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“El Mausoleo”

Casi todas las historias comienzan con un “érase”, o un “había una vez”,
pues bien esta historia no.

Esta historia no es del pasado, sino del futuro, de un posible futuro que
no existe pero está ahí, en potencia. Y todo comenzará tal vez dentro de
millones de años…

Capítulo I: El descubrimiento

Una roca, eso era, sólo una roca. Pero de proporciones tan perfectas que
todos en la nave estaban perplejos. Nunca, ni siquiera el capitán con sus
millones de años luz recorridos, habían visto algo semejante. Pero ahí estaba,
perdida en un anillo de asteroides, y entre millones de rocas muertas, destacaba
por su asombrosa simetría y diseño. Obviamente debía ser la obra de una raza
inteligente.

La pequeña nave exploradora se acercaba hacia el asteroide y sus


ocupantes, simples robots, se preparaban para analizar el medio ambiente de la
roca, su atmósfera, su composición, y demás información apreciable.

Al aterrizar, el módulo explorador no tubo problemas, de inmediato las


unidades robóticas, comenzaron a transmitir a la nave nodriza la información
sobre el asteroide.

El capitán concluyó lo que era de esperarse, tras el resultado de las


mediciones, aquello no podía ser más que un asteroide común y corriente. Pero
en aquella región desolada y deshabitada del espacio, parecía que algún
excéntrico se puso a esculpirlo sin ninguna razón y lo dejó ahí, abandonado, sin
mostrárselo a nadie. Y por si fuera poco el planeta habitado más próximo estaba
a más de 5 años-luz de distancia. Hacer el viaje sólo para tallar el asteroide
parecía no sólo improbable sino que rayaba en la demencia, pensar que su autor
poseyera la tecnología para llegar hasta ahí y luego, simplemente hubiera hecho
su travesura y listo, largarse sin mas ni mas. Aquellas ideas perturbaban la
mente de capitán, quien, con un suspiro ordeno el retorno de módulo de
exploración para poder continuar su camino. Pensó que ya habría tiempo de leer
con calma el informe.

Capítulo II: La Expedición

“Un asteroide rocoso, composición: 45.05% metálico, 54.94% mineral y


.01% sustancia desconocida…”.
Así empezaba el reporte del famoso asteroide ‘Enygma TR35’ como lo
llamaron. El gobierno de la galaxia TR36 inmediatamente organizo otra
expedición con el fin concreto de averiguar qué era ese 0.01% de sustancia
desconocida, porque para esas épocas suponían conocer todos los elementos
en que está conformado el universo.

Entonces se le confió al experto más destacado en el campo de la


química que organizara la expedición, y desde luego, el equipo que la
conformaría. El experto puso manos a la obra y en poco tiempo, ya tenia listo el
equipo, conformado por él en su especialidad de química, un biólogo espacial,
un experto en rocas y minerales, y la tripulación, además de un comando de
soldados por si era necesario.

Listos los preparativos la expedición partió de la base y se dispuso a darle


salto cuántico para llegar a las proximidades de “Enygma TR35”.

Capítulo III: La entrada

“Definitivamente no es algo natural…”

Esta fue la conclusión de todo el equipo después de las exhaustivas


pruebas desde el módulo, pero faltaba la toma de muestras todavía, pero eso no
era lo que preocupaba al grupo de geniales científicos reunidos ahí.

La primera expedición no contaba con el equipo adecuado para producir


un modelo tridimensional del Enygma, pero cuando lo trazaron descubrieron
una especie de escultura, algo como una extremidad. En algunas especies
inteligentes se observaban de dos a 4 extremidades con varios apéndices. Esta,
tenía 5 a un lado y 4 enfrente de diversos tamaños pero muy similares entre sí.

Entonces, fue cuando se dieron cuenta. El asteroide estaba hueco, y la


formación tan singular que descubrieron era la entrada. Ya no quedaba duda que
esta roca había sido construida por alguna inteligencia desconocida.

De inmediato el capitán ordenó la exploración de la formación, para


determinar si se podía tener acceso a la roca.

Capítulo IV: Adentro

Ahí estaba, una abertura lo suficiente grande para permitir el acceso


aunque de uno en uno.

El biólogo fue el primero en entrar para cerciorarse que no existiese


alguna forma de vida desconocida dentro del Enygma, y evitar la contaminación.
El análisis demostró que no existía nada vivo dentro del asteroide, todo
era frió, desolado, esa roca estaba muerta desde hacia mucho, mucho tiempo.
Pero lo que vio a continuación lo asombró, había una escalera pegada a la
pared, y, al parecer, describía una espiral hacia abajo y hacia el centro del
asteroide.

Las formas parecían bailar con la luz. Formas de seres vivos, extraños
para este grupo de sabios, tenían 4 extremidades, dos apéndices al parecer
para desplazarse, y otros dos los usaban como medio para asir instrumentos, en
lo alto una parte del cuerpo con la que, al parecer, se controlaba su visión, era
redonda, y con extrañas fibras que salían de ella.

Todo esto dibujado en las paredes, pero no con colores, era algo así
como una representación impresa en la roca, como si hubiera sido tallada la
roca por dentro, y enseguida grabado todos estos símbolos y pictogramas.

En medio de todos aquellos seres se podía distinguir uno en especial, ya


que parecía irradiar luz de su cuerpo. Además, aparecía en todas las imágenes,
como el protagonista de una historia, una historia antigua.

Capítulo V: La historia

Ahí estaba creando esculturas del suelo y podría pensarse que éstas se
trocaban en los otros seres iguales a él, pero sin esa luz. En otra imagen se
encontraba dándoles al parecer alimento, en otra guiándolos hacia unas
cavidades en las rocas y en otra más enseñándoles a producir combustión.

Conforme bajaba el grupo de científicos, comenzaron a comprender, que


esto era la historia de una civilización, antigua, tan antigua como la roca misma,
y que se relataba en esas imágenes grabadas en la dura y fría roca. Y en todas
aquellas imágenes aparecía ese misterioso ser con luz irradiada.

De repente hubo un cambio, un cambio radical en las actitudes de los


seres sin luz para con él. Ya no era de reverencia sino de indiferencia, y de ahí
pasó a amenaza, al parecer lo perseguían, y el ser de luz huía de imagen en
imagen.

La civilización avanzaba, llegaron a la era espacial, unas naves muy


primitivas pero funcionales. Y continuaban aquellos seres buscando y
persiguiendo a aquel ser de luz. Y cada vez que casi daban con él, éste se las
ingeniaba para escabullirse hacia la siguiente imagen, y así continuaba la
historia de aquella civilización, siempre en búsqueda de aquel ser de luz.

Capítulo VI: El mausoleo


De pronto, nada. Las imágenes desaparecían en una pared de la roca
misma y al parecer ahí se detenía la espiral que los fue bajando hacia ahí. No
más escaleras, no más imágenes.

Desconcertados, los científicos se preguntaban con qué fin se construyó


tan peculiar escenarios. Cuando uno de ellos acercó la luz hacia la pared donde
terminaba todo, ésta comenzó a abrirse hacia adentro dejando ver una cámara,
un cubículo pequeño con una última serie de imágenes y una formación de
piedra en el centro, ésta era rectangular y al parecer la parte de arriba podía
quitarse como una especie de tapa.

“¡Es una tumba!”, exclamaron, y entonces lo comprendieron, las


imágenes no contaban la historia de una civilización, sino la historia de aquel ser
de luz.

El Enygma en realidad contenía los restos de aquel ser de luz tan extraño
y relataba al parecer sus últimos tiempos. La última serie de imágenes eran una
especie de código que no pudieron entender aquellos sabios, sin embargo la
sorpresa más grande la encontraron cuando abrieron la tapa de la caja de
piedra. ¡Estaba vacía!

Desconcertados, solamente fotografiaron cuidadosamente la última serie


de grabados que eran tres, y emprendieron el regreso.

Ya en la nave, empezaron la penosa labor de traducir los códigos a algún


lenguaje que pudieran comprender. A la supercomputadora de a bordo le tomo
algún tiempo traducir los confusos símbolos, pero al fin obtuvieron una
transcripción aunque incompleta. Hela aquí:

“…ellos llegarán en cualquier momento, no puede ser que me niegue a


mí, su siervo más fiel, el derecho a construir esto…”

“…son simplemente una parte de él, no pueden hacer nada, esto lo


escribo sin su consentimiento pero alguien tiene que saber…”

“…ellos ya están aquí, es parte de su destino encontrarlo, y él lo sabía,


como a él le pase algo, yo me desvaneceré…”

“…no es justo alguien tiene que saber que existí, que…”

“…lo escucho gritar, un sonido que el universo entero escucha, pero no


entiende…”

“…les dice que no pueden hacerle esto, el es Dios, pero el primero de


ellos le contesta que sí, pero que él es: ‘el Hombre’…”
Meg@Bolt®

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