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Vegetarianismo sin quejas

Hola a todos:

Les voy a contar porqué no veo ninguna contradicción en ser vegetariano, leer a
Gurdjieff, estar completamente de acuerdo con los resultados efectuados en mí
tras haber sido contactado por un grupo de alguien que recibió cercanamente su
enseñanza y considerarlo incluso uno de mis Maestros. Si Él decide hacer un
instituto de "Cristianismo", es para que los hombres puedan amar a Dios, a sus
padres, a su prójimo y a sí mismos, en la acepción más elevada del término.

Es muy famoso e importante el silencio que hizo Gurdjieff cuando le preguntaron


acerca de qué pensaba acerca del ayuno. No se es más, si se come carne o
no (entraría aquí en acción la sra. vanidad). Pero, por otro lado, ¿de qué le sirve
a alguien hablar del ayuno? Éste solo puede beneficiar a quien lo practica y
buenas razones ha de tener si insiste. Yo no estoy autorizado a decir más, pero
sí puedo referirme a mi propia experiencia. No se es anti-carnívoro, se es
vegetariano a secas o mejor, cristiano-incluyente-del-prójimo-animal; sabiendo
esto no excluye al prójimo-carnívoro. Si dejo de participar en las matanzas,
simplemente me siento mejor y he observado que tengo una percepción más
libre. Se los explicaré con una alegoría muy reciente. Si están en la selva y
quieren cristianizar a los animales, no van con las gacelas y les ponen una
bocina que grite "enemigas" frente a los leones. Tampoco van con el león y le
dicen "¡Mira, unas bonitas cebras!, ¿no quieres ser vegetariano?". Por esto,
puedo decir que la gacela y el león son mi prójimo; amo a ambos por igual. Pero
el mismo Gurdjieff aclara que la enseñanza no es para todos.

Cuentan que Hitler era vegetariano. Si un angelito le estuvo insistiendo en que


fuera vegetariano era, probablemente, porque Dios quería que lo que ganara
fuera una victoria para Dios no para el hombre o demonio tal como él creía ser.
Ustedes comprenderán que la famosa "lucha de los magos", era una lucha en la
vida real, en el cuerpo planetario y el alma de los discípulos, no solamente una
representación teatral con un mensaje. Nosotros no vivimos ese tiempo y ahora
gozamos de libertades religiosas, pero en aquel entonces (no ha pasado
mucho), todavía se consideraba al conocimiento como algo secreto. De tiempo
en tiempo sucede así. La fábula-adivinanza en que Gurdjieff plantea el siguiente
acertijo: "Quieren atravesar un río, tienen una barca y llevan consigo un lobo, un
cordero y una lechuga, ¿cómo pasaran a la otra ribera si solamente pueden
llevar consigo a uno de los tres cada vez?, es un ejemplo del amor. Uno debe
amar tanto al lobo, al cordero y a la lechuga. Otro tanto puede decirse de la
afirmación hecha en la segunda serie de libros, Encuentros Con Hombres
Notables, que versa así: solo podrá llamarse hombre a quien pueda
conservar intactos tanto al lobo como el cordero que han sido confiados a
su cuidado. Bien, no debo inferir aún, que se trata de cuando el lobo se vuelve
vegetariano, pues cuando al fin lo logra, muere al poco tiempo; y eso mi cordero
se lo lamentaría tarde o temprano, pero sí puedo imaginarme de a cual vida se
refiere con la palabra indemnes.

Ya sabemos -como dato por lo menos- que para nacer hay que morir, así que les
contaré una fábula con los mismos personajes del famoso acertijo de Gurdjieff,
que me acabo de inventar. "Estaban el lobo, el cordero y la lechuga. El lobo se
muere en manos de un cazador, llega al cielo y San Pedro le pregunta, -Pues
bien hijito mío, ¿cómo te fue en la vida? -Bien, San Pedro, pero ¡ah! como me
gustaban las corderas-. Entonces llega al cielo el cordero de la historia y San
Pedro le hace la misma pregunta. El cordero contesta: -Muy bien San Pedro
pero ¡ah, qué miedo con las lobas!, sobretodo cuando tenían crías-. Agregaré un
poco, una de las lechugas se muere en el hocico de otro cordero, llega al cielo y
San Pedro le pregunta de nuevo. Ella contesta: -estaba yo ahí y de repente ya
no". ¿Quién pierde?. El lobo se las arregla siempre y a menos que los corderos
hagan un motín (¿oyeron la canción del lobito bueno?), siempre tiene alguno
que otro recurso a la mano para agradecer a Dios por las corderas, el cordero
acaba quejándose, la lechuga que siente con una parte distinta, por lo tanto, ni
sufre ni se lamenta. Me pueden decir que la historia está amañada. Después de
todo si el cordero dice: "¡Ah! al lobo malo, no te quise en vida", resulta ser el
perdedor, pues todo era un entrenamiento para amar al prójimo, y por lo menos
el lobo agradecía la presencia de las corderas, a su manera. Cuando el famoso
Amo que Gurdjieff describe llega al carruaje y es conducido al edificio, a la
fábrica y al apartamento podrá decidir qué hacer con todo eso. Nosotros no
sabemos nada acerca de ello. Mientras tanto, el lobo, el cordero y la lechuga son
solamente representaciones de algunos de los centros de la máquina que es el
hombre, el lobo no puede decidir conscientemente si le gustan las corderas
solamente para comer, o para otra cosa, tal vez el Amo decide que le gusta la
fotografía y se pone a fotografiar corderas...

Cuando uno ayuna existe un pequeño vacío que tiende a ser llenado siempre, ya
sea por hambre de otra cosa, por conocimiento, etc. Gurdjieff afirma que
debemos estar muy atentos. Por supuesto, haría trampa al sugerir que nuestros
corderos interiores son la fuente, y no el lobo, de inspiración en el trabajo.
Después de todo, lo que hagamos lo decidirá el Amo de cada quién, cuando
tome su lugar. A este respecto debo decirles que yo he hecho alguna que otra
travesura, por ejemplo me meto a donde están los leones en un circo y les
pongo miel de abeja en el agua. También tengo un aparato de hidrólisis (solución
de agua con sosa al que aplico los cables desnudos de un eliminador de
baterías) permanentemente en mi casa, a la cual son siempre bienvenidos, que
desdobla el oxígeno y el hidrógeno del agua, liberándolos, aumentando la
cantidad de gas en el planeta (una especie de macro-cámara-hiperbárica). El
resultado de esto es que no me están cobrando la dosis de oxígeno que las
lechugas seguirían produciendo de no haber sido comidas por mí o mis amigos
vegetarianos. Lo equivalente sería un pequeño bosque-ecológico-celestial
productor del oxígeno superior que sustentaría mi enseñanza, tal como lo hacen
los santos de verdad cada vez que van al cielo. Ellos, los que saben, han
cruzado el río, tantas veces como ha sido necesario y han llevado, una por una,
sus riquezas personales acumuladas con Dios sabe qué tipo de esfuerzos,
durante su vida, para ponerlas al servicio de la enseñanza. A diferencia de esto
yo estoy, casi, casi como niño rico que intentaría poner su escuela. Sí ya sé, eso
no lo haría yo, sino una máquina. Pero como Gurdjieff dice: "Nadie puede
hacer”... todavía.

Lo equivalente, desde otra perspectiva de la historia (nada es verdad, nada


mentira, todo depende del color del cristal con que se mira), sería una discusión
interminable acerca del tipo de yoga, la pureza de las enseñanzas y los caminos
que convienen a cada quien, pues en verdad, ciertas fuentes de oxígeno
disminuyen por culpa de los vegetarianos. Dicho en cristiano, ¡nos comemos la
lechuga!. Claro, no todas las fuentes de oxígeno se ven disminuidas, según
sabemos hoy por la geología y otras ciencias...

Otro de los misterios de la filosofía carnívora y de la vida vegetariana está


referido por un cuento que se conoce como el cuento de Mushkil Gusha. En ese
cuento se habla de una niña que se cansa de lo que siempre come y le pide a su
papá que le consiga alimentos nuevos. El padre sufre muchísimo para darle de
comer a su hija cosas nuevas, pero al final lo logra. Hay quien toma este cuento,
en su acepción más física, como una defensa de la alimentación carnívora, pues
en países donde la alimentación vegetariana es corriente o donde la carne sería
un lujo, la alimentación nueva consistiría, precisa y únicamente, en la carne.

La contradicción desaparece cuando hacemos conciencia de que una vez


pasado el nivel de las necesidades elementales, en ese cuento se habla de los
alimentos espirituales. Por supuesto que requerimos alimentos de la más alta
calidad siempre y cada vez en mayor dosis, puesto que vamos creciendo
espiritualmente. ¿Quién no recuerda a Gurdjieff hablando de las escalas de los
alimentos y de que para pasar de una escala a otra, requerimos de impresiones,
ciertos shocks, oxígeno, sal y cosas de esas?. Por ejemplo, al relatar el cuento
de Mushkil ¿quién recuerda que no se habla de alimentos comunes y corrientes
sino de la posibilidad de alimentarse, por ejemplo, con la mismísima sangre, el
cuerpo de Cristo y alimentos similares?.

Gurdjieff afirma que Jesús, en realidad sí mezcló su sangre con el vino de la


última cena, pero lo que no aclaró, porque el shock forma parte del crecimiento,
es que esta sangre de la que habló es la sangre del alma. Todos hacemos eso,
no necesariamente cuando comemos, pero a veces pensamos que queremos
esto o aquello y otras veces involucramos nuestra sangre con las resultantes de
la comida en nosotros mismos o en las presencias de los demás. Alzamos la
panza o el pecho cuando queremos que alguien nos de nuestro lugar y al
hacerlo estamos poniendo sangre de algún tipo en las presencias de los que se
encuentran frente a nosotros. Nos la pasamos haciendo juramentos y cosas de
ese tipo y luego ni siquiera lo recordamos. Pues bien, Cristo puso su sangre
espiritual en la comida de la última cena. ¿No es este un alimento nuevo que
todos quisiéramos probar?. Antes de contestar, si sí o no, por favor, tenga usted
en mente que después de lo cual, sucedió todo lo que sucedió y sigue
sucediendo. ¿Daría usted su sangre por alguien tan simpático como el César?.
Ahora Roma es la sede de la fe, al entender de los propios romanos. ¿Porqué?.
Estoy seguro que esa parte de la enseñanza fue por amor a ellos, y a los que
quisieran y pudieran comprender. También, cuando repartió los peces y los
panes, hizo lo mismo. Fue su propia sangre la que congregó a los peces cuando
saltaron a la red. Yo no se de dónde vinieron exactamente aunque he llegado a
suponer algún lugar de origen, pero saltaron a las redes en la barca, porque un
llamado de sangre fue hecho.

Después de considerar esto, por favor, tenga en cuenta que también hay seres
como Gurdjieff que muestran formas de lograr llevar dentro de uno lo que
significa ser cristiano, “in vitro”, en un instituto, en un taller de yoga, etc. sin
necesidad de comprometerlo a ser el cristiano desayuno de algún simpático y
bonito león café-amarilloso.

Un misterio más es la afirmación de Hermes: "Dad a los niños la leche y a los


adultos la carne". Se refiere, como ustedes podrán deducir a los asuntos que
conciernen a los niños y los adultos. Pero también se utiliza a veces como una
defensa carnívora. La argumentación es como sigue: “si quieren avanzar en el
camino de la madurez espiritual, adulta, deberán comer carne tarde o temprano.
Al respecto, yo pienso que si un cerdito se pasa toda la vida engordando, con
mucho gusto, pensando en el día en que será, por fin, sacrificado para bien de
los seres humanos, deberíamos tomar su sacrificio en serio. Pero si así nomás,
sin avisarle, llega un tipo con un cuchillo y el cerdito se defiende y se defiende
pero al final no puede con el gigantón abusivo, es otra cosa. En tal caso lo que
puedo agregar es que Cristo dio su sangre y su cuerpo, y los dio
voluntariamente como alimento, pero no se comió los de alguien más en la
misma forma en que lo hacemos todos. Sería más justo afirmar que si lo hizo,
todos lo hacemos, lo hemos hecho siempre, pero nuestra percepción no es lo
suficientemente sutil como para saber que esa espinilla fue el pecadillo aquel,
que el estreñimiento, ¡ah claro! la vecina, que Jesús, también comió, bebió
nuestra sangre y escribió en ella todo lo que quería y lo sigue escribiendo, etc....
Lo que intento explicar es que por lo menos deberíamos saber qué hacer con
esos alimentos, que existen, y que en el orden adecuado al cabo de un tiempo
de trabajo, arman la máquina del recuerdo.

¿No es el amor de una madre que amamanta la forma más conocida y espiritual
de ser el alimento de alguien?

Gurdjieff insiste en que debemos mostrar un total respeto a la religión de los


demás. Esto es importantísimo. El respeto es una forma del amor que puede
revestirse en la forma de tolerancia a las creencias de los demás.
Afortunadamente existen ya países (yo estoy en México) en los que la libertad
religiosa y de pensar es posible. Actualmente podemos entrar a un templo
Krishna o a un MacDonalds sin que nadie en la entrada nos lo impida. Y
volviendo a la forma de expresión con la que inicié, con lobos y corderos, puedo
agregar que mientras, el cordero se pase diciendo cosas como estas: “¡Ah!,
todos los nuevos restauradores de la fe en Cristo, carnívoros que tal vez tienen
un tío carnicero o un primo que tal vez trabaja en Fud, u otro establecimiento de
este tipo, toman el asunto del lobo con muchísima importancia, su conclusión
siempre es la misma: que debemos alimentarlo. La sutileza filosófica es con qué
lo alimentamos y al final, y sin tanta argumentación ¿no es el papel de cordero
mejor que el del lobo?, ¿no es el cordero quien al final de nuestras vidas nos
redime a nosotros y a todos nuestros “inteligentes” lobos interiores?”. Un lobo
adiestrado, tal vez empiece a decir cosas como las siguientes: “Esto es labor de
equipo. Mientras uno de los lobos defiende a los corderos de los otros lobos,
todos se ponen a trabajar...” Pero no, el lobo siempre es lobo y actúa como lobo,
a su vez el cordero siempre será cordero, y el Amo tiene que mantener a ambos
despiertos con sus respectivos alimentos. Y así sucesivamente, hasta que el
lobo y el cordero mueren y renacen ¡como perro y su ¿conciencia?! Sus
problemas no habrían acabado pues al Amo, como Yuristira, el del Mahabarata,
se le impide la entrada al paraíso porque trae a su perro. Por cierto, la matanza
de perros y la creencia de que el comérselos tiene propiedades afrodisíacas,
que se practica en algunos países orientales, tiene su origen en este cuento.
Estaríamos fritos si por ser vegetarianos, la crueldad se recrudece por parte de
los antivegetarianos. Pero más fritos si no comprendemos que el ser vegetariano
no nos hace más que los que no lo son.

¿Qué se hace después de ser vegetariano?

El secreto afirma que si estás de acuerdo, tienes razón, si no estás de acuerdo,


también tienes razón. Según esta descripción, la mente lo es todo. Otros afirman
que la mente es después de todo como una película, de la que somos
observadores y no participantes. También sabemos que después de muchos
esfuerzos se llega a la iluminación y a la contemplación. Todos los caminos
llevan a algún lado. Otros afirman que en realidad convergen. Pero también es
cierto que algunos caminos son un atajo, mientras que otros llevan por caminos
que no confiaríamos ni a las cabras más avanzadas. Si no cambiamos nada no
llegaremos más lejos que un venado en la floresta o tal vez llegaremos hasta la
meta. La diferencia consiste en definir qué es lo que queremos. Para ello hace
falta que Alguien decida. Pero eso no podemos hacerlo mientras no nos
conozcamos, realmente. Somos nosotros mismos y para eso hay primero saber
que existimos, me refiero al Amo, y recordarnos, continuamente.

Alguien después de todos los esfuerzos realizados a lo largo de sus vidas decide
con todo su ser ser vegetariano. ¿Qué logra con ello? Si usted lo encuentra y le
dice que se siente bien y cree que va avanzando en el camino, puede creerlo.
En verdad se avanza. Cuando un sabio alcanzó la iluminación, Osho relata que
simplemente se sentó a tomar thé. Nada había que cambiar. En esto consiste el
despertar. La percepción del Amor que actúa sin que lo sepamos, sin que
hagamos nada, sin nuestro consentimiento, acción u oposición.

Para dar rienda suelta a mi propio borrego, que ya llegó a los pastizales de la
alta montaña, tengo que decir las cosas como si él viviera a costa de sus propios
sufrimientos en vez de por la muerte del “pobrecito” lobo. Por que en serio se
cree muy inteligente. Como en las bodas, que para beber el vino bueno nos
tenemos que meter en la cocina. Para aclarar un poco más las cosas, Gurdjieff
describe claramente un método para lograr un alma inmortal que es ligeramente
distinto al método enseñado por Cristo. El método de este último es algo no se
recomienda ampliamente sin aplicar las respectivas restricciones (se tendría que
aclarar a los niños muy responsablemente que no intenten hacer esto en casa)
pues trata acerca de temas tan graves como el martirio y el sacrificio. Algo ya no
muy en boga actualmente. Bien dice Gurdjieff que Jesús era un brujo, que
conocía secretos y que los llevó a sus últimas consecuencias. Estos sacrificios
se realizaban, no con un afán masoquista por parte de los sacrificados, como
algunos sacrificadores y sacrificados posiblemente habrán supuesto, sino por el
mismísimo amor por parte de Nuestro Padre Celestial a ambos, los sacrificados,
los sacrificadores y al prójimo en general, tal como las antiguas enseñanzas lo
han mostrado. El sacrificio funciona entonces como sigue: al saciar el hambre o
el odio de los sacrificadores, se obtiene el perdón de lo Alto y las gracias para
todos los seres, incluidos los sacrificados, los sacrificadores y los demás. Barriga
llena, corazón contento, una vez que aquellos sacrificadores quedan saciados
en su amor propio, y su odio, por tantos borregos que se las dan de santos, pero
que solo son unos intolerantes de primera, los resultados bienhechores del
sacrificio llegan a todos los rincones de la creación para regocijo de los seres,
las divinidades y en especial de Nuestro Dios Padre Todopoderoso, en forma de
eructo o simplemente de un sueño reparador. Así, participando de las comilonas
y congraciándonos con el carnicero de la esquina o algún ávido defensor de la fe
“cristiana de algún tipo” dueño, además, de algún puesto de tacos al pastor en el
que no vendan cigarros, participamos del regocijo general, especie de comunión
placentera, logrando olvidar el berreo de nuestros propios y respectivos
corderos, de manera muy conveniente para los lobos monetarios de otros
respectivos intereses corporativos.

De hecho, tal vez no me he percatado de ello, el sacrificio es algo realmente


más común de lo que he supuesto, porque tal ha sido la forma de pensar de
privilegiados seres de la creación como las vacas. Por cierto, un Dios (hay quien
dice que era Dios Padre disfrazado) se percató de ello y les ascendió a rango
divino por su santa e imparcial conducta hacia todos los demás seres, dando a
unos la leche y a otros la carne. Como dicen, si en Mega u Orbis hubieran
existido las vacas otro gallo hubiera cantado...

¿Quién quisiera ser un pez para saltar a la red?, y ¿quién quiere ser Judas? El
que no salte a la red ¿será Judas? Qué triste misterio sería la aventura
vegetariana, si por oponernos, no a ser el alimento de los demás, sino a
alimentarnos de los demás, solo nos quedara esta última opción. Como un día
me dijo una chica musulmana: “anda, vete con tu educación judeo-cristiana”.
Ustedes sabrán que me sentí como un lobo que se cae al río y tiene que nadar
hasta la orilla: completamente mojado. Yo aquí, intentando renovar los
intercambios...

¿Quién puede hallar la ruta del recuerdo y la percepción siendo vegetariano? Y,


sin recurrir a la culpa ajena como excusa para enseñar o escribir ¿encontrar al
verdadero Amo? Sabemos que el espacio ocupado por los anteriores procesos
carnívoros serán reemplazados, pero las discusiones de la escuela, que si tal
yoga, que si este camino o el otro, que si son imprescindibles las varitas de
incienso para librarnos de las malas influencias, y cosas parecidas, son las
excusas de nuestros propios lobos y corderos. Alguien dirá, pues, es simple, un
vegetariano que lo sea el tiempo suficiente y que en vez de culpar a los demás,
le extienda una solicitud, por escrito en letra de oro, a Nuestro Dios Padre, con
respectivas copias para los ángeles, que contenga, exactamente, el pedimento y
la descripción de para qué quiere ser vegetariano, lo logrará. No se precisa nada
más. Yo, creo que los consejos de Jesús son bastante claros y precisos: “Amaos
los unos a los otros como yo os he amado”. Él amó tanto a sacrificados como a
sacrificadores.

Las tentaciones en el camino son ahora para los Judas de hoy lo que un taco de
pimienta para Hitler. Algo que fácilmente podría llegar a confundir el sobrepeso
espiritual, sobretodo si tiene la digestión espiritual pesada, con los alimentos
nuevos de los que hablábamos, pues al ayunar el espacio aparece. En vez de
esposas, suegros, amigas, amigos y cuñados felices tendríamos Sherhzades
contándonos cuentos, porque las esposas, esposos, hijos e hijas, que eran las
lombrices, las lechugas, los borregos y hasta los lobos que nos comimos, se
opusieron de tal forma a hacernos la digestión correcta o por lo menos cómoda,
sin más, impidiéndonos llegar a lo que en adelante seguía: el conocimiento y el
recuerdo de sí.

No se es más, al ser vegetariano. Tal vez se disponen de nuevos disfraces,


recursos y sutilezas (cornamentas de varios tipos, pesuñas y también varios
tipos de estómagos), pero todos vinimos a servir y no a ser servidos. Algunos
vinieron para librarse del karma, otros para averiguar qué podían hacer con él,
otros escucharon que primero tenían que conocerse a sí mismos. Así, que
después de acabar con los problemas en relación a nuestras diferencias de
alimentación, que en la percepción de Nuestro Dios Padre no tiene la menor
importancia, debemos continuar con el trabajo, que tiene que ver con la
percepción de su verdadero actuar. En fin, quien tenga oídos que oiga y si tiene
ojos, pues hasta lea, si quiere. Yo he sido un poco musulmán en lo que se refiere
a las llamadas bendiciones extremas. Ya tendré oportunidad de contarles mis
aventuras con mis amigos musulmanes.

Lo que puedo adelantar es que Dios nos ha puesto en este mundo para
experimentar la diversidad. La religión musulmana es un permiso especial para
estar a salvo. Como un instructivo. Cada camino tiene una parte de la verdad.
Esto no lo dice el Corán literalmente, pero en alguna parte del Libro se dice que
aquél que perdona le será tomado en cuenta. Para los que no pueden hacerlo,
les da indicaciones muy claras. Después de leerlo, yo llego a mis propias
conclusiones: Dios-Alá da a cada quien lo que puede tomar. Podemos tolerar,
perdonar y amar. Yo mismo me digo ¿Qué mejor forma de amar que permitir el
tiempo propio de cada ser para gozarlo, en vez de exterminar para procurar mi
propio alimento?.

Otra historia se refiere al jardinero que poda y poda para que el árbol se vuelva
fuerte o para la vanidad del Amo que, a fuerzas, quiere un árbol con forma de
perrito. Así, leones, águilas y demás depredadores están aquí para que las
especies solo conserven aquellos miembros del grupo que podrán sacar
adelante a la especie. Esto puede parecer injusto, porque los más débiles suelen
ser los más amorosos. Entonces viene Jesús y les muestra una forma de
redención mediante el sacrificio voluntario. Han descendido del Altísimo caminos
menos extremos también. Existen dos ríos, pero si estamos en el río que no
queremos, y queremos saltar al otro río, debemos saber como hacerlo.

Mientras tanto, vean a los peces, que hasta siguen bebiendo y bebiendo, sin
absolutamente el menor problema, en el río... (y hasta con el típico aliento a
cerdo ahumado). De hecho esto me recuerda que solo Dios sabe porqué nos
pone en el lugar y la circunstancia que nos pone. Es más, creo que he escrito
todo esto porque todavía no digiero el guisado de cerdo que me comí el otro día
que me invitaron a ser padrino de bautizo de un vecinito. Dios me perdone
porque después de la fiestecita he tenido hasta problemas con estas personas.
¿El motivo?, tal vez el cerdito no quería ser comido.

No podemos todavía enseñar a rugir a las cebras y adiestrar a los gatos para
que coman hierba, queremos que nos llamen hombres con lobo y con cordero, la
evolución de las especies es un concepto que no vale para nada si no se
impregna del verdadero sentido del cambio, el amor, pero podemos aprender a
permitir en nosotros que la voluntad del Altísimo tome su forma y tiempo. Por
supuesto, quiero terminar tal como inicié este escrito, repitiendo que no se es
más si se come carne o no y nadie vino a ser servido sino a servir, pero,
¡hay, qué feliz es el alma al poderse explayar un poco, sin culpa
cualninguna, con los leones somnolientos, retozando y viendo florecitas,
después de su pequeña dosis de miel!..

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