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El secreto está en las plaquetas. En los últimos años, los investigadores han
experimentado con distintos geles de plaquetas, estudiando sus efectos en la
reparación de huesos y curación de hematomas e hinchazón de tejidos. Pero, a
pesar de que se han obtenido resultados positivos en algunos casos, David Hom,
director de la División de Cirugía Reconstructiva y Cirugía Plástica Facial de la
Universidad de Cincinnati, afirma que todavía no está claro de qué manera
influirían estos geles en el proceso de curación de heridas en individuos sanos.
Aunque Hom solo estudió los geles en individuos sanos, afirma que ahora
espera hacerlo en pacientes con problemas crónicos de cicatrización de heridas,
como diabéticos o personas que estén recibiendo un tratamiento de
quimioterapia
Según Robert Grant, Director de la División de Cirugía Plástica de la
Universidad de Columbia, la aceleración observada en el proceso de curación de
heridas en las personas sanas no es lo suficientemente importante como para
considerar que el uso del gel sea rentable; la cuestión es si lo sería en pacientes
con múltiples fracturas, que reciben radiaciones o con enfermedades vasculares.
Y añadió que serán necesarios más estudios con pacientes de estos grupos para
poder llegar a una conclusión.
El hecho de poner sangre plástica en el cuerpo, aunque sea para salvar una vida, suena
arriesgado, pero Twyman señala que las porfirinas son naturales. Según él, el
componente polimérico sería ignorado por sistema inmunológico del cuerpo humano y
existen usos médicos en la actualidad que reafirman su postura; sin embargo, de
momento, su experimento se limita a tubo de ensayo.
Según Twyman, una de las principales aplicaciones sería el campo de batalla o un lugar
en el que se haya producido un desastre importante y donde aportar sangre con rapidez
pueda salvar muchas vidas ya que, a diferencia de la sangre donada, ésta es fácil de
almacenar y se mantiene a temperatura ambiente.
El seguimiento ocular en los móviles podría ser útil para todos los usuarios de
estos teléfonos. Pero hasta ahora, poco se ha hecho sobre el seguimiento ocular
en este campo debido a que realizar un seguimiento de la mirada a través de un
teléfono móvil es mucho más difícil que en un equipo de escritorio, porque tanto
el usuario como el teléfono están en movimiento y su entorno es, por lo tanto,
cambiante.