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¿Por qué podemos estar seguros de que poseemos un texto fidedigno del

Nuevo Testamento en griego?

En 1853, dos grandes eruditos de la Universidad de Cambridge, B. F. Westcott y F.


J. A. Hort emprendieron la tarea de compilar un texto corregido del Nuevo
Testamento, basado en los mejores manuscritos griegos. Después de 20 años de
trabajo arduo y dedicado, publicaron el fruto de sus labores en El Nuevo
Testamento en el Griego Original* (1881), una obra autoritativa usada por
generaciones de estudiantes del Nuevo Testamento en griego.

No es igualmente conocido el Tomo 11 de la misma obra Introducción y Apéndice


escrito por Hort. Allí dice él lo siguiente del texto griego del Nuevo Testamento: La
proporción de palabras virtualmente aceptadas por todos como fuera de duda es
muy grande nada menos, en un cálculo aproximado que 7/8 partes del total. Luego
observa que, -poniendo a un lado las diferencias de ortografía, las palabras sujetas
a alguna duda componen solamente 1/60 de todas.” Pero concluye con esta
apreciación significativa: “Al final de cuentas, el número de palabras que en algún
sentido puede considerarse una variación considerable e importante es una fracción
tan minúscula del total de variaciones, que apenas puede formar más que una
milésima parte del texto completo.

La mayoría de los eruditos de hoy día concuerdan en que la declaración de Hort es


un tanto demasiado optimista. Sin embargo subraya la verdad que, básicamente, el
texto griego del Nuevo Testamento, tal como lo tenemos ahora, es digno de la
mayor confianza.Con tal abundancia de material manuscrito como tenemos a
nuestra disposición, podemos estar seguros que el texto del Nuevo Testamento que
poseemos, es lo más cercano posible al texto original Aunque no comparto la
teología de los Testigos de Jehová en muchos puntos importantes, rescato su
opinón respecto de las Escrituras hebreas y griegasEscrituras Hebreas: “Se puede
decir sin temor a equivocarse que ninguna otra obra de la antigüedad se ha
transmitido con tanta exactitud (W. H. Green) [1]

Escrituras griegas:
“El intervalo entre las fechas de la composición original y las de los primeros
testimonios existentes es tan corto que no merece quisiera considerarse, y el último
fundamento de cualquier duda de que las Escrituras llegaron hasta nosotros
sustancialmente como fueron escritas ha sido removido. Tanto la autenticidad como
la integridad general de los libros del Nuevo Testamento se pueden dar finalmente
por establecidas. No sobra recalcar que, en sustancia, el texto de la Biblia es fiable
[…] No es posible decir lo mismo de ningún otro libro antiguo del mundo” (Revista
Despertad, Noviembre de 2007, Pág. 13, Watch Tower Bible and Tract Society of
Pennsylvania). Tiene notables diferencias con respecto a los manuscritos
tradicionales coincidiendo solo un 5%. Presenta gran cantidad de palabras mal
escritas, muchas veces unas escritas sobre otras, a manera de corrección y frases
sin terminar. Tiene correcciones hechas por aproximadamente una decena de
personas, realizadas a partir del siglo VI en adelante. Se dice que con respecto al
textus receptus, que solamente examinando los evangelios, se omiten como
“cuatro mil palabras, añade mil, y se cambia de lugar y altera otras tres mil”.[2]

El apóstol Pablo citó con frecuencia de la Septuaginta


El valor de la Septuaginta todavía perdura, pues es útil para descubrir errores de
los copistas que se han introducido inadvertidamente en los manuscritos hebreos
más recientes. Tomemos por caso el relato de Génesis 4:8, que dice así: “Después
de eso, Caín dijo a Abel su hermano: [‘Vamos allá al campo’.] De modo que
aconteció que, mientras estaban en el campo, Caín procedió a atacar a Abel su
hermano y a matarlo”.En el texto hebreo aparece la palabra que suele introducir el
parlamento; sin embargo, no hay nada que le siga. ¿Qué pudo haber sucedido? En
vista de que Génesis 4:8 contiene dos oraciones consecutivas que concluyen con la
expresión “en el (o al) campo”, la Cyclopedia de McClintock y Strong da la siguiente
hipótesis: “El transcriptor hebreo probablemente se vio inducido a error por el
hecho de que la [misma] palabra [...] finaliza ambas oraciones”. Tal vez por ello
pasó por alto la primera oración en la que aparece la expresión “Vamos allá al
campo”. Está claro, pues, que la Septuaginta y otros manuscritos anteriores
existentes son de utilidad para hallar incorrecciones en las copias más recientes del
texto hebreo.

Como ya comenté, aunque no comparto la teología de los testigos de Jehová,


rescato esta opinión sobre la Septuaginta: “Por otra parte, los ejemplares de la
Septuaginta también tienen inexactitudes, y a veces el texto hebreo ayuda a
corregir el griego. De modo que la labor de comparar los manuscritos hebreos con
los griegos y con versiones a otros idiomas ayuda a descubrir errores cometidos por
los traductores y los copistas, lo que nos proporciona una reproducción exacta de la
Palabra de Dios.”[3]

Un descubrimiento realizado en Palestina hace unos cincuenta años arrojó luz sobre
el asunto. Un equipo de arqueólogos que exploraba las cuevas cerca de la ribera
occidental del mar Muerto descubrió fragmentos de un antiguo rollo de piel que
reunía los escritos de los doce profetas (desde Oseas hasta Malaquías) en griego,
fechado entre los años 50 a.C. y 50 d.C. En estos fragmentos anteriores no se
había reemplazado el Tetragrámaton por las palabras griegas para “Dios” y
“Señor”, lo que confirmó la utilización del nombre divino en la versión original de la
septuaginta. [4]

Manuscritos del Mar Muerto [5]

Los Manuscritos del Mar Muerto o Manuscritos o Rollos del Qumram (llamados así
por hallarse los primeros rollos en una gruta situada en Qumram, a orillas del mar
Muerto) son una colección de casi 800 pergaminos de origen hebreo, escritos en
hebreo y arameo por la secta judía de los Esenios. Los primeros siete pergaminos
fueron encontrados por un beduino en una cueva de Qumram (se cuenta que utilizó
algunos de los rollos en una hoguera para calentarse, al carecer del conocimiento
de la importancia del hallazgo). Estos Egipto, algunos, y en Estados Unidos, otros
pergaminos fueron vendidos en el mercado local, extraviándose un tiempo.

Posteriormente, copias de los pergaminos fueron publicadas, causando un masivo


interés en arqueólogos bíblicos, cuyo fruto sería el hallazgo de otros seiscientos
pergaminos, y cientos de fragmentos. Lo más importante de este hallazgo es su
antigüedad.

Los manuscritos datan entre los años 100 A.C y el año 66 d.C., siendo los textos
más antiguos en lengua hebrea que se tenga del Antiguo Testamento bíblico. Se
cree que fueron ocultados por los esenios debido a las revueltas judías contra los
romanos en esos años. Entre los manuscritos se encuentran la mayoría de los
textos judíos anteriores a nuestra era y otros libros religiosos propios de la
comunidad esenia. Una de las atribuciones que con más frecuencia se han difundido
alrededor de estos manuscritos es la de relacionar a Jesús de Nazaret con los
mismos pero el nombre de Jesús no se menciona ni una sola vez, mediante alusión
o clave. La hipótesis que sustentaba esta relación provenía de la identificación con
el personaje que los manuscritos denominan “Maestro de Justicia”

Qumrán es el nombre árabe contemporáneo dado a unas ruinas, donde habría


habitado una comunidad de la secta judía de los esenios, situadas en una terraza a
cerca de dos kilómetros del Mar Muerto y 13 Km. al sur de Jericó, sobre los
acantilados que se hallan tras la estrecha franja costera, cerca del oasis de Ayin
Feshja, a 375 metros bajo el nivel del mar Mediterráneo.

Cerca de estas ruinas, entre los riscos al occidente, se encuentra un conjunto de


cuevas, donde en 1947 unos beduinos descubrieron casualmente rollos (libros) con
textos religiosos.[6]

Excavaciones arqueológicas realizadas desde 1950 en once cuevas, han permitido


encontrar diversos manuscritos sobre la historia, tesis, estatutos y reglamentos de
la Comunidad de la Alianza, que habitó el sitio; libros apócrifos intertestamentarios,
y las versiones de libros de la Biblia, en hebreo y arameo, más antiguas que se
conocen. Desde 1951 fueron excavadas también las ruinas.[7]

Notas
1. Publicación de la Revista Despertad, Noviembre de 2007, pag. 13,Watch Tower
Bible and Tract Society of Pennsylvania
2. Comprendamos como se formó la Biblia, Pág. 61-62, Neil R. Lightfoot, Editorial
Mundo Hispano.
3. http://watchtower.org/s/20020915/article_01.htm
4. http://watchtower.org/s/20001201/article_01.htm
5. Wikipedia
6. http://es.wikipedia.org/wiki/Qumr%C3%A1n
7. http://es.wikipedia.org/wiki/Qumr%C3%A1n

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