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San Agustín
Introducción
"Llenaos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos himnos y
cánticos espirituales, cantando y salmodiando
al Señor de vuestros corazones, dando siempre gracias por todas las
cosas a Dios Padre en nombre de Nuestro Señor Jesús"
(Ef. 5, 18)
Dice la Escritura que la Palabra de Dios es como la lluvia que cae sobre
tierra y siempre la fecunda, nunca vuelve a Dios vacía. La respuesta a la
Palabra en la asamblea es el canto. Siempre que cantamos Palabra de
Dios, se la devolvemos hecha carne, hecha canto, cantada a una voz.
La fuerza del pecado es la ley, dice San Pablo; paga, no tienes salidas, el
pecado te aplasta como una losa, te mete hasta el fondo. La imagen de
Cristo es que ha muerto por los pecados. La imagen de Jesús en la cruz
significa que cuando te sientas oprimido por el pecado, me sienta
cercado, la ley me condena, Jesús ha dado la vida por la Ley, Dios me
acepta, no me rechaza, me vuelve a perdonar, tengo en Jesús una luz
para mis pecados, Jesús ha abierto un camino, es el único que me quiere
pecador, no quiere que peque porque el pecado me destruye. Viendo a
Cristo conozco a Dios, Cristo intercede, hace de puente, comunica a Dios,
el Espíritu de Dios, que me ama. Por eso Cristo canta con nosotros, dice
en el salmo 16: "los enemigos me acusan: venga de TI mí sentencia, los
demás me condenan, Tú ves la rectitud, soy inocente, tengo...."; Jesús
reza con nosotros. Nos permite decir: "Tú me escrutas por la noche y ves
que no tengo malicia en mí corazón". Jesús se ha hecho uno contigo, se
presenta ante el padre unido a ti. Jesús muere, se hace carne conmigo, se
ha hecho Kiko, pecador.
Cuando uno se enrolla... ¿Qué quiere decir que se enrolla?: que envuelve,
intenta camuflar sus palabras, y se nota. La música de las palabras no se
puede cambiar. Por eso lo lectores de la Iglesia no eran gente de la radio,
en primer lugar porque no había; se elegían entre los que tenían fe, que
podían testificar el Evangelio. Cuando lo proclamaban metían su música,
su vida.
Cantar es difícil, no porque haya que vocalizar, etc., sino porque es difícil
expresar lo de dentro, mostrar el contenido del Evangelio. Os invito a
cantar en la Verdad, que sale siempre del corazón, para no ser signos de
vuestro pecado. La música no se puede camuflar.
Hay que volver a levantar el templo del Señor. ¿En dónde? ¡En nosotros.
En nosotros habita el eterno! "La Palabra se ha hecho carne y ha puesto
su Tienda entre nosotros". Nosotros somos la "Tienda de la Reunión", el
"Santuario de su Shekináh"! (de su Presencia!). Hay que restaurar en el
Templo del Señor un culto espiritual, un sacerdocio real y profético. Por
eso estamos abriendo un camino de retorno para los alejados, para los
ateos. Hay que reconstruir la casa para acoger a los alejados. El carisma
del Salmista-Cantor es fundamental en esta obra de reconstrucción. El
Señor os confía una misión en la reconstrucción de la Iglesia en la
presente generación.
¿Cómo hay que distribuirse los cantos? Que haga cada canto el que
mejor lo hace, por el bien de la celebración. Enseñad a los presbíteros la
Anáfora y la Bendición del agua. Hay presbíteros que no se atreven a
cantar, porque dicen que tienen mal oído, que no han cantado nunca. No
hay nadie desentonado por principio: todos tenemos las cuerdas vocales
perfectas. Está desentonando el que tiene conflictos internos. En efecto,
la música tiene relación con el espíritu y frecuentemente no es más que
cuestión de complejos internos. El oído se puede educar. Yo he hecho
cantar a curas que decían: ¿yo cantar? ¡Imposible!
Si tu presbítero dice: ¡no! le debes obedecer, amarlo, dar la vida por él...
De otro modo ¿cómo le mostrarás que Dios ha dado la vida por ti
amándote? Cristo te ha amado a ti cuando le decías con tu vida:
¡no¡ cuando eras su enemigo, te ha comprado a un precio cado
derramando toda su sangre. Y ya Resucitado, vivo y rey para siempre a la
derecha del Padre te envía su Espíritu Santo. Hay una gradualidad en los
cantos del camino neocatecumenal: cantado antes de tiempo un
determinado canto puede ser un moralismo.
Y los cantos que nacen en las diversas comunidades tendrán que ser
cribados.
La música es el alma del lenguaje. Una buena frase es más que una
serle de palabras puestas juntas; una frase sin tonalidad, sin cualidad
musical, es como un cuerpo sin alma El secreto de una buena frase esta
en la creación de una cualidad tonal que corresponda al significado de las
palabras; debe haber una armonía entre el tono justo y las palabras
justas. Esta armonía falta dolorosamente en la música cantoral. Se queda
uno estupefacto al escuchar cómo pensamientos magníficos vienen
pronuncia dos en tono falso Palabras sublimes y melodías crueles.
Mucho de lo que escuchamos en la sinagoga es extraño a nuestra liturgia;
la música que oímos distorsiona y contradice las palabras, en lugar de
elevarlas si glorificarlas. Tal música produce un efecto molesto en
nuestra búsqueda de la oración Uno se siente a menudo herido al
escuchar algunas de las melodías en las sinagogas modernas.
Es un hecho que, así como hay oradores que son mejores que sus
palabras, hay cantores que son mejores que sus melodías. Pero esto no
es un problema de interés personal; el futuro de la oración hebraica
depende en grado considerable del poder del cantor.
El "Siddur" es un libro del que todos hablan, mas pocos han leído
este libro, que tiene la particularidad de ser uno de los libros más
desconocidos de nuestra literatura. ¿Consideramos de verdad el
significado de su palabra? ¿Tratamos tal vez de identificar nuestra vida
interior con lo que se proclama en la "nishmath": "E! alma de todo ser
viviente bendice tu nombre, Señor Dios nuestro..."? Hay quienes dicen,
sin embargo, que el "Siddur" no expresa los deseos, las necesidades, las
aspiraciones del hombre moderno.
Dios vence sus batallas a través de personas humildes que recitan los
salmos con simplicidad y no a través de aquellos que emplean medios
sofisticados.
Una vez un Rey fue de caza, y prescindiendo de sus ropas reales
aparento ser un hombre común para gozar de mayor libertad de
movimientos. De improviso cayo una lluvia torrencial que parecía un
verdadero diluvio. Los ministros del Rey se dispersaron en todas
direcciones dejándolo solo y en gran peligro. El Rey busco un refugio
hasta que finalmente, encontró la casa de un campesino. Este le invito a
entrar, le ofreció copos de avena, también encendió la estufa y dejo que
durmiera en su cama. Tal acogida gusto mucho al Rey que, al estar
cansado y exhausto, le pareció que nunca había dormido tan bien.
Mientras tanto los ministros buscaban al Rey, hasta que finalmente lo
encontraron durmiendo en aquella casa.
Enseguida le pidieron que volviese al palacio con ellos. <<Únicamente
habéis pensado en salvaros vosotros y ninguno ha venido a socorrerme
-dijo el Rey-. Solo este hombre me ha ayudado. Aquí he tenido la
experiencia más dulce de mi vida. Por eso, el será el que me conduzca al
palacio en su carro y, vestido así como esta, se montara a mi lado en el
trono>>.
Antes de la venida del Mesías habrá un diluvio. Los hombres serán
inundados por el ateismo. No será un diluvio de agua sino de inmoralidad.
Cubrirá incluso las más altas cimas de los montes, llegara hasta la tierra
prometida, donde el primer diluvio no llego. Pero esta vez tendrá tanta
fuerza que anegara también Eretz Israel (tierra de Israel).
Esto significa que el mal también alcanzara los corazones virtuosos.
No habrá ningún medio para combatir esta agua con sofisticados
razonamientos. Todos los ministros del Rey se dispersaran y toda corte
vacilara en sus cimientos.
Los únicos que lo mantendrán en pie serán los pobres que recitan los
salmos con simplicidad. Por tanto, cuando venga el Mesías, serán ellos
quienes le escolten y pongan la corona sobre su cabeza.
Gracias a los salmos, que contienen los cuarenta y nueve modos y las
cuarenta y nueve puertas de la vuelta a Dios, todo se resolverá.
Todo el drama del exilio esta lleno de esta polémica que hemos cita
antes. Nosotros nos hemos encerrado en un pesado silencio, esperando
que Dios lo rompa, y también el espera. Los dos esperan. Los salmos,
con su canto sublime, rompen este silencio y dan la respuesta. Y como
una boda se celebra con música, porque para unir dos entidades
opuestas, como son el hombre y la mujer, en una autentica armonía, es
necesaria una melodía magistral, así también para reconciliar a la paloma
con su amado se necesita música: una música celestial que alcanza el
corazón afligido del hombre perdido y que, consolándolo, lo conduce a su
padre.
En los salmos de David hay muchos ejemplos de este tipo: Señor abre
tú mis labios y mi boca proclamara tu alabanza.
Los salmos son un dialogo entre el hombre y Dios; así pues, por medio
de ellos, cualquier persona puede expresar lo que hay en su corazón,
haciendo suyas estas palabras maravillosas; ellas reflejan todos los
estados de ánimos por los que puede atravesar un hombre que busca a
Dios. A propósito de esto se ha dicho que en el día del gran juicio, ningún
impío se podrá defender inteligentemente. Porque, sean cuales sean sus
justificaciones y excusas, se le mostrara el ejemplo de un gran
arrepentido que a fuerza de cantos, gemidos y lágrimas acabo siendo
perdonado: el rey David. Y si el impío que es acusado rebate: David era
Tzaddiq y su culpa era insignificante comparada con la mía, se le
mostrara que la aflicción del rey era mas profunda que todas las demás y
que el ha vencido a través de sus cantos. Entonces, ¿Por que no has
recitado también tú los salmos? ¡Hubieras resuelto tu problema!
Pidamos a Dios que nos ayude a rezar y cantar. Pidámosle que nos
ayude a realizar nuestra parte, que consiste solo en pedir: ¡Haznos volver!
Lee muy a menudo la divina Escritura. Diría: más nunca tus manos
deberían dejar el Texto sagrado.
Estudia la materia que tengas que enseñar. Cíñete a la palabra de la fe,
conforme a la enseñanza recibida; así tus exhortaciones versaran sobre
una doctrina sana y podrás refutar a los que hablan en contra de ella.
<<Permaneced fiel a lo que habéis aprendido y te ha sido confiado,
porque sabes bien de quien lo has aprendido>>, siempre preparado a dar
respuesta plena a quien te pida explicaciones sobre la esperanza que
habita en ti.
Que tus acciones no te pongan en evidencia por lo que debes decir; no
sea que cuando hables en la iglesia, alguno por lo bajo te responda:
<<Muy bien ¿y por que no lo haces tu?>>
Es demasiado cómodo para un maestro razonar sobre el ayuno con la
tripa llena. También un ladrón puede condenar al avaro. Pero en el
sacerdote de Cristo tiene que haber acuerdo entre la conciencia y la
palabra…
¿Tienes que hablar en la iglesia? no busques aclamaciones, si no
lagrimas. Las lágrimas del que te escucha son el elogio más bello que tú
puedas desear. Y piensa que un sacerdote tiene que sazonar su
predicación leyendo la Escritura.
No quiero oírte declamar, ladrar, parlotear de vació, sino que debes ser
profundo en teología y estar al día sobre los misterios de tu Dios. Es
propio de ignorantes suscitar sobre uno mismo la admiración del pueblo
ignorante, con artificios de palabra o hablando deprisa. Solo un caradura
puede a ponerse a explicar lo que no sabe, y, después de inducir a los
demás a creerle, auto convencerse de que es un pozo de sabiduría.
Pseudo Hipólito
Árbol cuya cima toca el cielo, cuyos pies dan firmeza a la tierra, en
cuyos brazos abiertos brilla el amor infinito. Árbol que era y que será todo
en todas las cosas y que esta en todas partes.
Barquisimeto Venezuela