Diferencia entre la
Escritura y el Mundo
UNA PAGINA ADMIRABLE
DEL CARDENAL NEWMAN.
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Si es verdad que los cristianos han
esperado a Cristo sin que El venga, es”
igualmente verdadero que, cuando El
vendra realmente, el mundo no le espe-
raré. Si.es verdad. que los cristianos
han imaginado ver sefiales de su veni-
da cuando atin no las habia, también es
igualmente verdad que el mundo no ve-
r4-las sefiales de su venida cuando se
presenten.
Estas sefiales no son tan evidentes c
mo para que vosotros no tengdis nec
sidad de buscarlas; ni tan evidentes que
no os podais equivocar en su busqueda;
tenéis que escoger entre el peligro de
ereer ver algo que en realidad no es,
y el peligro de no ver lo que verdadera-
mente es. Hs verdad, que muchas ve-
ces. y en muchas épocas los cristianos se
han equivocado creyendo discernir la
venida de Cristo; pero vale mas creer
mil veces que EL viene, cuando El no
viene, que una sola vez creer que El no
viene cuando El viene.
Tal es la diferencia entre la Eseritu-
ra y el mundo. Siguiendo la Escritura,
estarfamos siempre esperando a Cristo;
pero siguiendo al mundo, no le espera-
riamos jamas. Ahora bien, El debe ve-
nir un dia, tarde o temprano. Los espi-
ritus del mundo se burlan hoy de nues-
tra falta de diseernimiento; pero, preci-
gamente los faltos de discernimiento son
los que triunfarén al fin.
¥ qué piensa Cristo de estos burlo-
nes de hoy? Nos pone en guardia expre-
-samente, por su Apéstol, contra los bur-
lones que dirdn: ““Dénde esta la prome-
sa‘de su advenimiento?” (2 Pedro, 3, 4).
Yo preferiria sor de aquellos que, por
amor de Cristo y falta de ciencia, toman
por sefial de su venida algtin espectaculo
insélito en el cielo, cometa o meteoro,
y,no de aquellos que por abundancia de
ciencia y falta de amor, no hacen mas
que reirse de este error.
Observemos todavia que, en el caso
de que hablo, las personas que esperan
a Cristo obedecen a Dios, no sélo por el
hecho de esperar, sino también por. el
modo cémo aguardan y por las mismas
seflales en que fundan su expectaci6n.
Siempre, desde el principio, los cristia-
nos han esperado a Cristo por las se-
tales del mundo material y del mundo
moral. Si eran pobres e ignorantes, los
fenémenos celestes, los terremotos, las
tempestades. las cosechas . destruidas,
las enfermedades, y cualquier cosa pro-
digiosa y extrafia les hacia pensar que
estaba préximo.
Si eran en cambio observadores del
mundo politico o social, entonces las con-
mociones de los Estados, las guerras, las
-vevoluciones, todos estos hechos tenian
también el efecto de impresionarlos y
de mantener sus corazones preparados
para recibir a Cristo.
Pues bien, todas estas cosas son pre-
cisamente las que El nos ha mandado
consiterar, déndolas como sefiales de su
venida, cuando dijo: “Y habra sefiales
en el sol y en la luna y en las estre-
llas, y en la tierra, alarma de las_na-
ciones en fuerza del temor por el bra-
mido del mar y de lag olas alteradas,
secéndose los hombres de espanto por
Ja expectacién de lo que vendra sobre
el orbe de la tierra: porque los poderes
de los cielos se trastornaraén... Pero
cuando estas cosas comiencen a verifi-
carse, erguios y levantad vuestras ca-
bezas porque se acerca vuestra reden-
cin” (Lue., 21, 25-28) (1).
(1) Newmann: