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SOBERANÍA, DERECHO INTERNACIONAL Y

PUERTO RICO: ESPEJISMOS, MENTIRAS Y


OTROS CUENTOS
ANÓNIMO

INDICE

SECCIÓN PÁGINA

A. Definición de Soberanía……………………………………………………………3

B. Antecedentes históricos del Estado Libre Asociado………………………………..4

C. Situación Actual del Asunto de la Soberanía……………………………………….7

D. Conclusión…………………………………………………………………………..16

E. Bibliografía…………………………………………………………………………..18

2
A. DEFINICIÓN DE SOBERANÍA

El concepto de soberanía es considerado por los académicos en derecho

internacional como uno de carácter ambiguo y cambiante a través de los siglos. Algunos

definen el concepto como “todo el cuerpo de derechos y atributos que una nación-estado

posee dentro de su territorio, en exclusión a todas las demás naciones-estado y también

en relación con otros estados.”1. Algunos otros son de la opinión que el concepto al

menos para efectos legales debe ser “relegado al estante de la historia como a una reliquia

de una temprana era”.2. Históricamente, el concepto se identifico con el poder absoluto de

los monarcas europeos sobre sus súbditos. Luego de la Revolución Francesa se consideró

que la soberanía surge del pueblo, el cual por medio de un contrato social establecía una

constitución. Por medio de este arreglo constitucional el pueblo delegaba ciertos poderes

al Estado, sin embargo no renunciaba a su soberanía.3 En décadas recientes los teóricos

han tratado de desmitificar el concepto ajustando los elementos esenciales del mismo a la

realidad contemporánea de las relaciones entre naciones en el plano internacional. Una

definición que consideramos útil, aunque de ninguna manera absoluta, para el análisis de

la posición de Puerto Rico en el plano internacional es la propuesta en los Restatements

(Third) sec. 206 (1969) de lo que constituye un Estado:

1
1949 ICJ 39 ( J. ALVAREZ).
2

216 Res des Tours 24-28, 1989-IV.


3

Jean-Jacques Rousseau, El Contrato Social (1ra. Ed., Mestas ediciones 2001) (publicado originalmente en
1762).

3
“Under international law, a state is an entity that has a defined territory and a

permanent population, under the control of its own government, and that engages

in, or has the capacity to engages, formal relations with other such entities.”

B. ANTECENDENTES HISTORICOS DEL ESTADO LIBRE ASOCIADO

El 25 de julio del 1898, las tropas norteamericanas dirigidas por el General

Nelson Miles desembarcan en la zona del pueblo de Guánica comenzando así el proceso

de invasión del territorio puertorriqueño hasta ese momento bajo la soberanía del Reino

de España. No hacía mucho que se le había concedido por parte del Gobierno español a

Puerto Rico la Carta Autonómica, la cual otorgaba al gobierno de la Isla amplios poderes

para legislar sobre sus asuntos internos e incluso para concertar tratados comerciales con

otras naciones independientes con la aprobación del representante del gobierno español

en la Isla , el Gobernador General. El nuevo gobierno autonómico estaba compuesto por

un Parlamento Insular dividido en dos cuerpos: la Cámara de Representantes y el Consejo

de Administración. La Rama Ejecutiva estaba compuesta por un Gobernador General

nombrado por el Rey de España el mismo controlaría la milicia y estarían sujetos a su

autoridad todas las demás ramas de gobierno.4

Al terminar la Guerra Hispanoamericana y luego del ejército estadounidense

adquirir el control militar sobre la Isla, el Gobierno español por medio del Tratado de

París de 1898, cede su soberanía sobre la Isla a los Estados Unidos. A partir de ese

4
1 L.P.R.A. Carta Autonómica del 1897 p. 1

4
momento el gobierno de Puerto Rico sería ejercido por gobernadores militares

norteamericanos.

Inmediatamente en la metrópolis surgieron dudas en cuanto como sería tratado el

nuevo territorio dentro del marco constitucional norteamericano. Así surgieron una serie

de controversias legales en los tribunales federales relacionadas a la naturaleza del nuevo

status del territorio adquirido en la Guerra Hispanoamericana. Esta serie de casos es

conocida por los estudiosos en la materia como los Casos Insulares.5 Entre los casos de

mayor importancia resueltos por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos se encuentra

De Lima v. Bidwell, 182 U.S. 1, 45 L.Ed. 1041 (1901) y Downes v. Bidwell, 182 U.S.

244, 45 L.Ed. 1088 (1901). En lo pertinente al tema aquí estudiado, estos casos

resolvieron que, contrario a lo que sucedía en décadas anteriores a la Guerra

Hispanoamericana, cuando los Estados Unidos adquirían una nueva posesión esta pasaba

a formar parte integral del territorio nacional y tenía la opción de convertirse por derecho

propio en un estado de la Unión; Puerto Rico no formaría parte integral de la nación y

para efectos jurídicos sería tratado como un territorio no incorporado. De esta manera la

Constitución federal no aplicaría a Puerto Rico directamente sino que la Isla sería

gobernada por leyes especiales aprobadas por el Congreso Federal.

No es hasta el año de 1900 que el Congreso norteamericano aprueba la primera

Carta Orgánica para proveer a la Isla de su primer gobierno civil bajo la bandera

americana. Esta fue bautizada como el Acta Foraker.6 Entre algunas de sus disposiciones

5
Raúl Serrano Geyls, Derecho Constitucional de Puerto Rico, vol. 1 Capítulo 6 p. 449(4ta. Ed. Universidad
Interamericana de P.R. 2004).
6
Carta Orgánica del 12 de Abril de 1900, cap. 191 31 Stat. 77.

5
establecía por primera vez una “ciudadanía puertorriqueña”. La Ley Foraker disponía la

organización civil del gobierno insular de manera que la participación de los políticos

puertorriqueños en asuntos de interés local era mínima o casi insignificante. El

gobernador de Puerto Rico sería nombrado por el Presidente de los Estados Unidos y le

respondería a este. Se estableció un Consejo Ejecutivo nombrado por el Presidente

norteamericano con el consentimiento del Senado federal. Los miembros de dicho

Consejo ejercerían facultades tanto ejecutivas como legislativas en el gobierno local. La

única concesión a los puertorriqueños fue que por lo menos cinco de sus miembros

tendrían que ser residentes de la Isla. Se establece también la figura del Comisionado

Residente electo por el pueblo de Puerto Rico y se establece la Asamblea de Delegados la

cual estaría compuesta por delegados electos por el pueblo. Los asuntos judiciales

estarían a cargo de un Tribunal Supremo de Puerto Rico y todos sus jueces serían

nombrados por el Presidente de E.U. con el consentimiento del Senado Federal. Además

se estableció la Corte de Distrito Federal en Puerto Rico.

Esta Carta Orgánica otorgó muy poco espacio a los puertorriqueños para que

ejercieran su voluntad en los asuntos locales. Este estatuto representó una gran desilusión

para los políticos del País pues estos esperaban mayor grado de libertades acordes con lo

que los norteamericanos le habían prometido a su llegada a Guánica.7

En el año de 1917, el Congreso otorga a la Isla su segunda carta orgánica

conocida como la Ley Jones.8 Entre las disposiciones de mayor importancia se encuentra
7
Luís Muñoz Rivera llamó a la ley una “ridícula imitación de las reformas autonómicas prometidas por (el
ministro de España) Cánovas del Castillo: José Trías Monge, Puerto Rico, Las Penas de la Colonia más
Antigua del Mundo, Cap. V pág. 61 (1ra. Ed. Editorial Universidad de P.R. 1997).
8
Ley del congreso de Marzo 2 del 1917, cap. 145, 39 Stat. 951.

6
la concesión a los puertorriqueños de la “ciudadanía americana”. Se elimina el Consejo

Ejecutivo y se le sustituye por un Senado electo por los habitantes del País. La Cámara de

Delegados pasa a conocerse como la Cámara de Representantes. Se establece por

primera vez una Carta de Derechos Ciudadanos. Sin embargo, el poder ejecutivo continúa

bajo el mismo esquema provisto por la Ley Foraker. No es hasta que se establece la Ley

de Gobernador Electivo de 1947 que el pueblo de Puerto Rico mediante su voto directo

en las urnas puede elegir a su Primer Ejecutivo.

C. SITUACIÓN ACTUAL DEL ASUNTO DE LA SOBERANÍA

¿Es Puerto Rico realmente soberano? ¿Si posee algún tipo de soberanía en que

consiste su naturaleza?

Un análisis de las disposiciones congresionales contenidas en la ley 600 del 1950,

podemos concluir que de la misma se desprende la intención por parte del gobierno

norteamericano a no renunciar su soberanía sobre Puerto Rico.9 Esta ley a pesar de

disponer para la celebración de una asamblea constituyente al pueblo de Puerto Rico para

el establecimiento de su propia constitución, mantiene vigente la antigua Ley Jones

enmendada la misma será conocida desde ese momento como Ley de Relaciones

Federales. Por otra parte, la ley 600 restringe la discreción de la futura asamblea

constituyente imponiendo sobre esta condiciones tales como el tipo de gobierno escogido

para que la nueva constitución sea de naturaleza republicana y la inclusión de una carta

de derechos. Esta Ley establecía un trámite procesal específico para la aprobación de la


9
Ley del 3 de Julio de 1950, cap. 446, 64 Stat. 314.

7
Constitución de Puerto Rico. La Ley 600 claramente reservaba al Congreso federal la

capacidad para aprobar e introducir enmiendas al “borrador” de la constitución de Puerto

Rico escrita por la Convención Constituyente local, luego de ser examinada por parte del

Congreso y el Presidente, la misma se le devolvería al pueblo puertorriqueño para su

ratificación final. Esta estructura establecida por parte del Congreso estadounidense para

el establecimiento de una Constitución por parte del Pueblo de Puerto Rico claramente se

reserva para sí mismo una extensión abarcadora de lo que constituye los poderes

soberanos de una Nación – Estado.

La desconfianza por parte del Congreso norteamericano en cuanto a que los

puertorriqueños en un futuro pudiéramos convocar una Asamblea Constituyente de

manera unilateral para la resolución de la relación política entre el Estado Libre Asociado

y la Metrópolis llegó hasta el punto en que se condicionó por parte del Gobierno Federal

la aprobación de la Constitución de Puerto Rico ha que se le añadieran ciertas enmiendas.

Entre las mismas, el Congreso solicitó que se le añadiera al ARTÍCULO VII sec. 3 de la

Constitución local un lenguaje que tendría como efecto inmediato el que Puerto Rico no

pudiera alterar el estado de derecho unilateralmente reclamando para sí su derecho a la

autodeterminación. Originalmente, el artículo VII sec. 3 de la Constitución de Puerto

Rico disponía lo siguiente:

Ninguna enmienda a esta Constitución podrá alterar la forma republicana de

gobierno que por ella se establece o abolir su Carta de Derechos.

8
A lo anteriormente citado se le adicionó mediante enmienda a la Constitución de

Puerto Rico presentada para su consideración a los electores en las elecciones generales

del 4 de noviembre del 1952 el siguiente texto:

Cualquier enmienda o revisión de esta Constitución deberá ser compatible con la

resolución decretada por el Congreso de los Estados Unidos aprobando esta

Constitución con las disposiciones aplicables de la Constitución de los Estados

Unidos, con la Ley de Relaciones Federales con Puerto Rico y con la Ley Pública 600

del Congreso Octogésimo primero, adoptada por carácter de convenio.

Esta enmienda fue propuesta por el Congreso por medio de la Ley Pública 447,

82do. Congreso, conocida como: Resolución Conjunta aprobando la Constitución del

Estado Libre Asociado de Puerto Rico. La enmienda fue aceptada por el Pueblo de Puerto

Rico en las urnas de manera mayoritaria.

Entonces cabe preguntarnos, ¿obtuvo el Pueblo de Puerto Rico algún tipo de

soberanía mediante la realización con el Pueblo de los Estados Unidos de este pacto con

naturaleza de “carácter de convenio”? ¿El gobierno norteamericano renunció a sus

poderes plenarios sobre el territorio de Puerto Rico?

En referencia a estas interrogantes es pertinente auscultar parte del debate

congresional que llevo a cabo la Rama Legislativa Federal para la aprobación por parte

de esta de nuestra Constitución. Durante uno de los debates del Comité de Interior y

9
Asuntos Insulares del Senado federal a preguntas del senador Cordon en cuanto a la

naturaleza y alcance del convenio el Presidente de la comisión, el Senador O Mahoney,

aclaró lo siguiente:

“Iba a decir que en cuanto la Constitución de Puerto Rico se adhiere a los

principios de esta ley, la Ley 600 del Congreso 81, y se refiere a asuntos locales, el

congreso de los Estados Unidos , al aprobar la Constitución, acepta que la autoridad

del pueblo de Puerto Rico en sus asuntos locales dentro del dominio y dentro de la

esfera de la Ley Pública 600, es completa y el Congreso no va a intervenir, pero si el

pueblo de Puerto Rico se extralimita, si se hiciese una tentativa de cambiar la

Constitución y tratar asuntos fuera de la concesión, creo que la autoridad del

Congreso de los Estados Unidos bajo la Constitución , no puede menoscabarse o

reducirse.”10

Como puede verse, la intención congresional fue la de otorgarle al Pueblo de

Puerto Rico un tipo de soberanía circunscrita a los asuntos de interés local sin embargo

se reservaría para sí la representación de Puerto Rico en el plano internacional y la

autoridad por parte del Congreso para decidir que estatutos serían aplicables a la Isla.

Nuestro Tribunal Supremo de Puerto Rico discutió sobre esta materia en el caso

de Ramírez de Ferrer v. Mari Brás, 144 D.P.R. 141, 155 (1997).

10
Antonio Fernós Isern, Estado Libre Asociado, pág. 166 (2da. ed. Editorial Universidad de P.R. 1988).

10
“Debe enfatizarse que en el ejercicio de nuestra incontestable facultad constitucional

no sólo hemos delimitado el contenido y el alcance de la autoridad jurídica del

E.L.A., sino que hemos dilucidado también las fuentes y la naturaleza de esa

autoridad. Nuestros primeros pronunciamientos normativos sobre el particular los

emitimos hace más de cuatro décadas en Pueblo v. Figueroa, 77 D.P.R. 188 (1954).

Resolvimos allí expresamente que la Constitución de Puerto Rico prescribía un

sistema de gobierno propio. Resolvimos, además, que esa Constitución no era una

ley federal, sino que constituía una carta básica de gobierno local, adoptada por el

Pueblo de Puerto Rico mismo, que sólo podía ser interpretada con absoluta

autoridad por el Tribunal Supremo de Puerto Rico. Destacamos allí que, aunque

nuestras cartas orgánicas anteriores habían sido leyes federales, la recién adoptada

Constitución del Estado Libre Asociado descansaba sobre una base de autoridad

distinta a las de aquéllas. Anticipamos de ese modo la importante opinión, que en

términos similares emitiría poco después el primer Circuito, en Figueroa v. People

of Puerto Rico, 232 F.2d 615 (1er Cir. 1956).

Un análisis comparativo de la estructura de nuestra Constitución del 1952 y la

Ley Orgánica Jones nos permite observar una característica particular de este proceso

histórico puertorriqueño relacionado a la naturaleza bilateral de nuestras relaciones con

los Estados Unidos. Primeramente, es de notar que básicamente todas aquellas

disposiciones contenidas en la antigua Ley Jones que no fueran incompatibles con las

fuentes de los poderes soberanos del Congreso sobre Puerto Rico pasaron a formar parte

del cuerpo sustantivo de la nueva Constitución local. Las disposiciones tales como la

11
Carta de Derechos en la Ley Jones fueron incluidas y ampliadas en la Constitución del

E.L.A. Las disposiciones referentes a la composición y funcionamiento del Poder

Ejecutivo, la Asamblea Legislativa y el Poder Judicial fueron tomadas y modificadas

someramente por los delegados a la Asamblea Constituyente.

La antigua Ley Jones fue despojada de todas aquellas disposiciones relacionadas a

gobierno local pasando a convertirse en la nueva Ley de Relaciones Federales con Puerto

Rico. Permanecieron en vigencia en esta ley gran parte de las disposiciones relacionadas

al comercio y la aplicabilidad de las leyes federales al territorio puertorriqueño, incluso se

mantuvieron en vigor, residuos de la primera ley orgánica Foraker, tales como las

relativas a tarifas, derechos de aduanas y derechos de importación; en la sec. 58 de la

nueva Ley de Relaciones Federales con Puerto Rico.

Luego de aprobada la Constitución del Estado Libre Asociado, el Gobierno

Norteamericano comenzó una campaña en las Naciones Unidas para sacar a Puerto Rico

de la lista de territorios a descolonizar. 11 La Carta de las Naciones Unidas en su artículo

73e requería a los países miembros someter un informe anual ante la asamblea de dicha

Organización sobre el progreso del proceso de descolonización en sus territorios.

Finalmente la Asamblea General aprobó mediante la resolución 748 (VIII) el cese de los

informes que el Gobierno norteamericano debía rendir a la O.N.U. De esta manera, en

1953 pasa a ser Puerto Rico considerado en el plano internacional como un territorio

autónomo.

11
Trías Monge, supra. a la pág. 173.

12
En el plano del derecho internacional hay dos teorías contrapuestas referentes al

efecto que pueda tener el reconocimiento de la formación de un nuevo estado como una

entidad legal.12 La primera de estas teorías formula que para que un territorio pueda ser

considerado como un estado-nación este debe de ser reconocido por el conjunto de

estados-naciones ya establecidos. Por medio de este reconocimiento colectivo se crea así

un nuevo estado. La otra teoría postula que con solo cumplir con los requisitos básicos

reconocidos en el plano internacional de qué es lo que constituye un estado, se crea la

nueva entidad política sin necesidad de ser reconocida por otras naciones.Las condiciones

que tiene que cumplir un territorio para que sea considerado un estado son: (1) población

permanente y un territorio definido (2) gobierno propio (3) capacidad para sostener

relaciones con otros estados.

Acorde con la decisión de la O.N.U., Puerto Rico cuenta con los requisitos

básicos para ser reconocido como una entidad autónoma de los Estados Unidos y goza

del reconocimiento de su status político a nivel internacional como uno no colonial. Sin

embargo, a sido duramente criticado por varios sectores de la sociedad puertorriqueña el

hecho de que se mantuviera en vigor la Ley de Relaciones Federales luego de aprobada

nuestra Constitución. Estiman que la misma crea una ausencia de consentimiento por

parte de los gobernados al acatar leyes del Congreso sin un mecanismo negociador que

regule la aplicación o no de los estatutos federales en territorio puertorriqueño.

12
Louis Henkin et al., International Law, cases and materials, Chapter 4 page 244 (3er. Ed. West
Publishing Co. 1993).

13
Numerosos intentos se realizaron en las décadas siguientes a la aprobación de la

Constitución del E.L.A. para subsanar este déficit democrático que no permitía al pueblo

puertorriqueño dar su consentimiento sobre aquellas leyes aprobadas por el Congreso que

estimara no le fueran para su beneficio.

El primer intento formal que el Gobierno de Puerto Rico logró traer a la discusión

en el Congreso federal para enmendar a la Ley de Relaciones Federales, fue presentado

en el Cámara estadounidense en el 1959; este es conocido como el proyecto Fernós-

Murray.13 Este proyecto pretendía ampliar la autonomía del E.L.A. con respecto al poder

federal, sin embargo, más tarde este proyecto sería abandonado.

A partir de ese momento, se han realizado en Puerto Rico numerosos plebiscitos

locales para auscultar el sentir del electorado en cuanto al tema del status, entre los más

famosos se encuentra el plebiscito del año 1968. En todos estos eventos electorales ha

sido favorecido por el pueblo el status actual.

Varias escaramuzas judiciales se han llevado a cabo en el intento de tratar de

afirmar el margen estrecho de soberanía concedida al E.L.A. Recientemente, en relación

a la aplicabilidad de un estatuto criminal federal que permite la pena de muerte; el

Tribunal del 1er. Circuito de Apelaciones de Boston decidió, que a pesar que la

Constitución del E.L.A. prohíbe en su Carta de Derechos la pena capital, por medio de la

Ley de Relaciones Federales aplica a la Isla dicho estatuto. El Tribunal Apelativo en lo

13
Fernós Isern supra. a la página 396.

14
referente al tema de la naturaleza de las relaciones entre Puerto Rico y el Gobierno

Federal señaló lo siguiente:

“The creation of the Commonwealth granted Puerto Rico authority over its own

local affairs; however, "Congress maintains similar powers over Puerto Rico as it

possesses over the federal states. The questions of whether a statute applies to

Puerto Rico and the meaning to be given to the phrase "locally inapplicable" are

matters of congressional intent. When determining the applicability of a federal

statute to Puerto Rico, courts must construe the language, if plausible, "to effectuate

the intent of the lawmakers." Id. The parties agree on this proposition. The role of

the federal court on this issue is restricted to determining that intent. If Congress

has made clear its intent that a federal statute apply to Puerto Rico, then the issue of

whether a law is otherwise "locally inapplicable" does not, by definition, arise.”14

La decisión tomada por Boston fue un rudo golpe a las aspiraciones de mayor

soberanía del pueblo puertorriqueño y son un retroceso al legado recibido por parte de los

delegados de nuestra Asamblea Constituyente.

14
U.S. v. Acosta, 252 F. 3d. 13 (2001).

15
D. CONCLUSIÓN

Puerto Rico posee una soberanía limitada a sus asuntos de índole local, sin

embargo en las últimas décadas dicha soberanía ha sido recortada debido a que las cortes

federales han interpretado la Ley de Relaciones Federales de manera liberal, a favor de

una mayor intervención por parte del Congreso en los asuntos domésticos. Se presentan

en el horizonte varias alternativas tradicionales como lo son la independencia, la

estadidad o el E.L.A. mejorado. Sin embargo, cabe destacar que dentro del marco del

derecho internacional se presentan el más variado conjunto de arreglos jurídicos posibles

entre los pueblos para resolver sus problemas de soberanía. Entre los mecanismos de

solución de status se ha propuesto como modelo el esquema de provincias canadienses y

el modelo político de Hong Kong antes de que esta posesión británica fuera devuelta a la

República Popular China en 1997.15

En el modelo canadiense el gobierno federal puede entrar en tratados

internacionales pero solamente pueden ser puestos en vigor estos acuerdos en la

jurisdicción provincial si dicha entidad da su consentimiento para que el mismo sea

valido en su territorio. La aplicación de este modelo a la relación de Puerto Rico-Estados

Unidos requeriría el que se apruebe una enmienda a la Constitución federal lo cual es

considerado poco probable.

15
Karina Camacho, The United States-Puerto Rico Relationship: Incomplete Decolonization, 48 How.L. J.
491, 512 (2004).

16
En el caso del modelo de Hong Kong este le permite establecer tratados

internacionales al enclave británico siempre y cuando dichos acuerdos no sean contrarios

a las políticas internacionales del gobierno de la República Popular China. Dada la

naturaleza de la relación entre Puerto Rico y los EE.UU. este tipo de arreglo sólo sería

posible en una situación en que a la Isla se le dejara fuera del marco constitucional

norteamericano.

Ya otras jurisdicciones norteamericanas han dado el paso hacia una mayor

soberanía dentro del marco constitucional estadounidense. Entre estas cabe destacar a las

nuevas repúblicas asociadas del Pacífico. En 1985 tres archipiélagos (República de las

islas Marshall, los Estados Federados de Micronesia y la República de Palau) firmaron

con los Estados Unidos una ley de Convenio convirtiendo a los mismos en repúblicas

asociadas. Los convenios reconocen a los tres gobiernos insulares “de conducir asuntos

extranjeros, y lo harán en su propio nombre y derecho, excepto lo que se disponga de otro

modo en este Convenio”16

Estos modelos nos pueden servir de guías en futuras negociaciones con el gobierno

federal para modificar el actual status político de la Isla, ya sea por medio de cabildeo en

Congreso o que sean tomadas como resoluciones de una asamblea constituyente local.

16
Trías Monge, supra. a la página 200 citando a Morgan Guaranty Trust v. Republic of Palau, 639 F. Supp.
706, 716.

17
E. BIBLIOGRAFÍA

I. Libros:

1. Antonio Fernós Isern, Estado Libre Asociado, pág. (2da. ed. Editorial Universidad de

Puerto Rico 1988).

2. Louis Henkin et al., International Law, cases and materials, (3er. Ed. West Publishing

Co. 1993).

3. Raúl Serrano Geyls, Derecho Constitucional de Puerto Rico, (4ta. Ed. Universidad

Interamericana de Puerto Rico, 2004).

4. José Trías Monge, Puerto Rico, Las Penas de la Colonia más Antigua del Mundo,

(1ra. Ed. Editorial Universidad de P.R. 1997).

II. ESTATUTOS

1. Documentos Históricos de Puerto Rico, 1 L.P.R.A. (2004).

III. REVISTAS

1. 48 Howard Law Journal 491, (2004).

18

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