You are on page 1of 2

Texto 3 El liberalismo en España.

Durante el período que va de 1837 a 1840, los partidos políticos Progresista y Moderado tuvieron un notable
desarrollo. Su creciente fuerza desató al mismo tiempo el antagonismo entre ellos, manifiesto en enconadas batallas
electorales y disputas parlamentarias, a pesar de que estaban lejos de ser partidos de masas en el sentido moderno.
Esencialmente eran partidos oligárquicos que buscaban afanosamente afianzar su poder y promover los intereses materiales
de los grupos relativamente restringidos que representaban.
La lucha por el poder no se limitaba exclusivamente a la pugna por controlar el Parlamento [...]. También se
extendía al terreno municipal [...] los gobiernos municipales controlaban la organización de la Milicia Nacional, el
reclutamiento para el Ejército, y tenían amplias facultades con respecto a la recaudación de impuestos. El objetivo de los
moderados era subordinar estos poderes "democráticos" y "federales" a la autoridad del gobierno central. En cambio, los
progresistas veían en la relativa autonomía municipal un instrumento fundamental para lograr el apoyo popular necesario
para llevar a cabo las reformas todavía pendientes. [...] Los progresistas apoyaron a los sectores de la burguesía comercial y
profesional, de la pequeña burguesía y de los artesanos que reivindicaban sus derechos a participar en el ejercicio del poder
político. Los moderados estaban más identificados con aquellos sectores de las clases altas que se oponían a las reformas
avanzadas.

C. MARICHAL, La revolución liberal y los primeros partidos políticos en España: 1834-1844. Madrid, Cátedra, 1980. pp. 169-170.
Reproducido en M. FERNÁNDEZ, Selectividad. Historia, Madrid, Anaya, 2008, pp. 168-169.

Tipo de texto y autor

Se trata de un texto historiográfico, porque es la obra de un historiador (C. Marichal) posterior a los hechos, a los que trata
con finalidad investigadora y científica como estudio o análisis del pasado histórico, es por tanto una fuente secundaria
(1980) y trata sobre las ideas políticas en España del siglo XIX y va dirigido hacia la comunidad científica y público interesado
en general.
Ideas fundamentales:

1- El texto se refiere a la época de 1837 a 1840, en que los partidos políticos Progresista y Moderado tuvieron un notable
desarrollo. Ambos eran partidos oligárquicos.
2- La lucha por el poder no se limitaba exclusivamente a la pugna por controlar el Parlamento [...]. También se extendía al
terreno municipal.
3- El texto habla del enfrentamiento entre los liberales: moderados y progresistas y los apoyos sociales con que cada uno
de ellos contaban.

Comentario

La muerte de Fernando VII había dejado casi sin probabilidades de pervivencia al sistema absolutista; al mismo tiempo, en
el contexto europeo de esos años encontramos el triunfo del liberalismo en Francia y Portugal. Finalmente, la sublevación
carlista forzó a la reina madre María Cristina, que personalmente no simpatizaba con las ideas liberales, a confiar en aquéllos
que habían sido adversarios de su difunto esposo e introducir reformas políticas, pues los liberales se perfilaron como la
única fuerza capaz de sostener los derechos al trono de su hija. Durante la guerra civil se reforzó el vínculo entre el
movimiento liberal y la defensa de la causa de la princesa Isabel.
María Cristina asumió en 1833 la Regencia, es decir, la Jefatura del Estado, al ser su hija menor de edad. De esta forma
se inicia la etapa de las regencias (1833-1843) que fue una transición que dio lugar a la construcción del Estado liberal, cuya
realización o puesta en práctica se realizó en los años del reinado de Isabel II (1843-1868).
Los primeros gobiernos de la Regencia y de la transición hacia el liberalismo, Cea Bermúdez y Martínez de la Rosa habían
sido, sin embargo, de carácter muy poco liberal y la base constitucional en que se asentaban, el Estatuto Real de 1834,
aunque había supuesto una liberación del absolutismo anterior, apenas puede ser considerado una verdadera Constitución
en el sentido liberal del término. Durante los años de la guerra civil se produjo la división del liberalismo español en
dos tendencias distintas y enfrentadas electoralmente: los progresistas y los moderados.
a) Los liberales progresistas, cuyo origen se encuentra en los exaltados o veinteañistas del Trienio, mantendrán hasta 1868
un proyecto ideológico cuyos rasgos básicos fueron:
- Realización de reformas profundas y radicales.
- Limitación al máximo del poder de la corona.
- Defensa del liberalismo económico y reducción de los aranceles aduaneros.
- Ampliación del cuerpo electoral.
- Elección popular de alcaldes y concejales en los ayuntamientos.
- Mantenimiento de la Milicia Nacional como garantía de las libertades.
Sus apoyos sociales eran heterogéneos, pero predominaban las pequeñas clases medias urbanas (artesanos, tenderos,
empleados). Espartero, Mendizábal, Madoz, Olózaga y Prim fueron algunos de sus principales dirigentes.
b) Los liberales moderados defenderán en el transcurso del reinado de Isabel II un programa consistente en:
- Sostener la necesidad del orden y de una autoridad fuerte.
- Rechazar cambios que pusieran en peligro sus propiedades; veían en el exceso de libertad una amenaza.
- Limitar al máximo el derecho al voto, endureciendo los requisitos electorales para reducir el cuerpo electoral y
reservar la participación política a una minoría.
- Defender el proteccionismo económico.
- Suprimir la Milicia Nacional, pues temían sus excesos revolucionarios.
- Fortalecer las atribuciones del rey, ya que asignaban un papel político central a la institución monárquica.
Los soportes sociales del partido moderado eran los terratenientes, los grandes industriales, los hombres de negocios y los
banqueros. Entre sus máximos líderes se encontraban Martínez de la Rosa, el general Narváez y Alejandro Mon. Los
liberales moderados retuvieron el poder casi ininterrumpidamente desde 1844 a 1868.
Ambos grupos políticos, progresistas y moderados, eran "partidos de notables", agrupaciones poco numerosas formadas
por personas con prestigio y fortuna para atraer votos y cubrir gastos. Ninguno de estos dos partidos pretendía conseguir
apoyos sociales masivos y multitudinarios, pues sólo unos pocos miles de españoles tenían derecho a voto.

Tras el levantamiento o motín de la Granja (1836) la regente entregará el poder a un gobierno progresista. En un corto
periodo de tiempo, el verano de 1836 y el año 1837, los progresistas recorrieron etapas importantes hacia la consolidación
del estado liberal. Dos fueron los pilares básicos de su programa de cambios: tomar medidas para situar la economía
española en el marco del liberalismo y promulgar una nueva constitución que, recogiendo el espíritu de la de 1812,
resultara actual y aceptable para los moderados, como se pretendió en la constitución de 1837. Para conseguir el primer
objetivo emprendieron la reforma agraria a base de tres grandes medidas: la disolución del régimen señorial, la supresión de
los mayorazgos y la desamortización. La nueva constitución, aprobada en junio de 1837 y de signo claramente progresista,
presentaba sin embargo algunas concesiones al ideario de los moderados en una clara voluntad de consenso: cortes
bicamerales con un Senado electivo por parte de la Corona y obligación por parte del Estado de mantener a la Iglesia
católica. En contrapartida se fijó un sistema electoral que, aunque también era censitario, ampliaba considerablemente el
censo de votantes respecto al Estatuto Real. Una vez aprobada la constitución y disueltas las Cortes Constitucionales, se
convocaron elecciones que fueron ganadas por los moderados. Se iniciaba así la alternancia política, claro signo de
consolidación del sistema liberal.
María Cristina fue obligada a renunciar a la regencia en 1840 por enfrentarse a los liberales progresistas a causa de la Ley
de Ayuntamientos. La reina se oponía a la elección popular de alcaldes y concejales.

Precedentes y consecuencias

El embrión de los partidos políticos españoles hay que buscarlo en los debates que tuvieron lugar durante los años de la
celebración de las Cortes de Cádiz (1810-12). De allí surgieron los esquemas iniciales de lo que serían los proyectos
políticos de los dos grandes partidos liberales, moderados y progresistas. Ambos proyectos consolidaron el liberalismo pero
no consiguieron que los mecanismos del sistema funcionaran de acuerdo con la idea liberal. El acceso al poder ejecutivo, y
con ello al gobierno de la nación, no se conseguía como resultado del sufragio sino bien por la elección de la Corona del
partido más afín a ella, los moderados, bien por la intervención del ejército, los pronunciamientos, o por revueltas populares
instigadas por los progresistas como única vía para llegar al poder.
La ideología de los partidos liberales en el reinado de Isabel II dejó fuera del juego político a las clases medias y bajas de la
sociedad española, que pronto empezarían a defender ideas más avanzadas que las liberales, como la idea demócrata. Los
obstáculos que impedían el libre juego político significaban, por otra parte, la acentuación de la diferencia entre la España
real y la España oficial.

You might also like