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Sentencia del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Concepción, de


26 de abril del 2008: No aplica pluralidad de malhechores a
adolescentes

Concepción, veintiséis de abril dos mil ocho.

VISTO, OIDO Y CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que con fecha veintidós de abril en curso, ante esta Sala del
Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Concepción, integrada por los jueces don Hernán
Amador Rodríguez Cuevas, quien presidió, doña María Francisca Durán Vergara y doña
Ana María Hernández Hulin, se llevó a efecto la audiencia de juicio oral correspondiente a
la causa RUC Nº 0700849591-7 , RIT Nº 119- 2008, seguida en contra de los acusados
JESÚS ESTEBAN VÁSQUEZ SALINAS, soltero, estudiante, cédula de identidad N°
17.445.416-7, domiciliado en Block 3019, Departamento N° 1, Población Mártires del
Carbón, Coronel y SANDRO IVÁN JEREZ SALAS, soltero, estudiante, cédula de identidad N°
17.969.820-K, domiciliado en Block Q, Departamento 36, Población Mártires del Carbón,
Coronel.
Fue parte acusadora el Ministerio Público, representado por el
Fiscal del Ministerio Público de Coronel don Ernesto del Pino Reyes domiciliado en calle
Freire Nº 181 de esa comuna; la Defensa de los acusados estuvo a cargo de la Defensora
Penal Pública doña Patricia Cisternas Vicuña, domiciliada en calle Sotomayor N° 994,
primer piso, Coronel.

SEGUNDO: Que los hechos y circunstancias que fueron objeto de la


acusación, contenida en el auto de apertura del juicio oral proveniente del Juzgado de
Garantía de Coronel de fecha 25 de marzo de 2008, son los siguientes:
“Hecho 1: El día 28 de octubre del año 2007, alrededor de las
23:00 horas aproximadamente, en la intersección de Calle Cerro Zaparelli esquina Volcán
Parinacota, Población Escuadrón Sur de esta comuna, el ciudadano, Marcelo Alejandro
Mella Rivas, quien caminaba por dicho sector, fue interceptado por ambos imputados con
el propósito de sustraerle especies, para ello Vásquez Salinas le dio con golpes de pies y
puño en la cabeza y abdomen a Mella Rivas, mientras Jerez Salas procedió a registrarle sus
vestimentas, sustrayendo a viva fuerza un teléfono celular marca Motorola color gris y un
polerón de color negro marca Rive con un logo amarillo en su parte delantera, dándose a
la fuga hacia el interior de la Población Eduardo Frei.

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Hecho 2: El día 28 de octubre del año 2007, alrededor de las


23:20 horas aproximadamente, en las Calles Poeta Romero esquina Los Maitenes de la
comuna de Coronel, don Javier Alejandro Carrillo Santibáñez, fue interceptado por los
imputados Vásquez Salinas y Jerez Salas, ya individualizados, quienes previa amenaza e
intimidación le sustrajeron una mochila de color negro, en cuyo interior llevaba las
siguientes especies, un teléfono celular marca Nokia color negro, un porta documento con
documentación personal y distintas tarjetas de crédito de distintas casas comerciales y un
par de anteojos ópticos y artículos de aseo, dándose posteriormente a la fuga hacia la
Población Eduardo Frei”.
Según el Ministerio Público, los hechos reseñados en el N° 1
constituyen el delito de robo con violencia, previsto y sancionado en el artículo 436 inciso
1° del Código Penal; y los hechos descritos en el N° 2 configuran el delito de robo con
intimidación, previsto y sancionado en el artículo 436 inciso 1° del mismo Código,
encontrándose ambos ilícitos en grado de desarrollo de consumados; señala que a los
acusados les ha correspondido participación en calidad de autores ejecutores directos, de
acuerdo al artículo 15 N° 1 del Código Punitivo. A juicio del Ministerio Público favorece a
ambos adolescentes la circunstancia atenuante de responsabilidad penal establecida en el
artículo 11 N° 6 del Código Penal, esto es, su irreprochable conducta anterior y que los
perjudica a la circunstancia agravante establecida en el artículo 456 bis N° 3 del Código
Penal, esto es, ser dos o más los malhechores.
La Fiscalía, solicita se le imponga a cada uno de los
adolescentes la pena única de cinco años y un día de presidio mayor en su grado mínimo,
bajo la modalidad de Régimen Cerrado con programa de reinserción social, y las costas del
procedimiento.
En su alegato de apertura, la Fiscalía añadió que se probarían
los hechos descritos en la acusación con la prueba que se rendiría, solicitando por lo
mismo la condena solicitada.
Por último, en su intervención de clausura y de réplica, agregó
que con la prueba de cargo rendida -que comentó y analizó- se habían probado tanto la
existencia de ambos ilícitos como la participación de autores de los incriminados.
En la audiencia prevista en el artículo 343 del Código Procesal
Penal, le reconoce a los encartados la atenuante del artículo 11 N° 9 del Código Penal.

TERCERO: Que, en su alegato de apertura, la Defensa sostuvo que tal


como lo relató el Ministerio Público ocurrieron dos hechos ilícitos, pero uno de ellos -el
primero- no tuvo la calidad de delito flagrante. En este primer delito una persona es
abordada por dos sujetos quienes le sustraen especies y huyen con ellas; el afectado se va

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a su domicilio desde donde llama a Carabineros a quienes a entrega características


someras de los jóvenes que lo atacaron; posteriormente los acusados fueron detenidos
por el reconocimiento que de ellos hace la segunda víctima siendo llevados a la Tenencia
de Carabineros desde donde se llama a la primera víctima a quien le informan de la
detención de los dos sujetos y que uno de ellos porta el polerón que momentos antes le
fuera sustraído. En base a estos antecedentes la primera víctima reconoce a sus
representados en un procedimiento irregular, sin embargo no alega ilicitud de la diligencia
ya que sólo pretende destacar la colaboración de los menores durante la etapa de la
investigación. Señala la Defensa que en materia de prueba habrán matices que harán la
diferencia y se aclararán con la declaración de sus representados, ya que en lo que dice
relación al primer hecho el Ministerio Público no cuenta con elementos de prueba para
comprobar la violencia ejercida, porque el certificado expedido por la Posta no consigna
la existencia de lesiones en el ofendido y en este caso, los antecedentes lo aportarán los
encartados. En el segundo hecho la víctima no señaló cuales fueron las amenazas que le
hicieron sus representados, por ello es importante la colaboración de los acusados. Por
otra parte sostiene la Defensa que la agravante del artículo 456 bis nº 3 del Código Penal
no concurre en la especie, porque en este caso se trata de dos adolescentes, y al respecto
hay un estudio de Raul Carnevali, basado en experiencias en Alemania y en esa
monografías se sustenta que dicha agravante no concurre cuando son adolescentes los
que participan en los hechos, ello por un principio de inherencia, ya que es natural en los
adolescentes actuar con el grupo de sus pares y en este caso se trata de acciones
negativas efectuadas en contra del ordenamiento jurídico; también incide en el proceso
educativo de los adolescentes, por cuanto la aplicación de una agravante produce el
aumento de la pena lo que supone en un acrecentamiento en la probabilidad de
reincidencia del joven; por último también por un tema de proporcionalidad.
En la audiencia del artículo 343 del Código Procesal Penal,
manifestó que por disposición expresa de los artículos 26 y 47 de la Ley N° 20.084, las
penas privativas de libertad tienen carácter excepcional, de último recurso; que en
atención a la concurrencia de las atenuantes de irreprochable conducta anterior y
colaboración sustancial a favor de ambos encartados, sin que exista ninguna circunstancia
agravante en contra, solicita que se les imponga el mínimo de la pena y se les castigue con
la sanción de libertad asistida simple o especial.

CUARTO: Que el acusado JESÚS ESTEBAN VÁSQUEZ SALINAS, antes de los


alegatos de apertura, renunciando a su derecho de guardar silencio, prestó declaración en
el juicio y expuso, en síntesis, que el día 28 de octubre del año 2007, había estado cerca de
tres horas tomando cerveza en compañía de su amigo Sandro Jerez a quien conoce más de
cinco años a la fecha, y cuando se les acabó el dinero querían tener más plata para seguir

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bebiendo porque estaban deprimidos, por lo que alrededor de las 23:20 horas se fueron
en dirección a Lagunillas, y cuando estaban en ese lugar se encontraron con un “cabro
alto” a quien el declarante le dijo que entregara las especies, pero el muchacho no quería
pasarlas por lo que le propinó unos golpes de puño en la cabeza para que entregara las
cosas y le metió las manos al bolsillo desde donde le extrajo el teléfono celular; por su
parte su amigo Sandro le quitó la casaca color negro con amarillo que la víctima llevaba
puesta. Señala que en esa ocasión ambos andaban ebrios y no sabían lo que hacían, por
eso después de robarle a esta víctima, se alejaron caminando del lugar y siete cuadras más
allá “pillaron” a otro niño, a esta persona él lo paró y lo agarró de los brazos mientras que
Sandro Jerez le quitó la mochila del hombro y luego se retiraron del lugar en dirección a la
población Gabriela Mistral; momentos después llegaron dos furgones de Carabineros y
dos motos al lugar donde se ellos encontraban y los detuvieron con las especies sustraídas
a ambos afectados; agrega el declarante que él portaba un teléfono celular marca
Motorola perteneciente al primer afectado, del cual su compañero vestía la casaca
sustraída y además su amigo tenía en su poder el teléfono celular marca Nokia que habían
sustraído a la segunda víctima, cuya mochila habían botado previamente.
Asimismo, el acusado SANDRO IVÁN JEREZ SALAS, en la misma
oportunidad procesal, renunciando a su derecho de guardar silencio, prestó declaración
en el juicio y expuso, en resumen, que el día de los hechos había estado tomando cerveza
con su amigo Jesús Vázquez y cerca de las 23:20 horas, cuando se les acabó el “trago”
salieron a dar una vuelta y cuando pasaron por Lagunillas “pillaron” a un niño, y él se le
acercó a buscarle “conversa” y le pidió que le entregara el celular, en eso salió su
compañero, quien le dio dos “combos” en la cabeza y tres en la “guata” a la víctima quien
solicitaba que no le hicieran nada; en el acto él le quitó al ofendido una casaca negra con
amarillo que éste portaba, mientras que su amigo Jesús Vázquez le sustraía desde un
bolsillo su teléfono celular marca Motorola; después el afectado corrió en dirección a su
casa y ellos se dieron a la fuga para otro lado. Caminaron cerca de siete cuadras y
encontraron a un joven que al parecer venía desde su trabajo al que se le acercó por atrás,
lo atrapó de los brazos, le echó un par de garabatos, le quitaron la mochila y salieron
arrancando en dirección a la población Gabriela Mistral, donde estuvieron dando vueltas
hasta que los detuvieron los Carabineros quienes andaban con el joven dueño de la
mochila dentro del furgón. Refiere que él fue reconocido por el polerón sustraído a la
primera víctima el que andaba trayendo puesto. Agrega que al momento de ser detenido
le encontraron en su poder un teléfono celular marca Nokia y una casaca color negro con
amarillo pertenecientes a la primera víctima y un par de lentes ópticos que se le
quebraron y que la segunda víctima portaba dentro de su mochila; agrega que el otro
celular marca Motorola lo tenía en su poder su compañero Jesús Vázquez.

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QUINTO: Que los intervinientes arribaron a la siguiente convención


probatoria de acuerdo a los términos del artículo 275 del Código Procesal Penal:
“Que, los extractos de filiación y antecedentes de don Jesús
Esteban Vásquez Salinas y don Sandro Iván Jerez Salas, carecían de anotaciones
prontuáriales al momento de los hechos”.
SEXTO: Que con la finalidad de justificar los basamentos fácticos de su
acusación, la Fiscalía rindió la siguiente prueba de cargo, compartida por la Defensa:
I.- PRUEBA TESTIMONIAL, compuesta con las declaraciones de:
a.- El testigo y víctima MARCELO ALEJANDRO MELLA RIVAS, quien, en síntesis,
refiere que fue asaltado el 28 de octubre de 2007 cerca de las 23:15 horas
aproximadamente, cuando se dirigía a su casa y en la intersección con calle Volcán
Parinacota vio a dos sujetos más o menos de su edad, uno más alto que el otro, uno
vestido con polerón o chaleco plomo y el otro con un buzo azul; uno de los cuales se le
acerca por el lado, le pide dinero y empieza a tocarle los bolsillos, en eso se le acerca por
la espalda el segundo sujeto -el más bajo- y le da un golpe de puño en la cabeza y otro en
el abdomen, lo registraron y como estaba intimidado no opuso resistencia por lo que dejó
que los desconocidos le sacaran su teléfono celular color plomo, marca Motorola, que
portaba en el bolsillo derecho de su pantalón. Señala que uno de los jóvenes le sustrajo y
se puso su polerón color negro, con gorro y cierre, que además tenía un logotipo color
amarillo en el pecho que consignaba su marca “Rive”. Refiere que él estaba asustado y
cuando miró hacia atrás se percató que una señora estaba viendo el asalto, entonces los
jóvenes se dieron a la fuga y llegaron unos vecinos que salieron persiguiendo a los sujetos
mientras él avisó a su mamá, la que llamó por teléfono a Carabineros que llegaron cerca
de 10 minutos después y a quienes les relató lo sucedido; los policías lo hicieron subir al
carro y efectuaron una ronda por el lugar hacia donde vio huir a sus asaltantes, pero no
los encontraron, posteriormente los Carabineros lo dejaron casa y le dijeron que si tenían
novedades lo llamarían. Más tarde su mamá recibió una llamada por la que le informaron
que habían efectuado la detención de los hechores y que uno de ellos tenía puesto su
polerón y el otro tenía su teléfono celular, por lo que se dirigió a la Comisaría donde
reconoció a los sujetos y luego lo llevaron a la posta a constatar lesiones. Al día siguiente
fue a buscar sus pertenencias a la unidad policial, donde le entregaron el celular y el
polerón que eran las mismas especies que le habían sido sustraídas anteriormente por los
jóvenes.
El Ministerio Público le exhibe al testigo la fotografía número
uno y éste reconoce en la imagen su polerón el cual tiene una insignia amarilla en el
pecho, en la foto número dos reconoce su teléfono celular marca Motorola señalando que
ambas especies le fueron sustraída por los sujetos. También reconoce en la audiencia,

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mediante descripción y ubicación en la sala, a los acusados como las personas que lo
golpearon sustrayéndole las especies que le fueron anteriormente exhibidas.
b.- Atestado del testigo y víctima JAVIER ALEJANDRO CARRILLO SANTIBÁÑEZ,
quien manifiesta en resumen, que el día 28 de octubre de 2007, cerca de las 23:30 horas
venía de vuelta de su trabajo e iba entrando al Pasaje en el que se encuentra ubicada su
casa habitación, cuando se le acercaron dos individuos jóvenes, uno de ellos era un poco
más bajo y delgado que el otro, andaban vestidos -el más bajo- con buzo zapatillas y el
otro con polera blanca, polerón con rayas rojas y encima otro polerón azul oscuro con
gorro como de colegio y bluyines, le pidieron una moneda y les dijo que carecía de dinero;
en aquel momento uno de los muchachos le tomó el bolso que portaba cruzado sobre el
pecho en bandolera diciéndole al otro sujeto “saca el fierro” y entonces se sintió
amedrentado cuando el sujeto más alto que estaba a su lado hizo ademán de meterse la
mano en el bolsillo del pantalón, aunque no le vio ninguna arma, cree que fue una manera
de intimarlo porque así pensó que el sujeto portaba en algún elemento contundente con
el cual podían hacerle daño. Refiere que por eso les entregó de inmediato su mochila, en
cuyo interior llevaba un tarro de café, sus lentes ópticos, documentación personal,
tarjetas de créditos, artículos de aseo un cuaderno en que tenía anotado la nómina de las
empresas con las cuales se relaciona ya que trabaja en el gimnasio de Coronel y un
teléfono celular color gris con negro marca Nokia. Relata que enseguida llamó a los
Carabineros a quienes les entregó las características físicas y de vestimentas de sus
agresores y salió con los policías a patrullar en la misma dirección en que habían huido los
sujetos. Cuando entraron a la población Gabriela Mistral los reconoció de lejos por la
vestimentas y cuando los vio más de cerca tuvo la certeza de que se trataba de los
mismos jóvenes; señala que estaba muy seguro de reconocimiento porque los vio de
frente cuando lo asaltaron ya que la iluminación del lugar era buena y relativamente
nueva. Los Carabineros se bajaron del furgón y los revisaron regresando con dos celulares,
unos lentes y una lima. Dijo que él reconoció los lentes ópticos, un celular y una lima como
especies de su propiedad; menciona que también fueron a la cancha donde dijeron los
jóvenes que habían botado su mochila pero no la encontraron. Señala que los Carabineros
le preguntaron si los sujetos lo habían agredido o le habían causado algún daño, pero él
les dijo que no, porque cuando los escuchó hablar “del fierro” no opuso resistencia ni hizo
nada. Agrega que en el furgón policial no les mencionó a los Carabineros lo del fierro, sólo
les dijo que había sido amenazado por los muchachos y es en el juicio donde menciona
por primera vez esta circunstancia, añade que al día siguiente le entregaron sus especies.
El testigo examina las fotografías que le exhibe el Ministerio
Público y reconoce su teléfono celular marca Nokia que le fuera sustraído en esa ocasión
así como la chaqueta que usaba el más alto de los jóvenes que lo asaltaron. En la
fotografía número dos, reconoce sus lentes y su lima, señalando que ambas especies

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fueron recuperadas por Carabineros de poder de los sujetos. También reconoce a los
acusados, mediante la descripción de las ropas que visten y por su ubicación en la sala,
como las personas que les sustrajeron sus especies.
c.-Lo manifestado por el funcionario de Carabineros JOSÉ OMAR CÉSPEDES
MONTANARES, quien señala en síntesis, que el día 28 de octubre del año próximo pasado
se encontraba como jefe del tercer turno, acompañado del Carabinero Peñaloza, cerca las
23:20 horas recibió un comunicado radial, en el cual se les informaba que en la
intersección de calle Cerro Zaparelli con Volcán Parinacota se había cometido un delito de
robo a un transeúnte; se dirigieron al lugar y en calle San Francisco con Antonio Ríos,
vieron a un joven que les hacía señas y les dijo que momentos antes dos personas de
aproximadamente 16 a 18 años -uno de los cuales vestía un polerón azul oscuro con gorro
y el otro un polerón gris o claro, uno más alto que el otro-, lo asaltaron propinándole uno
de ellos un golpe cabeza y otro en el estómago luego, de lo cual le sustrajeron un teléfono
celular y un polerón negro con una marca de color amarillo; por lo anterior subieron al
joven al furgón policial dirigiéndose hacia la población Eduardo Frei hacia dónde se habían
dado la fuga los desconocidos, pero no lograron ubicarlos, por lo que dejaron a la víctima
frente a su domicilio y siguieron patrullando por el sector. En ese mismo instante
recibieron otro comunicado radial, señalándoles que en el sector Lagunillas se estaba
efectuando un robo a una persona en la esquina de la calle Los Maitenes con Poeta
Romero; se dirigieron al lugar y la persona afectada les señaló que había sido asaltado por
dos muchachos jóvenes; les describió a uno de ellos vestido con un polerón azul y al otro
con polerón negro con estampado, siendo uno más alto que el otro, los que le habían
sustraído una mochila de color negro, en cuyo interior mantenía sus documentos
personales, unos anteojos, un celular y una lima de uñas: Subieron al afectado al vehículo
policial y salieron de patrullaje en dirección a una población cercana, y en un momento
determinado la víctima reconoció a los hechores los que se encontraban acompañados de
otras dos personas que se retiraron del lugar. El afectado les insistió que se trataba de los
mismos jóvenes que recién lo habían asaltado, por eso se bajaron del carro con el
conductor y se dieron cuenta que los jóvenes se encontraban en estado de ebriedad y uno
de ellos vestía un polerón de color negro con estampado color amarillo marca Rive que
anteriormente les había sido descrito por la primera víctima. Al ser registrados
superficialmente se le encontró a cada uno de los jóvenes un teléfono celular y además
unos de ellos portaba unos anteojos y una lima de uñas que el ofendido que se
encontraban el furgón policial reconoció como suyos. Señala que fueron a una cancha
cercana a tratar de recuperar la mochila de la víctima, porque unos de los jóvenes dijo que
la habían lanzado en ese lugar, pero no la encontraron.
Posteriormente en la unidad policial el joven afectado con el primer ilícito -quien
estaba muy nervioso por temor a posibles represalias-, reconoció su polerón y su teléfono

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celular. Mediante el uso de la herramienta del artículo 332 del Código Procesal Penal, el
testigo agrega que la víctima del primer hecho vio y reconoció a las 23:55 horas a los
detenidos cuando se encontraba en el box de atención en el consultorio de Lagunillas de
lo que se dejó constancia en el acta respectiva; señala que en la Tenencia de Lagunillas no
se dan las condiciones para efectuar el reconocimiento de presos; también recuerda que
en la Fiscalía declaró que la víctima del primer ilícito había reconocido sólo a uno de los
hechores. Refiere que en el consultorio la primera víctima los reconoció por sus
vestimentas, aunque no recordaba muy bien sus facciones ya que les dijo que cuando
cometieron el delito el lugar estaba oscuro, no había luminosidad y que todo fue muy
rápido por lo que no logró verles la cara y por ello se los había descrito sólo en términos
generales y por sus vestimentas
El Ministerio Público le exhibe al testigo las fotografías
indicadas en el auto de apertura y éste reconoce el polerón que le sustrajeron a la primera
víctima, con la marca Rive en color amarillo que tenía puesto un detenido, así como los
celulares de ambos afectados, la lima y los lentes de la segunda víctima. También
reconoce a los acusados por su descripción y ubicación en la sala como las personas que
detuvieron en ese día.
d.-Lo depuesto por PATRICIO ANTONIO PRADENAS PEÑALOZA, funcionario de
Carabineros, quien señala en resumen, que el día 28 de octubre 2007 se encontraba de
tercer turno con el cabo Céspedes, cerca de las 20:20 horas recibieron un comunicado de
la Tenencia Lagunillas señalándoles que en calle Volcán Parinacota se efectuaba un robo,
concurrieron al lugar donde contactaron a la víctima quien les dijo que en la intersección
de calle Cerro Zaparelli con Volcán Parinacota, había sido objeto de un robo por parte de
dos jóvenes, uno de los cuales le había propinando unos golpes en la cabeza y en el
estómago y le sustrajeron desde uno de los bolsillos un teléfono celular marca Motorola,
mientras que el otro joven le sacaba un polerón color negro con unas iniciales en color
amarillo en la que se leía la marca Rive en la parte delantera; a este afectado lo subieron
al carro policial y se hizo un patrullaje por las inmediaciones en dirección hacia el lugar por
donde habían huido los desconocidos, pero no encontraron a nadie por lo que dejaron al
ofendido en su domicilio y siguieron patrullando por el sector. Posteriormente cerca de las
23: 30 horas, recibieron un segundo comunicado de la Central indicándoles que en calle
Los Maitenes, una persona había sido víctima de un robo; concurrieron al lugar y allí ese
ofendido les dijo que recién había sido víctima de un robo de su mochila por parte de dos
jóvenes, señalando que uno de ellos vestía un buzo azul con zapatillas y el otro portaba
polerón negro y jeans. Refiere que el afectado les indicó que los desconocidos lo
interceptaron y lo intimidaron para sustraerle una mochila de color negro, en la cual
mantenía un teléfono celular unos lentes ópticos, documentos personales y especies de
aseo personal, manifestando que los hechores se dieron a la fuga en dirección al Sur.

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Refiere que con esta información lo subieron al furgón y comenzaron un patrullaje


ingresando a la población Gabriela Mistral y en la calle Encina sorprendieron a dos
individuos jóvenes que coincidían con las características descritas por la última víctima, la
que por su parte en forma inmediata los reconoció, manifestándoles que esas personas
habían sido sus asaltantes, por lo que se bajaron del furgón y en el registro superficial se
percataron que uno de los jóvenes -Jerez- llevaba puesto el polerón con las características
descritas por la primera víctima -el cual era de color negro, con una identificación amarilla
que decía Rive en su parte delantera- y un teléfono celular marca Nokia. Al otro de los
imputados -Vázquez- se le encontró un teléfono celular marca Motorola, un par de lentes
y una lima que fueron reconocidos por la segunda víctima. Agrega que luego de efectuada
la detención de los acusados, llamaron a la primera víctima y le avisaron que habían
detenido a los dos jóvenes que lo asaltaron y uno de ellos vestía el polerón. Refiere que en
la Comisaría se hizo un reconocimiento y le mostraron al primer afectado a las dos
personas que habían detenido, para lo cual se puso a los dos imputados a la salida de la
sala de detenidos en un sector con luz y la primera víctima los vio desde la entrada de la
guardia desde una parte donde no estaba alumbrado, señala que en esta diligencia estaba
presente el Cabo Céspedes y el funcionario de guardia.
El Ministerio Público le exhibe al testigo dos fotografías y éste
reconoce el polerón perteneciente a la primera víctima y señala que dicha prenda la usaba
el acusado Jerez al momento de su detención, también reconoce los teléfonos celulares
de las víctimas, unos lentes y una lima que pertenecía a la segunda persona afectada.
II.- PRUEBA DOCUMENTAL: la que se rindió mediante la lectura de un certificado
de nacimiento del adolescente Jesús Esteban Vásquez Salinas y un certificado de
nacimiento del adolescente Sandro Iván Jerez Salas y también de un Comprobante de
atención de la Unidad de Urgencias del Centro de Salud Lagunillas, de fecha 29 de octubre
de 2007, a nombre de la víctima Marcelo Mella Rivas.
III.- OTROS MEDIOS DE PRUEBA: la que se rindió mediante la exhibición por el
sistema data show de la fijación fotográfica de especies sustraídas consistentes en dos
fotografías digitales.

SEPTIMO: Que, ahora bien, ponderando con libertad los elementos de


prueba producidos en el juicio oral, este Tribunal ha adquirido la convicción, más allá de
toda duda razonable, que se encuentran acreditados los siguientes hechos:
1.- Que el día 28 de octubre del año 2007, alrededor de las
23:00 horas en circunstancias que Marcelo Alejandro Mella Rivas caminaba por el sector
de la intersección de Calle Cerro Zaparelli esquina Volcán Parinacota, en la Comuna de
Coronel, fue interceptado por los acusados -Jesús Esteban Vásquez Salinas y Sandro

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Iván Jerez Salas- siéndole propinados golpes en la cabeza y abdomen sustrayéndole un


teléfono celular marca Motorola color gris y un polerón de color negro marca Rive con
un logo amarillo en su parte delantera, dándose posteriormente a la fuga.
2.- Que el día 28 de octubre del año 2007, alrededor de las
23:20 horas, en circunstancias que Javier Alejandro Carrillo Santibáñez transitaba por
las Calles Poeta Romero esquina Los Maitenes de la Comuna de Coronel, fue
interceptado por los acusados -Vásquez Salinas y Jerez Salas-, quienes previa amenaza e
intimidación le sustrajeron una mochila de color negro, en cuyo interior llevaba un
teléfono celular marca Nokia color negro, documentación personal, tarjetas de crédito,
un par de anteojos ópticos y artículos de aseo, dándose posteriormente a la fuga .

OCTAVO: Que las conclusiones fácticas reseñadas encuentran firme


sustento en cuanto a determinar la existencia del delito, a juicio de estos sentenciadores,
en los antecedentes consignados en el considerando anterior.
En efecto, en lo que dice relación al hecho consignado con el
número uno, los dichos de la víctima Marcelo Alejandro Mella Rivas, objetivamente
considerados, reúnen las características de veracidad concordancia y precisión suficientes
cuando refiere que en horas de la madrugada del día 28 octubre del año 2007 después de
las 23 horas, se dirigía hacia su domicilio y en la intersección de la calle Volcán Parinacota
se le acercaron dos sujetos jóvenes uno de los cuales le pidió dinero, mientras que el otro
se le acercó por detrás y le descargó golpes de puño en la cabeza y en el estómago para
posteriormente sustraerle su teléfono celular marca Motorola desde un bolsillo, mientras
que su compañero le quitaba un polerón de color negro marca Rive con un logo amarillo
en su parte delantera. El ofendido impresionó como creíble y confiable al aportar un
relato claro y coherente de los hechos y dar respuestas concretas a las preguntas que se le
formularon, explicando con detalle las características de las especies sustraídas -cuya
posesión y dominio mantenía al momento de la sustracción-, el lugar y la naturaleza de los
golpes recibidos, los que asegura le causaron dolor pero no dejaron secuelas visibles,
como aparece del comprobante de atención de urgencia incorporado por el ente
persecutor. Asimismo resulta convincente cuando reconoce a los acusados como las
personas que lo asaltaron y cuando describe y examina en las fotografías exhibidas por la
Fiscalía el polerón y el teléfono celular que le fueron sustraídos en la ocasión.
Sus declaraciones en cuanto a las circunstancias del lugar,
tiempo y forma de acaecimiento de los sucesos se encuentran confirmadas en lo medular,
con las expresiones vertidas en la audiencia por los funcionarios policiales José Omar
Céspedes Montanares y Patricio Praderas Peñaloza quienes concurrieron al sitio del
suceso y tomaron conocimiento del acaecimiento del ilícito mediante la declaración que
Mella Rivas les hiciera en el mismo lugar de los hechos y en los mismos términos en que el

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ofendido los refirió en la audiencia; así como la participación que les cupo en la detención
y posterior recuperación de las especies encontradas en poder de los acusados, algunas
de las cuales resultaron ser de propiedad de Mella Rivas; señalando expresamente el
Carabinero Pradenas Peñaloza que el acusado Vásquez al ser registrado mantenía en uno
de sus bolsillos un teléfono celular marca Motorola, mientras que el acusado Jerez llevaba
puesto un polerón negro con la aplicación amarilla con la marca Rive, ambas especies de
propiedad de Mella Rivas. No obsta a la apreciación de sus dichos, la contradicción
advertida por el Tribunal en sus declaraciones en lo que dice relación al reconocimiento
visual de los detenidos que hizo la primera víctima, situando la diligencia el funcionario
Céspedes Montanares en la posta de Lagunillas y Pradenas Peñaloza en la unidad policial,
por cuanto no se ha avizorado un interés manifiesto de los deponentes en perjudicar a los
acusados y menos se ha probado aquella circunstancia.
Estos testigos impresionaron como creíbles en cuanto a las
circunstancias del lugar, tiempo y forma de ocurrencia de este suceso, así como en lo
tocante a la actividad que realizó cada uno de ellos y en lo relativo a la propiedad que
Mella Rivas afirmó tener sobre las dos especies sustraídas y recuperadas.
Que los hechos tenidos por ciertos en el fundamento
precedente y que fueron signados con el número dos fluyen inequívocamente del
testimonio de la víctima Javier Alejandro Carrillo Santibáñez quien impresionó como
verosímil y confiable al aportar un relato claro y coherente cuando manifiesta que el día
28 de octubre 2007 después de las 23:00, horas en las cercanías de su domicilio, en el
sector ubicado en la intersección de las calles Poeta Romero esquina los Maitenes, fue
interceptado por dos “niños” los cuales lo intimidaron y le sustrajeron su mochila color
negro con diversas especies en su interior, procediendo posteriormente a darse a la fuga,
los que fueron finalmente detenidos -portando parte de las especies sustraídas- por
funcionarios de Carabineros los que concurrieron al lugar alertados por una llamada que el
mismo afectado les hizo. También resultaron claros y concisos sus dichos en cuanto se
refirió a la intimidación verbal de que fue objeto por parte de los acusados, la que según
explicó le causó temor y cuidado, no obstante no haber vislumbrado arma alguna en
poder de los hechores. Asimismo sus expresiones vertidas en la audiencia fueron
confiables en lo relativo a la propiedad de las especies -que examinó y detalló en las
fotografías exhibidas por la Fiscalía- que le fueron sustraídas por los acusados, a los que
reconoció en el sitio de la detención y en la audiencia.
Corroboran sus declaraciones las expresiones vertidas en la
audiencia por los funcionarios policiales José Omar Céspedes Montanares y Patricio
Praderas Peñaloza, quienes coincidieron en su versión de los hechos por cuanto dichos
policías alertados por la llamada que la propia víctima les hizo, concurrieron al lugar del
suceso y recogieron la declaración de este ofendido, quien a más de referirles en detalle la

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ocurrencia del ilícito de que fuera objeto, les describió a los hechores entregándoles
antecedentes de sus características físicas y vestimentas, para posteriormente
acompañarlos en el carro policial para efectuar un patrullaje, cuyo resultado arrojó la
detención de los acusados y la recuperación de parte de sus especies antes sustraídas. En
este aspecto los dichos del Carabinero Pradenas Peñaloza fueron precisos al indicar que al
momento de ser detenido, el acusado Vásquez tenía en sus bolsillos un par de lentes
ópticos quebrados y una lima de uña y el acusado Jerez llevaba en el bolsillo derecho su
pantalón un teléfono celular marca Nokia, especies todas de propiedad del ofendido
Carrillo Santibáñez.
Estos relatos, entonces, resultan ser fiables y verosímiles, sin
que se divise razón alguna en virtud de la cual dichos declarantes hubieren de mutar o
distorsionar la realidad en la narración que hicieron de los acontecimientos, máxime que,
como ya se indicó, de una u otra forma todos interactuaron directamente en los hechos
sobre los que cada uno depuso en particular.
Del mismo modo y reforzando la prueba rendida por el
Ministerio Público, están las declaraciones presentadas por los acusados Vásquez Salinas y
Jerez Salas, quienes reconocieron en la audiencia en forma expresa su participación en
ambos delitos y se situaron en el lugar de los hechos, relatando al Tribunal en forma
detallada la forma de ocurrencia de los mismos, en coincidencia con lo manifestado por
los funcionarios policiales, narrando en forma pormenorizada el rol desempeñado por
cada uno de ellos en los dos ilícitos y agregando antecedentes que fortalecen en lo
medular los dichos de ambas víctimas, tanto en la forma de ocurrencia de los hechos
como en sus particulares intervenciones en cada uno de los sucesos.
Así las cosas los elementos probatorios en que se basan los
hechos asentados en este considerando, llevan a arribar a las conclusiones a que ha
llegado el Tribunal, principalmente a través de un procedimiento lógico-inductivo y
apreciando libremente la prueba aportada y sobre la base que, en esta labor, no se han
contravenido los principios de la lógica, las máximas de la experiencia ni los conocimientos
científicamente afianzados, máxime cuando no se encuentran contradichos por prueba
alguna en contrario.

NOVENO: Que los hechos que se han dado por establecidos en el motivo
séptimo bajo el número uno, constituyen el delito de robo con violencia en grado de
consumado, descrito en el artículo 432 y sancionado en el artículo 436 inciso primero,
ambos del Código Penal, supuesto que ha quedado acreditado más allá de toda duda
razonable, esto es, sin que concurran interrogantes de carácter principal, serias, reales y
concretas, que los acusados, sin la voluntad de su dueño - Marcelo Alejandro Mella Rivas-,
y con ánimo de lucro, procedieron a apropiarse con ánimo de señor y dueño de especies

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muebles ajenas -un celular marca Motorola y un polerón de color negro marca Rive -,
usando la violencia para lograr su propósito, la que se consistió en agredir con golpes en
la cabeza y en el abdomen del afectado, acciones todas que fueron el medio empleado
para lograr la finalidad de la apropiación. El ilícito en comento se ha asentado en grado de
consumado, en atención que al haber los agentes obtenido la entrega de las cosas,
evidentemente éstas salieron de la esfera de resguardo de su titulares que, en este caso,
estaba constituida por la propia persona del ofendido.
Que los hechos que se han dado por establecidos en el motivo
séptimo de la presente sentencia, bajo el número dos configuran el delito de robo con
intimidación en grado de consumado, descrito en el artículo 432 y sancionado en el
artículo 436 inciso primero, ambos del Código Penal, pues resultó probado que los
agentes se apropiaron de especies muebles ajenas –una mochila de color negro
conteniendo entre otros objetos la documentación personal del afectado y un teléfono
marca Nokia -, con ánimo de lucro y sin la voluntad de su dueño, para lo cual intimidaron
en forma verbal al afectado al momento de cometerlo y, todo ello con la finalidad de
lograr la entrega de las mismas, coaccionando de esta manera su voluntad, logrando la
apropiación.
Que el ánimo de lucro de los agentes se desprende
necesariamente del hecho de la apropiación, de la forma y medios empleados para
obtenerla y de la inexistencia de un antecedente que permita suponer la concurrencia de
un ánimo distinto a ella.

DÉCIMO: Por otro lado, los elementos de prueba analizados en el


considerando octavo de este fallo, llevan al convencimiento del Tribunal, más allá de toda
razonable, que se encuentra, acreditada por los medios de prueba legal la existencia de
ambos ilícitos penales que fueron objeto de la acusación formulada por el Ministerio
Público, en los que le cupo a los encartados una participación culpable en calidad de
autores ejecutores.
Que, para los efectos que más adelante se dirá, igualmente se
acreditó que los encartados Vásquez Salinas y Jerez Salas a la fecha de comisión del ilícito
eran menores de edad afectos al Sistema de Responsabilidad Penal de los Adolescentes,
según dan cuenta los certificados de nacimiento debidamente incorporados por el ente
persecutor, desde que el primero de ellos nació el 01 de septiembre de 1990 y el segundo
el 19 de septiembre de 1991.

UNDÉCIMO: Que en lo que respecta a las alegaciones formuladas en


estrados por la Defensa de los encartados, ésta se ha centrado, únicamente en la
concurrencia o no de circunstancias modificatorias de responsabilidad criminal y de esa

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manera determinar la sanción a aplicar a cada uno de los acusados, pues en cuanto a la
existencia de los dos hechos y la participación habida en ellos por los encartados nada se
disputó.
Que en cuanto a la no aplicación de la agravante prevista en el
artículo 456 bis N° 3 del Código Penal, esto es, ser dos o más los malhechores, el Tribunal
acogerá la pretensión de la Defensa. En efecto, en este juicio se ha establecido que en
ambos ilícitos actuaron dos adolescentes, los que no se juntaron con la finalidad de
delinquir, ni para asegurarse la indefensión de las víctimas. Es sabido que los
componentes de éste grupo etáreo -por las características de la etapa de desarrollo físico
y mental en que se encuentran inmersos- suelen conformar grupos de pares entre los
cuales se sienten emocionalmente más seguros, comprendidos, apoyados y con quienes
suelen pasar más tiempo que solos o con sus propias familias. Los encartados -amigos y de
edades similares - antes de salir a caminar estuvieron juntos tomando cerveza por más de
tres horas “estaban deprimidos”, dijo Jesús Vásquez quien, además, señaló que había
peleado con su polola. Sabido es que los adolescentes adoptan conductas de socialización
distintas de las de los adultos, dadas sus características especiales y atracciones
personales que los hace actuar de manera diferente a aquellos, especialmente cuando
existen conflictos -como el señalado en la audiencia por Vásquez-, lo cual lleva a sostener
a estos sentenciadores que en el actuar conjunto de los acusados no hubo una
intencionalidad especial en orden a cometer los delitos sólo porque andaban en grupo,
más que ello y conforme a sus respectivos antecedentes personales, aparece como un
acto irreflexivo y aislado en el contexto de edades y alcohol que previamente habían
ingerido. Desde esta perspectiva es que, a juicio de este Tribunal, la aplicación de la
agravante, tratándose de menores infractores debe ser aún más restrictiva en cuanto a su
aplicación, y, en esencia, dentro de este contexto, debe acreditarse que la pluralidad de
sujetos fue buscada y para el actuar común delictivo, situación que se estima no probada
en este juicio.
Que, favorece a los acusados la circunstancia atenuante de
responsabilidad penal del artículo 11 Nº 6 del Código Penal, esto es, la irreprochable
conducta anterior, toda vez que la convención probatoria a que arribaron los
intervinientes consignada en el acápite sexto del auto de apertura, se señala que los
acusados carecen de antecedentes de ningún tipo que obsten a dicha conclusión.
Asimismo, les favorece, la circunstancia atenuante de
responsabilidad penal del artículo 11 Nº 9 del Código Penal, esto es, colaborar
sustancialmente al esclarecimiento de los hechos, desde que ambos, renunciando a su
derecho de guardar silencio, prestaron declaración en el juicio, entregando antecedentes
relevantes que avalan los aportados por las víctimas, en cuanto al lugar y hora de los
hechos, sustracción de especies, golpes propinados a la primera víctima y amenazas

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inferidas al segundo ofendido, lugar de detención, y participación que tuvieron en cada


uno de los hechos por los cuales fueron acusados, según se desprende del tenor de sus
declaraciones ya transcritas y analizadas; así como la colaboración que prestaron en la
etapa de la investigación al permitir a los aprehensores hacer una diligencia de
reconocimiento sin la presencia de sus Defensores, como se los garantiza la ley 20.084,
todo lo cual ha permitido descartar toda duda en torno a la autoría de éstos en los hechos
y a formar la convicción condenatoria del Tribunal en tal sentido.

DUODÉCIMO: Que, según lo previsto en el artículo 21 de la Ley 20.084, en


cuanto a los acusados adolescentes, JESÚS ESTEBAN VÁSQUEZ SALINAS y SANDRO IVÁN
JEREZ SALAS, la sanción que se deberá aplicar será a partir de la pena inferior en un grado
al mínimo de los señalados por la ley para cada ilícito que en el caso sub lite será de una
pena base de presidio menor en su grado máximo.
Por otro lado, tratándose de delitos de la misma especie
cometidos en forma reiterada, y siendo más beneficioso en la aplicación de la pena lo
previsto por el artículo 74 del Código Penal, procede aplicar la pena correspondiente a las
diversas infracciones, considerándose las dos atenuantes acogidas precedentemente, de
esta manera, se procederá a rebajar cada pena en un grado, quedando, entonces, en dos
penas de presidio menor en su grado medio, fijándose la naturaleza de la misma y
condiciones de cumplimiento en lo resolutivo de esta sentencia.

DECIMOTERCERO: Que teniendo presente lo expuesto por los intervinientes en la


audiencia pertinente, considerando que en definitiva la ley aspira a que la sanción que se
aplique a los adolescentes forme parte de una intervención socioeducativa amplia y
orientada a la plena integración social, y considerando que ambos acusados tienen
irreprochable conducta anterior, que las especies sustraídas fueron casi totalmente
recuperadas por sus dueños, y que la privación de libertad ha de utilizarse como medida
de último recurso, se estima que los adolescentes infractores podrían lograr su
integración en la sociedad, (así ha quedado demostrado en el caso de Sandro Jerez Salas,
quien ya se encuentra participando en los proyectos de la fundación “Tierra y Esperanza”,
como consta del documento incorporado por la Defensa en la oportunidad legal del
artículo 343 del Código Procesal Penal) asumiendo compromisos y obligaciones en los
ámbitos educacional, socio educativo, de terapia, de promoción y protección de sus
derechos y de participación, por lo que resulta conveniente aplicarles, según se indicó en
la oportunidad procesal respectiva, la sanción de Libertad Asistida Especial, debiendo los
menores quedar sujeto al control de un delegado; todo ello conforme al plan de
intervención expuesto en la audiencia especialmente citada para el efecto, el cual fue

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aprobado por el Tribunal en los términos que se dirá en lo resolutivo; y teniendo presente
el límite establecido en el artículo 13 de la Ley de Responsabilidad Penal del Adolescente.
Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo
previsto en los artículos 1°, 11 N° 6 y 9, 14 N° 1°, 15 N° 1°, 18, 21, 24, 25, 26, 29, 47, 50,
67, 68, 69, 74, 432, 436 inciso 1°, 439, del Código Penal; 1°, 4°, 36, 45, 46, 47, 281, 295,
296, 297, 309, 314, 323, 325, 326, 328, 329, 338, 339, 340, 341, 342, 343, 344, 346 y 348
del Código Procesal Penal; artículos 1, 6, 13, 21, 23, 24 de Ley N° 20.084; e Instrucciones
del Pleno de la Excma. Corte Suprema sobre la forma y contenido de las sentencias
dictadas por los Tribunales de la Reforma Procesal Penal, se declara:
I.- Que se CONDENA a los acusados JESÚS ESTEBAN VÁSQUEZ
SALINAS y SANDRO IVÁN JEREZ SALAS, ya individualizados, a la sanción no privativa de
LIBERTAD ASISTIDA ESPECIAL, como autores de los delitos de robo con violencia y de
robo con intimidación, en grado de consumados, cometidos el 28 de octubre de 2007 en
la ciudad de Coronel, en perjuicio de Marcelo Alejandro Mella Rivas y de Javier Alejandro
Carrillo Santibáñez, respectivamente, por el lapso total de DOS AÑOS, que consistirá en
la asistencia de ambos adolescentes a un programa intensivo de actividades
socioeducativas y de reinserción social en el ámbito comunitario que permita la
participación en el proceso de alfabetización, habilitación, responsabilización, reparación
e inserción social y capacitación laboral de cada uno de ellos, a cargo de un Delegado del
Programa de Libertad Asistida Especial “ Teresa de Calcuta” de Coronel, según sus
respectivos planes de intervención individuales, los cuales fueron explicados por la
Delegada doña Liliana Carolina Romero Quezada, debatidos y aprobados en audiencia,
cuya periodicidad será de seis entrevistas mensuales de una duración mínima de treinta
minutos cada una.
II.- Los sentenciados Jesús Esteban Vásquez Salinas y Sandro
Iván Jerez Salas deberán presentarse a la Oficina del Coordinador Judicial del SENAME
dentro de quinto día de ejecutoriado el fallo entre las 09:00 y 13:00 horas, remitiéndose
copia de esta sentencia. Para tal efecto, los sentenciados serán citados por la Unidad de
Testigos y Peritos a fin de coordinar el ingreso a sus respectivos programas, en su
oportunidad.
III.- Si los sentenciados Jesús Esteban Vásquez Salinas y Sandro
Iván Jerez Salas incumplieren la sanción impuesta, el Tribunal competente procederá con
arreglo a lo dispuesto en el artículo 52 N° 4 de la Ley 20.084, debiendo considerarse, de
ser pertinente, el tiempo que estuvieron privados de libertad en estos antecedentes, esto
es, desde el 28 de octubre de 2007 al 22 de abril de 2008.
IV.- Que se condena a los sentenciados al pago de las costas de
la causa, las que deberán solucionarse en forma proporcional.

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Devuélvase a los intervinientes los medios de prueba incorporados al juicio.


Ejecutoriada que sea esta sentencia, comuníquese al Juzgado de Garantía de Coronel, para
los efectos de su cumplimiento de acuerdo al artículo 50 de la ley N° 20.084.
Regístrese y notifíquese esta sentencia en forma legal, hecho, archívese en su
oportunidad.
Redactada por la juez doña Ana María Hernández Hulin.
RUC N° 0700849591-7
RIT Nº 119- 2008.

DICTADA POR DON HERNÁN AMADOR RODRÍGUEZ CUEVAS, DOÑA MARÍA FRANCISCA
DURÁN VERGARA Y DOÑA ANA MARÍA HERNÁNDEZ HULIN, JUECES DEL TRIBUNAL DE
JUICIO ORAL EN LO PENAL DE CONCEPCIÓN.

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