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Antecedentes
PRM (1938-1946)
Es preciso rectificar(…) para tranquilidad de nuestras masas y para fortalecimiento de
nuestra vida política, haciendo que el PNR se transforme en un partido de trabajadores
en que el derecho y la opinión de las mayorías sean la forma fundamental de su
propósito, y el bienestar general y el engrandecimiento de la patria la liga que los una al
poder público, haciendo de éste una prolongación de las determinaciones de la colecti-
vidad organizada
Manifiesto del Presidente Cárdenas sobre la transformación del PNR
en el Partido de la Revolución Mexicana ( PRM ).
18 de diciembre de 1937
La estabilidad lograda hasta entonces iba de la mano con el predominio del PRI (que
sustituyó al PRM en 1946), sometido a fuertes presiones y exigencias para la
preservación y conquista de los espacios de poder público. Además, el PRI enfrentaba
el cambio generacional obligado por el envejecimiento de los militantes formados en la
lucha revolucionaria, para abrir el paso al poder a civiles con educación universitaria.
Con el PRI en el gobierno y su compromiso con el destino democrático del país, fue
posible superar las tentaciones hacia los autoritarismos de izquierda y de derecha que
aparecieron en el entorno de la Segunda Guerra Mundial y, posteriormente, de la Guerra
Fría.
México se ponía al día con las tendencias en la participación democrática del mundo;
en 1947 al reconocer el voto de la mujer en las elecciones municipales y en 1953 el
derecho de votar y ser votada en cualquier elección.
Un nuevo paso hacia delante hacía necesario llevar la pluralidad de partidos a su
expresión política en la conformación del gobierno; el trayecto se inició en 1963 con los
diputados de partido, a fin de asegurar que fuerzas políticas prioritarias accedieran al
Congreso y con ello se fortalecieran, enriqueciendo la vida política del país.
Nuevamente el PRI vislumbró ese sendero y fue quien lo llevó a la práctica.
El balance no puede omitir la emergencia de movimientos de inconformidad social
suscitados a fines de los años cincuenta y durante la década de los sesenta, que
mostraron las limitaciones del sistema político así como las contradicciones del
esquema de desarrollo del país, con alto crecimiento económico y expansión de los
servicios en un marco de estabilidad política y de precios, pero que no resultaban
suficientes para una población que crecía a ritmo acelerado y estaba más alerta de sus
derechos. Todo ello mostraba que el régimen político requería reformarse para mejorar
su desempeño. Hacia ese punto se orientarían las transformaciones que el PRI
alentaría.
En efecto, el PRI logró una permanencia como partido en el gobierno que continuó más
allá de lo alcanzado por otros partidos en regímenes democráticos, pero el balance de
su gestión es también único si se ubica en el punto de partida de una democracia
incipiente, con antecedentes de inestabilidad y fracturas, cercana todavía a los
enfrentamientos propios del caudillismo de la etapa revolucionaria y con gran influencia
o dependiente de quienes tenían mando de fuerzas armadas.
Sin duda, los priístas hemos cometido errores, pero el partido optó por la democracia y
cerró las opciones que hubieran significado costos más altos para todos. Porque ya
había democracia, México no tuvo que pasar por una transición, y eso no es obra de la
casualidad; así lo entendió e impulsó el PRI.
El proceso que culminó en un ciclo hacia la democracia plenamente competitiva, con un
sistema plural de partidos, mostró el arribo de un destino diseñado por la Constitución
de 1917 al definir a México como una República representativa, democrática y federal.
En ese sentido, el PRI cumplió con el proyecto de la Revolución mexicana al
comprometerse con el destino democrático que ésta se había propuesto alcanzar. El
Partido Revolucionario Institucional luchará permanentemente por la preservación del
régimen republicano, democrático, representativo y federal, sustentado en las hazañas
históricas liberales plasmadas en nuestra Carta Magna
El PRI está por un Estado que viva en la ley, fundado en el derecho como único medio
para la convivencia armónica, en libertad, y que otorgue certidumbre respecto del
comportamiento de las autoridades y el desempeño del poder público, promoviendo la
justicia.
El PRI propone una visión del Estado que se deriva de los afluentes que han orientado
su devenir: el liberalismo de la Reforma , la política social, el nacionalismo, el
compromiso por una vida normada por el derecho y la democracia.
El nacionalismo mexicano ha unido a los habitantes del país, incluso por encima de
ideologías, ya que se sustenta en un pasado vivido en común, en una historia que se
construyó en la lucha contra las intervenciones extranjeras, en la defensa de la
soberanía del Estado y en un proyecto de país surgido de una revolución que se
propuso hacer de México un país más justo y en virtud de ello reclamó para sí los
recursos naturales.
En suma, el pri reivindica la aportación y capacidad que hacia el futuro otorgan cuatro
afluentes principales: el pensamiento democrático-liberal, la justicia social, el orden
jurídico como principio de la convivencia civilizada y el nacionalismo. En ese sentido, la
visión del PRI hacia el Estado es por uno de carácter liberal en lo político, social en sus
propósitos y cuya acción siempre esté basada en el derecho; en un Estado que honre la
Consti tución General de la República como la máxima expresión de la soberanía y del
acuerdo político. Un Estado que se realice en la Constitución y una Constitución que se
realice a través del Estado