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José M.

ª Marín Quemada*
POLÍTICA ENERGÉTICA EN LA UE:
EL DEBATE ENTRE LA TIMIDEZ
Y EL ATREVIMIENTO
La elaboración de la política energética en la UE avanza lentamente. Las diferencias,
divergencias y disensiones entre los Estados miembros, la ausencia de una política
exterior común efectiva y la poca confianza en las acciones conjuntas, contribuyen a
ralentizar el proceso, dando lugar a un «no modelo» de política energética insostenible
en el largo plazo, dados los retos a los que se enfrenta la UE. Estos desafíos son tan
distintos y, a la vez, tan complejos, como fomentar la eficiencia energética, interconectar
las redes, aumentar la seguridad energética e impulsar las relaciones con terceros
países con una sola voz y, por tanto, actuando como un único interlocutor con el resto
del mundo. Sin embargo, el poder de actuación de la UE puede constituir una potente
herramienta de su política energética, frente a la tentación del bilateralismo. Por otra
parte, la estructura de propiedad y el ámbito de actuación de las empresas energéticas
son cuestiones que pueden llegar a ser de notable importancia futura en la definición de
los objetivos e instrumentos de la política energética única.

Palabras clave: energía, política energética, Unión Europea, regulación, geopolítica, empresas energéticas,
corredores energéticos.
Clasificación JEL: F55, N74, Q48.

1. Introducción lentamente. Demasiado lentamente, en opinión de mu-


chos, aunque cabe preguntarse si podría ser de otra for-
La consideración orteguiana de Europa como una ho- ma.
mogeneidad no ajena a la diversidad es aplicable a la Con independencia de valoraciones en torno a la
aproximación que se realiza desde la Unión Europea velocidad y al ritmo, la razón última que explica la si-
(UE) y sus Estados miembros a lo que podemos llamar tuación actual de muchos temas en la UE, también en
«la cuestión energética», cuyo tratamiento y la articula- el caso de la energía, hay que buscarla en la perviven-
ción de su política —la política energética— avanzan cia del espíritu de Schuman y Monnet seis décadas
después, para continuar sacando adelante, aplicando
el arte de lo posible, la Europa unida. Convencer a los
* Catedrático de Economía Aplicada - Política Económica. Grupo de
Estados para que cedan su soberanía energética pa-
Investigación Consolidado en Economía Política Internacional y Energía.
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). rece que sólo es viable paso a paso, mediante peque-

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ñas realizaciones concretas que vayan creando una turales próximas que luego, a medida que pasaba la
realidad de hecho ante los serios problemas comu- gravedad del momento, se han ido diluyendo.
nes. En política energética, Europa se debate entre la Por otra parte, en los últimos años se está poniendo
timidez para propiciar cambios notables y el atrevi- de manifiesto la distinta sensibilidad que mantienen
miento de acometer acciones más amplias y más pro- las instituciones comunitarias y los gobiernos en rela-
fundas bajo el temor de que fueran rechazadas por los ción con las cuestiones energéticas. Mientras la Co-
Estados. Por otra parte, en la práctica, se ha puesto misión es sensible a ellas, y así lo reflejan sus pro-
de manifiesto que es más difícil alcanzar y aplicar puestas, los miembros del Consejo han mantenido en
acuerdos sobre políticas comunes en energía que en demasiadas ocasiones un comportamiento dual. A
el terreno monetario y comercial. menudo, en las reuniones conjuntas, los ministros se
La política energética común, debe entenderse como muestran partidarios de decisiones de ámbito euro-
el conjunto de actuaciones emanadas desde la Comi- peo y asumen posturas europeístas en sus declara-
sión, el Consejo y el Parlamento, recogidas en los trata- ciones. Pero al tiempo, en sus países, defienden posi-
dos y ratificadas por los Estados miembros para actuar ciones más alineadas con los estrictos intereses na-
sobre la cantidad, coste y disponibilidad de las distintas cionales. La existencia de 27 miembros con distinta
fuentes de energía, con una especial consideración a la renta per cápita, con diferentes hábitos de consumo
preservación del medioambiente y a la seguridad en el energético, con estructuras de producción y transpor-
abastecimiento. te poco coincidentes e incluso con prioridades políti-
Pero, frente a esta formulación teórica, hoy en Euro- cas contrapuestas, no facilita los acuerdos en materia
pa, no sólo existen diferencias a nivel macroeconómi- energética que, casi siempre, requieren sacrificar ini-
co, social y de percepción política, también hay diver- cialmente posturas nacionales en beneficio del con-
gencias en la normativa de los mercados interiores de junto de la UE.
energía, entre los distintos modelos de regulación, en
el grado de concentración empresarial y en el funciona- 2. Las primeras etapas
miento de los organismos reguladores nacionales. A
estas diferencias acompañan distintas estructuras de La energía ha estado siempre vinculada a las distin-
generación, diferentes grados de interconexión entre tas etapas de la Unión, produciendo y obteniendo reac-
redes, algunas barreras de entrada muy notorias y po- ciones y resultados muy diversos. La constitución de la
siciones y aproximaciones diferentes en las relaciones Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA),
y acuerdos internacionales. Como se puede apreciar, después la Conferencia de Messina (1955), y también
ya desde la aplicación de la definición de política ener- en el anexo de la Comunidad Europea de la Energía
gética en la UE, las realidades son diversas, las posibi- Atómica (EURATOM) y el mismo Tratado de Roma, de-
lidades de discrepancia altas y los acuerdos internos jaron constancia de la preocupación europea por la dis-
difíciles. Esta situación, con altibajos, acompaña a Eu- ponibilidad de energía abundante y barata, que era
ropa desde hace demasiados años, hasta perfilar hoy como se enfocaba la cuestión en aquella época, desde
un «no modelo» de economía energética que, segura- luego bajo una óptica distinta a la actual. Como conse-
mente, resultara difícil de sostener en el tiempo. La ra- cuencia de las preocupaciones del momento, en el caso
zón última es que la energía no ha constituido hasta de la CECA, primaba la organización del mercado inte-
ahora una prioridad política para la UE y sí una fuente rior del carbón y el balance de la producción de acero.
de disenso entre los Estados. Sólo en situaciones difí- En EURATOM, lo primordial era el control y el uso de los
ciles o delicadas, la UE ha adoptado posiciones coyun- materiales radiactivos.

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En los años siguientes, la energía fue debilitando su pa»,que contenía tres cuestiones básicas en relación
protagonismo en la vida comunitaria, hasta que en con la energía: La primera fue la confianza en la capaci-
1973, con la súbita elevación de los precios del petróleo, dad técnica de Europa. La segunda, que se formulaba
volvió a ser considerada como una cuestión relevante y como objetivo, consistía en aumentar la competitividad
los programas de eficiencia y ahorro energético se ex- de su industria. La tercera, manifestaba la necesidad de
tendieron por toda Europa. Los países tomaron concien- encontrar el punto de equilibrio entre crecimiento econó-
cia, ante la amenaza de la escasez y de los precios al- mico, calidad de vida y preservación del medioambien-
tos, de la importancia de los abastecimientos de origen te. A partir de la inclusión de esta tercera consideración,
relativamente seguro y diversificado. los tratamientos de la energía y el medioambiente han
Este impulso fue perdiendo fuerza a medida que las resultado ya inseparables.
economías occidentales asumían los nuevos niveles de
precios y compatibilizaban con éxito sus modelos de 3. Europa se reencuentra
crecimiento de PIB. En 1979 se produjo un nuevo pico
en el crudo, con origen en movimientos geoestratégicos En los años que discurren entre 1989 y 1991, el acer-
(Irán), lo que propició la aparición y fortalecimiento de camiento de Europa hacia Rusia y a los antiguos países
disposiciones sobre existencias mínimas a través de de la URSS, constituyó una prioridad, junto a otras razo-
distintas resoluciones y documentos del Consejo (Con- nes, por su identificación como potenciales suministra-
sejo Europeo, 1980)1, sobre objetivos de política ener- dores futuros de materias primas energéticas. Éste fue
gética que debían guiar las actuaciones de los países el planteamiento fundamental que estaba detrás de la
miembros hacia las distintas fuentes, al ahorro en el Carta Europea de la Energía (1991)2, firmada en La
consumo y al fomento del uso del carbón y energía nu- Haya por más de 40 países, que la asumieron como de-
clear como las únicas vías que entonces se considera- claración conjunta además de como línea de actuación
ban para disminuir la dependencia exterior. preferente.
Conviene recordar que entre 1985 y 1990 se había El objetivo central de la Carta era mejorar la seguri-
extendido por Europa un creciente interés por los asun- dad del abastecimiento energético y maximizar, junto
tos continentales. La atonía del proceso político de Eu- con la eficacia de la producción, la transformación, el
ropa, al comienzo de los años ochenta, había dejado transporte, la distribución y la utilización racional de la
paso a una creciente actividad que fue especialmente energía para, además, aumentar la seguridad y minimi-
visible con el desenlace de la crisis que afectó a los nu- zar los problemas del medioambiente, siempre sobre
merosos países del Este. una base económica aceptable. Los objetivos más con-
En 1989, con ocasión de la Conferencia de Montreal, cretos se formulaban en torno a la expansión del comer-
y después en 1990, se propició un nuevo espíritu y una cio y la obtención de la máxima eficacia energética. Los
nueva forma de hacer política energética, contagiado países firmantes se comprometían a evitar imponer nor-
del nuevo ímpetu de Europa, que se reflejó en el título mas discriminatorias, tanto fiscales como referentes a la
de un documento de las Comunidades Europeas «Ener- propiedad de los recursos energéticos. La Carta tam-
gía para un nuevo siglo: La perspectiva para Euro- bién planteaba un compromiso para suprimir progresi-
vamente los obstáculos en el tránsito de equipos y servi-

1
Resolución del Consejo, de 9 de junio de 1980, relativa a las nuevas
líneas de acción de la Comunidad en materia de ahorro de energía.
Diario Oficial número C 149 de 18/06/1980 páginas 0003-0005. Edición 2
Comunicación de la Comisión relativa a una Carta Europea de la
especial en español: Capítulo 12, Tomo 4, página 0005. Energía, COM (1991) 36.

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cios energéticos, al tiempo que prestaba atención al fo- te su liberalización, reconociendo a la vez la debilidad
mento y protección de las inversiones en energía, política y económica que implicaba la dependencia del
estableciendo un marco estable y transparente, al obje- exterior. Desde el Libro Blanco, se instaba al diálogo
to de aumentar la seguridad jurídica y facilitar los inter- con los países productores suponiendo que la actuación
cambios de tecnología y la cooperación. de una Europa unida resultaría más eficaz que los con-
Con estos principios no es extraño que, a pesar del tactos bilaterales. Por tanto, en 1995 ya se definían
tiempo transcurrido, en la UE sean aún corrientes las re- como objetivos energéticos prioritarios la obtención de
ferencias a la Carta. Incluso es frecuente explicitar el un adecuado marco de competencia interna, la seguri-
deseo de retomar sus planteamientos para integrarlos dad de los abastecimientos y, ya en coherencia con
en la política energética. Sin embargo, seguramente Maastricht, la protección del medioambiente.
también debido al carácter político que subyace en la La vulnerabilidad de la dependencia exterior, señalada
Carta, Rusia no la ha ratificado y no es fácil que lo haga en aquel Libro Blanco, se perfiló con mucho más detalle
en tanto persistan las dificultades de entendimiento con en el Libro Verde del año 2000 «Hacia una estrategia eu-
la UE, ya que ello limitaría su capacidad de maniobra en ropea de seguridad del abastecimiento energético» (Co-
un sector, el de la energía, que es un punto crítico en la misión de las Comunidades Europeas, 2000)4, que seña-
economía rusa y, por cierto, el único ámbito en que su laba tres puntos de consenso: había que actuar para que
influencia internacional ha crecido. Pero, sin Rusia, la la UE no se viera afectada, sino todo lo contrario, por su
Carta pierde buena parte de su significado, seguramen- ampliación hacia el Este, se constataba la limitada capa-
te también porque no incluye con la debida eficacia al- cidad de actuación de los países miembros respecto de
gunos productores que son fundamentales en el sumi- las condiciones de la oferta de energía, especialmente
nistro energético de Europa, como son los de Oriente por la vía bilateral y, por último, se reconocía explícita-
Medio, África o Latinoamérica. mente la imposibilidad de cumplir con Kioto salvo que se
Durante aquellos años, Europa se fortalecía con nue- tomaran medidas radicales, urgentes y caras. Adicional-
vos y más amplios tratados, Maastricht (1992), Ámster- mente a estos documentos, y por aquella misma época,
dam (1997) y Niza (2001) que, al tiempo que centraban se produjeron desde Bruselas distintas directivas sobre
la prioridad medioambiental, propiciaban directa o indi- precios, normas de mercado interior y de tránsito intraco-
rectamente, y a menudo sin citarlo, la continuidad de los munitario, si bien el documento fundamental para enten-
hidrocarburos, gas natural y petróleo, como fuentes fun- der los intentos de la época por ordenar la política ener-
damentales en el mix energético. Después de la Carta, gética fue, sin duda, este Libro Verde de 2000.
seguramente los documentos más completos y que me- No obstante, las dificultades de entendimiento del
jor han reflejado los avances en el diseño teórico de una momento entre los países miembros hicieron que el Li-
política energética, por cierto, escasamente aceptada bro Verde no contuviera un imperativo llamamiento al
en la práctica por los Estados, han sido el Libro Blanco establecimiento de una política energética común, sien-
(Comisión de las Comunidades Europeas, 1995)3, que do únicamente posible consensuar entonces una serie
propugnaba entre sus objetivos la integración de los de orientaciones que serían debatidas en los años si-
mercados nacionales entre sí y recomendaba vivamen- guientes.

3 4
COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS (1995), «Libro COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS (2000), «Libro
blanco. Una política energética para la Unión europea» COM/95/0682 Verde. Hacia una estrategia europea de seguridad del abastecimiento
final. energético» COM (2000) 769 final.

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En aquel período siguió ganando importancia formal excesiva, que aún continúa, en un asunto que no permi-
el diálogo con los países productores, especialmente te ni aplazamientos ni enfoques ingenuos adicionales a
Rusia (más) y el Golfo Pérsico (menos), intentando al- los que ya se vienen padeciendo, que son muchos. La
gunas aproximaciones hacia el Mediterráneo, los países cuarta propuesta se refería a los desafíos del cambio cli-
de África, Caribe y Pacífico, aunque sin mucho éxito. mático y a la prioridad de la eficiencia energética, del
ahorro y del necesario fomento de las renovables. La
4. Del Libro Verde de 2006 al Tratado de Lisboa quinta señalaba la necesidad de un plan estratégico de
tecnología energética. La sexta subrayaba la necesidad
El siguiente Libro Verde (Comisión de las Comunida- de impulsar la actuación común en torno a la seguridad
des Europeas, 2006)5 aparece formalmente más orde- de los suministros, la asociación con Rusia y alcanzar
nado y con mayor rigor conceptual. Se incluyen tres mayor profundidad en las relaciones con países produc-
objetivos fundamentales: el primero en torno a la soste- tores, así como con las principales zonas consumi-
nibilidad y el uso de combustibles alternativos, puesto doras.
en relación con emisiones, cambio climático y conten- Este Libro Verde fue el más ambicioso en cuanto a los
ción de la demanda de energía; el segundo, referido a planteamientos realizados hasta el momento, y tuvo una
la competitividad, apertura de mercados, incorporación continuación inmediata en los primeros meses de 2007
de tecnologías energéticas; el tercero y último hace re- con la publicación de un nuevo documento (Comisión
ferencia a la seguridad de abastecimiento y a la dismi- de las Comunidades Europeas, 2007)6, que incluía un
nución de la energía importada, diversificando fuentes, objetivo fundamental que es a la vez una referencia
con reducción de la demanda e impulso de las ener- para medir los avances que se vayan consiguiendo. Se
gías alternativas, y a las imprescindibles libertades, en trata de la propuesta para reorientar las actuaciones de
un marco de garantía para acceder a los distintos mer- la UE, a fin de lograr una reducción del 20 por 100 de
cados. gases de efecto invernadero para el año 2020, frente a
Estos tres objetivos centrales incluían varias propues- las emisiones de 1990.
tas: la primera, referida a la necesidad de implantar mer- Con este objetivo, la Comisión deseaba conseguir
cados interiores de gas y electricidad y a la mejora de unas mejores cotas de eficiencia energética y aumentar
las interconexiones, la separación de actividades, la el uso de renovables, limitando a la vez los riesgos del
coordinación de reglamentaciones y el establecimiento nivel y la volatilidad de precios que se estaban alcan-
de un organismo europeo para unificar normativas en zando en el mercado de los hidrocarburos. También se
materia de redes de energía. La segunda propuesta es- trataba de impulsar la competencia interna y el desarro-
taba orientada a que fuera el propio mercado interior el llo de tecnologías más limpias. Por tanto, ampliando la
garante de la seguridad en los abastecimientos, fomen- participación de las renovables, se consideraba más fá-
tando la solidaridad entre los Estados miembros. La ter- cil cumplir con la reducción de emisiones al tiempo de li-
cera propuesta trataba de impulsar un debate en profun- mitar la creciente dependencia del petróleo y del gas im-
didad sobre las distintas fuentes de energía y, muy es- portado, suponiendo todo ello un giro en los intentos de
pecialmente, sobre la nuclear, eso sí, con una sutileza formulación de la política energética, que pasa a utilizar

6
COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS (2007),
5
COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS (2006A), «Libro «Comunicación de la Comisión al Consejo Europeo y al Parlamento
Verde. Estrategia europea para una energía sostenible, competitiva y Europeo. Una política energética para Europa», Bruselas, 10-1-2007,
segura». COM/2007/0001 final.

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el medio ambiente como punto de apoyo para articular sobre separación de activos se incluyeron en lo que se
objetivos e instrumentos de política energética más que ha dado en llamar «tercer paquete de actuaciones», con
de política de preservación medioambiental. el objetivo, sin duda deseable pero complejo de alcan-
La propuesta realizada en enero de 2007 incluía los zar por esta vía, de aumentar la seguridad y la eficacia
llamados «tres veintes» para el año 2020: Mejorar la efi- del mercado interior.
ciencia energética en un 20 por 100, aumentar la partici- También a finales de 2007, y con motivo de la celebra-
pación de las renovables en otro 20 por 100 y reducir los ción de la Conferencia Intergubernamental, se volvió a
gases de efecto invernadero también en un 20 por 100; insistir sobre la idea que hace referencia al estableci-
a los que se añadía que los biocombustibles tuvieran miento y funcionamiento del mercado interior y a la ne-
una participación del 10 por 100 en la energía utilizada cesaria solidaridad entre los Estados miembros.
en transporte. Este último documento acompañaba a un Como ha recordado recientemente Martín y Pérez de
plan de acción que, cosas de Bruselas, se había publi- Nanclares (2008)7 el proceso de integración europea se
cado un par de meses antes, el cual contenía diez medi- concibió desde su inicio con la característica básica del
das y un calendario de aplicación. doble aperturismo. El aperturismo externo ha propiciado
Entre las medidas incluidas en aquel plan se sintetiza- que los seis miembros iniciales luego fueran nueve, pos-
ban varias que ya habían sido manejadas en el pasado, teriormente diez con Grecia, doce con España y Portugal
y se añadían otras nuevas o reformuladas en términos y así hasta veintisiete (por ahora). El aperturismo interno
más actuales. Se trataba de procurar el mejor funciona- ha girado en torno a la continua ampliación de competen-
miento del mercado interno de la energía, facilitar la cias que se ha ido tejiendo a través de una serie de com-
ayuda mutua en situaciones de crisis, mejorar la nego- plicadas negociaciones que llevaron: de los Tratados
ciación de permisos de emisión, aumentar el uso de re- Constitutivos al Acta Única, después a Maastricht, poste-
novables, fomentar las tecnologías limpias, reducir las riormente a Ámsterdam, a Niza y ahora a Lisboa, tras el
emisiones de combustibles fósiles, impulsar la seguri- fallido intento constitucional. Pero este proceso de doble
dad en la producción eléctrica de origen nuclear, crear la aperturismo ha conllevado no sólo plazos dilatados sino
Oficina del Observatorio de la Energía y, lo que parecía concesiones más que notables a los Estados que, para el
más importante y más difícil, dotar a la UE de una sola tema que nos ocupa, han supuesto retrasos y formulacio-
voz frente a terceros y acordar una política energética nes muy incompletas de la política energética única. Y, lo
con objetivos comunes. que es peor, ha conducido al «no modelo» actual. Claro
En marzo de 2007, el Consejo Europeo incluía entre que se han producido avances, entre los que cabe desta-
sus conclusiones la citada política de los «tres veintes», car la incorporación de referencias explícitas a objetivos,
pero dejó otras cuestiones insuficientemente tratadas. a instrumentos y, lo que es más importante, a la incorpo-
Por ejemplo, continuó sin centrar el dilema nuclear. Por ración de la energía como un Título más en el Tratado de
otra parte, en septiembre de 2007, la Comisión introdujo Lisboa8. No es poco, pero no es suficiente aún para arti-
un tema que, siendo relevante, está llamado a constituir cular un tema tan trascendente.
un nuevo escollo en el proceso de toma de decisiones
en común. Se trata de la separación de activos de gene-
ración, producción y comercialización de los de trans-
7
«Estudio preliminar», Tratado de Lisboa 2008. Real Instituto Elcano,
porte y su operación, cuestión rechazada por Alemania página 19.
y Francia, y que será un elemento que va a añadir com- 8
En diciembre de 2007 se firmó por los 27 países y en Lisboa el
nuevo texto por el que se modifica el anterior Tratado de la Unión
plejidad a las negociaciones del mercado interior y a la Europea y el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea, pendientes
aproximación hacia Rusia y Argelia. Las disposiciones de ratificación durante 2008 por parte de los Estados miembros.

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El texto consolidado del Tratado de Lisboa (Tratado · Fomentar la eficiencia energética y el ahorro ener-
de Funcionamiento de la UE) en su artículo 4 determina gético, así como el desarrollo de energías nuevas y re-
que el ámbito de la energía, junto con el medio ambiente novables.
y el mercado interior, será una competencia compartida · Fomentar la interconexión de las redes energéti-
entre la Unión y los Estados miembros, lo que incorpora cas.
un planteamiento importante en la elaboración de la po- Todos estos objetivos se conciben en el marco del es-
lítica energética. Más adelante, el artículo 101, dentro tablecimiento del mercado interior, atendiendo a la pre-
del título que se refiere a las normas sobre competen- servación del medioambiente y, lo que resulta más deli-
cia, declara incompatibles con el mercado interior los cado y difícil de armonizar, reconociendo el derecho de
acuerdos y prácticas concertadas que puedan afectar al cada Estado a determinar las condiciones de explota-
mercado, tema muy sensible en lo que a la energía se ción de sus recursos energéticos y a fijar la estructura
refiere. El 122, aporta la novedad de propiciar «con es- de sus abastecimientos y el mix energético preferido.
píritu de solidaridad entre los Estados miembros» medi- En un análisis preliminar, la complementariedad de
das adecuadas en situaciones de grave dificultad de su- objetivos no parece ni fácil ni clara. Con este esquema,
ministro energético. El 170, en línea con el texto de los es complejo para una política energética común garanti-
tratados anteriores, mantiene el objetivo de establecer, zar el abastecimiento de la Unión y, al tiempo, no inter-
desarrollar y fortalecer las redes transeuropeas de ener- venir en la determinación de la estructura y orígenes de
gía. En el artículo 171, se mantiene también la coopera- ese abastecimiento. En los Estados miembros tampoco
ción con terceros países para establecer proyectos en será fácil interconectar las redes sin un mandato más
común y garantizar la interoperabilidad de las redes. En específico y careciendo además de instrumentos capa-
el 192 se incluye la necesidad de utilizar el procedimien- ces de vencer la resistencia de algunos Estados. Otro
to legislativo especial y la unanimidad para que el Con- desafío será fomentar la eficiencia energética desde la
sejo adopte medidas que afecten de forma significativa UE y en forma global, pero sin mucha capacidad de in-
a la elección por un Estado miembro de sus fuentes y tervención en la estructura de la oferta y la demanda.
estructura de abastecimiento energética. Con el Tratado (Tratados) de Lisboa, tampoco va a
Todo este articulado, que presenta limitaciones y difi- ser fácil fijar bases potentes para la política energética
cultades operativas importantes, especialmente las de- única, que necesita continuar fraguándose en el día a
rivadas del artículo 192, debe entenderse como una día de Bruselas mediante disposiciones diversas, dis-
muestra más de la aplicación «del arte de lo posible» a persas, elaboradas en continuas negociaciones pero,
la lenta construcción de unas bases sobre las que asen- en todo caso, de menor rango que las que se hubieran
tar la política energética común. derivado de una inclusión en términos «fuertes» y más
Resulta de especial interés, por su novedad, comen- concretos en el texto del Tratado (tal como ocurre, por
tar el Título XXI dedicado a la energía. En el artícu- ejemplo, con la política monetaria). En cualquier caso,
lo 194, muy relevante, se incluye una alusión a la políti- en Lisboa no ha sido posible avanzar más, y los pasos
ca energética de la Unión, determinando que sus objeti- que se han dado no han sido pocos. Por ejemplo, la
vos, fijados con espíritu de solidaridad entre los Estados competencia compartida que se recoge en el artículo 4 y
miembros serán: la inclusión del Título XXI, artículo 194, en donde figura
· Garantizar el funcionamiento del mercado de la por primera vez a este nivel normativo una relación de
energía. objetivos de política energética. Tras el Tratado de Lis-
· Garantizar la seguridad del abastecimiento energé- boa, el «no modelo», es un poco más «modelo», aun-
tico de la Unión. que aún resulte insuficiente.

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En política energética común nada parece fácil y para cómo hoy los intereses de los países se orientan en di-
avanzar más deprisa y con mayor consistencia se nece- recciones y sentidos distintos a los de la Comisión y a los
sita un nivel de compromiso político alto, un volumen de de la Europa unida, dando idea de lo mucho que queda
inversiones notable, un marco normativo más claro y por hacer. En los próximos meses las tareas que se
una actitud por parte de los reguladores nacionales que apuntan en la Comisión giran en torno a una directiva so-
esté coordinada, sea rigurosa, independiente y predeci- bre renovables y a un nuevo esquema para el comercio
ble. La persistencia de restricciones a la producción o al de derechos de emisión. No son retos pequeños, pero
transporte, y tantas otras, son incompatibles con los ob- tampoco son las cuestiones fundamentales.
jetivos marcados en Lisboa y recuerdan con insistencia
lo imperfecto que es aún el mercado interior, lo necesa- 5. La política energética de la UE
rio que resulta establecer una política exterior común y las alianzas exteriores
que apoye la construcción de la política energética y, en
definitiva, el largo camino que queda por recorrer. Como es sabido, la UE es fuertemente dependiente
A la vista de la realidad de Europa, se percibe que el del exterior para su abastecimiento energético. Por otra
proceso de liberalización ha sido, en energía, más teóri- parte, la desconfianza en una actuación conjunta de la
co que real. Continúa la fragmentación de los mercados, UE frente a la bilateral entre países es un obstáculo im-
las interconexiones entre países tropiezan con serias di- portante para la construcción de intereses comunes en
ficultades políticas y los precios energéticos pagados torno a la energía. Pero, al tiempo, la pérdida de sobera-
por los consumidores son muy heterogéneos, entre nía energética para algunos Estados miembros parece,
otras razones, por las dificultades de armonización de hoy por hoy, irrenunciable.
las abscisas. Como también es conocido, la energía que se consu-
La propiedad y operación de las redes de transporte, me en Europa proviene de zonas en donde, en muchos
como ya se ha comentado, continúa vinculada, en algu- casos, se concentra un cierto nivel de riesgo geoestraté-
nos países, a compañías productoras herederas de mo- gico. En el futuro, todo apunta a que esta situación tien-
nopolios o cuasi-monopolios. En este tema tampoco es da a ser más severa al alcanzar unos niveles mínimos
fácil imaginar que determinados operadores provenien- de dependencia del 65 por 100 con horizonte 20309, y a
tes del exterior de la UE (Rusia, Argelia...) y que quieren la vista de las previsiones disponibles de demanda y de
establecerse en Europa, estén en disposición de separar mix energético.
sus actividades de transporte de las de generación, tanto Por estas razones, la UE está obligada a impulsar
en la Unión como en sus países de origen, y cabe recor- conjuntamente sus relaciones energéticas con otros
dar que la Comisión ha deseado esto último en alguna países. Pero además de hacerlo de manera conjunta,
ocasión. No está siendo fácil que se produzca esta sepa- debe actuar de forma coordinada y evitar que, como
ración patrimonial en compañías energéticas europeas, está ocurriendo hasta ahora en demasiadas ocasiones,
de tal forma que, para alcanzar mayor competencia y fa- los Estados miembros busquen acuerdos bilaterales
cilitar la entrada de nuevos operadores, se escinda la ge- con otros países.
neración y el suministro de la gestión de las redes, entre
otras razones porque ello obligaría a la venta de las lí-
neas de alta tensión o a poner en manos de un tercero la 9
Según estimaciones de la Comisión Europea para la UE-27,
operación de la red aunque se mantuviera la propiedad, publicado en el documento «European Energy and Transport —Trends
to 2030— Update 2005». Otras estimaciones (por ejemplo, la Agencia
siendo necesario que este nuevo gestor de redes no dis- Internacional de Energía) coinciden siempre en cifras de dependencia
crimine entre empresas. Hasta aquí algunos ejemplos de entre el 65 por 100 y 70 por 100.

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La Comisión, a partir del Libro Verde 2006, ya identifi- bajo perfil, a pesar que desde hace años se lleva inten-
ca a la aún inexistente política exterior común como tando un acuerdo de asociación que incluya un área de
fuertemente complementaria de la política energética. libre comercio. Conviene recordar que institucionalizar y
La limitación más evidente y que desnaturaliza este en- profundizar en las relaciones de la UE con el Golfo se-
foque reside en que en la actualidad no existe política guramente interesa bastante al Golfo, poco a Estados
exterior y de seguridad común operativa y, a pesar de Unidos y mucho a Europa.
Lisboa, se carece de base legislativa completa para ello. En el norte de África, la transformación del mapa de
Sin embargo, desde el punto de vista estratégico, el en- influencias refuerza la necesidad de construir un anillo
foque geopolítico es necesario para regular las relacio- energético euromediterráneo y no tendría mucho senti-
nes entre la UE y los países productores o de tránsito y do que la UE delegue en ningún Estado miembro con-
minimizar los riesgos asociados a los distintos escena- creto (Francia) esta tarea. La apertura de los mercados
rios y corredores energéticos10 por los que transita el energéticos de la ribera sur del Mediterráneo es de rele-
suministro de energía hacia la Unión. vancia estratégica para toda la UE y, por cierto, crítica
Dentro de la concepción estratégica que contienen para España (Escribano, 2006)11.
los documentos recientes de la Comisión, cabe desta- Un problema serio que no puede olvidarse al momen-
car la importancia atribuida a Rusia, pero también la au- to de procurar la integración de la política exterior y la
sencia de medidas concretas orientadas a los objetivos política energética de la UE es que, por decisión de los
de política energética con el resto del espacio de vecin- Estados miembros, en ambos casos se trata de políticas
dad europeo y Oriente Medio. Con frecuencia, en distin- «débiles». La Comisión no dispone aún de un mandato
tos documentos de la Comisión se menciona la necesi- fuerte para ninguna de ellas y, por tanto, las dificultades
dad de estrechar relaciones de todo tipo con otros paí- se multiplican cuando alguno de los Estados miembros
ses proveedores de energía, pero Rusia parece ocupar decide tomar la iniciativa y alcanzar acuerdos bilaterales
el centro del escenario, lo cual está bien, pero sin olvidar de difícil transformación futura. La cuestión central es si,
la necesidad de completar esta estrategia con contrape- en ausencia de una estrategia común, se puede hacer
sos que consideren el estrechamiento de las relaciones otra cosa en unos momentos en que la seguridad ener-
con el Mediterráneo, el Golfo Pérsico y el Caspio. Rusia gética —y la vulnerabilidad— se tornan día a día más
no puede ser exclusiva y excluyente, aunque sin duda críticas.
sea muy relevante. Además, esos contrapesos son no- Como consecuencia de la tradición de cooperación
tablemente importantes para la Europa del sur. regional de la UE, se dispone de un conjunto de instru-
En el caso del Golfo Pérsico, su dotación de reservas mentos de «baja política» que cubren aspectos econó-
e influencia en la formación de los precios aconseja au- micos, políticos y culturales, que podrían desplegarse
mentar la prioridad en las relaciones de contenido o fin para institucionalizar las relaciones bilaterales y regio-
energético. Hasta hoy, las relaciones de la UE y el Con- nales con los países productores de energía. Es lo que
sejo de Cooperación del Golfo se limitan a acuerdos de podríamos denominar «poder blando». La UE tiene fir-
mados acuerdos con algunos países productores que,
sin embargo, presentan eficacia limitada y no constitu-
10
Como ejemplo de la preocupación de esta cuestión, recientemente
se ha aprobado el proyecto REACCESS grant agreement n.º 212011
«Riesgo en el Abastecimiento de Energía: Corredores Comunes para la
Seguridad en el Suministro Europeo» incluido en el Séptimo Programa
11
Marco de la Comunidad Europea para acciones de investigación, ESCRIBANO, G. (2006), «Seguridad energética: concepto,
desarrollo tecnológico y demostración (2007-2013), en el que participa el escenarios e implicaciones para España y la UE», en el Real Instituto
autor de este trabajo. Elcano, Documento de Trabajo 33/2006.

ECONOMÍA DE LA ENERGÍA
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yen bases de alianza sólida, además de carecer de un apuntando el escenario más probable hacia una cre-
tratamiento centrado en el componente energético, por ciente intervención de los gobiernos, con prevalencia
lo que carecen de relevancia práctica para contrapesar del enfoque bilateral. Esta situación, que coincide ya
las situaciones de dependencia. hoy con la actuación de algunos Estados, sin duda
La UE tiene también lo que Leonard y Youngs (2007) puede ser difícil de evitar, pero es parte de un plantea-
llaman un «poder transformador»12, basado, por una miento erróneo de política energética única. Europa
parte, en su enorme capacidad legislativa, a la que de- no puede continuar mucho más tiempo dormida, ajena
ben adaptarse los Estados miembros mediante el pro- a su responsabilidad política global y, cuando despier-
cedimiento de transposición y, por otra, en la capacidad te y cambie de actitud, la política energética será di-
de exclusión. Es decir, la posibilidad de dejar sin acceso rectamente beneficiaria de la capacidad de influencia
al mayor mercado occidental y privar de líneas preferen- europea en un mundo global.
ciales a terceros países. Y también lo contrario, que es
lo que se considera como una eficaz línea de acerca- 6. Política energética y estructura de propiedad
miento hacia los países productores de energía, nego- empresarial
ciando las condiciones que en cada caso sean más
oportunas en sus aproximaciones a la UE. La suma del En la UE el tamaño de las empresas y su nacionali-
«poder blando» y «poder transformador»13 debe consti- dad son factores que hoy importan. Seguramente esta
tuir una potente herramienta de política energética al afirmación tiene más fuerza en algunos Estados miem-
servicio de la minimización del riesgo de abastecimiento bros que en otros, pero en todos tiene significación y
y de la vulnerabilidad de la UE. marca una de las tareas pendientes para el estableci-
Parece que es evidente que la UE debe impulsar las miento del mercado interior único y para el eficaz diseño
relaciones energéticas con el resto del mundo de mane- de la política energética. Esta cuestión (por cierto muy
ra conjunta y coordinada. Es decir, hablar con una sola visible en España en los años 2007 y 2008 en torno a la
voz frente a terceros, también en los temas energéticos. toma de posición en compañías eléctricas), surge por
No se insistirá más en la debilidad de la utilización de los haber estado Europa, años atrás, caracterizada por la
acuerdos bilaterales, que no van a aportar a largo plazo existencia de monopolios energéticos nacionales y por
seguridad energética a la UE, frente a la utilización coor- el hecho de que aún varios países se resisten a desar-
dinada y eficaz de los poderes «blando» y «transforma- mar sus defensas. Por otra parte, al igual que ocurre
dor» a los que se ha hecho referencia. con otros procesos económicos (privatizaciones, etcéte-
Aceptando la tesis de De Jong y Weeda (2007) in- ra), las operaciones de adquisiciones y fusiones entre
cluida en el informe de Clingendael 2.05014, las difi- empresas tienen ciclos, y ahora estamos en medio de
cultades para la UE no serán de disponibilidad en ori- uno de ellos.
gen de recursos de energía, sino de acceso a éstos, En el mundo, a través de procesos de integración ver-
tical u horizontal y de alianzas estratégicas, continua-
mente se están produciendo aproximaciones entre em-
12
LEONARD, M. y YOUNGS, R. (2007), «El efecto Europa», Foreign presas energéticas como consecuencia del alto volu-
Policy, número 23. men de inversión necesaria para operar, lo dilatado de
13
Los poderes blando y transformador tiene espacios comunes y, a
menudo, se superponen parcialmente.
los plazos de amortización, la tecnología requerida en
14
DE JONG y WEEDA (2007), «Europe, the EU and its 2050 Energy exploración, los escasos márgenes de distribución y co-
Storylines», Clingendael Energy Papers, Clingendael International
Energy Programme. Hay versión española en Papeles de Cuadernos de
mercialización, la complejidad del transporte o la com-
Energía, Enerclub, mayo 2008. petencia en los mercados.

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POLÍTICA ENERGÉTICA EN LA UE: EL DEBATE ENTRE LA TIMIDEZ Y EL ATREVIMIENTO

En la UE, los procesos de privatización desarrollados vor de las empresas locales y, en otras, estableciendo
tiempo atrás en el sector energético por algunos países barreras a la entrada de una compañía radicada en otro
cuyos mercados antes estaban sometidos a compañías país de la UE, en general argumentando, explícita o tá-
públicas nacionales han estimulado las operaciones en- citamente, cuando ello es así, la influencia o participa-
tre empresas. Inicialmente, entre las compañías del pro- ción pública en el capital de la empresa entrante o en el
pio país, dando lugar a lo que se ha dado en llamar nombramiento de sus gestores. Todos estos movimien-
«campeones nacionales». Este proceso se ha reforzado tos de contenido no técnico, suponen, además de una
con la toma de posición y participación de estos en em- importante restricción de mercado, un obstáculo de con-
presas no comunitarias, que era la forma más habitual siderables proporciones a la política energética única.
de crecer fuera del perímetro de la UE. Los «campeo- Para superar esta situación anómala, sólo cabe avan-
nes nacionales» con sede en algún Estado miembro, en zar en la, sin duda compleja, retirada de la participación
ocasiones han cedido a la tentación de intentar conser- y de la influencia pública en las empresas energéticas
var la posición heredada de los antiguos monopolios, de la UE y en la exigencia de la no intervención de los
ante el temor ciertamente fundado de que compañías gobiernos en el acceso de aquellas otras compañías
de mayor tamaño finalmente les absorbieran. Hay que que, deseando operar y extenderse en la UE, tengan
recordar que, también en algún caso, estos conglome- origen intra o extracomunitario. En el Tratado de Lisboa
rados empresariales se habían beneficiado tiempo atrás se vislumbran algunas herramientas para ello —instru-
de políticas industriales proteccionistas, con ayudas a la mentos de política energética— aunque aparezcan in-
reconversión y modernización. suficientemente desarrolladas. Seguramente aún falta
Adicionalmente, los gobiernos han apoyado esta pos- la voluntad política y el reconocimiento de la importancia
tura ante el temor de que desaparecieran las ventajas y prioridad de este tema para los Estados miembros y
para el país del «efecto sede» y, en este sentido, Salas sobra el deseo de influir sobre las empresas desde el
(2007)15 recuerda que la localización de las oficinas «aparato» de los gobiernos (Marín & García-Verdugo,
centrales en un país produce actividades de la cadena 2003)16; con independencia de que se vea con cierta in-
de valor más limpias y de más calidad, unos mejores re- quietud la aparición de oligopolios de ámbito global con
cursos humanos y, por tanto, efectos externos positivos gran influencia en los mercados nacionales e internacio-
para ese país. nales, especialmente cuando se carece de un marco de
En el negocio de la energía, la tarea de propiciar actuación público para regularlos.
«campeones nacionales» en mercados cada vez más
globalizados, con presencia de enormes conglomera- Referencias bibliográficas
dos empresariales, es difícil. Previsiblemente en los pró-
ximos años va a continuar la pugna entre los campeo- [1] BECKER, F. (2008): Prológo: «La energía, un reto para
la economía», en Energía, una visión económica, Club Espa-
nes «nacionales» y los «globales», dentro y fuera de la
ñol de la Energía, Colección Biblioteca de la energía.
UE. Veremos cuál es el desenlace. [2] COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS
Ahora bien, en este proceso de defensa y ataque, que (1995): Libro Blanco Una política energética para la Unión Eu-
debería ser estrictamente empresarial, en la UE a me- ropea, COM/95/0682 final. Bruselas.
http://europa.eu/abc/doc/off/bull/fr/9512/p103101.htm
nudo intervienen los gobiernos tomando posición a fa-

16
MARÍN, J. M. y GARCÍA-VERDUGO, J. (2003), Bienes públicos
15
SALAS, V. (2007), El siglo de la empresa. La empresa en globales, política económica y globalización, Ariel Economía,
competencia, Fundación BBVA, página 121. página 153.

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JOSÉ M.ª MARÍN QUEMADA

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