You are on page 1of 12
SACROSANTO, ECUMENICO Y GENERAL CONGILIO DE TRENTO Esta es la fe del bienaventurado san Pedro, y de los Apéstoles; esta es la fe de los Padres; esta es la fe de los Catélicos EL SACRAMENTO DEL ORDEN SESION XXill Que es la Vil colebrada en tiempo del sumo Pontifice Pio IV en 15 de julio de 1563, DOCTRINA DEL SACRAMENTO DEL ORDEN CANONES DEL SACRAMENTO DEL ORDEN DECRETO SOBRE LA REFORMA 2 SESE SEES DOCTRINA DEL SACRAMENTO DEL ORDEN Verdadera y catélica doctrina del sacramento del Orden, decretada y publicada por el santo Concilio de Trento en la Sesin Vil, para condenar los errores de nuestro tiempo. CAP. I, De Ia institucién del sacerdocio de la nueva ley. El sacriicio y el sacerdocio van de tal modo unidos por disposicién divina, que siempre ha habido uno y oo en toda ley. Habiendo pues recibido la Iglesia catdica, por institucion dol Sefior, en el nuevo Testamento, ol santo y visible sacrificio de fa Eucaristia; es necesario confesar también, que hay en la Iglesia un sacardocio nuevo, visible y externo, en que se ‘mudd el antiguo, ¥ que el nuevo haya sido instituido por el mismo Seftor y Salvador, y que el mismo Cristo haya también dado a los Apéstoles y sus sucesores en el sacerdocio la Potestad de consagrar, offecer y administrar su cuerpo y sangre, asi como la de perdonar y retener los pecados; lo demuestran las sagradas letras, y siompre lo ha ensefiado la tradicion de la lglesia catdlica CAP. Il, De las siote Ordenes. Siendo el ministerio de tan santo sacerdocio una cosa divina, fue congruente para que se udiese ejercer con mayor dignidad y veneracién, que en la constitucién arreglada y perfecta de la Iglesia, hubiese muchas y diversas graduaciones de ministros, quienes sirviesen por ficios al sacerdocio, distribuidos de manera que los que estuviesen distinguidos con la tonsura clerical, fuesen ascendiondo de las menores érdenes a las mayores; pues no sélo menciona la sagrada Esoritura claramente los sacerdotes, sino también los didconos; ‘enseriando con gravisimas palabras qué cosas en especial se han de tener presentes para ‘ordenartos: y desde el mismo principio de la Iglesia se conoce que estuvieron en uso, aunque ‘no en igual graduacién, Ios nombres de las Ordenes siguientes, y los ministerios peculiares de cada una de ellas; es a saber, del subdidcono, acdito, exorcista, lactor y ostiario 0 1 portero; pues los Padres y sagrados concilios numeran el subdiaconado entre las érdenes ‘mayores, y hallamos también en ellos con suma frecuencia la mencién de las otras inferiores. CAP. Il Que el orden es verdadera y propiamente Sacramento. onstando claramente por testimonio de la divina Escritura, de la tradicién Apostolica, y del consentimiento unénime de los Padres, que el orden sagrado, que consta de palabras y sefiales exteriores, confiere gracia; ninguno puede dudar que el orden es verdadera y propiamente uno de los siete Sacraments de la santa Iglesia; pues el Apéstol dice: To amonesto que despiertes la gracia de Dios que hay en ti por la imposicion de mis manos: Porque el espintu que et Senor nos na dado no es de temor, sino de virtua, de amor y de sobriedad. CAP. IV. De la jerarquia eclesidstica, y de la ordenacién, Y por cuanto en el sacramento del Orden, asi como en el Bautismo y Confirmacién, se imprime un cardcter que ni se puede borrar, ni quitar, con justa razén el santo Concilio ‘condena la sentencia de los que afirman que los sacerdotes de! nuevo Testamento s6lo tienen potestad temporal, 0 por tiempo limitado, y que los legitimamente ordenados pueden pasar otra vez a legos, ‘sélo con que no ejerzan el ministerio de la prodicacién. Porque cualquiera que afirmase que todos los cristianos son promiscuamente sacerdotes del nuevo Testamento, 0 que todos gozan entre si de igual potestad espiritual, no haria mas que cconfundir la jerarquia eclesiastica, que es en si como un ejército ordenado en la campaiia; y seria lo mismo que si contra la doctrina del bienaventurado san Pablo, todos fuesen Apéstoles, todos Profetas, todos Evangelistas, todos Pastores y todos Doctores. Movido de esto, decalra el santo Concilio, que ademas de los otros grados eclesiasticos, pertenecen en primer lugar a este orden jerérquico, los Obispos, que han sucedido en lugar de los ‘Apéstoles; que estén puestos por el Espiritu Santo, coma dice el mismo Apéstol, para gobernar la Iglesia de Dios; que son superiores a los presbiteros; que confieren el sacramento de la Confirmacién; que ordenan los ministros de a Iglesia, y pueden ejecutar otras muchas cosas, en cuyas funciones no tienen polestad alguna los demas ministros de orden inferior. Ensefia ademas el santo Concilio, que para la ordenacién de los Obispos, de los sacerdotes, y demas érdenes, no se requiere el consentimiento, ni la vocacién, ni autoridad del pueblo, ni de ninguna potestad secular, ni magistrado, de modo que sin ella queden nulas las érdenes; antes por el contrario decreta, que todos los que destinados @ instituides sélo por el pueblo, o potestad secular, 0 magistrado, ascienden a ejercer estos ministerios, y os que se los arrogan por su propia temeridad, no se deben estimar por mministros de la Iglesia, sino por rateros y tadrones que no han entrado por la puerta. Estos son los puntos que ha parecido al sagrado Conclio ensefiar generalmente a los fieles Cristianos sobre el sacramento del Orden; resolviendo al mismo tiempo condenar la doctrina contraria a ellos, en propios y determinados cénones, del modo que se va a exponer, para ue siguiendo todos, con e! auxilio de Jesucrsto, esta regia de fe, puedan entre las tinieblas de tantos errores, conocer facilmente las verdades catdlicas, y conservaras. CANONES DEL SACRAMENTO DEL ORDEN CAN. |. Si alguno dijare, que no hay en el nuevo Testamento sacerdocio visible y extemo; 0 que no hay potestad alguna de consagrar, y oftecer el verdadero cuerpo y sangre del Serior, 2 fi de perdonar o retener los pecados; sino sélo ol oficio, y mero ministerio de predicar el Evangelio; 0 que los que no predican no son absolutamente sacerdotes; sea excomulgado. CAN. Il. Si alguno dijere, que no hay en a Iglesia catdica, ademas del sacerdocio, otras 6rdenes mayores, y menores, por las cuales, como por ciertos grados, se ascienda al sacerdocio; sea excomulgado. CAN. Ill, Si alguno dijere, que el Orden, o la ordenacién sagrada, no es propia y verdaderamente Sacramento establecido por Cristo nuestro Sefior, 0 que es una ficcién humana inventada por personas ignorantes de las materias eclesiasticas; o que sélo es cierto sito para eleyir los ministus Ue la palabra Ue Dios, y de los Sacramentos; sea excomulgado, CAN. IV. Si alguno dijere, que no se conffere el Espiritu Santo por la sagrada ordenacién, y que en consecuencia son inittiles estas palabras de los Obispos: Recibe el Espiritu Santo; 0 que el Orden no imprime cardcter; o que el que una vez fue sacerdote, puede volver a ser lego; sea excomulgado, CAN. V. Si alguno dijere, que fa sagrada uncién de que usa la Iglesia en la colacién de las sagradas érdenes, no sélo no es necesatia, sino despreciable y perniciosa, asi como las otras ceremonias del Orden; sea excomulgado, CAN. VI. Si alguno dijera, que no hay en la iglesia catélica jerarquia establecida por institucién divina, fa cual consta de Obispos, presbiteres y ministros; sea excomulgado. CAN. Vil. Si alguno dijere, que fos Obispos no son superiores a los presbiteros; o que no tienen potestad de confirmar y ordenar, o que la que tienen es comiin a los presbiteros; 0 que las érdenes que confieren sin consentimiento o llamamiento del pueblo o potestad secular, son nulas; © que los que no han sido debidamente ordenados, ni enviados por potestad eclesiastica, ni canénica, sino que vienten de otra parte, son ministros legitimos de la predicacién y Sacramentos; sea excomulgado. CAN. Vill. Si alguno dijere, que los Obispos que son elevados a la dignidad episcopal por autoridad del Pontifice Romano, no son legitimos y verdaderas Obispos, sino una ficcién humana; sea excomulgado. DECRETO SOBRE LA REFORMA EI mismo sacrosanto Concilio de Trento, continuando la materia de la reforma, establece y decreta deben definirse las cosas que se siquen, CAP. |. Se cortige la negligencia en residir de los que gobieman las iglesias: se dan providencias para la cura de almas. Estando mandado por precepto divino a todos los que tienen encomendada la cura de almas, que conozean sus ovejas, ofrezcan sacrifcio por ellas, las apacienten con la predicacién de la divina palabra, con la administracién de los Sacramentos, y con el ejemplo de todas las buenas obras; que cuiden paternalmnete de los pobres y otras personas infelices, y se dediquen @ los demas ministerios pastorales; cosas todas que de ningin modo pueden ejecutar ni cumpli los que no velan sobre su rebatio, ni le asisten, sino le abandonan como 3 mercenarios 0 asalariados; el sacrosanto Concilio los amonesta y exhorta a que, teniendo presentes los mandamientos divinos, y haciéndose el ejemplar de su grey, la apacienten y gobiernen en justicia y en verdad, Y para que los puntos que santa y ttimente se establecieron antes en tiempo de Paulo Ill de feliz memoria sobre la residencia, no se extiendan violentamente a sentidos contrarios a la mente del sagrado Concilio, como si en virlud de aquel decrato fuese licito estar ausentes cinco meses continuos, el sacrosanto Coneilio, insistiendo en ellos, declara quo todos los Pastores que mandan, bajo cualquier nombre 0 titulo, en iglesias patriarcales, primadas, metropoltanas y catedrales, cualesquiera que sean, aunque sean Cardenales dé la santa Romana Iglesia, astin obligados a residir personaimente en su iglesia, 0 en la didcesis en que deban ejercer el ministerio que se les ha fencomendado, y que no ptieden estar ausentes sino por las causas, y del modo que se ‘expresa en lo que sigue. Es a saber: cuando la caridad cristiana, las necesidades urgentes, ‘obediencia debida y evidente utlidad de la Iglesia, y de la Repibiica, pidan y obliguen a que ‘alguna vez algunos estén ausentes; decreta el sacrosanto Conclio, que el beatisimo Romano Pontifice, 0 el Metropolitano, 0 en ausencia de este, el Obispo sufragéneo mas antiguo que resida, que es el mismo que debera aprobar la ausencia del Metropolitano; deben dar por escrito la aprobacién de las causas de la ausencia legitima; a no ser que ‘ocurra esta por hallarse sirviendo algin empleo u oficio de la Repiblica, anejo a los Obispados; y como las causas de esto son notorias, y algunas veces repentinas, ni aun sera necesario dar aviso de ellas al Metropolitano, Pertenecerd no obstante a este juzgar con el conclio provincial de las licencias que ét mismo, 0 su sufragdneo haya concedido, y cuidar que ninguno abuse de este derecho, y que los contraventores sean castigados con las penas canénicas. Entre tanto tengan presente los que se ausentan, que deben tomar tales providencias sobre sus ovejas, que en cuanto pueda ser, no padezcan detrimento alguno por Su ausencia. Y por cuanto los que se ausentan sélo or muy breve tiempo, no se reputan ausentes segin sentencia de los antiguos cénones, pues inmediatamento tienen que volver; quiere el sacrosanto Concilio, que fuera de las causas ya expresadas, no pase, por ninguna circunstancia, el fiempo de esta ausencia, sea Continuo, o sea interrumpido, en cada un afo, de dos meses, o a lo mas de tres; y que se tenga cuidado en no permitla sino por causas justas, y sin detvimento alguno de la grey, dejando a la conciencia de los que se ausentan, qué espera sea religiosa y timorata, la averiguacion de si es asi o no; pues los corazones estan patentes a Dios, y su propio peligro los obliga a no proceder en sus obras con fraude ni simulacién. Entre tanto los amonesta y exhorta en el Sefior, que no falten de modo alguno a su iglesia catedral (a no ser que su rministario pastoral Ios llame a otra parte dentro de su didcesis) en el tiempo de Adviento, Cuaresma, Natividad, Resurreccion del Seftor, ni en los dias de Pentecostés y Corpus Christi, en cuyo tiempo principalmente deben restablecerse sus ovejas, y regocjarse en | Sefior con la presencia de su Pastor. ‘Si alguno no obstante, y ojald que nunca o si suceda, estuviese ausente contra lo dispuesto en este decreto; establece el sacrosanto Conciio, que ademas de las penas impuestas y renovadas en tiempo de Paulo il contra los que no residen, y ademas del reato de culpa ‘mortal en que incurre; no hace suyos los frutos, respectivamente al tiempo de su ausencia, ni se os puede retener con seguridad de conciencia, aunque no se siga ninguna otra intimacion ‘mas que esta; sino que est abligado por si mismo, 0 dejando de hacerlo seré obligado por el ‘superior eclesidstico, a distnbuirlos en fabricas de iglesias, o en limosnas a los pobres del lugar, quedando prohibida cualquiera convncién o composicién que llaman composicién por frutos mal cobrados, y por la que también se le perdonasen en todo o en parte los 4 encionados frutos, sin que obsten privilegios ningunos concedidas a cualquiera colegio 0 fabrica. Esto mismo absolutamente declara y decreta ol sacrosanto Concilio, aun en orden a la culpa, pérdida de los frutos y penas, respecto de los curas inferiores, y cualesquiera otros que obtienen algin beneficio eclesidstico con cura de almas; pero con la circunstancia de que siempre que estén ausentes, tomando antes el Obispo conocimiento de la causa y aprobandolo, dejen vicario idéneo que ha de aprobar el mismo Ordinario, con la debida asignacién de renta, Ni obtengan la licencia de ausentarse, que se ha de conceder por escrito y de gracia, sino Por grave causa, y no mas que por el tiempo de dos meses. Y si citados por edicto, aunque no se les cite persunaliiente, Tuyen conlumaces, quiere que sea libre a los Orainarios obligarlos con censuras eclesidsticas, secuestro y privacién de frutos, y otros remedios del derecho, aun hasta llegar a privarles de sus beneficios; sin que se pueda suspender esta ejecucién por ningin prvilegio, licencia, familiaridad, exencién, ni aun por razén de cualquier beneficio que sea, ni por pacto, ni estatuto, aunque esté confirmado con juramento, 0 con cualquiera otra autoridad, ni tampoco por costumbre inmemorial, que mas bien so debe Feputar por corruptela, ni por apelacion, ni inhibicion, aunque sea en la Curia Romana, 0 en Virtud de la constitucién Eugeniana, Utimamente manda el santo Conelio, que tanto el decreto de Paulo Ill como este mismo se publiquen en los sinodos provinciales y diocesanos; Porque desea que cosas tan esenciales a la obligacién de los Pastores, y a la salvacién de las almas, se graben con repetidas intimaciones en los ofdos y animos de todos, para que con el auxilio divino no las borre en adelante, ni la injuria de los tiempos, ni la falta de ‘costumbre, ni el olvido de los hombres. CAP. I. Reciban los Obispos la consagracién dentro de tres meses: en qué lugar deba esta hacerse, Los destinados al gobiemo de iglesias catedrales 0 mayores que estas, bajo cualquier nombre y titulo que tengan, aunque sean Cardenales de la santa iglesia Romana, sino se consagran dentro de tres meses, estén obligados a la restitucién de los frutos que hayan percibido. Y si después de esto dejaren de consagrarse en otros tanlos meses, queden privados de derecho de sus iglesias. Celébrese ademas la consagracién, a no hacerse en la curia Romana, en la iglesia a que son promovidos, o en su provincia, si csmodamente puede CAP. II Confieran los Obispos las érdenes por si mismos. Contieran los Obispos las érdenes por si mismos; y si estuvieren impedides por enfermedad, no den dimisorias a sus sibditos para que sean ordenados por otro Obispo, si antes no los hubieren examinado y aprobado. CAP. IV. Quiénes se han de ordenar de primera tonsura, No se ordenen de primera tonsura los que no hayan recibido el sacramento de la Confirmacién; y no estén instruidos en los rudimentos do la fe; ni los que no sepan leer y escribir; ni aquellos de quienes se conjeture prudentemente que han elegido este género de vida con el fraudulento designio de eximirse de los tribunales seculares, y no con el de dar a Dios fiel cult. CAP. V. Qué circunstancias deban tener los que se quiaren ordenar. Los que haya de ser promovides a las érdenes menores, tengan testimonio favorable del parroco, y del maestro del estudio en que se educan, Y los que hayan de ser ascendidos a cualquiera de las mayores, preséntense un mes antes de ordenarse al Obispo, quien dara al parroco ua otro que le parezca mas conveniente, la comisién para que propuestos ppUblicamente en la iglosia los nombres, y resolucién de los que pretendieren ser promovidos, tome diligentes informes de personas fidedignas sobre el nacimiento de los mismos ‘ordenandos, su edad, costumbres y vida: y remita lo més presto que pueda al mismo Obispo las letras testimoniales, que contengan la averiguacién o informes que ha hecho. CAP. VI. Para obtener beneticio eclesiastico se requiore la edad de catorce afios: quién deba

You might also like