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CAPULÍ

Otros Nombres:

Alicabi, Capulí, Farolillo, Halícabalo, Solano Vejigoso,


Tomatillo Inglés, Vejiga de Perro

Las bayas rojas del alquequenje son de un exquisito sabor agridulce, y hay
quien las conserva en dulce o en vinagre. En algunos lugares se hace
fermentar el vino con ellas. Ahora bien, es mucho mejor tomar directamente
las bayas de esta planta, sin necesidad de mezclarlas con vino.

Hábitat: crece en la Europa central y meridional, así como en regiones


templadas de Centro y Sudamérica. Es poco frecuente, y prefiere los linderos
de los viñedos y los bosques.

Descripción: planta de la familia de las Solanáceas, que alcanza hasta un


metro de altura. Su fruto es una baya de color anaranjado o rojo, del tamaño
de una cereza, recubierto por un cáliz rojo escarlata que se hincha formando una especie de
vejiga denominada ”farolillo”.

Partes utilizadas: los frutos (bayas).

Propiedades e indicaciones: las bayas son muy ricas en vitamina C (más que el limón), así
como en ácidos orgánicos (cítrico y málico), caroteno (provitamina A), fisalieno (colorante rojo),
y presentan indicios de alcaloides. Tienen propiedades diuréticas, depurativas y uricosúricas
(aumentan la eliminación de ácido úrico). Resultan un buen remedio para quienes padecen:

Litiasis urinaria: favorecen la disolución de los cálculos de sales úricas y la eliminación de


arenillas. Impiden que los sedimentos urinarios precipiten para formar nuevos cálculos.

Gota y artritis úrica: facilitan la eliminación del ácido úrico (acción uricosúrica).

Uso: bayas frescas o secas, a razón de 10 o 20 por la mañana, y otras tantas a mediodía. En
decocción de 50 a 100 g de bayas por litro de agua, de la que se toman 3 o 4 tazas al día.

Polvo: Las bayas una vez desecadas se trituran hasta convertirlas en polvo; se pueden tomar
de 2 a 3 gr. unas 3 veces al día.

Decocción: Se hierven entre 15-20 bayas durante cinco minutos en un litro de agua; se deja
reposar y enfriar; se cuela el líquido y se edulcora a gusto de cada uno; se toma un vaso por la
mañana, con lo que se obtiene un buen efecto depurativo.

Vino: Se cogen 200 gr. de bayas secas o 100 gr. de bayas y 100 gr. de hojas también secas y
se ponen a macerar en un litro de vino blanco. Después de un período de maceración entre 1 y
2 semanas, durante el cual se ha ido removiendo todos los días, se filtra el líquido y se
embotella. Se puede beber un vasito después de las principales comidas, gracias a su efecto
diurético.

Jarabe: Partiendo de un 10% de extracto, se puede preparar un jarabe del que se tomará una
cucharada grande, tres veces al día.
Capuli
Familia: Rosaceae
Nombre Botánico: Prunus capuli
Capuli es un árbol erguido, de hojas caducas, de crecimiento rápido, alcanzando una
altura de 3 m en 12 - 18 meses y eventualmente logran 10 m en su madurez. Capuli se
cree que sea oriundo de México pero que fue introducido por los españoles a los Andes.
En los quinientos años que siguieron, la gente andina ha adoptado el capuli como árbol
del patio trasero.
La fruta del capuli crece en manojos casi como las uvas. La fruta es similar en aspecto a
la de la cereza europea, con una piel morada oscura y una carne verde, jugosa pálida,
con un sabor similar a las cerezas salvajes. Aunque la fruta se come fresca en los Andes,
también se guisa, se preserva, y se hace en jaleas y en vino.
Un jarabe se hace de la fruta para aliviar los problemas respiratorios. Una cocción de la
hoja se utiliza como febrífugo y para diarrea. Se aplica como crema para aliviar las
inflamaciones, infusiones de la hoja se utiliza como sedativo en cólicos y neuralgia, y
como antiespasmódico. La corteza golpeada es empleada para el lavado de ojos.

Culturas Precolombinas
Área Intermedia

Capulí
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Ambiente y Localización
Las poblaciones de la cultura Capulí
habitaron la sierra norte del Ecuador y sur
de Colombia. Esta es una región
montañosa con elevaciones de más de 3000 m, clima templado y
abundantes lluvias en la temporada húmeda, con numerosos ríos
que descienden de los principales nevados.

Economía
Su economía estaba basada en la agricultura del maíz, pero era
complementada con la caza de venados y aves. Algunos huesos
de cuyes encontrados en sitios arqueológicos hacen pensar que
este roedor domesticado formaba parte de su dieta. El
intercambio en esta época jugaba un papel importante para la
obtención de recursos y bienes de territorios alejados, tanto de la
costa como de la selva. En estas interacciones económicas el
trafico de la coca administrado por los señores Capulí, generó
una importante fuente de riquezas para la economía de este
pueblo.
Arte
Capulí se conoce preferentemente por su cerámica, que si bien
luce relativamente sencilla, muestra complejas decoraciones,
tanto en figuras como en las vasijas. Éstas últimas son decoradas
con "pintura negativa" negro sobre rojo, con la cual se realizaban
motivos geométricos que se repiten, principalmente el rombo y el
triángulo, además de incisos y modelados. Sus principales formas
son escudillas con pedestal (compoteras), escudillas con figuras
antropomorfas integradas a la base (como cargadores), vasijas
antropomorfas, figuras antropomorfas sentadas en taburetes
modeladas sobre bases planas. Las figuras son naturalistas y dan
una idea del tipo de atuendo, peinado, tocado y pintura facial
empleado por los Capulí. También incluyen representaciones de
animales, frecuentemente con atributos antropomorfos. Destacan
las máscaras de barro por el detalle de facciones y la sutileza de
ciertas actitudes. En muchas de las figuras conocidas como
"coqueros", ha quedado plasmada la costumbre de mascar este
estimulante vegetal, acción que se representa por una mejilla
hinchada por el bolo de coca en la boca. En metal hicieron
narigueras, "pezoneras" e instrumentos musicales, muchas veces
decorados con figuras geométricas o zoomorfas, tales como
monos y felinos.
Organización Social
No se sabe mucho sobre la organización social de estas
poblaciones. Algunas diferencias en los tipos de entierro y en las
ofrendas, indicarían que se trataba de una sociedad diferenciada
de acuerdo al rango de los individuos. El desarrollo alcanzado
por ciertas artesanías, sugiere la existencia de especialistas
dedicado a su trabajo a tiempo completo. Posiblemente, los
Capulí se organizaron en múltiples jefaturas que controlaban
territorios relativamente delimitados.
Culto y Funebria
En Capulí se utilizaron dos tipos de tumbas. Unas son de escasa
profundidad y pobre ajuar fúnebre, mientras que otras alcanzan
los 40 m de profundidad y disponen de una cámara lateral que
contiene el cuerpo de tres o más personas, acompañadas de
abundantes ofrendas, vasijas de mejor calidad y algunos
artefactos de oro. En ambos tipos los cuerpos eran dispuestos en
forma extendida. Algunas tumbas están bajo grandes montículos
artificiales o tolas , constituidos por capas de tierra pisada y
quemada posiblemente durante el ritual fúnebre. La música debe
haber desempeñado un rol importante en muchas ceremonias, ya
que se ha encontrado gran cantidad de cascabeles y sonajas de
oro, así como ocarinas de cerámica que reproducen fielmente la
forma de caracoles marinos.
Patrón de Asentamiento
Las viviendas eran de material perecedero se ubicaban en la cima
de las tolas o colinas artificiales. Las unidades estaban separadas
por amplios espacios a modo de plazas y en torno a un montículo
mayor, posiblemente base de algún templo, también de material
perecible. Los montículos eran de forma diversa y distinto
tamaño, construidos en distintas etapas.
Historia
Los antecedentes de Capulí se encuentran en grupos que
habitaron la zona durante períodos anteriores. Durante su
desarrollo, esta cultura mantuvo relaciones con otros grupos de la
sierra, la costa y la selva, tanto de Ecuador como de Colombia, ya
que entonces operaba un intenso intercambio entre territorios
muy distantes. En el siglo xv Capulí entró en contacto con los
inkas y en el siglo xvi con los conquistadores españoles.
CAPULÍES EN ALMÍBAR

INGREDIENTES PARA 10 PERSONAS


capulí, 500 gramos

azúcar, 200 gramos

canela, 1 ramita

agua, 1/4 litro

ELABORACIÓN
Lavar bien los capulíes y ponerlos en una cazuela junto con la canela y el azúcar.

Cocinarlos a fuego lento durante 15 minutos, removiéndolos de vez en cuando, hasta


que estén tiernos.

Retirarlos del fuego, verter todo en un recipiente de cristal, dejar enfriar y poner el
recipiente en el frigorífico. Servir bien frío.

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