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La Modificación Del Sistema Penal Mexicano A

Través De Una Estrategia De Transformación


Integral
Por María Luisa Mendoza López

El 18 de junio de 2008 se publicó en el Diario Oficial de la Federación


una reforma a la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos
referente al sistema penal. Un nuevo panorama jurídico se abrió ante
los ojos de la comunidad jurídica dejando expuestas, al mismo
tiempo, la gran cantidad de deficiencias inexploradas del ámbito
jurídico en general. Dicha reforma significó colocar a México en una
tendencia de transformación de la Política Criminal, que llevaba
varios años expandiéndose en América Latina a partir de los setenta.
Países como Chile, Argentina y Perú han tenido gran éxito en la
transformación de sus sistemas penales.
La reforma mexicana del 2008 consiste, básicamente, en una
conversión hacia el sistema acusatorio con un plazo máximo de 8
años para su implementación. Tiene como finalidad asegurar el
debido proceso legal, así como la efectiva aplicación de principios
procesales tales como el de inmediación, publicidad, concentración,
entre otros.
Uno de los trabajos del jurista es permanecer alerta ante el
funcionamiento de las instituciones y políticas estatales. En ese
sentido, El Túnel1, es un documental de Roberto Hernández y Layda
Negrete a través del cual se muestran las deficiencias del sistema
aun vigente, sin embargo la cuestión es ¿Existe alguna solución? Y si
existe, ¿Cuál es la solución? La modificación del sistema es una
hipótesis, los juicios orales si bien representan un inicio de lo que
podría modificar el hoyo negro en el que ha caído el sistema jurídico

1
Para mayor comprensión de lo expuesto a través de este artículo así como del sistema penal
mexicano, el breve documental se encuentra disponible en: http://video.google.com/videoplay?
docid=439839871418745218
mexicano, no son precisamente la tan esperada solución, pues las
condiciones reclaman que ésta se dé de forma integral. Si en México
se busca mejorar la procuración e impartición de justicia entonces se
requieren de modificaciones multidimensionales, que logren la
erradicación total y de raíz de los vicios del sistema actual, tales
como el mejoramiento del sistema educativo, erradicar las posturas
tendenciosamente ingenuas de servidores públicos acerca de la
eficacia del sistema, eliminar la tendencia aislacionista2 en el
pensamiento jurídico mexicano, expandir la perspectiva y crear
consciencia en el juez de la necesidad del desarrollo de su capacidad
crítica, combatir los mitos alrededor del modelo del sistema que se
pretende aplicar con el fin de evitar su sabotaje por una concepción
tradicionalista del derecho, la erradicación de las praxis que degradan
cualquier clase de sistema sea oral o escrito y otras consideraciones
respecto a puntos específicos de la Reforma Constitucional.
Se requiere de un cambio a profundidad, el cual sólo se puede llevar
a cabo a través de una mejoría del sistema educativo. La conciencia
de la necesidad del cambio se encuentra en aquellos que han
presenciado el daño causado, pero su éxito depende de la capacidad
de los futuros abogados, jueces y demás integrantes de la estructura
gubernamental para aplicarlo. Respecto a la relación que se guarda
entre el funcionamiento del sistema y el estatus educativo, de
acuerdo con Layda Negrete y Roberto Hernández en su Opinión
Jurídica el sistema de defensoría es deficiente, ya sea público o
privado, pues:
“Seguramente el causante más importante del mal desempeño es la
educación legal deficiente. De acuerdo con un estudio, los abogados
mexicanos no reciben entrenamiento suficiente ni adecuado, y las
escuelas de derecho escasamente son centros de formación técnica
en el litigio”.

2
Basándose en el concepto de la tesis aislacionista la cual menciona Gustavo Zagrebelsky, en
su discurso Jueces Constitucionales, del juez estadounidense Thomas, de la siguiente forma
“…al escribir que justamente la cita de jurisprudencia extranjera es la confirmación de la falta
de fundamentación en el derecho constitucional nacional”
Es decir, que una modificación del sistema será inútil mientras que,
por ejemplo, la cátedra del derecho penal sea incompatible con la
doctrina de los derechos fundamentales; la metamorfosis no logrará
llevarse a cabo mientras que los estudiantes en las facultades de
derecho continúen considerando a los derechos fundamentales como
una simple ficción que adorna los textos constitucionales. Por lo tanto
se trata de comprender y comunicar que, los derechos
fundamentales, en relación con el principio de legalidad así como
otros principios, no sólo suponen un mecanismo de límite al poder,
sino que al mismo tiempo son una frontera a la expresión de las
libertades de otros. De esta forma, se evitarán conductas alejadas de
todo razonamiento jurídico por parte de la autoridad y los civiles
involucrados.
El desempeño del gobierno, en su función de protector de la
seguridad de los ciudadanos, no sólo resulta totalmente
insatisfactorio para alcanzar el fin de un Estado de derecho, sino
además las autoridades carecen (de forma sorprendente) de la
confianza de los usuarios del sistema penal, ya sean víctimas,
testigos, inculpados, entre otros. Un ejemplo son las estadísticas de
un estudio comparativo de 6 países en el que México resultó ser
aquel con los peores datos arrojados en materia de confianza a las
autoridades, pues sólo un 16% de las personas confía en la policía 3,
cifra que incluso parece ser optimista. Este elemento no debe
omitirse en la modificación de la estructura orgánica, pues el
posponer la búsqueda y establecimiento de un medio de solución a
tan desafortunado diagnóstico del nivel de confianza en las
instituciones jurídicas, podría degenerar en una anarquía4. El asunto
3
El Doctor Hiroshi Fukurai de la Universidad de California, Santa Cruz expuso tales datos en su
conferencia “Is Mexico ready for a Jury Trial? A comparative analysis of lay justice systems in
Mexico, U.S., Japan, New Zealand, South Korea and Irerland”.
4
El concepto al cual se hace referencia en el texto, es aquel establecido por el anarquista puro
Emilio Girardin quien es citado por Iñaki Rivera en su obra titulada Política Criminal y Sistema
Penal de la siguiente forma: “Emilio Girardin quien pone en duda el derecho social a imponer
castigos aunque admitiría alguno que fuese útil, tarea absurda, concluye, porque la reincidencia
demuestra la inutilidad de todos” (p.71). Es decir, que se corre el riesgo de que la desconfianza
no sólo sea dirigida al proceso o a la estructura penal, sino a cualquier tipo de manifestación
jurídica; aunada ésta al actual estatus de una sociedad con un deseo altamente vengativo, la
consecuencia sería desastrosa.
se agrava cuando, ya sea por ingenuidad o cinismo, los servidores
públicos niegan la existencia de la corrupción. Ejemplo claro de esto
retrata Roberto Hernández en El Túnel, cuando al entrevistar al Juez
Penal Alejandro Sentíes acerca del funcionamiento del sistema penal
en el Distrito Federal, éste lo califica como “bueno”. Sin embargo, el
dato curioso es que al parecer inmediatamente el sujeto antes
mencionado se arrepiente de su aseveración, por lo cual corrige
mencionando que es un sistema que puede “mejorarse y de manera
muy fuerte”; pero no solamente se contradice sino que ingenuamente
opina que la corrupción en tal sistema es “mínima”. Es una verdadera
lástima que un individuo, el cual se supone está dotado de gran
capacidad crítica y analítica emita una opinión irresponsable, pues
ésta carece de elementos que la respalden y que, además, insulte la
inteligencia de los ciudadanos en un engaño por demás cínico.
Otro factor por eliminar es la soberbia de un país en el que la firma de
compromisos internacionales, como lo son tratados bilaterales y
multilaterales, representa una forma hipócrita de mostrarse
vanguardista. Si una característica del Estado mexicano está
claramente definida es la de una postura permanentemente a la
defensiva, pues por encontrarse en desventaja en diversos aspectos,
tales como el económico o político, con diferentes naciones busca la
protección del manto del nacionalismo ilógico y exagerado. El
propósito del derecho comparado5 es el de mejorar el sistema jurídico
de un Estado a través del estudio de similitudes y diferencias, así
como defectos y aciertos de otros sistemas jurídicos; contrario sensu
de la concepción de que la anexión de instituciones, mecanismos o,
en general, figuras jurídicas extranjeras signifique una intromisión en
el ámbito nacional. Dos puntos importantes desprenden del tema:
primero, la necesidad de que México asuma su responsabilidad en el
cumplimiento de los compromisos contraídos en el ámbito

5
De acuerdo a la Dra. Consuelo Sirvent Gutiérrez, el derecho comparado se define como “…
una disciplina que confronta las semejanzas y diferencias de los diversos sistemas jurídicos
vigentes…” (p. 1)
internacional dejando de lado una postura bipolar6; segundo, una
modificación en la concepción de la incorporación de instituciones de
origen foráneo, pues no hay que olvidar que precisamente el
federalismo, democracia y régimen de derecho fundamentales son
elementos importados, esenciales para la existencia de nuestro país,
los cuales en lo absoluto han dañado la soberanía sino precisamente
todo lo contrario. Citando a Gustavo Zagrebelsky, “Basta una actitud
de modestia al examinar las experiencias foráneas respecto a
nuestros propios problemas.”7
En México existe, más que una confusión, una imposición de un
criterio de “percepción personal” del Juez sobre el de una “noción
jurídica”, resultando de ésta una falla del proceso en el clímax de su
desarrollo. Es elemental que un jurista no permita que su
razonamiento se vea nublado por los prejuicios personales y que
estos superen al conocimiento e interpretación jurídica porque
entonces no estaría cumpliendo con los principales valores de su
profesión: la objetividad y la imparcialidad. Es por esto que más allá
de la tarea legislativa, se debe estar consciente del papel esencial
que desempeña la instrucción de los sujetos involucrados en el núcleo
del cambio. De tal forma no sólo será efectiva la aplicación de nuevos
estándares jurídicos, sino que además se podrá llevar a cabo un
análisis de las capacidades de los jueces. Con lo cual se dará el
escenario para una sana competencia por la permanencia en los
puestos, logrando una renovación de los miembros y una revaloración
de la figura del juez como se da en otros países en que es una

6
La postura mexicana es bipolar pues en sus acciones y opiniones internas se expresa,
muchas veces impulsadas por motivos políticos, un sentimiento nacionalista. Mientras que en la
representación del Estado en compromisos internacionales se busca destacar por
incorporación a la apertura de un marco jurídico globalizado, sin embargo es en el
cumplimiento de tales en que se expone tal discordancia de actitudes. Tal como se da una
actitud controversial en el caso de la ciudadana francesa Florence Cassez en que se han
negado a la extradición por motivos como los que expresa el senador Felipe González, entre
otros, de que el dejarla ir significaría un acto de impunidad. Cuando el gobierno no sólo
incumple lo dispuesto en el Tratado de Estrasburgo como se ha expuesto, sino además lo
establecido por el artículo 18 Constitucional en su párrafo séptimo donde se contempla tal
figura jurídica para la cooperación penitenciaria.
7
Zagrebelsky, G. (2006, octubre-diciembre). Jueces Constitucionales. Configuraciones, Num. 21, 38.
p.38
institución de gran respeto por su calidad de especialista en derecho
y un ejemplo en la conducción de sus actos8.
La eliminación de los mitos que rodean a la Reforma Constitucional de
Seguridad y Justicia es vital para crear un equilibrio entre su
aplicación y recepción. A continuación, un breve análisis de algunos
mitos no contemplados en el análisis del libro ¿Qué son y para qué
sirven los juicios orales? de Miguel Carbonell y Enrique Ochoa, los
cuales podrán ser combatidos a través de los resultados que genere
el cambio:
Uno de los puntos de discusión acerca de los juicios orales, el cual tal
vez no se presenta de forma explícita pero si como creencia arraigada
de este mito, es que estos son incompatibles con la prevención de la
discriminación en la impartición de justicia. Sin embargo, el actual
sistema no previene de ninguna forma la actuación discriminatoria de
los diferentes agentes del Estado. Es decir, los juicios orales, en los
cuales es de vital importancia el principio de publicidad, obligan
moralmente y jurídicamente al juzgador el llevar a cabo una
argumentación puramente jurídica. Además, en la actualidad no
puede haber mayor discriminación en el proceso que omisión del
reconocimiento y la aplicación del principio de presunción de
inocencia.
Desde el inicio los órganos jurisdiccionales del Estado mexicano
tenían un falsa idea de lo que trataba un sistema de juicios orales,
pues en un artículo de Carlos Avilés, publicado en el 2006 por el diario
El Universal se ponía en evidencia su falta de conocimiento acerca del
tema:
“Eso sin contar que en el Poder Judicial de la Federación se oponen a
este tipo de reformas porque están convencidos de que en México los
juicios son predominantemente orales, sólo que con un registro
escrito de lo que pasa en ellos”.

8
Por supuesto esto no significa que se busque un nuevo sujeto de glorificación, sino una
dignificación del papel del juez y una institución a la que un estudiante de derecho aspire llegar;
no por la remuneración legítima o ilegítima que tal puesto pudiese otorgarle sino por el mérito
jurídico e intelectual que éste implique.
No hay que olvidar que un juicio oral por tener registros de audiencias
no se vuelve un juicio escrito. Es decir, el carácter oral no se
determina, únicamente, por la cantidad de tinta que se usa o el
empleo del lenguaje verbal, sino en la efectiva aplicación de
principios como el de publicidad, el de inmediatez, el de
concentración, entre otros.
Además de lo anteriormente mencionado hay que considerar
aquellas praxis que a pesar de se han establecido como mecanismos
de impulso de la actividad jurisdiccional no han servido más que para
transgredir los principios de un debido proceso y para crear un
régimen de violación de derechos. Debido a la necesidad de un
aumento de los ingresos ante la creciente tasa inflacionaria, medidas
tales como un sistema de premiaciones y cuotas de consignación sólo
colocan a la población en un estado de vulnerabilidad. Por un lado, un
sistema de premiaciones es inadecuado desde cualquier punto de
vista, ya que se les otorgan prerrogativas a aquellos elementos que
cumplen con cierto requisito. Sin embargo, las condiciones para
obtener una remuneración extra son desde un principio obligaciones
derivadas de su contrato de prestación de servicios. Además (suprimí
“de que”) se suelen llevar a cabo acciones contrarias a derecho con
la única intención del beneficio propio, las cuales causan un daño
gradual y continuo al Estado de derecho. Por otro lado, las cuotas de
consignación en lugar de funcionar como un mecanismo efectivo del
control de posibles conductas ilícitas, resulta en un sistema de
creación de conductas ilícitas. Es obvio que cuando se sujeta el
sistema a la efectividad basada en la cantidad y no en la calidad se
tiende a la disminución de la capacidad para determinar la verdad a
través del proceso. No es de sorprenderse por qué es que el sistema
penitenciario es uno de los mayores retos en la Reforma, por sus
múltiples fallas, ya sean su sobrepoblación (causada en parte por la
aplicación de medidas como las mencionadas a través de este
párrafo), condiciones degradantes en la que se encuentran los presos,
la nula aplicación del principio de readaptación social, entre otros.
Por último, en el cambio de manera multidimensional para un
resultado favorable es imperante tomar en cuenta ciertas
consideraciones específicas respecto a la Reforma Constitucional.
Primero, un recurso que no es tomado en cuenta es la
implementación de cursos a la sociedad acerca de los juicios orales; si
bien el estudio de estos no tendrá la misma capacidad de
convocatoria que un programa de televisión, por lo menos la
población tendrá un mayor acceso acerca de cómo es que puede
llegar a funcionar y existirá un mayor nivel de conciencia acerca de
los derechos fundamentales que les deben ser reconocidos, así como
las garantías de estos. Segundo, en el artículo 16 constitucional el
párrafo referente a la inviolabilidad de las comunicaciones privadas
fue modificado para que en ciertos casos puedan ser usadas durante
el proceso como prueba, sin embargo cuando el legislador establece:
“La ley sancionará penalmente cualquier acto que atente contra la
libertad y privacía de las mismas, excepto cuando sean aportadas de
forma voluntaria por alguno de los particulares que participen en
ellas”.
Aún cuando inmediatamente lo limita al valor que el Juez le otorgue y
que esté relacionada con la comisión de un delito, es un tanto
riesgoso pues se podría decir que es una desprotección a la
privacidad del otro involucrado, incluso en la práctica puede darse
como un elemento de chantaje entre las partes. No es que se
considere una reforma deficiente del artículo, sino que el legislador
debió realizar un estudio más detallado de tal disposición tomando en
cuenta la práctica. Tercero, existe un tema controversial el cual no
fue reformado en el artículo 18 de la Constitución, pues debería
existir una disposición especial acerca del sistema penitenciario para
el caso de controversias de intersexualidad y transexualidad. A pesar
de que es una discriminación, ésta se da en sentido positivo, pues el
fin que se persigue es la de la protección de su integridad la cual se
pone en peligro al colocarlos en un ámbito ajeno a su forma de vida.
Cuarto, en el artículo 19 en su último párrafo se menciona el abuso
que se pudiera dar en la aprehensión o prisiones, sin embargo es un
tema que merece más que su mención en el párrafo. Si de verdad se
busca erradicar las prácticas de tortura debería establecerse un
régimen especial de sanciones, aunque hay que reconocer que la
reforma al artículo 123 acerca de la remoción del personal ya implica
un avance positivo respecto a la responsabilidad de la autoridad; o
como mínimo contemplar lo dispuesto en la Convención Contra la
Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.9
En fin, son diversos los elementos de la reforma los cuales podrían ser
analizados detenidamente, pero los ya mencionados son sólo algunos
de los que parecen de vital importancia para que existan las
condiciones reales de cambio que requiere una Reforma como la del
2008.
Para concluir, es importante estar conscientes para comenzar
de la gran falla sistemática que se da en la estructura penal
mexicana. Afortunadamente la respuesta de un debate acerca de las
modificaciones expone que la sociedad, intelectuales y hasta cierto
punto autoridades aun son capaces de reaccionar ante las
deficiencias que se presentan y de criticar aquello que concierne no
sólo a un sistema jurídico, sino a un conjunto de elementos de
diversas categorías. Una evolución será fallida mientras se busque
culpar a un solo elemento o factor por los errores, no sólo de uno en
una época definida sino de deficiencias que han sido arrastradas por
un sin fin de generaciones. El mismo resultado puede esperarse
mientras se postren todas las esperanzas exclusivamente en uno de
los componentes de la reforma: los juicios orales. El primer paso ya
esta dado, pero aun falta la prueba de fuego: encontrar el equilibrio
entre los diferentes factores a modificar, esto es hallar un ritmo
armónico pero efectivo para que las piezas del rompecabezas
encuentren su acoplamiento, no perfecto, pero adecuado para su
funcionamiento holista. Sólo se podrá hablar de un triunfo en la
9
De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores, México ratificó tal convenio el 23 de
enero de 1986. En la página electrónica de tal dependencia se puede encontrar el documento,
así como el informe presentado por el Comité contemplado en el artículo 17 de esta misma ley
ver http://www.sre.gob.mx/derechoshumanos/
evolución jurídica y social por medio de la transición a través de una
estrategia multidimensional e integral.

Referencias

Avilés, C. (13 de julio de 2006). Juicio oral, la polémica [Versión


Electrónica]. El Universal, p.

Carbonell, M. y Ochoa Reza, E. (2009). ¿Qué son y para qué sirven los
juicios orales? (4a. ed.). México: Editorial Porrúa.

Negrete, L. y Hernández, R. (31 de marzo de 2005) Opinión Jurídica


sobre la Reforma Penal en México: En dos partes Problemas y
Soluciones http://www.juiciosorales.com/material/cide.pdf

Hernández, R. () El Túnel. Disponible Marzo 18 de 2009 en:


http://video.google.com/videoplay?
docid=439839871418745218

Rivera Beiras, I. (2005). Política Criminal y Sistema Penal. España:


Anthropos.

Sirvent Gutiérrez, C. (2008).Sistemas Jurídicos Contemporáneos (11a.


ed.). México: Editorial Porrúa.

Zagrebelsky, G. (2006, octubre-diciembre). Jueces Constitucionales.


Configuraciones, Num. 21, 38.

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