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Oscar
Hahn
Ciudad en llamas y otros
poemas

BIBLIOTECA
DIGITAL DE
AQUILES
JULIÁN

Muestrario de
Poesía 62
Biblioteca Digital
Coeditores:
MÉXICO
Fernando Ruiz Granados
2
José Solórzano
José Eugenio Sánchez
ARGENTINA
Mario Alberto Manuel Vásquez
Francisco A. Chiroleu
Patricia del Carmen Oroño
Ciudad en llamas y otros
Ángel Balzarino
Fernando Sorrentino
Claudia Martin Trazar
poemas
ESTADOS UNIDOS
José Acosta
Aníbal Rosario
Oscar Hahn, Chile
José Alejandro Peña
César Sánchez Beras
ESPAÑA
Henriette Wiese
Edición Digital Gratuita
Giulia De Sarlo
María Caballero
Elena Guichot
Teresa Sánchez Carmona
distribuida por Internet
Losu Moracho
Rocío Parada
HONDURAS
Muestrario de Poesía 62
Dardo Justino Rodríguez
VENEZUELA
Milagros Hernández Chiliberti Editor:
Tony Rivera Chávez
URUGUAY Aquiles Julián, República Dominicana.
Marta de Arévalo
APLA Uruguay
COLOMBIA Primera edición: Julio 2010
Ernesto Franco Gómez Santo Domingo, República Dominicana
Julio Cuervo Escobar
PERU
Luis Daniel Gutiérrez
Nicolás Hidrogo Navarro
Juan C. Paredes Azañero Muestrario de Poesía es una colección digital gratuita que se envía por la
REPÚBLICA DOMINICANA Internet y se dedica a promocionar la obra poética de los grandes creadores,
Ernesto Franco Gómez difundiéndola y fomentando nuevos lectores para ella. Los derechos de autor de
Eduardo Gautreau de Windt cada libro pertenecen a quienes han escrito los textos publicados o sus
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herederos, así como a los traductores y quienes calzan con su firma los
Cándida Figuereo artículos. Agradecemos la benevolencia de permitirnos reproducir estos textos
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Vaugn González
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Oscar Holguín-Veras Tabar
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Roberto Adames Este e-libro es cortesía de:
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NICARAGUA
Radhamés Reyes-Vásquez
CHILE
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EL SALVADOR
Manuel Sigarán
COSTA RICA
Ramón Mena Moya
3

Contenido
Cuando conocí a Oscar Hahn / Aquiles Julián 5
La muerte está sentada a los pies de mi cama 8
Invocación al lenguaje 8
Reencarnación de los carniceros 9
Con pasión sin compasión 10
Sábana de arriba 10
A mi bella enemiga 11
Adolfo Hitler medita en el problema judío 11
Aerolito 12
Fragmento de Heráclito al estrellarse contra el cielo 12
Anotaciones en el diario de Rimbaud 14
Nirvana 17
Halcones 18
La muerte tiene un diente de oro 19
Cafiche de la muerte 20
Torres gemelas 21
El viviente 22
Fuego fatuo 22
Hueso 23
Canis familiaris 24
El doliente 24
Los jinetes del Pentágono 25
Ciudad en llamas 26
Sociedad de consumo 27
De cirios y de lirios 27
Consejo de ancianos 28
A la una mi fortuna a las dos tu reloj 28
A una lavandera de Santiago 29
Los fantasmas de Lisboa 30
El hombre 30
En una estación del metro 31
Misterio gozoso 31
Escrito con tiza 32
Hilo 32
4

Álbum de matrimonio 33
Arte poética 34
Meditación al atardecer 34
Adán postrero 36
El emborrachado 37
Estrellas fijas en un cielo blanco… 38
Nacimiento del fantasma 39
La muerte es una buena maestra 40
Lugar común 43
¿Y ahora qué? 43
Televidente 44
Gladiolos junto al mar 44
Buenas noches hermosa 45
Hipótesis celeste 46
Fantasma en forma de camisa 48
Hotel de las nostalgias 49
Lolitas 50
Fantasma en forma de toalla 51
Lee, Señor, mis versos defectuosos… 51
Mal de amor 52
Ningún lugar está aquí o está ahí… 52
Sóplame este ojo 53
Paisaje ocular 53
El encuentro 54
Para darle cuerda a la muerte 54
¿Por qué escribe usted? 55
Sociedad de consumo 56
Una hoche en el café Berlioz 57
Eso sería todo 58
Bárbara azul 59
Silla mecedora 60
Corazón mío 60
John Lennon (1940-1980) 61
Higiene bucal 61
Viajando conmigo 62
Rulfo en la hora de la muerte 63
En la playa nudista del inconsciente 64
Sigmund Freud bajo hipnosis 65
Visión de Hiroshima 66
Cuerpo presente 68
Retrato de familia iraquí 69
El perfeccionista 70
Soy una piedra lanzada de canto 70
La sociedad de los poetas muertos 71
Sobre los hemisferios 72
Fábula nocturna 72
El púber pálido 74
5

Un ahogado pensativo a veces desciende 74


La caída 75
Fotografía 76

Entrevistas
Entrevista a Oscar Hahn / Niki Tito 77
Oscar Hahn: Invocación al lenguaje / Miguel Ángel Zapata 85
De la poesía del Medioevo al fin de siglo / Ricardo Gómez López 98
Conversación con Oscar Hahn / Luis García Montero 103
Entrevista al poeta Oscar Hahn 111
Los censores de ayer están en el Senado / Alejandro Lavquen 119
Los críticos tienden a usar conceptos muy vagos / Augusto Rodríguez 127
El apocalipsis de Oscar Hahn / Javier García 130
Esa fiesta mortal del lenguaje / Miguel Ángel Zapata 134
Cruzo la frontera del amor… /Mario Casasús 142
Para mí, viajar ya no es un agrado / Jaime Albornoz 146
La voz pública de lo más íntimo / Carlos Javier Morales 152

Oscar Hahn / biografía 158


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Cuando conocí a Oscar Hahn


Por Aquiles Julián

Conocí a Oscar Hahn cuando vino al país a un Encuentro Internacional


de Poesía. Y de los recitales me quedó siempre su voz leyendo los dos
últimos versos de su poema “La muerte está sentada a los pies de mi
cama”: su ironía, su humor, me cautivaron. No sé si ha vuelto por estos
lares, pero desde aquel remoto evento, hace unos 35 a 40 años, toda una
vida, su voz leyendo morosa aquel poema se mantuvo en mí.

Ahora, tal vez en forma tardía, tengo el honor gratísimo de rendir


homenaje a su poesía. Y contar esa anécdota personal.

Oscar Hahn, para ese tiempo, vivía en el exilio. A raíz del golpe militar encabezado por
Augusto Pinochet al gobierno de la llamada Unidad Popular, en Chile, fue detenido. Y
luego marchó al exilio. En 1974 se radicó en los Estados Unidos y se naturalizó
posteriormente ciudadano norteamericano. Y allá volvió a la docencia.

La poesía de Oscar Hahn está marcada por la ironía y por la confluencia de las cuatro
grandes escuelas de la poesía chilena, frente a las cuales reacciona tanto apropiándose
como distanciándose, mezclándolas, desafiándolas.

Esas cuatro grandes escuelas son el creacionismo, aquel portentoso movimiento de


vanguardia creado por Vicente Huidobro; el surrealismo, que tiene en Chile, sobre todo
en los poetas de Mandrágora, un sobresaliente ejemplo; la poesía social y política
proveniente de Neruda y la poesía conversacional, irónica y prosaica de Nicanor Parra.

Corrientes contrapuestas, que en apariencia no encajan unas en otras, que se repelen,


logran en la poesía de Oscar Hahn convivir, interpenetrarse, nutrirse entre sí y
sintetizarse en una obra que adquiere la única originalidad con sentido en literatura: la
que surge de la apropiación creativa de las fuentes.

Al salir de Chile y radicarse en los Estados Unidos, Oscar Hahn ya era un poeta maduro.
Tenía 36 años. Y Hahn había comenzado a escribir desde los 16 años. Eran 20 años ya
de trato asiduo con la poesía. Fue una época sombría. Los excesos de la ultraizquierda
chilena, la injerencia cubana y el temor de los sectores de poder económico y militar
sudamericanos ante lo que se tildó de “vía chilena al socialismo”, junto a las conductas
abiertamente delincuenciales de Richard Nixon y Henry Kissinger que orquestaron el
derrocamiento del presidente Salvador Allende, torpedeándolo de diversas maneras y,
7

sobre todo, aprovechando las delirantes conductas de los grupos ultraizquierdistas que
desbordaron al régimen.

Allende era un hombre en lo esencial sano. Tenía una sensibilidad social muy viva.
Simultáneamente, era un ingenuo a nivel político. Y un incompetente a nivel de
dirección política, económica y financiera. Su idea bucólica del socialismo era un
utopía. Se negó siempre a reconocer la horrendidad de los sistemas reales, los únicos
que han existido y existen. Es un viejo mal de los que pertenecen a la clase media urbana
radical, de la que Allende era parte: el creerse de que ellos sí pueden realizar la utopía,
de que tienen la clave de llevar a realidad el paraíso del proletariado en la tierra. Su
delirante utopía condujo a aquel atolladero del golpe de Pinochet y a su secuela trágica.

Y como parte de esa secuela Oscar Hahn fue atropellado y encarcelado. Pudo salir del
país y se radicó en los Estados Unidos, donde prácticamente ha hecho la mayor parte de
su vida.

Desde allá nos llegó al país. Era para muchos de nosotros la voz de un Chile que
defendimos con más buena voluntad que conciencia real, con más pasión que razón. Y
de aquellos poetas que arribaron con su bagaje de versos al país y que leyeron y
compartieron con estudiantes, escritores y funcionarios universitarios en la capital y en
Santiago de los Caballeros (si no me equivoco, fue en los dos lugares en donde se
realizaron actividades en esa época), su voz leyendo, melodiosamente, con ese dejo
chileno peculiar, esa línea deslumbrante: “por respeto me callo que sé su mala fama”,
aquel trato casi familiar con la muerte, personaje atroz que ahora deviene risible,
doméstica, pervivió en mí durante años.

He escrito antes que la poesía chilena es una de las cuatro grandes tradiciones poéticas
latinoamericanas, junto a la mexicana, la argentina y la brasileña. Y eso sin menoscabo o
subestimación de las tradiciones poéticas de los demás países latinoamericanos. Cada
país tiene mucho que mostrar en su poesía y su literatura. Pero esas cuatro tradiciones,
esos cuatro surtidores son singularmente ricos, esplendorosos, con una diversidad de
escuelas, autores y obras que impactan en la lengua y cultura de la región.

La poesía de Oscar Hahn asume y trabaja esos cuatro momentos de su tradición: el


creacionista, el surrealista, el socio-político y el conversacional de la antipoesía de Parra,
los combina, contrasta, provoca y sintetiza. Es una poesía que representa un indudable
aporte a la tradición chilena. Más aún, es una poesía que es parte del mejor momento de
la poesía latinoamericana contemporánea.
8

La muerte está sentada a los pies de mi


cama

Mi cama está deshecha: sábanas en el suelo


y frazadas dispuestas a levantar el vuelo.
La muerte dice ahora que me va a hacer la cama.
Le suplico que no, que la deje deshecha.
Ella insiste y replica que esta noche es la fecha.
Se acomoda y agrega que esta noche me ama.
Le contesto que cómo voy a ponerle cuernos
a la vida. Contesta que me vaya al infierno.
La muerte está sentada a los pies de mi cama.
Esta muerte empeñosa se calentó conmigo
y quisiera dejarme más chupado que un higo.
Yo trato de espantarla con una enorme rama.
Ahora dice que quiere acostarse a mi lado
sólo para dormir, que no tenga cuidado.
Por respeto me callo que sé su mala fama.
La muerte está sentada a los pies de mi cama.

Invocación al lenguaje
Con vos quería hablar, hijo de la grandísima.
Ya me tienes cansado
de tanta esquividad y apartamiento,
con tus significantes y tus significados
y tu látigo húmedo
9

para tiranizar mi pensamiento.


Ahora te quiero ver, hijo de la grandísima,
porque me marcho al tiro al país de los mudos
y de los sordos y de los sordomudos.
Allí van a arrancarme la lengua de cuajo:
y sus rojas raíces colgantes
serán expuestas adobadas en sal
al azote furibundo del sol.
Con vos quería hablar, hijo de la grandísima.

Reencarnación de los carniceros

Y vi que los carniceros al tercer día,


al tercer día de la tercera noche,
comenzaban a florecer en los cementerios
como brumosos lirios o como líquenes.

Y vi que los carniceros al tercer día,


llenos de tordos que eran ellos mismos,
volaban persiguiéndose, persiguiéndose,
constelados de azufres fosforescentes.

Y vi que los carniceros al tercer día,


rojos como una sangre avergonzada,
jugaban con siete dados hechos de fuego,
pétreos como los dientes del silencio.
10

Y vi que los perdedores al tercer día,


se reencarnaban en toros, cerdos o carneros
y vegetaban como animales en la tierra
para ser carne de las carnicerías.

Y vi que los carniceros al tercer día,


se están matando entre ellos perpetuamente.
Tened cuidado, señores los carniceros,
con los terceros días de las terceras noches.

Con pasión sin compasión


La destrucción del ser amado por el ser amado
es una práctica común desde la antigüedad
Con pasión sin compasión
La destrucción del ser amado por el ser amado
es una práctica común desde la antigüedad

Sábana de arriba
Me instalé cuidadosamente doblado
entre la ropa blanca del closet
Sacaste las sábanas de tu cama
y me pusiste de sábana de arriba
Te deslizaste debajo de las tapas
11

y te cubrí centímetro a centímetro


Entonces fuimos barridos por el huracán
y caímos jadeando en el ojo de la tormenta
Ahora yaces bañada en transpiración
con la vista perdida en el cielo raso
y la sábana de arriba aún enredada entre las piernas

A mi bella enemiga

No seas vanidosa amor mío


porque para serte franco
tu belleza no es del otro mundo
Pero tampoco es de éste.

Adolfo Hitler medita en el problema judío


a los niños de Auschwitz

Toma este matamoscas y extermina a los ángeles,


después con grandes uñas arráncales las alas.
Ya veo sus muñones, ya los veo arrastrarse:
desesperadamente tratan de alzar el vuelo.
Toma este insecticida. Oigo sus toses blancas
prenderse y apagarse. Una puesta de sol
o una puesta de ángeles es lo mismo sin duda
porque la noche ahora levanta su joroba
y ellos se van hundiendo lentamente en el suelo.
12

Levanta el pie despacio. Así mismo. Tritúralos.


Que les saquen las plumas con agua hirviendo y pongan
esos cuerpos desnudos en las fiambrerías.
Ahora me van pasando sudarios de juguete
y ataúdes con cuerda. Ahora me van pasando
las cruces más pequeñas, para que se entretengan
los infantes difuntos. Pásame el insectario,
los alfileres negros. Toma este matamoscas
y extermina a los ángeles.

Aerolito
La velocidad del amor rompe la barrera de lo real
Y el mundo estalla en astillas de fuego
Sin la menor consideración para los despiertos

Fragmentos de Heráclito al estrellarse


contra el cielo
Heráclito vivía en un río de Éfeso
encerrado en la placenta del sueño
lejos de los dormidos de la ribera
Heráclito tenía la barba luenga
y la lengua larga para lamerte mejor
No nos bañamos dos veces en el mismo río
No entramos dos veces en el mismo cuerpo
13

No nos mojamos dos veces en la misma muerte


A bordo de un tonel sube el Oscuro
en dirección a los rápidos rápidos
a contracorriente de Parménides
y desemboca en la Biblioteca de Londres
con la barba más negra y ancestros de aire
Heráclito vivía en un río de Éfeso
pero no se bañaba dos veces en el mismo río
Se bañaba en la catarata de un ojo
Se bañaba en su acuoso cuerpo
y rielaba fluía y ondulaba
Parménides vivía en un bloque de hielo
y se bañaba siempre en el mismo bloque
El que se purifica manchándose con sangre
el que se limpia el barro con barro
en este punto trata de retornar contradiciéndose
y reingresa en las llamas acuáticas
en las aguas flamígeras que flamean
A grupas de la luz monta el Oscuro
en dirección al gran Fuego celeste
a la velocidad del sentimiento
de los que se aman a primera vista
y se destroza en astillas de hielo
contra los muros del espacio finito
embarrado de estiércol y fango estelar
Si Heráclito no tuviera hidropesía
las clínicas se llenarían de agua
las camas blancas de arroyos enfermos
si Heráclito no tuviera hidropesía
Y en el Corral de las Constelaciones
los animales luminosos disputan
los desperdicios de su cuerpo encallado
14

La Osa chupa la miel de sus vértebras


el Pez desgarra sus carnes con algas
y el Can entierra en el cielo sus huesos
Heráclito vivía en el éter del cosmos
y era una tempestad de aerolitos
en dirección a los Mares terrestres
Heráclito tenía el alma seca
y el vino triste y un aire soñoliento

Anotaciones en el diario de Rimbaud

I. África, 1880 - 1891

He llegado hasta aquí navegando por el Mar Rojo


después de darle muerte al indeseable

Tenía 20 años y era una de las vírgenes locas

Adén es el cráter de un volcán apagado


sin una brizna de pasto sin una gota de agua

No hay nada que ver o tocar excepto lava y ceniza

Monté en mi caballo y atravesé las arenas de Somalia


Ahora me encuentro en Harar la ciudad prohibida

Le llevé rifles y municiones al rey de Soa


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pero no me pagó lo convenido el muy cabrón

Me han brotado várices en la pierna


Me duelen mucho y no me dejan dormir

Mientras me afeitaba frente al espejo


vi que el indeseable estaba detrás de mí
con el pelo teñido y las cejas depiladas

Me di vuelta de golpe pero no había nadie

En el desierto los espejismos se burlan de nosotros


Yo me burlo de los espejismos

Me dicen que la pierna se ha gangrenado


que tengo mucha fiebre que debo salir de aquí

Los nativos hicieron una litera de lona


y me cargaron los 300 kilómetros
que separan las montañas de Harar y el puerto de Zeila

II. Hospital de Marsella 1891

Vuelvo a mi país después de 16 años de ausencia


Parezco un esqueleto y la gente se asusta de mí

Las mujeres cuidan a los feroces inválidos


que retornan de lugares tórridos

Hoy me amputaron la pierna derecha


16

La vida es un horror interminable


No sé para qué nos empeñamos en seguir viviendo

El Esposo Infernal se me apareció en un sueño


Tenía un rosario entre los dedos

Tres horas más tarde Dios fue negado


y sus 98 heridas empezaron a sangrar

He tratado de caminar con muletas


pero no he podido avanzar ni un centímetro

Yo que atravesé montañas y desiertos


ríos y mares ciudades y reinos
y a quien llamaban el suelas de viento

Los curas no quieren darme la comunión


Temen que me atragante con la carne de Cristo

Desde mi cama vi la silueta del indeseable

Venía caminando con la pierna que me cortaron


y traía un barco de papel en la mano

Tú estás muerto le dije furioso


Y él dijo: "Yo estoy vivo el muerto eres tú

Pondrás el barco de papel en ese charco de agua


y llegarás a donde nunca has llegado"
17

Nirvana

Tienen rabia los cantantes de Rock and Roll

Tiene rabia Kurt Cobain

Golpean las guitarras contra la pared

como si golpearan sus rubias cabezas

Castigan los tambores hasta hacerlos sangrar

Soy mi propio parásito piensa Kurt Cobain

y mi heroína es la heroína

Vibran los platillos con los dientes apretados

Arden las llamas electrónicas

Hay un terrible olor a incienso en el escenario

Hay un terrible olor a azufre

Se metió

la pistola

en la boca

y disparó
18

Su mente quedó inactiva

y así logró la experiencia del nirvana

Tienen rabia los cantantes de Rock and Roll

Tienen rabia contra el mundo

Tienen rabia contra el inmundo

Tienen rabia los cantantes de Rock and Roll.

Halcones

Los halcones de la noche

con ojos negros y grandes

te miran y no los ves

te espían y no lo sabes

hasta que un día cualquiera

te despiertas en la cama

y adentro de tu cabeza

los ves volando sin alas.


19

La muerte tiene un diente de oro


La muerte no tiene dientes: se ríe con la encía pelada.
Y cuando muere un rico, la muerte tiene un diente de oro.

Y cuando muere un pobre, no tiene ningún diente


o le crece un diente picado. ¿Cachai, ganso?

La muerte tiene la boca


llena de muelas tristes, de colmillos cariados,
llena de jugo gástrico en lugar de saliva.
Yo tuteo a la muerte.
"Hola, flaca, le digo. ¿Como estai?"
Porque todavía soy un diente de leche.

Tratado de sortilegio
En el jardín había unas magnolias curiosísimas, oye,
unas rosas re-raras, oh,
y había un tremendo olor a incesto, a violetas macho,
y un semen volando de picaflor en picaflor.
Entonces entraron las niñas en el jardín,
llenas de lluvia, de cucarachas blancas,
y la mayonesa se cortó en la cocina
y sus muñecas empezaron a menstruar.
Te pillamos in fraganti limpiándote el polen
de la enagua, el néctar de los senos, ves tú?
Alguien viene en puntas de pie, un rumor de pájaros
pisoteados, un esqueleto naciendo entre organzas,
20

alguien se acercaba en medio de burlas y fresas


y sus cabellos ondearon en el charco
llenos de canas verdes.
Dime, muerta de risa, a dónde llevas
ese panal de abejas libidinosas.
Y los claveles comenzaron a madurar brilloso
y las gardenias a eyacular coquetamente, muérete,
con sus durezas y blanduras y patas
y sangre amarilla, aj!
No se pare, no se siente, no hable
con la boca llena
de sangre:
que la sangre sueña con dalias
y las dalias empiezan a sangrar
y las palomas abortan cuervos
y claveles encinta
y unas magnolias curiosísimas, oye,

unas rosas re-raras, oh.

Cafiche de la muerte
Cómo carne de cóndores hirvientes
o de tordos quemados como cresta
del rojo al negro se cambió la fiesta
y en silencio se fueron los clientes.
Se nos vació no más todo el prostíbulo
se vaciaron las camas y los bares
21

y todas las que estábamos de a pares


sollozamos de a una en el vestíbulo.
Por el pasillo viene la señora
siempre tan maternal siempre a la hora
con su taza de té y un trago fuerte.
Para qué te moriste desgraciado.
Mira mi pobre cuarto desolado
tipo traidor: cafiche de la muerte.

Torres gemelas

Estrellaste tu avión contra mi torre


y yo mi avión contra la tuya

Eso fuimos los dos:


torres gemelas que se desplomaron
torres en llamas que se hicieron escombros

Y ni siquiera habrá un monumento


a la memoria de nuestro amor:
solamente un terreno baldío
y una nube de polvo
22

El viviente
Allí estaba el Viviente, dando vueltas
la rueda del molino.
Sangre, sudor y lágrimas brotaban
de los sacos de harina.
Y negros sacerdotes con canastos
llenos de pan salieron, y volvieron
con monedas de plata, y entonaron
los cánticos gloriosos.
Y el Hombre tristemente los miraba
desde lo Alto de las aspas en cruz,
mientras el sol, violentamente rojo,
quemaba los trigales.

Fuego fatuo
Es el instante de morir.
Ahora,
cuando la noche desmadeja
constelado
rocío de silencio;
cuando se me acurruca el esqueleto
al fondo de la médula,
hecho un feto fosforecente
y asustado,
es el instante de morir;
23

de morirse tan profundamente,


como si caravana de cirios
agonizantes
pudieran aparecer en los ojos
y cantar :
"Es la luz, es la luz, es la única luz".

Hueso
Curiosa es la persistencia del hueso
su obstinación en luchar contra el polvo
su resistencia a convertirse en ceniza

La carne es pusilánime
Recurre al bisturí a ungüentos y a otras máscaras
que tan sólo maquillan el rostro de la muerte

Tarde o temprano será polvo la carne


castillo de cenizas barridas por el viento

Un día la picota que excava la tierra


choca con algo duro: no es roca ni diamante

es una tibia un fémur unas cuantas costillas


una mandíbula que alguna vez habló
y ahora vuelve a hablar

Todos lo huesos hablan penan acusan


24

alzan torres contra el olvido


trincheras de blancura que brillan en la noche

El hueso es un héroe de la resistencia

Canis familiaris

Llegará. Siempre llega. Siempre llega puntual


el sin cesar ladrido del perro funerario.

Entra por la ventana y repleta tu cuerpo


con puntiagudos ruidos.

Es una larga máquina de escribir, con cabezas


de perro como teclas. No te deja dormir

el tecleo canino de ese perro canalla.


El sin cesar ladrido del perro funerario

llegará. Siempre llega. Siempre llega puntual.

El doliente
Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida
Amainarán los vientos que te arrasan
Se estancará la sangre de tu herida
25

El alma errante volverá a su nido


Lo que ayer se perdió será encontrado
El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado

Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido


anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?

Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?


El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas.

Los jinetes del Pentágono

A las doce vendrán llenos de espuma


ante ti dejarán coronas de humo
bajo el sol calaveras de caballos
con jinetes vestidos de esqueleto
contra ti lanzarán sus improperios
de siete en siete en formación marcial
desde Londres Berlín Washington Roma
en carrozas con swásticas y estrellas
entre animales con cabezas de hombres
hacia el mismo confín del orbe en llamas
hasta las catacumbas del infierno
para escarnio del ojo no vidente
por un río de sangre radiactiva
26

según ordenan las corporaciones


sin compasión sin compasión avanzan
so riesgo de vaciar el firmamento
sobre los inocentes escondidos
tras murallas de paja y de papel

Ciudad en llamas

Entrando en la ciudad por alta mar


la grande bestia vi: su rojo ser
Entré por alta luz por alto amor
entréme y encontréme padecer
Un sol al rojo blanco en mi interior
crecía y no crecía sin cesar
y el alma con las hordas del calor
templóse y contemplóse crepitar
Ardiendo el más secreto alrededor
mi cuerpo en llamas vivas vi flotar
y en medio del silencio y del dolor
hundióse y confundióse con la sal:
entrando en la ciudad por alto amor
entrando en la ciudad por alta mar
27

Sociedad de consumo
Caminamos de la mano por el supermercado
entre las filas de cereales y detergentes

Avanzamos de estante en estante


hasta llegar a los tarros de conserva

Examinamos el nuevo producto


anunciado por la televisión

Y de pronto nos miramos a los ojos


y nos sumimos uno en el otro

y nos consumimos

De cirios y de lirios

El lirio azul el lirio fucsia el lirio


de color colorado el lirio triste
con pétalos de cera se reviste
y va a la fiesta convertido en cirio

En cirio gris en cirio negro en cirio


de las aguas sin luz en cirio triste
que al llegar de la fiesta se desviste
y vuelve a ser en el jardín un lirio
28

O este espejo se está poniendo viejo


o lo que estoy mirando es un delirio
dice la flor hablándole al espejo

Adentro del azogue brota un cirio


y al tiempo que se enciende su reflejo
al fondo del jardín se apaga un lirio

Consejo de ancianos

Cuídate Adán cuando salgas al mundo


en busca de la costilla perdida

Podrías encontrarla de pronto


podría no caber en tu pecho

Y podría atravesarte el corazón


como un cuchillo de hueso

A la una mi fortuna a las dos tu reloj

Estuve toda la noche parado frente a tu puerta


esperando que salieran tus sueños
A la una salió una galería de espejos
A las dos salió una alcoba llena de agua
29

A las tres salió un hotel en llamas


A las cuatro salimos tú y yo haciendo el amor
A las cinco salió un hombre con una pistola
A las seis se oyó un disparo y despertaste
A las siete saliste apurada de tu casa
A las ocho nos encontramos en el Hotel Valdivia
A las nueve nos multiplicamos en los espejos
A las diez nos tendimos en la cama de agua
A las once hicimos el amor hasta el exterminio
Ahora son las doce del día
y tengo entre mis brazos al cuerpo de todos mis delitos

A una lavandera de Santiago

Mi prima que vivía de su artesa


se me murió de muerte repentina:
le partieron de un golpe la cabeza
con la culata de una carabina.
Desde el abismo de su cráneo abierto
suben gritos y cantos fraternales,
entran en cada vivo, en cada muerto,
y empiezan a temblar los generales.
La ropa sucia no se lava en casa
cuando la manchan sangres tan enormes
que van de lavatorio en lavatorio.
Un regimiento de manchados pasa.
Y no podrá limpiar sus uniformes
ni el mismo purgador del Purgatorio.
30

Los fantasmas de Lisboa

Dónde estará el pasado que tuvimos


el pasado que tuve entre tus brazos
En la calle resuenan nuestros pasos
pero no estamos: nos desvanecimos
Dónde estarán los besos que nos dimos
la tristeza tan dulce de los fados
tus promesas tus llantos mis enfados
nuestros cuerpos que un día compartimos
Asustados los nuevos ocupantes
de nuestro cuarto en el hotel escuchan
la risa de personas que se duchan
Como los personajes de Pessoa
somos almas sin cuerpo: dos amantes
que penan en las noches de Lisboa.

El hombre

Emergió de aguas tibias


y maternales
para viajar a heladas
aguas finales.

A las aguas finales


de oscuros puertos
donde otra vez son niños
todos los muertos.
31

En una estación del metro

Desventurados los que divisaron


a una muchacha en el Metro

y se enamoraron de golpe
y la siguieron enloquecidos

y la perdieron para siempre entre la multitud

Porque ellos serán condenados


a vagar sin rumbo por la estaciones

y a llorar con las canciones de amor


que los músicos ambulantes entonan en los túneles

Y quizás el amor no es más que eso:

una mujer o un hombre que desciende de un carro


en cualquier estación del Metro

y resplandece unos segundos


y se pierde en la noche sin nombre

Misterio gozoso
Pongo la punta de mi lengua golosa en el centro mismo
del misterio gozoso que ocultas entre tus piernas
32

tostadas por un sol calientísimo el muy cabrón


ayúdame a ser mejor amor mío
limpia mis lacras libérame de todas mis culpas
y arrásame de nuevo con puros pecados
originales, ya?

Escrito con tiza

Uno le dice a Cero que la nada existe


Cero replica que uno tampoco existe
porque el amor nos da la misma naturaleza

Cero mas Unos somos Dos le dice


y se van por el pizarrón tomados de la mano

Dos se besan debajo de los pupitres


Dos son Uno cerca del borrador agazapado
y Uno es Cero mi vida

Detrás de todo gran amor la nada acecha.

Hilo

He perdido el hilo de mi pensamiento


se me ha enredado en el cuello
y cada vez que trato de pensar
el hilo se estira y me aprieta la garganta
33

lo mejor es dejar la mente en blanco


y no pensar en nada sobre todo en ti
a ver si el hilo se afloja y puedo respirar tranquilo
pero no pensar en nada sobre todo en ti
es el hilo blanco de las misma madeja
hilo negro que aprieta o hilo blanco que se escurre
los dos me dejan marcas en el cuello

Álbum de matrimonio

Saco una foto tuya de nuestro álbum


y la miro con detención contra la luz
Veo la sangre circulando por tus venas
y mi cuerpo flotando a la deriva
La corriente me arrastra con fuerza
sangre abajo en dirección a las cataratas
Trato de agarrarme de lo que sea
pero resbalo una y otra vez
Escucho el ruido ensordecedor de tu sangre
rebotando furiosa contra las piedras
Desesperado me aferro a una ventana
y consigo saltar a la otra orilla
Oigo el quejido de la puerta al abrirse
y tus pasos que entran en el cuarto
Lo demás es tu vestido rojo
el beso en la mejilla el tic tac del reloj
34

Arte poética

La puta madre de mi poesía


la frígida la virgen la caliente
la que me pone cuernos en la frente
la que aprieta los muslos a porfía
y no me suelta lo que yo querría:
la flor de su hermosura irreverente
su corola que late noche y día
envuelta en llamas y en rocío ardiente
La que me engaña con cualquier vecino
con Rilke con Pessoa con Vallejo
la que traza en los astros mi destino
La beata la agnóstica la impía
la que pinta mis labios en su espejo
la puta madre de mi poesía

Meditación al atardecer

Esta calle que baja dura una eternidad

Aquí se cuecen vivos los grandes pensamientos

Ha llegado la hora del descanso en que no se descansa


Cuando los perros creen en santas y en fantasmas

En este punto mi madre y mi hermana preguntaron sin voz


35

¿Y qué sabes tú de todo eso?

Me han enterrado dos veces este otoño mamá

En esto el huracán me separo las alas con violencia


y el ataúd se rompió.

¿Qué hace mi hermana en el bosque?


Su fantasma salió de mis propias cenizas

Mi espada quiere beber de su sangre


y centellea con ardiente deseo

Mi madre es un viento que seca los árboles frutales

Y qué sabes tú de todo eso preguntaron sin voz

Los niños y las amapolas son inocentes


hasta en su maldad recitaron en coro

Ahora oigo sonar sus viejas caras


Las de mi madre y las de mi hermana

La tierra tiene piel y esa piel padece enfermedades


replicaron llorando

Es cierto hijo que eres una noche de oscuras risas

¿De dónde sacas lo que vomitas?


Sal de tus profundidades oye

Ahora el sol me derrite y los perros me lamen la piel


36

Eres un charco de muerte en las pesadillas


de los condenados al sueño me gritaron las brujas

Soy un charco de sueño en las pesadillas


de los condenados a muerte queridas

En este punto volvieron a decirme sin voz


¿Y qué sabes tú de todo eso?

Váyanse al mismo diablo les dije

Esta calle que baja


.......................... no acaba nunca de bajar

Adán postrero

Sentado en un montón de escombros


Espero a la mutante que será mi mujer

Mis pulmones son negros


Y mi aliento huele a carbón

El viento dispersa árboles calcinados

Alguien me arranca una costilla


37

Y la costilla se convierte en hollín

Hijo mío me dice


¿Por qué me has abandonado?

Y se aleja pisando cenizas radioactivas

El emborrachado
Saltan los saltimbanquis
sobre los oros y los orines,
saltan los timbaleros
sobre timbales de puercoespines,
saltan titiritando
los borrachines titiriteros.
La mesa que sube a tu altura
bebiendo y bebiendo madera
es tabla de tu sepultura
y es ángel de tu borrachera.
Gotearon del techo las brujas
que están chapoteando en tu vaso:
no bebas sus negras burbujas,
te irás al cajón paso a paso.
Alzaron los duendes el vuelo
y van a empezar su trabajo,
tú quieres pisarlos, y el suelo
no está, siempre está más abajo.
Ya giran en círculos rojos
38

las cuatro murallas malditas,


ya giran los muebles con ojos
y tú tambaleas y gritas.
Y el vino con ropa de fraile
también es la muerte que espera
meterte borracho en el baile
que bailan allá en la huesera.
Bailan los saltimbanquis
sobre los oros y los orines,
bailan los timbaleros
sobre timbales de puercoespines,
bailan titiritando
los borrachines titiriteros.

Estrellas fijas en un cielo blanco...

Estrellas fijas en un cielo blanco,


son los bellos sonetos pues no giran
en torno de orbe alguno
ni han rotado sus densas masas de catorce cifras

No reflejan la luz del sol tampoco


pero irradian su propia luz de adentro
Y en el albor parecen en reposo
o muertos cuyas tumbas son sus cuerpos

Y sin embargo las estrellas fijas


a veces bienhechoras o malignas
siempre de harta energía están cargadas
39

Y aunque hace miles de años extinguidas


su fulgor todavía nos alcanza
sea por vista o por astrología

Nacimiento del fantasma


Entré en la sala de baño
cubierto con la sábana de arriba

Dibujé tu nombre en el espejo


brumoso por el vapor de la ducha

Salí de la sala de baño


y miré nuestra cama vacía

Entonces sopló un viento terrible


y se volaron las líneas de mis manos
las manos de mi cuerpo
y mi cuerpo entero aún tibio de ti

Ahora soy la sábana ambulante


el fantasma recién nacido
que te busca de dormitorio en dormitorio
40

La muerte es una buena maestra

Levántate y anda al hospital me dijo la voz

Soy el fantasma anterior a tu nacimiento

Aún no es tiempo para el otro fantasma

Tu muerte te afectaría profundamente

Jamás podrías recuperarte de tu muerte

Me pusieron en una camilla y me metieron al quirófano

Al otro lado se ve el infinito qué miedo

Tengo un hoyo en el alma

por el cual se me escapa el cuerpo

El médico me abrió la arteria que pasa por la ingle

y empecé a delirar

Aquí en este mar que llaman el inconsciente

hay unas lianas que se te enredan en el cuello

-
41

lianas azules lianas rojas lianas incoloras

que se te meten por la boca y no te dejan respirar

Los otros los que estaban conmigo en el agua frígida

rodeados de pedazos de hielo me dijeron:

Somos todos pasajeros del Titanic.

El inconsciente es un árbol lleno de pájaros muertos

que se echan a volar cuando uno menos lo espera

Escucho el ruido de serruchos que cortan tablas

de martillos clavando clavos

Viene del astillero de la muerte y no se oye con los oídos

Somos árboles ambulantes en la vía pública

soñando con ser barcos o aspas de molino

pero no leña en la hoguera

donde las llamas bailan y se ríen y contorsionan

-
42

como si estuvieran en una orgía las muy cochinas

striptiseras del cabaret de la muerte

El médico me abrió la arteria que pasa por la ingle

Estuvo mucho rato adentro de mi aorta

sacando la nieve con una pala

El camino hacia el corazón está limpio

y mi sangre empezó a fluir

Entraron mi mujer y mis dos hijos pequeños

y me acariciaron las manos llenas de pinchaduras

Soy inmortal les dije al menos por ahora

y caí profundamente dormido

Desperté adentro de una pintura del Bosco

entre tubos y alambres conectados a máquinas

Pero aquí no hubo ni extracción ni piedra ni locura

Solamente un sujeto perfectamente lúcido


43

Se me acercó un arcángel y me dijo: Soy Tammy

Era más dorada que el sol y estaba atravesada por la luz

Un ave vuela de las cenizas de mi corazón

un ave roja que palpita y canta

La muerte es una buena maestra

cuando te habla al oído y se retira

Lugar común
Vuelves a mí
Porque el asesino
Siempre vuelve al lugar del crimen

¿Y ahora qué?
Y ahora
qué haremos tu y yo
tomados de esa mano
que termina en un cuerpo
que no es el nuestro?
44

Televidente
Aquí estoy otra vez de vuelta

en mi cuarto de Iowa City

Tomo a sorbos mi plato de sopa Campbell

frente al televisor apagado

La pantalla refleja la imagen

de la cuchara entrando en mi boca

Y yo soy el aviso comercial de mi mismo

que anuncia nada

a nadie.

Gladiolos junto al mar

Gladiolos rojos de sangrantes plumas


lenguas del campo llamas olorosas:
de las olas azules amorosas
45

cartas os llegan: pálidas espumas

Flotan sobre las alas de las brumas


epístolas de polen numerosas
donde a las aguas piden por esposas
gladiolos rojos de sangrantes plumas

Movidas son las olas por el viento


y el pie de los gladiolos van besando
al son de un suave y blando movimiento

y en cada dulce flor de sangre inerte


la muerte va con piel de sal entrando
y entrando van las flores en la muerte

Buenas noches hermosa


Buenas noches hermosa
que sueñes con demonios
con cucarachas blancas

y que veas las cuencas


de la muerte mirándote
con mis ojos en llamas

y que no sea un sueño


46

Hipótesis celeste

I
Las catedrales azules del cielo esplenden en la noche
sin fin
y sus vitrales de colores dejan pasar la luz de otros
mundos

Tu locura mi cielo brilla en la noche estelar

De tu frente sin orden


se alza un arco iris que acaba en mi frente

Mi doncella de singular hermosura


duerme a la orilla de un arroyo celeste

Recostado en la hierba espacial


yace un joven de risueñas formas y colores

Su figura de ojos instantáneos


se eleva sin mancha a plena luz

Y convertido en lluvia de oro


dora el cuerpo de la hermosa doncella

II
Tu cuerpo parecía moverse hacia cualquier lugar del
espacio

En medio de lo perecedero navega este astro sin luz


47

El cuerpo dio una vuelta completa alrededor de sus


polos

Diste un gran círculo alrededor del sol


según el orden de los signos

Las estrellas fijas parecían mecernos


pero se mantenían inmóviles

La tierra giraba contigo junto al aire circundante

Es preciso que el Cielo permanezca inmutable mi cielo


Es absolutamente necesario que no te muevas
ni un segundo-luz

El Sol real y el Sol irreal son uno y el mismo


me dijiste al oído

Retornan los astros a sus antiguas posiciones


y vuelven a alejarse querida

Repugna al orden del mundo que las cosas


estén fuera de su lugar natural
replicaste arreglándote el pelo

A los cuerpos simples


conviene un movimiento simple
murmuré penetrándote

En esto las esferas empezaron a rotar


en el aire vestido de hermosura y luz primera
48

Hace mucho tiempo que la tierra


saltó en pedazos mi amor

III
Ahora somos la luz
que se difunde en todas direcciones
y atraviesa los cuerpos opacos

Va fluyendo hacia el centro del universo


porque es la perfección de nuestros cuerpos

Cuando tu luz se multiplica un número infinito de


veces
mi materia se extiende en dimensiones infinitas

Nuestro cuerpo es llamado firmamento mi amor

Así procedió la luz en el principio


A extender la materia arrastrándola con ella

Nuestro amor infinito


es más largo que otros infinitos

Fantasma en forma de camisa


Estuve todo el día entre tu ropa sin lavar
disfrazado de camisa sucia
49

Te oí llenar la artesa con agua


y abrir la caja del detergente

Te vi de rodillas frente a la artesa


restregando las prendas una a una

Y ahora siento tus manos atónitas


y tus ojos clavados en mí bajo el agua

Porque aunque raspas y escobillas y refriegas


no consigues sacar la sangre de mi costado

Hotel de las nostalgias


Música de Elvis Presley

Nosotros
los adolescentes de los años 50
los del jopo en la frente
y el pucho en la comisura

los bailatines de rock and roll


al compás del reloj

los jóvenes coléricos


maníacos discomaníacos

dónde estamos ahora


que la vida es de minutos nada más

asilados en qué Embajada


50

en qué país desterrados

enterrados
en qué cementerio clandestino

Porque no somos nada


sino perros sabuesos

Nada
sino perros

Lolitas

Somos los viejos locos


los viejos que nos acostamos
con muchachas 40 años menores que nosotros
los que tratamos de ignorar a la muerte
como si fuera una amante de otra época
a la cual ya no quisiéramos ver
y cruzamos muy rápido a la acera de enfrente
donde está la ninfa esperándonos
senos duros pezones rosados
y labios de la vulva frescos y rojos
no el sexo seco de la muerte
esa fruta que ya no da jugo
Y nos arreglamos el nudo de la corbata
mirándonos en la vitrina de una tienda
donde ahora vemos nuestra cara arrugada
el pelo escaso la barba canosa
entre computadoras y teléfonos celulares
51

y el reflejo de la muchacha que nos sonríe


con la guadaña en la mano

Fantasma en forma de toalla


Sales de la ducha chorreando agua
y te secas el cuerpo con mi piel de toalla
Y hay algo que te empuja a frotarte y frotarte
entre los muslos húmedos
entras en un terrible frenesí
en una locura parecida a la muerte
hasta que otra humedad más densa que el agua
te empapa la carne con su miel pegajosa
y tú aprietas las piernas y gimes y gritas
y yo te lamo entera con mi lengua de hilo

Lee, Señor mis versos defectuosos...


Lee, Señor mis versos defectuosos
que quisieran salir pero no salen:
ya ves que poco valen mis esfuerzos
y mis desdichas ay qué poco valen

Con tu ayuda saldrían universos


de palabras preñadas pero salen
débiles moribundos estos versos:
deja que el último suspiro exhalen
52

Ayúdame, Señor: que no zozobre


en la mitad de este terceto pobre
mira estas ruinas: palpa su estructura

dónales lo que tengas que donarles:


y la vida que yo no supe darles
dásela tú, Señor, con tu lectura.

Mal de amor

No seas vanidosa amor mío


porque para serte franco
tu belleza no es del otro mundo
Pero tampoco de este.

Ningún lugar está aquí o está ahí...

Ningún lugar está aquí o está ahí


Todo lugar es proyectado desde adentro
Todo lugar es superpuesto en el espacio

Ahora estoy echando un lugar para afuera


estoy tratando de ponerlo encima de ahí
encima del espacio donde no estás
a ver si de tanto hacer fuerza si de tanto hacer fuerza
53

te apareces ahí sonriente otra vez

Aparécete ahí aparécete sin miedo


y desde afuera avanza hacia aquí
y haz harta fuerza harta fuerza
a ver si yo me aparezco otra vez si aparezco otra vez
si reaparecemos los dos tomados de la mano
en el espacio
donde coinciden
todos nuestros lugares

Sóplame este ojo


Así que estaban tomándose un café
y conversando solamente
sóplame este ojo

y ahora sóplame este otro


para que se me vuelen los dos
y no te vuelva a ver
nunca más

Paisaje ocular

Si tus miradas
salen a vagar por las noches
54

las mariposas negras huyen despavoridas


tales son los terrores
que tu belleza disemina en sus alas

El encuentro
Anoche soñé con mi padre muerto
venía caminando por un largo sendero
y traía una flor en la mano
Nos abrazamos en el umbral
que separa la vida de la muerte
Me preguntó
que cómo había llegado hasta ahí
que si había cruzado el Aqueronte
Te he esperado toda la muerte dijo mi padre
y te seguiré esperando
Y se alejó por el largo sendero
con su flor en la mano

Para darle cuerda a la muerte

Cuando se me alborotan los espermios,


qué veo, qué veo, digo yo:
veo a mis pescaditos navegar por los úteros,
enamorados de cuanto óvulo cae.
Toma este matamoscas y extermina a los ángeles,
55

después con grandes uñas arráncales las alas.


Ya veo sus muñones, ya los veo arrastrarse:
desesperadamente tratan de alzar el vuelo.
Toma este insecticida. Oigo sus toses blancas
prenderse y apagarse. Una puesta de sol
o una puesta de ángeles es lo mismo sin duda
porque la noche ahora levanta su joroba
y ellos se van hundiendo lentamente en el suelo.
Levanta el pie despacio. Así mismo. Tritúralos
Que le saquen las plumas con agua hirviendo y pongan
esos cuerpos desnudos en las fiambrerías.
Ahora me van pasando sudarios de juguete
y ataúdes con cuerda. Ahora me van pasando
las cruces más pequeñas, para que se entretengan
los infantes difuntos. Pásame el insectario,
los alfileres negros. Toma este matamoscas
y extermina a los ángeles.

¿Por qué escribe usted?

Porque el fantasma porque ayer porque hoy:


porque mañana porque sí porque no
Porque el principio porque la bestia porque el fin:
porque la bomba porque el medio porque el jardín

Porque Góngora porque la tierra porque el sol:


porque San Juan porque la luna porque Rimbaud
56

Porque el claro porque la sangre porque el papel:


porque la carne porque la tinta porque la piel

Porque la noche porque me odio porque la luz:


porque el infierno porque el cielo porque tú
Porque casi porque nada porque la sed

porque el amor porque el grito porque no sé


Porque la muerte porque apenas porque más
porque algún día porque todos porque quizás

Sociedad de consumo

Caminamos de la mano por el supermercado


entre las filas de cereales y detergentes

Avanzamos de estante en estante


hasta llegar a los tarros de conserva

Examinamos el nuevo producto


anunciado por la televisión

Y de pronto nos miramos a los ojos


y nos sumimos uno en el otro

y nos consumimos
57

Una noche en el café Berlioz

Yo he visto su cara en otra parte le dije


cuando entró en el Café Berlioz

Soy de otra dimensión contestó sonriendo


y avanzó hacia el fondo del salón

Ella finge escribir en su mesa de mármol


pero me observa de reojo

Desde mi mesa veo su cuello desnudo

Como un aerolito cruzó mi mente


el rostro de Muriel mi amante muerta

Usted es zurda le dije acercándome


Hacemos la pareja perfecta

Tomé su lápiz y escribí “te amo”


con mi mano derecha en la servilleta

Rey del lugar común respondió sin mirarme


mientras le echaba azúcar al té

Me ha clavado una estaca en el corazón


Me ha lanzado una bala de plata
Me ha ahorcado con una trenza de ajo

Volví confundido a mi mesa


con la cola de diablo entre las piernas
58

En este punto las sombras de los clientes


pagaron y se fueron del Café Berlioz

Váyanse espíritus les dije furioso


agitando mi paraguas chamuscado

¿Hay alguna Muriel aquí?


gritó la mesera desde el umbral

Cuando ella caminó hacia la puerta


vi que tenía una rosa en la mano

Por favor tráiganme la cuenta


que ya está por salir el sol

La lluvia penetra por los agujeros de mi memoria

Muriel Muriel
¿por qué me has abandonado?

Eso sería todo

Te estoy haciendo un destino aquí mismo.


Lo estoy dibujando en las alas de un pájaro.
Lo estoy pintando en la pared de mi cuarto.
59

Ahora el pájaro vuela con furia,


ahora lanza su grito de guerra
y se dispara contra la pared.

Sus plumas están flotando en el espacio.


Sus plumas mojándose en su sangre.

Coge una y te escribe este poema.

Bárbara azul

Aquella dulce muerte tu hermosísimo amor


Me ha traído a la orilla de este río nevado
De pronto en pleno invierno la descongelación
Descubre rosas rojas y bárbaras azules

Los pájaros helados se entibian sorprendidos


Un trino de color rosado pinta el cielo
A las diez de la noche: y un alba deslumbrante
Se levanta a deshora limpiándose las plumas

Aquella dulce muerte tu hermosísimo amor


Me ha rozado los ojos con su estela celeste
Y ahora en vez de lágrimas una constelación
De hipocampos dorados rueda por tus mejillas.
60

Silla mecedora
Me duelen las piernas dijo la silla
Están llenas de várices

Siento unas gotas de sudor frío


bajando por mi respaldo

En vez de astillas tengo espinas


y mi asiento se cubre de llagas

No sé de dónde salió este hombre


que está sentado en mí sangrando

Al tercer día se puso de pie


y voló por la ventana del cuarto

y el viento empezó a mecerme


como si nada hubiera pasado.

Corazón mío

Mi corazón bajo la forma de un óvulo palpitante


Eyacula millares de corazones diminutos
Se embaraza a sí mismo y se da a luz
Adentro de tu pecho estás más loco
Me decías mirándome fijamente a los ojos
Y el malhadado corazón
A punto de salírsenos de la boca
61

John Lennon (1940-1980)


La vida comienza a los cuarenta
dijo John Lennon encendiendo las velas
en el comedor del edificio Dakota

La otra vida comienza ahora mismo


dijo la muerte apretando el gatillo
en la puerta del edificio Dakota

Porque después de esta muerte no hay otra


dijo la voz apagando las velas
y al que le venga el luto que se lo ponga.

Higiene bucal

Tomo una escobilla de dientes


Y la mojo con agua bendita

La escobilla comienza a arder


Como trapo empapado de gasolina

Las cerdas arden y arden


Junto a la llave de agua profana

Tomo la escobilla en llamas


Y me lavo los dientes uno a uno
62

Si a la escobilla se le ocurre apagarse


Todos nos apagaremos de súbito

Rezo por que se quede encendida


Y libere de pecados mi verbo

Podré sonreírle al altísimo


Con la boca llena de cenizas

Viajando conmigo

A donde quiera que vaya


a donde quiera que me mueva
nada va a pasar
nada va a cambiar
porque me llevo a mí conmigo
No me quedo allá atrás
no me alejo de mí:
me traigo a cuestas
Otra casa otro cielo otro tiempo
darán lo mismo: son lo mismo
La vida no está en otra parte
la vida está donde uno está

Cargar conmigo por el mundo


no es cosa fácil
Tampoco deshacerme de mí
o dejarme tirado en algún sitio
63

Yo no soy el bañista de Heráclito


Yo me baño siempre en el mismo río
Y si ese río va a dar a la mar
que es el morir
allá me voy con él
Porque yo soy el río
pero también el mar

Rulfo en la hora de su muerte

Había una luna grande en medio del mundo

Era vieja de muchos años y flaca


Como si le hubieran estirado el cuero

Ésta es mi muerte dijo


Si usted viera el gentío de ánimas
Que andan sueltas por la calle

Estoy aquí boca arriba


Pensando en aquel tiempo para borrar mi soledad

Me mataron los murmullos

Y se fue montado en su macho sin mirar hacia atrás


Dejándonos la imagen de la perdición

El duerme
No lo despierten
No hagan ruido
64

Duró varias horas luchando con sus pensamientos


Tirándolos al agua negra del río

Y se fue desmoronando
Como un montón de piedras

En la playa nudista del inconsciente

Un hombre está tendido en la playa nudista del


Inconsciente
A esa hora de la noche en que salen dos soles

La parte mujer de hombre corre graciosamente hacia el


Agua
La parte hombre camina en dirección a la orilla

En la playa nudista del inconsciente


Las dos partes se bañan tomadas de la mano

El sol negro se baña en el horizonte


El sol blanco se pone al rojo vivo
La mujer y el hombre hacen el amor hasta el vértigo
Sus cuerpos luchan en la arena fosforescente

Y el firmamento se llena de aerolitos


Que se desplazan a la velocidad de la luz
65

Sigmund Freud bajo hipnosis

Mi vida psíquica es aún muy joven


Y poco trabajadora

Un palacio sin luz


Oculto en las profundidades del niño

Los órganos genitales son niños

Un pájaro baja y se posa


En los genitales de mi mujer
Esa visión me dejó grandemente confuso

Estoy tumbado por la tarde en el diván


Casi vencido por la ensoñación

Veo una flor llamada lobelia

Entiendo que mi padre haya muerto


Pero no entiendo por qué no viene a cenar

Vagaba por las calles para hacernos creer


Que tenía un destino

Alguien trae mis ojos en un plato

La ensoñación prolonga la vida del niño


Adentro del sujeto

La ensoñación es un arte involuntario


66

La vagina es un sendero blando y resbaladizo


Por el que deben pasar los intérpretes

Los intérpretes hablan de ellos mismos


A propósito del sujeto

El sujeto está tumbado por la tarde en el diván

Los intérpretes me ponen una careta de pájaro


Y me la arrancan con toda la cara

Veo una flor llamada


La ensoñación de los intérpretes

Mi vida psíquica es ya muy vieja


Pero muy trabajadora mamá

Visión de Hiroshima
Arrojó sobre la triple ciudad un proyectil
único, cargado con la potencia del universo.
Mamsala Purva
(Texto sánscrito milenario)

Ojo con el ojo numeroso de la bomba


que se desata bajo el hongo vivo.
Con el fulgor del hombre no vidente, ojo y ojo.
67

Los ancianos huían decapitados por el fuego,


encallaban los ángeles en cuernos sulfúricos
decapitados por el fuego,
se varaban las vírgenes de aureola radioactiva
decapitadas por el fuego.
Todos los niños emigraban decapitados por el cielo.
No el ojo manco, no la piel tullida, no sangre
sobre la calle derretida vimos:
los amantes sorprendidos en la cópula,
petrificados por el magnesium del infierno,
los amantes inmóviles en la vía pública,
y la mujer de Lot
convertida en columna de uranio.
El hospital caliente se va por los desagües,
se va por las letrinas tu corazón helado,
se van a gatas por debajo de las camas,
se van a gatas verdes e incendiadas
que maúllan cenizas.
La vibración de las aguas hace blanquear al cuervo
y ya que no puedes olvidar esa piel adherida a los muros
porque derrumbamiento beberás, leche en escombros.
Vimos cúpulas fosforecer, los ríos
anaranjados pastar, los puentes preñados
parir en medio del silencio.
El color estridente desgarraba
el corazón de sus propios objetos:
el rojo sangre, el rosado leucemia,
el lacre llaga, enloquecidos por la fisión.
El aceite nos arrancaba los dedos de los pies,
las sillas golpeaban las ventanas
flotando en marejadas de ojos,
los edificios licuados se veían chorrear
68

por troncos de árboles sin cabeza,


y entre las vías lácteas y las cáscaras,
soles o cerdos luminosos
chapotear en las charcas celestes.

Por los peldaños radioactivos suben los pasos,


suben los peces quebrados por el aire fúnebre.
¿Y qué haremos con tanta ceniza?

Cuerpo presente

En la noche se acostó vivo


y al alba se levantó muerto

Caminó hacia lo desconocido


y de él nunca más se supo

El que pusieron en el féretro


ya no era él

Nadie notó nada


“Quedó igualito” dijeron
pero no era él

Tampoco
el que metieron en el nicho
era él
69

El que se perdió en el infinito


era él

Retrato de familia iraquí

El padre de turbante
y denso bigote negro
con los brazos cruzados
A la izquierda su esposa
con abaya bordada
y velo blanco
Ahmad y Zainab
los dos hijos pequeños
tomados de la mano
Los abuelos sentados
en una sillón de mimbre
Todos ellos sonriendo
desde una foto a medio chamuscar
hallada entre los escombros
de su casa
después del bombardeo
70

El perfeccionista
Yo arruiné este poema

Eliminé palabras
y le torcí el cuello a la sintaxis
hasta dejarla sin habla

Ahora
no es ni la sombra
de lo que era

De tanto castigarlo
quedó reducido a nada

Ignoro de qué hablaba


No sé cómo termina

Soy una piedra lanzada de canto

Muerte escondida en los arrabales del silencio


en los sutiles pliegues de las sombras
¿soy el lanzado como una piedra por la mano de Dios
en el agua de la existencia?
¿soy el que en ondas circulares irá creciendo
hasta desbordarse en el vacío sin fin?
Porque ahora
71

como una tangente en agonía


toqué el acuoso círculo de las ondas despeñables
y lleno de pavor
como quien ve resucitar a sus muertos olvidados
sentí hambre de espacio y sed de cielo
Se romperá el espejo de mi vigilia
y no reflejará mis carnes en la florida tierra
Pero hay que morirse con las uñas largas
para poder cogerse del recuerdo

La sociedad de los poetas muertos

Tan pronto muere un poeta cambia su vida


y se inaugura la sociedad de los poetas muertos

Los que nunca escribieron ni una línea sobre el poeta


denuncian a los que nunca escribieron ni una línea sobre el poeta

Los que votaron en contra de darle tal o cual premio


se lamentan de que jamás le dieran tal o cual premio

Los que rechazaron sus libros qué se ha creído este poeta


se pelean por publicar sus libros qué grande era este poeta

Los que brindaban de malas ganas el día de su cumpleaños


organizan banquetes el día de su cumpleaños
72

Los que evitaban saludarlo hasta en la puerta de su casa


proponen poner una placa junto a la puerta de su casa

Yo me sumo a la sociedad de los poetas muertos

Después de todo es la Parca la que los hace inmortales


y los muertos no nos pueden hacer sombra

Sobre los hemisferios


Tú sueñas conmigo en el hemisferio sur
y mi cama proyecta dos sombras

Yo sueño contigo en el hemisferio norte


y cruje el piso de tu dormitorio

Nuestros cuerpos caminan tomados


de la mano
sobre los hemisferios.

Fábula nocturna

Fíjense que murió de noche, fijensé


por volar de teja en teja, fijensé,
que se cayó a la vereda, fijensé,
como gato negro muerto, fijensé.
73

La taparon con diarios muertos, fijensé,


con plumas de ángel alquitranado, fijensé,
con sangre negra de carboneros, fijensé,
y con tinieblas llenas de ojeras, fijensé.

Después llegaron curas negros


y se ofrecieron a entrerrarla,
después llegaron los caníbales
y se ofrecieron a enterrarla.
Los curas negros, donde fuera,
Los caníbales en la panza.

Fíjense que murió la noche, fijensé,


se cayó como los mudos, fijensé,
que no pueden sepultarla, fijensé,
no hay ataúd para ella, fijensé.

Después volvieron esos curas


con un paquete de beatas
y me metieron en la boca
la noche toda hasta mi alma
como una hostia ennegrecida
por el negror de las sotanas.

Fíjense que ellos hallaron, fijensé,


ataúd para la noche, fijensé:
me la metieron al alma, fijensé.
Fíjense que murió la noche, fijensé,
y la metieron en mi alma: ¡fíjensé!
74

El púber pálido

Los crecimientos y el espejo lampiño


que se cubre de bellos, la ciencia
del mal conocen, y el parco rugido
del sexo aullador, aullador.

(Musgos llenos de miel tiene el joven,


vías lácteas de origen terrestre,
y en ellas el demonio alimenta
sus criaturas de sal celestiales).

Los crecimientos de la edad en el cuerpo


y el sodomita de pie ante la luna,
el espectro del sexo aullador
conocen, aullador, aullador.

Un ahogado pensativo a veces desciende

Septiembre de 1973

Hay un muerto flotando en este río


y hay otro muerto más flotando aquí

Esta es la hora en que los grandes símbolos


huyen despavoridos: mira el agua
75

hay otro muerto más flotando aquí

Caudaloso de cuerpos pasa el río


Almas amoratadas hasta el hueso
vituperadas hasta el desperdicio

hay otro muerto más flotando aquí

Duerme flotación pálida desciende


a descansar: la luna jorobada
llena el aire de plata leporina

Tomados de la mano van los muertos


Caminando en silencio sobre el agua

La caída

De tumbo en tumbo dando bote y bote


por la escala desciende la pelota
y al dar y dar y dar ese rebote
se le va el movimiento gota a gota

De tumbo en tumbo sin cesar rebota


Y rueda sin cesar de tumba en tumba
Mientras el agua de la muerte brota
Y su marea fieramente zumba
76

Subiendo va por todos los peldaños


el agua en un mortuorio crecimiento
los días y los meses y los años

y lejos de los dóndes y los cuándos


ya se van con un inmóvil movimiento
cayendo en aguas duras cuerpos blandos

Fotografía

En la pieza contigua

alguien revela el negativo de tu muerte.

El ácido penetra por el ojo de la cerradura.

De la pieza contigua, alguien entra en tu pieza.

Ya no estás en el lecho:

desde la foto húmeda miras tu cuerpo inmóvil.

Alguien cierra la puerta.


77

Entrevista a Oscar Hahn

por Niki Tito


Llego al hotel a la hora pactada. El día anterior me habían presentado a él como “el
periodista que lo entrevistará mañana”. Él, inmutable. Y ahora Hahn me recibe con una
cordialidad fría, distante. Mientras nos dirigimos al lobby pienso en que es preciso
romper el hielo como sea. “En el lobby hay mucha gente”, me dice. Caminamos sin
rumbo, en silencio. Entonces Hahn me pregunta si me parece bien ir a la cafetería. “Sí,
estaría bien… aunque hubiese preferido el Café Berlioz”, respondo, aludiendo a un
poema suyo. El poeta ríe. Buena señal.En lo que sigue hablamos con Óscar Hahn de
todo un poco: su obra, la crítica, la guerra, el rock, las elecciones norteamericanas,
Bolaño.

SU OBRA

Buena parte de la poesía chilena se caracteriza por su exuberancia verbal.


En ese escenario, su poesía se sitúa proponiendo lo contario: las virtudes de
lo conciso, del equilibrio, incluso las posibilidades del silencio…

Así es. Mira: yo últimamente estuve leyendo las poesías completas de Walt Whitman,
Había leído antes poemas sueltos como el “Canto a mí mismo”, pero las poesías
completas no las había leído y me di el trabajo de leerlas. Y ahí me quedó una cosa clara:
que toda la poesía chilena o hispanoamericana que utiliza ese lenguaje ampuloso y
exuberante proviene de Whitman. Me encontré con poemas de Whitman que eran muy
parecidos a poemas de Neruda, hasta frases muy semejantes… Así que yo diría que esa
es la fuente: la poesía whitmaniana. Y Whitman es un gran poeta, sin duda. Pero no es el
tipo de poesía que tenga que ver con mi carácter ni con mi manera de ser ni con mi
forma de concebir la poesía. Puede sonar un poco raro, pero yo estoy convencido de que
la poesía tiene mucho que ver con el carácter de la persona. Porque yo soy una persona
más bien retraída, parco en palabras, estoy poco tiempo al aire libre, paso mucho tiempo
78

encerrado en casa. No soy nada sociable. Entonces mi poesía tiene que ver con eso: una
poesía que utiliza la menor cantidad de palabras para expresar lo que quiere decir. Y que
lo dice también en un tono introspectivo. Y aunque sea el caso de hablar sobre
Hiroshima, –tema que desde luego no es introspectivo–, de alguna manera ese hecho
externo, histórico, está como interiorizado en mi poesía: el hecho objetivo se transforma
en una serie de visiones personales, inconscientes, que hay dentro de mi cabeza.

En un ensayo suyo sobre Carlos Germán Belli, dice del hablante de sus
poemas que el refugiarse en un sistema poético codificado desde hace siglos
le ofrece la seguridad de pertenecer a un orden inmutable, a una edad
dorada de la humanidad. Su caso es distinto: su hablante va y viene de las
formas tradicionales al verso libre como si el tiempo no existiera, o como si
todo fuera presente…

Claro. El uso de la métrica tradicional en mi caso, como sabes, no es único. Tengo una
gran cantidad de poemas en verso libre. Y eso tiene que ver con que yo no considero
ninguna forma particular como única. Es decir, ni privilegio completamente el verso
libre ni el verso tradicional sino que utilizo los dos. Tengo una idea pluralista acerca de
la poesía: pienso que las distintas formas –antiguas, modernas y las del siglo XXI–
tienen que integrarse. Por ejemplo, en mi último libro, Pena de vida, hay dos poemas
que podrían ser el ejemplo perfecto: hay un soneto sobre el Marqués de Sade y hay un
rap. Y los dos conviven perfectamente en el libro.

Usted ha dicho que nunca ha planeado escribir poesía racionalmente, que


sus poemas son como “apariciones” que surgen espontáneamente. Pero por
otro lado, sus poemarios, sobre todo los primeros, son muy unitarios
temáticamente. ¿Cómo podría explicar esta aparente paradoja?

Mi primer libro, Esta rosa negra, fue escrito a los diecisiete, diecinueve años, con
temática total de la muerte. Pero yo en ningún momento decidí hacer eso. La muerte no
era una preocupación mía en ese momento como joven. Para nada. Y cuando empezaron
a surgir esos poemas salieron solos, tal cual. Surgieron espontáneamente, sin que
79

signifique escritura automática, surrealista ni nada de eso. Son, como les digo,
apariciones, y a partir de ahí yo trabajo el poema: altero algunas cosas y decido el título.
Pero básicamente el poema ya está.

LA CRÍTICA

A partir de unos poemas suyos en Versos robados que aludían al


inconsciente, cierta crítica lo vinculó con el surrealismo. Una etiqueta
apresurada y, en realidad, bastante desacertada…

Claro, y es que la crítica tiene estos lugares comunes permanentes, está como
precondicionada. Para la crítica, inconsciente significa surrealismo y surrealismo
significa inconsciente. De manera que cuando yo escribo un poema que se llama, por
ejemplo, “En la playa nudista del inconsciente” lo primero que se les ocurre es:
“inconsciente igual surrealismo”, en vez de pensar “bueno, ¿en realidad es un poema
surrealista? ¿O soy yo quien está haciendo la asociación?” Porque resulta que ese poema
no es surrealista. Y eso pasa frecuentemente. Yo siempre le reclamo a la crítica que suele
partir de los mismos esquemas en vez de ir al poema, leerlo y recién entonces
determinar qué tipo de poema es. No ir con el prejuicio de que si leen un poema mío que
se llama “Los heraldos negros”, tiene que ver con Vallejo, aunque el poema no guarde
ninguna relación con Vallejo salvo en el título. Porque entonces si yo le cambio el título y
le pongo el de un poema de Belli, dirán “ah! Belli”, y si le pongo un título de Cisneros,
“ah! Cisneros”. Es el poema mismo el que tiene que decir qué poema es y no los
estereotipos que tiene la crítica en la cabeza.

Una crítica preconcebida…

Claro, Una crítica preconcebida totalmente.

EL CINE, EL ROCK
80

Su poesía es muy visual. En muchos poemas usted parece un montajista de


cine, usa mucho ese y otros procedimientos propios del cine…

Sí, han dicho que en mis poemas hay como mucha influencia del cine, que si alguien
quisiera filmarlos lo único que tendría que hacer es seguir las imágenes en el orden en el
que están en el poema. Como si fuera un guion hecho ya.

Su poema sobre Kurt Cobain me llamó mucho la atención. Es raro: podía


imaginarme a Elvis o a Duke Ellington en sus poemas, pero no me
imaginaba a Cobain como referente suyo…

Me preguntaron hace un rato por el asunto del rock and roll, y les expliqué que yo soy de
una generación en la que hubo un momento en que no existía el rock and roll. De igual
manera que le digo a mis hijos, que son más o menos de tu edad, que hubo una época en
que no existía la televisión. Es una cosa increíble. La televisión era como de otro mundo,
era como ciencia ficción. Con el rock pasó lo mismo. Hasta que de repente, en la década
del cincuenta, yo escucho una canción de Elvis Presley, que traducida al español se
llama “Hotel de las nostalgias”, y en ese momento me di cuenta de que era algo
completamente distinto a la música que se tocaba en esa época, que eran boleros y cosas
así. Era como una revolución. Y a partir de ahí yo me hice muy admirador de los
cantantes de rock, asistí a muchos conciertos allá. Viviendo treinta y cuatro años en
Estados Unidos, imagínate: he visto a todo el mundo en persona, a los Rolling Stones,
Beatles, Nirvana, entre otros, por lo que forman parte de mi cultura personal sobre
música popular. Entonces no es raro que aparezca un poema a Kurt Cobain, ya que
forma parte de mi repertorio.

LA MUERTE, LA POLÍTICA, LA GUERRA

Con respecto a Arte de morir, en sus últimos libros la muerte ha pasado de


ser un tema netamente literario a ser un tema más personal y hasta más
explícito en sus vínculos con lo filosófico e incluso con lo político…
81

Claro, en la época de Arte de morir, con dieciocho o diecinueve años, yo no tenía


ninguna conciencia sobre la muerte. La única idea provenía de la literatura. Aunque
tienes seres queridos que mueren uno lo ve desde afuera. Ahora que tengo setenta años
es muy distinto, porque uno tiene la sensación de que la muerte es algo que puede
aparecer en cualquier momento. Entonces hay algo como una “previvencia” de la
muerte, que ya no viene de la literatura sino de adentro, del proceso que uno vive como
persona ya mayor.

Usted es ciudadano norteamericano. ¿Cómo ve las elecciones en Estados


Unidos? Intuyo que puede estar de lado de Obama debido a su discurso
antibélico…

Sí. Yo decidí apoyar a Obama desde el principio, cuando anunció su candidatura y nadie
daba un centavo por él. Estaba bajísimo en las encuestas, y se suponía que Hillary
Clinton iba a ganar tranquilamente. Pero a mí me pareció que el mensaje de él era muy
novedoso, distinto. Además de que estuvo siempre en contra de la guerra de Irak desde
el principio. Eso era fundamental. Así que decidí que era mi candidato. Y resulta que la
primera sorpresa que se da es en Iowa, que es donde yo vivo y que tiene una población
negra del cuatro por ciento. O sea: noventa y seis por ciento de población blanca, y gana
Obama. Yo dije: “sí se puede”. Luego ya comenzó a ganar en otros lugares e hizo lo que
nadie creía que fuera posible: derrotar a Hillary Clinton, con toda la maquinaria con que
cuenta el Partido Demócrata. Y ahora hay toda una campaña sucia que intenta
desprestigiarlo… Veremos qué pasa.

Y ahora que menciona la guerra, pienso en su libro Imágenes nucleares,


han pasado veinticinco años pero cobra actualidad, casi como si lo hubiera
escrito ahora…

Yo tuve esa conciencia de la barbaridad, del salvajismo que significa la guerra. Es que
siempre, desde muy joven, me he preguntado: ¿cómo es posible que personas civilizadas
–supuestamente civilizadas– validen algo que se llama la guerra, que consiste en matar
82

a otras personas? Es algo que no me cabe en la cabeza. Y lo peor es que ahora la gente lo
toma como algo normal.

Claro. Está interiorizado en las personas…

Está completamente interiorizado. Mira: mientras no se terminen las guerras, el hombre


no habrá salido de la barbarie. Eso está claro. Todo lo demás, la tecnología, etcétera, es
puro barniz. Esa es la gran prueba: llegar a que la guerra sea considerada una
aberración, así como la pedofilia o el incesto…

Pero, por el contrario, se vende la idea de la guerra como una necesidad…

Exacto. Pero la guerra podría borrarse de la faz de la tierra sin muchos problemas.

CHILE

Siempre me ha llamado la atención el hecho de que aquí en Perú cada cierto


tiempo se publique algún libro suyo. Eso no sucede para nada con otros
poetas extranjeros. Usted parece un poeta peruano…

Sí. Yo siento que mi poesía es mucho mejor apreciada fuera de Chile que en Chile. O sea,
tengo mejores lectores peruanos, mexicanos, españoles, incluso norteamericanos, que
chilenos. Los chilenos pareciera que tuvieran una especie de anteojeras hacia mi poesía.

Seguro. Una vez usted dijo que en Chile conocían únicamente Arte de
morir y Mal de amor, sus dos primeros poemarios, y que al parecer lo
demás no existía para ellos. ¿Considera que hay cierta mezquindad en la
crítica de su país o cree que su obra no ha sido comprendida cabalmente?

Yo diría que las dos cosas: hay mezquindad por una parte, y por otra, la crítica chilena es
incapaz de leer nada sin que tengan encima a Neruda o a Nicanor Parra. Si tú los sacas
de ahí no saben qué hacer con los poemas. En cambio, un español o un peruano que lee
un poema mío, no va a estar pensando en Neruda. Lee el poema y punto. La crítica
83

chilena no sale del prejuicio. Entonces allá es como “si no es como Neruda, no vale la
pena” o “si es como Neruda, no vale la pena”. Se lee a través de Neruda. Y con Parra es
igual. Un lector de ambos podría encontrar las diferencias con Parra; para empezar,
Parra jamás ha escrito un soneto como lo hago yo. El tema de la guerra, que está
presente en mi poesía, está completamente ausente en Parra, no existe. El tema del
amor, que es muy gravitante en mi poesía, es casi inexistente en Parra. Tendrá un par de
poemitas sueltos y punto. El uso de las formas clásicas, etcétera. O sea: un crítico
inteligente podría encontrar más diferencias que similitudes mías con Parra.

Tengo entendido que está viviendo en Chile. ¿Ha regresado definitivamente


a radicar en Chile o de todas formas regresará a Iowa?

Ahora estoy en un momento que podríamos llamar exploratorio, en el que he llegado a


Santiago hace un mes, después de treinta y cuatro años de ausencia, para ver cómo me
sentía, para ver si podía hacer mi vida ahí o si ya estaba tan acostumbrado a Estados
Unidos que no iba a poder. Entonces estoy en esa etapa de ver qué pasa, cómo me
siento, que puedo hacer ahí o no. Aunque creo que voy a pasar parte del año en Chile y
parte del año en EE.UU. Es lo más probable.

BOLAÑO

No puedo dejar de preguntarle por Roberto Bolaño, el escritor chileno más


visible de los últimos años ¿Lo ha leído? ¿Qué opina acerca de su obra?

Por supuesto que lo he leído. A mí lo que me atrae de él –aunque yo no soy un gran


lector de narrativa, lo debo confesar– es que él incorpora a la narrativa chilena e
hispanoamericana una suerte de frescura, hay una cosa fresca en su prosa. Y una
autenticidad en él. Una persona muy auténtica, no es que él quiera presentarse de tal o
cual manera: él es como es nomás y eso se nota. Ahora, él ha tenido un gran éxito
internacional, en todas partes donde he estado él es figura. Por ejemplo, leí el New York
Times no hace mucho y encontré una reseña al último libro que le publicaron, Los
detectives salvajes, con valoración óptima. Y después uno lee en Le monde una reseña
óptima sobre el mismo libro, y en España otra reseña sobre el mismo libro y es óptima
84

también. Entonces uno dice: “bueno, algo tiene que haber aquí, no puede ser
coincidencia”. Y sin embargo, hay otros que opinan diferente: piensan que es un escritor
sobrevalorado, dicen que Bolaño solo representa un momento de la historia de la
literatura. Eso solo se verá más adelante, no ahora.

Se ha formado una especie de mito en torno a él…

Como si la palabra de Bolaño fuese la palabra de Dios. A mí los periodistas me


preguntaron por la novela Estrella distante –que por ahí en un ranking salió como una
de las diez mejores novelas latinoamericanas del siglo XX. En una parte del libro él me
menciona a mí como uno de los poetas que leían los personajes, y eso ha hecho que me
pregunten: “¿Cómo se siente usted de que Bolaño lo nombre en su novela?” Y lo que yo
digo es que preferiría que me preguntaran cómo me siento por escribir esos poemas y no
porque Bolaño me nombre. Pero en fin, los periodistas son así. Es como si Bolaño fuera
la aduana: “Ya lo nombró, entonces pasa, es un buen escritor”. Pero Bolaño ahí
mencionó a poetas harto malos también (ríe).
85

Óscar Hahn: Invocación al lenguaje

por Miguel Ángel Zapata

—En "Invocación al lenguaje" ensayas una forma muy particular de


combinar las palabras. Estableces una conexión con lo coloquial y
expresiones de la lingüística como "significante" y "significado", además de
algunos préstamos de Garcilaso.

—La forma que el poema tiene, según yo, mirándolo, como profesor, no como autor,
es la forma de la invocación. Es una invocación al lenguaje, tal como lo dice en el título.
Pero invocación en este caso no es simplemente un título cualquiera que el poema tiene.
Podría llamarse oda al lenguaje o algo así. Invocación implica el deseo de utilizar una
forma determinada. Pero esa forma determinada en general tiene un tono solemne y
muy respetuoso: invocación a Dios, invocación al amor, invocación a las musas. Se
supone que es un objeto superior. En este caso lo que yo veo es lo siguiente: el poeta le
habla al lenguaje de una manera completamente familiar. Casi como si el lenguaje fuera
un compañero de escuela. Tal como el compañero me dice, "Oye, Óscar, con vos quería
hablar " Es una combinación.

—El "hijo de la grandísima" es una expresión familiar que usas para


romper con la solemnidad de cierta poesía ¿no?

—Claro. El "hijo de la grandísima" es como en inglés "son of a gun". Entonces los


primeros versos rompen (como dices) completamente con el tono solemne de la forma
clásica de la invocación porque utiliza un lenguaje que más bien podríamos llamar
colegial. En seguida viene ese cambio brusco de ese tono colegial, coloquial pero
colegial, a una frase de Garcilaso de la Vega que está como en el otro extremo de la
coordenada verbal. El lenguaje coloquial está en un extremo y en el otro está el lenguaje
culterano, renacentista, de Garcilaso.
86

—Estas palabras te vienen naturalmente o haces una selección al usar


los versos específicos de Garcilaso...

—Yo creo que funciona bastante sobre la base de la memoria. En el sentido de la


memoria como un lugar de la mente que almacena datos verbales y datos lingüísticos.
La mayoría de los datos verbales y lingüísticos que uno tiene son justamente del
lenguaje coloquial, formas que uno ha oído usar a sus semejantes, a sus amigos, a sus
compañeros de escuela, a sus familiares. Pero dentro de ese repertorio que yo tengo
dentro de la memoria también están ciertos versos que se han integrado a mi memoria.
Entonces, cuando digo "hijo de la grandísima", que es una expresión que he escuchado y
usado, de compañeros de clase, por ejemplo, y cuando digo "de tanta esquividad y
apartamiento", lo que hago es poner al mismo nivel esos dos lenguajes o discursos tan
opuestos; es una igualación de los dos discursos.

—¿Te sabes todo el poema de memoria?

—No me sé todo este poema de Garcilaso de memoria. Justamente eso prueba lo que
te estoy diciendo. Hay cierto versos que a mí se me quedaron pero que se integraron al
sistema de mi lengua; como los lugares comunes.

—De la misma manera que se integraron los versos italianos en


Garcilaso, y así sucesivamente...

—Claro, pero yo no lo arreglé como una cosa puramente literaria sino lo hice como
se alimenta la mente de un individuo para formar su lenguaje. Se alimenta
evidentemente de lo que escucha y de lo que lee, no de todo lo que lee pues la memoria
es selectiva. En este caso mi memoria ha seleccionado ese verso para retenerlo.
Entonces, cuando yo estoy citando o mencionando el verso dentro del poema no estoy
citándolo ya desde el libro en el cual leí el poema, sino desde algo que forma parte de mí,
que es mi memoria; mi memoria como algo interno mío.

—Entonces este poema ya no es de Garcilaso...


87

—Exactamente. No pertenece a Garcilaso, pertenece a Óscar Hahn. Porque ya no es


el texto de Garcilaso sino que ha sido filtrado por mi psiquis, y al ser filtrado por mi
psiquis ha sido incorporado a mi vida psíquica, entonces forma parte no de la literatura
sino de mi realidad y por otra parte viene una recontextualización de esa frase. Está en
otro contexto.

—Sor Juana sería un modelo de este tipo de intertextualidad. Como lo


serían Medrano, Carlos Germán Belli, tú mismo, etc.

—Sí, claro, Sor Juana practicó ese tipo de intertextualidad, pero yo creo que no tanto
con versos específicos, palabra por palabra, es decir, con formas verbales, sino con
formas de pensamiento que vienen del conceptismo español.

—En el soneto que habla de los retratos usa los mismos versos de
Góngora "por competir con tu cabello" pero se cambia el contexto del
poema.

—En primer lugar lo que hay es que Sor Juana era una autora muy cercana al tiempo
de Góngora. Y de Garcilaso, menos, pero en todo caso no había tanta distancia de
tiempo como entre Garcilaso y yo. Pero es que hay otro problema que ya no depende de
mí, que tiene que ver con la teoría de la recepción, con el lector que recibe el texto. Hay
tipos de lectores; hay un lector que conoce perfectamente esos versos porque los ha visto
antes, y otro que no los conoce. Yo creo que en los dos casos se va producir una situación
diferente. El primero va a reconocer los versos de Garcilaso; entonces le va a sonar como
una incrustación arcaica dentro del poema. El que no los conoce y no sabe que son de
otra persona, puede pensar que usé un lenguaje un poco afectado. Hay gente que no
podría reconocer los versos de Garcilaso, y las reacciones van a ser otras. Yo creo que de
todas maneras los versos suenan antiguos por la forma que tienen.

—¿Esa precisión y concisión en tus poemas te viene de Garcilaso?


88

—No creo que lo haya aprendido de Garcilaso, creo que es una condición innata mía,
como poeta. Tu puedes leer toda clase de poemas míos de los más distintos y todos
tienen esa precisión, concisión que tú llamas, creo que no es algo que se aprende sino
algo que se tiene.

—Estas troquelaciones pudieron presentarse con versos de Neruda o


cualquier otro poeta...

—Claro. Como yo te dije antes, todos nosotros tenemos almacenado en la mente, un


sistema que es el sistema de la lengua, con todas su formas, sus palabras, morfología,
etc. Cuando tú hablas, tu estás usando el lenguaje que aprendiste, y al cual vas
incorporando nuevos materiales. Bueno, en el caso mío, y te dije al principio, los
materiales que he incorporado provienen tanto de la realidad del lenguaje
conversacional como de la literatura. Ahora ¿por qué esos versos particulares y no
otros? Yo creo que la razón es muy simple, porque en ese contexto eran esos versos los
que correspondían. Ese era el lugar apropiado para esos versos artificiales.

—Hablemos un poco de Arte de morir. ¿Cuál fue tu criterio para


eliminar los poemas que quedaron fuera de este libro?

—La verdad es que esos poemas no los eliminé yo. Esos poemas los eliminó Enrique
Lihn.

—Supongo que estuviste plenamente de acuerdo con él. Coincidir con


estas selecciones es muy inusual.

—Lo que pasó fue lo siguiente. Enrique estuvo invitado por la Universidad de
Maryland y estaba hospedado en mi casa. Me preguntó si tenía algo inédito. Entonces yo
le dije que sí, que tenía algunos poemas inéditos. El quería verlos. Le pasé yo una buena
cantidad de poemas inéditos. Al día siguiente yo entré a la pieza de él y había puesto
todas las hojas en fila a través de todo el cuarto. Entonces me dijo —"Aquí tu tienes un
libro"— Sí, le dije, efectivamente creo que es un libro. No estaba muy seguro pero ahora
89

que me lo dices me convenzo que es un libro. Y me dijo "Yo sacaría este poema, este
poema, y este poema." Y separó las hojas. De todos esos poemas que estaban en el suelo
que incluían poemas inéditos y poemas que habían aparecido en Esta rosa
negra y Agua Final , los únicos libros que había publicado hasta ese momento como
plaquette, y que ni siquiera eran libros para mí sino simplemente adelantos. Después
de Agua Final yo seguí escribiendo otras cosas. Entonces lo que hice fue copiar
también en hojas todos los poemas que estaban en los otros libros. Y los sumé a los
inéditos. Entonces sacó ciertos poemas que consideró no eran de la suficiente calidad
como para estar en un libro. Y me los mostró, y me consultó sobre qué opinaba de eso. Y
yo dije sí, que estaba de acuerdo con él. Así fue como esos poemas salieron del libro por
una sugerencia de Lihn que yo acepté como válida. No es que él me haya impuesto
nada.

—¿Pero no lo habías pensado antes?

—No lo había pensado porque no había pensado armar el libro todavía. Yo creo que
eventualmente iba a releer todo e iba a decidir cuáles se iban a quedar o iban a salir.
Nunca pensé ponerlos todos para empezar. El, en cierto modo me facilitó el trabajo, me
puso en una situación de tener que hacerlo yo mismo. Me dijo que los poemas que salían
estaban por debajo en nivel y yo estuve de acuerdo. Luego acordamos que el libro estaba
listo. Después hablamos de varios nombres. Le di varios y me preguntó cuál me gustaba
y de ahí nació el título de Arte de morir.

—¿Cómo te afectó la lectura de la poesía de Neruda?

—Como tú sabes, Pablo Neruda era una verdadera peste dentro de la poesía chilena
ya que contagiaba a todo el mundo. Pero a mí me pasó una cosa por suerte, natural. Yo
no me quise nunca deshacer de la influencia de Neruda porque simplemente no me
influía. Y no me influía por una razón muy simple: porque el tipo de poesía que él hace,
la estética que tiene, es completamente distinta de la mía. Yo no me habría sentido
cómodo usando formas nerudianas o hablando a la manera de Neruda en los poemas
simplemente porque no era yo, esa es la única explicación.
90

Tanto así que tengo una anécdota sobre Neruda que te puede interesar. Neruda fue
un par de veces a Arica donde yo vivía cuando era muy joven. Tuve la ocasión de hablar
con él a solas lo cual es muy extraño porque en Santiago estaba siempre rodeado por
gente del partido y de muchos amigos. Pero como estaba en Arica, yo estaba favorecido
porque esa gente no estaba con él, y en segundo lugar los de Arica siendo gente de
provincia es gente muy tímida. No se le acercaron. Entonces aquí pasó lo más cómico, ya
que él andaba prácticamente solo. Fue muy fácil que yo le hablara. Resulta que Neruda
me invitó al departamento donde se estaba alojando y me preguntó qué estaba
escribiendo yo en ese tiempo. Le dije que tenía algunos poemas inéditos, y me dijo que
quería verlos. Entonces me citó para las nueve de la mañana en su departamento.
Estaban Matilde y él, nadie más. Matilde andaba haciendo otras cosas en la casa. Y nos
sentamos los dos solos. Estuvo un rato leyendo los poemas que ahora están en Arte de
morir. En un momento me dijo que debería escribir un poema diario. Yo le respondí
que para mí era absolutamente imposible hacer un poema diario. Me dijo que él
escribía, por lo menos, un poema diario. Yo le dije que para mí era imposible. Yo no
puedo hacer eso. No tengo la capacidad para hacer eso. Y no tengo la capacidad porque
en general, como dices tú, Miguel Angel, mis poemas son bastante minuciosos, cuidados
y trabajados, afinados diría yo, ambiciosos. La voz de Neruda es torrencial, es como la
llave de las mangueras para incendio. Y aunque yo quisiera ser así, no podría
simplemente.

Óscar Hahn en Colorado Springs

Esta conversación con Óscar Hahn tuvo lugar durante su visita a Colorado Springs
Colorado, el 25 de abril de 1994. En esa ocasión llevé al poeta al "Jardín de los dioses",
lugar fascinante por las formaciones rocallosas de color rojizo, que están allí desde hace
varios millones de años. Estas formaciones son espectaculares debido a que las piedras
dan la impresión de representar aves en pleno vuelo o camellos dialogando en el aire de
la nieve. La nieve en este templo adquiere colores inusitados, tonos que se confunden
con el cielo luminoso de las montañas. El Jardín de los dioses (Garden of The Gods) es
una de las atracciones más fascinantes de los Estados Unidos. Caminando y observando
91

surgieron estas palabras. (M.A.Z.)

—Me decías que te ha impresionado el paisaje de Colorado Springs.

—Colorado Springs un lugar muy estimulante para mí. El paisaje mismo me mueve a
escribir poesía cosa que me sucede en muy pocos sitios. Hemos visitado esta mañana un
lugar que se llama el "Jardín de los dioses." Esa serie de rocas descomunales, como
catedrales góticas de piedra, de piedra roja, me dicen algo. Me afectan estéticamente de
una cierta manera; lo que no me sucede con el entorno donde yo vivo en Iowa City, que
más bien atrae imágenes grises o incoloras, mientras que el entorno del estado de
Colorado (Colorado Springs, Boulder, Denver) por alguna razón apela intensamente a
mis sentidos y me provoca sensaciones muy inquietantes. Entonces, es como si este
"Jardín de los dioses", y en particular el color de esas grandes piedras, ese color rojizo,
indescriptible, porque la palabra "rojo" o "rojizo" se queda corta, despierta en mí
elementos que están en mi inconsciente y que posiblemente tienen que ver con mi niñez.
Algo me dice que yo vi esa misma tonalidad de rojo cuando niño, en alguna parte, pero
no consigo recordar exactamente ni dónde ni cuándo.

—Los colores en Góngora llegan a adquirir un nivel casi violento, pero


en tu poesía son como signos de salvación. El paisaje externo te da señales,
esas rocas rojas te dan comienzos. ¿Cómo llegas al poema en este caso?

—No sé en realidad cómo llego al poema. Solamente estoy dando cuenta del efecto
inicial de esas rocas en mí, que no se basa en el tamaño (quizás no es tanto la forma, que
es una forma muy bella), sino en el color. Hay algo con el color, hay algo con ese tipo de
rojo que quizás tiene que ver un poco con el rojo que aparece en mi poema "Visión de
Hiroshima." Puede ser. Claro, los colores de la poesía de Góngora son muy importantes,
pero para mí los colores son importantes en la poesía y también en la vida diaria. Como
sabes, he titulado un soneto mío con el verso de Góngora "o púrpura nevada o nieve
roja". Me gusta el mundo de los colores. No me gusta el mundo en blanco y negro. Por
eso los pintores favoritos míos son siempre aquellos que utilizan una cierta gama
92

cromática que hace juego con ciertas zonas de mi imaginación, supongo: los pre-
rafaelistas ingleses, los simbolistas europeos y Henry Matisse. Ahora se me vienen a la
mente ciertos azules que he visto en la pintura medieval, y un azul maravilloso que vi en
las murallas del Monasterio de Santa Catalina, en Arequipa, Perú. Me fascinan los
pintores florentinos del siglo XV: Masaccio, Fra Angelico, Paolo Uccello, Piero de la
Francesca, Mantegna. Hay un cuadro atribuido a Domenico Veneziano, "Retrato de una
niña", que tiene unos colores muy hermosos. También "Caza de noche", de Paolo
Uccelo, que aunque ocurre en la oscuridad, se las arregla para que vibren algunos
colores muy nítidos. Uno de mis sonetos, "La expulsión del Paraíso", está inspirado en
un cuadro de Masaccio. El problema es que hablar de los colores es muy difícil. No se
puede describir un color. Porque si tú dices "rojo", "rojo" ya es una abstracción; "verde"
es otra abstracción. Lo que yo estoy buscando es una relación de luminosidad entre
estos colores primarios y secundarios y mi mundo interior. Quizás los colores, tal como
los percibimos, son estados del alma de cada uno.

—A propósito de lo que dices sobre la pintura florentina, habría que


mencionar tu soneto "La anunciación, según Fra Angelico". Veo que los
colores adquieren gran vitalidad en tus poemas. Por ejemplo en "Hipótesis
celeste", y en otros como "o púrpura nevada o nieve roja", que acabas de
mencionar, observo un juego de ondas vitales entre los colores. El blanco se
conmueve ante la presencia de la sangre púrpura que cubre la nieve.

—Claro, pero por otra parte el color blanco se conmueve ante la presencia del rojo,
independientemente de que sea sangre o no. En el "Jardín de los dioses" yo veía las
rocas rojas y detrás unas montañas blancas, debido a la nieve que las cubría, y podía
visualizar un contraste entre ese fondo blanco y lejano, y el rojo de las piedras que
estaban en primer plano . Así que en cierto modo era una relación semejante a la del
verso "o púrpura nevada o nieve roja".

—Tu primer libro, Esta rosa negra (1961), sugiere una preferencia tuya
por el color negro, o es tal vez para establecer su relación con la muerte.
93

—Sí, claro, en este caso la flor, la rosa negra, y el negro, que no es un color en sentido
estricto, se asocian con la muerte. Pero quizás en los versos del libro llamado "Esta
rosa negra" yo quería que la impresión general del lector fuera lo negro, pero sobre un
fondo rosa o rosado, que no es el rosado suave que les ponen a los bebés, sino un rosado
más oscuro y ominoso. Lo mismo me ocurrió con el poema "Gladiolos junto al mar". El
poema fue motivado por una experiencia real con los colores. Yo iba en un bus, por la
costa de San Francisco, en California, y vi una casa en la que había un jardín lleno de
largos gladiolos rojos; pero lo que vi también, al mismo tiempo, fue el mar azul como
trasfondo de los gladiolos, y esa imagen: lo rojo contra lo azul, se me quedó grabada, y
muchos años después fue a parar al poema.

—Tu ciudad es apocalíptica, en ella se siente la destrucción, ilustradas


con escenas donde mueren niños, ancianos, amantes en plena cópula. Estos
poemas tienen un tono visionario, anticipan la catástrofe. La poesía se
convierte en signo de advertencia. ¿Cómo nació "Visión de Hiroshima"?
Creo que alguna vez me comentaste algo sobre unos sueños en tu niñez.

—Efectivamente. El lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima fue en 1945. Yo,


si no saco mal la cuenta, tenía siete años cuando ocurrió este suceso. Sin embargo,
quizás por conversaciones de personas adultas o menciones de otro tipo, yo sabía que
algo apocalíptico había ocurrido. Tenía bastante claro de qué se trataba; tanto es así que
a partir de ese hecho empecé a tener pesadillas con el fin del mundo. Veía ciudades
destruidas, veía el hongo nuclear levantándose a los cielos. Incluso en un sueño veía al
hongo atómico elevándose detrás de la cordillera de los Andes. Pero eso, claro, fue a los
siete, ocho, diez años. Y después, mucho tiempo después, digamos a los diez y siete años,
esas experiencias oníricas empezaron a transformarse en poemas.

—"Ciudad en llamas" sigue la misma temática. El poema emplea niveles


como "alta mar", "alto amor", que pudieran sugerir una categorización
rigurosa de la intensidad del mar y del amor, como puerta de ingreso hacia
la vida o hacia la muerte. Es decir, olas altas y alto amor son como
indicadores de una conciencia que deseaba sobreponerse a los hechos, para
94

elevarlos a su máxima potencia, igual que los sentidos ante la presencia de


una espiritualidad mística.

—Es posible, aunque yo no estoy consciente de eso. Pero es posible que fuera así. Ese
poema, "Ciudad en llamas", ha sido asociado por más de un crítico con la poesía de San
Juan de la Cruz, guardando las distancias, naturalmente. Así que no me parece excesivo
lo que tú dices. La referencia a "alto" en varias ocasiones: "alta mar, "alto amor", "alta
luz" yo creo que está indicando que el sujeto que habla en el poema está entrando en
otra dimensión de la realidad, en una dimensión superior, que ha sido puesta en
evidencia por la experiencia del fuego, experiencia dolorosa y purificadora al mismo
tiempo, y que lo pone en contacto con esferas remotas.

—El fuego en los místicos, el ardor, la unión...

—Yo cuando pequeño, cuando niño, sentía una gran atracción hacia el fuego. Vivía
en Iquique. Nací en Iquique, que es una ciudad en el norte de Chile que tiene muchas
casas de madera. En esos años, frecuentemente había incendios en la ciudad. Yo me
levantaba en la noche, a cualquier hora, y me iba corriendo al lugar del incendio, a
contemplar ese espectáculo dantesco. Sentía una gran atracción por el fuego. No porque
yo quisiera trasformarme en pirómano, sino porque había algo dentro de esa especie de
conflagración, que quizás despertaba ciertos sentidos míos que no forman parte de los
cinco sentidos tradicionales.

La realidad es que sueño mucho. Sueño toda la noche y veo imágenes y entonces
esto me produce agotamiento. Despierto en la mañana cansado. Para mí la frase "el
sueño reparador" no tiene ningún sentido. Para mí el sueño no es reparador, sino que el
sueño es algo perturbador. Tengo imágenes muy vívidas durante el sueño, visiones de
grandes incendios, por ejemplo, y eso impide que me relaje y que pueda descansar. Mi
vida de durmiente, de soñante, es muy intensa. Yo diría que es más intensa que mi vida
de la vigilia. Las imágenes que yo veo en los sueños no son imágenes de la muerte, sino
que son como signos de otra vida, una vida que está adentro de lo que normalmente
llamamos vida. Para mí la vida no es sueño, pero sí el sueño es vida.
95

—Cuál fue tu reacción cuando conversamos sobre las "imágenes


visionarias" a que se refiere Jung.

—Mi reacción fue muy positiva porque la descripción que hace Jung de las
"imágenes visionarias" me pareció que era muy aplicable a las visiones que aparecen en
muchos de los poemas míos. Fue una reacción espontánea porque siento que hay una
relación entre las imágenes que trabajo y lo que él llama "el inconsciente colectivo".
Aunque eso no me corresponde decirlo, tú ya has dado en el clavo relacionando estas
imágenes con la teoría de Jung. Ahora recuerdo que el primero que hizo esa asociación,
hace muchos años, fue Pedro Lastra. Incluso hasta me proporcionó una copia del
artículo de Jung y comprobé que la descripción de Jung calzaba muy bien con el tipo de
imágenes o visiones que hay en mis poemas. Veo que, por otro camino, tú has llegado a
la misma conclusión.

—Hay momentos en que me parecía que las ciudades que nombras en


tus poemas no son ciudades palpables, pareciera que están suspendidas en
el aire o en la imaginación. Es decir, donde todo puede suceder, por
ejemplo “Ciudad en llamas".

—Voy a hablar ahora como profesor no como poeta. "Ciudad en llamas" no es una
ciudad en el sentido estricto de la palabra. Incluso la Hiroshima de mi poema quizás no
es ya la Hiroshima histórica. Es otra cosa que yo no puedo determinar. No como poeta,
sino como lector, tengo la intuición de que es otra cosa. Y cuando pienso en el poema
donde menciono a Iowa City, también tengo la impresión de que quizás no es la lowa
City a la cual tú puedes llegar manejando por la carretera ochenta. O mejor dicho, es una
Iowa City que existe, pero no en el lugar donde está lowa City.

—Pasando a otros temas, tu poesía le debe mucho a la narrativa ¿no?

—Así es. Creo que fue Carlos Fuentes el que dijo que la narrativa hispanoamericana
del llamado boom, no le debía nada a la novela hispanoamericana anterior, pero que sí
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le debía mucho a la poesía hispanoamericana anterior a ellos, digamos a Neruda, a


Vallejo, a Huidobro. Yo diría que en mi caso es la situación inversa. Mi poesía le debe
más a la narrativa hispanoamericana que a la poesía, y particularmente a la narrativa
fantástica.

—¿Y el llamado "realismo mágico?"

—A mí el realismo mágico no me atrae para nada. Hay una entrevista que se publicó
en una revista norteamericana donde yo aparezco diciendo que mis poemas son como el
realismo mágico. No dije eso. Yo creo que la persona que me hizo la entrevista, una
periodista norteamericana, anotó mal lo que dije. La entrevista fue en inglés. Lo que dije
fue que tenían algo de realismo fantástico, no de realismo mágico. Dije que mis poemas
tenían un pie firmemente asentado en la realidad y el otro en lo fantástico, y que trataba
de que no cojearan.

—Y tú has publicado los libros El cuento fantástico hispanoamericano


en el siglo IX, en México, el año 1978, y una Antología del cuento fantástico
del siglo XX, el año 90 en Santiago de Chile.

—Claro, y ahí incluyo a cuentistas como Leopoldo Lugones, Alfonso Reyes, Borges,
Cortázar, entre otros. He descubierto, a posteriori, que el origen de muchos de mis
poemas puede encontrarse en situaciones o en fragmentos de esos textos.

—Sé que te interesa la música clásica y también la música


contemporánea.

—Ahora que venía a Colorado Springs traje la novena sinfonía de Mahler y la vine
escuchando en el avión, con audífono. Para mí la música clásica es lo máximo. Yo
escucho música clásica todo el día y toda la noche. Porque en realidad en la noche no
puedo dormirme si no me pongo los audífonos y escucho alguna sinfonía, algún
concierto o alguna sonata.
97

—¿Quiénes son tus músicos favoritos?

—No tengo favoritos a priori. Escucho lo que me pide mi estado de ánimo. A veces
me pide Mozart, otras veces me pide Beethoven, otras veces Mahler y otras Chopin.
Chopin me ha acompañado mucho últimamente. Es curioso el caso de Chopin. Es un
compositor desprestigiado en los círculos intelectuales. Es visto como músico de
señoritas o de personas sentimentaloides. Pero lo que he descubierto en Chopin es que
más allá de la belleza de sus melodías, y de su espiritualidad, en el buen sentido de la
palabra, la estructura que tiene cada uno de sus "Nocturnos" o de sus "Estudios" es
brillante. Y cada estructura es una organización independiente. Lo que quiero decir es
que nunca repite la misma estructura. Es lo contrario de lo que suele hacer un poeta
como Neruda. Neruda inventa la estructura de la oda y puede repetirla en serie,
infinitamente. Ya ves tú: Odas elementales, Nuevas odas elementales, Tercer
libro de las odas. Lo único que cambia es el tema de cada composición. Eso no ocurre
con los nocturnos de Chopin. Los nocturnos son 19, si no me equivoco, y eso significa 19
construcciones distintas. Mi apreciación por la música no tiene nada que ver con
asuntos teóricos. No sé si tengo oído musical o no. Quizás no tengo. Lo que pasa es que a
la música yo quiero escucharla desde la perspectiva de un simple aficionado. No quiero
ser un experto en música. No quiero que me pase lo que me pasa con la literatura, con la
que tengo una relación profesional por el hecho de ser profesor. También debo admitir
que me gusta cierta música popular, como el rock, el reggae, el tango y los boleros
clásicos, pero lo que más escucho ahora es jazz. El jazz ha sido un descubrimiento
reciente para mí. Tiene mucho en común con la música clásica. ¿Sabes tú?, Elvis Presley
fue un cantante y compositor que me marcó mucho a mí como muchacho. Yo recuerdo
perfectamente bien la primera vez que escuché "Hotel de las Nostalgias" (Heartbreak
Hotel). Recuerdo la extraordinaria impresión que me causó, porque era una nueva
sensibilidad musical, una nueva visión del ritmo y de la interpretación, algo
completamente ruptural, como de otro planeta. El problema es que después Elvis fue
devorado por el mal cine, la música comercial y la televisión, y dejó de ser Elvis. Aunque
Elvis Presley murió en 1977, la verdad es que ya había muerto mucho antes.
98

ÓSCAR HAHN: De la poesía del medioevo


al fin de siglo

por Ricardo Gómez López

Óscar Hahn, poeta, ensayista y profesor, nacido en Iquique,


1938. Aunque dice que su proceso de escritura es lento, ya cuenta
con un importante número de publicaciones. Entre
ellas: Agua final(con 2 ediciones); Esta rosa negra, 1961; Arte de
morir (1977);Mal de amor (con 3 ediciones, 1981, 1986 Y
1995); Imágenes nucleares (1983); Flor de
enamorados (1987); Estrellas fijas en un cielo
blanco (1989); Tratado de sortilegios (Ed. Hiperión, 1993) y Versos robados (Ed. Visor,
Madrid, 1995). Sus ensayos aparecen en El cuento fantástico hispanoamericano en el
siglo XIX (1976); Texto sobre texto (1984) y Antología del cuento fantástico
hispanoamericano. Siglo XX (1990).
Óscar Hahn, sencillo sólo como los grandes poeta- hombres; mesurado y cordial,
aceptó la invitación a nuestra redacción para conversar un poco de su vida en la poesía.
Así que aprovechando esta visita a Chile, después de 21 años de residencia en los
Estados Unidos, nos entregamos a esta entrevista con rasgos de amena tertulia.

-¿Qué hecho o circunstancia marca en usted la decisión de ser poeta?


-Diría que fue una cosa casual. Yo tenía una polola, cuando vivía en Rancagua, que me
pidió que le hiciera un acróstico. Sabía lo que era pero no sabía cómo hacerlo. Nunca
había tenido contacto con la poesía, excepto como estudiante en el Liceo. Entonces le
99

pedí a un amigo que me hiciera el acróstico y se lo presenté a ella como mío, pero esta
dama lo leyó y me dijo "no lo hiciste tú". Le insistí que lo había hecho yo, así que me
pidió que le hiciese uno allí mismo. Bueno, traté y lo hice. En ese momento descubrí que
podía hacer este arte llamado poesía. No sé cómo ni por qué pero yo podía hacerlo. Si en
ese momento ella me pide una sonata, ahí sí que hubiese estado fregado (risas).

-Cuéntenos un poco de su generación literaria.


-Con mi generación casi no tuve mucho contacto, porque ellos eran fundamentalmente
de esa zona que nosotros los nortinos llamamos el sur; es decir, Santiago, o de plano el
sur de Chile. En ese tiempo, en mis primeros pasos como poeta, yo vivía en Arica. Sabía
que ellos existían pero no tenía una relación estrecha con mi generación. Entre ellos hay
nombres como el de Floridor Pérez, Manuel Silva Acevedo, Jaime Quezada, Gonzalo
Millán, Ornar Lara, Waldo Rojas, Federico Shopf…

-Su Doctorado en Filosofía ¿constituye un agente subliminal en el resultado


de su obra poética?
-Hasta cierto punto, porque cuando adolescente, antes de obtener el doctorado, yo era
un gran lector de filosofía, algo que hacía por mi cuenta. Creo que de alguna manera es
posible que se haya infiltrado en los poemas. De hecho hay dos de mis poemas que están
dedicados a filósofos y basados en ellos: "Fragmentos de Heráclito al estrellarse contra
el cielo" y "Nietzsche en el Sanatorio de Basilea", así que allí hay un contacto directo,
pero subliminal mente yo creo que en los otros tiene que haber algo. Pero algo que no
son conceptos.

-La Muerte y el Amor siempre han estado presentes en su poesía: ¿Morirá


algún día la muerte en sus poemas?
-Es una buena pregunta. Hace poco dije que el tema de la muerte ya no estaba tan
presente en mi poesía y que yo notaba un cambio de rumbo, o sea que el viento poético
estaba soplando en otra dirección.

-¿Qué lo motivó a rescatar y recrear, en Flor de enamorados, ese amor que


habitaba con esplendores en la poesía del Siglo de Oro?
100

-Como muchas cosas que me han pasado relacionada con la poesía, fue por azar, por
casualidad, igual que cuando empecé a escribir. Yo estaba caminando por la biblioteca,
de la Universidad de Iowa, a eso de las doce de la noche. Aunque parezca un poco
extraño, la biblioteca de la Universidad abre desde las seis de la mañana hasta las dos de
la mañana del día siguiente. A mí me gusta ir después de las doce de la noche porque
adentro hay un ambiente muy especial, muy extraño. Estar tan tarde dentro de una
biblioteca es como ir a un cementerio, es una cosa mágica. Además anda poca gente.
Entonces, cuando estaba paseando y mirando algunos libros de literatura española -
pues uno tiene acceso directo a los libros y puede sacar los que quiera-, de repente vi el
títuloFlor de enamorados. Lo encontré curioso y lo saqué pues me había llamado la
atención. Allí descubrí que era un cancionero medieval que había sido publicado por
primera vez en 1562, pero los poemas eran de la Edad Media. Lo abrí y no pude leerlo
porque estaba escrito en castellano antiguo. Luego me conseguí un diccionario medieval
y con esa ayuda empecé a leer los poemas. Y después, como una especie de ejercicio, me
puse a traducirlos al español moderno, y una vez que los tuve traducidos empecé a
tratarlos como si fuesen borradores de poemas míos. Después empecé a cambiar
estrofas de lugar, a eliminar otras, a intercambiar versos y a meterles cosas de mi
cosecha. Entonces se produjo una transformación de los originales a partir de ahí.

-En una entrevista de El Mercurio (1981), usted dijo que el modernismo


hispanoamericano era su gran maestro. ¿Existe algún escritor en particular
del cual usted sienta proyectada su estética literaria?
-Del modernismo podría nombrar a varios, por ejemplo Rubén Darío, Julio Herrera y
Reissig, Leopoldo Lugone. Básicamente digo que fueron maestros en el sentido de que
mostraron que, al escribir poesía, uno tenía que tomarla en serio, con respeto, y que el
lenguaje podía ser trabajado, "esmerilado", por así decirlo, hasta un grado de gran
afinamiento, y eso se podía ver en los poemas de ellos. Se notaba que no estaban hechos
descuidadamente, sino que cada adjetivo estaba en su lugar, cada palabra en un sitio
preciso. La conciencia del lenguaje era muy notable, y también el respeto hacia el lector.
No creer que se le puede pasar gato por liebre. En definitiva, a la poesía hay
que ponerle trabajo, creatividad. Las cosas desmañadas al final son efímeras.
101

Hace falta una buena antología de Rubén Darío. El tiene unos poemas magistrales, pues
tienen la actualidad de los clásicos que es una actualidad permanente y no la actualidad
puramente del momento, esa de la que al día siguiente ya nadie se acuerda.

-Eduardo Peralta musicalizó el poema suyo La muerte está sentada a los


pies de mi cama. ¿Qué opinión le merece este tipo de experiencia artística?
-Me parece que el trabajo que hace Eduardo es realmente fantástico. El es un gran
amante de la poesía, y al mismo tiempo un gran músico, y está dentro de la tradición de
los trovadores medievales. En el fondo, es lo que hacían los trovadores medievales que
musicalizaban ellos mismos sus propios poemas o los de otros autores. El está dentro de
esta tradición de poesía que requiere de un andamiaje musical para lograr su expresión
más plena.

-Desde los Estados Unidos, donde usted reside, ¿cómo se ve la poesía


chilena de fin de siglo?
-La poesía chilena de fin de siglo, o la de cualquier parte de Latinoamérica no se ve
mucho, por la muy simple razón de que los poetas siempre hemos tenido problemas de
difusión, por esto de que las editoriales estén completamente metidas en la cosa del
mercado. La poesía se supone que no vende. Entonces las ediciones artesanales,
personales, quedan solamente dentro de cada país, así uno está impedido de conocer lo
que están haciendo en Perú, en México, El Salvador. .. Yo creo que eso no pasa
solamente en la relación Estados Unidos- Latinoamérica. Yo he hablado aquí con
jóvenes poetas chilenos y no tienen ni idea sobre quienes están escribiendo en México,
en Perú, en Costa Rica... Lo que sí uno nota desde allá, y sobre todo al venir aquí -y
puedo hacer una comparación-, es que dentro de Chile hay una especie de arrogancia
que creo que no es buena, en el sentido de creer que la poesía chilena es la mejor del
mundo, o algo por el estilo, y sobre todo el hecho de girar siempre sobre tres o cuatro
nombres y nada más, como si no hubiera poetas en otras partes, y cuando uno lee la
tradición de la poesía norteamericana o de la poesía inglesa, se encuentra con poetas
que son realmente fabulosos y que aquí no los conoce nadie. Hay una especie de
ignorancia al final que se crea cuando el círculo de conocimientos es tan reducido,
102

puesto que la poesía chilena se mira el ombligo todo el tiempo y da vueltas en torno a
eso, sin darse cuenta de que hay cientos de otros ombligos interesantes por ahí también.

-¿A que le atribuye usted la falta de hábito de lectura en las nuevas


generaciones, ajeno al consabido fenómeno de estar viviendo inmersos en
la generación de la imagen?
-Creo que esto se debe, fundamentalmente, a lo que se llamaba, o se llama
tradicionalmente la educación refleja, que es la que viene del entorno en el cual uno está
sumido. Y porque no hay estímulo para la lectura. Más bien hay estímulos para la no
lectura, para anunciar la muerte de la literatura por ejemplo, incluso para anunciar la
muerte del libro. Se dice que las computadoras van a reemplazar al libro. Este no es
precisamente el mejor mensaje que se les puede dar a los jóvenes, y es grave porque no
se dan cuenta de que el invento más maravilloso que ha habido en la historia de la
humanidad no son las computadoras sino que es el lenguaje y la escritura. Sin el
lenguaje verbal las computadoras no tendrían ningún sentido. Con los puros "monitos"
no llegan a ninguna parte. Hay una relación de intimidad psíquica entre el lector y el
libro, que no existe entre el hombre y la máquina.

-¿Podría compartir con nuestros lectores sus proyectos literarios?


-Sí. Lo que pasa es que acaba de salir en Madrid un libro mío que se llama Versos
robados. Eso significa que estaba haciendo un trabajo que culminó con la publicación
del libro y después uno queda seco, como posparto. Pero en materia editorial, el Fondo
de Cultura Económica va a publicar una antología mía con el título de Antología
virtual, y un libro con mis ensayos literarios con el título de Magias de la lectura.

A través de la magia de su conversación y de sus sabias convicciones, nos dejó para el


bronce otra de las famosas paradojas chilensis: "Nadie es poeta en su tierra ", como el
mismo acotara irónicamente.
Lamentamos que nuestras Universidades no aprovechen la experiencia y sabiduría
de otro poeta chileno que es aplaudido, reconocido y publicado en el extranjero, pues
necesitamos muchos Óscar Hahn que puedan contribuir a elevar la calidad educacional
y humana de nuestro país.
103

Con la esperanza de que se quede en Chile, nos despedimos con un poquito de


vergüenza ajena y, porque no decirlo, también con un dejo de tristeza en nuestra alma
artística, pero también gratificados por haber compartido la gran riqueza de su espíritu,
calidad humana y poética.

Conversación con Óscar Hahn.

Por Luis García Montero.

ÓSCAR Hahn es un poeta sin miedos. No le importa arriesgar, trata con impertinencia
los asuntos más graves, viaja por el amor y por la muerte sin dejar que los equipajes de
la solemnidad pesen demasiado, pierde el respeto a los grandes sentimientos que el
vocabulario tímido de las convenciones escribe con mayúsculas. Pero, no nos
engañemos, en la poesía contemporánea existen otros miedos menos reconocidos, otras
convenciones que no suelen presentarse ventidas de santidad, aunque hayan creado su
propio tradicionalismo. Me refiero al miedo a ser impertinente con las impertinencias, a
ser rebelde con la rebeldía. Ningún convencionalismo es más rotundo que el de los
anticonvencionalistas de profesión, el de los rupturistas que no se atreven a romper
nunca con las rupturas, el de los vanguardistas que se refugian en la vanguardia y
sienten pavor ante las tradiciones. En la medida en que renuncian a la erosión
ideológica, se atrincheran en su desprecio de la memoria cultural. Este tradicionalismo
está llenos de miedos, Óscar Hahn lo sabe, y decidió renunciar a ese miedo desde sus
primeros poemas, que se acabaron publicando en Arte de morir (1977), un libro que
dialoga con las formas y los temas de la poesía medieval.
Nacido en Iquique, en 1938, es una de las voces más importantes de la poesía Chilena.
Cuando tuvo que huir de su país después del golpe de Pinochet, se hizo porfesor de
104

Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Iowa, en la que ya había estado entre


1971 y 1972 como miembro del famoso Programa Internacional de Escritores. Ha
estudiado el cuentos fantástico americano y la poesía de Vicente Huidobro, con esa
lucidez que caracteriza sus palabras en las conversaciones y en los versos. Jorge
Edwards escribió en este sentido: “Tiendo a coincidir con Platón en que a los poetas hay
que escucharlos, celebrarlos, darles buenos vinos, manjares delicados, y colocarlos
enseguida fuera de los muros de nuestros espacios particulares. Habría que reconocer,
sin embargo, que Óscar Hahn es una excepción: es una persona culta, razonable, que
nunca pierde su documentación, como le pasaba a cada rato a Enrique Lhin, que bebe
con moderación suma, si es que bebe, y no practica nunca la costumbre del sablazo”.

Óscar Hahn, sin embargo, no pierde ni un grado de su fuerza lírica por negarse a jugar
las partidas del poeta maldito. Vive y elabora su escritura sin miedos en la tensión de las
contradicciones, en la frontera que une o separa la gravedad y la ironía, el vitalismo y la
conciencia de la muerte, la extrañeza y el sentimiento de la cotidianidad, el gusto por la
tradición y la impertinencia vanguardista. Su soledad, tan particular como una cena de
sopa Campbell ante un televisor apagado en un cuarto de Iowa City, acaba
representanto por vigilancia y autoconocimiento la soledad de todos los seres humanos.
Sus preocupaciones, tan colectivas como el acecho doloroso y moderno de una guerra
nuclear o de las barbaries de los dictadores, acaban comunicando la intimidad de un
insomnio privado. La muerte es una tradición perpetuamente actualizada, igual que la
poesía, igual que las palabras del ser humano que se heredan, se rompen y vuelven a
recomponerse. Entre sus libros de poesía, además de Arte de morir, destacan Mal de
amor (1981), Estrellas fijas en un cielo blanco (1989), Versos robados (1995)
y Apariciones profanas (2002). Óscar Hahn no cree que haya motivos para temer por la
vitalidad de la experiencia lírica. Su poesía, que acaba de reunirse bajo el título de Obras
selectas (Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 2003), es un buen argumento para
reafirmarse en una fe laica, que apuesta por las apariciones y por la meditación.

Luis García Montero: Profesionalmente llevas tiempo dedicándote a la


enseñanza y a la reflexión sobre la literatura. La meditación acompaña tu
creación lírica ¿Crees que en la época contemporánea la figura del poeta
105

necesita convivir con la lucidez del ensayista? ¿El buen salvaje ha sido
desplazado por el autor meditativo, que reflexiona en su oficio? ¿O siguen
abriendo caminos los grandes poetas temperamentales?
Oscar Hahn: Tengo la impresión de que los escritores nacen programados para
un determinado género y que sólo algunos pueden dominar un género adicional.
Paul Valéry, T. S. Eliot y Octavio Paz eran grandes poetas, pero también tenían
condiciones naturales de ensayistas. El caso opuesto es el de Pablo Neruda. García Lorca
lo entendió cabalmente cuando afirmó que Neruda estaba “más cerca de la muerte
que de la filosofía, más cerca del dolor que de la inteligencia”. Yo no diría que el
autor que reflexiona sobre la literatura ha reemplazado al “buen salvaje”, sino más
bien que que a veces el salvaje y el meditativo coexisten en un mismo poeta y que en
otros casos uno de ellos ni siquiera existe.

La verdad es que todo buen verso es una forma de lucidez. Pero empecemos
por el principio. La enseñanza de la poesía es también un recuerdo, y toda
escritura surge como respuesta de alguien que se ha ido definiendo como
lector. Siempre siento curiosiad por los inicios. ¿Te animaron a escribir las
clases del colegio? ¿Algún profesor? ¿Tu madre?
Es triste decirlo, pero no descubrí la poesía ni en las clases del colegio ni a través
de algún profesor. Ellos, sin quererlo, quizás por un error metodológico, nos
hacían sentir que la poesía era un asunto anticuado, ajeno a los jóvenes. El
descubrimiento ocurrió fuera de las aulas, de manera azarosa, mientras miraba los
lomos de los libros de la biblioteca del colegio. Tomé uno de esos volúmenes sólo porque
me llamó la atención el empaste, y terminé fascinado con unos poemas medievales sobre
el tema de la muerte. En cambio, mi madre sí que fue importante. Algo que se me quedó
grabado en la memoria desde muy pequeño fue la imagen de mi madre con sus
gafas, leyendo un libro tras otro.

En tu poesía hay una presencia clara de la tradición, surgen temas, versos,


tonos que van de la literatura medieval a la vanguardia. ¿Ha sido una de tus
maneras de trabajar? ¿Te interesa modernizar la tradición con tus propios
ojos, hacerla tuya para definirte personalmente?
106

Yo creo que esto viene de una idea que tuve desde muy temprano. Siempre pensé
que todas las obras literarias, aunque hubieran sido escritas hace siglos, eran
coetáneas. El lector actual no regresa al siglo XVII para le er el Quijote. Puede leerlo, por
ejemplo, el año 2004, paralelamente a su lectura de Cien años de soledad. Como los
libros antiguos y modernos estaban, por así decirlo, en la misma mesa del tiempo, yo no
veía mayor diferencia entre un soneto de Góngora, los “Cuatro Cuartetos” de Eliot o
las letras de los Rolling Stones. Además, a mí no me interesaba romper con nada. Lo
que yo quería era integrar.

¿Consideras peligroso para la poesía renunciar a la tradición, negar las


grandes voces?
No se puede renunciar a la tradición. Se pueden ocultar sus huellas, que es lo que suele
ocurrir, pero el fantasma de la tradición se te puede aparecer en cualquier momento. Por
ejemplo, un poema tan vanguardista y ruptural, como “Altazor” de Vicente Huidobro,
paga fuerte tributo a la misma tradición que quiere obliterar. Un problema paralelo es el
culto a la novedad, ese fetiche de la vanguardia, cuando se olvida que lo nuevo es lo
primero que se pone viejo. No hay que confundir novedad con originalidad. La novedad
no es más que un efímero punto en la diacronía.

Y Neruda. Hay que ser muy buen poeta para resistir los usos oficiales, los
eventos, las salvas estatales de un centenario. Claro que más peligrosos son
los olvidos. ¿Qué opinión tienes de la celebración del centenario del
nacimiento de Pablo Neruda? ¿Qué conclusiones puden sacarse?
Qué duda cabe de que Neruda merece todos los homenajes que se le puedan
rendir, sobre todo durante el año de su centenario. El problema es que hay amores que
matan, y en Chile se están acercando peligrosamente al punto de saturaciónYo he
escuchado a muchos alumnos decir que ya están hartos de Neruda y que detestan hasta
su manera de hablar. La cantidad abusiva de homenajes está produciendo un efecto
negativo. Hay gente que los perciben como un desaforado culto a la personalidad que
raya en la canonización, y eso no está bien.

Por cierto, tú lo conociste. Son divertidos y emocionantes los recuerdos


que cuentas en “Lloverá una vez más sobre los cauces”.
107

Tuve la suerte de conocer a Pablo Neruda en persona. Hablamos en varias


ocasiones, una de ellas los dos solos, por más de tres horas. Me habían advertido que era
arrogante e inabordable, pero no sentí nada de eso. Muy por el contrario. Aunque en ese
tiempo yo era un poeta que recién estaba empezando, él realmente se interesó en mis
poemas. La verdad es que me sorprendió que me tomara en serio. Me dijo que yo
escribía muy poco y me sugerió que escribiera un poema diario, pero eso es algo que
nunca he podido hacer. Desde el punto de vista humano, lo que más me impresionó fue
su actitud paternal conmigo. Como muchacho que había perdido a su padre a los 4 anos,
valoré mucho esa actitud de Neruda.

¿Reconoces la presencia en tus versos de la antipoesía? Me parece


interesante la tensión pacífica que estableces entre diversas estirpes. Tus
poemas son una reunión de tonos clásicos y tonos antipoéticos, de gravedad
y humor.
Elementos antipoéticos han existido siempre en la poesía universal. Bastaría con echarle
un vistazo a la antología griega o a la poesía de los goliardos. En mi obra también hay
elementos antipoéticos, pero son un ingrediente más, que coexiste con lo poético
tradicional. Mis poemas emplean el habla informal, pero también el lenguaje literario;
tienen notas de humor, pero no le tienen miedo a la seriedad. A diferencia de la
antipoesía, que es bastante unidimensional, lo que hay en mi poesía es una
convivencia pacífica o bélica de diversas estéticas: algo así como un pluralismo verbal.

La ironía es una constante, una forma de reconocimiento de los límites. La


aplicas a la muerte desde Arte de morir, y al amor, especialmente en Mal de
amor (1981). ¿Es la ironía un modo de decir aquello que es demasiado
importante como para tratarlo sin distancia?
Lo que hace la ironía es crear una red de tensiones dentro del poema, subrayando
el conflicto entre apariencia y realidad. Pero también sirve para decirnos algo sobre
el sujeto. El sujeto se deja definir, no mediante autorreferencias explícitas, sino a
partir de la actitud irreverente que tiene frente a categorías elevadas, como lo sublime
o lo trágico, las que son humanizadas por el humor o la sátira. En vez del amante
melodramático, lo que vemos en Mal de amor es un amante que va perdiendo
108

realidad, hasta que su cuerpo desaparece totalmente y se transforma en un fantasma


que sólo puede hacerse visible usando una toalla o una funda de almohada.

La ironía, como conciencia de los límites, ¿forma parte del peso que la
muerte tiene en tu obra? ¿A qué se debe tu relación con la poesía medieval?
¿Con la Danza de la muerte?
La preocupación por la muerte estaba adentro mío, pero no encontraba el modo
de expresarse hasta que me topé con los poemas medievales de tema fúnebre, entre
ellos la “Danza de la muerte”. Me llamó la atención la forma en que combinaban la
seriedad y el terror con el humor y la irreverencia. Pero también he pensado que
nuestra época es como una nueva Edad Media... Un ejemplo sería el tema de la peste
negra, que en la Edad Media se asociaba a la destrucción del mundo. En mis poemas
esa peste es la radiactividad producto de la guerra nuclear, a lo que habría que
agregar las imágenes apocalípticas que hay en muchos de mis poemas.

La verdad es que vivimos en una valle de lágrimas. Y tú, además, has


conocido la cárcel y el destierro ¿De qué modo ha influido el exilio en tu
obra? ¿En la configuración de un personaje poético consciente del
desarraigo y la soledad humana? ¿En una relación más libre y distanciada
con el lenguaje?
Al margen de los aspectos negativos que hay en todo exilio, el fenómeno del
distanciamiento es fundamental en mi relación con el lenguaje. La experiencia en el
extranjero me ofreció un nuevo contexto verbal, que en mi caso estaba formado no sólo
por el idioma inglés, sino también por los otros hispano-hablantes que residen en
los Estados Unidos. Sobre este trasfondo, mi propio idioma adquirió un relieve y
una nitidez que me permitieron visualizar ciertas peculiaridades idomáticas que no
percibía cuando vivía en Chile. Algunos versos de mi poema “Tratado de
sortilegios”, aunque parecen medio surrealistas, proceden directamente de una
conversación entre chilenos que escuché en Iowa City.

Esa experiencia propia de la injusticia profundizó además el peso medieval y


moderno de la muerte social, de la guerra, de los desaparecidos.
Una de las preocupaciones centrales de mi poesía es la guerra en sus diversas formas
y muy en particular el peligro de una guerra nuclear. Si uno emplea el término
109

“poesía” en un sentido amplio, yo sostengo que la mentalidad poética es aquella que se


opone a la mentalidad militar. En el pasado se podía entender que Garcilaso fuera poeta
y soldado y hasta ha habido poetas, como Apollinaire y otros vanguardistas, que
celebraban la guerra, pero los valores de ayer no tienen por qué ser los valores de hoy.
Que después de miles de años todavía se vea la guerra como un instrumento aceptado
por la sociedad, demuestra que el ser humano puede haber llegado a la luna, pero
todavía no sale de las cavernas. La muerte como continuación de la política por otros
medios es simplemente una aberración.

En tu último libro, Apariciones profanas ( Hiperión, 2002), remarcas la


importancia de algo que flota en toda tu poesía: las apariciones. ¿Son algo
así como una versión laica de las antiguas apariciones religiosas? Irrumpen
en la poesía los fantasmas personales e históricos, resumen de una
experiencia.
Lo que ocurre es que antes de escribir un poema necesito que se presenten estas
apariciones. Son como un llamado o como el fantasma que enciende la vela.
Primero tengo que descifrar qué me quiere decir ese llamado, y a partir de ahí se
despliega el resto del poema. La aparición se hace perceptible con un cuerpo verbal
determinado. Si no hay aparición no hay poema, y como no me visitan todos los días ni
puedo invocarlas a voluntad, hay largos períodos en los que no escribo nada. Pero
también están las otras apariciones, que son esos fantasmas que deambulan por mis
poemas. Y hay algunos que he denominado pre-fantasmas. No son espíritus de personas
muertas, sino espíritus de seres que existen antes de que se genere la materia biológica
que los va a albergar.

Y luego están los personajes históricos que aparecen, perviven y te


permiten dialogar contigo mismo o con la historia. Freud, Nietzsche,
Rimbaud..., ¿qué te interesa de los personajes que protagonizan algunos de
tus poemas? ¿Te apropias de ellos como de los recuerdos del personaje
poético Óscar Hahn?
Es posible que el punto de contacto entre esos personajes sea la idea de “desarreglo de
los sentidos”. Rimbaud necesitaba ese desarreglo para hacerse vidente, Nietzsche sufre
un desarreglo mental y va a parar a un manicomio, y Freud lo analiza en el campo del
110

inconsciente. Todo esto bordea o cae de plano en el tema de la locura, que está como
soterrado en muchos de mis poemas. También es posible que esos personajes sean
“personae”, en el sentido de Ezra Pound, o máscaras que ocultan el rostro del que las
mira.

Acabas de publicar en la Editorial Andrés Bello tu Obra selecta. El poema


prólogo, “¿Por qué escribe usted?”, deja claro que hay mil razones para
escribir, una fusión indivisible de la cultura y de la vida. Al reunir tu obra,
¿has reconocido algunos ejes, algunas claves, en la configuración de tu
mundo?
La primera vez que tuve la voluntad de visualizar mis poemas como conjunto fue cuando
se publicaron mis “Obras selectas”. Acababa de releer “Fragmentos de Heráclito al
estrellarse contra el cielo” y me pregunté: ¿Y por qué Heráclito? Y ahí mismo se me
ocurrió una de las claves posibles. Mi interés en el pensamiento de Heráclito tiene que
ver con la “coincidencia de los opuestos”, pensé. Algunos de los opuestos que hay en mi
poesía son: amor/muerte, vida/literatura, fantástico/realista, consciente/inconsciente.
Estas oposiciones no sólo “co-inciden” en mis poemas, sino que además son
neutralizadas de una manera semejante a como lo hace la literatura fantástica.

Y, en general, ¿qué lugar ocupa la poesía en la sociedad contemporánea?


¿Qué simboliza?
Desde hace algunos años se ha venido repitiendo que la poesía es un arte
moribundo. Me parece que esta aseveración parte de una premisa falsa: la que afirma
que en el pasado la poesía era poco menos que un arte masivo. Lo cierto es que en el
siglo XXI las posibilidades de distribución de la poesía se han ampliado muchísimo, y
cualquiera persona que revise las páginas de internet puede comprobar que hay más
poetas y más lectores que nunca. Tampoco la premisa puede aplicarse a la calidad.
Se afirma que hay pocos poetas nuevos de real estatura, pero la verdad es que
siempre ha sido así. A la lista actual habría que sumar entonces todos los poetas
importantes del pasado, cuyas obras siguen circulando en forma impresa o por internet,
y todo eso constituye un caudal riquísimo. La poesía no puede desaparecer, porque es
el lugar en el cual se preserva aquello que caracteriza a la condición humana como tal.
111

Entrevista al poeta Oscar Hahn

Óscar Hahn, recordando una anécdota, hace mención a un concierto de Frank Sinatra en
EE.UU. el cual se realizó en una pequeña sala. Hahn quedó bastante cerca del cantante,
el cual en la mitad del concierto se acercó al piano y bebió de una copa que allí estaba,
la gente comenzó a reír creyendo que era Whisky , -¡No sean mal pensados¡ -
señaló Sinatra - esto es “Té con Miel”, yo lo recomiendo a todas las personas
que trabajan con la voz ; profesores, cantantes, etc".
Cuando tengan un problema con la garganta, como es mi caso, tomen “Té con Miel”,
sentenció el poeta.

De visita en Chile, Oscar Hahn realizó varias presentaciones en Santiago, además asistió
al lanzamiento de su último libro “Obras Selectas” de la Editorial Andrés Bello.
Recientemente Galardonado con el premio Altazor, con “Apariciones Profanas”, Oscar
Hahn está nominado al Premio Nacional de poesía.

-Para ti, ¿los sueños tienen algún significado?

Para mí la vida de lo sueños es demasiado intensa. En la noche sueño muchísimo y


despierto cansado en la mañana, porque tengo los sueños muy frescos y nunca he tenido
en toda la vida un sueño grato, siempre son sueños que me producen una gran angustia,
una sensación de miedo, entonces en la noche me acuesto preocupado, porque sé que
inevitablemente voy a soñar con algo malo. Es curioso, cuando era niño soñaba con los
monstruos del cine, con las películas de Frankenstein, La Momia, Drácula. Siempre
esos personajes estaban en mis sueños.

Después, ya cuando dejé la niñez esos sueños desaparecieron y fueron remplazados por
sueños el fin del mundo, por ejemplo, veía un planeta que chocaba contra la tierra. En
fin los sueños siempre eran así, los personajes eran los mismo para distintas historias,
112

pero historias muy angustiantes y en que yo estaba muy indefenso, porque yo veía estas
cosas terribles que le pasaban a otras personas y no podía hacer nada.

-¿Alguna ve escribiste a cerca de esto?

No nunca se me ocurrió escribirlo, aunque una vez un médico me dijo, que debería
hacerlo, porque era una manera de liberarse, nunca traté de hacer eso.

-¿Sentiste miedo, de que algunos sueños fueran premonitores?

La verdad es que hubo un tiempo, en que tenía miedo de que fueran premonitores, pero
después la realidad me iba mostrando, que esas cosas que estaban en mi sueños, no
pasaban en mi vida real, quedaban como pesadillas y afortunadamente sin que se
manifestaran en el mundo real.

-¿Tú crees que esos sueños podrían tener algún origen?

Los sueños son parte de la vida de uno, aunque uno este despierto piensa que esa es la
realidad, lo cierto es que siempre es una realidad filtrada por la mente.
Los sueños para mí son vida. La frase “la vida es sueño”, no la podría invertir por el
sueño es vida, es curioso he pensado, que quizás estos sueños tienen un origen
ancestral, me refiero a vidas anteriores o situaciones que sucedieron, pero ahora en vez
de darse como recuerdos se dan como sueños, es una posibilidad en la que yo he
reflexionado.

-¿A qué te refieres cuando dices “La poesía no se compra ni se


vende”?

Lo que yo quise decir es que la poesía no se vende en los dos sentidos de la


palabra: se vende poco, pero al mismo tiempo no tiene un precio para
claudicar en sus principios, que serían la constitución del poema como
113

“Obra de Arte”; que no entra en el juego de la sociedad de consumo, como


suele suceder con la novela, porque la novela es un género que se vende
más que la poesía, pero también hay autores queescriben con el único
propósito de vender mientras que el poeta, aunque quisiera no podría hacer
eso, porque la poesía no es un producto de consumo, la novela en algún
punto ha llegado ha serlo, es decir, algo que la gente compra, lee y tira a la
basura como los pañales de la guagua. Con los poemas no existe esa
posibilidad.

-Con respecto a la poesía en EE.UU.. ¿Qué percepción tienes tú?

En todas partes es igual, lo que sucede, que siendo EE.UU., un país muy grande con más
de 250.000.000 de habitantes, evidentemente hay más gente que compra libros de
poesía, hay un buen ejemplo, cuando salió mi libro “Versos Robados” en inglés, a los dos
meses el editor me mandó un balance de las ventas, que se habían vendido 800
ejemplares, yo no lo podía creer, porque aquí 800 ejemplares se venden en 3 años o
nunca.

-¿Qué te gustaría decir a las personas que les encanta tu poesía?

A mí me ha costado mucho para que mi poesía sea realmente entendida en este país y
en su verdadera dimensión. Yo creo que siempre ha habido una mala lectura de mi
poesía, sin embargo en los últimos dos años, he notado que los lectores están como
entendiendo que es lo que quiero hacer y en que sentido mi poesía es distinta a la de los
otros poetas chilenos, pero hasta el momento era como que no supieran que hacer con
ella.

Recuerdo que en el año 1970, hubo un encuentro de poetas jóvenes en Valparaíso y uno
de los presentes leyó un trabajo sobre “la nueva poesía chilena” y hablaba de todos los
poetas que estaban ahí, entonces el poeta Eduardo Rojas intervino y le dijo - Mira tu
trabajo me parece muy bien, pero no has tomado en cuenta la poesía de Oscar
114

Hahn para nada - y él respondió - efectivamente y hago mi "mea culpa", lo que pasa es
que no supe que hacer con esa poesía - y ese "no supe" o “no sé que hacer con esa
poesía" es algo que ha sucedido por varias décadas. Creo yo que han habidolecturas
equivocadas de mi poesía hasta ahora en que algunos críticos jóvenes libres de una serie
de prejuicios han empezado a calibrar mi poesía en su verdadera dimensión, problema
que no ocurrió fuera de Chile; eso es lo curioso, porque en Venezuela, México,
Colombia, España, EE.UU. entienden perfectamente bien lo que yo quiero hacer, pero
aquí es como si hubiera una especie de muralla mental.

-Mal de Amor ha tenido gran éxito en Chile. ¿A qué crees que se debe?

Mal de Amor ha tenido suerte en ese sentido. Por el hecho de ser poemas de
amor tiene una llegada más fácil al público no literario, me refiero a que no son
profesores de literatura u otros escritores, sino jóvenes de liceo. El otro día en la
SECh se me acercaron por lo menos diez hombres y mujeres y me mostraron poemas
de “Mal de Amor” copiados en sus cuadernos escolares. Eso es muy gratificante.

-Este año está marcado por un acontecimiento muy trágico para todos, me
refiero a la guerra contra Irak. ¿Qué te preocupa del mundo actual?

La violencia que hay en todo el mundo y las distintas formas que ella adquiere, ya sea
bajo la forma del terrorismo o del terrorismo de estado. Quizás me preocupa más el
terrorismo en el sentido clásico. Todo el mundo lo entiende y todo el mundo está en
contra de eso, no hay nadie que este a favor, pero también existe el terrorismo con
uniforme que consiste en lanzar bombas desde un avión sobre un determinado país
como Irak, y uno piensa: caen sobre poblaciones inocentes, matan a miles de personas,
pero son aceptadas por la comunidad, porque se supone que son actos militares.

Yo creo que ha llegado el momento de sobrepasar esa coartada y entender que cualquier
acto violento, cualquier acto destructivo que termine con la vida de inocentes es
115

repudiable, no importa en el nombre de que se haga y como digo, esta violencia que
podríamos llamar institucionalizada ,es algo que todavía se acepta. Si los EE.UU. o
cualquier otro país tiran bombas en una ciudad nadie dice nada y mueren ahí
tranquilamente diez mil personas, pero si los terroristas ponen una bomba con la mano
y mueren veinte personas aparece en primera página del diario como algo muy terrible y
lo otro ni lo mencionan, lo encuentran de lo más natural, por eso insisto que debe llegar
el momento en que la humanidad comprenda que todo acto destinado a matar gente, a
destruir propiedades, es condenable, no importa quién o por qué lo haga y esa
conciencia todavía no se ha despertado.

-¿Qué significa escribir para ti?

Bueno, escribir es una forma de liberación, porque mientras uno está haciendo el
poema, está en completo control de lo que está diciendo, desde cierto punto de vista,
pero por otra parte no está en control, porque hay muchos elementos del inconsciente,
que empiezan ha surgir durante la escritura. Entonces, este encuentro de lo consciente
y lo inconsciente es muy interesante, son las dos facetas principales del ser humano y
creo que el poeta nunca tiene que inclinarse a uno de esos lados, ni hacer el poema
completamente inconsciente ni completamente consiente, sino buscar una línea en que
se produzca casi una confusión entre estas dos caras de la poesía.

Por otra parte, creo hemos estado demasiado tiempo haciendo una poesía mal hecha,
descuidada, simplemente con la coartada de que "yo escribo lo que quiero, la poesía es
libre y no me ciño a ninguna regla". Está bien no ceñirse a ninguna regla, pero resulta
que hay que recuperar la idea del poema como obra de arte. El poema es una obra de
arte como una pintura, una composición musical, una película artística y creo que ha
empezado a quedarse de lado, especialmente porque el horizonte de expectativas del
lector es muy bajo en este momento y me parece que además la televisión juega un papel
negativo con respecto a esto, porque la gente ha terminado por conformarse con poco,
con la ley del menor esfuerzo; y el poema no tiene que claudicar en ese punto ni hacerle
la vida fácil a la gente. El poema simplemente tiene que ser lo que es no más, el lector
116

tiene que entender que un poema no es un artículo periodístico sobre el último triunfo
de Colocolo, aunque utilice un lenguaje sencillo o con fuerza comunicativa. Esta fuerza
comunicativa tiene que surgir de una forma estéticamente válida y eso es lo que creo que
hay que recuperar en este momento, el poema como obra de arte, sin significar que nos
vamos a transformar todos en delitantes o en formalistas sino en pensar que cada
poema pide una cierta forma, para lo que quiere decir y esa forma específica, concreta,
uno tiene que ser capaz de descubrirla, porque hay un alma del poema, pero también
hay un cuerpo, poner un alma en el cuerpo que no corresponda creo que trae
consecuencias negativas.

-¿Para escribir necesita espacios de soledad?

No necesariamente, los poemas surgen como apariciones, así como se puede aparecer
un fantasma o una figura religiosa se me aparecen estos poemas.
Ninguna persona dice: quiero que hoy se me aparezca un fantasma a las tres de la tarde,
el fantasma aparece sin que uno se lo proponga, en este sentido los poemas surgen así,
de modo que puedo estar en el cine mirando una película, en el metro, en la sala de
clases y me surge esta aparición, y como son dentro de mi cabeza crean un espacio
propicio en que yo empiezo a pensar o a imaginar cuál es la forma que yo tengo que
crear para que esa aparición, que es puramente espectral, tenga un cuerpo y ese cuerpo
son las palabras.

-La muerte es recurrente en tus poemas...

Desde mi primer libro que se llama “Esta rosa negra”, publicado 1961, el tema de la
muerte ha aparecido permanentemente en mis poemas. Hasta cierta edad era
simplemente un tema literario, pero a partir de esa edad he pensado mucho en ella,
sobre todo a raíz de un infarto que tuve el año 95 y estuve a punto de conocer la muerte
como realidad. Afortunadamente no pasó nada, pero quedé con la sensación de que en
cualquier momento podría morirme .La vida es muy frágil, muy efímera, y hay que vivir
intensamente cada momento, porque puede no haber la posibilidad mañana de vivirla
117

ni intensamente ni de ninguna otra manera.

Así que ahora lo que hago es sacar lo mejor de cada día y esperar que al día siguiente,
cuando abra los ojos en la mañana, todavía esté vivo. Creo que el tema de la muerte
viene fundamentalmente del hecho de no tener creencias religiosas y de pensar que
cuando uno se muere se acaba todo y es cierto que, si se acaba todo, uno no tiene de
que preocuparse, pero el problema es que la vivencia del miedo es muy fuerte y se siente
mientras se está vivo. Con el tiempo he llegado a pensar que es mejor no preocuparse del
tema y que no se puede actuar cada día como si fuera el último , más bien hay que actuar
como si se fuera un inmortal. Yo pensaba que tenía que actuar como si fuera el último
día, pero ahora creo que no es una buena filosofía, es mejor decir mientras esté vivo soy
inmortal y luego no tengo de que preocuparme.

-¿Qué música te agrada?

Me gustan dos tipos de música: la música clásica, que escucho de adolescente, y el Jazz
que he descubierto en los últimos años. A pesar de vivir casi treinta años en EE.UU.,
pienso que el jazz es la verdadera música clásica del siglo veinte.

Creo que la música clásica propiamente tal hasta la década de 1940, produjo obras que
valen la pena y que podrían compararse a grandes obras musicales del pasado; de ahí,
en la segunda mitad del siglo XX, no se han producido obras que estén a la altura.

Sin embargo, el jazz tiene como virtud representar todo el rango de la emoción humana
desde la más simple hasta la más compleja: alegría, pena, muerte, el amor, el dolor.
Todas las facetas del ser humano son expresadas por el jazz.

Las obras clásicas que más me gustan dependen de mi estado de ánimo. Puedo pasarme
horas escuchando a Beethoven o a Mozart. Puedo pasarme un día entero oyendo a
varios autores sinfónicos, uno tras otro. Pero, me he dado cuenta que la música que más
118

me llega es la llamada música de cámara, vale decir, la que usa pocos instrumentos,
cuartetos, quintetos, sonatas. Las grandes sinfonías con enormes orquestas y coros han
terminado por abrumarme, tengo una relación más íntima con la música de cámara,
Schubert, Chopin, y me parece que eso es también por el jazz. El jazz tiende también a
grupos chicos. Son los grupos pequeños los que más me atraen como el quinteto de
Miles Davis; con una sola excepción que es Duke Ellington que usa una orquesta grande,
pero es un innovador.

-¿Qué películas te han conmovido?

Bueno, hay dos películas en blanco y negro que yo veo todo el tiempo que son: "El
ciudadano Kane", de Orson Welles y "Casablanca", una historia romántica con
Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. Aunque sepa lo que va a pasar siempre me
conmueven. Tienen esa virtud de las verdaderas obras de arte.

Después, hay películas que me marcaron, por ejemplo "Hiroshima mi amor", de Alain
Resnais. Últimamente, una película bastante extraña, “Terciopelo Azul” de David Lynh,
película que a algunas personas le produjo disgusto, no sé por qué me atrajo, desde la
primera vez que la vi quedé atónito, y la he visto muchas veces, y siempre es como si
fuera la primera vez. Esa es la prueba del arte.
El arte no es algo que se ve o escucha y se consume, por eso no es un producto de la
sociedad de consumo, sino que permanece, revive, se descubren nuevas dimensiones,
siempre son nuevas las obras, eso es un clásico: una obra que tiene vigencia
permanente.
119

ÓSCAR HAHN
"Los censores de ayer están en el Senado"

Por Alejandro Lavquen

Con motivo de la presentación del último libro de Óscar Hahn, "Apariciones


profanas" (LOM Ediciones), Punto Final conversó con el destacado poeta, actualmente
radicado en los Estados Unidos, donde se desempeña como profesor de la Universidad
de Iowa. Hahn es considerado como uno de los poetas más importantes de la lengua
castellana y sus obras han sido publicadas por las más prestigiosas editoriales tanto en
Chile como en el extranjero. Entre sus libros se cuentan: "Esta rosa negra" (1961); "Arte
de Morir" (1977); "Mal de amor" (1981); "Flor de enamorados" (1987) y "Versos
robados" (1995).

En cuanto a su último libro ¿Por qué profanas estas apariciones?

Bueno, profanas para hacer una distinción de apariciones religiosas. Yo explicaba


alguna vez que cuando me surgía un poema, o cómo era que un poema se me aparecía,
explicaba esto diciendo que así como a algunas personas se les aparecía la Virgen María
o la Virgen de Lourdes, a mí se me aparecían estos poemas, siendo entonces verdaderas
apariciones, pero no religiosas sino profanas.

Este siglo a partido bastante mal, a partido con guerras, con problemas
económicos, más miseria, recalentamiento de la tierra y devastación de
recursos naturales. Bajo estas circunstancias ¿Qué compromiso piensa que
tiene el poeta con el nuevo siglo?

El problema es que el hombre nunca creyó que el daño que le estaba causando a la
humanidad era real, siempre pensó que era una especie de metáfora o una cosa
simbólica, y no un hecho que se iba a producir efectivamente en la capa de ozono, en la
devastación de los bosques, en el hecho de poludir al agua, el aire, etc, por lo que ahora
120

estamos pagando las consecuencias. Además de eso, hay un hecho que he podido notar
viviendo en Estados Unidos, y es que la nueva generación que asumió el poder encabeza
por George Busch hijo, no es realmente una nueva generación, porque Busch es una
persona joven, detrás de él están las generaciones antiguas, conducidas por su padre y
que tienen la mentalidad de la Segunda Guerra Mundial, de la Guerra Fría, y que creen
que todos los problemas se solucionan tirando bombas. Entonces, uno esperaría que el
hijo, por pertenecer a generaciones más recientes, tuviera otra visión del mundo, sin
embargo parece que él es simplemente una especie de títere de todos los grupos de
poder que están detrás de él, especialmente los que están detrás del petróleo.

Es decir, este es un caso prácticamente de belicismo congénito

Absolutamente, además esta obsesión que tiene Busch de derrocar al gobierno de Iraq
suena mucho como el cumplir una tarea que su padre dejó inconclusa.

Volviendo a la poesía, la muerte ha sido un tema permanente en su


creación. ¿Durante su vida, de qué manera ha mutado el sentimiento de
percibir la muerte?

Lo extraño en mi evolución poética, pienso yo, fue que, aunque los poemas que están en
mi primer libro fueron escritos a los diecisiete años, todos ellos son sobre el tema de la
muerte, y cada vez que los leía siempre la pregunta del público era: ¿Cómo un poeta tan
joven está escribiendo estos poemas sobre la muerte?. Yo nunca tuve una respuesta a
eso. Está esa teoría de que mi padre murió cuando tenía cuatro años de edad y
posiblemente eso me dejó marcado para siempre, pero después este tema ha recurrido
de distintas maneras, ya sea bajo la forma de la muerte personal, de la muerte de un
individuo cualquiera, pero también de la muerte colectiva a través de la guerra y
especialmente a través de la guerra nuclear. Esto queda de alguna manera reflejado en el
poema "Hiroshima".

¿Piensa usted que la muerte se ha transformado en una especie de amiga? A


veces queda esa impresión.
121

Bueno, primero estaba en varios libros el tema de la muerte como una abstracción. Es
decir como algo que le pasaba a los demás y que uno nunca piensa que le puede pasar a
uno mismo. Pero en algún momento tuve un problema al corazón, un infarto que casi
me cuesta la vida, entonces la visión de la muerte que tuve en ese momento cambio
radicalmente, y escribí ese poema que encabeza "Apariciones profanas" y que se llama
"La muerte es una buena maestra". En una experiencia real tan cercana a la muerte uno
aprende muchas cosas acerca de la vida.

Usted ha planteado en varias ocasiones el concepto de poeta isla, de que


varios poetas forman un archipiélago, algo que además tiene que ver con la
diversidad de la expresión poética ¿Podría especificar más aquella idea?

Claro, esto tiene dos facetas, por un parte que yo por carácter tengo una tendencia al
aislamiento, a refugiarme en mi departamento y encerrarme allí por mucho tiempo, sólo
salgo cuando voy a trabajar. Otras veces estoy ahí como una especie de lobo estepario.
Ese es un aspecto del poeta isla. Por otra parte también yo planteaba que dentro de la
poesía chilena hay dos o tres nombres que siempre circulan y dejan la impresión de que
no hubiera poetas en otras partes, o que sólo hubiese dos o tres islas que se llaman
Neruda, Huidobro o Parra, en circunstancias que la poesía es un archipiélago que está
compuesto de muchas islas, de muchos lugares, de muchos países, de muchas regiones,
incluso de lugares muy lejanos y poco conocidos.

Respecto a lo mismo ¿Usted se considera un tanto distante de la generación


que integran, entre otros, Federico Shopf, Gonzalo Millán, Waldo Rojas,
Omar Lara, Manuel Silva Acevedo y Floridor Pérez?

No es que me sienta distante, sino que estoy distante, porque siempre he estado distante
de las personas de mi generación. Cuando vivía en Chile lo hacía en Arica y estaba sujeto
a otro tipo de influencias, a otro tipo de lecturas, a otro tipo de experiencias que no eran
las mismas que compartían ellos que vivían principalmente en el sur de Chile, entre
Concepción y Valdivia. Estaban sujetos más o menos a las mismas experiencias y a un
diálogo entre ellos que hacía que tuvieran cierta afinidad, pero si un poeta está
escribiendo a miles de kilómetros de distancia es evidente que la poesía como
122

construcción verbal empieza a adquirir otra tonalidad, y si tú trasladas eso al hecho de


que ahora no vivo en una capital grande sino en una ciudad como Iowa City, que es una
ciudad puramente universitaria que tiene cincuenta mil habitantes, estoy allí sujeto a
otro tipo de influencias y experiencias. Y aunque existe un acercamiento cordial y de
respeto, la vida nos ha llevado por distintos caminos y por lo tanto nuestras poesías
también han partido por distintos caminos.

Ahora, en cuanto a los premios ¿Cuál es su visión respecto a cómo se


enfrenta el tema del Premio Nacional de Literatura aquí en Chile?

Yo preferiría no participar en ese debate, porque ha caído en un nivel demasiado bajo,


prefiero participar en un debate de nivel más alto. Mi actitud con respecto a eso es
simplemente marginarme de esa discusión, la cual se ha visto que en vez de que los
escritores se respeten unos a otros han terminado agrediéndose e insultándose como si
el simple hecho de ser escritor fuera un crimen. Por ese motivo no deseo participar en
ese tipo de discusión.

Pero, dejando fuera el tema de los escritores ¿Por qué piensa que pasan
este tipo de cosas en Chile?

Yo creo que más que un poeta es un sicólogo el que debería responder eso, porque este
es un problema casi de sicología social o de patología social. En algunas de las opiniones
que yo he leído realmente me parece que no son opiniones equilibradas, sino que ya
forman francamente parte de la sicopatología literaria que de repente es tan abundante
en este país. Ahora ¿Por qué sucede eso? Yo le echo mucho la culpa a la televisión, ésta
ha alterado completamente la escala de valores de las personas, actualmente lo que más
importa es aquello que causa escándalo, chismes y comentarios, y ha hecho que se
considere, por ejemplo, un valor supremo la fama y la publicidad, en vez de enseñarle a
la gente que el verdadero valor de una obra literaria es la calidad de la obra y no la fama
ni la obtención de premios.
123

Existe una peculiaridad en su obra, y es que siempre incluye sonetos, algo


que aparentemente estaría fuera de moda para las nuevas generaciones
¿Por qué usted conserva esta tradición, por decirlo de alguna forma?

Eso tiene una explicación bastante simple, y es que nunca rechazo una forma a priori,
creo que uno tiene que utilizar la forma que el poema le pide. Y si me pide un soneto yo
no voy a decir no porque los sonetos están pasados de moda y todo eso. Pienso que si un
poema me pide un soneto, hago un soneto y me importa bien poco la opinión de los
demás. Esa es la razón, la tradición en lengua española a la cual nosotros pertenecemos
existe desde la Edad Media y acarrea una serie de formas de todo tipo que incluye
sonetos, pero también otras formas que también he trabajado.

Usted también ha sufrido la censura en Chile, específicamente por el libro


"Mal de amor", lo que causó mucho revuelo. Fueron dos líneas las que
provocaron la censura: "Pongo la punta de mi lengua golosa/ en el centro
mismo del misterio gozoso que ocultas entre tus piernas" ¿Serían estos
versos realmente lo que molestó a los censuradores?

Yo sólo escribí los versos y los que censuraron fueron otros, es a ellos a quienes habría
que preguntarles. Seguramente en alguna parte están actualmente, quizá abogando
ahora mismo por la libertad de expresión, como hemos visto en esa gran hipocresía
nacional en que los mismos que no admitían que personas exiliadas vinieran a los
funerales de sus padres son los mismos que están sentados en el Senado con sus cargos
designados o vitalicios, propiciando la democracia, la libertad y una serie de otras cosas
semejantes. Por eso no me extrañaría que alguno de los grandes impulsores de la
libertad de expresión sea uno de los que censuró mi libro.

A propósito de eso mismo ¿Cómo se ve la famosa transición chilena desde el


exterior?

Hay que entender que Estados Unidos es un país muy grande y que tiene relaciones con
cientos de países en el mundo, donde Chile es un país más y del cual no están muy
informados de lo que está pasando, a menos que sea algo que los toque directamente.
124

¿Pero usted personalmente, cómo ve el país? ¿Le llegan noticias desde


Chile?

Muy poco, sólo a través de los diarios que puedo leer en Internet, pero creo que están en
mucho mejores condiciones de saber lo que está pasando los que viven aquí, no los que
viven allá.

En otro tema ¿Qué cosa piensa que deberíamos tomar de las actividades
literarias que se efectúan en otros países?

Lo del archipiélago otra vez, mostrar que la poesía no está compuesta por dos o tres
islitas, sino que es un inmenso archipiélago que representan muchas culturas y formas
de expresión.

Dentro de estas islas ¿A usted Huidobro, al parecer, lo deslumbró de alguna


manera?

Yo creo que nunca hubo deslumbramiento por Huidobro en realidad, lo que hubo fue
más bien un interés mío como estudioso, por ver qué es lo que había hecho él
exactamente por el desarrollo de la poesía Hispanoamericana. Porque evidentemente su
libro "Ecuatorial", que fue publicado en 1918, es el que inaugura la poesía de vanguardia
en lengua española, entonces más que admiración hacia ese texto, lo que sentía era una
curiosidad científica acerca de esa obra y de cómo había influido en la poesía
Hispanoamericana a partir de ese momento. Lo mismo pasa con "Altazor".

En cuanto a las nuevas hornadas de poetas chilenos ¿Está usted al tanto de


lo que se está escribiendo actualmente en Chile?

Muy poco, casi no llegan libros. Generalmente son autoediciones que son difícil de
conseguir. Falta la distribución, entonces, si el mismo poeta no le envía a uno su libro no
se puede saber qué se está escribiendo.

Usted es profesor en la Universidad de Iowa ¿Existe allá interés por la


poesía que se hace en Chile?
125

Aquí hay que entender una cosa, allá la gente no está preocupada de Chile, para ellos el
espacio que se maneja no especifica un país tal o cuál, sino que hablan de Latinoamérica
como un conjunto. Se habla de un continente, que por lo demás no está mal ¿No era ese
el sueño de Bolívar?.

¿Qué diferencia existe entre ser un poeta chileno en USA y serlo acá en
Chile?

Siempre está el problema de la enorme diferencia de tamaño, de país. Y eso hace que el
ámbito de la poesía sea muy diferente al de acá. Por ejemplo, no existe la idea esa, que es
tan frecuente aquí, del poeta de Chile o el poeta nacional, en fin, con cuyo nombre
habría que bautizar todo, las calles, las plazas, el aeropuerto, etc. Allá hay muchos
poetas, algunos más importantes que otros, pero no existe esa idea de El Poeta como
ocurre acá. Y obviamente, por el mismo tamaño del país, hay una gran cantidad de
editoriales importantes que publican libros de poesía. Cuando se publicó mi libro
"Versos robados" y me llegó el balance de los libros vendidos en dos meses y leí que
habían vendido ochocientos ejemplares, pensé que se trataba de un error, en Chile quizá
en diez años habré vendido quinientos. Esos son los volúmenes que se manejan allá. Si
en Chile un novelista vende diez mil libros hace una fiesta, en los Estados Unidos lo
echan de la editorial, ellos están acostumbrados a ediciones de ochocientos mil o un
millón de ejemplares. Es la diferencia de tamaño, por lo tanto hacer una comparación es
imposible. Lo que sí he notado es que allá los poetas leen en los cafés y les pagan tal cual
acá le pagan a un cantante.

¿Qué consejo les daría usted a los poetas que se están iniciando en la
poesía, se lo pregunto desde el punto de vista de estar insertos en un mundo
globalizado?

Creo que el mejor consejo que se pueda dar en este momento es que los poetas
concentren todo el capital de energía que tienen en hacer sus poemas de la manera más
intensa y mejor posible, y que no gasten sus energías en andar pensando en premios, en
salir en el diario, en la publicidad ni en la fama. Muchas veces los premios lo único que
consiguen son los famosos "quince minutos de gloria". En cambio los poetas que se
126

sostienen en la calidad de su obra, con o sin premios la obra sale adelante exactamente
igual, perdura. Siempre he pensado que si uno tiene un capital de creatividad no lo
puede malgastar, no lo puede dilapidar en cosas que no tengan que ver directamente
con poner todo lo de uno en la hechura del poema, en hacer el poema, en pensar el
poema como obra de arte. Por que a fin de cuentas lo que se ha perdido es que el poema
es una obra de arte, como un cuadro, como una escultura, como una obra musical o una
película.

Respecto al lenguaje ¿En su opinión, quién sería el verdadero protagonista


del poema: el lenguaje o lo que éste transmite, ya sea un tema de amor,
social o político?

Yo creo que el lenguaje se transforma en algo meramente comunicacional cuando no es


poesía, pero cuando es poesía lo que uno comunica es el lenguaje. Con respecto al
aspecto político, lo que siempre tiene que primar es la calidad poética, el hecho de que
un poema sea político no lo justifica como poema, sino que más bien le hace un flaco
favor al mensaje que está tratando de llevar a cabo. Si el mensaje político sale solo es
más una consecuencia del poema y no una causa del poema.

Usted es profesor universitario ¿Cuáles son sus objetivos como profesor?


¿Qué le gustaría que sus alumnos rescataran de lo que usted les entrega?

Tengo muy claro lo que quiero. No deseo ser una persona que se pare frente a la clase a
decir un monólogo, no, lo que quiero es que exista una intercomunicación. Es decir,
ellos pueden aprender algo de mí pero yo también aprendo mucho de ellos. Trato de
plantear siempre ciertos valores sobre la vida, sobre la sociedad, sobre la literatura. Los
valores son esenciales. También plantearles problemas y obligarlos a pensar sobre esos
problemas, ponerlos entre la espada y la pared, por decirlo de algún modo. Otro asunto
es plantearles la solidaridad, estamos entrando a un mundo de un yoísmo excesivo,
debemos ser mucho más solidarios cada día. La solidaridad es un valor que debemos
restablecer, porque la sociedad globalizada ha llegado demasiado alto con respecto al
egoísmo.
127

“Los críticos tienden a usar conceptos en


términos demasiado vagos y generales”

Por Augusto Rodríguez

Óscar Hahn nació en 1938 en la ciudad de Iquique, Chile. Reconocido como uno de los
escritores de la Generación del 60 en Chile, también llamada Generación Trilce. En 1959
obtuvo el Premio Poesía de la Federación de Estudiantes de Chile. El año 1961 obtuvo el
Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile por la obra Esta rosa negra. En
1967 obtuvo el Premio Único del Primer Certamen Zonal de Poesía Nortina de la
Universidad de Chile, ex sede Antofagasta. Estudió y ejerció la carrera de Pedagogía en
Literatura en la Universidad de Chile, sede Arica. En 1972 obtuvo el grado de Master of
Arts en la Universidad de Iowa. Volvió a Chile, donde ejerció el cargo de docente en la
Universidad de Chile sede Arica. Fue Doctor en Filosofía en la Universidad de Maryland,
Estados Unidos. Entre 1978 y 1988 fue colaborador de Handbook of Latin American
Studies de la Biblioteca del Congreso de Washington D.C. Es miembro de la Academia
Chilena de la Lengua. Obtuvo el Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile, el
Premio Municipal de Santiago y el Premio Altazor (2003). Premio Casa de América de
Poesía Americana, por su obra En un abrir y cerrar de ojos. Actualmente es profesor de
literatura hispanoamericana en la Universidad de Iowa.

—Óscar, ¿cuándo y por qué empiezas a escribir poesía? ¿Qué poetas son tus
referentes o tus autores de cabecera?

—Empecé a escribir poemas a los 16 años, pero no me gustaron, así que literalmente los
tiré a un río que pasaba cerca de mi casa y empecé de nuevo. Desde el principio le di
prioridad a la poesía escrita en nuestra lengua. Recuerdo que discutía con mis amigos
sobre este asunto. Ellos preferían a los poetas de otros idiomas, pero yo les decía: “Si yo
128

leo a Vallejo, leo a Vallejo; pero si leo a Cavafis, en realidad leo al traductor de Cavafis, a
menos que ustedes sepan griego, cosa que dudo”. Sólo he podido leer plenamente a los
poetas de idiomas que entiendo: Rimbaud, T. S. Eliot, Apollinaire, Eluard, Ungaretti,
Pessoa. Lo bueno de leer en la lengua materna es que uno puede ver las diferentes
técnicas y estrategias que usa el poeta. Esto es casi imposible de hacer en poemas
traducidos. Por eso leía poesía medieval española, barroca, modernista, del siglo XX; es
decir, todo lo que caía en mis manos escrito en castellano, más los poetas de las lenguas
que conozco.

—He leído tu poemario En un abrir y cerrar de ojos. Cuéntame de este


trabajo poético. Hablemos de tus posteriores libros. ¿Qué rumbos han
tomado?

—Ese es un libro muy especial para mí, por las circunstancias en que fue escrito. Me
operaron del ojo derecho y por milagro no quedé ciego de ese ojo. La convalecencia duró
seis meses. Me pusieron una burbuja adentro del ojo, más un parche encima que se
llenaba de sangre de vez en cuando. En esas penosas circunstancias, en las que apenas
podía ver las letras, fueron surgiendo los poemas. Después, en condiciones normales,
escribí un libro que se llama Pena de vida. Son reflexiones sobre la muerte, el amor y la
naturaleza, con algunas incursiones en la literatura fantástica.

—Tu poesía circula en las aguas del humor y la ironía, ¿qué es para ti el
humor?

—Uno de los problemas de los críticos es que tienden a usar conceptos, como el humor,
en términos demasiado vagos y generales. No es lo mismo el humor de Quevedo que el
de Cantinflas, creo yo. No se ha determinado todavía qué clase de humor es el que hay
en mis poemas y no me corresponde a mí hacerlo. Lo mismo con respecto a la ironía. En
todo caso, no es algo que yo me proponga realizar conscientemente. Lo que sí me queda
claro es que se ha exagerado la presencia del humor o de la ironía en mi poesía. Por
ejemplo, mis poemas contra la guerra no tienen nada de humorístico.

—Vivir lejos de tu país, ¿en qué ha beneficiado a tu poesía?


129

—Se ha beneficiado en lo obvio. Uno está inmerso en otra cultura, en otro idioma y hasta
en otro paisaje. Imagínate, yo pasé del desierto del norte de Chile a las nieves de Iowa.
Lo interesante es que este hecho provoca un distanciamiento, y entonces hay ciertas
cosas de tu país que las puedes ver desde otra perspectiva. Yo percibo mejor los matices
y rasgos distintivos del español de Chile y puedo incorporarlos a mi poesía.

—¿Actualmente en qué proyectos literarios está Óscar Hahn?

—En realidad lo que hay son proyectos terminados, que se están concretando en estos
mismos momentos. Por ejemplo, mi antología Poemas de la era nuclear acaba de ser
publicada por Bartleby de España, y mis poesías completas están por salir en Visor de
Madrid, con el título de Archivo expiatorio.Además, mi libro inédito Pena de vida esté
en prensa en LOM Ediciones de Santiago. También hay unas obras completas que van a
aparecer en Lima. Preparar todo esto ha sido muy agotador, así que ahora me dedico
solamente a escuchar música clásica y jazz, y a ver películas de los años 40.
130

El Apocalipsis de Óscar Hahn


Por Javier García

Le hubiese gustado ser periodista policial y no se cansa de ver partidos de fútbol. De


Marcelo Bielsa le interesa “el no dejar todo al azar”.

Óscar Hahn vivió en Estados Unidos 36 años. La mayor parte del tiempo en Iowa,
dedicado a la literatura, hasta que lo nombraron profesor emérito y se instaló en la
capital hace más de un año, en el piso 15 de un edificio a pasos de Providencia, donde en
menos de una cuadra se pueden ver cuatro farmacias de diferentes empresas.

Pero ya prepara otra vez las maletas. Lo hace por lo menos una vez al año para “ordenar
la casa” en Iowa donde viven dos de sus hijos. Esta vez los pasajes son a España. El 27 de
septiembre viaja a Madrid invitado por la Residencia de Estudiantes.

A los 17 años Hahn compraba sagradamente libros de la Editorial Losada. Una colección
que en la solapa decía que el autor había estado en la Residencia de Estudiantes de
Madrid, como Miguel Hernández, Rafael Alberti, García Lorca, Unamuno, Alfonso
Reyes y Ortega y Gasset.

La residencia, fundada en 1910, nació con el objetivo de propiciar un diálogo entre las
vanguardias internacionales, y recibió como conferencistas a Einstein, Henri Bergson,
Paul Valéry, Pablo Neruda, Le Corbusier, Paul Claudel, entre muchos otros.

Un planeta lejano para un joven de 17 años, que ahora tiene 71. “Soy invitado como
poeta en residencia ¡y todo pagado! Salió ese niño de 17 años a recoger la invitación”,
dice con los ojos brillosos, que ven a lo lejos la nevada Cordillera de los Andes. El autor
de “Versos robados” cumplirá con varias lecturas, dictará un taller y dará un par de
charlas. Además, fue invitado por la Universidad de Salamanca a una lectura.
131

Y se hará un tiempo para presentar “Archivo expiatorio”, su poesía completa que


aparece en octubre por editorial Visor, que llevará un prólogo del poeta y ensayista
español Luis García Montero.

Las noticias siguen. En la próxima Feria del Libro de Santiago se presentará una
antología poética por Fondo de Cultura Económica, titulada “Señales de vida”, en una
nueva colección y actualizada, a la publicada anteriormente por el mismo sello,
“Antología virtual”. Y por si fuera poco, el sitio web www.librosdementira.org pondrá en
la red una antología de su poesía amorosa.

EL EVANGELIO Y LA MAMÁ

A meses del 2010, Hahn fue invitado a escribir en un proyecto Bicentenario nacido del
Episcopado, llamado “El evangelio de Chile”, en el que participarán otros poetas como
Gonzalo Rojas, Armando Uribe y Raúl Zurita. El trabajo además incluye pintura y
música.

Especie de ópera, donde Hahn eligió los versículos del Apocalipsis. “A partir de ese pre-
texto uno tiene que hacer lo que quiera, un comentario, prosa poética, un poema nuevo,
lo que uno desee. Yo he leído el Apocalipsis desde los 14 años, y ahora cuando volví a
leerlo salió inmediatamente un poema”.

Las imágenes apocalípticas están en la poesía de Hahn desde sus primeros textos, como
“Reencarnación de los carniceros” y “Visión de Hiroshima”.

Cuando ocurrieron los bombardeos atómicos en las ciudades japonesas de Hiroshima y


Nagasaki, Hahn tenía ocho años.

“Yo estaba sentado en el suelo jugando en mi casa, en Iquique, y escuché una


conversación entre mi madre y unos tíos sobre las bombas atómicas, y describían como
había sido, y yo como niño paré la oreja y me quedé absolutamente impresionado, y de
alguna manera asimilé eso que me pareció horrendo”.

Luego sus pesadillas fueron la continuación del desastre. “Una de ellas era una ola
gigante que sumergía por completo a Iquique. Ya en Santiago, a los 11 años, soñaba que
132

de la Cordillera de los Andes se levantaba un hongo atómico”, dice abriendo los ojos
como si la imagen volviera a repetirse.

Su poesía también está relacionada estrechamente con la muerte. La de su padre cuando


tenía 4 años quedó como estampa en su cabeza de niño. “En el machismo nuestro decir
en el colegio ‘Voy a llamar a mi mamá’ no se ve bien. Y cuando tenía un problema, yo no
podía llamar a mi papá”.

Pero a la vez la relación con su madre se fortaleció. Uno de sus últimos poemas
publicados se titula “Muerte de mi madre”, donde le dice “El hecho de que me esté
dirigiendo a usted/ aunque no pueda responderme/ me dice que usted no está muerta/
que está en alguna parte del universo escuchándome…”.

“Siempre fuimos muy cercanos hasta que falleció a los 93 años. Cuando yo estaba en
Estados Unidos hablábamos por teléfono todos los días, de política, actualidad, le
gustaba leer el diario, era muy informada. Una relación no sólo maternal, sino fraternal.

Ese poema lo escribí en Filadelfia. Estaba alojado en un hotel, era muy tarde, no me
podía quedar dormido y prendí la televisión y estaban dando el funeral del Papa, y es ahí
donde se me produce ese contraste enorme entre el llanto de millones de católicos que
lloraban su muerte y el dolor mío por mi madre”.

EL CAOS DE LA PALABRA

“Archivo expiatorio” incluirá toda su producción poética. Desde “Esta rosa negra” (1961)
hasta “Pena de vida” (2008). Sin embargo hay un libro de Hahn que nunca aparece
antologado. Es “Agua final”, y no sólo porque incluye parte de los poemas que luego se
publicaron en “Arte de morir”, sino porque el libro desapareció del mapa.

El volumen, su segundo poemario, se publicó en Perú con una tirada de 500 ejemplares.
Hahn vivía en Arica y un poeta peruano le propuso la edición del libro. “Un año después
me llamó de Tacna y me dijo que me tenía una caja. Eran los 500 ejemplares, regalé
como 50, pero me quedé con el resto que desaparecieron para el golpe militar”.

Hahn escribe poco. Neruda le recomendó que escribiera un poema al día.


133

-¿Parece que la brevedad le sienta bien?

-Creo que la obra de un escritor tiene que ver con su carácter. Su expresión, explícita o
implícita. Yo no me considero tímido, pero sí retraído. Me incómoda estar con mucha
gente. Y la brevedad en mi obra quizá se ejemplifica cuando he pasado un año sin
escribir ni un poema. Yo no siento que la poesía sea un acto de la voluntad. Ese acto
mecánico no me funciona.

-Usted ha dicho que en poesía “lo nuevo es lo primero que se pone viejo”.
¿Qué opina de la poesía joven y sus asociaciones entre palabras, imágenes,
performances?

-Cada poeta tiene que hacer lo que mejor le acomode, pero como se dice “Por sus obras
los conoceréis”. Si sus obras son logradas me parece bien, pero quedarse en el puro
método no es suficiente. En lo personal, yo creo que la palabra es un instrumento muy
potente, que está en vías de extinción, y hay que tener cuidado, porque nosotros
pensamos como hablamos. Y la desarticulación de la palabra es un síntoma que alude a
la capacidad de pensar.
134

Esa fiesta mortal del lenguaje: Conversación


con Óscar Hahn
Por Miguel Ángel Zapata

Voy a comenzar con la pregunta ritual. ¿Cómo y cuándo fue que empezaste a
escribir poemas? ¿Recuerdas las circunstancias?
Las recuerdo bastante bien porque tuvieron que ver con un hecho puntual. Yo nací en
Iquique, un puerto que está en el extremo norte de Chile. Después, mi familia se trasladó
a Rancagua, cerca de Santiago. Tendría unos 16 años. Allí, a la salida del colegio, mi
novia me exigió que le escribiera un acróstico. Yo ni siquiera sabía qué cosa era un
acróstico y mi trato con la poesía era nulo. Entonces, como no quería quedar mal con
ella, me fui donde un amigo que era poeta y le pedí que escribiera el acróstico para
presentarlo como mío. Al día siguiente se lo mostré, pero ella no me creyó y me conminó
a que le escribiera otro ahí mismo. No me quedó más que intentarlo. Lo leyó y me dijo:
“Está bien, te creo”. Lo que más me sorprendió de todo este episodio es que escribir el
acróstico no me costó nada. Sentí que había descubierto algo nuevo. Escribí poco más de
20 poemas en un cuaderno. Al regresar del colegio a mi casa, tenía que pasar por un
puente que está sobre un pequeño río. Un día, mientras caminaba, me fui releyendo los
poemas. Los encontré malos. Cuando llegué al puente, tiré el cuaderno al agua. Empecé
otra vez desde cero. Los poemas que escribí después son los que están en Esta rosa
negra, mi primer libro.

Empiezas entonces con un ejercicio drástico de autocrítica. Ese pequeño


libro lo escribiste entre los 17 y los 20 años y tiene como foco único el tema
de la muerte. Llama la atención que un poeta tan joven tuviera esa
preocupación.
La verdad es que nunca he entendido por qué razón ese tema se adueñó de mi poesía
desde mis inicios y sigo sin entenderlo. La pérdida temprana del padre, por defunción o
por ausencia del hogar, parece ser una constante en la vida de muchos poetas. Mi padre
murió cuando yo tenía 4 años, pero no me atrevería a decir que ahí está la génesis de mi
temática. Como sea, el caso es que la obsesión por la muerte adquirió dos modalidades
distintas: la desaparición del individuo, y el exterminio colectivo por efecto de la guerra.
Estas dos vertientes reaparecen, en mayor o menor medida, en todos mis libros
posteriores.

Desde luego es el tema que preside Arte de morir, que en el fondo es tu


primer libro, porque tus dos cuadernillos anteriores, Esta rosa
negra y Agua final, están integrados a ese volumen. Dices que en Arte de
morir aparecen la muerte personal y la muerte masiva a consecuencia de
135

la guerra. Particularmente de la guerra nuclear, agregaría yo. Me interesa


que me hables sobre este segundo aspecto que ya es perceptible
enReencarnación de los carniceros, que escribiste a los 17 años. Además
acabas de reunir tus poemas bélicos en una edición muy bella, con el título
de Poemas radiactivos.
Bueno, yo tuve una conciencia muy temprana del peligro que significaba la proliferación
de armas nucleares. Cuando se lanzó la bomba atómica en Hiroshima y después en
Nagasaki tenía 7 años, estamos hablando de 1945. Ese año o el año siguiente, escuché
una conversación en mi casa sobre la bomba atómica y la aniquilación de esas dos
ciudades. Todo esto me impresionó muchísimo, tanto es así que frecuentemente tenía
pesadillas sobre el fin del mundo. Eventualmente todo eso fue a parar a mis poemas.

La presencia de la tradición española de la Edad Media y de los siglos XVI y


XVII es perceptible sobre todo en Arte de morir, aunque menos en tus otros
libros. Cómo llegas a ella, considerando que tus coetáneos chilenos tenían
más bien una actitud indiferente hacia la poesía española de cualquier
época.
Lo que pasaba era que ellos eran grandes lectores de poetas que escribían en otros
idiomas, especialmente en francés y en inglés. Pero como no dominaban esas lenguas,
tenían que leerlos en traducción. A mí me interesaba más tener la experiencia de leer a
Garcilaso, San Juan, Góngora o Quevedo en una lengua que yo podía entender y gozar y
cuyos procedimientos verbales podía admirar. Si yo leo, por ejemplo, a San Juan de la
Cruz, leo a San Juan de la Cruz; pero si leo a T. S. Eliot en castellano, no estoy leyendo a
Eliot, sino al traductor de Eliot. Después de vivir muchos años en Estados Unidos pude
leer a Eliot sin intermediarios y es una experiencia muy distinta. Lo cual no significa que
yo no respete y admire el arte de la traducción. Pero en estricto rigor, una traducción es
un meta-poema, es decir, un poema sobre otro poema.

Que es en cierto modo lo que hiciste con el cancionero anónimo Flor de


enamorados, impreso por 1562.
Dices bien: en cierto modo. Porque “traduje” al castellano moderno los poemas que
estaban en castellano antiguo, pero los trabajé como si fueran borradores de poemas
míos y me tomé la libertad de hacerles toda clase de modificaciones.

Has nombrado a poetas de los siglos XVI y XVII. Y la Edad Media, ¿qué papel
juega en todo esto? Hay una cita que tengo a mano y que me gustaría
reproducir. Es del crítico chileno Ricardo Latcham, ya desaparecido.
Comentando Esta rosa negra dice que “tiene ese equilibrio entre lenguaje
oral y lenguaje escrito, característico de los poetas medievales”.
Yo me inicié como lector de poesía un día que estaba esperando a un amigo en una
biblioteca y saqué por azar una antología de poetas españoles medievales. Estaban desde
luego las Coplas de Jorge Manrique, la Danza de la Muerte y otros poemas funerarios
136

que me llamaron mucho la atención. Además, siempre tuve esa idea de que el siglo XX
era como una nueva Edad Media. Muchos años después vi un libro de Umberto Eco en el
que desarrollaba la misma idea. Lo que me atrajo de esos textos antiguos fue
exactamente lo que dice Latcham.

En el fondo, lo que Latcham implicaba es algo que ha sido el sello de tu


poesía y es que en ella pueden convivir hasta los lenguajes más opuestos y
más contradictorios.
Así es. Y esto tiene que ver con el concepto pluralista que tengo de la poesía. En
Hispanoamérica hay ciertas tendencias sectarias que yo rechazo. Eso de: “escriban todos
como yo”, no me acomoda. Son las tentativas por establecer la dictadura de un canon
único, que todos deberían acatar. Yo defiendo que es más fructífera la existencia de una
pluralidad de estéticas, que pueden coexistir paralelamente y hasta manifestarse en un
solo poeta. El pluralismo es absolutamente central en mi poética y en mi pensamiento
político.

Es decir, que el crítico sueco Gustav Siebenmann da en el blanco cuando


dice que tú eres el gran integrador dentro de la poesía chilena.
Lo de “gran”, no sé. Lo de “integrador”, sin duda. Lo que yo he dicho es que a mí no me
interesa romper con nada. No quiero restar, sino sumar.

Podemos decir que Arte de morir tuvo una larga gestación si consideramos
que incluye poemas escritos a lo largo de unos 20 años. En cambio tu libro
siguiente, Mal de amor, te tomó sólo unos meses. Hay una gran diferencia,
¿no es cierto?
Desde luego. Ahora, déjame decirte algo. La presencia de la muerte me inquietaba, pero
me inquietaba aún más la ausencia del amor, a una edad en la que este sentimiento es
tan importante en la vida de las personas. Hasta que en 1980 ocurrió un hecho
inesperado en mi evolución poética. Mientras Arte de morir había tenido una lenta y
larga maduración, Mal de amor surgió en apenas cinco meses. El tema amoroso
irrumpió un día de agosto y los poemas empezaron a surgir casi sin pausa. Pero debo
reconocer que ni siquiera en este nuevo escenario la muerte le cedió todo el espacio al
amor. Cuando el amante del libro es abandonado por la mujer, pierde su forma física y se
transforma en un fantasma que utiliza sábanas, fundas de almohada y toallas para
materializarse subrepticiamente frente a ella.

Entrada directa en la literatura fantástica, podríamos decir, aunque esta


dimensión de tu poesía había sido vislumbrada antes. En un artículo que
apareció en la revista Ínsulaen 1977, Graciela Palau de Nemes dice
textualmente: “La sensibilidad contemporánea no había dado en
Hispanoamérica una verdadera poesía fantástica hasta Hahn”. ¿Estás de
acuerdo con ella?
Sin pronunciarme sobre esa supuesta anticipación, me parece una intuición suya
137

bastante aguda, porque hasta ese momento yo había publicado solamente Arte de moriry
mis nexos con lo fantástico son más evidentes en mis libros posteriores. Desde luego,
como te decía, en Mal de amor, con la figura del fantasma erótico, y después con la
entrada en escena de los prefantasmas.

Ya que hablamos de Mal de amor es inevitable mencionar que éste fue el


único libro de poesía prohibido en Chile durante la dictadura de Pinochet.
¿Qué fue lo que pasó?
En ese tiempo, para que un libro pudiera publicarse o distribuirse, había que pedir un
“permiso de circulación” al Ministerio del Interior. Con ese nombre trataban de eludir la
palabra “censura”. El editor imprimió el libro y lo distribuyó en las librerías, pensando
que lo del permiso sería un simple trámite, ya que se trataba de un libro de poemas de
amor. Pero cuando fue al Ministerio se encontró con la sorpresa de que el permiso le fue
negado y se le ordenó que retirara todos los ejemplares de las librerías y que destruyera
la edición completa.

Ya que no era un libro político o de protesta contra el gobierno, ¿tienes


alguna idea de cuál fue la razón que motivó la censura?
La verdad es que nunca he podido saberlo. Hay toda clase de teorías, eso sí, algunas
bastante curiosas. Por ejemplo, que el autor habría tenido una relación adúltera con la
esposa de un alto funcionario del régimen y que ella sería la “bella enemiga” que inspiró
el libro. Una revista peruana llegó un poco más lejos y afirmó que el marido engañado
era un almirante. Hasta el Washington Post intentó una explicación diciendo que había
un poema que era ofensivo para la Virgen María. En fin, cosas así.

¿Es posible que esto tuviera algo que ver con el hecho de que a raíz del golpe
militar estuviste preso y después tuviste que salir al exilio?
Es una posibilidad. A mí me tomaron preso en Arica la misma noche del golpe militar, es
decir, el 11 de septiembre del 73. Estuve un corto tiempo en la cárcel y al año siguiente
me fui a Estados Unidos. Lo de la censura ocurrió en 1981, así que no veo un vínculo
inmediato. Tiene que haber sido algo que sucedió cerca de la publicación del libro.

Ya que el poema supuestamente culpable es “Misterio gozoso”, dejemos este


asunto en el misterio. En una respuesta anterior mencionaste a los
prefantasmas. Quizás sería bueno que hablaras sobre esos extraños
personajes que deambulan por tus poemas.
Los prefantasmas son seres que todavía no han nacido en un cuerpo, pero cuya presencia
inmaterial es perceptible de distintas maneras. Hay que distinguirlos de los fantasmas
tradicionales, que son posteriores a la muerte. Estos son anteriores al nacimiento, pero
igual nos visitan de vez en cuando y andan penando por ahí.

Llegaste a Estados Unidos como exiliado en 1974. Hiciste tu doctorado en


138

Filosofía en la Universidad de Maryland, donde estuviste 3 años, y en 1977


fuiste contratado como profesor de Literatura Hispanoamericana por la
Universidad de Iowa, cuya sede está en Iowa City. Esta ciudad es
considerada una de las más “literarias” de Estados Unidos. Allí están el
famoso Workshop y el Taller Internacional de Escritores. En tus más de 30
años en esa ciudad tienes que haber conocido a escritores muy importantes.
Si tuvieras que destacar a uno solo, ¿quién sería ese escritor?
Tienes razón. Por Iowa City ha pasado medio mundo. Desde luego, muchas figuras
mayores de la literatura norteamericana, como Tennessee Williams, Robert Lowell, John
Cheever o John Irving. Y la cantidad de profesores o ex alumnos que han obtenido el
Premio Pulitzer es impresionante. A muchas de esas personas las conocí muy
superficialmente. Por eso, si tuviera que nombrar a uno en particular, tendría que ser
Raymond Carver, con el cual tuve un trato bastante frecuente durante el primer semestre
de 1978.

En este momento, ¿qué recuerdas de él?


Que era un tipo grandote, con pinta de oso y cara de niño. Compartimos un café muchas
veces con un grupo pequeño de colegas y alumnos de la universidad. Lo recuerdo no
sentado, sino casi tendido en su silla, con sus largas piernas estiradas. Escuchaba todo
con mucha atención, pero sin mirar al que hablaba. En esos años había publicado dos
libros de cuentos que fueron bien recibidos por la crítica, pero todavía no era la leyenda
en la que se ha convertido hoy.

Si no calculo mal, Carver tenía 40 años cuando lo conociste y su obra era


más o menos exigua. Tú tampoco has sido un autor muy prolífico, ¿no es
cierto? De hecho en tu último libro, que incluye todos tus poemas a la fecha,
hay 226 poemas. En 54 años de poesía, da un promedio de cuatro poemas
por año. ¿A qué se debe esto?
Lo que ocurre es que desde el episodio juvenil del puente tuve la convicción de que la
creación poética tenía que obedecer a una poderosa necesidad interior, y el momento de
poner los versos en el papel tenía que llegar como un llamado. Es algo semejante a lo que
experimentan las personas con vocación religiosa, cuando dicen que sienten el llamado
de Dios. Este es sólo un ejemplo, claro. Lo que quiero decir es que yo me pongo a escribir
un poema cuando siento el llamado de la poesía. Y eso no puede ocurrir a cada rato.

Óscar, estamos entrando en un terreno que me interesa mucho. En varias


entrevistas te has referido a esta especie de “llamado”, y si no entiendo mal,
es lo mismo que has denominado “apariciones”. ¿Es así o estoy equivocado?
No, no, estás bien. Te explico esto de las apariciones. Son versos sueltos o fogonazos
verbales que irrumpen desde el interior del sujeto. No vienen de una dimensión o de una
alteridad ajena al yo, como ocurre con las revelaciones religiosas o con la intervención
mitológica, cuyo origen, se supone, es Dios o las musas. Mis apariciones son algo
139

completamente distinto a lo que habitualmente se denomina inspiración. Las he


comparado con otras apariciones que entran en el orden de lo sobrenatural, como
cuando a alguien se le aparece la Virgen María. Pero las mías no son apariciones
religiosas, sino profanas, y se exteriorizan mediante la palabra. Me gustaría puntualizar,
eso sí, que lo que estoy diciendo no pretende tener un alcance universal. Sólo estoy
describiendo un fenómeno particular, es decir, lo que me pasa a mí y nada más.

Ya sabemos entonces a dónde apunta el título de tu libroApariciones


profanas, publicado por Hiperión en 2002. Dices en una entrevista que
algunos de tus poemas te dan miedo porque son como profecías privadas.
Cuando los lees retrospectivamente descubres que anunciaban algo que te
ocurriría después. Por ejemplo, “La muerte es una buena maestra”.
De verdad es muy inquietante. En octubre de 1998 tuve un infarto al miocardio que casi
me cuesta la vida. Varios meses antes, y sin que jamás hubiera tenido ni el más leve
malestar al corazón, escribí un borrador en el que el protagonista tiene un ataque al
corazón y va a parar a un hospital. Es el poema que tú citas. Las llamé “profecías
privadas” para distinguirlas de las otras, de las tipo Nostradamus, porque tienen una
validez limitada, puramente personal.

Bastante perturbador por cierto. En ese mismo libro hay un poema que es
muy emblemático en Chile: “Hueso”.
Sí, es un homenaje a los detenidos-desaparecidos. Te confieso que me cuesta mucho
leerlo en público. Se forma una atmósfera tan especial que cuesta controlar la emoción.

En un abrir y cerrar de ojos ha sido tu libro más galardonado. En 2005 ganó


el premio Casa de América de España, después el premio del Consejo
Nacional del Libro de Chile y finalmente el premio José Lezama Lima de
Cuba. ¿Qué me dices?
Que lo considero una compensación de alguna divinidad ecuánime. Sucede que En un
abrir y cerrar de ojos tuvo una gestación bastante tormentosa. En septiembre de 2005
sufrí un desprendimiento de retina grave. Estuve a punto de perder el ojo derecho y debí
ser operado de urgencia. Durante los meses de convalecencia fueron saliendo una serie
de poemas que a duras penas lograba garrapatear en hoja sueltas, porque casi no veía. Al
final de ese verdadero calvario me encontré con que tenía en mis manos un nuevo libro
de poemas: En un abrir y cerrar de ojos.

¿Recuerdas cómo surgió el título?


Claro. En medio de la experiencia que te acabo de contar estuve pensando lo siguiente:
abrimos los ojos al nacer y los cerramos al morir; entre medio, muy velozmente,
transcurre la vida: en un abrir y cerrar de ojos.

Tienes fama de ser un eximio autor de sonetos. ¿Qué te atrae en este tipo de
140

composición tradicional?
En Chile se ha exagerado mi supuesta condición de sonetista. Lo cierto es que en mis más
de 50 años de poesía he escrito sólo 30 sonetos. Aunque parezca raro, yo no elijo utilizar
esta forma. Surge la aparición, que puede estar compuesta de uno o dos versos, y yo no sé
si va a terminar siendo un poema en versos libres o una composición clásica. Pero en
algún punto de su desarrollo empieza a tomar la configuración de soneto y yo
simplemente me dejo arrastrar por la estructura que se va insinuando.

Enrique Lihn describió tu poesía como “esa fiesta mortal del lenguaje”, frase
que he elegido como título de esta entrevista. También se refirió a ti como
“el vero artista de la palabra”. En este caso, ¿estaba pensando en tus
sonetos?
Yo creo que se refería específicamente a los poemas de Arte de morir, fueran sonetos o
no. Él escribió varios ensayos sobre ese libro. A excepción de Mal de amor, Enrique no
conoció mis publicaciones siguientes. Cuando aparecieron ya había fallecido. Él sabía,
eso sí, que para mí el poema es una obra de arte, como la pintura o la música o el cine. Y
esto no tiene nada que ver con esteticismos o con la doctrina del arte por el arte.

En tus dos últimos libros, En un abrir y cerrar de ojos y Pena de vida, el tema
de la guerra reaparece de una manera muy impactante. Poemas como “Los
jinetes del Pentágono”, “En la tumba del soldado desconocido” o “Retrato de
familia iraquí” remecen hasta al lector más insensible.
Lo que ocurre es que viviendo en Estados Unidos me vi enfrentado al problema de la
guerra de una manera cotidiana. Los dos libros que mencionas fueron escritos durante el
período de las Torres Gemelas y las guerras de Irak y de Afganistán. Yo veía a mis
propios estudiantes de la Universidad de Iowa partir a la guerra y a algunos de ellos
regresar adentro de un ataúd. Además pensaba en los miles de iraquíes y afganos que
morían en sus respectivos países. Antes de vivir en Estados Unidos yo ya tenía una
sensibilidad muy acusada con respecto a la barbarie que representa la guerra. Pero otra
cosa es vivir bajo un gobierno que está lanzando bombas y misiles a cada rato contra
otros países.

Como hemos dicho, hay diversos temas o aspectos muy definidos dentro de
tu poesía: el erotismo, la muerte individual, la guerra convencional o
nuclear, lo fantástico, la convivencia de tradición y modernidad, pero hay
una línea que se insinúa en el poema “Invocación al lenguaje” de Arte de
morir, pero que sólo cristaliza en tus últimos libros. Es lo que podríamos
llamar la de poemas que hablan sobre el arte de la poesía. ¿A qué atribuyes
la irrupción de este tema?
No lo sé. Puede ser a una deformación profesional, ya que he sido profesor de literatura
por muchos años. Lo que sí puedo decirte es que nunca me propuse introducir esa línea.
Aún más, ni siquiera estaba consciente de ella hasta que el crítico venezolano Miguel
141

Gomes la puso en evidencia. Pero me parece que en poemas como “¿Por qué escribe
usted?” o “Arte poética” lo único que queda claro es que no sé por qué escribo, ni cuál es
mi arte poética.

De acuerdo, en esos poemas nunca das una respuesta y todo permanece


abierto. Pasando a otra cosa, hay un aspecto que llama la atención en tu
poesía y es que, aunque a veces recurres a la tradición medieval o clásica, tus
poemas incluyen con toda naturalidad elementos que podríamos llamar de
la tecnología actual o del mundo moderno: televisores, computadoras,
celulares, e-mails, la bomba atómica, un jet a 30,000 pies de altura o la
radioactividad, por nombrar algunos. ¿Cómo consigues que esta especie de
disonancia no produzca un efecto negativo en el lector?
A ver, en el arte actual las disonancias no son necesariamente malas, pero en mi caso
tiene que ver más bien con algo que encuentras en el pensamiento de Heráclito y que es
la coincidencia de los opuestos. Así como la muerte está en la vida, o el sueño en la
vigilia, la tradición y la modernidad convergen y se fusionan en un punto, y ése punto es
el presente desde el cual escribo.

A propósito de lo que dices recuerdo tu poema “Fragmentos de Heráclito al


estrellarse contra el cielo”, que fue citado por Fernando Savater en uno de
sus ensayos. Pero quizás el poema tuyo más conocido sea “En una estación
del Metro”, de Versos robados. Puede encontrarse en la web en
innumerables blogs y está hasta en YouTube. ¿No te preocupó ponerle el
mismo título que tiene un poema de Ezra Pound?
Al contrario. Quería mostrar que el hecho de que dos poemas tengan el mismo título no
significa nada. Era como un desafío a los críticos. Quería decirles: o.k., me voy a robar
este título y voy a hacer explícita la semejanza. Ahora hablen de las diferencias que hay
entre los dos poemas. El problema es que a los críticos les cuesta mucho hablar de la
diferencias.

La editorial Visor acaba de publicar tus poesías completas con el nombre


de Archivo expiatorio. Lo de “completas” puede ser relativo, me imagino.
Esperemos que sí.Digamos que es sólo un alto en el camino. Antonio Machado escribió:
“Al andar se hace camino/ y al volver la vista atrás/ se ve la senda que nunca/ se ha de
volver a pisar”. Gran verdad con respecto a la vida. Pero el arte tiene su propio modo de
existencia, y los lectores de Archivo expiatorio podrán volver a pisar la senda que mis
poemas han trazado desde 1955 hasta el presente, cuantas veces quieran. Ojalá que esos
versos no hayan sido, como dice el mismo Machado, “sólo estelas en la mar”.
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«Cruzo la frontera del amor para llegar a la


muerte, y la de la muerte para llegar al
amor»

por Mario Casasús

CUERNAVACA, MOR. La entrevista a Oscar Hahn (Chile, 1938) es con motivo de la


invitación a la tercera edición de Cosmopoética: Poetas del mundo en
Córdoba (España), del 19 y al 23 de abril. A dicho encuentro asistirán Derek Walcott
(Premio Nobel de Literatura 1992), el palestino Mahmud Darwix, los marroquíes
Mohamed Achaari y Medí Akriff; la colombiana Piedad Bonnett, el peruano Eduardo
Chirinos, el estadunidense Mark Strand, los europeos John Burnside, Claude Esteban,
Maurizio Cucchi y Tomás Segovia, alguna vez exiliado en Tepoztlán.

Oscar Hahn radica en Estados Unidos desde 1974, es profesor de Literatura


Hispanoamericana en la Universidad de Iowa, pero eso no le ha impedido ser candidato
al Premio Nacional de Literatura de su país.

Destacan su publicaciones: en México, Antología virtual, Fondo de Cultura Económica,


con prólogo de Jorge Edwards (1996); en España: Versos robados (editorial Visor,
1995), Tratado de sortilegios (1992) y Apariciones profanas (editorial Hiperión, 2002);
en Argentina: Arte de morir, con prólogo de Enrique Lihn (1977); y en Chile: Esta rosa
negra (1961), Agua final (1967), Mal de amor (1981), Imágenes
nucleares (1983), Estrellas fijas en un cielo blanco (1989), Vicente Huidobro o el
atentado celeste (1998), Flor de enamorados (1997) y Sin cuenta poemas (2005). Todos
sus libros serán reeditados por el sello Lom (palabra de la lengua yámana que
significa sol), editorial independiente que creó una alianza con Era (México), Trilce
(Uruguay) y Txalaparta (País Vasco, España).
143

Conocí a Oscar Hahn junto al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal en las fiestas del
Centenario de Neruda (2004); desde entonces nos hemos escrito varios correos hasta
considerarnos buenos amigos. Oscar Hahn es uno de los poetas chilenos más
distinguidos internacionalmente, junto a Gonzalo Rojas, Nicanor Parra y Pablo Neruda,
entre ellos hay algo en común, más allá de la poesía, estudiaron en el Instituto
Pedagógico de la Universidad de Chile.

Cuéntame de tu adolescencia, ¿en qué momento decides ir a estudiar al


Pedagógico y ser poeta?

―Aunque nací en Iquique, en el norte de Chile, mis años de adolescencia los viví en el
sur, en Rancagua. Mis primeros poemas los escribí en esa ciudad, a los 16 años, pero no
quedé conforme y me deshice de ellos. A los 17 empecé a escribir los poemas que
después incluiría en mi primer libro, Esta rosa negra. Cuando llegó el momento de ir a
la universidad, ya tenía claro que quería estudiar literatura, y en esa época el mejor lugar
para hacerlo era el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.

En tu poesía ¿qué frontera eliges cruzar? ¿La del amor o la de la muerte?

―Se ha dicho que mis temas centrales son el amor y la muerte. Mi primer libro se
llama Arte de morir y el segundo Mal de amor. Sin embargo, hay críticos que postulan
que Mal de amor es un libro sobre la muerte y que Arte de morir es un libro sobre el
amor. Digamos entonces que cruzo la frontera del amor para llegar a la muerte, y la
frontera de la muerte para llegar al amor.

En 1996, Jorge Edwards, quien fuera Premio Cervantes (1999) te definió


con “la fuerte presencia de la tradición castellana clásica. (Hahn) suele
recuperar al Vicente Huidrobro creacionista (…) Otra faceta de la obra de
Hahn que salta a la vista en una relectura es el de la fabulación filosófica,
moral y política”. ¿Te identificas mayormente con alguno de estos
elementos descritos por Edwards? ¿Por qué?
144

―Cuando Jorge Edwards hablaba de la tradición castellana clásica se refería más que
nada a Arte de morir. Con respecto a Huidobro, si mal no recuerdo, Edwards lo
relaciona con el poema Hipótesis celeste. El problema es que algunos críticos siguen
hablando de la tradición castellana en mi poesía como si después de Arte de morir no
hubiera escrito otros poemas. Mis cuatro libros siguientes tienen poco o nada que ver
con esa tradición.

Estudiaste en la Universidad de Chile, en el mismo instituto que Pablo


Neruda, Fernando Alegría, Nicanor Parra y Gonzalo Rojas, obviamente no
fueron tus compañeros de clase, pero ¿todavía viste al antipoeta Nicanor
Parra en el Pedagógico? ¿Qué recuerdas del Peda?

―En esos años te podías topar con Nicanor Parra en los jardines del Pedagógico.
Muchas veces nos invitaba a almorzar a su casa. Nicanor Parra era profesor, no en el
Departamento de Castellano, sino en el de Matemáticas. Los cinco años que pasé en el
Pedagógico fueron muy importantes en mi formación, pero más que en las aulas, fuera
de ellas, en los diálogos con los otros estudiantes.

“En el Pedagógico había una gran efervescencia, típica de los años sesenta, tanto en lo
cultural como en lo político. Pasábamos alegremente de la Revolución Cubana a los
Beatles, y de los Beatles a la canción de protesta latinoamericana. Muchas de las ideas
de la Unidad Popular se incubaron ahí.”

Has caído preso en dos ocasiones, la primera cuando eras estudiante del
Pedagógico, la segunda, durante la dictadura de Pinochet. ¿Cuál encierro te
obligó a escribir?

―No estuve en la cárcel mientras era alumno del Pedagógico, sino después. Lo que pasó
fue que una vez nos “tomamos” el Pedagógico en apoyo a los maestros de secundaria
que llevaban mucho tiempo en huelga. Los carabineros (policía militarizada) rodearon
el establecimiento y estuvieron a punto de retomarlo por asalto, pero nos mantuvimos
145

firmes y se retiraron. A algunos nos tomaron presos a la salida, pero tuvieron que
soltarnos ahí en la calle, debido a la presión de cientos de estudiantes que exigían a
gritos que nos soltaran.

“La segunda vez fue en Arica, en la noche del 11 de septiembre de 1973, como
consecuencia del golpe militar. Fue una experiencia muy traumática, porque aunque
permanecí en la cárcel un tiempo breve, estuve a punto de que me fusilaran. A la salida
de la cárcel escribí el poema La muerte tiene un diente de oro.”

¿Por qué decidiste no regresar a Chile?

―Yo partí al exilio a mediados de 1974. Durante varios años, como muchos exiliados,
viví con las maletas listas, esperando la inminente caída del régimen, pero el tiempo
pasaba y pasaba y el dictador no caía. A esas alturas uno ya tiene una familia, una casa,
un trabajo estable, hijos chicos que cuidar, y no es fácil tirar todo por la borda y partir a
la aventura. Sin embargo, traté de volver, pero todo se quedó en promesas de trabajo
que nunca se cumplieron. Muchos exiliados que regresaron a Chile y ocuparon
posiciones de poder en los gobiernos democráticos, se olvidaron de los que seguían
afuera, así que decidí aferrarme a lo que tenía y que me había ganado yo solo, y darles
estabilidad a mis hijos, que por lo demás eran nacidos y criados en Iowa.

¿Qué te significa ahora, que tu libro Mal de amor fuera censurado por la
dictadura de Pinochet?, y ¿hace 25 años? ¿Pensaste en hacerlo llegar a Chile
de manera clandestina?

―Mal de amor fue el único libro de poesía censurado por el régimen de Pinochet,
estando ya impreso y distribuido. Se le ordenó al editor que retirara todos los ejemplares
de las librerías. Pero el libro circuló clandestinamente, en fotocopias o copias
manuscritas de los poemas. Esto ocurrió en 1981, es decir, hace 25 años. Y en unos
meses más, para recordar este hecho, Lom Ediciones va a publicar una edición especial
del libro, con acuarelas de Mario Toral. Que Toral participe en esto es muy significativo
para mí, porque él fue el ilustrador, a petición de Pablo Neruda, de la famosa edición de
146

lujo de losVeinte poemas de amor y una canción desesperada.

¿50 años de poesía?, o ¿50 años como poeta? ¿Cómo se mira el tiempo a tu
edad? ¿Y la muerte?

―Se mira el tiempo para atrás, y se ve muy corto. Se mira el tiempo para adelante, y se
ve más corto todavía. La inmortalidad no es uno de los atributos del ser humano, así que
no queda más que resignarse.

Decir Iowa, es decir la ciudad del Programa Internacional de Escritores.


¿Qué escritor te ha impresionado durante tus años en Iowa?

―Tuve una relación de amistad y un diálogo casi diario con José Donoso, con Carlos
Germán Belli, con José Agustín y con el poeta rumano Marin Sorescu, pero también me
gustaría mencionar a Raymond Carver, con quien solíamos tomarnos un café y
conversar de vez en cuando en Iowa City. Hablo de 1978. En esos años, para mí él era
solamente Ray, un escritor que recién estaba empezando a ser reconocido y no el
legendario Raymond Carver que conocemos ahora. Recuerdo que bromeaba conmigo
porque habíamos nacido el mismo año.

Tu última visita a Chile fue en 2005, Juan Gelman te invitó a la ceremonia


del Premio Neruda 2005, háblame de ambos poetas: Gelman y Neruda.
¿Puedes escribir una crítica comparada de estas dos poesías fundacionales
de Latinoamérica?

―Yo había llegado a Chile invitado por el Ministro de Cultura José Weinstein, para
participar en un proyecto de difusión cultural. Cuando Juan Gelman supo que me
encontraba en Santiago, tuvo la amabilidad de llamarme y de invitarme a la entrega del
Premio Iberoamericano Pablo Neruda, que le habían otorgado con tanta justicia. Y,
claro, ahí se juntan dos grandes nombres de nuestra poesía: Neruda y Gelman. Uno, un
poeta torrencial, que deja que el torrente fluya sin diques que lo contengan, y el otro, un
poeta que quisiera decir más, pero que tiene que luchar cuerpo a cuerpo con las
147

limitaciones del lenguaje. Y también, claro, dos grandes combatientes por la dignidad de
nuestros pueblos.

Vos sos un latino en Estados Unidos. ¿Cómo ves la aportación de los


inmigrantes a la cultura norteamericana y en la literatura?

―La población latina ha crecido muchísimo en los Estados Unidos. En estos momentos
hay unos 45 millones de hispanos, incluyendo los indocumentados. Es decir, más
habitantes que en la mayoría de los países latinoamericanos. Las nuevas leyes que se
han presentado en beneficio de los inmigrantes no son un gesto de altruismo, sino una
prueba clara de que los hispanos son un poder político, económico y cultural del cual no
se puede prescindir. Muchas editoriales hispanas ya se están instalando aquí, e incluso
hay editoriales norteamericanas, que antes solamente publicaban libros en inglés, que
ahora están incorporando colecciones de libros en castellano. El impacto de los hispanos
se está dejando ver, pero todavía hay abusos, prejuicios y estereotipos que esta sociedad
debe superar.

¿Qué esperas del encuentro Cosmopoética: Poetas del mundo en Córdoba,


España?

―Espero reencontrarme con algunos amigos como Piedad Bonnett, Antonio Gamoneda,
Eugenio Montejo y Tomás Segovia, y poder dialogar informalmente con los otros poetas
invitados. En estas citas internacionales siempre se aprende algo en las sesiones
oficiales, pero muchas veces los nuevos vínculos o amistades que uno hace, incluso con
personas del público, terminan siendo muy gratificantes.

Sé que la editorial Andrés Bello publicará tus Obras Completas, y que


además tienes un libro en la imprenta de la editorial española Visor. ¿Qué
me puedes adelantar? ¿Algo nuevo mediante la alianza Lom y Era de
México? ¿Fue difícil reunir tu poesía completa?

―La Editorial Andrés Bello de Santiago tiene en prensa ahora mismo un libro mío que
148

se llama Obra poética. Incluye todos los poemas que he publicado hasta el año 2006 y
algunos inéditos. En realidad no fue difícil hacer esto porque yo no he escrito ni he
publicado mucho. Y, claro, acabo de corregir las pruebas de imprenta de una antología
que va a publicar la Editorial Visor de Madrid con el título de Archivo expiatorio. En
cuanto a la alianza Lom-Era, no estaba informado, pero me parece estupendo, porque la
literatura mexicana va a circular mejor en Chile, y la chilena en México. Espero ser uno
de los favorecidos.

“Para mí, viajar ya no es un


agrado, es una tortura”
Por Jaime Albornoz
Oscar Hahn nos habla de su relación con el viaje, al ser un poeta viajero por obligación
que detesta los aeropuertos y que rechaza invitaciones de otros lugares para no moverse
de su casa.

El poeta iquiqueño miembro de la generación


literaria de los 60 ha tenido que estar buena parte
de su vida arriba de aviones, o en esperas eternas en
aeropuertos internacionales que detesta, su viaje
empezó cuando involuntariamente se tuvo que ir del
país luego del golpe militar de 1973 para radicarse
en Estados Unidos. Desde ese entonces Hahn se
convirtió accidentalmente en uno más en la lista de
artistas instalados fuera de la patria construyendo
su obra poética en la ciudad de Iowa, donde vive
hasta el día de hoy, enseñando literatura
Hispanoamericana a los estudiantes gringos de
letras, en la Universidad de dicha ciudad. Ganador
del premio Casa de América de Poesía Americana
en el 2006, el autor de “Mal de Amor” el único libro
de poemas prohibido en la dictadura, repasa sus viajes como pasajero accidental y como
han influido en su imaginario poético por donde desfilan pasillos de supermercado,
amores modernos, televisores, rockeros suicidas y sopas Campbell.

¿Cómo fue para ti el primer viaje que hiciste a Estados Unidos cuando te
tuviste que ir del país?
149

Mi primer viaje a Estados Unidos fue en 1961, en un programa de intercambio estudiantil


que había entre la Universidad de Chile y la Universidad de Texas. En 1971 fui invitado al
Taller Internacional de Escritores de la Universidad de Iowa. De ahí me fui a Nueva York,
a hacer estudios de postgrado. Pero las noticias que llegaban desde Chile eran alarmantes
y decidí regresar. El golpe militar me sorprendió en Arica. Después de estar preso y de
haber sido exonerado de la Universidad, me di cuenta de que era riesgoso para mí
quedarme en Chile y me exilié en Estados Unidos. En lo emocional mi llegada fue
bastante difícil. Estaba confuso y temeroso y casi todas las noches tenía pesadillas en las
que me veía de nuevo en la cárcel.

¿Porque decidiste quedarte en Estados Unidos?

No es algo que uno decida, así de repente. Lo años van pasando, uno forma una familia,
tiene una casa, un trabajo estable, y entonces ya no es fácil tirar todo por la borda y partir
a la aventura. Además, la dictadura seguía vigente en los primeros años de democracia.
Cuando la situación empezó a mejorar, hice planes para regresar, pero ninguna de las
posibilidades de trabajo que me ofrecieron se concretó y yo no soy de los que parten con
la familia sin tener algo seguro para todos.

¿Cómo ha influido el paisaje de Iowa en tu obra literaria?

Sin duda ha influido en aspectos sutiles que yo no percibo, pero también hay un impacto
en poemas que tienen que ver expresamente con el paisaje y el clima de Iowa, como por
ejemplo “Paisajes de invierno”, “Almendros”, “Grado cero” o “Noche y niebla”. En estos
poemas, y en otros, la nieve y el hielo tienen un rol fundamental. Lo cual no deja de ser
irónico, porque nací y viví muchos años en los desiertos del Norte Grande.

¿Cómo se filtran los elementos de la cultura pop de Estados Unidos en tu


poesía?

Es evidente que la cultura pop de Estados Unidos ha penetrado en todo el mundo y forma
parte de la vida diaria de las personas. Es lo que los expertos llaman “educación refleja”.
Es decir, todos esos conocimientos que lo nutren a uno y que no forman parte del sistema
educacional de un país. Por ejemplo, la música popular, el cine, la televisión, y hasta la
ropa y la comida chatarra. Esos elementos están presentes en mis poemas. Es inevitable
porque viviendo en Estados Unidos los recibo de primera mano. Hace poco apareció en
España una antología mía que se llama Poemas de la era nuclear. se libro está centrado
en todo esto.

¿Qué extrañas de Chile?

Lo que más falta me hace es el calor humano de la gente común y corriente. Y también la
comida. Echo de menos la comida chilena. Lo que uno come diariamente no es sólo un
alimento físico, también es un alimento espiritual. Y si falta, es una carencia que afecta a
la identidad cultural de uno.
150

¿Cuál es el viaje que de tu vida es el que más recuerdas?

Yo nombraría dos de muy distinta naturaleza. Uno fue un viaje a Lisboa que hice en el
verano europeo de 2001. Fue un visita romántica, lo que hizo que el mundo exterior: las
calles, las casas, los cafés, el paisaje, se impregnaran de esa relación. Pero el que recuerdo
con más nostalgia y alegría es un viaje que hice con mis niños a las Bahamas en 1997.

¿Te gustan los aeropuertos, que sensación te provocan?

Una de las cosas que más detesto en la vida son los aeropuertos. Después del ataque a las
Torres Gemelas todo cambió para peor. Para mí, viajar ya no es un agrado, sino una
tortura. Cuando llego a mi lugar de destino me siento mejor, pero de sólo pensar que para
volver tengo que pasar de nuevo por toda esa burocracia y por los humillantes controles
de los aeropuertos, me deprimo. De hecho, he rechazado invitaciones a otras ciudades,
simplemente porque me sentía mejor quedándome tranquilo en mi casa.

¿Qué lugar te gustaría visitar, al cuál no has podido conocer?

El Caribe a mí me gusta mucho: el mar, los colores del paisaje, las frutas, el clima. No los
típicos “resorts” que están llenos de turistas, sino esas islas pequeñas, casi despobladas,
que no aparecen en los mapas y que escoden historias de piratas y de tesoros enterrados.

¿Qué influencia tiene los viajes en tu obra?

Muy poca, creo yo. No soy un “viajero” en el sentido clásico del término. Más bien soy
alguien que se traslada accidentalmente de un lugar a otro. Soy una persona muy
sedentaria y reservada y tiendo a sentirme mejor adentro de mi casa.

¿Qué significa para ti volver a Chile, que destacas de tu última visita al país?

Volver después de 34 años de ausencia, aunque haya estado aquí de visita muchas veces,
es complicado. Cuando salía al extranjero antes del golpe y regresaba, sentía que volvía al
mismo país. Ahora siento que sólo en parte es el mismo país y en gran parte es un país
extranjero para mí, un país que no está en ningún mapa geográfico y tampoco está en mi
mapa mental.

¿Al ser un poeta que vive en el extranjero cual es tu relación con la escena
literaria de acá y la relación con tus lectores?

-Nunca me atrajo la llamada escena literaria. Esa “escena” tiene muy poco o nada que
ver con la literatura. La literatura está en los libros, no en las reuniones sociales.
Tampoco me gusta hacer presentaciones públicas. Cuando las hago, es por obligaciones
que contraigo con alguna editorial o con algún amigo. A otros escritores les encanta todo
eso, y está bien. No estoy criticando a nadie. Que cada cual haga lo que le gusta hacer. En
151

cuanto a los lectores, me interesan mucho los lectores corrientes, aquellos que no son ni
profesores de literatura ni escritores, porque tienen una relación con los libros menos
contaminada.

¿Qué lees cuando viajas?

Casi no leo. Tuve una operación grave a un ojo y eso me arruinó la visión. El acto físico de
leer es muy agotador para mí, más aun arriba de un avión. Lo que hago es escuchar
música en mi iPod. Tengo una verdadera antología de composiciones favoritas,
principalmente jazz y música clásica, que escucho durante el vuelo, y a veces también
“escucho” algún libro.

¿Qué libro sobre viaje te gusta?

Peregrinaje a Medina y la Meca de Sir Richard Francis Burton. Es un relato fascinante


que leí hace tiempo por recomendación de José Donoso. Pepe me contó en Iowa que
estaba planeando una novela sobre este orientalista y explorador. Burton junta
magistralmente la aventura de viajar con la aventura de escribir.
152

La voz pública de lo más íntimo


Por Carlos Javier Morales

Charlar con Óscar Hahn (Iquique, Chile, 1938) es un


placer que nos entusiasma y nos inquieta, como lo
hace su poesía, de tan larga trayectoria, aunque tan
sorprendente siempre por sus intuiciones, su
sabiduría y por la inesperada situación en la que cada
vez se halla el yo-poético. El pasado mes de octubre
apareció su poesía completa hasta la fecha, con el
título deArchivo expiatorio (Madrid, Ed. Visor,
2009).

Con él hemos hablado de su poesía, de la poesía


chilena y de la poesía en general.

Su obra poética es muy dilatada y variada en los motivos concretos de cada


poema, pero siempre se centra en temas tan fundamentales como el amor,
la muerte y la crisis moral de la sociedad. ¿Estas inquietudes responden a
una posición intelectual muy definida o surgen de modo totalmente
espontáneo?

No creo que surjan de una posición intelectual, sino más bien de aquello que Vallejo
llamaba los "golpes de la vida". Desde luego siempre el intelecto juega algún rol, pero si
esas inquietudes provinieran solamente de la razón, quizás se habrían manifestado bajo
la forma de ensayos y no de poemas. Entonces, claro, hay también una cierta
espontaneidad en todo esto, en el sentido de que no son el producto de una agenda
consciente o de algún programa literario.

¿Cómo es posible representar en poesía problemas sociales de actualidad y,


a la vez, tener una capacidad visionaria tan original y fantástica? ¿Se traza
un equilibrio entre lo racional y lo irracional al escribir un poema?

Lo que ocurre es que, cuando hay una crítica a la realidad actual, se parte de la
contingencia, pero el poema tiene que ser capaz de trascenderla y de abrirse hacia
dimensiones universales. Entonces no es tanto el hecho específico lo que permanece,
sino cierta posición ética, válida en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Esta es una de
153

las varias líneas que hay dentro de mi poesía. Otra es la que tiene que ver con lo
fantástico. Como mi poesía es pluralista, distintos temas y diversas formas de
expresarlos pueden correr por líneas paralelas y hasta converger de vez en cuando. Esto
último es lo que ocurre en "Visión de Hiroshima". En ese poema están las imágenes
visionarias a las que usted alude, pero también hay un llamado de alerta hacia el peligro
de una guerra nuclear.

Pero lo curioso es que esto ocurre con frecuencia, es decir, que en un


mismo libro suyo podemos encontrar poemas muy "realistas", muy ceñidos
a lo que podemos experimentar cotidianamente, y poemas muy visionarios,
llenos de una inquietante fantasía. ¿Han sido siempre escritos ambos por la
misma época? ¿Cómo puede alternar ambos tipos de escritura?

Quizás eso tiene que ver con mi manera de ser en la vida diaria. Usted puede llegar a mi
casa en un momento determinado y ver que estoy escuchando una sinfonía de Mozart.
Puede regresar más tarde y verá que estoy oyendo "Smells Like Teen Spirit" de Nirvana.
Mi poesía simplemente refleja lo que soy. Me gusta la llamada alta cultura y también la
baja cultura. De modo que pasar de un extremo al otro, por ejemplo del campo realista
al fantástico, para mí no constituye ningún problema. Los dos existen al mismo tiempo.
No veo por qué tendría que actuar como si fueran hechos excluyentes.

Me gusta la llamada alta cultura y también la baja cultura. De modo que pasar de un
extremo al otro, por ejemplo del campo realista al fantástico, para mí no constituye
ningún problema. Los dos existen al mismo tiempo
Su devoción por Huidobro es bien conocida. ¿A qué otros poetas chilenos
aprecia especialmente?

Lo de devoción es un poco excesivo. Yo no siento devoción por Huidobro en el sentido


de una veneración absoluta e incondicional. Admiro mucho ciertos poemas suyos y otros
no. La verdad es que, en general, no pienso en poetas, sino en obras específicas. Por
ejemplo, me interesan Altazor o Ecuatorial, de Huidobro, pero hay una serie de poemas
suyos que no me atraen para nada. En cuanto a su teoría creacionista, la he estudiado
como crítico, pero no puede ser más ajena a mi poética. Otras obras de chilenos que
podría nombrar son Residencia en la tierra, de Neruda, Poemas y antipoemas, de
Nicanor Parra, Contra la muerte, de Gonzalo Rojas, La pieza oscura, de Enrique
Lihn, Muertes y maravillas de Jorge Teillier, Noticias del extranjero, de Pedro Lastra,
y Purgatoriode Raúl Zurita.

Hay un rasgo poco huidobriano en su poesía: la revalorización de la


tradición poética hasta llegar a recrear a su manera los versos de grandes
poetas del pasado. ¿Esa devoción por autores tan variados como San Juan
de la Cruz, Góngora, Quevedo, Rimbaud y Huidobro no corre el peligro de
distorsionar la voz propia de un poeta? ¿No sería más coherente elegir y
recrear a unos maestros de mayor afinidad entre sí?

Dentro de mi estética personal sería una incoherencia privilegiar sólo a poetas que
corresponden al mismo canon. He dicho muchas veces que lo que a mí me atrae no son
154

las semejanzas, sino las diferencias. Prefiero los contrastes, la variedad de estilos y
visiones, y no la monótona uniformidad. Yo puedo valorar la tradición, la vanguardia y
la postvanguardia sin ningún prejuicio. La diversidad es central en mi poética. Si yo
hiciera lo que usted dice, sería traicionar mi manera de ver el mundo. Mi poesía es
coherente, pero su coherencia se basa en otras premisas.

¿Y cuáles son esas premisas?

Una de ellas es que el universo posee una gran riqueza y una gran complejidad. Esa
riqueza y esa complejidad no pueden ser captadas por una sola poética, única y
excluyente. Yo necesito recurrir a distintas formas de poetizar, incorporando sobre todo
a aquellas que entran en conflicto unas con otras, y aún así es insuficiente.

Su poesía manifiesta una lectura muy fecunda del creacionismo y del


surrealismo. Sin embargo, es mucho más clara y cercana al lector no
iniciado. ¿Tiene miedo a la oscuridad poética?

Antiguamente había Ministerios de Guerra. Ahora, hipócritamente, se cambiaron el


nombre y se llaman Ministerios de Defensa. Eso demuestra que saben muy bien lo que
están haciendo. El progreso tecnológico es irrelevante si no lleva aparejado un
progreso ético
Frente a esta pregunta no me queda más remedio que citar una frase de Luis García
Montero que dice: "Oscar Hahn es un poeta sin miedo". En la vida diaria tengo toda
clase de miedos, demasiados, diría yo; pero no cuando estoy escribiendo. Ni miedo a la
oscuridad ni a la claridad ni a al claroscuro. De hecho, si usted revisa mis poesías
completas, que acaban de aparecer, verá que hay una serie de poemas que podríamos
llamar herméticos, junto a otros que son muy accesibles y a otros que no son ni claros ni
oscuros. Como dicen en inglés: "Anything goes".

¿De dónde nace ese pesimismo sobre el futuro del hombre en el mundo, como se revela
en varios libros suyos, especialmente Arte de morir e Imágenes nucleares?

Nace de los porfiados hechos. Bastaría con reflexionar sobre el tema de la guerra. La
guerra es una aberración. La sociedad condena el incesto, la pedofilia o el canibalismo,
pero acepta la guerra con una naturalidad absoluta. Como si resolver los conflictos
políticos o religiosos aniquilando ciudades y matando a miles de seres humanos fuera
algo aceptable e inevitable. Antiguamente había Ministerios de Guerra. Ahora,
hipócritamente, se cambiaron el nombre y se llaman Ministerios de Defensa. Eso
demuestra que saben muy bien lo que están haciendo. El progreso tecnológico es
irrelevante si no lleva aparejado un progreso ético.

Tampoco el amor, aunque apasionadamente presente en su poesía, parece


ser una solución al problema de la felicidad. ¿Ese pesimismo amoroso ha
nacido de la vida o de los libros?

Todos mis poemas de amor han surgido de experiencias personales. Ahora bien, es
indudable que esas vivencias y los tópicos que las acompañan se expresan mediante
155

formas que proceden de la tradición literaria, y esa tradición se transmite a través de los
libros. Nadie escribe en el vacío. Además, hay toda una cultura amorosa, extraliteraria,
que determina el comportamiento de los amantes y que se refleja en los poemas. No
creo, sin embargo, que el amor tenga mucho ver con la felicidad. Por ejemplo, alguien
puede sentirse muy feliz porque se sacó la lotería. ¿Pero qué significa ser feliz en el
amor? Si uno usa esa palabra para hablar del amor, sin duda se trata de una felicidad de
otra naturaleza. Yo creo que el amor es un sentimiento muy complejo y muy intenso y
que, además, tiene rasgos completamente contradictorios. Lo dijo Lope de Vega de
manera inmejorable: es "creer que un cielo en un infierno cabe".

En sus últimos libros se hace más constante la aparición de fantasmas, de


personajes sin cuerpo que conviven con el yo-poético y representan el lado
más oscuro de la vida y de la Historia. ¿Esa capacidad para incorporar a la
realidad del poema personajes invisibles y aun fantásticos responde a una
creencia religiosa o una concepción filosófica sustentada más allá de la
poesía? ¿Qué hay de real, en su vida, de ese mundo invisible?

No creo que tenga que ver con religiones o filosofías institucionalizadas. Lo que sí puedo
asegurarle es que para mí esas experiencias de lo invisible o de lo fantástico son reales.
Yo pienso que el mundo está lleno de ausencias, y esas ausencias, aunque parezca una
contradicción, son otra forma de presencia. Además, aquí es donde hace crisis el
concepto de realismo. Porque si todo eso es real, quiere decir que los poemas que dan
cuenta de ello son realistas, ¿no? Por ejemplo, eso que yo llamo "la primera oscuridad".
Hay un aforismo que dice: "La vida es un resplandor entre dos oscuridades". Sobre la
segunda oscuridad, que es la muerte, hay toneladas de textos escritos. En cambio, sobre
"la primera oscuridad", que tiene que ver con el modo de existencia anterior al momento
en que fuimos engendrados, se habla y se escribe muy poco. Es un tema que a mí me
perturba. También he incorporado a mis poemas unos personajes que llamo
"prefantasmas". Ellos son los habitantes de la primera oscuridad. Siento que a veces nos
visitan y que deambulan por este mundo, aunque la gente cree que son los fantasmas
tradicionales.

Cualquier persona que pasa más de 30 años fuera de su patria, de algún modo deja de
pertenecer a ella. A la larga uno termina siendo un extraño en el lugar donde está
exiliado, pero también es un extraño en su país de origen
¿Cómo ha influido en su obra la experiencia del exilio durante la dictadura
chilena? ¿Cree que hubiera evolucionado de otra manera si no hubiera
sufrido estos hechos tan dramáticos?

Yo he estado más de tres décadas viviendo fuera de Chile y eso marca a cualquiera. Al
principio todo era como provisorio, a la espera de que cayera el dictador y llegara el
momento de regresar. Pero, mientras tanto, había que sobrevivir, hablando otro idioma,
en medio de otra cultura, y para mí, hasta con un paisaje y un clima que eran totalmente
opuestos al de la región donde residía en Chile. Pasar del calor y del desierto al frío y la
nieve no es un cambio insignificante. Todo esto afecta no sólo la vida de las personas,
sino también lo que escriben. Pero también sucede que vivir tan lejos del país natal te da
una distancia para ver tu idioma de otra manera. Todo esto hizo que captara mejor
156

ciertas peculiaridades del castellano y del español de Chile que no notaba antes, y que
las trasladara a mis poemas. ¿Habría evolucionado de otra manera sin el exilio?
Absolutamente. Cualquier persona que pasa más de 30 años fuera de su patria, de algún
modo deja de pertenecer a ella. A la larga uno termina siendo un extraño en el lugar
donde está exiliado, pero también es un extraño en su país de origen. El sentimiento de
inquietante extrañeza que hay en un sector de mi poesía, ¿viene de ahí? Es posible.

Su poesía ha sido conocida fuera de Chile con relativa rapidez. Me refiero,


concretamente, al caso de España, que es el que mejor conozco. ¿A qué se
debe este fenómeno: a su variedad, a su cercanía con los problemas
actuales del lector, a su proximidad emocional con los sentimientos del
hombre normal y corriente, a su doble faceta de poeta y de crítico...?

Yo he hecho lecturas de mis poemas en diferentes países. Siempre recuerdo lo que


ocurrió en el Festival de Poesía de Rotterdam. Leímos 4 poetas, frente a un auditorio de
unas 600 personas. Detrás nuestro iban mostrando la traducción al holandés en una
pantalla gigante. Yo leí mis poemas sobre el bombardeo de Hiroshima, sobre Sigmund
Freud y sobre Hitler. Al día siguiente fueron ampliamente comentados en los diarios
holandeses. Lo que es comprensible, porque ellos podían identificarse fácilmente con
esos temas. En otra ocasión leí en Medellín y tuve una recepción muy buena también.
Pero escogí otros poemas, entre ellos uno sobre los detenidos-desaparecidos, que se
llama "Hueso" y que ahora está en YouTube. Los colombianos también han vivido la
misma experiencia y pudieron conectarse muy bien con ese poema. Supongo que la
diversidad, la pluralidad, que, como expliqué, está en la base de mi estética, es lo que me
permité acceder a audiencias muy diferentes.

¿Hasta qué punto su labor crítica y ensayística ha enriquecido su poesía?


¿Cree que la docencia y la crítica literarias son siempre un factor positivo
para la creación poética?

Esta es una pregunta que yo mismo me he hecho, sobre todo en este último año, porque
he dejado de hacer clases y de realizar actividades académicas. Y he llegado a la
siguiente conclusión. Todos los escritores trabajan con sus vivencias personales y con las
circunstancias individuales y sociales que los rodean. Pero también son "alimentados"
por los libros, el arte, el cine, la música, la televisión, etc. Por lo tanto, no creo que mi
labor de ensayista o de profesor de literatura haya enriquecido o empobrecido mi poesía
ni más ni menos que los otros componentes que acabo de nombrar. Lo que importa es lo
que uno hace o deja de hacer con ellos.

¿Cómo explica el esplendor tan intenso que ha irradiado la poesía chilena


durante todo el siglo XX? ¿Hay algunas figuras indispensables que sean
escasamente conocidas fuera de su país?

Hace poco leí en una revista norteamericana lo mismo que usted plantea sobre el alto
nivel de la poesía chilena. "¿Es el agua, el aire, el mar o la cordillera?", se preguntaba el
articulista. Un crítico español del siglo XIX, Marcelino Menéndez Pelayo, sostenía que
Chile no era un país de poetas, sino de historiadores, y que jamás produciría grandes
157

poetas. Bueno, don Marcelino se equivocó en su pronóstico, pero no en su valoración de


la poesía chilena del 19, que era muy pobre. Aunque en esa época el aire, el agua, el mar
y la cordillera eran los mismos que en el siglo XX, no pasó nada con la poesía. Entonces
¿qué? Es un asunto complejo. Mejor lo dejamos en el misterio. ¿Figuras que merecerían
ser más conocidas? Yo nombraría a Enrique Lihn. Ahora, en general, el problema es el
siguiente, y me imagino que en España sucede lo mismo: hay poetas que tienen muy
buena llegada en la escena local, pero cuando deben enfrentarse a otro tipo de
audiencia, por ejemplo a un público extranjero, son recibidos con indiferencia. La
poesía es bastante impredecible, ¿no?

¿Y esta falta de proyección fuera de la escena local implica una carencia de


ese poeta con respecto a los que sí son "exportables"? Pienso en casos como
los de Rosamel del Valle o Humberto Díaz Casanueva, quien sí pudo viajar y
vivir en otros países.

Es difícil saberlo con certeza. Todo esto es muy relativo y muy cambiante, porque
también está el problema de la desvalorización. En Chile hubo un tiempo en el que se
consideraba que las dos grandes figuras de la poesía nacional eran Pablo Neruda y
Humberto Díaz Casanueva. En la actualidad, yo me he topado con muchos poetas y
lectores chilenos, que ni siquiera saben quién es Díaz Casanueva. Sin embargo, en
Venezuela, Díaz Casanueva sigue siendo muy admirado. El caso de Rosamel es curioso.
El siempre se comportó como si Díaz Casanueva, que era muy amigo suyo, fuera el gran
poeta, y él una figura secundaria. Pero ahora escucho a gente que sostiene que es
exactamente al revés.

Con los adelantos de los medios de comunicación, que saturan de


información la vida cotidiana, y que también ofrecen mil posibilidades de
acercamiento a nuevos autores, ¿cree usted que es más difícil rescatar a
poetas injustamente olvidados? Lo digo porque, a día de hoy, me parece
muy difícil pensar que (aun teniendo méritos para ello) quien no fue leído
en vida pudiera serlo después de muerto, como ocurriera hace más de un
siglo con Emily Dickinson.

Bueno, sucede que en Chile ahora mismo hay una verdadera obsesión por rescatar a
escritores muertos que en su época no fueron reconocidos. Pero también hubo un
virulento artículo del novelista Rafael Gumucio en el cual decía que todo ese culto a los
muertos le parecía desatinado y sin verdadera justificación. Como sea, por lo menos en
Chile, esos escritores sí están teniendo una segunda oportunidad, a través de cuidadas
reediciones de sus libros. Es bueno que así sea. Pero sólo el tiempo dirá si esos rescates
eran merecidos o si sólo obedecían a una moda del momento.
158

Oscar Hahn / biografía

Óscar Arturo Hahn Garcés (n. Iquique, Chile, 5 de


julio de 1938), poeta, ensayista y crítico chileno,
integrante de la generación literaria de los años 1960.

Óscar Hahn nació el 6 de julio de 1938 en la ciudad de


Iquique, Chile. Hijo de Ralph Hahn Valdés y Enriqueta
Garcés Sánchez.

El 28 de marzo de 1943 falleció Ralph Hahn, su padre.


Óscar apenas tenía 4 años de edad y era parte de una
familia integrada por dos hermanos más.

Óscar Hahn realizó sus estudios de educación primaria


y secundaria en el Colegio Salesiano Don Bosco y en
el Liceo de Hombres, ambos de Iquique, en el Liceo de
Hombres de Valdivia y en el Liceo Óscar Castro de Rancagua.

Reconocido como uno de los escritores de la Generación del 60' en Chile, también
llamada Generación Trilce.

Hahn estudió en el Instituto Pedagógico de Santiago durante su infancia. Sus primeros


pasos en la poesía se remontan a su adolescencia en Rancagua. Tras una ironía de amor
durante una relación de infancia, se siente impulsado a escribir.

En 1959 obtuvo el Premio Poesía de la Federación de Estudiantes de Chile. El


año 1961 obtuvo el Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile por la obra Esta
rosa negra. En 1967 obtuvo el Premio Único del Primer Certamen Zonal de Poesía
Nortina de la Universidad de Chile, ex sede Antofagasta.

Estudió y ejerció la carrera de Pedagogía en Literatura en la Universidad de Chile, sede


Arica. En 1972 obtuvo el grado de Master of Arts en la Universidad de Iowa. Volvió
a Chile, donde ejerció el cargo de docente en la Universidad de Chile sede Arica.
Posteriormente fue detenido el 11 de septiembre de 1973, razón que lo obligó a buscar
nuevos horizontes tras encontrarse cesante diez días después, cuando fue puesto en
libertad.

En 1974 se radicó en Estados Unidos. Fue Doctor en Filosofía en la Universidad de


Maryland, Estados Unidos. Entre 1978 y 1988 fue colaborador de Handbook of Latin
159

American Studies de la Biblioteca del Congreso de Washington D.C.. Es miembro de la


Academia Chilena de la Lengua.

Mal de Amor, publicado en Santiago de Chile en 1981, fue el único libro de poemas
prohibido durante la dictadura militar, después de estar impreso y distribuido.
Según The Washington Post, «uno de los poemas tenía un verso que, por decisión del
gobierno, era irrespetuoso hacia la Virgen María, y el editor fue notificado de que no
podría distribuir el libro».

Obtuvo el Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile, el Premio Municipal de


Santiago y el Premio Altazor (2003).

El 31 de mayo de 2006, el Jurado Calificador integrado por José Manuel Caballero, Luis
García, Jesús García, Benjamín Prado, Imma Turbau y Anna María Rodríguez-Arias, le
concedió Hahn el VI Premio Casa de América de Poesía Americana , por su obra En un
abrir y cerrar de ojos.1

La obra de Óscar Hahn se encuentra compilada en las siguientes publicaciones:

Poesía

 Esta rosa negra, 1961.


 Suma poética, 1965.
 Agua final, 1967.
 Arte de morir, 1977.
 Mal de amor, 1981.
 Imágenes nucleares, 1983.
 Flor de enamorados, 1987.
 Estrellas fijas en un cielo blanco, 1989.
 Tratado de sortilegios, 1992.
 Versos robados, 1995.
 Antología virtual, 1996.
 Poemas de amor, 2001.
 Apariciones profanas, 2001.
 Obras selectas, 2003.
 Sin cuenta poemas, 2005.
 Obra poética, 2006.
160

 En un abrir y cerrar de ojos, 2006.


 Archivo expiatorio, 2007.
 Hotel de las nostalgias, antología, (Lima: Lustra editores, 2007).

Ensayo

 El cuento fantástico hispanoamericano en el siglo XIX, 1978.


 Texto sobre texto, 1984.
 Vicente Huidobro o el atentado celeste, 1998.
 Fundadores del cuento fantástico hispanoamericano, 1998.
 Magias de la escritura, 2001.

Tomado de Wikipedia
161

Muestrario de Poesía

1. La eternidad y un día y otros poemas / Roberto Sosa 32. Nunca de ti, ciudad y otros poemas / Czeslaw Milosz
2. El verbo nos ampare y otros poemas / Hugo Lindo 33. El barco en llamas y otros poemas / Jaroslav Seifert
3. Canto de guerra de las cosas y otros poemas / Joaquín 34. Uno escribe en el viento y otros poemas / Gonzalo
Pasos Rojas
4. Habitante del milagro y otros poemas / Eduardo 35. El animal que llora y otros poemas / Antonio
Carranza Gamoneda
5. Propiedad del recuerdo y otros poemas / Franklin Mieses 36. Los andamios del mundo y otros poemas / Ledo Ivo
Burgos 37. Dominican Style y otros poemas / Alexis Gómez Rosa
6. Poesía vertical (selección) / Roberto Juarroz 38. Poesía francesa actual / Muestra de 40 autores
7. Para vivir mañana y otros poemas / Washington 39. Número equivocado y otros poemas / Wislawa
Delgado. Szymborska
8. Haikus / Matsuo Basho 40. Desde la república de la conciencia y otros poemas /
9. La última tarde en esta tierra y otros poemas / Mahmud Seamus Heaney
Darwish 41. La tierra giró para acercarnos y otros poemas /
10. Elegía sin nombre y otros poemas / Emilio Ballagas Eugenio Montejo
11. Carta del exiliado y otros poemas / Ezra Pound 42. Secreto de familia y otros poemas / Blanca Varela
12. Unidos por las manos y otros poemas / Carlos 43. Tal vez no era pensar y otros poemas / Idea Vilariño
Drummond de Andrade 44. Bajo la alta luz inmerso y otros poemas / Mariano
13. Oda a nadie y otros poemas / Hans Magnus Brull
Enzersberger 45. Las ocupaciones nocturnas / Jorge Enrique Adoum
14. Entender el rugido del tigre / Aimé Césaire 46. La gruta de las palabras y otros poemas / Vladimir
15. Poesía árabe / Antología de 16 poetas árabes Holan
contemporáneos 47. La vida nada más, la sola vida y otros poemas /
16. Voy a nombrar las cosas y otros poemas / Eliseo Diego Gastón Baquero
17. Muero de sed ante la fuente y otros poemas / Tom 48. El futuro empezó ayer / Luis Cardoza y Aragón
Raworth 49. Los errores necesarios y otros poemas / Joaquín
18. Estoy de pie en un sueño y otros poemas / Ana Istarú Giannuzzi
19. Señal de identidad y otros poemas / Norberto James 50. Jardín de Piedra / Fernando Ruiz Granados
Rawlings 51. Hablar desde la inseguridad / Rafael Cadenas
20. Puedo sentirla viniendo de lejos / Derek Walcott 52. El hombre acorralado y otros poemas / Luis Alfredo
21. Epístola a los poetas que vendrán / Manuel Scorza Torres
22. Antología de Spoon River / Edgar Lee Masters 53. Territorios Extraños /José Acosta
23. Beso para la Mujer de Lot y otros poemas / Carlos 54. Cuadernos de Voronezh / Osip Mandelstam
Martínez Rivas 55. La traición de los sueños / Francisco de Asís
24. Antología esencial / Joseph Brodsky Fernández
25. El hombre al margen y otros poemas / Heberto Padilla 56. Quemaremos los días por venir / Radhamés Reyes-
26. Réquiem y otros poemas / Ana Ajmátova Vásquez
27. La novia mecánica y otros poemas / Jerome 57. Sobre toda palabra / Rafael Guillén
Rothenberg 58. Días de Carne / César Sánchez Beras
28. La lengua de las cosas y otros poemas / José Emilio 59. Bajo la noche enemiga y otros poemas / Ulises
Pacheco Varsovia
29. La tierra baldía y otros poemas / T.S. Eliot 60. La imperfección es la cima / Yves Bonnefoy
30. El adivinador de hojas y otros poemas / Odysseas 61. Voluntad de la luz / Luis Armenta Malpica
Elytis 62. Ciudad en llamas y otros poemas / Oscar Hahn
31. Las ventajas de aprender y otros poemas / Kenneth
Rexroth
162

Colección

Muestrario de
Poesía
2010

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