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DOCE POSTULADOS A FAVOR

Y EN CONTRA DEL POSTMODERNISMO


Por: Freddy Quezada Pastrán
Un amigo define al postmodernismo como una corriente que no interesa a los intelectuales
nicaragüenses, preocupados, más bien, en resolver su sobrevivencia material al amparo del
mejor postor; otro, la imagina como una amalgama exótica de corrientes pastoreadas
melifluamente por marxistas desencantados; uno más, pregunta con cinismo si abrazarla
excluye la posibilidad de brindar la vida por sus principios, no sin antes haber dudado
socarronamente en recordar si se trataba de una nueva marca de brassiere o de unos jeans
europeos con cremallera de botones; otro más, se entusiasma demasiado con la idea y la
confunde con una doctrina para ser defendida a la vieja usanza, preparando sus aprestos de
cruzado para relacionarse con los demás como un creyente en tierra de infieles; un último,
confunde a Heidegger con una reconocida marca de cerveza holandesa y pronuncia
Schwartzzenegger, el paradigma que él cree de hombre postmoderno, como el del ex-
Ministro de Relaciones Exteriores de la ex-URSS, desorientando a su auditorio y obligándolo
a creer que Chevernadze ha pasado a vivir de la actuación y el físico-culturismo.
Todos, a excepción del inspirador de estas notas, Roland Membreño Segura, prefirieron no
escribir nada sobre un asunto que he abordado en dos artículos anteriores y que, al parecer,
sigue sufriendo la soledad de un prisionero castigado o de un indio levantando un rifle desde
una colina.

Roland Membreño, sociólogo de profesión, quien amablemente me escribió sus


observaciones en una carta privada y cuya presentación ofrezco hoy, previa corrección de
estilo y autorización de su parte, apunta también, en forma de tesis, algunas
consideraciones sobre la condición postmoderna, una corriente encabezada en EEUU (para
no hablar de la europea, ya reseñada en otro lugar) por James Clifford, Clifford Geertz,
Stephen Tyler, Frederic Jameson, Hal Foster, Ihab Hassan y otros que, tan sólo para
nombrar uno de sus impactos, está revolucionando en estos momentos a la antropología
norteamericana, hasta el grado de poner en duda su especificidad como disciplina. Que pase
una cosa así, debe llamar la atención sobre la potencia de estas corrientes que circulan por
el mundo con una nueva cosmovisión.
Las consideraciones de Membreño son, en algunos casos, críticas a las reflexiones que el
autor publicó en algunos medios escritos sobre el postmodernismo, pero también hay que
entenderlas, en otros casos, como complemento o ilustración de lo ya expresado. De
cualquier modo, ojalá sirvan para estimular la polémica y recuperar el tiempo perdido.

1. Para entendernos, realmente el postmodernismo también tiene una idea de sus


predecesores en los ámbitos básicos de toda cosmovisión. Hasta donde ellos hablan de sí
mismos y de los otros, un resumen muy grosero, pero legible, sería más o menos este:

COSMOVISION ESPACIO TIEMPO SUJETO PARADIGM

Premodernidad Finito Circular Dioses Religión

Historia, Clase,
Modernidad Infinito Lineal Raza, Estado, Razón
Partido

Finito Plural Circular Movimientos


Postmodernidad Racionalida
(desintegrable) Pendular Sociales
2. En el fondo se trata del fin de la historia. Por eso Nietszche, por eso la muerte de los
grandes fines y por eso el orientalismo, una religión de pueblos que no reconocen a la
historia más que a través del mito del eterno retorno.

3. El ser y el deber ser. Dimensión diacrónica y sincrónica de la existencia. Tras el deber ser
se niega lo que se es. El deber ser es la búsqueda de un fin, que en este caso es el mismo
ser que actúa como sujeto y materia prima a la misma vez. El ser presente es vencido por
el ser futuro. El budismo es una metodología del espíritu para reconciliar el ser con el
devenir, donde al final éste sucumbe al ser. Así, la dialéctica es una mera apariencia; en el
fondo está un ser inmutable y el contacto con esa sustancia inmutable es la liberación de
todas las contradicciones. La contradicción es la forma de ser de lo existente. Nuestra
misión en el planeta consiste en descifrar el acertijo de las apariencias, del discurrir y anclar
en el SER total y universal. Sin duda, esto coincide con la posición de Heidegger, de superar
sin negar. Parte de esas apariencias es el tiempo. Todo en realidad retorna. Hoy se puede
decir que un ser es un sujeto dividido en tantas personas según cada momento que se
asigne a sí misma, y con respecto a los otros, como importante, hasta el grado de concebir
cada corte como reencarnación. Así, un ser serían muchos seres.

4. El neoliberalismo, por razones menos religiosas, concide con estos planteamientos. Los
grandes cambios y avances de la Humanidad hacia su "deber ser" han terminado porque el
Capitalismo es justamente el SER total, el Nirvana de los sistemas sociales; es insuperable.
Es una posición superconservadora que, saltando alegremente sobre las ruinas de lo que fue
el socialismo, goza del optimismo y fuerza de los vencedores.

5. En realidad, los grandes actores políticos son desplazados por los actores sociales porque
justamente el Estado es el culpado por la crisis mundial. Creció desmesuradamente y ahora
debe ser restringido. Hay otros culpables: los partidos, las grandes organizaciones sociales,
etc. El retorno a la sociedad civil tiene a partir de este momento dos caras: el mercado y el
crecimiento de las distintas instancias civiles dentro de él. Pero el propósito neoliberal es
que el mercado sea la instancia total.

6. Rousseau y Locke siguen siendo distintos: porque detrás del argumento de la bondad de
los hombres en Rousseau lo que en realidad está es la apelación de igualdad para ellos; en
tanto Locke lo que justifica es la desigualdad de los hombres y la necesidad de una instancia
fuerte (Leviatán) para que no se terminen liquidando entre ellos. El neoliberalismo reclama
hoy la libertad como principal valor por encima de la igualdad a la que reduce a las
expresiones de la democracia formal.

7. El arte en estos tiempos postmodernos está casi convertido en una función de la


publicidad. Las relaciones entre estética e industria se han estrechado enormemente. De
manera masiva y desde luego a altos costos (se trata de operaciones multimillonarias) la
música, la imagen, los efectos especiales, el color, se incorporan a nuestra realidad
cotidiana. Existen publicistas que nos dicen que la publicidad ha democratizado los usos al
dar a conocer a TODOS lo que antes era de élites. La estética más cara hoy se ve por la
pantalla chica desde Acahualinca hasta Chiquilistagua. Entonces el arte no se ha "rebajado",
sencillamente se ha industrializado.

8. El postmodernismo hay que entenderlo de cara a tres elementos: a) la revolución


tecnológica a partir de las comunicaciones que genera otro sentido del tiempo-espacio; b) la
globalización de la economía a escala mundial, que bajo la égida de la revolución
tecnológica hace al capitalismo entrar en una nueva lógica de apropiación, donde lo nacional
varía sustantivamente. Cada vez más nuestro espacio tiende a ser el mundo, pero un
espacio así es inabarcable por nosotros, por ello el retorno a lo local, al espacio controlado;
y c) el dominio de una concepción de mercado que justamente encuentra innecesario el
resto (o así lo desearía).

9. En efecto, uno de los principales peligros del postmodernismo es su falta de referentes


generales, en especial los criterios de la justicia. Las trampas del relativismo cultural se
expresan en aquella indiferencia donde da lo mismo que una nación débil sea invadida como
que una nación fuerte invada. Donde prácticamente tienen iguales derechos el amo y el
esclavo; la víctima y el verdugo. Ambas tienen su racionalidad, es cierto, pero una de ellas
es criminal y hay que, por principio moral o, como modernamente se le conoce, por
Derechos Humanos, estar del lado de los débiles, explotados y oprimidos. Que una utopía
sea imposible, no nos disculpa, precisamente a pesar de ello, de buscarla.

10. Cuando el postmodernismo habla en contra de lo que llama "metarrelato", cuando


declara la imposibilidad de "sustituir las ansias de encontrar otro gran relato (meta récits)
reconciliador de la existencia del hombre con su esencia y de este modo encontrarse de
nuevo entre las manos con unas llaves todopoderosas que les permita abrir todos los
misterios del mundo y de la sociedad" no se estará presentando él mismo como esa llave
todopoderosa que condena? El postmodernismo no está violando su primer principio?
Víctima de una antinomia, no se está ofreciendo él mismo como otra religión?

11. El territorio de la insoportable levedad del ser es el mercado. Todos los valores son por
principio probables de vender, pero no todos se venden. La tragedia del mercado es que nos
seduce al juego de apostar para alcanzar la felicidad, pero lo que hace en realidad es
amontonar una pira de fracasados sobre las que ponen sus posaderas los triunfadores. El
mercado es azar nos dice su economía; la vida es azar, nos dice su filosofía y su novela.

12. Por último, es realmente interesante la tesis que dice:"El relativismo cultural ha llevado
al postmodernismo a no despreciar los misterios que nunca entendió la razón: la religión y
el arte. Si la religión, como dicen todos los postmodernistas, es la fuente de las constantes
secularizaciones de la razón, ilustrada o dialéctica, debe tener algunas claves ontológicas
olvidadas o nunca entendidas. Por otro lado, el arte ha sido la verdad por excelencia
(Platón, Heidegger, Dilthey, Nietszche) y, con todo, ha sido una verdad irracional." Otro
modo de decirla sería plantear que la razón situada en medio, tiene a la "astucia" de la
religión por la derecha ("creemos antes de comprender", como decía Pareto) y a la
infalibilidad del arte por la izquierda, donde, como fue dicho en contra de Habermas,
equivocarse es prácticamente una delicia. En efecto, los adoradores de la razón pura se
burlan, cuando no encaja dentro de su discurso, de esa verdad que no es "irracional" como
se la denomina sino "no racional"; usualmente llaman a lo que no es científico, poesía y/o
religión. Ambas, en efecto, una vez estuvieran juntas, de ahí la naturaleza sagrada de la
poesía y el encanto de la religión hoy conocido como "astucia" con todas las coartadas que
antes le otorgó Hegel a la Razón. Así, pues, las propiedades se han invertido. La "astucia"
de la religión se presenta hoy frente a la razón como el Hereje en el famoso cuento de
Villiers de L'Isle Adam que, alejándose del enemigo, sin saberlo y suponiéndose libre, se
encuentra de nuevo con él. Y, al ser abrazado por el Inquisidor que lo llevará a la hoguera,
todavía tiene que oirle decir con lágrimas en sus ojos:

"--!Cómo, hijo mío! En vísperas tal vez de la


salvación... querías abandonarnos ?".

"Con cariño y con el derecho a tener la razón o lo que es lo mismo: a equivocarme.Roland


Membreño Segura. Managua, Enero de 1993."

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