Las imágenes, como los escritos, tienen un autor que intenta
comunicar impresiones, ideas, sentimientos, informaciones…El autor concibe, produce o ejecuta la imagen, ayudándose de materiales, técnicas y útiles determinados (fotográficos, videográficos, cinematográficos, etc.) Al elaborarla lo guía una intención comunicativa: suministrar una información, incitar a una compra, convencer, denunciar, agradar. Cuando nosotros observamos estas imágenes, estamos participando, como receptores, en el proceso de comunicación.
Sin embargo, constantemente percibimos imágenes que
no habían sido confeccionadas pensando en nosotros, desde las fotos de anuncios antiguos y cuadros de otras épocas, hasta imágenes provenientes de otros países o culturas. En estas situaciones de comunicación, se interpretan las imágenes de modo diferente a como lo habrían hecho sus destinatarios directos. La situación de comunicación ha cambiado, y con ella el sentido del mensaje.
Para atribuir el mismo sentido a los mensajes comunicados mediante
imágenes, es necesario que el emisor y el destinatario compartan:
REFERENTE CODIGO O REFERENTE CULTURAL
Conocimiento del objeto representado Posesión de un código o repertorio que permita identificar la imagen como cultural que permita reconocer y dar un representativa de algo nombre a lo representado.
El conocimiento de los códigos culturales permite la asociación de imágenes
con conceptos. Los códigos culturales son variables: en la cultura europea occidental el blanco es color de pureza, mientras que en la oriental es el de luto y muerte. Los que no conocen los repertorios culturales que impregnan una imagen no pueden interpretar correctamente su significado. El mensaje icónico es efectivo cuando emisor y destinatario tienen en común el referente y el código, o repertorio cultural, del mensaje visual.