4. LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO.
La idea clave es que en este periodo (1474-1504) España pasa a tener un
contenido político, además del que ya tenía geográfico. Ahora bien ¿cuál es ese contenido? La unión dinástica de las dos coronas de los dos reinos principales de la península, Castilla y Aragón. Esta construcción política es obra de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón y coincide con lo que se viene llamando “Estado moderno”. En la Baja Edad Media tanto Castilla como Aragón habían tenido reinados muy complicados. En Castilla, los interminables conflictos entre Enrique IV y la nobleza (con un momento álgido en la farsa de Ávila, 1465, deposición simbólica del rey). En Aragón, el enfrentamiento entre Juan II y la Generalitat. No obstante, el hecho de que desde inicios del siglo XV ambas coronas recayeran en miembros de la misma familia, los Trastamara (1412, Compromiso de Caspe a la muerte de Martín el Humano, y nombramiento de Fernando de Antequera como rey de Aragón), supuso el punto de arranque para un proceso que culminó en la unificación de las dos ramas y, por ende, de las dos coronas. El camino hacia la unidad dinástica se abre en 1469 con la boda del infante Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. Suponía una decisión política arriesgada, por cuanto con este matrimonio (amañado con una bula papal falsa) Castilla se orientaba en una dirección nueva, despreciando las tradicionales orientaciones hacia Portugal o Francia. En 1474 muere Enrique IV y se abre el conflicto sucesorio entre su hermana Isabel (apoyada, como es lógico, por Aragón) y su hija Juana, a la que el vulgo consideraba hija del favorito Beltrán de la Cueva (Apoyada por Portugal). La guerra terminó con la victoria de Isabel (Tratado de Alcaçobas, 1479). Por otra parte, en 1479, Juan II muere, convirtiéndose Fernando en rey de Aragón. Se inicia el reinado conjunto del Rey de Aragón con la Reina de Castilla. Se ha consumado la unidad dinástica. Desde ese momento, los pasos que se dan para la construcción de un estado casi peninsular serán: - Política territorial interior: la intención es el control de los estados peninsulares, con la excepción de Portugal. Los hitos son: o Guerra contra el reino nazarí de Granada (1481-1492). En 1487 se conquista Málaga, en 1489 Baza, y por fin, en enero de 1492 se firman las Capitulaciones de Santa Fe, que ponen fin a la presencia política musulmana en España con la rendición del último rey nazarí, Boabdil el Chico. o Recuperación de los territorios de Rosellón y Cerdaña a Francia (1493). o Conquista de las Canarias (1500). o Posterior a la muerte de Isabel será la anexión de Navarra (1512).
- Política matrimonial exterior: el objetivo es fraguar una red de
alianzas, con las miras puestas en el aislamiento internacional de Francia (tradicional enemigo de Aragón; se nota la dirección de Fernando en la política exterior) y en la posibilidad de herederos que en el futuro reunan coronas. o Con Portugal se realizan los matrimonios de la infanta Isabel con Alfonso y, al morir éste, con Manuel; la muerte de Isabel obligó a un nuevo matrimonio entre Manuel y la infanta María. o Con Inglaterra, la infanta Catalina será desposada primero con Arturo, y a la muerte de éste, con Enrique. o Con el Imperio Austriaco, se producen las bodas del infante Juan con Margarita, y de la infanta Juana con Felipe (el Hermoso).
Planteadas las bases territoriales y la proyección exterior, el Estado moderno se
edificó sobre la base del fortalecimiento de la autoridad real. Los elementos más destacados fueron: - Creación de instituciones: o La Santa Hermandad (1476), especie de policía rural para combatir el bandolerismo. o Las Chancillerías (Altos tribunales) de Valladolid y Granada, y las Audiencias. o Desarrollo del sistema de consejos. El Consejo Real de Castilla tuvo un papel cada vez mayor, y se crearon nuevos consejos. De esta forma se diseña el peculiar sistema de gobierno español en la edad moderna, sistema polisinodial con dos tipos de consejos: generales y territoriales. o Reforma de la Hacienda con la creación (1476) de la Contaduría Mayor de Hacienda y la Contaduría General de Cuentas y Resultas. o Potencian la presencia de los corregidores, representantes reales en los núcleos de población más importantes.
- Empleo sistemático de letrados en los oficios de la corte, siendo
preferidos a los nobles. Es lo que se llamaba en la época “hombres de mérito”. Entre estos letrados destacarán los “secretarios”. - Creación de un ejército profesional, ya destacado en las Guerras de Italia a fines del siglo XV, en que apareció la disposición que fue invencible en Europa hasta la batalla de Rocroi (1643): los temibles tercios. - Desarrollo de una diplomacia permanente en las cortes más relevantes de Europa.
Junto a todo este despliegue de energía institucional, la monarquía seguía
contando con dos piezas clave, como eran las Cortes y los municipios. Eso sí, bien sometidos a la autoridad real. Aún así, la unión personal o dinástica no garantizaba la cohesión de la monarquía. Finalmente, el argumento empleado para dotar de sentido unitario al conjunto de la monarquía fue la religión católica. Para superar divisiones nacionales o culturales, la unidad religiosa se persiguió sin descanso, sobre todo por obra de la reina Isabel. Y el camino que se siguió empezó por la aprobación de los estatutos de limpieza de sangre, continuó con la creación del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición (1478, bula de Sixto IV), y culminó con la expulsión de aquellos que decidieron no abandonar sus creencias religiosas no católicas: en 1492 se dicta la expulsión de los judíos que no se bautizaran; y en 1502 se hizo lo propio con los musulmanes del reino de Granada. Con unas bases territoriales sólidas e incluso en expansión (América a partir de 1492); una estructura institucional compleja pero eficaz para la época; una nobleza pacificada y apartada del poder político gracias a las concesiones hechas por las Cortes de Toledo (Acta de reasunción de 1480, legitima todas las propiedades usurpadas en los conflictos nobiliarios con anterioridad a 1464) y las Leyes de Toro relativas al mayorazgo (1505); y con un vínculo religioso celosamente controlado, los Reyes Católicos consiguieron dotar a España de significado político en el contexto del ascenso del Estado moderno en Europa.