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Cuadernos de Mitología

EROS Y
PSIQUE
(ADAPTACIÓN DEL RELATO CUPIDO Y PSIQUE DE APULEYO)
EROS Y PSIQUE
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EROS Y PSIQUE D.L AB-286-2001 CUADERNOS DE MITOLOGÍA
(REVISTA DIDÁCTICA DEL IES RÍO JÚCAR)
Avda, Levante S/N 02230 Madrigueras (Albacete) Nº 19 DONATIVO: 2
EUROS DICIEMBRE 2008GRUPO DE TRABAJO MITOLOGÍA Y
CÓMIC/TALLERES DE TEATRO Y CINE AMPA S. ISIDRO.
COLABORAN: CEP Casas Ibáñez y Consejería de Cultura de la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha.

COMPONENTES DEL PIE MITOLOGÍA Y CÓMIC: Alcahut Utiel,


Alfredo;
Alcahut Utiel, Raúl; Atiénzar Mnez., Alicia; Blesa Simarro, Juan Fco.;
Brieba del Rincón, Carla; Cabañero Torres, Ana Isabel; Catalán Fuentes,
Soledad; Cicuéndez Villa, Luis, Cuevas Gómez, Milagros; Eloy J. Garrido
Cambronero; Fdez. Garrido, Begoña; Fndez. Mancebo, Nieves; Gª Jiménez,
Carlos; González Cifuentes, Fco. Javier; Jiménez Fragoso, Víctor; Josefa
Daría López López; López Córcoles, Mª Valentina; López Fdez,, Andrés
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Miguel; Lozano Berrío, Amparo; Mª Eva Patón Fernández-Yáñez; Magán
Garrido, Alicia; Mnez. Merino, Mª Carmen; Pardo Gª, Mª José; Real Gª, Mª
Isabel, Roldán Ibáñez, Carmen; Ruipérez Picazo, Teresa Mª Pérez Serrano,
Raquel; Ruiz Pascual, Pablo José; Sáez Pardo, Pedro Andrés. TEXTO:
Adaptación del texto original: Alfredo Alcahut Utiel y Carmen Fuentes
Fuentes; Montaje: Alfredo Alcahut Utiel. Correcciones: Arantxa Valera
Villar y José Gabriel López.
EROS Y PSIQUE, GUIÓN Y PELÍCULA, OBTUVO EL 5º
PREMIO SAN VIATOR EN LAS MODALIDAD DE
HUMANIDADES
(MADRID, 2008)

GUIÓN DE EROS Y PSIQUE


(ADAPTACIÓN DEL RELATO CUPIDO Y PSIQUE DEL
ESCRITOR ROMANO APULEYO)
Con formato: Fuente: 22 pto, Negrita,
1. PRÓLOGO. PRETENDIENTES Cursiva

NARRADOR: Había una vez un rey que tenía tres hermosas hijas entre
las cuales la más joven, llamada Psique, era la más hermosa. De hecho,
tal era su belleza, que su fama se extendió por todo el reino, atrayendo a
multitud de visitantes deseosos de admirar y pregonar su hermosura,
que era tanta que hubo quien comentó que haría palidecer a la propia
Afrodita. No en vano, cuanto mayor era la admiración que Psique
despertaba entre los hombres, menor atención se prestaba a los templos
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de la diosa, que empezaron a evidenciar la falta de cuidado. (Escenas de
Psique paseando por la calle y la gente ofreciéndole coronas, regalos, ellas
sonriendo despreocupadamente, las aceptaba). En tanto, el padre de
Psique había casado ya a sus hijas mayores, a las que había desposado
con sendos príncipes. (Escenas de las bodas de las hijas mayores)

En cambio, Psique seguía sin encontrar marido. Muchos hombres habían


visitado su casa para ser testigos de su afamada belleza, y para pedirla
en matrimonio, pero Psique, ensimismada en su mundo, no se había
percatado de la naturaleza de las proposiciones que le habían hecho.
SECUENCIA 1: Reyes, hermanas, soldados, heraldo, nobles,
damas, pretendientes y esclavos.
Entran en la sala de audiencia los reyes, precedidos de los soldados y
seguidos por sus hijas y yernos, damas y nobles, sirvientes. Se sientan los
reyes. El rey con un gesto invita al heraldo a dar comienzo la audiencia.
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REY: Puede dar comienzo la audiencia. ¡Heraldo!


HERALDO: Majestades, os anuncio la llegada del príncipe Amasis, hijo del
Faraón de Egipto, que llega con el deseo de conocer a vuestra hija menor.
REY: (Para la reina) Ojalá haya suerte. ¡Qué mejor oportunidad para nuestra
nación que emparentar con la realeza egipcia! A ver si la convencemos.
REINA: (Meneando la cabeza) Esta muchacha no parece estar en este mundo
(Sonriendo) Que se acerque.
AMASIS: (Con algo de hieratismo y voz grave) Rey, Reina, mi padre el
faraón os trae estos presentes: (Unos esclavos los exhiben) dos bellas flores
del Nilo (dos esclavas), dos jarrones de oro, y un cofre de oro de Nubia... Yo
por mi parte quisiera obsequiar a vuestra hija, la bella Psique, de la que todo
el mundo habla, con estos otros humildes obsequios:
Los sirvientes vuelven con más regalos. El rey y la reina le invitan a
pasar adentro, levantándose en atención al invitado.
REY. Podéis pasar a ver a nuestra hija.
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Entrevista o visión de la joven Psique, que seductora, sonríe, sin más.
AMASIS: Princesa, bella flor, contemplad estos presentes del país del Nilo...
(Psique apenas se inmuta) plumas de avestruz, perlas del Mar Rojo, joyas
de ónice, lapislázuli, oro y plata...
AMASIS: (Insistiendo) Señora, soy hijo del faraón de Egipto, y me postro a
vuestros pies... Mi padre el faraón pide vuestra mano...
PSIQUE: ¡Qué interesante! Egipto, el faraón, el Nilo,...
AMASIS: Señora, princesa mía, contemplad este jarrón de oro, estas...
plumas de avestruz, estas perlas del Mar Rojo, las joyas de ónice, lapislázuli,
oro y plata... (Enumera los regalos, hasta quedarse mudo al ver que no se el
escucha).

PSIQUE: (Mirando sin entusiasmarse) Demasiado para una pobre muchacha


como yo.
El pretendiente balbucea, deja los regalos, se retira sin articular
palabra, y se marcha. Saluda contrariado a los reyes y sale de la sala con
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gran confusión. El rey y la reina se intercambian miradas de complicidad
sobre el futuro de su hija. El rey se sienta y vuelve a indicar que siga la
audiencia.

SECUENCIA 2: Los mismos que en la anterior escena,


mutatis mutandis.
REY: Heraldo, sigue anunciando.
HERALDO: Majestades, os anuncio la llegada del príncipe Laomedonte, hijo
del rey Ilo, que llega de la populosa Troya.
REY: Comerciamos mucho con la Cólquide y el Ponto, y ellos controlan el
acceso.
REINA: No debemos enojarlos, pero, tu hija es muy terca.

REY: En eso ha salido a ti. (Sonriendo ceremoniosamente) puede pasar.


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LAOMEDONTE: (Grandilocuente y con un punto de soberbia) Os saludo, en
mi nombre y en el de mi padre el rey Ilo y en el de toda la nación troyana,
asentada como sabéis a ambas orillas del Helesponto. Os traemos estos
obsequios de amistad... para mostrar el interés de Troya en salvaguardar la
alianza entre nuestras naciones.... (A un gesto suyo acuden los esclavos con
los objetos que traen) He aquí una espada de oro, un cofre de fino oro en
polvo trabajado por los herreros de Lemnos, y lo más valioso, (Lo acerca
Laomedonte personalmente) una espada del metal caído del cielo, diez veces
más valioso que el oro: se llama “hierro”.

El rey contempla absorto los regalos, es especial la espada de hierro.


REY: ¡Maravilloso, maravilloso! ¿Verdad? (A su esposa)
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LAOMEDONTE: Yo por mi parte he traído estos presentes para vuestra hija
menor, Psique (Hace un gesto a los acompañantes de su séquito que vuelven
con más regalos).
El rey y la reina le invitan a pasar adentro. Entrevista o visión de la
joven Psique, que seductora, sonríe, mientras continúa cosiendo, o aspirando
el perfume de una flor...
LAOMEDONTE: Ejem, ejem, princesa, princesa Psique (la saluda) ejem,
soy Laomedonte, el hijo mayor de Ilo, rey de Troya, ejem, Laomedonte,
famoso por sus victorias, heredero del reino de Troya, ejem...
PSIQUE: (Absorta) ¡Ah, sí!
LAOMEDONTE: (Orgulloso) La fuerza de mi brazo que ha venció mil
batallas ha de ser la que os proteja para siempre, si aceptáis estos regalos:
(Avisa a los esclavos)este cofre hecho por los mejores artesanos de Troya y
estas joyas... y por supuesto, si aceptáis ser mi esposa, y futura reina de
Troya.
PSIQUE: Es todo muy bonito, y vos sois, sois... demasiado apuesto para mí,
que sólo soy una niña... No soy adecuada. (Mirando a la ventana) ¡Ah, un
pajarillo canta en la ventana! (Se va)
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LAOMEDONTE: Pero, pero, (Cara de humillación y de irritación. Golpea la


mano del esclavo que lleva la caja de joyas.) ¡Tú! (Gestos al esclavo que
recoge todo).
El pretendiente balbucea, deja los regalos, se va sin articular palabra,
y se marcha. Saluda contrariado a los reyes y sale de la sala con altivez. El
rey y la reina se intercambian miradas de complicidad sobre el futuro de su
hija. El rey vuelve a indicar que siga la audiencia.

SECUENCIA 3: Los mismos (Mutatis mutandis).


HERALDO: Majestades, os anuncio la llegada de Maharbal, procedente de la
opulenta Tiro, con hermosos presentes para la princesa Psique.
REY: No es príncipe, pero este fenicio tiene más riqueza que muchos reyes
juntos.
REINA: Sí desprecia a éste es que es tonta de remate.
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REY: O quizá no lo ama. (Va a replicar la reina pero él se anticipa) ¡Que
pase nuestro huésped!
MAHARBAL: Os saludo, majestades (Se inclina ceremoniosamente) Yo,
Maharbal, os presento los saludos de Hiram, príncipe de Tiro, que se
complace en negociar con sus amigos. Estas telas de púrpura son de una
calidad cual ningún rey de oriente ni de occidente posee, a vuestras
majestades os sentarán bien. (La reina contempla maravillada las telas) He
aquí un cofre de incienso de Arabia, y otro con lingotes de oro. Y también os
obsequio con esta bella esclava del país de Mitanni (Gestos de complacencia
del rey).
REY: Nos, gusta, nos gusta especialmente este regalo. (Gesto de
contrariedad de la reina).
REINA: Tanto nos gusta que será mi esclava personal (Gesto de contrariedad
del rey).
MAHARBAL: Por mi parte quisiera obsequiar de modo especial a Psique
(gesto de lascivia) cuya belleza es conocida hasta en el monte Líbano:
(Enumera los presentes: el esclavo encargado de mostrarlos tarda en
traerlos y es llamado con un gesto de las manos y un cachete casi
imperceptible) ¡Valiosas telas, copas de oro y un cofre de joyas!
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El rey y la reina le invitan a pasar adentro.


REY: Pasad a ver a nuestra hija.
Entrevista o visión de la joven Psique, que seductora, sonríe, sin más.
MAHARBAL: Princesa, princesa Psique (Le va haciendo gestos de
desagrado al esclavo para que le acerque los objetos que le trae) Princesa,
contemplad cuántas riquezas... ¡Valiosas telas, estas copas de oro y un cofre
de joyas digno de una reina! Éstas y muchas más tendréis si aceptáis ser mi
esposa...
PSIQUE: (Tras un rato absorta en su labor, sin hacer mucho caso de los
regalos) ¡Qué amable sois! ¡Y yo soy tan poca cosa! ¡No soy digna de
alguien tan rico! Gracias por visitarme.
El pretendiente balbucea, deja los regalos, se va sin articular palabra,
vuelve apresuradamente, coge los presentes y se marcha. Al pasar delante
de los reyes saluda con rapidez y se lleva de la mano hasta la esclava. El rey
intenta impedirlo, pero la reina lo contiene.
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HERALDO: (Algo contrariado, como pidiendo disculpas) No hay más
pretendientes.
Los reyes se quedan intercambiando miradas de desolación.
REY: Concluye la audiencia.
Se levantan los reyes y abandonan algo tristes el salón.
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2. REACCIÓN DE AFRODITA
Indignada por la situación, Afrodita solicitó ayuda de su hijo Eros que,
tras oír su historia, se mostró dispuesto a obedecerla. Afrodita pidió entonces
a Eros que bajara en busca de Psique e hiciera que se enamorase de la más
vil criatura que poblase la tierra.
SECUENCIA 1: Afrodita, Adonis.
La escena trascurre en un lugar idílico, en una fuente. Está sentada en
un árbol, reflexiva y ausente, Afrodita. De pronto un fatigado Adonis llega
corriendo. Se para junto a ella, deja su zurrón, el arco, las flechas y va a
refrescarse en la fuente. Se vuelve junto a la diosa, se seca en una toalla y
percibe cuán triste y enfadada está.

ADONIS: ¿Qué te ocurre?


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AFRODITA: ¿Qué tal ha ido la caza?
ADONIS: ¡No cambies de conversación! Te conozco bien: algún
pensamiento sombrío nubla tu rostro. ¿Qué te ocurre, Afrodita?
AFRODITA: ¡No me ocurre nada, Adonis!
ADONIS: ¿Tu marido, acaso? (Afrodita niega con la cabeza, casi risueña)
¿Tu amante (con voz desdeñosa) Ares? (Sigue negando). Entonces (La coge
por los hombros y la acaricia y la besa) entonces, mi diosa...
AFRODITA: (Reaccionando de golpe) Tú lo has dicho, (Recalcando las
sílabas) mi-dio-sa. Pero hay una ciudad en la tierra en la que lo han
olvidado...
ADONIS: ¿Cómo es posible que olviden a la diosa del amor? ¿Es que están
locos?
AFRODITA: Deben de estar locos, en efecto para hacer lo que hacen: adoran
en mi lugar a una joven llamada Psique, hija del rey; le llevan ofrendas, le
suplican; han llegado a clausurar mis templos. ¡Esto es algo que una diosa no
puede tolerar!
ADONIS: ¿Y qué vas a hacer?
AFRODITA: Pronto lo verás. De momento he llamado a mi hijo Eros.
ADONIS: (Señalando al fondo) ¡Ahí lo tienes!
SECUENCIA 2: Afrodita, Adonis, Eros.
AFRODITA: Oportunamente llegas, hijo mío.
EROS: Te saludo, madre. Salud a ti, Adonis.
Se ve cómo saluda sin mucha ceremonia Adonis
EROS: ¿Para qué me has llamado, madre?
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AFRODITA: ¿Has traído, como te pedí, una de tus flechas de punta de oro,
las que enamoran al instante?
EROS: Aquí está. ¿A quién he de herir?
AFRODITA: (Dándose la vuelta, despectiva). A una joven presuntuosa, que
ha osado ponerse a mi altura. Voy a maldecir a su país, y les obligaré a que la
entreguen para ser desposada con un monstruo.
EROS: ¿Y yo qué he de hacer?
AFRODITA: Cuando esté en tu poder haz que Psique se inflame de amor por
el más horrendo de los monstruos. ¡Así y sólo así calmaré mi sed de
venganza!
EROS: Así lo haré, madre.
Eros parte. Se cruzan significativamente las miradas Adonis y Afrodita.
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3ª ESCENA MALDICIÓN SOBRE LA CIUDAD


(MENSAJERO Y ORÁCULO)
La ciudad se ve envuelta en una terrible maldición cuya explicación no
se llega a entender por parte de sus humildes habitantes, pues no creen qué
es lo que ha podido enfurecer de esa manera a los dioses. Inquieto por la
situación, el padre de Psique pidió ayuda al Oráculo de Delfos, cuya
respuesta fue terrible: Apolo decretaba que Psique debía ser conducida a la
cima de una colina, donde un terrible monstruo la recogería y la convertiría
en su esposa.
Imagen de una ciudad sombría:

SECUENCIA 1 Heraldo, rey, reina, mensajero


El heraldo se presenta ante el rey y la reina.
HERALDO: Señor, mi señor...
REY: (Se levanta nervioso) ¿Qué nuevas traes? Por tu expresión nada bueno
me anuncias.
HERALDO: Todas las noticias que llegan coinciden: los dioses rechazan las
ofrendas que se les hacen. Las tinieblas oscurecen el cielo. La ciudad está
maldita. No hay duda.
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REY: Tendremos que enviar a un mensajero al oráculo. Haz venir al más
rápido y fiel de nuestros soldados.
HERALDO: Voy en seguida, mi señor.

El heraldo se marcha. El rey se pasea preocupado. La reina, que


escuchaba sentada, se levanta y va a su encuentro.
REY: (Dirigiéndose a la reina) Estoy muy preocupado.
REINA: ¡Es difícil entender los designios de los dioses! ¿En qué les
habremos ofendido?
REY. No lo sé... Enviaré un mensajero para que consulte al oráculo de
Delfos. Allí el dios nos responderá la verdad, por boca de la pitonisa.
HERALDO: He aquí al mensajero, mi señor.
REY: Te hemos elegido porque eres fiel, discreto y rápido.
MENSAJERO: Me honráis con vuestra confianza.
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REY: Debes partir inmediatamente a Delfos, al oráculo de Apolo.
MENSAJERO: ¿Qué mensaje debo llevar?
REY: Sin duda sabes ya que la ciudad está maldita. Queremos saber el
porqué de esa desgracia. Traerás la respuesta del dios, sea cual sea.
MENSAJERO: Así lo haré. (Inclina la cabeza y sale poniéndose el casco).

SECUENCIA 2: Mensajero, sacerdotes, pitonisa.


El mensajero se encuentra frente al oráculo, y se acerca con gran
temor.
MENSAJERO: Os saludo, sacerdotes.
SACERDOTE 1: ¿No ves que te hallas en lugar sagrado? ¡El casco,
extranjero!

El soldado se quita el casco.


SACERDOTE 2: ¿Qué es lo que te ha
traído hasta el santuario del dios?
MENSAJERO: (Quitándose
rápidamente el casco) He venido aquí
a Delfos ante el santuario del dios Apolo buscando una respuesta.
SACERDOTE 1: Continúa. El dios responderá por boca de la pitonisa.
MENSAJERO: Me presento ante
vosotros y ante vuestra ilimitada
sabiduría para saber del problema
que sufre mi pueblo. Una maldición
ha caído sobre mi ciudad y
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queremos saber el porqué de esa desgracia.
SACERDOTE 2: (Intercambiando una mirada con el otro sacerdote)
Explícate con más claridad.
MENSAJERO: Desde hace días, y sin saber por qué, una terrible maldición
ha envuelto de oscuridad lo que antes era brillante luz, asusta a mis humildes
vecinos, que nunca hicieron daño a nadie, ni se atrevieron a manchar el
nombre de los dioses... Dime pues, ¿a qué se debe este castigo?
SACERDOTE 1: El dios sabrá la respuesta.
El sacerdote 2 se dirige a la Pitia, al fondo oscuro de una sala
débilmente iluminada. De una cesta, el sacerdote coge a una pitón sagrada.
SACERDOTE 2: Han venido a consultar el oráculo.
PITIA: ¿Qué desean saber?
SACERDOTE 2: Desean saber por qué la ciudad está maldita por los dioses.

PITIA: (Suspirando) Entraré en trance y suplicaré al dios.


SACERDOTE 2: Aquí aguardaremos.
La Pitia avanza hacia su asiento.
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PITIA: (Se sienta, se concentra) ¡Oh Apolo, nacido de Zeus y de Leto! Tú
que gobiernas en Delos y
Delfos, tú que eres el
protector de las musas, tú
que sabes los arcanos de
lo pasado, lo presente y
lo por venir, si yo te he
honrado en este templo
de la Pitón, inspírame
conocer la causa de las
cosas.
Se pone a masticar parte de una hoja de laurel, la quema y aspira su
olor. Entra en trance.
Murmura unas palabras.
PITONISA: Afrodita... envidia... castigo... orgullosa... hija... reyes...
destino... monte... esposa... monstruo...

Cuando se tranquiliza el sacerdote se acerca y escucha sus palabras.


Vuelve junto al otro sacerdote y el mensajero. Hablan en voz queda los dos
sacerdotes.
MENSAJERO: ¿Cuál es la respuesta del dios?
SACERDOTE 1: La causante de vuestras desgracias no es otra más que
Afrodita, la que cubre de belleza el Olimpo... su ira se debe a la enorme
veneración que vuestras gentes muestran hacia la joven Psique por encima de
ella... y no saldrá de su enfado, hasta que no se cumpla su venganza.
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MENSAJERO: Dime qué venganza es
esa, para comunicárselo a mi pueblo, y
tener un remedio contra el mal que lo
aflige.
SACERDOTE 1: Debéis abandonarla a
su suerte en la montaña para ser
esposada con un marido monstruoso,
tanto, que conseguirá apagar para
siempre la luz de su hermosura y así
pagará su osadía.
MENSAJERO: (Sorprendido y
asustado por la noticia) Pero... ¡eso no
puede ser! Una niña no puede pagar la
ira de Afrodita sólo por estar dotada de
belleza... ¿No hay otra solución a esta tragedia?
SACERDOTE 2: Es la palabra de una diosa contra la de un pueblo maldito,
cuya salvación pertenece a una mortal. Si la joven Psique se casa con el
monstruo, tu pueblo verá otra vez la luz.
El mensajero, muy afectado, se marcha.

SECUENCIA 3: Mensajero, reyes, Psique


El mensajero, con gran pesar, comunica la noticia a los padres de
Psique, quienes tras oír tales palabras, no pueden evitar dar ya por perdida
a su hermosa hija, pues el pueblo, a pesar del cariño que tienen hacia la
joven, tendrá que asumir su pérdida para hacer frente a la enfurecida diosa.
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MENSAJERO: Tengo nuevas del oráculo de Delfos.
REY: (Levantándose inquieto) ¡Dilas pronto, no tengo aguante!
REINA: ¿Son buenas o malas? Tu rostro no está alegre.
MENSAJERO: Me temo que no son muy agradables. (El mensajero se calla,
cabizbajo)
REY: ¡No demores más la repuesta! ¡Te lo ordeno!
REINA: Por favor, habla, di qué ha respondido la Pitia.

MENSAJERO: El oráculo declara que la causante de nuestras desgracias no


es otra más que Afrodita... su ira se debe a la veneración que vuestras gentes
realizan sobre la joven Psique por encima de ella... No cesará en su ira, hasta
que no se cumpla su venganza
REY. ¿Cuál es esa venganza?
MENSAJERO: Dice que debéis abandonarla a su suerte para ser esposada
con un marido monstruoso, y que así pagará su osadía
REINA: ¡Ay, dioses! (Sollozando) ¡Hija mía!
MENSAJERO: Si la joven Psique no se casa con el monstruo, pereceremos.
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4ª ESCENA SACRIFICIO DE PSIQUE


NARRADOR: Una multitud de toda la ciudad acompaña a Psique en su
camino hacia la montaña. Tristemente van caminando.

Con terrible dolor, la familia obedeció el designio de los dioses y se


despidieron de Psique abandonándola sobre una altísima colina. Allí la
joven consumió su espera llorando. Al caer la noche, el suave viento de
Céfiro la acunó y la elevó.
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5ª ESCENA VIDA DE PSIQUE CON EL


MONSTRUO
”EL ENAMORAMIENTO: LAS PALABRAS
VENCEN A LO MATERIAL"
NARRADOR: Psique despierta en un maravilloso bosque tras el
abandono de su familia y su pueblo para ser casada con un monstruo.
Entonces su pasada tristeza e impotencia se transforman ahora en una
gran curiosidad e incluso felicidad, tras contemplar tan bello paisaje y
tras descubrir, momentos después, tan maravilloso palacio.

SECUENCIA 1. Psique
PSIQUE:
(Despertando en un
jardín) ¿Qué, qué...
qué es toda esta
maravilla? ¿Estoy
soñando o...? (Ya
incorporada, mira a
su alrededor)
¿Cómo es posible
que me halle ahora entre tanta belleza y hace tan solo unas horas fuese la más
desgraciada entre las mujeres? ¿Al fin los dioses se han apiadado de esta
mortal desdichada?
Tras mirar, observar y caminar, su asombro crece tanto como su dicha.
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NARRADOR: Eros la
contemplaba desde un lugar
escondido, planeando cómo
castigarla. Sin embargo,
mientras la espiaba, el
propio Eros se hirió a sí
mismo con una de sus saetas,
quedando prendado de
Psique en el acto. Así,
aunque decidió ocultárselo a su madre, se dio cuenta enseguida que
nunca podría causar daño alguno a aquella hermosa criatura.
Camina Psique por el jardín; se detiene ante una puerta maravillosa:
una mansión digna de una divinidad.

SECUENCIA 2. Psique. Voces


PSIQUE: ¿Quién será tan digno de vivir
rodeado de tales muros?, ¿será esta la
casa de mi desconocido esposo?
NARRADOR: Penetra en la gran
mansión y contempla sus hermosos
interiores... Paredes ricamente
labradas, joyas, copas, telas, muebles...
PSIQUE: ¡Qué maravilloso es todo! ¿Para
quién será?
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VOCES: ¿Por qué, señora, os maravilláis de tanta opulencia? Todo esto es
vuestro. Así pues, entrad en vuestras habitaciones, reponed en un baño
vuestra fatiga y cuando gustéis solicitad un baño. Nosotras, vuestras
sirvientas, las voces que oís, os serviremos con esmero y luego de haber
cuidado vuestro cuerpo, no se hará esperar vuestro real banquete.
Entra Psique en el baño. Sale con ropas cambiadas. Se sienta en la
mesa y aparecen mágicamente todo tipo de viandas, fruta y bebida.
Come y se sacia con placer, sin dejar de admirar todo lo que ve.
Psique: Me gustaría oír... música
Se oye tañer una lira durante un rato. Psique al poco pronto bosteza.
PSIQUE: Tengo sueño.
VOCES: Aquí está vuestro lecho.
Se abre una cortina y aparece un lecho.. Se acuesta.
NARRADOR: Tras esta larga jornada, tales descubrimientos dentro de
este hermoso mundo que parece extraído de un maravilloso cuento,
provocan en Psique gran cansancio y decide retirarse a descansar.
SECUENCIA 3. Psique, Eros
Se oscurece mágicamente. De pronto una sombra cubre a la joven. Es
Eros, que se acerca para castigarla. Psique, antes de haber conciliado el
sueño, siente una extraña presencia que perturba su somnolencia, y grita
asustada. De repente le habló así esta voz varonil:
EROS: Tranquila, hermosa Psique, no temas mi compañía. Yo soy tu fiel y
enamorado esposo, no desconfíes de mi palabra.
Algo más tranquila, pero todavía asustada, Psique se atreve a contestar
a la extraña voz que reposa junto a ella en el lecho.
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PSIQUE: Pero, pero... ¿para qué me has traído aquí?
EROS: Es muy largo de explicar: confía en mí, y basta.
PSIQUE: ¿Por qué me he de fiar de una voz incorpórea y desconocida, oscura
y envuelta en el velo nocturno?
EROS: ¡Yo te he dado un hogar jamás soñado por la más dichosa de las
mortales!... ¡un paisaje y unos cuidados nunca obtenidos por el mismísimo
Zeus! ¡Yo, esposa mía, he traído la felicidad y mi compañía hasta tu humilde
puerta para que nunca puedas sentirte sola...! Pues has de saber que eres para
mí lo más preciado. ¿No te basta, pues, con eso?
Psique, más tranquila y sosegada que antes gracias a las palabras del
desconocido, decide creer en su sinceridad.
PSIQUE: En verdad tienes razón, querido... (Titubeando antes de decirlo)
esposo. Aquí obtengo tantos cuidados y mimos como una reina... y en las
silenciosas noches te tengo aquí a mi lado... hablo y comparto contigo mi
felicidad y mis pocas desdichas, pues aquí todo es maravilloso...
EROS: Disfruta de tu vida, mi bella... esposa.
Una música mágica y maravillosa llena la estancia. Se ve cómo una
sombra se reclina amorosamente sobre el cuerpo de Psique.

SECUENCIA 4. Psique, Eros


NARRADOR: Han pasado los días, y como cada noche, el desconocido
cuerpo y rostro de un marido considerado y dulce como es el de Psique,
comparte con ella diálogos y ternuras, propias de verdaderos amantes...
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Imágenes de Psique paseando por la casa, por el jardín, cogiendo una
flor o una planta, comiendo, yendo a la cama, viéndose la sombra acercarse.
La cara de Psique seria, luego sonriente....
EROS: Mi amada Psique... ¿eres feliz aquí, entre los muros de mi casa y en
mis frondosos jardines, entre sus fuentes y estanques? ¿Entre los cuidados de
mis fieles sirvientes, y con la compañía de éste que tanto te ama?
PSIQUE: Eres tan bondadoso conmigo... nunca sentí tanto amor como el que
siento entre tus brazos y palabras de sincero afecto...

EROS: No sabes cuánto me satisfacen sus palabras.


PSIQUE: Pero dime, esposo... ¿nunca dejarás que vea tu semblante oculto?
¿No dejarás que la luz bañe en mi presencia tus desconocidas facciones?
EROS: La curiosidad es mal sendero para conseguir mi cariño, Psique, que ya
es desde hace décadas tuyo... ¿acaso una mirada es capaz de cambiar los
sentimientos que dices tener hacia mí?
PSIQUE: Pero si yo te amo... ¡Por Zeus!
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EROS: Pues si de verdad me amas tanto y tan intensamente como yo te
amo... si de verdad mi amor y el tuyo pueden mover cielo, tierra y mar...
¿para qué contemplar lo que ya conoces por sinceras palabras y no por triste
figura? Déjame demostrarte mi amor con cariñosas caricias y no con críticas
miradas.
PSIQUE: Eres mi más amado tesoro... tus palabras son para mí sagradas, y
juro amarte con sinceridad, aun sin haber visto el cuerpo que acompaña a los
brazos que me acogen antes del alba...

SECUENCIA 5. Psique, Eros


Psique y Eros se encuentran de noche, en el lecho compartido, como ya
es habitual entre ellos. Pero Psique se muestra extrañamente silenciosa.
EROS: ¿Cómo estás, amor mío? ¿Por qué callas?...
PSIQUE: No te preocupes, estoy bien, solo que...
EROS: Sólo que... ¿qué? ¿Qué me ocultas? Ya sabes que nada de lo que a ti
te pase me es ajeno...
PSIQUE: No te quiero ocultar nada, sería una ingrata si tal hiciera.
EROS: Pero lo estás haciendo. Dime, ¿eres feliz aquí?
PSIQUE: Sí, de verdad que lo soy, pero...
EROS: Pero...
PSIQUE: Pero sufro de pensar que mi familia, mis hermanas en especial
estarán sufriendo de pensar que estoy siendo torturada, o que estoy muerta...
EROS: Y no es así
PSIQUE: Es todo lo contrario. Estoy viviendo un sueño maravilloso, pero
EROS:... quieres compartir tu felicidad con tus hermanas...
EROS Y PSIQUE
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PSIQUE: Sí, si pudiera ser
EROS. ¿Quieres marcharte de aquí?
PSIQUE: ¡Oh, no! bastaría con verlas, ir y volver o que vinieran ellas aquí
¿podrías hacerlo?
EROS: ...No, no puedo
PSIQUE: ¡Por favor! ¡Lo deseo tanto!
EROS: (Suspirando) es que... no es tan fácil...
PSIQUE: Ya lo veo, pero sólo con eso sería completamente feliz
EROS: ... Sea, te concederé cuanto deseas...
PSIQUE: ¿De verdad? ¿Cómo lo harás?
EROS: Ellas vendrán aquí, del mismo modo que tú viniste
PSIQUE: Apenas lo recuerdo ya, estaba tan aturdida.
EROS: El viento céfiro las transportará por los aires y las dejarán en mi...
nuestro jardín
PSIQUE: Y podrán...
EROS: Estarán una hora contigo. Luego se irán como han venido. ¿Bastará
con eso?
PSIQUE: Bastará con creces. Nada me podría hacer más feliz que eso.
EROS Y PSIQUE
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6ª ESCENA VISITA DE LAS HERMANAS


SECUENCIA 1 Hermanas.
Las dos hermanas se encuentran casualmente en el jardín de palacio.
HERMANA 1: ¡Hermana, qué sorpresa verte en el jardín! Como últimamente
no salimos de nuestros aposentos.
HERMANA 2: No sé, pero he sentido de pronto la necesidad de salir a este
rincón del jardín tan caro a nuestra amada hermana Psique.
HERMANA 1: ¡Qué extraño! ¡Yo he sentido lo mismo! Ha sido como si la
voz de Psique me hablase por dentro.
HERMANA 2: ¿Tú crees que seguirá viva?
HERMANA 1: ¡No lo sé! (Se estremece) Hermana, siento frío.
HERMANA 2: Es el viento, que de pronto viene fresco.
HERMANA 1: (Mirando hacia arriba) El cielo se oscurece, como si fuese de
noche.
HERMANA 2: ¡Tengo miedo! ¡Algo raro pasa!
EROS Y PSIQUE
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Caen al suelo y se abrazan las hermanas mientras un ruido de viento
crece. La imagen se desvanece.
SECUENCIA 2 Las hermanas y Psique en el jardín de
Psique.
De pronto aparecen en otro jardín. Se levantan y miran a su alrededor
con asombro.
HERMANA 1: Pero, pero... ¿dónde estamos?
HERMANA 2: ¡Esto es maravilloso!
HERMANA 1: ¡Parece un sueño!
HERMANA 2: ¡Alguien se mueve tras ese árbol...! es... (Grita de alegría)
¡Oh dioses! ¡Es Psique!
HERMANA 1: ¡Psique, nuestra
hermana querida!
HERMANA 2: ¡Estás viva!
Psique viene corriendo hacia
ellas. Las hermanas se abrazan.
HERMANA 1: Cuenta, cuenta,
¿cómo ha sido tu vida desde que te
dejamos en el monte?
PSIQUE: (Con voz y semblante muy alegres) ¡No os podéis figurar cómo
estoy! Vivo en un palacio maravilloso, junto a este jardín propio de dioses.
HERMANA 1: ¡Qué suerte tienes! ¿Y todo esto es tuyo?
PSIQUE: Todo, absolutamente todo: las joyas más hermosas, los manjares
más selectos, vestidos de ensueño... Unos sirvientes invisibles me
EROS Y PSIQUE
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proporcionan todo cuanto necesito: bebida, comida, ropa, cuidado, música,
luz, todo...
HERMANA 2: ¡Qué envidia me das! Oye, Psique, cuéntanos, ¿cómo es tu...
esposo?
PSIQUE: Mi esposo... (Como dudando) es encantador... respetuoso, un señor
venerable... tiene el aspecto de un sabio sacerdote. Es tierno y solícito...
Procura que no me falte de nada...

HERMANA 1: Pero, dinos ¿cómo es?


PSIQUE: Pues... Es más bien mayor, un hombre respetable
HERMANA 2: Pero ¿es muy serio?
PSIQUE: Es muy afectuoso. Para él lo más importante es que yo sea feliz.
HERMANA 1: ¿Y no te aburres con él?
PSIQUE: No, es muy cariñoso y jovial. Cuando estoy con él... ¡Es tan
apuesto!
HERMANA 2: (Intercambiando una mirada con su hermana) ¿Cómo es de
apuesto? ¿Lleva barba?
PSIQUE: No, no... ¡Tiene un rostro tan bello, tan tierno y juvenil!
EROS Y PSIQUE
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HERMANA 1: (Extrañada) ¿Cómo? ¿No decías que era un hombre
venerable? Ahora dices que es joven. ¿En qué quedamos, Psique? (Psique
calla y baja la cabeza).
HERMANA 2: En resumen, que no le has visto la cara a tu esposo.
Las hermanas se intercambian significativas miradas de envidia y
desconfianza.
HERMANA 1: Mira lo que estamos pensando tu hermana y yo. Si no te deja
ver la cara es porque es un ser desagradable. Recuerda lo que decía el
oráculo: ibas a ser entregada a un monstruo.
PSIQUE: ¿Y entonces por qué me trata tan bien?
HERMANA 2: Porqueee... te estará cebando para devorarte.
HERMANA 1: Seguramente es una serpiente cruel o un monstruo horrible.
PSIQUE: ¡No puede ser!
HERMANA 1: ¿Y por qué no se deja ver? ¡A ver! ¿Por qué?
HERMANA 2: Razona, Psique.
PSIQUE: ¡Oh, dioses! Quizás
llevéis razón.
HERMANA 1: Quizás no,
llevamos razón.
PSIQUE: ¿Qué he de hacer,
pues?
HERMANA 2: Lo primero no
fiarte de él.
HERMANA 1: Mira, debes
EROS Y PSIQUE
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apoderarte de un cuchillo, puñal o cualquier arma. Escondes una lámpara.
Cuando notes que esté durmiendo, sacas el cuchillo y lo matas. Luego huyes
de aquí.
PSIQUE Hasta hace un momento era la más feliz del mundo, mas ahora...
HERMANA 1: Menos mal que hemos venido nosotras para abrirte los ojos...
(Mirando hacia arriba) ¡Vuelve el viento frío!
PSIQUE: Es la señal: el viento os devolverá a casa. ¡Suerte, hermanas!
¡Gracias por vuestros consejos!
Se abrazan, las hermanas se quedan abrazadas en el suelo, mientras el
viento suena cada vez más fuerte. Desaparecen del jardín. Queda sola y
meditabunda Psique.
EROS Y PSIQUE
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7ª ESCENA: PSIQUE DESCONFÍA

PSIQUE DESCONFÍA: Psique decide esconder junto al lecho una lámpara Con formato: Fuente: 16 pto, Cursiva
Con formato: Fuente: 16 pto

de aceite y un afilado cuchillo, para, aguardando a que estuviese Con formato: Fuente: 16 pto
Con formato: Fuente: 16 pto
profundamente dormido, prender finalmente la luz e hincar el cuchillo en la Con formato: Fuente: 16 pto
Con formato: Fuente: 16 pto
horrible criatura. Psique siguió las instrucciones de sus hermanas. Sin Con formato: Fuente: 16 pto

embargo, al encender la lámpara, Psique no descubrió a ningún monstruo,


sino a un hermoso joven. Avergonzada por sus dudas, exclamó:

PSIQUE. ¡No es un monstruo, es un joven...! ¡Es Eros, el amor en persona!

¡Oh, dioses! (Rostro lleno de alegría)


EROS Y PSIQUE
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Psique se acercó a su amado para admirar su belleza, derramando parte del Con formato: Fuente: 16 pto

aceite sobre su rostro. El joven despertó sobresaltado. Al ver traicionada su Con formato: Fuente: 16 pto

confianza, Eros se arrancó de los brazos de su amada y se alejó mudo y


pesaroso. En la distancia se volvió y dijo a Psique: Con formato: Fuente: 16 pto, Cursiva

EROS: Llora, sí. Yo desobedecí a mi madre Afrodita desposándote. Me Con formato: Fuente: 16 pto
Con formato: Fuente: 16 pto

ordenó que te venciera de amor por el más miserable de los hombres, y aquí
me ves. No pude yo resistirme a tu hermosura. Y te amé... Que te amé, tú lo
sabes. Ahora el castigo a tu traición será perderme.

PSIQUE: ¡No, no te vayas por favor, no, no...!


EROS Y PSIQUE
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Y dicho esto se fue. Psique corrió tras él, pero su esposo se había Con formato: Fuente: 16 pto, Cursiva
Con formato: Fuente: 16 pto

vuelto de nuevo invisible. Por el contrario, aún podía oír su voz: “El Amor
no puede vivir sin confianza” le dijo. Fue entonces cuando Psique descubrió
la identidad de su marido, que no era otro que Eros, el dios del Amor... Con formato: Fuente: 16 pto
EROS Y PSIQUE
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8. REGRESO A CASA
Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita,
Sin Cursiva
NARRADOR: Psique regresa con los suyos, pero ya no es feliz, pues ha
perdido al verdadero amor. Quedó Psique desolada y se dedicó a vagar Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita

por el mundo buscando recuperar, inútilmente, el favor de los dioses: la


cólera de Afrodita la perseguía. En tanto, Psique rogaba ayuda a todos Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita
Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita,
Sin Cursiva
los dioses, pero en vano, pues ningún dios quería enemistarse con la Con formato: Fuente: 16 pto, Sin
Cursiva
diosa del amor. Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita,
Sin Cursiva

Imágenes de Psique abrazándose a su madre, a su padre, a sus


hermanas... pero sin que veamos en ella la tristeza... Con formato: Fuente: 16 pto, Cursiva
EROS Y PSIQUE
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9. SÚPLICA DE PSIQUE A AFRODITA.


PRUEBAS.
Con formato: Fuente: 20 pto,
Subrayado
SECUENCIA 1 SÚPLICA DE PSIQUE A AFRODITA:

Psique se acerca al templo de Afrodita. Allí hay una imagen de la diosa

PSIQUE: Afrodita, diosa veneranda. He venido a postrarme ante tu imagen


(Psique se arrodilla, se humilla ante la diosa). Sé que he sido una ignorante
al no honrarte como es debido, pero ahora sé que el amor es la fuerza más
poderosa del mundo: sin el amor no se puede vivir, sin el amor yo no puedo
vivir: ¡te lo suplico, diosa, otórgame el don del amor!

AFRODITA: (La imagen de la diosa mueve los labios) Aunque sea tarde,
está bien que reconozcas mi poder y que reconozcas que mereces un castigo.

PSIQUE: ¿Podrás perdonarme, diosa? Mi corazón sólo puede decir que es


esclavo de tu poder y del amor de tu hijo.

AFRODITA: Te perdonaré, pero has de realizar unas pruebas muy difíciles.


EROS Y PSIQUE
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PSIQUE: Lo haré, no lo dudes, haré cuando me ordenes. El amor que siento
infundará valor a mi corazón.

Con formato: Fuente: 20 pto,


SECUENCIA 2 PRUEBAS DE AFRODITA Subrayado

AFRODITA: Pues bien... (Va enumerando las pruebas, conforme las narra,
aparecen imágenes de Psique intentando superarlas) Tendrás que separar en
un solo día un montón de semillas en diferentes montones: en uno las de
mijo, en otro las de trigo, en otro las de amapola... Después tendrás que ir
hasta un río rodeado de zarzales, junto al que pastaban los corderos del
vellocino de oro, y me traerás un puñado de su áurea lana. Y la tercera prueba
será la más difícil: bajarás a los infiernos, e irás a la laguna Estigia para
rellenar un frasco con sus ennegrecidas aguas. Se trata de una esencia que
contiene hermosura divina. En cuanto la consigas, me la traerás sin tardanza. Con formato: Fuente: 16 pto
Con formato: Fuente: 16 pto

NARRADOR: Tras conseguir superar todas las pruebas que Afrodita le


había impuesto, volvió con una esencia que contenía hermosura divina. Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita
EROS Y PSIQUE
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En el camino de regreso, sin embargo, quiso ella misma ponerse un poco Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita

y, al abrir la caja, un sueño insoportable se abatió sobre ella. (Imagen de


Psique oliendo de un tarro y cayendo desvanecida) Y habría muerto, de no Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita

ser porque Eros, su loco enamorado, acudió a su madre. Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita
Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita
EROS Y PSIQUE
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10. FINAL FELIZ


Con formato: Fuente: 20 pto
Así Venus le impuso a Psique tres pruebas que debería hace:
separar ante un montón de semillas, traer un puñado de lana
de unos animales que vivían muy lejos y que bajase al río de
los infiernos para rellenar un frasco con sus ennegrecidas
aguas Venus, que empezaba a sospechar que Psique hubiese
contado con ayuda para superar sus encargos, entregó a
Psique un cofre vacío y la envió al Hades en busca de
Perséfone, a la que debía solicitar una porción de su belleza
para Venus, Psique obedeció y, Proserpina accedió a su
petición con facilidad y puso una porción de su belleza en el
cofre para Venus. Luego Psique emprendió su camino de
vuelta. Pero mientras caminaba hacia el palacio de Venus,
Psique sintió la tentación de usar una parte de la belleza que
Perséfone había puesto en la caja, pues también ella se sentía
ajada por tantas peripecias, y la abrió, descubriendo que
estaba vacía y quedando sumida en un profundo sueño. En
ese momento,SECUENCIA 1: Afrodita, Adonis.
La escena trascurre en un lugar idílico, en una fuente. Está sentada en
un árbol, velando el sueño de un durmiente Adonis. Afrodita acaricia
EROS Y PSIQUE
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tiernamente el rostro del joven. De pronto se oye ruido. Afrodita mira
inquisitiva. Llega Eros.

EROS: ¡Madre!
AFRODITA: ¡Hijo! ¡Qué extraño verte aquí sin que te haya llamado!
(Irónica) Como últimamente has estado muy ocupado...
EROS: ¡Madre! Cede ya...
AFRODITA: ¿Ceder? (Airada) ¿A qué? ¿A qué debo ceder yo?
EROS: Cede a ti misma. Al amor que tú representas. Mira a Adonis, ¿Acaso
no lo amas?
AFRODITA: (Mirándolo absorta, dulcemente conmovida) Más que a nada
en el mundo... Daría mi inmortalidad a cambio de su vida...
EROS: (Levantando la voz) ¡Entonces, entonces...! ¿Por qué no me dejas a mí
amar y ser amado?
EROS Y PSIQUE
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Adonis se despierta...
ADONIS: Eros... ¿qué ocurre?
Afrodita se marcha sola a meditar.
EROS: Lo más terrible y al mismo tiempo lo más maravilloso de la vida: que
estoy enamorado.
ADONIS: Entonces te doy la enhorabuena, sin el amor la vida no es vida.
EROS: Por eso mismo yo no vivo: ¡Adonis! ¡Ayúdame, te lo suplico!
ADONIS: ¿Qué problema hay? ¿En qué puedo ayudarte?
EROS: Me enamoré accidentalmente de la joven a la que tenía que torturar...
Ella se enamoró de mí sin verme, y yo pude gozar de un amor verdadero.
Pero ahora sabe quién soy, y mi madre no hace más que poner obstáculos a
mi amor. ¡Ayúdame!
ADONIS: ¡Nada hay más triste que amar y no poder ser amado!
EROS Y PSIQUE
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EROS: ¡Por eso te
suplico! (Gesto de
suplicante)
Adonis lo levanta y
lo tranquiliza. Se acerca
hacia el lugar donde
está Afrodita:

ADONIS: Afrodita,
diosa mía, amor mío...
AFRODITA: Adonis, amado mío...
ADONIS: Deja ya ese semblante de ira... Eres la diosa del amor, no del odio
AFRODITA: Es cierto, pero...
ADONIS: ¿No dicen los poetas: “El amor todo lo vence: cedamos al amor?
AFRODITA: Sí, es cierto.
ADONIS: ¿Pues por qué te niegas a vencer en tu hijo y en esa pobre
muchacha?
AFRODITA: Una mujer dolida es peligrosa y vengativa. (Pausa reflexiva,
seguida de un suspiro) Pero sea como tú dices, ¡cedamos al amor!
Vuelven junto a Eros.
AFRODITA: Ya sabía que éste tendría que ser el final. Tendrás a Psique...
EROS: ¡Gracias, madre!
AFRODITA. Pero no sólo eso, sino que he hablado con Zeus y le concederá
la inmortalidad. Eros, serás feliz con Psique para siempre. Ve con ella.
Eros se va corriendo y Afrodita y adonis se quedan:
ADONIS: ¿Podré yo también gozar de tu amor para siempre?
EROS Y PSIQUE
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AFRODITA: A su debido tiempo, Adonis, a su debido tiempo: los dioses no
lo podemos todo.
Escena final de Afrodita y Adonis que se oscurece.
NARRADOR: De esta forma, el Amor (Eros) y el Alma (Psique) Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita,
Sin Cursiva
Con formato: Fuente: 16 pto, Sin
vencieron todas las pruebas que se interpusieron entre ellos para Cursiva
Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita,
reencontrarse y no volverse a separar jamás. Y fueron juntos felices Eros Sin Cursiva
Con formato: Fuente: 16 pto, Sin
y Psique. Cursiva
Con formato: Normal
Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita,
Sin Cursiva

Pasa suavemente a Eros y Psique, que se van obscureciendo y Con formato: Fuente: 16 pto, Sin
Cursiva
Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita,
Sin Cursiva
Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita
Con formato: Fuente: 16 pto, Negrita,
Sin Cursiva

FIN
EROS Y PSIQUE
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APÉNDICE SOBRE LA PELÍCULA GRABADA EN


2008 “EROS Y PSIQUE”
PERSONAJES
Narrador: José Gabriel López Gómez, Afrodita: Patricia Carcelén Fuentes;
Adonis. Javier García Gil, Eros: Alejandro García Monteagudo, Psique:
Carmen Fuentes Fuentes, Rey: Antonio Utiel Tendero, Reina: Eva García
Ballesteros, Hermana 1:Carla Paños Martínez, Esposo de H 1: Jorge García
Jiménez, Hermana 2:Marian García Villa, Esposo de H 2: Luis Miguel
Bueno Picazo, Porta-abanicos: Miriam Picazo Picazo, Mª Carmen García
Blanco. Nobles: Celia Garrido García, Laura Santos Gimena, Ana Lourdes
García García, Ainoa Cuesta Olmeda, Eva Garrido Villa, Pablo Ibáñez
Monteagudo, Fernando Ibáñez García, Raquel Cabañero Aroca, Lidia
Fuentes Real. Heraldo: Ángel Gabriel Escribano Jiménez, Sacerdote: Rubén
Talavera García, Amasis: Ken Ruiz Tedeschi, Séquito de A.: Rafael Estrella,
Juan Luis Martínez García, María Martínez Gómez, Rosa Catalán Merino.
Laomedonte: Francisco Jara García, Séquito de L.: Alejandro García
Fernández, Avelino Gómez Alcahut, Maharbal: Jesús Utiel Escribano,
Séquito de M.: Javier Campos, Vanesa Utiel Vera, Aroa Rodenas Segura,
Soldado 1: Iván Pardo Utiel, Soldado 2: Julio Olmeda Arándiga, Soldado 3:
Adrián Zornoza Ponce. Mensajero: Alejandro Valera Martínez, Pitia: Lidia
Berlanga Martínez, Sacerdote 1: Ambrosio Utiel Escribano, Sacerdote 2.
Emilio José Gómez García, Sacerdote 3: Roberto Salvador Martínez, Zeus.
Francisco Javier Ibáñez García, Voz: Ana Lourdes García García.
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EQUIPO TÉCNICO: Jorge García Jiménez, Francisco Jara García,
Alejandro García Fernández Aurelio Carretero Martínez, Alejandro García
Monteagudo, Adrián Cebrián Acosta
DECORADOS Jesús Utiel Escribano
COLABORACIONES: Raúl Alcahut Utiel, Francisco Jara Picazo, Mª
Victoria García Real, Natividad Monteagudo García, Mª Carmen Martínez
Merino, José Jiménez Valera, Ana Cristina García Blanco, Carlos García
Blanco, José Tomás Monteagudo Milla, Gilberto Fuentes Descalzo, Carmen
Ballesteros Fuentes, Mª Ángeles Requena Martínez., Nieves Fernández
Mancebo, Mª Dolores Agüir Celeiro...

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