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LA RELACION ENTRE LA REVELACION CRISTIANA Y LAS RELIGIONES Francisco Conesa 1Los cristianos iniciamos el texcer milenio situados en ua con- texto de pluralismo religioso, que nos obliga # plantearnos con setiedad la relac y Ia experiencia de Dios presente en ocras ct Tidades cécnicas desattolladas en el si contacto con otras formas de pensar y giendo la elaboracién progresiva de un estud acerca de las religiones. Bl tratamiento de la reli ue la vie~ ja apologética atendia en el primero de sus tratados, ha ido sus- citando cada vez més el interés de los tedlogos de cal manera que en [a Giltima década han sparecido ya algunos intentos de sfnte- sis y propuestas globales de oftecer una teolo, ‘0, como en ocasiones se Ia denomina, una teologia del plu mo religioso'. En este articulo vamos a acercernos a las religiones desde una perspectiva teolégico-fundamental y, en concreto, nos plantes- ‘mos las cuestiones que surgen en torno a las religiones a partir en A, AMATO, Jens in Pro Dislogo” 80 rigors. Belate bibl, on "Uy 2 01997) también J. J. ALEMANY, 29-257, 182 ‘TROLOGEA FUNDAMENTAL del estudio de la revelacién: gexiste una revi es la relacién entre el hecho de Ia revelacién de Dios en Jesucristo y las religiones, que es una de las claves del actual de- bate, No en vano afirma el tedlogo catdlico «la teologia de las teligiones propia y principalmente se ocupa de la cuestiGn de la revelacién»?, Avanzaremos en el estudio en cres pasos sucesivos. El prime- +0 setd ptesentar las principales posiciones teoldgicas que se han desatrollado en nuestré siglo en corno a esta cuestién. En un se- gundo momento intentaremos exponer nuestra visién de la cues- tién, Finalmente, sefielaremos las perspectivas y horizontes que quedan abiettos para la teologia del préximo milenio. 1. Reli ién y revelaci6n en Ja teologia contemporanea Comenzamos examinando los horizontes del actual erata- miento de Ja relacién entre tevelacién y religién. Con este fin ‘miramos al comienzo del siglo XX pata detectar en las posicio- nes de la teologia preconciliar las lineas principales de Ia teolo- gia posterior. Después veremos la aportacién del Concilio y, en ‘un paso ulterior, las reflexiones y discusiones que se han desa- rrollado en la época del post-con LL. El debate teolégico basta el Concilio Vaticano I Jo se contienen al- ganas reflexiones sobre el problema de Ia salvacién en relacién 2.6. DCOSTA, Racltio and Ree Volatin, en"Maders Theology” Diag God tbr Rao, Bayon a Stati LA RELACION ENTRE LA REVELACION CRISTIANA LAS RELIGIONES 183, con las religiones, ta cuestin de la revelacién entra en el debate teolégico de las teligiones a partir de Karl Barth (1886-1968), tedlogo calvinista cuya postura ha venido a set un paradigma de 1. Karl Barth propugna una distincién radical entre revela- cin y religion. Frente a la tendencia a disolver el cristianismo ‘en una mera religiosided humana ~propia de la teologia liberal, a teologia ica de Barth acentéa su distincién respecto de cualquier religi las apasionadas péginas de su primera gran obra, el «Comentario a la carta a los Romanos» introduce ls dist entre «fe» y «teligién>'. La fe y la revelaci6n cristiana no tienen nada que ver con un caso particular, aunque sea el més elevado, de Ja experiencia religiosa de la humanidad. Religién y fe se opo- nen dialécticamente, com: religi6n es la expresién & modo alcanzar a Dios, el cual, precisamente porque es Dios, va de todo proyecto humano. Como intento de poner Ia i6n insolente de lo que sélo puede venit de Dios mismo, como revuelta del eselavo que quic~ religién es la expresién 3. Un eepesenane senero dela elo ber es F.Seheeemacher, pra quien et ert= smo expresria de an moto mis pleno que ote raligoner noes dependencia de ED. SCHLEIERMACHER, Sle l lpi, Dir er meade c= i 1990. EL autor dedica a et custion equine discos: vie expeciamente pp. 188), 4. CLK. BARTH, Care «lr Rae, Madi 1998, Sabre et room en Barth vi GREEN, Chulerging the eli Stair Como: Karl rts Thy of Reon, Jounal o Hal 1995) A.NICHOLS, Ban's Thea Reto, Downside Review 184 ‘TROLOGIA FUNDAMENTAL hombre construye pata alcanzar a Dios y que El destruye una y otra vez, con el fuego devorador de su Pelabra. Es cierto que, co- ‘mo la misma ley, la tcligién puede encontrar también su verda- aparece (inicamente en el crist la teligién, precisamente en cuanto que significa el comienzo de la fe en Ia salvaci6n que viene tnicamente de la revelacién de Dios en Jesucristo. Esta posici6n sera reasumida y completada en la «Dogmitica eclesial», donde dedicé una larga secci6n titulada «La revelacién de Dios como abolicién (aufhebung) de la religién». Barth su- braya la trascendencia absoluta de Dios y la radical finitud hu- mana. Dios es el totalmente otro al que ninguna realidad huma- na podta alcanzar; por ello sélo se puede acceder a Dios por la re- velacién en Cristo. Fuera de Cristo sdlo existe orgullo y cerrazén existencial, Para Barth la rel in es el vano intenco de los hom- ica orgullo e inctedulidad— y termina por alejar al hombre de Di al verdadero Dios, «al conceario, ios y alzarlo contra 1no religioso no puede cond ‘que se opone radicalmente a igidn que esté en el hombre, la revelacién se le ‘opone, Ia abole y la asumen® Ta ceologia de Barth fue aplicada de modo explicito a las re~ jones por H. Kraemer’, lo que le conduce a subrayar la dis- continuidad entre el cristianismo y las religiones. Mientras que rrarse” 5, K.BARTH, Doymigs, I La dain del poe de Die, 12, Gendve 1954, p, 100. 1A RELAGION ENVTRE LA REVELACION CRISTIANA Y LAS RELIGIONES 185 las religiones son metas construcciones humanas, intentos del hombre por igualarse a Dios, el cristianismo es la revelacién final y autoritativa de Dios. Desde la revelacién —insiste Kraemer las jones aparecen sélo como una desorientacién fundamental y tuna bésqueda a ciencas, Estas posiciones suelen designarse como «exclusivistas», por que tanto la salvaciéa como la revelacién se dan exclusivamente en {a fe cris is que fuera de ella s6lo habria condenacién y extravio, En el Ambito catélico sostu- ‘vo una postura de este tipo Leonard Feeney, apoyado en wna lec- io de que eFuera de la Tg ‘cuanto cons na, rade la Iglesia cat6lico-romana. Este sacerdote jesuita acusé de herejfa al arzobispo de Boston, por sostener que hay salvaci6n fuera de la Iglesia cat al Santo Oficio, el cual le apoyé sobre de incorporarse a la Iglesia, que habfa sido expuesta por Pfo XII en la Mystici corporis 2. La teologia catélica de la época preconcil nea de reflexién, que suele denominarse lleva a plenitud la revelacién (DV 4), conocer 1 a rig e0 8 BOESERLUGY, LAB Sobee eta cust vde,P SBLVADAG), 1A RELACION ENTRE LA REVELACION CRISTIANA Y LAS RELIGIONES 193 cc. Se reconoce también la manifestacién de Dios en el cos- mos, aunque no se la denomina «tevelaciény y se pone en cone- xién con Cristo. El Coneilio afirma que «Dios, creando y con- servando cl universo por su Palabra, ofrece a los hombres en la creacién un testimonio perenne de si mismo» (DV 3). La crea~ cién aparece como una llamada inicial de Dios al hombre, la cual ‘no es abolida por Ja redencién. 2, La segunda cuestién relevante para nuestro tema es el te~ snto de la presencia de verdad en las Evangelio» dice: «cuanto hay de bueno y verdadero entre ellos, la Iglesia lo juzga como una preparacién del Evangelio y otorga- vida» (LG 16)", Muchas de estas ideas serdn desarrolladas en do- detenido de cada uno de los docu de su contenido. a. Una primera idea es el recon entte los que no son cristianos. En Lumen Gentium se habla de «cuanto hay de verdadero y bueno» en los no cristianos. En otros textos 5¢ explica que en las tradiciones teligiosas hay «verdad y gracian (AG 9), «verdad y bondad> (OT 16), «preciados ele- jiosos y humanos» (GS 92), «tradiciones ascéticas contemplativas cuyas semillas ha esparcido Dios algunas veces en las anciguas culturas» (AG 18). Esta cuestién se desarrolla so- bre todo en la declaracién Nastra Aetate. Allf se indica que en las religiones se da «una cierta percepcidn de aquella fuerza miste- nto de que se da verdad tiosa que se halla presence en la marcha de las cosas y de los acon- 194 "TEOLOGIA FUNDAMENTAL tecimientos de Ia vida humana» (NA 2). ¥ se establece el prin- cipio bésico de que «la Iglesia catética nada rechaza de lo que en estas religiones bay de verdadero y santo» (NA 2). b. El Concilio afitma el origen cristolégico de estos elemen- tos de verdad. En Nostra Adtate, recuttiendo a una terminologia jofnea, se explica que le conducta y las creencias de los no cris- tianos «aunque discrepan en muchos puntos de lo que ella pro- fesa y ensefia, no pocas veces teflejan un destcllo de aquella ‘Verdad que ilumina a todos los hombres» (NA 2). En la elacién de Noviembre de 1964 se explica la idea central de este texto ~«destello de la verda especialmente a San I Late rambién aqui la doctrina de San Justino acerca del dégos spermatikés presente en el mundo, doctrina que se recoger’ de modo expreso en el decreto Ad Gentes (11 y 15). Las cosas ver~ daderas y buenas que hay en las religiones son presentadas como semillas del Verbo. c. La verdad de las religiones no cristianas debe reconocerse y fespetarse. La Iglesia «considera con sincero respeto» (NA 2) Jas religiones ¢ invita a sus miembros a que «descubran, con go- 20 y respeto, las semillas de la Palabra» que se contienen en las tradiciones nacionales y religiosas (AG 11) y «teconozcan, guar- den y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, asi co- mo los valores socioculturales que en ellos existen» (NA 2). En cuanto expresiones de la bisqueda de Dios y de la salvacién, las religiones metecen todo nuestro respeto. d. La verdad presente en las religiones es considerada, apo- de Busebio de Cesarea, que es citado ex- «epreparaci6n para el Evangelio» (LG 16). fa a sus adep- en ella se da una comprensién parcial de la vetdad. 28, Acts Symaeia, HUE, pp. 15-646, [LA RELACION ETRE LA REVELACION CRISTIANAY LAS RELIGIONES. 195 La idea de que la verdad de las religiones es una prepatacién del Evangelio es desarrollada pot el decteto Ad Gentes. Los es- fuerzos por encontrar a Dios ~dice el n. 2~ «pueden alguna vez considerarse como pedagogia hacia el verdadero Dios o prepara- cién del Evangelio». En nota @ pie de pagina se citan dos es- pléndidos textos de San Ireneo. Bl segundo dice asf: «Porque desde el principio, asistiendo el Hijo a sus criaeuras, revela a to- dos al Padre, a los que quiere y cuando quiere y como quiere el Padre». Se afiema también que hay «elementos de verdad y gea- cia» entre los pueblos por razén de «la secreta presencia de Dios» en la creacién (AG 9) ¢. La Iglesia tiene la obligacién de anunciar a Cristo «en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida rel jo reconoce con realismo que muchas doctri- repan en muchos puntos de lo que ella [la uminar y sanar» (AG 3) los es- nbre. En Lumen Gentivem se describe con jocimiento religioso al revelado de Dios: es un cambio de un conoci miento expreso» de Dios, de las «sombras e imé- y de la upreparacién del Evangelio» a la «plena madurez» (LG 16 y 17). Con la evangelizacién la Iglesia trans- mite «la plena luz de la verdad» (OT 16). inalmence, se invita al diélogo y Ia colaboracién con los nos con el fin de «reconocer, guardat y promover» los bienes espirituales y morales asf como los valores socio~ les que en ellos existen (NA 2). Se puede decie que et Concilio realiza una valoracién positi- vva de las religiones, descubriendo en ellas elementos de gracia y de revelaci6n desde Ia perspectiva que hemos denominada «in- lusivista». Aunque no se promuncia sobre la existencia de reve- lacién en las religiones, pone las bases pata elaborat una reflexién teoldgica sobre esta cuestiéa. jenco im 196 "TEOLOGIA FUNDAMENTAL Biel a la docteina conciliar Pablo VI recogié el tema de la pre- Suam como en Esangelit Nuntiandi. «No queremos negat ~afir- ma nuestro reconocimiento a los valores espirituales y morales de las diversas confesiones rl {que estd en el trasfondo es la del cumplimiento, como muestra es- pecialmente la exhortacién apostélica mencionada. Las 1 da de Dios». En concraste con las «expresiones religiosas natura- les» se pone la rel in autén n cristiana que «instaura efectivamente una iente con Dios» del Bspicicu Santo. Entre los gestos destacan su visita a Marruecos en ‘Asis paca orar por la paz manifiestan esta conviccién profunda de Juan Pablo ID". La docerina de la presencia del Espiritu Santo en las religiones, que aparece ya en Redemptor bominis y ba sido de- sarrollada a propésito del didlogo interreligioso, es expuesta de manera singular en la enci 1984, sc insiste en la importancia del diélogo y se desctiben sus modalidades™. Se destaca que el objetivo del didlogo es cultivar 593 y Ene. Refers Mio 33, SECRETARIADO PARA LOS NO Cal swiss rigs (1984) 185-200, 1A RELACION ENFRE LA REVELACION CRISTIANAY LAS RELIGIONES 197 los gérmenes de verdad y de bien presentes en las teligiones. BI ndo documento —Didlogo y anuncio- fue publicado en el iversario de Nostra Aeate y advierte que el didlogo s6lo es posible desde ta valoracién positiva de otras tradiciones, cen las cuales acta !a geacia y el Espiritu Santo™. (Col 1, 19); él es el Logos encarna- do, que desde el estaba con Dios y él mismo era Dios, el Hijo tinico que es Dios y que esté en el seno del Padre» (Jn 10 texto expresa la verdadera clave de la com- prensién de Jesucristo: es precisamente la encarnacién lo que convierte en irtepetible y singular la persona de Jesucristo. Si Dios se ha hecho hombre en Jess de Nazaret entonces él es la reyelacién definitiva de Dios. Bl Vetbo hecho carne es —como ex- plica San Juan de la Cruz~ la Palabra con que Dios nos ha co- municado todo lo que habia de decitnos™ La encatnacién se convierte asf, en una cuestién ineludible to —recuerda Juan Pablo I «no se limita a hablar “en nombre de Dios” como los profetas, sino que es Dios mismo hecho care. Encontramos aqui por el que el cristi: desde el p pes, en las mienza con la Encarnacién del Verbo. Aqui no es s6lo el hombre quien busca a Dios, sino que es Dios quien viene en Persona a 1A RELACION ENTRELA REVELACION CRISTIANAY LAS RELIGIONES 213 hablar de sf al hombre y a moserarle el camino por el cual es po- sible aleanzarlo»”. Desde esta conviccién, el Concilio afirmé que «no hay que esperar otta revelacién piblica antes de la glotiosa manifestacién de Jesuctisto nuestro sefior» (DV 4). Puesto que Dios se ha re- , no podemos descubrir nada de lo por Cristo, velado plenan Dios que n Le posicién plu precisamente porque olvida esta peculiaridad de la revelacién cristiana. Desde 1a militancia phuralista se exige al cristianismo que renuncie al concepto de encatnacién y considere la di de Jesuctisco como un mito, Peto entonces, dejarfa sin duda de ser cristianismo. Negar la encarnacién 0 considerarla como mito 0 metéfora no parece ser compatible con la fe cristiana. 2, La afirmacién cristiana de Jestis como el reveledor pleno de Dios se ha expresado en ocasiones como preteasién de validez absoluta del cristianismo. Esta expresi6n, sin embargo, ha sido mal usada e interpretada, porque se ha entendido en sentido ex- clusivo y no en sentido positivo™, La confesién del cristianismo como «absoluto» no excluye la presencia de elementos de abso- Jucez en otras religiones. La particularidad de 1a cevelacién cris tiana no supone patticulacismo o exclusivismo alguno; no debe entenderse como cerraz6nt. En efecto, la afirmacién de la reve- laciéa plena de Dios en Crisco no es exclusiva, sino inclusiva; no esta cerrada, sino abierta, La revelacitin en Jesucristo es un hecho particular de aleance universal. 214 ‘TROLOGIA FUNDAMENTAL La afitmacién de que Jesucristo es la palabra definitiva de Dios, no hace vanas otras palabras de Dios. Un signo de la uni- versalicad del cristianismo es precisamente esa amplitud de mi- ras que tiene. Ante codo no € tuna primera palabra que Dios ditige al hombre en el hecho mismo de la cteacién. Es lo que se suele denominar de manera impropia «revelacién natu- tal». Tampoco excluye la palabra pronunciada en la historia del pueblo de Israel, destinatario de la alianza mosaica. Ni se exclu- ye la apertura a una consumacién de la revelacién con la mani- festaci6n gloriosa de nuestro Sefior Jesuctisto. Que Dios se ha automanifestado con plenitud en la persona y obra de Jesucristo significa que esta revelacién empleé los verbos consummare, complere y perficere (DV 4) para expresar el significado de la revelacién en Cristo respec- ier otra forma de manifestacién de Dios. Es posible ‘que Dios se manifieste «de muchos modos» (Heb 1, 1), pero es- tas manifestaciones serén siempre parciales en relacién con la pa- labra def Para evitar malentendidos vamos a reservar el tétmino «te- velacin» para designar Ia ucomanifestacién de Dios en Cristo, mediante 1a cual nos convoca a una comunién de vida con él Entendemos que este eétmino tiene un sentido teolégico espect- fico y que generalizar su uso puede inducit a confusiones®, $2. Por tanto, eviteemos wal eéemino sevlacias pare reerens Ia muifesico eis en en la vend fata ds LA RELACION ENTIRE LA REVELAGION CRISTIANAY LAS RELIGIONES 215 2.3. La manifestacién de Dios en las veligiones Desde nuestra perspectiva, las religiones son respuesta del hombre a una llamada de Dios. Bsta llamada puede tealizarse de modos muy diversos. La manifestaci6n de Dios en las religiones ada principalmente a dos realidades: la existencia de una comunicacién de Dios al hombre por medio del cosmos y del ‘mismo hombre, y la posibilidad de una accién particular ilumi- nadora de Dios en algunas experiencias celigiosas. Vamos a de- sarrollar estas afitmaciones. a. La manifestacién de Dios en el cosmos y el hombre En un primer acercamiento, podemos afirmar que, en sus re- ligiones, los hombres oftecen una respuesta al Dios que se les ha dado a conocer a través del cosmos y del mismo hombre y que les ha hecho seres t 1. Sabemos que «lo invi ios, desde 1a creaci6n del mundo, se deja ver a jaa través de sus obras» (Rom 1, 19), ya que «Dios no dejé de dar cestimonio de sf mismo» (ech 14, 17) a codos los hombres y «no se cada uno de nosotros» (Hech 17, 27). Desde el comi mundo Dios se ha manifestado al hombre mediante la creaci6n y, muy especialmente, mediante el misterio particular que en- cierra el mismo hombre. La creacién, el hombre, su conciencia (cf. Rom 2, 15), son una invitacién para reconocer al autor. Esto 5 lo que la teologfe catélica viene denominando, con un vérmi- no no exento de problemas y que nosotros hemos decidido evi- tar, «revelacién natural». Las religiones pueden comprenderse no unt eco multiforme, como reacciones institucionalizadas ance esta tevelacién de Dios». La cteaci6n atestigua la presencia de la vol Dios. Mas que una subida de mi espititu a Di descenso de Dios que, a través del mundo, se acerca y revela al hombre". Dios hace sefiales al hombre a través de les criaturas. 83, J, SCHMITZ, La mec de Diy, Bardon us. £84, CE-H, DBLUBAC, Por dy anita de Dia Madd 1993, p73. 216 ‘TBOLOGIA FUNDAMENTAL « a la plenitud del misterio de Dios re- velado en Cristo. 157, Dish yen n.49 158. Diag y ano, 2, 244 ‘TEOLOGIA FUNDAMENTAL 3. Algunas propuestas para el futuro Para finalizar, vamos a presentar de manera sucinta algunas Propuestas y perspectivas que, acerca de la rclacién entre celi- gin y revelacién, quedan abiertas para posteriotes estudios. 1. Uma de las careas que debe tomar en serio la teologta cris- tiana es profundizar en la ptopia originalidad del cristianismo, evicando cualquier centacién de eclecticismo o relativismo que, a Ia larga, serfa estéril, Si es cierto que la reflexién teoldgica so- bre las religiones ha crecido espetanzadoramente en los tiltimos afios, también hay que teconocer que buena parte de las tefle- iones recurten a soluciones ficiles y simplistas, evitando pensar ‘todos los cérminos de la cuesti6a, La clave de elaboracién de una teologfa de las religiones resi- de, a mi juicio, en la comprensién de lo que significa la absolu- tez de la revelaci6n cristiana y la unicidad de Cristo, La apereu- 1a cristiana a las otzas religiones no puede conducic simplemen- te a una relativizacién del ctistianismo. Bs preciso ptofundizar en la fe cristolégica pues la pregunta por la revelaci6n en las re- igiones desemboca necesariamente en la cuesti6n de la telacién entre Cristo y las religiones. 2. Bs necesario un mayot desarrollo y profundizacién de los grandes principios teoldgicos que intervienen en la comprensién cristiana de las celigiones. En concreto, esta por desatrollar una teologia de la accién universal del Espiritu Santo. Un traca- miento mas completo de esta cuestién puede aportar una com- prensi6n més articulada de la relacién entce el cristianismo y las religiones. Otros temas que invitan también a una reflexiéa més detallada son la cucstiéa del valor de las celigiones en el plan sal- vifico de Dios y la afitmacién de Ia Iglesia como medio ordina- tio de salvacién, Una cuesti6n particular que esté por desarrollar es In del va- lor de los libros sagrados de ocras religiones. Conviene, sin em- bargo, en este caso evitar las generalizaciones ficiles y los aprio- tismos, porque el mismo concepto de «libro sagrado» es plural TA RELACION ENTRE LA REVELACION CRISTIANA'Y LAS REUIGIONES 245 3. Una tarea primordial es profundizar en la praxis de didlo- 0 con los hombres de otras cradiciones religiosas, a partir de las motivaciones que en la propia tradicién se pueden encontrar pa ta el didlogo, Didlogo sercno y abierto a la posibilidad de ser cuestionado con el fin de descubrir la accién providencial de Dios en la vida y desarrollo de las religiones. Atin queda mucho que aprender de las creencias y actitudes religiosas de los hombres de oteas tradi- ciones, de sus sabios y de los fundadores. Y todo ello servieé pa- 4 comprender mejor el mistetio de Cristo. Este dilogo debe ser critico con respect a lo que en les otras religiones necesita de purificacién, pero también con eespecto a to que el mismo cristianismo necesita purificat. Hay que dejarse cuestionar por lo que las religiones pueden aportar. Y aprender acrecer cn la verdad mediance el didlogo con las otras teligiones. 4, Por ‘iltimo, es preciso el didlogo teoldgico concrcto con cada una de las tradiciones religiosas. Aunque ciertamente re- sulte indispensable para ese acercamiento una teologia previa del significado de otras religiones, esta teologia deberd ser verifica- daen el didlogo y estudio personal de cada una de las religiones. Eneste arciculo se ban intentado proponer las Ifneas generales de comprensién de la relacién entre religion y revelaciba, pero hay ‘que tener presente que Ia situacién no es univoca para todas las religiones. Es preciso ir avanzando desde una teoria genetal de la reli- 4gi6n 2 una teologia de las religiones en particular, examinando Ja relacién entre la revelacién cristiana y la fe judia o musulma- nes. Por esto, una Linea de estudio que puc~ de resulear muy fructifera ¢s In apuntada por Clooney y otros au- tores, que presentan una teologia comparada de las teligiones, intentando confrontar de modo concreto los textos teligiosos de diferentes tradi

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