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Capítulo 7: "¿Maldiciones?
Entonces todo istérico se levantó Javier muy nervioso y dando vueltas por la
habitación:
Al cabo de pocos minutos después entró una enfermera, también con la cara c
ubierta por una mascarilla, y en sus manos llevaba una bandeja con una jeri
nguilla y un frasco que contenía calmante. El médico, tras dejar sus papele
s encima de una de las camas, cogió la jeringuilla, después de prepararla c
on el frasco, para injectarle el calmante a Javier. Aquel en ver que iban a
pincharlo se puso aún más nervioso, por lo que Daniel y Jose tuvieron que
sujetarlo para que el médico le pusiese el calmante.
-Con esto será suficiente. Ahora dormirá durante unas horas-dijo el médico d
ejando la jeringuilla usada en la bandeja que llevaba la enfermera.
- Me temo que sí, todos están incubando el virus. Excepto una persona-dijo
el médico.
-¿Quién?-preguntó Jose.
-Umm, la señorita Gutiérrez-respondió.
-Eso es imposible, las pruebas deber estar mal. Repítalas-le dije acercándo
me haciel médico.
-Hemos revisado varias veces sus pruebas. Al parecer tiene anticuerpos natur
ales contra este tipo de virus. Aunque la verdad nunca había visto estos res
ultados, la inmunidad es total, ni siquiera es una portadora pasiva de la en
fermedad-decía él viendo sus papeles.
-Aunque no sea portadora del virus es mejor que se quede aquí hasta que el r
esto esté bien, para evitar cualquier tipo de contaminación cruzada.
-Esta bien-respondí sin más.
Aún debían pasar un par de horas para ver la evolución de todos. Daniel s
e acostó en una de las camas sin decir nada, quedándose dormido. Me quedé
mirándolo. Tenía la sensación que estaba enfadado conmigo, desde que est
ábamos allí no me había dicho nada. El resto de los chicos también se dur
mieron. Yo me quedé sentada en la cama, abrazando el cojín, pensando en q
ue seguramente Daniel había dejado de quererme.
Trascurridas un par de horas pudimos salir del hospital excepto Juan que aú
n debía quedarse en el hospital hasta que se recuperase completamente.
-Ummm, menos mal que ya hemos salido. Me duele todo el cuerpo-dijo Laura
estirando los brazos.
-Supongo que ahora tenemos que ir al Museo arqueológico. Espero que no h
ayan destrozado nada-dijo Clara.
Daniel sólo asintió con la cabeza, sin decir nada. Estaba serio, ahora estaba
más que segura que todo lo nuestro se acabó.
Nos fuimos al Museo Arqueológico para ver si los objetos y todos los mate
riales de la excavación habían llegado en buen estado. Cuando llegamos bu
scamos a Andish, el encargado del museo y conocido de Daniel y mío. Se en
contraba haciendo inventario en el almacén. El almacén del museo era desc
omunal, habían reliquias por todas partes colocadas en estantes y allí co
n su cuaderno en la mano se encontraba Andish. Nos acercamos a él.
-Vaya, no sabía que estabáis trabajando juntos. Aunque sabía que ese día l
legaría. Me encanta veros chicos-dijo Andish muy contento.
-Yo también me alegro de verte Andish. Mira te presento a nuestros ayudantes
en la expedición. Ellos son Laura, Jose, Clara y Javier. Falta Juan, aún se
encuentar en el hospital-le dijo Daniel.
Comenzamos a caminar por el almacén junto con Andish. Daniel aún miraba
seriamente, parecía realmente enfadado.
Clara miró a Laura y suspiró, conocía bien la formade ser de su amiga. Cami
namos hacia la siguiente sección, en donde se dejaban todos los objetos por
catalogar. Empecé a buscar la caja donde estaba el papiro pero no la encon
tré.
Todos comenzaron a buscar la caja sin ningún éxito. Andish en ver que no s
e encontraba comenzó a mirar en sus papeles.
Me acerqué a Andish y cogí sus papeles sin pedirle permiso para ver si era c
ierto lo que estaba diciendo.
-Es verdad. Hay un registro de salida-dije dejando enfadada los papeles enc
ima de la mesa.
-Esperad, preguntemos al chico del registro, él debe tener más datos de quié
n se la ha llevado-dijo Andish.
Al parecer Daniel se había topado con él al igual que yo. Andish estaba muy
apenado por lo ocurrido.
Daniel miró su reloj. Estaba furioso con tan sólo haber oido el nombre de Ki
rash.
-Aún queda tiempo hasta que den de alta a Juan en el hospital, así que deb
eríamos buscar un hotel para pasar la noche-dijo Daniel un poco más calmad
o.
Nos fuimos a buscar un hotel para pasar la noche. Cuando estábamos caminand
o por las calles del Cairo Daniel parecía haber visto a alguien conocido. C
uando el individuo se giró y nos vio empezó a correr, lo más sorprendente e
s que aquel tipo también me parecía familiar y todos comenzamos a correr tr
as él. Por fin Daniel lo alcanzó tras correr por varias calles de la ciudad
y cuando lo tenía entre las manos lo cogió por el cuello de la camisa. Al
poco tiempo llegamos los demás.
—¿De qué le conoces Daniel?—le preguntó Laura.
—Pero si es...Kirash—dije yo.
—¿El que ha robado la caja con el papiro?—preguntó Clara.
—Dame la caja con el papiro—le dijo Daniel a Kirash.
—No sé de qué me hablas. Yo no tengo ninguna caja ni ningún papiro—inte
ntó convencernos.
—Será mejor que me la des. Aquí le cortan la mano a los ladrones, ¿lo sabí
as?—le amenacé al ladrón.
-Tenemos que ir a por las cosas del campamento. Si han intentado robarnos e
l papiro una vez lo haran de nuevo-le dije a Daniel.
-Tienes razón-dijo él muy serio.
Cogimos uno de los coches que nos prestaron del Museo Arqueológico para l
legar hasta nuestro campamento y con nosotros nos llevamos a Kirash para
no perderlo de vista.
Llegamos al campamento y ya se había hecho completamente de noche. Bajamos
todos del coche y mientras todos recogíamos nuestras pertenencias Daniel
estaba atando en una silla a Kirash para que no pusiese escapar. Laura y C
lara ya habían recogido sus cosas al igual que yo, mientras Jose con la ay
uda de Daniel estaban recogiendo las pertenencias de Jose y Juan. No encon
trábamos a Javier y pensábamos que estaba haciéndose cargo del robo-escáne
r, pero cuando entré en la tienda de Daniel para empezar a recoger sus cos
as vi a Javier llamando por el teléfono dando nuestra situación.
-¡Detente!-le gritaba.
Daniel salió de la tienda junto con Jose y vio que perseguía a Javier. Se ace
rcó hacia las chicas que miraban atónitas aquella persecución.
Daniel levantó a Javier del suelo, lo cogió por detrás de los brazos inmovil
izándolo y nos dirigimos al campamento. Atamos a Javier en una silla junto a
Kirash.
-Será mejor que nos vayamos. Si ha llamado a alguien puede que esten al ca
er-me dijo Daniel.
En ese momento pude divisar que unos coches se acercaban hacia el campame
nto. Giré a Daniel para que los viese.
-Rápido, dejad las cosas tenemos que irnos ya-dijo Daniel cogiéndome de la
mano hacia los chicos.
Rápidamente desatamos a Kirash y Javier y los metimos en el todoterreno.
Cogí la mochila en donde estaba la caja que contenía el papiro y nos pusi
mos en marcha inmediatamente. Íbamos por el desierto en dirección a la ci
udad y en poco tiempo nos dimos cuenta que aquellos coches nos estaban si
guiendo y pronto nos darían alcance, de pronto desde aquellos coches nos
comenzaron a disparar.
Cuando casi estaban al borde de cogernos Daniel hizo una maniobra que hizo
que uno de los coches que nos perseguía se estrellase contra una duna, mien
tras el otro coche aún seguía tras nosotros y en un instante se puso en el
lado del copiloto donde me encontraba sentada yo.
De repente por mi mente volvió a pasar aquella imagen del sueño en que yo
iba huyendo de una multitud con un papiro en la mano e inmediatamente di
je:
Nunca permitiría que les pasase nada a ninguno de los chicos y menos a Dani
el, pero aquel papiro era la única respuesta que tenía para saber todo lo q
ue me había estado pasando. Al poco tiempo uno de los individuos del otro c
oche se asomó por una de las ventanillas con una pistola apuntándonos.
Aquel tipo disparó a una de las ruedas haciendo que volcásemos dando varia
s vueltas de campana. Cuando abrí los ojos después de aquel golpe vi como
uno de los individuos se acercaba a mí y me quitaba con facilidad la caja
en donde estaba el papiro que llevaba entre las manos debido a que estaba
herida y no pude hacer nada, poco después me desmayé por la pérdida de san
gre de un golpe que tenía en la cabeza.
CONTINUARÁ...