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Uno de los argumentos que por repetido no es menos absurdo es el de que este
proyecto está siendo apoyado “por amplia mayoría”.
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Evidentemente, en una sociedad democrática, la presencia de un consenso político
importante alrededor de un determinado proyecto es un argumento de peso a favor
del mismo. Nunca un argumento definitivo, porque los proyectos no son mejores o
peores sólo porque dispongan de un amplio respaldo. Pero sí es un argumento de
referencia. Los partidos políticos tienen un papel fundamental en la orientación de la
opinión pública, facilitando la canalización de los intereses de los ciudadanos en
colectivos sociales amplios, en los que no es posible que cada persona disponga de
información o criterio suficiente por sí misma en todo tipo de asuntos.
Sin embargo, carece de cualquier sentido intentar utilizar este tipo de argumentos
para defender la disparatada operación de transferencia de poder de las cajas de
ahorros al Patronato de las nuevas fundaciones bancarias.
La razón es casi evidente. A través de esta operación, el poder de las cajas se traslada
desde la sociedad vasca a un “núcleo de confianza” de los dirigentes de estos
partidos políticos. Un expolio de nuestra economía en toda regla, a favor
precisamente de quienes toman la decisión y aparentemente configuran esa “amplia
mayoría” favorable.
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implicados. El objetivo tiene poco de ideológico y mucho de configurar una camarilla
adicta al actual círculo de poder de cada uno de estos partidos.
De esta forma, el que este tipo de operación sea apoyada por más o menos partidos
políticos, lamentablemente, no le añade ni un gramo de legitimidad, por muy “amplia
mayoría” que compongan los partidos políticos impulsores. Como no es más legítimo
un acuerdo disparatado de concesión de determinados privilegios a los miembros de
un parlamento por mucha mayoría o unanimidad de parlamentarios que lo apoyen.
Cuando los intereses personales o de grupo son tan evidentes como en este caso,
intentar utilizar el argumento de que la operación ha sido apoyada por una “amplia
mayoría” es absurdo. A lo único que ayuda es a reforzar si cabe el desprestigio –
quizás definitivo- de nuestra clase política que va a generar inevitablemente esta
apropiación particular de nuestro sistema financiero en manos del “grupo de
confianza” de los líderes de los partidos políticos impulsores
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