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UNIDAD

“CAPACITACIÓN
A DISTANCIA” 2

COMPONENTE

DCN: ASPECTOS ESPECÍFICOS


DEL ÁREA DE PERSONA,
FAMILIA Y RELACIONES
HUMANAS

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“AÑO DE LAS CUMBRES MUNDIALES EN EL PERÚ”

PRONAFCAP 2009
ENTIDAD CAPACITADORA
INSTITUTO SUPERIOR PEDAGÓGICO PÚBLICO
“AGUSTÍN BOCANEGRA Y PRADA”

JEFE DE PROYECTO:
Lic. Cirilo E. GODOY HUAMANÍ

COORD. SECUNDARIA:
Lic. Isidro Gil CHAMANA CHIPANA

COMPILADOR DE MÓDULO DIDÁCTICO:


Lic. Jorge Luis Salguero Ramos.

DIAGRAMACIÒN:
Tco. Gudber P. DELGADO GUILLEN.

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INTRODUCCIÓN

La educación a distancia es una de las formas que el PRONAFCAP en convenio con el ISPP “Agustín
Bocanegra y Prada” de Nasca, ente capacitador del ámbito Nasca-Palpa, han implementado para
contribuir a ampliar tus conocimientos sobre temas selectos del área de Persona, Familia y Relaciones
Humanas, recurriendo para ello al uso y aprovechamiento de las Tecnologías de la información y la
Comunicación (TIC), que a su vez forman parte del proceso de alfabetización digital.

Para tal efecto, como complemento a los contenidos desarrollados en los módulos de la modalidad
presencial, se presentan también módulos para realizar la modalidad a distancia, en el componente de
Diseño Curricular Nacional en Aspectos Específicos del área de Persona, Familia y Relaciones
Humanas. Los módulos se caracterizan por contener compilaciones de temas selectos para profundizar
tus aprendizajes. Los temas seleccionados constituyen las antologías tomadas e autores de prestigio y
cuya información ha sido seleccionada con fines estrictamente educativos, para favorecer el proceso de
capacitación a distancia, del PRONAFCAP.

El presente módulo, corresponde a la unidad 2 denominada “Comprendiendo la adolescencia desde un


enfoque científico”. Para ello, se han seleccionado temas para desarrollar los contenidos sobre
conocimiento y ciencia; que permitirá comprender la importancia de convertirse en productores de
conocimientos, a partir de los procedimientos metodológicos de la ciencia. Asimismo, cambios físicos en
el varón y la mujer; pero en base a la influencia de las endohormonas como responsables de la
regulación de dichos cambios. Pero además, las diferencias y desarrollo sexual de varones y mujeres,
como producto de las transformaciones físicas que se experimentan en la adolescencia y que evidencian
el proceso de desarrollo en la vida de la persona.

Con el análisis de esta información, se contribuye a fortalecer tus capacidades mentales que te permitan
ampliar tus conocimientos sobre contenidos relevantes del área de Persona, Familia y Relaciones
Humanas, lo cual facilitará la reflexión y su contextualización haciéndolo relevante, a la vez que te
ayudará a innovar progresivamente tu práctica pedagógica y motivar a los estudiantes a aprender en
base a los conocimientos científicos existentes y aportar conocimientos investigados de la realidad
donde interactúa cotidianamente, dándole así funcionalidad y significatividad a los aprendizajes.

Es anhelo del equipo del PRONAFCAP del ISPP “Agustín Bocanegra y Prada” de Nasca, que los temas
del presente módulo contribuyan a desarrollar tu capacidad para que seas un aprendiz autónomo y a la
vez, un docente con conocimientos innovados que favorezcan un cambio positivo en tu práctica
pedagógica.

EL AUTOR.

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ANTOLOGÍA 1

“DEL CONOCIMIENTO COTIDIANO


AL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO”
TOMADO DE:

WÜtA UxtàÜ|é VtáàxÄÄtÇÉá f|ÅÉÇáA


FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
CENTRO DE ESTUDIOS EDUCACIONALES

INSTITUTO SUPERIOR PEDAGÓGICO


“ENRIQUE JOSÉ VARONA”

CUBA, MARZO / 2000


Tomado con fines educativos, para la capacitación de docentes.

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INTRODUCCIÓN

DESAFÍOS DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO A LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

La época moderna, cuyos orígenes se remontan a los albores de la revolución industrial, nació alentada
por la esperanza de que el desarrollo del infinito potencial de la ciencia y la técnica convertiría en
realidad la utopía de una sociedad de bienestar y felicidad para toda la humanidad.

Hoy nuestra civilización transita hacia la llamada era postmoderna. Mas, el discurso acerca de una
sociedad tecnológica de la información, construida bajo el signo del computador, resulta extraño y
asombrosamente ajeno para las personas que viven apartadas de la producción del conocimiento,
producido y atesorado secularmente por las elites, y de los beneficios de la revolución científico-técnica.

Aunque las fuerzas del saber parecen romper las barreras de la imaginación, no por ello el ser humano
es más libre y mejor, por cuanto las seculares disparidades sociales y económicas devienen sin dudas
más acuciantes y críticas como consecuencia de las políticas globalizadoras neoliberales, según se
destaca en el “Informe sobre Desarrollo Humano”, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo: “La quinta parte de la población del mundo en desarrollo está hambrienta al ir a dormir
cada noche... la cuarta parte carece de acceso a necesidades básicas como el agua de beber no
contaminada, y la tercera parte vive en estado de abyecta pobreza, tan al margen de la existencia
humana que no hay palabras para describirlo.” [1]

Es necesario valorar el impacto científico-tecnológico en el mundo actual, considerando su limitada


capacidad para dar respuesta a los problemas que los seres humanos en distintas latitudes, y afrontar
los grandes desafíos del siglo XXI, tal como se plantean en el Informe Delors [2]: el logro de un
desarrollo humano sostenible y la construcción de una cultura de paz y democracia.

En efecto, durante los últimos 500 años de la historia humana, la ciencia, divinizada por los ideólogos de
la modernidad, se ha visto con frecuencia divorciada de las necesidades de las personas y de las
realidades de los diversos grupos, etnias, comunidades y regiones, convirtiéndose en un aparato
potencialmente deshumanizador y enajenante, en un poder descontextualizado, erigido por encima de
los intereses de los actores sociales y sujeto a las leyes feroces del mercado y la competencia.

Aún en la actualidad, muchos de los cuantiosos recursos que los gobiernos y las organizaciones de la
sociedad civil invierten en la ciencia y la tecnología, no se traducen en auténticas mejorías para los
sectores presuntamente beneficiarios. Como plantea el sociólogo brasileño Pedro Demo, “la
investigación sobre pobreza crece al mismo ritmo de la propia pobreza, sin que sea posible correlacionar
el mejoramiento del conocimiento con la reducción de la pobreza.” [3] En el mismo sentido se ha
pronunciado José Rivero, de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe al hacer
referencia a las investigaciones educativas, significando que “sus resultados no han sido eficaces para
modificar la realidad educativa... para producir cambios en las prácticas pedagógicas o en las políticas
educativas.” [4]

A la luz de esta compleja situación, emerge la necesidad de una oportuna e inteligente resignificación de
las funciones sociales de la ciencia, abogando por una ciencia socialmente responsable, fundada en una
ética humanista, capaz de responder a las demandas de la práctica y de promover los procesos de
desarrollo humano.

1. Los fines y las funciones de la ciencia, como fenómeno social complejo, trascienden la construcción
del conocimiento, dadas las implicaciones sociales de sus resultados. Estos constituyen poderosos
medios para el mejoramiento de la calidad de la existencia colectiva e individual, en los marcos de un
desarrollo sostenible fundado en el reconocimiento del derecho a la vida, la educación, la salud, el
protagonismo social, la realización y la felicidad de las personas.

“El valor liberador de la ciencia reside, precisamente, - de acuerdo a la filósofa cubana Zaira
Rodríguez- en que en la medida en que el conocimiento penetra en la vida se hacen más amplias y
plenas la libertad y la creación humana, en tanto valores permanentes del hombre” 1 (5)

2. El conocimiento y la estrategia para su producción forman parte orgánica del patrimonio cultural
creado por el ser humano, pero su concentración en manos de determinados grupos y sectores los

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convierten en instrumentos de poder y hegemonía. Así, segregar a los actores sociales del acceso al
saber científico y su método, conduce a formar individuos que, - al decir de Paulo Freire-, “están
simplemente en el mundo y no con el mundo y con los otros... Hombres espectadores y no
recreadores del mundo.” [6].

Por el contrario, democratizar el conocimiento, despojándolo del ropaje academicista y tecnocrático,


resulta condición primordial para promover el desarrollo de una conciencia crítica que permita a las
personas operar transformadoramente con la realidad, abrirse nuevos horizontes y afrontar los retos
vitales, en la ruta siempre hacia adelante.

3. La ciencia ha de abrirse a la vida: los auténticos problemas de la investigación científica tienen que ser
descubiertos al aflorar del lenguaje mismo de la realidad, de las contradicciones de la praxis humana,
y no de las atalayas donde se atrincheran con frecuencia las élites intelectuales, divorciadas de las
necesidades concretas, de los sufrimientos, alegrías y esperanzas de los seres humanos.

4. No existe una ciencia verdaderamente neutral y exenta de valores: hacer ciencia es siempre un
compromiso con la vida y para la vida. Por tanto, sus objetivos y su significación han de ser
examinados también desde el prisma de las motivaciones éticas conducentes al descubrimiento del
saber y a su aplicación en diferentes esferas de la actividad humana.

Tenemos entonces que promover una renovada cultura científica desde concepciones que articulen los
requerimientos teóricos y metodológicos con posturas más abiertas y un espíritu humanista, respetando
la dignidad de cada persona total y su derecho a disfrutar de los beneficios del progreso científico-
técnico.

Convertir en realidad tales expectativas, requiere preparar con solidez a los diversos protagonistas cuya
actividad profesional exige de la investigación permanente como factor vital para promover procesos de
transformación desde las ciencias naturales y sociales.

En este contexto germinó la iniciativa de sistematizar algunos apuntes e ideas sobre la actividad
investigativa, con el ánimo de contribuir modestamente a despertar la necesidad de buscar soluciones a
los problemas de la práctica a través del camino del saber científico y de pertrecharnos con las
poderosas armas que brinda una ciencia ética y socialmente responsable.

DEL CONOCIMIENTO COTIDIANO AL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

EL SER HUMANO, SUJETO COGNOSCENTE

El conocimiento es inherente de forma esencial a la existencia del ser humano. Desde el momento
mismo de su nacimiento, y en la medida en que éste entra en contacto con el mundo circundante y las
personas, comienza a construir y reconstruir permanentemente nuevos saberes y experiencias: deviene
así un sujeto cognoscente activo, capaz de enriquecerse y completarse progresivamente como persona,
y de abrir los horizontes para la transformación de la realidad y de sí mismo.

Todo saber dimana de la relación del ser humano con la realidad, originada en la actividad práctica; esa
realidad objetiva que existe independientemente de la conciencia, abarca tanto la naturaleza en su
infinita diversidad, como la vida social, con las ricas formas de expresión de la cultura y los intercambios
entre las personas durante su actividad vital material y espiritual. Por tanto, el conocer es un hecho
matizado por un doble carácter social e individual: “no se produce en un individuo aislado a modo de un
átomo independiente -tal ser no existe en la realidad- sino en un hombre inserto en una trama
socionatural.” [7]

Así, el conocimiento es un ininterrumpido proceso, enmarcado siempre en espacios y tiempos históricos,


que permite descubrir progresivamente los hechos y fenómenos naturales y sociales, y conduce a la
creación de un determinado cuadro del universo, único para cada individualidad singular. En efecto, las
personas hacen suya la realidad de un modo muy especial y personalizado, según sus propias
necesidades y potencialidades, y de acuerdo también a las circunstancias de su ambiente social, cultural
y educativo, ya que son siempre y en todo momento, seres en situación, que conocen desde un contexto
y una época, desde la historia y desde su propia historia.

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La realidad socionatural, por su complejidad intrínseca, no se presenta linealmente, sino plena de
contradicciones; no está dada para siempre, por cuanto resulta inacabada, dinámica y mutante. Pero al
mismo tiempo, los hombres y mujeres -seres inconclusos-, escapan a todo predeterminismo mecanicista
y recrean cada día sus propios universos.

Consiguientemente, la vida implica enfrentar problemas, conflictos, tareas y retos; la realidad nos
problematiza e impulsa a buscar los conocimientos y destrezas requeridos para comprenderla y
transformarla a partir de una acción reflexiva basada en determinadas opciones y elecciones. Los
desafíos cotidianos son inagotables. También lo son las estrategias y alternativas mediante las cuales
cada persona única y cada grupo o comunidad logran dilucidar las interrogantes de la existencia y
responder a sus demandas.

El niño que explora con curiosa admiración un objeto, lo desarma en partes y lo vuelve a recomponer, se
encuentra inmerso de hecho, en un auténtico problema, de cuyo curso y efectos resultan nuevos saberes
que se integran en las estructuras cognitivas existentes, y le permiten continuar operando con la realidad
a niveles cada vez más complejos.

Del mismo modo, el campesino, a partir de la observación de ciertos signos e indicios en la naturaleza,
es capaz de establecer vinculaciones entre éstos, asociando, por ejemplo, la dirección del viento y el olor
de la tierra con la inminente lluvia. Tales conocimientos empíricos o aprendizajes implícitos conforman el
bagaje con que cuenta para dar solución a los problemas prácticos, como la irrigación de los cultivos, el
almacenamiento de agua para uso doméstico, entre otros.

Sin embargo, es oportuno reflexionar en torno a estas cuestiones, y preguntarse:

¿En qué medida las diversas formas espontáneas de captación del mundo permiten aprehender los
fenómenos en su esencia interna y nexos causales, en sus ligazones con otros procesos, en su dinámica
y desarrollo?

¿Hasta qué punto el cuadro real que se conforma constituye una representación no deformada e
integral?

¿Es posible, a partir del conocimiento común, operar críticamente con la realidad, logrando la
comprensión global y multilateral indispensable para la acción transformadora?

FORMAS DE CONOCER EL MUNDO

Según se ha examinado, la cognoscibilidad del mundo por el ser humano brota de su relación con una
realidad concreta e histórica que tiene un carácter problematizador permanente, conduciéndolo a la
búsqueda y descubrimiento de aquello que necesita para dar solución a los imperativos vitales.

Luego, el saber tiene su punto de partida en la práctica, en la interacción con el universo sensible, pero
trasciende la inmediatez, reconstruyendo el mundo a nivel del pensamiento, para retornar nuevamente a
la praxis: tal es el complejo y dialéctico camino del conocimiento.

Por ejemplo, los niños y las niñas son capaces de clasificar y categorizar los objetos que impactan su
sensoriedad, atendiendo a ciertos rasgos externos comunes. Mas, poco a poco se abren nuevas
posibilidades para operar con generalizaciones abstractas: pueden obviar en gran medida lo contingente
y elaborar conceptos que abarcan lo común y esencial de determinada clase de fenómenos. Este
proceso representa una potencialidad dada a los seres humanos, cuyo despliegue ocurre en situaciones
propicias de educación, especialmente en el marco de la escuela.

Sin embargo, las conceptualizaciones que se construyen espontáneamente, al margen de un aprendizaje


explícito científicamente conducido, pueden partir de supuestos erróneos o incompletos, ya que las vías
empleadas para alcanzar el conocimiento, así como la intencionalidad y el grado de sistematicidad
metódica del proceso, tienen un impacto directo en el resultado y la calidad de éste, o sea, en el tipo de
representación más o menos exacta, profunda y global de la realidad.

Es posible que el niño pequeño, al observar los seres vivos, los agrupe intuitivamente, constatando que
aquellos que tienen plumas, como las gallinas, lo mismo que los peces que viven en el mar y los ríos, se
reproducen por huevos, mientras que los perros, gatos o vacas son vivíparos. Sin embargo, ¿en qué
grupo ubicará a los mamíferos acuáticos, como la ballena y el delfín?

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Para dar respuesta a esta interrogante, es necesario examinar las significativas diferencias que existen
entre dos formas fundamentales de conocimiento: el cotidiano y el científico.

EL CAMINO DEL SABER COTIDIANO

Desde los más remotos tiempos y hasta el presente, el ser humano ha atesorado múltiples saberes
emanados de sus experiencias cotidianas en el trabajo, el contacto sensorial directo con la naturaleza y
la comunicación con las demás personas. Estos son adquiridos por lo general de modo espontáneo, en
el quehacer diario; no son buscados con premeditación conciente ni mediante la utilización de
procedimientos y medios cognitivos especiales que organicen la recolección e interpretación de la
información.

Aquí, el individuo conoce la realidad inserta en ella, sin que exista una diferenciación entre el vivir mismo
y el conocer, entre la actividad práctica de la cual emana sin intencionalidad el conocimiento, y una
actividad cognoscitiva conciente y metódica.

En consecuencia, el cuadro que se obtiene no sobrepasa lo concreto, las cualidades observables de los
fenómenos y las generalizaciones de tipo empírico acerca de éstos; la elevación a lo abstracto, está
marcada en cierta forma por la interferencia de tales factores contingentes, al no disponerse de
herramientas lógicas eficientes para el procesamiento, categorización y depuración de la información.

Al mismo tiempo, estos saberes son conservados y transmitidos a otras personas de generación en
generación, a través de costumbres, tradiciones, experiencias prácticas, consejos, creencias, rituales,
supersticiones, entre otros, cuyo carácter suele ser impreciso, subjetivo y hasta contradictorio o falso.

A pesar de ello, el conocimiento común es componente inalienable del bagaje cultural de cada persona,
pueblo y civilización, constituyendo con frecuencia el único saber disponible por gran parte de la
humanidad para adaptarse a las condiciones de su entorno natural y social, resolviendo los problemas
vitales.

Precisamente, es a partir de las necesidades de la vida práctica, que surge y se desarrolla la ciencia
como fenómeno social, y sus antecedentes están en ese patrimonio común acumulado por nuestros
primitivos antepasados acerca de la naturaleza, los animales y las plantas, la preparación del fuego, los
alimentos, el vestido y la vivienda, la elaboración de instrumentos y medios para el trabajo, la caza, la
pesca y el cultivo, entre muchos otros.

Así, en el caso de las ciencias de la observación y descriptivas, constatamos, según señala el eminente
historiador John D. Bernal, un desarrollo que se produce a partir de esa relación orgánica, activa y
directa hombre-mundo:

“Al hacer y emplear útiles, el hombre transformaba la naturaleza de acuerdo con su deliberada voluntad.
Ese fue el origen de la mecánica racional: las leyes del movimiento de la materia se expresaban en el
manejo práctico de la trampa, el arco, el boomerang y las boleadoras. Aún sin conocer el funcionamiento
de la naturaleza, al hombre primitivo le era posible aprovecharse de cualquier porción del mundo
circundante en que se diera algún signo de regularidad”. [8]

Existe entonces un peculiar vínculo dialéctico de continuidad y ruptura entre el saber común y el
científico. Este aparece genéticamente a partir de las premisas del conocimiento empírico-espontáneo,
pero lo reconstruye y perfecciona sobre nuevas bases, otorgándole mayor objetividad y validez al
proceso mismo y a su resultado.

Sin embargo, la evolución del pensamiento científico ha conducido a una progresiva desvalorización del
saber popular, identificado con la ignorancia, legitimándose como única forma verdadera de
conocimiento, el alcanzado por la vía de la investigación metódica, practicada por una élite intelectual
que la monopoliza. En este sentido debe recordarse que la ciencia ha constituido a lo largo de la historia,
un arma poderosa de manipulación y dominación: conocer es poder, y quienes producen el conocimiento
lo han encerrado celosamente en monasterios, universidades, instituciones y academias, separándolo de
los problemas de la vida cotidiana y enfrentándolo antagónicamente al conocimiento del hombre común,
como señala al respecto el maestro Freire:

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“La absolutización de la ignorancia, además de ser la manifestación de una conciencia ingenua acerca
de la ignorancia y del saber, es un instrumento del que se sirve la conciencia dominadora para arrastrar
a los llamados “incultos”, los “absolutamente ignorantes” que, “incapaces de dirigirse”, necesitan de la
“orientación”, de la “dirección”, de la “conducción” de los que se consideran a sí mismos “cultos y
superiores”. [9]

EL CAMINO DEL SABER CIENTÍFICO

El problema crucial en torno a la controvertida dicotomización entre el saber común y el científico, radica
en que el primero resulta potencialmente efectivo sólo dentro de determinados contextos y situaciones
específicas, al ofrecer un reflejo parcial y fragmentado de la realidad que no permite operar críticamente
con ésta y ampliar los alcances de la acción transformadora.

O sea, que el tipo de saber que el individuo elabora es determinante para su actividad en el mundo, y
depende básicamente de la cualidad de los procesos de construcción del conocimiento implicados. Si
adquiere experiencias y saberes dispersos, inacabados o unilaterales, y lo hace sin una intencionalidad
conciente y determinados medios eficientes, si no es capaz de integrar lo que conoce en un marco
orgánico, que relacione las diferentes partes aisladas y las articule a la vez con otros niveles de la
realidad natural, social, económica, cultural o política, quedará entonces atrapado en un mundo que no
sabe explicarse, prisionero de un presente siempre inmediato, sin proyección hacia un futuro certero.

Por ello, el conocimiento es una condición para la libertad de elección y de acción del ser humano. Es
más libre, cuanto más conoce, porque sabe quién es, dónde está, hacia dónde va, cómo va y de qué
forma alcanzará sus metas y anhelos:

“Un indio que sabe leer -escribió José Martí- puede ser Benito Juárez; un indio que no ha ido a la
escuela, llevará perpetuamente en cuerpo raquítico un espíritu inútil y dormido.” [10]

Luego, en la medida en que cada persona tiene la posibilidad de apropiarse del conocimiento científico,
comienza el despertar de la perspectiva lejana acerca del propio lugar y papel en la trama socionatural;
al no aceptar el orden imperante como inmutable, justificándolo por fuerzas sobrenaturales, se abren los
senderos para el cambio, desde una conciencia crítica que la convierte, potencialmente, de objeto en
sujeto de su vida y de la historia.

Es necesario entonces reflexionar en torno a cómo conocemos desde la ciencia, pudiendo resultar
interesante iniciar el examen de esta problemática a través de un ejemplo ilustrativo:

Desde la primavera de 1980, comenzó a reportarse en los Estados Unidos un número cada vez mayor
de casos de homosexuales masculinos que presentaban neumonía producida por el protozoo
Pneumocystis Carinii, así como un tipo de cáncer, el Sarcoma de Kaposi, solo o asociado con la referida
neumonía y con otras infecciones oportunistas. Se iniciaba así la historia de uno de los más graves
problemas de salud que han conmocionado a la humanidad: el Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida.

El curso de las investigaciones desarrolladas a nivel mundial en torno al aislamiento del virus del SIDA,
la puesta a punto de los tests de despistaje, la experimentación de alternativas terapéuticas y los
ensayos de vacunas potencialmente efectivas, constituyen en su conjunto, un modelo ejemplar del
camino del saber científico, de su estrategia de trabajo y de su compromiso con el bienestar humano.

Los primeros estudios inmunológicos practicados a los enfermos portadores de la nueva y desconocida
patología revelaron como denominador común, la presencia de una severa inmunodeficiencia, no
constatándose ninguna de las causas detectadas hasta la fecha. Ante el problema relativo al agente
causal y el mecanismo de transmisión de la enfermedad, se generaron múltiples suposiciones. Las
conjeturas primarias, que la asociaban con la población homosexual - al punto que se le llamó “Gay
Syndrome” - fueron desechadas en la medida en que aparecieron casos de transmisión heterosexual y
por vía sanguínea. Del mismo modo se descartó la sospecha de que el virus podría haber sido fabricado
artificialmente, ya que la pesquisa demostró casos de personas que habían sido infectadas a principios
de los años setenta, cuando el desarrollo de la biotecnología no hubiese permitido tales manipulaciones
genéticas.

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Los estudios clínicos rigurosos y la revisión de otros antecedentes y hallazgos condujeron a la hipótesis
de la causa infecciosa, y se demostró, tras una intensiva experimentación de laboratorio, que el agente
causal del SIDA es un retrovirus: en efecto, en mayo de 1983, el grupo del Instituto Pasteur de París,
dirigido por Luc Montagnier, logró aislarlo, mientras que en 1984, Robert Gallo y su equipo del National
Cáncer Institute de los Estados Unidos, efectuaron también la identificación, confirmando los hallazgos
franceses.

Según puede deducirse de las ideas esbozadas, la búsqueda del conocimiento tiene su génesis en las
demandas de la práctica, tanto social en general, como de la actividad científica de forma específica. En
ambos ámbitos surgen constantemente contradicciones entre lo que ya se conoce y lo desconocido,
entre una situación presente, que resulta insatisfactoria, y un posible estado futuro que se desea
alcanzar.

De este modo, infinitas son las contradicciones que pueden originar una investigación científica, sobre
todo si se tiene en cuenta que la práctica, como origen de los problemas investigativos, abarca las
múltiples esferas del quehacer humano; no puede ser entendida de modo vulgar y reduccionista, sino en
su acepción científico-filosófica, como la actividad transformadora del ser humano a través de la cual
éste actúa sobre la realidad, se adapta a ella y la transforma.

Consecuentemente, muchos problemas investigativos dimanan de las necesidades de la producción


social; otros surgen de la práctica educativa, cultural, política, científica, entre otras. Mas, resulta obvio
que el saber cotidiano también se origina en la práctica y se encamina igualmente a resolver los
problemas de la vida cotidiana; la diferencia respecto al saber científico radica entonces en el hecho de
que la investigación es una actividad intencional y metódica encaminada a la construcción del
conocimiento con vistas a solucionar problemas cognitivos y prácticos para los cuales no existen
respuestas válidas en el caudal de experiencias previamente acumuladas.

En la medida en que la situación problémica presente en una esfera es identificada y diagnosticada, se le


examina desde un marco teórico referencial que permite establecer los conocimientos, datos y hallazgos
anteriores, determinar la situación o comportamiento deseado y construir una base conceptual de partida
para la formulación del problema científico y de determinadas suposiciones, tesis o ideas previas que
juegan un significativo papel orientador en el proceso de producción del conocimiento.

Las ciencias, sobre todo las naturales, emplean con frecuencia estrategias experimentales,
estructurando tales suposiciones, tesis o ideas previas alrededor de hipótesis científicas a partir de una
lógica deductiva dirigida a comprobar los nexos y relaciones causales entre los hechos y fenómenos,
según se observa en el ejemplo antes citado referente al descubrimiento del virus del SIDA.

Las hipótesis son sometidas a prueba, y se recogen, a través de métodos, técnicas y procedimientos
especiales, las evidencias necesarias que permitan corroborarlas o refutarlas y arribar a inferencias
conclusivas. Estas se incorporan a su vez en los marcos de la teoría, con los consiguientes reajustes del
modelo y su aplicación transformadora en la realidad. Precisamente, el mejoramiento de la calidad de la
vida de la sociedad y las personas es la más significativa y humanista finalidad de la ciencia, la razón de
ser de todo su potencial transformador. Como bien ha expresado al efecto Luc Montagnier: “la
motivación está ahí, en la urgencia para que mañana esos mismos portadores que hoy conocemos
puedan contar en pasado: Yo tuve el SIDA.” [11]

El camino del saber científico descrito representa una generalización que posibilita la aproximación inicial
a este complejo fenómeno, pero no constituye la única alternativa posible. Es oportuno insistir en el
hecho de que la actividad científica, como proceso creativo de búsqueda y construcción del
conocimiento, no se ciñe exclusivamente a una lógica hipotética, como tampoco a modelos algorítmicos
de progresión lineal.

Por el contrario, el quehacer científico, por su carácter eminentemente heurístico, permite avanzar con
pasos singulares y frecuentemente irregulares, adecuados a cada esfera del conocimiento y a cada
situación concreta, según los objetivos esperados y los resultados a alcanzar. De este modo, puede
suceder que el propósito del científico no sea la verificación de una hipótesis previa ni la confirmación de
relaciones causales –como en las citadas investigaciones sobre el SIDA-, sino que se encamine al
descubrimiento de nuevos hechos y fenómenos que van develándose en el transcurso del
enfrentamiento activo con el objeto del conocimiento, lo que sucede sobre todo en el ámbito de las
ciencias sociales.

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En este caso, la complejidad misma de la realidad social exige muchas veces apartarse de las vías
estrictamente experimentales y buscar posibilidades diferentes, implementando estrategias descriptivas,
explicativas, interpretativas o interventivas, entre otras. Sin embargo, los elementos comunes que
otorgan cientificidad a estos caminos diversos, se encuentran como se ha enfatizado, en que todos
comparten el carácter intencional, sistemático y metódico del proceso de búsqueda.

De acuerdo con las cuestiones expuestas, resulta indudable que los conocimientos alcanzados mediante
el proceso de investigación permiten trascender lo evidente y parcial - penetrando en mundos
escondidos y no palpables directamente, como pueden ser el de los virus o el de las motivaciones
humanas -, para ofrecer una visión más profunda, coherente, integral y genuina, en comparación con
aquellos logrados espontáneamente por el ser humano en su actividad cognoscitiva cotidiana, según
aparece sistematizado en el siguiente cuadro:

SABER COTIDIANO SABER CIENTÍFICO

• El objeto del conocimiento no es diferenciado • Determinadas esferas de la realidad son


de forma conciente y con la intencionalidad aisladas por el sujeto cognoscente y se
explícita de estudiarlo. convierten intencionalmente en objeto
conciente y explícito del conocimiento.

• El conocimiento es adquirido de forma • La búsqueda del conocimiento ocurre de forma


espontánea, a partir de la interacción directa sistemática, planificada, organizada y rigurosa;
con los fenómenos sensibles de la realidad en el método científico sirve como estrategia
la actividad práctica, pero no se emplean general de investigación, apoyándose en el
métodos y medios especiales del empleo de métodos, medios, técnicas y
conocimiento. procedimientos especiales.

• El resultado es la adquisición de múltiples • Como resultado, se elaboran sistemas teórico-


experiencias y saberes acerca de los aspectos conceptuales que ofrecen una concepción
externos de la realidad inmediata, global del mundo en sus nexos,
construyéndose un cuadro parcial y determinaciones, regularidades y leyes.
fragmentado.

• No trasciende la descripción de lo evidente y • De la descripción, explicación y predicción de


directo, limitándose en consecuencia las la realidad, es posible trascender hacia su
posibilidades de una acción transformadora de transformación, por cuanto el cuadro integral
amplio alcances. Sólo pueden solucionarse los del mundo es condición para operar crítica y
problemas prácticos de la cotidianidad, dentro activamente en éste.
de determinados márgenes.

LA CIENCIA Y LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

Ante la pregunta: ¿Qué es la ciencia?, se descubre una amplia variedad de formas de comprender este
complejo y multifacético fenómeno. Haciendo un recuento de diferentes autores, se constata que puede
ser conceptualizada como:

9 Un sistema de conocimientos teóricos.


9 Un proceso investigativo de producción de conocimientos.
9 Una institución social especializada.
9 Una forma de la conciencia social.
9 Una fuerza productiva directa, entre otras.

El término ciencia es por tanto polisemántico; su acepción depende de la óptica desde la cual se
examina, de la época histórica y el contexto particular, así como de las referencias cosmovisivas
sustentadas por cada especialista.
En este trabajo, nos interesa destacar en primer lugar que la ciencia representa un complejo fenómeno
de la vida espiritual humana, que penetra simultáneamente en la vida material, por cuanto se ha
convertido en una fuerza productiva social directa, en las condiciones de la revolución científico
tecnológica contemporánea.

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Como institución social la ciencia se ocupa de un tipo particular de actividad humana, cuya singularidad y
diferenciación se fundamentan en la cualidad del proceso mismo y de su producto o resultado, por
cuanto representa un campo especial del conocimiento teórico, cuya finalidad es trascender las
apariencias, explicando las leyes y mecanismos, los nexos y las propiedades que dimanan de la esencia.

En este sentido es significativo considerar que gracias al proceso científico, se profundiza no sólo en la
descripción, explicación y predicción de la realidad (saber el qué y el por qué de los fenómenos), sino
que se abren también las perspectivas para un tipo de conocimiento aplicado, denominado con
frecuencia “tecnología material o social” (saber el cómo operar con el mundo), que contiene el elemento
transformador e innovador de la ciencia.

Al mismo tiempo, este sistema de información (que integra el qué, el por qué y el cómo), se nutre en
cada momento de la historia con nuevos hallazgos que lo enriquecen y reajustan permanentemente. Así,
lo que hoy constituye ciencia consolidada, aceptada por consenso por la comunidad científica, en el
futuro puede resultar cuestionable. Por tanto, el sistema es armónico, pero relativamente abierto y sujeto
a desarrollo, de ahí su carácter dinámico y dialéctico.

Por otra parte, la búsqueda del conocimiento para la construcción y contrastación de las teorías y
metodologías científicas, tiene el punto de partida en la praxis, pero no en la práctica cotidiana
conducente a un saber espontáneo, sino a través de una estrategia general reflexiva, inteligente y
rigurosa, cuyo eje referencial es el método científico. Este guía la producción de los nuevos saberes
mediante el empleo planificado y conciente de métodos, técnicas y procedimientos de probada
adecuados al objeto de estudio particular.

En consecuencia, la trilogía inseparable que conforman el método, la teoría y la praxis, garantiza la


calidad, objetividad y autenticidad del conocimiento científico, aunque no su infalibilidad: siempre hay que
contemplar la posibilidad de un margen de error, que es legítimo y necesario reivindicar.

Tampoco puede olvidarse que el conocimiento es un hecho social, y que el científico es un ser humano
concreto, inmerso ineludiblemente en una situación relacional con la realidad, de modo que la producción
del saber lleva la huella, como advierte Ander-Egg [12] de un triple condicionamiento dado por:

9 El contexto sociohistórico, cultural, económico, político y educativo en el cual surge y se


despliega el saber

9 Los marcos referenciales apriorísticos, entendidos como las concepciones científicas, las
bases metodológicas y las ideologías subyacentes.

9 Los factores personales, es decir, la historia vital propia del científico, su posición en la
sociedad, las peculiaridades y rasgos de su personalidad, entre otros.

Toda creación científica, todo descubrimiento, están marcados por tales determinaciones situacionales,
que influyen en el surgimiento mismo de los problemas científicos y en sus posibilidades concretas de
solución y de aplicación práctica de los resultados.

En consonancia con las ideas presentadas, es importante retomar un elemento básico para la mejor
comprensión de la ciencia: la actividad científica es tanto un proceso como un resultado. En el plano
procesal, se corresponde con la investigación científica, a través de la cual se lleva a cabo la indagación
conciente y metódica con el fin de obtener un resultado: la construcción de nuevos conocimientos por
parte del investigador como sujeto cognoscente, que le permitirán describir, explicar, predecir y
transformar la realidad.

Las relaciones entre ambos planos de la actividad científica (proceso/resultado), que ponen de relieve la
unidad dialéctica entre el método, la teoría y la praxis, pueden evidenciarse en el esquema a
continuación:

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ACTIVIDAD CIENTÍFICA

MÉTODO CIENTÍFICO TEORÍA CIENTÍFICA


• Estrategia general de • Integración de los nuevos hechos
búsqueda de nuevos científicos en sistemas coherentes
conocimientos. que permiten describir, explicar,
• Carácter conciente, predecir y transformar la realidad
planificado, sistemático y
dialéctico

PRAXIS
• Punto de partida para la búsqueda
metódica de nuevos conocimientos y
la construcción de la teoría
• Criterio de la verdad del
conocimiento teórico y tecnológico
• Finalidad última del saber científico.

Según plantea respecto a estas cuestiones Boris Yopo, “La investigación es un proceso permanente y
dialéctico, que debe ligar la teoría a la práctica y a partir del conocimiento de la realidad concreta y de la
práctica, mejorar la teoría conocida y la metodología empleada. Así, teoría, práctica y metodología, son
un trípode de los trabajos de investigación” 2 (13)

A manera de resumen, es posible sistematizar en el siguiente cuadro las características esenciales de la


ciencia como forma singular de actividad humana:

CARACTERÍSTICAS DE LA ACTIVIDAD CIENTÍFICA

9 La actividad científica como proceso de búsqueda y construcción del conocimiento, tiene carácter
intencional y conciente, penetrando en las propiedades, leyes y regularidades del mundo natural y
social.
9 Este proceso es metódico, por cuanto la investigación, orientada por el método científico, se
desarrolla a lo largo de etapas concatenadas lógica y dialécticamente, accediendo a la información
y a su procesamiento mediante métodos, técnicas y procedimientos empíricos, teóricos y
matemático/estadísticos.
9 El proceso parte de los problemas, necesidades y contradicciones de la praxis, que abarca la
pluralidad de la actividad práctica humana en las esferas de la industria, la tecnología, los
procesos sociales, la educación, los servicios y la propia ciencia.
9 La búsqueda se fundamenta en referentes teóricos, metodológicos y cosmovisivos que guían el
proceso; los resultados contribuyen a su vez a la elaboración, enriquecimiento, demostración o
refutación de las teorías, en la misma medida en que dan respuesta a las demandas sociales.
9 La información recopilada permite la obtención de hechos científicos, a partir de los cuales se
describe, explica y predice la realidad en los marcos de una teoría como guía para la acción
transformadora.
9 El fin último y la razón ética humanista de la actividad científica y de la investigación es la praxis,
donde la teoría, además de ser contrastada, contribuye al mejoramiento de la calidad de la vida
humana.

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EL PROBLEMA DEL MÉTODO CIENTÍFICO

Desde el punto de vista etimológico, el término método significa el camino, la vía o el modo para
aproximarse a una meta. En este sentido, muchas formas de actuación del ser humano revelan un cierto
proceder con método, acepción que se emplea con frecuencia en el lenguaje cotidiano para hacer
referencia a las personas capaces de obrar y expresarse de forma ordenada, resolver una tarea con
escrupulosidad y organización, etc. Sin embargo, en el discurso y la práctica de la ciencia, el concepto
de método se viste de connotaciones especiales, dadas por las exigencias que garantizan la
consecuente calidad y legitimidad del conocimiento producido mediante la investigación metódica.

Aunque hay autores que tienden a comprender el método en un sentido estrecho, como ejecución
ordenada de un conjunto de pasos y prescripciones que suelen devenir recetarios formales, existe en la
actualidad un consenso amplio en cuanto a la necesidad de un enfoque totalizador, entendiéndosele
como una estrategia global de enfrentamiento al conocimiento científico del mundo.

Obsérvese que resulta aquí muy significativo el empleo del concepto de estrategia (del griego stratégos:
general) ya que ofrece precisamente, una visión holística del proceso investigativo, desarrollado
alrededor del método como pauta flexible y amplia que cada investigador adapta en función de su campo
de estudio particular y de otras variables contextuales y coyunturales.

De este modo, Miriam Lucy García define el método científico como “la estrategia que organiza y orienta
la actividad científica como proceso, encaminada a la obtención de un nuevo conocimiento científico que
transforme la realidad” [14] y precisa que sus momentos o etapas fundamentales son:

1. Estudio exploratorio.
2. Planificación.
3. Ejecución.
4. Evaluación de la información.
5. Comunicación de los resultados.
6. Introducción a la práctica social.

En otros textos, como el elaborado bajo los auspicios de la Organización Panamericana de la Salud
(OPS), aparece un enfoque afín, al considerar el método como “un procedimiento que se aplica al ciclo
completo de la investigación en la búsqueda de soluciones a cada problema del conocimiento; es un
proceso que exige sistematización del pensamiento; es la manera ordenada de desarrollar el
pensamiento reflexivo y la investigación.” [15]
Inclusive, la lógica desde la cual abordan estas autoras las etapas del método científico (inspirada en las
ideas de Mario Bunge), tiene en general aspectos comunes con los planteados por Miriam Lucy García,
aunque no se toman en cuenta los eslabones de la praxis como punto de partida y fin del conocimiento:

1. Planteamiento del problema.


2. Construcción de un marco teórico.
3. Deducción de consecuencias particulares.
4. Prueba de las hipótesis.
5. Introducción de las conclusiones en la teoría

Sobre la base de las ideas generales que se han ido perfilando, es importante profundizar a continuación
en algunos supuestos básicos para la comprensión del método.

ASPECTOS ESENCIALES EN EL ENFOQUE DEL MÉTODO CIENTÍFICO

1. El método científico, como estrategia orientadora de la investigación, no se reduce a reglas y


procederes elaborados especulativa y arbitrariamente, en tanto que convenios formales entre los
científicos, con independencia de las particularidades objetivas de la esfera de la realidad que se
estudia. Por el contrario, si constituye el camino general para penetrar en el conocimiento de una
porción del mundo natural o social, debe tener sus pivotes en una determinada concepción acerca del
objeto de estudio.

Aquí resulta determinante considerar las cualidades esenciales que distinguen la realidad natural y la
realidad social. Aunque en ambos dominios de la vida se ponen de manifiesto leyes, tendencias y

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regularidades que son el objeto de la indagación científica, en la esfera de lo social, los propios seres
humanos son los artífices de la historia y de sus vidas. No son espectadores, sino protagonistas,
sujetos activos, personalidades.

Mientras que en el conocimiento de la naturaleza se produce una relación sujeto-objeto (S-O) entre el
investigador y el fenómeno investigado, en el conocimiento de la vida social se introduce un factor
nuevo dentro de la relación S-O: el objeto lo constituyen los procesos sociales, donde participan las
personas, con sus motivaciones, actitudes, necesidades, formas de vivir y de relacionarse. Son
entonces los sujetos humanos los que representan objetos de indagación, y podríamos preguntarnos:
¿es legítimo y justo considerarlos como objetos?

Una idea de la complejidad de estas cuestiones surge de la comparación de las investigaciones que
se desarrollan en ambas esferas. Si, en el caso de las ciencias naturales, se reproducen con rigor
determinadas condiciones experimentales, empleando idénticos procedimientos y con semejante
control de las variables, existe una elevadísima probabilidad de obtener resultados iguales o muy
cercanos.

Sin embargo, el objeto del conocimiento sociológico, histórico, etnográfico, psicológico, educativo,
entre otros, está mediatizado por procesos intra e intersubjetivos, donde desempeña un papel
dinámico la persona como individualidad única e irrepetible, con una biografía también particular.

Por tanto, en las ciencias sociales las circunstancias son tan diversas y pluricondicionadas, que las
leyes y regularidades no se expresan de forma unívoca, sino solamente como tendencias que revelan
su esencia a través de múltiples factores casuales.

Luego, el método, como estrategia, ha de encontrar formas singulares de aplicación en cada campo
de la realidad, resultando en este caso reduccionista y mecanicista el intento de extrapolar los
modelos de una esfera a otra, como apunta significativamente Francisco Vio Grossi:

“Las ciencias sociales, al adoptar las técnicas de investigación de las ciencias exactas y naturales, se
han alejado de su objeto de estudio que es el hombre en sociedad.” [16]

2. Por otra parte, el método tampoco constituye un cúmulo de fórmulas preelaboradas, presuntamente
infalibles y de validez universal, capaces de garantizar el éxito de la indagación en cualquier
circunstancia, época, contexto, grupo de personas o de fenómenos. Al adecuarse a la realidad del
objeto, debe por ello considerar que éste existe en espacios y tiempos que representan auténticas
variables intervinientes de forma activa en la cualidad y expresión de los hechos y procesos
estudiados.

3. Del mismo modo, el hecho de estar fundamentado en una teoría consistente acerca del conocimiento,
no puede ser entendido como una ruta conducente a la captación de la realidad de forma
fragmentada, dispersa y estática, al margen de una lectura integradora que contemple los vínculos
causales, la dinámica de su devenir y transformaciones, las contradicciones que le son inherentes, así
como la imprescindible articulación entre: lo singular y lo general, lo inmediato y lo mediato, lo local y
lo global, lo individual y lo social, lo aparente y lo esencial, lo casual y lo necesario, lo concreto y lo
abstracto, lo práctico y lo teórico, entre otros.

4. En el camino del conocimiento, lleno de contradicciones y en espiral ascendente, el investigador,


orientado concientemente por el método científico, parte de la praxis, de los problemas de la realidad
o contexto singular, llevando a cabo intencionalmente la búsqueda de la información significativa;
evalúa e interpreta la información concreto-sensible y la integra en determinado marco teórico-
conceptual, quedando así depurada de lo aparente y expresada simbólicamente en conceptos,
regularidades, tendencias, principios y leyes. Este momento metodológico no constituye un mero
ejercicio de abstracción, sino un “ir y venir entre nuestra práctica-realidad y nuestro pensamiento,
entre la práctica y la teoría, entre el hacer y el pensar.” [17]

Finalmente, regresa a la praxis, no sólo como punto de referencia obligado para la comprobación del
conocimiento alcanzado, sino con la finalidad de intervenir activamente en su curso, cambiando las
condiciones que hicieron surgir el problema de investigación. No ocurre aquí un retorno al mismo

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punto de partida, ya que la acción sobre la realidad, fundamentalmente en el caso de las ciencias
sociales, comienza a producirse desde el inicio del proceso y en todo su transcurso.

Puede entonces concluirse que el método científico es la estrategia para la búsqueda del
conocimiento científico teórico y tecnológico/aplicado (saber qué, por qué y cómo), que le imprime al
proceso una dirección conciente y la correspondiente lógica organizativa dialéctica y flexible, en
estrecha ligazón con la praxis; la concepción acerca del método se relaciona íntimamente con las
ideas sustentadas sobre la realidad que es objeto de estudio (supuestos ontológicos), con las
perspectivas acerca del proceso del conocimiento del objeto (supuestos gnoseológicos y lógicos), y
tiene que ver al mismo tiempo con los motivos y fines que inducen a la investigación (supuestos
axiológicos).

“El método - tal como esclarece Ander-Egg- no es una varita mágica (concepción mítica del método), ni
una fórmula (concepción mecanicista del método), sino una pauta de acción que se aplica a una realidad
témporo-espacial concreta y con una finalidad determinada, la cual... no es ajena a la ideología
subyacente o explícita de quien la elabora o practica.” [18]

EL MÉTODO CIENTÍFICO, LOS MÉTODOS PARTICULARES Y LAS TÉCNICAS INVESTIGATIVAS

En el proceso de construcción del conocimiento, tiene lugar una vinculación sistémica entre la estrategia
general (el método científico en su acepción genérica y amplia), los métodos particulares (teóricos,
empíricos y matemático/estadísticos) y las técnicas específicas mediante las cuales se implementa y
ejecuta cada método particular.

Las características esenciales de estas tres categorías (método, métodos y técnicas), así como sus
nexos recíprocos, están en dependencia de los planos de análisis desde los cuales se examina la
actividad científica.

Así, en un plano general, se hace referencia al método científico como estrategia global, común a todas
las ciencias, porque permite abarcar las distintas esferas de la realidad y las diferentes etapas de la
actividad investigativa en su conjunto, orientando la indagación hacia el logro de los objetivos o metas
finales esperados por el científico.

En un plano particular, se consideran los diversos métodos científicos, como secuencias organizadas de
acciones que no se aplican en todas las etapas de la investigación, sino en determinados momentos, con
vistas a lograr el cumplimiento de objetivos parciales.

Por ejemplo, los métodos empíricos, como la observación y la experimentación, permiten la recopilación
de información y datos que describen los fenómenos o representan evidencias fácticas de sus nexos
causales. En el caso de los métodos teóricos, contribuyen a profundizar en las esencias, revelar las
leyes, relaciones y regularidades que se esconden tras las apariencias del nivel concreto-sensible,
mientras que los métodos matemático/estadísticos posibilitan básicamente la organización y
procesamiento de los datos, así como la inferencia y predicción a partir de éstos.

Entre la amplia riqueza de métodos científicos existentes, algunos son comunes a casi todas las
ciencias, como la observación sistemática y el experimento, aunque cada cual los adecua a las
peculiaridades de su objeto, de la esfera de la realidad que estudia. Otros, por el contrario, con
inherentes a un campo del saber más especializado; así, los tests son empleados por la psicología, el
método epidemiológico por las ciencias de la salud, entre otros.

Por último, en un plano singular, están las técnicas investigativas, que permiten la utilización de los
diferentes métodos, y se emplean, precisamente, en función de éstos y al interior de ellos. Representan
en este sentido, herramientas funcionales por medio de las cuales es implementada la aplicación de
cada método.

Consecuentemente, existen estrechas relaciones conceptuales y funcionales entre los planos que
examinados y las correspondientes categorías metodológicas empleadas, según se sistematiza en el
siguiente cuadro:

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• Estrategia general orientadora de la actividad científica.
PLANO EL MÉTODO • Integra todas las etapas del proceso investigativo.
GENERAL CIENTÍFICO • Permite acceder a los objetivos finales del proceso.
• Es común a todas las ramas de la ciencia.
• Caminos o vías particulares, conformados por secuencias de acciones
LOS dirigidas hacia fines intermedios.
PLANO
MÉTODOS • Abarcan determinadas etapas y momentos de la investigación.
PARTICULAR
CIENTÍFICOS • Contribuyen al logro de objetivos parciales del proceso. Algunos son
compartidos por varias ciencias; y otros exclusivos de una esfera.
• Herramientas operativas y funcionales para la aplicación del método.
PLANO LAS • Se emplean al interior del método, estando englobadas dentro de éste.
SINGULAR TÉCNICAS • Tienen un carácter específico, según la ciencia, el tipo de método y las
condiciones concretas de su aplicación.

LA TEORÍA CIENTÍFICA

En la cultura popular, muchas veces se identifica la teoría con el pensamiento especulativo,


considerándose que la ciencia verdadera se ocupa sólo de lo fáctico, de los hechos probados e
incuestionables. Mas, a pesar de la interpenetración permanente que existe entre la teoría y los hechos
en el proceso investigativo, el rasgo distintivo de la ciencia no reside en la recolección de la evidencia
empírica, sino en la comprensión de la realidad en los marcos de teorías sistematizadoras.

El conocimiento científico, a diferencia del saber cotidiano, no existe de modo disperso, aislado o
fragmentado: la tarea de la ciencia se encamina siempre a ordenas en cuadros integrales los fragmentos
del mundo cuya esencia se esconde tras la riqueza e infinitud de lo fenoménico. La teoría científica
puede entonces ser entendida como un sistema relativamente estable de conocimientos abstractos,
fundamentados en evidencias empíricas, vinculados mutuamente por nexos lógicos y dirigidos a la
comprensión de las propiedades y vínculos esenciales de un determinado segmento del mundo.

Si, de acuerdo con este enfoque, cada teoría científica constituye un sistema, la ciencia en su conjunto
podría ser concebida entonces como un sistema de sistemas, que integra plurales explicaciones de la
realidad en su compleja diversidad. Al profundizar en las características de las teorías científicas,
interesa poner de relieve las siguientes:

Las teorías son modelos abstractos y simbólicos de la realidad, por cuanto no operan con el dato
empírico directo, sino con una clase de objetos que han sido idealizados, al hacer abstracción de sus
contenidos secundarios, irrelevantes y casuales.

Poseen un sistema de categorías, principios y leyes, los cuales constituyen, precisamente, los elementos
integrantes del modelo que permiten explicar la estructura y funcionamiento de la esfera de lo real
simbólicamente representada. Las categorías son los conceptos más generales del aparato teórico, que
registran las propiedades esenciales del objeto de estudio diferenciado de cada ciencia, explicándolo a
partir de una cierta terminología propia. Al vincularse entre sí, las categorías dan lugar a principios y
leyes de diferente grado de generalidad, en función de la región más o menos vasta de fenómenos que
integren. Las categorías, principios y leyes están entretejidos por nexos lógicos, organizándose en una
estructura jerarquizada, de modo que en la cima del sistema se encuentran aquellos de carácter más
general, denominados núcleo de la teoría. Estos posibilitan, mediante procedimientos del pensar
deductivo, explicar las conceptualizaciones más específicas, así como las manifestaciones concretas
expresadas en las evidencias empíricas.

Son consistentes interna y externamente, ya que han de ser coherentes y no contradictorias con
respecto a su aparato categorial y al cúmulo de conocimientos elaborados por la ciencia que le antecede
y por aquella coexistente en una misma época. Se entiende entonces que la consistencia interna está
dada por la estructura lógica que integra en un sistema los diferentes conceptos, categorías, juicios,
proposiciones, principios y leyes propios de cada teoría específica. Por su parte, la consistencia externa
es la articulación con la suma de conocimientos fuera de la teoría; es una característica que avala su
veracidad, en la medida en que sus postulados se corresponden con otros ya confirmados. Así, una
teoría pedagógica acerca del proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela, debe resultar
consonante, tanto con determinadas concepciones en el campo de la didáctica, como con una teoría
psicológica del aprendizaje y con los aportes de otras ciencias que examinan desde ópticas particulares

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el fenómeno educativo: la filosofía y la sociología de la educación, la anatomía y fisiología del desarrollo
del niño escolar, entre otras. Sin embargo, la consistencia externa no representa un requisito inflexible,
ya que en el desarrollo científico puede ocurrir el fenómeno de la sustitución de las teorías, en la medida
en que son descubiertos nuevos hechos y fenómenos antes desconocidos, y un ejemplo antológico lo
encontramos, en la historia de la ciencia, en las concepciones de Copérnico y Galileo Galilei, que
rompieron con las ideas dominantes en el pensar oficial de la época acerca de un universo estático, finito
y constituido alrededor de nuestro planeta.

Son construidas y contrastadas a partir de los hechos científicos, recogidos en el nivel concreto-sensible,
lo que permite legitimar su autenticidad por el criterio de la praxis. Estos conforman el cimiento empírico
del conocimiento teórico, mas deben ser diferenciados de aquellos datos directos que están a
disposición del ser humano en el proceso espontáneo del saber cotidiano, ya que:

• Se obtienen a través de la investigación, empleando métodos, técnicas y procedimientos especiales,


como la experimentación y la observación sistemática, entre otros.
• Su contenido es sometido a sistematización y elaboración lógica donde se depura lo casual, y se
expresan los fenómenos en forma de juicios, proposiciones y conclusiones de carácter generalizador.
El metodólogo Ricardo Burguette, plantea que el hecho científico constituye una “proposición que
refleja un dato empírico obtenido como resultado de la fijación lógica de una actividad científica.” [19]

Tales particularidades fundamentan el papel que los hechos cumplen en la comprobación o refutación de
las teorías, puesto que, como señalara Karl Marx: “El problema de si al pensamiento humano se le
puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la
práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad
de su pensamiento.” [20]

Son sistemas sujetos a desarrollo, a pesar de su carácter relativamente estable, cerrado y resistente a la
incorporación de nuevos elementos. En efecto, las teorías se anquilosan y descontextualizan cuando
pretenden erigirse en explicaciones absolutas e inmutables, ya que la ciencia debe abrirse
permanentemente a los nuevos descubrimientos y realidades, teniendo en cuenta que el conocimiento
del mundo en su pluralidad resulta inagotable:

“Si la humanidad llegase alguna vez a tal grado que sólo operase con verdades eternas, son resultados
del pensamiento que pudiesen reivindicar validez soberana y títulos incondicionales de verdad, habría
llegado a un punto en que la infinitud del mundo intelectual se habría agotado lo mismo en cuanto a
realidad que en cuanto a posibilidad, y se daría con ello el famosísimo milagro de contar lo innúmero.” [21]

Desde esta óptica, no puede desconocerse la tendencia dogmática de algunos sectores científicos, que
representan en muchas ocasiones a la llamada ciencia oficial o de academia, renuentes a aceptar
nuevos descubrimientos y hechos, así como otras posiciones divergentes.

Toda teoría está sujeta por principio a errores y contradicciones, al representar una construcción del
intelecto humano, que es superior, pero no infalible. Al mismo tiempo, está marcada por las posibilidades
que ofrece cada época, en cuanto a recursos de tipo metodológico favorecedores o entorpecedores de la
investigación, y también en cuanto a cosmovisiones imperantes e intereses mediatizadores.

Por ejemplo, la famosa y controvertida teoría del economista inglés Thomas Malthus, que influyó
notablemente en el pensamiento científico desde el siglo pasado y aún en la actualidad, se basó en el
supuesto de que la población del mundo crece en progresión geométrica, en tanto que los recursos
económicos lo hacen en progresión aritmética, recomendando, para hacer frente a tal desequilibrio, la
limitación de los matrimonios y nacimientos, especialmente en las clases sociales desfavorecidas, como
medida para evitar el empobrecimiento galopante como flagelo de la humanidad.

Actualmente, las ciencias económicas y sociológicas han demostrado la inexactitud de los cálculos de
Malthus, por cuanto los ritmos de crecimiento poblacional siguen patrones diversos en distintas latitudes,
y las causas de la pobreza se encuentran en la distribución desigual de los rescursos, resultante de
disparidades en el desarrollo económico y social entre los países y dentro de un mismo país. Inclusive, el
carácter reaccionario de tales enfoques se ha traducido en campañas de esterilización involuntaria de
mujeres pertenecientes a grupos sociales marginales o a comunidades autóctonas de Latinoamérica y
otras regiones del Tercer Mundo, violando el derecho humano elemental de todas las personas de
decidir libremente acerca de su vida reproductiva.

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Contribuyen a orientar y organizar el proceso investigativo, ya que sistematizan el conocimiento acerca
de determinada esfera, con vistas a comprender los hechos y sus relaciones, permitiendo predecir el
curso de los fenómenos a partir de sus principios explicativos. Son, entonces, un punto de referencia vital
para el desarrollo de la investigación, por cuanto:
• Todo proceso de indagación en busca de evidencias empíricas se fundamenta en una determinada
visión teórica que ayuda a definir el objeto de estudio, el área investigativa y el problema
• Así mismo, es indispensable un basamento conceptual para sistematizar, analizar, explicar, interpretar
y concluir acerca de los hallazgos alcanzados en el trabajo a nivel empírico

La investigación por su parte, permite obtener los hechos científicos con vistas a:
• Iniciar o construir nuevas teorías.
• Comprobar o rechazar las teorías existentes
• Aclarar, redefinir o perfeccionar una teoría, precisar conceptos y principios, reelaborar enfoques,
valorar nuevas evidencias, descubrir aspectos no explicados, etc.

Por tanto, en la actividad científica tiene lugar una interconexión y una contribución mutua entre la teoría
y la investigación propiamente dicha, de modo que el proceso se asienta sobre enfoques consolidados
(lo conocido), que constituyen la plataforma conceptual y posibilitan organizar el descubrimiento de
nuevos fenómenos; éstos, a su vez, abren el camino hacia la demostración, refutación, enriquecimiento
y construcción de la teoría científica.

ETAPAS DEL PROCESO INVESTIGATIVO

Tradicionalmente, las distintas ramas de las ciencias naturales y sociales han estado impregnadas de un
espíritu positivista conducente a entender el proceso investigativo desde una óptica empirista, tecnicista
y cuantificadora, que desvincula la teoría de la praxis, y donde la palabra clave es conocer, en el sentido
puramente acumulativo. Así, el proceso tendría lugar atendiendo a las siguientes pautas generales:

• El investigador, que debe ser un experto rigurosamente entrenado y con una elevada cualificación
profesional, selecciona, partiendo de sus marcos teóricos apriorísticos, un objeto de estudio. La idea
investigativa es entonces generada desde afuera, sin tomar muchas veces en consideración las
necesidades y problemas de la práctica en las distintas esferas de la actividad humana.
• Reduce el objeto de estudio a variables e indicadores susceptibles de ser medidos, planteándose una
hipótesis desde la lógica formal.
• Selecciona métodos, técnicas y procedimientos confiables, válidos y estandarizados, aplicándolos con
gran orden y rigor, siguiendo estrictamente sus pasos para evitar el surgimiento de dificultades,
contradicciones y problemas.
• Recoge la información, cuantifica los datos, los somete a diversos procedimientos estadísticos y los
describe y analiza lo más objetivamente posible, tratando que la información no sea presuntamente
contaminada por sus creencias, sentimientos, posiciones y compromisos, tanto existenciales como
conceptuales.
• Redacta finalmente su informe de investigación, ateniéndose a los formatos preestablecidos y lo
presenta ante grupos de especialistas, con lo cual concluye su trabajo, que contribuye en esencia a la
monopolización del conocimiento por parte de una élite intelectual.
• La aplicación de los descubrimientos en la práctica dependerá de muchos factores, a veces fortuitos o
situacionales: el interés de determinados sectores responsabilizados con la toma de decisiones, la
disponibilidad de recursos financieros, los intereses de la competencia y el mercado científico, la
voluntad del propio investigador y sus motivaciones, etc.

Es oportuno reflexionar en este sentido respecto al destino final de numerosos trabajos investigativos,
tesis de culminación de estudios o de maestrías y doctorados, entre otros, que sin dudas quedan con
bastante frecuencia engavetados en los archivos de las Universidades y centros de investigación, sin
que sus resultados ejerzan el indispensable impacto en la realidad.

Este modelo investigativo tradicional puede ser representado en un eje secuencial de cuatro etapas o
momentos esenciales:
1. Planificación de la investigación
2. Ejecución (recogida de datos)
3. Evaluación (procesamiento de los datos)
4. Comunicación (elaboración del informe)

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De este modo, la planificación es entendida como la acción inicial que abre la investigación, donde es
elaborado, siguiendo complejos requerimientos, el diseño teórico y su correspondiente dispositivo de
prueba. En la fase ejecutiva, tiene lugar la recopilación de la información empírica acorde con el plan
establecido, y encaminado a obtener evidencias para la verificación de la hipótesis. La evaluación
representa, la fase en la cual los datos registrados, son objeto de ordenamiento y cuantificación. El final
de este proceso lineal lo constituye el informe, como registro minucioso, al grado de pretenderse que
otros investigadores puedan, a partir de él, repetir de modo exacto la investigación, obteniendo
resultados semejantes, lo cual sería la prueba irrefutable de la calidad del conocimiento alcanzado.

En las últimas décadas, ha sido fuertemente cuestionado este enfoque, por cuanto florece una tendencia
a humanizar la ciencia, haciéndola más dinámica y menos formal, con vistas a acercarla a los problemas
de las complejas realidades socionaturales que se investigan.

En consecuencia, se entiende, que la lógica del proceso investigativo puede ser representada a través
de un conjunto de etapas entrelazadas por vínculos dinámicos y flexibles, que siguen el camino
dialéctico del conocimiento y permiten progresar en espiral ascendente, con avances y retrocesos,
afrontando múltiples contradicciones, y donde la palabra clave sería: conocer para transformar.

ETAPAS DEL PROCESO INVESTIGATIVO

EXPLORACIÓN DE
LA REALIDAD

PLANIFICACIÓN DE
LA INVESTIGACIÓN

NUEVOS

EJECUCIÓN DE LA
INVESTIGACIÓN
PROBLEMAS

EVALUACIÓN DE
LA INFORMACIÓN

COMUNICACIÓN DE
LOS RESULTADOS

INTRODUCCIÓN DE LOS
RESULTADOS EN LA
PRÁCTICA/TRANSFORMACIÓN

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El desarrollo de la investigación tendría lugar, entonces, de acuerdo con la siguiente lógica:

• El investigador, pertrechado con el método científico como estrategia orientada a la búsqueda de


conocimientos para transformar la realidad ( y que se concretiza en las etapas que presentamos )
parte de la exploración de un determinado segmento del mundo natural o social, con la finalidad de
descubrir y seleccionar aquellos problemas que es necesario investigar.

• Construye así activamente el objeto de estudio, a partir de sus referentes teóricos, prácticos y
valorativos, entre otros, y se plantea posibles respuestas alternativas desde la lógica dialéctica y
desde un marco concreto.

• Selecciona métodos, técnicas y procedimientos en correspondencia con la naturaleza del fenómeno


estudiado, y somete la información recogida a una valoración cuantitativa y cualitativa, de acuerdo al
contexto en que se producen los hechos, a sus sustentos teóricos y al compromiso adoptado con una
praxis transformadora.
• Al elaborar y presentar su informe, entendido como documento científico-divulgativo, no burocrático,
tiene lugar la discusión e intercambio del saber con vistas a su deselitización. Este es producido
desde la realidad y para resolver los problemas a ésta inherentes, por lo que debe ocurrir una
devolución del conocimiento.

• Finalmente, la transformación de la realidad, que debe ser contemplada al planear la investigación, se


convierte en una etapa más del proceso, por cuanto éste nunca debe darse por concluido hasta tanto
no se haya logrado la solución de los problemas que le dieron origen.

Según estas ideas, el proceso parte de la praxis y se desarrolla organizadamente, con el rigor necesario,
pero sin la rigidez que le impide enfrentar las contradicciones y seleccionar, en caso de ser necesario,
caminos divergentes e imprevistos. La secuencia no puede ser por tanto lineal, ocurriendo avances y
vueltas atrás, siendo indispensable en ocasiones revalorar, cuestionarse, hacer replanteamientos. Sin
embargo, existen momentos que no pueden ser obviados, o cuyo ordenamiento no debe alterarse. Por
ejemplo, no es científicamente válido plantearse una hipótesis (en caso de ser ésta pertinente), sin haber
realizado previamente la formulación del problema, la construcción de un marco teórico, la revisión de
investigaciones y evidencias empíricas acumuladas en otros trabajos, etc. Del mismo modo, no debe
procederse a confeccionar los instrumentos de medición sin haber conceptualizado y operacionalizado
las variables, determinando cuáles son los indicadores empíricos que se pretende medir, o sea, las
evidencias fácticas acerca del comportamiento de las referidas variables.

Finalmente, luego haber abordado las características generales del proceso de construcción del
conocimiento científico, resulta oportuno concluir nuestras reflexiones planteándonos una de las
problemáticas más sensibles y complejas que se debaten hoy en torno a la actividad científica: la
posibilidad de su democratización o deselitización.

¿ES POSIBLE ABRIR PARA TODOS EL CAMINO DEL SABER CIENTÍFICO?

El conocimiento, independientemente de que sea adquirido de forma espontánea o a través del método
científico, nunca representa - según se ha reiterado con énfasis -, una copia pasiva y fiel de la realidad,
impuesta desde afuera: es una construcción que cada persona realiza de modo individual, a partir de las
herramientas que forman parte de su bagaje psicológico, o sea, de los esquemas que elabora inserta en
la relación dinámica con el mundo, de los conceptos, destrezas, capacidades e informaciones
previamente adquiridos, así como de sus actitudes, valores y necesidades.

Por tanto, este proceso, aunque tiene mucho de la realidad socionatural, la cultura y el conocimiento que
existen objetivamente, lleva sobre todo el sello de lo que aportamos nosotros mismos, de nuestras
realidades internas y subjetivas.

Sin embargo, las herramientas con las que afrontamos la comprensión y solución de los problemas
desde el saber cotidiano, posibilitan manejar plurales situaciones, pero no siempre de la forma más
exitosa. En efecto, no existe por lo general una clara conciencia de los fines a alcanzar y no se dominan
estrategias eficaces para acceder a ellos en condiciones sumamente variables, como son las del mundo
actual, caracterizándose este proceso por su espontaneidad e impremeditación.

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Trate el lector de imaginarse ante un problema, por ejemplo, el de manipular el famoso “cubo de Rubik”,
intentando lograr, mediante movimientos sucesivos, que cada una de las caras del dado tenga un solo
color. Si la tarea es abordada al margen de un algoritmo orientador, lo más probable es que se busque
la solución por tanteo, probando desordenadamente distintas alternativas. Así, después de múltiples
errores y rectificaciones, tal vez se acceda a una variante más o menos satisfactoria, aunque puede
suceder también que no sea encontrada ninguna respuesta adecuada al enigma intelectual.

Supongamos ahora qué sucederá al repetirse una circunstancia similar: en este caso, disponemos de un
esquema previo para dilucidarla - la conducta de tanteo -, cuya eficacia resulta cuestionable, aunque, a
falta de otra herramienta, es generalizada y transferida, fungiendo como marco de referencia para la
actuación.

Evidentemente, nuestra vida cotidiana está llena de “cubos de Rubik”, de situaciones incomprensibles y
obstáculos que debemos vencer, tanto en la escuela y la Universidad, como en nuestras interacciones
sociales, en el trabajo, en la vida familiar y la pareja. Y con gran frecuencia, tratamos de tomar las
decisiones sin apelar a las potencialidades que nos brindan nuestro pensamiento para la comprensión
del problema y el enfrentamiento inteligente de su solución.

Por el contrario, si nos trasladamos al campo de la ciencia, podemos observar que el investigador,
orientado por el método científico y armado de sólidas bases de conocimientos estructurados, tiene la
posibilidad de elaborar premeditadamente saberes certeros y comprobados, sistematizándolos en
cuerpos teóricos. Tales resultados le permiten accionar reflexivamente y de forma racional con la
realidad, tanto a nivel individual, como en la proyección del proceso investigativo.

Aunque muchos consideran que la estrategia reflexiva y metódica de la ciencia no puede ser extrapolada
a la cotidianidad, lo cierto es, por una parte, que toda ciencia surge al enfrentar el ser humano las
necesidades de la realidad mediante el pensamiento reflexivo y lógico: éste representa por tanto, la
médula del método científico.

Por otra parte, se ha comprobado con creces por las ciencias que estudian la psiquis, que el propio
método científico puede ser empleado como un algoritmo orientador para la solución de problemas en
las más diversas esferas de la actividad existencial de las personas.

Por ejemplo, cuando ante un hecho que no comprendemos, o una barrera que es necesario superar,
comenzamos por analizar cuál es el problema, revisando sus posibles causas y consecuencias; luego
contemplamos las distintas posibilidades de solución, seleccionamos la más adecuada y la llevamos a
efecto, comprobándola. Aquí, el proceso de toma de decisiones tiene lugar desde una perspectiva que
implica la premeditación, el análisis, la valoración, la hipotetización y otras tantas acciones mentales que
nos acercan a una estrategia racional, comprensiva y lógica, aunque su resultado no sea un
descubrimiento científico como tal.

Consecuentemente, resulta importante retomar la idea de que el saber cotidiano y el científico no


constituyen mundos excluyentes, sino que podrían ser representados como dos polos ubicados en una
imaginaria escala continua, que es el proceso del conocimiento humano. El método de la ciencia viene a
ser, en este contexto, una forma altamente desarrollada y perfeccionada del pensar humano reflexivo,
cuyas posibilidades el hombre común no despliega al máximo, quedando entonces como dormidas y
subutilizadas.

Las diferencias fundamentales entre los distintos puntos sucesivos de la escala estarían dadas, de este
modo, por el grado de dominio de las herramientas más o menos eficaces para la búsqueda de “el qué,
el por qué y el cómo” del universo social, natural e individual. Al mismo tiempo, como se ha señalado
previamente, el acceso y la utilización de los medios óptimos garantiza la mejor calidad del producto, es
decir, la autenticidad e integralidad del conocimiento que se elabora.

Entonces, la cuestión primordial no radica tanto en constatar la existencia de vínculos de continuidad y


ruptura entre ambos tipos de saber, sino en lograr un acercamiento entre éstos, de modo que:

• La persona común, sin pretender convertirla en un investigador especializado, logre dominar aquellas
herramientas básicas del pensamiento reflexivo que le permitan afrontar con inteligencia y creatividad
los problemas existenciales, tanto individual como colectivamente.

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• El investigador, desde su propio rol profesional, sea capaz a su vez de promover la participación de
las personas y los grupos en la solución de sus conflictos, poniendo en sus manos una estrategia
general para la búsqueda metódica del saber, que propicie la reconstrucción del conocimiento
cotidiano en nuevos niveles, desbrozando los caminos para la praxis transformadora.

En este sentido es indispensable aceptar que cada uno de nosotros - estudiantes y profesionales-,
impregnados de los prejuicios y estereotipos de la ciencia elitista, somos de un modo u otro partícipes
del desprecio hacia la cultura y el saber populares. En la medida en que traspasamos los umbrales de
escuelas, academias y universidades, empezamos a sentirnos parte de una casta iniciada en los
caminos de la ciencia, y pensamos, con no poca frecuencia, que las demás personas no están
capacitadas para apropiarse de las herramientas del saber científico. Con ello, les estamos negando tal
posibilidad, cerrándoles las puertas del despertar de una conciencia crítica.

Si, como señalamos inicialmente, el acceso al conocimiento científico y su método resulta condición
necesaria para operar activamente en la realidad, debemos entonces encontrar aquellas vías que
permitan su apropiación, evitando que se convierta en un monopolio de sectores minoritarios de la
población.

Desde esta perspectiva, consideramos que la educación, en todas sus modalidades y formas,
desempeña un papel de primer orden. Mas, estos cambios no pueden brotar de la educación tradicional,
donde predominan el dogmatismo, la rigidez y el espíritu bancario y reproductivo que ahoga toda
originalidad; de una educación basada en la violencia simbólica, por cuanto impone hegemónicamente
los contenidos de la ciencia, la cultura y la ideología dominantes, aplastando lo singular e irrepetible que
aflora en cada educando.

Las aportaciones en el campo de la pedagogía, la psicología y otras ciencias sociales demuestran, sin
embargo, que los currículos docentes en todos los niveles de enseñanza, desde la elemental hasta la
superior, tienden todavía en la actualidad a ser diseñados en función de la transmisión de grandes
cúmulos de datos, conceptos, informaciones y generalizaciones científicas ya elaboradas, sin abrir
espacios para la apropiación de la lógica de la ciencia mediante métodos activos de búsqueda y solución
de problemas.

En lugar de privilegiar el aprender a aprender, se atiborra a los estudiantes de cualquier edad de


cápsulas prefabricadas de saber, sin enseñarlos a relacionar tales cuestiones con la explicación de los
fenómenos del mundo circundante y la realidad social, con lo que se reprime el desarrollo del potencial
creativo y transformador, según alertara el gran psicólogo Jean Piaget:

“¿Cómo podemos pensar que el niño aprenda a crear si ocupamos todo su tiempo en largas
conferencias sobre creaciones ajenas e impedimos así que lleve a cabo sus propios descubrimientos?”.
[22]

Numerosos pensadores de diversas épocas han dirigido sus reflexiones y esfuerzos hacia el desarrollo
de procesos de enseñanza y aprendizaje escolar basados en la estimulación de la investigación y el
descubrimiento por parte de los educandos. Ya en el siglo XVIII, aconsejaba el insigne filósofo Jean
Jacques Rousseau: “Que el niño no aprenda la ciencia, que la invente”.

En las últimas décadas, son bien conocidos los estudios realizados en este campo por Jerome S. Bruner
y muchos otros especialistas de diferentes países, donde se demuestra la importancia de presentar el
material docente de forma inacabada, como un conjunto de datos desconocidos, de modo que ante la
contradicción con respecto a lo ya conocido, se genere un movimiento de búsqueda creadora que
posibilite utilizar en una nueva relación los saberes previos, siguiendo el patrón de la investigación
disciplinada: identificación y estructuración de los factores intervinientes en la situación problémica,
hipotetización, prueba de la hipótesis, etc.

Desde estas concepciones, se ha trabajado también en la educación universitaria, con vistas a promover
la formación de profesionales mediante la integración de los componentes académico, investigativo y
laboral (práctico) del proceso, asegurando así no sólo la apropiación del espíritu y del método de la
ciencia, sino también la vinculación de ésta con la realidad. Sólo cuando se logra que la enseñanza
superior articule la investigación como eje referencial de las distintas materias, asignaturas y disciplinas
que conforman el currículo, es posible trascender el escolasticismo y formalismo que han reinado

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tradicionalmente en las aulas universitarias y que han desembocado en la conformación de dos mundos
separados, el de la ciencia y el de la vida cotidiana, trayendo como inevitable secuela la deficiente
preparación para afrontar con éxito los problemas auténticos de la práctica profesional.

Otro significativo intento de acercamiento de la ciencia y su método a la vida, lo encontramos en los


estilos participativos de investigación que han florecido en América Latina y otros países del mundo
desde la década de los sesenta, como alternativa frente a la ciencia académica, positivista y elitista.
Diversos enfoques y modalidades convergen en este vasto movimiento: la investigación temática (Paulo
Freire), la investigación acción en sus vertientes sociológica y educativa (Orlando Fals Borda y Joao
Bosco Pinto), la investigación militante (Rosiska y Miguel Darcy de Oliveira), la investigación participativa
(Antón de Scutter), entre muchos otros. Sin embargo, se descubren sustentos existenciales y
epistemológicos compartidos, como son:

™ Cuestionamiento de los paradigmas investigativos dominantes, oponiendo a éstos una ciencia


humanista, modesta, contextualizada, comprometida, antidogmática, que privilegia las técnicas
cualitativas y dialógicas y trata de recuperar el equilibrio entre teoría y praxis, reflexión y acción.

™ Posición constructivista frente al conocimiento, inspirada en el “aprender a aprender” y en la


reconstrucción del saber cotidiano y popular, poniendo en manos de las bases el método científico y
superando la dicotomía sujeto-objeto.

™ Búsqueda colectiva de un saber para transformar la realidad desde la propia realidad, movilizando a
las personas a través de la participación en la producción de los conocimientos y en los procesos de
cambio.

Abrir para todos (y para todas) el camino del saber científico no es simplemente un desafío de la
contemporaneidad, sino una demanda insoslayable del desarrollo actual y futuro:

“Nos enfrentamos a la necesidad de una nueva alfabetización. El acceso universal a la capacidad de leer
y escribir fue en su momento un determinante esencial de la velocidad de desarrollo de las sociedades
humanas. El acceso universal a los procedimientos de investigación científica puede ser dentro de poco,
el nuevo problema. Esa es la tendencia.” [23]

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FUENTES DE INFORMACIÓN

01. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Informe sobre Desarrollo Humano. Fondo de
Cultura Económica, México, 1994. P. 2.
02. Delors, J. La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión para la educación
del siglo XXI. Editorial Santillana/UNESCO, 1996.
03. Demo. P. Investigación participativa. Discutiendo éxitos y ambigüedades. En: La Piragua. Revista
Latinoamericana de Educación y Política, Santiago de Chile, No. 9, 1994. P. 112.
04. Rivero. J. Investigación educativa en América Latina: la agenda pendiente. En: La Piragua. Revista
Latinoamericana de Educación y Política, Santiago de Chile, No. 9, 1994. P. 8-9.
05. Rodríguez, Z. Ciencia y Valor. En: Filosofía y Ciencia. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
1985. P. 15.
06. Freire. P. Pedagogía del oprimido. Sucre, Bolivia, S/A. P. 64.
07. Ander-Egg, E. Técnicas de investigación social. Editorial El Cid, Buenos Aires, 1980. P. 18.
08. Bernal, J. D. Historia social de la ciencia. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1986, Tomo I. P.
70.
09. Freire, P. La educación como práctica de la libertad. Siglo XXI Editora S.A. México, 1979. P. 101.
10. Martí, J. Op. Cit. P. 184.
11. Lanoy, P. Entrevista a Luc Montagnier. Revista Muy Interesante. México, Año 12, 1995. P. 34.
12. Ander-Egg, E. Op. Cit. P. 17-24.
13. Yopo, B. Metodología de la investigación participativa. CREFAL, Michoacán, México, 1984. P. 21.
14. García Inza, M. L. Modelo teórico funcional del método científico. Facultad de Pedagogía, Instituto
Superior Pedagógico Enrique José Varona, La Habana. P. 9.
15. Hernández de Canales, F. y otros. Metodología de la investigación. Manual para el desarrollo de
personal de salud. OPS, 1989. P. 49.
16. En: Fals Borda, R. y otros. Investigación acción participativa. Editorial Dimensión Educativa,
Colombia, 1990. P. 21.
17. Leis. R. El arco y la flecha. Centro de Estudios y Publicaciones Alforja, Costa Rica, 1989. P. 28.
18. Ander-Egg. Hacia una metodología del trabajo social. Editorial ECRO, Argentina, 1976. P. 22.
19. Burguette, R. El problema científico y el hecho científico. En: Lecturas escogidas de metodología.
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. P. 70.
20. Marx, K. Tesis sobre Feuerbach. En: Feuerbach. Contraposición entre la filosofía materialista e
idealista. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973. P. 106.
21. Engels, F. Anti-Duhring. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1973.
22. Piaget, J. La construcción de lo real en el niño. Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1972.
23. Lage, A. Desafíos del desarrollo. El problema de las nuevas funciones de la investigación en la
sociedad, visto desde la perspectiva de un hombre de laboratorio y en un país en desarrollo. En:
Ciencia, Innovación y Desarrollo. Vol. I, No. I, 1995. P. 8.

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ANTOLOGÍA 2

“LA ADOLESCENCIA”

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2008
Tomado con fines educativos, para la capacitación de docentes.

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INTRODUCCIÓN.

Adolescencia, etapa de maduración entre la niñez y la condición de adulto. El término denota el periodo
desde el inicio de la pubertad hasta la madurez y suele empezar en torno a la edad de catorce años en
los varones y de doce años en las mujeres. Aunque esta etapa de transición varía entre las diferentes
culturas, en general se define como el periodo de tiempo que los individuos necesitan para considerarse
autónomos e independientes socialmente.

La pubertad, periodo de la vida humana durante el cual maduran los órganos sexuales implicados en la
reproducción. Esta maduración se manifiesta en las mujeres por el comienzo de la menstruación, en los
hombres por la producción de semen, y en ambos por el aumento de tamaño de los genitales externos.
El rápido desarrollo indica una serie de cambios fisiológicos. Asi mismo, durante la pubertad aparecen
por primera vez los caracteres sexuales secundarios. En los hombres, se incrementa de forma notable la
producción de pelo en ciertas partes del cuerpo, en particular en la zona púbica, en las axilas y en la
cara; además, por lo general, la voz cambia y comienza a tener un tono más grave. En las mujeres,
también aparece pelo en la región púbica y en las axilas, y los senos empiezan a crecer. El desarrollo
acelerado de las glándulas sudoríparas en ambos sexos puede provocar la aparición de acné.

La pubertad suele ocurrir en los hombres entre los 13 y los 16 años de edad, y en las mujeres entre los
11 y los 14. Ciertas patologías relacionadas con la pubertad son la amenorrea y la pubertad precoz. La
primera se caracteriza por una ausencia o cese del flujo menstrual sin que exista embarazo. La segunda
es la aparición prematura, en hombres o mujeres, de las características fisiológicas típicas de la
pubertad; está causada por trastornos de las secreciones del lóbulo anterior de la hipófisis o
adenohipófisis, de las glándulas adrenales o de las gónadas. Véase Adolescencia.

La pubertad, la época de maduración sexual, está determinada por un aumento de la secreción de


hormonas hipofisarias estimuladoras de las gónadas o gonadotropinas, que producen la maduración de
los testículos u ovarios y aumentan la secreción de hormonas sexuales. A su vez, las hormonas sexuales
actúan sobre los órganos sexuales auxiliares y el desarrollo sexual general.

En la mujer, la pubertad está asociada con el inicio de la menstruación y de la ovulación. La ovulación,


que es la liberación de un óvulo de un folículo ovárico, se produce aproximadamente cada 28 días, entre
el día 10 y el 14 del ciclo menstrual en la mujer. La primera parte del ciclo está marcada por el periodo
menstrual, que abarca un promedio de tres a cinco días, y por la maduración del folículo ovárico bajo la
influencia de la hormona folículo estimulante procedente de la hipófisis. Después de la ovulación y
bajo la influencia de otra hormona, la llamada hormona luteinizante, el folículo vacío forma un cuerpo
endocrino denominado cuerpo lúteo, que secreta progesterona, estrógenos, y es probable que durante
el embarazo, relaxina. La progesterona y los estrógenos preparan la mucosa uterina para el embarazo.
Si éste no se produce, el cuerpo lúteo involuciona, y la mucosa uterina, privada del estímulo hormonal,
se desintegra y descama produciendo la hemorragia menstrual. El patrón rítmico de la menstruación
está explicado por la relación recíproca inhibición-estimulación entre los estrógenos y las hormonas
hipofisarias estimulantes de las gónadas.

Si se produce el embarazo, la secreción placentaria de gonadotropinas, progesterona y estrógenos


mantiene el cuerpo lúteo y la mucosa uterina, y prepara las mamas para la producción de leche o
lactancia. La secreción de estrógenos y progesterona es elevada durante el embarazo y alcanza su nivel
máximo justo antes del nacimiento. La lactancia se produce poco después del parto, presumiblemente
como resultado de los cambios en el equilibrio hormonal tras la separación de la placenta.

Con el envejecimiento progresivo de los ovarios, y el descenso de su producción de estrógenos, tiene


lugar la menopausia. En este periodo la secreción de gonadotropinas aumenta como resultado de la
ausencia de inhibición estrogénica. En el hombre el periodo correspondiente está marcado por una
reducción gradual de la secreción de andrógenos.

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DESARROLLO FÍSICO.

El comienzo de la pubertad está asociado con cambios drásticos en la estatura y en los rasgos físicos.
En este momento, la actividad de la hipófisis supone un incremento en la secreción de determinadas
hormonas con un efecto fisiológico general. La hormona del crecimiento produce una aceleración del
crecimiento que lleva al cuerpo hasta casi su altura y peso adulto en unos dos años. Este rápido
crecimiento se produce antes en las mujeres que en los varones, indicando también que las primeras
maduran sexualmente antes que los segundos. La madurez sexual en las mujeres viene marcada por el
comienzo de la menstruación y en los varones por la producción de semen. Las principales hormonas
que dirigen estos cambios son los andrógenos masculinos y los estrógenos femeninos. Estas
sustancias están también asociadas con la aparición de las características sexuales secundarias. En los
varones aparece el vello facial, corporal y púbico, y la voz se hace más profunda. En las mujeres
aparece el vello corporal y púbico, los senos aumentan y las caderas se ensanchan. Estos cambios
físicos pueden estar relacionados con las modificaciones psicológicas; de hecho, algunos estudios
sugieren que los individuos que maduran antes están mejor adaptados que sus contemporáneos que
maduran más tarde.
Véase también Crecimiento humano.

La hormona del crecimiento.


Es una sustancia necesaria para el crecimiento humano que es sintetizada por el lóbulo anterior de la
hipófisis. La hormona activa la síntesis de proteínas y disminuye su catabolismo, y activa el
metabolismo de las grasas. También estimula la secreción por el hígado de la hormona somatomedina,
que provoca la formación de hueso. El ejercicio, el estrés, la disminución de la ingestión de glucosa, la
insulina y los estrógenos activan la secreción de la hormona del crecimiento. La liberación de esta
hormona es inhibida por una proteína llamada somatostatina, que es sintetizada por el hipotálamo, una
estructura del cerebro que, se cree, también produce un factor que estimula la liberación de hormona del
crecimiento.

El gigantismo, producido por un exceso de hormona durante la niñez; la acromegalia, producida por la
síntesis excesiva de hormona del crecimiento en la edad adulta, y el enanismo, causado por una
producción escasa de la hormona durante la niñez, son patologías relacionadas con una síntesis
anormal de hormona del crecimiento. Parece que los síndromes relacionados con una producción
excesiva de hormona responden a la administración de somatostatina, y el enanismo a la administración
de hormona del crecimiento. En los últimos años, los científicos han logrado producir hormona del
crecimiento humana por medio de ingeniería genética, y se utilizan drogas para tratar a los niños cuya
estatura es baja como consecuencia de una deficiencia en esta hormona.

El gigantismo.
Crecimiento desmesurado, en especial en los brazos y en
las piernas, acompañado del correspondiente crecimiento
en estatura de todo el cuerpo. Cuando aparece en la
infancia antes de que la osificación normal haya finalizado
su origen suele estar en una sobreproducción de la
hormona del crecimiento en la hipófisis anterior. Los
defectos hereditarios que impiden la osificación normal
durante la pubertad, y por lo tanto permiten que el
crecimiento continúe, pueden producir también gigantismo.
Debido a que la hormona del crecimiento disminuye la
capacidad de secreción de las gónadas, el gigantismo suele
estar acompañado del debilitamiento de las funciones
sexuales y recibe entonces el nombre de gigantismo
eunucoideo. Sin embargo, puede haber gigantismo sin
estas alteraciones sexuales. Los individuos afectados por
cualquier tipo de gigantismo presentan debilidad muscular.
La acromegalia, que es un trastorno relacionado al
gigantismo se debe a una producción excesiva de la
hormona hipofisaria del crecimiento, aparece desde la

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tercera década de la vida y con frecuencia da lugar a un desarrollo excesivo de las manos, los pies y el
mentón.

El gigantismo resulta de la excesiva producción de la hormona de crecimiento durante la infancia o la


adolescencia. Los brazos y las piernas crecen desmesuradamente, y las personas afectadas pueden
sobrepasar los 2,4 m de altura. Este desorden está causado por un tumor hipofisario, que, si no se trata,
puede producir la muerte del paciente en su juventud. Si el tumor aparece después de que el crecimiento
de los huesos largos sea completo, la enfermedad resultante es la acromegalia, caracterizada por una
cara larga, mandíbula prominente y pies y manos grandes.
Martin Rotker/Phototake NYC

La acromegalia.
Es una enfermedad crónica causada por un exceso de secreción de la hormona del crecimiento (GH,
antes llamada somatotropina) que se caracteriza por el desarrollo exagerado de las manos, los pies y la
parte inferior de la cara. También se produce un aumento generalizado del tamaño de algunos órganos
como el corazón o la glándula tiroides. En muchos casos el exceso de secreción hormonal se debe a la
existencia de un tumor en la hipófisis. La acromegalia produce además astenia (debilidad o cansancio) y
a veces diabetes mellitus. El tratamiento se basa en la extirpación del tejido hiperfuncionante, la
aplicación de radioterapia sobre la hipófisis y el uso de fármacos que inhiben la secreción de la hormona
del crecimiento. En los niños la enfermedad equivalente debida al exceso en la producción de GH se
llama gigantismo y ocasiona un crecimiento exagerado de los huesos largos del esqueleto.

El enanismo.
Condición que se caracteriza por una estatura inferior a los 1,27 metros. Algunos enanos no han
sobrepasado los 64 cm al alcanzar la madurez esquelética. La primera causa de talla baja son las
alteraciones genéticas; la segunda causa las carencias afectivas; y, a continuación, los trastornos
endocrinos y ortopédicos (como las displasias).

El cretinismo es una de las causas de algunos casos de enanismo. Se produce como consecuencia de
una enfermedad de la glándula tiroides. La detección precoz de esta alteración mediante un test que se
realiza de forma habitual en la mayor parte de los países desarrollados permite el tratamiento eficaz.

Otras causas de enanismo son: el síndrome de Down (un proceso congénito cuyo cuadro clínico tiene
cierta relación con el cretinismo); la acondroplasia (enfermedad caracterizada por extremidades cortas
debido a una alteración del tejido cartilaginoso en el estadio fetal); la tuberculosis de la columna
vertebral; o las alteraciones de la función endocrina de la hipófisis o los ovarios.

El tratamiento precoz del cretinismo con tiroxina o extractos tiroideos permite un crecimiento y desarrollo
normales. El enanismo hipofisario se puede tratar con la hormona del crecimiento humana
desarrollada por ingeniería genética.

El cretinismo.
Es una enfermedad producida por la ausencia congénita de tiroxina, hormona secretada por la glándula
tiroides. Se caracteriza por retraso físico y mental (un enfermo de cretinismo adulto alcanza una edad
mental de unos 4 años), estatura corta, escoliosis, abdomen en péndulo, extremidades deformadas,
facciones toscas y pelo escaso y áspero. Cuando un animal o un niño nacen con déficit de tiroxina las
neuronas cerebrales no desarrollan sus ramificaciones múltiples que crean la compleja red cerebral. El
tratamiento de estos enfermos adultos con tiroxina o extracto de tiroides produce una ligera mejoría. El
tratamiento sustitutivo precoz en la infancia consigue la curación de la enfermedad y un desarrollo
normal del individuo, siempre que se mantenga la terapia sustitutiva durante toda la vida. El diagnóstico
precoz en todos los recién nacidos se hace de modo rutinario en muchos países. En las madres
afectadas de bocio grave se inicia el tratamiento antes del nacimiento.

El cretinismo endémico se asocia con el bocio en todo el mundo, en especial en ciertos valles de los
Alpes y los Pirineos, en Siria, la India y China. En estas áreas existe un déficit llamativo de sales
yodadas en el agua. El yodo es un componente esencial para la síntesis de la tiroxina; su ausencia
bloquea su producción y produce déficit de tiroxina. Las familias que emigran hacia estas zonas
desarrollan bocio en su primera generación y cretinismo en la segunda y siguientes generaciones. Las
medidas de salud pública, que incluyen básicamente la adición de yodo al agua para beber, son
beneficiosas para reducir la incidencia de bocio.

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El cáncer.
Es el crecimiento tisular patológico originado por una proliferación continua de células anormales que
produce una enfermedad por su capacidad para elaborar sustancias con actividad biológica nociva, por
su capacidad de expansión local o por su potencial de invasión y destrucción de los tejidos adyacentes o
a distancia. El cáncer, que puede originarse a partir de cualquier tipo de célula de los diferentes tejidos
del organismo, no es una enfermedad única sino un conjunto de enfermedades con manifestaciones y
curso clínico muy variables en función de la localización y de la célula de origen.

Existen numerosos tipos cánceres, entre los que destacan 3 subtipos principales. En primer lugar hay
que mencionar los sarcomas, que proceden del tejido conjuntivo presente en los huesos, cartílagos,
nervios, vasos sanguíneos, músculos y tejido adiposo. El segundo tipo lo constituyen los carcinomas que
surgen en los tejidos epiteliales como la piel o las mucosas que tapizan las cavidades y órganos
corporales como el sistema respiratorio o digestivo o en los tejidos glandulares de la mama y la próstata.
Los carcinomas incluyen algunos de los cánceres más frecuentes como el cáncer de pulmón, el de colon
o el de mama.

Los carcinomas de estructura similar a la piel se denominan carcinomas de células escamosas. Los que
tienen una estructura glandular se denominan adenocarcinomas. En el tercer subtipo se encuentran las
leucemias y los linfomas, que incluyen los cánceres que se originan en los tejidos formadores de las
células sanguíneas. Pueden producir una inflamación de los ganglios linfáticos (adenopatías), aumento
de tamaño del bazo (esplenomegalia) o invasión y destrucción de la médula ósea, así como una
producción excesiva de leucocitos o linfocitos inmaduros. Estos factores ayudan a su clasificación.

™ Incidencia del cáncer.


Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2005 7,6 millones de personas
murieron de cáncer en todo el mundo y se estima que unos 84 millones de personas morirán como
consecuencia del cáncer en los próximos 10 años. El cáncer es la segunda causa de muerte en los
adultos en el mundo occidental, después de las enfermedades cardiovasculares, y es la principal causa
de muerte por enfermedad (por detrás de los accidentes de cualquier tipo) en niños de 1 a 14 años.
Existe una gran variabilidad en la incidencia de los distintos tipos de cáncer según el área geográfica.
Estudios sobre poblaciones que han emigrado de un área geográfica a otra diferente sugieren que tales
variaciones se deben más a diferencias en el estilo de vida que al origen étnico. Esto es comprensible, si
se considera que la mayor parte de los cánceres se relacionan con factores ambientales más que con la
herencia, pese a que ambos influyen.
Los cánceres que producen mayor mortalidad en Estados Unidos y en Europa son el cáncer de pulmón
(primero en los hombres y segundo en las mujeres), el cáncer colorrectal (cuarto para ambos sexos), el
cáncer de mama y de útero en las mujeres, el cáncer de próstata en los varones y el de estómago. Los
mencionados son responsables de más del 55% de todas las muertes por cáncer. Cada año se producen
entre 2 y 3 millones de casos de cáncer de piel, de los cuales unos 130.000 se agravan en forma de
melanoma maligno. Globalmente, en España, los cánceres más frecuentes son los del sistema
respiratorio (pulmón) seguidos por los del estómago, próstata, colon y mama. En las mujeres el cáncer
de mama es el más frecuente aunque está aumentando de forma notable la incidencia y la mortalidad
por cáncer de pulmón.

™ Naturaleza de la enfermedad del cáncer.


El crecimiento canceroso se define por cuatro características que describen cómo las células cancerosas
actúan de un modo distinto a las células normales de las que proceden. En primer lugar, la autonomía,
ya que estas células han escapado al control que, en condiciones normales, rige el crecimiento celular.
La segunda característica es la capacidad para clonarse, ya que el cáncer se origina a partir de una
única célula progenitora que prolifera y da lugar a un clon de células malignas (todas las células son
idénticas). Las otras dos características restantes son la anaplasia, ausencia de diferenciación normal y
coordinada, y la metástasis o capacidad de crecer y diseminarse a otras partes del cuerpo. Estas
características pueden ser expresadas por las células normales no malignas durante determinadas
etapas, por ejemplo, durante la embriogénesis; no obstante, en las células cancerosas estas
características tienen un grado inapropiado o excesivo.

9 Tumores. Casi todos los cánceres forman bultos o masas de tejido que reciben el nombre de
tumores, pero no todos los tumores son cancerosos o malignos; la mayor parte son benignos (no

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ponen en peligro la salud). Los tumores benignos se caracterizan por un crecimiento localizado y
suelen estar separados de los tejidos vecinos por una cápsula. Los tumores benignos tienen un
crecimiento lento y una estructura semejante al tejido del que proceden. En ocasiones pueden
producir alteraciones por obstrucción, compresión o desplazamiento de las estructuras vecinas, como
sucede a veces en el cerebro. Algunos tumores benignos como los pólipos del colon pueden
evolucionar hacia un cáncer.

9 Invasión y diseminación. El principal atributo de los tumores malignos es su capacidad de


diseminación fuera del lugar de origen. La invasión de los tejidos vecinos puede producirse por
extensión o infiltración, o a distancia, produciendo crecimientos secundarios conocidos como
metástasis. La localización y vía de propagación de las metástasis varía en función de los cánceres
primarios:

1. Cuando un cáncer invade la superficie del órgano de origen, las células pueden propagarse desde
esta superficie a la cavidad vecina y a órganos adyacentes, donde pueden implantarse.
2. Las células tumorales pueden viajar en el interior de los vasos linfáticos hacia los ganglios
linfáticos, o también en los vasos sanguíneos. En la corriente circulatoria, estas células se
detienen en el punto en el que los vasos son demasiado estrechos para su diámetro. Las células
procedentes de tumores del tracto gastrointestinal se detienen principalmente en el hígado.
Posteriormente pueden propagarse a los pulmones. Las células de otros tumores tienden a invadir
los pulmones antes de propagarse a otros órganos. Por tanto, los pulmones y el hígado son dos
localizaciones frecuentes de metástasis.
3. Muchos cánceres envían células a la corriente circulatoria de manera temprana, y mientras
algunas de estas células mueren, otras pueden invadir y penetrar en el árbol vascular y en los
tejidos. Si este tejido tiene condiciones favorables para la célula tumoral, esta se multiplica
produciendo una metástasis. En ocasiones, solamente se multiplica un pequeño número de veces
produciendo un cúmulo de células que permanecen quiescentes en forma de micrometástasis.
Este estadio latente puede perdurar varios años, y por razones desconocidas puede reactivarse y
producir un cáncer recurrente.

Muchas veces las células cancerosas conservan las características físicas y biológicas del tejido del
que proceden a pesar de estar ampliamente diseminadas. De este modo, un especialista en anatomía
patológica puede, a través del examen microscópico de estas células, determinar la procedencia de
los tumores metastásicos. Los tumores de las glándulas endocrinas (véase Sistema endocrino)
pueden ser identificados porque en ocasiones producen de forma indiscriminada la misma hormona
segregada por el tejido del que proceden. A veces, también responden a las hormonas que controlan
esos tejidos en condiciones normales.

Cuanto más agresivo y maligno es un cáncer, menos recuerda a la estructura del tejido del que
procede, pero la tasa de crecimiento del cáncer depende no solo del tipo celular y grado de
diferenciación, sino también de factores dependientes del huésped. Una característica de malignidad
es la heterogeneidad celular del tumor. Las células cancerosas son más susceptibles a las
mutaciones debido a las alteraciones en la proliferación celular. Con la evolución, el tumor es cada
vez menos diferenciado y de crecimiento más rápido. También puede desarrollar resistencia a la
quimioterapia o a la radiación.

™ Factores de riesgo.
Ciertos factores son capaces de provocar un cáncer en un porcentaje de los individuos expuestos a
ellos. Entre estos factores se encuentran la herencia, las infecciones, las radiaciones ionizantes, los
productos químicos y las alteraciones del sistema inmunológico. Los investigadores estudian como estos
diferentes factores pueden interaccionar de una manera multifactorial y secuencial para producir tumores
malignos. El cáncer es, en esencia, un proceso genético. Las alteraciones genéticas pueden ser
heredadas o estar producidas en alguna célula por un virus o por una lesión provocada de manera
externa. Probablemente una serie de mutaciones secuenciales conduce a la malignización de una única
célula que se multiplica como un solo clon. En un principio se consideró que un clon maligno era
completamente anormal y que la única curación posible era la eliminación de todas las células anormales
del organismo. En la actualidad, se sabe que el problema reside en la incapacidad de la célula de
diferenciarse en su estado adulto y funcional, quizás por la ausencia de algún factor necesario para esa
diferenciación.

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9 Factores hereditarios. Se calcula que de un 5 a un 10% de los cánceres tienen un origen
hereditario. Algunas formas de cáncer son más frecuentes en algunas familias: el cáncer de mama
es un ejemplo de ello. El cáncer de colon es más frecuente en las familias con tendencia a
presentar pólipos de colon. Una forma de retinoblastoma solo aparece cuando está ausente un
gen específico. Estos genes, denominados genes supresores tumorales o antioncogenes,
previenen en condiciones normales la replicación celular. Su ausencia elimina el control normal de
la multiplicación celular. En algunos trastornos hereditarios, los cromosomas tienen una fragilidad
intrínseca; estos procesos conllevan un riesgo elevado de cáncer.

9 Infescciones. Existen cada vez más evidencias de que algunas infecciones pueden llegar a
provocar cáncer y, en concreto, aquellas relacionadas con los cánceres de estómago, hígado,
cuello uterino y con el sarcoma de Kaposi (un tipo especial de cáncer que aparece en enfermos de
SIDA).

Se ha relacionado la bacteria Helicobacter pylori con el cáncer de estómago. Distintos estudios


demuestran que personas infectadas con esta bacteria tienen cuatro veces más probabilidad de
desarrollar este tipo de cáncer.

Los virus son la causa de muchos cánceres en animales. En el ser humano, el virus de Epstein-
Barr se asocia con el linfoma de Burkitt y los linfoepiteliomas, el virus de la hepatitis B y C con el
hepatocarcinoma, y el virus herpes tipo II o virus del herpes genital con el carcinoma de cuello
uterino. Todos estos virus asociados a tumores humanos son del tipo ADN. El virus HTLV, sin
embargo, es del tipo ARN, o retrovirus, como la mayor parte de los virus asociados a tumores en
animales. Produce una leucemia humana. En presencia de una enzima denominada transcriptasa
inversa, induce a la célula infectada a producir copias en ADN de los genes del virus, que de esta
manera se incorporan al genoma celular. Estos virus del tipo ARN contienen un gen denominado
oncogén viral capaz de transformar las células normales en células malignas. Distintas
investigaciones han demostrado que los oncogenes virales tienen una contrapartida en las células
humanas normales: es el protooncogén, u oncogén celular. Los productos de los oncogenes (las
proteínas que producen) son factores de crecimiento (o proteínas necesarias para la acción de
tales factores de crecimiento), que estimulan el crecimiento de las células tumorales.

9 Radiaciones. Las radiaciones ionizantes son uno de los factores causales más reconocidos. El
origen de la radiación es muy variable; puede proceder de las armas nucleares, la radiactividad
natural en ciertas regiones, el tratamiento con radioterapia, la manipulación de materiales
radiactivos o la exposición exagerada a la radiación ultravioleta. La radiación produce cambios en
el ADN, como roturas o trasposiciones cromosómicas en las que los cabos rotos de dos
cromosomas pueden intercambiarse. La radiación actúa como un iniciador de la carcinogénesis,
induciendo alteraciones que progresan hasta convertirse en cáncer después de un periodo de
latencia de varios años. En este intervalo puede producirse una exposición a otros factores.

9 Productos químicos. El proceso por el que los productos químicos producen cáncer ha sido
ampliamente estudiado. Algunos actúan como iniciadores. Solo se requiere una única exposición,
pero el cáncer no aparece hasta pasado un largo periodo de latencia y tras la exposición a otro
agente denominado promotor. Los iniciadores producen cambios irreversibles en el ADN. Los
promotores no producen alteraciones en el ADN pero sí un incremento de su síntesis y una
estimulación de la expresión de los genes. Su acción solamente tiene efecto cuando ha actuado
previamente un iniciador, y cuando actúan de forma repetida. El humo del tabaco, por ejemplo,
contiene muchos productos químicos iniciadores y promotores. La actuación del tabaco como
promotor es tal, que si se elimina el hábito de fumar, el riesgo de cáncer de pulmón disminuye de
forma rápida. El alcohol es también un importante promotor; su abuso crónico incrementa de
manera importante el riesgo de cánceres que son inducidos por otros agentes, como el cáncer de
pulmón en los fumadores. Los carcinógenos químicos entre los que destacan los hidrocarburos
aromáticos policíclicos, las dioxinas, las nitrosaminas, el cloruro de vinilo, el asbesto y algunos
medicamentos como el dietilestilbestrol, la ciclofosfamida, la procarbacina y los andrógenos
metilados; pueden producir también roturas y translocaciones cromosómicas.

9 Factores inmunes. Se cree que el sistema inmunológico es capaz de reconocer algunas formas
de células malignas y producir células capaces de destruirlas (células NK, del inglés natural
killers). Algunas enfermedades o procesos que conducen a una situación de déficit del sistema

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inmunológico son la causa del desarrollo de algunos cánceres. Esto sucede en el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (SIDA), en enfermedades deficitarias del sistema inmunológico
congénitas, o cuando se administran fármacos inmunodepresores.

9 Factores ambientales. Se calcula que los factores ambientales son la causa del 80% de los
cánceres. La relación causa efecto más demostrada es la del humo del tabaco, inhalado de forma
activa o pasiva; es responsable de cerca del 30% de las muertes por cáncer. Los factores
alimentarios pueden ser responsables de un 40%, pero la relación causal no está tan establecida,
y no se conocen con exactitud los constituyentes de la dieta que son responsables. La obesidad
es un factor de riesgo para algunos cánceres como los de mama, colon, útero y próstata. El alto
contenido en grasa saturada (de origen animal) y el bajo contenido en fibra de la dieta se asocian
con una alta incidencia de cáncer de colon. Al igual que ocurre con el alcohol, las grasas y la
obesidad parecen actuar como promotores.

9 Oncogénesis. Sea cual fuere la causa inicial por la que una célula normal se transforma en
cancerosa y transmite a su descendencia esta alteración, es necesario que esta modificación se
encuentre impresa en su ADN. Esto supone que todos los posibles agentes promotores o causales
del cáncer actúan sobre un sustrato genético común dentro de la célula. Actualmente, se acepta
que todos los factores cancerígenos (sustancias químicas, radiaciones, infecciones, etc) actúan
sobre porciones del ADN que deben ser fundamentales en la regulación del crecimiento y
diferenciación celular. Estas porciones reciben el nombre de protooncogenes y bajo la acción de
diversos factores sufren pequeñísimas alteraciones que ocasionan el comienzo del fenómeno
canceroso, desarrollándose el oncogén.

Se cree que la malignización es la consecuencia de una serie de alteraciones que comienzan con un
gen alterado o una mutación somática (una mutación de una célula normal de un tejido corporal),
seguida de la acción promotora de algún agente que estimula la expresión de uno o varios
oncogenes, o inhibe los efectos de uno o varios antioncogenes; en consecuencia se liberan factores
de crecimiento. Es posible que el primer evento sea la falta de producción de los metabolitos
necesarios para la diferenciación celular normal. La estimulación por los factores de crecimiento
produce la proliferación del clon de células indiferenciadas, y un defecto del sistema inmunológico
permite que estas células alteradas escapen a la destrucción por el sistema de control del organismo.

™ Detección y diagnóstico del cáncer.


Cuanto más temprano sea el diagnóstico y el tratamiento, mayores posibilidades de curación habrá. Las
pruebas de detección precoz en pacientes aparentemente sanos permiten realizar el diagnóstico antes
del desarrollo de los síntomas, en una fase en la que el cáncer es más curable. Algunos de los cánceres
más mortíferos, como los de mama, colon y recto, cuello uterino y próstata, pueden ser puestos en
evidencia mediante pruebas de detección.
El diagnóstico precoz de las formas de cáncer para las que no existe una prueba práctica de detección
depende de la identificación por parte del paciente de los signos tempranos de la enfermedad. Los
síntomas enumerados en la siguiente lista pueden señalar la existencia de un cáncer:

Cambios en el ritmo intestinal o urinario.


Heridas que no cicatrizan.
Hemorragias inhabituales.
Bultos en las mamas o en otras regiones del organismo.
Dificultad para tragar alimentos.
Cambios repentinos en el aspecto de verrugas cutáneas.
Tos persistente o ronquera.
Pérdida de peso.
Pérdida de apetito.

El diagnóstico del cáncer comienza por la obtención de una historia clínica y una exploración física
completa, que incluya la inspección y palpación de todas las localizaciones corporales accesibles, en
especial piel, cuello, mamas, abdomen, testículos y ganglios linfáticos accesibles. Debe realizarse una
exploración de los orificios corporales, en particular un examen rectal para los cánceres de recto y
próstata, y un examen pélvico para los cánceres del cuello y del cuerpo del útero.

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9 Biopsia. La biopsia, que consiste en la obtención de una muestra del tejido tumoral o de una
metástasis para analizarla, sigue siendo el único método definitivo para el diagnóstico del cáncer.
Diversas técnicas recientes han reducido la necesidad de realizar biopsias quirúrgicas abiertas. La
mayor parte de los tumores en cualquier localización corporal son accesibles a la biopsia a través
de una fina aguja flexible (biopsia por aspiración) dirigida por palpación o tomografía axial
computerizada (TAC). Con el diagnóstico previo a la cirugía, el médico puede realizar una mejor
planificación del tratamiento y de la cirugía, si es preciso.

9 Estadío de la enfermedad. Una vez establecido el diagnóstico definitivo de cáncer, debe


evaluarse la extensión o estadio de la enfermedad puesto que el pronóstico y el tratamiento
adecuado dependen de éste. Para cada tipo específico de tumor el estadio (I, II, III, IV) se define
en función del hallazgo de ciertos datos con significación pronóstica: tumor localizado de pequeño
tamaño, tumor localizado más extenso, afectación de los ganglios linfáticos regionales y
metástasis a distancia. El estadio clínico se deduce de los datos obtenidos antes de la exploración
quirúrgica, y condiciona la elección del tratamiento inicial. El estadio quirúrgico depende de los
hallazgos exploratorios durante la intervención y puede diferir del estadio clínico; el tratamiento
posterior y el pronóstico se establecen en función del estadio quirúrgico. También permite analizar
los efectos de diferentes tratamientos.

™ Tratamiento del cáncer.


Las medidas terapéuticas tradicionales incluyen la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. En la
actualidad se estudia la utilidad de la inmunoterapia y la modulación de la respuesta biológica.

9 Cirugía. La principal estrategia para el tratamiento curativo del cáncer es la escisión de todas las
células malignas mediante una intervención quirúrgica. En el pasado, esto implicaba la extirpación
de todo el tejido afectado y de la mayor cantidad posible de tejido potencialmente afectado,
incluidos los tejidos vecinos y los ganglios linfáticos. Para algunos tumores, y en especial el cáncer
de mama, no es precisa una cirugía tan ablativa (mastectomía) en la mayor parte de los casos.
Las mejoras en las técnicas quirúrgicas, la posibilidad de realizar una biopsia intraoperatoria, los
avances en los conocimientos de fisiopatología, los progresos en las técnicas anestésicas y la
disponibilidad de potentes antibióticos y hemoderivados, han permitido realizar cirugías más
limitadas, con menos secuelas y más pronta recuperación. Sin embargo, muchos cánceres están
demasiado extendidos en el momento del diagnóstico para que la cirugía curativa sea posible. Si
la extensión local del tumor afecta a tejidos vecinos que no pueden ser resecados, o si existen
metástasis a distancia, la cirugía no será un tratamiento curativo. Sin embargo, puede ser
beneficiosa para el alivio sintomático de ciertas situaciones como la obstrucción, o puede tener el
objetivo de disminuir la masa tumoral para permitir una mejor respuesta al tratamiento
quimioterapéutico o radioterapéutico sucesivo.

9 Radioterapia. Las radiaciones ionizantes pueden ser electromagnéticas o por partículas y


producen una destrucción tisular. La radiación electromagnética incluye los rayos gamma, una
forma de emisión radiactiva, y los rayos X, que se producen cuando un haz de electrones impacta
en un metal pesado. La radiación de partículas incluye haces de electrones, protones, neutrones,
partículas alfa (núcleos de helio) y piones. Véase Física: Partículas elementales.

La sensibilidad de los tumores a las radiaciones es muy variable. Son tumores sensibles aquellos
cuya sensibilidad es superior a la de los tejidos vecinos normales. Cuando tales tumores son
además accesibles —los tumores superficiales o los tumores en órganos como el útero en el que
se puede introducir una fuente de radiación— pueden ser curados mediante radioterapia. La
propiedad de la radiación de respetar hasta cierto punto los tejidos normales permite el tratamiento
de tumores en localizaciones donde no es posible la cirugía por la proximidad de tejidos vitales o
porque el tumor ha empezado a infiltrar estructuras adyacentes que no pueden ser sacrificadas. La
radioterapia también se emplea con frecuencia como tratamiento paliativo, sobre todo en las
metástasis.

La radioterapia puede ser útil como coadyuvante a la cirugía. La radiación preoperatoria puede
esterilizar las células tumorales con rapidez, impidiendo su diseminación en el acto quirúrgico.
También puede disminuir la masa tumoral facilitando la cirugía, o transformando un tumor
inoperable en otro operable. En otros casos la radioterapia se emplea en el postoperatorio.

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9 Quimioterapia. Consiste en la utilización de fármacos para el tratamiento del cáncer. Puesto que
los fármacos se distribuyen en el organismo a través del sistema circulatorio, la quimioterapia es
útil para aquellos tumores cuya diseminación los hace inaccesibles a la cirugía o a la radioterapia.
Existen multitud de fármacos anticancerosos, la mayor parte de los cuales actúan interfiriendo la
síntesis o función del ADN. Por tanto las células en división son más sensibles a la quimioterapia.

El tejido canceroso tiene una mayor proporción de células en división que los tejidos normales (en los
que las células de soporte o de relleno están en una fase quiescente y son por tanto resistentes a los
efectos del fármaco). Dentro de los tejidos normales, los que tienen una tasa de proliferación más rápida
son la médula ósea y las células de recubrimiento del tracto gastrointestinal. Son los dos tejidos más
sensibles al efecto de la quimioterapia y del grado de lesión de éstos depende la toxicidad, que limitará la
máxima dosis tolerable de los fármacos anticancerosos.

Para que el tratamiento sea efectivo, la sensibilidad del tumor debe ser superior a la del tejido normal
más sensible. Mientras algunos tumores son varias veces más sensibles, otros sólo son ligeramente
sensibles. Por fortuna, las células de la médula ósea pueden dividirse a mayor velocidad que las células
malignas y por tanto se recuperan con mayor rapidez. Si se repite un ciclo del fármaco en este momento,
el tumor no ha tenido tiempo de crecer demasiado. Los ciclos repetidos reducen de forma paulatina el
tumor antes de la aparición de resistencias.

La sensibilidad de ciertos tumores a la quimioterapia es tal que es posible la curación en un alto


porcentaje: esto sucede en el cáncer uterino; las leucemias agudas (sobre todo en los niños); la
enfermedad de Hodgkin y los linfomas difusos de células grandes; el carcinoma de testículo; el
carcinoma de ovario; los carcinomas de células pequeñas del pulmón, y gran parte de los cánceres
infantiles. Muchas veces estos procesos cancerosos se han diseminado en el momento del diagnóstico y
no existe otra opción terapéutica. Otros cánceres avanzados tienen buena respuesta a la quimioterapia y
pueden ser controlados durante periodos prolongados, por lo que se utiliza con frecuencia como
tratamiento paliativo.

Los dos principales problemas que limitan la utilización de la quimioterapia son la toxicidad y la
resistencia. Las técnicas que evitan o controlan la toxicidad y disminuyen el riesgo de resistencias se han
ido perfeccionando. Es importante la instauración precoz del tratamiento, la utilización de dosis óptimas
del fármaco, la repetición de los ciclos con intervalos cortos si es posible, siempre que se permita la
recuperación del paciente de los efectos tóxicos.

Es eficaz la utilización de múltiples fármacos. Los protocolos de quimioterapia utilizan diferentes


fármacos (a menudo entre 3 y 6 al mismo tiempo), cada uno de los cuales es eficaz de forma aislada. Se
combinan fármacos con diferentes mecanismos de acción para evitar la aparición de resistencias
cruzadas, y con diferentes tipos de toxicidad para poder emplear la dosis óptima de cada fármaco, sin
producir toxicidad aditiva que puede resultar fatal.

Se puede utilizar la quimioterapia junto a la cirugía o a las radiaciones en la denominada terapia


combinada. Muchas veces se utiliza como tratamiento coadyuvante cuando la cirugía es la principal
modalidad terapéutica. Suele administrarse tras la cirugía. Esta terapia es muy eficaz en el cáncer de
mama. El objetivo principal de la quimioterapia como coadyuvante es la eliminación de las
micrometástasis que pudieran existir previamente a la cirugía. Es más reciente la utilización de la
quimioterapia previa a la cirugía como tratamiento coadyuvante, que puede además reducir la masa del
tumor y facilitar su operabilidad.

9 Tratamiento hormonal. Muchos cánceres procedentes de tejidos que son sensibles a la acción
hormonal, como la mama, la próstata, el endometrio y el tiroides, responden al tratamiento
hormonal. Consiste en la administración de diferentes hormonas o antihormonas o en la anulación
de la hormona estimulante correspondiente.

9 Otras estrategias. Se están empezando a emplear nuevas estrategias, algunas de ellas


prometedoras, en el tratamiento del cáncer. Se pueden utilizar agentes biológicos denominados
moduladores de la respuesta biológica, para modificar la respuesta del organismo (y en especial
del sistema inmunológico) al cáncer. Otro planteamiento es utilizar agentes biológicos para
estimular a determinadas células a que ataquen a las células malignas. El mejor ejemplo es la

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utilización de la interleuquina 2 para estimular a los linfocitos killers sensibles a linfoquinas (células
LAK).
Se ha investigado en profundidad la existencia de antígenos específicos de algunos tumores que
permitan la elaboración de anticuerpos antitumorales: estos atacarían el cáncer de manera directa o
constituyendo el vehículo para un fármaco quimioterapéutico. Así, el anticuerpo identificaría la célula
maligna a la que se adheriría permitiendo al fármaco ejercer su acción.
Incluso en el caso de conseguirse la curación, el cáncer puede haber producido serias secuelas. Se
debe intentar ofrecer al paciente la mejor calidad de vida posible, mediante técnicas de rehabilitación que
pueden incluir cirugía reconstructiva. Cuando no es posible la curación, el tratamiento paliativo tiene por
objetivo brindar al paciente la mejor calidad de vida y función durante los siguientes meses o años. El
dolor puede controlarse en la actualidad de manera mucho más eficaz que en otras épocas.

™ Perspectivas.
En las últimas décadas, el número de casos de cáncer ha aumentado de manera rápida y progresiva.
Este dato no representa una marcha atrás sino que refleja el aumento y envejecimiento de la población
(la incidencia de cáncer aumenta con la edad). También refleja el fracaso, hasta épocas recientes, de las
campañas antitabaco, lo que ha supuesto que la incidencia de cáncer de pulmón (la principal causa de
muerte por cáncer), sobre todo en las mujeres, continúe aumentando. En este sentido, se espera que las
campañas informativas logren un descenso espectacular en el consumo de tabaco que debería
traducirse en un descenso de la mortalidad por cáncer de pulmón. Otros tipos de cáncer continúan
aumentando en incidencia, como el de mama o el cáncer colorrectal, pero en muchos casos las mejoras
en la tasa de curación han sobrepasado este aumento.

La mortalidad por cáncer ha disminuido progresivamente en casi todos los tipos de cáncer. Este hecho
se puede relacionar con una menor exposición a los agentes cancerígenos gracias a la mejora de los
hábitos de salud y del ambiente, así como a un diagnóstico más precoz.
El riesgo de cáncer de pulmón disminuye de forma espectacular en pocos años después de dejar de
fumar. Los esfuerzos en el diagnóstico precoz en el cáncer de pulmón han tenido poca repercusión en la
tasa de curación. La mayor parte de los cánceres cutáneos son curables. Son prevenibles, si se
disminuye la exposición a las radiaciones solares, el principal factor relacionado con su aparición.

™ Prevención.
La medida más eficaz en la prevención del cáncer es la eliminación del consumo de tabaco, ya que el
30% de las muertes por cáncer en los países desarrollados son producidas por su consumo. El control
de la dieta también reduce la mortalidad: disminuir la ingesta calórica para evitar la obesidad, reducción
de las calorías procedentes de la grasa a un 20% de la dieta, reducción del consumo de carnes rojas,
aumento de la ingesta de fibra (cereales, frutas y verduras) y alimentos protectores (con contenido en
vitaminas C y A, verduras como el repollo, la coliflor, el brócoli o las coles de Bruselas). Debe limitarse el
consumo de alimentos ahumados, en salazón o ricos en nitritos, así como el consumo de alcohol.

El control sobre los factores ambientales incluye la eliminación de productos carcinógenos en el lugar de
trabajo y en el hogar, como por ejemplo la eliminación de la exposición a las fibras de asbesto o la
reducción del gas radón en el hogar.

Las técnicas de detección precoz o screening pueden realizarse para el cáncer de cuello uterino, mama,
colon, recto y próstata. Es recomendable la realización de un chequeo anual a partir de los 40 años
incluso en la ausencia de síntomas. El cáncer de mama se considera uno de los principales problemas
de salud en los países desarrollados y muchas mujeres mueren cada año por esta causa. Las mujeres
mayores de 50 años son las que tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama y el riesgo máximo
lo presentan las pacientes con una edad superior a 75 años. Los médicos recomiendan realizar un
examen anual o bienal, mediante mamografía y exploración física, a las mujeres de 50 o más años de
edad. En general, no se recomienda realizar mamografías por debajo de los 39 años de edad. En cuanto
al grupo de mujeres entre 40 y 49 años de edad existen controversias sobre la utilidad de las
mamografías.

El cáncer de endometrio supera en frecuencia, en España, al de cuello uterino, pero no se dispone de


ningún estudio que evalúe los beneficios de biopsias en pacientes asintomáticas. La citología ha
demostrado ser un método eficaz para la detección precoz de cáncer de cuello uterino. Se recomienda la
realización de una citología cada 3 años siempre que se hayan detectado 2 citologías negativas en
intervalos anuales. En muchos países desarrollados el aumento en el número de personas que disfrutan

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sus vacaciones en países de clima cálido ha producido un aumento en el cáncer de piel. Se recomiendan
las medidas preventivas, como el uso de cremas o pantallas protectoras frente a la acción
potencialmente lesiva de los rayos ultravioletas solares.
La adopción generalizada de las medidas de detección precoz podría reducir la incidencia de cáncer de
mama y colon, e incrementar la tasa de curación del cáncer de mama, colon, recto, cuello uterino y
próstata.

La menstruación

Menstruación, flujo sanguíneo que se produce en la mujer y en las hembras de los mamíferos. Está
constituido por sangre y por células procedentes del revestimiento uterino (endometrio). Se produce
durante la edad fértil de la mujer; por lo general comienza entre los 10 y los 16 años, en la pubertad, y
cesa hacia los 45 o 55 años en la menopausia. La menstruación forma parte del proceso que prepara a
la mujer para el embarazo y el parto. Cada mes aumenta el revestimiento del útero; si no se produce un
embarazo este revestimiento se rompe y es eliminado a través de la vagina. El periodo menstrual abarca
entre tres y siete días que es el tiempo que dura la menstruación (véase Aparato reproductor).

En la mayoría de las mujeres, el ciclo menstrual dura unos 28 días, pero puede variar de forma
considerable incluso de un mes a otro. El ciclo se inicia por la acción de hormonas presentes en la
sangre que estimulan a los ovarios (los dos órganos femeninos que producen los óvulos, o huevos).
Cada mes, las hormonas actúan sobre un óvulo para que madure, es decir, se vuelva susceptible de ser
fecundado y de desarrollarse para dar lugar a un feto. El ovario también produce hormonas por sí mismo,
sobre todo estrógenos y progesterona, que hacen que el endometrio se vuelva más grueso. Hacia la
mitad del ciclo menstrual, catorce o quince días antes del siguiente periodo, el ovario libera el óvulo
maduro en un proceso llamado ovulación. El huevo pasa a través de la trompa de Falopio hasta el
útero. Si el óvulo se une a un espermatozoide en su camino hacia el útero se produce la fecundación y
el consiguiente embarazo.

Los tres días que el óvulo tarda en llegar al útero después de haber sido liberado por el ovario
constituyen el periodo fértil de la mujer. Si se produce la fecundación, el óvulo se une al revestimiento
uterino enriquecido y queda establecido el embarazo. Durante la gestación no hay menstruación, y con
frecuencia la falta de un periodo es la primera señal de que el embarazo existe. Si no se produce la
fecundación el revestimiento uterino no recibe las hormonas que necesita para continuar el proceso de
crecimiento, se rompe y es eliminado durante la menstruación.

Muchas mujeres padecen dolor y malestar premenstrual. Entre uno y siete días antes de cada periodo es
común que se produzca dolor de mamas y una tendencia a retener líquidos (hinchazón). Algunas
mujeres también experimentan la tensión premenstrual en forma de cefaleas, irritabilidad, nerviosismo,
fatiga, ataques de llanto, y depresiones sin causa aparente (estrés premenstrual). Algunas mujeres
también padecen calambres menstruales severos (dismenorrea) durante el primero o los dos primeros
días del periodo. Aunque se creía que los síntomas premenstruales y el malestar durante la
menstruación tenían un origen psicológico, investigaciones recientes indican que los responsables son
los cambios químicos y hormonales. Las nuevas medicaciones son eficaces para tratar estos problemas.
La amenorrea (ausencia de periodos) tiene un origen tanto físico como psicológico.

Los andrógenos
Andrógeno, es un término que engloba a las hormonas sexuales masculinas, que son las sustancias
que inducen y mantienen las características sexuales secundarias en los varones. Los principales
andrógenos son la testosterona y la androsterona. Se encuentran en los testículos y las glándulas
suprarrenales, donde se producen, circulan en la sangre y son excretadas en la orina. Iniciándose en la
pubertad, la función principal de los andrógenos es tanto la estimulación de las características sexuales
secundarias, como el desarrollo de los órganos genitales (Véase Aparato reproductor), la maduración del
esperma, el crecimiento del vello corporal y los cambios en la laringe que agravan la voz. Durante el
desarrollo masculino, también intervienen en el incremento de la masa muscular y del tejido óseo. Para
las hormonas sexuales femeninas relacionadas con éstas, véase Estrógeno.

Los estrógenos.
El estrógeno, es una hormona esteroidea implicada en el desarrollo de los caracteres sexuales
secundarios de la mujer, en la regulación del ciclo menstrual y de la ovulación, y en el embarazo.

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Hay al menos 18 tipos de estrógenos diferentes que pueden detectarse en la orina humana. Todos ellos
son sintetizados en el cuerpo y los más conocidos son el estradiol, el estriol y la estrona. Los estrógenos
aparecen tanto en hombres como en mujeres. En las mujeres los estrógenos son sintetizados en los
ovarios y en la placenta durante la gestación; en los hombres son sintetizados sobre todo por los
testículos (en menor cantidad que en la mujer). La glándula suprarrenal también los produce en ambos
sexos. En los hombres, el nivel de estrógenos en la sangre permanece constante, pero en las mujeres
varía según la fase del ciclo menstrual.

Efectos del estrógeno durante la pubertad femenina.


En la pubertad, el cuerpo adopta los caracteres sexuales secundarios masculinos o femeninos. El
desarrollo de los caracteres sexuales secundarios femeninos se debe en parte a la ausencia de
testosterona, pero también es debido a la producción de pequeñas cantidades de estrógenos. Estos
estrógenos producen el crecimiento de las mamas, el desarrollo de la figura (deposición de grasa
alrededor de las caderas y los muslos), el crecimiento del vello en el pubis y las axilas (también originado
por los andrógenos), y el crecimiento del útero, de las trompas de Falopio y del tracto genital inferior. El
primer periodo menstrual (menarquia) tiene lugar al final de la pubertad y marca el comienzo de la fase
reproductora en la vida de la mujer.

Función del estrógeno en el ciclo menstrual.


La variación de los niveles de estrógeno durante el ciclo menstrual influye en el desarrollo del óvulo
maduro (huevo) en el ovario cada mes, en el control de la ovulación y en la proliferación del
revestimiento uterino (endometrio) que precede a la menstruación (sangrado mensual). Las demás
hormonas que cooperan con el estrógeno para regular el ciclo menstrual son la progesterona, que es
esteroidea, y las hormonas proteicas hipofisarias: hormona luteinizante (LH) y hormona
foliculoestimulante (FSH). Puesto que el estrógeno es producido por las células del ovario que
encapsulan el óvulo (las células del folículo), la cantidad de estrógeno que se produce aumenta según el
folículo crece y el óvulo madura. Después de que el óvulo ha sido liberado, las células del folículo que
han quedado en el ovario forman una estructura llamada cuerpo lúteo que continúa produciendo
estrógeno (así como progesterona). Los niveles elevados de estos dos esteroides preparan al
revestimiento uterino para la implantación del óvulo. Si el óvulo no es fecundado por un espermatozoide
a medida que desciende por la trompa de Falopio, entonces el cuerpo lúteo se retrae y se produce la
menstruación. Si el óvulo es fecundado, entonces el cuerpo lúteo continúa segregando tanto estrógeno
como progesterona, y el embrión queda implantado en el revestimiento uterino.

El estrógeno también controla la cantidad de mucus segregada por las glándulas cervicales que existen
en el cuello del útero o cérvix. Este mucus es segregado hacia la vagina y suele ser alcalino después de
la ovulación, para proteger al esperma de la acidez de la vagina. Sin embargo, durante los días menos
fértiles del ciclo menstrual el mucus es más sólido, lo que hace que los espermatozoides tengan mayores
dificultades para alcanzar el útero.

Estrógeno durante el embarazo.


Durante la primera parte del embarazo, el cuerpo lúteo (que no se retrae como lo haría en un ciclo
menstrual normal) produce estrógeno. Después, la placenta y la corteza adrenal del feto son
responsables de mantener elevados los niveles de estrógeno en la sangre materna. El estrógeno es
responsable del crecimiento del útero y de los cambios que sufre el tracto genital inferior durante la
gestación, y del desarrollo del sistema de conductos (que producen la leche) en las mamas. Las
concentraciones elevadas de estrógenos y de otros esteroides hacen que se retenga agua, y pueden dar
lugar a la inflamación de los tobillos y a una sensación de hinchazón.

Anticonceptivos orales.
Hay dos tipos principales de anticonceptivos orales que alteran el equilibrio de las hormonas que actúan
sobre el aparato reproductor humano. Se podría decir que la introducción de la píldora combinada en
1956 revolucionó la actitud de las personas en lo referente al sexo, ya que era más segura que cualquier
forma previa de control de natalidad. Durante la década de 1960 las mujeres pudieron mantener
relaciones sexuales sin riesgo de quedar embarazadas.

La píldora combinada contiene estrógenos y progesterona y evita la ovulación (el óvulo nunca sale del
ovario). Aumenta de forma notable los niveles de estrógeno y progesterona en la sangre, con lo cual
suprime la liberación en la hipófisis anterior de hormona luteinizante y de hormona foliculoestimulante.

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Estas hormonas son esenciales para que se lleve a cabo el proceso de la ovulación. También altera el
pH y la consistencia del mucus vaginal, de manera que el ambiente de la vagina es hostil para los
espermatozoides, y produce cambios en el endometrio que impiden la implantación del embrión. La
píldora que sólo contiene progesterona permite que tenga lugar la ovulación, pero altera el mucus
vaginal y el endometrio con el fin de impedir la fecundación o la implantación. Los dos tipos de píldora se
toman a diario durante la mayor parte del ciclo menstrual.

Estrógenos y cáncer.
El cáncer de mama y el cáncer de endometrio son dos tipos de cáncer que pueden verse afectados por
los niveles de estrógenos presentes en la sangre de una mujer, obtenidos con métodos naturales o
artificiales (la píldora anticonceptiva o la terapia de sustitución hormonal). El cáncer de mama es más
común en mujeres que han tenido una menarquia (primer periodo) temprana y una menopausia tardía.
Las mujeres que son jóvenes cuando tienen su primer hijo tienen menos riesgo. Es probable que esté
relacionado con la edad a que se realiza la lactancia. El papel que la píldora anticonceptiva oral pueda
tener en el aumento del riesgo de cáncer de mama es objeto de controversia; sin embargo, en la
actualidad se cree poco probable que los preparados de hoy, que contienen dosis bajas de estrógenos,
incrementen el riesgo de padecer esta enfermedad.

El cáncer de endometrio es un cáncer del revestimiento del útero. Como el estrógeno es el responsable
de la proliferación natural del endometrio durante el ciclo menstrual, se cree que el cáncer de endometrio
es una estimulación excesiva del revestimiento uterino producida por estrógeno. Casi un 75% del cáncer
de endometrio se produce después de la menopausia. Si el útero ha sido expuesto a niveles elevados de
estrógenos, es más probable que se desarrolle cáncer endometrial. Cuando se introdujo por primera vez
la terapia de sustitución hormonal, se utilizó sólo estrógeno y ello provocó un notable incremento de la
incidencia de este tipo de cáncer. Ahora que se administran tanto estrógenos como progesterona, no
parece haber incremento en el riesgo de padecer cáncer después de someterse a la terapia de
sustitución hormonal.

DESARROLLO INTELECTUAL

Durante la adolescencia no se producen cambios radicales en las funciones intelectuales, sino que la
capacidad para entender problemas complejos se desarrolla gradualmente. El psicólogo francés Jean
Piaget determinó que la adolescencia es el inicio de la etapa del pensamiento de las operaciones
formales, que puede definirse como el pensamiento que implica una lógica deductiva. Piaget asumió que
esta etapa ocurría en todos los individuos sin tener en cuenta las experiencias educacionales o
ambientales de cada uno. Sin embargo, los datos de las investigaciones posteriores no apoyan esta
hipótesis y muestran que la capacidad de los adolescentes para resolver problemas complejos está en
función del aprendizaje acumulado y de la educación recibida.

DESARROLLO SEXUAL

Los cambios físicos que ocurren en la pubertad son los responsables de la aparición del instinto sexual.
En esta etapa su satisfacción es complicada, debido tanto a los numerosos tabúes sociales, como a la
ausencia de los conocimientos adecuados acerca de la sexualidad. Sin embargo, a partir de la década
de 1960, la actividad sexual entre los adolescentes se ha incrementado. Por otro lado, algunos
adolescentes no están interesados o no tienen información acerca de los métodos de control de
natalidad o los síntomas de las enfermedades de transmisión sexual. Como consecuencia de esto, el
número de muchachas que tienen hijos a esta edad y la incidencia de las enfermedades venéreas están
aumentando.

Enfermedades de transmisión sexual


También llamadas enfermedades venéreas, son enfermedades infecciosas que se pueden contagiar por
contacto sexual. Algunas se pueden transmitir también por vía no sexual, pero representan una minoría
del número total de casos. Varios tipos de enfermedades de transmisión sexual pueden llegar a ser
epidémicas, incluidas la gonorrea, la uretritis no gonocócica, el herpes genital, las verrugas genitales
(condilomas acuminados), la sarna (escabiosis) y las infecciones uretrales y vaginales causadas por la
bacteria Chlamydia trachomatis, el protozoo Trichomonas y ciertos hongos.

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ANTOLOGÍA 3

“LA ADOLESCENCIA”

Tomado de:

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DEPARTAMENTO DE PEDAGOGÍA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL

LIBERTADOR INSTITUTO PEDAGÓGICO


DE CARACAS

CÁTEDRA DE PSICOLOGÍA EVOLUTIVA.

VENEZUELA.

Tomado con fines educativos, para la capacitación de docentes.

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ADOLESCENCIA

Contenido: Conceptualización de la adolescencia y el adolescente. Duración de la adolescencia.


Búsqueda de la identidad del adolescente. Desarrollo sexual del adolescente. Identidad sexual del
adolescente. Cambios físicos del adolescente. Cambios psicológicos del adolescente. Modalidades de
satisfacción. Desarrollo de la inteligencia del adolescente. Desarrollo afectivo del adolescente. Desarrollo
social del adolescente. Desarrollo de la personalidad del adolescente. Problemas de la adolescencia.
Enfermedades nutricionales del adolescente.

INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente, la adolescencia ha sido considerada como un período crítico de desarrollo, no solo en


los Estados Unidos, sino también en otras muchas culturas, especialmente en las sociedades más
avanzadas tecnológicamente. Tanto la conversación vulgar como en las obras novelistas, los autores
dramáticos y los poetas han abundado las referencias a los "años tormentosos" comprendidos entre el
final de la niñez y la edad adulta nominal. Los que han estudiado científicamente la conducta han
propendido también señalar que la adolescencia representa un período de tensiones particulares en
nuestra sociedad. Algunos, especialmente los de mayor espíritu biológico, han hecho hincapié en los
ajustes que exigen los cambios fisiológicos enfocados a la pubertad, sin exceptuar los aumentos de las
hormonas sexuales y a los cambios en la estructura y a la función del cuerpo. Otros han propendido a
descubrir en la cultura la causa primordial de los problemas de los adolescentes, y han hecho hincapié
en las demandas numerosas, y grandemente concentradas, que nuestra sociedad ha hecho
tradicionalmente a los jóvenes de esta edad: demandas de independencia, de ajustes heterosexuales y
con los semejantes, de preparación vocacional, de desarrollo de una filosofía de la vida fundamental y
normativa.

Aunque existen diferencias de opinión en lo tocante a la importancia relativa de los factores biológicos,
sociales y psicológicos, existe, no obstante, un acuerdo general en lo tocante a que el período de la
adolescencia ha presentado tradicionalmente problemas especiales de ajuste en nuestra sociedad.

CONCEPTUALIZACIÓN DE LA ADOLESCENCIA Y EL ADOLESCENTE

La adolescencia, es un periodo de transición, una etapa del ciclo de crecimiento que marca el final de la
niñez y prenuncia la adultez, para muchos jóvenes la adolescencia es un periodo de incertidumbre e
inclusive de desesperación; para otros, es una etapa de amistades internas, de aflojamiento de ligaduras
con los padres, y de sueños acerca del futuro.

Muchos autores han caído en la tentación de describir esta edad con generalizaciones deslumbrantes, o
al contrario, la califican como un una etapa de amenazas y peligros, para descubrir, al analizar
objetivamente todos los datos que las generalizaciones, de cualquier tipo que sean, no responden a la
realidad. Si hay algo que podamos afirmar con toda certeza, podemos decir que, esta edad es igual de
variable, y tal vez además que cualquier otra edad.

No hay teorías fáciles con que podamos definir a todos los adolescentes, ni las explicaciones que se dan
de su comportamiento nos bastaran para comprenderlos. Para la persona que quiera comprender la
conducta del adolescente, no hay nada que pueda suplir el análisis atento de una investigación
cuidadosamente realizada, gran parte de esta investigación se ha hecho a la luz de teorías muy
prometedoras, pero la sola teoría, sin la comprobación objetiva, no sirve de nada.

Se dice que es una etapa de transición ya que es la línea divisoria entre la seguridad de la niñez y el
mundo desconocido del adulto, en cierto sentido, la adolescencia ha venido a ser una etapa del
desarrollo humano con naturaleza propia, distinta de las demás, un periodo de transición entre la niñez y
adultez, sin embargo, si solo se define como la terminación de la niñez por un lado y el principio de la
edad adulta por otro, el concepto adolescencia y para el adolescente mismo.

El término adolescente se usa generalmente para referirse a una persona que se encuentra entre los 13
y 19 años de edad, periodo típico entre la niñez y la adultez. Este periodo empieza con los cambios
fisiológicos de la pubertad y termina cuando se llega al pleno status sociológico del adulto.

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Sin embargo al igual que sucede con todas las etapas del desarrollo, estos puntos extremos no están
muy bien definidos, por ejemplo, la fisiología de la pubertad es un conjunto muy complejo de fenómenos,
que incluye un rápido crecimiento del cuerpo, la osificación de los huesos, cambios hormonales, y la
aparición repentina de las características primarias y secundarias del sexo, al igual que las reacciones
psicológicas a estos cambios. No todos estos cambios fisiológicos tienen una elevada correlación, ni las
reacciones psicológicas de ellas son idénticas o igualmente intensas en todos los individuos.

Duración de la adolescencia
Este periodo comprende entre el final de la infancia y el principio de la edad adulta. Suele comenzar a los
12 y 14 años en la mujer y en el hombre respectivamente y termina a los 21. En esta etapa se
experimenta cambios que se dan a escala social, sexual, físicos y psicológicos que desarrollaremos mas
adelante.

Búsqueda de identidad
Búsqueda de la identidad es un viaje que dura toda la vida, cuyo punto de partida está en la niñez y
acelera su velocidad durante la adolescencia. Como Erik Eriksson (1950) señala, este esfuerzo para
lograr el sentido de sí mismo y el mundo no es "un tipo de malestar de madurez" sino por el contrario un
proceso saludable y vital que contribuye al fortalecimiento total de del ego del adulto.

Identidad frente a la confusión de la identidad:


Para formar una identidad, el ego organiza las habilidades, necesidades y deseos de una persona y la
ayuda a adaptarlos a las exigencias de la sociedad. Durante la adolescencia la búsqueda de "quien soy"
se vuelve particularmente insistente a medida que el sentido de identidad del joven comienza donde,
donde termina el proceso de identificación. La identificación se inicia con el moldeamiento del yo por
parte de otras personas, pero la información de la identidad implica ser uno mismo, en tanto el
adolescente sintetiza más temprano las identificaciones dentro de una nueva estructura psicológica.

Eriksson concluyó que uno de los aspectos más cruciales en la búsqueda de la identidad es decidirse
por seguir una carrera; como adolescentes necesitan encontrar la manera de utilizar esas destrezas; el
rápido crecimiento físico y la nueva madurez genital alertan a los jóvenes sobre su inminente llegada a la
edad adulta y comienzan a sorprenderse con los roles que ellos mismos tienen en la sociedad adulta.

Cuando los jóvenes tienen problemas para determinar una identidad ocupacional se hallaran en riesgo
de padecer situaciones perturbadoras como un embarazo o el crimen. Erickson considera que el primer
peligro de esta etapa es la confusión de la identidad, que se manifiesta cuando un joven requiere un
tiempo excesivamente largo para llegar para llegar a la edad adulta (después de los treinta años). Sin
embargo es normal que se presente algo de confusión en la identidad que responde tanto a la naturaleza
caótica de buena parte del comportamiento adolescente como la dolorosa conciencia de los jóvenes
acerca de su apariencia. De la crisis de identidad surge la virtud de la fidelidad, lealtad constante, fe o
un sentido de pertenencia a alguien amado o a los amigos y compañeros. La fidelidad representa un
sentido muy ampliamente desarrollado de confianza; pues en la infancia era importante confiar en otros,
en especial a los padres, pero durante la adolescencia es importante confiar en sí mismos.

Niveles de identidad: crisis y compromisos


De acuerdo con el psicólogo James E. Marcia, estos estudiantes se hallan en cuatro niveles diferentes
del desarrollo del ego. Marcia amplió y aclaró la teoría de Eriksson al determinar varios niveles de
identidad y correlacionarlos con otros aspectos de la personalidad; identificó cuatro niveles que difieren
de acuerdo con la presencia o ausencia de crisis y compromiso, relacionando estos niveles de
identidad con características de la personalidad con ansiedad, autoestima, razonamiento moral y
patrones de comportamiento; Marcia clasificó a las personas en una de cuatro categorías:

Exclusión: (compromiso sin ninguna crisis) nivel de identidad descrito por Marcia, en el cual una
persona que no ha dedicado tiempo a considerar alternativas, es decir, que no ha estado en crisis, se
compromete con los planes de otra persona para su vida.

Moratoria: (crisis sin compromiso) nivel de identidad descrito por Marcia, en el cual una persona
considera alternativas (está en crisis) y parece dirigirse hacia un compromiso.

Logro de la identidad: (crisis que lleva a compromiso) nivel de identidad descrito por Marcia, que se
caracteriza por el compromiso con opciones tomadas después de un período de crisis, un tiempo
delicado a pensar en alternativas.
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Confusión de la identidad: (sin compromiso, crisis incierta) nivel de identidad descrito por Marcia, que
se caracteriza por la ausencia de compromiso y al cual, puede seguir un período de consideraciones de
alternativas.

Diferencia de género en la formación de la identidad:


El enunciado de Sigmound Freud: "La biología es el destino" implica que los diferentes patrones de
comportamiento en hombres y mujeres de casi todas las culturas, son el resultado inevitable de las
diferencias anatómicas. En la actualidad, los psicólogos en general creen que la "Socialización es el
destino" y que mayor parte de las diferencias entre hombres y mujeres surgen primero de actitudes y
prácticas sociales, aunque una investigación sugiere que se presentan niveles de maduración diferentes
entre los sexos. Cualquiera que sea la razón a las razones, los sexos difieren en su lucha para definir la
identidad. Solamente en los últimos años los investigadores han explorado la búsqueda femenina de la
identidad. Los análisis estadísticos de 65 estudios sobre el crecimiento de la personalidad, incluye más
9.000 sujetos donde se han encontrado diferencias de género; las niñas adolescente adolescentes
parecen madurar más rápido en cierta. La diferencia es pequeña en general y más notable durante la
secundaria; desciende de manera notoria entre los adultos que se hallan en la universidad y desaparece
por completo entre los hombres y las mujeres de edad; esta maduración de las diferencias de género. En
general las diferencias de géneros en el desarrollo de la personalidad demostraron que las mujeres son
más avanzadas, pues cuando los muchachos aún son egocéntricos, las niñas han pasado hacia la
conformidad social, cuando los muchachos comienzan a ser conformistas, las niñas se vuelven más auto
concientes.

Investigación sobre la formación de la identidad femenina:


Después de estudiar a niñas y mujeres, Carol Guilligan concluyó que la definición femenina del yo se
interesa menos en lograr una identidad separada que en las relaciones con los demás. Niñas y mujeres
se juzgan según sus responsabilidades y su capacidad para cuidar de otros al igual que de sí mismas.
Incluso mujeres con un alto nivel de logros alcanzaron su identidad más a través de la cooperación que
mediante la competencia. James E. Marcia (1979) modificó sus entrevistas originales para investigar
sobre temas de la identidad femenina. Añadió preguntas sobre actitudes acerca de las relaciones
prematrimoniales, perspectivas del rol de las mujeres y aspectos de interés relacionados con el estilo de
vida; sus resultados fueron sorprendentes: los hombres en nivel de moratoria se ajustaron más
estrechamente con quienes habían logrado la identidad, sin embargo las mujeres que se relacionaron
con los hombres de categoría de logro de la identidad estaban en el nivel de exclusión. ¿Por qué esto?
Marcia afirma que la sociedad presiona a las mujeres para transmitir los valores sociales de una
generación a la siguiente y, por tanto, la estabilidad de la identidad resulta en extremo importante para
ellos. Sugiere que para las mujeres, la exclusión de la identidad es una adaptación en la lucha para
llegar a ella. La opinión de Eriksson y Marcia de que la identidad y la intimidad se desarrollan juntas en
las mujeres se respalda en la investigación que indica que la intimidad interesa más a las niñas que a los
varones, incluso en el ámbito escolar.

Investigaciones sobre la autoestima femenina:


Las niñas tienden a ser más perspectivas con respecto a los temas de relaciones y con mentalidad
abierta acerca de los sentimientos; no obstante cuando se llego a la adolescencia, aceptan las naciones
estereotipados de cómo deberán ser y reprimen los verdaderos sentimientos en áreas de ser "lindas" (L.
M. Brown y Gilligan, 1990) cuando reconocen que están perdiendo parte de sí mismas, lo cual significa
que ya no puede tener relaciones auténticas, su confianza se resquebraja. Solamente quienes siguen
siendo honestas consigo mismas y con los demás y con la sociedad a la que pertenecen. La autoestima
de estas niñas sigue siendo alta, se considera competente y es más probable que no sigan carreras
tradicionales.

Factores étnicos en formación de la identidad:


El desarrollo de la identidad resulta especialmente complicado para los jóvenes procedentes de grupos
minoritarios. Una investigación que utilizó las medidas del nivel de identidad de Marcia (1966),
demuestra que una proporción mayor de adolescentes de grupo minoritarios con respecto a los jóvenes
de raza blanca se halla en el nivel de "exclusión". Una síntesis de la literatura existente sobre el tema
concluye que el color de la piel, las diferencias del lenguaje, los rasgos físicos y estereotipos sociales
son de gran importancia en la formación del auto concepto, y que los adultos pueden ayudar a los
jóvenes a tener un concepto positivo de sí mismo algunos pasos para estimular la formación saludable
de la identidad entre los niños de grupos minoritarios incluyen admirarlos a permanecer en la escuela,
cuidar de su salud física y mental, proporcionar los sistemas de ayuda social como las redes de apoyo y
centros religiosos, fortaleciendo así su herencia cultural.

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No existe propiamente una peculiar psicología dinámica de la adolescencia; sin embargo; no se deben
ignorar ciertas cualidades evolutivas que caracteriza la motivación del adolescente de un modo
relativamente propio y constante. La adolescencia se hace cada vez más consciente de las relaciones
que existe entre ellas y la sociedad, de tal modo que sus motivaciones se transforman progresivamente,
de egocéntricas que eran casi totalmente en la fase precedente, en socio-céntricas tal como aparecen
en la fase evolutiva.

La necesidad del contacto psicosocial presenta características peculiares en la adolescencia, que se


puede resumir como sigue:

Creciente contacto con la sociedad:


El joven pasa gran parte de la jornada fuera de la propia familia; en la escuela y en el ambiente de
trabajo tiene la posibilidad de establecer interacciones sociales con sus coetáneos y con los demás cada
vez más extensas y duraderas.
Creciente adhesión a las ideologías corrientes:
La adquisición de poderes mentales más vastos, el acceso al pensamiento formal y a todas las
operaciones que comporta, además de facilitar la compresión del ambiente, suscita en el adolescente el
deseo de elaborar teorías, de participar activamente en las ideas de los hombres con que vive y las
corrientes de pensamiento cultural de los contextos sociales en que está inserto.
Creciente comportamiento de los demás:
Dependiendo siempre de la maduración intelectual, y también emocional y social el adolescente se hace
más idóneo para ponerse en sintonía con los demás, para dialogar con sus coetáneos y con los adultos,
para descubrir el significado de sus actividades, para colaborar en el plano de las ideas.
Creciente emancipación de la familia:
A medida que las experiencias sociales del adolescente se extienden y se amplían los contactos con las
personas, se separa emocionalmente de su propia familia, parcialmente de los padres. Los cambios
condicionados por la pubertad tienen una incidencia fundamental en le proceso de emancipación de la
familia por parte del adolescente.
Creciente adaptación heterosexual:
La vida escolar y de grupo facilita la adaptación heterosexual del adolescente. Las investigaciones
llevadas a cabo en este sentido revelan un progresivo acercamiento de los sexos en la edad de la
adolescencia, según modalidades condicionadas de modo diverso por la madurez personal y por el
ambiente sociocultural.

La categoría de las necesidades psicológicas, especialmente la de la conservación existencial y la de


la integración universal, hallan en el período de la adolescencia su afirmación más decidida. La
necesidad psicosocial es presentada como uno de los tipos de interacción que necesita la unidad vital
"yo y el mundo" u "organismo y ambiente".

El hombre revela una doble tendencia:


1. La tendencia a conservarse y a expansionares; a no desaparecer socialmente, a afirmarse y
desarrollarse según un plan de vida pre-establecido, a ocupar con responsabilidad el propio lugar, a
realizarse como persona, defender y ampliar la esfera de su propio lugar, a realizarse como persona,
a defender y ampliar la esfera de su propia independencia y liberta. Dicha tendencia es tanto más viva
en el individuo que todavía no ha ocupado su propio lugar o que esta inseguro de sí mismo. La
previsión de no lograr el desarrollo o la conservación en el plano psicosocial crea a menudo una
tensión tan profunda que puede comprometer el equilibrio personal.

2. La tendencia a la comunicación con los demás; al intercambio, al apoyo, a la protección, a la


simpatía, a la entrega de sí mismo, que se manifiesta más en el sujeto que no goza de una buena
integración social o teme no lograrla eficazmente. En la vida aislada, que se realiza fuera de la
comunicación social, frecuentemente hallamos la inseguridad, inquietud y angustia.

Inserción de la comunidad:
Es necesario prever el ambiente favorable en el que, antes de cualquier otra cosa, se aprendan los
sentimientos, los valores, los ideales, las actitudes y los hábitos de significación ético social. Es ésta una
responsabilidad precisa primero de la familia y después de la escuela; formar en los muchachos
personalidades socialmente adaptadas de modo que, al salir del círculo familiar y escolar, puedan ocupar
el lugar que les corresponden en la comunidad de los ciudadanos. Hay en las jóvenes actitudes que
puedan llamarse prevalentemente sociales, porque están fundadas en necesidades que están en sí
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mismas orientadas socialmente a la necesidad de aprobación de conformidad, de reconocimiento y
participación. Estos factores llevan a la formación de grupos sociales como: clubes, equipos,
fraternidades, organizaciones juveniles, etc.

La función específica de tales grupos es la de favorecer el proceso de socialización mediante la


comunicación entre los hombres. Con participación activa de estos grupos, los adolescentes pueden
adquirir muchos de los conceptos fundamentales y de los procedimientos que están en la base de una
prospera vida social.

Las actividades juveniles hacia la sociedad consideradas globalmente son más bien pesimistas, en el
sentido que la sociedad se considere como una construcción arbitraria hacha por los adultos. Esta
sociedad de adultos produce en muchos un estado de ánimo de repulsión, en las transacciones, en la
astucia o en la fuerza, y muy raras veces en la honestidad. Un rasgo característico del joven es el
espíritu de camaradería, que un hecho social elemental, incluso antes de ser un sentimiento. El vínculo
camaradería existía ya en los años anteriores, en el ámbito de la escuela; Los jóvenes experimentan una
camaradería nueva: nace el sentimiento del compromiso común. La aspiración a la libertad se identifica
con la defensa de la persona humana; pero lo que se exige no es tanto el reconocimiento del derecho a
ser libre. Hay que tener presente que una cosa es la necesidad de socializarse, y otra la degeneración
de esas instancias primitivas en fenómenos de colectivismo que no apagan la agresiva, sino que la
exacerban.

Por eso la problemática de la sociedad requiere una técnica adecuada de tipo organizativo para que
puedan concretarse positivamente. Su realización descoordinada acaba por disocializar realmente al
individuo en los umbrales de la madurez. Muchas actividades antisociales de los adultos se ven como
productos de inadaptaciones precedentes de tipo conflictivo acaecidas en el ámbito de la vida de grupo
durante la edad evolutiva.

Desarrollo sexual del adolescente


Los cambios físicos que ocurren en la pubertad son los responsables de la aparición del instinto sexual.
En ésta etapa su satisfacción es complicada, debido tanto a los numerosos tabúes sociales, como la
ausencia de los conocimientos adecuados acerca de la sexualidad. Sin embargo, a partir de la década
de 1960, la actividad sexual entre los adolescentes se ha incrementado. Por otro lado, algunos
adolescentes no están interesados o tienen información acerca de los métodos de control de natalidad a
los síntomas de las enfermedades de transmisión sexual. Como consecuencia de esto, el numero de
muchachas que tienen hijos a esta edad y la incidencia de las enfermedades venéreas esta aumentando.

Identidad sexual
La orientación sexual del adolescente, al margen de las prácticas que puedan haber existido
inicialmente, puede dirigirse hacia personal del mismo sexo del propio sexo o hacia actividades sexuales
peculiares. La homosexualidad no es una enfermedad ni un vicio, sino una particular orientación del
deseo ante la que hay que dejar de lado todo el prejuicio moralizante y toda idea preconcebida.

La relación sexual, en el ser humano, no se limita a un comportamiento encaminado a la reproducción,


sino que pone en juego un profundo intercambio de deseos y peculiaridades individualidades. Durante la
adolescencia, el deseo sexual de los jóvenes puede verse afectado por tendencias particulares
(fetichismo, sadismo, masoquismo), exactamente como sucede con los adultos.

Al analizar la sexualidad de los jóvenes durante la adolescencia hay que referirse, casi siempre, a
prácticas más que tendencias. Su verdadera definición sexual puede discurrir por causas muy distintas a
determinadas conductas específicas que de forma ocasional puedan aparecer. Nada está consolidado
en ellos ni nada es aún definitivo.

Las glándulas endocrinas y el hipotálamo.


Una glándula endocrina es una glándula que secreta hormonas internamente. Las hormonas pueden
llegar a cada célula del cuerpo toda vez que son secretadas al torrente sanguíneo. Sin embargo, cada
hormona tiene órganos objetivos a los que instruye sobre lo que deben hacer y cuando deben actuar.

La glándula hipófisis.
Se localiza en la base del cerebro. Se le identifica principalmente como la glándula maestra que produce
hormonas que regulan el crecimiento.

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Las hormonas gonadotróficas son secretadas por la glándula hipófisis y tienen influencia sobre las
gónadas o glándulas sexuales. Hay dos hormonas gonadotróficas, la hormona folículo estimulante y la
hormona luteinizante, que estimulan el crecimiento de los óvulos en los ovarios y del esperma en los
testículos.

La hormona del crecimiento, afecta el crecimiento total y el modelamiento del esqueleto. La


deficiencia en esta hormona provoca enanismo, mientras que el exceso causa gigantismo.
La glándula hipófisis también secreta una hormona lactogénica, la luteotrófica, que contiene la hormona
prolactina, que influye en la secreción de leche por las glándulas mamarias.

Las gónadas.
Las gónadas, glándulas sexuales, son los ovarios en la mujer y los testículos en los hombres. Los
ovarios secretan un grupo de hormonas conocido como estrógenos, que estimulan el desarrollo de los
órganos sexuales y de las características segundarias femeninas. También secretan progesterona,
hormona que se produce después del desprendimiento del óvulo del folículo ovárico. La progesterona es
de principal importancia en la preparación del útero para el embarazo y para su mantenimiento.

En el varón los testículos comienzan la producción de la hormona androgénica testosterona. Ésta


hormona es responsable del desarrollo de los órganos sexuales masculinos. Las secreciones
hipofisiarias de las hormonas folículo estimulante y luteinizante estimulan la producción y crecimiento de
las células espermáticas. La testosterona también es responsable del desarrollo y preservación de las
características sexuales segundarias masculinas.

Las glándulas adrenales y el hipotálamo.


Se localizan justo por encima de los riñones. En la mujer producen bajos niveles de andrógenos (las
hormonas sexuales masculinizantes) y de estrógenos (las hormonas sexuales feminizantes). Aunque
las glándulas adrenales secretan en el hombre tanto andrógenos como estrógenos, producen mayores
cantidades de los primeros.

El hipotálamo es una pequeña área del cerebro que controla la motivación, emoción, placer y dolor en el
cuerpo y regula funciones como la lactancia, el embarazo, los ciclos menstruales, la producción de
hormonas, la ingestión de líquidos, la alimentación, la respuesta y conducta sexual. El hipotálamo tiene
gran importancia en la producción y regulación hormonal, produce una sustancia química llamada
hormona liberadora de gonadotrofina que controla la producción y liberación de la hormona folículo
estimulante y de la hormona luteinizante.

Maduración y funciones de los órganos sexuales.

En el hombre:
Los principales órganos sexuales masculinos son el pene, escroto, testículos, próstata, vesículas
seminales, epidídimo, glándulas de cowper, uretra y conductos deferentes. Durante la adolescencia
ocurren cambios importantes en esos órganos. Los testículos y el escroto comienzan a crecer con
rapidez aproximadamente a la edad de 11 años y medio. Dicho crecimiento se vuelve bastante más
rápido después de la edad de 13 años y medio para luego hacerse más lento. Durante este periodo, los
testículos aumentan una y media veces su tamaño y su aproximadamente ocho y media veces su peso.

El pene dobla su tamaño y su diámetro durante la adolescencia, con el crecimiento más rápido entre los
14 y 18 años. Tanto la próstata como las vesículas seminales maduran y empiezan a secretar semen. En
este tiempo maduran las glándulas de cowper y empiezan a secretar el fluido alcalino que neutralizan la
acidez de la uretra y la lubrica para permitir el paso seguro y fácil del esperma. Este fluido aparece en la
apertura de la uretra durante la excitación sexual y antes de la eyaculación.

El cambio más importante dentro de los testículos es el desarrollo de las células espermáticas maduras.
El proceso total de espermatogenesis, desde el momento en que se forma el espermatogonio primitivo
hasta que se convierte en un espermatozoide maduro.
Los muchachos adolescentes pueden preocuparse por poluciones nocturnas, conocidas como sueños
húmedos, dichas experiencias son normales, no ocasionan daño alguno y pueden ser aceptadas como
parte de su sexualidad.

En la mujer:

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Los principales órganos sexuales internos femeninos son la vagina, las trompas de Falopio, el útero y los
ovarios. Los órganos sexuales femeninos externos son la vulva, el clítoris, los labios mayores, los labios
menores, el monte de venus y el vestíbulo, podemos mencionar también el himen que es el pliegue de
tejido que cierra parcialmente la vagina de la mujer virgen.

En la pubertad, aumenta la longitud de la vagina, su cubierta mucosa se hace más gruesa y más elástica
y cambia a un color más intenso. Las paredes internas de la vagina cambian su secreción de la reacción
ácida en la adolescencia. Las glándulas de Bartolin empiezan a secretar sus fluidos.

Los labios mayores, prácticamente inexistentes en la niñez, se agrandan considerablemente durante la


adolescencia al igual que los labios menores y el clítoris. El monte de venus se hace más prominente por
el desarrollo de una almohadilla de grasa. El útero duplica su tamaño, mostrando un incremento lineal
durante el período que va de los 10 a los 18 años. Los ovarios incrementan notoriamente su tamaño y
peso, muestran un crecimiento bastante estable desde el nacimiento hasta los 8 años, cierta aceleración
desde los 8 años hasta el momento de la ovulación (12 a 13 años) y un incremento muy rápido después
de alcanzar la madurez sexual. Indudablemente este es el resultado de la maduración de los folículos,
cada niña nace con aproximadamente 400.000 folículos en cada ovario. Para el momento en que
alcanza la pubertad, este numero ha disminuido a cerca de 80.000 en cada ovario. Por lo general, un
folículo produce un óvulo maduro aproximadamente cada 28 días por un periodo de 38 años, lo que
significa que maduran menos de 500 óvulos durante los años reproductivos de la mujer.

Cambios físicos del adolescente.


Los cambios biológicos que señalan el fin de la niñez incluyen el crecimiento repentino del adolescente,
el comienzo de la menstruación del adolescente, el comienzo de la menstruación de las mujeres, la
presencia de semen en la orina de los varones, la maduración de los órganos sexuales primarios (los
que se relacionan directamente con la reproducción) y el desarrollo de las características sexuales
secundarias (señales fisiológicas de la madurez sexual que no involucran en forma directa a los órganos
reproductores).

Pubertad:
Es el proceso que lleva a la madurez sexual, cuando una persona es capaz de reproducirse; algunas
personas utilizan el término pubertad para indicar el fin de la maduración sexual y el de pubescencia
para referirse al proceso.

El momento de la pubertad:
La pubertad tarda casi 4 años y comienza alrededor de 2 años antes que en las niñas que en los
muchachos. En promedio, las niñas comienzan a mostrar el cambio de este período hacia los 9 ó 10
años de edad y llegan a la madurez sexual hacia los 13 ó 14. Sin embargo, las niñas normales pueden
presentar las primeras señales a los 7 años o después de los 14, llegando a la madurez sexual a los 9 ó
16. La edad promedio para que los chicos entre en la pubertad es a los 12, alcanzando su madurez
sexual a los 14, sin embargo los niños normales pueden comenzar a manifestar sus cambios a los 9
años ó a los 16 y llegan a la madurez a los 11 ó 18.

Los cambios físicos del adolescente siguen una secuencia que es mucho más consistente, que su
aparición real, aunque este orden varíe en cierta forma de una persona a otra.

El comienzo de la pubertad:
La pubertad comienza cuando, en algún comienzo determinado biológicamente, la glándula pituitaria de
una persona joven envía un mensaje a las glándulas sexuales, las cuales empiezan a segregar
hormonas. Este momento preciso esta regulando aparentemente por la interacción de los genes, la salud
del individuo y el ambiente; también puede relacionarse con un nivel de peso crítico. La pubertad
entonces, se representa como respuesta a los cambios en el sistema hormonal del cuerpo, los cuales se
activan ante una señal psicológica. Su respuesta en una niña es que en los ovarios empiezan a producir
una gran cantidad de hormonas femeninas llamadas estrógenos, y en el muchacho los testículos
comienzan la producción llamada endróguenos. Hacia los 7 años de edad los niveles de estas hormonas
sexuales comienzan a aumentar, poniendo en movimiento los eventos que identifican la pubertad. El
estrógeno estimula el crecimiento de los genitales femeninos y el desarrollo de los senos, mientras que
el endrógeno estimula el crecimiento de los genitales masculinos y el vello corporal.

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Las hormonas están estrechamente relacionadas con las emociones, en especial con la agresión en los
muchachos y la agresión y depresión en las niñas. Algunos investigadores atribuyen la creciente
emocionalidad y cambio en al estado de ánimo de la adolescencia temprana a las hormonas, pero es
necesario acordar que en los seres humanos la influencia social se combina con las hormonas y puede
predominar. Aunque existe una relación bien establecida entre la producción de las hormonas
testosterona y la sexualidad, los adolescentes comienzan la actividad sexual más de acuerdo con lo que
sus amigos hacen que los que sus glándulas producen. A estos parámetros del comienzo de la pubertad
le podemos agregar la relación entre el estrés y la pubertad; pues la forma como el desarrollo físico,
cognoscitivo y de la personalidad influye entre sí.

Las niñas que discuten más con sus madres maduran más rápido físicamente que tienen relación más
tranquila; es posible que un vínculo afectivo muy estrecho pueda ser estresante y que ese estrés pueda
afectar las secreciones hormonales que rigen la pubertad.

La tendencia secular:
Es una tendencia para alcanzar la estatura de adulto, y la madurez sexual a una edad más temprana.
Una tendencia secular solamente puede observarse a través de varias operaciones. Esta tendencia, que
influye aumento de estatura y el peso en la edad adulta, comenzó hace cerca de cien años y se ha
presentado en USA. Europa occidental y Japón, pero aparentemente no en algunas otras naciones.

La explicación más obvia es que los niños son más saludables, están mejor nutridos y reciben mejor
cuidado para madurar más temprano y crecer más saludables, están mejor nutridos y reciben mejor
cuidado para madurar más temprano y crecer más; esta explicación tiene el respaldo de la evidencia: la
edad de la madurez sexual se presenta más tarde en las naciones menos desarrolladas que las
industrializadas. La tendencia secular parece haber llegado a su fin, al menos en Estados Unidos, quizás
como un reflejo de estándares de vidas más elevados en la mayor parte de segmentos de la población.
Resulta evidente que la edad de la madurez sexual ha llegado a algún límite determinado genéticamente
y es posible que se reduzca más en el futuro por una mejor nutrición.

El crecimiento repentino del adolescente:


Es el aumento evidente en la estatura y peso que por lo general comienza en las niñas entre los 9 y 14
años. En general dura cerca de 2 años y poco después que el crecimiento repentino termina, el joven
alcanza su madurez sexual. En ambos sexos el crecimiento súbito del adolescente afecta prácticamente
todas las dimensiones esqueléticas y musculares, incluso los ojos crecen produciendo un aumento en la
miopía durante este período. Estos cambios son mayores en los varones que en las niñas y siguen su
propio cronograma, de modo que las partes del cuerpo están fuera de proporción por un tiempo.

Características sexuales primarias:


Las características sexuales primarias son todas aquellas en el cual está la presencia de los órganos
necesarios para la reproducción; como lo son:
En mujeres:
Ovarios
Trompas de Falopio
Útero
Vagina

En hombres:
Testículos
Pene
Escroto
Vesículas seminales
Próstata

El principal signo de la madurez sexual en las niñas es la menstruación, en los varones, la primera señal
de la pubertad es el crecimiento de los testículos y escroto y el principal signo de madurez sexual es la
presencia de semen en la orina, siendo éste fértil tan pronto exista la evidencia de esperma. A menudo
en la pubertad los varones se despiertan con una mancha húmeda o seca durante su estadía en la
cama: emisión nocturna ó eyaculacion involuntaria de semen que por lo regular se conoce como sueño
húmedo.

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Características sexuales secundarias:
Las características sexuales secundarias son signos fisiológicos de la madurez sexual que no involucran
directamente a los órganos reproductores. Incluye el crecimiento de los senos en las mujeres y el
ensanchamiento de los hombres en el varón, etc.

En mujeres:
Senos
Vello púbico
Vello axilar
Cambios en la voz
Cambios en la piel
Ensanchamiento y aumento de la profundidad de la pelvis.
Presencia de la menstruación.

En hombres:
Vello púbico
Vello axilar
Vello facial
Cambios en la voz
Cambios en la piel
Ensanchamiento de los hombros
Presencia del semen

La menarquia:
Es el signo más evidente de la madurez sexual de una niña; es la primera menstruación. La menarquia
se presenta casi al final de la secuencia del desarrollo femenino. Aunque en muchas culturas la
menarquia se toma como una señal del paso de niña a mujer, los primeros períodos menstruales no
incluyen la ovulación; sin embargo como en ocasiones la ovulación y la concepción se puede presentar
en otros primeros meses, las niñas que han comenzado a menstruar y si mantienen relaciones sexuales
pueden quedar embarazadas.

Cambios psicológicos en el adolescente.


La adolescencia es quizás la época más complicada en todo el ciclo de la vida humana. Los
adolescentes son muy conscientes y están seguros de que todo el mundo los observa, entre tanto, su
cuerpo continuamente los traicionan; sin embargo la adolescencia también ofrece nuevas oportunidades
que los jóvenes abandonan de diferentes maneras. No sabemos porque la maduración comienza cuando
lo hace, ni podemos explicar tampoco cual es el mecanismo exacto en la que la desencadena, solo
sabemos que a cierta edad determinada por factores biológicos esto ocurre. Todos estos factores
ayudan de una manera u otra a crear responsabilidad en cada joven, lo que hace temprana o
tardíamente que este obtenga una maduración intelectual que le hará abrir la memoria y pensar mejor
las cosas antes de actuar.

Maduración temprana o tardía en los varones:


Una investigación ha encontrado que los varones que maduran rápido son equilibrados, calmados,
amables, populares entre sus compañeros, presentan tendencias de liderazgo y son menos impulsivos
que quienes maduran tarde. Existen aspectos a favor y en contra de ambas situaciones; a los
muchachos les agrada madurar pronto y quienes lo hacen parecen beneficiase en su autoestima, al ser
más musculosos que los chicos que maduran tarde, son más fuertes y tienen mejor desempeño en los
deportes y una imagen corporal más favorable. Sin embargo la maduración temprana tiene
complicaciones porque elige que los muchachos actúen con la madurez que aparentan. Quienes
maduran más tarde pueden ser o actuar durante más tiempo como niños, pero también pueden
beneficiase de un tiempo de niñez más largo.

Maduración temprana o tardía de las niñas:


A las niñas no les gusta madurar pronto; por lo general son más felices si no maduran rápido ni después
que sus compañeras, las niñas que maduran pronto tienden a ser menos sociables, expresivas y
equilibradas, son más extrovertidas, tímidas y tienen una expresión negativa acerca de la menarquia. En
general los efectos de la maduración temprana o tardía tienen mejor probabilidad de ser negativos
cuando los adolescentes son muy diferentes de sus compañeros bien sea porque están mucho o menos
desarrollados que las otras. Estas niñas pueden reaccionar ante el interés de las demás personas acerca

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de su sexualidad, por consiguiente los adultos pueden tratar a una niña que madura pronto con más
rigidez y desaprobación.

Interés por la apariencia física:


La mayoría de los adolescentes se interesan más en su aspecto que en cualquier otro asunto de sí
mismos, y a muchos no les agrada lo que ven cuando se ven en el espejo. Los varones quieren ser altos,
anchos de espalda y atlético; las niñas quieren ser lindas, delgadas, pero con formas, y con una piel y un
cabello hermoso, cualquier cosa que haga que los muchachos atraigan al sexo opuesto. Los
adolescentes de ambos sexos se preocupan por su peso, su complexión y rasgos faciales, lo que trae
como consecuencia biológica y hasta trastornos psicológicos la aparición del desorden en la salud como
desnutrición, descuido del peso (falta de autoestima) anorexia, bulimia, y hasta abuso de alcohol, drogas
y otros vicios. Las chicas tienden en ser menos felices con su aspecto que los varones de la misma
edad, sin duda por la gran énfasis cultural sobre los atributos físicos de las mujeres. Cuándo a los
adolescentes se les pregunta ¿qué es lo que no te gusta de tu cuerpo?. Generalmente los varones
responden nada, mientras que las niñas responden una serie de aspectos que en realidad odian;
cuestión que debe ser tratada como tema de autoestima para evitar trastornos psicológicos futuros.

Modalidades de satisfacción
A menudo, durante la adolescencia, aparecen conjunta o separadamente prácticas sexuales que serán
luego abandonadas. Nada está aún consolidado en estos momentos, y la aparición de conductas
homosexuales, por ejemplo, no implica una definitiva orientación hacia la homosexualidad.
Dentro de las modalidades de satisfacción encontramos tres: la masturbación, la práctica homosexual
y la práctica heterosexual. Es tan conveniente como necesario citarlas todas y atender cada una de
ellas. No es raro que durante este período se presenten, conjunta o separadamente, prácticas que luego
serán abandonadas.

Reténgase que se está hablando de prácticas y no de tendencias. En la conducta sexual adolescente


nada está aun consolidado, nada puede considerarse definitivo y, sobre todo, excluyente. La satisfacción
sexual es como mínimo algo difícil de conseguir en esta época de la vida, pero al mismo tiempo es
también lo que planea más imperiosas exigencias.

De la aparición saltuaria o intempestiva de conductas homosexuales, por ejemplo, no puede deducirse


una definitiva orientación del deseo hacia la homosexualidad. En todo caso, es necesario considerar,
ante todo, que no es la conducta manifestada sino los hitos de la evolución psicoafectiva infantil aquello
que marca de forma de forma indeleble la preferencia de cada individuo hacia tal o cual objeto de
satisfacción sexual.

La masturbación durante la adolescencia.


Las satisfacciones autoeróticas han sido, durante siglos, condenada desde numerosas actitudes
ideológicas que obviaron, o mejor dicho, se cuidaron mucho de dejar claro lo más evidente: la
masturbación es una forma sencilla de satisfacción sexual y no produce absolutamente ningún prejuicio
al sujeto, hombre o mujer, que la practica.

En esta modalidad sexual, la satisfacción queda limitada al orgasmo producido por la manipulación de
los genitales, con la participación de unas fantasías eróticas. Toda persona que se masturba sabe que el
placer que de ello obtiene es distinto al que produce la relación con otra persona. Ni mejor ni peor,
simplemente distinto. Y no es cierto que ambas formas de satisfacción se excluyan mutuamente, sino
que, al contrario, los fantasmas eróticos (que habitualmente tematizan las demás formas de satisfacción
no autoerótica) sirven de acicate para un deseo que, por definición, va mas allá de uno mismo.

La masturbación es con frecuencia la única forma de satisfacción sexual a la que puede recurrir el
adolescente, que –no esta de mas recordarlo- es una persona particularmente afectada por la virulencia
de los deseos y las emociones. No debe ser alentada, pero tampoco prohibida, y nunca los jóvenes
deben ser atemorizados con el esperpéntico catálogo de <efectos nocivos> que falsamente se le
atribuyen.

Las prácticas homosexuales.


En general, se trata sólo de una precipitación irreflexiva y apasionada hacia la satisfacción inmediata,
propiciada por ciertas situaciones de privación (internación prolongada en centros escolares, militares o
carcelarios; prohibición rotunda del acercamiento al otro sexo) en las que los deseos repetidamente
insatisfechos se exacerban.

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Los varones recurren a veces a la masturbación mutua, colectiva, o a formas de coito interfemoral.
Nunca o casi nunca a la penetración anal. Se trata de puras pruebas de fuerza y audacia ante la
transgresión que comete, amparadas en el liderazgo de otros y en el apoyo del grupo. Al mismo tiempo,
son circunstancias que obran a modo de iniciación simbólica del joven a un placer que va más allá de sí
mismo.

Las mujeres sucumben en ocasiones a la seducción producida por una amistad intensa y apasionada,
donde el contacto físico aparece como prueba final de afecto mutuo cuya conquista se torna
indispensable. También entre las chicas la práctica más frecuente es la masturbación mutua, las
caricias y los frotamientos que obran como iniciación de la adolescente al placer sexual.

Lo importante es que se trata de sucesos irrelevantes para la orientación sexual de sus protagonistas,
que discurre por caminos distintos y que no será modificada por una experiencia homosexual aislada.
Los jóvenes que, a través de estas experiencias, descubran en sí mismos tendencias latentes hacia las
personas de su propio sexo, no por ello hubieran dejado de percibirlo más tarde, en su vida sexual
ulterior.

El fracaso reiterado de una (o varias) relaciones amorosas propicia a veces el consuelo en una
apasionada amistad homosexual, donde lo sexual -insistimos- es tan solo una pequeña parte de lo que
está en juego. En otros casos, una educación férrea, unos padres celosos de <su niña> o del <hombre
de la casa>, promueven en un adolescente hastiado conductas de abierta transgresión.

Las prácticas heterosexuales.


La evolución radical de las costumbres sociales en los países desarrollados ha variado sustancialmente
los detalles de lo que hasta hace pocos años era un auténtico problema: la iniciación heterosexual. Así,
han quedado relegadas al recuerdo las iniciaciones que provenían del trato con prostitutas o, en el caso
de la mujer, las que se retrasaban hasta el matrimonio.

La práctica heterosexual es hoy algo normal entre los adolescentes de ambos sexos. Las relaciones
prematrimoniales no sólo son aceptadas socialmente, sino incluso recomendadas por la mayoría de los
especialistas. Y no puede ser de otro modo: El proceso de aprendizaje del joven adulto no puede dejar
de lado precisamente aquel campo en el que más inseguro se siente y del que todavía, en la práctica,
nada sabe.

Si bien el nerviosismo y la ansiedad que indefectiblemente acompañaban estas primeras experiencias de


iniciación pueden entorpecerlas o hacerlas fracasar en el plano del placer, nada habrá de traumático en
la decepción inicial. El adolescente podrá explicarse racionalmente los motivos del eventual fracaso y de
esta forma encauzar su ansiedad.

El adolescente que haya recibido la necesaria información sobre los aspectos teóricos, prácticos y
<técnicos> de las relaciones sexuales tiene bagaje de conocimientos y la madurez necesarias para que
sus primeras prácticas heterosexuales sean, para él y su pareja, algo satisfactorio.

Los adolescentes deben ser capaces de confrontar la presión que reciben de su propio deseo con la
realidad de la experiencia, sin la carga de ansiedad suplementaria que reciben da la ignorancia, de los
sentimientos de culpa o del miedo al castigo. Y sin ser instigados por una conducta de despecho hacia la
prohibición misma.

Desarrollo de inteligencia
Durante la adolescencia no se producen cambios radicales en las funciones intelectuales, sino que la
capacidad para entender problemas complejos se desarrolla gradualmente.

El psicólogo francés Jean Piaget determina que la adolescencia es el inicio de la etapa del pensamiento
de las operaciones formales, que pueden definirse como el pensamiento que implica una lógica
deductiva. Piaget asumió que esta etapa ocurría en todos los individuos sin tener en cuenta las
experiencias educacionales o ambientales de cada uno. Sin embargo en los datos de las investigaciones
posteriores no apoyan esta hipótesis y muestran que la capacidad de los adolescentes para resolver
problemas complejos está en función del aprendizaje acumulado y de la educación recibida.

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1. La inteligencia sometida.
Muchos de los conflictos que vive el adolescente, por no decir todos, sin excepción, constituye episodios
absolutamente normales dentro del mismo proceso evolutivo impuesto por el desarrollo del individuo.
Esta normalidad sin embargo, no evita que los adolescentes vivan esta etapa con incertidumbre y
ansiedad. Así los brotes de emotividad las crisis internas, acompañados por los cambios físicos y
hormonales propios de la edad, en estos momentos van ha tener una gran incidencia en el rendimiento
intelectual. Los maestros y profesores, sobre todo, saben perfectamente que suele ocurrir en estas
edades. Los alumnos que hasta la fecha habían venido trabajando con resultados más que excelentes,
demostrando en cada etapa un nivel óptimo de inteligencia, de repente entran en una fase de
desconcierto y retroceso, tienen dificultades de comprensión y concentración en clases y para realizar
las tareas escolares en casa.

Explicación: aunque los conflictos que vive el adolescente constituyen episodios inevitables en el
desarrollo del ser humano, los jóvenes sucumben temporalmente a la incertidumbre y a la ansiedad. En
semejante situación reaccionan poniendo en juego sus recursos cognitivos, que al ser desviados de su
función original disminuye temporalmente las facultades del individuo.
Durante algún tiempo, los adolescentes de ambos sexos deberán poner en juego toda su capacidad
intelectual para afrontar y resolver los inevitables conflictos que conllevan la adolescencia.

2. El razonamiento proporcional.
En el estadio de las operaciones formales, el niño descubre el concepto de proporcionalidad y, lo que no
es menos importante, desarrolla su capacidad para operar con proporciones. Razonamiento proporcional
permite utilizar una relación matemática cierta y completa para deducir una segunda relación también
matemática. Contemplado desde una perspectiva exclusivamente aritmética, este aprendizaje esta
previsto en los programas del calculo que debe desarrollar el escolar. Sin embargo, sin embargo es
necesario hacer hincapié en la diferencia existencia entre adquirir la mecánica operatoria que permite
aplicar correctamente una ecuación a una solución de un problema, asimilar la noción de
proporcionalidad aplicada a diferentes ámbitos lógicos. Esta noción es una de las habilidades o
facultades cognitivas fundamentales y el niño la adquiere a través de la observación, la reflexión y la
experimentación.

Piaget a explicado como los niños, después de cumplir los once y doce años de edad, recorriendo este
camino pueden llegar a comprender el concepto de proporcionalidad con distintos ejemplos. Entre ellos
el equilibrio en los brazos de la balanza.

En primer lugar, el sujeto ha descubrir que ha aumentando uno solo de los dos pesos rompe el equilibrio
y hace inclinar la balanza a su favor. A continuación, descubre que el equilibrio se recupera y mantiene
en cuanto los pesos son iguales en ambos lados y están situados a la misma distancia del centro.
Seguidamente en una tercera operación, descubre que sin variar el peso es posible inclinar la balanza
situada a mayor distancia del centro. Entonces llega a una importante conclusión: se alcanza el equilibrio
con dos pesos iguales, a condición, únicamente, que ambos estén situados a la misma distancia del eje
de la balanza.

Explicación: en los estadios de las operaciones formales el niño y la niña descubren el concepto de
proporcionalidad y aprenden a operar con proporciones. Piaget ha explicado la forma en que el niño va
avanzado a través de sucesivas etapas hasta adquirir el concepto de proporcionalidad. Observando, por
ejemplo, el comportamiento de una balanza, ha descubrir inicialmente el equilibrio producido por dos
pesos iguales, seguidamente experimentarlo en función de la distancia de los pesos al centro, y por
ultimo relacionar las dos causas con igualdad de efectos. El individuo ha asimilado el concepto de
proporcionalidad tras descubrir dos relaciones previas y a continuación la relación de ambas entre sí.

3. El uso de supuestos o proporciones.


Las proporciones o supuestos son enunciados operatorios que se usan momentáneamente para
representar la realidad, pero sobre cuya veracidad no existe demostración ni evidencia de ningún tipo. A
un adulto podemos proponerle, por ejemplo, que suponga que el precio de los objetos de los objetos de
plástico va ha mantenerse estabilizado en los próximos años, mientras que el de los objetos construidos
de madera se incrementara en más de un 50%, y pedirle que explique las razones que a su criterio
pueden justificar estas diferencias. No tendrá ninguna dificultad para aceptar estos supuestos y exponer
un razonamiento, probablemente apoyándose en el hecho de que la madera es un material noble y
además se trabaja con más dificultad. Un niño que se halla en el estadio de las operaciones formales

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podrá tener la misma reacción, ya que puede desheredase de los datos concretos y manejar
razonamiento probables e improbables.

Explicación: las operaciones o supuestos son enunciados que se utilizan momentáneamente para
presentar la realidad. Un adulto o un niño que se halla en el estadio de las operaciones formales no
tienen ninguna dificultad para utilizar supuestos en sus razonamientos. En cambio, mientras el individuo
permanece aun el estadio de las operaciones concretas difícilmente puede dejar de remitirse a las
experiencias reales.

4. La experimentación científica.
En el estadio de las operaciones formales aparece también la experimentación científica. Experimentar
significa probar o ensayar distintas hipótesis, buscando la solución de un problema. El niño que atraviesa
el estadio de las operaciones concretas experimenta por el sistema de tanteos, y nada se opone a que
muchas veces consiga dar con el resultado perseguido. No obstante, ni siquiera después de haber
resuelto con éxito una determinada operación puede justificar su razonamiento o enumerar los distintos
ensayos que han ido efectuando.

En cambio, cuando ha alcanzado cierta habilidad en el desarrollo de las operaciones formales procede
sistemáticamente, trabajando con una lista de todos los factores que puede intervenir en la solución y
teniendo en cuenta los correspondientes niveles o variables. Es decir procede de forma científica y
sistemática.

Explicación: el niño pequeño experimenta por el sistema de tanteos, acertando a veces con el resultado
que persigue. Sin embargo, la experimentación verdaderamente científica, es decir, sistemática, no
aparece en los individuos antes de los doce años o trece. Tan solo se anticipa en determinados casos si
ha existido un periodo previo de instrucción.

5. El egocentrismo racional.
Toda nueva habilidad intelectual suele dar lugar, al principio, a una interpretación egocéntrica del mundo,
que el sujeto elabora centrándose en esta habilidad. Por eso se ha hablado de un egocentrismo racional
e intelectual que aparece en el adolescente, en el estadio de las operaciones formales, equiparable en
algunos aspectos el egocentrismo que se ha manifestado en el lactante y en el niño durante la primera
infancia.

Esta nueva forma de egocentrismo es fruto del mismo desarrollo intelectual que esta a punto de ser
culminado en los años de la adolescencia. El joven, en efecto, cuando ha aprendido a utilizar los
conceptos abstractos, cree que las reflexiones y teorías son poco menos que todopoderosas, y sin
detenerse a pensar que cualquier conclusión lógica ha de venir refrendada por la realidad, el mundo, lo
que en su opinión debe concluir con sus razonamientos, y no a la inversa.

Explicación: el adolescente vive inicialmente un periodo de egocentrismo intelectual durante el cual


tienden a creer que sus teorías y reflexiones son poco menos que poderosas. Esta actitud tendrá no
obstante poca vigencia, y desaparecerá en cuanto el individuo descubra que la razón no esta para
oponerse ala realidad, sino para interpretarla y transformarla.

6. Los amigos y enemigos.


El perfeccionamiento de las funciones intelectuales permite al individuo ser cada vez más independiente
en sus ideas, teorías y juicios. Esto, no obstante, no rige para el círculo social al que voluntariamente
pueden vincularse. El adolescente se siente enormemente atado a su grupo y, más aún, si cabe, a sus
amigos.

Explicación: aunque los jóvenes procuran ser más independientes y autónomos día tras día, son
capaces sin embargo de someterse voluntariamente a los dictados del grupo de compañeros o amigos.
La amistad en estos momentos es un valor en alza, que los valores suelen depositar en una única
persona y las chicas reparten entre tres o más amigas intimas. Ahora mismo, es un valioso aliado que
ayuda a los jóvenes a dejar definitivamente atrás los años de la infancia.

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Desarrollo afectivo.
Tras el período turbulento de la preadolescencia, la conducta de los jóvenes suele sosegarse. Las
relaciones familiares dejan de ser un permanente nido de conflictos violentos y la irritación y los gritos
dejan paso a la discusión racional, al análisis de las discrepancias y hasta a los pactos y los
compromisos.

Esto significa que el adolescente ha conseguido librar con éxito el postrer combate contra las exigencias
libidinales infantiles, de las que no obtiene ya satisfacción, y está dispuesto a afrontar las dificultades que
conlleva su nueva condición, por fin plenamente asumida, de joven adulto.

A partir de este momento, el conflicto se desplaza desde la ambivalencia afectiva a la reivindicación de


ciertos derechos personales, entre los que destacan las exigencias de libertad e independencia, la libre
elección de amistades, aficiones, etc.

El adolescente intenta experimentar sus propios deseos más allá del estrecho círculo de las relaciones
familiares y para ello necesita imaginarse reprimido por los padres, lo esté o no. La fantasía de represión
de sus iniciativas es estructurante para su afectividad, que obtiene una base firme para iniciar
experiencias adultas. La represión real, por el contrario, coloca al adolescente en una situación de
desequilibrio, que puede precipitar prematuramente los tanteos del joven en el mundo de los adultos, o
bien –operando en sentido contrario- desacreditarlos por completo.

En resumidas cuentas: en este segundo momento de la adolescencia, los intereses afectivos de los
jóvenes abandonan masivamente el ámbito familiar, estableciendo nuevas elecciones de objetos
afectivos extrafamiliares, como es propio de todo adulto.

El problema reside en que la afectividad va mas allá de la familia, pero el adolescente sigue viviendo –y
tal vez por muco tiempo- en el domicilio paterno.

Desarrollo social.
El desarrollo social del adolescente empieza a manifestarse desde temprana edad, cuando en su
infancia (podemos decir a partir de los 10 años) empieza a pertenecer a pequeñas pandillas con la única
finalidad de jugar y de hacer travesuras.

A medida que se va desarrollando empieza a ver otras inquietudes a la hora de elegir a un amigo es
electivo tienen que tener las misma inquietudes, ideales y a veces hasta condiciones económicas; el
grupo es heterogéneo compuesto de ambos sexos ya no es como anteriormente mencionamos las
pandillas que en su mayoría eran homogéneas esto la mayoría de sus veces trae como consecuencia la
mutua atracción, gustarse el varón y la niña empieza con sus tácticas amorosas pero esto lo hablaremos
en el desarrollo sexual más ampliado.
El grupo adolescente se inicia sólo con dos el adolescente y el amigo precisamente el paso de un grupo
al otro se caracteriza porque el muchacho ya no se interesa por las aventuras de pandilla a la que
siempre ha pertenecido y busca la soledad; se asocia a un compañero, nada más que a uno; así inicia el
grupo puberal.

Algunos psicólogos se refieren ha ésta etapa como una de la más crítica del ser humano ya que el
adolescente ve a la sociedad o al mundo como un tema de crítica y rechazo, rompe el cordón umbilical
que lo liga a los padres, desconoce la autoridad o cualquier liderato y entre en ese período transitorio en
donde no se pertenece a una pandilla pero tampoco forma parte de un grupo puberal.

La comprensión la buscan fuera, en los compañeros, en los amigos, hasta encontrar el que va a
convertirse en su confidente, el adulto o los padres no llenan esos requisitos.
La critica y los sentimientos trágicos son la fuente de una conversación en dos adolescentes; hablan de
las muchachas, de los paseos y fiesta de los conflictos con los padres o depresiones. Estas
conversaciones están llenas de resentimientos imprecisos y son la fuente de verdaderas críticas
normativas. Esas conversaciones sirven para dejar salir sus preocupaciones y dar descanso a los
estados trágicos.

A veces las amistades en la adolescencia son pasajeras esto se debe como anteriormente menciona
vemos que ellos se unen por ser semejantes pero a medida que pasa el tiempo sus intereses van
cambiando, pronto su sentido social los lleva a extender el numero de miembros. Ahora bien, todos los

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adolescentes pasan por lo mismo estado psíquicos. Cuando la amistad está formada por dos muchachos
cuya situación conflictiva con el mundo es grave el lazo de unión lleva a una fuerte dosis de
resentimiento, todo gira en torno a actos de transgresión que llamaremos conducta antisocial.

Ahora hablaremos de transferencia imitativa de la personalidad: esta conducta se da cuando la pareja de


amigos busca y tiene su modelo en una personalidad superior y esto sucede cuando la pareja de amigos
no esta satisfecha con la igualdad o polaridad de sus tipos; sus modelos ha imitar son por lo general
gente del medio artístico.

Ya hemos hablado de la formación de la personalidad, que el resentimiento de los muchachos proviene


de la lucha con la sociedad y los padres. También hemos dicho que hay algo más hondo que el
resentimiento que es el afán de encontrar categorías al yo, esto es, la sustancia de sí mismo. Pero el
resentimiento es un lazo de unión grupal. Esto lo saben bien los líderes juveniles. El resentimiento puede
ser explotado para arrojar a los jóvenes a cualquier tipo de lucha.

Las actividades del adolescente tienen también como objetivo el olvido, el instinto de mostrar que el alma
de los puberal se carga de sentimiento dolorosos, triste, y que únicamente en esa época de la vida se
tiene complacencia del dolor, mediante sus tramitaciones en placer. El adolescente no es un ser
esencialmente alegre en consecuencia el adolescente gusta de esto placeres como bailar, asistir a
paseos ir al cine para mantenerse alegre pero cuando vuelven a la soledad, la tónica dominante no es
precisamente la alegría. En tal sentido, para finalizar este punto podemos concluir que el interés social
tiene únicamente carácter grupal.

Desarrollo de la personalidad
Sobre el desarrollo de la personalidad se han desarrollado variadas teorías, por parte de diferentes
autores dedicados al estudio de los diversos aspectos que influyen en el desarrollo y comportamiento del
individuo en la adolescencia.

La adolescencia es, si se quiere una etapa muy delicada y clave en el desarrollo de la personalidad que
va a regir la vida del adulto, su desarrollo social, emocional y desenvolvimiento positivo en la sociedad.
Según algunos autores, se creía, que el temperamento y el carácter, integrantes principales de la imagen
corporal estaban determinados biológicamente y venían predicados por la información general.

La imagen corporal adquiere mayor importancia cuando el adolescente se encuentra en grupos que dan
demasiada importancia a los atributos físicos tanto del varón como la hembra, o cuando en su entorno
familiar o social se burlan de cualquiera de sus características físicas, estatura, contextura, color, etc. La
imagen corporal se toma mas en cuenta en la hembra que en el varón y hasta en algunos casos
determinan la profesión escogida.

Pero es necesario hacer hincapié, que aunque la imagen corporal juega un papel en el desarrollo de la
personalidad, son factores de mayor importancia el ambiente donde se mueve el joven, la familia y los
valores que se mueven a su alrededor y de vital importancia la motivación como el motor que pone a
funcionar todas sus acciones hacia el logro de metas trazadas.

Problemas de la adolescencia.
1. Las tensiones internas.
El incremento de la tensión psíquica hasta cotas insospechadas es el primer resultado de la reaparición
de deseos inconscientes reprimidos durante infancia. El preadolescente se halla mal preparado para
resistir esta tensión, que ocasionalmente se descarga a través de actitudes antes desconocidas.
Egoísmo, crueldad, suciedad, o dejadez.

Son comportamientos propios de una primera y más conflictiva etapa de la adolescencia, en la que la
tormenta pulsional que se está desatado arrastra pulsiones parciales pre-genitales. (Orales y anales,
agresivas y sádicas) que el joven no consigue controlar con eficacia, y para las que busca una
satisfacción impostergable.

2. Disolución de la identidad infantil.


Suponiendo que el niño o la niña hayan crecido bajo un modelo educativo ni demasiado rígido, ni
demasiado permisivo (lo que coincide, afortunadamente, con la mayoría de los casos), el periodo de
crisis preadolescente, entre los trece y los quince, debe ser superado con éxito.

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Durante este período la lactancia, en efecto, se consolida la seguridad y la confianza en sí mismo
adquiridas tras la primera infancia, y ahora, al enfrentarse con nuevos conflictos, saben resistir mejor los
vaivenes emocionales a que son sometidos por la renovación pulsional: el tormentoso oleaje de los
deseos reprimidos y las satisfacciones anheladas.

La disolución de la identidad infantil coincide entonces con el segundo y definitivo final de la crisis
edipiana, renovada en parte tras la pubertad. Esto comporta la renovación de la castración sobre las
pulsaciones pre-genitales (orales, anales, fálicas) y sobre todos los deseo genitales que tengan algo de
incestuoso.

Explicación: son afortunadamente la mayoridad los niños y niñas que han crecido bajo un modelo
educativo tan distante de la rigidez como de una excesiva permisividad, y esto les va a ser muy útil ahora
para superar la crisis de la pera adolescencia.

La preadolescencia aparece tras la pubertad y suele tener una duración máxima de dos o tres años. Esta
etapa sumamente conflictiva para los jóvenes y también, por efecto reciproco, para padres y maestros.
Son inevitables y frecuentes los problemas escolares, los cambios profundos de carácter, la indolencia,
la melancolía y hasta, en determinados individuos y ocasiones, la crueldad y la violencia.

Solo la seguridad y la confianza adquirida durante la infancia permitirán al preadolescente concluir


airosamente su desarrollo afectivo.

3. Ser y tener
La evolución psicoafectiva infantil es distinta para el niño y para la niña -hemos insistido en ello– desde el
momento en que descubren las diferencias sexuales anatómicas. Si bien durante la infancia estos
procesos paralelos pueden no aparentar divergencias, salvo las que imponen las identificaciones con
figuras adultas correspondientes, es precisamente ahora, en la primera adolescencia, cuando los
distintos temores que aquejan a uno y otro sexo dan cuenta retrospectivamente ahora, de las formas de
organización psicosexual que siguen los seres humanos.

Explicación: las procuraciones de los varones, durante la adolescencia, se centran sobre todo en
poseer –tener- lo que ellos suponen es la esencia de la virilidad. Desde el momento en que el niño y la
niña descubren las diferencias sexuales anatómicas, su evolución psicoafectiva empieza a descubrir por
el cambio diferente. Esta divergencia se pone de manifiesto en los años de la primera adolescencia. Los
varones se esfuerzan en "tener" (pene, virilidad, casa, coche), mientras que las mujeres lo hacen en él
"ser" (bellas, admiradas).

4. Los temores masculinos.


Para los jóvenes varones, todas las preocupaciones se centran en los cambios físicos que acaban de
sufrir o todavía en curso, en forma de fantasía sobre supuestas malformaciones, defectos o
desproporciones que los proveerían de lo que ellos suponen es la esencia de la virilidad. El crecimiento y
el desarrollo del pene, los testículos y el vello corporal son el objeto preferencia de su tensión. Cualquier
mínima diferencia, real o imaginaria, con los cánones supuestamente normales suscrita gran angustia.

• El tamaño del pene ha sido todavía hoy una cuestión mal entendida, mitificada por la acción conjunta
de una larga y errónea tradición (que enuncia que los que poseen un pene más grande son los "mas"
hombres), los efectos de cierta pornografía y la connivencia de muchos adultos que, en su fuero
interno, sigue creyendo en tales sandeces.
• La desviación del pene en erección, a la derecha o izquierda, son otro tema estadísticamente
sobresaliente entre jóvenes, a los que va unido un difuso sentimiento de culpabilidad sobre las
prácticas masturbatorias, causa supuesta de la desviación.

Explicación: los temores del adolescente varón apuntan a supuestas malformaciones o defectos en lo
que suponen es la esencia de la virilidad: el tamaño del pene en erección. Todo ello inducido o gravado
por los sentimientos de la culpabilidad como resultado de prácticas o fantasías sexuales prohibidas.

5. Temores femeninos.
La angustia de las adolescentes no está centralizada. Aunque siga siendo lo físico su motivo principal,
todo el cuerpo, en tanto que el objeto investido por el poder de suscitar deseo en el otro, examinado con
atención.

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• El desarrollo del pecho, el tema candente entre las muchachas jóvenes. Hay que buscar también las
causas de esta deformación preocupación por el tamaño de los senos en nuestra tradición cultural,
que los ha considerado siempre el símbolo privilegiado de feminidad, belleza y excitación sexual.
• Un tema sujeto a sólidos prejuicios, afortunadamente en decadencia, es el himen: su presencia o
ausencia, su configuración, el supuesto dolor que provoca su desgarro y, como no, el papel que sé
selecciona atribuye en la determinación de la virilidad de la mujer.
• Preocupación de la mujer es la menstruación. Este importante proceso, que confirma al ayer niña en
su condición de la mujer, suele destacar en sus comienzos cierta dosis de ansiedad, fácilmente
cancelable con una información precisa y adecuada.

Explicación: el desarrollo de los senos es el tema candente entre las muchachas jóvenes, preocupadas
ante todo por su cuerpo en tanto que objeto investido por el poder de suscitar deseo.
El himen no permite determinar la virilidad en una mujer, y esta expuesto además a frecuentes roturas
accidentales.

La menstruación es el tercer gran tema de preocupaciones femeninas, y su aspiración suele destacar


cierta dosis de ansiedad que una información precisa y adecuada cancelara fácilmente.
- El aislamiento y la reflexión. Ante la inminencia de su plena incorporación a este nuevo mundo, en el de
los adultos, en el cual ha empezado ya a introducirse, y que descubre plagado de nuevas exigencias, el
preadolescente se siente desconcertado en muchos momentos y sucumbe a la necesidad de encerrar en
sí mismo.

Explicación: los adolescentes se sientes desconcertados ante su inminente incorporación al mundo de


los adultos. Muchos acontecimientos tienen lugar por primera vez en sus vidas y no todos pueden ser
asimilados de inmediato.
El aislamiento en muchos momentos, una necesidad vital para el adolescente, que necesita analizar
críticamente su pensamiento y sus emociones.

6. Los conflictos familiares.


A partir de estos momentos, y hasta que el adolescente haya dejado la niñez definitivamente atrás y
adquirido un concepto distinto de la realidad, más adulto, las críticas dirigidas contra los progenitores
pueden ser poco menos que incesantes e inspiradas por motivos muy diversos. Al principio son aspectos
más superficiales de la cotidianidad los que merecen su desaprobación, pero poco mas tarde, a medida
que van ampliando la comprensión del entorno social y cultural que le es propio, no dejan de
manifestarla ante cuestiones más esenciales o profundas.

Explicación: los primeros conflictos que vive el adolescente con sus familiares afectan a aspectos
familiares de la cotidianidad: la forma de vestir y pensar de los padres, sus rutinas, sus costumbres,
cuidado de la ropa y la habitación, los horarios, las salidas, etc.

Enfermedades nutricionales del adolescente.

Desnutrición proteínico-calórica:
La desnutrición es el resultado de una deficiencia de proteínas, lípidos y glúcidos en la alimentación
diaria. Cuando una persona no consume la suficiente cantidad de calorías durante un período de tiempo,
el cuerpo usa las proteínas para suplir las necesidades energéticas. Cuando esto ocurre, se pierden
proteínas de los músculos esqueléticos, de los órganos estomago, vísceras y de los depósitos
circulantes de proteína que se encuentran en la sangre y la linfa. Esta desnutrición se manifiesta en una
perdida de peso y una predisposición a las enfermedades como producto de una disminución de los
factores inmunológicos, esenciales para prevenir muchas enfermedades.

En el adolescente la desnutrición es sumamente peligrosa su peso y su estatura no se desarrollan


debidamente; los sistemas de órganos se afectan, en particular el sistema digestivo. Antes una
desnutrición proteínico-calórica, las células intestinales involucradas en la absorción de sustancias
nutritivas, que se encuentran recubriendo el interior del intestino delgado, se atrofia y se vuelven no
funcionales. Hasta un 90% de estas células, se pueden perder, por lo que la persona presenta una gran
dificultad para absorber los nutrientes, lo cual hace que la enfermedad sea mas grave.

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Obesidad:
Todos conocemos más o menos lo que es la obesidad: si una persona es relativamente gorda, se dice
que tiene sobrepeso; si la persona es demasiado gorda, se dice que es obesa. Precisemos esta
diferenciación: referido a tablas para venezolanos, un individuo que, según su contextura, sexo, tamaño
y edad, tiene un peso entre un 10% y un 20% mayor que el peso ideal, se dice que tiene un sobrepeso.
Si el peso de la persona tiene mas de un 20% por encima del peso ideal, esa persona es obesa.

La obesidad comienza en algunas personas durante su infancia o su adolescencia. A estas personas les
resulta más difícil reducir su peso que a las personas que comenzaron a ser obesas cuando ya eran
adultos. El grave problema que representa la obesidad es que las personas obesas, en general, sufren
de altos niveles de colesterol, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, artritis, irregulares en la
menstruación, varices, hernias y además, pueden ser rechazadas por la sociedad.

Un adolescente obeso debe someterse aun tratamiento dietético, acompañado de un plan de ejercicios,
para reducir su peso y alcanzar el peso ideal. Dada la fuerza de voluntad que se requiere para realizar
estas actividades, es necesario que el adolescente obeso reciba todo el apoyo y la motivación de parte
de sus padres y familiares.

Anorexia nerviosa:
Un problema que confrontan los adolescentes, es en especial las hembras es el de mantener el peso
que les dé una figura ideal, estilizada y delgada. Esta preocupación puede llevar a estados patológicos
como la anorexia nerviosa. Esta enfermedad se caracteriza por una preocupación extremada de perder
peso, lo cual puede llegar a poner en serio peligro tanto la salud como la vida de la persona.

El anoréxico es casi exclusivamente del sexo femenino en su etapa adolescente. La adolescente, en su


lucha por el éxito, influenciada por los medios de comunicación de masa, selección la disminución de
peso como una de las vías para alcanzar el éxito a través de un comportamiento competitivo y
perfeccionista. Ella desea tener la figura más delgada y el cuerpo más perfecto que cualquiera otro
adolescente de su misma edad. Esto puede convertirse en una obsesión, lo que lleva a perder mucho
más peso que el que debería perder.

Finalmente, aparecen los síntomas de la desnutrición: pobreza de racionamiento; cambio de


personalidad; extremada delgadez; disturbios hormonales que pueden ocasionar irregularidades en la
menstruación; piel reseca y pálida; perdida de la textura y salud del cabello; baja presión arterial; etc.

Bulimia:
La bulimia es una enfermedad nutricional descubierta en 1980 y se caracteriza por un apetito insaciable,
que se alterna con periodos de dieta o ayuno.
Estas prácticas traen graves consecuencias de desnutrición como: disminución de la concentración de
calcio y potasio sanguíneos, las cuales pueden ocasionar trastornos cardiacos o renales; deshidratación,
debido a la gran perdida de líquidos al vomitar o como resultado del efecto de los diuréticos y laxantes;
hemorragias internas y ulceras gástricas; inflamación de las glándulas salivales; daños irreversibles
sobre los dientes como resultado de los ácidos estomacales al vomitar; incapacidad para razonar como
resultado de la desnutrición.

Conclusión.
El hombre puede ajustarse a su ambiente cambiante sólo si se conoce a sí mismo, si sabe cuáles son
sus deseos, sus impulsos, sus motivos y necesidades. Tiene que volverse más prudente, más juiciosos y
más autónomo. En otras palabras, tiene que volverse mas maduro.

La tarea de guiar el desarrollo del niño para que pueda hacer frente a las exigencias de la vida no es
fácil. Y aunque los padres tienen que desempeñar un papel fundamental, no serán capaces de realizar
por sí solos la tarea. Especialmente en el caso de los jóvenes desposeídos, no tiene sentido esperar que
los padres (que frecuentemente están mal preparados) sean capaces de contrarrestar por si solos los
efectos paralizadores que en el desarrollo de sus hijos tienen la pobreza, la desnutrición, la educación
inadecuada, la discriminación y la desorganización social.

Sólo mediante un esfuerzo mucho más decidido, por parte de todos nosotros, que el que ahora se han
hecho, podremos confiar en llegar a mejorar nuestras condiciones, y en dar a todos nuestros hijos no
sólo la posibilidad de la mera supervivencia física, sino la de alcanzar un grado razonable de felicidad y
de eficiencia social.
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Bibliografía
• Zavallovi, Roberto. Biblioteca de la psicología. Editorial Heder, Pág. 65-71
• Pedagogía y Psicología Infantil. Biblioteca practica para padres y educadores. Pubertad y
Adolescencia. Cultural, S. A. Madrid-España
• Papalia, Diane. Psicología del desarrollo de la infancia a la adolescencia. Editorial Mc Graw Hill 3ra.
Edición. Pág. 608-613
• Papalia, Diane. Psicología del desarrollo. Editorial Mc Graw Hill 7ma. Edición, Pág. 532-540; 601-608
• Mc Kinney, J.P. Psicología del desarrollo edad adolescente. Editorial el manual moderno.
• Grinder. Adolescencia. Limusa Noriega Editores.
• Kagan, Jerome. Desarrollo de la personalidad en el niño. Cuarta reimpresión, marzo 1974. Editorial
Trillas, S. A. México
• Información encontrada en Internet
Linkografía.
• http://www.monografias.com
• http://www.hoy.com.ec/libro6/fasc04.htm
• http://www.hoy.com.ec/libro6/fasc18.htm
• http://pic.mendoza.gov.ar/mujer/embadole/adolemb1.htm

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR INSTITUTO PEDAGÓGICO DE


CARACAS CÁTEDRA: PSICOLOGÍA EVOLUTIVA PROFESORA: HIROSHIMA PALACIOS DE MUÑOZ
DEPARTAMENTO DE PEDAGOGÍA.
Trabajo enviado por:
Yezenia Bolívar
E-mail: bolivargal@cantv.net
Venezuela

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