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Neoclasicismo y Romanticismo

Neoclasicismo y Romanticismo

Neoclasicismo y Romanticismo

Contexto histórico

Neoclasicismo

Goya

Romanticismo
Neoclasicismo y Romanticismo

contexto histórico
Neoclasicismo y Romanticismo

El arte neoclásico se
desarrolla paralelo al
fenómeno de la Ilustración,
una forma de pensamiento
que aparece en la segunda
mitad del siglo XVIII, y que,
defendida en un principio por
una serie de filósofos,
propiciará los cambios
sociales, políticos,
económicos y culturales que
sientan las bases del mundo
contemporáneo.
Neoclasicismo y Romanticismo
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Neoclasicismo y Romanticismo
Neoclasicismo y Romanticismo

Tras la derrota de Napoleón (1814)


y el inicio del periodo conocido
como Restauración, un nuevo
movimiento cultural, el
Romanticismo, se convierte en
bandera de las jóvenes
generaciones. Muchos de ellos
defienden los ideales políticos
liberales pero también es el
momento de expansión de una
corriente nacionalista, que pone el
acento en las particularidades de
los pueblos, no en la igualdad,
como hacían los ilustrados. Es el
momento en que Europa se ve
sacudida por una serie de
revoluciones que luchan contra el
intento de volver al Antiguo
Régimen y la organización territorial
impuesta en el Congreso de Viena.
Neoclasicismo y Romanticismo
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Neoclasicismo y Romanticismo

el Neoclasicismo
Neoclasicismo y Romanticismo

El Neoclasicismo surge en
Francia a mediados del siglo XVIII
extendiéndose por Europa y
América, como una reacción contra
el Rococó, estilo dominado un aire
“aristocrático”, frívolo y licencioso,
con una temática de fiestas
galantes, de coqueteos y retozos
casuales, de escenas campestres y
pastoriles, y que fue calificado por
los ilustrados como amoral y
decadente
Neoclasicismo y Romanticismo
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Neoclasicismo y Romanticismo
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La escultura vuelve también a la sencillez del gusto clásico.


Se vuelve al mármol blanco, se rechazan la policromía y la
mezcla materiales como había hecho Bernini.
Las figuras son más reposadas y de una perfección formal y
un acabado muy pulido, que aumenta la sensación de
frialdad y contención, frente a la emoción barroca (les
interesa la belleza puramente formal; el espíritu está
ausente).
Se acude con frecuencia al desnudo, pero evitando el
erotismo.
Los temas son variados, desde el retrato o los monumentos
funerarios, hasta los temas mitológicos, muy demandados en
la decoración de palacios, jardines e incluso para la
decoración de la ciudad que ahora empieza a crecer de
forma más ordenada mediante planes urbanísticos (fuentes
de Apolo, Neptuno y Cibeles en Madrid). Menos frecuente es
la temática religiosa.
Neoclasicismo y Romanticismo
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El escultor italiano
ANTONIO CANOVA
(1757-1822) es el mayor
representante del
movimiento neoclásico.
Se le ha considerado el
último gran artista italiano
y gozó de gran estimación
en su época.
En sus primeras obras
aún se aprecian restos del
estilo barroco, como en el
Sepulcro de Clemente
XIII, para alcanzar una
factura plenamente
neoclásica en sus temas
mitológicos. Sus estatuas
presentan una notable
calidad sensorial, gracias
a un lustroso acabado que
luego patinaba con piedra
pómez.
Neoclasicismo y Romanticismo
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Neoclasicismo y Romanticismo

En cuanto a la pintura, la vuelta al


clasicismo ofrecía el inconveniente de
que apenas eran conocidas obras de
pintura de la antigüedad. Por ello el
ideal del pintor neoclásico será el
dibujo inspirado en la escultura. A este
se aplican luego colores fríos,
convencionales o se deja sin colorear,
quedando la pintura reducida a una
grisalla. Por otro lado, la luz no viene a
ser sino una vaga claridad difusa. En
cuanto a las composiciones, son
sencillas, ortogonales y los personajes
aparecen siempre en una actitud
reposada, elegante, incluso en los
momentos más dramáticos.
Neoclasicismo y Romanticismo

JACQUE-LOUIS DAVID (1745-


1825) es el mejor ejemplo del nuevo
artista ilustrado: representa al pintor
político, comprometido con los
ideales de la Revolución Francesa y
con el Imperio Napoleónico, que no
duda en poner su arte al servicio de
la propaganda estatal. Él se ve a sí
mismo como un educador público,
que debe presentar las virtudes
morales a través de temas
ejemplificantes y nobles .
Neoclasicismo y Romanticismo

Inspirado en los relieves clásicos, de


los cuales toma la simetría y la
ordenación de las figuras en filas
paralelas, su estilo es severo y
disciplinado, de gran pureza y
claridad, contraria al cálido ilusionismo
colorista del Barroco, de luces
contrastadas, de pinceladas sueltas
que difuminaban los contornos, de
composiciones complicadas llenas de
diagonales y espirales. Ahora
dominan los contornos nítidos de
formas muy bien construidas que una
luz clara e uniforme que ilumina sin
ocultar ningún detalle. Las
composiciones son ortogonales, el
colorido frío y sombrío.
Neoclasicismo y Romanticismo
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Goya
Neoclasicismo y Romanticismo

Aunque Goya se inspira en la tradición de los grandes maestros, su


pintura implica una verdadera ruptura, en el sentido de que abandona la
costumbre de pintar lo que se ve para asumir la responsabilidad de crear
un mundo propio, en el que la fantasía y la crítica juegan un papel más
importante que la realidad visual. Goya rechaza del Neoclasicismo su
academicismo y su consideración dibujística y estática, apostando por
una pintura dominada por el color, la inspiración y el movimiento.
Todos los movimientos pictóricos posteriores a Goya beben en su
obra, por eso no es exagerado llamarle el primer pintor moderno. Los
pintores realistas franceses siguieron su camino en la técnica y en las
concepciones. Más clara es la deuda del Impresionismo: la técnica de
manchas coincide, y Manet, pionero de la primera generación de
impresionistas franceses, viene a España a estudiar la obra de
Velázquez y Goya, a la que rinde homenaje en varios de sus cuadros. Ya
en el siglo XX, el Expresionismo también volverá sus ojos hacia Goya.
Y cuando los surrealistas se afanen en expresar el mundo de los
sueños, siguiendo las conquistas del psicoanálisis, enlazarán con las
posibilidades que El Bosco y Goya ya habían desvelado en sus obras.
Neoclasicismo y Romanticismo
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el Romanticismo
Neoclasicismo y Romanticismo
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En cuanto a la pintura, los


temas son muy variados,
pero siempre exaltando la
subjetividad y el sentimiento:
históricos, mitológicos, temas
orientales, paisajes, retratos,
religiosos.

Los románticos también se


sienten atraídos por los
temas fantásticos y
macabros, de vampiros,
monstruos, brujas… Las
pinturas negras de Goya
enlazan bien con esta visión
romántica, y también la
pintura de artistas como
Füssli (La Pesadilla) o de W.
Blake (la existencia humana),
que representan una
corriente de pintura
visionaria, fantástica y
simbolista.
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Las composiciones se hacen más


dinámicas, más movidas, con
abundancia de diagonales y escorzos.
El movimiento llega a ser convulsivo y
los gestos dramáticos y aparatosos. La
luz, artificial, es más tenue, son
frecuentes las iluminaciones nocturnas,
a la luz de la luna, los amaneceres o las
tormentas, cualquier situación en que
no exista la claridad, lo que ayuda a
envolver la escena en un ambiente de
misterio. La perspectiva no es una
prioridad, y en muchos casos el fondo
es muy plano, aunque en los paisajes
no siempre sucede así pues los pintores
del norte de Europa siguen trabajando
ese género. Las figuras pierden
volumen, los contornos ya no son tan
nítidos y el color, cálido y brillante,
domina sobre el dibujo. Se usa una
pincelada suelta, vibrante, para dar más
expresividad a los cuadros.
Neoclasicismo y Romanticismo

THEODORE GÉRICAULT (1791-


1824) es un artista romántico por su
vida tanto como por su obra.. Tras
algunas obras en las que va
marcando sus diferencias con los
modelos oficiales, especialmente por
su tendencia colorista, en 1819
presentó su famosísima pintura La
Balsa de la Medusa, en la que
abandona la calma clásica y se
entrega al contacto directo con la
rabiosa actualidad de un suceso que
emocionó a la opinión pública.
Géricault no volvió a pintar otro lienzo
de este carácter; pasó sus últimos
años en Inglaterra, donde cultivó la
pintura de caballos y el retrato y
recibió el influjo de TURNER y
CONSTABLE.
Neoclasicismo y Romanticismo
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EUGENE DELACROIX (1798-


1863) es sin duda el centro del
movimiento romántico francés.
Desde el punto de vista técnico
su paleta evoluciona
constantemente; antes de 1820
ha abandonado los colores
terrosos y los sustituye por los
intensos y puros, para
desembocar en una exaltación de
los más potentes, con contrastes
violentos de color. Pero el color
es para él solamente una forma
de elocuencia, una manera de
subrayar los gestos de arenga y
las composiciones exultantes,
dotando de un aspecto
escultórico, de relieves, a la
pintura. Sus pinceladas son
sueltas y vibrantes que
acrecientan la sensación de
movimiento.
Neoclasicismo y Romanticismo
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JOHN CONSTABLE

GASPAR D. FRIEDRICH
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JOSEPH W. TURNER
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WILLIAM BLAKE
Neoclasicismo y Romanticismo

A. Guisbert

M. Fortuny

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