sabfan que era un psiquico, y él preferia que asf fuera..., porque, claro, en aquellos dias no era tan famoso como Hegaria a serlo més adelante..., y se limitaban a hablarle de sus problemas y asuntos, y él lo pasa- ba muy bien sentado alli, escuchandolos... Daba largos paseos por el bosque con todo tipo de personas, y le encantaban los abedules y hayas que rodeaban el lago... Lo recuerdo con la gran variedad de gente que Reilly tenfa alli..., algunos con pro- blemas de bebida... y otros famosos, que en ocasiones se Ievaban una gran sor- presa al enterarse de que habian estado charlando con un psiquico. »Papé era una persona de lo mas modesta, y pienso que ésta era una de las fa- cetas interesantes de su relacidn con el doctor Reilly: el hecho de que conociera y tratara con las personalidades que Reilly recibia en el Reilly Health Service del Rockefeller Center de Nueva York y, con frecuencia, en la granja. Eran gente fa- mosa... Volvia a casa después de haber pasado todo el dia alli viendo todo lo que ofrecfan en punto a fisioterapia, bafios, bafios de vapor, masaje...., lamparas sola- res..., y entusiasmado por haber conocido alli a un famoso presentador o a alguna estrella del cine. jHabia siempre por alli tanta gente de Broadway...! Papé era un gran amante del teatro y disfrutaba viendo de vez en cuando a algunas de aquellas personas.» Tal como recordaba Hugh Lynn, su padre se sentfa agotado después de pasar dos o tres semanas en la ciudad dando lecturas y entonces se iban todos a la Sun Air Farm para tomarse un descanso. En ocasiones sufria algiin resfriado 0 con- gestion pulmonar. «Como muchos psiquicos, papé tenfa una sorprendente capacidad de recupe- racién -decfa-. Podia estar muy enfermo un momento y completamente bien al s guiente. Tenia la capacidad de autosugestionarse en estado inconsciente o de aceptar la sugestidn, en ese estado, de alguno que se hallara junto a él, a quien le encargaba que lo hiciera para, por ejemplo, aumentar la circulacién sanguinea ha- cia determinada parte del cuerpo. Yo se Io he visto hacer. »En las lecturas que daba en la Sun Air Farm solia incluir, bien al principio, bien al final, una indicacidn acerca de que deberia incrementarse la circulacion corporal para eliminar la congesti6n o el resfriado. Y yo entonces me fijaba en el color de aquella parte concreta del cuerpo y lo vefa cambiar al fluir la sangre. Era un excelente sujeto para hacer que su inconsciente aceptara las sugestiones. Podia cambiar la totalidad de su flujo energético nervioso.» Pero lo que Cayce nunca hizo fue cambiar su modo de vida para adecuarlo a sus propias sugerencias sobre la salud. Hugh Lynn decia que a su padre le agra- daba comer ciertos alimentos que é! mismo habia producido en su Kentucky na- tal. «Le encantaban algunas cosas que mi madre preparaba para él, por ejemplo el TRABAJANDO CON CAYCE 47 cerdo. Les decfa a todos que no comieran carne de cerdo, a papé le gustaba mu- cho y disfrutaba sobre todo comiendo pies de cerdo. También la caza, aunque ésa si que la recomendaba. Bebja café y aconsejaba tomarlo con moderacién, como también fumar. Muchas personas se han extrafiado de que fumara, pero sospecho que en aquellos primeros afios, cuando pap4 lo recomendaba moderadamente, las labores de tabaco no eran lo que son hoy. Debe tener en cuenta usted que papa cre- cié en una granja dedicada al cultivo del tabaco. Encendfa un cigarrillo con otro. »Sf..., pap comfa lo que le gustaba y, en ocasiones, le hacfa dafio. Tendrfa ar- dores y dolores de estémago, asi como pesadez. Pero entonces entraba en estado de trance y consegu‘a librarse por completo de cualquier problema que le hubiera sobrevenido. »Papé decia siempre que si no podia estimular su apetito viendo un buen file- te, era que algo iba mal dentro de él.» Fue en la Sun Air Farm donde Gladys Davis tuvo una notable experiencia psi- quica: vio hacerse realidad un suefio. Gladys habfa ido anotando mas o menos sis- temdticamente sus suefios desde 1924, un afio antes de convertirse en secretaria privada de Cayce. Asf lo cuenta ella: «A finales de enero de 1934, Edgar Cayce, Hugh Lynn Cayce y yo fuimos a pasar un fin de semana en casa de los Ladd, en Long Island. Los dos eran muy amigos de Cayce, y fieles seguidores de sus ideas. Aquel domingo por la noche la sefiora Ladd me estuvo hablando de los apuros econémicos de su marido; temia quedarse sin trabajo y estaban a punto de perder su casa. Al acostarme recordé la conversacién diciéndome que ojald pudiera hacer algo para ayudar al matrimo- nio Ladd. Hizo un frio espantoso aquella noche y me sentia incémoda. A la ma- fiana siguiente, muy temprano, me desperté este suefio: »Of llamar a la puerta. Dije: “Adelante”. El sefior Ladd estaba alli con un cubo de carbén en la mano y Ilevaba puesto un chaquet6n de lefiador. (Yo jamés le ha- bia visto con otra ropa distinta del traje de vestir.) Entré y encendié un fuego en la pequefia estufa de carbén que habia en el dormitorio, diciendo: “Asi se calentar4 en seguida para que pueda levantarse” » La sefiorita Davis contd su suefio al sefior Cayce y a Hugh Lynn en el tren que los llevé de regreso a Nueva York aquella mafiana, y estuvo de acuerdo con ellos cuando lo atribuyeron a su incomodidad. «A pesar de todo, recuerdo haber obser- vado lo extrafio que me parecié que la habitacion fuera distinta de la que ocupa- ba, que tenfa dos radiadores frente por frente en dos de las paredes.» A primeros de abril de 1935, la sefiorita Davis estaba pasando unos dias en la Sun Air Farm. «El domingo por la mafiana -recuerda-, cuando respond{ “Ade- Jante” a una Hamada a la puerta, me vi frente al sefior Ladd con su chaquetén de lefiador y un cubo de carbén en la mano, que me decfa: “He pensado que le gus- taria que encendiera fuego en su estufa para que la habitacién no esté tan fria cuando se vista”. Me di cuenta entonces de que el pequefio dormitorio era exacta- mente igual al que habja visto en suefios més de un afio antes.» En enero de aquel afio, en efecto, Ladd habia sido contratado como director de la Sun Air Farm. 48 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES En su primera visita a la Sun Air Farm, Cayce me dio mi primera lectura vi- tal, que empezé6 a las 11:50 a.m. del 12 de noviembre de 1933 y concluyé a las 12:40 p.m., un periodo muy largo. Mi mujer y mi hija estuvieron presentes, asi como también mi hermano Pat y su mujer. La lectura es demasiado larga para re- producirla aqui, pero algunas observaciones tuvieron que ver con mi trabajo fu- turo. Cayce observé que «hay una serie de cosas provenientes de Jupiter que se congregan alrededor del cuerpo; ¢ individuos acaudalados, de posicidn, poder e influencia en los negocios de todo tipo»..., excelente descripcién de la clientela de Reilly, especialmente de la que frecuentaria el Reilly Health Service en el Roc- kefeller Center (que en aquel entonces era s6lo una mera ilusi6n). La lectura seguia asf: «De ahi que aquellos que estén en posicién de ser influi- dos por la ira, la c6lera, o actividades dentro de ellos mismos que han dado lugar a influencias daiiinas en su experiencia, se verén atraidos a una asociacién con el cuerpo. No los que sufran trastornos mentales, sino los que, por la debilidad de su cuerpo fisico, sufran una debilidad mental en su interior. Estos, segtin vemos, se- ran los mayormente atrafdos hacia la entidad, a causa de su habilidad para prestar ayuda a tales relaciones, a tales asociados...». (438-1) Cayce afirmaba que, entre mis encarnaciones, yo habfa sido un gladiador ro- mano del circo y habja servido como soldado de Ner6n —«la entidad tiene el don de destacar en los juegos en la arena», lo cual explica posiblemente mi interés desde que era muchacho por el atletismo y la preparaci6n fisica. Siempre me ha- bia extrafiado esta inclinacién mia, puesto que no habia habido nadie en mi familia particularmente dado al deporte o a la terapéutica: «De ahi que los juegos de los ro- manos, los bafios de los romanos, sus vestidos..., tengan para la entidad en el pre- sente especial interés; y mucho bien puede derivarse para la entidad en el presente siguiendo aquellas Iineas de pensamiento que corresponden a la particular activi- dad de la entidad en el pasado», en lo cual podria verse una explicacién de mi tem- prano interés por la hidroterapia. Segiin Cayce, en Egipto me dediqué a recopilar el saber de entonces sobre las artes de sanar y las de la miisica: «La entidad, entonces, a través de estas activida- des aporté mucho a un pueblo afligido; y ayud6 a los que serfan Hamados médi- cos en la época a crear lugares retirados y aptos para ayudar a los individuos y grupos a limpiar sus cuerpos y purificar sus mentes mediante actividades del cuer- po, asf como clasificando los alimentos durante este periodo». (438-1) Tal vez eso explique mi excepcional éxito con los misicos hasta el dia de la fecha. La lectura trataba de otras dos encarnaciones mias: una como miembro de la partida de Eric el Rojo, «cuando la entidad estuvo entre los de aquella partida que protagonizaron las primeras tentativas de crear asentamientos permanentes en la tierra conocida como Vinlandia, en las costas préximas a Rhode Island y en par- tes del territorio septentrional de Massachusetts. Entonces la entidad era fuerte en cuerpo, en mente y en las actividades propias de la tierra y del mar, y su nombre era Osolo Din». Otra encarna mn tenfa que ver con mi vida en la Atlantida. Y habia muchas TRABAJANDO CON CAYCE, 49 més cosas relativas a mi cardcter, mis emociones, mi vida espiritual..., todas de una notable precisién e intucion a la hora de describirme tal como soy ahora y se- fialar las rafces de mis actuales rasgos en anteriores encarnaciones. En todo caso, Jo que la lectura dejaba muy claro es que yo estaba predestinado para la misién de curar a través de la fisioterapia y los tratamientos sin farmacos, asi como que se- guiria realizando este mismo trabajo en muchas vidas futuras, como lo habia he- cho en las pasadas. Llegado cl momento de las preguntas, pude plantear una que me tenia desve- lado muchas noches. Habia estado haciendo gestiones para conseguir un local en el Rockefeller Center, entonces en construccién, y montar alli, ampliado, el Reilly Health Service Institute. Contaba para ello con la ayuda de David Kahn y la de un adinerado cliente que habja trabajado en estrecha relacién con los directivos del RCA: mi cliente me habja abierto una linea de crédito, porque yo no tenia bastan- te dinero para invertir los 125.000 délares que hacfan falta para montar el instituto. Aun asi, no hacfamos més que encontrar pega tras pega en el trato con los promo- tores y administradores del edificio. Por los dias en que Cayce me dio mi lectura vital, yo llevaba ya mas de dos afios negociando el asunto, y me sentfa muy desanimado. De hecho, estaba a pun- to de renunciar al asunto. Y le planteé el tema a Cayce: «;Es aconsejable que con- tinge esforzindome en conseguir un local en Radio City?». «Es aconsejable continuar —fue la respuesta-. Segtin vemos, esto podria resol- verse en la segunda mitad del afio que viene, cuando las influencias del esfuerzo de otras personas de fuera se ven atrafdas a las actividades de la entidad y procu- ren mejores relaciones.> Segufan otras frases de orientacién y tranquilizadoras. Animado por la lectura, persisti. Y catorce meses después, en diciembre de 1934, recibf el contrato de arren- damiento para firmarlo, Constaban en él todas aquellas cléusulas por las que habia estado luchando. Sin embargo, durante las negociaciones y planes para el montaje del instituto, me di cuenta después de que mis necesidades de espacio eran mayo- res de lo que habfa pensado inicialmente: me hacian falta otros cien metros cuadra- dos mas. {Qué hacer? ;Intentar cambiar lo ya pactado en el contrato de arrenda- miento, 0 conformarme con lo conseguido? Con la confianza que me daba la lectura de Cayce, elegi el camino més compli- cado y solicité la ampliacion del espacio. Los Rockefeller accedieron a mi solici- tud, haciéndome sentir muy afortunado y confirmando de nuevo e] extraordinario don profético de Edgar Cayce. Siempre le estuve profundamente agradecido y traté de expresarle mi gratitud con hechos concretos. Si en alguna ocasién una persona recfbfa una lectura de Cayce sugiriéndole un tratamiento en mi instituto que no estaba al alcance de las posibilidades econdmicas del paciente, siempre me sentf feliz de poder aplicarle gratuitamente Jo que necesitara. Una norma que he mantenido durante toda la exis- tencia del instituto. En los afios transcurridos desde la muerte de mi amigo, he procurado honrar su memoria haciendo amplio uso de las muchas sugerencias que él dio para la salud 50 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES del cuerpo y la mente. Y he insistido en que cualquiera que deseara ser tratado por mi se hiciera miembro de la ARE (Association for Research and Enlightenment). No s6lo porque me interese prestar apoyo a esa asociacién, sino por la importancia que tiene la actitud del paciente. En efecto, a menos de que el paciente muestre una sintonia mental y espiritual, los resultados pueden ser muy decepcionantes. La actitud tiene capital importancia a la hora de obtener éxito con los tratamientos Cayce. Y Ia palabra clave es ésta: sintonia. Cayce y yo compartiamos el mismo enfoque: no tratamos enfermedades, sino que tratamos, cuidamos y ensefiamos a las personas. Pienso que esta cita tomada de una de sus lecturas compendia bien esta filosofia de la curaci6n: «{...] todo fortalecimiento, cualquier tipo de curacién, consiste en el cambio de las vibraciones que vienen de dentrof...] la sintonta de lo divino existente en el interior del tejido vivo de un cuerpo con las Energfas Creativas, Solo esto es sanar. Tanto si se lo- gra mediante el uso de medicamentos, el bisturi o lo que sea, consiste en sintonizar la estructura at6mica de la fuerza celular viviente con su patrimonio espiritual.» (1967-1) CAPITULO 3 La filosofia de la curacién en Edgar Cayce «Por supuesto que las actitudes influyen a menundo en las condiciones fisicas del cuerpo. Ninguno puede odiar a su vecino sin que eso no le provoque proble- mas de estémago o de higado. Ninguno puede ser celoso 0 dejarse llevar por la ira y no tener digestiones pesadas 0 problemas cardiacos.» (4021-1) «[...] deberiamos administrar aquellas actividades susceptibles de provocar una reaccién normal a través de estas partes, estimuldndolas a una actividad sur- gida del propio cuerpo, mds que dejar que el cuerpo dependa de factores que es- tan despojando unas partes del sistema para producir actividad en otras partes, 0 que el sistema esté recibiendo elementos o reacciones quimicas que le suministra- ‘mos sin poner a punto las actividades del sistema para que funcione a un nivel mas normal.» (1968-3) «El silencio, la meditacién, durante medio minuto 0 un minuto, aportardn fuer- za: hardn que el cuerpo vea fisicamente este flujo que sale del yo inmévil, ya esté uno caminando, de pie o en reposo. ¥ ello con mayor frecuencia cuando uno, a so- las, medita en el silencio..., como el cuerpo ha hecho.» (311-4) Edgar Cayce La actitud del paciente tiene capital importancia para lograr resultados con la terapia Cayce. Mucho antes de que la generalidad de la profesién médica hubie- ra aceptado el concepto de enfermedad psicosomatica, Cayce habia comprendido la unidad de cuerpo, mente y espititu. Algunos de ustedes recordaran tal vez la famosa cancién de Adelaide del mu- sical Ellos y ellas, en la que atribuye su resfriado a a frustraci6n que la ha hecho sentir su novio. Pues bien, muchos afios antes de este éxito de Broadway, Cayce le decfa aun hombre de treinta y seis afios: «(...] cuando el enojo se apodera de us- ted, cuando hay ira, eso prepara al sistema de forma que bloquee el flujo sanguine por los canales de eliminacién. De esta forma puede usted pillar un mal resfriado a consecuencia de una rabieta, Puede pillar un tremendo resfriado por el simple hecho de maldecir a alguno, aunque ese alguno sea su esposa». (849-75) Y a otros les dijo lo siguiente: Porque la ira puede destruir el cerebro tan bien como cualquier enfermedad. jEn si misma es una enfermedad de la mente! (3510-1) P-4, ;Algdn otro consejo 0 recomendacién’? R-4, Sélo respecto a la actitud. Como esta indicado para la mayoria de la gente y vie- ne muy a propésito aqui: no se enfurezca y no maldiga a nadie, ni mentalmente ni de viva voz, Esto segrega mas venenos que los que pueden provenir incluso de tomar alimentos en malas condiciones. (470-37) P-7. {Me estoy esforzando demasiado con daiio para mi salud? R-7. Si la persona se imagina que est trabajando demasiado, jtrabaja en exceso, y mucho! Pero si logra tomédrselo menos en serio, [viéndolo] como una oportuni- dad, entonces no es tan duro. (1968-6) P-5, {Cémo puedo dejar de preocuparme tanto por la salud de mi mujer? R-5. {Por qué preocupamos, si podemos rezar? Dése cuenta de que su poder es muy limitado. El poder de la Fuerza Creadora es, en cambio, ilimitado. (2981-1) He aqui unos cuantos ejemplos més de la idea de Cayce acerca del efecto de las emociones y de las actitudes sobre el cuerpo: Naturalmente, las actitudes influyen a menudo en las condiciones fisicas del cuer- po. Ninguno puede odiar a su vecino sin que eso no le provoque problemas de est6- mago o de higado. Ninguno puede ser celoso o dejarse llevar por la ira y no tener di- gestiones pesadas 0 problemas cardiacos. (4021-1) LA FILOSOFIA DE LA CURACION EN EDGAR CAYCE 53 Porque 1os poderes interiores deben ser espiritualizados. No es que el cuerpo no esté dotado ya de un cardcter espiritual-mental, pero es necesario, ademas, tener ese ca- récter y ser capaz de obtener el control suficiente sobre el poder de la mente en el cuer- po para provocar las vibraciones de las estructuras at6micas que producen fuerzas sa- nadoras, mas que ceder a la stigesti6n constante del «Estoy enfermo y seguiré estan- dolo». Estas reacciones deberian ser puestas en juego mediante sugestiGn, tanto como mediante aplicacién. Porque, ya saben, como fue dicho en los orfgenes, eso es necesa- rio para dominar la tierra. El hombre esta hecho, fisicamente, de todos los elementos que hay en la tierra. Y asi, a menos que haya una coordinacién de aquellos elementos con los del medio en que el animal-hombre acttia, careceré de sintonfa..., y algunas pat- tes suftirén, Tiene que contener y gobernar esos elementos. Son para someterlos, em- plearlos, controlarlos; y no debe ser controlado por las influencias de tales medios so- bre si, sino controlarlos. (3455-1) [...] manteniendo la mente en aquella condicién, por los medios que se han indi- cado, para conseguir el desarrollo de las fuerzas fisicas, mentales y espirituales; con- servando esos contactos de forma que produzcan el despertar de lo fisico en su capa- cidad de re-crear en si mismo lo que es preciso para el desarrollo del alma y de las fuerzas del espiritu a través del hombre mental; recordando siempre que lo fisico debe ser mantenido siempre en una disposicién tal que pueda manifestarse lo mental... (294-10) L...] el Espiritu es el del Creador, y tu cuerpo es el templo de ese Espiritu manifes- tado en la tierra para defender o usar en tu propio ego, o tu propia autoindulgencia, bien para tu propia gloria, o para gloria de Aquel que te dio la vida y la inmortalidad..., si pre- servas esa vida, ese Espiritu de El. (2448-2) [..Jles tan necesario mantener el cuerpo coordinado y limpio, como conservar la ac- titud mental correcta y a la vez [mantener] los objetivos y deseos y, por encima de todo, mantener las tres cosas consistentemente; esto es, no ser una cosa en un sentido y otra en otto... Coordinese bien a sf mismo, fisica, mental y espiritualmente, y Ie sobreven- drd lo mejor. (5203-1) El doctor John A. Schindler, de Monroe, Winconsin, autor de un libro de gran éxito, How to Live 365 Days a Year,' afirma que entre el 35-50 % de los enfermos lo estén porque no se sienten felices. Sus estimaciones deberian tal vez ser revisa- das al alza a la luz del importante trabajo sobre el estrés realizado por el doctor Hans Selye, director del Institute of Experimental Medicine and Surgery de la universidad de Montreal. El doctor Selye sometié ratas de laboratorio a una se- rie de factores de estrés: frfo, fatiga, frustraci6n, ruido, venenos, odio, ansiedad y miedo, en experimentos que han revolucionado las ideas de la medicina: de aque- los experimentos «resultaba el mismo tipo de daiios internos, cualquiera que fue- se la naturaleza del estrés, La presién sanguinea aumentaba vertiginosamente. En la autopsia, las ratas mostraban un desarrollo desmesurado de todas las gléndulas 1. John A. Schindler, How to Live 365 Days a Year. Prentice-Hall. Nueva York, 1954. 54 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. adrenales importantes, reducci6n del timo y de las gléndulas linféticas, y tilceras pépticas».” La Oficina de Estadisticas Vitales del Departamento de Salud, Educacién y Bienestar de Estados Unidos clasifica como psicosomiticas las siguientes enfer- medades: colitis ulcerosa, hipertensién, estrefiimiento cr6nico, jaqueca, fatiga, ar- tritis, insomnio, dolor de espalda, y una larguisima serie de dolencias que incluye el asma y las alergias. Técnicas modernas y mas esotéricas de investigaci6n con la c4mara Kirlian, un sistema desarrollado inicialmente por cientificos rusos para fotografiar los campos bioenergéticos en y alrededor de un organismo vivo (que eran visibles para Edgar Cayce y a los que él Ilamaba el «aura»), defienden ahora cientificamente que la en- fermedad se muestra en el propio campo energético antes de que los sintomas se manifiesten en el cuerpo. Hoy son muchos los cientificos estadounidenses notables y respetados que tra- bajan en este campo de investigacién; entre ellos, el doctor William Tiller, fisico de la Stanford University; la doctora Thelma Moss, de la U.C.L.A.; los doctores Stanley Krippner y Montague Ullman, del Laboratorio del Suefio del Maimonides Hospital, en Nueva York; y los doctores Gerald Jampolsky, de Tiburon, Califor- nia, y Gary Poock, que han puesto a punto la primera cémara cinematogrdfica Kir- lian en Estados Unidos. Examinemos ahora los medios empleados por Cayce para alcanzar los objeti- vos de normalizar la asimilacién, la eliminaci6n, la circulacin y la relajacién. A pesar de no haber tenido una formacién académica, la terminologia de Cayce cuan- do estaba en trance, y su terminologia y comprensién de los procesos corporales, eran médicamente correctas. Sus lecturas fisicas solian contener un anilisis del sis- tema circulatorio, el sistema nervioso, el estado de los 6rganos y su funcionamien- to, asf como las causas de los sintomas y prescripciones para aliviarlos. En los casos en que existfan problemas mentales, emocionales y espirituales, los analiza- ba y referia a enfermedades fisicas. Cuando se le preguntaba cémo podfa diagnosticar a una persona que no habia visto, y que tal vez se hallaba a miles de kilémetros de distancia, Cayce daba la si- guiente explicacién: La informacién dada u obtenida de este cuerpo se acopia tomandola de las fuentes en que la sugestién (que fue expresada verbalmente al sefior Cayce por la persona que dirigfa la lectura) puede tomar su informacién. En este estado [de trance], la mente consciente queda sometida al subconsciente, superconsciente 0 alma; que puede comunicarse, y se comunica de hecho, con otros como lo hacen las mentes..., de manera que el subconsciente o fuerza del alma se tor- na universal. De cualquier mente subconsciente puede obtenerse informacién, ya sea de este plano o de las impresiones que en él han dejado los individuos que han vivido en él anteriormente... A través de las fuerzas del alma, a través de las mentes de otros, presentes 0 que 2. Dr. Hans Selye, «How to Avoid Harmful Stress», en Today's Health (julio 1970). LA FILOSOFIA DE LA CURACION EN EDGAR CAYCE 5S han vivido antes, y a través del sometimiento de las fuerzas fisicas por esta via, obtie- ne la informacién el cuerpo [Edgar Cayce}. (3744-2) La explicacién de Cayce de que el diagnéstico correcto y el conocimiento te- rapéutico estén en el subconsciente del enfermo no es muy distante de la técnica empleada por quienes recurren al psicoandlisis y la psiquiatria de Freud y de Jung para tratar a sus pacientes. Cayce lo expres6 asi: ‘Toda curacién viene de lo Divino interior... Asf, si uno quiere corregir trastornos ff- sicos o mentales, es preciso cambiar la actitud y hacer que las fuerzas vitales se hagan constructivas y no destructoras. El odio, la malicia y los celos slo crean venenos en el interior de las mentes, las almas y los cuerpos de la gente. (3312-1) Y, sobre el tema de la capacidad del cuerpo para sanarse a si mismo, dijo: [...] dentro de cada ser fisico (existen] los elementos por los que los érganos... se toman capaces en s{ mismos de proporcionar lo necesario para reabastecerse rees- tructurarse, (3124-1) Nuestros cuerpos deben producir cada dia millones de nuevas células, Nuestra salud y juventud dependen de nuestra habilidad para ello. Cuando no podemos ha- cerlo, envejecemos y morimos. Podemos ver que también en esto Cayce se ade- antaba al saber médico de su época y estaba totalmente al dia con lo que nos en- sefian las investigaciones més recientes sobre la célula. El doctor Roger Williams dice, por ejemplo: «Sabemos hoy que las células de nuestros cuerpos obtienen su abastecimiento de materiales brutos principalmen- te de la circulacién sanguinea, Pero lo que ya no es tan conocido es que cada uno de nosotros tiene un esquema circulatorio propio y que el suministro de cantidades adecuadas de oxigeno y de cerca de cuarenta nutrientes distintos a los miles de millones de células del cuerpo es una colosal empresa logistica».? Puesto que debemos depender de los alimentos, del agua y del aire para nutrir esas células, asi como de la habilidad de nuestro cuerpo para metabolizar esos ele- mentos y hacerlos llegar a las células mediante la sangre, hasta el més lego en la materia entenderd por qué importa tanto la eficiencia de los procesos de asimila- cign, eliminacién, circulaci6n y relajacién, y su estrecha interdependencia con la salud. ASIMILACION Veamos en primer lugar la asimilacién. Cayce se adelanté mucho a la medici- na de su época en cuanto a comprender la importancia de la nutricidn en el origen, curacién y prevencién de la enfermedad: 3. Roger J. Williams, Nutrition Against Disease, p. 32. Pitman Pub. Co. Nueva York, 1971; Ban- tam Books. Nueva York, 1973. 56 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Deberia hacerse una advertencia a todos los cuerpos [con respecto a las asimila- ciones y eliminaciones]... porque si, en la familia humana, las asimilaciones y elimi- naciones se mantuvieran a un nivel més proximo al normal, sus dfas podrian ampliar- se tanto cuanto se deseara; porque el sistema se construye mediante las asimilaciones de lo que entra en él, y es capaz. de reconstruirse a condicién de que las eliminaciones no Jo impidan. [Las cursivas son mias.| (311-4) Enel campo de la dieta y la nutricién, Cayce ha demostrado ser tan buen pro- feta como lo fue en otros campos més Iamativos y mas conocidos del publico. Las actuales investigaciones cientificas en biologfa y bioquimica han confirmado los principios basicos de muchas de sus teorias. Por desgracia, la practica médica no est atin a la altura de esas investigaciones. Cayce se interesaba por los alimentos y bebidas, por las combinaciones inge- ridas de unos y otros y por su interaccién quimica en los procesos digestivos; por d6nde y cémo se producfan los alimentos hasta llegar a la mesa; por métodos de preparacién que preservaran los nutrientes; y por el estado de las emociones, la mente y el espiritu a las horas de las comidas. Comprendié perfectamente las di- ferencias entre dieta, nutricién y asimilacién. Una dieta es una descripcién de lo que comemos; la nutricidn es el estudio de lo que le sucede al alimento en el cuer- po una vez ingerido; y la asimilacién, en el sentido que é! daba a esta palabra, es la capacidad del individuo para utilizar el alimento y el nivel de eficiencia del cuer- po en los complicados procesos metabélicos de digestién y de eliminacién del material no digerible. Debido a los muchos factores implicados en ella, la nutricién de una persona ejerce un gran efecto sobre su personalidad..., cualquiera que ésta sea: timido ofi- cinista, Superman o exuberante vampiresa. Lo que le sucede al alimento una vez ingerido (asimilacién) depende en gran medida de los otros tres factores que componen el CARE (0 asistencia) Cayce: la circulaci6n, la relajaci6n y la eliminacién. En el transcurso de los afios he tratado a muchas mujeres y algunos hombres aquejados de osteoporosis en edad avanzada. La osteoporosis es una enfermedad que se caracteriza por el adelgazamiento de los huesos, que se tornan porosos y se descalcifican. Muchos de estos pacientes habfan tomado leche siempre y, por lo dems, segufan una dieta correcta; pero en algtin momento de su vida ~en el caso de las mujeres, habitualmente tras la menopausia—habian perdido su capacidad de absorber el calcio contenido en la leche y en otros alimentos. Y, siendo asi, po- drian haber evitado la enfermedad con Ja ayuda de un dieta rica en calcio acom- pafiada de ejercicio y masaje diarios. Porque el aumento de la circulacién favore- ce la absorcién de calcio. El ejercicio, y técnicas equivalentes como masajes y manipulaciones, al estimular la circulacién, juega un papel de vital importancia en nuestra asimilacién de los alimentos, como veremos con mis detalle en futuros capitulos cuando volvamos sobre el tema. Cayce especificaba incluso la reali- zacién de determinados ejercicios con los que estimular dicha asimilacién (véase el capitulo 7). LA FILOSOFIA DE LA CURACION EN EDGAR CAYCE, s7 Todos reconocemos hoy la importancia que tiene la relajacién para la diges- tin, Si comemos cuando estamos cansados, furiosos, excitados 0 bajo los efectos del estrés u otra emoci6n, los alimentos més nutritivos nos provocaran una indi- gestién; y si hacemos de esto un hébito, acabardn produciéndonos una ilcera. El excesivo alimento, ingerido con demasiado apresuramiento, ha matado a mucha gente. A mis clientas del instituto solfa decirles: «Un excelente método para en- viudar es servir al marido comidas sanas, equilibradas, bien cocinadas y servidas con una presentacién atractiva..., y luego discutir con él 0 regafiarle mientras esta comiendo». Y de la misma forma les dirfa a muchos de mis clientes varones: «No salgan a almorzar con sus negocios. Son una compafifa muy mala y les dardn una tilcera. Y nunca s¢ los eve a cenas..., porque podrian provocar dicera a toda su familia..., € incluso un divorcion. P-4. (Por qué habria de tener dificultades con la digestién? R-4. Muchisimas cosas que se digieren facilmente resultardn de digestién dificil si se toman cuando el cuerpo esté airado. Es igual que se trate de un bebé o de un an- ciano de ciento cinco afios. A cualquier edad, comer bajo los efectos de la ira pro- duce un veneno, como ocurre con casi cualquier otra cosa que trate de hacerse en semejantes circunstancias, (3172-2). ELIMINACION Cayce dio esta informaciéi {...] Despeje el cuerpo, al igual que su mente, de las cosas que le sirven de estorbo. Eliminar las cosas que lo embarazan fisicamente sirve de poco. Disponga eliminacio- nes mds eficaces en el cuerpo. Esta es la raz6n de que la osteopatfa y la hidroterapia se acerquen més a la rafz de todos los tratamientos necesarios para las discapacidades ff- sicas. (La cursiva es mia.] (2524-5) La palabra eliminacién es un término muy amplio. Eliminamos a través de los intestinos, los rifiones, la piel y los pulmones. Pero si usted repasa bastantes de las lecturas fisicas de Edgar Cayce, verd que sus referencias a todos estos canales de eliminacién son numerosfsimas. En la siguiente lectura explica, con sorpren- dentes precisién y amplitud de miras, cémo se acumulan en el cuerpo las sustan- cias de desecho: [...] Cada actividad, tanto si se trata del latido del corazén o de un movimiento de Ja mano, del uso de la vista, del habla, de pasear, o de cualquier otra actividad que sea, esta empleando energia en el cuerpo, y esta energia deja lo que podriamos denominar cenizas... 0, como preferimos llamarlas nosotros, escorias. Como la circulacién atra- viesa el sistema, la actividad natural implica que, con la actividad de los corpéscu- los, estas [escorias] sean lanzadas a los canales, al igual que las escorias de los ali- mentos que el cuerpo toma son lanzadas al canal alimentario... La teaccién nerviosa 58 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES y muscular obrada mediante la aportaci6n del flujo sanguineo tiene que ser evacuada por uno w otro de esos canales, por la accién del higado, de los pulmones... Se elimina en Ia respiracién, mediante la actividad del higado como funcién excretora y secretora es decir, las secreciones son actividades del sistema y, como éstas, se lanzan al torrente circulatorio, con la actividad del péncreas, del conducto de la vesicula, del bazo..., todos los cuales eliminan escorias, como el resto del sistema. Si los canales de eliminacién estén coordinados unos con otros, tales escorias son eliminadas de forma y manera re- gulares. [Las cursivas son mias.] (480-8) Mucha gente va por la vida tomandose a la ligera el estrefiimiento cronico, sin apenas darse cuenta de lo serio que es y de las enfermedades que puede provocar. Al doctor Max Bircher-Benner, el famoso pionero mundial de la medicina preven- tiva (probablemente conocido por los norteamericanos sobre todo por su desayuno suizo orgdnico), le gustaba citar al profesor Elie Metchnikoff, del Instituto Pasteur, que Ilamaba al intestino grueso «asesino de hombres». «No sélo se vierten a menudo sustancias venenosas en la sangre ~sefiala el doc- tor Bircher-Benner- sino que las membranas mucosas, que son una especie de ba- rracada, permiten el paso de los gérmenes. Este es el comienzo de la acumulacién de Bacillus coli en el rifién y en los conductos biliares... Y se hacen necesarias in- tervenciones serias, como extirpar la vesicula biliar; es un problema que no tie- ne fin.»* En cuanto a los remedios, el doctor Bircher-Benner critica (y yo con él) el uso de laxantes, que ha experimentado un constante aumento desde su muerte en 1939. «Las cantidades de laxantes tan ampliamente usados por millones de personas con estrefiimiento no son en absoluto inocuas. Jamés eliminardn los peligros inheren- tes a todo estrefiimiento: la autointoxicacién y sus incurables secuelas. La como- didad de su uso hace que los médicos y los pacientes no apliquen otras medidas drdsticas susceptibles de curar realmente. Aqui podemos citar una vez més las pa- labras de Nietzsche: “jLos supuestos atajos siempre son un peligro para el género humano! jEn cuanto escucha la alegre noticia de la existencia de un atajo, el hom- bre abandona su sendero y pierde el camino!”.»* Antes de describir los remedios que empleaba Cayce para tratar la eliminacién -ninguno de ellos un «atajo», sino una correccién real del problema~ me gustaria sefialar el paralelismo existente en la filosofia y el saber del gran doctor Bircher- Benner y Cayce, un hombre sencillo que lo aprendié todo a través de su habilidad psiquica. Los dos han muerto ya, pero su obra no sélo sigue viva sino que a cada dfa que pasa adquiere mayor vitalidad e importancia. EI gran balneario terapéutico que el doctor Bircher-Benner fund6 en Suiza para poner en prdctica sus teorfas es hoy més popular que nunca y a él acuden en mana- da las principales celebridades del mundo para rejuvenecerse.° De forma semejan- te, las lecturas de Cayce y sus ideas sobre la medicina y la salud atraen cada vez a 4, Bircher-Benner, The Prevention of Incurable Disease, p. 23. 5. Ibid., p. 25. 6, Véase Ted Burke, «Recipes for Rejuvenation», en Harper's Bazaar (marzo 1973), p. 154. LA FILOSOFIA DE LA CURACION EN EDGAR CAYCE, 59 mayor nimero de médicos, ostedpatas y terapeutas de todo tipo, asf como pacien- tes a la clinica de Phoenix y a Virginia Beach. Y yo estoy convencido de que atin tenemos enterrado en esas lecturas un gran fildn de oro de informaciones sobre la salud, del que hasta la fecha no hemos hecho més que extraer algunas pepitas. {C6émo abordaba Cayce el problema de la eliminacién? En casos de extrema toxemia, recomendaba un ayuno controlado para una completa limpieza corporal: o bien tres dfas a dieta de manzana, una dieta de uva durante cuatro dfas, u otra a base de naranja durante cinco dias: describiremos es- tas tres dietas en el Capitulo 11, donde daremos asimismo instrucciones para se- guirlas. A menos que esté contraindicado, nosotros administramos siempre una irrigaci6n colénica con estas dietas, seguida de fomentos de aceite de ricino para mejorar la eliminacién y estimular Ja vesicula biliar, el bazo y los érganos digestivos. Cayce era un gran partidario de los colénicos: Tome una irrigacién colénica de cuando en cuando, o haga que se la administren, cientificamente. Una irrigacién coldnica serd tan beneficiosa como cuatro o seis ene- mas. (3570-1) Este tema de las irrigaciones colénicas y los enemas se ampliard, con instruc- ciones, en el Capitulo 11. Cayce era también un entusiasta de todas las formas de hidroterapia y de ma- saje para mejorar la eliminacién, asf como la circulacién, Porque la hidroterapia y el masaje son medidas preventivas, a la vez que curativas. Porque la limpieza de todo el sistema permite que las fuerzas corporales funcionen con normalidad, y asf eliminan venenos, congestiones y condiciones que provocarfan tras- tomos agudos en cualquier parte del cuerpo. (257-254) Para favorecer la eliminacién a través de los rifiones, Cayce aconsejaba beber mucha agua: de seis a ocho vasos diarios. [...] deberfa proporciondrsele al sistema mas agua y de forma mds regular, de ma- nera que el sistema, especialmente en las glindulas hepaticas y en los rifiones, pueda funcionar mds nominalmente (error por «normalmente»?] y procediendo asf a ta for- ma correcta de eliminar las escorias del sistema; porque, como vemos, hay muchos ca- nales de eliminaci6n del sistema, Por esta raz6n, cada canal deberfa ser mantenido en una situacién de equilibrio o compensacién tales que su condicién no determine una acen- tuacion de ninguna de \as condiciones de eliminacién funcionales: no sobrecargando los riftones, no sobrecargando el higado, no sobrecargando el sistema respiratorio..., sino manteniéndolos todos en ese perfecto equilibrio... La falta del agua en el sistema origina, pues, un exceso de aquellas sustancias de- sechables que deberfan ser expulsadas nominalmente [normalmente] por el canal ali- mentario y por los riffones y devueltas a la circulacién capilar... [Esto origina, a veces,} congestién y debilitamiento. (257-11). 60 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. Muchos pacientes me llegaban de Cayce con indicaciones ¢ instrucciones para bafios de «sudor» (sauna) y de «aromas». El bafio de aromas es un suave bafio de vapor en el que se emplean ciertas sustancias quimicas, aceites o farmacos que se vaporizan con mucha facilidad, Solemos administrarlo en una cabina eléctrica, pero en el Capitulo 10 le daremos algunas indicaciones para uso doméstico. Cay- ce recomendaba con frecuencia que para hacer el vapor se empleara atomidina («yodo atémico»), con avellano 0 eucaliptus, y bilsamo o aceites de pino. La eliminacién por la piel es muy importante, porque la piel realiza normal- mente alrededor de una vigésima parte del trabajo de los rifiones. Cuando esta eli- minacién por la piel se acelera, puede encargarse practicamente de una décima parte de la tarea que los rifiones desempefian normalmente en el cuerpo. En con- secuencia, estimular esa accién eliminadora de la piel es de sumo interés para el hombre, puesto que puede ayudar a los rifiones y evitar que éstos se sobrecarguen. Los bafios con aromas son iitiles para la piel, pero también se emplean en inhala- ciones, coadyuvando asi a Ja eliminacién por vfa pulmonar. Una gran parte de la eliminaci6n se efecttia mediante los pulmones, con la res- piracién profunda. Cuando usted respira profundamente, y en especial si exhala luego el aire por completo, forzando la salida del aire residual que siempre queda dentro de los pulmones, logra una renovacién completa del aire. Y con ello no sdlo hace legar oxigeno a la parte inferior de los pulmones, sino que acelera tam- bién la eliminacién del di6xido de carbono, que es el producto final de la fatiga. Los desechos de las proteinas se eliminan también por los pulmones en forma de diéxido de carbono. El torrente sanguineo recoge parte de los desechos dcidos y los transforma en gas, que es intercambiado por oxigeno en tos pulmones. Cayce ponfa mucho énfasis en la respiracién profunda ¢ incluso establecié cierto parale- lismo entre ella y algunas de las técnicas respiratorias utilizadas en el yoga, que incorpors y combiné con ejercicios de extensién y flexién en la tradicién yoga (véase Capitulos 6 y 7). Antes de abandonar este tema de la eliminaci6n, afladamos que Cayce emplea- ba también los alimentos y la dieta como terapia para favorecerla: Encontramos que los mejores valores de alimentos son Jos que ayudan a las fuerzas eliminadoras del cuerpo a través del canal alimentario; es decir, Jas verduras de hoja fa- vorecerdn [as eliminaciones, Tome también de cuando en cuando, como parte de la die~ ta (por las mafianas o por las noches), peras, uvas, albaricoques o higos cocidos. Porque todos ellos serdn muy ttiles al cuerpo en este sentido. (480-24) CIRCULACION La importancia de una buena circulacién es obvia incluso para la persona me- nos entendida en estas materias, con sélo pensar que si la sangre no llega al cere bro durante sélo unos pocos minutos el individuo entra en estado de coma; si esa situacién se prolonga unos cuantos minutos més (de seis a ocho, para ser exactos) el cerebro sufre lesiones permanentes. La terrible incidencia de la aterosclerosis y LA FILOSOFIA DE LA CURACION EN EDGAR CAYCE 61 sus sombrios acompaiiantes ~apoplejia, infarto, senilidad y otras enfermedades mortales— deberfa servirnos de aviso para hacer cuanto podamos por mantener una buena circulaci6n. La circulacién y las propiedades de la sangre como trans- portadora de glucosa pueden ser aumentadas en grado sorprendente por el ejerci cio, y ésta es la raz6n de que Cayce lo prescribiera con tanta frecuencia: lo hizo, de hecho, en més de mil trescientas de sus lecturas. Cuando habia algiin problema patolégico concomitante (y hay que tener presente que muchos de los que acu- dian a Edgar Cayce eran individuos enfermos que habfan pasado por el aro de la medicina y se habfan visto dejados por la ciencia convencional como casos sin re- medio), les prescribia sustitutivos equivalentes del ejercicio fisico: masajes, hi- droterapia, osteopatia, quiropractica y otras terapias manipulativas que requerfan ser administradas por un profesional experto. Véase lo que decia a propésito del correcto abastecimiento de sangre, un estado que depende en gran medida de una buena circulacién: [...] no hay ninguna condicién en un cuerpo cuyo reflejo no pueda ser hallado en el abastecimiento de la sangre, porque el torrente circulatorio no slo aporta al cuerpo las fuerzas que lo reconstruyen, sino que toma también [Jo que queda de] las fuerzas gas- tadas y lo elimina a través de sus canales propios en las diversas partes del sistema. (283-2) Debo sefialar aqui, entre paréntesis, que al estudiar el abastecimiento de san- gre Cayce aportaba otra intuicién anticipadora : «Llegard un dia en el que podre- mos tomar una gota de sangre y diagnosticar (a través de su examen] el estado de cualquier cuerpo fisico». (283-2) Hoy, ciertamente, introducimos una muestra de sangre en méquinas goberna- das por ordenadores que la analizan, diagnostican y nos ofrecen una completisima serie de pruebas, como Cayce predijo. En otra lectura, Gladys Davis Turner pone en boca de Cayce la siguiente fra- se: «... [la sangre es] el criterio por el que mejor podemos descubrir cualquier con- dicién existente en el sistema».’ (108-2) Explicando su preferencia por la osteopatia, Cayce volvia a destacar la impor- tancia de la circulacién: Como sistema para tratar las enfermedades humanas, la osteopatfa... es mas bene- ficiosa que la mayorfa de las medidas que pueden administrarse. Por qué? En cual- quier medida preventiva o curativa, el objetivo a conseguir es ayudar al sistema a que recupere su equilibrio normal. Es sabido que cada érgano recibe impulsos de otras por- ciones del sistema por las fuerzas sugestivas [sistema nervioso simpatico} y por las fuerzas circulatorias [el sistema cerebroespinal y el propio abastecimiento de sangre]. Unas y otras recorren el sistema en una estrecha actividad paralela y en todas y en cada una de las partes del cuerpo De ahi que la estimulacién de los ganglios de los que surgen los impulsos -simpa- 7, Gladys Davis Turner, «The Body Is The Temple». en Searchlight (julio 1957), 62 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES tética 0 funcionalmente~ tiene que ser beneficiosa para que el cuerpo logre el equili- brio. (902-1) Es interesante comentar que, cuando yo estudié terapia manipulativa, allé en 1916 y 1917, pude haberme graduado en osteopatia antes de obtener mi master y mi doctorado en fisioterapia. Sin embargo, a la osteopatfa, que habia sido creada como especialidad por un médico de Kansas, el doctor Andrew Taylor Still, en 1878 0 1879, se le prestaba entonces tan escasa atencién, que desdeié ese titulo y me examiné y doctoré en masoterapia, que entonces tenia mucho predicamento en la profesién médica. Aqui se ponen de relieve otra vez los poderes anticipatorios de Cayce, porque hoy la medicina osteopatica no sélo est reconocida en la ma- yoria de los estados, sino que es un hecho que el exgobernador del estado de Nue- va York Nelson A. Rockefeller y el expresidente Richard M. Nixon recibieron tegularmente tratamiento a cargo del doctor Kenneth W. Riland, un notable oste6- pata. Y que el doctor Riland ha viajado por todo el mundo con sus famosos clien- tes e incluso acompafio al entonces presidente en sus viajes a China y a la Unién Soviética. RELAJACION «{...] la fuerza de los nervios para el cuerpo... es el atributo del hombre men- tal, de la misma manera que la circulacion [Io es] del [hombre] fisico.» (34-5) Millones de personas en el Hlamado mundo civilizado padecen el «shock del futuro». La tltima mitad de este siglo ha incrementado tremendamente la veloci- dad, la cantidad y la gama de los estimulos sensoriales que machacan el cerebro. Nuestros sentidos de la vista, el ofdo, el olfato, el gusto y el tacto se ven asaltados en todo momento de vigilia o de suefio por la polucién que ha creado el hombre. E] aumento de tensién en la vida moderna —con el acicate de la competencia en el trabajo, y con la inquietud y la inseguridad aumentando el estrés, incluso en los momentos que se dicen de diversin y de ocio- es un tema que se comenta hasta la saciedad y con la debida alarma en todos los medios de comunicacién y que Ile- na de pacientes los consultorios de los psiquiatras. Sus consecuencias pueden ob- servarse en el aumento de las enfermedades mentales, la drogadicci6n y el alco- holismo, y en una creciente poblacién de consumidores de pildoras que viven a base de tranquilizantes, estimulantes 0 pastillas para dormir, y las devoran como caramelos en su biisqueda de la paz de la mente y del alma. El doctor Hans Selye (a quien me referi al comienzo de este capitulo), cuyos estudios sobre el estrés han tenido resonancia y aceptacién mundiales, atribuye a él un gran ntimero de enfermedades fisicas y psiquicas: «Las glindulas endocri- nas del cuerpo -principalmente la pituitaria y las adrenales— se esfuerzan por man- tener un medio invariable en el interior del cuerpo. Apliquemos cualquier factor de amenaza, cualquier estrés, y estas gléndulas reaccionan al instante. La respues- ta es exactamente la misma, tanto si se trata de una rata de laboratorio sometida a una fatiga extrema, como si de una secretaria victima de los gritos de su jefe. Su- LA FILOSOF{A DE LA CURACION EN EDGAR CAYCE 63 ben la presi6n y el azticar en sangre, aumenta la acidez del estomago, se estrechan las arterias». El doctor Selye llama a esto la «reaccién de alarma»: «En los animales some- tidos a un estrés emocional, se observa la descarga de grasa de los depésitos cor- porales, que se vierte en la sangre y se deposita a lo largo de las paredes de las ar- terias. Presumiblemente sucede lo mismo en el hombre, dando lugar asi a esos grandes asesinos que son la aterosclerosis y la enfermedad coronaria».* Otras enfermedades causadas por el estrés son trastornos cuténeos, incluyendo la psoriasis y el eczema; trastornos del sistema respiratorio; esterilidad; diabetes, colitis, tilceras y otros problemas gastrointestinales; desarreglos glandulares; do- lor de espalda y otros dolores y molestias musculares; y artritis, por citar sola- mente unos cuantos. Aunque los comienzos del siglo xx, cuando Cayce vivid y empez6 a trabajar, nos parecen tiempos més tranquilos y serenos, su generaci6n afronté dos guerras mundiales y la peor depresién de la historia de Estados Unidos. El fue muy sensi- ble a los efectos del estrés sobre las personas y, segtin el testimonio de Gladys Da- vis Turner, jams despaché nada consideréndolo «meros nervios». Cada lectura contenfa un detallado andlisis de los dos sistemas nerviosos, y atribufa mucha im- portancia a su delicado mecanismo: La tensién entre lo fisico y lo mental, con los atributos espirituales del individuo, no s6lo encuentra su expresidn en el cerebro mismo, sino que la tiene también en la tensién del sistema {nervioso} simpatico por traducir en el cerebro las fuerzas del alma en el cuerpo. (4566-1) La actividad de la fuerza mental o animica del cuerpo puede controlar completa- mente la totalidad del [cuerpo] fisico a través de la acciGn equilibradora en el sistema simpético, porque el sistema nervioso simpatico es a las fuerzas animicas y espiritua- les lo que el cerebroespinal es a las fuerzas fisicas de una entidad... (5717-3) Cayce recomendaba a menudo, en estados de desarreglos nerviosos, que las ac- ciones reconstructoras se introdujeran en el sistema mediante vibraciones, con pre- ferencia a cualquier otro medio; y para esto inventé (en estado de trance) dos apa- ratos, la pila hiimeda y el dispositivo de impedancia, dando instrucciones detalla- das para construirlos: Las vibraciones [externas] ayudan a producir la vibracién [interna] que se precisa no s6lo para la coordinacién del sistema glandular, sino también para que el propio ner- vio tenga la capacidad de rejuvenecerse... Esta acta directamente sobre el sistema glan- dular: el tiroides, las gléndulas adrenales y el timo, y todas las demés glandulas del cuer- po, capacitdndolas para reaccionar como fuerzas asimiladoras. Porque ése es el proceso, o la actividad, de las glindulas: secretar aquellas sustan- cias que hacen que el cuerpo, en su totalidad fisica, pueda regenerarse. (1475-1) 8. Hans Selye, The Stress of Life. McGraw Hill. Nueva York, 1956. 64 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. Cayce prescribié la pila hiimeda en 609 casos, para dolencias como artritis, es- clerosis miltiple, pardlisis, enfermedad de Parkinson, sordera nerviosa y descoor- dinacién de los sistemas nerviosos, en las que era necesaria para que el cuerpo re- generara sus tejidos y restaurara las funciones corporales perdidas. Recomends el dispositivo de impedancia predominantemente como un instrumento de relajacién en casos de tensién nerviosa, insomnio, neurastenia, debilitacién, etc. Seria demasiado complicado y requerirfa demasiado espacio explicar la estruc- tura y el funcionamiento de ambos dispositivos; baste decir que la pila htimeda producfa una corriente eléctrica de muy baja intensidad, que no podia notarse, pero si ser medida con un amperimetro. Dicha corriente pasaba a través de disolucio- nes que podian ser de cloruro de oro, nitrato de plata, atomidina o alcanfor, segiin fueran las necesidades especificas del individuo y la prescripcién concreta de Cay- ce. Esta corriente se administraba mediante placas aplicadas al cuerpo, cuya coloca- cidn dependia asimismo de las necesidades y molestia del individuo. En ocasiones Cayce daba instrucciones especificas acerca de la colocacién de esas placas, mien- tras que otras veces me enviaba a los pacientes para que yo les ensefiara a emplear el aparato. El dispositivo de impedancia era un pequefio artilugio consistente en dos polos de acero dentro de una cajita también de acero revestida de vidrio y carbén vege- tal, que debfa ser metida en hielo por espacio de treinta minutos y, a continuaci6n, conectada a una de las muiiecas del paciente y al tobillo opuesto, con Io cual se con- seguia estimular la circulacién y relajar a la persona... a la que, de hecho, inducfa al suefio inmediatamente. Era especialmente eficaz para casos de insomnio. Durante algun tiempo, de 1933 a 1935, ambos dispositivos fueron construidos en mi granja de Nueva Jersey, bajo la supervision, primero, de un pariente de Cay- ce y luego bajo la de Robert Ladd. Mi colega Betty Billings emple6 con gran éxito el dispositivo de impedancia en su madre, que estaba paralitica y sufria una degeneracion de los nervios de la médula espinal. La sefiora Billings habia pasado muchos afios en una silla de ruedas y tenfa siempre las manos y los pies extremadamente frios, lo que le pro- ducfa agudas molestias. El dispositivo dio la impresién de mejorar su circula- cién espectacularmente. «A los dos dfas de emplearlo a mamé le habia vuelto el calor de tal forma, que la familia pens6 que tenia fiebre», recuerda la sefiorita Billings. En realidad ha sido muy dificil establecer una valoracién cientifica de la efi- cacia de ambos aparatos, porque no disponemos de suficientes datos clinicos ni se ha hecho el necesario seguimiento de sus resultados. En mi opini6n, si se trata, y cuando se trate, de probarlos con fines de investigacién, tendria que hacerse bajo supervisién médica en un centro especializado, al que el paciente acuda para reci- bir el tratamiento y donde éste le sea administrado por profesionales expertos. La liltima palabra sobre esta terapia de Cayce no se ha dicho atin, aunque espero que la investigacién permitiré llegar a conclusiones definitivas algtin dia El hecho cierto es que, si cuando Cayce invents estos aparatos apenas se com- prendian los fundamentos te6ricos en que se apoyaban, modemnamente, desde su LA FILOSOFIA DE LA CURACION EN EDGAR CAYCE 65 muerte hasta el dia de hoy, se han realizado grandes avances en el uso terapéutico de Ja electricidad y que los cientificos han descubierto el poder curativo de las vi- braciones de baja frecuencia. Deberia profundizarse en este campo de investiga- cin, pero es evidente que Cayce anticips ia electromedicina, como tantos otros avances médicos. La revista Newsweek (8 noviembre 1971) daba a conocer que los investigado- res de la universidad de Pennsylvania habjan conseguido acelerar el ritmo de cura- cién de los pacientes aquejados de fractura sea mediante la aplicacién de corrien- tes eléctricas. El Wall Street Journal (27 marzo 1972) publicaba en su primera pdgina un con- cienzudo informe acerca de «una plétora de actuales proyectos de investigacién», muchos de ellos sobre pacientes humanos, consistentes en la aplicacién de sefiales eléctricas al sistema nervioso con la finalidad de anular el dolor, inducir el suefio en los insomnes y remediar problemas de asma, tilceras ¢ hipertensién. Segtin este informe, la electromedicina podrfa emerger pronto como una nueva e importante via terapéutica para muchas enfermedades. En la Temple University de Filadelfia, un neurocirujano ha implantado un «es- timulador de columna» dorsal, esto es, un «eliminador eléctrico del dolor», en la espalda de un viajante incapacitado por desplazamiento de un disco intervertebral. El doctor C. Norman Shealy, del Pain Rehabilitation Center de La Crosse, Wis- consin, y el doctor William Sweet, de Massachusetts General Hospital, creadores de dicho artilugio, estan llevando a cabo una serie de pruebas de investigacién en quince centros médicos, con pacientes convenientemente elegidos; y, segtin sus datos, en el 85 % de los casos estén consiguiendo ayudarles a «controlar y reducir el dolor». (Digamos que este sistema requiere, naturalmente, una intervencién de cirugia mayor.) Aparatos eléctricos para insomnes se han usado y comercializado desde hace ya tiempo en la antigua Unién Soviética, en Japén, India y Europa Occidental. Lo que quiere decir que probablemente existen razones que respaldan la afirmacién de muchos usuarios del dispositivo de impedancia de Cayce, cuando afirman que «nos provoca suefio». Hugh Lynn Cayce cuenta esta divertida anécdota a propésito del dispositivo de impedancia y el suefio. En la época en que ocurrié, de la fabricacién del aparato se encargaba Marsden Godfrey, que era un fntimo amigo de los Cayce de Norfolk, Virginia. «Cierto dfa a papé le lleg6 una carta de cierta mujer a quien se le habia enviado uno de los aparatos. “Sefior Cayce —le decfa-, antes de recibir el disposi- tivo recomendado por usted yo dormia parte de la noche, pero ahora no puedo dormir nada en absoluto. jEstoy tan nerviosa...! Qué deberia hacer?” »Bueno..., papa tampoco sabia qué hacer, asf que le sugirié que le devolviera el dispositivo; y cuando lo tuvieron en la tienda de Marsden, decidieron que lo més oportuno era que Cayce hicicra una lectura del aparato, Asf lo hicieron, y Cayce, en trance, sugirié que Godfrey empleara un imén para retirar la ira que ha- bia acumulado en el dispositivo. »Result6 ser que Godfrey habia tenido una violenta discusién con su esposa 66 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES mientras estaba construyendo el dispositivo, y que la vibracién de su ira habia que- dado registrada en éste. Asf que pasaron un iman por el dispositivo y se lo envia ron de nuevo a la mujer. Pasado algtin tiempo recibieron noticias suyas diciéndo- les que funcionaba perfectamente. »La anécdota parece increible, pero est4 completamente documentada. Ni que decir tiene que jamés pudimos explicarle a aquella mujer el fallo que tenia su apa- rato, porque la explicacién hubiera resultado més diffcil de aceptar que el mal fun- cionamiento que dio origen a la reclamacién.» El doctor McGarey escribe en el Medical Research Bulletin’ a propésito de los trabajos de los doctores Wheeler y Wolcott en Ja universidad de Missouri, ex- puestos en Neuroelectric Research: Estos hombres han logrado una notable regeneraci6n del tejido en la curacién de ulceraciones crénicas, presentes desde hace muchos afios. En la exposicién de sus ide- as y en las conclusiones a que parece orientarles su trabajo, hacen una serie de obser- vaciones muy interesantes. Mencionan, por ejemplo, que: Contrariamente a las tesis imperantes, la corriente eléctrica constante no limita sus efectos fisiolégicos sélo a los puntos de conexién-desconexién, sino que es ca- paz de producir cambios sutiles y no bien definidos durante un periodo de aplica- cién prolongado. Cayce recomendaba que fueran aplicadas al cuerpo corrientes eléctricas débi- les, en intervalos recurrentes, a cada hora, y la intensidad que proponfa no era muy diferente de la sugerida en el mencionado trabajo de los profesores de la universi- dad de Missouri. Su interpretacién de los «cambios sutiles y no bien definidos» a que aludia Wheeler aparece, con una terminologia distinta, en la lectura siguien- te, dada a una mujer de sesenta y siete afios de edad que padecia senilidad y con- suncién, y a la que le habfa aconsejado emplear una pila hiimeda, Y cuando reciba las vibraciones eléctricas, piense que la Vida misma -en efec- to- es la Fuerza Creativa de Dios, aunque sus manifestaciones en el hombre son eléctricas..., 0 vibratorias. Piense entonces que esa fuerza que en la naturaleza lamamos eléctrica o elec- tricidad es 1a misma a la que usted venera como Creadora, como Dios en accién! Viendo esto, sintiendo esto, sabiendo esto, descubrira que no sdlo se revivifica el cuerpo, sino que, mediante la creacién en cada tomo de su ser de esta conciencia de la actividad de semejante Fuerza Creativa 0 Principio como vinculada al espiri- tu, a la mente y al cuerpo, los tres se renuevan. Porque éstos son como una trinidad en el cuerpo, son como una trinidad en los principios de la mismfsima fuerza vital, y que el Cuerpo, la Mente y el Espiritu son uno, como lo son el Padre, el Hijo y el Espiritu. Un Espiritu, un Dios, una Actividad. Vea entonces a Dios, conézcalo en esas influencias. (1299-1) 9. Vol. II, mim. 9 (mayo 1972). LA FILOSOFIA DE LA CURACION EN EDGAR CAYCE 67 Mas adelante, al extenderse més en sus ideas, Wheeler y Wolcott observan que el papel de los efectos biomagnéticos en una accién de este género es inseparable de los fenémenos bioeléctricos. Y afiaden: Se sabe, por ejemplo, que la mayorfa de los procesos biolégicos estén basados en reacciones quimicas. Las propiedades quimicas implicadas en estas reacciones resultan de la disposicién y movimiento de los electrones y micleos atémicos, que estdn a su vez determinados por las interacciones de los campos eléctricos y mag- néticos de las particulas elementales. Consiguientemente, los principios quimicos son consecuencia de las ciencias de la electrodinémica y de la fisica cudintica. En los organismos vivos estos efectos resultan aparentemente amplificados por las pro- piedades de semiconductividad que se atribuyen a las estructuras bioldgicas. Tales efectos ejercen hoy una profunda influencia en las actuales investigaciones clinicas y te6ricas. Creemos que una de las cualidades mds propias del hombre es su preocupacién por los misterios de la concepcisn, del desarrollo, de la enfermedad, de la vejez y de la muerte. La moderna tecnologfa revela que algunas antiguas hipétesis intuitivas eran notablemente precisas, en especial en]...] temas concernientes a la electricidad y a otros fenémenos fisicos. Por consiguiente, parte de nuestra investigacién se orienta ahora a integrar teorfas selectas de la ciencia pasada y presente, asf como a desarrollar con mayor amplitud una gufa tedrica que ofrezca una comprensién més profunda de las plantas y de los animales vivientes. El poder terapéutico de la relajaci6n se ha puesto espectacularmente de relie- ve en recientes experimentos realizados por el doctor Elmer Green, jefe del labo- ratorio de psicofisiologia del departamento de investigacién de la Menninger Foundation, que ha empleado técnicas de «retroalimentaci6n biolégica» aprendida 0 autogénica para adiestrar a individuos a producir ondas cerebrales alfa en estado meditativo o de silenciosa relajacién, Mientras se hallan en ese estado, sus sujetos han demostrado capacidad para curar jaquecas, controlar su presién sanguinea, aumentar o disminuir la temperatura de un dedo y controlar mediante la relajacién procesos corporales de cardcter involuntario. Cayce recomendaba con frecuencia la meditaci6n, tanto por su eficacia tera- péutica como por su valor espiritual. En el siguiente caso aconsejaba de esta forma a un viajante de veintiocho afios de edad, cuya vida desordenada le hacia sufrir trastornos digestivos, dolor de es- palda, zumbidos en la cabeza y otros sintomas diversos: P-1. ,Cémo puedo superar la tensién nerviosa a que me veo sometido en ocasiones? R-1. Cerrando los ojos y meditando interiormente, de forma que surja dentro —a través de la {relajacién] del sistema nervioso ese elemento necesario que acompafia al [producido por la glindula] pineal (jno olvide que éste circula de los dedos de los pies hacia la coronilla!) y que aquietaré todas las fuerzas nerviosas, obrando —pues para tal sirve— como el verdadero pan, la verdadera fuerza de la vida mis- ma. El silencio, medio o un minuto de meditacién, aportarén fuerza..., hardin que el cuerpo vea fisicamente este flujo emanando del yo sereno, con independencia 68 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES de que esté paseando, de pie o en posicién de descansar. Y [hdgalo] también a me- nudo cuando esté solo; medite en el silencio... como el cuerpo ha hecho. (311-4) Existe un excelente libro a propésito de la visién que tenia Cayce de la medi- tacién: Meditation: A Step Beyond with Edgar Cayce." Y hay otras obras valiosas sobre el tema, como son las escritas por el propio Cayce y por Elsie Sechrist. Los de Cayce, publicados por la ARE Press bajo el titulo general de «Buscando a Dios», son de obligada lectura para quien desee seguir el camino indicado por su autor para alcanzar la iluminaci6n espiritual mediante la oracién y la meditaci6n, a la vez. La diferencia entre una y otra, segtin se me ha dicho, estriba en que con Ja oracién la persona «habla a Dios», mientras que en la meditacién la persona «oye a Dios» que le habla interiormente. Los doctores Herbert Benson y Robert K. Wallace, de la facultad de medicina de Harvard, han sometido a sujetos en meditacion a diferentes pruebas, en condicio- nes de laboratorio estrictamente controladas; y asi han podido verificar determina- das afirmraciones de los entusiastas de la meditacién, tales como que ésta reduce efectivamente el consumo de oxigeno, baja el ritmo cardiaco, aumenta la resisten- cia de la piel y provoca otros cambios fisioldgicos que proporcionan un descanso completo. El consenso que hoy se da entre los médicos acerca de los beneficios que aporta la meditacién es una nueva confirmacién de que Cayce se adelanté no- tablemente a su tiempo, puesto que abog6 por ella mucho antes de que los norte- americanos oyeran hablar del yoga y de otros ejercicios para conseguir el control del cuerpo y la mente. Cayce y yo coincidimos en la importancia del ejercicio, especialmente el rea- lizado al aire libre, para ayudar a la relajaci6n. La mejor tnanera de librarse de las emociones destructivas es dar un largo paseo 0 sacudirse de encima toda hostili dad mediante algunos ejercicios vigorosos, tales como la practica del tenis, la gim- nasia, el lanzamiento del balén medicinal o el entrenamiento pugilistico con el saco de arena. Los bafios pueden ser muy relajantes, o estimulantes, dependiendo de la temperatura (véase el Capitulo 10). Y otro tanto puede decirse del masaje y las manipulaciones, que estimulan o relajan segtin como se administren. Cayce re- comendaba a menudo la participaci6n en algtin deporte relajante ~que no provo- que frustracién ni afan de vencer-, asf como la musica, el arte, el teatro o la dedi- cacién a un hobby que proporcione sensaciones de paz y de autorrealizacién. El doctor Selye subraya la importancia del cambio de actividad para aliviar el estrés. Pero, por encima de todo, Cayce era un acérrimo partidario del equilibrio en todas las cosas, como expresaba en esta carta que me escribi6 el 3 de junio de 1933: No aceptaré un «no» por respuesta con respecto a su visita aquf [Virginia Beach] el 15,el 16, el 17 oel 18. Sé muy bien que, en este momento concreto, su granja y su tra- bajo reclaman hasta la diltima gota de sus energias, pero también estoy seguro de que 10. M. E. Penny Baker, Meditation: A Step Beyond with Edgar Cayce. Prélogo de Hugh Lynn Cayce, Doubleday. Garden City, 1973. LA FILOSOFIA DE LA CURACION EN EDGAR CAYCE, 69 usted predica y ensefia a cuantos van a verle en busca de ayuda que no hay nada peor para la persona que trabajar constantemente sin distraerse de cuando en cuando... Asi que espero verlo en el Congreso... Y en sus lecturas aconsejaba: [..] planifique su tiempo de manera que quepan en él, con regularidad, momentos para mantener el cuerpo fisico en forma y momentos para mantener en forma el ser mental y espiritual, Porque del mismo modo que el [cuerpo] fisico necesita descanso y recreo, también el mental requiere ambas cosas. (3691-1) No se exceda a expensas de su ser fisico ni del mental... ;Tenemos tendencia a ha- cerlo todo o no hacer nada! {Sea por una vez un hombre de términos medios, y veré cuanto mejor es! ;Trabaje con la misma intensidad que pone en divertirse..., diviértase con la misma intensidad con que se entrega al trabajo! (279-2) CAPITULO 4 Caso a caso con Cayce «Sepa que dentro de uno mismo esté todo el poder de curar que puede conse- guirse en bien del cuerpo. Toda curacién debe venir de lo Divino, porqu cquién, si no, sana tus enfermedades? La fuente de Todo Ser» (4021-1) «La MENTE es siempre la que construye. jAquello de lo que se nutre el cuer- po-mente es en lo que uno se convierte gradualmente!» (3102-1) «Mantenga la actitud mental de una vision constructiva de las cosas. Ni ani- mosidad ni sentimiento de tristeza por si mismo 0 porque otros son diferentes y mejores que usted en algiin aspecto y disfrutan de cosas que debertan ser suyas. Porque, en cualquier situacién que usted se encuentre, empléela para gloria de la Fuerza Creadora.» (578-13) «El cuerpo no debe perder el valor de seguir adelante: ha de trabajar pacien- temente sabiendo que toda curacién, que toda ayuda deben salir de un pensa- miento constructivo, de una aplicacién constructiva y, sobre todo y ante todo, de una inspiraci6n espiritual constructiva... Use los trastornos [del cuerpo] como escalones para acceder a una comprensién cada vez mds alta, mayor y mejor.» (528-9) Edgar Cayce A lasefiora W., mujer de unos cuarenta afios de edad residente en Hastings-on- Hudson, Nueva York, le habian dicho tres especialistas que era preciso extirparle Ia vesicula, porque la tenia llena de célculos. Acudi6 a Cayce, desesperada, y él me la remitié con instrucciones muy claras: nada de intervencién quirtirgica..., sino, en vez de ello, irrigaciones de colon, masoterapia de drenaje y fomentos de aceite de ricino. Poco a poco, al cabo de media docena de visitas, el dolor fue cal- mandose. Quince afios después me encontré a la sefiora W., quien me dijo, feliz, que atin seguia conservando su vesicula..., pero ya sin cdlculos. La sefiora W. fue sélo una de los cientos de hombres y mujeres, aquejados de una gran diversidad de dolencias, que acudieron a mf enviados por Cayce para que Jes aplicara un tratamiento sin férmacos. Como ya he dicho antes, Cayce no rea- lizaba un diagnéstico médico, no ponia etiquetas a los pacientes: le llegaban de médicos que ya habian catalogado sus enfermedades, entre las que encontré casos de: acidosis, anemia, artritis, astenia, blefaritis, bronquitis, calculos biliares, catarros, cidtica, célicos, colitis, congestiones (de todo tipo), corazén (problemas), dermatitis, diabetes, eczema, edema, edema angioneurético, embarazo (trastornos), epilepsia, es- coliosis, espalda (problemas), estenosis, fibromas, fiebre del heno, flebitis, glandulas endocrinas (des6rdenes), hemorroides, herpes, higado, hiperacidez, lupus eritema- toso, migrafias o jaquecas, neurastenia, obesidad, pardlisis, Parkinson (enfermedad de), pelvis (trastornos), polimiositis, poliomielitis, presién cerebroespinal, presién sanguinea (alta y baja), prostatitis, psoriasis, parpura, resfriados, reumatismo, rini- tis, rifiones (trastornos: cdlculos, desarreglos, insuficiencia), secuelas (de accidentes, intervenciones quinirgicas, resfriados y shock), sinusitis, sicosis de la barba, tem- blores, tics faciales, tuberculosis, tilceras, vesicula (problemas), zumbidos en la cabeza... y muchas otras mas. Caso 274 El siguiente es un ejemplo clasico de sobrevaloracién de un diagnéstico..., y también una de mis anécdotas reales favoritas. Un hombre de treinta y cuatro afios (274), cientifico empleado en un laboratorio, escribié al sefior Cayce en marzo de 1933 una carta en la que le detallaba todos los sintomas y dolencias que habia ve- nido sufriendo desde la infancia: «{...] De nifio, ictericia; después, erisipela; y, luego, intermitentemente, pro- blemas que han ido afectando al higado, est6mago, intestino, prostata, piel, gar- ganta, cavidades, encias..., rapida caida del pelo, dolores de cabeza diarios, dolo- tes de ofdo, reumatismo o dolores reumiticos... Todo lo cual me ha conducido a CASO A CASO CON CAYCE, 73 un estado critico de nerviosismo, impotencia sexual, tristeza o depresién que da- fian mi eficiencia mental (fallos de memoria, desasosiego mental y espiritual, es- casa capacidad de concentracién)... »A todo esto he ido perdiendo peso progresivamente, He seguido dietas, trata- mientos de quiroterapia, curas, regimenes recomendables y no recomendables con escasa 0 nula fortuna.» E] diagnéstico de Cayce consistié en una sola palabra, escrita encima de la lar- ga lista de dolencias expuestas en la carta: «/TOXEMIA!». El paciente fue remitido al Reilly Health Service para recibir el siguiente tra- tamiento, que limpié por completo su sistema e hizo desaparecer muchos de sus males. La prescripcién de Cayce decfa: Comience, pues (en las condiciones presentes), preparando esto: Ponga en 5 litros de agua destilada, afiadiéndolos en el orden indicado, los productos siguientes: 24 24 Conteza de cerezo silvestre . . Raiz de zarzaparrilla Raiz de romaza amarilla . Raiz de bardana . Nabo indio Malagata .. Corteza de comejo Corteza de fresno picante . 8 g 2g 2 2 05g 6 8 6 8 68 Reducir por ebullicién lenta hasta que quede para colar una cuarta parte del liquido. Cortar 3 g de balsamo de Told, disolverlo en 72 g de alcohol etilico de destilacién y affadirlo al liquido filtrado como conservante y para estimular la actividad. La dosis a tomar debe ser media cucharadita de té cuatro veces al dfa, antes de cada comida y a la hora de acostarse. Después de haberlo tomado durante 3-5 dfas, encontraremos necesario aplicar ene- mas altos (enteroclisis) para aliviar las molestias a través del canal alimentario. Estos enemas altos (que deberian ser aplicados como ittigaciones colénicas) deberfan apli- carse inicialmente (con un intervalo de 5 dfas) 2 veces la primera semana ime expli- co?-, por ejemplo uno el lunes y el siguiente el sdbado. Dejar pasar luego 2 semanas antes de aplicar 1 0 més, pero tomando siempre la do- sis del remedio medicinal preparado..., :me explico? A continuacién empezarfamos con manipulaciones completas, 0 masajes consecu- tivos a bafios de vapor que, preferiblemente, deberfan hacerse del modo siguiente: Antes de que la persona entre en la cabina para el bafio de vapor, prepararla con una aplicacién de las propiedades del aceite de oliva, tintura de mirra y aceite de sasafrés.., mezclados a partes iguales (calentar el aceite de oliva y afiadirle los otros ingredientes). Extenderlo bien dando masaje por todo el cuerpo, y especialmente a lo largo del sistema cerebroespinal, por los hombros y por la cabeza, y por las demés partes del cuerpo. No elevar la temperatura de la cabina por encima de la que sea necesaria para pro- vocar una sudoracién general, ,comprende? 14 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES El bafio deberia completarse con una friccién general, estimulando las propiedades de aquellos aceites y combinéndolas con: Aceite de acebuche blanco .. Alcohol de friegas ... .. Extracto de hamamelis Friccionar a conciencia en cada una de las partes del cuerpo..., brazos, cuello, tor- so, pies, manos..., una por una, ,comprende? Luego dar una friccién general y completa. Estos bafios de vapor deberfan tomarse una vez por semana de la manera dicha; continuando, por supuesto, con las tomas diarias del preparado en las dosis y veces in- dicadas, Higalo asf durante cinco semanas, de momento, y después le daremos nuevas ins- trucciones sobre cémo seguir. Durante este periodo debera tomar, naturalmente ~y en especial después de los ba- fios de vapor y la sudoracién-, jabundante agua a todas horas! Beba, como minimo, de seis a diez vasos de agua diarios. Esto no significa cerveza u otros Ifquidos..., sino jAGUA! Si le apetecen otras bebidas, no le hardin dafio tomadas con las comidas, pero no las tome entre horas! En cuanto a la dieta..., voy a darle un bosquejo. Puede cambiarlo o variarlo segin sus gustos, pero que le sirva como orientacién general Por las mafianas, puede tomar primero un poco de té o de café; una cantidad pe- quefia, una tacita. Al cabo de unos veinte o treinta minutos, podria tomar algo de fruta -citricos, com- potas... 0 cereales; pero, si toma compotas y cereales, no tome juntamente zumos de citricos, y prefiera éstos a las compotas y los cereales. Podria desayunar, ademas, alguna pasta pequeiia (pastelillos de arroz, de alforfén, © semejantes) o tostadas con un poco de miel, gde acuerdo? También, de cuando en cuando, un huevo con alguna lonchita de panceta, pero muy crujiente. Varie, por supuesto. Este desayuno deberia hacerlo temprano: a las siete y media u ocho de la mafiana, ¢ incluso antes, Hacia las nueve y media o las diez tome un vaso de leche malteada, con una yema de huevo dentro. Puede ponerle unas pocas gotas de ron o de aguardiente de grano, pero no mucho: lo justo para quitar el sabor del huevo. No ponga la clara: solamente la yema, estamos? Para el almuerzo tome preferiblemente jugos de came o de verduras. Y acompaiie- Jos, variando, con pan integral, de centeno, y palitos o galletas, etc. de lo mismo. Eso sf: nada de pan blanco, ni elaboraciones de trigo candeal, en esta comida especialmente. Para cenar, toda clase de verduras como acompaiiamiento de carnes. Y, al menos tres veces por semana, incluya en esas carnes higado de ternera, 0 despojos, y jarrete de cerdo, Puede ir variando entre todo ello. Lo que quiero decir es que, como mfnimo tres veces por semana, deberfa incluir en el ment de sus cenas alguna de esas cares. (274-2) CASO A CASO CON CAYCE 75 La persona que hemos denominado caso 274 escribié al sefior Cayce el 18 de julio de 1933 para decirle que estaba encantado y muy satisfecho de su lectura: «Estoy siguiendo todas sus sugerencias, y afiadiendo a ellas algunos ejercicios li- geros bajo la direccién del doctor Reilly. ¥ me alegra poder decirle que estoy me- jorando». En la misma lectura habia preguntado: «;Se precisan algunos laxantes? Y, en caso afirmativo, cuales, en concreto, me convendrian mas?». La respuesta de Cayce fue: «Estamos preparando su sistema para que no le ha- gan falta laxantes. Su efecto ird incluido en aquellas medidas que actuarén como tonificantes generales, como tonificantes de todo el sistema: con las propiedades de los alimentos y con los enemas, de momento... Hagamos primero esto, y luego podremos plantearnos més cosas». (274-2) Quisiera comentar dos aspectos de esta lectura. Obsérvese que, en la dieta, Cayce especificaba que se afiadiera a la leche malteada solamente la yema del huevo, no la clara. Esto es muy notable porque, en la época en que se dio esta lec- tura, en 1933, la investigacién no habja determinado atin que la clara del huevo cruda destruye la biotina, un importante componente de la vitamina B, lo cual, a su vez, afecta negativamente a toda la cadena B de la nutricién. En la respuesta a la pregunta sobre los laxantes existe un claro paralelismo en- tre lo que afirma Cayce y las opiniones del doctor Bircher-Benner, a quien cité en el cap/tulo anterior, y de la generalidad de los médicos actuales, que desaconsejan el uso de los laxantes por ser sélo paliativos y no obrar ningiin efecto real en or- den a la curaci6n. ‘Tuvimos nuestros fracasos también. Como ya he dicho, la mayorfa de los pa- cientes habian probado con anterioridad los métodos de la medicina ortodoxa sin encontrar alivio con ellos; no podfamos, pues, esperar un 100 % de éxitos. Aparte de que, en algunos casos, los pacientes no seguian los consejos dados en las lec turas o abandonaban prematuramente la terapia. Caso 1684 Recuerdo un caso en particular. El sefior Cayce me habfa enviado al presiden- te de una importante agencia de publicidad: un hombre de gran fortuna, poseedor de grandes fincas en Florida que con el tiempo lo harfan atin més rico; la clase de persona, en suma, acostumbrada a dar érdenes, no a recibirlas. Tenfa una tensién arterial peligrosamente alta, y la lectura advirtié que «a me- nos que tomen algunas medidas para corregir el problema, esta condicién puede provocar un repentino cese funcional..., 0 la presién, que es una parte del desajus- te que afecta a las arterias, puede llegar a ser tan alta que las paredes cedan o per- mitan filtraciones». Y éste era el remedio propuesto por Cayce: L...] No tomar farmacos, sino més bien realizar actividades... al aire libre..., pasear, jugar al golf, montar a caballo: todo esto deberia figurar como parte de la actividad; 0, 76 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES combindndolo con la hidroterapia... y el masaje, también el squash, el caballo eléctrico, la bicicleta, como parte del ejercicio. En la dieta, evitar los alimentos fritos o grandes cantidades de grasas que no sean asimiladas facilmente. (1684-1) Pienso que la mayoria de los cardiélogos actuales estaran de acuerdo en la bon- dad de este consejo. Nosotros le administramos también bafios de oxigeno y ma- sajes ligeros, siguiendo las instrucctones que nos habia dado Cayce. Durante afios a esta persona le habjan venido administrando manipulaciones y masajes muy intensos. Vino a verme cuatro o cinco veces y le apliqué un masaje suave relajante. Protest6: —Estoy acostumbrado a recibir un masaje fuerte, vigoroso. Y lo echo de me- nos. Si aqui no me lo dan, tendré que dejar de venir. Mi respuesta fue: Aqui no se lo daremos porque no quiero tener que ser uno de los que lo Ile- ven luego a cuestas en su atatid. De hecho, al principio no le administraria nada mas que hidroterapia y un masaje suave. Usted acudié a mi con una lectura de Cayce que le indica cémo hay que proceder en su caso. Para qué vamos a perder el tiempo si va usted a pedir consejo y luego no lo sigue?... Pienso que harfa me- jor en volver a su rutina habitual, aunque no sé si con ella duraré mucho. Volvié a recibir masajes intensos en alguna otra parte, y cayé fulminado por una apoplejia tres o cuatro meses después. En ocasiones, ni las personas més allegadas y queridas de Cayce pudieron be- neficiarse de sus orientaciones y remedios. Tal fue el caso de su intimo amigo Da- vid Kahn, que probablemente le proporcioné més clientes a Cayce que cualquier otra persona individual. A pesar de su gran fe en los tratamientos de Cayce, y no obstante el hecho de que los familiares y amigos de Kahn acudieron a consultar al psiquico religiosamente, cuando David recibié una lectura sobre lo que, en defi- nitiva, resulté ser una obstruccién intestinal, Cayce recomend6 que fuera interve- nido quirdrgicamente. ~(No hay otro remedio? ~pregunté Kahn. —Si, pero tii no harias lo que es necesario —respondié Cayce en estado de trance. Otro ejemplo fue el caso de Tom Sugrue, un famoso escritor y periodista, au- tor de la primera biograffa oficialmente autorizada de Edgar Cayce, There Is a Ri- ver, que fue un gran éxito editorial. Tom habia sido compajiero de universidad del hijo mayor de Cayce, Hugh Lynn, y lo consideraban como uno més de la familia. Sin embargo, cuando se vio aquejado de una artritis paralizante, la magia de Cay- ce nada pudo contra la impaciencia irlandesa del joven y brillante periodista. Los. tratamientos que Cayce le recomend6 eran largos y arduos: ademas de manipula- ciones, hidroterapia y ejercicios diarios, inclufan la aplicacién de la pila himeda, para enviar al sistema impulsos eléctricos de bajo voltaje. Cayce le advirtié ya de que el dispositivo podria requerir unos siete afios de aplicacién para cambiar to- talmente el sistema. En su lugar, Sugrue se empefié en probar la nueva terapia de la fiebre alta (pi- CASO A CASO CON CAYCE qe roterapia), atin experimental, que dafié, quemAndolas, todas sus terminaciones nerviosas, dejéndolo paralitico e inmovilizado para el resto de su vida. Posterior- mente probé con tratamientos a base de cortisona, y el uso prolongado de este far- maco result gravemente perjudicial para sus rifiones. Yo traté a Tom durante varios aifios, incluido el tiempo que pasé escribiendo su biografia de Cayce. Y a menudo le repeti, bromeando acerca de su continuo desa- sosiego: Mira, Tom... Dudo mucho que hubieras llegado a convertirte en un escritor, de no haberte visto forzado a permanecer sentado. Cuando recibié tratamiento regularmente, mostré alguna mejoria; y al cabo de afio y medio de acudir al instituto tres veces por semana, consegui que recuperara suficiente movimiento en sus brazos para poder afeitarse y comer sin ayuda de otros. No me hacia ninguna gracia que interrumpiera sus sesiones; asi que, cuando re- cibié del editor Harper el encargo de viajar a Israel, le dije que prepararia a al- guien para que pudiera proseguir el tratamiento durante el tiempo que estuviera ausente. El editor pensaba enviar con Tom a uno de sus jévenes colaboradores, y yo ensefié al que iba a ser su compaiiero a aplicarle el masaje, las manipulaciones y los ejercicios pasivos que podrian impedir una recaida. Por desgracia, el joven de la editorial era diabético y en el viaje de ida sufrié un shock en el barco y tuvie- ron que traerlo de vuelta a Nueva York. Tom siguié el viaje solo. En una increible aventura, se vio forzado a desplazarse en su silla de ruedas entre las tropas israe- lies y arabes para entrevistar a unos y a otros. En cierta ocasi6n los arabes pensa- ron que aquel hombre invdlido pudiera ser una trampa explosiva, y de milagro no dispararon contra él al verlo. A pesar de su discapacidad, aquel viaje fue un gran éxito y de él salié su libro Watch for the Morning, la historia de la lucha de Isra- el para alcanzar su independencia. Tom ya habfa escrito anteriormente Starling of the Whitehouse? y Stranger in the Earth. Cayce le habfa aconsejado que se fuera a vivir a Clearwater Beach, en Florida, donde la suavidad del clima y los bafios de mar parecfan ejercer sobre él un efec- to beneficioso. Tom probé entonces, sin ningtin resultado, un tratamiento de lo mas novedoso, a base de veneno de cobra; se consumia de impaciencia. Aunque la silla de ruedas no le impedfa trabajar, deseaba més que nada en el mundo verse libre de ella. Oy6 hablar de una nueva operacién, experimental por entonces, con- sistente en un implante de cadera. Yo temfa que no pudiera resistirla, porque tenia los rifiones enfermos a consecuencia del tratamiento con cortisona. Aun asi no quise decir nada, para no inspirarle pensamientos negativos. Fue una gran trage- dia que sus rifiones no funcionaran bien tras la intervencién y que muriera de un envenenamiento urémico. Tenfa sélo cuarenta y seis afios. 1. Thomas Sugnue, Watch for the Morning. Harper. Nueva York, 1950. 2. Thomas Sugrue, Starling of the Whitehouse. Simon and Schuster. Nueva York, 1942. 3. Thomas Sugrue, Stranger in the Earth. Holt, Rinehart & Winston. Nueva York, 1948 78 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Caso 1511 Corresponde a una mujer de veintiocho afios de edad, que tenfa el estémago caido, padecfa incoordinacién o ataxia de los sistemas nerviosos y habfa sufrido recientemente un aborto. En apariencia estaba aquejada asimismo por una perti- naz «alergia»con manifestaciones en la cabeza, nariz, garganta y cavidades. En su lectura del 5 de enero de 1932, Cayce le prescribié manipulaciones osteopaticas y le aconsejé algunos principios generales de dieta. En 1938, la madre de la paciente le escribia a Cayce que su hija llevaba cuatro afios padeciendo «lo que, a falta de otro nombre mejor, Ilamamos una fiebre del heno». Sin embargo, a diferencia de la fiebre del heno estacional, la alergia de la pa- ciente persistfa durante todo el afio, provocdndole accesos de estornudos matina- les que en ocasiones duraban cuatro horas. Habia estado yendo de un médico a otro sin encontrar alivio, En su respuesta, Cayce le dijo que deberia «ir a ver al doctor Reilly para que le aplicara algunos tratamientos... [El] ha tenido varios casos [semejantes] que ha tratado con éxito, y estoy seguro de que podria darle... lo que [su hija] esta bus- cando: una ayuda eficaz». La lectura recomend6 tratamientos osteopaticos, masa- je, terapia depurativa y cambio de dieta. La mujer estuvo dos semanas a mi cargo, durante las que le administré, sobre todo, la terapia depurativa y la dieta sugerida por Cayce. Pasado ese tiempo, la madre volvié a escribirle: «Mi hija ha experi- mentado una gran mejoria siguiendo las instrucciones... que usted le dio [el 10 de abril de 1938]». Y tanto mejor6 que volvié a quedar embarazada y dio a luz felizmente. En ocasiones no disponemos de un seguimiento de los pacientes, lo cual es frustrante y hace dificil llevar historiales sobre los que basar la investigacién. En los afios treinta vino a vernos un hombre al que se le habfa diagnosticado leuce- mia. Acudié a nosotros una media docena de veces para recibir tratamiento con luz ultravioleta a través de un filtro de cristal verde. Y mejoré sensiblemente en cada sesién, a pesar del escepticismo general sobre el valor de esa terapia. Sin em- bargo, en cuanto se sintié mejor no volvié y le perdimos la pista. Caso 4873 La sefiora B. B. S. escribié a Cayce: «Sufro hemorroides sangrantes... Tam- bién me han dicho los médicos... que se me rompié una esquirla del hueso de mi tobillo derecho... hard cinco meses, en lo que yo pensé que fue s6lo una mala tor- cedura; y resulta que se ha adherido a un nervio». Para las hemorroides, Cayce le decia: «un ejercicio muy beneficioso... serfa el realizar flexiones: con Jos brazos levantados por encima de la cabeza, flexionar el cuerpo hacia adelante para Ievar las manos lo mas cerca posible del suelo. Prac- tiquelo durante dos o tres minutos por la mafiana y por la noche». (4873-1) Daba también instrucciones detalladas para preparar un aceite de masaje —a base de tintura de mirra y aceite de oliva— que aconsejaba emplear en el trata- miento del tobillo lesionado. CASO A CASO CON CAYCE 79 Para remediar la tendencia a la contraccién donde se ha producido el dafio de las porciones estructurales en la parte inferior derecha del fémur, o en la tibia, aplique al dar masaje una mezcla a partes iguales de tintura de mirra y aceite de oliva. Esto pro- vocaré la absorcién de una gran parte del tejido que la propia naturaleza ha engrosado en un intento de ajustarse a las condiciones anormales. Y, con ello, hard innecesario eli- minarlo mediante una intervencidn quirirgica. (4873-1) En una carta-recordatorio, Cayce repetia las instrucciones dadas en la primera lectura: Las sesiones de masaje deberfan ser diarias. Caliente la mirra y luego afiada el acei- te. No quiero decir que la lleve a ebullicién, sino simplemente que la caliente y efecttie entonces la mezcla, porque asf obtendr4 propiamente una pomada (de no hacerlo asi, obtendrfa una disolucién del todo diferente). (4873-1) Caso 3558 Cayce consiguié alentadores éxitos con los nifios. Bobby F. N. era un chiqui- Ilo de cinco afios que padecfa una ataxia o incoordinacion del sistema nervioso, cuyas manifestaciones eran estrabismo, mala audicién, crecimiento retardado, in- somnio y una extremada susceptibilidad a los resfriados, la tos y los espasmos de corea (0 baile de San Vito). Cayce recomendé en su caso tratamientos osteopaticos, baiios calientes segui- dos por masajes con manteca de cacao y una dieta controlada consistente en ce- reales integrales, abundante silicio y mucha verdura. La madre vino a verme con el pequefio y me manifesté su inquietud por las pe- nurias econémicas de la familia. Le dije que me lo trajera dos veces por semana y que le cobraria sdlo cinco délares por tratamiento. Estaba tan preocupada por se- guir al pie de la letra las instrucciones de Cayce, que le escribié a renglén segui- do para explicarle mi propuesta. El sefior Cayce le respondié, en carta fechada el 16 de agosto de 1944: [...] Pienso que es una gran suerte que pueda contar con tan maravillosa coopera- cién por parte del doctor Reilly, dadas las circunstancias, Estoy seguro de que su hijo necesita los tratamientos y, aunque comprendo la dificultad que suponen para usted y para su marido, son ustedes muy afortunados en poder procurdrselos. Y ni que decir tiene que estaré muy de acuerdo si el doctor Reilly accede a administrarlos, puesto que de esta forma haremos todo cuanto esté a nuestro alcance para ayudar [a su hijo]. Es maravilloso que haya mostrado ya una mejorfa, y espero que, si sigue asf, con- seguird resultados auténticos, reales... Los tratamientos prosiguieron durante un afio y ocho meses. La mejoria fue gradual, pero constante. Afios después su madre respondfa asf aun cuestionario de seguimiento que le envié Gladys Davis Turner: «El primer resultado importanti- simo de los tratamientos, desde el primer momento, fue que empezé a poder que- darse dormido a una hora razonable para un nifio de su edad [entre las siete y sie- 80 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES te y media de la tarde]. Porque antes daban las once o las doce sin que hubiera po- dido conciliar el suefio, a pesar de acostarse a una hora normal. »Tiene los ojos perfectamente ahora. Su visién es perfecta también..., y oye con absoluta normalidad. »Va ya al instituto —est4 en el tiltimo curso- y es muy buen estudiante; juega en el equipo de baloncesto, mide metro noventa y pico de estatura, y pesa ochen- tay cuatro kilos. Su salud es excelente, salvo que se resfria con facilidad. Si afia- dicra mas cosas..., sonaria como si estuviera presumiendo de hijo.» Caso 448 Uno de los primeros casos que me Ilegaron a través de Cayce fue el de un hom- bre de cuarenta y tantos afios que tenfa paralizado el costado izquierdo. Cayce describié de esta forma la causa de su estado: En cuanto al sistema nervioso, vemos aqui la raiz o la causa de los trastonos exis- tentes... Tiempo atrés..., con ocasién de verse sometido a una gran tensi6n fisica y mental, el cuerpo perdié el control de la actividad de las fuerzas musculares por una reacci6n de la célula en el torrente sanguineo a la actividad del cerebro, pero su acu- mulaci6n en la porcién derecha de los centros braquiales hizo que la porci6n izquier- da del cuerpo resultara insensibilizada para su actividad normal. A partir de ahi, la pa- resis, o parilisis.. se inicid primero en las porciones superiores, se extendié luego a las inferiores y, finalmente, todo el costado izquierdo qued6 afectado por la tensién. (448-1) Los tratamientos de Cayce prescribieron el empleo de radiaciones, manipula- ciones y ejercicios pasivos. La mezcla a aplicar mediante el masaje era realmente curiosa: 2 litros de gasolina pura, 15 gramos de resina alcanforada, 30 gramos de aceite de cedro y 7,5 gramos de aceite de mostaza. Pero para entonces yo ya esta- ba tan impresionado por las notables habilidades de Cayce, que no dudé en seguir sus instrucciones al pie de la letra. A una de las preguntas que se le habfan hecho en la lectura, Cayce respondié: ‘Tenga confianza; sea paciente; mantenga una actitud expectante, No haga las apli- caciones rutinariamente, sino ms bien confiando y sabiendo que, mediante elas, ob- tendra alivio de la fuente de todo remedio, Dios. (448-1) EI sefior B., el enfermo, escribié luego a Cayce: «El doctor H. J. Reilly le in- dicé a mi esposa los puntos exactos donde debia darme e! masaje...] Aunque ain no puedo notar ningtin cambio, siento que mi estado ha mejorado y que al final ird todo como se me ha dicho». Seis semanas después, el sefior B. volvi6 a escribir: «Ha habido muchos indicios de recuperacién». Caso 1030 Otro caso de pardlisis fue el de una mujer de veintiocho afios que tenia parali- zado un brazo. Varios médicos a los que habia consultado le habian aconsejado CASO A CASO CON CAYCE 81 una intervencién quirtirgica. Cuando la mujer pregunté a Cayce al respecto, éste le replicé en una lectura que la operacién serfa perjudicial mas que beneficiosa. El tratamiento para el que fue enviada a mi instituto era como sigue: «{...] ma- saje general... por todo el sistema nervioso, especificamente en las zonas situadas a lo largo del sistema cerebroespinal, aplicando previamente algin calor (no de- masiado) para que sude, y una friccién». El masaje general, consecutivo a Ia sudoraci6n, ducha y fricci6n, deberfa ad- ministrarse, para este cuerpo, preferiblemente, con aceites preparados de la si- guiente forma y manera: para 100 gramos de aceite blanco de acebuche, como base, afiadir -en el orden que se especifica-, 25 gramos de aceite de oliva; 25 gra- mos de metilsalicilato (aceite de gaulteria o pirola); 12,5 gramos de tintura de ben- zoina; y 25 gramos de agua de rosas. Vendria luego una friccién con alcoho! de destilacién (no alcohol de friegas, sino alcohol de destilacidn, precisamente), que se aplicaria a lo largo del sistema cerebroespinal y sobre el abdomen, y en espe- cial por toda la zona del diafragma. Este tratamiento deberia administrarse unas cuatro veces por semana duran- te tres semanas, descansando luego de semana y media a dos antes de reanudarlo. (1030-1) El ciclo indicado se alternarfa, en los periodos de descanso, con trata- mientos de diatermia aplicados dos veces por semana. Quisigramos que se aplicaran tratamientos de diatermia; esto es, fuerzas eléctricas para favorecer la estimulacién del propio cuerpo en las mismas zonas sugeridas para los masajes. Y tendrfamos que conseguir que, tras el segundo o tercer periodo de aplicacién de estos tratamientos, los problemas desaparezcan casi por completo. (1030-1) Caso 5288 Una mujer de cuarenta y tres afios escribié a Cayce, desesperada, después de haber pasado por tres hospitales sin que los numerosos médicos que la vieron hu- bieran sido capaces de diagnosticarle su «desconcertante dolencia». Uno le habia dicho que los sintomas se asemejaban mas que nada a los de un lupus eritemato- so diseminado, y que el tinico tratamiento a seguir era reposo y evitar la exposi- cién al sol. Llevaba meses haciéndolo —decia-, pero la erupcién cuténea que la desfiguraba segufa extendiéndose atin por su cara y su cuello. Cayce le describié correctamente todos los sintomas que acompafiaban, en su caso, la erupcidn: nauseas, dolor de cabeza, debilidad, deficiente eliminacién y trastornos en los érganos de los sentidos. El problema, segiin dijo Cayce, se debja a una disfuncién de los canales nor- males de eliminacién, y a la existencia de sustancias t6xicas que, al no poder ser eliminadas por el sistema respiratorio o los rifiones, se abrian paso a través de la piel. El tratamiento incluyé la aplicacién de dispositivos generadores de ondas eléc- tricas de alta frecuencia para vaciar la vesfcula y estimular las fuerzas en el inte- rior de los rifiones, asf como, masaje superficial y relajante dos veces por semana. 82 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Ademis, deberia tomar por via oral, una vez al dia, de tres a cinco gotas de lacta- topepsina mezcladas con media cucharadita de aluminato de bismuto disuelto en tres cuartos 0 medio vaso de agua. La mujer escribié luego a Cayce: «Cuando el doctor Reilly me administré el primer tratamiento estaba convencido (asi me lo dijo después) de que me iba a dar un ataque de nervios. Ahora me encuentro tan mejorada, que ya no lo teme>. En la enfermedad de aquella mujer existia un importante factor de tensién mental y emocional. Su marido habfa estado en la cércel, y ella habia tenido que hacer grandes sactificios para lograr que volviera a casa. Luego resulté que el hom- bre regresé aquejado de un trastorno mental. «La preocupacién, la tensi6n y la vigilancia constante hicieron, sin duda, que yo misma enfermara de lo que los médicos consideraban una dolencia desconoci- da. A ningtin doctor de los que me trataron se le ocurrié preguntarme nunca si es- taba preocupada o tenia algiin problema», escribi6. Hoy cualquier médico buscaria inmediatamente causas psicosomaticas en una enfermedad de la piel, pero no era asf hace cuarenta afios. Cayce, sin embargo, tra- taba a la persona entera, no los sintomas, y ya estaba predicando la doctrina de que «la curacin comienza en la mente». Caso 3040 La sefiora «EMA», de Garden City, Nueva York, era una mujer de cincuenta y dos afios. Habja sufrido tantas intervenciones quinirgicas, que apenas parecfa quedarle ya nada en el cuerpo que funcionara con normalidad. En el transcurso de Jos afios, para intentar aliviarle un dolor lumbar severo, frecuentes ataques de in- digesti6n y fuertes jaquecas, los médicos le habian extirpado el apéndice y el ova- rio derecho, la vesicula, el fondo del titero (a causa de unos grandes tumores) y las amigdalas. La habjan intervenido asimismo para corregir un prolapso uterino y del rifién derecho, para restablecer el septum..., y todo ello sin ningtin resultado. Cada vez estaba mas débil y mas delgada; habia desarrollado alergias a muchos alimentos y sustancias, que le producian dolores intensos y presi6n en los ojos du- rante varios dias; habia perdido las uiias, sufria artritis en las articulaciones, coli- tis espdsticas recurrentes, indigestién, distensién y lo que parecfan ser célicos bi- liares. El tratamiento que Cayce le prescribié fue como sigue: En primer lugar, pues: Como se ha puesto ya en prictica en el instituto Reilly, emplearfamos la luz ul- travioleta con proyeccién de luz verde ~haciéndolo dos veces por semana, en sesio- nes de veinte minutos. Serfa menester que la fuente de luz [ultravioleta] estuviera como minimo a unos metros del cuerpo, de dos y medio a tres, y que en cambio la luz verde se hallara s6lo a unos cuarenta y cinco o cincuenta centimetros, desplazada asf para bafiar una zona que vaya desde la garganta y los pulmones hasta el extremo de la columna vertebral... es decir, que cubra la totalidad de la zona espinal durante veinte minutos, ,estamos? Para este cuerpo particular no emplee la luz ultravioleta SIN el cris- tal verde entre ésta y el cuerpo. CASO A CASO CON CAYCE, 83 Una vez por semana, ¢ inmediatamente después de este tratamiento de luz, admi- nistre una friccién completa con una mezcla a partes iguales de aceite de cacahuete y extracto de hamamelis. Lo mejor es preparar la mezcla cuando vaya a aplicarse al cuer~ po, quiero decir, inmediatamente antes de usarla, Friccione esta combinacién por la zona de la columna, y todo el cuerpo la absorber4. Y luego, sin demasiada fuerza, sua- vemente, friccione con ella en la zona del canal alimentario..., con un suave amasamien- to de los masculos, de forma que el masaje ayude al movimiento peristéltico general a través del canal alimentario. Pase de alli al abdomen, incluyendo el estémago, ,com- prende?, siempre con suavidad, En segundo lugar, vigile la dieta. No mezcle excesivas féculas. Deberia tomar gran- des cantidades de zumos de fruta, e incluya entre las verduras abundantes berros y re molacha (la raiz y las hojas). Estas indicaciones, si se siguen, serfan las més eficaces para este cuerpo. Para el sistema glandular en conjunto, recomend. {amos que tomara cada mafiana, durante cinco dias, una gota de atomidina disuelta en medio vaso de agua..., antes del desayuno, quiero decir. Descanse cinco dias, y luego vuelva a tomarla durante otros cinco, Siga haciendo lo mismo como minimo durante varios meses. (3040-1) Este caso tiene especial interés porque fue uno de aquellos en que me parecié imposible seguir exactamente las instrucciones dadas en la lectura sin que la pa- ciente corriera algiin peligro, y asi empleé mi propio criterio para interpretarlas y modificarlas. Cuando la paciente escribié a Cayce explicdndoselo, éste apoy6 mi criterio; el intercambio de cartas a que esto dio lugar muestra cual era ya el grado de confianza mutua existente entre nosotros dos. E! desacuerdo concernia a la colocacién de las fuentes de luz y a la duracién de las sesiones de terapia. La sefiora «EMA» (3040) escribié a Cayce: «He acudido al doctor H. J. Reilly para el masaje con aceite de cacahuete y ex- tracto de hamamelis, pero me dice que seria imposible colocar la luz a dos y me- dio o tres metros y el cristal verde tan cerca del cuerpo (a 45-50 centimetros). El la puso a 60 centimetros de distancia, con el cristal verde pegado a la fuente de luz ultravioleta. ;Qué le parece a usted? {Cree que ser igualmente beneficioso? »El doctor Reilly mencioné que habitualmente se expresa cudntas veces se ha de aplicar el tratamiento. En su lectura se decia que mis sesiones de luz duraran 20 minutos, pero s6lo recibi 3 minutos, porque el doctor temfa que un periodo mas largo pudiera producirme quemaduras en la piel...» El sefior Cayce le contests en carta fechada el 22 de junio de 1943: Recibj su carta del pasado dia 18. Confio en que podra conseguir la atomidina. En cuanto al tratamiento de fototerapia, deje que decida el doctor Reilly. Si no puede ale- jar més la fuente de luz, hace muy bien en reducir el tiempo de exposici6n, porque las quemaduras serfan muy mala cosa, y una sesién tan larga, con la luz. tan proxima, po- dria seguramente provocérselas. No lo dude: el tratamiento le hard bien, pero siga tra- tando de conseguir la atomidina. 84 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES EI 27 de enero de 1959, la sefiora «EMA» escribi6 en una carta dirigida a Gladys Davis: «Hace muchos afios recibi una lectura en la que se me aconsejé que tomara una gota de atomidina durante cinco dfas, y dejara de tomarla durante otros cinco. Fue asombroso el efecto que tuvo para mejorar el mal estado de mis dedos y ufias. He venido toméndola periédicamente cuando me ha parecido que la necesitaba». Y el 9 de abril de 1968 volvié a escribir a la sefiora Davis para preguntarle dén- de podria encontrar atomidina: «Hace muchos afios recib{ una lectura en la que se me recomendaba la atomidina... Fue muy beneficiosa para mis ojos». Lo que pare- ce demostrar que la sefiora «EMA» seguia en buen estado de salud a sus setenta y cinco afios de edad. Ahora bien: la atomidina no deberia tomarse nunca por via oral salvo bajo la supervision de un médico. Aunque es totalmente inocua y be- neficiosa cuando se emplea para uso externo. Caso 3274 L.R., de Bayshore, Long Island, era una mujer de cincuenta afios que habia su- frido ya cuatro ataques de apoplejfa antes de recurrir a Cayce en demanda de ayu- da. No le habfan quedado secuelas de pardlisis, pero padecia diabetes, hipertensin, problemas de menopausia, un edema grave, dolor en el brazo izquierdo, flebitis en la pierna izquierda y un comienzo de cataratas en los ojos. En su carta a Cayce le decfa que los médicos no se ponian de acuerdo en de- terminar la causa de su dolor y que hasta la fecha ninguno habia sido capaz de ayudarla: «Los doctores dijeron que el dolor de mi brazo se debia a un problema de coronarias del coraz6n. Otro me dijo que era, o bien una neuritis, o bien una forma de reumatismo. Hasta ahora ninguno ha podido reducir la hinchaz6n ni el dolor intenso. Tengo que permanecer incorporada en la cama gran parte de la no- che, todos los dfas: no puedo echarme, porque el dolor aumenta..., y he de tomar sedantes para calmarlo». Cayce le prescribié una dieta para la diabetes, con abundancia de aguatur- mas (un tubérculo que es una fuente natural de insulina), y la administracién de irrigaciones de colon a base de sal y carbonato sddico, seguidos de otros con glucotimolina para corregir el «prolapso de colon» que determiné como una de las principales causas de sus enfermedades, mis «{...] la aplicacién de un ma- saje superficial o relajacién osteopatica de las tensiones de la tercera vértebra cervical y a lo largo de la region dorsal superior de la columna, lo cual deberfa reducir la presién sanguinea a niveles casi normales en seis u ocho semanas, con lo que tendria que responder el resto del cuerpo: los trastornos del canal alimentario, de los rifiones, de la vejiga... remitiran purificando el sistema». (3274-1) Tuvimos éxito y logramos bajar su tensién arterial de 23 a 15. Ella escribié en- tonces a Cayce: «Ningtin médico ha sido capaz de conseguirlo». También pudi- mos reducir el edema y la flebitis. Pero seguia teniendo el dolor del brazo. Dado que no volvimos a ver a la paciente tras algunos meses de tratamiento, no pode- mos dar cuenta exacta de sus progresos. Pero en los afios posteriores conseguimos CASO A CASO CON CAYCE 85 una y otra vez éxitos notables en bajar la tensién arterial con la terapia de Cayce y en controlar el edema mediante el masaji Caso 3032 Los excelentes resultados de Cayce en la curaci6n de la psoriasis han tenido mucha notoriedad porque esta dolencia que desfigura la piel suele ser considera- da incurable por la profesién médica dominante. Aunque yo personalmente tengo por norma no tratar a pacientes con problemas cuténeos (sobre todo por los pre- juicios de la clientela de un instituto abierto a tanta gente) acepté aquel tinico caso, que me permiti¢ realizar una amplia investigaci6n acerca de la forma como se en- frentaba Cayce a una anormalidad tan desconcertante y extrafia. Jamis se ha determinado oficialmente una causa médica de la psoriasis, pero la teorfa de Cayce era que se debia a un adelgazamiento de las paredes intestina- les y que, de ordinario, implicaba una falta de circulacién linfética a través del ca- nal alimentario. En el caso 5016, una mujer de veinticinco afios preguntaba: «;Se debe siem- pre la psoriasis a la misma causa?». Y ésta era la respuesta de Cayce: No, pero muy a menudo obedece a una falta de la adecuada coordinacién en los sis- temas de eliminacién. En ocasiones, las presiones pueden estar en Areas que perturban el equilibrio entre el coraz6n y el higado, o entre el corazén y los pulmones. Pero siem- pre se debe a un estado de mala circulacién de la linfa por el canal alimentario y ala absorcién de tales actividades por el cuerpo. El tratamiento integraba todos los principios del programa terapéutico Cayce, el CARE, aplicando todas las modalidades expuestas en el presente libro: dieta, eli- minacién por una depuracién interna y el uso de tisanas de hierbas y aguas espe- ciales, osteopatia, hidroterapia, estimulacién de la circulacién mediante el masaje y, en algunos casos, electroterapia. El siguiente fragmento tomado del caso 5016-1 es perfectamente representati- vo de los casos de psoriasis y del tratamiento recomendado. Una madre desolada le escribié a comienzos de 1944: «Tengo una hija que ha venido padeciendo problemas de piel desde hace varios afios. Hasta ahora ningiin médico ha podido ayudarla, y nosotros tampoco, que ejercemos como naturépatas titulados... Me gustarfa que tuviera usted la amabilidad de hacerle una lectura Pronto, para que pueda seguir sus instrucciones durante los meses de verano y pueda estar curada para septiembre, antes de volver a la universidad. Su problema era tan molesto, que la oblig6 a interrumpir el curso escolar...». Cayce respondié como sigue a su petici6n: A la vex que se da un adelgazamiento de las paredes del intestino delgado y hay sustancias t6xicas que se absorben a través del sistema y que se manifiestan en un in- tento de eliminarlas a través de la circutaci6n superficial, observamos que existen pre- siones en las zonas de la sexta y séptima vértebras dorsales, que dificultan la coordi- 86 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. nacién de la circulacién a través de los rifiones y el higado. Estas contribuyen a agra- var el problema, causando las abrasiones que se manifiestan como manchas rojas o erupciones, a veces, y que en otras ocasiones forman aparentemente espinillas, o pun- tos negros sobre las abrasiones..., es decir, en las zonas de abrasién. [...] Por consiguiente, a la hora de tomar medidas para remediar esto, recurrirfamos primero a manipulaciones osteopéticas para corregir aquellas subluxaciones en el lado derecho de las sexta y séptima vértebras dorsales, y coordinar luego la tercera cervical, Ja novena dorsal y la zona lumbar entera con las correcciones operadas. Si se hace co- rrectamente, bastarfa slo con una docena de manipulaciones para coordinar las fuer- zas musculares en las dreas donde los sistemas simpético y cerebroespinal estan mas estrechamente conjuntados. Tendrfamos que dar esas sesiones dos veces por semana durante los primeros seis tratamientos. Los otros pueden distanciarse algo més. Después de las seis primeras sesiones de manipulacién osteopatica (no antes), co- mience a tomar por via oral un compuesto preparado de la siguiente manera: Acute ~ leucharada Sales de Rochela . 1 cucharada Crémor tértaro...... o 1 cucharada Mezcle muy bien estas sustancias, machacdndolas en un mortero. Y tome cada ma- jiana una cucharadita de la mezcia, bien con agua, bien en seco y disolviéndola con la lengua, hasta consumir toda la cantidad preparada, Luego empiece a tomar té de azafrin amarillo: eche una pizca de azafrén en una taza de agua hirviendo (o péngalo en la taza y vierta agua hirviendo sobre é1), déjelo reposar treinta minutos, cuélelo y bébalo cada noche a la hora de irse a la cama. De cuando en cuando, como dos 0 tres veces por semana, beba agua de olmo: pre- parela con una pulgarada de hojas de olmo trituradas (la cantidad que se puede agarrar entre el pulgar y el indice) dentro de una taza, y llénela con agua caliente (no agua hir- viendo). Revuélvalo bien y déjelo reposar treinta minutos. Témelo preferiblemente por las mafianas, y no por las noches como el azafrén. Elimine de la dieta las grasas, los dulces y las pastas. Coma mucha fruta y verduras. E] adelgazamiento de las paredes del tracto intestinal permitirfa que las toxi- nas se filtraran al sistema circulatorio y al flujo de Ia linfa en la piel. Entonces, al ser incapaces de eliminarlas los sistemas circulatorio y linfatico, se produciria la reacci6n inflamatoria de la piel que denominamos psoriasis. Un estudio de las lec- turas de Cayce indica que la causa inicial desencadenante de esta disfuncién po- dria ser nerviosa, emocional, un mal funcionamiento de los rifiones, del higado y de una o de todas las porciones de los sistemas de eliminacién del cuerpo, de ma- nera que los sistemas excretores se ven incapaces de eliminar las toxinas al mismo ritmo que el cuerpo las absorbe. De esta forma, la circulacién se ve sobrecargada de toxinas, y éstas se abren paso hacia el flujo de la linfa en la piel, en cantidad su- ficiente para producir congestién y la reacci6n inflamatoria caracteristica con man- chas cutaneas rojas, escamosas y pruriginosas. En otras lecturas, Cayce subrayaba la necesidad de alcalinizar el sistema a tra- vés de la dieta: CASO A CASO CON CAYCE, 87 En la dieta deberiamos preferir los alimentos no dcidos; es decir, sobre todo los ali- mentos que dan una reaccién alcalina; haciendo que una de las comidas diarias con- sista totalmente en verduras. Con éstas puede emplearse un alifio 0 aceite de ensalada. (745-1) Los remedios a base de hierbas, como las infusiones de azafran, gordolobo y manzanilla, tenfan por objeto promover la curacién de las lesiones de la pared in- testinal. La eliminacién se reforzaba mediante irrigaciones de colon, enemas, el com- puesto a base de sal de Rochela, azufre y crémor tértaro, y el uso ocasional de la- xantes vegetales, como la infusién de vainas de sen, laxantes salinos, laxantes mi- nerales como la leche de magnesia y, por supuesto, los omnipresentes fomentos de aceite de ricino. Sin embargo Cayce preferia, en general, estimular la eliminacién mediante una dieta apropiada. EI masaje con aceites de oliva y de cacahuete, y la hidroterapia ~particular- mente los bafios de vapor-, se recomendaban para mejorar la circulacién y la eli- minacién, y en algunos casos se recurrfa también al uso de los rayos ultravioleta. Para alivio y tratamiento externo de las lesiones mencionaba frecuentemente la aplicacién de pomadas como Resinol y Cuticura: Por las noches, después de tomar el bafio, aplicarfamos Cuticura Ointment y, a con- tinuaci6n, Resinol..., una después de otra, quiero decir, Apliquelas especialmente so- bre las zonas de las abrasiones. No las dé en el pelo, sino por los bordes, y en todas las demés zonas del cuerpo donde la piel esté irritada. Si eliminamos la causa del sistema, no seré dificil eliminar también estas molestias. (2455-2) Mi primer caso de psoriasis me vino de Cayce a principios de la década de los cuarenta, Era también una mujer, que llevaba ya veintidés afios sufriendo la enfer- medad, concretamente desde la edad de trece afios. Habitualmente, Cayce reco- mendaba para los pacientes aquejados de psoriasis una serie de terapias osteopa- ticas antes de pasar a las otras. Pero, por alguna raz6n, en este caso aconsejé ad- ministrarle primero coldnicos preparados con «una cucharadita rasa de sal de mesa y una colmada de bicarbonato sédico por cada 2 litros de agua... En la dltima de las aguas de la lavativa, afiadir una cucharada de glucotimolina como antiséptico in- testinal». (3032-1) El resto del tratamiento comprendfa duchas, fricciones com- pletas, té de azafran, leche de bismuto y jarabe de lactatopepsina disuelto en agua. Y, a los tres meses de mantener este tratamiento, iniciar la terapia con rayos ultra- violeta. La paciente le escribié: «He ido a ver al doctor Reilly..., ya me siento menos fatigada y considerablemente mds cémoda con mi cuerpo. jEs maravilloso!... »Hay ocasiones en que las palabras se quedan muy cortas para expresar lo que sentimos; y ahora, al querer darle las gracias, sefior Cayce, veo que ésta es una de tales ocasiones.» ‘A menudo encuentro mis propios sentimientos haciendo eco de los de esta agra- 88 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES decida paciente. Porque, a través de los aftos, jams he dejado de experimentar un ramalazo de emocién al conocer otra curacién inspirada por Cayce y ver confir- mada una vez més la certeza de que su obra y su bondad perviven. Y es indiferente encontrarlo asi en mi propia practica o en la de cualquier otro El verano pasado, por ejemplo, la sefiora Brod, coautora conmigo del presen- te libro, regres6 de una convencién estatal de la New Jersey Society of Psychical Research emocionada por la entrevista que habja mantenido con los padres de una nifia sanada de psoriasis gracias al tratamiento Cayce que acabo de describir. Las vidas de la chica y sus padres habfan experimentado un gran cambio gracias a esta extraordinaria experiencia. La niifia, en efecto, habfa sufrido su primer acceso de psoriasis a la edad de ‘ocho aftos, quedando totalmente cubierta, de cabeza a pies, por las lesiones carac- teristicas de esa dolencia. Habia ido de doctor en doctor sin encontrar alivio ni mejoria. Y estaba tan desfigurada, que no podia llevar un tipo de vida normal. Sus estudios escolares y su personalidad estaban profundamente afectados, y toda su vida y la de sus familiares se hallaban dominadas por esta tragedia. Cierto dfa, cuando la chica estaba a punto de cumplir once afios, sus padres acababan de abrir una nueva libreria en una poblacién de Nueva Jersey. En éstas entré precipitadamente en la tienda una mujer, pidiéndoles un ejemplar de cierto libro que habia ofdo mencionar en una charla radiof6nica la noche anterior. No sa- bfa su titulo, ni gran cosa més acerca de él, salvo que contenia un remedio para la psoriasis indicado por un psiquico lamado «Casey». Los avisados padres hicieron pesquisas para localizar el libro: se trataba de The Sleeping Prophet, la biografia de Edgar Cayce escrita por Jess Stearn. Escribieron inmediatamente a la ARE, se unieron a la organizacién y consiguieron todos los datos que allf tenfan archiva- dos sobre la psoriasis. A fuerza de tenacidad y gestiones, consiguieron encontrar aun oste6pata que quisiera aplicar el tratamiento, y no sabfan cémo procurarse las hierbas para las tisanas, particularmente el gordolobo, a pesar de que es una hier- ba comtin que crece en las cunetas de las carreteras. Insistieron, con todo, y vieron més que recompensados sus esfuerzos cuando, tras las primeras sesiones de trata- mientos osteopaticos, dejaron de aparecer nuevas lesiones. Después de que la nifia tomara la combinacién a base de sales de Rochela, las abrasiones de la piel deja- ron de tener un color rojo para pasar a un rosa palido; y en el espacio de tres me- ses, su hija, una preciosa adolescente ya, quedé totalmente curada y jamés volvid a sufrir una recidiva. (Véase las direcciones que se indican al final del libro como Tugares a los que se puede recurrir para procurarse las hierbas necesarias y la mez- cla de sales de Rochela.) Caso 2924 Otro paciente que encontré remedio tras una prolongada dolencia fue E. D. G., un hombre de cincuenta afios residente en Massachusetts. Su estado se debia a ha- ber estado trabajando a la intemperie, expuesto al frio, montando colmenas, en los. doce afios en que se dedicé a la apicultura, «Creo que al final me vi aquejado de un enfriamiento continuo en la espalda y CASO A CASO CON CAYCE 89 que esto influyé mucho en mi principio de sordera», escribié. Ademis de dolores de espalda, padecia trastornos cardiacos, jadeos, jaquecas y pérdida de memoria. Durante dos afios, los tratamientos de un médico habfan intentado controlar el problema, pero el hombre temfa una recafda, y por eso recurrid a Cayce. Cayce le prescribié tratamientos de hidroterapia, incluyendo sesiones suaves de sauna, seguidas de bafios de vapor, preferiblemente con extracto de hamame- lis, y un masaje completo, amén de, como minimo, dos irrigaciones de colon a in- tervalos de dos semanas. El paciente vino a Nueva York para que yo pudiera administrarle el tratamiento y le ayudara a adquirir una cabina para bafios de vapor que pudiera emplear en su casa. Su esposa le escribié a Cayce: «Estamos llevando a cabo el tratamiento en casa Jo mejor que podemos, y nos encantan los excelentes resultados conseguidos en tan corto espacio de tiempo». Caso 3286 El caso 3286, en el que s6lo me vi implicado de refil6n, es un ejemplo dramé- tico de la importancia que tienen la paciencia y la tenacidad del paciente para con- seguir una de aquellas curaciones milagrosas con el sello de Cayce. Le cost6 doce afios de esfuerzo. Esta es su historia: La joven, severamente incapacitada desde la nifiez a consecuencia de una po- liomielitis, tenia veinticinco aiios cuando recibié su primera lectura de Cayce (11 octubre 1943). Se le prescribié en ésta el uso diario del dispositivo de pila hime- da de Cayce, cargado alternativamente con sales de oro, plata y yodo. Las sesio- nes debjan ser seguidas por un masaje en el que se le aplicaria una combinacién de las siguientes sustancias: aceite de acebuche blanco, aceite de agujas de pino, aceite de oliva, aceite de cacahuete y aceite de sasafras. «Sea insistente, sea tenaz, persista en la oracién», le dijo Cayce. Me la envié para que le diera instrucciones sobre el empleo del dispositivo y el masaje. La vi s6lo dos veces. En noviembre de 1955, la fiel secretaria de Cayce, Gladys Davis Turner, esta- ba haciendo un seguimiento de sus casos. Escribié a la sefiorita 3286 pidiéndole un informe sobre su propia experiencia con el uso del dispositivo de pila htimeda. La respuesta que recibié decfa que la paciente habia utilizado el dispositivo de pila hiimeda y recibido los masajes recomendados durante mas de un afio, pero que «en cuanto a los resultados globales previstos en la lectura..., no tengo absolu- tamente nada que decir en un sentido u otro. Si tiene usted informacién acerca de otros aquejados por las secuelas de la polio a los que hayan podido ayudar, le agra- deceria mucho que me lo hiciera saber». Gladys le escribié de nuevo refiriéndole una historia de los archivos (2778): la de una mujer de treinta afios cuyas piernas habian quedado paralizadas por la po- Jio cuando tenia sdlo un afio de edad, Para poder caminar, tenfa que emplear un enorme y pesado aparato ortopédico, ademés de muletas. La lectura que le hizo el sefior Cayce prescribis el uso del dispositivo de pila htimeda, masaje y cabina de sauna. En tres meses de tratamiento logré mantenerse de pie sin ayuda, y a los dos 90 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES afios caminaba con un sencillo aparato ortopédico de rodilla para abajo y un bas- t6n para ayudarse a conservar el equilibrio. «Baséndome sélo en esos progresos, la animarfa a poner en practica las recomendaciones de sus lecturas y reanudar los tratamientos», le escribié Gladys a la sefiorita 3286 Algiin tiempo después, la sefforita 3286 escribié nuevamente a Gladys para decirle que, tras la lectura de su carta, habfa adquirido otro dispositive y todo lo necesario para recomenzar la terapia, contando esta vez con la ayuda de su madre y sw hermana para darle el masaje. «Me dicen que me estoy poniendo mas derecha. Mi columna vertebral parece enderezarse... Creo que soy capaz.de levantar mi bra- zo izquierdo més que lo hice nunca... Me he levantado de mi silla de ruedas... des- de una altura algo mas baja que antes.» Caso 2966 A una mujer de cincuenta y cinco afios, que padecfa tumores uterinos ¢ in- somnio, Cayce le recomends recibir de veinte a veinticinco sesiones de hidrotera- pia bajo mi direccién. La hidroterapia deberia incluir bafios de vapor... alternando vapores de atomidina, una vez, y de extracto de hamamelis la siguiente..., seguidos de una friccién comple- ta... y, a continuacién, una ducha con agua caliente y frfa... Para el masaje podrfa em- plearse una combinacién de 2 partes de aceite de acebuche blanco y 1 parte de aceite de aguja de pino, estamos? Haga cada dia suficiente ejercicio al aire libre. Pasear es e] mejor ejercicio, ademas del que ya se consigue con la hidroterapia y el masaje. (2966-1) Y aijadfa que los tumores no requerirfan necesariamente una intervencién, puesto que, «en mi opinién, son simples acumulaciones de linfa». Dos meses des- pués de la lectura, dada en abril de 1943, la mujer le escribia: «Se ha descartado Ja operacién... Mi recuperaci6n ha sido excelente. Atribuyo esto en gran medida a Jas diecisiete sesiones de tratamiento que he podido conseguir en el estableci- miento de Reilly». Caso 2774 A.una mujer de cuarenta y ocho afios aquejada de glaucoma le administramos un tratamiento Cayce el doctor George N. Coulter, médico osteépata, y yo, que me encargué de la hidroterapia y los masajes. Después de mis tratamientos de hidroterapia, cuando la mujer visité de nuevo al doctor Coulter, éste me escribié que «su mejoria fue asombrosa. Experiment6 un gran alivio en su dolor y era ya una persona completamente distinta». Caso 1841 Se refiere a una mujer de cincuenta y tres afios de edad, a la que un cirujano le habia aconsejado someterse inmediatamente a una importante intervencién quirir- gica (histerectomia). David Kahn, de quien era amiga, logré convencerla de que, antes de acceder a la intervenci6n, solicitara una lectura de Cayce. CASO A CASO CON CAYCE 91 La lectura, dada en marzo de 1939, diagnosticé su dolencia como «desarreglos glandulares [que]... provocan la formacién de glébulos de linfa... en las regiones pélvicas o digestivas...». No seria preciso intervenir -le dijo Cayce si seguia unos tratamientos que prescribian dos periodos de siete dias tomando atomidina, «para limpiar el sistema», separados por un descanso de cinco dfas. Después de ello, Ja paciente tenia que empezar una terapia a base de bafios de vapor con aceite de pino, masaje completo y alguna manipulacién osteopatica durante seis u ocho se- manas. Recomendaba también irrigaciones pélvicas y una dieta que evitara los fri- tos, el pan blanco, las patatas y las carnes rojas. El sefior Kahn escribié a Cayce pocos meses después: «Sin duda sabré usted que la sefiora 1841 se ha restablecido al 100% y est4 completamente curada...». La mujer en cuestin no tuvo ninguna necesidad de aquella intervencién «ur- gente». Caso 4020 Es el de un policia neoyorquino de treinta y ocho afios de edad, que durante afios habia venido padeciendo fuertes dolores de espalda (articulacién sacroiliaca) y en la pierna, y que habia recurrido a muchos médicos, hospitales e incluso a la famosa Clinica Mayo. De regreso de Rochester; Minnesota, el hombre escribié una angustiada carta a Cayce: «En la Clinica Mayo —le decfa-, los médicos dijeron que mis sintomas y algunas pruebas de laboratorio coincidian en sefialar determinada dolencia, pero que la exploracién con rayos X no la evidenciaba... Me dijeron que volviera den- tro de seis meses o un afio si mi estado empeoraba. »[.«] Estoy casado y tengo una hija de diecinueve meses. Le escribo ahora por- que me encuentro peor que al borde de la desesperacién. Mi trabajo est4 en el ale- ro, Hay muchas probabilidades de que tenga que retirarme con una pensién anual de sdlo 1.000 délares. Y esto es absolutamente insuficiente para mantener a mi fa- milia... »Por favor, sefior Cayce..., ,querria usted emplear su maravilloso don para ayudarme?» Cayce quiso y pudo. Le recomend6 un tratamiento de hidroterapia una vez por semana, que incluyera radiaciones de onda corta, bafios de vapor y masaje com- pleto. En su carta, le decia: ‘Trate por todos los medios de ver personalmente al doctor Reilly o al sefior Eigen, y muéstreles la lectura. Los dos estén muy familiarizados con el trabajo y han tratado a muchisima gente con resultados maravillosos, Y estoy seguro de que, si usted no los conoce ya, descubriré que son unas personas de lo mas serviciales y con las que da gus- to tratar. SEGUNDA PARTE Su centro doméstico de salud y belleza CAPITULO 5 Los principios Cayce de la dieta y la nutricién «Lo que pensamos y lo que comemos, combinados, determinan lo que somos, ica y mentalmente.» (288-38) , Cayce respondia: Si toma a menudo gelatina con alimentos crudos (es decir, incorporando a la mis- ma con frecuencia hortalizas crudas, como las zanahorias, ralladas)..., mejoraré su vi- si6n. (5148-1) Y en otro caso que también tenfa relacién con la vista, insistia: ‘Afiada a su dieta el doble de naranjas, limones y limas de los que toma ahora. E in- cluya como suplemento muchas zanahorias, en especial combinadas con gelatina: asf mejoraremos y fortaleceremos los nervios dpticos y [disminuiremos] las tensiones en- tre los sistemas simpatico y cerebroespinal. (5401-1) NOTA: Cayce empleaba también una gran diversidad de fomentos para los ojos, y entre ellos algunos a base de patata cruda organica (véase el Capitulo 11). En otra lectura en que recomendaba también la ensalada de gelatina y hortali- zas crudas para mejorar la vision, Cayce hacfa un interesante comentario que han confirmado las investigaciones modernas sobre nutricién: [...] Cuando las tenga preparadas, aflada zanahorias, y en especial la parte de ellas mis préxima a Jas hojas. Puede parecer la mas dura y menos apetitosa, pero es la que contiene las energfas vitales que estimulan las reacciones 6pticas entre los rifiones y el nervio éptico. (3051-6) PATATAS Incluya en su dieta PELADURAS de patata irlandesa, pero no mucha pulpa. Lo mejor serfa elegir unas patatas hermosas, lavarlas bien, pelarlas y cocinar y comer sélo las PELADURAS. Puede aprovechar el resto para darselo de comer a las gallinas, o ha- cer con ello cualquier otra cosa, ademas de comer [una pequefia parte]. [Véase lo rela~ tivo a los fomentos de patata cruda en el Capitulo 11.] (1904-1) (Reumatismo-ciéti- caC.F) NOTA: La expresi6n «patata irlandesa» se refiere a fodo tipo de patata blanca, en contraposici6n a la patata dulce o boniato. JUGO DE CARNE DE BUEY El jugo de [carne de] buey seria excelente para el cuerpo tomado como remedio ~en dosis de una cucharadita cada vez~o luego, cuando ya se dé cierta mejorfa, una cu- charada sopera. Las propiedades de los jugos, también las de los jugos vegetales, serdn 118 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. preferibles a una cantidad excesiva de la propia pulpa. [La receta se incluye en este ca- pitulo.] (5522-1) SALSIFI Cayce valoraba mucho los méritos del salsiff (cuya forma ibérica es la Hama- da escorzonera). Seria aconsejable cultivarla en el huerto o jardin doméstico, por- que no se encuentra con facilidad en el comercio. De ella decfa, refiriéndose a la necesidad de calcio que presentaba una mujer de treinta y cinco afios de edad aque- jada de dolores de espalda: [Los principios] que encontramos en... el salsiff y otros semejantes deberfan formar parte de su dieta. (903-25) [Tome] todos aquellos alimentos que tienen un alto contenido de hierro y sili cosas de esta naturaleza; es decir..., salsifi. (538-66) 10, ¥ [Tome] verduras de hoja... También todos aquellos alimentos que aportan suficien- tes trazas de oro y de fésforo; los cuales se obtienen parcialmente a partir de las fuer- zas vegetales..., como del salsifi. (951-2) Cayce, en efecto, pensaba que el oro obtenido de los alimentos naturales era im- portante para conservar la juventud, por gozar de propiedades contra el envejeci- miento: EI salsifi... [es una de las plantas] que aportan las vitaminas necesarias para obrar la regeneracién de este cuerpo. (578-5) ACLIMATACION Cayce se interesaba mucho por que los alimentos fueran frescos y por una c lidad que él Ilamaba «aclimatacién». Asi respondfa a una pregunta: [El que un alimento retenga sus propiedades nutritivas] depende de la forma de prepararlo, de su saz6n y del tiempo transcurrido desde que se recogié. Todas estas co- sas influyen en su valor nutritivo. Y de la misma manera que se ha advertido que el café pierde su valor a los quince, veinte o veinticinco dias después de tostado, también otros alimentos o verduras pierden sus valores nutritivos después de recogidos..., pero [mermando] en cuestién de horas lo que el café pierde en dfas. (340-31) Tome hortalizas frescas y, en especial, que hayan crecido en las proximidades de donde reside el cuerpo. Las hortalizas comercializadas a grandes distancias jamés son muy buenas. (2-14) No consuma grandes cantidades de frutas, hortalizas 0 cames que no se hayan pro- ducido o cultivado en la zona donde vive el cuerpo... al tiempo de tomar esos alimentos. LOS PRINCIPIOS CAYCE DE LA DIETA Y LA NUTRICION 119 Esta ser una buena regla que todos deberian seguir. Prepara el sistema para acli- matarse a cualquier territorio concreto. (3542-1) P-2, ¢Es lo mejor para mf una dieta a base principalmente de fruta, verduras, huevos y leche? R-2. Como se ha indicado, consuma preferiblemente los productos de la tierra que ha- yan crecido en su vecindad inmediata, Estos son mejores para el cuerpo que cualquier combinacién especifica de frutas, vegetales, hierbas, 0 lo que sea. Afiadiriamos una mayor representacién de las fuentes originales de proteinas. (4047-1) De todas las hortalizas, los tomates son los que aportan un conjunto mayor de vita- minas, de forma bien equilibrada y facil de asimilar para las actividades del sistema. Aungue si éstos [los tomates] no estén en condiciones adecuadas, pueden ser muy da- ‘linos para un organismo fisico; es decir, si han madurado después de arrancatlos, 0 si estan contaminados por otros factores. (584-5) [Coma] més hortalizas crudas. Puede prepararlas en ensaladas, con alifios de ensa- ada, en especial con todo el aceite de oliva que le apetezca, y que serd asimilado con el caracter de los alimentos. Estos podrfan incluir lechuga, nabos, col y demés... Tam- bién tomates, si han madurado en la planta; 0, si no, que hayan sido enlatados sin con- servantes, en especial benzoato s6dico. (No los emplee si emplean esa sustancia como conservante.) (135-1) {...] En cuanto a los tomates... son buenos para el cuerpo siempre y cuando hayan madurado en la planta; es decir, que no hayan sido recogidos verdes y hayan madura- do después. (894-4) METODOS DE COCCION Cayce era enemigo de los fritos y del excesivo consumo de grasas: Cuidado con los fritos. No tome patatas fritas, cares fritas, bistecs fritos, pescado frito ni ninguna otra cosa por el estilo. (926-1) {...] El mejor modo de preparar tales jugos [vegetales] serfa cocinar las verduras después de envolverlas en papel de Patapar; es decir, no hirvigndolas en agua, sino asdndolas envueltas en el papel o cociéndolas en una olla a presién, de manera que se conserven todos sus jugos..., sin affadir nada de agua para cocinarlas... Poco mas ade- lante, el cuerpo podré empezar con pollo estofado, o pollo a la plancha y pescado a la plancha, Pero incluso... el pollo o el pescado estarfan mejor cocinados en papel de Pa- tapar o en una olla a presién. (133-4) Lacoccién con condimentos, incluso la sal, destruye gran parte de las vitaminas de los alimentos. (906-1) 120 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES P-14, Indique también su parecer sobre la olla a presi6n para cocinar los alimentos r4- pidamente. Seria recomendable? ;Destruye algunas de las valiosas vitaminas de las verduras y frutas? R-I4, Mas bien las preserva que las destruye. (462-14) P-5. {Son perjudiciales para este sistema los alimentos cocinados en cacharros de aluminio? R-5. Algunos tipos de alimentos cocinados en baterfa de aluminio son malos para cualquier sistema; y donde el organismo presenta determinadas condiciones ge- nerales..., como una discapacidad de la fuerza eliminadora hepatica, son perju- diciales por naturaleza. Cocine mas bien con cacharros de barro vittificado 0, mejor atin, envolviendo los alimentos en papel de Patapar. (1196-7) P-13, Pensando en los alimentos congelados, especialmente las verduras y frutas que se encuentran hoy asf en el mercado..., ha destruido de algtin modo la conge- lacién ciertas vitaminas, y qué tal son comparados con los frescos? R-13. La respuesta requerirfa confeccionar una lista, porque algunos resultan mas afec- tados que otros. Por lo que se refiere a las frutas, no pierden mucho de su conte- nido vitaminico. Sin embargo, algunas sf resultan afectadas por la congelacién Las verduras... pierden gran parte de sus vitaminas [con la congelacién}, a menos que éstas se refuercen en ellas de algiin modo al prepararlas para consumirlas 0 en el momento de congelarlas. (462-14) Suponiendo que, al llegar aqui, el lector ya est convencido y desea vivamen- te mejorar la nutricidn de su familia, ,qué puede hacer en este sentido? CONSEGUIR HORTALIZAS FRESCAS Si usted vive en los aledafios de una ciudad, 0 en algtin sitio donde tenga ac- ceso a un terrenillo, por pequefio que sea, comience a cultivar sus propias hor- talizas. Encontraré muchos libros excelentes y asequibles acerca de la horticultu- ra orgdnica. Muchos municipios urbanos estén transformando parcelas de terreno piiblico no edificable en pequefios huertos, que ceden en arrendamiento a los ciu- dadanos. En sus charlas, Betty Billings sugiere a menudo a sus oyentes que los ciuda- danos interesados en conseguir alimentos cultivados con el minimo de productos quimicos se agrupen para viajar por tuo a las zonas rurales y adquirir hortalizas y frutas en su punto justo de sazén y maximo valor nutritivo. Los productos so- brantes pueden ser congelados o puestos en conserva en el propio hogar para con- sumirlos en invierno. BROTES Oigan a la sefiorita Billings: «En inviemno, tanto si vive usted en la ciudad, en alguna poblacién de los alrededores 0 en el campo, tiene la posibilidad de hacer germinar semillas y conseguir, cada tres o cuatro dias, una deliciosa y reciente co- LOS PRINCIPIOS CAYCE DE LA DIETA Y LA NUTRICION 121 secha de alimentos frescos, sin tener que preocuparse de abonar ni regar, ni in- quietarse por las malas hierbas, los insectos, las enfermedades de las plantas y el tiempo. Los brotes son la solucién ideal para el hombre de ciudad, porque, aunque viva usted en un apartamento de una sola habitacién, podra cultivar faécilmente este delicioso y nutritivo alimento, capaz de abastecerlo de muchfsimos nutrien- tes vitales para su dieta, ya crudos, ya cocinados». Cualquiera puede consumir brotes como alimento, incluso las personas con problemas de salud, porque las féculas y protefnas que contienen se digieren muy fécilmente con ayuda de las enzimas que contienen también en gran cantidad los propios brotes. La investigacién ha demostrado que sus protefnas tienen el mismo valor que las animales; y su complejo vitaminico B los hace un excelente alimen- to para el bebé, el nifio y el adulto. Todos los brotes contienen vitaminas A, B y C equivalentes a las que hay en la fruta. Los brotes de alfalfa son también ricos en vitaminas D, E, G, K y U. Los de soja y mung (una judia asidtica) tienen un alto contenido en proteinas. Y muchos, entre los que se incluyen los de soja, mung, lentejas, guisantes, trigo, arroz y mafz, tienen también mucha vitamina E. Por otra parte, no son gravosos para el bolsillo, puesto que medio kilo de semillas rinde de tres a cuatro kilos de brotes frescos, a un costo médico que no rebasa el precio de un periddico. Elespacio de que disponemos aqui no permite un amplio y exhaustivo repaso de la gran cantidad de investigaciones que se han realizado en todo el mundo sobre el valor nutritivo de los brotes. Quien esté interesado por el tema puede consultar el excelente libro de Cathryn Elwood Feel Like a Million," u obtener informacién, recomendaciones y ayuda para comenzar escribiendo al Sprout Center, Suite 401, 1860 Clydesdale Pl. N.W., Washington, D.C. 20009. Pueden hacerse germinar muchas semillas diferentes: todo tipo de judias, en es- pecial la soja y el mung, que casi igualan en valor proteinico a la carne; guisantes, lentejas, trigo, centeno, avena, maiz, cebada, mijo, alfalfa, trébol, perejil, girasol, sésamo..., y otras demasiado numerosas para dar aqui una lista completa. En palabras de la sefiorita Elwood: «Los brotes de las semillas pueden emplear- se en ensaladas, para sopas, potajes, huevos revueltos, postres de macedonia de frutas y con yogur, incorporados a la masa del pan, en chop suey y chow mein. Y, ademis, una buena noticia: los nutrientes que se forman al desarrollarse los brotes son muy estables, por lo cual pueden ser congelados o secados para consumirlos posteriormente si se obtienen de sobra. No estoy abogando por que se conserven congelandolos o secandolos; simplemente digo que, si le sobran, no los tire». Con su reconocida autoridad en Ja materia, la sefiorita Elwood detalla en su li- bro, como sigue, sus preferencias en cuanto a la longitud que han de alcanzar los diferentes brotes: Brotes de trigo: una longitud igual a la de la semilla Brotes de mung: de 4a 5.cm 12. Cathryn Elwood, Feel Like a Million. Pocket Books. Nueva York, 1965. 122 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Brotes de guisante y de soja: es indiferente; son buenos largos y cortos Brotes de lenteja: 2,5 em Brotes de girasol: una longitud igual a la de la semilla!® El valor vitaminico de las semillas se acrecienta a medida que el brote se de- sarrolla y alarga, pero algunos brotes no son tan agradables al paladar cuando los. dejamos crecer demasiado. A muchas personas les desagrada el sabor sumamen- te dulce del brote de trigo cuando es largo. El gusto de los brotes de judias mung y de alfalfa mejora al crecer y, si se exponen a la luz solar, algunos desarrollan di- minutas hojitas que les dan un sabor todavia mas delicado. METODOS PARA PRODUCIR BROTES Hay diversos métodos para conseguir que germinen las semillas; algunos pare- cen funcionar mejor que otros en determinados casos, lo cual depende del tamafio de la semilla que ha de germinar, Debemos desaconsejar el método de germina- cin en servilletas de papel o contenedores de plastico, porque puede provocar al- guna contaminacién quimica. Los mejores recipientes son los de vidrio, cerdmica, barro o hierro esmaltados. Han de ser vasijas de boca ancha, que se taparén con una gasa, un trozo de media fina de nil6n, tela metélica o una tapa perforada (aunque debe evitarse el contac- to de los brotes con el metal). Algunas personas emplean macetas corrientes 0 sim- ples pafios de felpa. Lo que hay que recordar, sobre todo, es que debe preverse un drenaje facil (para que los brotes no se vuelvan amargos), alguna forma de retener la humedad, temperatura tibia y una buena ventilacién. En muchas tiendas de alimentos de ré- gimen venden equipos para cultivar brotes; no son caros, pero podré usted arre- glarselas perfectamente con vasijas de vidrio. En las mismas tiendas de alimentos de régimen encontrara también semillas para germinar. Cuando las ponga en remojo para lavarlas, las semillas muertas su- birdn a la superficie y podrd eliminarlas con el agua del lavado. Si encuentra de- masiadas semillas muertas, cambie de proveedor. Método basico 1. Con semillas grandes, tales como soja, mung, garbanzos, lentejas 0 girasol, emplee aproximadamente media taza; si son pequefias —alfalfa, sésamo y otras se- mejantes-, bastaran 2 0 3 cucharadas; una vez remojadas, se hincharan y aumen- taran mucho de tamafio. 2, Métalas en un tarro u otro recipiente y lévelas bien en agua tibia (de 21 a 27°C), pura, no clorada. Las semillas muertas subirén a la superficie. Eliminelas con el agua empleada para el lavado. Luego cubra las semillas con un volumen de agua tibia y pura dos o tres veces mayor que el volumen de las semillas. Tape el reci- piente con un pafio de gasa, nilén u otro tipo de cobertura que permita el drenaje, 13. Ibid., p. 289. LOS PRINCIPIOS CAYCE DE LA DIETA Y LA NUTRICION 123 sujeténdolo con una goma eléstica 0 un cordel, y deje las semillas en remojo. En verano, el tiempo aconsejable de remojo ser de unas ocho horas; en invierno, de doce a dieciséis. Guarde el recipiente en un lugar templado y oscuro. 3. Transcurrido el tiempo de remojo, lave bien las semillas con agua tibia, has- ta que el agua salga clara. Tape el recipiente y péngalo boca abajo para que conti- nie el drenaje. Algunas personas meten las vasijas dentro del lavavajillas vacfo, dejandolas escurrir allf. Aclare las semillas dos 0 tres veces al dia. Las semillas deben mantenerse htimedas; por eso, si emplea el método de los pafios de felpa, quizé tenga necesidad de aclararlas y rociarlas con agua mas frecuentemente. Re- cuerde que, si emplea recipientes de vidrio, ha de guardarlos en un sitio oscuro; de no hacerlo, perderd la vitamina C, que se evapora con la luz. 4, Los brotes estardn listos para consumirlos cuando alcancen la longitud de- seada, tal como se indicé antes; para ello se requieren de 60 a 90 horas. Si desea que desarrollen clorofila -esto es, que vefdeen-, exponga los brotes a la luz des- pués de que hayan alcanzado la longitud correcta y una vez fuera del recipiente en que germinaron. Método alternativo «Otro método adecuado especialmente para las semillas pequefias consiste en esparcirlas, después de lavadas, en una toalla hiimeda. Enrolle la toalla sin apretar y rociela con agua siempre que sea necesario para mantener la humedad. Cuando los brotes tengan la longitud deseada, péngalos en un cuenco ancho, lvelos y guardelos en la nevera dentro del compartimento de las verduras 0 en una bolsa de plastico.»'* ALGUNAS RECETAS EL PLATO DE LA MOMIA Para quienes no estan familiarizados con el origen de esta receta llamada «pla- to de la momia», digamos que Edgar Cayce sofi6 en cierta ocasi6n (12/2/37) que se descubrian en Egipto unos escritos antiquisimos y que una momia volvia a la vida y ayudaba a traducirlos. En su suefio, la momia daba instrucciones para que le prepararan un alimento que necesitaba (véase lectura 294-189, Suplemento). De ahi el nombre de «comida 0 plato de la momia». En otras lecturas dadas a personas concretas, Cayce recomendé la misma re- ceta. Veamos una de ellas: Una mezela de datiles ¢ higos secos, cocida con un poquito de harina de maiz. (es- polvoreando una pequefia cantidad por encima) y tomada luego con leche, serfa para este cuerpo concreto un alimento casi tan excelente como para el espiritu... (275-45) 14, Read e Tstrup, A Diet/Recipe Guide. EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES 124 “soaany ‘sesei8 “soostumuu “opeosad ‘saav ‘sour sosas sony ‘soa}oy] sojonpoid so] sopo} ‘seprasoy © sepmuo svzifeuoy ‘sepeyesuo ‘seinog.y (29Mmp) vosayy wins 19 Woo ou oad ‘onUZ|NDey OJUOUNTE un ap sandsap ayaa] asreuio) apang -opeosad ‘saae ‘sauzes ap ody por + oy9 ‘senered ‘sepexu2ouoo sense] sepejesua ‘eiodui0s ua 0 svosay sviny se] sepo ‘sepnio o sepesin3 sezijeyoy op esodew be] UOD “a1 ‘osanb “ayooy “vypboyweut :s09}98] So1ONpog SoqoUNTe So] SOpoy, sezypeuoy & seanpro, sooinp sansod ‘2ojnp win ‘aysoy ‘Se]NO9.f SepePRsuA ‘soyeUIO) ‘sopnud Oo sopesin3 efoy ap seanpioa & soqnoupqny, sooas soinyy ‘soaany ‘sepeino saused ‘osanb ‘soar ‘opposed ‘soastrew “seosauy souses) sooas somnay ‘osanb ‘soaany ‘2uzed ‘sooinjo “24997] [es9ua8 uo sapsaa sepepesua se] sepo} & seztpeuioy ap sepepesua tseprasoy vfoy ap seinpiaa ‘sopesind: sojnoigqm ‘efoy 2p sepnao semnpr9, “epratoo eurstur Pf U9 onUaTNIay oIuatUTTe Un OOS UFO) eULIOU vUDNg bun so ‘Rjnogy eun-ugIquuR) BIOpISUOD os opeyoasoo ugioa aojnp zyeut [2 SOUaTAUt ap ezeqees & iaySods ‘souommeovut ‘saued ‘zoe ‘seieied ‘sajeazao ap aseq SOWOUNT]R SO] Spo} OpUdtnout ‘se;Nd9-] 409 UaTq WEA ON, 3109 Uatq URA, sojuaUITye ap sase[) SOLNAWITV Ad SANOIDVNISINOD 125 LOS PRINCIPIOS CAYCE DE LA DIETA Y LA NUTRICION “osofoifap ozazape tn admtistod ‘fou 0 BALJO op a11908 UOD opeUTuOD “K axeUA [e afquajaxd so uOUNT ap oumnz 1g, “eURZUMUL 9p LAPIS op oUBEULA OJOS sea[dwo ‘o1FeULA vajduta 98 1g sepeisoy ‘urd ‘seynoo4 soaeny “sooas somnyy ‘soosueun ‘opvased ‘sav ‘awed ‘soa}op] soyonpoid so] sopay, “sopra souerg[d sol IMAG “OJOS OUI} so JOfSU OF :oqUALATTE unSun wos uarq eUIquIOD ou UOTeUI 1d “sonsSe so] X saojnp sory soy exed o[BA OuISTUA Of ‘soosagy A sosas sony solunt eUIO] OU $9 JOfaU OF] “se Bou SeUISTUL Se] Wa[eA SOLID 0 suse so] £ saoTNp soaas somny soj ered ‘(souSe) vosayy ey se[nogy senogy sey ondaox SoruaULe So] Sopo seyny ap eruopaory, 109 Uatq UBA ON 209 waIq WBA, soyuaUmye ap sasei 126 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Y, detallando més las instrucciones: [...] Partes iguales de brevas higos asirios y datiles asirios..., triturados juntos 0 picados muy finos; y por cada medio litro de esta mezcla, afiadir medio pufiado de ha- rina de maiz o trigo machacado. Cocer todo junto, (275-45) «Medio pufiado» es, por supuesto, una cantidad bastante indeterminada, y tam- poco se indica cudnta agua hay que poner. La siguiente receta se ha probado con resultados satisfactorios: Plato de la momia ‘/, taza de datiles deshuesados y picados 1'h taza de agua Yh taza de higos secos (brevas) picados 1 cucharada sopera colmada de harina de maiz, Cover a fuego lento, removiendo con frecuencia, durante diez minutos o mas. Servir con leche o nata. Para 2-4 platos. Receta basica para ensaladas de gelatina y verduras 1 cucharada de gelatina en polvo ‘4s cucharadita de sal, si se emplea agua (sin sabor) en vez de caldo Ye taza de agua fifa Ys taza de zumo de limén 1 taza de agua o caldo claro hirviendo 1 cucharada sopera de cebolla rallada 2-4 cucharadas de miel 2 tazas de hortalizas en dados o en juliana Verter la gelatina en el agua fria y disolverla completamente en el agua o caldo hir- viendo. Afiadir miel, sal, el zumo de limén y la cebolla, si se desea. Enfriar. Cuando esté a punto de cuajar, afiadirle las verduras y enfriar hasta que quede bien firme. Servir sobre ho- jas de lechuga con salsa mayonesa. Ensalada de verduras frescas y gelatina 2 sobres de gelatina sin sabor 'Y, taza de zumo de limén 1) taza de agua fria 1'/; taza de col, cortada en juliana 2 tazas de agua caliente 4s taza de apio, cortado en dados "/; taza de miel 3/5 taza de zanahorias, en juliana 1'/, cucharadita de sal */, taza de pimiento verde, picado 7/; taza de aceitunas negras, deshuesadas 2 cucharadas de pimiento morrén, y picadas en dados Ablandar las hojas de gelatina en agua fria, afladir agua caliente y remover hasta di- solver bien, Echar la miel removiendo, la sal y el zumo de limén; enfriar. Afiadir las aceitunas y los restantes ingredientes; mezclar bien. Verter en un molde anular de un li- tro 0 en uno rectangular de 20 x 20 x 5 cm. Enfriar hasta que se solidifique perfecta- mente. Cortar en cubos. Adornar con hojas de lechuga y servir con salsa mayonesa. Para 10-12 platos. LOS PRINCIPIOS CAYCE DE LA DIETA Y LA NUTRICION 127 Ensalada de frutas frescas Emplee sus frutas frescas favoritas (excepto pifia y manzana) con gelatina sin sabor. 1 sobre de gelatina sin sabor 1 taza de agua caliente Yo taza de agua fra "Ya taza de cumo de pomelo Yq taza de miel I cucharada sopera de zumo de limén una pizea de sal frutas frescas, cortadas Ablandar la gelatina en agua frfa, afiadir la miel, la sal y el agua caliente. Remover has- ta que se disuelva bien. Aifadir los zumos de pomelo y limén, Mezclar bien. Verter 1 taza de la mezcla en un molde recién aclarado con agua frfa. Cuando empiece a cuajar, distri- buir por encima la fruta. Enftiar el resto de la gelatina hasta que comience a cuajar; batir- Jo bien hasta que forme una espuma espesa y derramar sobre el contenido del molde. En- friar hasta que quede firme. Para 6 platos. Ensalada de gelatina de frutas 1 sobre de gelatina sin sabor 2 cucharadas de plétano, picado 'fp taza de agua hirviendo 2 cucharadas de pifia natural 1'/; taza de zumo de pitia, sin endulzar_—_—_1 cucharada de naranja, picada 1 cucharada de zumo de limén 1 cucharada de coco, rallado fino Disolver la gelatina en el agua hirviendo. Poner al fuego y dejar hervir durante | mi- nuto, removiendo constantemente. Afiadir los zumos de pifia y de lim6n, Retirar y enfriar; cuando esté a medio cuajar, afladir las frutas mezcladas y el coco, Verter en moldes; tarda- 14 en solidificarse unos 20 minutos aproximadamente. Jugo de buey El jugo de buey deberfa tomarse regularmente como medicina: una cucharadita de t€ cuatro veces al dia, como minimo, pero sorbiéndolo despacio al tomarlo, (5374-1) El jugo de buey no es un caldo, sino un jugo extraido de la carne en el proceso de coc- cién. Se prepara como sigue: Tomar una pieza de medio kilo de came de buey, un redondo preferiblemente. Eliminar la grasa, dejando el miisculo y trozos de tendén. Cortar la pieza en dados de algo més de un centimetro y meterlos en un tarro de vidrio sin agua. Tapar e] tarro, pero no herméticamen- te. Ponerlo luego en el interior de una cazuela con agua, de forma que el nivel de ésta al- cance hasta la mitad o los dos tercios del tarro. Colocar un pafiito en el fondo de la cazuela para evitar que el tarro se rompa. Mantener el agua hirviendo a fuego lento durante 3-4 ho- ras. Colar luego el jugo que se haya acumulado en e! fondo del tarro; puede presionarse asi- mismo la came, por cualquier método, para extraer el resto del jugo. Hecho lo cual, el res- to de la came es inservible. Conservar el jugo en la nevera, pero nunca més de tres dias. La cantidad a preparar dependerd, pues, de la dosis y de la frecuencia con que se tome. Deberfa tomarse 2-3 veces al dia, pero no més de una cucharada sopera cada vez... ¥ sorbiendo el liquido muy despacio: empleando tal vez de 5 a 10 minutos en beber el con- tenido de la cuchara. Puede ser sazonado al gusto. Cabe acompajiarlo con galletas de trigo integral para ha- cerlo mas apetitoso. 128 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. DIETA BASICA 1 Desayunos: Frutos citricos o cereales con leche, pero no tomar en la misma comida cereales y citricos, puesto que, en caso de hacerlo, modificaremos la actividad de los zumos con los jugos gastricos, combinando los que son de naturaleza acida con los que dan una reacci6n alcalina pero son de naturaleza también dcida. Panceta muy hecha, tostada 0 galletas de pan moreno 0 integral, huevos escalfados, compotas, fruta fresca; cuales- quiera de estos alimentos..., pero no todos en el mismo desayuno, por supuesto. Almuerzos Preferiblemente verdura y una ensalada de hortalizas frescas: de tomates, apio, le- chuga, pimiento, rabanos, zanahorias, etc. Ralladas o cortadas en trocitos muy finos. Puede emplearse un alifio a base de aceite. Cenas: Todo tipo de verduras, pero bien equilibradas: tres especies aéreas por cada una de tubérculos o alimentos formados bajo tierra. Bien guisados y bien condimentados. Pue- de tomar carne, pero sélo de cordero y de ave, y pescado. No tome mariscos; seria pre- ferible el pescado de agua dulce al de mar, ;comprende? Por ejemplo, no coma caballa ¥ otros pescados semejantes: los de agua dulce son mucho mejores para el cuerpo. Si lo desea, puede emplear algiin condimento en esta comida, pero con parsimonia. Cuide de no tomar demasiados dulces, pero si los suficientes para compensar con las verdu- ras de hoja, de forma que se dé una fermentacién adecuada en proporcién y naturaleza. Si, por tanto, a las tartas © pasteles de frutas, bollos, y demas; pero no sélo el bizcocho © la masa dulce sola, que no seria tan conveniente. Café y té con moderacién. (549-1) DIETA BASICA 2 Considérese como un esquema de los alimentos que habria que tomar cada dfa, aun- que no exclusivamente éstos: Desayunos: Cereales imtegrales 0 zumos de citricos, pero no las dos cosas en el mismo desayu- no, Si toma zumo de naranja, mézclelo con [un poco de] zumo de lima. Si toma [zumo de} pomelo, aitédale zumo de limén..., s6lo un poco. El huevo, pero preferiblemente la yema nada més, las pastas de arroz.o trigo sarraceno (alforfén), las tostadas..., todas es- tas cosas serfan muy adecuadas para los desayunos. Almuerzos: Ensalada cruda, con tomate, apio, zanahoria, rabanos, lechuga, berros, por ejem- plo; una sopa o caldo de verduras, pescado.. Cenas: Fruta, como manzana al homo o en compota; patatas, tomates, pescado, aves, cor- dero y de vez en cuando —no muy a menudo- buey. Que todos estos alimentos com- pongan la porcién principal de una dieta bien equilibrada. (1523-17) LOS PRINCIPIOS CAYCE DE LA DIETA Y LA NUTRICION 129 DIETA BASICA 3 Desayunos: En cuanto a la dieta misma, propondriamos lo siguiente a modo de esquema, pero que quede claro que puede variarse de cuando en cuando para acomodarla a los gustos del cuerpo. ‘Tres mafianas a la semana, por lo menos, recomendarfamos [gachas de] trigo inte- gral, triturado, machacado o molido, pero sin cocinarlo tanto que se destruya toda su fuerza vitaminica: esto dard al cuerpo las adecuadas proporciones de hierro, silicio y las vitaminas necesarias para enriquecer el suministro de sangre que confiere resisten- cia al sistema. Los demés dias podrfan tomarse cftricos, zumos de citricos, yemas de huevo (preferiblemente pasados por agua o escalfados... quitando el blanco, es decir, la clara), pan moreno con mantequilla, Ovaltine o leche, 0 café (a condicién de no poner en éste leche o crema de leche). De cuando en cuando tome... higos, pasas 0 ciruelas pa- sas cocidos, 0 compota de albaricoque. Pero no tome en la misma comida cftricos con las gachas o los cereales de desayuno. Almuerzos: Preferiblemente hortalizas frescas, sin guisar en esta comida...: tomates, lechuga, apio, espinacas, zanahorias, hojas de remolacha y de mostaza, cebollas y similares (pero no pepino). Esto contribuir4 a purificar el humor linfatico del torrente sanguineo. Para esta hora no recomendamos tomar sopas 0 caldos. Cenas: Pueden tomarse en las cenas caldos o sopas, pero en pequefia cantidad. Componga, sin embargo, esta comida principalmente a base de verduras, bien guisadas, acompa- fiando carne de cordero, pescado, ave... Es lo preferible. Nada de fritos... (840-1) DIETA BASICA 4 Desayunos: No se interprete al pie de la letra, sino como orientacién. Zumos de cftricos. Cuan- do tome zumo de naranja, afiédale zumo de lima o de limén: cuatro partes de zumo de naranja por una parte de lima o lim6n. Si toma otros, como zumo de pifia o de pomelo, hégalo tal como salen de la fruta fresca exprimida. Pero seria preferible afiadirles una pizea de sal... Pan de trigo integral, moreno, tostado, con mantequilla. Huevo escalfado, pero s6lo la yema, Una pequefia loncha de panceta, muy crujiente, si se desea. Todos estos alimentos pueden figurar en su desayuno. Pero, si toma cereales, jno tome frutas citricas en a misma comida! combinacién provoca lo que estamos tratando de prevenir en el sistema! Cuando emplee cereales, use trigo triturado o trigo integral, o una mezcla de trigo y cebada..., si lo desea; o bien trigo, arroz o maiz hinchados..., cualquiera de ellos. Y éstos puede tomarlos con ciertos tipos de fruta fresca, como bayas de cualquier tipo, € incluso fresas, si quiere. (No, jno le provocardn ninguna erupcién cuténea si las con- sume adecuadamente!) O también melocotones. Como endulzante deberia utilizar s6lo sacarina o miel. Puede tomar también alguna bebida a base de cereals, si le apetece. jSemejante 130 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Almuerzos: Sélo hortalizas frescas crudas, Puede combinar cualesquiera, pero réllelas..., y no Jas coma tan [apresuradamente] que provoquen [un desequilibrio causado por] una de- ficiente masticacién. Cada vez que se lleve una porcién a la boca, deberfa masticarla como m{nimo de 4 a 20 veces..., de forma que se dé una oportunidad... a la accién de los jugos gastricos de las glndulas salivales, bien mezclados con aquélla. De esta for- ma contribuiremos a mejorar sus condiciones. Cenas: ‘Verduras cocinadas en sus propios jugos..., primero aparte cada una, y luego com- binadas, si asi se desea, ,comprende? En estas verduras cabe incluir todo tipo de hor- talizas de hoja o tubérculos, jpero siempre cocidas en sus propios jugos! También pue- de tomar carnes, si le apetecen, o aifiadir proteinas procedentes de combinaciones de otros vegetales..., como algunas leguminosas 0 granos. (3823-3) DIETA BASICA 5 Desayunos: Frutos citricos, cereales o fruta..., 0 bien esa fruta y, dejando pasar algo de tiempo, galletas de arroz, de alforf6n, de trigo integral, con miel de panal, con leche... preferi- blemente cruda, si tiene las debidas garantias. Almuerzos: Jugos vegetales, més que de carne, con hortalizas crudas en ensalada o semejantes. Cenas: Hortalizas, tales como zanahorias, guisantes, salsiff, lombarda, boniatos o patatas. Estas {patatas deberian ser] de variedades de pequeiio tamaiio, con su piel. Para con- cluir, 0 como postre..., manjar blanco (leche, almendras, harina de arroz, miel), gelati- na aromatizada, o jaleas, con frutas: melocotones, albaricoques, pifia natural, etc. Si combina estos alimentos con algtin plato de carne de cuando en cuando —Ia suficiente para aportar fuerza-, tendrd una dieta bien equilibrada. También afiadirfamos ocasionalmente, como reconstituyente del torrente sangui- neo, y una o dos veces por semana: pies de cerdo, callos e higado de ternera, sesos y similares. (275-24) DIETA BASICA 6 Desayunos: Zumos de citricos o cereales, pero no ambos en el mismo desayuno. [Tome con] los... cereales, de cuando en cuando, higos o frutos secos, combinados con ditiles y pa- sas.... picados juntos y bien mezclados. Una mezcla de datiles e higos secos, cocida con un poquito de harina de matz (espolvoreando una pequefia cantidad por encima) y tomada luego con leche, serfa para este cuerpo concreto un alimento casi tan excelen- te como para el espiritu... Podria tomarlo una, dos, tres, cuatro veces al dfa. Pero esto se deja a su criterio. LOS PRINCIPIOS CAYCE DE LA DIETA Y LA NUTRICION 131 Almuerzos: Jugos vegetales, por ejemplo..., y una combinacién de hortalizas crudas; pero nun- ca alifiadas con vinagre (Acido acético)...; sf, en cambio, pueden utilizarse aceites para aderezar, de oliva u otros aceites vegetales. Cenas: ‘Verduras de hoja. Pescado, aves o came de cordero, preferiblemente, y sus combi- naciones. Esta dieta no incluye todo lo que se puede tomar, naturalmente, pero puede servir como esquema general de las tres comidas diarias para este cuerpo. (275-45) DIETA BASICA 7 Desayunos: Tostadas de pan integral, moreno. Cereales con fruta fresca. Ocasionalmente zu- mos de cftricos. Pero no combine estos zumos de cftricos con cereales en el mismo de- sayuno, Almuerzos: Principalmente (y aparténdose muy pocas veces de esto) hortalizas crudas o fruta fresca en ensalada; no quiero decir que combine fruta y hortalizas, sino variar entre unas y otras. Entre las hortalizas puede tomar col (blanca, por supuesto, cortada muy fina), zanahorias, lechuga, espinacas, apio, cebollas, tomates, rébanos..., cualquiera de ellas. Lo mejor es rallarlas todas, pero cuando las ralle no [pierda los jugos}: emplée- los para aderezar la propia ensalada, tanto si es de verduras como si es una macedonia de frutas. Los alifios para las ensaladas, que sean preferiblemente a base de aceites, por ejemplo aceite de oliva con pimentén... Puede poner también huevo [en el aderezo].. [Mezcle bien media yema de huevo duro] en el aceite del alifio. Para las macedonias 0 ensaladas de frutas, emplee, por ejemplo, plétanos, papayas, guayabas, uvas...: toda cla- se de frutas excepto manzanas. Las manzanas s6lo deberfan tomarse cocinadas: preferi- blemente asadas con un poco de mantequilla o crema, y aromatizadas con canela y otras especias. Cenas: Una dieta bien equilibrada de verduras cocidas, incluyendo principalmente las que contribuyan a la asimilacién de hierro en el sistema. (935-1) EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES 132 ose. 9 0b FO 09 Ot — 000s co) oorz LET OL +SL°55 Ose. & 0% ae Of — 000's $9 £41 OL. Soe Ose sve rooms su =e co § FO Ooo 0S sae oor 5 vO is st Or Os Can Ose = a1_F0 SF 0 Ob ows 0s ere O06 § UFO oF Oy aos) sb eror souqwon, ost oO ol SOT s st eo OF st oor =0OSE = OF ao Ore oor or 60 60> i c0 Ost Or oe a 89 om or os #0 #0 ~~» 60 80 tO oF Ol Oo ost oF 9% oz Ol OL so 80 £ co co 80 6 tO OF ol 00 «00ST (OE 1 Ost st 09 ee ee ee ee OP Ol OOF = 0007 ST rl o0L st ss i so 90 90 OF ol OOF 0007 St OOrr a SOUIN, on sl Sh ro so 90 SES OOP OOS 28 Tx8Y COIS TL 6 09 OL OF co FO) SO ae 00r OOS! t0°7xY OI £9 L OF 9 ie oe se s oor OOST EeXSH OZIX8Y SS a ‘S208 oa za BRa arr SP 3 as F SF FaPaR Pas PGF SFRE “T F FF F rie = ee ie ot Se ee) ge 5 Seo ¢ 3 Be eee 2 eee ee Se é g 28S ¢ 5 Fr £ FF F § 8 & 2 = fo a . - a = z & s e = . So;000UIN SopgmosoupHy souuD NA, Sayqmjosody sonar, SVGVENAWNOOdA SVIAVIG SACVALLNVO (8961 “D'd ‘uorBurysic¢, ‘naunop youvasay joUoNDN-Saoualag Jo Kwappay [OUOUDN ‘pAvog uoMLINN! puD poo,y Jap UpI9vII 133 LOS PRINCIPIOS CAYCE DE LA DIETA Y LA NUTRICION -uotoun -nu pj sod opeuode ouejgidun ap du gg wpeo sod aquayeamnba Bur | SPU “eWISIUL EUTUAEIA B] ap SeLsEIUDUUETE SOON UeXnjout vUIDLIU 9p sewUa[BAlnba SOT || ‘epepuawooos vUIeIp pepnue> e] ap autd eueND RUN e SaxoUDUL sISOp ua SaIeDLJ9 428 OU Upand LULDeIO} ap svind sewuoy se] “Jas09 snjplopgoro] ap wnsoNW BUN v aULIOJUOD SepeUTLLIALP SeETeMONUITE SoWUONY Se] B SEPLDJON UpISe BULDE|O} ap SouoIaeHOde se] § -aaujouoriodasd asrewounne ap LEY SopeZITHN saz01984 SO] ‘9 ODI 1e SaIUayeAINba ou SeUsarOud este “BURLINY BYD9] BI ap ooTUJaIOId aTUDpwAINbs {9 CULO, + “ueatsioadso as anb sowanxa sop soy aziua eIpau pepe vun v uapuodsaxion sepesua spuup Se] “SOUR ZZ ap pep v & sofnus Bf eX arquioy ye ojuaUIMaIDUOD Lapuodsa1i09 SOUe CE-ZZ AP Pepa op odnud je ayue!puodsassoo voUy| B| UO UROIPUT as anb SepesTUD SET | ‘SUplUlJop aig UPISO OF EUPLLNY epIA e] esed sapepIsadau SvAnd ‘sordyoursd sono uPIquiEn ULOdE sors3 anb ap uptorpuos e ‘sounutoo soiwouife 9p pepissaarp vun ap stund w asiouargo uapand ueoipul 2s onb sopepnueo se] ‘saiuatss09 spaisa ap saymuaiquire sPyouEISUND “nto ofeq f sofeuuiou seuosiod se] ap eUOXEUI v] ONUD SAUDISIXa SATENPIAIPUL SAUOLOELIEA Se] skOLEGE ered SOpE{N|eD UyIsa SopEPUaLOdas sa[aAlU SOS Osh Ost SOF SOF 9 st ae OOF = 000°8 st 000+ ‘SOWUBIOE] SUPE Ost eee Sst st so 08 dor 0009 99 00c+ sepezeequy: 00E 08 so 80 9 ow el v0 ss st - 00's ss et st 8S j 00g 06 0) 80 oe oT 1 r0 ss St = 000s ss ose l ost 8s ' 0 oo 80) 80 ie x4 I v0 ss st ~ 00's ss 0007 £91 8s ose oor 80 | (80 a. 07 I 0 ss St 00r = Q0O'S ss 0007 €or Bs oe sis § s1 ee oe 81 oct 5 or oor ws soe sls oe 81ST 5 st FO sy Ow ows os woes oo ar on ¢ 1 st 0 or 02 OO or oF Oto sarotny, as FEES Sap ap aR GR aL gE GF SF ls “FP F TF Ff eso 8 ee ee a. 8 SF & EES FF FF FEF F F 8 = 5 3 e fers ee eS ee = sansa sajqnjosoupry sounumny, sayqnyosody sounurn, CAPITULO 6 {Por qué hacer ejercicio? «Haga més ejercicio al aire libre; eso... pone en juego las fuerzas muscula- res del cuerpo. No es que se deba permitir el entumecimiento de lo mental, 0 que uno haya de abandonar sus operaciones 0 actividades..., sino procurar un cuer- po mds compensado, mds perfectamente equilibrado... en lo fisico y en lo men- tal...» (341-31) «jLa mejor manera de adquirir el nivel preciso de dnimo es hacer ejercicio!» (288-38) «Esté bien que cada cuerpo, que cada persona, haga ejercicio para contra- rrestar la actividad rutinaria de cada dia de forma que sea posible el descanso.» (416-1) Edgar Cayce En la evolucién de 1a raza humana, el hombre ha tenido que hacer ejercicio para sobrevivir. Tenfa que ser capaz de escapar corriendo del enemigo, de cazar su alimento, de trepar a los érboles, subir montafias y vadear rios: cada momento de su vida lo ganaba con el esfuerzo fisico. Nuestros antepasados no tenfan necesi- dad de un programa de ejercicios: ya era suficiente ejercicio la lucha fisica por permanecer vivos. El cuerpo que hoy tenemos es el producto final de un proceso de superviviencia, de miles de afios de seleccién genética. Y durante tan larga y apasionante historia, la superviviencia estuvo siempre asociada al trabajo fisico y al movimiento. A medida que la civilizacién ha avanzado y hemos entrado en la era de la me- canizacién, donde nos basta apretar un botén para obtener cuanto queremos, cada dia nos hace menos falta usar nuestros cuerpos en la vida diaria. Pero no por ello ha disminuido nuestra necesidad de movernos. Porque nuestros misculos, glan- dulas, érganos, mente y espiritu siguen precisando el movimiento diario para fun- cionar correctamente. Los seiscientos y pico mtisculos de nuestro cuerpo han de tener la tensién o tono y la capacidad de extenderse y contraerse. Cada uno de ellos necesita movi- miento diario -ejercicio, pues~ para conservar su elasticidad, su energia, su ju- ventud y su vigor. Los misculos han de mantener en la posicién debida los érga- nos para que éstos funcionen correctamente. El ejercicio es también esencial para que las gl4ndulas puedan realizar sus complejas tareas, para mantener el vigor se- xual, para alimentar la circulacién de la sangre y para contrarrestar Ia fuerza de gravedad que tiende a producir barrigas prominentes y flojas, estémagos cafdos, higados perezosos, corazones mal alimentados de sangre, arterias obstruidas y gra- sas antiestéticas..., para no mencionar mas que unas cuantas de las dafiinas conse- cuencias de la inactividad. A las malas posturas y al inadecuado desarrollo y uso de los mtsculos pueden imputarse los mas de siete millones de casos anuales de dolores de espalda y otras dolencias de cardcter ortopédico que han desplazado en nuestro pais al resfriado como principal causa de absentismo laboral. El hombre siempre ha tenido que desarrollar y mantener la capacidad fisica necesaria para que su cuerpo pueda ser el adecuado soporte del resto de sus acti- vidades vitales: el pensamiento, la creacién, el desempefio de las responsabilida- des de los negocios, de la profesién, de la vida social y comunitaria, asf como la concepcién y procreacién de sus hijos. Y para aquellos que desearian alcanzar los ms altos niveles del espiritu, junto a los del saber y los materiales, citaré un buen consejo que Edgar Cayce daba a menudo en sus lecturas, entre sus muchos reme- dios para restablecer la salud: {POR QUE HACER EJERCICIO? 137 Asi, pues, busque desarrollar bien su cuerpo. Practique ejercicios especfficos y con- cretos cada mafiana y cada noche. Haga que su cuerpo se canse fisicamente, y mental- mente también, y desaparecerdn asf todas aquellas cosas que han venido provocéndo- le suefio, inercia y envenenamiento del sistema por una deficiente eliminaciGn. De esta forma el cuerpo responderé a las dietas. (341-31) Lo mejor es que cada persona distribuya su tiempo, Que dedique tanto tiempo al estudio, tanto a la relajacién, tanto al trabajo mental; un tiempo para la actividad del cuerpo fisico, otro para la lectura, otro para las actividades sociales... porque todas es- tas actividades cuentan a la hora de establecer un correcto equilibrio, (440-2) El ejercicio es una de las més eficaces medicinas preventivas para alejar de uno las discapacidades de la edad madura y de la vejez, asi como un importante recurso terapéutico para reparar los destrozos de la enfermedad. Y es absoluta- mente esencial para el mantenimiento de la salud, la belleza, la capacidad repro- ductora, el control del peso, la longevidad, el equilibrio mental y la armonia del espiritu. En lo tocante al control del peso, el ejercicio importa tanto como la dieta, Un eminente bioquimico e investigador de la nutricién, el doctor Roger J. Williams, en su excelente libro titulado Nutrition Against Disease,' informaba de ciertos ex- perimentos de laboratorio en los que ratas sin ninguna tendencia a volverse obe- sas eran mantenidas en una habitacién caliente y dentro de una jaula pequefia, en la que apenas podian moverse: el resultado era que, invariablemente, engordaban: Hegaban a pesar hasta dos y tres veces lo que otras ratas encerradas en jaulas ma- yores, donde podian hacer ejercicio. Si los animales eran encerrados en jaulas pe- queiias pero en el interior de una habitacién fria, sus movimientos de reaccién al frio, tiritando y temblando, eran ya un ejercicio suficiente para impedir que al- canzaran aquella obesidad tan notable. «Hacer mucho ejercicio -advierte el doctor Williams- es, pues, un excelente consejo para quienes desean evitar la obesidad.» «La insuficiencia de ejercicio constituye una carencia comparable a la de vita- minas», sefiala el prestigioso doctor fisioterapeuta Hans Kraus” Y afiade: «Las per- sonas fisicamente inactivas (aquellas que no hacen ejercicio) envejecen antes, mue- ren mds jévenes y estén més expuestas a los dolores de espalda, tilceras, céncer de pulmén, apendicitis, trastornos de la préstata, enfermedad psiquidtrica (mental), cirrosis hepética y hemorroides. El porcentaje de muertes por infarto entre las per- sonas fisicamente inactivas es el doble del normal». Sabemos que los mtisculos pueden atrofiarse por falta de ejercicio, como lo de- muestran los pacientes ingresados en un hospital que, pese a tomar comidas perfec- tamente equilibradas, se levantan de la cama demasiado débiles para caminar. La raz6n es que los miisculos se alimentan a través de miles de vasos capilares, que LP 101 2. El doctor Kraus fue médico encargado del Therapeutic Exercise Institute of Rehabilitation and Physical Medicine en el Bellevue Medical Center de la universidad de Nueva York, y jefe de Terapia Cifnica y Fisica en el Columbia Presbyterian Hospital 138 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURAI transportan alimentos y eliminan las sustancias de desecho. En el adulto sedenta- rio, numerosos capilares de éstos estén colapsados y apenas funcionan esporddi- camente. Sélo el ejercicio puede abrirlos y proporcionar asi mejor nutricién a los miisculos. Durante diez afios, el dovtor Lawrence A. Golding, director del Applied Phy- siology Research Laboratory de la Kent State University School of Health, Physi- cal Education and Recreation, ha dirigido un programa experimental de ejercicios para hombres adultos, como parte de una investigacién de veinte afios sobre los efectos del ejercicio diario en relacién con las enfermedades coronarias. Ahora que el estudio ha alcanzado la mitad de su duracién prevista, el doctor Golding ha hecho piiblicos los resultados preliminares, de los que se desprende que el ejercicio diario reduce la presin sanguinea, el colesterol y la obesidad en los adultos de edades comprendidas entre los treinta y Jos sesenta afios. Un articulo publicado en The New York Times (22 agosto 1973) iba encabeza- do por el siguiente titular: «LOS DOLORES DE ESPALDA SE MULTIPLICAN, PERO EL PAIS RESPONDE A LA AMENAZA TUMBANDOSE>. El articulo, escrito por Virginia Lee Warren, decfa: «Parece probable que una dolencia vulgar y anticuada, el dolor de espalda, va a convertirse en tres afios en el mal més igua- litario de los norteamericanos, sustituyendo en esto al resfriado comtin». «Es la maldicién de nuestro tiempo -afirma el doctor Howard Rusk, director del Institute of Rehabilitation Medicine-. Esta dolencia viene causando ya mas in- comodidad, mayor pérdida de jornadas de trabajo y mas discapacidad que cual- quier otra» Si desean librarse de acabar algtin dia con dolores de espalda, es absolutamen- te esencial que comiencen un programa de ejercicios. La postura, el movimiento correcto del cuerpo o su mecénica, el tono muscular abdominal, los mtisculos de la cadera y de los costados, los mtisculos extensores de la columna y los miisculos de la pierna tienen todos mucho que ver con que la espalda se mantenga firme y sin problemas. La buena forma fisica no se refiere s6lo a la eficiencia muscular y atlética, sino también a la activaciOn de los nutrientes en su cuerpo..., para hacer que trabajen. «E] ejercicio estimula el tono corporal, enviando minerales a sus mtisculos, piel, 6rganos, vasos sanguineos y otras partes del cuerpo», escribe Carlson Wade en Magic Minerals: A Key to Better Health. El ejercicio hace que los minerales ayuden a mantener su cuerpo bien hidratado, a que se desembarace correctamen- te de las sustancias de desecho y a mantenerlo a usted en 6ptimo nivel de activi- dad, fatigdndose poco y sin que esa actividad suya pierda calidad. Cuando los minerales son estimulados por el ejercicio, contribuyen a que los alimentos pasen por su tracto digestivo, lo capacitan para inhalar aire en sus pul- mones y para regular la accién de los vasos sanguineos cuando es necesaria ma- yor presién ante una emergencia. 3. Carlson Wade, Magic Minerals: A Key to Better Health, p. 183. Parker Publishing Co. West Nyack, 1967. 4POR QUE HACER EJERCICIO? 139 Los minerales activados mediante el ejercicio aceleraran también la circulacién para que provea de més oxigeno a los miles de millones de células del cuerpo, ayu- dandolas a la vez a eliminar sustancias nocivas. Y cuanto mas répidamente hagan Hegar los minerales el oxfgeno a sus células, mejor se sentiré usted. Su vitalidad sera mayor. La creciente actividad mineral llevaré m4s sangre a su cerebro, con lo cual usted estar més alerta... jbuena ayuda para mostrar una personalidad poderosa! El incremento de la acci6n mineral en el sistema circulatorio favorece también el correcto funcionamiento de los érganos internos. Su coraz6n se fortalece y tra- baja con mayor regularidad. Sus pulmones se ven abastecidos de minerales y aho- ra son capaces de absorber mas oxfgeno. La eliminacién de las sustancias inservi- bles del cuerpo se regula mejor. En cambio, sin ejercicio, los minerales pueden permanecer inertes, ineficaces, jlo mismo que usted! En la mayorfa de los casos, Ja persona se cansa porque los minerales no pueden alcanzar las diferentes partes del cuerpo. Esto provoca un deterioro gradual del cuerpo y de la mente. Juzgue, pues, el valor que tiene el movimiento en el ejercicio. Hace algtin tiempo, los cientificos del Lyndon Johnson Space Center en Hous- ton, Texas, hicieron un importante y todavia misterioso descubrimento a propési- to de las pérdidas de potasio experimentadas por los astronautas durante los vue- los espaciales. (El potasio, un elemento natural, es el electrolito que mas abunda en las células del cuerpo humano, y es esencial para las reacciones que determi- nan todas las contracciones musculares, incluidas las del misculo cardiaco, que bombea la sangre por todo el cuerpo.) En el espacio, la «ingravidez» del astronauta tenfa serias repercusiones. La sangre, que normalmente se acumula en las piernas, se redistribuye por la totali- dad del cuerpo. Los movimientos y el trabajo le resultan més faciles, porque el as- tronauta ya no tiene que levantar las cosas, sino simplemente dirigirlas, con lo cual disminuye el esfuerzo habitual. Esto provoca una grave pérdida de potasio. Normalmente el potasio abunda en la fraccién fluida de la sangre circulante. Bajo determinadas condiciones, sin embargo, se excreta en mayor abundancia en la orina. En el caso de los astronautas, su prolongada inmovilidad determinaba una excesiva excrecién de potasio. De ahf que se les prescribieran ejercicios especiales para realizar en el espacio, que los protegieran de esa pérdida de potasio. (Diga- mos, de paso, que la cantidad de ejercicio a realizar se vio notablemente incremen- tada entre el primero y el segundo vuelos a la estacién espacial.) La deficiencia de potasio se manifiesta en debilidad muscular, lentitud de re- flejos y confusién mental. Provoca también degeneracién y muerte de fibras car- diacas. Alrededor del 90 % del potasio corporal se localiza en las células, y apenas un 8% se encuentra en el plasma sanguineo y en la linfa; pero este potasio extracelu- lar no puede disminuir sin que ello suponga graves problemas para el coraz6n. Parece que el ejercicio fisico activa la expulsién del potasio de las células y au- menta el potasio del plasma, que es empleado por el coraz6n. En principio, sirve cualquier actividad muscular, a condicién de que se haga con regularidad y sin una tensién innecesaria. 140 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES Los beneficios fisiolégicos del ejercicio estan probados por Ia investigacin y Ja experiencia. Un reciente experimento realizado en la universidad de Wisconsin mostr6 que, después de hacer ejercicio, la ansiedad disminufa tanto en las perso- nas normales como en las aquejadas por alguna neurosis. Uno de los recursos empleados por los prisioneros de guerra en Vietnam, par- ticularmente de los capturados por el Vietcong, para soportar su dificil trance ~que suponfa para ellos una gran presién fisiolégica, al igual que psicolégica y emo- cional- era hacer mucho ejercicio. Un prisionero establecié incluso un récord con trescientas flexiones con los brazos y seiscientas o setecientas con las rodillas. Y resistieron porque se dieron cuenta de que, incluso encerrados en pequefias celdas, podian seguir haciendo algiin ejercicio aunque s6lo fuera cambiando de postura. Dedicaban a ello dos 0 tres horas diarias y ellos mismos afirman que fue una de las cosas que més les ayudaron a no perder el juicio. Asi que la préxima vez que usted se sienta abrumado 0 vencido por sus proble- mas..., jhaga ejercicio! Es perfectamente posible contrarrestar los muchos aspectos negativos e impac- tos de la vida mediante la estimulacién de la circulaci6n y de las fuerzas vitales de los érganos de! cuerpo. Si mantenemos un buen estado fisico, el efecto «quita- penas» de un ejercicio vigoroso puede lindar en lo milagroso. Hasta una presién negativa y prolongada puede ser rebajada mediante esa técnica. Pero si usted no se encuentra en condiciones de realizar una agotadora sesién de ejercicio, le cabe recurrir a aquellos equivalentes del ejercicio como son la hidroterapia, la electro- terapia y las manipulaciones. Muchas de estas técnicas son aplicables por uno mismo. Y si le agrada el lujo de que se las aplique un experto, tampoco le ser un gran dispendio. Serd, sin duda, mucho ms barato que el permitirse una depresion © arrastrarse por la vida con sus facultades reducidas a la mitad. Estos equivalen- tes del ejercicio conseguirén, eliminando las toxinas del sistema, aumentar y esti- mular la circulacién y las fuerzas vitales, aparte de relajar los nervios. Cuando la carencia de un buen estado fisico hace del ejercicio real una tarea impracticable 0 imposible, estas técnicas proporcionan alivio y superaci6n de las presiones y ten- siones de la vida moderna. A estos equivalentes del ejercicio, o «EE» como me gusta denominarlos, me referiré mas ampliamente en otros capitulos de este libro. Al escribir este capitulo me viene a la memoria una experiencia que tuve en los primeros afios de la Gran Depresién. Ademas de mi establecimiento en la ciudad, dirigfa yo por entonces una granja de salud. Cierto dia nos lleg6 un visitante..., un hombre de cincuenta y tantos afios que destacaba por entonces como popular y famosa figura de la revista y del mundo del espectaculo. En el curso de la conver- sacién, me enteré de que habfa Ilegado a reunir una fortuna de trescientos mil d6- lares, y que en el desplome de Ia bolsa de 1929 habia perdido mas de las dos terce- ras partes de ella. Observé, mientras me lo contaba, que la cabeza se le balanceaba y ladeaba al hablar, y que al caminar inclinaba y subfa el cuerpo cada vez que ade- Jantaba la pierna. Constantemente tenia contracciones y balanceos involuntarios, se restregaba las manos... En una palabra: tenia més tics nerviosos que pulgas un perro. No podia comer, dormir ni hacer muchas de sus actividades habituales. La POR QUE HACER EJERCICIO? 141 pérdida de gran parte de sus ahorros le habja arrebatado, ademés del dinero, su temple y su sensacién de seguridad en sf mismo, y ahora su sentido del humor y su salud iban de capa cada. Al cabo de un rato de charla me pregunté si podrfa ayudarle. Le dije que sf, a condicién de que estuviera dispuesto a obedecer 6rde- nes, prestarme su entera colaboraci6n y arreglarselas para quedarse en la granja tres semanas como minimo. Me lo prometié y en seguida nos pusimos manos a Ja obra. ‘Aunque estaba hecho un manojo de nervios y exhausto por las preocupaciones y la falta de suefio (los sedantes y somniferos que habia estado tomando duran- te largo tiempo habian dejado de ser eficaces incluso temporalmente), el exa- men médico determin6 que el estado de su coraz6n y de sus arterias era, en lo fun- damental, bastante satisfactorio. El primer dia de preparacién fue francamente dificil: le resultaba muy duro concentrarse en una cosa durante un tiempo razona- ble y nos costé lo indecible conseguir que hiciera ejercicio y comenzara a poner empefio en el tratamiento. Al finalizar aquel dia yo tenfa la sensacién de haber es- tado comporténdome como un negrero. Ademis de una actividad fisica, nos aseguramos de que tuviera muchos ratos de completo reposo. Al concluir la jornada le administramos también una sesi6n reparadora y relajante de hidroterapia, seguida de masaje. Esto le ayud6 a disten- der sus fatigados miisculos y contribuyé a relajarlo. Tuvo poco apetito aquel pri- mer dia y no durmi6 gran cosa la primera noche: dijo que se sentia demasiado can- sado para conciliar el suefio. Cuando le pregunté en qué habfa estado pensando durante aquella primera noche de insomnio, me respondié: —Estaba tan mortalmente cansado que ni siquiera podia pensar, pero fue agra- dable no tener que hacer nada en absoluto..., salvo permanecer tumbado y descan- sar este viejo y fatigado cuerpo... Fue una gran cosa. Al dia siguiente le prescribimos algunos ejercicios y le aplicamos una terapia ocupacional (serrar madera, cavar en el jardin, desbrozar senderos en el bosque, etc.), para acabar el dia con hidroterapia y masaje. Después de una cena ligera, se fue inmediatamente a la cama. Y aquella noche nos consta que durmié, porque to- dos pudimos ofr sus ronquidos. Al tercer dfa comenzé a tener buen apetito, y para el cuarto rivalizaba con todos nosotros en comer y dormir a conciencia. Después de que mi amigo siguiera este programa de recuperacién por espacio de unas dos semanas, me coment6 que iba a llamar por teléfono a Nueva York. ~iSabe? -me dijo~. Estoy comenzando a sentirme muy bien, y creo que me gus- tarfa que mi agente se dejara caer por aqui este fin de semana. Me parece que ten- go algunas ideas para un nuevo ndmero, y querria comentarlas con él. —Mire usted, Reilly... -afiadié pocos dias més tarde-. Atin me quedan mas de cincuenta mil délares después del desastre. Y eso es un montén de dinero. Dentro de unas semanas tendré a punto el mimero de que le hablé a mi agente, y creo que va a hacer que todos se partan de risa. Reaparecié en escena y estuvo después de eso muchos afios haciendo que todos se partieran de risa. La recuperacién fisica habia aliviado la tensién y sus tics nerviosos, restauran- do el apetito y los h4bitos normales de suefio. Pero, sobre todo, le habia dado una 142 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES visin enérgica y optimista de la vida y 1a capacidad de disfrutar de lo que tenia, en vez de sumergirse en la mortal rutina de lamentar lo que habia perdido. Y es que, aunque hubiéramos perdido todos nuestros bienes, si conservaramos una buena sa- lud y forma fisica, estarfamos muy lejos de hallarnos derrotados: tendriamos atin la inteligencia y el impulso que son las claves fundamentales del éxito, y contaria- mos con la ventaja afiadida de la experiencia. Sélo el lastre de la incapacidad fisi- ca podria retrasar nuestra vuelta a primera linea. Para sentirnos en plena conso- nancia con un mundo cambiante, hemos de tener una base de seguridad. Muchos la encuentran en la religién y en la filosofia. Pero el contar con la salud y un buen es- tado fisico fortalece y corrobora las demds seguridades. El ejercicio puede ser un recurso terapéutico muy eficaz tanto si los trastornos son de origen psicosomatico como si son simplemente fisiolégicos. Bastantes de mis mds espectaculares curaciones han sido protagonizadas por estrellas de la mtisica, cuyas carreras se vieron seriamente amenazadas por disca- pacidades fisicas. B. H.es un bajo-baritono de mas de metro ochenta y cinco de estatura, cuya voz ¢ imponente presencia en el escenario le han valido grandes aplausos en los teatros de 6pera de Israel, Europa y Puerto Rico, as{ como en los auditorios y los teatros de comedia musical de Norteamérica, en los que ha estado actuando algunos afios en una compaiifa de Gilbert y Sullivan. Cuando B. H. vino a verme, sufria un caso agu- do de tromboflebitis y, de hecho, estaba a la espera de una intervenci6n quirirgica que remediara su penoso estado. El cirujano aguardaba s6lo a que remitiera la hin- chaz6n para poder proceder a eliminar las varices de las piernas que habfan provo- cado el problema. Aquel hombret6n alto, joven, leno de vida..., era ahora como un gigante tullido, incapaz de caminar o sostenerse sobre sus piernas enfermas. En una entrevista mantenida posteriormente con la sefiora Brod, B. H. le con- t6 lo que sigue: «El doctor Reilly me dijo que, si me extirpaban las varices, era muy posible que dentro de un afio, las venas més internas estuvieran realizando la funcién de las ex- tirpadas ademas de la suya propia, con lo que la sobrecarga podria volverlas tam- bién varicosas; de tener que proceder igualmente a extirparlas, correrfa el riesgo de acabar impedido para toda la vida. Y afiadi6 que, si le prometfa practicar con- cienzudamente determinados ejercicios dos 0 tres veces al dia, recibir un masaje especial en las nalgas y en los pies (no en las piernas), seguir una dieta adecuada y tomar bajios de asiento, podria conseguir que la sangre volviera a afluir otra vez por las venas exteriores y que no fuera necesario operarlas. »El principal rasgo de la dieta era que tenia que incorporar cantidades impor- tantes de una sustancia Ilamada rutina o rutésido..., que se encuentra en los citricos, los pimientos verdes, las hojas de mostaza, de diente de ledn..., todos bastante fa- ciles de conseguir. Siguiendo las instrucciones del doctor Reilly, renuncié al café y lo sustitui por tés 0 tisanas de hierbas, a las que me he acostumbrado y me gustan. Nunca me agradé demasiado la carne ~prefiero el pescado-, asf que en este punto no me resulté dificil acomodarme; por otra parte, me permitié tomar algo de cor- dero y pollo. {POR QUE HACER EJERCICIO? 143 »Me prescribié cinco ejercicios diferentes. Empecé haciéndolos seis veces cada uno, y ahora los hago en series de dieciséis, dos veces al dia. Empleo en ello una media hora, contando los descansos entre una y otra serie, que aprovecho para ha- cer ejercicios respiratorios. [El lector encontrard estos ejercicios en el Capitulo 7.] »Después de la sesién de ejercicios de la noche, cuando tengo ya caliente el cuerpo, tomo un bafio de asiento frio durante un minuto 0 minuto y medio. »>Una vez al mes iba a visitar al doctor Reilly para que me examinara y para re- cibir un masaje. Hacfa mis ejercicios en presencia del doctor. Uno de ellos le pa- recié que era desaconsejable para mi voz porque provocaba cierta tensién en las cuerdas vocales, y me dijo que no lo hiciera més. Es notable su comprensién de todo aquello que tiene que ver con la interpretaci6n. [El ejercicio a que se refiere es el de cfrculos con las dos piernas, que se describe en el Capitulo 7.] »Después del primer mes, los resultados eran ya fantasticos. Las venas habfan vuelto a hundirse en la pierna. Antes sobresalfan todas; y cuando fui a ver al es- pecialista, tuvo que mirérmelas dos veces para saber cual de las dos era la enfer- ma: en realidad tenia las dos mal, pero la izquierda habia estado mucho peor que la derecha. El cirujano me examin6 y dijo que, en su opinién, las venas volverian a sobresalir, por lo que insisti6 en fijar una fecha para intervenirme. Le dije que le ilamarfa para concretarla. Nunca lo hice. »Ahora tengo la pierna completamente normal. »Incluso antes de concluir el primer mes de tratamiento y acudir a la consulta del doctor Reilly, estaba ya intimamente convencido de proseguir con los ejerci- cios, porque notaba tal aumento de energia en mi interior que me movia a seguir haciéndolos el resto de mi vida. »Sigo atin tomando los bafios de asiento, porque gracias a ellos duermo mejor que nunca... y porque son, también, una excelente prevencidn. Desde siempre he tenido mala circulacién, y lo pasaba muy mal en invierno: no podfa quitarme el frfo de encima, ni mantener el calor corporal por mucha ropa, jerseys, abrigos, que me pusiera encima. Pero desde que comencé con el régimen indicado por Reilly y con Jos ejercicios, he pasado todo el invierno, diciembre, enero y febrero, sin resfriar- me ni notar el frio. »Habja leido muchos libros acerca de Cayce y estaba preparado para aceptar sus tratamientos. Sin embargo, me result6 muy grato ofr que el doctor Reilly me decfa: “Dése cuenta de que todo lo ha conseguido usted mismo. Yo sélo puedo in- dicarle que ejercicios y bafios son convenientes para usted, pero es usted quien ha de poner voluntad y decisién para hacerlos y curarse a si mismo”.» ‘Siempre he creido, si, que es en definitiva el propio paciente quien tiene que curarse a sf mismo. Mi receta est4ndar es una dosis diaria de «RIP» (resolucién, informacién y perseverancia), «Témelo cada cuatro horas -les digo a mis pacien- tes-. Por la mafiana, al levantarse..., ejercicio; antes de cada comida..., reflexione, élija lo que le conviene y no se exceda; y por la noche, al retirarse..., ejercicio de nuevo, Y asf no tendr4 que preocuparse durante muchos, muchos afios, por ese otro “RIP” (Requiescat in pace, descanse en paz) repetido en las lapidas de los ce- menterios.» 144 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES B.H. fue un buen ejemplo de las virtudes curativas de mi RIP. Pero atin se ilus- tran mejor éstas, de forma més espectacular por lo menos, con el caso de F. L., un célebre violoncelista que s6lo podia acudir a mi consulta un par de veces antes de partir para Europa. Sufria en ocasiones una tensién muscular que le impedia man- tener su agotador programa de ensayos y conciertos durante sus giras. Le ensefié a practicar los ejercicios para brazos y hombros (véase el Capitulo 7), le prescribi bafios con sales de Epsom (sulfato de magnesio), duchas —dejando correr el agua, por los hombros, lo més caliente posible- y masajes con aceite de cacahuete, que podfa aplicarse él mismo. Y él siguié este régimen mientras estuvo en Europa, con la resolucién y tenacidad que ponfa en el propio trabajo. «La tensién y los calambres en el hombro remitieron —escribié F. L. a la sefio- ra Brod-. Me senti ligero, libre. Pude tocar durante horas y horas, y completar mi prevista gira de conciertos por Europa.» El famoso compositor y director de orquesta norteamericano Alan Hovhaness padecié durante afios una bursitis y una artritis paralizantes. Finalmente, la rigidez de sus brazos llegé al extremo de poner en peligro su carrera como director. Vino a verme, y a las pocas semanas era un hombre distinto. El masaje y las manipula- ciones le ayudaron mucho, pero lo que realmente lo salvé fue lo que hizo por si mismo realizando los ejercicios de estiramiento y flexiones que le prescribf. (Véa- se el Capitulo 7.) «Trajeron nueva vida a mis brazos y piernas», le coment a Jess Stearn, que relaté su caso en su libro Edgar Cayce, the Sleeping Prophet. Recientemente, Hovhaness me escribié a mi también: «[...] sigo acordandome de usted y practicando a diario sus ejercicios, sin dejarlos un solo dia, y dedicén- doles de veinte minutos a media hora o mds. Su maravillosa ayuda me ha valido afios de grandisimos éxitos y actividad en mi carrera musical, y quiero expresarle mi agradecimiento por ello... »Le deseamos un gran éxito con su nuevo libro y esperamos que siga bien y prosperando en todos los aspectos. Muchas gracias por todo cuanto ha hecho por mi...» La sefiora E. P., interiorista de unos grandes almacenes, tuvo que dejar su tra- bajo a causa de unas hemorroides sangrantes tan severas que la obligaron a guar- dar cama durante seis semanas. Después de una serie de irrigaciones de colon, la aplicacién de compresas calientes y, sobre todo, la practica diaria de los ejercicios recomendados por Cayce para su dolencia, pudo volver a trabajar. El doctor H. R. D., director de un colegio privado de Connecticut, nos vino re- comendado por otro paciente nuestro, presidente del Queens College de Nueva York. Los dos eran aficionados al golf y sufrfan una artritis que coartaba sus movi- mientos y su actividad. Al director le aplicamos un programa gradual de ejercicios fisicos semejantes a los que se describen en el siguiente capitulo, y le prescribimos una dieta adecuada. Meses después vino a decirnos que su juego en el golf habfa mejorado tanto, que todos le preguntaban cémo lo habia conseguido. Y algo mas significativo atin: que su médico le habfa dicho que aquel programa de ejercicios le habia dado tres o cuatro aiios mas de actividad fisica, por encima de los que los ra- yos X indicaban que tenia a la vista. (POR QUE HACER FJERCICIO? 145 ‘A Ruth Hagy Brod le habia dicho su oftalmélogo que tenfa un comienzo de ca- taratas en el ojo izquierdo. Después de practicar los ejercicios Cayce para cabeza y cuello, y el expresamente indicado por Reilly para el ojo, volvié a visitar al es- pecialista. El hombre le confes6 su sorpresa: la catarata no s6lo no habia aumen- tado, sino que se habfa disuelto en parte, Més atin: ni siquiera necesité una mayor correccién en los cristales de sus gafas. La sefiora H. H., un ama de casa de Nueva Jersey, habia estado acudiendo re- gularmente a mi consultorio para que la ayudara a remediar una deformacién de cadera. Cierto dia se quejé de dificultades respiratorias, y el examen médico con- firmé el hecho de que se le estaba formando un enfisema. Cuando le di unos glo- os para que los hinchara y le recomendé que se los Ilevara a casa y siguiera hin- chéndolos varias veces al dfa, pensé que bromeaba, Pero, en realidad, éste es un ejercicio muy eficaz para el asma, el enfisema y otros trastornos de los pulmones y de los mecanismos respiratorios. Ademds, ensefié a su hija la manera de admi- nistrarle un masaje «en ventosa», que es muy eficaz para eliminar la congestién del pecho y la espalda. (Este tipo de masaje, tan uitil para los resfriados de pecho, se describe en el Capitulo 8.) {QUE EJERCICIOS CONCRETOS? Un entrevistador de television me pregunté en cierta ocasion: ~{Cuéles son los mejores ejercicios? Mi respuesta fue: Los que uno hace. De tiempo en tiempo, en el transcurso de mis sesenta afios de experiencia, he visto aparecer y desaparecer muchas modas en esto de los ejercicios: «los doce mejores», «los siete mds serios», «los de las fuerzas canadienses»..., isométricos, isot6nicos, aerobic, jogging, el salto de la comba, el yoga... No tengo nada con- tra ninguno de ellos. Todos son buenos con tal de practicarlos regular y correcta- mente, con la debida preparacién y después de que un buen examen médico haya fijado los pardmetros de sus limitaciones personales. Y lo segundo en orden de importancia es realizarlos a diario. No hay fiestas ni vacaciones para el ejercicio. Para ser exactos, si que tengo algunas reservas acerca de los ejercicios isomé- tricos, que oponen un misculo contra otro o contra algtin objeto inamovible; y me alegra ver que no soy el tinico en tenerlas: hay otros que no los ven bien, como el doctor Charles B. Mullins, de la Southwestern Medical School de la universidad de Texas, en Dallas, quien afirmaba: «Los ejercicios isométricos no ayudan a su sistema cardiovascular. Ese tipo de ejercicio aumenta la presién de la sangre, y podrfan ser peligrosos para las personas con problemas cardiacos. El coraz6n esté preparado para bombear un volumen de sangre. Con los ejercicios isométricos, no se consigue que bombee un volumen mucho més grande, sino que trabaje a mayor presién». En cambio, con Jos ejercicios normales el corazén bombea mucha més sangre con sélo un ligero aumento de la presion. 146 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES En sus lecturas, Edgar Cayce insistfa una y otra vez en la importancia de hacer todas las cosas consistentemente y con regularidad, en especial el ejercicio. «Cuando se ha empezado algo y luego se deja, se torna carencia..., jalgo que se deberia haber mantenido!» (457-12) A una mujer de treinta y tres afios le escribid: «Pasear es el mejor ejercicio, pero no lo haga espasmédicamente. Fije un tiempo para ello, y hagalo, tanto si hace sol como si llueve». (1968-9) De hecho, Cayce recomend6 dar paseos en 280 de los 1.469 casos en los que el ejercicio formaba parte del conjunto de la terapia. En el caso (1530-2), relativo a una mujer de cincuenta afios de edad cuyas do- lencias inclufan artritis, mala circulaci6n, hipotensi6n arterial, neuritis, reumatismo y toxemia, indic6: «Conviene que ese cuerpo haga cada dia cierta cantidad de ejer- cicio, a ser posible al aire libre. Pasear es el mejor ejercicio, aunque es AL AIRE LIBRE cuando resulta mas eficaz». Y cuando un hombre que sufria una tensién nerviosa, que le habia provocado muchas complicaciones fisicas, le pregunté: «,Cudl es el mejor ejercicio?», la res- puesta de Cayce fue: «Cualquiera de cardcter general, pero -como se ha indicado— que se le dé al cuerpo en cantidad suficiente para lograr un equilibrio més com- pensado del sistema. Lo mejor es pasear 0 remar>. (277-1) Cayce recomends también con frecuencia nadar, ir en bicicleta, montar a ca- ballo, el tenis, el badminton y cualquier otro deporte que pudiera practicarse al aire libre. «La persona deberia aplicarse a todas aquellas actividades que han de hacer- se al aire libre, porque ésta es la mejor forma de conservarse joven: mantenerse en contacto con la naturaleza, en contacto con todas las actividades, en cualquier tipo de ejercicio, que... infunden aliento en la propia alma, como una puesta de sol © un amanecer. Y sentir eso es a veces... jtan hermoso como una puesta de sol!» (3374-1) En el caso de un paciente (2533-6) aquejado de hipertensi6n, que le pidié al profeta durmiente que le «indicara un método sencillo para reducir la presién de este cuerpo a un valor normal», la respuesta fue: «El método mas sencillo es evi- tar las grasas, y esto lo mantendrd a niveles préximos a la normalidad. »Pasee al aire libre por las mafianas. Esto proporciona una mejor actividad del oxigeno y del ozono para mantener el equilibrio en el flujo sanguineo que recorre los pulmones, el coraz6n, el higado, los rifiones. Estas son las fuentes cuya presion © represi6n causan trastornos.» Muchos médicos eminentes comparten el entusiasmo de Edgar Cayce por el paseo, y entre ellos el destacado cardiélogo doctor Paul Dudley White, a quien co- rresponde esta cita: «Un vigoroso paseo diario de ocho kilémetros hace mas bien que toda la medicina y la psicologia del mundo». Y el American Medical Association's Committee on Exercise and Physical Fit- 4, William FitzGibbon, «Striding: The Most Natural Exercise of All». Reader's Digest (enero 1972), p. 152. POR QUE HACER EJERCICIO? 147 ness afirma: «Pasear a buen ritmo, no meramente caminar, es la més sencilla y también una de las mejores formas de hacer ejercicio». Por supuesto que no estamos refiriéndonos aqui al mero callejear mirando escaparates... Para que el paseo sea realmente beneficioso, hay que darlo a con- ciencia. Se puede caminar de muchas maneras, pero yo recomiendo el paso vivo, que puede hacerse con zancadas cortas, medianas o largas. Y le sugeriria que por lo menos el dltimo medio kilémetro de su paseo lo cubriera con la mayor rapidez po- sible, con largas zancadas, para acabar sudando. Los beneficios derivados de este caminar vigoroso y estas zancadas se tradu- cen en un excelente ejercicio para el coraz6n, un aumento de la absorcién de oxi- geno y una mejora de la circulacién de la sangre. La empresa Bristol-Myers incluyé en su campaiia de publicidad el siguiente mensaje acerca de las virtudes del paseo: «El cuerpo tiene unos 100.000 kilémetros de vasos sanguineos..., capilares en su mayorfa. Estos conductos diminutos hacen llegar oxigeno a los mtisculos. $élo unos pocos de ellos estan abiertos cuando el mtisculo se encuentra inactivo, pero se multiplican por 50 cuando el misculo trabaja. Otro factor positivo se da en el re- torno de la sangre al corazén. Los misculos del cuerpo intervienen en esta funcién con un efecto de bombeo suplementario. Cuando un misculo est trabajando ac- tivamente, apricta los capilares y expulsa la sangre que Hevan haciéndola circular de vuelta al corazén. »Asi que, la préxima vez que tenga que hacer un recado cerca, no se meta en el coche... Vaya dando un paseo a buen ritmo.» Me han preguntado a menudo mi opinién acerca de las ventajas del jogging. Si se practica con cuidado, y en especial después de haber recibido la aprobacién del médico tras un chequeo cardiovascular, el jogging puede ser ciertamente un ejer- cicio muy beneficioso. Sin embargo, podrfa ser también perjudicial y ha dado lu- gar a un buen ntimero de accidentes fatales por entregarse a él sin la debida pre- paraci6n. Yo dirfa que la mejor preparaci6n para el jogging serfa dar previamente una serie de paseos, aumentando gradualmente la distancia recorrida y la veloci- dad. Para el principiante, tras haber dedicado unas cuantas semanas a esos paseos previos cada vez més largos y répidos, una de las mejores formas de empezar con el jogging seria dar primero unos trescientos pasos caminando normalmente, co- rrer luego con pasos cortos otros cien mas, volver a caminar otros trescientos y, de nuevo, cien pasos corriendo. Podria cubrir as{ unos ochocientos metros, aproxi- madamente: un total de unos mil seiscientos pasos. Después, a partir de la segunda semana, si lo practica usted en tres sesiones se- manales, podria acortar un centenar de pasos cada tramo andado, e incrementar en el mismo numero los de los tramos en carrera. Y, pasadas dos semanas més pro- cediendo de esta manera, volver a reducir a s6lo cien pasos los tramos andados, de forma que a las seis semanas estaria usted practicando algo menos de ochocientos metros de jogging. Para pasar a un recorrido més largo, pongamos de otros ochocientos metros —y 148 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. totalizar asf una milla—, le recomendaria repetir la misma formula: después de re- correr la primera mitad haciendo jogging, iniciar la segunda tal como se describié antes, alternando tramos de paseo y carrera y aumentando progresivamente estos Uiltimos. Si aborda esta preparaci6n gradual, no se veré limitado para alcanzar el maximo de su capacidad y podrd sacar el mayor beneficio de la practica; es tam- bién, con mucho, el método ms seguro. De esta forma se ejercita para aumentar su resistencia y vitalidad, no para agotar la poca que tenga: no dé rienda suelta a su ego. Con tiempo Iluvioso o inclemente, es posible la préctica del jogging en inte- riores, corriendo sin desplazamiento. Cuando lo haga, levante las rodillas todo lo que pueda y haga los movimientos de carrera subiendo y bajando las piernas a rit- mo de jogging, sin cubrir ninguna distancia. Ademas de los paseos y otros deportes de exteriores, Cayce recomendaba un programa regular de gimnasia, y con frecuencia prescribfa ejercicios especificos como tratamiento: Nos parece que estarfan muy indicados los ejercicios que repiten la accién de in- corporarse y saltar de la cama por las mafianas, porque éstos fortaleceran los pulmo- nes, procurarén mayor vitalidad al abastecimiento de sangre y, como si dijéramos, una nueva vida a las fuerzas musculares del cuerpo. Haga, pues, de cinco a diez minutos de ejercicios con brazos y piernas cuando se levante cada dia. (4462-1) En general instaba a hacer a primera hora ejercicios respiratorios y verticales, para asf Ilenar el cuerpo con todo el oxigeno posible, puesto que durante el suefio nuestra respiraciGn es muy superficial. Consideraba que los ejercicios con el cuerpo en posicién horizontal eran mas beneficiosos por la noche. Puesto que la mayorfa de las personas trabajan senta- das o de pie durante el dfa, los ejercicios horizontales tienden a normalizar la circu- laci6n y a eliminar la tensi6n de las arterias capilares y las venas de las extremi- dades inferiores. En a lectura 1773-1, encontramos el siguiente consejo de Cayce (véase Fig. 1): Por las mafianas, al levantarse, dedique dos minutos a este ejercicio..., en el que et cuerpo, de pie con los pies planos sobre el suelo, se eleva lentamente sobre las puntas de los dedos de los pies, al tiempo que los brazos se alzan por encima de la cabeza. Llé- velos luego hacia atrds todo cuanto le sea posible o cémodo, balanceandolos. Después, gradualmente, échelos hacia el frente ¢ incline el cuerpo hacia abajo. INSPIRE al le- vantar el cuerpo y ESPIRE cuando el cuerpo lleva las manos al frente, despacio. Hé- galo tres o cuatro veces cada mafiana... Es un ejercicio excelente para la postura y para ayudarle a mantener el equilibrio que lograré con las manipulaciones, combinéndolas con las fuerzas correctoras osteopiticas. Y en la lectura 2454-2 dice (véase Fig. 2): Luego, por la mafiana, antes de vestirse, ejercite la porcin superior del cuerpo; {balanceando] los brazos hacia arriba y hacia abajo, derechos arriba, derechos abajo; y {POR QUE HACER EJERCICIO? 149 luego realizando un movimiento de giro, como moviendo los brazos alrededor, para darse impulso... desde el diafragma hacia arriba..., desde la novena vértebra dorsal ha- cia arriba..., y con estos ejercicios se sacudiré de encima la pesadez y la tendencia a cansarse con facilidad. En la lectura 470-37 Cayce hace la siguiente observacién (véase las series de la Fig. 3 {Cada mafiana antes de vestirse] péngase de puntillas despacio y levante los bra- zos con soltura a la vez para [situarlos] inmediatamente encima de la cabeza, bien rectos hacia arriba, A la vez, incline la cabeza hacia atrés, todo lo que pueda. Al sa- lir suavemente de esta posiciGn, estamos contribuyendo a mejorar la circulacién a través de toda la regiGn del abdomen por el diafragma, los pulmones, la cabeza y el cuello. Apoye los talones en el suelo y baje la cabeza hacia adelante todo lo que pueda, apoydndola en el pecho. Levéntela luego e inelinela a la derecha, todo lo que pue- da. Y, tras levantarla otra vez, inclinela hacia la izquierda. Luego, en posici6n erguida y con las manos en las caderas, gire la cabeza con un movimiento de rotaci6n hacia la derecha, dos o tres veces. Péngase derecho... Asi remediaré todos los problemas que tenga en la boca, la cabeza y los ojos, y logrard mejorar la actividad de todo el cuerpo. Mi propio ejercicio respiratorio, una variante de los clasicos de Cayce, es como sigue (véase Figs. 4A y 4B): Péngase sobre las puntas de los pies, levantando al mismo tiempo los brazos por los lados y Iuego por encima de la cabeza, y aspiran- do por la nariz. En la espiracién, baje los brazos, apoye los talones, cruce los bra 20s y cifialos al cuerpo por la cintura al flexionar el cuerpo, forzando al aire a salir de los pulmones. Acabe con un jadeo o una voz —«;ja, ja!»— para vaciar bien de aire los pulmones antes de comenzar con la siguiente aspiraci6n. Cayce recomend6 también ocasionalmente respirar alternativamente por uno u otro agujero de la nariz..., un ejercicio tipico del yoga que se supone infunde mu- cha energfa. En la siguiente lectura, Cayce describe la forma de llevar a cabo este ejercicio: Por la mafiana, y especialmente al levantarse (no duerma hasta muy tarde) y antes de vestirse, para que las ropas que Ileve puestas sean holgadas y sélo las indispensa- bles, sitiese de pie ante una ventana abierta, respire profundamente, levantando gra- dualmente las manos por ENCIMA de la cabeza y luego, con un movimiento circular del cuerpo desde las caderas, inclindndose hacia adelante. ASPIRE (y por la nariz) al levantarse sobre las puntas de los pies..., con una inspiracién muy profunda; ESPIRE BRUSCAMENTE a través de la BOCA, no por las fosas nasales. Practique luego es- tos [¢jercicios] por espacio de 5 a 6 minutos. Y a medida que vaya haciéndolos, CIE- RRE gradualmente uno de los orificios de la nariz (emplee la mano para ello, si es ne- cesario..., pero si lo hace con la mano izquierda, alce entonces la mano derecha; y cuando cierre el orificio derecho con la mano derecha, alce entonces la mano izquier- da) MIENTRAS efectiia la ASPIRACION. (1523-2) 150 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. Los ejercicios vespertinos son, en su mayor parte, para practicarlos echado en el suelo. Cayce explica la raz6n de ello en la lectura 288, cuando dice: «Para ale- jar la sangre de la cabeza ejercitando la parte inferior del cuerpo, en dectibito pro- no, empleando el movimiento circular o el balanceo de las piernas». Otros ejercicios clasicos de Cayce son el andar del gato, el ejercicio de rodar, y el caminar con las nalgas apoyadas en el suelo: No cabe hacer unos ejercicios mejores que... los que imitan los movimientos del gato, que incluyen, naturalmente, ser capaces (mas 0 menos, claro) de despatarrarse, ser capaces de apoyar la cabeza en los pies, poner los pies detrds de la cabeza y practi- car todos los ejercicios de cabeza y cuello y todos aquellos movimientos que solemos lamar felinos 0 gatunos. Ni que decir tiene que, en el presente momento, con la pre- sente preparacién y con las condiciones que se dan, uno ha de comenzar suavemente, Pero sea tenaz mafiana y tarde, trabaje en ello, y no deje que se le convierta en rutina, sino en algo que practica deliberadamente. (681-2) Ponga mucho cuidado si intenta este ejercicio: E] ejercicio de rodar consiste en meter la cabeza entre las rodillas, hacerse un ovi- lo y pedirle a alguien que lo haga rodar dos 0 tres veces. (308-8) [...] reserve este ejercicio preferiblemente para los miembros inferiores [por la no- che}..., un movimiento como de quien esta sentado en el suelo y trata de recorrer un es- pacio avanzando las piernas una delante de la otra y dando asf 3 0 4 llamémoslos «pa- sos». (2454-2) Llegamos asia los ejercicios que se han hecho més populares: los ejercicios de rotacién de cabeza y cuello propuestos por Cayce. Estan recomendados tanto para la mafiana como para la noche y son especialmente valiosos para aliviar la tensién muscular de las personas ocupadas en trabajos de oficina, escribir a maquina, to- car el piano, y otras actividades que fuerzan la cabeza, el cuello, los ojos, los hom- bros y los brazos. En respuesta a un cliente que le preguntaba: «;Cémo puedo fortalecer mis ojos para eliminar la necesidad de emplear gafas para leer?», Cayce afirmé: «Prac- ticando ejercicios de cabeza y cuello al aire libre, mientras da un paseo de 20 0 30 minutos cada mafiana». (2533-6) (Véase la serie de la Fig. 3.) Cayce, de hecho, recomendé estos ejercicios a 250 personas que sufrfan de di- versas dolencias de la vista y el ofdo, y a 50 més que se quejaban de otras muy diversas. Y es que, ademas de mejorar la visién y la audicién, son excelentes es- timulantes del tiroides. El sugeria que fueran realizados por la majiana en posici6n erecta y por la tar- de o por la noche en posicién sedente. Yo prefiero que mis pacientes los inicien desde la posicién sedente, para que asf puedan apoyar bien sus hombros y espal- da en el respaldo de la silla, manteniendo asi la postura erguida, con la cabeza rec- tay centrada, y elevandose mentalmente al techo. POR QUE HACER EJERCICIO? 151 Cayce dice (véase las series de la Fig. 3): Cuando eliminemos las presiones de las fuerzas t6xicas, mejoraremos 1a visién. También sera muy util el ejercicio de cabeza y cuello. Hagalo con regularidad, no po- niéndolo en practica unas cuantas veces y abandonandolo luego algiin tiempo, sino cada majfiana y cada noche, regularmente, durante 6 meses, y observaremos un cambio muy notable. Siéntese bien erguido, incline la cabeza hacia delante tres veces, y luego otras tres veces hacia atrds, tres veces hacia el lado derecho, otras tres al izquierdo, y luego tra- ce un circulo con la cabeza tres veces en cada sentido. No se apresure y témese su tiem- po para hacerlo, Asi conseguiremos resultados. (3549-1) ‘Me gustaria sefialar que, mientras que la mayorfa de las personas encontraran que estos ejercicios en posicién horizontal antes de acostarse son muy relajantes y las inducen a un suefio profundo, hay excepcionalmente algunas que pudieran sentirse estimuladas por ellos. Si usted pertenece a esa minorfa, le sugiero que rea- lice estos ejercicios antes de cenar. Una ventaja adicional es que normalizan el ape- tito de las personas nerviosas que tienden a cenar en exceso 0 a hacerlo con dema- siadas prisas. E] ejercicio ha de hacerse despacio. Los ejercicios horizontales tienden a normalizar la circulaci6n y a eliminar la tensi6n de las arterias capilares y venas de las extremidades inferiores. En ocasio- nes el ejercicio duro tendré un efecto adormeciente, en el que la fatiga del cuerpo aliviara la ansiedad de la mente. Estos ejercicios, sin embargo, no deberian ser puestos en practica por quien tenga algtin problema cardiovascular del tipo que sea, a menos de hacerlos bajo la supervisién de una persona experta. Luego puede ser muy itil algtin ejercicio es- pecifico. Cayce lo expresaba de esta forma: Ejercicios para apartar de la cabeza el flujo de la sangre..., balancedndose, siguien- do luego un movimiento circular de la porcién inferior del cuerpo por las noches, y el movimiento circular de las manos y de la porcién superior del cuerpo por las maiia- nas... (288-11) Con estas palabras se referia a los ejercicios del tipo de circulos con la pierna y elevaciones de la pierna, que se describen en el Capitulo 7 entre los ejercicios en horizontal. Cuando alguien le pregunté a Cayce: «{Deberfa obligarme a hacer por la no- che el ejercicio de los miembros inferiores, aun cuando esté tan cansado y pesado que no pueda poner en él el menor dnimo?», su respuesta fue: «{La mejor manera de adquirir el nivel preciso de dnimo es hacer el ejercicio!». (288-38) Y su consejo para todos los que tienen ocupaciones sedentarias era: «Vigile que haya suficiente cantidad de ejercicios que empleen las dreas de las [regiones] sacra y lumbar: montar en bicicleta, pasear, montar a caballo, remar y otros por el estilo». (1968-6) 152 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Los ejercicios Cayce para hemorroides se han divulgado ampliamente en libros y por los pacientes que se han beneficiado de ellos. En el caso 2823, Cayce daba el siguiente consejo: Pero lo mejor para la dolencia especffica de las hemorroides es el ejercicio; si éste se practica con regularidad, desaparecerén... ;por s{ solas! Dos veces al dia, por la ma- fiana y por la noche —jy esto no significa que haya de llevar puesta mucha ropa!—, le- vantese sobre las puntas de los pies y alce al mismo tiempo los brazos; luego flexione el cuerpo hacia adelante, dejando que las manos desciendan al suelo. Haga esto tres ve- ces por la mafiana, y otras tres por la noche. Pero no se limite a hacerlo esas dos o tres veces y dejarlo luego, ni lo haga tres o cuatro veces por semana y abandone...: jhdgalo con regularidad! [Véase Fig. 1.] Este era el ejercicio que recomendaba para la noche, y es también especial mente eficaz para estimular la actividad glandular Luego, por la noche, justo antes de retirarse... [con el cuerpo dectibito prono, de cara al suelo y] con los pies apuntalados contra la pared, gire el torso en circulo des- cansando sobre las manos. Levante y baje el cuerpo, pero no meramente por las manos, sino mas bien desde el torso, y procurando que el movimiento circular sea més amplio ala altura de los érganos de Ia pelvis, para fortalecer las fuerzas musculares del abdo- men. No se fatigue en esta actividad: ejecute suavemente el movimiento circular dos 0 tres veces hacia la derecha y luego otras tantas a la izquierda. (1523-2) [Véase Figs. 5A y 5B. NOTA: Los principiantes pueden flexionar los brazos por los codos como se mues- ira en 5B.] A otro aquejado de lo mismo le recomendaba esta variacién, que parece ser una forma temprana de acupuntura norteamericana: Inclinando el cuerpo -por encima de una mesa o una silla, por ejemplo- y hacien- do presién sobre los nervios que rodean el ano, donde tendriamos los extremos del ile- on y el plexo escrotal, encontraré fécilmente alivio. (557-7) Luego, cada mafiana y cada noche... De pie, erguido, alce las manos por encima de la cabeza todo lo posible, poniéndose de puntillas, y flexione el cuerpo despacio hacia adelante hasta que las manos toquen o Heguen casi al suelo. Hagalo despacio, pero como minimo tres, cuatro, cinco, seis veces, muy despacio, estirandose bien hacia arri- ba, hacia delante y hacia abajo. (555-8) EI siguiente ejercicio fue recomendado para mejorar la asimilacién: El mejor cambio deberia venir de dentro para asimilar mejor lo que se come, lo cual podra mejorarse mas mediante ejercicios de extensién de los brazos por encima de la ca- beza; también podria hacerse balanceando una pértiga. Esto no quiere decir que haya de ponerse a correr 0 a saltar con una pértiga cada vez que se ponga a comer, pero haga es- tos ejercicios con regularidad, destinando un tiempo para ellos. Cada ver. que haga ejer- POR QUE HACER EJERCICIO? 153 cicio, haga estos ejercicios, porque estimulardn el flujo gdstrico y harén que la comida encuentre en qué flotar dentro (del estémago... (2072-14) Para los pies, Cayce proponia lo que sigue: P. {Qué puedo hacer para fortalecer los arcos plantares? R. El masaje con los aceites [especificos] sera beneficioso. También un ejercicio diario... irfa muy bien, por la mafiana, antes de ponerse los zapatos... y antes de darse el masaje con aceite, claro (pero no deje de hacer esto diariamente); en po- sicién de pie, con las plantas planas en el suelo, salte sobre las juntas, elevéndo- se suavemente y saltando. (3381-1) P-4, ¢Recomendarfa algiin ejercicio especial para los pies? R-4, Iria muy bien si hiciera este ejercicio por la noche y por la mafiana; por la noche antes de irse a dormir..., pero después del masaje como se indicé, entiéndame; y por la mafiana inmediatamente antes de ponerse las medias..., después de haber- se dado el masaje: Pongase de pie, bien erguido (sin nada en los pies, naturalmente), Luego ele- ve los brazos, suavemente, despacio, por encima de la cabeza..., hasta tenerlos di- rectamente encima de la cabeza, Después elévese poco a poco sobre las puntas de los pies. Luego, cuando el cuerpo se relaje y descienda, baje también las manos.. dejandolas extendidas por delante del cuerpo. A continuacién balancéese hacia atrés sobre los talones, con las manos extendidas lo suficiente para forzar o ejer- citar la bolsa del talén, esto es, las porciones del talén Y el arco plantar, entiénda- me, para ayudar a fortalecerlas. Haciendo esto, juntamente CON el masaje de las. porciones indicadas del tal6n y del arco, y especialmente sobre las zonas fronta- les del pie, lograremos ponerlas en el mejor estado posible. (1771-3) P-8. {Cudl es el mejor tratamiento a seguir para detener la progresiva destruccién es- tructural de mis pies? R-8. Levantindose sobre las puntas de los pies dos veces al dfa, por la maftana y por la nocke..., al levantarse y al irse a la cama. Por la maiiana, antes de ponerse las medias y los zapatos. Alce los brazos, balancedndose hacia atrés y hacia delante sobre el talén y las puntas. Gradualmente, al elevar el cuerpo, alce también los brazos cuanto pueda. Semejante ejercicio es muy beneficioso. (1620-3) Como ya he dicho en anteriores capitulos, a veces Cayce daba instrucciones muy detalladas cuando me enviaba un paciente, hombre o mujer, pero a menudo dejaba completamente a mi criterio tanto la planificacién de la terapia como la eje- cucién del programa. En cualquier caso, existia una sorprendente similitud entre Cayce y yo en nuestra filosofia del ejercicio ¢ incluso en los ejercicios concretos que aconsejé- bamos. Con los afios he modificado y adaptado muchas de sus ideas en los ejercicios y programas que yo dispuse para determinados clientes, tanto en el instituto de s lud, como en mi practica privada y en las clinicas de la ARE. Los encontrard re- lacionados en las pginas siguientes. 154 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES. Fue como si él estuviera leyendo mi pensamiento: tal vez fuera eso exacta- mente lo que hacia..., leer mi mente, asi como las mentes de todos los grandes ma- estros de la medicina de todos los tiempos. Podrd usted mismo advertir las semejanzas en los ejercicios del siguiente ca- pitulo con los que proponfa Cayce. De vez en cuando Iegé a sugerir en sus lectu- ras algo que ya existia entonces en el repertorio de Reilly. Por ejemplo, a una mujer de treinta y cinco afios (540-11), que al final de su lectura le pidié «algunos méto- dos, por favor, para reducir el abdomen», Cayce le dijo: «Ruede sobre un barril. jes lo mejor!». Hace muchos afios, uno de los ya desaparecidos diarios neoyorquinos repre- sent6 mis ejercicios con un balén medicinal, que puede ser un excelente consejo de belleza, e hice que una modelo demostrara el mismo principio del rodar... s6lo que sobre un balén medicinal o un cojfn, en vez de un barril. Antes de que entremos en materia acerca de los ejercicios generales para ad- quirir buena forma y tono muscular, me gustaria decir unas cuantas cosas a propé- sito del yoga. Cada vez me preguntan mis acerca de él, y es evidente que su popu- laridad ha crecido mucho en la cultura moderna. He tenido amplia experiencia en estudiar el efecto de los ejercicios de yoga gracias a mi prolongada asociacién durante muchos afios con la mundialmente fa- mosa profesora de yoga Blanche De Vries, que dirige una escuela privada en su magnifica finca junto al ro Hudson en Nyack, Nueva York. Con frecuencia Blanche me hacia evaluar a sus discipulos antes de que empe- zaran sus lecciones con ella, y yo he tratado a algunos con masajes y manipula- ciones para acelerar sus progresos. Por desgracia, no todos los maestros de yoga son tan cuidadosos con sus discfpulos. La sefiora De Vries y yo hemos lamentado a menudo la falta de calificacién de los maestros de yoga; y que, al ir poniéndose més y mas de moda, hayan aparecido en escena més y mds «expertos» surgidos de la nada, para hacer perder el tiempo, el dinero e incluso Ia salud a las personas in- teresadas en procurarse sus virtudes. Hombres y mujeres de mediana edad, entre los cuarenta y los sesenta y cinco afios, que jamés han practicado ningtin ejercicio fisico, pueden sentirse interesados por el yoga de pronto. Y pueden buscarse cualquier tipo de maestro, sin inquirir sobre su formacién ni sus credenciales, con lo que no es infrecuente que resulten de ello diferentes clases de discapacidades provocadas por querer avanzar dema- siado y hacerlo en un plazo demasiado corto. Lamentablemente estamos tratando cada vez més casos de hernia de hiato (una ruptura de los misculos del diafrag- ma) provocada por ejercicios tales como flexiones extremas hacia atrds ejecutadas incorrecta o prematuramente, antes de que los mtisculos estén suficientemente for- talecidos y estirados. Llegan también a nosotros muchos casos de tendones desgarrados o con un ti- r6n, especialmente en la regi6n inferior de la espalda, caderas, ingles, asi como le- siones musculares en el cuello y el hombro, resultado de una ensefianza torpe. Si desea practicar el yoga, asegdrese de contar con un maestro experto, con quien sea minimo el riesgo de sufrir tales percances. Algunos de los discipulos de Blanche {POR QUE HACER EJERCICIO? 155 De Vries tienen sesenta, setenta y aun ochenta afios, y han encontrado ejercicios de yoga sumamente beneficiosos para alcanzar y retener la flexibilidad de la ju- ventud hasta muy avanzada esa que algunos Ilaman ancianidad. Curiosamente, el saber de Cayce en lo tocante al yoga, igual que en muchos otros temas, se adelanté a su época, y su opinién sigue siendo hoy tan relevante como lo fue cuando la dio. A un hombre de cuarenta y cuatro afios que habia esta- do experimentando con ejercicios de yoga y sufria ciertos trastornos fisicos y men- tales, Cayce le advirtié: Estos ejercicios son excelentes, pero es menester que se haga una preparacién es- pecial..., 0 que el cuerpo tenga una comprensién perfecta de lo que sucede cuando esos ejercicios se practican, Porque la RESPIRACION es la base de la actividad del organismo vivo. Y asf es- tos ejercicios pueden ser beneficiosos o dafiinos en sus efectos sobre un cuerpo. De ahi la necesidad de tener un conocimiento de cémo, cuando y de qué manera pueden ser usados, (2475-1) Sé que muchos de ustedes tendrén que superar un rechazo inicial de la idea del ejercicio, un rechazo que pronto desaparecerd cuando se sientan «revivir» en cuer- Po, mente y espiritu a medida que el movimiento impulse por sus venas torrentes de sangre y de energia. Puedo garantizarles que el tiempo que empleen en mante- ner su salud va a resultarles mucho més grato que el que malgasten en la enferme- dad, debatiéndose para reparar los estragos del abandono y para recuperar la salud que perdieron. CAPITULO7 Buena linea y salud: Ejercicios para todo el cuerpo «La gimnasia es maravillosa y necesaria, pero pocos 0 casi nadie hacen la su- ficiente, de una forma sistematica. Usen el sentido comin, usen la prudencia.» (283-1) Edgar Cayce Muchos de nosotros empezamos un programa de puesta a punto fisica a base de comprar toda una variedad de aparatos caros, lo cual resulta altamente benefi- cioso para los vendedores, pero no para nuestro presupuesto. Y muy a menudo, una vez que ha pasado el primer momento de novedad, el tinico ejercicio que nos fa- cilitan estos artilugios es el de arrastrarnos debajo de la cama 0 estirarnos hasta el trastero en donde los hemos guardado, para desempolvarlos. Si realmente quiere usted tener buen tipo y mantenerse en forma, puede mon- tarse un instituto de salud Cayce-Reilly casero con s6lo una toalla de bafio, una to- alla de playa a rayas y determinacién. Los ejercicios de toalla de este capitulo le facilitarén un entrenamiento diversificado con la minima inversin en tiempo y dinero. Si los practica cada majfiana, los seis ejercicios de toalla verticales lo man- tendrdn 4gil, mejorardn el tono muscular de todo su cuerpo, estimulardn su circu- laci6n y le darén mas dnimos y energia para afrontar las tensiones cotidianas. Tam- bién pueden practicarse antes de cenar para aliviar el cansancio. Los ejercicios de toalla incorporan muchos de los movimientos recomendados en los ejercicios generales de Cayce, combinados con la interpretacin de Reilly y los principios basicos. Algunos de los ejercicios de toalla combinan de dos a seis © siete de los movimientos corporales sugeridos en las lecturas Cayce. Usando una toalla hemos intentado que los ejercicios sean faciles de seguir y a la vez exi- gentes. Ciertamente hacen trabajar la mayoria de las principales articulaciones del cuerpo, y también muchas de las articulaciones menores. PREPARACION 1. Consulte con su médico, preferiblemente con alguno que entienda de gim- nasia, antes de emprender ninguna forma de entrenamiento o de programa de ac- tividades. El podré diagnosticar sus problemas fisicos personales (como por ejem- plo la existencia de hernias), establecer su condicién cardiovascular, etc., y es el mis cualificado para establecer los pardmetros de sus aptitudes individuales. 2. Prepare su equipo: a, Necesitaré una toalla de bafio de 1 m que deberd doblar a lo largo hasta obtener una tira de 10 a 15 cm de ancho, y luego por la mitad para que haga 50 cm de largo. b, Ponga en el suelo una toalla de playa a rayas. Tiéndase sobre ella con el cuerpo en linea recta desde la cabeza a los pies. Estos deberan estar separados unos 10 cm. Haga que alguien se lo compruebe. Pidale a su marido o mujer o a un amigo que sefia- BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 159 Ie el contorno de sus pies y luego cdsase en la toalla dos trozos de esponja, fieltro o al- gin otro material que pueda notar al tacto. Asi podré asegurarse de mantener la posi- ci6n correcta durante los ejercicios horizontales. NOTA: Con frecuencia, incluso los estudiantes aventajados empeoran su con- dicion por hacer los ejercicios de forma incorrecta debido a una mala posicién, con lo que aumentan sus problemas posturales en vez de corregirlos. En ausencia de un monitor, las rayas de la toalla y las guias de esponja o fieltro le ayudarén a controlar su propia posicién para garantizar que sea la correcta. 3. Puede llevar ropa de gimnasia, traje de bafio o cualquier otra indumentaria que sea cémoda y le proporcione libertad de movimientos. 4. Mentalicese para concentrarse y poner toda su atencién en el ejercicio que estd a punto de empezar. Los ejercicios realizados distraidamente, con la cabeza lena de los problemas diarios, pasados o futuros, no beneficiarén nia su mente ni a su cuerpo. Visualicese a usted mismo alto, Agil y flexible, y elabore un retrato mental del resultado que quiere lograr. Esto le ayudard a ejercitar su sistema mus- cular involuntario a la par que el voluntario. (Dicho sea de paso, es asf como he en- sefiado a paraliticos ¢ incluso a parapléjicos a regenerar algtin movimiento de su cuerpo, tema éste que discutiré més detalladamente en un capitulo posterior.) Cuando yo superviso los ejercicios, vario el orden de sucesi6n y voy alternan- do cada vez el pie sefialado, para evitar que el paciente se distraiga. A usted puede también ayudarle a mantenerse alerta y concentrado. Si hace los ejercicios con un compafiero, héblense y vayan anunciando alternativamente el orden establecido. 5. Si le gusta hacer gimnasia con musica, vigile que el tiempo de la misma sea distinto de su ritmo natural. Esto es especialmente importante si lo que quiere es re- ducir peso. Una vez en el instituto vino un instructor a quejarseme de que no podia reducir el peso de una clienta por mucho que la hiciera trabajar en el gimnasio; no se cansaba, sino que acababa agotando a su instructor. La observé mientras hacia los ejercicios y me di cuenta de que no le costaba esfuerzo. Me explicé que estaba acostumbrada a hacer la limpieza en una casa bastante grande y a subir y bajar es- caleras, de manera que habfa desarrollado un cierto ritmo en sus movimientos. En el gimnasio trabajaba con ese mismo ritmo natural, y por tanto no habia suficien- te diferencia con la energia que gastaba habitualmente. Conseguimos solucionar el problema haciéndole practicar primero un ejercicio rapido y luego uno lento para al- terar su ritmo natural. Entonces empez6 a perder peso. Por contra, si est usted realizando un trabajo fisico duro y no tiene exceso de peso, el ritmo le proporciona una economia de movimientos. Pero, para obtener los. méximos resultados con los ejercicios, seria deseable que alguien lo controlase y le hiciese variar su ritmo natural. De todos modos, nunca rompa 0 cambie el ritmo demasiado de prisa, ya que podria tener una contraccién muscular. 160 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 161 Fig. 4A Fig. 4B 162 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. INSTRUCCIONES GENERALES 1. Cuando empieze el programa, haga cada ejercicio seis veces; luego aumen- te dos mas cada semana, hasta llegar a las doce veces. Después de un tiempo pue- de seguir incrementando en dos mas por semana hasta un total de dieciocho. 2. Respiraci6n: Inhale en los estiramientos, exhale en los movimientos hacia adelante o laterales. (No exhale durante las flexiones de espalda.) 3. Mantenga los pies paralelos y separados entre 30 y 50 cm. En todos los ejer- cicios verticales las rodillas deben estar ligeramente dobladas. (Las flexiones he- chas con las rodillas completamente rectas pueden dajiar la espalda.) 4. Practique despacio, de forma gradual y sintiéndose a gusto. No se canse en exceso. 5. Compruebe siempre su postura antes de empezar un ejercicio. Pongase de espaldas a la pared, con los talones a unos 5 cm de ella, las pantorrillas tan cerca como sea posible, y los hombros y la cabeza apoyados, Meta el estémago y aprie- te la espalda contra la pared. Levante los brazos lentamente y manténgalos en ver- tical mientras cuenta hasta diez. Bajelos poco a poco y aléjese de la pared inten- tando mantener la posicién (Figs. 6A, 6B, 6C y 6D). VERTICALES DE TOALLA DE REILLY Estos ejercicios incorporan la mayoria de los movimientos recomendados por Cayce para las verticales de la mafiana: T1 Patada vertical De pie, con los talones separados unos 30 cm, los pies paralelos, los brazos rectos por encima de la cabeza y con las manos tomando la toalla firmemente por los extremos. Manteniendo rectos los brazos y las piernas, levante el pie derecho hasta cer- ca de la altura del hombro mientras baja la toalla para tocarlo. Vuelva a la posicién inicial y repita con el otro pie. No dé pasos adelante o atras (véase Fig. 7). T2 El péndulo Con las manos tomando la toalla sin doblar por la mitad, por encima de la ca- beza y tan alta como sea posible. Sin girar el tronco, doble el cuerpo hacia la iz- quierda, manteniendo la tensién sobre la toalla, con la cabeza y el cuello paralelos alos brazos. Luego vuelva a la posicién vertical y déblese hacia la derecha, en un movimiento pendular (véase Fig. 8). T3 El lefiador Con Ia toalla por encima de la cabeza, como antes, Los pies deben estar para- lelos, separados de 30 a 50 cm. Sin mover los pies, gire el tronco hacia la derecha, manteniendo la tensién sobre la toalla, d6blese hacia adelante y a la vez lleve la mano izquierda entre las piernas, tan abajo como pueda, como si estuviera cortando ma- BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 163 , a Fig. 6A Fig. 6B Fig. 6C Fig. 6D (bien) (mal) Fig.7 164 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Fig. 8 Fig. 9 Fig. 1] BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 165 dera, Vuelva a la primera posicién y repita con la mano derecha. El peso debe caer sobre las puntas de los pies (véase Fig. 9). T4 Flexién de las rodillas Con los pies separados unos 30 cm. Doble las rodillas hasta ponerse en cucli- Ilas. Mantenga el equilibrio sosteniendo la toalla doblada con los brazos extendi- dos a la altura del hombro. Vuelva a la posicién de pie y repita. Inténtelo primero con las rodillas paralelas flexionando de frente y luego con las rodillas separadas flexionando hacia afuera (véase Fig. 10). TS5 Rotacién del tronco Sostenga la toalla doblada por encima de la cabeza. Gire el tronco rapidamente hacia la derecha, doble la cintura y Ileve el centro de la toalla hacia la parte pos- terior del talén derecho. Debe tener la rodilla derecha ligeramente doblada y la iz- quierda recta. Mantenga la tensién sobre la toalla. Vuelva a la posicién. Girese ré- pidamente hacia la izquierda y repita sobre este lado, con la rodilla izquierda lige- ramente doblada y la derecha recta. Vaya alternando (véase Fig. 11). T6 Flexién-rotacién total Empiece con los brazos extendidos por encima de la cabeza, tomando la toalla sin doblar. Inclinese hacia adelante hasta que las manos estén a unos 30 cm del suelo, Manteniendo la tensién sobre la toalla, lleve la mano izquierda hacia la par- te extema de la pierna izquierda, al tiempo que levanta la mano derecha por enci- ma de la cabeza (la toalla debe cruzar por delante de su cara), y luego la pasa por el lado izquierdo de la cara hacia atras. Mientras la mano derecha pasa por detras de los hombros y hacia la derecha, la izquierda se eleva, rodea la cabeza por de- trés de izquierda a derecha y luego sale hacia adelante para volver a la posicién inicial. Deje que los hombros sigan el movimiento. Haga el ejercicio seis veces y Iuego invierta (véase Figs. 12A-B, 12C y 12D). EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO Para ejercicios de cuero cabelludo y cara, consulte los capitulos 13 y 14, sobre belleza. OJOS Todos los ejercicios de ojos pueden realizarse a cualquier hora del dia. Son muy adecuados para relajar los ojos durante el trabajo. Circulos con los ojos Siéntese erguido y con la vista al frente. Levante el brazo derecho en lateral hasta la altura del hombro. Manteniendo el brazo recto y extendido, describa un circulo hacia arriba y luego hacia la izquierda, moviendo el dedo indice a medida que dibuja la curva. Siga el movimiento del dedo con los dos ojos, haciéndolos gi- 166 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES rar en las érbitas desde el extremo derecho hasta arriba, Iuego hasta el extremo iz~ quierdo y hacia abajo, Mantenga un segundo cada posicién. Repita seis veces (luego puede ir aumentando hasta diez o doce) y luego empiece con el brazo iz- quierdo, girando en el sentido puesto. No mueva la cabeza durante el ejercicio; si es necesario, agudntesela con la mano libre (véase Fig. 13). Enfoque Siéntese erguido, Extienda el brazo derecho hacia adelante, tan lejos como pue- da, Mantenga el dedo indice extendido y levantado. Llevese el dedo hacia la pun- ta de la nariz, siguiendo su movimiento con los ojos hasta que se le pongan bizcos cuando el dedo toca la nariz. Asegtirese de no mover la cabeza. Vuelva el brazo a Ja posicién inicial, siguiendo el movimiento con los ojos. Empiece repitiendo seis veces y vaya incrementando hasta llegar a diez o doce veces al dia. Palmeo Cierre los ojos, apriételos con fuerza y cuente hasta ocho, reldjelos durante otros ocho tiempos; repita tres veces. Luego dbralos lentamente todo lo que pueda y man- téngalos asi mientras cuenta hasta ocho, reldjelos y repita tres veces. Cierre los ojos. Ciibraselos con las palmas de las manos huecas, sin tocarlos. Descanse los ojos vi- sualizando la oscuridad. (Use también los ejercicios de cabeza y cuello de Cayce.) VERTICALES PARA LA MANANA La siguiente serie V4.a V1I es excelente para corregir malas posturas, hombros cafdos, cifosis (jorobas), flojedad en los brazos, y para elevar y afirmar el busto. HOMBROS, BRAZOS Y BUSTO. V4A Encogimiento de hombros ‘Un buen ejercicio de hombros consiste en subirlos y bajarlos, como si nos en- cogiéramos de hombros. V4B Circulos con los hombros Un segundo ejercicio consiste en adelantar los hombros y girarlos hacia ade- ante de tres a seis veces; luego girarlos hacia atrés de tres a seis veces. V5 Circulos con los brazos Levante los brazos lateralmente con las palmas hacia arriba y los pulgares ha- cia atras, Hagalos girar en pequefios circulos de seis a doce veces, primero hacia adelante y luego hacia atrés. Resulta excelente para los hombros, la parte superior de los brazos, los musculos del torax y el busto (véase Fig. 14). V6 Apretar y estirar Este ejercicio es itil para ambos sexos: afirma el busto en las mujeres y desa- rrolla los miisculos pectorales en los hombres. Lleve los brazos hacia adelante BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 167 Fig. 12A-B Fig. 12C Fig. 12D Fig. 14 168 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Fig. ISB Fig. 16A Fig. 16B BUENA L{NEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 169 unos 20 a 25 cm por debajo de los hombros, junte las manos entrelazéndolas y apriete una contra otra contando hasta diez; luego estire y mantenga contando has- ta diez (véase Figs. 15A y 15B). V7A El marco Céjase los codos con las manos y levante asf los brazos por encima de la ca- beza, tan arriba como pueda. Manténgalos en alto mientras cuenta hasta diez (véa- se Figs. 16A y 16B). V7B Segundo movimiento Haga lo mismo que antes, levante los brazos y entonces mueva los codos a un lado y a otro. Al hacerlo, no mueva la cintura. Este ejercicio va muy bien para la parte superior de los brazos, el trax, los senos y la espalda. NOTA: En el capitulo 13, sobre belleza, encontrard otros ejercicios para afir- mar y desarrollar el busto. BRAZOS, HOMBROS Y PARTE SUPERIOR DE LA ESPALDA Los que vienen a continuacién son buenos para los hombros, la parte superior de la espalda y los brazos. Estén contraindicados en casos de neuritis, bursitis 0 hernia de hiato. Para fortalecer los brazos existen muchos ejercicios diversos que pueden hacerse con pesas, segiin la persona y el grado de musculatura o tonifica- cién que quiera lograr. V8 El «Aleluya» Para reducir fa grasa de la parte superior de los brazos, levantelos por encima de la cabeza todo lo que pueda agitando las manos (véase Fig. 17). V9 El truco de la cuerda india Tire al aire una cuerda imaginaria y escale poniendo una mano sobre la otra hasta llegar lo mas arriba posible. Descienda también escalando. Va bien para adel- gazar y afirmar los brazos, afinar la cintura y mejorar la postura (véase Fig. 18). V10 El molino de viento Con los brazos extendidos a los lados, hdgalos girar con impulso usando el cuer- po como contrapeso, primero de atrds hacia adelante y luego en sentido inverso, tepitiendo cada movimiento de seis a doce veces. Hagalo con cada brazo por se- parado y cuando se encuentre bien pruebe con pesas en las manos, empezando con una de kilo y aumentando hasta 3 kg para las mujeres y 5 kg para los hombres. V11 Estiramiento vertical Péngase de espaldas a la pared, con un lépiz corto en la mano derecha. Estfrese todo lo que pueda, poniéndose de puntillas, y haga una pequefia marca en la pared. Repita con la mano izquierda. Practique cada dia y al cabo de un mes ver como las 170 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. marcas han ido subiendo entre I y 5 cm. Este ejercicio es excelente para elevar la caja tordcica y afinar la cintura. Incluso puede aumentar su estatura (véase Fig. 20). HORIZONTALES PARA LA TARDE Tiéndase boca arriba en el suelo, preferiblemente sobre una manta o colcho- neta cubierta con la toalla a rayas con las marcas para los pies. Debe estar sobre una superficie dura. (No lo intente en la cama, aunque duerma con tabla.) ABDOMINALES Estos ejercicios repercuten sobre el abdomen en general y ayudan a reducirlo; estimulan el higado, la vesicula biliar, el bazo y todas las glindulas y 6rganos de Ia region abdominal. También tensan los msculos, controlan la formacién de di- verticulos en el colon largo y corrigen el estrefiimiento. H12A y H12B corrigen la lordosis (arco de espalda excesivo): H12A Contracci6n pélvica Tiéndase en el suelo, apriete con todo el cuerpo de manera que la parte baja de la espalda queda plana contra el suelo. (Controle que no quede espacio para me- ter la mano entre la espalda y el suelo.) Entonces empuje hacia abajo y estire la parte inferior de Ia espalda. La fuerza de esta presi6n suele hacer elevar ligera- mente las rodillas, eleva y hace contraer la pelvis. Mantenga la posicién mientras cuenta hasta tres y a medida que va trabajando aumente hasta seis (véase Fig. 21A). H12B El segundo movimiento de este ejercicio es, después de ponerse plano en el suelo, levantar las rodillas hasta unos 15 cm. Mantenga la espalda plana y respire con normalidad, Luego baje las rodillas despacio sin levantar la espalda. Es muy recomendable para corregir la lordosis y para aplanar la parte baja del abdomen, ya que hace trabajar unos misculos que no suelen ejercitarse muy a menudo (véa- se Fig. 21B). H13A Beso de codo y rodilla Tiéndase de espaldas, sujetandose la cabeza con las manos entrelazadas. Sin soltar las manos, eleve a la vez la rodilla izquierda y el codo derecho, levantando el cuerpo para que la rodilla y el codo se toquen; hgalo exhalando por la boca y a nariz. Entonces cierre la boca y mantenga la postura durante tres a seis segun- dos. Luego reldjese y vuelva a la posici6n inicial. Repita con la rodilla derecha y el codo izquierdo. Empiece practicando el ejercicio completo seis veces y vaya aumentando dos més cada semana hasta las doce a dieciséis. Debe hacerlo lenta- mente. Mire de no trabajar més con un lado del cuerpo que con el otro, podria acen- tuar una escoliosis lateral (una curvatura lateral de la parte inferior de la espalda). Compruebe que el codo y Ia rodilla se tocan en la misma posicién en ambos lados. BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO. 171 Fig. 18 Fig. 19 Fig. 20 Fig. 21A Qe EES Fig. 21B 172 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Si esto le cuesta, trabaje mas con el lado més corto, Este es un buen ejercicio co- rrector de la escoliosis lateral (véase Fig. 22). H13B Doble beso de codos y rodillas Consiste en elevar simulténeamente las dos rodillas y los dos codos. Exhale, cie- tre la boca y aguante de tres a seis segundos. Para empezar, repita cuatro veces, y afiada una por semana hasta unas doce (véase Fig. 23). H14A Torsi6n sobre una pierna Echese en el suelo con las manos a lo largo del cuerpo. Levante la rodilla iz- quierda hasta que forme un éngulo recto con el cuerpo. Procurando mantener los hombros pegados al suelo, gire la cintura y Heve la rodilla sin abrirla hacia el lado derecho del cuerpo. Mantenga la posici6n unos tres segundos, vuelva a la inicial y repita con la otra pierna. Si tiene espacio, es preferible poner los brazos en cruz, con las palmas hacia abajo. Practique el ejercicio completo seis veces, y afiada dos cada semana hasta las doce o dieciseis. Vaya aumentando gradualmente la tensién hasta que pueda tocar el suelo con la rodilla (véase Fig. 24). H14B Torsion sobre las dos piernas Levante las dos rodillas hasta que formen angulo recto con el cuerpo. Llévelas hacia el lado derecho girando la cintura, con los hombros pegados al suelo. Vuel- va al centro y baje las rodillas. Repita hacia el lado izquierdo. Practique cuatro ve- ces y vaya aumentando una a la semana hasta las doce (véase Fig. 25) H14C Una variante del ejercicio consiste en hacerlo con toda la pierna levantada, sin doblar la rodilla: la pierna izquierda hacia el lado derecho y la derecha hacia el lado izquierdo y luego las dos piernas juntas. Afina la cintura y es un buen corrector para la parte superior de la espalda (véase Fig. 26). H15 Recostarse Sentado en el suelo, con las piernas estiradas y las manos apoyadas sobre los muslos. Incline la cabeza hacia adelante, con la barbilla pegada al pecho; es muy importante que la mantenga asi durante todo el ejercicio. Inclinese hacia atras unos 45 grados. Cuente hasta tres 0 seis manteniendo la posicién y vuelva a su- bir, siempre con la barbilla sobre el pecho. Si se deja caer la cabeza, el vientre tiende a sobresalir, mientras que si se mantiene hacia adelante se obliga al vien- tre a conservar una linea céncava. Este ejercicio es excelente para aplanar el vientre, ya que tensa los mtisculos de la parte inferior del abdomen. También ayuda a eliminar las presiones sobre la zona pélvica, algo especialmente impor- tante para las mujeres. Mejora la circulacién y estimula los 6rganos, gléndulas e intestinos. Facilita la elevacién de los 6rganos caidos hasta su posicidn correcta (véase Fig. 27). NOTA: El popular ejercicio de recostarse puede ser arriesgado si se tiene la es- BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 173 palda delicada; deberian practicarlo s6lo gimnastas con experiencia o bien bajo supervisién. CADERAS Y PIERNAS H16A Circulos de punta y talén Tendido con a espalda plana, estire el pie izquierdo y describa con la punta un circulo en sentido antihorario. Descanse. Encoja el pie y describa el circulo con el talén, Repita con el pie derecho en sentido horario. Alterne seis veces para empe- zar y vaya aumentando dos més cada semana hasta llegar a doce 0 dieciséis (véa- se Figs. 28 y 29). NOTA: Los cfrculos con las piernas ensanchan el érea pélvica y mejoran la cir- culaci6n; las elevaciones de piernas favorecen la circulacién arterial y venosa de piernas y pies. Mantenga toda la espalda pegada al suelo. H16B Lo mismo que el anterior, pero describiendo ahora un cfrculo lo mas abierto posible (véase Fig. 30). H16C Describa los cfrculos en sentidos opuestos con las dos piernas a la vez, prime- ro con las puntas y luego con los talones. Este ejercicio afirma, tonifica y modela las piernas, aplana y tonifica el vientre (véase Fig. 31). H17A Elevacion de una pierna Levante la pierna izquierda, estire el pie y extienda toda la pierna, lo mas recta posible. Bajela y descanse, Encoja el pie y levante la pierna apuntando con el talén. Repita con la pierna derecha. Practique a un ritmo moderado, no demasiado rapido (véase Figs. 32 y 33). H17B Elevacién de las dos piernas Levante las dos piemnas a un tiempo. Controle que su espalda se mantenga bien plana sobre el suelo (véase nota del ejercicio H18). H18 Doble circulo con las piernas Ponga las manos bajo las nalgas, mantenga las rodillas rectas, levante las pier- nas y describa con ellas un circulo en sentido horario. Descanse. Repita en sentido antihorario, Puede hacerlo tres veces en cada sentido o alternando. Vaya aumen- tando hasta seis 0 doce veces. Lo importante a controlar en este ejercicio es que la parte baja de la espalda re- pose plana sobre el suelo; si se eleva, de manera que pueda pasar la mano por en- tre la espalda y el suelo, el ejercicio no sirve a su propésito (véase Fig. 34). NOTA: jAtencién! Sino puede mantener la espalda pegada al suelo, no inten- te este ejercicio, porque podria acentuar una lordosis, 174 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Fig. 23 Fig. 27 Fig. 26 BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 175 Fig. 33 176 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES H19 Las tijeras Levante las piernas a un medio metro del suelo. Estire los pies y mueva las piernas en tijera arriba y abajo. Luego encoja los pies y repita apuntando con los talones. No vaya demasiado de prisa. El balanceo de las piernas puede hacerse ce- trado, a unos 15 cm del suelo, o abierto, hasta un Angulo recto. Mantenga la espalda plana sobre el suelo. Este ejercicio es saludable para las piemnas y ayuda a tensar los misculos de la parte inferior del vientre. POSICION DE COSTADO La siguiente serie puede practicarse primero toda sobre un costado y luego so- bre el otro; no es necesario cambiar de lado entre los ejercicios. Controle su posicién con la pauta de las rayas de la toalla. Debe estar en If- nea recta de pies a cabeza. H20A Elevacién lateral de una pierna Tendido sobre el costado derecho, levante la pierna derecha y bajela mante- niendo siempre la rodilla bien recta. Hagalo primero estirando la punta del pie y luego estirando el talén. Repita sobre el costado izquierdo (véase Fig. 35). H20B Elevaci6n hacia atras de una pierna Con la rodilla recta y el est6mago hacia adentro, levante una piema y llévela hacia atrds, como si diera un paso. Muy recomendable para las caderas, piernas y espalda. H21 Elevacién lateral de las dos piernas Manteniendo el cuerpo en linea recta con los hombros y los tobillos juntos, le- vante las dos piernas a la vez. Practique de tres a seis veces sobre cada lado. Para aumentar la eficacia del ejercicio, mantenga las piernas levantadas durante tres segundos. Va bien para reducir caderas (véase Fig. 36). H22A Beso lateral de barbilla y rodilla Tendido de costado, doble la rodilla e intente tocarse la barbilla. Vuelva a ex- tender la pierna y descanse. Repita sobre el otro costado (véase Fig. 37). H22B Doble beso lateral de barbilla y rodillas Tendido de costado, trate de tocarse la barbilla con las dos rodillas a la vez. Re- pita sobre el otro costado. Fortalece los miisculos de Ia parte baja de la espalda, nalgas, caderas y muslos (véase Fig. 38). H23A Circulos laterales con una pierna Con la pierna bien recta, trace un circulo en sentido horario y luego en sentido antihorario. Hagalo primero con la punta del pie y después con el tal6n. Repita so- bre el otro costado. Es beneficioso para la cintura, el vientre, la parte baja de la es- palda, los muslos y las piernas. BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 177 Fig. 36 <> ca > eee A re es x Fig. 37 Fig. 38 Fig. 39 Fig. 40 178 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES H23B Circulos laterales con las dos piernas Con las dos piernas juntas y bien rectas, trace un circulo en sentido horario y lue- go antihorario, primero con las puntas de los pies y a continuaci6n con los talones. PRECAUCION: No intente este ejercicio hasta que Ieve un mes de entrena- miento. H24A Tijeras laterales Tendido sobre el costado derecho, levante las dos piernas, bien rectas, y mué- valas alternadamente adelante y atrés, no muy de prisa. Repita el ejercicio sobre el costado izquierdo (véase Fig. 39). PARA LA ESPALDA Estos ejercicios de espalda son recomendables para personas sanas, pero debe evitarlos si sufre usted hernias o lordosis. H25 Elevacion posterior de una pierna Tendido boca abajo, gire la cabeza a la derecha y, manteniendo recta la rodilla, lleve la pierna izquierda hacia arriba y a la derecha, Trate de verse el pie izquierdo. Haga lo mismo con la otra pierna. Repita de seis a doce veces (véase Fig. 40). H26A Elevacién de hombros y brazos En la misma posicién inicial, con los brazos a lo largo del cuerpo, eche la cabeza hacia atras y levante los hombros del suelo. Mantenga durante cuatro se- gundos y vaya aumentando hasta ocho. Repita el ejercicio con los brazos estira- dos hacia adelante (véase Fig. 41). H26B Elevacién de todo a un tiempo Lleve los brazos por encima de la cabeza y levante la cabeza, los hombros, la espalda y las piernas. Mantenga las piernas rectas. Aguante mientras cuenta hasta cuatro y luego vaya aumentando hasta llegar a ocho o doce (véase Fig. 42). H27 Flexi6n reversa de espalda Tendido sobre el itre, levante los pies y cdjase los tobillos con las manos. Mantenga la posicién seis segundos. Cuando tenga alguna prdctica puede intentar balancearse sobre el vientre. Este ejercicio tensa los misculos delanteros de los muslos, pero hay que hacerlo con precaucién (véase Fig. 43). NOTA: No lo intente si tiene usted una hernia abdominal. TOBILLOS Y PIES H28 Circulos con los tobillos Sentado con las piernas estiradas, cruce el pie derecho sobre la piena izquier- da, a medio camino entre la rodilla y el tobillo. Haga girar el tobillo derecho des- cribiendo un circulo con el pie, primero en un sentido y después en el otro, a con- tinuaci6n flexione el tobillo adelante y atrés, Repita con el otro pie. BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 179 H29 Balanceo de tobillos Desplace el peso del cuerpo sobre los bordes externas de los pies. Si practica el ejercicio de pie, puede sujetarse en una silla para mantener el equilibrio; si lo practica sentado no tendré dificultad. Luego desplace el peso hacia el centro y pise con toda la planta del pie. Repita varias veces. H30 Estiramiento de tobillos Para estirar y reforzar los tobillos, siéntese sobre una superficie dura, mejor sobre el suelo, con las piernas rectas y estiradas. Doble la toalla a lo largo hasta conseguir una banda de 10 cm. Sittie el centro de la toalla en la planta del pie, por debajo de los dedos. Estire hacia adelante el pie a la vez que hace fuerza hacia usted con la toa- Ila, de forma que el tobillo trabaje. Controle que el tobillo no se tuerza. Comience repitiendo seis veces con cada pie y después vaya aumentando (véase Fig. 44). H31 Estiramiento de talones Es una buena continuacién del ejercicio anterior, muy ttil para los casos de contraccién del tendén de Aquiles provocados por el uso de tacones altos, que pue- den dar lugar ademas a otros trastornos de pies y piernas. Los mejores resultados se obtienen combinando los dos ejercicios. En la misma posicién anterior, levante la punta del pie hacia usted y a la vez E-S-T-I-R-E fuerte con la toalla usando el peso del cuerpo. Esto ayudar4 a estirar y alargar el tendén contraido. Mantenga la tensi6n diez segundos y repose cinco segundos cada vez. Repita seis veces con cada pie (véase Fig. 45). H32A Andar estilo «Charlot» estilo «las dos menos diez»: sitie los pies con los talones juntos y las pun- tas separadas, como un reloj que marcase las dos menos diez (0 como «Charlot»). Camine de diez a doce pasos adelante. Cuando adquiera prictica, inténtelo tam- bién hacia atrés y de lado (véase Fig. 46). H32B Andar patizambo Separe los talones y junte las puntas de los pies (como un reloj que marcase las. cuatro menos veinte). Camine doce pasos hacia adelante y unos cuantos hacia atras (véase Fig. 47). H32C Levante las puntas de los pies y, apoydndose sélo en los talones, camine de doce a dieciséis pasos. Inténtelo también hacia atrés y de lado. PIES H33 El rodillo Ponga en el suelo una botella de refresco. Sentado en una silla, hdgala rodar adelante y atras bajo los pies. Ponga las manos sobre las rodillas para aumentar un poco la presién. 180 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Fig. 41 Fig. 42 Fig. 43 Fig. 44 BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 181 H34 Recoger con el pie Ponga en el suelo una pelota de ping-pong o una canica e intente recogerla usando los dedos del pie. H35 Masaje de dedos Témese un pie entre las manos. Estire y movilice en todas direcciones cada uno de los dedos. Haga lo mismo con el otro pie. NALGAS Y CADERAS H36 Andar de nalgas Sentado en el suelo, con los brazos cruzados, balance el cuerpo hacia la dere- cha al tiempo que adelanta la pierna izquierda, luego balance el peso a la iz- quierda y adelante la piema derecha. Avance as{ unos 30 metros hacia adelante y Juego hacia atras. H37 Balanceo de nalgas Tendido de espaldas, alce las rodillas, levante una nalga y déjela caer al suelo con suavidad, luego la otra. Vaya alternando. «SEXERCICIOS» Para las mujeres en edad fértil, resulta importante mantener la pelvis, el vien- tre, la espalda y los muslos fuertes y flexibles para facilitar los partos. Una de las ventajas que tienen las mujeres de las culturas que no usan sillas es la costumbre de sentarse en cuclillas, que las ayuda a parir mejor. La anticuada silla de partos y los métodos usados por los pueblos primitivos (cuya sabidurfa natural harfamos bien en imitar) hacen posible a las mujeres traer hijos al mundo con menos penas y trabajos que sus infortunadas hermanas de los paises industrializados. La mo- dema mesa obstétrica debe de haber sido inventada por un sddico o por un igno- rante de los procesos biolégicos elementales. La prdctica continuada del ejercicio fisico desde la infancia beneficia la vida sexual de la mujer en los coitos y emb: razos, en el alivio de las molestias menstruales y menopdusicas y en el manteni- miento de una figura joven durante muchos afios. He aqui tres ejercicios especiales para afiadir a todos los anteriores. $38 Siéntese en cuclillas siempre que pueda. No se trata s6lo de flexionar profun- damente las rodillas, sino de sentarse como hacen los orientales y también en otras culturas, con las piemas abiertas al maximo, las nalgas bien cerca del suelo y los brazos apoyados sobre las rodillas. Si al principio le cuesta mantener el equilibrio, puede sujetarse en una silla. 182 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES $39 El «Kow-Tow» chino La posici6n inicial se muestra en la Fig. 48. Puede protegerse las rodillas con una esterilla o un cojin hasta que se acostumbre a arrodillarse. Siéntese sobre los talones y tosa tres veces tan fuerte como pueda. Debe sentir vibrar la pelvis y el bajo vientre. A continuacién estire el cuerpo y los brazos hacia adelante al maxi- mo en la posicién china de «Kow-Tow> u «oracién a Allah» (véase Fig. 49). Vuel- va ala posici6n inicial y repita tres veces. Este ejercicio puede contribuir a normalizar un vientre caido y otros trastomos ginecol6gicos. S40 Para hombres y mujeres El ejercicio de Cayce de los cfrculos pélvicos descrito en el Capitulo 6 es ex- celente para estimular las glandulas y mejorar el riego sanguineo de los érganos sexuales. Los hombres deberjan aumentar el radio de los circulos que describen con las caderas, y también practicar lanzamientos de torso arriba y abajo en posicién de V, tan lejos como permitan las piernas y la espalda. Pero han de empezar muy len- tamente e ir aumentando los movimientos arriba y abajo de forma gradual, para evitar lesiones de espalda. Nadie que sufra dolores de espalda debe intentar este ultimo movimiento, sino s6lo los circulos pélvicos. $41 Para mejorar la respuesta femenina en la pareja‘ El pubococcigeo, o PC, es una parte importante del misculo principal del dia- fragma pélvico femenino. Se parece a una goma eldstica gruesa y ancha, y sujeta los 6rganos de la pelvis. Cuando el PC se vuelve laxo o se estira en exceso por fal- ta de tono muscular, parto o trastornos pélvicos, provoca incontinencia urinaria y coitos poco satisfactorios. El doctor Amold Kegel, que ejercié como profesor de la University of Southem California School of Medicine en los afios cuarenta y que actualmente dirige una clinica en Los Angeles County General Hospital, mientras estudiaba el problema de la incontinencia urinaria, descubrié que «cuando el PC era una plataforma firme y plana, que proporcionaba una buena sujecién a los érganos internos, prictica- mente no se daban casos de incontinencia urinaria».” Al desarrollar el tratamien- to, hall6 que la correccién del problema urinario suponia también la mejora de la respuesta sexual y la superacién de la frigidez en muchas de sus pacientes. Un ejercicio simple corrige ambos problemas, coital y urinario, y ha favorecido en mu- chas parejas unas relaciones sexuales més satisfactorias. 1, Ronald M. Deutsch, «A Key to Feminine Response in Marriage». Reader's Digest (octubre 1968), p. 114. 2. Ibid., p. 115. BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 183 OMA Fig. 46 ws Fig.47 Fig. 48 Fig. 49 184 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES El ejercicio PC Dado que el PC controla el flujo de la orina, si este flujo se interrumpe me- diante una contraccién del PC, el miisculo se ejercita y se tensa, y con el tiempo va recuperando la elasticidad. El doctor Kegel recomienda que la paciente co- mience con cinco o diez contracciones en cada miccién. La sefiora Brod, que ha hablado con muchas mujeres a este respecto y ha practicado ella misma el ejerci- cio, afirma que se aumenta su efectividad si se mantiene la contraccién. Puede ‘empezar por cuatro segundos e ir aumentando hasta diez 0 doce. $42 Control urinario Hemos descubierto que la incontinencia urinaria que sufren muchos hombres y mujeres mayores se cura yendo en bicicleta. El doctor McGarey, de la Clinica Cayce, afirma haber tenido un éxito similar con pacientes mayores. Los informes de otros médicos confirman este simple remedio. PREPARACION PARA EL DEPORTE Si quiere usted practicar algtin deporte, a nivel recreativo o de competicién, y disfrutar con él, ha de seguir un programa de puesta a punto fisica. Esto adquiere una importancia capital para el que practica el deporte slo los fines de semana, si no quiere ser uno més entre los millones de pacientes de traumatologia de los lu- nes por la mafiana. Los ejercicios precedentes le habrén puesto ya y le mantendrén en forma. Los ejercicios especiales que vienen a continuacién mejoraran su coordinacién, flexi- bilidad y tono muscular con vistas a diversos deportes. Si es usted principiante, mejorardn sus resultados; si ya es veterano, le ayudarén a mantenerse flexible, en especial cuando el mal tiempo o las ocupaciones le impidan practicar al aire libre. Muchos deportes son peligrosos para una postura correcta. Los bolos, el golf y el tenis son asimétricos, y tienden a desarrollar una curvatura lateral del cuerpo. Nadar a «crawl» es un buen ejercicio, pero practicado en exceso tiende a acentuar los hombros caidos. Todos estos riesgos pueden contrarrestarse invirtiendo los movimientos y ejer- citando el lado izquierdo tanto como el derecho. No olvide los ejercicios generales de los Capitulos 6 y 7. H37A Nataci6n en seco-braza Use un taburete, un cojin o una silla sin brazos. Balancéese sobre el vientre y practique los movimientos de la braza. Para las piernas, use la «patada de rana» (véase Fig. 50). H37B Natacién en seco-«crawl» En la misma postura, lleve las manos adelante y atras como en el «crawl». Mueva los pies arriba y abajo, manteniendo las rodillas lo més rectas posible. BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 185 H38 Golf de interior Adopte postura de golfista. Use un libro del mismo peso que un palo de golf. Balancéelo arriba y abajo y alrededor del costado izquierdo. Empiece por el lado izquierdo y repita con el derecho para equilibrar la postura. H39 Tenis de libro Con la mano derecha balancee un libro hacia arriba y ala derecha. Con la mano izquierda \lévese otro libro al costado derecho. Luego lleve la derecha abajo y la iz- quierda arriba, como si estuviera dando golpes de revés y volea. 40A Esqui de silla Ponga el pie derecho sobre el asiento de la silla. Mantenga el equilibrio suje- tandose en el respaldo. Déblese hacia adelante flexionando la rodilla hasta hacer recaer el peso del cuerpo sobre la punta del pie derecho (véase Fig, 51). 40B En la misma posici6n, imptilsese hacia arriba ayudandose con el brazo dere- cho y estirando al maximo la pierna derecha, de modo que levante del suelo el pie izquierdo. Deje caer el cuerpo a la posicién inicial, cambie al lado izquierdo y re- pita, Con la practica, trabajaré mas con las piernas y menos con los brazos (véase Fig. 52). 41 Andar con los talones Para los patinadores y los que caminan mucho, son recomendables los ejerci- cios 32A y 32B (Figs. 46 y 47): fortalecerén sus tobillos y eliminarén la fatiga de sus pies. Inclinese hacia adelante y sujétese con las manos los dedos de los pies. Inten- te dar pasos adelante y atrés (véase Fig. 53). LA POSTURA La historia de la evolucién de la raza humana podria contarse en términos de postura. Podriamos decir que cuando un antropoide se irguié sobre sus miem- bros posteriores hacia las estrellas se convirtié en un hombre. El arco de la vida humana abarca un angulo de 90 grados. La iniciamos en ho- rizontal. A los pocos meses nos incorporamos. Después echamos a andar gatean- do, encorvados como los monos, puesto que ain no tenemos desarrollada la cur- vatura de la espalda. Esta se forma hacia los dos o tres afios, y entonces podemos aguantarnos de pie. Durante el tiempo de nuestra maxima vitalidad, nos mantene- mos erguidos. Ya de ancianos nos vamos encorvando, a menos que nos hayamos mantenido en buena forma. Y volvemos de nuevo a la horizontal. La postura refleja en buena medida nuestra actitud ante la vida. La frase «ir por la vida con la frente bien alta» es muy significativa y describe una actitud psico- l6gica. 186 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES Fig. 51 BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 187 188 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Claro est que el mero hecho de mantenerse erguido no elimina de un pluma- zo los aspectos desagradables de la vida, pero el bienestar fisico inherente a una buena postura ayuda, ciertamente, a minimizarlos. En cierta medida, nuestro esta- do de 4nimo, nuestro coraje, en suma, toda nuestra actitud ante la vida, pueden re- lacionarse con una postura correcta. Bien es verdad que hay personas muy inteli- gentes cuya postura es muy defectuosa, pero usualmente una postura correcta se relaciona con una buena mente. Estudios realizados sobre grupos de escolares han puesto de manifiesto que, por norma general, las personas que se mantienen bien erguidas obtienen mejores puntuaciones en los tests psicolégicos que las que adop- tan malas posturas. : A medida que uno envejece, sobre todo si ha descuidado la preparacién fisica, va encorvandose y adoptando una pose de «saco de patatas» que proclama su de- rrota ante el mundo. Pero, ademds, una buena postura es tan importante para su salud como para su aspecto y su bienestar psicolégico. Desde el punto de vista de la anatomfa, la postura erecta no es algo espontd- neo. Sin embargo, las fuerzas de la evolucién que han actuado sobre los seres hu- manos han contribuido a elevar sus ideas, sus ideales y su postura. E] hombre aventaja a todos los demas seres vivos por el uso de su cerebro, por las multiples facetas de su intelecto, por las incomparables habilidades que ha desarrollado en manos y dedos, Todo ello ha tenido su origen en el cambio de la posicién hori- zontal a la erecta. La primera facilitaba la buena colocacién de los 6rganos del cuerpo y la circulacién hacia las piernas, pero la posici6n vertical favorece la circu- laci6n hacia el cerebro y su estimulaci6n y libera brazos y manos. Aunque algunos animales pueden sostenerse sobre sus patas traseras por periodos cortos de tiempo, s6lo al hombre corresponde la capacidad de desenvolverse totalmente en posicién erguida. Consideremos las ventajas de nuestra postura: La posici6n vertical acelera el flujo de retorno desde la cabeza de la sangre cargada de toxinas, y asf el cerebro puede recibir con més rapidez la sangre fresca rica en oxigeno y azticares para su nutricin y buen funcionamiento. Esta posicién también libera los brazos y ma- nos, que ya no han de usarse como apoyo y, por consiguiente, pueden utilizarse para ocupaciones mis especializadas, con la contribucién de una mayor coordi- naci6n de los ojos. Con el uso, las manos adquieren mas coordinacién, flexibili- dad y destreza. Resulta significativo que los centros del habla estén situados en el cerebro en la misma zona que controla los movimientos de las manos, y permite suponer que cuando nuestros ancestros se pusieron de pie y se comunicaron con sus vecinos mediante gestos, tuvo lugar la estimulacién de los centros del habla: primero sonidos y finalmente palabras fueron vehiculos de expresién de las ideas. Uno de los mas importantes logros como fruto de nuestra postura es la esti- mulacién del cerebro por medio de los reflejos nerviosos. Estar de pie 0 caminar nos parece algo facil y natural, pero sin embargo requiere grandes dosis de coor- dinacién. Para lograrla, los nervios deben hacer tres tipos de ajustes importantes referidos a la respuesta frente 2 los estimulos musculares, el ajuste de los ojos y la regulacién del equilibrio a través de los canales semicirculares del oido interno. BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 189 La estimulacién de los centros netviosos reflejos debida al equilibrio dindmico, el estimulo que proporciona el adquirir nuevas habilidades manuales y el intento de expresar las ideas mediante un lenguaje de signos y posteriormente un habla rudi- mentaria, han sido factores determinantes para el desarrollo del cerebro. Otra ventaja es el mayor desarrollo muscular y 6seo. Si dos piernas han de ha- cer el trabajo de cuatro, tienen que ser fuertes, tanto para el equilibrio como para transportar el peso. En consecuencia se da un desarrollo mayor de ciertos mtiscu- los de las piernas y de la parte baja de la espalda. También se fortalecen los hue- sos de las piernas. Incluso desde un punto de vista fisiolégico, un humano erecto debe tener més columna vertebral para soportar el peso en esa posicién. Es impor- tante ejercitar los misculos de las piernas, espalda y cuello responsables de la po- sicién erguida para mantener mejor dicha postura. En esta posicién se precisa un buen tono muscular de la parte superior del cuerpo para poder respirar bien. En la posicién horizontal, la caja tordcica queda por debajo de la columna vertebral y cuelga libremente. El esfuerzo muscular ne- cesario para respirar es minimo. Cuando nos erguimos hemos de levantar el peso del t6rax con cada respiracin. «Una mala postura puede originar problemas fisicos en la tercera edad», dice el doctor Gerald Finerman, un eminente ortopeda de Los Angeles y profesor ad- junto de cirugia ortopédica en la facultad de medicina de la Universidad de Cali- fornia en Los Angeles (UCLA). El doctor Finerman subraya que una mala postura puede conducir a problemas pulmonares y cardiovasculares, artritis y neuralgias de cuello y espalda, malas di- gestiones, habitos de alimentacién poco sanos y desgaste general que le harén pa- recer viejo antes de tiempo. «Los hombros caidos pueden ocasionar fallos cardiacos en edades tempranas (cuarentena 0 cincuentena) —sigue diciendo el doctor Finerman-. Pueden causar incluso malposiciones del coraz6n y aumentar la resistencia de los pulmones al bombeo de sangre, lo que resultarfa en una hipertensién pulmonar.» No hay nada peor para los pulmones que los hombros cafdos: limitan el espa- cio disponible para que los pulmones se expandan y tomen nuevo aire. Y hay que tener en cuenta que el aire que llega a penetrar en las zonas mas profundas de los pulmones expulsa el aire viciado y beneficia asi a la sangre, el higado, el cerebro, las arterias y los rifiones. Y ajiade el citado doctor: «Por ejemplo, para que uno se mantenga fresco y bri- Hante, resulta esencial que el cerebro reciba gran cantidad de oxigeno». Finalmente: «Los hombros caidos provocan que la caja tordcica oprima el es- t6mago, con lo que éste carece del espacio necesario para funcionar de forma co- recta. Y la espalda encorvada hace que parezcas més viejo. Tu aspecto es mejor y mas juvenil si te mantienes erguido». La presién ejercida hacia abajo sobre los drganos es otro inconveniente que puede derivarse de nuestra posicién vertical, si no cuidamos nuestra postura y no nos preocupamos de mantener en buenas condiciones la musculatura abdominal. Mientras somos jévenes y activos, los mtisculos del abdomen suelen ser firmes y 190 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES tener buen tono, pero cuando envejecemos se debilitan, y la gravedad tira de la parte superior del cuerpo hacia afuera y hacia abajo. A medida que pasa el tiem- po, las servidumbres y los factores negativos de la vida parecen pesar sobre los hombros y aplastarnos: el trax cae, las costillas se hunden y el abdomen se des- plaza més y més hacia abajo. Pero, incluso més importante que la cuestién estéti- ca, es el dafio que puede causar esta cafda generalizada. Cuando los érganos del abdomen caen y presionan unos sobre otros, pueden desencadenarse problemas graves, puesto que el aplastamiento de los nervios y vasos sanguineos impide una circulacin normal y ocasiona una considerable irri- taci6n nerviosa. A veces los intestinos son desplazados hacia abajo doce centime- tros o mas. Con el tiempo, esta presién continuada sobre gléndulas y érganos vi- tales de la regién pélvica puede originar cambios patolégicos y degeneraciones funcionales. Con toda esta presién e interferencias, es lgico sospechar que mu- chos problemas glandulares y orgénicos estén influidos por una mala postura y una falta de soporte muscular abdominal. La adiposidad abdominal, interna y ex- terna, viene a menudo determinada por la mala postura tanto como por falta de ejercicio o exceso de comida. He pintado un cuadro bastante pavoroso de los efectos que sobre nuestro esta do de salud y nuestro aspecto pueden ocasionar la mala postura y la debilidad de los misculos abdominales. Sin embargo, resulta sorprendente lo que algo de co- nocimiento, perseverancia y ejercicio pueden lograr, tanto para la correccién como para la prevencién. Para comprender la importancia de la postura y del tono muscular de cara al buen funcionamiento de las glandulas y 6rganos vitales, consideremos la anato- mia de la cavidad abdominal. Los érganos estén unidos a la parte posterior de la pared interna del cuerpo mediante un débil tejido eldstico que contiene las arte- rias, venas y nervios que van a los 6rganos. Sin la ayuda del soporte muscular, este tejido tnicamente es capaz de mantener los 6rganos en su sitio en posicién hori- zontal. Para mantenerlos en posicién erguida son necesarios cuatro pares de gran- des miisculos abdominales, que sujetan y mantienen en su sitio el est6mago, el hi- gado, los intestinos grueso y delgado y otras glindulas y 6rganos contenidos en la cavidad abdominal y pélvica. Los cuatro mésculos principales de la pared abdo- minal se presentan por parejas para asegurar una sujecin interna y externa. El de- sarrollo «en forma de tabla de lavadero» de un atleta muestra la distribucién de es- tos misculos. Hay dos pares de ellos en la parte delantera, uno a cada lado. Para el buen funcionamiento de glindulas y 6rganos es necesario conservarlos fuertes y entrenados. Si los mantiene en alto, su cuerpo no se dejard caer. Cuanto mas aprendemos acerca de la importancia de procurarse y de mantener Ja musculatura necesaria para una postura correcta, mds nos damos cuenta de la ne- cesidad de consagrar tiempo y esfuerzo al ejercicio fisico. Y cuando somos cons- cientes del gran dafio que pueden causar una mala postura y un abdomen fliccido, estoy seguro de que siempre podemos dedicar esos diez a treinta minutos diarios al ejercicio que nos permitiré desarrollar y conservar un auténtico corsé muscular que sujete el cuerpo en la posici6n correcta. BUENA LINEA Y SALUD: EFERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 191 Para aquellos que se han habituado a usar un soporte abdominal artificial, unas palabras de aviso: no eliminen este soporte de golpe. Los miisculos se han debili- tado y han de entrenarse poco a poco. Un buen sistema es empezar con algunos ejercicios abdominales durante tres minutos dos veces al dia e ir aumentando el tiempo de entrenamiento en uno o dos minutos cada semana. Es sorprendente lo pronto que los miisculos se tensan y nos proporcionan una sensacién de verdade- ra firmeza. Si est usted realmente interesado en hacer un buen trabajo con sus misculos abdominales, puede aumentar el tiempo de entrenamiento a diez o quin- ce minutos dos veces al dia. Afiada algunos ejercicios de postura y de miembros para un desarrollo arménico. (Use los ejercicios horizontals 12A a 14C.) Para descartar el soporte abdominal, empiece quiténdoselo una hora, luego dos, y asi sucesivamente. Con un programa progresivo de ejercicios, le sorprender lo pronto que se le haré innecesario. Si por alguna raz6n terapéutica debe continuar usdndolo, es recomendable que trate de movilizar los masculos infrautilizados; de otro modo resultaré dificil que recuperen su tono y su fuerza. Si a usted le es im- posible hacer ejercicios, su fisioterapeuta debe prescribirle gimnasia pasiva para prevenir la atrofia muscular y nerviosa. Correcci6n de la lordosis A algunas personas les cuesta mucho mantener el abdomen en la posicién co- recta atin gozando de un tono muscular excelente. Incluso con una musculatura firme y una gran actividad fisica, muchos bailarines tienen una curva pronuncia- da en Ja region lumbar y un abdomen bajo y prominente. Y también se ven vien- tres salidos en personas por lo demas bastante delgadas. Esto suele ser producto de un defecto postural conocido como lordosis, o espalda hueca, una curvatura exa- gerada de la parte baja de la espalda. La lordosis aumenta en varios centimetros la curva lumbar normal. En casos extremos se debe recurrir a una ayuda especializada para corregir la posicién de espalda y pelvis. Sin embargo, existen muchos métodos de correccién por medio de ejercicios, de gimnasia pasiva y de la modificacién de los habitos de vida. Por ejemplo, puede practicar el ejercicio de erguirse con Ja parte posterior de la cabeza tan alta como le sea posible y presionando con las nalgas hacia aden- tro y hacia abajo. También puede intentar sentarse en una silla de respaldo recto apretando la espalda contra él y presionando con las caderas hacia abajo. Man- tenga la cabeza alta y los hombros hacia atrds. Inténtelo durante veinte segundos para empezar. Cuando adquiera préctica, puede ir aumentando el tiempo hasta dos © tres minutos. Cuando haya conseguido mantener bastante bien la postura en la silla, pruebe en el suelo, Mantenga las rodillas rectas en posicién de sentado, con la espalda contra la pared. Controle que toda su espalda, incluyendo los hombros y la parte posterior de la cabeza, estén apoyados contra la pared. Use también los ejercicios horizontales 12A y 12B. A Jas personas con lordosis les suele costar mucho mantener la espalda pega- da al suelo durante los ejercicios. Puede servirles de ayuda poner las manos bajo 192 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES las nalgas. Intente estirarse antes de empezar los ejercicios, empujando las nalgas hacia abajo y apretando la parte baja de la espalda contra el suelo. No resulta fa- cil, pero es muy importante; de otro modo el ejercicio abdominal podria aumentar Ja curvatura de su espalda. También puede serle necesaria esta precaucién: si no consigue mantener la espalda contra el suelo, use una sola pierna en todos los ejer- cicios. Si la postura de la espalda no est bien asegurada, elevar las dos piernas a un tiempo podria hacerle levantar la espalda. Puede controlar este punto intentan- do pasar las manos, con las palmas hacia abajo, entre la espalda y el suelo. No debe encontrar espacio. Si puede usted asirse con firmeza, intente colgarse de una barra horizontal y elevar las piernas rectas hacia adelante. Esto le ayudaré a alargar, estirar y fortale- cer la espalda. También, en el ejercicio de la bicicleta horizontal, el llevar las pier- nas hacia la cabeza doblando el cuerpo desde la altura de las caderas tenderd a en- derezar su espalda. Todos los ejercicios que estiran la espalda de las caderas hacia arriba son beneficiosos. De pie o sentado, recuerde mantenerse erguido, con las ca- deras hacia abajo y hacia atrds. Y si tiene tendencia a la espalda hueca, no Heve nun- ca pesos con los brazos extendidos hacia adelante. Si tiende a la lordosis, intente evitar toda actividad o ejercicio que haga sobre- salir el abdomen. Por mucho que le guste impresionar a sus amigos, no se exhiba haciendo el puente. Algunos de nosotros imitamos la postura del chimpancé, cuya parte baja de la espalda tiene una forma diametralmente opuesta a la que acabamos de describir. La postura del mono se observa cuando la pelvis se mantiene plana y las nalgas se presionan hacia adelante, de forma que en posici6n de sentado las nalgas que- dan adelantadas en exceso y la curva lumbar se elimina completamente. Esto tiende a hacer caer los hombros hacia adelante. Muchos de nosotros adoptamos esta postura cuando estamos cansados, y es muy relajante, sobre todo después de haber mantenido el cuerpo rigido y tenso. Pero si la curva lumbar natural se es- tira durante demasiado rato los hombros caen hacia adelante y empezamos a pa- recer tan desalifiados como la mona Chita. Cuando esta postura est muy arrai- gada, hace falta una ayuda profesional. A no ser que requiera usted tratamiento fisioterapéutico, hay muchos métodos de correccién que puede practicar por sf mismo. Ejercicios para la parte baja de la espalda Cuando la parte inferior de la espalda es demasiado plana, necesitamos practi- car un tipo de ejercicios que la flexibilicen y la curven. También nos hacen falta ejercicios que estiren los misculos contraidos de la parte posterior de las piernas y lleven la pelvis hacia adelante. He aqui unos cuantos ejercicios para cada dfa que pueden ser ttiles, 1. Péngase de pie a unos 30 cm de la pared. Entonces, con los brazos extendi- dos por encima de la cabeza, déblese hacia atrés hasta tocar la pared. A medida que Pprogrese, vaya aumentando la distancia. Este ejercicio le ayudard a estar mas fle- xible y aumentaré el arco de su espalda. BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 193 2. Otro buen ejercicio es el TI, la Patada Vertical. Manténgase erguido y con los hombros hacia atrés. 3. Un buen sistema para aflojar la columna vertebral y mejorar la curva lum- bar es estirarse de espaldas en el suelo con una pelotita bajo la parte inferior de la espalda. Hagala rodar con suavidad adelante y atrés unos 30 cm de distancia. Re- pita unas seis veces y afiada tres mas cada semana hasta llegar a dieciocho 0 més. Después de haber destensado la espalda con este ejercicio, quite la pelota y le- vante las rodillas, con los pies planos sobre el suelo. Arquee la espalda apoydn- dose en nalgas y hombros. Al principio puede necesitar algiin soporte, Puede usar periédicos enrollados o una manta doblada varias veces. También puede servirle un rodillo amasador de cocina. Aumente su grosor en unos 3 cm a la semana has- ta un didmetro de 10 cm envolviéndolo con papel de diario o toallas. Estos ejercicios, practicados con asiduidad, le ayudardn a eliminar su «espal- da de mono» y le proporcionaran una buena curva lumbar. Correccién de hombros caidos El término «dejado» describe una postura de hombros cafdos, pecho hundido e inclinacién hacia adelante de cabeza y cuello, que puede ser producto del can- sancio o de impactos emocionales negativos 0 puede estar influfda por malos hé- bitos ocupacionales o deportivos. La falta de tono muscular en espalda, hombros y cuello y el descuido en la postura son los factores principales que originan unos hombros caidos permanentes. En algunos trabajos, y en general en la vida diaria, hay muchas ocupaciones que favorecen los hombros cafdos. Son algo normal en- tre los que dedican mucho tiempo a leer, escribir y estudiar. También hay hombros caidos de origen laboral que afectan a cirujanos, dentistas, podélogos, laborantes, disefiadores y arquitectos, entre otros. Los trabajadores que operan con maquinas de precisién e incluso las amas de casa que emplean muchos ratos con la costu- ra, de hecho, todos aquellos que realizan actividades que los mantienen inclinados hacia adelante y hacia abajo, son candidatos al «club de los hombros caidos». Si en la vida moderna estamos expuestos a este tipo de ocupaciones, hemos de compensarlo con ejercicios que mantengan el térax y la cabeza en alto y los hom- bros hacia atrds. Esto favorecera adem4s una mejor respiraci6n. Incluso en un de- porte tan sano como el golf, hemos de vigilar nuestra postura, puesto que el golf tiende a empujar los hombros demasiado hacia adelante. Mirar la televisién es algo que también influye sobre la tendencia a inclinarse y adquirir unos hombros caidos. Si se queda mucho rato mirando la tele, levantese de vez en cuando y esti- ese tanto como pueda con las manos sobre la cabeza, un buen estiramiento, como si se desperezase de buena mafiana, igual que en el ejercicio del Aleluya de la Fig. 17. Otra buena idea es sentarse erguido en una silla dura y de respaldo recto, con los brazos cruzados a la espalda. Si esta en buena forma fisica, el efecto de una postura de hombros cafdos sera s6lo temporal, porque usted tendré la suficiente elasticidad y flexibilidad muscu- lares. Unos pocos minutos extra de ejercicios posturales eliminaran los efectos de la mala postura. 194 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Hay un método de correccion para la tensin del cuello y los hombros caidos que yo inventé durante la segunda guerra mundial para las trabajadoras de las f4- bricas de aviones Curtiss-Wright. Aquellas mujeres estaban aquejadas de dolores y fatiga producidos al haber de trabajar encorvadas, con la cabeza baja y metida entre los hombros, concentradas en los instrumentos de precisién que montaban. El siguiente ejercicio las alivis. Les dije que se pusieran sobre la cabeza un taz6n Heno de tuercas y que lo sos- tuvieran durante tres minutos. Esto fuerza la cabeza a su posicién correcta, des- cansa las cervicales y asf disminuye el dolor del cuello. Si lo prefiere, puede usar cualquier otro objeto pesado. Utilice también los ejercicios V4A, V4B y VS para corregir los hombros cai- dos y aliviar la tension. Creo que la mayorfa de nosotros somos conscientes de que el pensamiento po- sitivo y la accién constructiva ejercen un efecto de lo més beneficioso sobre nue: tra postura. Por el contrario, la negatividad y las circunstancias adversas pueden no sdlo deprimirnos mental y espiritualmente, sino también mostrar sus efectos sobre la postura corporal. La relacién de los cambios posturales con la inseguri- dad y la falta de dnimos es algo que los psiquiatras y psicélogos conocen de so- bras. Cuando ofmos alguna buena noticia, 0 logramos algtin éxito profesional, social o de negocios, prestamos mas atencién a medida que avanza el anuncio. Caminamos erguidos y con la cabeza alta. La persona que sale del servicio en la iglesia parece caminar més alegre y optimista. Los psiquiatras, psicdlogos y fisioterapeutas han estudiado durante muchos afios cémo pueden afectar a la postura la negatividad, los shocks emocionales y Ja reaccién ante un entorno hostil. Descripciones tales como «hundido», «abatido», «deprimido», «bloqueado», «desmoralizado» o «derrumbado» describen todas ellas una postura de musculatura débil. Ademés de las malas posturas causadas por la profesién o los habitos de vida descuidados, debemos tomar en consideracién aquellos que tienen su origen en una reaccidn desfavorable ante el entorno (frus- tacion, desolacién o pensamientos negativos) que intenta no manifestarse en el rostro. Pero la manera de estar de pie, de andar o de sentarnos nos delatan. Por suerte, solemos poder contrarrestar la mayor parte de los impactos negativos y volvemos a erguimnos. (Tanto, claro est, como nos es habitual.) Pero hay algunos impactos negativos que son més duraderos y que pueden causar cambios postura- les definitivos. Una postura a la defensiva es la del «cuello de tortuga»: hombros caidos y cabeza y cuello hundidos, como el que espera recibir un golpe. Otra es la de aquel individuo derrotado que camina arrastrando los pies, con el cuerpo incli- nado hacia adelante y la cabeza colgando. No digo que una buena postura vaya a transformar completamente a un intro- vertido o a un pesimista, pero si que un programa de puesta a punto que mejore su postura les ayudara. ;Uno no puede estar en buena forma fisica, erguido y con la cabeza alta, y a la vez alimentar pensamientos negativos durante mucho tiempo! Un programa de puesta a punto que nos mantenga erguidos, ya sea de pie 0 sentados, y desarrolle la musculatura necesaria para mantener en su sitio nuestros BUENA LINEA Y SALUD: EJERCICIOS PARA TODO EL CUERPO 195 érganos y gldndulas nos facilitard una visién del mundo més vital y alegre. Enton- ces estaremos mejor equipados para tolerar, o para superar, los impactos negati- vos. Como terrestres que somos, hemos de luchar continuamente contra la fuerza de la gravedad por medio del conocimiento, la buena forma fisica y el pensamien- to positivo, Para encarar la vida se requieren un espiritu vibrante, una mente activa y un cuerpo erguido y en forma. CONSEJOS PARA UNA BUENA POSTURA Las alteraciones de la columna vertebral y de la postura debidas a enfermedad © accidente son en muchos casos dificiles de corregir y requieren supervisién or- topédica y a menudo cirugfa. Aunque los ejercicios correctivos de las paginas pre- cedentes pueden servir de ayuda, a continuacién detallo unos cuantos detalles para la prevenci6n. 1. Estar de pie apoydndose a menudo sobre una sola pierna, sentarse de lado 0 cruzar las piernas de manera que el peso repercuta mas sobre un lado que sobre el otro, todo ello puede causar una curvatura lateral de la columna vertebral. Cambie el peso con frecuencia de un lado al otro e intente estar de pie y sentarse recto 2. En lo posible, evite cargar libros pesados, maletines u otros pesos. Es prefe- rible una mochila, sobre todo para los estudiantes que deben llevar libros. Si es us- ted un ejecutivo agresivo de los que van con un maletin, cémbieselo de mano. Si es ama de casa, Ileve los paquetes en un carrito vaya en coche. 3. Podria parecer extrafio si fuera del mercado a casa Ilevando la compra sobre la cabeza, pero en los paises en que se usa este método de transporte, los hombres y mujeres tienen buen porte y figura. Practique llevando objetos dentro de casa. 4. Arrellanarse en un sillén mullido o en una tumbona puede hacer estragos en su postura, Para leer un libro, una revista o cualquier otra cosa es preferible man- tenerlo al nivel del torax, inclinado entre 45 y 60 grados respecto a la vertical. Si usted se mantiene sentado en posicién erguida y con la cabeza alta, no se ejerce presién, 0 muy poca, sobre los nervios y vasos sanguineos de su cuello. Su co- lumna vertebral estd en buena posicin y no se comprimen sus 6rganos. 5. Para estudiar durante muchas horas, pongase en una mesa bastante alta, por- que asi tendré la lectura a una distancia correcta. Si se sienta en un sillon, le ayu- dard el poner un tablero de 20 a 30 cm de ancho entre los brazos del sillén para apoyar el libro. 6. Si lee en la cama, tenga cuidado de ir cambiando su posicién de un lado a otro y de tumbado de espaldas a tumbado de cara. No se quede mucho rato leyen- do tumbado de cara. Pruebe a sentarse incorporado, con la espalda apoyada en al- gtin respaldo y la lectura sobre las rodillas. 7. Cuando haya de pasar mucho tiempo escribiendo a m4quina, intente sentar- se lo més erguido posible. De vez en cuando estire el cuello y los hombros hacia arriba todo lo que pueda. Haga ejercicios con los ojos. Pruebe los ejercicios de Cayce para cabeza y cuello y el encogimiento de hombros. Una silla ergonémica Je sera muy util. 8. Si tiene que escribir a mano, use una silla de respaldo recto y acérquesela 196 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES bien a la mesa. Si le estorba la barriga, practique los ejercicios abdominales de re- duccién y algjese de la mesa del comedor, no de la del escritorio. La altura éptima de la mesa es de 5 a 8 cm sobre el nivel de los codos. Siéntese cerca y con la es- palda recta. Ir variando ligeramente la posicién ayuda a evitar los hombros caidos y el encorvamiento de espalda y cuello. En cualquier caso, ya esté mecanografiando, escribiendo a mano o leyendo, pare un poco de vez en cuando y estirese para recuperar la buena postura y aliviar el cansancio. 9. Cuando deba recoger algo del suelo, doble las rodillas y no la espalda. Con- serve la espalda recta, agdchese en cuclillas y recoja el objeto. Mantenga juntos los talones y asf tendrd que doblar las rodillas. 10. Para levantar pesos, junte los talones y doble las rodillas. Haga trabajar los miisculos de las piernas y no la espalda. No levante nunca pesos pesados sin ayuda, 11, Duerma sobre un colchén firme y/o con tabla. Evite dormir tumbado de cara. La mejor posicién para dormir es de lado, con una rodilla doblada y con una pequeiia almohada bajo la cabeza para nivelarla con los hombros. ‘Si duerme tumbado de espaldas, puede usar una almohada pequefia y blanda o nada. Pero péngase una almohada bajo las rodillas. CAPITULO 8 Masajes y manipulacione El modo correcto de dar friegas «Porque la hidroterapia y el masaje son medidas preventivas, a la vez que cu- rativas. Porque la limpieza de todo el sistema permite que las fuerzas corporales funcionen con normalidad, y asi eliminan venenos, congestiones y condiciones que provocarian trastornos agudos en cualquier parte del cuerpo.» (257-254) «No se tome sélo unos pocos minutos, sino establezca un tiempo y haga de ello un acontecimiento, cuando se dé el masaje, Témese para ello de treinta minutos una hora u hora y media.» (1688-7) «Unas dos veces por semana, bdfese casi en aceite de oliva 0 de cacahuete, especialmente el de cacahuete.» (1688-7) Edgar Cayce Las paginas garrapateadas que tenfa en mi mano gritaban literalmente una an- gustiada demanda de socorro. La escritura, a veces ilegible, proclamaba las penas y trabajos que le habia costado al escribiente confiar al papel su desespero. Esta- ba completamente paralizado. «Le escribo con la esperanza de que quizés pueda ayudarme -empezaba la car- ta, fechada el 13 de junio de 1969-. Mc llamo Lenny Contino. Tengo veintinueve afios y soy artista. En el 59 sufi un accidente mientras nadaba. Me romp el cue- lo, me disloqué la cuarta vértebra, me fracturé la quinta y me disloqué la sexta.» La carta proseguia con la descripcién de las practicas quiriirgicas y médicas a que le habjan sometido a lo largo de aquellos afios, incluyendo tracciones, varias operaciones, medicamentos y otras terapias convencionales. Estaba todavia com- pletamente paralitico y se iba deteriorando de forma progresiva. «Los médicos me dan mucho miedo -continuaba Lenny-, pero usted no, y si usted creyera que valia la pena trabajar conmigo, yo también lo intentaria... He es- crito a mucha gente, pero nunca se molestan ni siquiera en contestar. Y yo estoy en una silla de ruedas y s6lo tengo a mi madre que se ocupa de mf... Todo lo que le pido es que, si cree que a lo mejor me puede ayudar, “fantéstico”... pero si cree que no puede ayudarme, por favor, ;podria mandarme s6lo una Ifnea diciendo “no”? Seria mas de lo que haya hecho por mi cualquiera de aquellos a los que he escrito... Por favor, disculpe mi escritura... Para escribir tengo que usar un soporte.» Se trataba de un dilema dificil para mf. Estamos tan acosados con demandas de ayuda que tenemos por norma estricta no aceptar nuevos pacientes. Pero, ;c6mo podia yo negarle la ayuda que pudiera recibir por medio del masaje y la manipu- laci6n a este valeroso muchacho que seguia esperando y luchando contra toda es- peranza? Le contesté citandole para al cabo de tres meses. De esto hace cinco afios. Le ensefié a su madre c6mo debia darle masajes cada dia por Jo menos durante una hora, y ella fue fiel a su cometido, En la actualidad este joven tiene de nuevo las riendas de su vida. Puede sentarse en su silla de ruedas sin desplomarse como una mufieca de trapo y pinta «cuadros més altos que yo». Est terminando una serie de pinturas para una exposicién monogrdfica. Sus brazos son tiles otra vez. Se sos- tiene a gatas, y muchos de los mtisculos que se le morian por falta de uso se le han revitalizado y continuan adquiriendo fuerza y tono. —Todos los chicos que fueron mis amigos en los hospitales en que estuve se han muerto —le dijo Lenny a la sefiora Brod cuando ésta hablé con él-. Cuando Hegué aqui no podia levantar el cuello sin sentir un gran dolor. Ahora... me sos- tengo sobre las manos y las rodillas y me muevo arriba y abajo y me hace el mis- MASAJES Y MANIPULACIONES: EL MODO CORRECTO DE DAR FRIEGAS 199) mo efecto que si corriera; esto ejercita mi cuerpo. E invento ejercicios para hacer ademis de los que me da el doctor Reilly. Y por supuesto mi madre me da masa- jes cada dfa, como el doctor Reilly le ensefié. Ha sido algo lento pero progresivo, y mi mejoria es un auténtico milagro. En la tarea de salvamento que hemos emprendido no se pueden menospreciat el coraje y la perseverancia de este chico, pero tampoco se puede dar menos im- portancia al papel del masaje y las manipulaciones diarios que su madre le dedi- caba entre visita y visita mensual. He tratado muchos casos «desesperados» similares al de Lenny, y he sido tes- tigo de cémo los pacientes mejoraban en mayor o menor medida. En casi todos los casos, el ingrediente necesario, ademas de la voluntad y determinacién de la per- sona, ha sido el masaje y la manipulacién diarios administrados con dedicacién. Esto se demuestra elocuentemente en la historia del sefior y la sefiora B.M. Bri- Hante abogado y hombre de negocios, el sefior M. se encontré virtualmente acaba- doen la flor de la vida y en pleno éxito debido a un transtorno diagnosticado como sindrome de Charcot-Marie-Tooth. En un centro de rehabilitacién le pronosti ron que quedarfa confinado a una silla de ruedas para el resto de su vida. En una carta de fecha 2 de enero de 1970, su mujer describia graficamente lo que le habia ocurrido a su marido. «A comienzos de 1967 noté que Ben [no es éste su nombre real] tenia dificul- tad con las escaleras. Vi que cada vez cafa mas tropezaba; al caminar chocaba con la puerta 0 con la pared. Le noté una debilidad generalizada y otros sintomas. Subir escaleras se le fue haciendo més dificil, hasta que tuve que Ilevarle al traba- jo y traerle de vuelta. Le costaba levantarse de la silla y también sentarse... Llegd a.un punto en que no podia hacerlo sin ayuda. »Caminaba con dificultad, arrastrando los pies... Echado boca abajo, no era ca- paz de levantarse a pulso. El nervio que corre a un lado de la pierna le abultaba vi- siblemente. Se le atrofiaron las nalgas. No podfa trabajar, y cuando lo intentaba le costaba concentrarse. Su memoria estaba afectada. También su coordinacién. No podia conducir. El panorama era desolador. »Estaba tomando vitaminas E, C y B,,, la B,, en inyecciones diarias, y enton- ces empezamos a disminuir gradualmente la dosis hasta dos inyecciones por se- mana. »Fuimos a un quiropractico que le alivié algo, pero con el diagnéstico del Char- cot-Marie-Tooth y su estado general tan malo, yo buscaba desesperadamente ayu- da para mi marido. Una noche of hablar por la radio del doctor Reilly y de Edgar Cayce. Al dia siguiente sali y me compré el libro The Sleeping Prophet, e inme- diatamente pensé que era alli donde debia buscar la respuesta. Empecé a darle a mi marido masajes de aceite con vitamina E... Como usted sabe, me costé algtin tiem- po... localizarle para pedirle que ayudase a mi marido, que estaba “desahuciado”, algo que yo no podia aceptar. »El dia de Afio Nuevo de 1967 hicimos nuestra peregrinacién a su consulta con las fichas médicas que habia tomado de la ARE y mis informes. Usted los ley6 y acepté a Ben como paciente. Desde ese dia Dios y usted han estado a mi lado. He 200 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. tenido la suerte de que usted me enseflara a masajear a Ben, y ésta es la ocupacién aque me dedico diariamente. He visto a Ben recobrar la salud, lleva una vida nor- |. Se desenvuelve tan bien como cualquier persona sana. Le estamos los dos eter- namente agradecidos. El doctor X., del centro de rehabilitacién, dice que su caso es “uno entre un millén”. »Querrfa afiadir también... Io que ha hecho usted por mi. Me romp/ la mufie- ca... en 1968. Me enyesaron y me inmovilizaron hasta el hombro. El dolor era atroz. Tuve complicaciones debido a la condicién de mi sangre (soy pseudohe- mofilica y padezco fragilidad capilar) y se me presentaron hemorragias secunda- rias y otros problemas. Sufri otro accidente mientras ain Ilevaba el yeso y aca- baron por diagnosticar que perderfa el 60 % del uso del brazo. Gracias a su ayu- da incansable el hombro se remedié y no creo que haya perdido ni un 3%. Daba masajes a Ben incluso estando enyesada. Tengo la mano y la mufieca como nue- vas. Nunca siento ni he sentido dolor o molestias debido a los cambios del tiem- po, etc... »Podria seguir hablando indefinidamente de lo maravilloso que es usted y lo bien que se ha portado con Ben y conmigo y con toda la gente que viene a pedir- le ayuda, a muchos de los cuales he visto recuperar la salud gracias a sus trata- mientos... Sélo espero que usted y su maravilloso trabajo se expandan a los cua- tro vientos para beneficio de la gente como mi marido y el médico a quien usted traté el verano pasado, que llegé como un vegetal y se fue como un ser humano entero, apto para vivir una vida plena. »Dios les bendiga, a usted y a Betty, cuyos esfuerzos incansables han hecho posible que los “desahuciados” puedan vivir de nuevo una vida plena.» Otro ejemplo impresionante del papel que la circulacién estimulada juega cn los procesos de curacién es la historia de una de las grandes amazonas de West- chester County, en el estado de Nueva York. Hace unos aiios esta mujer sufrié un resbaldn sobre hielo y se fracturé la cadera. Cuando llegé al hospital, el médico le ofrecié la alternativa de ponerle un clavo en Ja cadera para acelerar la recuperacién o bien de recurrir a la traccién y a la curacién lenta por medios naturales. Le pro- nosticé que sin el clavo podria salir, con suerte, en seis semanas, si todo iba bien. Le recomendé que escogiera la traccién en vez del clavo y ensefié a su marido Ja manera de darle masajes. Ademés le di un remedio de Cayce, un preparado de calcio concentrado pero facilmente digerible llamado Calciosa [actualmente reti- rado]. Su marido debia introducir «de contrabando» en el hospital la Calciosa y el masaje. Una noche estaba tan concentrado masajeando a su mujer que no se dio cuenta de lo tarde que era, y una enfermera que hacia la ronda lo pescé in fragan- ti, lam al guardia de seguridad para echarlo y exclamé: —;Dios mio! Esta mujer se va a morir de una trombosis. ;Le est dando friegas! Yo la habia atendido durante afios y estaba convencido de que no iba a tener ninguna trombosis. De hecho, al cabo de once dias ya podia ponerse en pie con la ayuda de un caminador, a los dieciséis dias estaba fuera del hospital y andaba con muletas, y unos meses mas tarde montaba a caballo. La circulacion estimulada aceleré la curacién de sus huesos. MASAIES Y MANIPULACIONES: EL MODO CORRECTO DE DAR FRIEGAS 201 Nunca olvidaré a la bella joven que entré cojeando en mi despacho en el Capi- tol Theatre Building andando con muletas. Se present6: -Me llamo Jane Benson. Soy bailarina y patinadora sobre hielo, pero los mé- dicos me han pronosticado que no volveré a bailar nunca més. Para eso, preferirfa estar muerta. Sidney Kingsley me ha dicho que sélo hay una persona que pueda ayudarme, y es usted (se referia al famoso hombre de teatro, a quien no tengo el gusto de conocer]. —En el momento en que entré en su despacho, supe que todo iba a salir bien -le confié Jane a la sefiora Brod. Yo pasaba modelos y bailaba en la School of Ame- rican Ballet con George Balanchine. Dick Button me Ilam6 para que formara par- te de su espectaculo sobre hielo en la World’s Fair... Un dia [durante una actua- cién] resbalé. Me agarré a la barandilla, ya que sentf un dolor muy agudo que me subja desde el tobillo por toda la pierna. El tobillo se me empezé a hinchar y Dick hizo que me Hlevaran a toda prisa a un médico que se ocupa de un mont6n de bai- larines. El doctor B. movi la cabeza y coment que habria sido mejor si me hu- biera roto la pierna, y que mi lesién iba a tardar en curarse. Me dio una inyeccién de cortisona y volvfa la actuacién. Continué recibiendo inyecciones de cortisona y actuando y fui a peor, Primero era s6lo la pierna lesionada, pero después eran las dos. Al final fui a un especialista en ortopedia que me puso muletas y queria ha- cerme llevar zapatos ortopédicos. Me dijo que no crefa que yo pudiera bailar o pa- tinar en bastante tiempo, quizés nunca més. Yo me negaba a llevar aquellos horri- bles zapatos ortopédicos y é1 me contest6 que, si no, me quedaria coja para toda la vida. Habia trabajado un poco con Lee Strasberg y Sidney Kingsley y ellos me hablaron del doctor Reilly. Fui a su consulta tres 0 cuatro veces por semana. Tra- bajé con aquellas benditas manos, masajeando en profundidad... y empecé a me- jorar, no al cabo de un tiempo sino de forma inmediata. El doctor Reilly me hizo hacer ejercicios de tobillo con una toalla y se me for- talecié toda la pierna. Pude volver a hacer de todo, pases de modelos, danza y pa- tinaje. Esta historia tiene un epilogo divertido: Aproximadamente al cabo de un afio, la misma joven entré caminando en mi despacho y dijo que tenia una oferta para hacer un anuncio de televisién en el que habia que tirarse en paracaidas desde un avién. Queria aprender ms ejercicios para fortalecer los tobillos y las piernas. Me quedé boquiabierto por su optimismo y coraje, ;de las muletas al paracafdas en solo un aio! Si, lo consiguié gracias a los ejercicios y a nuevos tratamientos de masaje. No solamente hizo el anuncio sino que se aficioné al paracaidismo, y fue asi como co- nocié a su marido, el mayor James Rowe, héroe del Vietnam y prisionero de gue- rra. El fue el primer prisionero americano que consiguié escapar de los norvietna- mitas, y escribié un libro en el que relataba su aventura y que tuvo un éxito con- siderable.’ EI profesor Robert J. Jeffries, ingeniero de profesién, abandoné una brillante 1, James N, Rowe, Five Years to Freedom. Little Brown & Co. Boston, 1971. 202 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. carrera como hombre de negocios para dar clases en la universidad de Bridgeport y por su interés en seguir el trabajo de Edgar Cayce y otras sanaciones paranor- males. En la siguiente carta, el profesor Jeffries cuenta la gran mejoria en el esta- do de un ojo, conseguida por medio del masaje y la manipulacién recomendados en las lecturas Cayce: «Antes de mi visita a Virginia Beach en julio de 1967, tenfa grandes problemas de visién en mi ojo sano, el izquierdo (soy practicamente ciego del derecho ya de nacimiento). Los sintomas eran “visién doble”, “halos” alrededor de los focos lu- minosos y “puntos negros flotantes”. No podia ver lo suficiente como para con- ducir o para leer con normalidad. Varios oftalmélogos locales del Retina Institute de Boston y el Columbian Presbyterian Medical Center de Nueva York diagnosti- caron que los problemas se debian a refracciones 6pticas resultantes de irregula- ridades 0 rugosidades de la superficie corneal, de origen desconocido. »Anna, mi mujer, me Ilevé a la playa; su lectura de las fichas de Cayce suge- ria que en varios casos de sintomatologia similar a la mia, Cayce habia recomen- dado manipulaciones en la columna vertebral y/o masajes, y en algunas ocasiones se habia referido especialmente a usted como el terapeuta mas conveniente. »Hablé de los hallazgos de Anna con Lucille Kahn, que aquellos dias estaba en la playa con su marido David... El me presenté a usted... Usted fue tan amable que me hizo un “tratamiento” y dio instrucciones al masajista de alli sobre el tipo de “masaje” que debfa practicarme, y que seguf diariamente durante los siguientes cinco dias. »Después de tres dias podia ver lo suficiente como para leer. Al quinto dia po- dia conducir. Al cabo de una semana volvimos a casa, en Connecticut, condu- ciendo yo. El examen oftalmolégico que me hicieron a la vuelta confirmé que “no se detectaban” irregularidades o rugosidades en Ia cémea. Hasta la fecha (30 de septiembre de 1968) no he vuelto a sufrir ninguno de los sintomas expuestos an- teriormente. »Hasta aqui los hechos. {Se traté de una coincidencia? ;Me habrfan desapare- cido los problemas esponténeamente? ;Fueron los masajes los responsables del cambio? No hay modo de probar nada. Pero los hechos son tal y como los he re- latado.» : Traté al profesor Jeffries de una lesién en la espalda en 1973 y puedo atesti- guar que los sintomas no se le habjan vuelto a presentar y que gozaba de la mejo- ra visual debida a la terapia de masajes y manipulaciones. Podria continuar hablando del poder sanador del masaje y citar caso tras caso, pero esto me Hevaria otro libro. La manipulacién (que incluye el masaje) es probablemente el mas antiguo e instintivo de todos los métodos de sanacién. Uno reacciona naturalmente ante una herida o lesién acariciandose 0 frotando las zonas afectadas. Las madres calman a sus pequefios que Iloran acaricidndoles la cabeza o la espalda. Los psicdlogos confirman que estas caricias no slo tranquilizan al bebé sino que juegan un papel importante en su desarrollo mental y emocional. MASAJES Y MANIPULACIONES: EL MODO CORRECTO DE DAR FRIEGAS 203, Incluso entre los animales se usa una forma primitiva de manipulacién. Mu- chos animales se lamen las heridas para limpiérselas. El lamido con la boca y la lengua acelera la curacién al aumentar el riego sanguineo. Los ciervos, caballos, perros y gatos, y muchos animales, refriegan la cabeza, los flancos y el lomo con- tra los troncos de los arboles y las superficies rugosas para darse masaje, a veces con el fin de limpiarse o sanarse, pero otras veces por mero placer. {Qué tranquilo y agradecido se queda un caballo, una vaca o hasta un toro bravo cuando le dan ma- sajes con un cepillo 0 cuando fe pasan la mano por la cabeza, el lomo o las patas! La mayorfa de domadores utilizan en su trabajo alguna forma de caricias. En los humanos, pasar la mano con suavidad por diferentes partes del cuerpo origina una sensacién relajante semihipnotica que tiene efectos mas favorables sobre el sistema nervioso que los tranquilizantes y pastillas para dormir, y ningu- no de sus efectos secundarios. Llegados a este punto, preguntémonos: ;Qué es la manipulacién? La manipu- lacién es un tratamiento aplicado con destreza y conocimiento por medio de las manos 0 de aparatos mecénicos. Incluye el masaje y la movilizacién activa y pa- siva de las articulaciones, miisculos, tejido conjuntivo, tendones y ligamentos. En esta terapia se usan también la presién y el estiramiento. EI masaje, una parte importante de la manipulacién, se define como la fric- ci6n, caricia y amasamiento del cuerpo en forma sistemitica y terapéutica. La mecanoterapia, otra rama de la manipulacidén, es el tratamiento por medios mecanicos, tales como vibradores, maquinas de Zander, etc. El uso de la manipulacién ha quedado anotado en los més antiguos registros de la historia. Existen testimonios escritos de masajes practicados en China en fechas tan lejanas como el 3000 a. C. En aquellos dias, los chinos tenfan siete clases de médicos que usaban algun tipo de terapia manipulativa. Usualmente el masaje se da con las manos, pero algunos pueblos se sirven también del codo o el antebrazo. Esta es la técnica usada con bastante frecuencia por los japoneses. Entre los birmanos y en algunas tribus de la India, el operador da masaje sentado 0 reclinado usando ios pies y las piernas. Entre los antiguos po- linesios el masaje se daba caminando sobre el paciente, que yacfa en el suelo 0 so- bre una estera. Todavia en 1939, durante una visita a las islas Hawaii, pude ver que algunos nativos practicaban el «masaje andante». Se apoyaban en pesados basto- nes 0 palos. También solfan usar un aparato parecido a unas barras paralelas. De este modo podian controlar su peso sobre el paciente y administrar una presién va- riable, ligera como una pluma o el peso total del operador. La sensacin era muy agradable, especialmente la de la presién fuerte y continua. Otra forma de masaje y manipulaci6n a la vez era la que empleaba como ma- sajista un animal. En el pasado, en las numerosas ferias que se celebraban en las zonas rurales de Rusia después de las cosechas, habia una practica conocida como «caminar el oso». A este fin, se entrenaba un oso pequefio, de cincuenta a ciento cincuenta kilos de peso, para que caminara por la espalda del paciente. Esto hacia el efecto de un masaje amasador y era un suceddneo de manipulacién osteopatics © quiropractica. Para el campesino, que durante semanas habia estado trabajando 204 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES encorvado y en otras posturas forzadas, este estiramiento le hacia sentir verdade- ramente en la gloria. (No se especifica qué tipo de licencia tenfa que tener el oso.) La manipulacién es basicamente el masaje, pero en los tiempos modernos se le han afiadido muchos més conocimientos y habilidad. La osteopatia y la quiro- practica nacieron al utilizarse formas y técnicas especiales para el tratamiento de enfermedades o deformidades especificas. Los antiguos hindtes hablan del uso de la manipulacién en el Ayur-Veda 0 «Arte de vivir». Los persas y egipcios conocian y utilizaban muchas clases de terapia ma- nual. La «uncién con dleo» es una expresién que se encuentra a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Los antiguos griegos mencionan unciones, friegas, fricciones y movilizaciones activas y pasivas ya hacia el 1000 a. C. Algo mas préximo a no- sotros, Hipécrates usaba y recomendaba diversos tipos de manipulaci6n. Quizas una de las noticias mas antiguas registradas en Occidente acerca de un intento de utilizar la manipulacién como una terapia definida para el tratamiento de enfermedades es la descripcién de la técnica de Asclepiades, que vivi6 hacia el 140 a. C. Bjercié entre griegos y romanos, y en Roma fund6 una escuela que tuvo mucho éxito, en la que exponta su teoria sobre el uso de las dietas, el agua, el masaje y la gimnasia activa y pasiva. Enseiié que el movimiento del cuerpo era necesario para la salud. Lo que ahora estamos aprendiendo acerca de la impor- tancia del sistema linfatico, Asclepiades lo intuy6 hace dos mil afios. No conocia Ja naturaleza dependiente de la circulaci6n linfatica, pero intenté restaurar el li- bre movimiento de los fluidos nutricios por medio de las friegas y otras formas de manipulacion. En los antiguos textos griegos de hacia el 1000 a. C. 0 en la Odisea de Home- ro, aprendemos que los extenuados guerreros, a su regreso, eran masajeados y un- gidos con aceite por bellas esclavas a fin de refrescarlos y reestaurar sus fuerzas. Los antiguos griegos y romanos conocfan diversas formas de manipulacién para distintas finalidades: pellizcos, friegas, masajes, ejercicios activos y pasivos, y una forma de lavado de cabeza. Estos procedimientos se usaban por placer y también con los bafios, como terapia de enfermedades y deformidades, para preparar a los atletas con vista a competiciones y exhibiciones y para reparar fuerzas después de Ja batalla. También se utilizaba el masaje para poner en buenas condiciones a es- clavos viejos y decrépitos, de modo que se pudiesen obtener por ellos mejores precios en el mercado (un trabajo que era como una «simonfa de cuerpos») En Roma se tiene constancia de la practica de la manipulacién desde el siglo 1 a. C. El médico romano Celso, del siglo 1, menciona las friegas sobre varias par- tes del cuerpo para distintas enfermedades, y habla asimismo de los tipos muy di- versos de terapia manual que se usaban. Un siglo antes, Julio César se habfa hecho pellizcar por todo el cuerpo para aliviarse una neuralgia. El emperador Adriano, el famoso Plinio y el erudito Galeno utilizaban y defendian la manipulacién para el tratamiento de las enfermedades y el mantenimiento general de la salud. Paracelso, en el siglo xvi, alabé los beneficios del masaje. Esta y otras formas de terapia manipulativa eran también recomendadas, en el mismo siglo, por Mer- curialis, un médico italiano, y por Gabriele Fallopio, el famoso cirujano de Padua. MASAJES Y MANIPULACIONES: EL MODO CORRECTO DE DAR FRIEGAS 205 Los japoneses usaban también todo tipo de terapia manipulativa en el siglo xv. En esa época publicaron un libro llamado San-Tsai-Tou-Hoei con muchos dibujos de anatomia, de ejercicios activos y pasivos y de todo tipo de masajes y de movimien- tos pasivos. Esta terapia se usaba en enfermedades, posfracturas, contracciones musculares y calambres y para eliminar el cansancio. A comienzos del siglo xvit, el médico Sydenham eligié la terapia manipulati- va para muchas de sus curas. En el mismo siglo, Hoffman, el médico prusiano, utiliz6 todo tipo de mecanoterapias, tanto activas como pasivas. En el siglo XVII hubo un movimiento considerable a favor del uso de la terapia manual en casos de enfermedad y deformidades. El movimiento lo encabezaba Siton André Tis- set, de Francia, quien escribio varios libros sobre las propiedades curativas del ma- saje y la manipulacion. El siglo xix trajo en Occidente una gran recuperacién de las manipulaciones ac- tivas y pasivas de todas clases. Peter Henrik Ling, el conocido maestro de esgrima sueco, fisidlogo y poeta, creador del sistema sueco de masaje, puso al dia el cono- cimiento de algunas de las practicas de los antiguos. Tratd, en lo posible, de esta- blecer el arte de la manipulacién, tal y como se conocia hasta entonces, sobre una base cientifica. La mayor parte de nuestro trabajo sobre manipulacién y gimnasia médica se deriva de los esfuerzos de Ling por coordinar y racionalizar este campo. A mediados del siglo xrx, el famoso Douglas Graham, de Boston, escribié el primer tratado sobre manipulaci6n. En el campo de la mecanoterapia y la educa- ci6n fisica, la obra de D. A. Sargent ha mantenido su influencia hasta la actuali- dad. El siglo xix introdujo también la mecanoterapia y las diversas maquinas de Zander. Estos aparatos se usaban para ejercitar diferentes partes del cuerpo y para imitar los movimientos de ejercicios tales como montar a caballo, en camello o en bicicleta, En 1874, el doctor Andrew Taylor Still Ilevé la medicina osteopatica a las artes curativas. Veinte afios después, Daniel David Palmer creé la quiropraxia. Ya a comienzos del siglo xx tenemos los trabajos de los dictores R. Tait McKen- zie y John Harvey Kellogg en el campo de Ia terapia manipulativa. Aunque durante mucho tiempo la profesién médica fue reacia a utilizar todo el rango terapéutico de manipulaciones y masajes, perdiendo asf muchos pacientes en favor de ostedpatas y quiropracticos, las dos guerras mundiales estimularon en gran medida la ciencia de la rehabilitacién para el tratamiento de veteranos. Esto dio un gran impulso a la aceptacién, por parte del cuerpo médico, del papel curati- vo del masaje y la manipulacién en la medicina fisica. De hecho, mi primer ins- tituto se Hamaba Reilly Physician's Service, y en el Rockefeller Center Institute tratamos a pacientes que nos envian més de trescientos médicos. En la sanacién paranormal, el agente usado por el sanador es la mano. ;Pueden sanar las manos humanas? Parece que la respuesta es afirmativa, segtin se des- prende de los experimentos de laboratorio dirigidos por una monja, la hermana Justa Smith, eminente bioquimica y enziméloga, realizados en el Rosario Hill Co- lege y el Human Dimensions Institute de Buffalo, Nueva York, con el sanador Oskar Estebany. Oskar Estebany es un coronel de la marina htingara retirado que ha consegui- 206 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. do un éxito notable sanando por la «imposicién de manos». Cuando Estebany to- maba en sus manos tubos de ensayo que contenian disoluciones enzimaticas, la hermana Justa Smith podia detectar un aumento significativo de la actividad de los enzimas «tratados» respecto a los controles «no tratados». Es interesante remarcar la observacién de la hermana Justa en el sentido de que cuando el coronel estaba indispuesto 0 emocionalmente alterado, los enzimas no respondian de la misma manera. Los experimentos de la hermana Justa parecen indicar que el masaje, cuando es administrado por una persona con actitud y aptitud sanadora, puede influir so- bre la actividad enzimatica del organismo asi como sobre su circulacién. Por cierto que este mismo sanador, el coronel Estebany, en otros experimentos cuidadosamente controlados dirigidos por el doctor Bernard Grad, de la McGill University, en Montreal, ha demostrado que podia acelerar procesos de recupera- cin en plantas y en ratones por medio de la «imposicién de manos». Con esta clase de evidencias cientificas, que confirman la sabiduria intuitiva de miles de afios de experiencia, deberia ser facil de comprender que el masaje ad- rrado por manos humanas no puede ser satisfactoriamente suplantado por nin- gin tipo de maquina o vibrador, aunque estos aparatos tengan su utilidad si no se dispone de nada mejor. El masaje puede ser tanto estimulante como relajante. Afecta a la totalidad del cuerpo, nervios, érganos, gléndulas, circulacién y tono muscular, y ayuda al orga- nismo a liberarse de toxinas y venenos que producen fatiga. Hace afios pude ob- servar unos experimentos realizados por el doctor John Harvey Kellogg en el Ke- Hogg Institute de Battle Creek, Michigan, asi como los trabajos del doctor Douglas Graham, que me Ilevaron a la conclusién de que un buen masaje con los drenajes adecuados equivalfa a unas cuatro horas de suefio. En unos experimentos, un hombre debfa ir levantando un peso de un kilo hasta que tuviera completamente fatigados los dedos de la mano. En la primera tanda lo habia conseguido 840 veces. Después de recibir masaje durante cinco minutos, primero en la palma y luego en los dedos, habia podido levantar el peso 1.100 ve- ces, lo que representa un incremento de casi un tercio respecto a su capacidad ini- cial. Sin el masaje, a medida que la fatiga iba apoderandose de él, los resultados disminuyeron a 500 veces en la segunda tanda y a 200 en la tercera. Unos aiios mas tarde escribi un articulo sobre la utilidad del masaje para ven- cer la fatiga, articulo que atrajo la atencién del estudiante tibetano Theos Bernard, que seria conocido mas tarde como «el Lama Blanco». Estaba asistiendo a un cur- so intensivo de sanscrito en la universidad de Columbia, intentaba acabar el doc- torado en tres afios y nueve meses, antes de partir para el Tibet, y queria hacer todo ello durmiendo sélo cuatro horas diarias, para poder dedicar las restantes al estudio. Me puse de acuerdo con mi hermano, el doctor Pat Reilly, un experto fisiote- rapeuta, para que fuera a casa de Bernard cada mafana durante casi nueve meses para darle un masaje. Al final Bernard aprobé el examen, completé su tesis docto- ral sobre los ejercicios de yoga, recibié el doctorado en lenguas orientales (mayori- MASAJES Y MANIPULACIONES: EL MODO CORRECTO DE DAR FRIEGAS 207 tariamente sdnscrito) y demostré que cuarenta y cinco minutos de masaje equiv: lian a cuatro horas de suefio. Una copia de su tesis doctoral con una célida dedi- catoria autégrafa a mi hermano Pat expresdndole su reconocimiento, constituye un recuerdo entrajiable de este experimento. La manipulacién y el masaje eran parte integrante de la terapia sin medicamen- tos de Edgar Cayce. No creo que nunca lleguemos a saber en cudntos casos pres- cribié masajes, debido a la variada terminologia que usaba (a veces recomendaba friegas, otras veces masajes osteopaticos, otras masajes a secas). Ciertamente, en casi todos los casos que me envi6, recetaba masajes y/o manipulaciones, a menu- do en combinacién con regimenes alimenticios, hidroterapia, electroterapia, ejer- cicios y otros tratamientos. Esto era una caracteristica del trabajo de Cayce, en que cada ser humano recibia una combinacién de terapias orquestada individualmente, ideada para restaurar la armonfa de su cuerpo, mente y espiritu. Cayce hizo la siguiente recomendacién a un hombre de negocios de Nueva York: Ya que la hidroterapia y el masaje son medidas tanto preventivas como curativas. Puesto que la limpieza del sistema permite funcionar normalmente a las mismas fuerzas del cuerpo y eliminar asi venenos, congestiones y condiciones que podrian convertirse en agudas en el interior del cuerpo. (257-254) P-21. {Debo volver a las friegas con aceite de cacahuete? R-21. No hay nada mejor... proporcionan energia al cuerpo. Y, como ya he indicado otras veces, quienes tomen dos o tres almendras diarias no necesitan temer ja- mis al cAncer; quienes se apliquen una vez por semana una friega con aceite de cacahuete no habran de temer jamis la artritis. (1158-31) La comprensién que Cayce tenia de los beneficios del masaje para todo el sis- tema queda ilustrada en el siguiente caso, que describe una de sus muchas apli- caciones. El paciente era un muchacho de dieciocho afios aquejado de leucemia aguda: El masaje esté muy bien, pero deberiamos hacerlo mas a menudo, ,comprenden? Para que tenga mAs oportunidades de producir efecto sobre todas las dreas més activas de los érganos del cuerpo. Deberfamos tener en cuenta el «porqué> del masaje: la inac- tividad hace que muchas de las porciones de ka columna vertebral de las que los diver- sos 6rganos reciben impulsos nerviosos se vuelvan laxas o rigidas 0 emitan impulsos mayores unas que otras. El masaje ayuda a que los ganglios reciban impulsos nervio- sos en la medida en que favorece la circulaci6n entre las diversas partes del organismo. (2456-4) Cayce hizo esta recomendacién a un hombre de cuarenta y cinco afios que su- fifa una falta de coordinacién del sistema nervioso (5467-1): Por las mafianas, dése un masaje a fondo en toda la zona cerebroespinal, fregdn- dosela, después del masaje a fondo con estas aplicaciones frfas, a continuacién del ma- 208 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES saje, trabajando hacia los centros a lo largo de la columna, con partes iguales de tintu- rade mirra y aceite de oliva. Caliente el aceite, no a ebullicién pero casi, y afiada la mi- rra, Como una cucharada de cada. Esta es la cantidad para cada aplicacién.. Quiero subrayar dos aspectos interesantes de esta lectura. Cuando le pregunta- ron «quién debja dar el masaje», Cayce respondié que «alguien que estuviera en sintonia con lo que se intentaba». La sintonfa es la clave de la sanacién, y especialmente en el masaje. Con los afios he aprendido que bastan unas pocas lecciones para ensefiar a una persona co- rriente a dar un masaje elemental, pero la diferencia en cuanto a los resultados vie- ne de la actitud del practicante. En los casos que he citado anteriormente, la dedicacién de una madre o de una esposa fueron elementos clave en la recuperacién y mejora de sus seres queridos. En un caso muy reciente, un hijo ha sido el instrumento de curaci6n de su pa- dre. Cuando el sefior R., un abogado, vino a verme, comprendi enseguida que ne- cesitaba un tratamiento diario. Habfa resultado malherido en una explosién, se ha- bfa roto la pierna izquierda y la tenfa terriblemente destrozada, y también se habia roto la rétula. Segtin su médico, se quedarfa definitivamente cojo y deberfa andar con bastén o muleta. Le dije al sefior R. que intentaria ayudarle pero que, si podia conseguir que le dieran un masaje diario en su casa, quizds podria caminar bien otra vez. Me ofre- cf a ensefiar a su hijo cmo debia realizar el tratamiento, y padre e hijo estuvieron de acuerdo en intentarlo. Vinieron a la consulta ocho o diez veces. Le di al padre un tratamiento y a la vez ensefié al hijo lo que tenia que hacer en casa. EI sefior R. ha recobrado el 95 % del movimiento de la pierna y no necesita muleta ni baston. En su tltima visita me contaba: ~(Sabe, doctor?... Mi hijo y yo no habfamos sido nunca tan buenos amigos ni habfamos estado tan unidos como ahora, porque él siente que ha hecho mucho por mf. Gracias a usted, no s6lo puedo caminar bien de nuevo sino que ha aumentado y mejorado la relaci6n con mi hijo. Algunos parientes que aprenden a dar masajes para ayudar a un miembro de su familia legan a ser tan buenos como para dedicarse a ello profesionalmente. Esto fue lo que le ocurrié a la sefiora K. F., que me trajo a su hija para un tratamiento. La hija estaba desarrollando lo que los médicos habian diagnosticado como una esclerosis multiple, y estaba perdiendo la coordinacién. En estos casos no podemos garantizar los resultados, pero vemos que la aplicacién continuada de masajes y manipulaciones evita que el paciente vaya a peor y a menudo lo mantiene levan- tado. A veces, si se consigue remontar su estado general de salud, la enfermedad puede remitir. Entonces, si el tono muscular y la circulacién se han mantenido, el paciente puede empezar a funcionar con normalidad, mientras que si se deja que los mtisculos se atrofien, no volverdn a ser funcionales aun remitiendo la enfer- medad. Enseiié a la madre cémo debja trabajar sobre su hija y luego ella volvié a casa con su marido en otra ciudad. Un da la madre fue al hospital a visitar a una ami- MASAJES Y MANIPULACIONES: EL MODO CORRECTO DE DAR FRIEGAS 209 ga que tenia un lado del cuerpo paralizado. La sefiora F. se puso a darle friegas en el brazo y la mano, que estaban totalmente insensibles, y luego en la pierna. En esto llegé el hijo de la paciente, que trabajaba como médico en aquel mismo hos- pital. Observ6 el trabajo de la sefiora F. y le pidié que fuera cada dia a dar un ma- saje a su madre (cobrando, por supuesto). La madre tuvo una recuperacién del 60 0 70% y su hijo ha recomendado a la sefiora F. a otros pacientes y médicos. Aho- ra ella se dedica a tiempo completo a trabajar para los médicos. Otro punto sobre el que querria llamar la atencidn del lector son las indicacio- nes precisas que se dan en las lecturas acerca de la forma de preparar la soluci6n para el masaje. Cayce usaba una gran variedad de lubricantes, y nos ha legado combinaciones que hemos experimentado con éxito durante més de cuarenta afios. Por ejemplo, el aceite de cacahuete se encuentra, a menudo, solo o en combina- cin, en preparaciones utilizadas para la prevencién o el tratamiento de artritis, molestias y dolores reumdticos. En su férmula de una popular locién para las tor- ceduras, y también para el tratamiento de pacientes con pardlisis infantil, cerebral © pardlisis, aparecen mezclas con una base de keroseno o gasolina. La manteca de cacao, alternada con aceite de oliva 0 combinaciones de este aceite, se recomien- da para nifios con diversas enfermedades, desde tosferina a pardlisis cerebral, Por ejemple, la lectura de Cayce 5568-6 es para un nifio de seis afios aquejado de pa- ralisis cerebral: Es conveniente dar friegas a fondo cada noche por todo el cuerpo con aquellos principios que podemos enconirar en una uncién, que acta como lubricante de todo el sistema. Pueden alternarse la manteca de cacao y el aceite de oliva, 0 el aceite de oliva con mitra y luego la manteca de cacao. Esto favorecerd unas condiciones mejores para el descanso del cuerpo y para las actividades de las extremidades asi como de los cen- tros a lo largo del sistema cerebroespinal... también seria beneficioso para este cuerpo darle friegas a fondo en la columna vertebral, no como en el tratamiento de manipula- ci6n ordinario, sino con més rudeza, de manera que estimulemos las terminaciones nerviosas que funcionan a través de la porcién muscular del cuerpo. Cayce recomendaba el aceite de cacahuete, solo 0 combinado con otros aceites, con mis frecuencia que cualquier otro, sobre todo en casos de artritis. Como se ha mencionado previamente, en la lectura 1158-1 decfa: «los que se dan una friega se- manal con aceite de cacahuete no tendran nunca artritis», y en la lectura 1206-1 «{usando] las friegas de aceite [de cacahuete] cada semana no tendr4 nunca ret matismo ni ninguna de las condiciones concurrentes que ponen en jaque las ac vidades de higado y rifiones». Cayce no siempre explicaba su eleccién de un aceite o mezcla particulares, pero all{ donde encontramos explicaciones, parecen siempre terapéuticamente raciona- les y no producto del capricho la costumbre. Sabemos ciertamente, por el gran uso que hizo de los bafios de vapor (que explicaremos en el préximo capitulo) y por su atencién hacia los lubricantes, que comprendia el gran papel que ejerce la piel en la asimilacién asi como en la eliminacién de sustancias. Por ejemplo, en la lectura 440-3 dice: «el aceite de oliva, preparado adecuada- 210 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES mente [por tanto debe usarse siempre aceite puro de oliva] es uno de los agentes mis eficaces que se pueden aplicar a un cuerpo para la estimulacién de la activi- dad muscular o de la actividad de la membrana mucosa». En el caso de una mujer con problemas de locomocién y que ademés sufria as- tenia (debilidad) y toxemia, Cayce explicaba la finalidad del masaje lubricante: Dos veces al dfa, apliquen masajes al cuerpo, especialmente a lo largo de la colum- na, Por la noche denle masajes con aceite de oliva puro en cada segmento y cada vér- tebra a lo largo de la columna, masajeen bien en el cuerpo y a lo largo de los miembros, especialmente los de los nervios cidticos, y alo largo de los nervios del brazo que vie- nen del plexo braquial. A 1o largo de! brazo, por fuera en el antebrazo y por dentro en la parte superior, ¢de acuerdo? Luego aclaren, después de que esto haya sido bien masa- Jeado en el cuerpo, tomandose por lo menos de veinte a veinticinco minutos para cada masaje, centendido? Por la mafana, masajeen el cuerpo con tintura de mirra diluida. Esto es para ablandar, lo otro para relajar y fortalecer, para alimentar las condiciones musculares y para mejorar la locomocién, en la medida en que se eliminan del sistema los efectos de los venenos, y para fortalecer todo el cuerpo. Haganlo por lo menos du- ante quince dfas, zcomprenden? (5421-6) En la lectura 618-4, Cayce afirmaba que la mirra era buena para los mésculos y que estimulaba la circulacién superficial. En otra lectura, la 440-3, decia: «la tintura de mirra actiia sobre los poros de la piel de una forma como si los atravesara, haciendo que la circulacién legue a las zonas afectadas...». En mis largos aiios de experiencia en el instituto asi como en mi consulta ac- tual, he descubierto que cinco o seis mezclas son las mds ttiles. Las encontraré al final del préximo capitulo. CAPITULO 9 Como dar un masaje «{usando] las friegas de aceite (de cacahuete] cada semana no tendré nunca reumatismo ni ninguna de las condiciones concurrentes que ponen en jaque las actividades de higado y rifiones. » (1206-13) «[...] quienes tomen dos o tres almendras diarias no necesitan temer jamds al céincer; quienes se apliquen una vez por semana una friega con aceite de cacahue- te no habrén de temer jamas la artritis.» (1158-31) «Las friegas [masajes] con aceite de cacahuete proporcionan energta al cuer- po...» (1158-31) «[...] el aceite de oliva es uno de los agentes mds eficaces que se pueden apli- car a un cuerpo para la estimulacion de la actividad muscular o de la actividad de la membrana mucosa.» (440-3) Edgar Cayce INSTRUCCIONES PARA EL MASAJE CASERO Aunque no intento comparar el beneficio de un masaje casero con el de un operador capacitado, se sorprenderd de lo mucho que puede beneficiarse si domi- na algunas técniicas simples. Los beneficios para su cuerpo, mente y espfritu seran inestimables, y las ventajas para su bolsillo obvias. Vamos a empezar por cémo puede darse masaje uno mismo. AUTOMASAJE 1. Tome una toalla de bafio corriente de I m de largo (como Ta que usa para sus ejercicios) y déblela hasta un ancho de unos 15 cm. Con esta simple ayuda puede darse una buena friccidn y ademas, como beneficio adicional, hacer un poco de ejer- cicio. Una friega con toalla mejorard su circulacién, le ayudaré a estar en buena forma y le afirmard definitivamente los brazos, el t6rax y los hombros. Cuélguese la toalla sobre el hombro derecho, tome el extremo delantero con la mano derecha, Ileve la mano izquierda hacia atras por encima de la cabeza y tome el otro ex- tremo de la toalla. Trabaje con ella atras y adelante cruzando la espalda, de manera que produzca una buena rubefaccién debida al frotamiento. Luego invierta: péngase la toa- la sobre el hombro izquierdo y témela por delante con la izquierda y por detrs con la derecha. Si retuerce la toalla le dard mds variedad. 2. Otro método para dar masajes en la parte posterior del cuello y la espalda con una toalla es el siguiente: Ponga la toalla doblada plana sobre la parte posterior del cuello, tome los extremos de la toalla y manténgalos bastante tirantes a la altura de los hombros. Apéyela firme- mente contra el cuello y tire despacio, atrés y adelante, de 5 a 10 cm. Intente mover las capas profundas y los misculos mas que la piel. Luego, sujetando la toalla, deje caer Jas manos hasta Ja altura del t6rax. Entonces, con la maxima presién sobre la toalla, dé un impulso corto atrés y adelante para dar masaje a la base del cuello y los grandes miisculos trapezoidales de los hombros. Deje caer la toalla hasta el nivel de las axilas para masajear esa seccién de la espalda. Vaya desplazando la toalla hasta cubrir toda la espalda. A las caderas puede aplicarles masaje del mismo modo, Al trabajar con las ca~ deras puede usted moverlas contra la toalla para doblar la accién. Usando la toalla de esta manera puede darse tanto una friccién como un masaje de compresién. Para la friccidn se sujeta la toalla menos tensa y el movimiento es més li- bre y largo. No contintie cuando la piel esté ya muy caliente, ya que podria producirse COMO DAR UN MASAJE 213 una quemadura por friccién. Para el masaje de compresién el movimiento es mucho mis corto pero se debe aplicar mucha fuerza sobre los extremos de la toalla. Es nece- sario para mover Jas capas profundas y los muisculos. 3. Un método de masaje para pies y piernas es el siguiente: Doble la toalla como antes. Sentado en una silla de cocina, enrdllela sobre el pie (ana sola vuelta). Trabaje con la toalla atrds y adelante y luego en zigzag. Use la misma técnica para las pantorrillas y la parte superior de las piernas. También puede darse usted mismo un rudimentario masaje de percusién gol- peando una pared con las caderas 0 las nalgas, no tan fuerte como para hacerse dafio ni dafiar la pared. Esto es muy util para deshacer la adiposidad. También pue- de beneficiarse de la percusién golpedndose las nalgas con la parte interior de las mufiecas, un procedimiento muy beneficioso para deshacer la congestion en casos de prostatitis. PREPARACION Lo mis importante que debe recordar al dar un masaje es que, para obtener bue- nos resultados, debe usted querer ayudar a la persona sobre la que va a trabajar. 1. Idealmente el masaje deberia darse sobre una mesa. Las mesas profesiona- les tienen entre 70 y 75 cm de altura, otro tanto de ancho y 180 cm de largo, mas o menos la altura de una persona. Si la mesa es demasiado alta no estard usted a un nivel correcto, y si es demasiado baja le dar4 dolor de espalda y necesitard us- ted mismo los servicios de un profesional. Se puede dar un masaje en la cama si el operador se sienta en una silla. Dare- mos las pautas mds adelante en este mismo capitulo. Aunque algunos entusiastas del masaje modernos recomiendan poner al sujeto en el suelo, yo personalmente encuentro que este sistema se adapta mas a la gen- te de aquellas culturas que estan habituadas a sentarse en cuclillas 0 arrodillados. Asi que si piensa incluir el masaje en su nuevo estilo de vida, le recomiendo que invierta en una mesa o se haga una en casa. Puede construirse una mesa casera usando dos caballetes y una tabla de con- trachapado. Esta debe tener por lo menos 2 cm de grosor, 75 cm de ancho y 180.cm de largo. Puede improvisar una mesa de masaje con una cama de estudio sin cabezal ni pies u otro tipo de cama de dia puesta sobre tacos de madera que la levanten has- ta la altura correcta. (Estos tacos se usan con frecuencia en nuestra clinica ARE para ajustarse a las alturas diversas de nuestros operadores.) 2. Si la mesa que usa no es acolchada, ctibrala con varias capas de mantas 0 con una colchoneta de espuma (las colchonetas de playa son baratas y resisten el agua y las manchas). Cubra el conjunto con una sébana. 3, Para el masaje t6nico general preferimos usar como lubricante la mezcla de 214 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Cayce que se detalla al final de este capitulo. En el mismo lugar encontraré tam- bién variantes de la mezcla. 4, Tenga a punto el lubricante. Lo mejor es ponerlo en una botella de plistico, més facil de manejar y mas higiénica que un recipiente abierto. Creo que para los principiantes también resulta més cémoda, ya que pueden tenerla cerca, de mane- ra que el contacto tactil con el paciente no se rompa al ir a tomar ms aceite, y ade- mas no mancha si se cae. 5. Prepare una almohada para poner bajo los tobillos del masajeado cuando esté de prono (boca abajo) y bajo las rodillas cuando esté de supino (boca arriba). Esto ayuda a relajar el cuerpo. 6. Recuerde lavarse a fondo las manos antes de tocar al paciente. Antes de aprender los diversos pases (0 movimientos y técnicas), mis alumnos deben aprender algunas cosas sobre la mecénica del cuerpo, puesto que el masaje es algo que no se hace slo con las manos y brazos, sino con todo el cuerpo. En su gran obra clasica A Treatise on Massage, el doctor Douglas Graham, miembro de la Massachusetts Medical Society y antiguo alumno. del Jefferson Medical College, escribié lo que sigue: No importa lo precisa y cuidadosamente puesta en palabras que sea la descripeién, no es probable que se comprenda hasta que uno vea, sienta e intente dar el masaje él mismo y compare sus esfuerzos con los de otros. Porque el masaje, aunque puede ser estudiado como una ciencia, tiene que ser practicado como un arte, como todo en me- dicina y cirugfa... Hay muchas cosas que no pueden sistematizarse, exportarse de una a otra mente por medio de libros y articulos. La definicién y el modo de dar masajes no se aclaran con Hamar efflewrage a los pases lentos y saves en direccién centripeta, con hablar de la friega en profundidad como de un massage 4 friction, con usar el término pétrissage para la manipulacién profunda sin fricci6n, o con llamar tapotement a la percusién... Las multiformes sub- divisiones bajo las que los diversos procedimientos del masaje han sido descritos pueden agruparse bajo cuatro epigrafes, a saber: friccién, percusién, presién y movi- miento.' Tomando como punto de partida esta renuncia por parte de una autoridad tan eminente como el doctor Graham, animo al masajista aficionado a no desani- marse ante la terminologia técnica que probablemente encontrard en manuales y libros sobre masaje. A efectos practicos, el principiante puede usar unas cuan- tas técnicas basicas, y, como también dijo el doctor Graham, «no se deben me- nospreciar las ventajas de las vulgares friegas», siempre que se hagan de forma correcta. Una vez que empiece, se quedard sorprendido al descubrir cémo mu- chos movimientos se le ocurren de manera intuitiva y natural. Como escribié un gran doctor del siglo xix: «Un estudio cuidadoso de la estructura del cuerpo hu- mano, sus contornos y conformaciones, asf como de la manera més agradable y eficaz de aplicarle masajes, prueba que, o bien el Creador hizo el cuerpo para ser I. Douglas Graham, A Treatise on Massage, p. 40. J. H. Chambers & Co. Saint Louis, 1890. COMO DAR UN MASAJE 215 manipulado, o bien El mismo puso en el corazén del hombre el idear el masaje como medio para provocar la activacién de los nervios, los mésculos y la cireu- lacién». MECANICA DEL CUERPO Antes de intentar dar un masaje hay que aprender a mover el propio cuerpo con ritmo y equilibrio. Las plantas de los pies, las pantorrillas, la parte baja de la espalda, todo ello interviene tanto como los hombros, brazos y manos. Relaje los hombros con alguno de los ejercicios de encogimiento y rotacién del capitulo 7. Afloje las piernas, en especial las rodillas. Adopte aires como de espa- dachin flexionando las rodillas, levantandose y bajando como un muelle (debe te- her una pierna adelantada y la otra hacia atrés). Luego balancee los hombros y ca- deras con un movimiento coordinado, no muy distinto al de alguien que bailase rock. El ritmo lo es todo. Es asf como yo puedo manipular hasta a dieciocho pa- cientes por dia sin cansarme mas de lo debido. PASES (MOVIMIENTOS) Toque Se usa para tomar contacto con el sujeto, a modo de introduccién para ayudar alos dos a relajarse. Ponga las manos alrededor del brazo 0 el hombro izquierdo, con el pulgar hacia arriba y los dedos modelando el contorno de} brazo. No hay movimiento, solamente una ligera presién reconfortante. Se puede tocar el hom- bro, el brazo o el antebrazo (véase Fig. 1). Pase (Effleurage) Es el movimiento mis usado. Se utiliza para aplicar el lubricante y para la ma- yor parte del recorrido que las manos deben hacer para cubrir todo el cuerpo y las extremidades. Interviene toda la mano, con Jos dedos juntos y con toda la palma, y se va modelando el contorno de la parte del cuerpo correspondiente. Los mo mientos pueden ser largos o bien cortos e interrumpidos (segiin se explicard a con- tinuacién), y se puede aplicar una presién ligera, media o fuerte. Este movimiento puede realizarse también con las puntas de los dedos, con el pulgar y con los nudillos, pero para los que empiezan nos atendremos a la préc- tica més usual. Es un movimiento muy valioso: aumenta la circulacin de la san- gre y la linfa, mejora la circulacién de retorno de la sangre venosa hacia el cora- Z6n, es beneficioso para los tejidos, resulta sedante y relajante e induce al suefio (véase Fig. 2). Amasamiento (Pétrissage) Es el movimiento mas importante desde un punto de vista terapéutico, ya que afecta a los nervios, los vasos sanguineos y las glindulas, mejora el intercambio ce- lular, normaliza el flujo sanguineo y la linfa y ayuda a eliminar toxinas. Se practi- ca haciendo pequefios circulos en sentido horario con la mano derecha y antihora- tio con la izquierda, siempre en direccidn ascendente y hacia afuera, incluso cuando 216 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES se masajea de arriba abajo un brazo o una pierna. Con el pulgar se ejerce presién y el amasamiento se realiza con los otros cuatro dedos juntos. Las manos se mue- ven ritmicamente, al igual que todo el cuerpo, balanceando hombros, caderas y piernas (véase Fig. 3). Fricci6n Este es un movimiento que se aplica a la superficie de la piel (con frecuencia sin lubricante), sin trabajar los miisculos subyacentes. Suele ser mas rapido que el pase y es mas superficial. Estimula la piel superficialmente. La posicién de las ma- hos es como para los pases (véase Fig. 2). Rodamiento Con las manos planas, los dedos rectos y hacia afuera, trabaje la pierna o el muslo como si fuera un trozo de masa o de arcilla con el que quisiera hacer una cuerda. Cuando la mano izquierda se desplaza hacia adelante, la derecha va hacia atrds y viceversa. Este movimiento es beneficioso para los atletas, patinadores y para cualquiera que tenga un problema en los miisculos o sufra fatiga muscular (véase Fig. 4). Retorcimiento Este movimiento se suele utilizar en los costados, alli donde hay acimulos de grasa en forma de cinturén. Ponga las manos abiertas, con los dedos apun- tando hacia Ia cintura 0 el brazo o la pierna del sujeto. Exprima la grasa o el miisculo con ambas manos, luego empuje hacia usted con la derecha y hacia afuera con la izquierda, como si escurriese un trapo. Esto leva la sangre fuera de los misculos, estimula las células nerviosas y deshace las células adiposas (véase Fig. 5). Compresién nerviosa Ponga ambas manos sobre el brazo del sujeto como para tocarlo, con los pul- gares hacia arriba y los dedos alrededor del brazo, y apriete hacia arriba y hacia afuera, aplicando presion con el peso del cuerpo por detrds de la zona apretada. Resulta muy til para normalizar la circulacién y es relajante (véase Fig. 6). Percusién Tiene muchas variantes conocidas como efecto de ventosa, martilleo, hachea- miento y palmeo. La percusi6n tiene unos usos terapéuticos especificos, para ali- viar las congestiones catarrales y para el tratamiento de prostatitis y otros pro- blemas. Muchos masajistas gustan de concluir un masaje general hacheando sobre la espalda, tal y como han popularizado muchas peliculas de Hollywood. El efecto de ventosa suele realizarse cn movimientos cortos y picados, usual- mente sobre la espalda 0 el t6rax, con la mano ahuecada en forma de copa (véa- se Fig. 7). El palmeo se da con la mano plana (véase Fig. 8), el martilleo se efectiia con los COMO DAR UN MASAJE, 217 puiios cerrados, y el hacheamiento se da con el canto de las manos, manteniendo los dedos sueltos (véase Fig. 9). Hay muchos otros pases: drenaje, abatanado, rastrillado, picado, etc., con mu- chos otros nombres distintos; pero los que se han detallado més arriba sitven para satisfacer la mayor parte de las necesidades en-un masaje casero. Manipulacién Consiste en movimientos pasivos simples de las extremidades de la persona realizados por el masajista (sobre las articulaciones giratorias y de bisagra). No per- mita que el sujeto ayude; vigile que permanezca relajado. METODO DE MASAJE CASERO REILLY PRINCIPIOS GENERALES 1. Todos los movimientos generales de masaje deben ser hacia arriba y hacia el cora- z6n, excepto en el cuello y la cabeza. 2. Es mejor dar masaje primero en la parte superior de un brazo o pierna, empezando por el extremo distal y procediendo hacia arriba: del codo al hombro, de la mano al code, ete, 3. En general, los pases se comienzan de forma suave, se va aumentando la presién con cada repeticién, y luego se vuelve a disminuir. El tiltimo pase es sedante, lento y ligero. Los movimientos se aplican con més presidn al ir hacia arriba que hacia abajo. 4, Para la relajaci6n se usa un tiempo lento (digamos entre 60 y 80 movimientos por minuto), Para la estimulacién se utilizan tiempos répidos (de 120 a 180 pases por mi- nuto). 5, Recuerde que debe tratar de mantener constantemente el contacto con el sujeto, in- cluso cuando cambie de posici6n. Si tiene que desplazarse al otro lado 0 de la cabe- zaa los pies, mantenga el contacto con una mano. 6. Intente estar alerta ante posibles «seftales de peligro»: puntos muy calientes o muy firios, rigidez, dolor, blandura excesiva, etc. Si persisten, hagaselo notar al médico del sujeto. Pueden ser sefiales tempranas de algin desarreglo. 7. Bl orden siguiente, que yo mismo utilizo y que enseio, es el que me ha resultado mis efectivo cuando el paciente est nervioso y aprensivo, Aplique primeramen- te el masaje en los brazos, porque esto calienta las manos del operador, y porque Jos brazos son la parte menos sensible del cuerpo. Haga el abdomen antes que la cabeza y los hombros, porque si se desprendieran gases 0 toxinas en el colon, esto podria producir un ligero dolor de cabeza, que eliminarfa el posterior masaje. He encontrado que la manera més facil y eficiente de trabajar los pies es con el pa- ciente tendido de prono y con las piernas flexionadas, lo que da un buen acceso a los pies, Recuerde aplicar suficiente aceite a la zona que va a trabajar, de modo que la piel esté suave y sus manos no arrastren la piel del paciente. Que sus pases sean largos y fir- mes, Témeselo con calma, un acereamiento amable y delicado. Si aplica demasiado aceite no podra actuar en profundidad; quite el exceso con una toalla o servilleta de pa- pel. Para la estimulaci6n répida use la «friccién» sin lubricante, 218 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES EL PROCEDIMIENTO. er aweye u. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. ie i a 24. 25. 26. 27. 28. Para empezar, ponga al sujeto en posicién de supino (boca arriba) con una almo- hada bajo las rodillas. Si se trata de una mujer, use dos toallas para protegerle el pe- cho y el pubis. Los hombres pueden ponerse shorts, una toalla o una sdbana, Esto tiene la finalidad de prevenir enfriamientos, as{ como de proteger el pudor. Su primera aproximacién al sujeto seré mediante TOQUES. Ponga una mano o las. dos sobre el brazo 0 el codo antes de empezar la terapia de masaje. Esta es una gran forma de establecer contacto y entrar en relacién. P6ngase lubricante en las manos Aplique el lubricante pasando la mano por todo el brazo. Empiece con el brazo izquierdo a la altura del codo y dé masaje hacia el hombro. Trabaje de la muiieca al codo. Luego haga la mano. Manipule las manos y los brazos segiin las instrucciones. COMPLETE UN BRAZO ANTES DE EMPEZAR CON EL OTRO. Repita todo el procedimiento con el brazo derecho. Compresi6n nerviosa. ). Finalice dando PASES hacia arriba por todo el brazo, desde la mano y los dedos hasta el hombro, Trabaje el abdomen con cuidado, siguiendo las precauciones pertinentes, y esti- mule el higado. Haga los costados y la cintura. Empiece con la pierna izquierda por la rodilla y dé masaje hacia las nalgas. Masajee alrededor de la rodilla. Empezando por el tobillo izquierdo, trabaje 1a pierna hasta la rodilla. Manipule la rodilla y la cadera. Compresi6n nerviosa. Acabe dando pases por toda la piema, desde el pie hasta la nalga Haga la cara. Trabaje el cuello y los hombros. Gire al sujeto a la posicién de prono (boca abajo). Haga la parte posterior de las piemas: (a) de las rodillas a los muslos; (b) desde los tobillos a las rodillas. Trabaje los pies y los dedos. Manipule los pies y las piernas segtin las instrucciones. Compresién nerviosa y toques opcionales por toda la piemna. Finalice con pases largos. Trabaje la espalda, las nalgas, el cuello y los hombros segiin se indica en las pagi- nas siguientes. Acabe con pases largos a partir del cuello, bajando por la espalda hasta las nalgas y subiendo otra vez. NOTA: Si utiliza toques opcionales en la espalda, las piernas o los hombros, hagalo an- tes del pase final, INSTRUCCIONES TECNICAS Las siguientes instrucciones estén pensadas para un masaje t6nico general de 30a 45 minutos. A medida que adquiera experiencia y entusiasmo puede ampliar- COMO DAR UN MASAJE, 219 Jo a 60 minutos a base de aumentar el ntimero de veces que aplica cada movimiento y de affadir nuevos pases. Brazos 1. El sujeto esta estirado sobre la mesa o la cama, boca arriba, con una almo- hada bajo las rodillas, cubierto convenientemente. Usted debe estar de pie al lado izquierdo, con la pierna derecha adelantada y la izquierda equilibrada con como- didad, mirando al sujeto. Empiece con el brazo izquierdo. Si va a dar el masaje en la cama, consulte las instrucciones que se adjuntan més adelante en este mismo capitulo (véase Fig. 10). 2. TOQUE al sujeto sobre los hombros y los brazos. 3. Péngase lubricante en las manos. 4. Aplique el lubricante al sujeto con PASES largos hacia arriba por todo el bra- z0, PASANDO la mano suavemente dos 0 tres veces desde la mano hasta el hom- bro del sujeto. Use toda la mano, con los dedos juntos y resiguiendo el contorno del brazo. 5. Empezando por la parte superior del hombro, use un movimiento de AMA- SAMIENTO sobre el brazo, trabajando alternadamente con las manos bastante juntas. Dé masaje hacia arriba y desplacese hacia abajo. El movimiento circular de las manos es siempre hacia arriba. Cuando Megue al codo empiece a traba- jar de vuelta hacia el hombro. Hagalo dos o tres veces, en un flujo continuo y sua- ve, siempre drenando hacia arriba, siguiendo el flujo de la sangre venosa hacia el corazén. Para mantener mis relajado al sujeto, puede apoyarle el brazo bajo su pro- pia «ala» tomandolo bajo su sisa cuando tenga las dos manos ocupadas, como al amasar. Intente recordar su «juego de rodillas», balanceando el cuerpo atrés y adelan- te mientras trabaja sobre el sujeto. Aumente la presin de manera que modele los te- jidos como si fueran un trozo de masa o de barro (véase Fig. 11). 6. Para hacer el antebrazo (de la mufieca al codo), doble el brazo del sujeto por el codo y hagalo reposar sobre la mesa, 0 péngaselo bajo el «ala», tal como he des- crito antes. PASE la mano por el antebrazo desde la muiieca hasta el codo dos o tres veces. Tenga cuidado de no presionar Ja arteria interna del brazo, presione sélo por la parte externa. Amase el antebrazo una o dos veces. Puede ajiadir el rodamiento para prolongar el masaje o si los misculos estén tensos, como ocurre después de un partido de tenis o de golf. 7. A continuacién hacemos la mano. Abrala para relajarla. Si el sujeto es una persona nerviosa, puede tener tendencia a apretar las manos y los pies, asf que pro- ceda despacio y con suavidad. Trabaje cada dedo, empezando por el meftique, con movimientos en espiral desde la punta hasta el nudillo, como si girara un tornillo. Este movimiento drena la sangre y cambia la circulaci6n. Otra técnica consiste en tomar el dedo del sujeto entre dos de los suyos y moverlo como si lo atornillara. Hagalo con delicadeza. Luego haga girar cada dedo en ambos sentidos. Trabaje las 220 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES articulaciones rotatorias y de bisagra de la mano y los dedos atrds y adelante. Esti- re los dedos y extienda la mano todo lo que pueda sin forzarla. Aplique masaje sobre Ja palma de Ia mano con los pulgares, moviendo ambas ‘manos en pequefios circulos con sentidos opuestos. Luego sobre el dorso de la mano manteniendo el pulgar firmemente apoyado sobre la palma del sujeto y moviendo los otros dedos por el dorso de la mano con un movimiento circular. Haga girar el pulgar en sentido horario. Haga girar Ia mano toméndola entre las dos suyas para realizar el movimiento. Flexione la mufieca adelante y atrés. NO PERMITA QUE EL SUJETO AYUDE. MANTENGALO RELAJADO. ES EL OPERADOR QUIEN EFECTUA TODOS LOS MOVIMIENTOS. (Lo mismo para la manipulacién del brazo.) 8. Para la manipulacién de las articulaciones, flexione el codo. Ponga una mano bajo el brazo del sujeto justo por encima del codo y la otra en su mufieca. Doble el brazo atras y adelante con suavidad, como si el codo fuera una bisagra, acercan- do la mano al codo todo 1o que pueda (véase Fig. 12). HAGA GIRAR el hombro. Ponga la mano sobre el triceps, en la parte poste- rior del brazo del sujeto, y t6mele la mufieca 0 el antebrazo. Haga girar el brazo y el hombro en ambos sentidos (véase Fig. 13). 9. La COMPRESION NERVIOSA se realiza justo antes del movimiento final, que es un PASE. Ponga las manos sobre el brazo del sujeto como para TOCAR- LO, con los dedos modelando los lados y Ia parte interna del brazo. Empiece en la parte superior del hombro, presione hacia arriba y mueva las manos a lo largo del brazo en direccién descendente, exprimiendo hacia afuera y hacia arriba. Puede apoyar el peso de su cuerpo detris de ello. Trabaje hasta la mufieca y luego hacia arriba del mismo modo (una o dos veces). TENGA CUIDADO DE NO PRESIONAR LAS ARTERIAS DE LA PARTE INTERNA DEL BRAZO. Este movimiento es bueno para la circulacién y para la relajacion (véase Fig. 6). 10. El PASE FINAL consiste en pasar las manos desde la mano hasta el hom- bro del sujeto dos o tres veces, la primera lentamente y con una presién moderada, la segunda vez més ligero al ir hacia arriba, luego ARRASTRANDO las manos con suavidad otra vez hacia la mano del sujeto. Acabe yendo hacia arriba y luego hacia abajo muy suavemente. Deje la mano del sujeto despacio y con delicadeza sobre la mesa y trabaje el brazo derecho. Abdomen 11. TOQUE el abdomen con toda la mano y extienda el aceite con PASES sua- ves, para tomar contacto con esta area tan sensible del cuerpo. Permanezca de pie ala izquierda del sujeto, con los pies paralelos en lugar de adelantar una pierna, y equilibrado con comodidad. Doble las rodillas del sujeto y apéyele los pies planos sobre la mesa o la cama. Estaré mas cémodo si le pone una o mas almohadas bajo las rodillas. Con los de- dos planos, empiece a amasar por la parte inferior del lado izquierdo del abdomen, COMO DAR UN MASAJE 221 girando los dedos y la mano en sentido horario, desplaz4ndola hacia atras, hasta Hegar a2 0 3 cm por debajo de las costillas del lado izquierdo, luego a través del abdomen, hasta 2 0 3 cm por debajo de las costillas del lado derecho, y después ha- cia abajo, en pequefios circulos, hasta justo por encima de la cadera derecha. Re- cuerde que los movimientos pequefios son hacia arriba y hacia afuera. Cuando haya acabado, pase la mano en circulos completos sobre el torso. Repita el mismo movimiento del costado derecho al izquierdo, siguiendo el recorrido del intestino grueso. Repita tres veces en cada sentido. Para estimular la accién peristaltica de los intestinos, ponga la mano derecha sobre la izquierda (o al revés, si lo prefiere) y, empezando por Ja parte inferior iz~ quierda, trabaje hacia atrds y hacia la derecha trazando un gran circulo sobre el abdomen con ligero amasamiento de derecha a izquierda, agitando y haciendo vibrar la mano que esté en contacto con el cuerpo del sujeto. No haga presién so- bre la vejiga. A continuacién del masaje abdominal, lleve las manos a la parte frontal de las costillas inferiores del lado derecho y, con una mano por detrds y la otra por de- ante, agite el higado: simplemente agite arriba y abajo, y esto lo estimulara (véa- se Figs. 14A, 14B y 14C). Costados 12. Mientras el sujeto est todavia tendido de supino y después de acabar el ab- domen, quizds quiera usted trabajar los costados, amasando y retorciendo, si el su- jeto (en particular si se trata de una mujer) tiene alli depésitos de grasa. (Muchas mujeres desearfan verse libres de ese antiestético cinturdn, que yo suelo Hamar su «jardin colgante».) De pie al lado derecho, alargue las manos hasta el lado izquierdo de la cintura del sujeto y exprima los tejidos flojos entre los dedos. Levantando la mayor can- tidad posible de tejido, agérrelo, exprima y amase. Luego tire del costado hacia arriba y hacia el ombligo, con un movimiento de vaivén, definiendo la linea de la cintura. Atrds y adelante, amasando y moviendo, estirando y comprimiendo. Hé- galo por lo menos entre seis y ocho veces. MANTENIENDO una mano sobre el cuerpo del sujeto, vaya al otro lado de la mesa y repita con el otro costado. Piernas 13. Parte superior: Empiece por la pierna izquierda. Usted debe estar de pie al ese lado, de cara al sujeto, con la pierna derecha adelantada y la izquierda hacia atrds (véase Fig. 15). El sujeto debe tener una almohada bajo las rodillas. Los movimientos y procedimiento serén como para los brazos: primero LU- BRICACION, luego PASES y a continuacién AMASAMIENTO desde Ia rodilla a las caderas y hasta el extremo superior del muslo. Apoye todo el peso del cuer- po sobre la pierna del sujeto para hacer este movimiento. Tres veces. TENGA CUIDADO DE NO PRESIONAR LA ARTERIA FEMORAL, en la parte interna de la pierna (véase Fig. 16). 222 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES Amase en profundidad la parte superior de la pierna, especialmente si hay algo de flaccidez, ya que esto drena el edema y mejora el tono muscular. Si quiere lo- grar ms circulacién y tono muscular, use pases cortos. RECUERDE QUE AUN CUANDO USTED SE DESPLAZA HACIA ABAJO, LOS MOVIMIENTOS DE LA MANO DEBEN SER HACIA ARRIBA Y HACIA AFUERA. 14, Rodillas: A continuaci6n aplique masaje a a rodilla con un movimiento circular, usando los dedos. Trabaje a los lados de 1a rodilla aflojando misculos y tejidos. Use presién con los pulgares cuando quiera alcanzar capas mas pro- fundas. 15. Parte inferior: PASE la mano, AMASE y HAGA RODAR la parte delante- rade la pierna desde el tobillo hasta la rodilla. Luego doble la pierna ligeramente y trabaje la parte interna (en especial la pantorrilla). Amase hacia arriba ambos lados del hueso, dando pequefios movimientos circulares con los dedos. Esta presion ha- cia arriba hard aumentar la circulacién y drenard el edema. 16. Manipulaci6n: Flexione a rodilla y haga girar la cabeza del fémur sujetan- do el pie 0 el tobillo con una mano y Ia rodilla con la otra. Gire primero en sentido horario y luego antihorario. Después doble la pierna hacia el cuerpo, arriba y aba- jo, para hacer trabajar el juego de bisagra de la rodilla (haga cada movimiento de tres a seis veces). Pierna entera 17. Compresién nerviosa: Realice este movimiento empezando por la parte su- perior del muslo y avanzando hacia el tobillo, como en el masaje de brazos. 18. Pases: Acabe con largos PASES DEL TOBILLO A LA PARTE SUPERIOR DEL MUSLO, usando una presién moderada al subir y més ligera a la bajada (tres veces, cada vez con menos presién). Repita el procedimiento con la pierna derecha. Cabeza y cara 19. (a) De pie detrés del sujeto, empezamos primero con las zonas de los senos en a frente. Ponga los dedos sobre la frente del sujeto entre las cejas y justo por en- cima de ellas. Dé golpecitos suaves encima de los dedos con la otra mano. Repita de ocho a diez veces (véase Fig. 17). (b) Usando un movimiento circular, trabaje suavemente con los dedos ambos lados de la nariz, yendo desde la nariz hacia afuera, por las mejillas y hacia las ore- jas. Hagalo de seis a ocho veces (véase Fig. 18). (c) Aplique masaje sobre la glandula que hay debajo y un poco por detrés de a oreja con un movimiento circular de ligero a medio. Después trabaje por detrés de las orejas hacia arriba con el mismo movimiento. Repita cinco veces con cada lado (véase Fig. 19). Durante esta parte del masaje resulta muy relajante para el sujeto reposar la ca- beza en su mano libre. No estire 0 tense la piel de la cara. COMO DAR UN MASAJE 223 Cuello y hombros 20. (a) De pie o sentado detrds del sujeto, con los pies paralelos y bien apoya- dos, empiece por la base del cuello y trabaje con las puntas de los dedos a ambos Jados de la columna vertebral, haciendo pequefios circulos hacia’arriba y hacia afuera. Trabaje desde la base del créneo hasta los hombros incluidos. Repita de seis a ocho veces (véase Figs. 20A y 20B). (b) De pie a un lado de la mesa, inclfnele al sujeto la cabeza hacia un lado y agudntele la frente ligeramente con una mano. Use las puntas de los dedos de la otra mano (con los dedos planos) para dar un masaje sobre la parte posterior del cuello, estirando un poco hacia adelante. Trabaje sobre el hombro y la espalda ba- jando todo lo que pueda. Incline la cabeza del sujeto hacia el otro lado y repita con la otra parte del cuello, hombro y espalda. Haga seis veces cada lado. (c) Presione ‘hacia abajo los dos hombros a la vez y luego alternadamente. Vaya despacio, con tranquilidad, y mantenga la presi6n unos segundos. No pre- sione con brusquedad. Otros movimientos de masaje para cuello y hombros se dan con el sujeto en prono (véase Fig. 21). La posicién de prono 21. Déle vuelta al sujeto boca abajo. Péngale una almohada bajo los tobillos y una toalla enrollada bajo la frente para que esté mas cémodo (véase Fig. 22). Parte posterior de las piernas 22. (a) PASES: Aplique el lubricante con PASES empezando cerca de las nalgas y trabajando hacia el tobillo, y luego nuevamente hacia arriba. (b) AMASAMIENTO: Usando el mismo movimiento circular hacia arriba y hacia afuera que ha em- pleado en los brazos y la parte delantera de las piernas, amase desde cerca de las nalgas hasta los pies. Aumente la presién y trabaje en profundidad. Aplique el peso de su cuerpo cuando mueva las manos hacia abajo. Después AMASE hacia arriba, desde los tobillos hasta las nalgas. De este modo, los tobillos se pueden afi- nar y drenar. Repita dos o tres veces en cada sentido, y hasta seis veces si hay mu- cho edema. 23. Haga los pies. Aplique el lubricante sobre la planta del pie con pases lar- g05 y luego amase con los pulgares en pequefios circulos horarios y antihorarios (véase Fig. 23). Trabaje los dedos de los pies con el mismo movimiento en espiral que us6 para los dedos de las manos. Dé masaje a los lados del pie con ambas manos, una por cada lado, y luego haga los talones. Aplique presién con el talén de la mano sobre la parte delantera y trasera de los dedos y sobre la zona del arco plantar. Para aliviar la fatiga resulta muy efec- tivo un movimiento circular con el talén de la mano sobre el arco plantar. 224 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. Cuando trabaje con el empeine, aplique més presién, en pases largos con los pulgares. Estire y encoja el arco plantar con las dos manos. 24. Manipule el pie y la pierna. Haga girar el tobillo como hizo con la mufie- ca, en sentido horario y antihorario (véase Fig. 24). Luego mueva el pie adelante y atras, despacio y con cuidado (véase Fig. 25). Para acabar, doble las piernas hacia atrés, levando el talén hasta tocar las nalgas, si es posible, o hasta donde el sujeto pueda doblar la pierna con como- didad. ACABE LA PIERNA CON UNA COMPRESION NERVIOSA Y UNOS PA- SES, SEGUN LAS INSTRUCCIONES QUE SIGUEN. 25. Compresi6n nerviosa: Empezando por las nalgas, efectue el movimiento con ambas manos, deslizdndose ligeramente hacia abajo, unos 2 cm cada vez, has- ta llegar al pie. Repita desde el pie hasta las nalgas. 26. Pases: Empiece por los tobillos y dé pases hacia las nalgas con un movi- miento suave y en profundidad. Vuelva atras dando menos presién, Repita dos 0 tres veces muy lentamente y con menos presién cada vez. NOTA: Si esté intentando una estimulaci6n, puede usar todas las formas de per- cusi6n, como el hacheado sobre la parte posterior de las piernas y el palmeo y el martilleo sobre las nalgas. Espalda 27. (a) Como de costumbre, extienda el aceite sobre la piel. Trabaje desde el cuello hasta las nalgas, estando de pie por encima de la cabeza del sujeto, si es po- sible. Use pases largos desde el cuello, bajando hasta las nalgas, apoydndose con todo su peso. Esto no lastimard al sujeto, sino que le hard sentirse bien. Apyese al ir hacia abajo y afloje al subir. Trabaje muy, muy lentamente para relajar el sis- tema nervioso. Puede decir que el sujeto esté relajado cuando su cuerpo sube a bus- car las manos. (b) Trabaje un lado de la espalda, desde el costado hacia la columna y de vuel- ta al costado, en donde a veces se acumula algo de grasa, rodando, sacudiendo y amasando. Use las dos manos, con movimientos alternados, y establezca un ritmo agradable y constante. Empuje con toda la mano, estire con la otra, doble los de- dos por debajo de las costillas y levantelas ligeramente. Luego trabaje hacia aba- jo, empezando en los hombros y hasta las nalgas (véase Fig. 26). (c) A continuaci6n amase la parte superior de la espalda (Ia zona de los hom- bros), en donde estén los misculos trapecio y deltoides. Haga rodar los muisculos bajo 1a mano, entre el pulgar y su base y los otros cuatro dedos, levantando y expri- miendo (véase Fig. 27). (d) Dé masaje sobre la parte posterior y los lados del cuello con los cuatro dedos y después con el pulgar. La gente que hace mucho trabajo mental y de ofi- cina suele tener muy tensa esta zona. (Lo hard mejor estando sentado detras del sujeto.) (e) Luego ponga una mano plana y la otra encima de ella. Empezando por la COMO DAR UN MASAJE 225 parte superior de la columna, vaya aflojando los misculos a lo largo de las vér- tebras con un movimiento semicircular hacia arriba y hacia afuera. Comience por la base del créneo, trabaje todo un lado de la columna y vuelva hacia arriba, Re- pita con el otro lado de la columna, siempre empujando hacia arriba y hacia afue- ra y apoyando el peso del cuerpo detrds de las manos a medida que desciende (véase Fig. 28). (f) Luego vaya a las nalgas, en donde trabajard en cuatro zonas distintas. De pie ala derecha del sujeto, un poco mis abajo de las nalgas, ponga una mano sobre la otra para aumentar la presi6n y, balancedndose con las rodillas y los pies, empie- ce a girar la parte superior de la nalga en la zona cercana a la columna, Hagala gi- rar hacia arriba y hacia afuera, Baje después a la parte inferior de la nalga y héga- la girar del mismo modo, hacia arriba y hacia afuera. Repita tres o seis veces en cada zona (véase Fig. 29). A continuacién haga lo mismo en la parte superior externa de la nalga, por en- cima de la cabeza del fémur, y en la parte inferior externa (sobre la cabeza del fé- mur). Repita en la otra nalga. Después ponga una mano sobre cada nalga y haga las girar hacia arriba y hacia afuera, apoyando todo el peso del cuerpo, de seis a doce veces. (g) Pases interrumpidos: Sitée los pulgares sobre la columna vertebral y las manos extendidas hacia los costados. Los cuatro dedos deben estar juntos, y el pulgar todo lo estirado que pueda con comodidad. Apoyandose con todo el peso del cuerpo, recorra unos 20 cm hacia abajo y luego estire hacia arriba las costillas con algo de fuerza, casi levanténdolas. Después baje otros 15 cm y, cuando Hegue al final de las costillas, presione nada més con los pulgares para no comprimir los rifiones. Baje otros 15 cm y de nuevo estire hacia arri- ba. Después otros 15 cm, y asi hasta Iegar a la parte superior de las nalgas (véase Fig. 30). La accién benéfica de este movimiento viene no sélo de los PASES hacia aba- jo sino también de estirar y levantar la caja torécica. 28. Empiece en la base del cuello y dé PASES lentamente hacia abajo, con presi6n, hasta el final de la columna, el sacro. Mantenga las manos en la mis- ma posicién que para los pases interrumpidos: los pulgares sobre la columna, los demas dedos juntos, y la mano extendida al maximo sobre los costados (véa- se Fig. 31). Vaya hacia abajo con una presién moderada y vuelva arrastrando ligeramente los dedos. Repita por segunda vez apoyando més peso sobre los brazos al bajar, muy, muy despacio, con todo el peso por detris, en todo el recorrido hacia abajo hasta el final de la columna. Finalice con pases mas ligeros de dos a seis veces, segiin el grado de relajacién que desee impartir al sujeto (véase Fig. 31). Toques opcionales para la espalda Para un trabajo avanzado puede afiadir estos movimientos a su masaje de es- palda: 226 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES 29. (a) Amasamiento profundo: Empiece en la parte superior de la espalda, presione hacia abajo, levante los misculos y haga como si los exprimiera (véa- se Fig. 32). (b) Acci6n de muelle suave: Presione con las dos manos unas cuantas veces. Trabaje hacia abajo hasta llegar justo por encima del érea de los rifiones. En esa zona trabaje slo sobre la columna vertebral, después otra vez sobre toda la es- palda. Vuelva hacia arriba del mismo modo (véase Figs. 33A y 33B). (c) Separaci6n-traccién: La mano que esta sobre la base de la columna per- manece quieta, ejerciendo presién hacia abajo y hacia los pies, mientras que la otra mano trabaja recorriendo toda la columna de arriba abajo haciendo presién hacia abajo y hacia la cabeza, Cuente hasta seis o siete en cada posicién (véase Fig. 34). Un masaje EXTRA consiste en trabajar desde la base del créneo, bajando por el cuello y hacia los hombros (para la gente que hace mucho trabajo mental). TERAPIA DE MASAJE PARA CONGESTIONES POR RESFRIADO El . Aceite de ricino solo Para artritis, dolor de espalda, dolores musculares y articulares, contraccio- nes y espasmos: De California, esta noticia: «Mi madre tenia una artritis tan fuerte que la man- daron al hospital... La artritis estaba localizada en los dedos, que estaban doblados sobre las palmas. Ella crefa que no volveria a poder abrir las manos nunca més. Mi padre la Ilevé a casa y empez6 un tratamiento con aceite de ricino caliente, fro- tandole las manos, los brazos, los hombros y las piernas tres veces al dia. Al cabo de unos tres 0 cuatro meses el estado de mi madre habfa mejorado tanto que podia caminar y usar los brazos, y los dedos se le enderezaron. Y ahora esta completa- mente curada. Tenja setenta y seis afios cuando estaba peor, y en la actualidad tie~ ne ochenta y uno». La VARIACION DE REILLY consiste en usar el aceite de ricino como una uncién para cualquier dolor artritico, reumatico, muscular o articular. Use una lampara de infrarrojos (de metal, si es posible) y coléquela a unos 30 a 45 cm por encima de la parte a la que se ha de dar masaje. Aplique el aceite de ricino a la zona dolorida y deje que la lmpara lo caliente y lo ayude a penetrar en la piel durante 5 a 10 minutos. Luego vaya dando masa- je con los dedos y la mano hasta que el aceite quede absorbido. A medida que la piel absorba el aceite, reemplécelo con més cantidad. Repita el proceso de calen- tar y dar masaje. Puede continuar durante 10 a 60 minutos. CUIDADO: Péngase aceite en el dorso de las manos para protegérselas de la lémpara mientras da el tratamiento. Otras mezclas de Cayce Para acelerar la curacién de ligamentos lesionados y para usar después de ataques y en pardlisis. Dé masajes con la siguiente combinacién de aceites, que se deben afiadir en el orden establecido: Niijol, como base .....2222.....0..0002. 180 mililitros Aceite de cacahuete.... 60 mi Aceite de aguja de pino . . 30 mi Aceite de rafz de sasafrés 15 mililitros Lanolina (liquida) . 15 mililitros Esta férmula se us6 con éxito en varios casos de accidentes de esqui. (3118-1) 230 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES Para dolor en piernas y pies: A 120 miililitros de aceite de acebuche blanco, aftada: Extracto de hamamelis ........... 60 mililitros Alcohol de friecionar (no metilico, sino aleohol de friceionar) ..... +. 30 mililitros Aceite de sasafras ...... 0.0... sesseees de 3.05 gotas Agite todo esto junto, Use sélo una pequeiia porcién cada vez. Empiece con las ca- deras y frote hacia abajo [con presién de las manos hacia arriba). Esto iria bien para cualquiera que esté mucho tiempo de pie, 0 que tenga dolor de pies... (555-5) Para desgarros musculares, torceduras, dolores de espalda y hematomas (for- mula dada en Ia lectura de Cayce 326-5): A 30 mililitros de aceite de oliva, afiada: Aceite de acebuche blanco . Extracto de hamamelis . Tintura de benzoina Aceite de sasafras ... Petréleo 60 mililitros 15 mililitros 15 mililitros » 20 gotas ++ 180 mililitros Frote bien una pequefia cantidad en las partes afectadas una o dos veces al dia y aplique calor si asf lo desea. Para venas varicosas, tendinitis, torceduras y fracturas, especialmente bueno para los miembros inferiores: Use una mezcla igual de aceite de oliva (caliente) y tintura de mirra para dar ma- saje en las rodillas, piernas y pies, inmediatamente después de haberlos bafiado en agua caliente. Dése un buen masaje con ello. (3523-1) Dése un masaje con mirra y aceite de oliva. [Al revés de lo que se suele indicar, es- pecifica que se caliente (no a ebullicién) la mirra y se afiada el aceite, mezclndolos bien para obtener una uncién y no una soluci6n.] Dése masaje cada dfa, especialmen- te en los miembros inferiores. (4873-1) Las acciones de masaje, sobre todo en los miembros inferiores, deben ser una vez al dfa, Caliente la mirra y afiada el aceite (si, al contrario de lo que se suele recomen- dar), pero caliente la mirra y remueva. No tiene que hervir, pero caliente y mezcle las dos cosas, porque asi conseguiré més un ungiiento (mientras que de la otra manera ob- tendria una soluci6n totalmente diferente). (4873-1) Al dfa siguiente usarfamos sal (cloruro s6dico corriente, no aquel que tiene otras propiedades, sino éste bien pulverizado) y vinagre de manzana puro. Uselo sélo un dia, al dia siguiente lo otro. Continue asi, y estos ingredientes apor- tardn el calcio, los dcidos y los aceites que evitardn que haya acumulaciones de agua... COMO DAR UN MASAJE, 231 y evitardin que los tendones se vuelvan tan rigidos que no permitan el movimiento de la rodilla y la rétula. (438-5) Para la artritis: Ajilada estos componentes por este orden: Usolina 0 nijol como base . Aceite de oliva .... Aceite de cacahuete . 60 mililitros Aceite de aguja de pino . 15 mililitros Aceite de raiz de sasafrds ... 15 mililitros Lanolina (Iiquida) 30 mil Agite antes de aplicar. (3363-1) [...] Para prevenir la recurrencia de las fuerzas musculares alrededor de la rodilla y de la pierna de la rigidez, asf como para aflojar los ligamentos de nuevo, darfamos un ‘masaje en toda la pierna cada dia como sigue: un dfa usariamos partes iguales de acci- te de oliva y tintura de mirra para el masaje. Para la falta de coordinacién del sistema nervioso, tics faciales y prostatitis: [...] estimule suavemente los ganglios, en particular en la tercera cervical, la cuar- tay la quinta dorsales, la novena dorsal, y en la zona cervical, estimular también los miembros y los brazos, hombros y cuello. No con demasiada fuerza pero si con firme- za, suavemente, usando la combinacién de aceite alcanforado y aceite de cacahuete en proporciones iguales... (2952-1) Para estreiiimientos y tumores: [..-] dos partes de aceite de acebuche blanco, usolina, 0 nijol, por una parte de aceite de pino. ¥ use el aceite de pino normal, ni brea ni aceite de aguja de pino, sino aceite de madera de pino, ,entiende? (2966-1) Para trastornos del sistema nervioso central (tos; también para la tosferina de los nifios): Entonces, antes de irse a la cama... un suave masaje sobre el sistema cerebroespi- Puede usarse manteca de cacao, o cualquier buena crema (cold cream) para dar masaje en esa zona... (143-7) Para quitar cicatrices: Para eliminar la mayor parte del tejido de 1a cicatriz en el miembro izquierdo, usa- riamos aceite dulce (aceite de cacahuete) combinado con aceite alcanforado [a] partes iguales. Apliquenlo en masaje cada dia durante tres a seis meses y se reducir la ma- yor parte. (487-15) 232 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES Locién para dar masaje sobre las cicatrices de la p Para quemaduras y cicatrices causadas por lesién externa (de la lectura 2015-10): et ccc ccceeccces .. 60 mililitros Lanolina, disuelta .........-......4.2.++ V2 cucharadita Accite de cacahuete . 15 mililitros Una vez al dia, dé masaje en las zonas con cicatrices, usando la cantidad que la piel absorba completamente. Evite el contacto con los ojos y las membranas mucosas. 2, Se puede obtener ya preparada, Véase los proveedores al final del libro. COMO DAR UN MASAJE 233 < Fig. 4 234 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Fig.7 Fig. 8 COMO DAR UN MASAJE 235 A Fig. 11 236 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES 237 COMO DAR 238 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. EVITE PRESIONAR €l__ LA ARTERIA FEMORAL (CARA INTERIOR DEL MUSLO) Fig. 17 Fig. 19 COMO DAR UN MASAJE, 239 Fig. 20B ALMOHADA 240 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Fig. 24 Fig. 23 { Fig. 25 Fig. 26 COMO DAR UN MASAJE, 241 Fig.27 Fig. 28 Fig. 29 242 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Fig. 30 Fig. 32 COMO DAR UN MASAJE 243 Fig. 33A Fig. 33B DETENGASE POR ENCIMA DELOS RINONES CAPITULO 10 Hidroterapia: Curando con agua Con qué frecuencia deberia aplicarse la hidroterapia?» «R-7, Depende del estado general. Cuando se da cierto torpor, la sensacién de pesadez, somnolencia excesiva, la tendencia a una sensibilidad dolorida, depri- mida..., aplique los tratamientos... Conseguirdn entonar el cuerpo.» (257-254) Edgar Cayce A través de los tiempos, el agua se ha venido identificando con lo magico, lo milagroso, con las aspiraciones mas nobles del hombre y con la curacion. En su ansia de derrotar al envejecimiento y la muerte, el hombre busca siempre una «Fuente de la Juventud». Las curaciones milagrosas de Lourdes vienen de un ma- nantial de agua bendecido por Dios. La Biblia est inundada de prodigios asocia- dos con el agua. A los recién nacidos los recibimos en el mundo con un bautismo de agua, y con agua lavamos a los muertos para preparar su entrada en el otro mundo. La mayoria de las religiones emplean el agua para limpiar, santificar y pu- rificar. Se ha convertido en un importante simbolo portador de cultura, que va des- de las termas romanas a los bafios en comiin japoneses... hasta llegar a ese milagro americano de fontanerfa que es el cuarto de bafio moderno. El agua y la vida son términos sinénimos. No puede haber vida sin agua. El hombre puede vivir cinco semanas sin tomar alimento, pero slo una sin beber agua; de ahf que haya tenido que construir sus casas, granjas, ciudades e industrias en lugares proximos al agua. Y desde hace miles y miles de afios el agua se ha em- pleado para sanar, igual que para beber, para limpiar y para satisfacer el placer del bafio. En mi propia carrera profesional, la hidroterapia que es la ciencia de la apli- cacién del agua en todas sus formas para curar y mantener la salud—estd asociada a algunas de mis experiencias més inolvidables. Durante los afios cuarenta, mi mujer y yo tuvimos una casa de vacaciones en Key West, en Florida, donde nos hicimos intimos amigos de Jessie Porter New- ton, la gran dama propietaria de aquel centro turistico fundado y ampliado por sus antepasados. El hogar de la sefiora Newton era un punto de atraccién para artistas, escritores, mtisicos ¢ intelectuales de todos los campos: la élite creativa del pafs. Cierto dia Jessie me llam6 pidiéndome que acudiera urgentemente a su casa para «arreglar la espalda» de uno de sus huéspedes. Era un hombre de edad avanzada, con una espesa cabellera de pelo cano. Se mostré muy silencioso y reservado du- rante el tratamiento, de forma que no supe, hasta después de concluirlo, que habia estado prestando mis servicios profesionales al famoso poeta Robert Frost. Tuve que aplicarle otras tres o cuatro sesiones hasta lograr su restablecimiento. Era muy buen paciente..., un hombre timido y sencillo. Otra vez tuve ocasién de tratar a John Dewey en casa de Jessie. Pero Ia llamada de Jessie que quiero narrar aqui ocurrié un soleado dia de ve- rano, a poco de haber llegado yo a Key West desde Nueva York. Se haba intere- sado por un muchacho de catorce afios, paralitico de nacimiento a consecuencia de una espina bifida (una anomalfa congénita en la que se da una fusién incomple- HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA 247 ta de la médula espinal). El muchacho, ademés, habfa nacido con los pies inclina- dos hacia atrés, y los médicos habjan tenido que cortarle los tendones al nacer para que pudiera extender las piernas. Pero estaba condenado a no poder caminar nun- ca, Vivia virtualmente aislado, recluido en su habitacin y al cuidado de unos cria- dos de raza negra. Jessie, conmovida por su situacién, decidié hacer algo para tra- tar de remediar la tragedia del pobre muchacho. Su primer paso fue persuadir a la familia de que le permitieran pasar unas vacaciones en Key West. El chico —Ilamémoslo David, aunque no es su nombre real— era poco més que un vegetal; su maltrecho cuerpo no correspondia a su edad. Y, lo peor de todo, la falta de brillo en sus ojos daba a entender que habia perdido desde hacfa mucho tiempo las ganas de vivir. El suyo no era un simple caso médico, y estoy conven- cido de que fue sélo el espiritu terco de Jessie Porter Newton lo que me impidié sacudir la cabeza con un gesto de impotencia, como habjan hecho otros médicos antes que yo, y abandonar la luminosa y soleada habitacidn de su casa a la que el muchacho habia sido transportado desde su Kentucky. —Vamos, Harold... Sé que puedes hacer algo por este chico. La voz de Jessie era muy dulce, pero su tono era férreo. Ignoro si fue mi deseo de complacerla o una indicacién de la Inteligencia Superior que nos impulsa a la inspiraci6n creativa que engendra obras de arte, musica, literatura y nuevos descu- brimientos cientificos. Pero lo cierto es que tuve una inspiracién alli, en aquel pre- ciso instante... y, tomando al chico en brazos, caminé hasta la playa y me metf en el agua con él. Las aguas del Golfo y en la zona que rodea Key West son suaves, templadas, sanadoras... Mas tarde recordé que Cayce le habia aconsejado a Tom Sugrue que se fuera a vivir a Clearwater y se bafiara en el Golfo..., precisamente después de haber quedado Tom impedido. «Fue un milagro, un auténtico milagro, como los de la Biblia —le conté Jessie a la sefiora Brod cuando ésta se entrevisté con ella~. Harold tom6 al chico en bra- zos y, asi como suena, lo Ilev6 al mar para devolverlo a la vida.» «Aguella accién suya motivé al muchacho..., le dio un motivo para querer vivir -tecordaba la sefiora Newton-. Harold le dijo: “Mira, hijo..., todos tenemos limi- taciones, discapacidades de algtin tipo. Lo tnico a que no puedes aspirar es a con- vertirte en un atleta profesional. Pero puedes llegar a ser médico, abogado, juez, senador..., cualquier cosa que quieras. Y, para empezar, vas a ir al colegio”. »Bueno..., el doctor enseiié al chico a nadar y a hacer ejercicios, para desarro- lar la parte superior de su cuerpo, primero en el mar, y luego fuera. Y ensefié tam- bién al criado que se ocupaba de David cémo darle masajes, manipulaciones, y ayudarle a hacer ejercicio.» El muchacho empez6 a hacer notables progresos, pero atin tenfa que superar un grave obstculo: como todos los parapléjicos, era incapaz de controlar sus fun- ciones excretoras. Y ésta es la circunstancia més desalentadora para la mayoria de los hombres y mujeres discapacitados. Fue entonces cuando tuve otra inspiraci6n: aplicaria compresas de agua hela- da en la ingle y en Ja region abdominal inferior de David, para estimular el siste- Ma nervioso auténomo que controla los misculos involuntarios. El frio contraerfa 248 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. los miisculos... y tal vez, con el tiempo, como los perros de los experimentos de Pavlov, los mtisculos acabarfan reaccionando. Di, pues, instrucciones a la persona que atendia a David —un hombre bondadoso e interesado, ademas, por todas las nuevas técnicas terapéuticas~ para que vigilara al chico practicamente las veinti- cuatro horas del dia. Y, cada vez que advirtiera Ta inminencia de una accién invo- luntaria de su vejiga o de sus intestinos, le aplicara una compresa de agua helada en la ingle y en la parte inferior del abdomen, Para ello, tendriamos siempre jun- to a su cama un recipiente con agua y cubitos de hielo, y unas compresas empa- padas en ella. Costé meses de ejercicio y dedicacién, pero el método funciond. David seguia paralizado de cintura para abajo, pero los miisculos, al recibir sefiales del sistema nervioso auténome, se contrafan como lo harfan en una persona normal. Con el tiempo, David pudo ir al colegio. Aprendié a caminar con un aparato ortopédico y bast6n, a conducir un coche, a desplazarse y a llevar una vida casi normal. Desde entonces he empleado este sistema de compresas de agua helada con un buen nimero de pacientes parapléjicos, y con el mismo éxito. Todo lo que hace fal- taes la abnegacién de algtin miembro de la familia, deseoso de ayudar a la perso- na discapacitada. Lo usé con un veterano de la guerra de Vietnam, cuya médula espinal habfa sufrido dafios irreparables y con un joven paralizado a consecuencia de un accidente de circulaci6n, que ahora esté estudiando derecho; con Lenny Con- tino, cuya historia referf en un capitulo anterior: y con otros muchos. Cuando me meti con David en el agua no me daba cuenta de estar emulando al griego Hipécrates, el padre de la medicina moderna, quien, segiin se cuenta, alld por el siglo v a. C. empleaba ampliamente las saludables aguas del mar que rodea- ba su isla para tratar a sus pacientes. Sabemos que aconsejaba hervir el agua antes de beberla, adelantndose asf en muchos siglos al resto del mundo, y que escribié largamente sobre los usos internos y externos del agua para el tratamiento de las enfermedades. La hidroterapia ha existido desde hace miles de aiios. Bafios y remedios apa- recen mencionados en textos s4nscritos que se remontan al 4000 a. C. El Lama Blanco me explicé que habfa encontrado una descripcién de la hidroterapia en an- tiquisimos textos tibetanos. Los babilonios, egipcios, cretenses y persas emplea- ron ampliamente los bafios y la hidroterapia, mucho antes de que los romanos ins- cribieran su historia en la arquitectura de sus lujosas termas, que se difundieron por toda Europa y Africa. En Creta, las ruinas restauradas de Cnossos muestran cuartos de baiio interiores dotados de instalaciones equivalentes a los modernos sistemas de fontaneria, con complicadas conducciones para llevar agua fresca y evacuar las aguas residuales. En Esparta sumergfan a los recién nacidos en agua helada para inmunizarlos contra las enfermedades y fortalecerlos. Un matematico griego que vivié alrededor del 212 a. C., Arquimedes, descu- brié el importante principio que lleva su nombre: el de que un cuerpo total 0 par- cialmente sumergido en un fluido experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del volumen del fluido desplazado. Este principio llevaria un dia, muchos siglos después, al presidente norteame- HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA 249 ticano Franklin D. Roosevelt, tullido por la poliomielitis, a fundar un centro de re- habilitacién en Warm Springs, Georgia. El principio de Arquimedes, en efecto, ha desempefiado un importante papel en los posteriores avances de la hidroterapia en el tratamiento de los pacientes fisicamente disminuidos. Galeno, un médico romano del siglo 11 de nuestra era, aconsejé también hervir el agua y enfriarla luego para beberla. Fue un firme partidario de los bafios, tan populares en Roma, y los aplicé con fricciones, masajes y ejercicios para lograr sus famosas curaciones. Del emperador Augusto se cuenta que fue uno de los primeros y mas famosos pacientes de Roma que lograron restablecerse mediante una cura de aguas, des- pués de que todos los demas remedios fracasaran; lo que contribuyé a popularizar las termas 0 bajios romanos: en determinado momento de su historia, slo en Roma Megé a haber 850 instalaciones de baiios ptiblicos. Durante la Edad Media se perdio en gran parte esta estima por el agua y los ba- fos, por razones que s6lo un historiador sabrfa explicar, pero atribuibles en parte a las epidemias. Entretanto, al otro lado del todavia no vencido Atlintico, los indios americanos empleaban ya bafios para curar muchas enfermedades y recurrfan sa- biamente a bafios de vapor con aromas semejantes a los que aconsejaria mucho més adelante Cayce, seguidos de inmersiones en agua fria. En el siglo xv, los tur- cos construyeron en Constantinopla maravillosos bafios y popularizaron el bafio de aire caliente que todavia hoy se conoce como «bajio turco». En 1776, John Wesley, el famoso reformador y fundador de la Iglesia metodis- ta, publicé su célebre libro Medicina primitiva, método facil y natural para curar Ia mayoria de las enfermedades. Wesley empleaba los baiios de agua fria para cu- rar mas de setenta enfermedades, y los utilizaba como parte de su terapia en otros dos centenares més de dolencias. Escribi6: «El bafio frio es de gran ayuda para la salud, Previene muchas enfermedades. Favorece la sudoracién, mejora la circula- cién de la sangre y evita el riesgo de los resfriados». Y, en su prefacio, exponia: «Observe en todo momento la mayor exactitud en su régimen o forma de vida. Absténgase de mezclar bebidas, de sazonar mucho los alimentos. Tome una dieta sencilla, de facil digestién; y tan parca como pueda atendiendo a su bienestar y fortaleza. Beba sélo agua, si se lo consiente su estéma- go. Cene entre las seis y las siete, ligerisimamente. Vayase temprano a la cama y levantese al alba. Perseverar con constancia en este régimen ya es a menudo la mi- tad de la curacién. Y sobre todo, afiada a su descanso, que no es un tiempo perdi- do, esa medicina tan pasada de moda: la oraci6n; y tenga fe en Dios». E] padre Sebastian Kneipp curé en 1892 al archiduque José de Austria de la enfermedad de Bright (una nefritis), mediante su cura de aguas. A principios del siglo xrx, Vincent Priesnitz, hijo de un granjero austriaco, que- d6 paralitico de resultas de un desgraciado accidente cuando sélo contaba diecisie- te afios de edad. A pesar de no tener ninguna formacién escolar, logré curarse a sf mismo mediante tratamientos con agua. Su propio éxito, y la practica adquirida luego con los granjeros vecinos y con sus animales, lo llevé a crear, entrado ya en la treintena, un establecimiento para «cura de aguas». Su fama se extendid, y cuan- 250 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. do los reyes, los miembros del gobierno y los dirigentes de la nacién recurrieron a él en demanda de ayuda, su establecimiento se puso de moda en toda Europa y surgieron muchos otros semejantes en cualquier punto donde hubiera una «fuen- te» cuyas propiedades magicas pudieran ser empleadas para sanar, o aliviar por lo menos, a los enfermos. La labor de Priesnitz consiguié el respaldo del gobierno austriaco. En Estados Unidos, la hidroterapia aleanz6 gran popularidad gracias a los es- fuerzos del doctor Simon Baruch, padre del famoso financiero y consejero presi- dencial Bernard Baruch. El doctor Baruch escribié y publicé en 1899 Los princi- pios y la practica de la hidroterapia, y su Epttome de hidroterapia en 1920. Igual- mente importante fue la obra del doctor John Harvey Kellogg, que fund6 en 1876 el sanatorio de Battle Creek, pionero en las terapias dietéticas e higiénicas sin far- macos. El doctor Kellogg realizé una gran contribucién para sentar en Estados Unidos los fundamentos de la hidroterapia como sistema cientifico, junto con la dieta, el ejercicio y la electroterapia. En 1900 publicé su Hidroterapia racional, ambiciosa obra de 1.100 paginas. Inventé la cabina calentada mediante lamparas eléctricas, y todavia hoy empleo uno de sus primeros modelos para aplicar los ba- fios Cayce de vapor. Con sus numerosjsimos usos, variaciones y efectos, el agua es un agente tera- péutico sin igual. Es tan fluido en sus aplicaciones como lo es en su naturaleza. Puede relajar, estimular, aliviar el dolor, curar y purificar el cuerpo interna y ex- ternamente. Actia de un modo imposible de emular por cualquier otra modalidad, con la maxima estimulacién de los poderes de sanacién del propio cuerpo y con el minimo de efectos secundarios. Su caracter natural y su flexibilidad hacen posible adaptar esta terapia a cualquier grado de suavidad 0 fuerza de aplicaci6n exigido por el estado del paciente. Es facilmente asequible (o lo era, hasta que la hemos contaminado) y, ademis, barata. Llamamos hidroterapia a la ciencia de la aplicaci6n de las aguas al cuerpo hu- mano para la cura o prevencion de la enfermedad, la correccién de trastornos fisi- cos y mentales, y el mantenimiento y mejora del estado de salud en general. El agua puede emplearse en tres formas diferentes: como liquido; como sélido, hie- lo; y como gas, es decir, como vapor. La aplicaci6n del agua puede ser interna 0 externa. Podemos emplearla para un simple lavado; para un lavaje interno, oral o rectal; para estimular la circulacién al- ternando agua caliente y agua fria; para relajacién en un bafio tibio; para masaje de presién o percusién; para una accién curativa mediante varias combinaciones de las diversas modalidades hidroterapéuticas; y para aliviar el dolor con calor o frfo extremo (en forma de hielo). E] agua puede aportar al cuerpo, por conduccién, calor o frio: bafios templados para relajarlo; calientes para aliviar los dolores de las artritis y del reumatismo, de la neuritis y de la gota; baiios cortos frios para estimular y para vencer la fatiga; bajios de asiento para estimular y prolongar la actividad sexual. El efecto de es- tos bafios, y en especial el de los bafios calientes, puede incrementarse mediante la adici6n de sales y sustancias quimicas tales como azufre, sales de pino, de Epsom HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA 251 y otras, etc. Bl agua para lavajes internos, introducida en el cuerpo por via oral, mediante irrigaciones de colon, enemas 0 duchas, es una de las armas mAs pode- rosas del arsenal terapéutico de la naturaleza. Los vapores y baiios de vapor dados para estimular la eliminacién directamente a través de la piel, pulmones y rifiones pueden ser més eficaces si se afiaden al vapor ciertas sustancias quimicas. Aunque el empleo del hielo no es tan comin como el del agua liquida y el va- por, tiene una utilidad terapéutica bien definida. Lo usamos en breves aplicacio- nes para estimular, aumentar 1a circulacién y mejorar el tono muscular. En los ca- sos de fiebre, se emplea para enfriar la cabeza y el cuello; para aliviar el dolor y la tensién de cabeza; como primer auxilio en casos de quemaduras y heridas; para controlar la inflamacién; y a veces, en las infecciones graves, para ralentizar la circulacién, inhibiendo asi la accién de la bacteria patégena. Mi idea de emplear compresas de agua helada, como hice con David y otros parapléjicos, puede haber sido original, por lo menos hasta donde yo sé; pero, en cambio, la aplicacién de compresas frias y emplastos, fomentos, o paiios empapa- dos en sustancias vegetales, aceites, elementos quimicos o minerales es tan anti- gua como la terapia sin farmacos y ha tenido siempre un papel importante en la te- rapéutica. E! doctor Frederick M. Rossiter afirma al respecto: «La piel del ser humano es su mayor y mds pesado 6rgano corporal. Por término medio, se necesitan unos 16.000 cm? de piel para cubrir a un hombre o una mujer... Toda la piel es una gran membrana sensible de tejidos nervioso y vascular estrechamente entrelazados. Por eso la terapia del agua puede ser beneficiosa para la totalidad del sistema. »Se ha calculado que en un centimetro cuadrado de piel hay millones de célu- las de diferentes tipos de tejidos, varios metros de diminutos vasos sanguineos, cuatro metros de fibras nerviosas, un centenar de glindulas sudoriparas y un buen ntimero de glindulas sebiiceas.»! Resulta facil comprender, siendo asi, por qué las aplicaciones de agua a la piel, en diferentes temperaturas y formas, pueden afectar a muchas partes del cuerpo. Edgar Cayce crefa firmemente en Jas virtudes de la hidroterapia y con frecuen- cia la prescribfa bajo alguna forma o combinacién, como el lector habré podido ver en los capitulos anteriores. De hecho, un estudio realizado por el propio equipo de Cayce sobre 670 personas tratadas en un periodo de dos aiios revelé que Cayce ha- bia recomendado en 109 ocasiones una o mas formas de hidroterapia..., siendo ésta la tercera terapia mds frecuentemente prescrita. Esto es lo que le dijo a David Kahn acerca de la necesidad de la hidroterapia: P-7. ,Con qué frecuencia deberfa aplicarse la hidroterapia? R-7. Depende del estado general. Cuando se da cierto torpor, la sensacién de pesadez, somnolencia excesiva, la tendencia a una sensibilidad dolorida, deprimida. aplique los tratamientos... Esto no significa que, por el mero hecho de que el ca- nal alimentario tenga una actividad diaria, no haya que limpiar el sistema. Sino 1, Frederick M. Rossiter, Water for Health and Healing, p. 34. H.C. White Publications. River- side, 1972. 252 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. que proceda a aplicar los tratamientos siempre que advierta ese torpor. Conse- guirdn entonar el cuerpo. Porque es necesario un tratamiento semejante cuando el estado de! cuerpo se toma intoxicado por la absorci6n de sustancias nocivas a través del canal alimentario 0 el colon, por ineficacia del higado o rifiones, y se da una falta de coordinacién entre el abastecimiento de sangre [a los sistemas} cerebroespinal y simpatico y los nervios. Porque la hidroterapia y el masaje son medidas preventivas a la vez que curativas. Porque la limpieza de todo el siste- ma permite que las fuerzas corporales funcionen con normatidad y asi eliminan venenos, congestiones y condiciones que provocarian trastornos agudos en cual- quier parte del cuerpo. (257-254) A otra persona le explicaba: Segiin lo que vemos, a este cuerpo le convendria mucho el bafio hidroterapéutico. Deberfa permanecer largos periodos sumergido en abundante agua o en una bafiera, con el agua a una temperatura ligeramente por encima de la del propio cuerpo; y reci- bir después un masaje completo administrado por un profesional. Este masaje seria preferible a ajustes O tratamientos profundos; porque encontraré que, al dar el masaje a lo largo de la espina dorsal, con el cuerpo en dectbito prono ~y realizando el ma- saje con los nudillos a ambos lados de la columna-, se consigue que muchos segmen- tos alcancen una disposicién més proxima a la normalidad, aplicando este tratamiento DESPUES de haber logrado una relajacién completa mediante veinte o treinta minutos de permanencia EN agua templada o caliente, ;comprende? (635-9) Se indican algunos trastornos en las fuerzas digestivas del cuerpo. Son debidas a una falta de adecuadas eliminaciones que, aunque se produzcan con regularidad..., de- ben ser incrementadas desde estos puntos de vista. Para lograrlo no hay mejor sistema que aplicar itrigaciones col6nicas de cuando en cuando e incluir en la dieta alimentos tales como higos, ruibarbo, ete La hidroterapia y el ejercicio fisico, combinados con lo dicho, deberdn aportar las, mejores condiciones para el cuerpo. Son medios por los que el cuerpo, y cualquier cuerpo individual, puede mantener més eficientes sus actividades. (4003-1) En la lectura 2602-2, Cayce amplia su pensamiento: Como ya se ha indicado -recuerde~, existen unos canales o desagiies para eliminar Jas sustancias nocivas; es decir, energias gastadas, en donde se da el efecto de la acti- vidad de la circulacién sobre fuerzas extrafias... Todas éstas, mediante su segregacién del sistema, producen fuerzas que deben ser eliminadas. Las eliminamos principalmen- tea través de la actividad de los pulmones, naturalmente, por el sistema perspiratorio, el canal alimentario y los rifiones... Los dolores de cabeza son advertencias de que tales eliminaciones no se estan llevando a cabo adecuadamente. En este cuerpo, provienen en su mayorfa del canal alimentario y de las condiciones que se dan en determinadas por- ciones del colon y que provocan una presién sobre [éstas]... De ahi que se recomienden cotrecciones osteopaticas, que aliviardn, pero que no eliminarén todas estas condiciones acumuladas a lo largo de dichas porciones del colon. En consecuencia, habré que recu- mira irrigaciones col6nicas ocasionales, as{ como a hidroterapia general y masaje. HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA 253 Repasando mis archivos vemos que Cayce recomend6 alguna o varias formas de hidroterapia para los siguientes problemas: acidez, adherencias, afonia, alcoho- lismo, alergias, anemia, apendicitis, artritis, asimilaci6n, asma, bronquitis, cancer, catabolismo-metabolismo [incoordinacién], catarro, cidtica, circulacién (incoor- dinaci6n y mala circulacién), codgulos sanguineos, colecistitis, colitis, columna (dislocacién de disco y subluxaciones), congesti6n, debilitacién, dermatitis, dolor de cabeza, eliminacién, estreptococos, glandulas, glaucoma, gripe (secuelas), heri- das, hipertensién, Hodgkin (enfermedad de), intestinos (catarro, estrechez, hemo- rragias, obstruccién de colon, pelvis (trastornos), prolapso, replecién), lesiones, mesenteritis, neurastenia, neuritis, obesidad, ojos, pardlisis cerebral, Parkinson (enfermedad de), poliomielitis (secuelas), prostatitis, prurito, psoriasis, rejuveneci- miento, relajaci6n, resfriado, reumatismo, septana nerviosa, sordera, tensién ner- viosa, tensiones, toxemia, tuberculosis, tilceras y urticaria, En diversas ocasiones Cayce recomendé a los pacientes que envié al Reilly Health Service: bafios de burbujas; bafios de sales de Epsom; bajios finlandeses; bafios de pies; bafios de vapor aromaticos (dados con una gran variedad de sus- tancias aromaticas, tales como atomidina, extracto de hamamelis, etc.); bafios con mostaza caliente (para los pies); bafios con aceite de aguja de pino; bafios de agua salada; bafios de arena; bafios de asiento; bafios de bicarbonato sédico; lavados con esponja; bafios de vapor; bafios de sol; ducha escocesa; ducha fina a elevada pre- sién; bafios turcos y bafios con sales de carbonato sédico, de entre el centenar lar- go de modalidades que administrébamos en el instituto. Los bajios de vapor, con o sin aromas, y las irrigaciones de colon fueron pres- critos con mayor frecuencia que cualquier otra terapia, a menudo junto y com- binados con fomentos de aceite de ricino y masaje para conseguir una limpieza total del sistema y la eliminacién de las toxinas. De las irrigaciones de colon y los fomentos de aceite de ricino hablaremos con mayor detalle en el siguiente capitulo. Cayce utilizaba también con liberalidad los bafios en bafiera, especialmente con la adicién al agua de sales de Epsom o sustancias aromiticas. Y durante toda su vida, cuando el Reilly Institute estaba en pleno auge, recomendé también frecuen- temente nuestros bafios de burbujas —solos 0 con aceite aromatico de pino-, las du- chas finas a presidn y la ducha escocesa. Digamos de paso que el bafio de burbujas no tenja nada que ver con esos bafios de burbujas de jabon efervescente que tanto gustan a muchas damas: eran un artilugio que producia burbujas de aire en el agua, a manera de suave masaje. El actual jacuzzi tiene una funci6n similar y se emplea sobre todo para relajar y estimular la circulacién. Sin embargo, puesto que este libro fue concebido para ayudarle a mantener su salud y buena forma fisica por medios domésticos, vamos a insistir sobre todo en aquellos recursos beneficiosos que puede usted emplear cémodamente en su pro- pio cuarto de bafio. Para empezar, centremos nuestra atencién en el uso més comtin del agua: la be- bida. A un paciente que sufria una toxemia (mal que probablemente padecemos todos en la vida moderna) Cayce le recomendé: 254 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES Beba mucha agua a todas horas y, preferiblemente -no importa de dénde proven- ga-, HIERVA el agua antes de utilizarla; enfriela luego y péngale hielo, mejor por fue- ra del recipiente que echdndolo dentro. (515-1) Beba mucha agua. Nada de estimulantes como té o café... El cuidado del cuerpo en general..., manteniendo abundancia de agua en el sistema, interna y exteriormente..., daré al cuerpo su resistencia normal. (583-4) En general, yo recomendaria a cualquier persona de complexién media beber diariamente de seis a ocho vasos de agua, a menos que padezca alguna dolencia especifica para la que esté contraindicada 0 que desee beber mé Trate de consumir para beber agua de manantial 0 destilada, y compruebe que la marca que adquiere sea lo que pone en su etiqueta y no simple agua de grifo em- botellada, El hielo deberfa prepararlo también con agua estéril. Puede asimismo tomar fluidos en forma de tés de hierbas. En un interesante caso diagnosticado por Cayce como debido a una deficiente asimilacién y eliminaci6n, analizaba la importancia del agua como coadyuvante de la digesti6n y Ia asimilaci6n: En el tema de la dieta para este cuerpo..., vemos que se dan circunstancias y con- ciones muy diversas sobre las que el cuerpo frecuentemente no tiene control [,debi- do a su profesién de viajante, tal vez). Por encima de todo, ejercftese en no engullir Jos alimentos apresuradamente. Tomese tiempo para asimilarlos, masticarlos, de mane- ra que la asimilacidn sea buena. Y veremos que, observando esta regla, con un balance equilibrado entre los [alimentos] que producen acidez y los que dan alcalinidad, estos alimentos bien compensados ser4n digeridos en casi todas las circunstancias. Estard bien que beba siempre mucha agua, antes y después de las comidas; porque, como se ha dicho a menudo, cuando cualquier alimento entra en el est6mago, éste inmediatamen- te se convierte en un Laboratorio o arsenal de medicinas, capaz de crear todos los ele- mentos necesarios para una adecuada digestidn dentro del sistema. Si lo primero que se le da es agua pura, las reacciones tendrén un nivel mas cercano a la normalidad. Seré bueno, pues, que cada majana, al levantarse, beba medio vaso o tres cuartos de vaso de agua caliente: no tanto que resulte desagradable, pero tampoco tan tibia que pueda provocarle nduseas; con esto limpiard el sistema de sustancias nocivas. Esto le convie- ne especialmente a este cuerpo. De cuando en cuando deberfa affadir una pizca de sal aesta dosis [matinal] de agua. (311-4) Uno de los mas entusiastas propagandistas del Reilly Health Institute y de la buena forma fisica fue el ya mencionado David Dubinsky, presidente de la Inter- national Ladies Garment Workers Union. Tuve el honor y el placer de atenderle personalmente durante mas de cuarenta y cinco afios. Estaba profundamente inte- tesado por los programas de salud para los trabajadores del sindicato que presidfa. De hecho, cuando me dedicé su libro, escribid: «Un trabajador sano es un buen trabajador». Cierto dia me pidié que le acompafiara a Bushkill Falls, Pennsylvania, donde el Unity Camp, que iba a servir como centro de vacaciones y balneario para los tra- HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA 255 bajadores del sindicato, estaba ampliéndose con nuevas instalaciones. El sefior Dubinsky me pregunt6 si querria trabajar con su arquitecto en el disefio de los ba- fios, salas de vapor, salas de masaje, gimnasio y otras instalaciones para cultura fi- sica. Como resultado de ello, adoptaron algunas de las ideas que les propuse. Sugeri, por ejemplo, que dispusieran las salas de vapor y tratamiento de cara a la fachada mas soleada del edificio, cerrando la pared con ladrillos de vidrio, para que pudieran recibir la luz solar durante las horas del dia. Luego instalamos una iluminacién fluorescente, que proporcionara suficiente luz sin reflejos. Traza- ‘mos los planos interiores de forma que los masajistas pudieran ver mientras tra- bajaban, a través de grandes ojos de buey, el interior de las salas de vapor, para no perder de vista a quienes alli estaban; y asf, en caso de que alguno sufriera un des- fallecimiento 0 desmayo por el calor, pudieran sacarlo inmediatamente. Era una portante medida de seguridad. En un baiio turco o una sauna, la zona de mayor temperatura es siempre la de la parte superior de la habitacién. Las personas suelen sentarse 0 tumbarse en la parte baja o en el tercio medio; de manera que, al incorporarse, y alcanzar con su cabeza un nivel de aire mas caliente, pueden sufrir un desmayo, en particular si tienen tendencia a padecer algtin problema cardiovascular y lo ignoran. Habjfan ocurrido por entonces algunos accidentes en los bafios turcos de Nue- va York, con el resultado de varios fallecimientos en una de las mas famosas ins- talaciones de la ciudad. Un hombre se habia desmayado dentro sin que nadie lo echara de menos ni lo buscaran. Cuando los cuidadores de los bafios regresaron a Ja majfiana siguiente, lo encontraron tendido en el suelo..., muerto. Un accidente si- milar le ocurrié a otro hombre en la sala de bafios de vapor de un famoso hotel neo- yorquino. Es siempre de la maxima importancia tomar las precauciones adecuadas y ase- gurarse de que haya alguien cerca cuando uno va a someterse a un calor extremo..., tanto si se va a utilizar una bajiera, una sala de vapor o una sauna. Esta es una de las razones por las que yo prefiero las cabinas individuales de sudoracién, en las que la cabeza de la persona siempre esta expuesta al aire. Un factor de absoluta y capital importancia en la hidroterapia es la diferente reaccién que puede ser inducida mediante el cambio de una temperatura a otra. Podemos emplear agua entre temperaturas de 5 a 50 °C. Las extremas rara vez se usan, pero en un margen de variacién tan amplio existen ilimitadas posibilidades para los efectos terapéuticos, si afiadimos Ja variable de la duracién del bafio. La presién del agua es otro factor terapéutico beneficioso, que se maneja en la ducha escocesa, en el jacuzzi, en los bafios de burbujas, de oxigeno y Nauheim o de dié- xido de carbono. Tomar estos bafios en casa es dificil, cuando no imposible: en ge- neral, requieren modernos y caros aparatos. Pero los bafios que resultan mas efi- caces en casa, y a minimo costo, son los baiios calientes para relajarse; los muy ca- lientes para aliviar dolores musculares e internos; y los bafios frios breves, que son estimulantes. La accién terapéutica de estos baiios —y en especial de los calientes— puede incrementarse mediante la adicion de sales de Epsom 0 Glauber, de diferen- tes combinaciones a base de azufre, y de muchas clases de hierbas, como tanino, 256 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. esencia de pino, etc. Los bafios de aire caliente o vapor se emplean para estimular Ia eliminacién a través de la piel, porque abren los poros y producen sudoracién. Con mucha frecuencia se incorporan al vapor sustancias volatiles, tales como esen- cia de pino, benzoina, esencia de eucaliptus, etc., que son vaporizadas e inhaladas. Para sacar el maximo partido del agua es necesario tener un conocimiento pre- ciso de su temperatura. Las que se indican a continuacién toman como referencia las condiciones de presién en zonas de altitudes préximas 0 a nivel del mar. En un bafio corriente en bajiera, la temperatura varia de ordinario entre los 13 y los 43 °C. Emplee siempre un termémetro de bafio para determinar la tempera- tura, porque su apreciacién subjetiva del calor o del fro podrfa ser errénea. Cuan- do vaya a bafiarse procure que la temperatura del cuarto de bafio sea de 20-23 °C. Puede ser ligeramente inferior, 18 °C, si va a realizar algtin ejercicio activo. Lo mejor para un bafio relajante seria sumergirse de diez a treinta minutos —veinte minutos de promedio— en el agua de la bafiera a 37-38 °C. BANOS CALIENTES Para «ahogar» dolores musculares e internos se precisa que el agua esté entre 38-41 °C. Si no esta usted acostumbrado a los bafios muy calientes, le sugeriria que aclimatara lentamente su cuerpo, comenzando por los 38,5 °C y aumentando gradualmente hasta los 40 °C. Aunque temperaturas de 42 °C y més pueden ser muy eficaces, lo mejor es tener a alguien a mano «por si acaso», porque al neofi- to pudiera sobrevenirle un desfallecimiento. Los mismos japoneses, que se «pasan por agua» antes de «cocerse» a 50 °C, toman estos bafios en grupos..., en puiblico, como si dijéramos. Unos bafios que tienen la virtud de elevar la temperatura cor- poral, induciendo una breve terapia de fiebre y limpiando la piel de hongos y pa- risitos. Pero, insisto, a menos que esté usted plenamente habituado, gracias a una larga practica, a bafiarse a altas temperaturas, no aspire al «premio langosta». Los japoneses pueden tomarlos: llevan siglos cociéndose. El término medio de un baiio caliente en bafiera debe estar entre los 39-41 °C, y puede durar habitualmen- te de veinte a treinta minutos. Si su propésito es aliviar alguna rigidez o dolor, después de bafiarse pongase un albornoz de rizo y timbese en la cama bien tapado. Si el bafio ha sido real- mente caliente, continuaré sudando. Prolongue este periodo de descanso en la cama de media hora a dos horas, dependiendo de su reaccién al baiio, de la conti- nuidad de la sudoracién y de su grado de desaz6n. Si al levantarse sigue sudando, séquese con una toalla y fricciénese suavemente todo el cuerpo con un pafio em- papado en alcohol 0 en agua fria. Luego vuelva a secarse despacio. Tome siempre un bafio templado antes de darse un bafio frio energizante. BANO FR{O ENERGIZANTE El agua deberia estar entre 5 y 13 °C. Cayce recomendaba bajios frios a 8 °C; frescos a 18-30 °C; y tibios a 30-35 °C. El bafio frio aumenta la energia del cuer- HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA 257 po. Deberia ser breve: de minuto y medio al principio, y aumentando luego hasta los dos o tres minutos. Tiende a estimular el ritmo cardiaco, a intensificar la res- piracién y el metabolismo, y es reparador para los nervios. BANOS TEMPLADOS Recomendados como relajantes, con el agua de 32 a 38 °C, durante diez o doce minutos. Con mucha frecuencia Cayce prescribfa, para aumentar sus propiedades relajantes, la adicién al agua de esencia o aceite de pino. Aunque ignoramos cual es la acci6n fisiolégica de estos aceites, no hay duda de que psicolégicamente son agradables, Al salir, envuélvase en un albornoz y échese en la cama. Los bafios templados bajan la presién arterial, dilatan los vasos sanguineos y relajan los nervios. BANO FRIO DE ASIENTO Cayce y yo aconsejamos ampliamente los bafios de asiento, y he podido comprobar que son uno de los usos més gratificantes del agua, que bien merece el trabajo de emplearlo. Aceleran la circulacién y alivian la congestidn de las glindulas y érganos de la zona inferior del abdomen. Constituyen uno de los me- jores métodos para vigorizar los érganos sexuales y prolongar su vida, especial- mente en los hombres. El bafio de asiento frio combate, ademas, la fatiga y esti- mula las funciones excretoras. De manera indirecta, contribuye a aliviar el dolor de cabeza y, tomado antes de acostarse, ayuda a muchos a conciliar un suefio re- parador. En nuestro departamento de hidroterapia disponiamos de dos bafieras especial- mente disefiadas para tomar este tipo de bafio simple y maravillosamente eficaz. La técnica del doble bafio intensifica la reaccién mediante répidos cambios de la ba- itera caliente a la fria, pasando de una a otra una vez, dos e incluso, en ocasiones, tres veces. Pero podré usted conseguir efectos muy satisfactorios en la propia ba- fiera de su casa, si Jo toma de la siguiente forma. Eche agua en la bafiera hasta que alcance un nivel de 15 a 23 cm de agua, es decir, que le gue hasta el ombligo cuando se siente dentro. La temperatura del agua deberd ser de 15,5-18 °C, aproximadamente. Cabrase los hombros y la espal- da con una toalla, entre en la baiiera y —teniendo siempre muy presente que la ma- yoria de los accidentes domésticos se producen en los cuartos de bafio- siéntese en el agua. Sin pensdrselo ni tratar de convencerse a s{ mismo... Siéntese sin mas. Apoye los pies en el borde interior de la bafiera, para que queden fuera del agua; po- dria comprar o fabricarse una especie de reposapiés de plastico o metal para poder mantenerlos levantados y extendidos por encima del agua. Luego cuente despacio hasta sesenta: esto es, el equivalente de un minuto. Incorpérese con cuidado, en- vuélvase con una toalla por la cintura —la misma con que se cubria la espalda, si es Io bastante grande—o pongase un albornoz. Taimbese en la cama y permanezca ast una media hora como mfnimo para liberarse de la tensién o, si es ya hora de dor- 258 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES mir, conciliar el suefio. Pero si le aguarda algiin trabajo o diversion, quédese echa- do diez minutos 0 més, antes de proceder a secarse y vestirse despacio. Cuando el cuerpo estd caliente por efecto del ejercicio, la reaccién al bafio de asiento es mucho mds eficaz. En realidad, no deberfa tomarse nunca un bafio de asiento si el cuerpo siente frio. Asi, pues, o bien caliéntelo mediante algtin ejerci- cio fisico, 0 bien pase antes un rato en la cama bien tapado con mantas; pero, si no consigue entrar en calor, no tome en ningtin caso un baiio de asiento frfo. Una vez que haya practicado como media docena de veces este programa de bafio de asien- to y haya podido comprobar que su reaccién es buena (es decir, que su cuerpo se halla después gratamente relajado y caliente), podré ampliar su duracién hasta los dos minutos, contando hasta 120. Tras una docena de baiios de asiento, podra au- mentar el conteo hasta 180 0, lo que es igual, hasta los tres minutos. Para la ma- yoria de las personas que toman este bafio en su hogar, esta ultima parece ser la duracién més aconsejable para que se produzca una reaccién éptima. BANO DE ASIENTO CALIENTE EI bajio de asiento caliente tiene muchas indicaciones terapéuticas, pero sobre todo es un equivalente del ejercicio y se emplea més que nada para relajar y calen- tar el cuerpo, en particular a la hora de acostarse. Puede utilizarse también para ca- lentar el cuerpo antes de tomar un bafio de asiento frio, asi como para aliviar mo- lestias en el recto. LA DUCHA Como sustitutivo del bafio de asiento, puede emplearse la ducha en la parte in- ferior de la espalda, alternando calor y frio. Sittiese de pie de espaldas a la ducha, de manera que el agua caliente corra por el tercio inferior de su espalda. Luego in- cline un poco el cuerpo y «métase» bajo el chorro para que el agua caiga sobre la zona deseada. Aumente gradualmente la temperatura hasta el Ifmite que pueda to- lerar y permanezca asi de tres a cinco minutos. Cambie luego al agua frfa, sélo frfa, con rapidez, y deje que el agua fria caiga sobre la parte del cuerpo calentada mientras cuenta despacio hasta 40. Una vez se haya acostumbrado, podra prolon- gar la duraci6n de la ducha fria contando hasta 80. Después de tomar este baiio, envuélvase en una toalla 0 albornoz de rizo y reldjese en la cama. Cualquier tiempo de descanso, de diez minutos para arriba, le hard mucho bien. Pero, si tiene prisa por salir, concluya este bafio con una ducha frfa o fresca. Séquese lentamente, vis- tase despacio... y ya estard en condiciones de ir adonde sea, completamente revi- gorizado. ‘Aunque la mayorfa de las personas sélo ven la ducha ordinaria como un proce- dimiento de limpieza corporal, lo cierto es que la ducha puede tener y tiene efectos t6nicos y beneficiosos para la circulacién. Una ducha prolongada, caliente, segui- da por una ducha breve y frfa estimula notablemente la circulacién y ayuda a sa- cudirse la fatiga. Cuando pase del agua caliente a la fria, evite que el chorro frio HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA 259 le caiga sobre la cabeza o sobre la parte superior del cuerpo al principio: haga que caiga primero sobre sus piernas 0 la parte inferior del abdomen, y luego suba ha- cia los hombros, cuello y cabeza, para concluir poniendo todo el cuerpo bajo de la ducha. En una entrevista que me hicieron hace tiempo para un periédico, yo afirmaba que el tomar una ducha frfa por la mafiana en los meses de invierno era un buen método para pillar resfriados, en especial en el caso de ajetreados hombres de ne- gocios siempre con prisas. Como bien saben muchos de mis amigos, soy partida- rio, en general, del uso del agua fria para fortalecer y cuidar el cuerpo. Pero lo re- petiré de nuevo: «No se les ocurra tomar una ducha fria corta-en especial después de una caliente-, si van a salir luego al frio de la calle». Porque cuando se dan ese bajio fifo y breve, su metabolismo se acelera y el cuerpo se calienta. Si entonces se visten inmediatamente y salen de casa, tienen los poros abiertos. Y, en el exte- rior, su perspiraci6n contintia (aunque no lo noten). ‘A menos que estén en buena forma y acostumbrados a los cambios repentinos, més vale que no pretendan rizar el rizo en seis lecciones. Un bafio o ducha tibios son suficientes para cuando deben salir de casa con un tiempo frio. O, si no, prue- ben con un bajio de asiento frio de tres minutos de duracién. También pueden rematar un bajio caliente o templado con una ducha fresca y prolongada, que se lle- va el calor del cuerpo sin afectar gran cosa al metabolismo. Pero recuérdelo bien: prolongada y fresc LOS BANOS CON SALES DE EPSOM Con fines terapéuticos, Cayce prescribié bafios con sales de Epsom (sulfato de magnesio) para muchos casos de artritis. Los recomend6 asimismo para problemas circulatorios y glandulares, incoordinacién, heridas, lesiones, locomocién desequi- librada, lumbago, neuritis, pardlisis, prolapso, reumatismo y estados reumaticos, esclerodermia, toxemia, cidtica y secuelas de enfermedades venéreas. Sus instrucciones para las personas a quienes recomendaba tales bafios podian diferir radicalmente. En el caso 349-12, le decfa asf a una secretaria que habia re- sultado herida en un accidente: Recomendariamos diariamente, por lo menos, un bafio con una buena cantidad de sales de Epsom disueltas en el agua, seguido de una buena friccién a io largo de todo el sistema cerebroespinal... Este bafio de sales de Epsom deberfa tomarlo durante el dfa, Disuelva medio kilo de sales para 40-80 litros de agua, que no esté demasiado caliente: més bien templada. Permanezca en ella hasta que la totalidad del sistema nervioso las absorba y reaccione. Para que el agua no se enftie, vaya afiadiendo de vez en cuando un poco de agua ca- liente... La duracién del bafio que sea de 20 a 30 minutos. A otro paciente: Tome este [baiio de sales de Epsom] una vez por semana, aproximadamente... Di- suelva unos cinco kilos de sales de Epsom en 160 litros de agua, mas o menos, y que 260 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES esté bastante caliente... Hagalo asf {cada semana] durante tres semanas..., deje pasar seis semanas sin hacerlo, y prosiga con otra serie de tres semanas, pero aumentando la cantidad de sales de Epsom a [7,5 kilos, Dése masaje en la columna durante el baiio. Y, después, reciba un masaje con aceite de cacahuete]. (5169-1) En tanto que a una tercera persona que padecia artritis le indicaba que disol- viera de 1,5 a 2,5 kilos de sales de Epsom en 80 litros de agua templada, insis- tiendo en que permaneciera dentro todo el tiempo que pudiera aguantar y descan- sara, después del baiio, de ocho a diez horas. A otros pacientes les aconsejé emplear cantidades de sales variables entre 2,5 y 10 kilos. Yo he probado conmigo mismo esas diferentes disoluciones, y puedo asegurar que, cuando empleé el limite maximo de los 10 kilos, notaba el sabor de Jas sales en mi boca. INSTRUCCIONES. Generalmente aconsejo emplear 2,5 kilos de sales para una bafiera modema (con unos 80 litros de agua) o de 4 a 5 kilos si la bafiera es de las antiguas y hay que poner, por término medio, unos 120 litros de agua. Recomiendo empezar a una temperatura de 39-40 °C, y subir luego hasta los 41 °C. En cierta ocasi6n vino a verme un paciente y me dijo que llevaba algtin tiem- po tomando bafios con sales de Epsom y que no le hacian ningtin efecto. Le pre- gunté que a qué temperatura los tomaba, y me dijo que a 39-40 °C. Luego me in- teresé por la cantidad de sales que ponia, y su respuesta fue: «Unas cucharadas» Abra el grifo de la bafiera y deje que el agua alcance una altura de 15 a 20 em y que esté a unos 39 °C. Para estar seguro de ello, emplee su termémetro. Vierta entonces unos 2,5 kilos de sales, para una bafiera de tamafio medio, y disuélvalas bien en el agua, hasta que no vea un montoncito depositado en el fondo. Sumérja- se y vaya afiadiendo agua caliente para que no baje la temperatura, y luego suba ésta progresivamente hasta 41-42 °C con mas agua, hasta que el nivel del agua al- cance a cubrirle la espalda. Permanezca «en remojo». Si lo que busca es aliviar algin dolor crénico, a medida que vaya tomando este tipo de bafios podra alcan- zar temperaturas de hasta 44-45 °C; ya he dicho antes que los japoneses se bafian en agua a 48-50 °C, y que con esto consiguen mantener su piel notablemente libre de enfermedades y pardsitos. Pero, si estd tratando usted de competir con ellos, t6melo con paciencia y no aumente la temperatura més que un grado 0 dos cada vez. Para librarse del dolor, deberfa permanecer en la bafiera de diez. a doce minu- tos al principio, y prolongar gradualmente el tiempo hasta veinte minutos. Una bol- sa de hielo, un pafio o una esponja empapados en agua frfa, colocados en la frente o en la parte de detrds del cuello le ayudardn a soportar el calor. NO SE PASE... VAYA POCO A POCO. Esta terapia es particularmente valida para las articulacio- nes anquilosadas, el dolor muscular, la artritis y el reumatismo; para incrementar el metabolismo y la eficacia del coraz6n; y, finalmente, para elevar la temperatu- ra corporal y aliviar cualquier dolor. Los baiios con sales de Epsom estén contraindicados en los casos de problemas HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA. 261 cardiovasculares o hipertensién. Si usted tiene algdin problema semejante, pregun- te a su médico por la conveniencia de tomarlos. ADVERTENCIA: Siempre que se den bafios calientes, del tipo que sean, ase- giirense de que haya alguna otra persona cerca por si les sobreviniera un mareo 0 un desfallecimiento. También serfa muy oportuno disponer de un avisador de tiempo para controlarlo con precisién, porque su sentido de 1a duracién puede no ser exacto. BANOS DE MANOS CON SALES DE EPSOM PARA ARTRITIS Y REUMATISMO Cuando se tienen anquilosadas las articulaciones de las manos, se sufren en ellas dolores artriticos o inflamacién de los tendones, puede conseguirse un nota- ble alivio bafidndolas en una disolucién de sales de Epsom y aplicando después un masaje. No hace mucho vino a verme una costurera aconsejada por un médico de Nueva York. Le dije que se diera unos bafios de manos con sales de Epsom y ma- sajes durante dos semanas, y al cabo de este tiempo pudo cerrar la mano, algo que Je resultaba totalmente imposible hacer dos semanas antes. Muchos afios antes empleé el mismo tratamiento con el marido de Fannie Hurst, que era pianista, y desde entonces lo apliqué a bastantes instrumentistas misicos. Prepare una disoluci6n caliente, disolviendo medio kilo de sales de Epsom en una palangana o barrefio lleno hasta la mitad de agua caliente. Sumerja la mano duran- te cinco minutos y luego dése masaje en los dedos y la mano con la otra, dentro del agua, trabajandolos bien e aplicando suaves rotaciones en los nudillos. Vuelva a dejar ambas en remojo otros cinco o diez minutos. Después de haberlas tenido en el agua unos veinte minutos, sdquelas y aplique en una un masaje con aceite de ca- cahuete, subiendo por el brazo. Luego repita el mismo procedimiento con la otra mano. Este bafio puede aplicarse también a los pies. BANOS DE VAPOR Recordaré que ya he comentado anteriormente el importante papel de la piel en la eliminaci6n o funciones excretoras. Puesto que éstas deben darse a través de la piel lo mismo que mediante el colon, 10s rifiones y los pulmones, Cayce recurrfa ampliamente a los baftos de vapor ~a los que a veces denominaba «sudores»~, al igual que a los bafios turcos y finlandeses (cuya variedad mas comtin en Nortea- mérica es la sauna). Estos «sudores» o baiios de vapor son un elemento absoluta- mente esencial a la hora de acometer cualesquiera rutinas de depuracién o limpie- za interna. (La dieta de manzana, las irtigaciones de colon y otros procedimientos de depuracién se expondran en el siguiente capitulo.) La piel y los pulmones ayu- dan a desembarazarse de toxinas que, en caso contrario, nos provocarian conside- rables molestias, tales como dolores de cabeza, mareos, gases, acidez y néuseas. Los bafios de vapor son también muy valiosos para disminuir los niveles de coles- terol. La investigacién reciente ha revelado que enjabonarse el cuerpo después de 262 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES. sudar detiene la salida del colesterol por Jos poros. No emplee, pues, jab6n en los bafios calientes, de vapor o de aromas. ‘Yo he empleado los bafios de vapor durante mas de sesenta afios y siempre con gran eficacia. Cayce incrementaba sus efectos con el uso de dloe, alumbre, atomi- dina, tintura de benzoina, alcanfor, balsamo de Gilead, yodina, aceite de lavanda, tintura de lobelia, mirra, aceite de aguja de pino, extracto de hamamelis, bélsamo de tolti, azufre y aceite de pirola o gaulteria. Sus instrucciones para el uso de es- tas sustancias eran muchas veces sumamente precisas; después recomendaba ha- bitualmente una friccién con el aceite o un masaje. A un paciente de cincuenta y cuatro afios de edad, que sufrfa una total incapacidad para asimilar los alimentos y, a consecuencia de ello, una astenia, le dio el siguiente consejo: Nos parece que le seria de gran utilidad el masaje, después de recibir, un dia si y otro no por lo menos, un tratamiento de hidroterapia administrado con bafios de vapor, ‘© en una cabina 0 aparato abierto en el que podria ponerse medio litro de agua con dos cucharitas de extracto de hamamelis. Haga hervir la mezcla. No se trata de aplicar mas calor, sino de que los vapores de esto cubran el cuerpo. Que le den luego un masa- Je completo y una friccién utilizando una mezcla a partes iguales de aceite de oliva, tintura de mirra y tintura compuesta de benzoina, Estas sustancias deberfan friccionér- sele a lo largo del sistema cerebroespinal, partiendo siempre de la cabeza para abajo. (5372-1) A la mujer de un ejecutivo inglés de una compafifa de seguros, que sufria do- lores atribuidos a la artritis, dolor de brazos, trastornos de 1a pelvis y problemas digestivos, la aconsejaron consultar con el sefior Cayce. Este determiné que gran parte de los males se debfan a una antigua lesion en el extremo inferior de la co- lumna, en la zona del céccix, y recomendé seguir un tratamiento a base de bafios de vapor, llamndolos en una parte de su lectura «bafios de sudor» y, en otra, «ba- ios de vapores»: Vemos, en primer lugar, que deberfan aplicarse bafios de sudor; no aquellos que provocan un notable aumento de la temperatura del cuerpo..., sino mAs bien bafios de VAPORES, usando en ellos, alternativamente, bien una mezcla de aceite de pirola y tintura de yodo, bien atomidina sin diluir; es decir, empleando aquella mezcla para un tratamiento, y la atomidina para el siguiente..., para aplicar una friccién completa des- pués. (1302-1) Provocar la sudoracién es uno de los recursos més antiguos empleados para conseguir la limpieza interna del cuerpo. El bafio turco es, en realidad, un bafio de calor seco y aire caliente que aleanza los 70-80 °C. Tenemos, ademas, el baito de vapor ruso-finlandés, que alcanza los 65-70 °C, y Ia sauna finlandesa, en la que la temperatura puede llegar a los 88-93 °C. En la version auténticamente finlan- desa de la sauna, se derrama agua sobre la piedra caliente, con lo que se produce vapor; ello la asemeja, en algunos aspectos, a los bafios de vapor tan a menudo re- comendados por Cayce. Luego tenemos el tipico bafio de sudor norteamericano, HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA 263 inventado por el doctor Kellogg: la cabina eléctrica. En la cabina eléctrica el calor no rebasa en mucho los 43°C, pero la accién radiante de la luz sobre la piel pro- voca el sudor. El modelo Kellogg que empleo todavia hoy es particularmente util para administrar los bafios de vapor Cayce y para las personas incapaces de tole- rar demasiado calor, puesto que la cabeza no queda encerrada y tiene libre acceso al oxigeno o a las compresas frfas que pueda aplicarle un miembro de la familia 0 un amigo. Es posible tomar bafios de vapor en la propia casa. Existen en el mercado mu- chos modelos de saunas domésticas y artilugios 0 cabinas francamente baratos. Algunos, los mas perfeccionados, se venden en forma de kits, para montarlos pie- za a pieza y construir una especie de caseta; otros son portatiles, como una espe- cie de tienda de campatia que se cuelga de los hombros y se cierra por dentro con una cremallera, permitiendo que la persona permanezca sentada en una silla 0 ta- burete. Debajo del asiento (preferiblemente de madera) llevan un vaporizador eléctrico; hay que tener la precaucién de colocar en el asiento una toalla grande 0 un pafio doblado repetidamente para darle grosor, que cuelgue por delante y a los lados y proteja las pantorrillas y las nalgas del calor excesivo. (No estamos ha- blando aqui de esas ropas tipo sauna, que se cifien a determinadas partes del cuer- po y se supone adelgazan a uno de Ia noche a Ja maiiana, sino de verdaderos arti- lugios en los que cabe todo el cuerpo, dejando sélo la cabeza fuera.) Algunas de estos aparatos portitiles se venden por muy poco dinero. Pero si la inflacién y los impuestos no les permiten demasiadas alegrias, ahf van unas ins- trucciones para que se monten ustedes mismos una cabina muy satisfactoria en la que tomar baiios de vapor. INSTRUCCIONES PARA FABRICARSE UN BANO DE VAPOR DOMESTICO Cosa juntas, como una especie de poncho, unas mantas 0 unas cortinas de bafio, dejando una abertura de unos 30 cm de didmetro para la cabeza. Prepare un tabu- rete o una silla. Para producir el vapor puede emplear un aparato para tomar va- hos, uno de esos dispositivos baratos que se venden para humidificar la atmés- fera y tratar los resfriados, o incluso una vieja cafetera o tetera eléctrica. Llene el depésito de agua hasta la mitad. Si va a emplear atomidina, asegtirese de que el de- pésito no sea de plistico ni de metal, que se corroerian: tiene que ser de vidrio 0 de cerémica. Otras sustancias, tales como el extracto de hamamelis, la esencia de pino, benzoina, eucaliptus y demis aceites volatiles, pueden verterse en un depé- sito de cualquier material; échelas sobre el agua, para que se vaporicen. No olvi- de poner unas toallas o mantas en el asiento para no quemarse las pantorrillas o las nalgas. Luego siéntese en él, acampane la tienda a su alrededor y ciérrela a su cue- Ilo, Emplee una toalla grande de bafio para cefiirsela al cuello e impedir que esca- pe el vapor. Cuando desee inhalar los vapores o baifiarse la cara en ellos, retire esa toalla, incline la cabeza e introdiizcala por la abertura. Los bafios de vapor son un acompafiamiento esencial de los coldnicos, de la dieta de manzana y de los demas procedimientos de depuracién interior que se describen en las siguientes paginas. 264 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES Ayudan a eliminar unas toxinas que, si retuviéramos, podrian provocarnos situa- ciones molestas —dolores de cabeza, mareos, nduseas, etc.— durante tales acciones depurativas internas. Una mujer que sufria dolores de tipo artritico daba cuenta de haber obtenido un gran éxito con su bafio de vapor casero, empleado a la vez que masaje, osteo- patia y las demés terapias que le habia recomendado Cayce: «[...] Para los bafios de vapor con extracto de hamamelis, que me habfan sido sugeridos, no encontraba ningiin lugar en que pudieran dérmelos o que supieran, en realidad, como hacerlo. Asi que me hice con un vaporizador de los empleados para vahos: un aparatito eléctrico que convertia en vapor el agua o cualquier Ii- quido que se introdujera en su depésito. La tienda de campafia me la fabriqué con una sdbana y un tendedero, suficientemente bajo éste para poder sentarme en una silla corriente de cocina, que no se estropearfa con el vapor. La abertura de la tien- da me permitia dejar fuera la cabeza y leer un libro, cuyas paginas pasaba gracias a una especie de invento de tebeo que me monté. Por supuesto me metia dentro con el pequefio vaporizador eléctrico y la silla. Empleaba una mezcla mitad y mi- tad de extracto de hamamelis y agua. »Con todo ello, los resultados han sido muy buenos...» (2970-2) También es posible tomar un bafio de vapor en la propia bafiera. Tépela, pri- mero, con una manta o un mantel de hule o de plistico. Luego eche en ella agua lo més caliente posible. Cuando haya conseguido que salga por el grifo a la maxi- ma temperatura, Ilene la bafiera de agua hasta una cuarta parte. Deje que se forme vapor durante unos cuantos minutos, y luego afiada agua lo més fria que pueda. Cuando la temperatura del agua descienda a la normal para un baiio caliente (40- 41 °C), introdtizcase en la bafiera procurando destaparla lo menos posible para que no escape el vapor. Otro viejo método, ya recomendado por Preisnitz, consiste en disponer una plataforma de madera colocada a unos 5 cm por encima del fondo de la bafiera: puede tener pequefios orificios 0 bien rendijas estrechas entre las tablas que la for- men. Luego se conecta con el grifo del agua caliente el extremo de una manguera y el otro extremo, por donde sale el agua, se coloca en el lado opuesto al desagiie. A continuacién se deja correr el agua caliente, con lo que el vapor subiré por los costados y orificios o rendijas de la plataforma. Es sorprendente la poca cantidad de agua que se necesita para tomar un bafio de vapor; y, si la bafiera esta bien ta- pada, podré cerrar el grifo del agua unos pocos minutos y, aun asf, el vapor conti- nuar4 trabajando algiin tiempo. Si en el extremo de la manguera coloca un difusor fino, podré producir vapor més répidamente. BANOS DE PIES Un bajio de pies es un excelente paliativo para los pies cansados y doloridos, para la congestién de cabeza que acompafia inicialmente a un estado febril 0 los primeros sintomas de un resfriado. Como terapia para un resfriado 0 una conges- ti6n, su eficacia puede aumentarse afladiendo al agua una o dos cucharadas de mos- HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA 265 taza, Envuelva bien al paciente en unas mantas y hagale tomar unos sorbos de agua o limonada caliente. Para un baiio de pies caliente emplee una jofaina grande, un cubo o un barrefio. El agua deberfa llegar por encima de los tobillos, y su temperatura, para comenzar, convendria que fuera de unos 44 °C, A medida que se vaya enfriando, afiada agua caliente. El bafio deberia prolongarse por espacio de cinco a veinte minutos. Si desea bafiar también las piernas, necesitaré un recipiente mAs hondo..., 0 em- plee la bafiera llendndola con suficiente agua para cubrir las piernas hasta las rodi- Ilas, senténdose usted en el borde. Esta clase de bafio puede ser empleado cuando se desea provocar sudoracién, deshacer la congestién o tratar las piernas doloridas por tensiones musculares o calambres. Como ya he dicho antes, en los casos de artritis o reuma puede afiadir al agua sales de Epsom y aplicar un masaje a los pies como se describié para las manos en la pagina 261. MOSTAZA Cayce recomendaba bafios de pies con mostaza para cuando a uno le arden los pies o los nota doloridos, como recurso para mejorar la circulacién (3776-9): [Seria beneficioso] bafiar los pies y los miembros [inferiores] en agua muy calien- te, para aumentar la circulacién en esta parte del sistema, afiadiendo mostaza al agua al hacerlo... Y asimismo para los resfriados y la gripe: Mantenga los pies bien sumergidos en agua de mostaza; puede hacer que le cubra hasta los rodillas, e incluso hasta las caderas..., hasta los bafios de asiento con agua de mostaza irfan bien, si no se prepara demasiado densa; pero es preferible que se pase la esponja por la parte baja de la espalda, descendiendo hacia los muslos y piemas, y que luego bafie los pies con una combinacién a partes iguales de sebo de carnero, espiritu de trementina, espiritu de alcanfor y tintura de benzoina, Caliente la mezcla cada vez antes de aplicarla, no haciéndola hervir, sino lo suficiente para que las sustancias se mezclen bien removiéndolas. Dése masaje con esa mezcla en las plantas de los pies y debajo de las rodillas, en la parte de detrés del cuello, por toda la cara, especialmente sobre las cavidades del rostro, debajo de los ojos o alrededor de esas partes del cuerpo. Pensamos que esto le resultard de gran ayuda, Hagalo dos o tres veces al dfa, (1005-15) POSOS DE CAFE Cayce recomend este bafio de pies a una sefiora de mediana edad que se que- jaba de que sus pies «le molestaban mucho». En cuanto a los miembros [inferiores]..., cada noche, o al menos tres 0 cuatro veces por semana, sumerja los pies y las piernas hasta las rodillas en un fluido preparado hir- viendo posos de café. El 4cido ténico que contienen es lo que resulta eficaz, y éste puede ser obtenido facilmente hirviendo los posos (a condicién de que no se hayan estropea- do)... Después del bailo, dése un masaje con aceite de cacahuete en la rodilla y debajo 266 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES de ella, tratando toda la zona desde Ia rodilla hasta el pie, y especialmente la bolsa del pie... Esto, hecho con constancia, aliviaré las tensiones. (243-33) P-5. {Qué hacer para aliviar el dolor de pies? R-5, Este dolor, segiin vemos, se debe a deficiencias en las funciones de eliminacién del sistema, y a una mala circulacién... [Irfa muy bien] si esos [pies] fueran bafiados de cuando en cuando en una solucién de carbonato de sodio. Ojo, no bicarbonato, sino carbonato, Esto... corregira gradualmente esa parte y aliviard la tensi6n en el cuerpo. Cuando tome los bafios, ponga el agua todo 1o caliente que pueda sopor- tarla el cuerpo..., friccionando a la vez las piernas hasta las rodillas. (325-7) C6mo remediar la comez6n que se produce a veces entre los dedos de los pies? Emplee de cuando en cuando extracto de hamamelis sin diluir para reducir el [pi- cor}. Y baiielos —los pies, quiero decir, y hagalo con frecuencia—en agua salada. (903-16) Px BANOS PARA PROBLEMAS DE LA PIEL Para dermatitis generalizadas, urticarias y sarpullidos que cubran una amplia zona del cuerpo, los siguientes bafios aliviardn el picor: 1, Disuelva medio kilo de almid6n de lavanderia en agua hirviendo y aiiddalo a la bafiera (con unos 80 litros de agua) a 40-41 °C. 2. Ponga un kilo de salvado en una bolsa cerrada de tela fina dentro de una ba- fiera con agua a 40-41 °C. 3. Disuelva un cuarto de kilo de bicarbonato sédico en una bajiera (80 a 120 li- tros de agua). Esto se recomienda especialmente para alcalinizar una condicién cida de la piel. 4. Si usted se ha expuesto a la accién de alguna planta irritante —ortiga, zuma- que, roble...— 0 tiene ya una erupcién enjabone las zonas afectadas con jabon os- curo de bérax. Deje que la espuma se seque, y aclare luego en un bafio caliente. COMPRESAS DE AGUA Las compresas calientes o fomentos se han venido usando tradicionalmente para aliviar dolores musculares por sobrecarga u otras causas, y las compresas frias, que provocan una constriccién de los vasos sanguineos, pueden aliviar la conges- tidn de la cabeza y curar jaquecas, fiebre, insomnio ¢ indigestién. Son muchos los naturdpatas que dicen haber conseguido grandes éxitos aplicando fomentos para sanar enfermedades serias. Quienes tengan la edad suficiente para recordar la fama cosechada con sus cu- raciones por la Hermana Kenny, mediante su revolucionario tratamiento de las se- cuelas de la polio, tal vez no hayan olvidado que su terapia se apoyaba amplia- mente en Ja aplicacién de compresas de agua caliente y esencias para aliviar los espasmos musculares, seguida de masaje. Y por los dias en que yo realizaba mis précticas en el Benedict Lust Sanitarium, las compresas de agua frfa y agua ca- liente formaban parte de la terapia habitual. HIDROTERAPIA: CURANDO CON AGUA 267 COMPRESAS DE AGUA FRIA Estas compresas son muy eficaces para aliviar el insomnio, la indigesti6n, los gases, dolores de cabeza, congestién, dolor de garganta, fiebre, torceduras, hema- tomas y como aplicacién de primeros auxilios para una gran variedad de lesiones. Hay tres tipos de compresas frfas: de acci6n inmediata, relajantes y de accién pro- longada. La inmediata se aplica durante un corto espacio de tiempo, de cinco a quin- ce minutos, para provocar un rapido movimiento de la sangre a la superficie en ca- sos de fiebre, lesiones, torceduras o hematomas. Un compresa fria para la fiebre se calentard en cinco-ocho minutos y deberfa ser cambiada frecuentemente. La com- presa fria relajante es vitil en estados de nerviosismo, tales como indigestiones ner- viosas, insomnio, etc., y puede volver a aplicarse al cabo de dos horas. La de accién prolongada se deja actuar durante varias horas, o durante toda la noche, y es un tra- tamiento muy eficaz para dolores de garganta, eliminacién de edemas y, en especial, derrames en Ja rodilla. EI primer efecto de la compresa es provocar la constriccién de los vasos san- guineos por efecto del agua fria. El segundo, empezar a normalizar la circulacién; pasados de veinte minutos a media hora, la compresa se calienta y aumenta el me- tabolismo del paciente. Para preparar una compresa frfa, emplee cuatro 0 cinco capas de tela o de felpa; introdiizcala en agua muy frfa, retuérzala para escurrirla y en seguida apliquela a Ja garganta, el tobillo, la rodilla o Ja zona a tratar; cuibrala con un trozo de plasti- coy envuélvala con una toalla pequefia, apretando bien para que la compresa que- de herméticamente cerrada. En casos de edema o dolor de garganta, déjela asf toda la noche. COMPRESA FRIA ABDOMINAL PARA EL INSOMNIO Una compresa frfa abdominal aliviard el insomnio cuando fallen todos los de- més remedios, y es excelente para estimular el higado, los rifiones y otros érganos. Extienda a lo ancho sobre la cama una tela engomada, un hule, un plastico u otro material a prueba de agua, que mida de 45 a 60 cm de ancho por 120-150 cm de largo. Prepare una toalla o pafio suficientemente largo para poder envolverse con él la cintura; para una persona de complexién normal deberia medir de 60 a 120 cm. A continuacién empape bien en agua frfa, por debajo de los 18°C, un pafio més pequeiio. Esctirralo un poco, déblelo a lo largo hasta darle una anchura de 22cm, aproximadamente, y sittelo sobre la toalla grande. Colocado asf en ésta, po- dri echarse usted encima y envolverse en ella, de manera que la compresa fria que- de en su sitio, y luego ponerse de pie y apretarla bien sobre el abdomen. Aseguire- se de que queda tensa y en contacto con la piel en todos sus puntos. Si es demasiado larga, cruce los extremos por delante. Vigile también que el pléstico cierre bien el conjunto, para que se produzca la reaccién adecuada. En los siguientes capitulos se describen otros recursos empleados por la hidro- terapia (véase el {ndice tematico). CAPITULO 11 Depuracion interna: Irrigaciones de colon y fomentos, y un remedio para el resfriado comin «Despeje el cuerpo, como lo hace con la mente, de todo aquello que ha estor- bado. Lo que estorba fisicamente son las deficientes eliminaciones. Mejore las funciones excretoras en el cuerpo.» (2524-5) «{...] Si come manzanas crudas, tmelas sin comer nada mds..., tres dias a ré- gimen de manzanas crudas sélo, y luego aceite de oliva, jy asi eliminaremos to- das las fuerzas téxicas de cualquier sistema!» (820-2) «Porque todos..., insisto: todos..., deberian tomar de cuando en cuando un bafio interno, ast como lo toman externo. Estartan muchisimo mejor si lo hicie- ran.» (440-2) «Considere lo que se produce mediante el empleo del fomento de aceite y su influencia en el cuerpo. »Elaceite es lo que determina, en cierta manera, la naturaleza de la actividad entre las funciones de los érganos del sistema... De una forma muy semejante a como [actuaria el aceite] sobre un objeto inanimado..., lo hace como factor de fle- xibilidad, facilitando el movimiento, la accion, de la misma manera que lo vemos actuar sobre una maquinaria inanimada. Es el mismo efecto, ejercido sobre lo que ahora esta animado por el espiritu.» (1523-15) Edgar Cayce Las manos de M. B. temblaban vi inhalé una profunda bocanada. ~Ya ve, doctor Reilly... Los médicos me dicen que estoy acabado. Me han su- gerido que tome las disposiciones necesarias, porque ya no podré caminar mucho tiempo. S6lo tengo cuarenta y cuatro afios... No me va a ser facil afrontar lo que me quede de vida confinado en una silla de ruedas. El hombre que ten‘a delante estaba claramente desesperado. Desempefiaba un cargo ejecutivo en una floreciente emisora de radio de Charleston, Virginia Occi- dental, y habia agotado ya todos los recursos médicos a su alcance. Su problema se debfa a un bloqueo de la circulacién en las venas y arterias de sus miembros infe- riores..., que semejaba una fase inicial de la enfermedad de Buerger. El diccionario define esta enfermedad como una inflamacién cronica de las arterias y venas de las extremidades inferiores, cuya incidencia parece ser més alta entre los grandes fu- madores. ~Asf que, cuando lef acerca de usted en el libro de Jess Stearn, y me enteré de los éxitos que habfa conseguido con la aplicacién de los tratamientos de Cayce, me decidf a probar por iltima vez antes de renunciar e instalarme en mi silla de rue- das -prosiguié, y aiiadi6 luego animadamente-: ,Sabe una cosa? Tenia una tos tre- menda que me impedfa realizar mi trabajo en la emisora, y el remedio de Cayce para la tos [véase al final de este capitulo] fue milagroso. Por eso creo en él. ~{Fuma usted mucho? —le pregunté tras examinarlo. ‘Oh, si! Dos o tres paquetes diarios. Mas, a veces. —{No le ha prevenido su médico acerca del tabaco? Pero los médicos ya le habian advertido del riesgo que suponfa para él. Le expliqué entonces que el bloqueo de su sistema circulatorio podfa provocar una gangrena y la subsiguiente amputacién, en especial si se producfa la més mi- nima herida en los pies o en las piernas. M. B. deseaba probar el tratamiento depurativo de cuatro dias a base de dieta de manzana, ¢ insistfa en pedirme expresamente que se lo aplicara. -No lo haré a menos que me prometa que dejard de fumar—le dije-. Es la tni- ca manera. Tendré que seguir una nueva rutina..., un nuevo régimen de vida con- sistente en dieta, ejercicios y terapias de eliminacién, incluyendo bafios de vapor y masajes. Si se compromete a hacerlo después de la dieta de manzana, dispondré un programa para usted. Los grandes fumadores tienden invariablemente a desarrollar anticuerpos que contrarresten los efectos de las sustancias quimicas del tabaco en su sistema. Si un no fumador empezara a fumar uno o dos paquetes de cigarrillos de pronto, es posi- blemente cuando encendié un cigarrillo e DEPURACION INTERNA, 271 ble que eso le provocara la muerte. Pero el cuerpo de un gran fumador va cons- truyendo un dispositivo protector, hasta el punto de que el ansia de fumar pudiera ser, en parte, resultado del esfuerzo del cuerpo por mantener el equilibrio entre los anticuerpos producidos por ese dispositivo y el volumen de sustancias introduci- das por el tabaco: se trata de una necesidad quimica, a la vez que psicolégica, Por es0, si podemos limpiar el cuerpo por completo ~cosa que es posible lograr me- diante la hidroterapia (irrigaciones col6nicas, junto con bafios de vapor y aromé- ticos)-, y administrarle una dieta no estimulante y correctora, el cuerpo lograré en su momento desprenderse de esos anticuerpos quimicos y el deseo del tabaco no seré tan fuerte. Hasta un gran fumador logrard resistirlo y verlo desaparecer final- mente. M. B. acudi6 a mi cada tres meses para que le fueran administrados col6nicos, masaje y bafios de vapor, as{ como para controlar los resultados de sus ejercicios y dieta, que practicé con constancia hasta lograr un restablecimiento casi completo. Estaba tan agradecido y entusiasmado, que grabé un reportaje que era un vibrante testimonio en favor de la terapia de Cayce, lo difundié por su cadena de emisoras en Virginia Occidental y traté de distribuirlo a escala nacional. Otro caso espectacular, bien documentado médicamente, que acredita los resul- tados del régimen de Cayce es el de la sefiora M. M. de Atlanta, Georgia. La sefiora M. tenfa un largo historial de disfuncién glandular, que se remon- taba a su adolescencia y que le provocaba periddicos ataques de mareos, sudo- racién profusa, y sensacién de inminente pérdida del conocimiento. Se le habia desarrollado también un tumor en su gléndula tiroides, que le fue extirpado qui- rirgicamente (tiroidectomfa) cuando contaba veintinueve afios de edad. Todos estos sintomas fueron haciéndose cada vez ms severos en cada uno de sus cua- tro embarazos, y fue hacia el sexto mes de gestacién de su cuarto hijo cuando su estado se diagnosticé como hipoglucemia, Tuvo, entonces, que someterse a una dieta que le imponia seis comidas al dia y la ingestidn de elevadas dosis de glu- cosa cada noche a la hora de irse a acostar. Aun asi, cuando estaba casi de ocho meses, se desperté un dia a las tres de la madrugada con los ya familiares sinto- mas de mareos, sudoracién fria, etc., precursores del shock. Varios meses des- pués de haber dado a luz.a su cuarto hijo, fue enviada a a consulta de uno de los ms afamados endocrindlogos de Estados Unidos para que le hiciera un diag- néstico completo. —Estuve alli, en Augusta (Georgia), durante dos semanas —contaba-, y cuando me sometié a los andlisis endocrinos, se vio que mis niveles de hormona tiroidea y estrégeno eran muy, muy bajos, y mi funcién adrenal practicamente inexistente. El doctor diagnosticé un «hipopituitarismo benigno». Mi hipéfisis no estimulaba correctamente las glindulas suprarrenales, el tiroides y las demés glindulas, y me dijo que probablemente necesitaria un tratamiento a base de esteroides durante el resto de mi vida. Luego, afios més tarde, tuve conocimiento de Edgar Cayce y mi marido y yo fuimos a ver al doctor Reilly a Nueva Jersey. Permanecimos en su granja de salud cuatro dias, siguiendo escrupulosamente su régimen: ejercicio, irrigaciones de colon, bafios de vapor, la dieta de manzana durante tres dias, masa- 272 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES. je y manipulaciones de columna diarios... No salf de allf milagrosamente curada, pero lo cierto es que me sentia mejor. »En los meses siguientes continué paso a paso con el régimen que el doctor Reilly y Betty Billings me habfan trazado, y segui mejorando y sintiéndome con un poco mis de energia. Pero ahora viene la parte mejor de mi historia. Llevaba cierto tiempo con algunas hemorragias anormales, y mi ginecdlogo crey6 oportu- no practicarme un raspado. Bien... por causa de mi hipopituitarismo, se pens6 que serfa algo peligroso administrarme un anestésico sin haber recibido un tratamien- to preoperatorio a base de esteroides: mi presi6n era baja y existia el riesgo de un fallo circulatorio. Asi que programaron para mi una serie de pruebas endocrinas anteriores a la intervenci6n, y en especial una para comprobar mi funcién adrenal. La primera sorpresa lleg6 cuando me tomaron la presién sanguinea: era normal, 12 y 7, siendo asi que habitualmente habia venido teniéndola de 9 0 10 y 6. El ciruja- no tenia los resultados de los andlisis que me habia practicado el médico de Geor- gia, ademés de los de otros internistas que me habfan tratado durante afios o segui- do mi evolucién, y todos coincidian: en alguno se apreciaba una leve mejoria, pero siempre por debajo de lo normal. Después de la nueva serie de andlisis, el doctor me Ilamé y me dijo: “Verd usted, sefiora M... No nos lo explicamos, pero sus ané- lisis son normales ahora. Me veo en un dilema porque, con su pasado historial cli- nico, deberia prescribirle un tratamiento con hidrocortisona antes de proceder a una anestesia general, y administrarsela por via intravenosa durante la interven- ci6n..., pero estos andlisis indican que seria del todo innecesario”. Fue tan inespe- rado, incluso para mi, que le pedi que me dejara reflexionar un momento. Final- mente decid rogarle que probara a operarme sin la hidrocortisona, y é1 accedi6..., aunque dispuso que hubiera un médico preparado para administrérmela en el acto en caso de necesidad. Cuando desperté en la sala de reanimacién, el doctor me dijo que mi presién sanguinea se habian mantenido estable durante toda la intervencién y que no me habfa inyectado hidrocortisona. »Bueno... Cuando fui a ver al doctor Reilly para que me aplicara un tratamien- to, no tenfa esperanzas de conseguir una curacién a la larga... Pensé que se limita- rfa a mejorar mi estado general, porque todos los médicos me habfan dicho que mi dolencia no tenia cura. He estado siguiendo el régimen de dieta de manzana una 0 dos veces al afio, recibiendo regularmente tratamientos osteopaticos, irrigaciones de colon, masajes, y tratando de acomodarme a la rutina dietética que me recomen- daron el doctor Reilly y Betty (que insistia en un bajo contenido de aziicares y fé- culas, asf como en otros importantes cambios). Aparte de una leve recaida hace algunos afios, con ocasién de un periodo de mucho estrés que coincidié con la me- nopausia, me he sentido bien desde entonces. De hecho, han pasado ya varios meses desde que me hicieron los tiltimos andlisis de costumbre, jy eran completa- mente normales! Al salir de su consultorio, mi médico me dijo: “Limitese a seguir haciendo lo que hace... No sé qué es, ;pero funciona!”.» Otro caso del que tenemos documentacién médica es el de una paciente de ochenta afios de edad que dirigf a un médico de Nueva Jersey, el doctor A., para que le hiciera unos andlisis. Su tasa de colesterol era de 296 mg/dl. Después de cua- DEPURACION INTERNA 273 tro dias a dieta de manzana, ejercicios, irrigaciones de colon, bafios de vapor y masaje, volvi a enviarla al doctor A. para un nuevo control. Pues bien, en este se- gundo andlisis, la tasa de colesterol habia descendido 50 puntos. He mencionado ya que, tras cerrar mi instituto del Rockefeller Center e iniciar el primero de mis cuatro «retiros», seguf manteniendo la que confiaba fuera a ser una prdctica limitada con algunos de mis antiguos pacientes: el dirigente sindical David Dubinsky y Alex Rose; John Harris, cuya empresa construyé el Rockefe- ler Center; David Sarnoff...; y unos cuantos amigos suyos. Cierto dia uno de mis pacientes me convencié para que visitara a uno de estos amigos, R. M. C. Nada més verlo entrar, me di cuenta de que su estado era preocupante. Su carta a Hugh Lynn Cayce, del 3 de octubre de 1968, lo describe mucho mis graficamente de lo que puedo hacerlo yo de memoria, a la vez que da cuenta de los resultados que lo- gr6 mediante un tratamiento depurativo y un régimen de vida disciplinado: «Hace ahora dieciocho meses desde que me apunté a la ARE y empecé un tra- tamiento con el doctor Harold J. Reilly aqui, en Nueva York. Lo que sigue es un informe provisional de los notables y duraderos resultados fruto de dicho trata- miento con el doctor Reilly. »En mi primera carta le decia que era casado, tenia cuarenta afios de edad y Ile- vaba ya mas de doce aiios sometido (casi continuamente) a medicacién con anti- bidticos por causa de una prostatitis crénica, que de cuando en cuando me provo- caba una infecci6n de todo el sistema génito-urinario..., como era el caso precisa- mente entonces. Sufrfa también una prolongada infeccién ocular (blefaritis) y en el rostro (sicosis de la barba), por estafilococos, tratadas ambas por especialistas desde hacia mds de dos afios, sin demasiado éxito. »Desde el primer momento, el doctor Reilly me traz6 un programa de ejerci- cios terapéuticos para dedicarles unos veinte minutos diarios. Este tiempo fue au- mentando gradualmente, hasta que mi programa doméstico se amplié a una hora 0 asf cuando los ejercicios tenfan que desarrollarse muy despacio (como era mi caso). »Me prescribié también iniciar casi inmediatamente una serie de irrigaciones colénicas, asf como bajios de asiento a la hora de irme a la cama. El doctor Reilly me sugirio introducir ciertos cambios en mi dieta, y su ayudante, Betty Billings, me ayud6 muchisimo facilitandome recetas detalladas para preparar los alimentos de acuerdo con las “Lecturas”. >A mes de haber iniciado los tratamientos quincenales, mi prostatitis habia remitido hasta el punto de poder prescindir de los antibidticos. No he vuelto a to- marlos desde entonces. Los medicamentos para la infeccién de la cara y los ojos os dejé antes incluso. >{...] Para la blefaritis, me aplicaron en los ojos emplastos de patata cruda, se- guidos de lavados con glicotimolina. Estos fueron de gran ayuda y el tinico trata- miento que realmente consiguié aliviarme en mas de dos afios de infructuosas ten- tativas. Sin embargo, aunque la mejoria ha sido muy grande, la blefaritis es recu- rrente cada cierto tiempo, por lo cual vuelvo a mis bafios de ojos con glicotimolina y, Si es preciso, a los emplastos de patata cruda. 274 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES »Para la sicosis de la barba acababa de visitar a un nuevo especialista cuando ‘empecé mi tratamiento con el doctor Reilly, y la infeccién mejor6 poco después, por lo que ya no tuve que recurrir a aquél. »En conclusién: aunque no han desaparecido por completo ni para siempre to- dos mis sintomas iniciales, mi estado general ha mejorado espectacularmente sin la ayuda de antibidticos, mantenido sélo por el programa dispuesto por el doctor Reilly siguiendo las indicaciones de las “Lecturas”. »Mi esposa y yo seguimos ahora muchos de los consejos dietéticos bosqueja- dos en las “Lecturas” y somos unos entusiastas “fans” de Cayce, interesados en muchos aspectos de su obra. »No hard falta que diga que soy consciente de lo mucho que debemos al doctor Harold J. Reilly por estos resultados tan notables. Cierto que él no los consigue “solo”, pero se entrega al servicio de todos, ricos y pobres, con un saber y una de- dicacién que no tiene igual en estos tiempos y con un entusiasmo que no han apa- gado tantos afios de practica. »Siento que se me ha dado una nueva oportunidad de retornar a una vida sana. Algo que el doctor Reilly ha brindado tal vez a miles de personas..., en una brillan- te ejecutoria al servicio de Dios y de la humanidad.» 4Cual es el secreto de esta terapia milagrosa? Puesto que la mayoria de las personas estén intoxicadas en mayor o menor gra- do, he podido comprobar que una buena rutina depurativa con el régimen de die- ta de manzana es el primer paso para que cualquier organismo mejore sus funcio- nes de asimilacién y eliminaci6n. Si la persona esté razonablemente bien, esta de- sintoxicacién la hard experimentar una sensacién casi euférica de bienestar y le procurard un seguro barato y eficaz contra la enfermedad. Si su estado no es bue- no, el régimen depurativo de manzana es un excelente punto de partida para ini- ciar un programa terapéutico. Cayce daba los siguientes consejos: Podrfamos empezar con una dieta de manzana para purificar el sistema; es decir, du- rante tres dfas no coma nada mds que manzanas de la variedad Jonathan... La Jonathan se cultiva més al norte que la Delicious, pero ambas son de la misma variedad, asf que cualquiera de ellas vale. Puede tomar café, si lo desea, pero no le ponga crema ni leche, especialmente si esté a dieta de manzana Al finalizar el tercer dfa, por la mafiana del dfa siguiente, tome un par de cuchara- das de aceite de oliva. (780-12) P-7. Qué deberia hacerse para eliminar este aparente estado de intoxicacin de mi sistema, y poder estar asi més despierto fisica y mentalmente? R-7. Como ya he dicho, mantenga un régimen en el que preponderen los alimentos de reaccidn alcalina, y éstos se encargardn de vencer las fuerzas t6xicas. R-8. Equilibre la dieta como se ha indicado, Tome una gran cantidad de fuerzas esti- mulantes del trigo integral, de los frutos citricos y de las verduras crudas. No coma demasiada came. Y no tome manzanas crudas; 0, si las toma, no coma nada més: DEPURACION INTERNA 275 tres dfas a base de manzanas crudas, exclusivamente, y luego aceite de oliva, y con ello se depurardn todas las fuerzas t6xicas de cualquier sistema. Las manza- nas no son eficaces a menos que sean de la variedad Jenneting. La variedad «Jenneting» es una denominacién obsoleta que incluye manzanas de pulpa fragante como las Delicious, Oregon Reds, Arkansas Black y Sheep Nose. Estas son las variedades preferidas, pero la experiencia nos dice que lo mas importante es que los frutos sean «orgénicos» y estén libres de productos quimi- CoS, puesto que el principal objetivo del régimen es purificar el sistema. Cayce recomends la dieta de manzana para una gran variedad de dolencias cuya enumeracin resultarfa demasiado larga aqui; pero lo hizo invariablemente en todos aquellos casos en que una toxemia o intoxicacién podfa ser causa o factor im- portante de problemas como jaquecas, debilitacién, neuritis, artritis, estrefimiento, desajuste de las funciones de asimilacién y excreci6n, subluxaciones, anemia, apo- plejfa, lombrices, etc. En otras ocasiones, pero con mucha menos frecuencia, Cayce aconsejé con fines depurativos una dieta de cuatro dias exclusivamente a base de uva, o de cinco a base de citricos. A algunas personas les recomend6, en conjuncién con la terapia de dieta de manzana, que se aplicaran fomentos de aceite de ricino para estimular la funcién excretora: «(...] El sistema necesita ante todo una limpieza con los fo- mentos de aceite [de ricino} y la dieta de manzana, antes de empezar a rehacerse» (1409-9) Ya desde el principio tuvimos noticia de que algunos pacientes no toleraban las manzanas: les producfan calambres, intoxicacién, jaquecas y otros sintomas. Poco a poco, a base de experimentar, combinamos la dieta de manzana con otras terapias de Cayce, y finalmente la sefiorita Billings y yo establecimos un régimen preparatorio para las personas que deseaban seguir en nuestro instituto la dieta de manzana Cayce, que inclufa irrigaciones de colon, bafios de vapor y otros trata- mientos de hidroterapia, si los solicitaban, masajes diarios y fomentos de aceite de ricino, todo ello como preparacién a la dieta, y posteriormente un seguimiento completo. Los resultados conseguidos extendieron merecidamente la fama de la dieta de manzana de Cayce, pero debemos encarecer a quien quiera probarla que siga las instrucciones que se dan al final de este capitulo, después de haber consultado pre- viamente con un médico (una buena revisién antes y después de la dieta mostra- rd, de ordinario, una mejora sustancial, particularmente en lo relativo a la tasa de colesterol y la presion arterial). Sin embargo, la dieta de manzana en si no es el tinico ni el principal factor en la depuracién y el proceso terapéutico. He visto muchos casos en que la respues- ta del paciente era de lo mas satisfactoria cuando la principal terapia consitfa en irrigaciones de colon y fomentos de aceite de ricino, acompafiados de ejercicio y masaje. Las irrigaciones de colon, juntamente con los fomentos de aceite de ricino y las manipulaciones son, en realidad, lo mAs caracterfstico de Ja terapia sin farma- 276 EDGAR CAYCE. US CURACIONES NATURALES cos de Cayce. Y puedo dar fe de que en mi propia préctica y experiencia han dado como frato algunas curaciones de lo més fantasticas y espectaculares. Subrayando, como hacia Cayce, el papel vital de la eliminacién para la salud, Ia longevidad, la belleza, el vigor sexual y la alegria de vivir, no es sorprendente que diera esta respuesta cuando se le pregunt6 acerca de las irrigaciones de colon: Cuando son necesarios, si. Porque todos..., insisto: todos..., deberian tomar de cuan- do en cuando un bafio interno, asi como lo toman externo. Estarian muchisimo mejor si lo hicieran. (440-2) Y en otra lectura dijo: Una irrigacién col6nica valdra por cuatro o seis enemas. (3570-1) Cayce dio instrucciones precis colon: s para la administracién de las irrigaciones de [...] Haga que un buen hidroterapeuta le administre una limpieza completa, pero suave, de colon... En las primeras aguas, use sal y bicarbonato sédico, en la siguiente proporcién: una cucharadita colmada de sal de mesa y una cucharadita rasa de bicar- bonato sédico, disueltas perfectamente [ambas}, por cada dos litros de agua, En la til- tima agua use glicotimolina como antiséptico intestinal para purificar el sistema, en la proporcién de una cucharada por litro de agua. (1745-4) La glicotimolina es una mezcla barata, asequible en la mayoria de las farma- cias. Cayce la prescribié en més de un centenar de lecturas relativas a dolencias tales como problemas cardiovasculares, catarro, colitis, hidropesia, excreciones, incoordinacién, cirrosis hepatica, lumbago, prolapso, toxemia, congestién cardiaca, hemorroides, herpes simple, urticaria, hipertensi6n, hipocondrfa, hipotensién, im- paccién, enfermedad de Parkinson y trastornos de la pelvis. Por otra parte, hemos encontrado indicada la mezcla de sal y bicarbonato para casos de estrefiimiento, colecistitis, debilidad general, hidropesfa, excreciones, prolapso, cidtica y toxemia, entre otros. En el instituto tenfamos cuatro salas para la administraci6n de irrigaciones de colon mediante maquinas Duerker. De cuando en cuando observabamos alguna irregularidad en el manémetro de mercurio que registraba la presién: sabfamos entonces que existia un problema que requeria la atencidn inmediata de un médi- co. E invariablemente el médico encontraba tumores 0 pélipos, porque el mané- metro era tan sensible que sefialaba cualquier tipo de bloqueo. La maquina Duer- ker crea también una onda de agua que estimula los movimientos peristdlticos en el colon y es muy eficaz. Empleabamos para cada irrigaci6n entre 23 y 38 litros de agua, parte de los cuales no entraban en el cuerpo, sino que se empleaban para pro- vocar un efecto de sifén que evacuaba el agua irrigada. Yo dirfa que la mitad del agua penetraba en el cuerpo, y la otra mitad servia para la succién. La irrigaci6n col6nica tiene como objetivo estimular los intestinos, pero tien- DEPURACION INTERNA 277 de asimismo a estimular la funci6n renal. La principal diferencia entre un enema y un col6nico es que aquél es un proceso que pretende un alivio, mientras que el coldnico es un proceso estimulador y correctivo. Con mucha frecuencia habré una evacuaci6n intestinal suplementaria durante un dia o dos después del colénico, lo que prueba la estimulacién de que hablamos; y esto, combinado con la dieta ade- cuada, el ejercicio y todo lo demés, ha demostrado ser un método de eliminacién eficaz y valioso. Desgraciadamente las irrigaciones de colon no pueden ser administradas en el propio hogar, ni por si ni con la ayuda de otra persona. Para recibir este trata- miento debe acudir a un profesional, y en muchas poblaciones no existe este ser- vicio. Para nosotros, la maquina Duerker -inventada por un ingeniero que sufria hipertensién y que estaba cansado de verse conectado a tubos de 15 m de longi- tud— es la més satisfactoria de todas. Cuenta con una serie de palancas y ma- németros que indican la presién del agua y la presién en el intestino. Existen en el mercado otros modelos més modernos, pero no incluyen ningtin perfecciona- miento ni realizan tan bien su funcion. Cayce empleé las irrigaciones de colon para muchos trastornos cardiovascula- res 0, por decirlo con ms exactitud, para muchos que se crefan de esa naturaleza. Porque muchos de los que me envi6 fueron liberados en realidad, mediante colé- nicos, fomentos de aceite de ricino y otros procedimientos, de gases abdominales que les impedian una eliminacién correcta, que los médicos habfan diagnosticado como problemas cardiacos u otras enfermedades de diverso cardcter. Uno de mis pacientes, préspero agente de fincas, vio c6mo a sus cuarenta y tan- tos afios de edad entraba en un coma toxico y los especialistas declaraban unéni- mes que sdlo le quedaba un afio de vida. Lo tratamos con irrigaciones de colon en el instituto durante mas de treinta afios, y vivid hasta los ochenta y uno. A.un hombre de cincuenta afios que tenia exceso de Acido trico y albimina en el sistema, asi como sintomas de trastornos cardiacos, Edgar Cayce le dio una lec- tura en la que se decfa: «{...] advertimos en el colon ascendente una situacién de plétora que provoca incluso la extensién de la zona abdominal y, naturalmente, un prolapso de la porcién del colon descendente. Esta presién retarda la circulacién entre el higado y los rifiones. Causa asimismo una presién que tiende a llenar la arteria aorta hasta el extremo de determinar con frecuencia una situacién de trom- bosis. De ahf la falta de aliento que experimenta, as{ como la sensacién de peso en el coraz6n». (2489-2) Cayce le recomendaba luego una «serie de irrigaciones colénicas para disemi- nar la situacin de [replecién 0] plétora». El resto de la lectura estaba dedicado a aconsejar ciertos ajustes osteopaticos y cambios de dieta: «[...] y no coma nunca en exceso. Mas vale levantarse de la mesa con hambre, que pasar hambre mucho tiempo y no poder comer». Con estas correcciones desaparecieron los sintomas de dolencia cardiaca, Otra paciente mfa, la sefiora V. K., una joven encantadora casada con un qui- ropractico, acudié a mf quejandose de terribles jaquecas. En los tiltimos meses se sentia como aletargada, lenta de movimientos, cada dia més incapaz de realizar las 278 EDGAR CAYCE, SUS CURACIONES NATURALES tareas domésticas e incluso las actividades normales de la vida. Su marido habia tratado de aplicarle todas las manipulaciones que tenia a su alcance, sin conseguir ninguna reacci6n ni mejoria. Habfa ido de médico en médico, uno de los cuales sentencié que se trataba de un problema mental y sugirié al marido que la pusiera bajo tratamiento psiquidtrico. Le hice una revisién y le administré un masaje completo con el propésito de aliviarla y, a la vez, familiarizarme con su estado. No experiment6 ninguna mejo- rfa durante la primera semana. A la siguiente se le practicé una irrigacion col6ni- ca y en adelante continué recibiendo dos irrigaciones de colon semanales. La sefiorita Billings conserva las notas del caso: «l.a mejoria empez6 a notar- se después del segundo colénico. El color de su tez comenzé a cambiar. Con an- terioridad, los alimentos le provocaban néuseas..., apenas podfa levantarse de la cama. En agosto, seis semanas antes de venir a vernos, habfa dejado su trabajo y, segtin nos decfan, no se sentfa con dnimos para cocinar, ocuparse de la casa ni nada. Entonces, tras el tercer colénico, su marido Ilamé al doctor Reilly para con- tarle que, al volver a casa, se habia levado la sorpresa de hallar una deliciosa cena preparada por su mujer. No podia creérselo. A la semana siguiente la encontré en pleno ajetreo, cambiando de sitio todos los muebles de la casa. Después del sexto col6nico comenzé a salir a la calle para visitar a muchas personas que levaban al- gtin tiempo sin verla, y todas coincidieron en decirle que tenia un aspecto estu- pendo y en preguntarle cémo lo estaba consiguiendo. En un mes aquella mujer se habia quitado veinte afios de encima: ten‘a s6lo treinta cuando vino a vernos, pero aparentaba cincuenta. Con sdlo ocho irrigaciones colénicas se habia transforma- do en una persona nueva. Todos los males que la abrumaban se habfan ido con las sustancias t6xicas acumuladas en su organismo. Le sugerimos que siguiera fiel a la dieta Cayce anti t6xica y que practicara algunos ejercicios Reilly.» Otro caso sorprendente fue el de la esposa del doctor R. Cierto dia se hallaba sentada en la cabina de bajios de vapor, recibiendo un bajio aromatico después de un colénico, cuando le coments a la sefiorita Billings: «Siempre le decia a todo el mundo que mi tez amarillenta se debia a una reencarnaci6n anterior mfa como china... Pero me he dado cuenta de que solo eran toxinas. Ademas, desde que me han administrado bafios de vapor y colnicos, he tenido que cambiar el color de mi lapiz de labios, porque el tono del anterior, que iba bien con mi piel amarilla, resulta ahora espantoso con mi nueva piel blanca». Es un hecho muy interesante que a los pacientes que siguen la rutina depurati- va de la dieta de manzana, irrigaciones de colon, bafios de vapor y fomentos de aceite de ricino la piel se les aclara. Si son rubios o pelirrojos, su tez adquiere una luminosidad casi alabastrina; si morenos, el tono oscuro de su piel se rebaja varios grados y se torna tostado. El color de sus iris se hace més brillante y el blanco de los ojos mucho més limpio. Otra paciente, la sefiora D. S., de Rockland County, Nueva York, vino a verme inicialmente al Rockefeller Center para hacer ejercicios de recuperacién de un bra- zo y un hombro paralizados; la tratamos con éxito, consiguiendo devolverle plena funcionalidad mediante masajes y manipulaciones, fomentos y compresas frias y DEPURACION INTERNA 279 diatermia. Sélo al cabo de algiin tiempo descubri que la sefiora D. S. levaba ya mis de treinta afios padeciendo ardores de estémago y regurgitaci6n de bilis en la garganta. «Llevaba afios visitando a los médicos por causa de este ardor, que para mf era debido a un problema de vesicula -le escribié a la sefiora Brod—. Pero los rayos X no mostraban nada, y se limitaban a recetarme medicinas. Habré ingerido tonela- das de antidcidos... Cite uno cualquiera: seguro que lo he tomado alguna vez. Nin- guno me servia..., y segufa probando con otro. Tenfa un sabor de boca espantoso. ;Y el ardor..., y ese terrible liquido amargo...! La bilis me subfa a la boca y me hacia vomitar. »El doctor Reilly me puso a dieta de manzana, me administr6 irrigaciones de colon y bafios de vapor, y eso fue lo tinico que funcioné. Mejoré notablemente y, si cuido mi dieta y ‘acudo con regularidad a recibir tratamiento, estoy la mar de bien.» ENEMAS Cuando no tenga la posibilidad de que le practiquen una irrigacién de colon, apliquese un enema diario mientras sigue la dieta de manzana 0 cualquier otra ru- tina depurativa. En el caso de una mujer de sesenta y tres afios, postrada en la cama por pade- cer una grave dolencia renal, la enfermedad de Bright (381-2), Cayce dio las si- guientes instrucciones para la aplicacin de esos enemas: Empezarfamos en el presente caso..., suavemente, claro, pero cada dia... con enemas altos de agua tibia, dilatando gradualmente la porci6n inferior del colon y el ano... Sera necesario hacerlo poco poco, pero en el plazo de cinco dfas la presién sanguinea se re- duciré como minimo 3 0 4 puntos..., 0 incluso mas, Comience preparando asi el agua para el enema: Para tres litros de agua, affadir una cucharadita rasa de sal y una cucharadita colma- da de bicarbonato sédico. En la tiltima porcién del enema, emplearfamos también los aceites, para que actiien en el intestino todo el tiempo que sea posible, Asi, pues, en el diltimo litro de agua afia- diriamos una cucharada colmada de Petrolagar, Remueva a fondo en el momento de ir a inyectarlo. (381-2) (Consulte al final de este capitulo mis indicaciones para aplicarse enemas en casa.) FOMENTOS DE ACEITE DE RICINO (LA PALMA CHRISTI Seré dificil encontrar a alguien que tenga algdn conocimiento de Edgar Cayce y no haya ofdo hablar de! amplio uso que hacia de los fomentos de aceite de rici- no. El indice elaborado por la biblioteca de la ARE en Virginia Beach muestra que aplicé esta terapia ~acompatfiada, de ordinario, con irrigaciones col6nicas~ en cen- tenares de casos y para més de cincuenta dolencias diferentes: afonfa, anquilosto- miasis, apendicitis, artritis, calculos biliares, cancer, celulitis pélvica, cirrosis he- 280 EDGAR CAYCE. SUS CURACIONES NATURALES patica, colecistalgia, colecistitis, colitis, epilepsia, esclerosis multiple, estenosis del duodeno, esterilidad, estrangulamiento de los rifiones, estrechez duodenal, estrefii- miento, gastritis, hepatitis, hernias, Hodgkin (enfermedad de), impaccién intesti- nal, insuficiencia hepatica, linfitis, migrafia, neurosis, pardlisis cerebral, Parkinson (enfermedad de), tifia y uremia, entre otras. Aparecen, ademds, muchos casos bajo denominaciones imprecisas, tales como «lesiones», «incoordinacién», «intestinos», «toxemia», «eliminaciones» y «adherencias». Si bien es cierto que las propiedades medicinales del aceite de semilla de ricino se conocen desde hace miles de aiios y han sido empleadas por médicos y curan- deros de todos los tiempos, la aplicacién del aceite de ricino en fomentos daba la impresién de ser una terapia original y distintiva de Cayce. Sin embargo, el doctor McGarey refiere que una paciente mencioné que su madre, nacida en Yugoslavia y llegada a Estados Unidos en 1901, le habia dicho que los fomentos de aceite de ricino eran un recurso terapéutico habitual «en la vieja patria» para todo tipo de tras- tornos gastricos y renales, asi como para los célicos infantiles. E] uso externo del aceite de ricino para curar verrugas, ulceraciones, eliminar manchas hepiticas (léntigo senil), aumentar la secreci6n lactea aplicado a los pe- chos de una madre lactante, y para algunos otros problemas leves aparece men- cionado en el excelente libro de medicina popular escrito por el doctor D. C. Jar- vis.' Cayce emples también el aceite de ricino para trastornos semejantes, pero el hecho de haberlo aplicado al tratamiento de la epilepsia y de otras dolencias gra- ves constituye, a mi entender, su peculiaridad. Esta es también la opinién del doc- tor McGarey, quien sefiala que Edgar Cayce recomend6 por primera vez el em- pleo de fomentos de aceite de ricino en el Caso 15-2 (20 septiembre 1927), a una mujer aquejada de un tumor en la porcién superior del intestino. Las instrucciones para preparar los fomentos de aceite de ricino son muy seme- jantes en la mayoria de las lecturas, pero existen diferencias en la frecuencia de la terapia, en el tiempo que habrian de mantenerse aplicados y en la cantidad de acei- te de oliva a ingerir simulténeamente a su empleo. Un ejemplo tipico nos lo ofrece el Caso 5186-1, relativo a una mujer de cuarenta y cuatro afios de edad que pade- cfa litiasis biliar: Prepare, como minimo, (un fomento con] tres © cuatro capas de tejido de franela, bien empapadas de aceite de ricino, y péngalo sobre una almohadilla eléctrica, Déjelo hasta que alcance la maxima temperatura que pueda soportar cémodamente el cuerpo..., Ly apliqueselo} cubriéndolo con un hule para evitar que se manche la ropa. Téngalo ast cada tarde o cada noche por espacio de una hora. Luego limpie [el aceite del cuerpo] con una esponja empapada en agua carbonatada. Hagalo asf durante siete dias, por lo menos, sin interrupci6n, Una hora diaria, y siempre ala misma hora del dia. Después y durante estos periodos tome pequefias dosis de aceite de oliva, tres veces al dia, Estas [dosis] no deberfan ser tan excesivas que provocaran molestias; pero a partir del tercer 0 cuarto dia observe cuidadosamente sus deposiciones y encontrard indicios de que los conductos biliares se estén limpiando: deberia haber arenillas y luego algunas piedras. (5186-1) 1. Dr. D.C. Jarvis, Folk Medicine. Crest, Fawcett World. Nueva York, 1969. DEPURACION INTERNA 281 En otro caso, relativo a un hombre de sesenta afios que padecia colecistitis, con una gastroduodenitis secundaria que provocaba una «falta de asimilaci6n y diges- tién por parte del sistema», Cayce recomends lo siguiente: [...] Fomentos de aceite de ricino. Apliqueselos cada noche durante tres dias segui- dos, y luego ingiera abundantes dosis de aceite de oliva. Interrumpa el tratamiento tres o cuatro dias, y reantidelo otra vez como antes. Continte asf hasta que desaparezcan to- talmente los sfntomas. Descanse tres 0 cuatro semanas, Y repita otra serie de trata- mientos..., haciéndolo asf regularmente..., aunque no sienta los fuertes dolores de an- tes. (294-199) Para mi propia practica, la sefiorita Billings ha ideado un sistema que simplifi- ca para los pacientes el procedimiento de aplicacién de los fomentos. El lector en- contrard estas instrucciones al final del presente capitulo. La sefiora A. P., una dama de la alta sociedad de Connecticut, emparentada con un miembro del gobierno del difunto presidente Roosevelt, padecia un tumor ute- rino. Su médico, que en cierta ocasién habia investigado sobre las lecturas de Cayce, recordaba que en un caso semejante Cayce habia recomendado un trata- miento a base de rayos ultravioleta, junto con otras terapias fisicas. En su afan de encontrar ayuda, la sefiora A. P. vino a mi finalmente. Le administré los trata- mientos bosquejados en las lecturas y, poco a poco, el tumor se redujo y acabé por desaparecer totalmente. El médico que supervisaba su estado confirmé sus pro- gresos y la feliz conclusién fue que se descarté la necesidad de una intervencién quirirgica. Esta misma paciente, agradecida, contribuyé més tarde con una dona- ci6n de tres mil délares a la clinica de la ARE de Phoenix para iniciar un progra- ma de investigaciones sobre los fomentos de aceite de ricino. Cuando la sefiora M. vino a mi consulta, llevaba trece afios sufriendo copiosas hemorragias uterinas. Habia podido combinar su carrera como cantante de épera, principalmente en los escenarios de Europa, con sus tareas de esposa y de madre. Pero ahora su incapacidad fisica amenazaba tanto su profesién como sus posibili- dades de llevar una vida normal y corriente. Habja consultado con los mas desta- cados ginecélogos de Nueva York y todos le habfan recomendado algtin tipo de cirugia, desde el simple raspado hasta una histerectomfa completa. La sefiora M. narré asi su experiencia a la sefiora Brod: «El doctor Reilly loca- liz6 todos los puntos que tenfa dafiados y algunos puntos de dolor que ni siquiera conocia yo misma. Y cuando me dijo: “Creo que podemos ayudarla”, estuve a pun- to de echarme a lorar. {Estaba tan segura y confiaba tanto en que pudiera hacerlo!». Pusimos en marcha un régimen que empez6 con irrigaciones colénicas y fomentos de aceite de ricino por espacio de cuatro noches, con un descanso de otras tres. «Betty —segufa explicando la sefiora M.~ descubrié que tenia tantos gases den- tro como para abastecer a la Con Edison. Me dijo que jamas habia visto semejante falta de reacci6n a las irrigaciones de colon en todos los afios que llevaba déndo- las. Yo no habia relacionado los dos sintomas, pero siempre me habia sentido hin-

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