Le nati publica en un petis=
ico vetnamita informa: eres
ohetes lanzados por tropas det
Vietcong que rosea Io capital
destroyer n bari derefugjados
sl noroeste de Ssigén. No ha
habid supervivientes,
Una joven made oyé et rumor
senda en ie, hze cons ever=
po un arco de proteccén sobre
sai, La nie quod instantd-
rneamente huérfana. Esa nif
ra Mi
HILDA PERERA ha desarolado
una ampli ator en el campo de
Ia iterator infant. Entre otros
importantes premio ha logrado
el Lazarillo en 1975 y 1978.
Ediciones St ha publcado tam |
tien i Keen eta misma }
colessin |
EL BARCO DE VAPOR
A partin de 12 aes
Ui |Colecoién dirigida por Marinella Terzl
Primera ween abl 1988
ecimoquita eee: ectubra 1856
llustracion de cubierta: Fernanclo Gémez
bisa Pore, 1088, =
8 Eeiconos Sit
Songun Tuna, 99 28084 Macs
CComeriaiza: CESMA, $A Aguacat, 42 20046 Madi
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Darth Magnus
Chilecomparto.cl
Mania siempre pens explicarselo todo a
Mai. Tenia pensado exactamente cémo y con
qué palabras decirlo. Pero a no ser por Be-
nito Pérez no lo hubiera hecho ese diez dé
mayo de 1979, antes de dormirse la nifia.
Benito Pérez era prieto, gordo, desamigado
y hostil. Nunca lo venian a buscar a tiempo
(et dia anterior se habia quedado en el
colegio hasta las seis de la tarde). Sus padres
estaban divorciados y vivia con la abuela,
luna sefiora.con mucho que hacer y pocas
ganas de nieto, que lo dejabir por la mafana
con cara de alivio y lo recibia por la tarde
con cara de agobio. Ademés, como era me-
dio sorda, daba trabajo contarle las cosas.
No sabia de béisbol, ni de fatbol ni, én
verdad, nada le interesaba tanto como una
artritis propia, muy comentada por ella. que
le apresaba el andar y le habia puesto jibososJos dedos. Asi y todo, estaba dispuesta a
cumplir con los deberes del abuelato, siem-
pre que fuera con el menor cansancio posi-
ble. Creia que con dar casa, comida y ropa
limpia y decir «(cdllate, muchachol», «ino
cortasl», «ipértate bients y «(mira bien antes
de cruzar la calle», cumplia su papel de
vicemama. Que, al fin y al cabo —solia decir
a las vecinas en tono de queja—, «Dios sabe
Jo que hace en no darle hijos a los viejos! io
ya no puedo con este muchachol».
Todo esto, en contraste con las caras
alegres de nifios y madres al encontrarse a
las cuatro, de la tarde, cuando sonaba el
timbre, pesaba sobre el corazin de Benito
como un nubarrén de lluvia, mitad resque-
mor y mitad envidia.
Por eso, quiz, cuando Mai atravesé el rio
multicolor y sonriente que formaban los
nifios a la salida del colegio, dijo lo que dijo.
{La vio tan protegida, tan llegada @ puerto,
tan gustosamente recibida! Porque Mal traia
slempre los vestidos pulcros y hasta borda-
dos @ mano, y los libros forrados con papel
amarillo, y llevaba una merienda de exquisi-
teces hechas en casa, Benito fe tenfa un odio
amargo. No sabiendo qué hacer para apagar-
Te la risa de los ojos y la seguridad en si
misma, le dijo bronco:
6
+Bsa no es tu mamé.
Mai lo mir6, preguntando.
+-Bsa no es tu mamé, ni tus hermanos
son tus hermanos, porque td tienes los ojos
8.
‘Por fin, como para acabar de crucificarle
la alegria, aftadi6 claveteando:
\—Ta eres china, huérfana y, ademés,
‘vletnamita, Y la mayor parte de la gente
cbmo ti anda en balsas, de puerto en puerto,
buscando refugio. (Un dia te atraparé un
tifén y te va a llevar para el mar de la China!
| Mal sintié dentro un cuchillo fino de pena
y susto, pero siguié corriendo hacia el ampa-
ro de su madre sonriente. Lo mejor era no
oirlo. No comprender siquiera.
(- —@fe pasa algo, mi nifa? —dijo la madre
al ver que Mai tenia los ojos asustados como
jconejos en fuga.
—No, nada.
) Te fue bien?
, Si.
| —@Supiste la leccién?
}. a
La madre lanzaba preguntas como rada-
res, a ver por donde le venia a la nifia este
callar empecinado.
—