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INVERSIÓN EN INFRAESTRUCTURA PÚBLICA
Por: Ing. Carlos J. Jerí De Pinho, Perú
Ingeniero Civil UNFV, Diplomado en
Gerencia de Proyectos PMI, UNMSM‐FCE
En la actualidad, y sobre todo, en nuestro país, el Estado viene fomentando diversos
Programas de Inversión en Infraestructura para el Bienestar y Desarrollo Social de los peruanos.
Sólo por citar algunos, tenemos: PROVIAS, Agua para Todos, Electrificación Rural, Shock de
Inversiones en Educación, construcción de nuevos Hospitales, etc.
De todas las experiencias valiosas obtenidas de la gestión de estos Programas, se pueden
extraer principios fundamentales, además de otros ejemplos en Latinoamérica.
Estos principios fundamentales son diez, y son los siguientes:
1. El bienestar de la población beneficiada tiene prioridad ante las obras.‐ Se debe
tomar en cuenta el deseo y necesidad de la población a beneficiar con inversiones para
infraestructura básica. Esto es importante ya que por lo general, los proyectos suelen
hacerse en base a directrices y lineamientos de priorización desde los altos mandos
hacia abajo, pero difícilmente se obtendrá respaldo popular si no se trabaja en
conjunto hasta con los núcleos dirigenciales.
2. Respetar los acuerdos con las autoridades y pobladores, así fueran de palabra.‐ Los
funcionarios del Estado suelen olvidar que no sólo representan a un ministerio, una
municipalidad o una dirección, sino también son el vehículo que permite conectar a la
población con sus autoridades más elevadas. Por lo mismo, el respeto a la palabra
dada, a los acuerdos, promesas y pactos es muy importante, incluso más que un
cambio en la ideología política momentánea. Asimismo, nos obliga a pensar
detenidamente antes de tomar decisiones apresuradas, contando con la presión
popular o mediática, para no confundir a la población con retractaciones o cambios de
último momento.
3. Celebrar los logros y difundirlos.‐ Se equivocan quienes piensan que no difundir los
logros de un Programa es bueno ya que es una postura humilde. Hay que recordar que
los logros se comparten entre todos, autoridades, pobladores e intermediarios, y que
es justo celebrarlos y publicarlos para que así no sólo tengan conocimiento de ello los
pobladores beneficiados, sino también muchos otros, que esperan el mismo beneficio.
Además se debe respetar esto como el beneficio político que es justo, que habla bien
del gobierno y de su planificación, así como del adecuado manejo de los recursos y la
agilidad en las operaciones estatales, y que todos los gobiernos y sus jefes buscan –
reconocimiento por sus esfuerzos bien logrados durante su ejercicio.
4. Respetar la jerarquía, las políticas y lineamientos.‐ Esto es muy importante, ya que,
de esta forma, se puede trabajar bajo un Esquema Director generalizado y común, por
lo que se pueden agilizar muchos procedimientos, y llegar a acuerdos más rápido que
en el caso de pareceres disímiles. Además, ayuda a fomentar entre todos la coherencia
en el accionar del Estado en todos los niveles jerárquicos.
5. Decirle no al vandalismo político y al conflicto de intereses.‐ Esto es algo que se debe
evitar a toda costa. Es como la madre de las malas prácticas en la gerencia estatal. Esto
genera estancamiento en los procesos, personal y beneficiarios descontentos, pérdida
de lazos y conexiones entre los diversos niveles jerárquicos, fomento de negociaciones
ocultas, problemas con la auditoría, descuido en la parte técnica, pago de favores,
sean electoreros o no, empleo de los recursos estatales para fines “non sanctos”,
conspiraciones, etc. La Dirección de un Programa de Inversión debe curarse en salud y
poner en claro que, al menor asomo de guerra política o interés personal, queda
eliminar de raíz el problema o poner su cargo a disposición, inclusive el propio. Todo lo
demás genera pérdida de confianza y del buen nombre de un Director que se precie.
6. Guardar la debida reserva y cautela.‐ Esto no significa dejar de ser transparente. Esto
implica saber mantener asuntos considerados de importancia vital, o acciones de
carácter secreto o estratégico en la mente y nada más, salvo que se le otorgue
autorización para difundirlos y hasta qué nivel hacerlo público. El saber actuar incluye
también el saber esperar y el saber hacer esperar. Hay actividades que toman un
tiempo prudente antes de ser implementadas, porque es necesario esperar a la
oportunidad correcta (el momento oportuno). Adelantarse o retrasarse respecto al
tiempo adecuado, eso sí representa puntos en contra. Por lo general, las acciones
internas, las discusiones de alto rango y las confidencias deben mantenerse en este
tenor.
7. Mantener las cuentas claras en azul, con la mayor precisión.‐ Aquí sí corresponde ser
inflexibles. Se debe mantener el mayor tiempo posible un equilibrio en el balance de
ingresos y gastos del Programa, así como en cada componente o proyecto del mismo.
Las cifras deben ser precisas y bien calculadas. Asimismo, el destino de los recursos o
su procedencia deben quedar claramente identificados, sin dar lugar a suspicacias o
recelos infundados. Por supuesto, es bueno publicarlos también, así queda
demostrado que no hay nada que temer ni deberle a nadie.
8. Ser claros, sinceros y honestos en las declaraciones ante los demás.‐ Esta es una
piedra de base en la Dirección de Programas, como en la Dirección en general. La
claridad no deja lugar a dudas; la sinceridad muestra que es uno mismo quien está
comprometiendo su conocimiento al otro, de corazón; la honestidad es decir las cosas
tal cual son, sin distorsionarlas a nuestro favor o a favor de otros. Se pueden omitir
temas que, por su carácter reservado, no está permitido revelar o manifestar; en todos
los otros casos, la omisión es también un punto en contra cuando salga a la luz que
uno no fue suficientemente honesto.
9. Dedicarse con tesón al trabajo y actualizar conocimientos.‐ Dar el ejemplo con
nuestro propio esfuerzo como profesional y como Director es el mejor evangelio que
se le puede enseñar al personal del Programa.
10. Cultivar las buenas prácticas personales.‐ Ser ordenados, limpios, puntuales,
responsables, respetuosos, inconformes, honrados, empeñosos y unificar esfuerzos,
son los valores que todo buen Director debe tener; con mayor razón, los que trabajan
para el Estado, sin egoísmo, envidia o intriga de ningún tipo. ♦