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Fundación Pablo Neruda Santiago Chile nº 9 Agosto 2010 Director Hernán Loyola
«Miguel...
arcángel de las cabras...
hijo mío...»
escriben
Carmen Alemany B. Miguel Hernández Alain Sicard
Jaime Concha Héctor Jaimes Mario Valdovinos
Greg Dawes Selena Millares José Miguel Varas
Julio Gálvez B. Sergio Olivares
Jorge Guzmán Enrique Robertson
NERUDIANA – nº 9 – 2010 1
Miguel Hernández
y Pablo Neruda dos ríos paralelos 13
SELENA MILLARES
Oficio de biógrafo 15
JULIO GÁLVEZ BARRAZA
TESTIMONIO
Neruda y el teatro 20
MARIO VALDOVINOS
CRÓNICAS
Fragmentos de un rechazo 24
HERNÁN LOYOLA
Libros y caracoles 28
JOSÉ MIGUEL VARAS
ADIOSES
Alejandro Cotera 32
1961-2010
HERNÁN LOYOLA
Ella Braguínskaia
1926-2010
JOSÉ MIGUEL VARAS
María Martner
1921-2010
RESEÑAS
RAE-ALF / (Dawes)
33
34
35
nerudiana 9
MANSILLA / (Guzmán) 37
DAWES / (Jaimes) 38
nerudiana
nº 9 Agosto 2010
director y editor
Hernán Loyola
secretaria de edición
Adriana Valenzuela
diseño y diagramación
Juan Alberto Campos Ilustración: Slowakische
Volkskunst II, Bratislava, 1954.
FUNDACIÓN PABLO NERUDA
Fernando Márquez de la Plata 0192
De la Biblioteca del Poeta,
Providencia. Santiago Chile FPN.
2 NERUDIANA – nº 9 – 2010
— El Director
loyolalh@gmail com
NERUDIANA – nº 9 – 2010 3
E stravagario es un volumen de 68 ó
69 poemas que, en su primera edi-
ción (Buenos Aires, Losada, 1958), se pre-
y de la Noche: la de las Residencias (1935)
y la del Canto general (1950). En el pri-
mer caso, toda la arquitectura cósmica del
sentó rodeado por dos elementos externos: gran libro nerudiano descansaba en la opo-
una cancioncilla que lo precede, “Para su- sición de esas dos mitades del día solar: la
bir al cielo”, y una serie de ilustraciones Noche como fuente de unidad y de ener-
en los márgenes. Ambos elementos intro- gía, el Día como medida humana y social,
ducen ciertamente un guiño lúdico sobre infinitamente precaria y negativa. En el
el texto en su conjunto. La canción era un Canto general esta antítesis de algún modo
aire conocido en ese tiempo, popular en se invierte, por efecto de la historia lati-
América Latina gracias al vehículo difusor noamericana, vista como tránsito de las ti-
de la radio (incluso dio título a una novela nieblas de la explotación y la miseria a la E l poema inicial, al cual me referí,
de Enrique Lafourcade, Para subir al cie- luz de la utopía y la justicia social. El es- concluye con tres versos simétricos que
lo, justamente de 1959)1. Las ilustracio- quema iluminista y la filosofía histórica de insisten en una oposición básica entre bu-
nes, por su parte, responden a una de las la Ilustración, armas ideológica de los hé- rocracia y naturaleza:
técnicas editoriales del comic —libritos que, roes de la Independencia, se unen a la vi-
al ser hojeados rápidamente, reproducen sión del movimiento obrero y de su acción certificados de ojo largo y lento,
como en un filme la secuencia y la acción política organizada. La luz es aurora, un inscripción en las uñas del almendro,
de personajes cómicos, levemente gran Día que se asocia con el futuro en títulos de la hierba en la mañana.
caricaturescos: caballeros serios y solem- trance de construcción colectiva. En
nes vestidos de frac, damas galantes, un Estravagario, por su parte, no hay poesía Certificados, inscripción, títulos, por
mundo entre risueño y guiñolesco muy fin nocturna a la manera de las Residencias ni un lado; almendro, hierba, por otro: la con-
de siècle. Son principalmente francesas, ins- fe iluminista como en la epopeya de 1950; traposición data por lo menos de sus poe-
piradas en Verne; unas pocas mexicanas, hay simplemente la percepción del día mas residenciarios, sobre todo los escritos
tomadas de Guadalupe Posada. Estas dos como ámbito de trabajo, espacio de la vida en Chile entre su retorno del Asia y su sa-
características externas fijan un tono, sien- y tiempo de un constante renacer. Estudia- lida para España. “Walking around” y
tan una tónica que guía eventualmente al ré en seguida algunas formas de esta te- “Desespediente”, en particular, expresaban
lector en su recepción de esta poesía. mática cotidiana del día (la redundancia es con singular fuerza el desgaste del mundo
Entre los temas y motivos que se desa- deliberada). y de la naturaleza que acarreaba el princi-
rrollan en Estravagario –libro visiblemen- pio burocrático. El vocabulario es prácti-
te unitario, hay que decirlo de una vez por camente idéntico.
todas– he elegido el tema del día, o de lo Aquí, sin embargo —en este primer
diurno. El tema surge desde las primeras poema y en el libro en general— el prin-
páginas, alcanzando una dimensión que cipio y su léxico manifiestan un funcio-
obviamente realza su significación cualita- namiento algo diferente; operan una espe-
tiva. Así, la conclusión del poema liminar cie de extrapolación existencial, por me-
(el de la canción inicial) indica muy clara- dio de la cual el dominio de la burocracia
mente el horizonte temporal de la mañana: (administración, propiedad, etc.) tiñe la
«títulos de la hierba en la mañana». vida humana con una esclavización cons-
La mañana: un mañana hecho presen- tante a los poderes del tiempo. En el fon-
te, hoy actualizado en la raíz y cimiento do, en Estravagario, el tiempo es en una
del día, que posibilita un nacer fresco y re- de sus caras principales y peores el gran
currente del tiempo. burócrata: una deidad maléfica que ad-
En la poesía anterior de Neruda se pre- ministra, restringe y limita el día de los
sentan dos dialécticas principales del Día humanos y del poeta en especial.
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arcángel de las cabras...
hijo mío...»
— Las uvas y el viento, IV, iii
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Dignificaciones de lo excrementicio:
«… oírte orinar, en la oscuridad, en el fon-
do de la casa / como vertiendo una
miel delgada, trémula, argentina, obstina-
da»30 («Tango del viudo», primera Resi-
dencia).
32
Definición del sujeto poético nerudiano:
«…te arrancas raíces que te nacen / en todo
lo que tocas y contemplas»31: escribir des-
de lo que se toca y contempla.
33
«Estatuto del vino»32 , versión trágica de
lo elemental.
Óleo sobre Miguel Hernández del pintor Juanjo Viota , Santander, España.
34
Estatuto metapoético, del vino (sangre) 38 nuto de sombra no nos ciega: / con nin-
hernandiano, y existencial del vino Habla el Herido: «Herido estoy, miradme: guna agonía moriremos»43, ratifica Pablo
nerudiano. necesito más vidas. / La que contengo es frente al océano.
poca para el gran cometido / de sangre que 42
35 quisiera perder por las heridas»38 . Visión «Los desgranados, los muertos de rostro
«Informado de risas y solsticios, / y sacrificial y finalmente cristiana de la san- tierno, / los que amamos, los que brillan
malogrando llantos y suicidios» 33 , gre, ajena al compromiso nerudiano. / en el firmamento, en la multitud del
suntuosamente «episcopal» 34 el vino silencio…». El 28 de marzo del año 1942
hernandiano. 39 Miguel Hernández muere en la enferme-
Paseando sus «erizos lúgubres», «Mi sangre es un camino»39 , afirmaba ría de la cárcel de Alicante. De Alicante a
«aullando llanto y manos de cadá-veres»35 , Miguel Hernández en 1935. «Es sangre no Isla Negra, la misma noche estrellada.♦
violentamente asocial el nerudiano. granizo, lo que azota mis sienes…»40 , es-
cribe en 1938 en El hombre acecha. La llu-
36 via duraría todo el siglo. Neruda en Fin de
Criminalizado por la violencia a la que mundo (1969): «Ustedes vivirán tal vez /
lo somete su paso entre los hombres, el resbalando sólo en la nieve. / A mí me tocó *******
vino fugitivo busca refugio en el «azul este dolor / de resbalar en la sangre»41 .
de la tierra / en donde se confunden la Corpus y cronología. La “Oda entre sangre y
40
lluvia y los ausentes»36 , en lo inhabita- vino” que Miguel Hernández dedica a Pablo
Alicante ‘42, Santiago ‘73: ¿tentación de
do, en su elemento. Neruda fue escrita en 1935, año de la publica-
la desesperanza?
ción por Cruz y Raya en Madrid de la primera
37 41 edición completa de Residencia en la tierra
«Venid a ver la sangre por las calles !»37. «Pero hay un rayo de sol en la lucha / que (1925-1935). Es un retrato de la poesía resi-
Rómpense las copas en la taberna de siempre deja la sombra vencida»42 . Es el denciaria y al mismo tiempo un autorretrato
la Oda. último poema del encarcelado. «Un mi- de la poesía hernandiana de aquel período.
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Miguel Hernández y Pablo Neruda,
Uno de los muchos mitos que giran en torno a la
obra de Miguel Hernández es que escribía de for- dos ríos paralelos
ma tan espontánea que sus poemas no tenían ex-
cesiva elaboración. Al menos este mito nada tie- SELENA MILLARES
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la voz más pura y natural, auténtico de la tragedia de su pueblo. El fascis- Alberti y Miguel Hernández, conmueve
poeta del pueblo encallado en el traba- mo amenaza la vida del joven poeta leer lo siguiente:
jo. Nacido a la sombra de los clásicos, levantino cuya obra ha sido conquista-
alzó pronto un aliento personal que lo da ya para la historia de nuestra mejor «Luna ni puede ni quiere sustraerse a la
hace ocupar el primer puesto de la nue- literatura». emoción del momento y éste es, actual-
va generación española. La poesía mente, el recuerdo doloroso e indeleble del
ahonda por las vías del corazón persi- En la primera página del número 18, 28 de marzo de 1939. En esa fecha de cruel
guiendo la raíz misma de los sentimien- de la noche del 24 al 25 de marzo de memoria la República española, nacida en-
tos, el fundamento de la sangre. Poeta 1940, con poesías de guerra de Rafael tre alegrías abrileñas, sucumbió en una pri-
superdotado por la naturaleza, fecun- mavera trágica. Ese día, omega y alfa para
do e infatigable, tiene ya a los lados de nosotros, nos mataron una ilusión y nació
su camino una obra amplia y digna. una esperanza. Ni lloramos cobardes ni nos
Abierto bajo el signo refulgente de alborozamos inconscientes, porque al am-
Góngora, se acerca enseguida a las pararnos bajo los tres colores del pabe-
cumbres de la poesía moderna y pone llón chileno conservamos en el fondo
su ambición en las más difíciles metas. de nuestra alma los tres colores de nues-
Ha escrito varios libros de poesía y al- tra abatida bandera para hacerlos fla-
gunas obras de teatro. Durante la gue- mear, otra vez triunfantes, aún a costa
rra española, los campesinos lo vieron de nuestra propia vida. / Luna, los que
a su lado empuñando un fusil enarde- en tus páginas ponemos lo mejor del ce-
cido. Toda su conducta corre pareja a rebro y todo el corazón, unimos el amor
la dignidad y la limpieza de sus versos. a España la gratitud a Chile. / ¡28 de mar-
Hoy, en las cárceles fascistas, es un gran zo de 1939! ¡La República ha muerto!
corazón que recoge en sí todo el dolor ¡Viva la República!».♦ ♦
— Enrique Robertson
Bielefeld, Alemania
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— Hernán Loyola
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Pablo: Te oigo, te recuerdo en esa tierra tuya, luchando con tu voz frente a los aluviones que arrebatan la vaca
y la niña para proyectarlas en tu pecho. Oigo tus pasos hechos a cruzar la noche, que vuelven a sonar sobre las losas
de Madrid, junto a Federico, a Vicente [Aleixandre], a Delia, a mí mismo. Y recuerdo a nuestro alrededor aquellas
madrugadas, cuando amanecíamos dentro del azul de un topacio de carne universal, en el umbral de la taberna
confuso de llanto y escarcha, como viudos y heridos de la luna.
Pablo: Un rosal sombrío viene y se cierne sobre mí, sobre una cuna familiar que se desfonda poco a poco,
hasta entreverse dentro de ella, además de un niño de sufrimiento, el fondo de la tierra. Ahora recuerdo y
comprendo más tu combatida casa, y me pregunto: ¿qué tenía que ver con el consulado cuando era cónsul
Pablo?
Tú preguntas por el corazón, y yo también. Mira cuántas bocas cenicientas de rencor, hambre, muerte, pálidas
de no cantar, no reír: resecas de no entregarse al beso profundo. Pero mira el pueblo que sonríe con una florida
tristeza, augurando el porvenir de la alegre sustancia. Él nos responderá. Y las tabernas, hoy tenebrosas como
funerarias, irradiarán el resplandor más penetrante del vino y la poesía.
— Esta dedicatoria a El hombre acecha [1938] fue escrita con recuerdos de Madrid 1935
y con el actual dolor por la enfermedad de Manuel Ramón, el primer hijo de Miguel,
que víctima de una infección intestinal por las dificultades de alimentación durante la guerra civil,
morirá el 19.10.1938. El texto alude al similar dolor de Pablo por la enfermedad de Malva Marina.
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