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Hola a todos:
Les voy a contar porqué no veo ninguna contradicción en ser vegetariano, leer a
Gurdjieff, estar completamente de acuerdo con los resultados efectuados en mí
tras haber sido contactado por un grupo de alguien que recibió cercanamente su
enseñanza y considerarlo incluso uno de mis Maestros. Si Él decide hacer un
instituto de "Cristianismo", es para que los hombres puedan amar a Dios, a sus
padres, a su prójimo y a sí mismos, en la acepción más elevada del término.
Ya sabemos -como dato por lo menos- que para nacer hay que morir, así que les
contaré una fábula con los mismos personajes del famoso acertijo de Gurdjieff,
que me acabo de inventar. "Estaban el lobo, el cordero y la lechuga. El lobo se
muere en manos de un cazador, llega al cielo y San Pedro le pregunta, -Pues
bien hijito mío, ¿cómo te fue en la vida? -Bien, San Pedro, pero ¡ah! como me
gustaban las corderas-. Entonces llega al cielo el cordero de la historia y San
Pedro le hace la misma pregunta. El cordero contesta: -Muy bien San Pedro
pero ¡ah, qué miedo con las lobas!, sobretodo cuando tenían crías-. Agregaré un
poco, una de las lechugas se muere en el hocico de otro cordero, llega al cielo y
San Pedro le pregunta de nuevo. Ella contesta: -estaba yo ahí y de repente ya
no". ¿Quién pierde?. El lobo se las arregla siempre y a menos que los corderos
hagan un motín (¿oyeron la canción del lobito bueno?), siempre tiene alguno
que otro recurso a la mano para agradecer a Dios por las corderas, el cordero
acaba quejándose, la lechuga que siente con una parte distinta, por lo tanto, ni
sufre ni se lamenta. Me pueden decir que la historia está amañada. Después de
todo si el cordero dice: "¡Ah! al lobo malo, no te quise en vida", resulta ser el
perdedor, pues todo era un entrenamiento para amar al prójimo, y por lo menos
el lobo agradecía la presencia de las corderas, a su manera. Cuando el famoso
Amo que Gurdjieff describe llega al carruaje y es conducido al edificio, a la
fábrica y al apartamento podrá decidir qué hacer con todo eso. Nosotros no
sabemos nada acerca de ello. Mientras tanto, el lobo, el cordero y la lechuga son
solamente representaciones de algunos de los centros de la máquina que es el
hombre, el lobo no puede decidir conscientemente si le gustan las corderas
solamente para comer, o para otra cosa, tal vez el Amo decide que le gusta la
fotografía y se pone a fotografiar corderas...
Cuando uno ayuna existe un pequeño vacío que tiende a ser llenado siempre, ya
sea por hambre de otra cosa, por conocimiento, etc. Gurdjieff afirma que
debemos estar muy atentos. Por supuesto, haría trampa al sugerir que nuestros
corderos interiores son la fuente, y no el lobo, de inspiración en el trabajo.
Después de todo, lo que hagamos lo decidirá el Amo de cada quién, cuando
tome su lugar. A este respecto debo decirles que yo he hecho alguna que otra
travesura, por ejemplo me meto a donde están los leones en un circo y les
pongo miel de abeja en el agua. También tengo un aparato de hidrólisis (solución
de agua con sosa al que aplico los cables desnudos de un eliminador de
baterías) permanentemente en mi casa, a la cual son siempre bienvenidos, que
desdobla el oxígeno y el hidrógeno del agua, liberándolos, aumentando la
cantidad de gas en el planeta (una especie de macro-cámara-hiperbárica). El
resultado de esto es que no me están cobrando la dosis de oxígeno que las
lechugas seguirían produciendo de no haber sido comidas por mí o mis amigos
vegetarianos. Lo equivalente sería un pequeño bosque-ecológico-celestial
productor del oxígeno superior que sustentaría mi enseñanza, tal como lo hacen
los santos de verdad cada vez que van al cielo. Ellos, los que saben, han
cruzado el río, tantas veces como ha sido necesario y han llevado, una por una,
sus riquezas personales acumuladas con Dios sabe qué tipo de esfuerzos,
durante su vida, para ponerlas al servicio de la enseñanza. A diferencia de esto
yo estoy, casi, casi como niño rico que intentaría poner su escuela. Sí ya sé, eso
no lo haría yo, sino una máquina. Pero como Gurdjieff dice: "Nadie puede
hacer”... todavía.
Después de considerar esto, por favor, tenga en cuenta que también hay seres
como Gurdjieff que muestran formas de lograr llevar dentro de uno lo que
significa ser cristiano, “in vitro”, en un instituto, en un taller de yoga, etc. sin
necesidad de comprometerlo a ser el cristiano desayuno de algún simpático y
bonito león café-amarilloso.
¿No es el amor de una madre que amamanta la forma más conocida y espiritual
de ser el alimento de alguien?
Alguien después de todos los esfuerzos realizados a lo largo de sus vidas decide
con todo su ser ser vegetariano. ¿Qué logra con ello? Si usted lo encuentra y le
dice que se siente bien y cree que va avanzando en el camino, puede creerlo.
En verdad se avanza. Cuando un sabio alcanzó la iluminación, Osho relata que
simplemente se sentó a tomar thé. Nada había que cambiar. En esto consiste el
despertar. La percepción del Amor que actúa sin que lo sepamos, sin que
hagamos nada, sin nuestro consentimiento, acción u oposición.
Para dar rienda suelta a mi propio borrego, que ya llegó a los pastizales de la
alta montaña, tengo que decir las cosas como si él viviera a costa de sus propios
sufrimientos en vez de por la muerte del “pobrecito” lobo. Por que en serio se
cree muy inteligente. Como en las bodas, que para beber el vino bueno nos
tenemos que meter en la cocina. Para aclarar un poco más las cosas, Gurdjieff
describe claramente un método para lograr un alma inmortal que es ligeramente
distinto al método enseñado por Cristo. El método de este último es algo no se
recomienda ampliamente sin aplicar las respectivas restricciones (se tendría que
aclarar a los niños muy responsablemente que no intenten hacer esto en casa)
pues trata acerca de temas tan graves como el martirio y el sacrificio. Algo ya no
muy en boga actualmente. Bien dice Gurdjieff que Jesús era un brujo, que
conocía secretos y que los llevó a sus últimas consecuencias. Estos sacrificios
se realizaban, no con un afán masoquista por parte de los sacrificados, como
algunos sacrificadores y sacrificados posiblemente habrán supuesto, sino por el
mismísimo amor por parte de Nuestro Padre Celestial a ambos, los sacrificados,
los sacrificadores y al prójimo en general, tal como las antiguas enseñanzas lo
han mostrado. El sacrificio funciona entonces como sigue: al saciar el hambre o
el odio de los sacrificadores, se obtiene el perdón de lo Alto y las gracias para
todos los seres, incluidos los sacrificados, los sacrificadores y los demás. Barriga
llena, corazón contento, una vez que aquellos sacrificadores quedan saciados
en su amor propio, y su odio, por tantos borregos que se las dan de santos, pero
que solo son unos intolerantes de primera, los resultados bienhechores del
sacrificio llegan a todos los rincones de la creación para regocijo de los seres,
las divinidades y en especial de Nuestro Dios Padre Todopoderoso, en forma de
eructo o simplemente de un sueño reparador. Así, participando de las comilonas
y congraciándonos con el carnicero de la esquina o algún ávido defensor de la fe
“cristiana de algún tipo” dueño, además, de algún puesto de tacos al pastor en el
que no vendan cigarros, participamos del regocijo general, especie de comunión
placentera, logrando olvidar el berreo de nuestros propios y respectivos
corderos, de manera muy conveniente para los lobos monetarios de otros
respectivos intereses corporativos.
¿Quién quisiera ser un pez para saltar a la red?, y ¿quién quiere ser Judas? El
que no salte a la red ¿será Judas? Qué triste misterio sería la aventura
vegetariana, si por oponernos, no a ser el alimento de los demás, sino a
alimentarnos de los demás, solo nos quedara esta última opción. Como un día
me dijo una chica musulmana: “anda, vete con tu educación judeo-cristiana”.
Ustedes sabrán que me sentí como un lobo que se cae al río y tiene que nadar
hasta la orilla: completamente mojado. Yo aquí, intentando renovar los
intercambios...
Las tentaciones en el camino son ahora para los Judas de hoy lo que un taco de
pimienta para Hitler. Algo que fácilmente podría llegar a confundir el sobrepeso
espiritual, sobretodo si tiene la digestión espiritual pesada, con los alimentos
nuevos de los que hablábamos, pues al ayunar el espacio aparece. En vez de
esposas, suegros, amigas, amigos y cuñados felices tendríamos Sherhzades
contándonos cuentos, porque las esposas, esposos, hijos e hijas, que eran las
lombrices, las lechugas, los borregos y hasta los lobos que nos comimos, se
opusieron de tal forma a hacernos la digestión correcta o por lo menos cómoda,
sin más, impidiéndonos llegar a lo que en adelante seguía: el conocimiento y el
recuerdo de sí.
Lo que puedo adelantar es que Dios nos ha puesto en este mundo para
experimentar la diversidad. La religión musulmana es un permiso especial para
estar a salvo. Como un instructivo. Cada camino tiene una parte de la verdad.
Esto no lo dice el Corán literalmente, pero en alguna parte del Libro se dice que
aquél que perdona le será tomado en cuenta. Para los que no pueden hacerlo,
les da indicaciones muy claras. Después de leerlo, yo llego a mis propias
conclusiones: Dios-Alá da a cada quien lo que puede tomar. Podemos tolerar,
perdonar y amar. Yo mismo me digo ¿Qué mejor forma de amar que permitir el
tiempo propio de cada ser para gozarlo, en vez de exterminar para procurar mi
propio alimento?.
Otra historia se refiere al jardinero que poda y poda para que el árbol se vuelva
fuerte o para la vanidad del Amo que, a fuerzas, quiere un árbol con forma de
perrito. Así, leones, águilas y demás depredadores están aquí para que las
especies solo conserven aquellos miembros del grupo que podrán sacar
adelante a la especie. Esto puede parecer injusto, porque los más débiles suelen
ser los más amorosos. Entonces viene Jesús y les muestra una forma de
redención mediante el sacrificio voluntario. Han descendido del Altísimo caminos
menos extremos también. Existen dos ríos, pero si estamos en el río que no
queremos, y queremos saltar al otro río, debemos saber como hacerlo.
Mientras tanto, vean a los peces, que hasta siguen bebiendo y bebiendo, sin
absolutamente el menor problema, en el río... (y hasta con el típico aliento a
cerdo ahumado). De hecho esto me recuerda que solo Dios sabe porqué nos
pone en el lugar y la circunstancia que nos pone. Es más, creo que he escrito
todo esto porque todavía no digiero el guisado de cerdo que me comí el otro día
que me invitaron a ser padrino de bautizo de un vecinito. Dios me perdone
porque después de la fiestecita he tenido hasta problemas con estas personas.
¿El motivo?, tal vez el cerdito no quería ser comido.
No podemos todavía enseñar a rugir a las cebras y adiestrar a los gatos para
que coman hierba, queremos que nos llamen hombres con lobo y con cordero, la
evolución de las especies es un concepto que no vale para nada si no se
impregna del verdadero sentido del cambio, el amor, pero podemos aprender a
permitir en nosotros que la voluntad del Altísimo tome su forma y tiempo. Por
supuesto, quiero terminar tal como inicié este escrito, repitiendo que no se es
más si se come carne o no y nadie vino a ser servido sino a servir, pero,
¡hay, qué feliz es el alma al poderse explayar un poco, sin culpa
cualninguna, con los leones somnolientos, retozando y viendo florecitas,
después de su pequeña dosis de miel!..