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El debate en el CLCRE @ EI Salvador EL MILITANTE REVISTA DE DISCUSION POLITICA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA POPULAR (MSP) 50 b {nuevo sindicalismo 4 0 economismo ? Fis.8 FMPR: {huevo sindicalismo 0 economismo? Uno de los problemas cardinales que enfrenta el movimiento obrero en esta etapa es el economismo: la tendencia que limita la Iucha obrera a los aspectos mera- mente reivindicativos, sacrificando las ta- reas y los objetivos socialistas. Esta es una vertiente del culto al espontaneismo que tiende a centrar los mayores esfuer- zos en la lucha econémico-sindical, rele- gando a un segundo plano los aspectos fundamentales de la toma de conciencia de clase de los trabajadores y Ia lucha pa- ra derrocar a la burguesfa y construir el socialismo Para muchos revolucionarios activos en el movimiento obrero y sindical puer- torriquefio, Ja lucha sindical es la activi- dad fundamental, Tanto en Ja préctica como en el plano teérico la mayoria de éstos pretende justificar como correcta es- ta tendencia la cual es sumamente negati- va para el desarrollo de la lucha revolucio- naria ya que su resultado concreto es re- ducir la energfa revolucionaria de Ia clase obrera limitdndola a una accion esponté- tea que deja intacta la dominacién de la burguesfa, |e EL MILITANTE 11 a SS Ese es el caso de la mayoria de los miembros de Ia direccién actual de la Fe- deraci6n de Maestros de Puerto Rico (FMPR) y de la mayoria de los elementos representativos de lo que se ha dado en Tamar “el nuevo sindicalismo”. En este articulo nos ocuparemos de la experien- cia de la Federacion de Maestros como un ejemplo tipico del fenémeno economista, analizando y criticando las principales posturas de su direccién y las consecuen- cias negativas de éstas para el desarrollo del objetivo principal de los socialistas en el movimiento sindical: contribuir al desa- rrollo de la conciencia revolucionaria de os trabajadores. La Federacion de Maestros es quizds el sindicato donde participa el mayor na- mero de independentistas y socialistas; entre su membresfa hay compafieros de todos o de la mayorfa de las organizacio- nes y grupos independentistas y/o soci listas de este pafs. Muchos de estos com- pafieros en sus afios de estudiantes estu- vieron relacionados o bajo la influencia de as intensas luchas estudiantiles que se de- sarrollaron a fines de la década del 60 y comienzos de la del 70. Estas y otras condiciones especificas (formacién inte- lectual, etc.) han convertido al sindicato en terreno fértil para las disputas ideol6gi- cas entre los diversos sectores del movi- miento revolucionario. Desde hace 6 afios el MSP ha venido realizando trabajo politico en la FMPR, enfatizando en los elementos mas avan- zados de ese sindicato e impulsando las posiciones socialistas a distintos niveles. ‘Como parte de ese trabajo creemos nece- sario desarrollar un intenso debate ideo- Tégico que contribuya al objetivo de ga- narnos para el socialismo a los elementos més avanzados y deslindar campos con Jas tendencias pequefio burguesas que con_ropaje socialista han predominado hasta el momento. 2 Ese debate ideolégico lo concebimos como un elemento indispensable para contribuir al desarrollo de la tarea central de esta etapa: la construccién de un ver- dadero partido revolucionario de comba- te. La denuncia del economismo y sus concomitantes burguesas: el burocratis- mo, el oportunismo y la conciliacién de clases, tiene gran importancia para poder realizar un trabajo revolucionario efecti- vo dentro de los sindicatos sin lo cual no s6lo se mediatiza ese trabajo sino que ade- mis, se fortalecen las tendencias burgue- sas y se obstaculiza la lucha de los trabaja- dores atin a nivel econémico. Para ubicar correctamente el tema, a continuacién haremos una exposicién ge- neral sobre Ios sindicatos, cuales son sus limitaciones principales y Ia actitud que los socialistas debemos asumir hacia éstos. 4QUE SON LOS SINDICATOS Y CUALES SUS LIMITACIONES? El establecimiento del capitalismo como sistema implicé la coronacién de la burguesfa como clase dominante. Pero, consustancial a este hecho, implicé tam- bién el desarrollo del proletariado como clase social. Porque s6lo la existencia de una clase explotada, despojada de todo medio de produccién, de todo medio de riqueza, “justifica” la existencia de otra clase cuya caracteristica principal sea la posesién del monopolio de todo medio de produccién. La lucha entre dos polos caracteriza el desenvolvimiento de las contradicciones en la sociedad capitalis- ta; los intereses, aspiraciones y motiva- ciones de una clase son opuestos antag6- nicamenté a los de su contraria, Porque el desarrollo de los intereses de una impli- ca el sometimiento de la otra. ES 12 EL MILITANTE Para Ia burguesfa, lo importante es la maximizacién de ganancias, el interés des- medido por la reproducci6n del capital, el afin de fucro materializado en el inte- rés constante en la extensién de la jorna- da laboral, la intensificacion del tiempo de trabajo con la intencién de reducir el costo de la fuerza de trabajo, etc. Para el obrero la necesidad més urgente e inme- diata es reducir la jornada de trabajo, arrebatar més beneficios al capitalista, vender més cara su fuerza de trabajo por- que sélo asi puede estar en condiciones de enfrentar las graves limitaciones que suifre bajo el capitalismo. Este es, pues, el conflicto que caracteriza a toda sociedad capitalista. Por un lado, la burguesfa po- seedora de los medios de produccién. Por otro, la clase obrera, mayoritaria, sin otra propiedad que su fuerza de trabajo. El desarrollo de ambas clases y sus organizaciones de lucha es un proceso que tomé cientos de afios. La introduccién de Ia gran industria (maquinaria) en el ca- pitalismo tiene dos efectos: concentra a los. trabajadores en grandes centros fabri- les y desplaza a miles de sus antiguos em- pleos, producto de Ia revolucién tecnolé- gica y Ia division del trabajo. Promueve Ia competencia entre los obreros, provo- cando la reduccién en salarios y el empeo- ramiento en las condiciones de trabajo y vida. Segiin la maquinaria se va apoderan- do del proceso de trabajo, centraliza la produecién concentrando a miles de tra- bajadores en talleres 0 centros; obreros provenientes de diversas partes, diferentes pueblos quedan organizados bajo una dis- ciplina férrea de trabajo, casi militarmen- te, para la produccién. En un principio los trabajadores comienzan a dar luchas aisladas contra la maquinaria, confundien- do el medio de trabajo (herramienta, m: quina) con Ia fuente de su desgracia: de- sempleo, aumento de Ia jornada laboral, reducci6n salarial, en fin Ia superexplota- cién de que son victimas. En Europa son los periodos de destruccién de méquinas. Tomé muchos afios en Io que el obrero comienza a aprender, producto de sus ex- periencias, que su mejoria no se lograba destruyendo el medio de trabajo, sino vendiendo més cara su fuerza de trabajo. Pero este aglomeramiento de traba- jadores producido por la gran industria, producto de la necesidad vital de aumen- tar la produccién, permite condiciones minimas que conducen a elevar el nivel de Tacha. La fabrica los concentra en la pro- duccién pero también provoca la unidad en el interés comin frente al patrono en la defensa del salario, en la lucha econ6- mica. Paulatinamente, por su experien- cia, van aprendiendo qae la competencia, caracteristica inherente del sistema de ex- plotacién capitalista los divide, tos debi- lita. Aprenden que en parte la fortaleza 1 EL MILITANTE 13 EE del patrono se fundamenta en esa falta de unidad, en la ausencia de solidaridad de clase. Si el patrono fomenta y promueve la rivalidad, los trabajadores para lograr una mayor tajada de la riqueza producida, deben combatir esos obstaculos, vencerlos y darle un frente comin al patrono. Esa es la base del surgimiento de los sindica- tos, un primer intento de los trabajadores por eliminar y superar la competencia. Los sindicatos son organismos de lucha defensivos en tanto y en cuanto sélo per- miten resistir la explotacién capitalista. Su objetivo es obtener mejores salarios y condiciones de trabajo para enfrentarse a la vida de limitacién y carencia a que los somete el capitalista. Esta lucha Ieva a Jos obreros a obtener aquellos medios que Je permitan sobrevivir, que le permitan nuevamente a vender su fuerza de trabajo Y teproducir sus condiciones de explota- dos, Los sindicatos son organizaciones pa- a la lucha econémica de los trabajadores. Este tipo de lucha es sumamente necesa- ria ya que permite mejorar las condicio- nes de vida y trabajo de los obreros. En su inmensa mayorfa aquellos trabajadores que tienen organismos de esta clase son 14 EL MILITANTE mejor remunerados que aquellos que care- cen de ellos y que estén expuestos a todo tipo de arbitrariedades y atropellos sin posibilidad de defensa. La lucha econé- mica es importante porque sin ella esta- rfan_ expuestos a las mayores vejaciones. Pero esta lucha no es suficiente para aca- bar con Ja explotacién asalariada. La plusvalfa, riqueza que es producida por el trabajador y que es apropiada por el ca- pitalista al ser reinvertida en la produc- cién reproduce el sistema de explotacién capitalista; ciclo del cual el trabajador no puede liberarse por medio de su lucha aunque aumente su participacién en la ri- queza que crea (salario). Esta es reincor- porada al capitalista por varios medios. Los monopolios, la intensificacién de la produccién, etc. garantizan al capitalista recuperar la parte que concede al trabaja- dor, limitando ésta a aquellos recursos minimos que permitan a éste vivir, repro- ducirse y Iuego vender su fuerza de traba- jo nuevamente. Por su propia dindmica Ia lucha eco- némica conduce a los obreros a pensar ‘finicamente dentro del marco de las con- tradicciones relativas al trato que reciben por parte de los patronos y el gobierno. = = Aas eS No importa la eficiencia de esta lucha ni el esmero que pongan los militantes para tratar de crear conciencia politica a la clase obrera, dentro de estos limites nun- ca podran trascenderlos ya que la lucha econémica por s{ misma és muy estrecha. Por eso esta lucha no es ofensiva, no es es una lucha por transformar el sistema capitalista de rafz. Es defensiva, Deja in- tacta la relacién de subordinaci6n del tra- bajo al capital, del trabajador al capitalis- ta, Para transformar las condiciones de explotacién de los trabajadores hay que invertir la relacién. Los trabajadores de- ben poseer los medios de produccién que permiten a los capitalistas mantener su condicién de privilegio. Los trabajadores deben ser duefios de la riqueza que crean. Esto requiere entonces que los traba- jadores transformen su lucha en una lucha mas amplia, una lucha politica contra el sistema capitalista para acabar la explotacién asalariada y construir el so- cialismo. La lucha econémica es lucha esponta- nea porque es la lucha que los obreros por sus propios recursos, sin auxilio externo, tienen capacidad de desarrollar. Tiene la semilla de lucha conciente; pues puede conducir a “cuestionar momenténeamen- te” la influencia de los partidos burgue- ses. Pero esta brizna de conciencia no es suficiente para la comprensi6n de Ia lucha més amplia que los obreros deben librar ‘como clase para lograr las transformacio- nes que conduzcan al socialismo. Este nivel de “conciencia” que es ne- cesario para dar una lucha econémica es- Ponténea que sea efectiva contra los capi- talistas, en ocasiones se prueba inefecti- va, no logra sus objetivos econémicos. Es- te es el caso de muchos de los conflictos obreros que se han desarrollado en Puerto Rico en los iiltimos afios. Si se prueba inefectiva en determinados perfodos, si no logra sus objetivos en este nivel de lu- cha tan primitivo y estrecho eso no quie- re decir que la clase obrera en una lucha més amplia, mas complicada no pueda te- ner éxito. Esta limitacion no parte de la incapacidad de la clase obrera de desarro- lar esta lucha. Sino de la ausencia de una teorfa que le permita desarrollar una vi- sién completa de las contradicciones de todas las clases en la sociedad burguesa. Una teorfa que les permita identificar los enemigos de clase, los objetivos que debe lograr a largo plazo y los métodos de lu- cha que debe utilizar para lograrlos. La lucha econémica espontinea de los trabajadores es la lucha por reivindica- ciones inmediatas contra los capitalistas 0 contra el gobierno. Esta lucha en ocasio- nes adquiere matices politicos, cuando los trabajadores desarrollan suficiente fuerza para exigir medidas tendientes a mejorar sus condiciones de vida y trabajo. Tales han sido las miles de luchas desarrolladas por organizaciones econémicas de los tra- bajadores en todos los pafses reclamando determinados derechos 0 beneficios como el derecho a la huelga, Ia rebaja en Ia jor- nada laboral, la eliminacién del trabajo in- fantil, derechos para la mujer, bonos de navidad, leyes de seguridad, fondos de de- sempleo, planes de salud, etc. Pero tales medidas en términos cualitativos no pasan de ser reformas. En otras palabras, para los trabajado- res, a menudo, su lucha espontinea ad- quiere cardcter politico, arrancdndole rei- vindicaciones al gobierno que se traducen en medidas judiciales 0 administrativas que luego son promulgadas. En nuestro caso, las luchas por mejores condiciones de empleo y salario de los empleados pi- blicos tiene carécter politico en tanto y en_ cuanto estas reivindicacicnes tienen que ser reconocidas por el gobierno a tra- SS EL MILITANTE 15 vés de piezas legislativas y estos trabajado- res tienen que enfrentar al gobierno en esa lucha. La lucha por el derecho a la sindicalizacion y a la huelga son ejemplos coneretos que caracterizan esa lucha poli- tica en esta coyuntura, Aunque en mu- chas ocasiones la lucha espontanea de los trabajadores cobre matices politicos ésta no desemboca necesariamente, por su propia dinémica, en la lucha por Ia trans- formaci6n del sistema social imperante. Cuando muchos lideres sindicales argumentan que estén desarrollando una lucha politica tienen raz6n. Pero esta lu- cha politica es sumamente limitada, no asciende en términos cualitativos al nivel de lucha por el socialismo. de estos ites est matizada de con- tenido politico, pero esté encaminada a dirigir la lucha esponténea, econdmica, sindical de los trabajadores, Hacen lucha politica, pero una lucha politica reformis- ta, lucha absorvida dentro de los limites burgueses, dejando intacto el sistema de explotacién capitalista. Su prictica ad- quiere cardcter politico pero constrefiida al marco del sistema burgués. Por este cardcter politico que adquie- re en ocasiones la lucha esponténea de los trabajadores, muchos militantes sindica- les, entre ellos simpatizantes del socialis- mo, tienden a ofuscarse confundiendo la lucha por reivindicaciones inmediatas con Ia lucha por el socialismo. La lucha econémica esponténea no transita, no se transforma mecanicamente en Iucha por el socialismo. EI fortaleci- miento de la lucha econémica conduce por sf misma al fortalecimiento del domi- nio de la burguesfa sobre la clase obrera. Conduce 2 afianzar la ideologfa burguesa en la conciencia de los trabajadores por- que ésta es la mas difundida entre las cla- ses, la més accesible a la masa, la mds co- nocida, Es la ideologfa que constante- mente es rejuvenecida, aceptando tal o cual cambio, para afianzarse nuevamente en los trabajadores, Ante Ia masa es la més comprendida, la més elaborada. En adicién, es la ideologfa que tiene a su be- neficio los medios de propagacién més poderosos. Los medios de comunicacién masiva (prensa, radio, televisién) son con- trolados por la burguesia. Por si no fuera bastante, cuenta con los medios de irra- diacién como Ia escuela, la iglesia, los clu- bes civics, etc. Se bombardea a los tra- bajadores a diestra y siniestra, fortalecien- do, impregndndolos de la ideologia bur- guesa. Asi se explica la aceptacién ticita por parte de los trabajadores de la mas cruda explotacién. Y en casos de in- estabilidad social, de profunda crisis eco- némica, en ausencia de conciencia de cla- se, ha sido muy fécil a la burguesfa torcer el camino de los trabajadores hacia el re- formismo. Por esta razon, esponténea- mente la lucha econémica conduce a la tucha burguesa, de ahf la expresi6n leni- nista: “la clase obrera exclusivamente 16 EL MILITANTE eS con sus propias fuerzas, s6lo esté en con- diciones de elaborar una conciencia trade- unionista, es decir, la conviccién de que es necesario agruparse en sindicatos . .. ” En resumen, los sindicatos son instru- mentos de lucha econémica de los obre- ros y en tanto y en cuanto le sirven para mejorar su situacién inmediata son nece- sarios e importantes. Por sf solos sirven para esa lucha. Parafraseando a Lenin, la lucha sindical de los trabajadores es la lu- cha burguesa de los trabajadores. Sin em- bargo estas limitaciones, en cuanto al ni- vel de conciencia y de lucha que plantea la lucha sindical, no debe movernos a ia posicién unilateral y estrecha de recha- zar toda lucha sindical como negativa.* Bajo ningin concepto la teorfa mar- xista confunde Ia importancia de los di- versos niveles de lucha de la clase obrera: lucha econémica, politica e ideolégica. Precisamente por no confundirlos y sa- ber imprimirle a cada nivel la importan- cia que tiene es que el marxismo como teorfa revolucionaria es el arma més po- derosa de combate del proletariado. El marxismo es el Gnico instrumento que permite dor la direccién adecuada al pro- eso revolucionario, evitando desviaciones cuyo fortalecimiento contribuirfa sola- mente a retrasarlo. Para el marxismo Ia lucha sindical per sé no persigue la derrota de la burguesia como clase y Ia implementaci6n del socia- lismo, eso es funcién de la lucha politica revolucionaria y del partido. Pero tam- poco reduce su importancia. Si los mar- xistan abandonan el sindicalismo porque representan serias limitaciones al proceso de toma de conciencia de los trabajado- res, éstos quedarfan bajo el dominio de la burguesfa porque nunca, por sf s6los, sin el auxilio del marxismo podrin trascender esa limitacién. Lejos de ser una anacro- nismo, los sindicatos pueden convertirse en terreno propicio para el trabajo de los socialistas, si éstos saben trabajar adecua- damente en ellos. Los mismos patronos nD * Consideramos totalmente incorrecta la posicién asumida por la Liga Socialista Puertorriquefia cuando sefialan: “Que el movimiento sindical es un anacronis- mo. Ademds de haber sido un enlace del imperialismo con las masas trabajado- ras de Puerto Rico, desde principios de la intervencién yanki... y en el funcio- namiento de la base econémica del ELA, en deterioro, no solamente en Puerto Rico sino a través del mundo capitalista, hace afios lo convirtié en economismo. Es el desarrollo del capitalismo monopolista lo que ha producido ese resultado: la transformacién degenerativa del movimiento obrero en movimiento sindical y de los Ifderes obreros en funcionarios sindicales."(2) “El desarrollo del capita- lismo monopolista ha hecho del movimiento sindical tan indtil para levar ade- lante fa lucha de clase como hace afios hizo al viejo estado burgués indtil como aparato estatal para llevar a cabo la construccién del socialismo.” (3) Negar la importancia que juega la lucha econémica de los trabajadores, como hemos visto, es negar un hecho objetivo que se da en toda formacién social ca- pitalista, Sefalar que “el desarrollo del capitalismo monopolista”” degenera el “movimiento obrero en sindical” y “los Ifderes obreros en funcionarios sindi- cales”” es desconocer los elementos basicos de la teorfa econémica marxista. Primero porque el marxismo no niega la lucha econdmica, por el contrario ex- ST EL MILITANTE 17 evidencian esta fertilidad cuando utilizan todos los medios y artimafias para mante- ner a los sindicatos ajenos a la influencia de los socialistas. Porque se le asigne un papel impor- tante a la lucha sindical no puede conclu- irse que los socialistas deban convertirse en adoradores de ésta, en exponentes del culto a la lucha esponténea, Tanto la ne- gacién de la importancia de la lucha sindi- cal como el culto de ésta son vertientes incorrectas, son desviaciones de Ia teoria marxista y por tanto son manifestaciones de oportunismo. Ambas son nocivas al Proceso de toma de conciencia de la clase obrera porque confunden el papel que deben cumplir los socialistas en ese proce- ‘so y las tareas tanto organizativas como politicas a realizarse. De esta manera ayudan a confundir a la clase obrera, limi- tando su lucha contra el capital. plica cémo ésta persigue el objetivo de colocar a los trabajadores en una mejor Posicién en cuanto a la venta de la fuerza de trabajo se refiere. Segundo, ex- plica cémo el surgimiento del sindicalismo y de los Iideres sindicales no es pro- ducto del desarrollo del capitalismo monopolista sino que ya existla muchy antes. Explica cémo la venta de la fuerza de trabajo conduce a los obreros 2 ninaet {a Competencia, la division y la lucha fraticida, logrando una lucha orga. nizada simple (sindicatos) pero no por esto sin importancia, Reducir este hecho a un aspecto sin importancia y desecharlo por las limitacio- nes que tiene es desconocer que representa la primera defensa organizada de loc trabajadores, La defensa esponténea que ellos pueden desarrollar por sus pro- Pias fuerzas. Si grave es lo anterior més grave es sostener que el “capitalismo nonopolista"" ha hecho al movimiento. sindical indtil “para llevar adelante la lucha de clase”. Esto es lo que no han sabido comprender los compafieros, Que si en Puerto Rico “el sindicalismo ha sido enlace del imperialismo con la masa trabajadora’" ha sida Porque en nuestro pafs no ha habido un movimiento marxista que haya realizado un abajo consecuente entre los trabajadores, tanto organizados como no orga. nizados para vincular el marxismo al movimiento obrero. 18 EL MILITANTE DEBATE EN LA FMPR A rafz de la huelga sostenida por la Federacién de Maestros durante un mes en 1974 se recrudecié el debate contra las posiciones vacilantes, oportunistas y anti- comunistas que caracterizaban al lidera- to de ese sindicato. Félix Rodriguez, en- tonces Presidente de la FMPR y otros sec- tores identificados con las posiciones del Partido Independentistas Puertorriquefio (PIP) comenzaron a ser duramente criti cados por sus précticas corruptas y anti- democraticas propias de la influencias burguesa en el movimiento sindical. En toro a la denuncia de ese lidera- to corrupto se fue aglutinando un amplio grupo de compafieros independentistas y socialistas; miembros del Partido Socialis- ta Puertorriquefio (PSP), del Movimiento Socialista Popular (MSP) y un gran niime- ro de compafieros no afiliados. No empe- ce las serias diferencias existentes entre tan diversos sectores en su conjunto re- presentaban posiciones progresistas den- tro del sindicato ya que luchaban por lo- gar la transformacién de la FMPR en una unién democratica y combativa. Sus principales posiciones se caracte- rizaban por los siguientes objetivos: 1- Ia lucha contra las posiciones anti- democriticas, caudillistas y unipersonales del liderato de la uni6n, exigiendo el desa- rrollo de un liderato colectivo y funcio- namiento democritico a todos los niveles del sindicato; 2- Ia lucha contra la afiliacién a la American Federation of Teachers (AFT) Jo cual significaba el desembolso de un promedio de 13,000 délares mensuales sin que la FMPR recibiera a cambio nin- guna ayuda similar. Luego, en 1976, se adiciona la lucha contra la afiliacién a la Central Unica de Trabajadores del Esta- do (CUTE); 3- la necesidad de impulsar una poli- tica conducente a elevar los niveles de conciencia de la matricula; 4- la denuncia y repudio del cabildeo y otros métodos colaboracionistas que utilizaba la direccién para enfrentar al pa- trono y ala Cruz Azul. 5- Ia critica persistente contra las pricticas deficientes e irtesponsables de administracién; 6- Ia denuncia del sueldo exagerado asignado al presidente y Ia exigencia de rebajar el mismo al maximo que gana un maestro del salén de clases; 7- Ia critica de la actitud sectarea asumida por Ia direccién respecto a las Iuchas de Ia clase obrera y contra las po- siones vacilantes y oportunistas. A partir de estos objetivos generales la oposicién se organiz6 para presentar un frente comin en las elecciones sindi- cales de 1976 contra la papeleta que enca- bezaba Andrés Miranda y era apoyada por Félix Rodriguez y ef PIP(4) Aunque en ese momento no se logré el triunfo la ex- periencia acumulada sirvié de base para que luego de una evaluacién del trabajo realizado y los objetivos logrados se fun- dara ese mismo afio el Comité Nacional de Trabajadores de la Educacin (CNTE) con las concepciones que habfan unifica- do a los sectores antes sefialados. Este frente constituy una experien- cia nueva y positiva en la lucha sindical en Puerto Rico: 1) la préctica consecuen- te que desarrollé durante dos afios conse- cutivos permitié que se diera a conocer un liderato y un programa de lucha con una concepcién critica del liderato opor- tunista prevaleciente; 2) la unidad de di- versas organizaciones y sectores en torno a un objetivo comin por encima de las serias divergencias politicas e ideolégicas existentes, y; 3) el impulso de un debate persistente entre vastos sectores de la ere EL MILITANTE 19 matricula fueron algunos de los signos mis significativos de esa experiencia uni- taria. Lograr y mantener esa unidad no fue fécil, las diferencias politicas e ideol6gi- cas entre los diversos sectores, particular- mente entre el PSP y el MSP, eran antag6- nicas en la mayorfa de los aspectos de la lucha revolucionaria. Incluso en la cues- tién sindical y la funcién de los socialis- tas en los sindicatos eran y siguen siendo abismales. La mayorfa de los acuer- dos fueron producto de un intenso deba- te donde si bien logramos establecer un programa de lucha y ponernos de acuerdo sobre los candidatos que representarfan ese programa, en diversos momentos, sur- gieron a la luz muchos aspectos de la ten- dencia economista que estamos critican- do. Ademds hubo que lidiar en varias ins- tancias contra las actitudes sectareas y he- gemonistas de algunos miembros del PSP. Por eso desde un primer momento insis- timos en que Ia alianza tenfa que basarse en unos principios claramente estableci- dos que permitieran trabajar unitariamen- 20 EL MILITANTE te en tomo al objetivo comin. Esto, jun- toa la critica sistematica y la presi6n ejer- cida por diversos sectores para buscar el consenso hizo posible el desarrollo de la alianza. Las constantes denuncias a todos los niveles del sindicato y la fiscalizacién con- tinua ante los trabajadores contribuyeron, sin duda, a erosionar el apoyo con que contaba Andrés Miranda y su grupo en- contrando eco en Ia base del sindicato por Ja justeza de Jas posiciones. Asi, en las elecciones de 1978 la papeleta presentada por el CNTE logra triunfar asestindole un rudo golpe a las posiciones del viejo lide- rato de Andrés Miranda y Félix Rodri- guez, Entran a Ja direccin del sindicato, entre otros, Serapio Laureano, Manuel Vazquez, Renin Soto, Victor Santo Do- mingo, José Santos y Juan Camacho. ‘Sin embargo, apenas se logré la di- reccién del sindicato, la mayoria de estos compafieros que en el perfodo de lucha contra Andrés Miranda habfan defendido posiciones de avanzada y que se habfan comprometido con Ia transformacién del Rh A ITS, sindicato en uno democratico y combati- vo comienzan a dar traspiés y a variar sus posiciones, tanto dentro del sindicato como en el CNTE. Casi inmediatamente comienzan a aflorar las contradicciones que se alber- gaban en el CNTE y a chocar las tenden- cias principales cobijadas en su seno; éstas. van adquiriendo cardcter antagénico en los momentos de plasmar en la prictica as concepciones que el frente habfa acu- fiado en dos afios de lucha y de cumplir con las propuestas programiticas y los estilos democriticos de funcionamiento que se habfan venido planteando dentro del sindicato. Segin proliferan los cho- ques y las posiciones se van clarificando, se van conformando, hasta aparecer en su forma mds didfana, dos tendencias prin- cipales: 1) por un lado, una clara postura economista representada por Serapio Lau- reano, Neco Vazquez y otros miembros del PSP junto a Renén Soto y otros no afiliados: 2) por otro lado, una posicién critica al economismo y las vacilaciones del liderato oficial, representada por el MSP y algunos compafieros no afilia- dos. (5) Segiin se ha ido profundizando el de- bate, durante el ditimo afio, el liderato oficial lejos de intentar superar sus po- siciones incorrectas ha ido fortaleciendo paulatinamente Ia tendencia economista de la cual son dignos exponentes actual- mente. Tanto su préctica como sus argu- mentaciones se caracterizan cada vez mas por las siguientes desviaciones oportunis- tas y reformistas: 1- Al principio con disimulo, pero Juego sin ambajes, asumen una actitud de cabildeo y vacilaci6n frente al patrono, el gobierno y Cruz Azul; 2- No contribuyen, ya sea por cola- boracién, vacilacién, etc., a desarrollar la actividad de los trabajadores; 3. No hacen ningin esfuerzo por con- tribuir a educar polfticamente a los traba- jadores; 4- Para ellos los organismos de educa- cién y lucha socialista (politicos) no son prioritarios, sino tinicamente el sindicato; 5- En su visién la lucha econémica es sinénimo de lucha politica (socialista); 6- Cada dia diluyen més sus posicio- nes y van asumiendo pricticas y estilos de funcionamiento contrarios a lo que ha- bfan defendido en el pasado; 7- Utilizan los mismos argumentos que los sindicalistas burgueses contra los que levantan posiciones socialistas o im- pulsan una actitud critica y fiscalizadora. Veamos ahora estas desviaciones en concreto para que podamos apreciar en su justa perspectiva el efecto negativo que tienen sobre la Iucha de los trabaja- dores. ‘CABILDEO Y VACILACION: FRENTE AL PATRONO Llegaron criticando Ia actitud suma- mente oportunista del liderato derrotado. Criticaron sus vacilaciones y el cabildeo frente al patrono y al gobierno. Se cansa- ron de denunciario y uno de los issues de campafia que los Hlevé a Ia administracion fue la critica severa a la ineptitud y la mansedumbre con que ese viejo liderato se enfrentaba a cada golpe, a cada mani- festacion de opresion, a cada agresion por parte del patrono. Se argumentaba una y mil veces, con furibundos discursos, que al patrono ha- bfa que combatirlo, Que habfa que aca- bar “la ambiguedad en las posiciones que se asumen ante el DIP y la nueva adminis- traci6n gubernamental”(6) Y que esa “ambiguedad es la responsable de que se asuman posiciones erriticas en diversas ocasiones y no permite adoptar de forma ES EL MILITANTE 21 eee nes verticales y de realidades del magiste- consecuente posic ofensiva ante las rio”.(7) Despues de estos planteamientos, es- cucharlos en sus intervenciones en los cuerpos de direccién causa asombro. Pa- rece estar escuchando al viejo liderato. Tal parece que Félix Rodriguez se ha transfigurado y cobrado cuerpo en algu- nos de ellos y ha comenzado a justificar su actitud de cabildeo 0 sus vacialaciones. Hasta hace muy poco tiempo, una de estas manifestaciones era la actitud débil y vacilante en lo referente al descuento de cuotas. Miiltiples sectores de la base han sostenido siempre que habfa que presionar al Departamento de Instruccién Péblica (DIP) 0 al gobierno, que habia que dejar la mesa de negociacién y empe- Zar a hacer denuncias, protestas u otro tipo de manifestaciones. Pero no fue has- ta hace varios meses que por la presion de la base y la critica tenaz de diversos di- rigentes se vari6 la posicién. La misma actitud se asume cuando el (DIP) decide unilateralmente eliminar las licencias que le permitfan a los organiza- dores ejercer como Iideres de la FMPR, conservando todos sus derechos como maestros. En esa ocasién hicimos resal- tar a através de BANDERA ROJA nuestra crftica por la actitud de cabildeo y vacila- cién mostrada. Este hecho fue més dra- mético que el anterior, ya que desde ma- yo que se produce, hasta Inego de inicia~ do el curso escolar no lo habfan Hevado a discusin en las estructuras del sindicato. Tampoco se le informé a la matricula; no se ejercié presién de ninguna clase para obligar al patrono a respetar el derecho conquistado en la préctica y tampoco se denuncié al patrono, ni dentro ni fuera del sindicato, Pero mds negativa afin fue la actitud de Hegar al colmo de aceptar como argument del DIP que este golpe ‘cumplia el propésito de debilitar a la Asociacién de Maestros. Otro tanto ocurre en aquellas ocasio- nes en que miembros del sindicato han sido perseguidos y reprimidos por la Poli- cfa. Cuando hace un afio Rendn Soto, Secretario de Organizaci6n, sufrié perse- cusién y hostigamiento y al compafiero William Pérez Vega, Presidente de la Lo- cal de Comerfo, le fue allanada su casa, Ia indesicién y ambivalencia del liderato de la FMPR fueron las notas predomi- nantes. No se hicieron las denuncias verticales y enérgicas que requerfa cada caso no empece a que en ambos estaban envueltos dirigentes de 1a organizacion ¥ a que enel allanamiento fue robado ma- terial de la FMPR. Si esta actitud se asu- me cuando se trata de golpes a dirigentes conocidos jqué se puede esperar cuando se trate de compafieros de la base? De esa manera se pierden oportunidades muy mntes para denunciar y esclarecer ante las masas del sindicato el verdadero cardcter represivo y patronal de Ja Policia y peor atin, se proyecta la vacilacion y al feformismo como métodos que deben prevalecer para enfrentar los ataques de Ia policfa contra el sindicato. jSe forta- lece la vision burguesa existente sobre el cardcter de la policfa y se desarma a los trabajadores ante la represiOn! Si estas acciones son sumamente ne- gativas, peor ha sido Ia actitud de com- placencia dasumida con La Cruz Azul. La falta de seriedad y verticalidad del lidera- to nacional ha sido severamente criticada en miltiples ocasiones por los sectores més concientes del sindicato. Se decia en el pasado que habfa que asumir una acti- tnd fuerte con La Cruz Azul (8); sin em- argo se comienza a variar la posicién, asumiendo una actitud, reflejada en los debates y en la practica, que parece tna defensa de Cruz Azul que una defen- Cn ————— 22 EL MILITANTE sa de los intereses de la matricula. ‘sf, cuando los sectores més alertas empujan otras alternativas, el liderato cierra filas con Cruz Azul tras los argu- mentos de que “fuera de Cruz Azul no hay nada més” y de que “negociar con otros provocaré. aumentos de tarifas”. Pero la manifestacién més crasa de vaci- lacién e irresponsabilidad fue firmar con- trato con Cruz Azul en 1979 sin ninguna revision pese a que habia sido aprobado que se enmendara el contrato con ese plan en aquellas partes que lesionaban los intereses de la FMPR. Si ia situacién del plan médico de los maestros ha variado en algo ha sido por la critica severa y de- nuncia constante a que se ha visto someti- do el liderato por parte de los sectores més concientes. Con el patrocinio de esta actitud en Ia mayorfa del liderato s6lo se logra debi- litar al sindicato y desmoralizar a los sec tores mas activos y combativos. En lugar de contribuir a fomentar Ia actividad de Ia masa menos activa, se deja a su fluir espontineo. Tampoco se contribuye a que los sectores que consideran al patro- no 0 al gobierno como aliados lo identifi- quen como su enemigo. Si negativas son sus acciones y précti- cas, peor efecto tiene la argumentacién con [a cual algunos han querido justifi- car sus posiciones. Hay quienes se escu- dan tras el argumento trillado de que “no hay condiciones” 0 de que “la gente no esté dispuesta”. Otro ms crudo ha sos- tenido que: “el patrono tiene més poder, tiene mas fuerza” y si alguien rebatfa esa excusa se ripostaba que no se puede pre- sionar mucho porque “si se enojan los del DIP 0 Cruz Azul es peor para nosotros” En los casos de violaciones que pudieran evarse a los tribunales siempre aparecia alguien que lanzaba su acostumbrado “eso es materia de ley, no tenemos dere- cho”. Si las denuncias son de carécter politico o contra la policfa, como el caso de Renén y de William, argumentaban que “eso hace dafio a la FMPR” 0 “yo apoyo lo que fortalece a la FMPR”. ‘Cuando algin compafiero argumen- taba que se debfa protestar, que se debian planificar manifestaciones, aunque fueran modestas, pero que denunciaran las agre- siones recibidas, que no podfamos que- darnos cruzados de brazos; aparecfa al- guien que planteara que “eso es un arma de dos filos porque si no va mucha gente To van a usar en contra del sindicato y puede rebotar”. Esa es Ia argumentacion acostum- brada tras, ia cual cierra filas el liderato para producir Ia préctica de vacilacion y cabildeo que sefialamos. Cualquier socia- prep EL MILITANTE 23 a a a lista nos diré que estamos haciendo la rodia de una lider del “nuevo sindicalis- mo”. (9) ;Pero es la triste realidad! Ni siquiera para defender las demandas eco- n6micas, ni siquiera para fortalecer la lucha sindical se asume la verticalidad ne- cesaria, ;Y se hacen llamar “nuevos sin- dicalistas”, cuando ni a viejos sindicalistas egan! Embarazoso, pero cierto, que ha- yan lideres que no son socialistas de cuyo bieran aprender, por lo menos tuna lucha econémica eficien- NO CONTRIBUYEN A EDUCAR POLITICAMENTE A LOS TRABAJADORES Esas vacilaciones no pueden verse ais- ladas, son razgos distintivos de la tenden- cia economista Hevada hasta sus iiltimas consecuencias. Por eso nuestra critica no puede quedarse meramente en desta- car sus vacilaciones. Aunque su prictica sindical fuera diferente y lograran una ad- ministracién eficiente de los asuntos del sindicato (esperamos que sea asi, por el bien de éste) atin asf estarfan expuestos a la més dura erftica. Porque serfan bue- nos sindicalistas, pero seguirfan siendo muy pésimos socialistas. Ahi, precisa- mente, es que estriba su mayor deficien- ca. Los compafieros no hacen ningiin es- fuerzo serio por contribuir a educar poli- ticamente a los trabajadores. Aunque se aman socialistas sti practica no trascien- de el economismo; se quedan en darle im- portancia meramente a los aspectos eco- némicos de la lucha y no hacen nada para difundir las ideas socialistas que dicen de- fender y no aprovechan Jas oportunida- des para tratar de elevar el nivel de con- ciencia de los trabajadores. Veamos. Primeramente, se caracterizan por un practicismo irreflexivo que los conduce a un activismo puramente sindical. ,Qué queremos decir con esto? Nos referimos a que invierten Ia mayoria de sus esfuer- zos, capacidades y tiempo en supuesta- mente fortalecer el sindicato como instru- mento de lucha reivindicativa. Asif, su quehacer fundamental es la lucha econd- mica sindical. Ellos creen —algunos de buena fé— que porque son “socialistas” automaticamente estén cumpliendo la funcién como tales en el sindicato. De esa forma pierden de vista que la lucha sindical per se no crea conciencia en los trabajadores y caen irremediablemente en el economismo. Otros, principalmen- te miembros del PSP, creen que aunque su practica principal sea el sindicato es- tén exentos de caer en el economismo; 24 EL MILITANTE SSS que con Ia pertenencia a una organiza- cién politica estin cumpliendo su fun- cién como socialistas en el movimiento obrero. ;Cuan lejos de la realidad! Tomemos ejemplos més precisos para identificar las limitaciones de estas varian- tes. El militante tipicd, a que hacemos referencia, en su trabajo en la FMPR: par- ticipa en decenas de reuniones, se mueve en toda su érea, reclutando, organizando, dedicando los mayores esfuerzos para construir y fortalecer el sindicato. Si es del liderato nacional, recorre el pais de esquina a esquina; aqui escribe un bole- tin, alld crea una directiva local u organi- za una filial, allf visita una escuela, més alld hace un discurso. Entre el plan médi- co, las reuniones, la organizacién, etc. consume casi- toda su actividad y energia. De esta forma no le sobra tiempo para na- da més, vigndose impedido de poder re- flexionar sobre la practica que estén reali- zando, analizar sus limitaciones y corre- sit las deficiencias, De hecho, lo primero que se ve afectado es su formacién polf- tica, lo cual les impide desarrollar los ins- trumentos de andlisis necesarios para im- pulsar una préctica conciente y transfor- madora. Aunque se Ilamen socialistas Ia préctica que desarrollan es todo menos eso, las tareas sindicales se los tragan y reducen las tareas politicas a tareas es- ponténeas, Lo triste de esta situacién es que mu- chos de estos militantes se integraron al sindicato con la intensién de realizar tra- bajo politico revolucionario; elevar los niveles de conciencia de la matricula, im- pulsar las ideas socialistas, ganarse a los elementos més avanzados, etc. Despues de una lucha larga y compleja despunta- ron como lideres empujando posiciones de avanzada respecto al bajo nivel de las masas y fueron electos a las estructuras de direccién, sustituyendo a un liderato corrupto y burgués empotrado en esa organizacién, Entonces, a Ia hora de cumplir con los objetivos politicos, la actividad sindical y la dindmica de envol- vimiento es tal que Ja convierten en su actividad prioritaria, relegando a un dlti- su actividad revolucionaria. Si estén afiliados a alguna organiza- cién politica comienzan por cambiar las reuniones cuando éstas coinciden con al- guna tarea del sindicato, Iuego se ausen- tan cuando no pueden cambiarlas pues el sindicato “exige” su presencia. Si partici- pan en algin circulo de estudio, comien- zan a ausentarse y luego terminan sefia- Iando que las tareas sindicales son tantas que no le permiten seguir participando. Luego Megan a la conclusién de que no les. sobra tiempo para desarrollar Ia ai EEE vidad politica y piden que se les convali- de el trabajo sindical como su “trabajo politico”. En todo los casos (afiliados 0 no) co- mienzan su actividad en el sindicato como: militantes “socialistas”, como cuadros y el sindicato se los traga. Se convierten en “buenos” sindicalistas, pero en pésimos revolucionarios. Aqui la dialéctica les juega una trastada y el proceso de toma de conciencia se invierte: los sindicatos en vez de servir de “auxiliadores de la lucha politica” —como dirfa Lenin— se convierten, via el economismo, en des- tructores de cuadros. Una labor que to- ma mucho tiempo y recursos, se esfuma por el toque “magico” de Ia lucha sindi- cal. Para éstos su activismo 0 practicismo irreflexivos se convierte en un fin én si mismo. En la medida que se va fortal ciendo esta concepcién se hace mas diff- cil superarla y no pueden trascender esta vision estrecha porque no se forman poli- ticamente en el marxismo. No dedican parte de su tiempo al estudio y a la re- flexién critica que les permita teorizar sobre st propia prictica. Asf han conver- tido el sindicato en su principal objetivo. ‘Terminan concluyendo que su prictica es “activismo desmedido”, pero no han hecho nada para cambiarla. ‘Algunos miembros del PSP legan al colmo de redueir su “trabajo politico” a utilizar el sindicato para empujar la linea del partido sobre determinada campafia nacional. Figurean, se exhiben o chan- chullean ya que les estd vedado sostener debates ideolégicos dentro del sindicato porque “esa lucha no se libra a través de Jos sindicatos”. Como “son afortuna- dos” de pertenecer al PSP les convalidan su prictica sindical como trabajo politico y asf conservan su status de “‘socialistas” ante las masas, Pero en realidad son me- ros economistas que han abandonado los intereses fundamentales de las masas y ‘han engrosado Ia burocracia sindical. {Cudntas veces se quejan del bajo ni- vel de conciencia de los trabajadores? jEn innumerables ocasiones! Esa es una de las caracteristicas principales y la utilizan para justificar la inaccién sefialada ante- riormente, Pero, cuanto hacen por ele- var esos niveles de conciencia politica de los trabajadores? En su practica sindical, muy poco. No aprovechan las miltiples manifes- taciones de opresién, los golpes y agresio- nes para denunciarlos y elevar el nivel de conciencia de los trabajadores, no se apro- vecha el momento donde la receptividad es, mayor porque les toca directamente. No. saben defender el sindicato cuando Jes quitan un derecho adquirido en la prictica. Son vacilantes al momento de enfrentar al patrono y al gobierno. En el momento de defender a compafieros que eran victimas de una reasignacién injusta la situacién se despacha con un “no hay caso” o se brega irresposable- mente. Mientras en Ia base cientos de compaiieros exigian educacién sindical, ad liderato nacional estaba “figureando” pa- ra luego decir que pecaron de activismo desmedido. Ni siquiera con el plan médi- co podian bregar adecuadamente porque Cruz Azul los tenfa achicados. jCémo van a elevar el nivel de conciencia si han cafdo en el terreno fangoso de defender Jas mismas cosas que criticaban al liderato anterior? Y si tienen tantas limitaciones y con- tradiceiones jc6mo van a elevar el nivel de conciencia politica? Si no contribu- yen en Ia préctica a jizar los anta- g6nismos entre los trabajadores y el go- bierno. Si en el momento que se puede dar una discusién en la matricula para desenmascarar al gobierno como instru- eS 26 EL MILITANTE mento de los capitalistas no Io hacen. Si en ef momento de denunciar a la policia ‘como instrumento para reprimir las ma- nifestaciones de Iucha de los trabajadores se vacila. Si no se aprovechan las denun- cias {cémo lo van a hacer? {Por medio del debate politico? Pero si éste es su més feroz enemigo. Le temen como el nifio al.cuco. Les asusta tan s6lo pensar en la confrontacién. Para justificar sus posiciones sostie- nen que el debate ideol6gico divide al sin- dicato, Nuevamente opera su estrechez de miras que les impide ver que atin antes de que intervengan los socialistas en los sindicatos éstos estén divididos. Dividi- dos por ser estas estructuras sumamente amplias: hacia ellos fluyen trabajadores de diversas ideolégias, diversa formacién religiosa, cultural, etc. Es una division “natural” que no es introducida por los socialistas. En nada obstaculiza el que en los momentos en que sectores tan di- versos sean afectados por el fluir de la Iu- cha de clases intervengan los socialistas para sintetizar y analizar esos eventos y vincularlos a la explotaci6n capitalista. Como lo haria cualquier miembro del sin- dicato que expondria su percepcién de los hechos, pero carente de andlisis cienti- fico plasmarfa sin lugar a dudas, la vision burguesa manteniéndose en el marco pu- ramente sindical. De ahi que el sindica- lismo sea un terreno muy fértil para la colaboracién de clases y el reformismo. Por el contrario, la accién concien- te del militante socialista en el sindicato u otras organizaciones reivindicativas, per- sigue el. objetivo de contribuir a ir salvan- do esa division natural del organismo. Aportando instrumentos de anilisis que permitan a los trabajadores ver por enci- ma de las divisiones existentes aquellos elementos que los unen como parte de una clase. Pero fundamentalmente aquel EL MILITANTE 27 (a elemento que es raiz de todos sus males: la explotaci6n capitalista. Si el militante socialista frena el de- bate, lo circunscribe al terreno de la lucha econémica fortaleciendo la marcha espon- ténea de la lucha de clases y por tanto la influencia de la ideologfa predominante (burguesa) sobre los trabajadores. Pero de lo que se trata es de lo contrario, los socialistas actfian para elevar el nivel con- ciente, no para fortalecer lo espontaneo. Los economistas gustan de marchar a la zaga de la clase. Se arrastran ante los sectores més atrasados y en lugar de ele- var la conciencia de clase de éstos rebajan su actividad al nivel de la lucha meramen- te sindical, espontinea. En lugar de atra- er a los elementos mis firmes y decididos de la masa hacia el socialismo, el resul- tado real, prictico, de su accionar es in- clinarse, postrarse ante la masa. Sus temores y vacilaciones los condu- cen a huir del debate politico, por lo tan- to no contribuyen a elevar la conciencia politica de los trabajadores en el seno del sindicato, Su activismo irreflexivo, la ausencia de una s6lida formacién en el marxismo, el no aprovechar los golpes recibidos para elaborar denuncias polfti- cas y el freno al debate ideolégico los conduce a ser “socialistas” de palabra y economistas de hecho. EL SINDICATO ES SU UNICA PRIORIDAD Para ellos las organizaciones politicas no son prioritarias sino el sindicato. Por eso se dedican fundamentalmente al for- talecimiento de éste diltimo. Asi convier- ten la lucha sindical en su‘érea de acci6n principal, Al convertir ésta en su érea Prioritaria no tienen tiempo, no Io sacan Porque no lo entienden necesario, para el estudio que le permita teorizar sobre su propia prictica o que les permita dar di- reccién al trabajo que desarrollan. Esta dindmica propicia una conformaci6n te6- rica confinada a la esfera de la lucha eco- n6mica, obstaculizando sus superacion hacia la lucha politica socialista. Esta desviacion tiene otra vertiente: supeditar cualquier organizacién politica a un segundo plano. Por eso el Comité Nacional de los Trabajadores de la Edu- cacién (CNTE) nunca fue una prioridad para ellos. Vefan al CNTE como una es- tructura politica antag6nica al desarrollo y fortalecimiento de la FMPR. Desarro- llaron una fobia a que el CNTE fuera una estructura que contribuyera a elevar los niveles de conciencia de clase de sectores del sindicato, que sirviera de vehiculo que incorporara a los més avanzados a la lucha politica y contribuyera a dar direccién politica al sindicato y sirviera como es- tructura de fiscalizacién. Para ellos el CNTE con estos objetivos no era priori- dad, Su préctica asi lo demuestra. En cada reunién concfufan que era una nece- sidad fortalecerlo, consolidarlo, pero en la préctica demostraban lo contrario. Mos- traban laxitud, dejadez y poca seriedad en mantener ese organismo. Despues de aceptar los objetivos an- tes expuestos como correctos, en reunio- nes posteriores volvfan a traer el debate sobre los mismos puntos. De esta forma se obstaculizaba el desarrollo y el fortale- cimiento del CNTE desde Ia perspectiva acordada. La consolidacién de esa estruc- tura era obstaculizada en la préctica adi- cional de violar consecuentemente sus principios. Los compafieros no guarda- ban el menor recato, no mostraban el me- nor escripulo al violentar los acuerdos y las normas de fancionamiento. Luego de haber aceptado que el CNTE fuera una estructura de fiscaliza- cién y direccién, puntos sumamente con- |S 28 EL MILITANTE troversiales que sabfan que podian traer discrepancias entre los diversos sectores que componfan ese organismo no se tra- jeron a su consideracién, El despido de los organizadores en julio de 1979 y el nombramiento de alrededor de 7 nuevos organizadores son ejemplos claros de esta actitud. La consulta sobre ambos aspec- tos habia sido una prictica en el funcio- namiento del CNTE. Otra violacién fue la negociacién con la Cruz Azul en 1979, atin sabiendo que habfa una comisién que estaba haciendo un estudio al respecto, Por mandato de la Junta de Dirigentes, Esto fue discutido en el CNTE y fue criti. cado severamente pero los compafieros continuaron obviando los sefialamientos hechos en el CNTE. Mas grave atin fue el haber firmado un contrato con la Cruz Azul que habia sido duramente criticado en Ia Junta de Dirigente por las clausulas lesivas a los mejores intereses del sindica- to. Y ese contrato se firmé sin eliminar esas cldusulas sefialadas pese a que fue un acuerdo de la Junta que al momento de firmar se eliminaran, Esto violentaba ob- viamente los principios sobre los cuales La prictica irresponsable y lesiva a los mejores intereses de los maestros en cuanto a los aspectos legales es otro ejem- plo. Esta se da en dos angulo: por un la- do Ia brega irresponsable de despachar los casos sin hacer los estudios pertinentes y haciendo juicios apresurados que llevaron al extremo de recomendar, en ocasiones, que no “habia caso”. Por otro lado, la irresponsabilidad en la brega con el Bufe- te Sindical al cual ni se le daba direccion Sobre el manejo de los casos, a veces ni se /a exigia cuentas, quedando algunos en el aire. Otro ejemplo de violaciones a prin- cipios del CNTE es la prictica de cabil- deos antes sefialada, que fue incubando la direcci6n a pesar de las duras criticas, Estos son sé6lo algunos de los ejem- los que caracterizan a prictica de viola- Ciones a normas, principio y funciona. miento del CNTE que demuestran fuera de toda duda que bajo los principios acor- dados el CNTE, para los compafieros, no era una prioridad. Esto explica por qué en los debates intemos argumentaban que fortalecer el CNTE significaba desviar recursos. Tam- se habia edificado el CNTE. se argumentaba que era “burocra- EL MILITANTE 29 tismo innecesario”. Otros, sin tapujos, aceptaban que el CNTE no era la priori- dad sino la FMPR. Tampoco falté quien oportunistamente sefialara que la “direc- cién politica es funcién del partido”. Su préctica los conduce a debilitar las organizaciones politicas, mostrando su preferencia por aquellas de cardcter eco- némico tinicamente; de la misma forma que reducen su prictica polftica a las lu- chas econémicas. Es por eso que desde un principio el CNTE, para ellos, cumplfa el objetivo de servir de frente que los con- dujera al poder. Una vez alli este orga- nismo perdfa su realidad. El elemento que mejor describe esta visién es la preo- cupacién que un gran niimero de compa- fiero mostraban en el sentido de que la inminente division del CNTE podia tener resultados negativos en las elecciones del sindicato. Es obvio que de esta manifes- ci6n resalta que sobre los objetivos polf- ticos del CNTE se coloca la prolongacién en el liderato de la uni6n. Si lo mantuvie- ron vivo por un tiempo fue porque co- menzaron a darse cuenta que si no funcio- naba serfan sometidos a una dura critica en las estructuras sindicales, lo cual co- menz6 a erosionar su liderato y ademés porque los otros sectores que componia- mos el CNTE mantavimos siempre una lucha intransigente para que éste funcio- nara como una estructura de naturaleza politica y fiscalizadora. ‘CONFUNDEN LA LUCHA ECONOMICA CON LUCHA SOCIALISTA Tanto en su préctica como a nivel te6rico confunden lucha econémica con lucha politica. Para ellos una es sinénimo de la otra. Esa ha sido la posicién sosteni- da por Serapio Laureano en distintas oca- siones, argumentando que toda lucha eco- némica es _una lucha politica. José San- tos, en apoyo a Laureano, sefialaba que aquellos que establecen diferencias entre ambos niveles de lucha tienen una vision incorrecta. Esta confusion parte del he- cho de que como el sindicato lucha con- tra el gobierno por lo tanto hace lucha politica. Y asf confunden la lucha polf- tica que desarrolla un sindicato dentro de las estructuras del capitalismo con Ia lu- cha socialista revolucionaria. En su estrechez te6rica conciben ca- da mejora en las condiciones de trabajo, cada migaja econémica que el obrero le desgaja al capital, o cada reforma parcial que se le arranca al gobierno como un re- corte al poder politico de la burguesfa. Llegan al extremo de confundir poder po- Iitico de clase con reformas que no supe- ran el sometimiento del trabajo al capital. No entienden que hay diversas mani- festaciones de lucha politica y se satisfa- cen rindiendo tributo a aquella manifests- cién que se deriva de la lucha esponténea de los trabajdores. En Ia lucha por sus reivindicaciones inmediatas, como apun- tdramos al principio, los trabajadores cho- can en innumerables ocasiones con los patronos y el gobierno traduciéndose esta lucha elemental en lucha politica por me- didas judiciales, legislativas 0 administra- tivas. Este cardcter politico que adquiere la lucha de los trabajadores en miltiples instancias tiende a producir o alimentar la falsa ilusi6n de estar desarrollando una lucha revolucionaria. El ilusionismo los ofusca a tal extremo de dificultar la com- prensién de que éstas s6lo son reformas, que no trascienden el marco burgués, que se mantienen dentro de la esfera del do- minio de la burguesia y el capitalismo. Nuestra clase obrera ha aportado ejemplos esclarecedores en ese sentido en la historia de la Federacién Libre de Tra- bajadores y de la Confederaci6n General 30 EL MILITANTE de Trabajadores que en su tiempo fueron escuela en ese tipo de lucha. Las précti- cas y posiciones del Partido Socialista en el primer tercio del siglo resaltan todavia més porque nunca rebasaron el marco pu- ramente economicista. Toda su politica se redujo a fin de cuentas al arte de cabil- dear o negociar, tanto en Washington co- mo en la isla, para lograr Ia aplicacién de eyes beneficiosas para las masas obreras. Por eso la colaboracién de clases y el oportunismo fueron sus sellos distintivos. Los lideres economistas de la FMPR no aprenden de estas experiencias. Y, con su prédica confusionista, pretenden conducir a la clase obrera y a los trabaja- dores por caminos burgueses ya tantas ve- ces trillados. Debe quedar claro que la clase obrera puede y debe participar en luchas polfticas por reformas parciales, pero esto automaticamente no se traduce en lucha por el socialismo, por el simple hecho de que sean obreros los que las desarrollen. Son los revolucionarios so- cialistas los responsables de aportar las ideas socialistas para que los obreros pue- dan superar esa ilusién. Solo dominando la ciencia del marxismo-leninismo se pue- de superar realmente esa confusién rom- piendo con la mistificacion (burguesa) de que los economistas hacen la “lucha poli tica”. AL LLEGAR A LOS PUESTOS DE DIRECCION DILUYEN SUS POSICIONES Diluyen sus posiciones politicas al ‘Mlegar a la direccién del sindicato. Co- menzaron su actividad siendo socialistas, no Io ocultaban a nadie, no se inmutaban ante las acusaciones de comunistas, por el contrario se acusaba a Félix Rodriguez y a Andrés Miranda de anticomunistas y de aliarse con el patrono en su campajia PBL. UE JORAR if EDCCACION PT ERTCRRIGUENA de sembrar miedos entre la matricula.(10) Pero Ilegan a la administracién y su traje de lideres produce una transformacién asombrosa. Comienzan a diluir sus posiciones, primero muy discretamente, sefialando Por voz del presidente, que hay que “te- ner cuidado con lo que se dice, donde lo dice y como se dice”. Luego pasan a po- siciones intermedias, afirmando como Ma- nuel Vazquez que la posicién oficial del partido es que “eso es una posici6n técti- ca”. Le temen al mote de comunistas. Terminan negando su propia “taza”: co- mo afirma Laureano en varias ocasiones, “soy sindicalista primero que todo”, “soy presidente de la FMPR primero que miembro del PSP”. Tal parece que el nombre de comunistas les hace perder apoyo, y como su aspiracién es prolongar- se en el poder, llegan a justificarlo hasta EL MILITANTE 31 amen con argumentos de “téctica”. Como si para los socialistas fuera cuestiOn de tic- tica negar y no impulsar sus concepcio- nes, Pero estos sindicalistas en lugar de contribuir con sus acciones a elevar los ni- veles de conciencia de las masas rebajan sus posiciones al nivel de los sectores mas atrasados politicamente. Eso lejos de ser una cuestién de “téctica” tiene un s6- Jo nombre: oportunismo bochornoso. El “sindicalismo de vanguardia” tiembla ante el nombre de comunistas y se repliega. Con su actitud fortalecen las posiciones burguesas en el sindicato, las que supuestamente fueron a combatir, conduciendo con su préctica y argumen- tacién a los sectores més avanzados que logran arrastrar, hacia el sindicalismo pu- ro. Desarman ideolégicamente a los tra- bajadores y cierran filas con la ideologia burguesa. jMaravillosa vanguardia! UTILIZAN LOS ARGUMENTOS DE LOS SINDICALISTAS BURGUESES Pero si la prictica descrita no fuera suficiente, cuando se encuentran desarma- dos ante la critica persistente, comienzan a utilizar los argumentos y las tacticas de los sindicalistas burgueses. Cuando su colaboracién de clase, sus vacilaciones y errores no pueden justi- ficarse politicamente comienzan a lanzar acusaciones contra sus fiscalizadores. To- do con el objetivo de desacreditar, de ir corroyendo, de crear predisposicién y prejuicio, principalmente en los sectores donde la oposicién no tiene acceso. Y para esto utilizan el método tai vez mas antiguo, pero no por eso menos efectivo. Este se reduce a caricaturizar y tergiver- sar una posicion para desacreditarla y Iue- go atacarla. En nuestro pais esto es una thctica muy comin, que en ocasiones ha rendido buenos frutos a quienes la han usado pero muy malos a Ia lucha de los trabajadores. Esta practica cada vez en- cuentra mayores tropiezos frente a los sectores més concientes de los trabaja- dores. Usan como vehiculo el rumor, el des- crédito y el ataque por la espalda. En ef caso que nos ocupa riegan a diestra y si- niestra que la oposicién lo que pretende es “hacer dafio”, que su norte es “obsta- culizar el traajo”. De ahi pasan a rumo~ rar que lo que se busca es desacreditar al liderato porque la aspiraciOn es “disputar- le la presidencia”. Si el auditorio es am- plio, entonces vierten la cicuta, seftalando que “hay personas en la FMPR con otros intereses”, que “son elementos ajenos”. Si pierden un debate en algin cuerpo sal- tan a regar que “la oposicién se alié con Ia derecha”. También le dicen a muchos compaiieros que estén ajenos al proceso que las posiciones de la oposicién son un intento de control del sindicato. Son tan burdos en su campafia de difamacién y confusién que ni siquiera se cuidan de ha- cer distinciones. En muchas ocasiones, a compafieros maestros que asumen posi- ciones criticas muy severas y verticales los acusan de ser miembros del MSP, aun- que entre ellos haya populares y penepés. Estos son los que hace apenas varios afios sostenfan que la ausencia de argu- mentos de Miranda “le han Hevado a montar una campafia de descrédito per- sonal contra sus adversarios y una campa- fia de miedos y prejuicios politicos. (11) En esa ocasion sefialaban también que “se ha pretendido sembrar Ia division me- diante el uso de la difamacién y Ia vision macartista y prejuiciada”’. (12) ‘Aquellos que le repudiaban el miedo ‘como arma de combate a sus opositores, ahora lo usan como su arma predilecta. Llegaron al sindicato a desarrollar con- ES 32 EL MILITANTE CLLUGS, a Concetrassasnf! ciencia en los trabajadores pero se ampa- ran en aquellos sectores menos concien- tes, contribuyendo a confundirlos. Cri- ticaban a Féliz Rodriguez por su campa- fia anticomunista y ellos, aunque parezca contradictorio, se le unen en coro. Pero si alguien todavia tiene dudas, veamos dos pasajes de documentos de personas que, hace afios, ideolégicamente parecfan antagénicas. Andrés Miranda se- fialaba: “El grupo que dirige Laureano ha recibido en ef pasado y sigue recibiendo directrices del Partido Socialista Puerto- rriquefio para tratar de apoderarse de la direccién central de la FMPR”. (13) Se- rapio Laureano, frente a los sectores que impulsébamos que el CNTE fuera una es- tructura politica que contribuyera a fis- calizar y a dar direccion desde una pers- peetiva proletaria a la FMPR sefialaba que esto no era otra cosa que “la implanta- cién de la posicién de que las organizacio- nes politicas controlen y dirjan a Ios sin- dicatos”. (14) ‘A muchos les asombraré la afinidad de estos planteamientos porque entre ambos existen “diferencias” que hay que reconocer. Miranda representa al viejo li- derato y Laureano es el prototipo del “sindicalismo de vanguardia”. Por enci ma de estas diferencias, al luchar contra posiciones de izquierda, resalta entonces el hilo que los une, el oportunismo ya que ambos son economistas. En resumen, con estos planteamien- tos s6lo logran impedir el desarrollo de la conciencia de los trabajadores rebajando su lucha a fos reclamos meramente eco- némicos. Y desacreditan las posiciones socialistas cuando combaten a aquellos que manteniendo sus principios insisten en el trabajo politico, la necesidad de direccién politica y elevar los niveles de conciencia de las masas. No queremos concluir esta exposi- cién sin sefialar algunos elementos que sin lugar a dudas, en el caso que nos ocu- pa, contribuyen a fortalecer la tendencia economista. Son précticas que fortalecen Ia ideologia burguesa y que viniendo de sectores que se presentan como “socia- listas” contribuyen a aumentar la confu- sién entre los trabajadores, desacreditan- do las posiciones socialistas y obstaculi- zando que éstos se identifiquen con su ideologia. Uno de estos elementos es la poli- tica de sueldos del Presidente. Tanto a Félix Rodriguez como a Andrés Miran- da se les criticé duramente por los suel- EL MILITANTE 33 ec TIS dos injustificados que tenfan. En el grupo de Serapio Laureano este punto era un compromiso programético desde la campafia de 1976 cuando se sostenfa que se limitarfa el sueldo del Presidente al m4ximo que ganara un maestro en el DIP. (15) Sin embargo, apenas cambia la administraci6n, comienza a darse la tendencia contraria. Algunos miembros del CNTE tuvieron la desfachatez de sos- tener que no habia una politica acordada al respecto. jQue pronto olvidan los compromisos! Obviando el compromiso se ha insistido en no cumplirlo y tal pa- rece que lo pasarin por alto. Para refres- carle la memoria a Serapio Laureano, quien es miembro del Comité Central del PSP, y a otros miembros de ese partido en la FMPR, lamamos la atencién sobre Jo que como parte del proceso de “eva- luaci6n” del PSP sefialara Pablo Rivera en la columna “Desde el Taller”: “son pocas las uniones que tienen en su regla- mento que los Iideres electos no ganaran un salario (no nos estamos refiriendo a otros gastos de representacién) mayor que el trabajador unionado mejor remu- nerado. Y esta es una de las medidas ne- cesarias para bregar con la burocratiza- cién de los lideres sindicales.” (16) Nos parecen sumamente contradictorias estas posiciones, més atin cuando en la FMPR ni siquiera se ha podido justificar ni sindical ni polfticamente. ‘Ademés, esté la prictica patronal asumida con respecto a los empleados y organizadores. No han sido pocas las veces que los regafios y el autoritarismo han sido Ia prictica del liderato nacional para con los empleados. Se criticaba a la pasada administracién por las “formas autoritarias y despoticas.” (17) Se se- fialaba que el “clima de relaciones con los empleados es critico, como también lo es la actitud sindical de la administracién con sus trabajadores, donde exhiben ac- titudes de corte patronal.” (18) y adn asf su prictica no esté muy lejos de lo que criticaban. También se puede sefialar la concep- cién caudillista del liderato. A Félix Rodriguez y Andrés Miranda se les crit caba severamente por su vision caudillis- ta y unipersonal de dirigir el sindicato. Sin embargo al Uegar a la direccién no son consecuentes y no asumen una po- sicién contra el caudillismo hasta sus il- timas consecuencias. Por eso se les puede ver argumentando y defendiendo posici nes que s6lo fortalecen los aspectos per- sonalistas de la direccién tendientes a realzar la figura del Presidente y colocar- la a nivel de las estructuras del sindicato. En la lucha contra Andrés se criticaba la concepcion de que la presidencia era un cuerpo en la FMPR. En otras palabras que reglamentariamente era concebida como una estructura en si misma. Asi las estructuras de la FMPR eran Asamblea General, Asamblea de Delegados, Junta de Dirigentes, Comité Ejecutivo y Presi- dente. Eso s6lo es concebible desde la perspectiva burguesa. Donde a una per- sona se le pretende erigir en autoridad por encima de los cuerpos. Por eso el Presidente en los organismos burgueses es el que interpreta el reglamento. Los compafieros en lugar de abrir el debate contra esta concepcién, desde el- mo- mento que Hegaron a la direcci6n se han aferrado a su defensa. Es légico enten- der su cambio de posicién, esta inter- pretaci6n reglamentaria favorece sus in- tereses. Y a ellos no les preocupa que eso implique fortalecer estilos y concepcio- nes burguesas entre los maestros. Parece mentira que una organizacion tan reac- cionaria como Cruz Azul tenga una dis- posicién en su reglamento que sefiala que la Junta de Directores es quien interpreta 1 ES 34 EL MILITANTE regiamento y que en Ia FMPR sea el presidente. Como seftalamos al principio, esta et la prictica que caracteriza a los econo- mistas. Ya que tanto con sus acciones © ideolégicamente no contribuye a sa- car la lucha de los trabajadores de su curso. espontineo (econémico) para elevarla a niveles de mayor conciencia, Por el contrario, sus acciones desacreditan la ideologia socialista, promoviendo Ia confusién y el fortalecitniento de tenden- cias incorrectas que en resumen afianzan el dominio de la burguesia sobre los tra- bajadores. iUN ERROR O UNA TENDENCIA? Tal vez algin trabajador nos diga: “pero eso son errores, los compafieros tienen buenas intenciones.” Sin embar- g0 el problema en el trabajo politico de un socialista no es de buenas o malas intenciones, el problema estriba en una correcta 0 incorrecta direccién. Es de- cir, si cumple o no la funcién que como socialista le corresponde. Funcién que debe manifestarse en la conjuncién de tres elementos principales, Primero, la discusién y el anélisis condu- centes a propagandizar ias denuncias po- liticas para educar a los trabajadores y encaminadas a resaltar el antagonismo entre el patrono y los trabajadores. Pero més ain, que facilite Ia identificacién de este como su enemigo de clase. Se- gundo, mediante su préctica politica y su ejemplo contribuir a que todos los Sectores en el sindicato identifiquen en el liderato socialista unos estilos, actitu- des y moral proletaria, Tercero, aportar al desarrollo de instruments politicos de clase encaminados a promover la edu- cacién socialista y la organizaci6n de los sectores més avanzados, Pero con buenas intenciones ‘mica- mente no se logra todo eso. Através de Ia exposicién hemos visto cémo los com- Pafieros se han caracterizado por exhibir una prdctica que contradice todo lo an- terior. Su accionar en el sindicato ha es- tado caracterizado de vacilacién, colabo- racién de clases, oportunismo y refor- mismo, Y como climax de sus actuacio- nes han termiriado combatiendo las po- siciones socialistas. Han sido maestros en sembrar la vacilacién y la confusi6n ideolégica. Y quien esté prefiado de confusién y oportunismo no puede apor- tar direccién. ‘Tampoco basta con buenas intencio- nes cuando se presentan ante las masas como socialistas; como los ““ elementos més avanzados” de los trabajadores, cuya funcién es concientizar y organizar porque son “los individuos més avan- zados de Ia sociedad, armados con la doctrina revolucionaria mas avanzada de su tiempo.” (19) Pero su practica es el mentis més elocuente que se puede dar a su deslumbrante teoria. Por mejo- res intenciones que tengan, su prictica es el descrédito mayor que pueda reci- bir el socialismo ante las masas. Lo peor es que en un periodo donde amplios sectores estin vidos de cono- cimientos, para orientarse, para formarse politicamente, la influencia de estos compafieros es extremadamente negativa, Primero porque quieren identificar el so- cialismo con estilos, actitudes y una mo- tal propios de la burguesia y pequefia burguesia y totalmente ajenos al proleta- riado. La arrogancia, autoritarismo, falta de respeto, el rumor, la intriga, el descré- dito, Ia acusacién por la espalda, la menti- 1a, el figureo, el caudillismo, el uniperso- nalismo son s6lo algunas de estas mani- festaciones. Esto tiene el efecto de mal formar con ese ejemplo y con esa pric- tica a mucha gente seria y honesta que simpatiza con el socialismo pero con un bajo nivel de formacién politica como para distinguir el trigo de Ia cizafia. Segundo, el hacer pasar esas pricticas Por socialismo tiene el efecto de crear confusién en las masas. Desacredita la teorfa socialista porque si los sectores de vanguardia tienen esa préctica el sociali ‘ma para ellas no es alternativa. Se con- vierten en obsticulos para el avance de la conciencia de las masas. Esas desviaciones representan una tendencia sumamente perniciosa que se distingue de lo que podrian ser errores, falta de precision en Ia I{nea politica o inmadurez. Cuando una desviacién es producto de estos dltimos aspectos se distingue por la honestidad y verticalidad que se asume en el debate y se reconocen las deficiencias 0 limitaciones, sin tratar de ocultarlas. Cuando una desviacién es una tendencia se distingue por la intran- sigencia en su concepcién; como no re- conoce yerro se reafirma en sus postu- lados y en su prictica. Y peor atin, pre- tende teorizar sus errores. A la prictica incorrecta, vacilante, colaboracionista y economista se la pretende justificar te6- ricamente, glorificdndola. Sus desviaciones no pueden ser ca- talogadas como errores. En todo revo- Tucionario, Ia actitud cuando se comete un error es reconocerlo, criticarlo para luego superarlo, Sin embargo, Ia acti- tud que los distingue a ellos es el empe- cinamiento, la terquedad en no recono- cer las fallas, aunque por la presién de la base y la critica de otros dirigentes no les quede otra alternativa que ceder. Hay que sumarle Ia enconada resistencia a las criticas. Llegan al extremo de tildar a sus erfticos de hacer “ataques para hacer dafio” o de “usar oportunistamente los foros oficiales para sacar partido”. Por timo, aunque las criticas se repiten hasta el cansancio los estilos, las actitu- des, en fin, su modo de operar no varia. Y quien destila confusién, oportunismo y vacilacién no puede aportar direccién, ni siquiera para su propia accion. ;Cémo va aportarla entonces para las masas? iY si no tienen una tradicion de estudio, peor atin! Porque estardn a expensas de Jo que piensa la masa, pero no para elevar su conciencia sino para seguirla como mansos corderos; por eso su norte es “si la gente esté de acuerdo, yo también Sabemos que ante estas criticas los compafieros dirin que no empece las mismas, ellos han aportado al desarrollo del sindicato; que desde que estén en Ia direccién este se ha fortalecido. Y tra- Eee 36 EL MILITANTE SS tarin de tacharlas como “injustas” adu- ciendo que cuando ellos Hegaron a la direccién habfan entre 6,000 a 7,000 miembros y hoy hay unos 12,000. Tam- bién dirén que, en ocasiones, han hecho autocritica sobre sus errores. Nosotros no negamos eso, lo que cuestionamos es Ia calidad de Io que se ha logrado y lo poco que se ha logrado cuando se supone qué sean “socialistas” y “tevolucionarios” los que han estado a cargo de Ia direccién del sindicato. Si han hecho autocritica y han variado en algo sus posiciones no ha sido. pro- ducto de la teorizacién sobre su préc- tica incorrecta o porque hayan superado realmente esa prictica. Ha sido por la fiscalizacién tenaz e intransigente de la oposicién que los ha sometido a dura critica en cada momento que identifi- camos algiin tipo de desviaciones 0 va- cilaciones en sus posiciones. Si han re- conocido algunos errores no ha sido por su propio convencimiento. Peor aiin, en muchas ocasiones han tratado de ocultarlos 0 justificarlos burdamente. Si se ha fortalecido (numéricamente) el sindicato ha sido a pesar de su préc- tica que tantas veces se ha convertido en un freno al desarrollo del sindicato limitando y constrifiendo los objetivos que se pudieron haber logrado. iNUEVO SINDICALISMO? Esta ha sido la préctica de los com- Pafieros en los iiltimos afios, matizada Por la defensa y justificacién del més craso economismo. Aunque tomamos a éstos como ejemplo, el economismo no es privativo de ellos. Esta es una enfermedad encum- brada en la mayorfa del liderato sindical de izquierda envuelto de una u otra for- gn EES ma en las luchas obreras. Si pasamos revista por todos los sindicatos, lo que se ha venido a llamar en Puerto Rico “nuevo sindicalismo” en su inmensa mayorfa, es el prototipo del ‘economismo. Por supuesto, con contadas excepciones. ;Quiere decir ésto que an- tes de ese nuevo sindicalismo no habia economismo y entonces ésta es una carac- terfstica que aporta este nuevo liderato al movimiento obrero? No, bajo ningan concepto queremos sefialar eso. Existia antes en su forma més crasa pero ha su- frido una transformacién desde que el nacionalismo pequefio burgués, represen- tado por el PSP y el PIP, pero principal- mente por el primero, se hizo lamar “socialista” para atraer al proletariado bajo su influencia, Desde entonces se ha pretendido justificarlo con las mas burdas teorfas entre los sectores mas avanzados y los simpatizantes del socialismo haciéndo- lo pasar como marxista. ‘Varias razones explican por qué esta tendencia se fue asentando poco a poco sobre amplios sectores de los més comba- tivos y més avanzados de Ia clase obrera. Primero, por el bajo conocimiento del marxismo-leninismo entre los revolucio- narios puertorriquefios. La gestacion y desarrollo de organizaciones marxistas en nuestro pafs es un fenémeno muy joven por Jo cual no habfa una tradicion en la formacién marxista. Apenas a finales de la década del sesenta y comienzos de Ia del setenta se inicia ese proceso. Estas fuerzas marxistas incipientes dan una lu- cha tenaz por ir sembrando entre los revo- lucionarios la comprensién de la necesi- dad del estudio del marxismo-leninismo. Enfatizando en la rigurosidad y seriedad como caracteristicas esenciales que deben distinguir el estudio de esa ciencia. Pero el monopolio casi absoluto de la lucha que ha ostentado Ja pequefia burguesia nacionalista ha dificultado el trabajo. Asf, el periodo de ascenso en las Iuchas de masas que se inicié al princi- pio de la década pasada se distingue por el predominio de la ideologia del nacio- nalismo pequefio-burgués matizada de po- siciones socialistas. Ya para ese periodo Ia pequefia burguesfa, cuya aspiracion fundamental es Ia independencia, inca- paz de lograr sus objetivos de clase, habfa reconocido al proletariado como mica fuerza capaz de transformar Ia so- ciedad puertorriquefia. Y acude a él para utilizarlo como apoyo y no para organizarlo como clase independiente. ‘Ante el avance de las ideas marxis- tas, frente al prestigio y Ia fuerza que van tomando entre los revolucionarios, a la pequefia burguesfa no le queda otra alternativa que vestirse de socialista. Ese periodo donde se “asume” la teorfa marxista y se lanza a su divulgacion se distingue fundamentalmente — porque prolifera el conocimiento de “ofdo”, la vulgarizacién, la conciliacién con el nacionalismo y Ia tergiversacién de las posiciones marxistas. La concepcién socialista deformada salida de este proceso es lo que vaa ir formando a toda una nueva generacién de revoluciona- ios puertorriquefios. La debilidad de las fuerzas marxistas permite a la peque- fia burguesfa impactar sobre los secto- res més avanzados de las masas obreras en el periodo de ascenso de las luchas. Se acerca de esta forma hacia los secto- res més concientes y combativos del movimiento obrero, En la medida que los lograba influenciar los iba formando en su concepcién deformada del socialis- mo. Aporté simpatfas por el socialismo a estos sectores més avanzados pero tam- bién aporté sus. vicios, actitudes y esti- los propios de Ia vision de mundo pe- quefio-burguesa. 5 ED 38 EL MILITANTE inte Secretario Gene- Juan Chacon — Secretario General del ral de las Ligas Populares 28 de Febre- Bloque Popular Revolucionario (BPR) ro (LP-28) Alberto Ramos ~ Secretario General Mario Aquifiada Ca del Frente de Accién Popular Unifica- General Unién Demo da (FAPU) lista (UDN) MOVIMIENTO SOCIALISTA POPULAR

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