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EL perro y la almeja.
Un perro de esos acostumbrados a comer huevos, al ver una almeja no lo pens dos
veces. Creyendo que se trataba de un huevo, se la trag inmediatamente.
Desgarradas luego sus entraas, se sinti muy mal y se dijo:
-Bien merecido lo tengo, por creer que todo lo redondo son huevos. De ahora en
adelantereflexionar antes de actuar, para evitar dificultades.
A quien hace alarde de sus propios xitos, no tarda en aparecer quien se los arrebate.
Esopo