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Noelia María Barrameda García Clase

TEMA 12

LA FORMACIÓN Y EL CONTENIDO DEL CONTRATO. INTERPRETACIÓN E


INTEGRACIÓN CONTRACTUAL

1. Las distintas fases de formación del contrato


El paradigma formativo del contrato viene dado por el contrato personalizado, en el que
ambas partes llegan a acordar sobre la celebración del contrato. El artículo 1262 establece en este
sentido “el consentimiento se manifiesta por el concurso de la oferta y de la aceptación sobre la
cosa y la causa que han de constituir el contrato”.
La oferta
En términos generales, la oferta contractual es una declaración de voluntad emitida con la
intención de celebrar un contrato y que, por tanto, ha de contener todos los elementos necesarios
para que con la mera aceptación de la otra parte se pueda decir que el contrato ha quedado perfecto,
en el sentido de perfeccionado.
La oferta se caracteriza por ser un acto unilateral y generalmente revocable, es decir, puede
quedar sin efecto por la voluntad del oferente o por las propias circunstancias del hecho.
En otras ocasiones, la oferta es irrevocable, es decir, no puede ser revocada unilateralmente,
y son aquellos actos relacionados con el sector comercial, la ley de contratos, de seguros, etc.

La aceptación
Es una declaración de voluntad por naturaleza recepticia, esto es, debe ser dirigida
precisamente al oferente y ser plenamente concordante con la oferta, esto quiere decir que la
aceptación no puede introducir modificaciones al contenido de la oferta.
También puede realizarse tanto de forma expresa como tácita, o a través de hechos
concluyentes que no dejen lugar a dudas sobre la admisión de las condiciones contractuales
ofrecidas.
El silencio o aceptación tácita
El silencio como regla general no tiene efectos vinculantes y, por tanto, no puede
considerarse como mera manifestación positiva de voluntad que lo vincule contractualmente.
Pero también, en ciertas ocasiones, el silencio tiene efectos vinculantes, estas circunstancias
son, según el TS, cuando la relación existente entre los sujetos o, por las expectativas creadas entre
ellos son conformes con el Principio de buena fe, que el silencio, por tanto, implica en tales casos
una aceptación. Es decir, por la situación que se crea conforme siempre a la buena fe, el silencio

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implica una aceptación. ¡Quién pudiendo y debiendo hablar, calle, queda obligado conforme al
principio de buena fe!.
Contrato entre ausentes
Significa que la negociación y conclusión del contrato se cierra entre personas que no están
en un mismo punto en el espacio físico. Por tanto, cuando los contratantes están llevando a cabo las
negociaciones en la distancia y no tienen un medio que dé forma inmediata les permita concluirlas
en su caso (teléfono, radio) pueden surgir graves incógnitas en relación con el momento de
perfección del contrato.
Artículo 1262. 2º “ Hallándose en lugares distintos el que hizo la oferta y el que la
aceptó, hay consentimiento desde que el oferente conoce la aceptación o desde que,
habiéndola remitido el aceptante, no pueda ignorarla sin faltar a la buena fe. El contrato se
presume celebrado en el lugar en que se hizo la oferta”
Contratación automática, telemática o electrónica
Artículo 1262. 3º “ En los contratos celebrados mediante dispositivos automáticos, hay
consentimiento desde que se manifiesta la aceptación”
Ventas a distancia
Son aquellas que se consideran celebradas sin la concurrencia simultánea de comprador y
vendedor siempre y cuando, tanto la oferta como la aceptación se emita a través de una técnica de
contratación a distancia realizada por el vendedor. Por consiguiente, parece claro que ha de
atenderse a la existencia, conjunta, de contratación entre ausentes, de una parte; y, de otra, de ventas
a distancia. Ambas categorías contractuales se encuentran reguladas en el entorno de un sistema de
contratación a distancia organizado por el vendedor.

2. Los tratos preliminares


Su propio nombre indica que tales tratos no suponen la fijación definitiva de una oferta
contractual, sino la realización de actos preparatorios de un contrato que a la postre puede llegar a
celebrarse o no. Por tanto, son actos preparatorios de un futuro y eventual contrato.
Tenemos que plantearnos si estos actos generan responsabilidad. En principio y como regla
general, no generan responsabilidad, ahora bien, como regla especial, si su ruptura ha sido hecha
contrariando el principio de buena fe, entonces si generará responsabilidad contractual.
Los tratos preliminares no están previstos en el CC, sin embargo, los tratos preliminares
pueden tener importancia para el derecho.
En primer lugar, porque pueden coadyuvar a la interpretación del contrato y, en segundo
lugar, porque en determinados casos de ruptura, como ya se dijo antes, pueden dar origen a
responsabilidad.

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Por tanto, los tratos preliminares no están regulados en el CC, pero su conoce que cuando la
negociación preliminar tiene por objeto dañar alguna de las partes o a un tercer, ha de buscarse un
mecanismo de exigencia de responsabilidad. A parte del recurso al artículo 7.1 CC (Principio de
buena fe). Hay una cierta conformidad en traer a colación el artículo 1902 CC que constituye el
soporte fundamental de la responsabilidad extracontractual. También se sostiene que será aplicable
analógicamente a la ruptura de los tratos el artículo 1258 CC.

3. El precontrato o promesa de contrato


Artículo 1451 CC “la promesa de vender o comprar, habiendo conformidad en la cosa y
en el precio, dará derecho a los contratantes para reclamar recíprocamente el cumplimiento
del contrato”. También el artículo 1862 dispone que “la promesa de constituir prenda o hipoteca
solo produce acción personal entre los contratantes”.
La idea genérica del precontrato, que carece de contemplación normativa en nuestro código,
es referida doctrinalmente a los acuerdo contractuales cuyo contenido radica precisamente en la
celebración de un futuro contrato.
Podemos estar ante una promesa bilateral o una promesa unilateral. La bilateral genera
obligaciones para ambas partes contratantes, quedarán vinculados a la prestación del consentimiento
necesario para poner en práctica el contrato inicialmente celebrado.
En cambio, en la promesa unilateral, una de las partes queda ya vinculada por el propio
precontrato frente a la otra, ya que el precontrato obligaría al promitente.
En el contrato bilateral no hay ningún sujeto obligado, pero en la promesa unilateral si hay
un obligado que, si rompe su promesa, deberá indemnizar por daños y perjuicios.

12.4 El contrato de opción


El contrato de opción se caracteriza por incorporar una promesa unilateral, en cuya virtud, el
optante tiene la facultad de realizar un determinado acto jurídico, cuyo contenido vincula al
promitente ( la otra parte del contrato) por la mera declaración de voluntad del aquél, siempre y
cuando la acción sea ejercitada en las condiciones establecidas en el contrato.
Por tanto, se trata de un acuerdo en virtud del cual el concedente del derecho de opción
concede un derecho de preferencia para adquirir al optante, el cual podrá hacerla efectiva o no
hacerla. Este tipo de acuerdo se hace por un tiempo determinado y a cambio de un precio.
En el caso de opción de compra: la opción es, en este caso, un contrato en virtud del cual
una persona se obliga a vender a otra una cosa bajo ciertas condiciones contractualmente previstas,
entre las que destaca de forma particular el plazo temporal concedido al optante. Siendo así que el

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concedente del derecho de opción queda obligado a vender y que es el optante quien decidirá si
compra o no compra.
En caso de incumplimiento de lo pactado por parte del promitente, el optante puede, justa y
fundadamente, demandar al concedente de la opción, reclamándole la correspondiente
indemnización de daños y perjuicios.
Si se trata de bienes inmuebles, entonces la única manera de que afecte a terceros es que el
contrato de opción se halle inscrito en el Registro de la Propiedad.
En caso de incumplimiento, si la opción se ha constituido sobre bienes muebles, en tal caso,
no afecta a terceros, esto significa que si el concedente vende el bien a un tercero, este no puede ser
desposeído de la cosa. Artículo 464 CC.
Al artículo 14 del Reglamente hipotecario establece los requisitos del contrato de opción:
1) Convenio expreso para su inscripción
2) Precio cierto de la opción
3) Plazo de duración determinado y que en ningún caso puede exceder de 4 años.
12.5 El contenido y el objeto del contrato
El contenido del contrato es el conjunto de derechos y obligaciones generados por el
contrato en cuestión.
El objeto del contrato son las cosas, los bienes y los servicios que integran la prestación en
que el contrato consiste.
En cuanto al contenido del contrato, depende, en cada caso, y en grandísima medida, de la
autonomía de las partes contratantes, quienes como establece el artículo 1255 CC “Pueden
establecer los pactos, las cláusulas o condiciones que tengan por conveniente, siempre que no
sean contrarios a las leyes, a la moral, ni al orden público”.
En cuanto al contenido del artículo 1255 CC, debemos entenderlo en el sentido de que los
contratantes tienen libertad para darles a los contratos que se encuentren tipificados el contenido
que tengan por conveniente, siempre sin contrariar la ley, el orden público ni la moral. Pero también
pueden los particulares, según este artículo 1255 CC, en su autonomía privada, crear contratos
distintos a los previstos en el ordenamiento jurídico, es decir, contratos atípicos con respecto a la
ley, a la moral y al orden público.
12.6 Los contratos atípicos
Son aquellos contratos que, aun careciendo de reconocimiento legal y de regulación
positiva, reúnen los requisitos esenciales de la genérica figura contractual, artículo 1261 “
consentimiento, objeto cierto y causa de la obligación que se establezca”.
La admisibilidad de los contratos atípicos es indiscutible y en base al artículo 1255 CC
queda suficientemente declarado que la libertad contractual derivada de iniciativa privada conlleva

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que las personas puedan estructurar libremente figuras contractuales no consagradas aún
legalmente.
Por consiguiente, la celebración de un contrato atípico supone estructurar un modelo
contractual que, en concreto, no cuenta no una regulación supletoria y es conveniente, por tanto,
perfilar muy cuidadosamente las reglas o cláusulas contractuales para evitar imprevisiones en la
ejecución efectiva del contrato.
Pero en caso de litigio entre las partes, ¿Qué normas se aplicarán supletoriamente al caso
concreto planteado?

1. Teoría de la absorción: ha de aplicarse las reglas del contrato más cercano


2. Teoría de la combinación: habrán de aplicarse las disposiciones más afines de varias
figuras. Es decir, habrán de tenerse en cuenta, conjuntamente y cohonestándolas entre sí,
la regulación supletoria de todos aquellos modelos contractuales típicos que,
parcialmente, estén presentes en el contrato típico.
3. Teoría de la aplicación analógica: ha de aplicarse las reglas del contrato con la que
guarde identidad de razón y siempre conforme a las reglas internas de la aplicación
analógica de las normas establecidas en al artículo 4 CC.

Lo cierto, es que ante todo, la Jurisprudencia del Tribunal Supremos atiende a la justicia del
caso concreto.

12.7 Las condiciones generales de la contratación y los contrato de adhesión


Las condiciones generales de la contratación es aquél conjunto de condiciones o clausulado,
predispuesto o establecido unilateralmente con carácter previo a la conclusión del contrato.
Por tanto, las condiciones generales de la contratación son cláusulas, estipulaciones o
contenido contractual seguidos de los actos en masa por las grandes empresas y potentes
suministradores de bienes y servicios.
Predispuesto por el empresario o contratista fuerte y que son de aplicación general a todos
los contratos celebrados por el predisponente o contratante fuerte.
Al ser el clausulado contractual de aplicación general a todas las operaciones, se habla
entonces de condiciones generales de contratación.
Desde el punto de vista del usuario hablamos del contrato del adhesión ya que la opción que
tiene de contratar es adhiriéndose o no, y en ningún caso puede negociar.

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El problema se plantea en los abusos que comete el contratante fuerte en la utilización de las
condiciones generales de la contratación, que en cualquier caso el ordenamiento tiende a querer que
los contratantes estén en igualdad de condiciones.
Este control se hace por el CC, artículo 1255 ( libertad contractual), artículo 7 (buena fe).
Artículo 1288 “la interpretación de las cláusulas oscuras de un contrato no deberá favorecer a
la parte que hubiera ocasionado la oscuridad” artículo 1256 “la validez y el cumplimiento de
las contratos no pueden dejarse al arbitrio de uno de los contratante”.
También la Ley general de defensa de los consumidores y usuarios en su artículo 10
sanciona una serie de acciones. Como por ejemplo, que el clausulado general sea celebrado
conforme a la buena y prohíbe el uso de cláusulas que perjudiquen de manera desproporcionada o
no equitativa a una de las partes. Se prohíbe también las limitaciones absolutas de responsabilidad.
Así como también se prohíbe la renuncia anticipada de derechos.
También la Ley de condiciones generales de la contratación distingue entre las acciones
individuales y colectivas, y la LO 39/2002 de transposición de directivas europeas en materia de
consumidores y usuarios.
12.8 Contratos normativos
Son aquéllos contratos en los cuales el contenido del mismo está determinado por la Ley, es
decir, con carácter imperativo, de forma que el contrato formativo tendrá siempre un contenido que
las partes no podrán variar o darle el contenido de ellas quieran. Por tanto, el contrato formativo es
aquel cuyo contenido está plenamente determinado por la ley.
12.9 Las reglas del Código sobre interpretación contractual
El CC recoge con cierto detalle los criterios interpretativos que han de imperar en la
averiguación del significado del contrato. Dedica a la materia los artículos 1281 a 1289, ambos
inclusive.
Para la mayor parte de la doctrina, no cabe duda alguna de que las reglas contenidas en esos
artículos son vinculantes para el intérprete. Pero la aplicación de tales normas no puede plantearse
de forma , sino de una manera ponderada del supuesto de hecho a considerar.
A) Criterios de interpretación subjetivos.
Es el criterio que trata de indagar tanto la voluntad de cualquiera de las partes, como la
intención común de ambas, siendo esta última la fundamental.
Proporciona, por tanto, el Código civil para ello, los siguientes criterios:
Artículo 1281 “si los términos de un contrato son claros y no dejan duda sobre la
intención de los contratantes, se estará al sentido literal de sus cláusulas. Si las palabras
parecieren contrarias a la intención evidente de los contratantes prevalecerá ésta sobre
aquélla”.

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1. Por tanto, la intención de los contratantes asume primacía


2. No obstante, cuando la discordancia entre la intención de las partes y los términos del
contrato no sea o resulte evidente y los términos utilizados sean claros, habrá de
mantenerse la interpretación literal. Por tanto, el Código manda a estar al sentido literal
de las cláusulas del contrato, ello solo será posible cuando, según el mismo párrafo, sus
términos sean claros y sin sombra de dudas.
3. Respecto de los extremos de carácter complementario o de detalle, la intención de las
partes debe prevalecer sobre los términos contractuales, cualquiera que sea la
generalidad de éstos, artículo 1283 “Cualquiera que sea la generalidad de los
términos de un contrato, no deberán entenderse no comprendidos en él cosas
distintas y casos diferentes de aquellos sobre los que los interesados se propusieron
contratar”.
4. El elemento vomitivo (lo querido por las partes) requiere prestar principal atención a los
actos constatables de las partes. Por ello, ordena el artículo 1282 que “para juzgar la
intención de los contratantes deberá atenderse principalmente a los actos de éstos,
coetáneos y posteriores al contrato”.

B) Los criterios interpretativos de carácter objetivo


Las reglas de carácter objetivo serían fundamentalmente las siguientes:
1. Principio de conservación del negocio: artículo 1284 CC “si alguna cláusula de
los contratos admitiera diversos sentidos, deberá en el más adecuado para que
produzca efecto”
2. Interpretación sistemática: artículo 1285 CC “las cláusulas de los contratos
deberán interpretarse las unas por las otras, atribuyendo a las dudosas el
sentido que resulte del conjunto de todos”
3. La exclusión de la anfibología y el principio de conservación del contrato: se
trata de evitar el doble sentido, o pluralidad de acepciones de una fórmula. Artículo
1286 CC, “las palabras que puedan tener distintas acepciones serán entendidas
en aquella que se más conforme a la naturaleza y objeto del contrato”.
4. Los usos interpretativos: artículo 1287 CC “el uso o la costumbre del país se
tendrá en cuenta para interpretar las ambigüedades de los contratos, supliendo
en éstos la omisión de cláusulas que de ordinario suelen establecerse”
Dichos usos no pueden ser considerados como normas jurídicas ya que
desempeñan una función puramente auxiliar en la determinación del contenido.

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5. La estipulación contra stipulatorem: al artículo 1288 CC dice que “la


interpretación de las cláusulas oscuras de un contrato no deberá favorecer a la
parte que hubiera ocasionado la oscuridad”.
Por tanto, se prohíbe que el resultado interpretativo al que se llegue, conforme
a los criterios ya vistos, favorezca al redactor o autor de las cláusulas oscuras o
ambiguas. Esto es derivación del principio de buena fe que debe presidir los
contratos.
C) Regla subsidiaria o cláusula de cierre (da respuesta en último término)
Artículo 1289 CC, “Cuando absolutamente fuere imposible resolver las dudas
por las reglas establecidas en los artículos precedentes, si aquéllas recaen sobre
circunstancias accidentales del contrato, y éste fuere gratuito, se resolverán en favor de
la menor transmisión de derechos e intereses. Si el contrato fuera oneroso, la duda se
resolverá en favor de la mayor reciprocidad de intereses”.
Si las dudas de cuya resolución se trata en este artículo recayesen sobre el objeto
principal del contrato, de suerte que no pueda venirse en conocimiento de cual fue la
intención o voluntad de los contratantes el contrato será nulo.
Duda sobre elementos accidentales. En el supuesto de que la falta de operatividad
de la interpretación recaiga sobre circunstancias accidentales del contrato, se diversifica o
distingue si el contrato es gratuito u oneroso.
En el supuesto de que el contrato tenga carácter oneroso, la duda se resolverá en
favor de la mayor reciprocidad de intereses, es decir, procurando que el resultado de la
interpretación garantice la equivalencia de las prestaciones existentes a cargo de cada una de
las partes contratantes.
En el supuesto de que el contrato sea gratuito, habrá de optarse por menor trasmisión
de derecho e intereses, en virtud del favor debitoris.
Duda sobre el objeto principal del contrato. El artículo 1289.2 dispone “si las
dudas... recayesen sobre el objeto principal del contrato, de suerte que no pueda
venirse en conocimiento de cual fue la intención o voluntad de las partes de los
contratantes, el contrato será nulo”.

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12.10 Interpretación contractual: calificación del contrato


No es infrecuente que los contratantes yerren en el momento de celebración del contrato,
confundiéndose de nombre o previendo cláusulas que entienden erróneamente como legalmente
imperativas.
Surgido el litigio, dichos errores se pondrán de manifiesto en el momento interpretativo,
cuyo resultado primero y fundamental debe ser la calificación del contrato, esto es, identificar el
tipo o esquema contractual celebrado para determinar, entre otras cosas, el régimen legal imperativo
o, cuando menos, las normas supletorias de dichos contratos.
Por tanto, los contratos se revelan no por la nominación que se les dé, sino por lo que
corresponde a las cláusulas que se establezcan.
De ahí que la calificación realizada por las partes no tenga otro carácter que el meramente
orientativo, por lo que no vincula al juzgador.
12.11 Disciplina de la integración
La integración del contrato se encuentra contemplada en nuestro CC, en el artículo 1258
“los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, y desde entonces obligan, no solo al
cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a todas las consecuencias que, según
su naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso y a la ley”.
La función característica y propia de este artículo no radica en reinterpretar el contrato o el
acuerdo contractual dentro de los márgenes de la autonomía privada. Muy al contrario, el sentido
normativo de este artículo es el de delimitar la autonomía contractual impidiendo que sean
desconocidos los efectos contractuales impuestos por las más elementales reglas del tráfico jurídico.
Ejemplo: al celebrar un contrato de alquiler de bungaló, en el clausulado del contrato no hay
compromiso alguno relativo al mobiliario del habitáculo del bungaló, lo cual no puede dar razón
alguna a que el propietario pueda alquilarlo sin dicho, mobiliario, en consecuencia, el bungaló ha de
ser ofrecido en alquiler dotado de mobiliario, instalaciones, servicio, y equipo para su ocupación.
Esto es en virtud e interpretación que se desprende del artículo 1258 CC.
12.12 Heterointegración y Autointegración: la buena fe, el uso y la Ley.
El artículo 1258 CC señala como tales medios de integración la buena fe, el uso y la Ley. Sin
embargo, el escalonamiento jerárquico de tales medios de integración debe ser el contrario: en
primer lugar, deberá integrarse la regulación contractual con lo dispuesto en la ley imperativa y, en
su defecto, dispositiva: a continuación, deberán ser tenidos en cuenta los usos normativos, y
finalmente la buena fe.
Al ser establecidos por una norma de carácter imperativo, tales medios de integración son
calificados por algunos autores como heterointegradores, en cuanto cabría también proceder a la
Autointegración del contrato, pues las lagunas contractuales podrían ser suplidas o llenada

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otorgando a la reglamentación contractual una capacidad expansiva que le permitiera deducir una
regla complementaria que evitará recurrir a los medios legales de Heterointegración.
Por tanto, los medios legales de integración, conforme al artículo 1258 CC son:
1. La Ley: la norma imperativa aplicable a un supuesto contractual determinado
conformará e integrará el régimen del mismo con primacía incluso sobre el acuerdo o
clausulado contractual.
Las normas dispositivas, en cuanto son disponibles por las partes, solo integrarán el
contrato contemplen un elemento natural del mismo que no haya sido contemplado o
regulado de forma diversa a la legalmente prevista.
2. Los usos normativos: tienen carácter normativo y, por tanto, integran el acuerdo
contractual en cuanto costumbre. Como la costumbre solo rige en defecto de la ley
aplicable, la legitimación normativa o legal de la autonomía privada conlleva la
posibilidad de excluir la aplicación de las normas consuetudinarias.
3. La Buena fe: el último medio integrador del contrato, la buena fe, es simultáneamente
un principio general del derecho.
Por tanto, la buena fe no puede ser extraña a la propia conformación de los usos
normativos y de los mandatos legales. En todo momento, los efectos del contrato se
deben adecuar a las reglas de conducta socialmente consideradas como dignas de
respeto.
Por consiguiente, la referencia del artículo 1758 a la buena fe no puede ser entendida
desde una perspectiva subjetiva, sino como un criterio ordenador de las relaciones
contractuales, que se superpone al propio comportamiento de las partes y configura el
contenido o los efectos del contrato de acuerdo con las reglas de conducta socialmente
consideradas como dignas de respeto.

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