Por Picóscar
Una mejor concepción del cine para asumir el nuevo libre albedrío
audiovisual.
Juego de palabras Cinelibertarias.
“Cine” se ha convertido en una de las palabras en las que más reflexiono. He dicho que
amo el cine, que es mi pasión y mi vocación. ¿Pero en realidad que es aquello que
amo? No todos los conceptos que se manejan con esta palabra me son dignos de
amar.
Mi pensamiento ya no es compatible con expresiones como: “vamos al cine”, “el cine es
el negocio del entretenimiento”, “filmaremos con esa cámara de cine”, “eso no es cine
es un documental”, “no es un festival de cine es de cortometrajes”, “veremos el mundial
en formato cine” y muchas otras frases cotidianas, así como la dicotomía entre “cine y
video” o “cine y televisión” (evidentemente en video se hace cine; la televisión es un
medio donde se también se exhibe el cine).
Creo que replantear el uso del lenguaje verbal es pertinente y necesario para liberar al
arte audiovisual o por lo menos redefinir sus límites. Un acto de amor por la palabra
“cine” y su verdadera connotación.
Planteo las siguientes 7 propuestas con el ánimo de provocar la reflexión y la discusión.
El cine es una de las artes. Busca la armonización de sonidos e imágenes a través del
tiempo, integrando todas las artes, ciencias y disciplinas humanas. Únicamente un
producto audiovisual que logra trascenderse, sublimarse e inmortalizarse artísticamente
es una obra cine.
No voy a definir absolutamente con palabras lo que es “arte”. Es una discusión sin
solución. Sólo diré poéticamente que el arte ama la vidai.
Hoy confieso que sólo puedo saber si un producto audiovisual es artístico mediante la
intuición, no puedo aún intelectualizar totalmente el concepto de arte. Mejor remitirse a
leer lo que han dicho personas como Arnheim, Buñuel, Jodorowsky, Tarkovski,
Pasolini, Ritchter y muchos otros teóricos y/o cineastas. No puedo evitar ser idealista y
subjetivo con lo que es arte, pero si una persona proclama que su obra es de arte sólo
me queda considerar y respetar la idea.
Es evidente que si una persona se asume como un posible artista audiovisual
(cineasta) y no un realizador audiovisual más, sus visiones y misiones son distintas.
Pueden llegar a interceptarse pero muchas veces por casualidad. Creo que gran parte
de lo que hace de una expresión algo artístico, es su previa intención o propósito. Hay
dos dimensiones de intensiones: las personales y las colectivas. No se puede
desconocer ni negar que el individuo creador siente sus motivaciones y sus propósitos
desde adentro, desde su intimidad, pero también debe ser consciente que lo que recibe
de su interior y de la realidad para transformarlo creativamente es para entregarlo al
mundo; si se hace sólo para si mismo es un acto narcisista e inerte. El artista debe
equilibrar sus intereses personales con los de su sociedad, llegar a disolver el yo
personal en el yo colectivo. Rápidamente me llega la palabra responsabilidad.
Reconociendo el valor y el poder del arte se debe asumir con responsabilidad social.
Todo producto audiovisual que atente contra la vida no llegará a ser cine.
Teniendo el horizonte claro, siguiendo la premisa fundamental que afirma que el cine
es estrictamente el arte audiovisual, se excluye un gran número de lo que se produce,
pero también incluye obras que antes no podrían ser consideradas cine. Esta idea es el
sustento o el eje para las demás propuestas.
No hay un solo cine, hay muchos cines. El arte audiovisual no es una única categoría,
no es un género. Cada obra cine podría ser tan distinta como cada autor. Hay cine de
ficción, documental, no narrativo, hecho en película o video, o animado, dibujado,
fotografiado, sin sonido sincronizado o sonorizado, etc. Hay que vivir su multiplicidad.
En el imaginario colectivo es fácil comprobar que las personas comunes relacionan al
cine con aquellos audiovisuales de larga duración, de ficción, hechos para verse en
sala oscura y luego en televisión, casi siempre de origen hollywoodense. Hay una
discriminación extraña contra los documentales, los cortometrajes, el cine hecho en
video, el cine experimental, el no narrativoii, el videoclip, el interactivo y muchas otras
posibilidades del arte audiovisual, sólo porque no se ajustan con la dinámica industrial.
Eso repercute seriamente en su creación y su exhibición, hay quienes afirman que si no
es rentable no sirve y no debería existir ni mostrarse.
Todos los países del mundo tienen su cultura del cine. Según la UIS (instituto de
estadísticas de la Unescoiii), la india sigue siendo el mayor productor de cine (1091
largometrajes en 2006) pero Nigeria se le acerca (872 en 2006), quitándole el segundo
puesto a Estados Unidos (485 en 2006), que de todas formas lidera radicalmente la
exhibición mundial. Nombro estos datos curiosos que nos ponen a pensar, sin embargo
es una estadística dudosa, ya que se atreve a ignorar la existencia de producción de
cine colombiano, argentino, ecuatoriano, venezolano, boliviano y de muchas otras
partes del mundo por no tener un registro económico comprobable.
¿Cuál es el cine de género? ¿Drama, comedia, acción, aventura, terror, misterio,
melodramático, rosa, suspenso, fantasía, histórico, policiaco, ciencia ficción, gore, clase
b y z? ¿Y lo inclasificable? Hay películas cómicas con las que he llorado
inconsolablemente, hay dramas que me han traumatizado y aterrorizado, hay películas
eróticas que me hacen reír. Más allá de los géneros que funcionan en la práctica
industrial, considero primero que un audiovisual puede ser en si un género o un híbrido
de géneros, segundo que definir absolutamente el género de una obra de cine
verdadero no se puede hacer tan fácilmente. Es negativo cuando se le impone a los
audiovisuales una estética y un contenido uniforme.
El dilema fundamental de la teoría del cine es una paradoja: la delgada línea entre la
realidad y la ficción audiovisual es irreconocible colectivamente. Todos los
documentales ficcionan la realidad de alguna forma y todas las ficciones también
documentan. Por otro lado el llamado “cine arte” es una redundancia (ver primera
propuesta). Todo el cine es de autor o de autores (cuando las maquinas hagan obras
por su propia voluntad esto cambiará). Todo el cine es dependiente, hay uno que
depende poco de la industria otro que no podría existir por fuera de ella.
¿Cuales serán las nuevas formas del cine? ¿Inmersivo, multisensorial, cerebral? Hay
quienes creen que el cine ha muerto, yo creo que el cine está mutando y se transforma
todo el tiempo. Es nuestra misión buscar estas nuevas formas del cine y no limitarnos a
las que conocemos.
Independiente de cualquier clasificación, todo el cine debe existir: el de ellos, el tuyo, el
mío, el nuestro.
Como todo lo que existe fue creado. Si no hay vida, energía y materia no hay cine. Sin
creatividad no hay arte.
Para que el cine exista, alguien tiene que concebir, recibir y trabajar las ideas, luego
hay que lograr provocar, capturar, dibujar, diseñar o seleccionar las imágenes y
sonidos que se necesiten. Después organizar ese material audiovisual y por último
mostrar la obra. Cómo se hace cada una de estas fases, es tan relativo como el autor o
los autores de la obraiv.
Las ideas e historias están en todas partes. La realidad nos ofrece capturarla, nuestra
memoria está llena de imágenes y sonidos representables, nuestra imaginación y
nuestro mundo onírico pueden configurarse de infinitas posibilidades audiovisuales.
Todos los caminos que nos lleven a la creación del cine verdadero son válidos v.
Estructurar estas ideas o signos audiovisuales se puede hacer de forma escrita (sin
nunca olvidar el cine espontaneovi o contemplativovii). El guión ha sido una buena
herramienta para imaginar y planear la obra de cine, pero no es la única forma de
hacerlo. Podríamos inventarnos nuestras propias metodologías para guiarnos, algo
más visuales y sonoras que un texto, como bocetos dibujados, fotografiados o
grabadosviii. Lo importante es lograr comunicar al equipo de realización todo lo que se
quiere plasmar en la pantalla y los parlantes.
Para memorizar o crear imágenes y sonidos podemos usar cámaras y micrófonos de
cualquier tipo, pero también se puede prescindir de ello. Podemos crear mundos y
personajes bidimensionales o tridimensionales y animarlos. Podemos sintetizar sonidos
y modificarlos. También podemos usar audiovisuales preexistentes (si tenemos lo
derechos para hacerlo). Podemos editar u organizar todo el material audiovisual de la
forma que creamos conveniente, lineal, elíptica, experimental o no narrativamente, etc.
Todo esto puede hacerse intuitivamente, ya que todos contamos con la percepción
(excepto ciegos y sordos, aunque existan cineastas con estas discapacidades) y la
imaginación audiovisual, con nuestros recuerdos y nuestros sueñosix. Esto lo comprobé
personalmente realizando experimentos audiovisuales sin tener mayor conocimiento,
jugando y aprendiendo por cuenta propia como lo hacen muchas personas.
Experiencias de cine comunitario y personal lo demuestran, el cine infantil pedagógico
es prueba contundente de la capacidad y libertad creativa natural de los niños. La obra
“Bandoleros” concebida, dirigida, producida y actuada por Erlin Salgado, hecha y
estrenada en Cartagena en el 2006 por iniciativa personal y sin conocimientos
profesionales, es uno de los muchos ejemplos de la intuición audiovisual humana x .
Pero más allá es muy necesario aprender muchas cosas también y lograr ser
conscientes del lenguaje y la expresión audiovisual, reconociendo todos los recursos
disponibles para hacer cine. Conocer tanto la importante parte técnica y práctica (la
cinematografía, diseño sonoro, iluminación, efectos especiales, producción, etc.), como
la esencial parte expresiva propia del cine (su estética, lenguaje, narrativa) y también
por lo menos ser sensibles a las otras artes (música, arte plástico, arte dramático,
literatura). En realidad todo lo que sepa y viva una persona es importante para su
educación audiovisual, todas las disciplinas y profesiones humanas pueden ser parte
de la creación del cine (carpintería, antropología, ingeniería, culinaria, psicología, etc.).
La educación para la creación audiovisual no debería ser tiránica ni absolutista, sino de
sensibilización y aprendizaje holístico. Que cada cual encuentre qué quiere hacer y
cómo hacer su obra. Cuestiono las metodologías educativas de escuelas audiovisuales
descontextualizadas del presente y aisladas del arte; la mala academia es insuficiente y
muy contraproducente.
Hay que reconocer que el cine nació y se ha mantenido gracias a la industria, pero más
allá existe para ayudar a la humanidad. También hay que aceptar y afrontar que
vivimos en un sistema económico capitalista, con sus aspectos buenos y malos. Todas
las profesiones pueden ser asumidas de forma positiva o negativa para la sociedad;
siempre habrá aquel que haga el trabajo sucio en la ciencia, la educación, la política, la
salud, la cultura, etc. Creo que en el ámbito audiovisual, como en toda profesión, si se
le da prioridad al interés económico, fácilmente actuamos en contra de la vida.
Tristemente este mundo se ha configurado para que los mejores negocios sean los
destructivos (la guerra, el narcotráfico legal e ilegal, la ignorancia y la enfermedad,
etc.). Como ya lo dije, creo que el arte consciente supone una responsabilidad social.
La primera perversa ingenuidad del autor audiovisual es creer que el cine solamente es
un negocio.
No hay que olvidar que los creadores audiovisuales tenemos que sobrevivir de nuestro
trabajo. La estabilidad material es esencial, sin llegar al enriquecimiento desmedido y
egoísta o a morir de hambre haciendo cine. Además necesitamos tener una estabilidad
emocional, intelectual y creativa, lo cual se logra en gran parte trabajando dignamente,
haciendo aquello que nos gusta y ganando lo que merecemos. Ser un empleado de la
maquinaria de producción audiovisual, actualmente atenta contra nuestros sueños.
Tenemos que hallar la forma de hacer el negocio benéfico sin convertirnos en esclavos.
Muchos al creerse astutos llegan a desconocer otras dimensiones de la comunicación
audiovisual y trabajan únicamente para hacer productos rentables a costa de cualquier
cosa. El círculo vicioso audiovisual continúa gracias a esta actitud; los realizadores
audiovisuales hacen productos que satisfacen los instintos más básicos de los
subestimados espectadores que han sido educados y acostumbrados a la diversión
vacía y efímera, para que consuman aquello que ya conocen y así mantener estable el
negocio. Esta supuesta estabilidad se rebate todo el tiempo, ya que no se puede
asegurar el éxito de un audiovisual sólo por estar acomodado a lo comercial.
La segunda maligna ingenuidad del autor audiovisual y la primera ignorancia
irresponsable del receptor audiovisual, es creer que el cine sólo entretiene. Todo
producto audiovisual educa de alguna forma. Creo que el objetivo de un audiovisual no
debería ser únicamente el hacer pasar un buen rato, siento que eso nos lo quieren
hacer creer aquellos que tienen el poder de los medios, los cuales nos transmiten sus
ideologías, nos conquistan culturalmente, nos meten ideas consumistas, nos limitan el
pensamiento, nos mal informan, nos confunden y enajenan, nos sugestionan para amar
y odiar aquello que les conviene. No podemos comer tan entero aquello que nos
emociona, excita, o hace reír.
Admirar cine puede ser considerado una acción ociosa, de esparcimiento, pero también
puede llegar a ser un trabajo y una acción pedagógica. El arte nos hace la vida más
llevadera, el encuentro personal con algo artístico que nos mueve nuestras emociones
y pensamientos es un instante gozoso, alegre y muy espiritual, que sucede sólo si lo
buscamos. Para mi ver cine es aceptar un juego riesgoso, ya que puede ser una
experiencia desagradable si no me logro encontrar positivamente con la obra y/o
producto, puede ser una experiencia neutral cuando da lo mismo ver o no el
audiovisual o también puede ser una vivencia sublime que me cambie la vida para bien,
cuando logro acercarme a la verdad mediante el cine. La búsqueda de esta ideal
experiencia deber ser un camino voluntario, sosegado y emocionante, nunca un
proceso tortuoso, obligado, triste o aburrido.
Creo que muchos han limitado al cine al rito de la sala oscura por tradición y
romanticismo, sin reconocer que otras cosas están sucediendo en el presente y
pasarán en el futuro. Si se trata de seguir un ritual entonces deberíamos configurarlo de
otras maneras y jugar con los prerrequisitos de admiración. Además de que sea
necesario un auditorio, tener una gran pantalla y apagar las luces, también podríamos
pensar en muchas otras condiciones para la obra como que todas las personas estén
ebrias o estar acompañado de un enemigo o taparse el ojo derecho o estar alegre,
triste o tener algún estado de ánimo determinado, etc. No se si ya exceda mis
libertades con el cine pero me encantaría jugar enriqueciendo la experiencia
audiovisual de esta manera.
Picóscar
Oscar Fabián Pico Rangel
www.picoscar.com
Enero 01 de 2010
i
Cito algunos aforismos que me ayudan: "Un artista no es aquel que está inspirado sino aquel que inspira a los
demás" Salvador Dalí; "Si el arte no sana, no es arte verdadero" Alejandro Jodorowsky; "Un gran artista es ante
todo un gran ser humano" anónimo; “El arte nace y se afirma ahí donde existe una sed insaciable e intemporal por
lo espiritual, por el ideal, por la verdad” Andrey Tarkovski.
ii
El cine no sólo nació para contar historias. “Cinema is far too rich and capable a medium to be left merely to the
storytellers” Peter Greenaway.
iii
Fuente: http://www.uis.unesco.org/ev.php?ID=7650_201&ID2=DO_TOPIC
iv
“Hay tantas formas de hacer una película como cineastas potenciales” Jim Jarmusch.
v
“De lo que se trata no es de dónde tomes las cosas sino hacia a dónde las llevas” Jean Luc Godard.
vi
Son importantes las experiencias de cine espontaneo de Kim Ki-Duk, Alejandro Jodorowsky, Jean Luc Godard,
John Cassavetes ente muchos otros.
vii
Recordemos las propuestas de Dziga Vertov en su teoría del Cine-Ojo y Cine-verdad que rechazan al guión, a la
puesta en escena, a los decorados, a los actores profesionales en función de la objetividad.
viii
Tal como lo propone Peter Greenaway en su ensayo “Cinema Militans Lecture - Toward a re-invention of
cinema” donde plantea una serie de tiranías que vienen al caso pero que no desgloso por su gran extensión. La
tiranía del texto, el encuadre, el actor y la cámara. http://petergreenaway.org.uk/essay3.htm
ix
“El mecanismo productor de imágenes cinematográficas, por su manera de funcionar, es, entre todos los medios
de expresión humana, el que más se parece al de la mente del hombre, o mejor aún, el que mejor imita el
funcionamiento de la mente en estado de sueño. El film es como una simulación involuntaria del sueño” Luis
Buñuel.
x
"...gente que por lo general no hubiera hecho películas las van a empezar a hacer. Y, de repente, un día, una niña
gordita de Ohio se va a convertir en la nueva Mozart y hará una hermosa película con la video-cámara de su padre
y, por primera vez, lo que se llama profesionalismo en el cine se vendrá abajo, para siempre, y se convertirá en una
forma de arte." F.F.Coppola. Ya es arte.
xi
“"La película del futuro se me antoja más personal aún que una novela, individual y autobiográfica como una
confesión o un diario íntimo. Los jóvenes cineastas se expresarán en primera persona y nos contarán sus vivencias
personales: podrá ser la historia de su primer amor o algo más reciente, como su posicionamiento político, una
relato de viaje, una enfermedad, su servicio militar, su boda, sus últimas vacaciones, y eso tendrá que gustar casi a
la fuerza, porque será verosímil y será nuevo. La película de mañana no será realizada por funcionarios de la
cámara, sino por unos artistas para quienes el rodaje de una película constituye una excitante y fantástica
aventura. La película de mañana se asemejará a su director y el número de espectadores será proporcional al
número de amigos que posea el cineasta. La película de mañana será un acto de amor"”. Francois Truffaut.