You are on page 1of 47
Universidad Nacional de Quilmes Cédigo 5333 Posgrado Materia: Metodologia y téc. cualitativas de la invest. Tema: Historias de vida Autor: Saltalamacchia Profesor: Frederic Sabina Precio alumnos con Tarjeta $: 2 . 25 Piblico general $ 450 Usuarios frecuentes. $ 3.83 Centro de Impresiones Universidad Nacional de Quilmes Tel. 4365 - 7100 int. 212 * E-mail: impresiones@una.edu.ar Universidad Nacional de Quilme Centro de Impresiones Recomendaciones para realizar encargues © Para realizar un encargue con la tarjeta debe tener un saldo minimo igual al valor del encargue a realizar. De no poseer dicho saldo, deberd hacer previamente la carga correspondiente (en la fila de “Carga de crédito”). Los encargues realizados con la tarjeta sélo podrin ser retirados con la misma. Los encargues sin tarjeta deberin ser abonados en el momento de solicitados, al precio de piblico general y por la totalidad del importe. + Luego de realizar un encargue se devuelve junto con la tarjeta un comprobante de la ‘operacién; recomendamos verificar que los cédigos que figuran alli sean los correctos antes, de retirarse del mostrador. Los reclamos posteriores a ese momento no sern tomados en cuenta, * Los encargues pueden ser anulados en ef mismo momento de haber sido realizados, aceredndose al mostrador con la tarjeta con la que fue realizado, No se realizan encargues telefénicamente. Los eneargues de cuademillos de la Universidad Virtual de Quilmes (UVQ) tienen una demora de al menos dos dias habiles. Recomendaciones para realizar impresiones ‘* Para imprimir un documento en el Centro de Impresiones se deben enviar los archivos por correo clectrénico como adjunto a impresiones@unq.edu.ar; los archivos permanecerin almacenados por un maximo de 2 di En el asunto del mail debe indicarse el apellido y nombre del solicitante de la impresién, Los archivos deben estar configurados en los tamaiios A3 0 Ad, de lo contrario se cobrara la edicién de los mismos, cuyo costo es de $1 por hoja. * El Centro de Impresiones no se hace responsable por los dafios o pérdidas de disquetes que sean entregados para realizar alguna impresién, Se recomienda NO utilizar este método, pues ademas de ser obsoleto se pierde tiempo en el escaneo de virus, + Nose realizarén impresiones desde casillas de mail personales o desde el Campus Virtual de la UNQ; para tales efectos existe la casilla impresiones@unq.edu.ar antes mencionada, * Usuarios de hotmail y yahoo: los archivos suelen demorar unos veinte minutos en llegar. Consideraciones generales ‘* El mostrador se encuentra divido en secciones (encargues y retiros, copias e impresiones, carga de crédito) para brindarle un mejor servicio; respete las filas, no comprometa al cempleado. ‘© Las copias suministradas por el Centro de Impresiones son para uso exclusivamente académico. dnfld seuoripg PIYDIEUULTEIES “y OIDWIOHT NOIDV5S ILS DANI DO VIINDIODOXD VN DO WILOVS V SDNOIXDID DS SVOIA DO VISOLSIK, VT SINOIDVOILSAANI NOIDDATOO Derechos reservados © 1992 Homero R. Saltalamacchia Todos los Derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o utilizada de nin- guna manera por medios electrénicos 0 mecanicos, incluyendo fotocopias, grabaciones 0 cualquier otra forma de copia, archivo 0 impresi6n, sin permiso es- crite del autor, Para cualquier informacion 0 comentario dirigirse az CUP; P.O.Box 8575, Caguas, P.R. 00726 Primera edicin, 1992 Homero R. Saltalamacchia LA HISTORIA DE VIDA | | | i oD0T94d A] ap uopesuas eueuxe ef enuas A Jos PPP eprtes v] equity ‘soqos zey1Aa ered seusard syur ap bun Ua epedode ‘ojans [a aiqos eqrsurasap wiaeU EY “snqome Jap optpuaasap eiqey anb [a ua sen] OursTUL J? ua opered apanb offs] Anu oes un aueING “ojouayis [> e19 oIsad [y “seaUL|G seumdsa ap 1oums un Ja1109 ueqefop sejo seuanbad seq “enge fap oaiMb seo ofedsa jap vjesaiue eyjdure pun eid ‘sapiaa so1edsa sapuras ap eudyy ‘equier vy “ueqepiog ef anb sajoqay A sese9 ‘sev0d se] e PUL -10} opuep eIf9 aiqos eqeEnf ayuatseU sopurjdsas UN “eryeq P| ap eNge Ja aiqos vye> SOIIOUT SO] ap APIA eprases ey ‘aigojes ‘eign ‘aAens estiq eun Tu a1qos eqezury Ieul [y “VPsURUTY “oFojrI0g Ud equisz sopunur oo epared aw ab of ua auyug “reuL Ja A v[quIes wun ‘eTe SeIW “epTuaar B -Jyoue uN yur aque wUa] “gIUELE O[NDIYDA 1 “ezadio1 wo> ypua> -saq “epefal] e] ewopuypUNUe oLadsop aut JoyoyD [a ‘Oplunop eqeisy ‘aypou F] Epo) opefeia sowerqey] ‘aao9UeUIE Jv Ised ‘sngoINe ua ‘ory e gnayT -pUTUTeIUA aUE IIe BIDeY A ‘orOUe ap OTY Ud ‘fUTANI Te worspyor aur ‘ofrequia uts ‘sea ap eun uz “OX? UIE “[ISeAg [oP LOVAIUS Jap sopeprsiaarun seLwA e ISLIP aW ~xe[eIA opsesavdu vid o[sInBasuo> vied A ofegen viqey ou Ie osd tojneg vs ap raaD ‘o#UTE un ap eseo ef ua afiy e] eouapisar vroUtd ey ‘ono vaed eIp un ap eprplap opts eyqey ened ev] ap eplyes tut ‘sounuasre soysnur UoD PIpaons OUIO) ‘oN1URL ap OY Ua eqrIsT onoTOud desprendiéndome, casi magicamente, de todos los recuerdos de muerte y de las tristezas de la separa- ion, Luego me di cuenta que desde ese dia podria testimoniar sobre la verdad del amor a primera vista. Aquel olor del agua salada que jugueteaba con la brisa y la poderosa belleza de esa ciudad me tenian fascinado. Decidi quedarme y hacer lo posible por encontrar, alli, un modo de alimentarme y sostener a mi familia. Alquilé un cuartucho en un hotel barato ¢ indeseriptible y comencé la tarea de encontrar tra ajo. EI dfa al que me refiero en esta anéedota yo estaba particularmente contento. Hacia apenas unas horas habia encontrado a un viejo conocido que me invité a almorzar en su casa. Alli conversamos du. rante un largo rato sobre la suerte de amigos comu, nes y sobre nuestras experiencias de los ultimos me- ses. Luego del almuerzo salimos a caminar. Pese a que hacia mis de un mes que estaba en el Brasil, las voces que me rodeaban ain sonaban misteriosas. Las letras de los periédicos —que des. cansaban en el escaparate de las bancas- desfilaban ante mi sin que pudiese apresarles el significado. Ramon hablaba y su voz era parte de ese paisaje vital que me daba nuevas energias. Me dejé apresar nue- vamente por sensaciones placenteras. : Estaba en esa especie de entresueiio de signos, imagenes y sonidos cuando, desde una de las bancas de periddicos, otras letras me saltaron ens ima con la familiaridad de un idioma conocido. Era la primera plana de Fl Clarin. Su titular decia de un combate sostenido por un grupo de militantes con tropas del ejército. El grupo habia sido sorprendido mientras dormia, PROLOGO mt Me acerqué y lei la noticia. Ellos resistieron hasta ser aniquilados. Entre los nombres de esos combatientes figuraba el de un gran amigo mio. Me despedi de mi compaiiero y caminé largas horas. En- cerrado en mi. Como tratando de reencontrar su re- cuerdo. Ramon me dejé ir. Sabiendo, por propia ex- periencia, lo que se siente en esas ocasiones. El aio 1976 nos habia acostumbrado a ese tipo de noticias. Pero la muerte de ese amigo fue para mi como un resumen. Senti que estallaban den- iro mio decenas de otras historias. Para entonces, yo ya era consciente de nues- tros muchos errores. Pero, mas alli de las mezquin- dades y otros defectos que habian bordado nuestra vida militante, para mi se hizo imperioso destacar esa abnegada voluntad de servir que fuera el signo comiin de todos los que, desde hacia muchos afios, se habian movilizado por mejorar su mundo. Fue en- tonces que decidi escribir la historia de esas genera- ones (0 al menos una parte de ella) tratando de res- catar de! olvido aquella pasion que nos animara. Pero esa no podia ser una mera narracin in- dividual. Recuperar los rastros de esa pasion reque- ria del relato biogrifico de muchos otros participan- tes. De alli mi empefio en apoyarme en_ historias de vida. Mas tarde, las peripecias de mi propia historia fueron haciendo lenta la realizacién del proyecto. Es- tas paginas son el primer producto de aquel com- promiso. En ellas se narra como aprendi a pensar los relatos de vida como instrumento de investigacion y como fue y sera utilizada esa técnica en la recolec- ion ¢ interpretacion de los testimonios que habran de ir permitiendo el cumplimiento de las etapas fu- turas de mi trabajo. PROLOGO ‘Dany ser eer” zat" Tet” soystaauiuo epunzas siaanua woul seysqaanua sv] ap ofwnu Ty “9 SIAaNUD ey OgeD B PAR, anb up sein] jap uoHeutE seysLAonUa v] 9p wND *Z"¢ 181” ost Hepundas sayuany aaueIpaut soquautuiod soyep ap uoanpodd “1° ez seysisoniuo su] ap woppesvdosd 0] ~¢ ‘QAUH-09 OULOD PYSTADIIUD U) Q}svjad P| ap seuIa{qord SOT ~E ‘zopersyaa.qus Jap oIDUDAIaIUE eT Zz, rei zn" ut" sor” ‘opnwus [ap uglaanarsuodad by] Us “2° “soonoey sowp ap wo_annsuodad vj Ua avsnj ns A opristaanua 1g ~1 VLSIARULNA VUE eanenpens waysanun ey ~ Shr monsitigqeqord eaysanua ef 3 pepuiqeande ap saya] $07 “1 cr ~~ QVQIALLVLNASTUAT NS A WALSTON YTV er VOINDIL V1 OSA TA FOINLdvo ezt “esostoedy sns A sopriuas 2} uug1oeoytunos ap sosaa0ad S07 ~z, ri ru * uoeruaa9yIp BT ~ “Sa OCWNAUO SOLdI2NOD OWOD ‘TWNIAIANI VL9NGNOD ¥130 SATVIDOS SALNVNINWILAC SOT" VAIIIOS A OISAC ‘OLNIINIDVN “> “OO FTOMNIS OTIC Tad Vd 13 “Et for" a aDNaNt 18 “VINWUL AS A ONGIALGNI 73 "Vy 82 ~ SODIDOTOGOLAW-ODNIOAL SOLSANans E£OMNLdv., as Ota ONOD VaVWOL NOIDVDLLSAANI V1 NI VINFTHOUd THC OFLNVId “it NODIMLLSNODAA 3a (OSA 0Ud 13 NF OLNIINIDONOD A GVAITWa’ “V NOIDVOLLSAANI V1 AG SV.LNADRUd SVT A ODINOTONALSIAA TAAVNINA Ta zOmMLavo “VIA 3d VRIOLSIH V1 ¥ ONYOL NB VOINFTO" V1 AWLSRILdINT A VISIALLISOd SINOISNTI SV "3 “VOINDEL V1 SANOIDIRNUOD SVUAWNld SV1OINONILSAL TAA “GVGITIVIENOD V1, IG STIOULNOD STG. opmngqune say, S07 a of :seproouooad sapnusta sey] “ONpMDSAP [I “SONY VINITUL 3d Jsat193 NOD SANOIDVZITWALAZONOD SVT" le ar “V91D010190S NOIDVDILSHANI V1 Na VIA 30 VRIOLSIH V140 SOSN SOWANNId SOT'Y ~ SHNOIDVZITVNLLAAINOD SVAN TomLavo —NODINGOULNI SOIGNI VE Tercera entrevista. UTOPIAS .. APENDICE, La historia de a. BIBLIOGRAFLA_ inpice €f métoSo no es susceptible Se ser estubiado ser parabamente Se fas imvestigaciones en que s¢ fo emplea; 0, por fo menos, iste seria un estudio ‘muerto, incapas Be fecundar ef espiritu que a se consagre” (A. Compte. Cours e Philosophie Positive ) . INTRODUCCION En diciembre de 1985, se publicé el N° 5 del bo- letin del Comité de Investigacion (nimero 38), ‘Biografia y sociedad’, de la Asociacién Internacional de Sociologia. En ese boletin se hacia un balance y revision critica de las investigaciones que, en Latinoamérica, habian hecho uso de la historia de vida 1/. Seguin lo que alli podia leerse, las noticias provenientes de varios de los paises del subcontinente eran alentadoras. En casi todos los paises, pero sobre todo en México, Brasil, Ar- gentina, Pera y Chile, se habian multiplicado las inves- ILa autora de dicha Introduccion, y encargada de la coordi- nacién de dicho nimero del Boletin, fue Aspacia Camargo. En. 1 Brasil, una de las pioneras en el uso de esta técnica, INTRODUCCION NorDDAGOULNT “ojnisa a sod saquany 4 soopoviad ‘seastaaz ap somnanze ‘sosqarjod soyuaumsop ap stst| “gue |e aqueIpouT pas ap seIA ua eqeISD o EpMNsuodar aued ‘ues ua opts wigey eiUAI9s A eIUASAS SOE SO] 9p PHOISTY ET 7 ( sauoponnsuos seurypnoo 4 seyanbad sey ouls soysoy § sopuess SO] URI OU OIDg “/z SOIUDTUITDAUODE Sosa 9p [eqoS uoperardsaiuy a eyFofouoD vf saIeY & OpEDIpIP uelgey as BA song ‘soreUTsase 4 seIMAs0) ‘s9]99299 ‘Se uejqey anb soyjanbe sopor ap so90a sej stuiluduyy 9 reqeIs ap peprseddu ey aquafin ajuauresopsnsue gpazed aur ‘ugDessaAUT eso -eq oD svjUPBIe8 sns 101199 018! augos aesuad e gousWos opuEN “v9]UD9I vf IeUAAUTDI P gaay| aur anb of euiay Jo ang “opeseseur ueqey onb v[ vA eqeure anb ugpeIUDS eu ap eLOISTY P| 199eY bio BLanb anb 07 ‘owadsas [e epeu eqepsod91 OU UO!D 99] Bf adqY aNb ua oHOWOU [> Ua ‘ose Opor UY “wud Jw v ugpeuxorde ap opowt owoD vpIA ap eLOISTY, vy ua aesuad op saaue vijo ap seIqey opeypnoso eiqey IS opzonaaz ovodure [epos Uo|es|SDAUT ap seDqUD9I Se] & seaqye[ar souopsand sey tod ugpednooaid ju eseasa v1 ‘ole sod auuesaroyuy e gouDWIOD opueNy “es!UD9I vIs9 ap wo}Ds9I9 [eUIBLO UL sopeonsyos somaumBre wo aeaynsnf [UTP eas aut ‘pepsaa e] e JOWOY UT -soquapyns ur uos svotus9i seo amb soy vied seuzay Jeproge ap va Nopondow.nt -honpoad 4 ayueaypess euros Pun ‘seaneattend svoTud9 se| Ud ‘openuosua uy anb sazopeSsaaut ap aud} “919 OJDWINU UN ap sozJONysa Soy e Ise aLOpUaTUN ‘souL -Ppa1 Soquie J9pudie oFUodord aut osqy] a1sa Uy “sa]UAd|AI SEL LOS EpIA ap SeLIOISTY se] sajend se] Ua ,seare A sauOTXayas ‘seuID[goud ‘sejuR) -sunoz19 ap sodn, so] Jas uapand sayyno stuyop ap wor -P) P| Jopuaidw & eqeUIey| eLOINe PT ‘0189 OYDTI (6¢°a) anboJua vpvo ap so9}spq sousinbaaad & spdva ‘soqua}UNpoo -o4d $0] ap uo!siuljep vsopypina pun 4D46 -0] bavd sozsanjso sopo4yuasuos a6Ix9 “vA “ABBaU Js dod ap sa ou anb ‘popisiealp Dsq reqruye vom ve] ug}oeNIs soe aquod] ‘seuIAIpered ap peprydnjnu eun opus; -SIXo BIMB9s BIFOIOID0s B] Ud (OpogU A wIIOD1 AND UID “PI ap opmueduros aqusueydute ofspow un opuajonp -oad opl eiqey as anb ve] ua eur{djosip) eiSojodonuy ey ua oplNdo o| ap BIDUDJapIp B ‘eIOIMe BI UNBag “vojUD>I s9 d’gos UOISNISIp k| ap OPeISd [e OIURND Ua s9uD1U] ap soquajuejeuas sounsje saey eed ugtquies eqeysaroude fugpeBpsaauy ap euoy visa eI9eY saLopeZusoAuT ap PpUNye ellanbe ap ojos ou wfourisuos eqefap ofsewue> epedsy ‘unsjoq Jap UOIIpA vsa v ofojord Jo Uy “sew ap pepisiaaqp erjdure eun opueoiege ‘od}y asa ap souopesy ‘me interesaba en ese momento rescatar; y cllas solo estaban en el recuerdo de la gente que hal par- ticipado; de una u otra forma, en la epopeya que estaba zando. Para fundar la pertinencia historiografica de ia técnica, no creo tener mejor evidencia que mi in- genuo redescubrimiento, provocado por la inmediata conexién del testimonio individual con el objeto. Fue s6lo después de tomar la decision de entre- vistar a los participantes de aquellos acontecimientos, que comencé a interesarme por la practica académica y las discusiones epistemologicas concernientes a esa forma de investigar. Esas lecturas me introdujeron en nuevas preocupacione: . Fue entonces cuando para mi nacié el otro asunto al que se refiere Aspacia Camargo: el de la cuidadosa definicion de los procedimientos. Al leer los relatos de vida, se me hacfa dificil ex- traer conclusiones 0 aceptar posibles resultados que trascendiesen la mera anécdota individual. La preocu- pacion por la cuantificaci6n (a la que me habia ido acos- tumbrando durante mis estudios de Sociologia) me de- jaba la sensacién de que, lo que se decia en los testi- monios, era insuficiente, Para resolver esa sensacion debia trasponer los limites de aquellos paradigmas (por entonces dominantes) que agotaban toda posible gene- ralizacién en los cénones de la estadistica. Llegar a esa conclusion no fue sencillo: para lograrlo me senti obli- INTRODUCCION a gado a producir una justifieacion teérica que habilitase el respaldo de mis generalizaciones usando otras re- glas. En toda posible generalizacion de un testimonio individual esta presente la necesidad de resolver el fa- moso problema de la relacion entre individuo y socie- / dad. La conocida frase en la que Marx definié al indivi- \ duo como “un conjunto de relaciones sociales” me pare- cié Ja clave para iniciar el tratamiento de esa cuestién. El apotegma no dejaba lugar a una dualidad esencial (entre individuo y sociedad) que impidiese las traduc- ciones y generalizaciones entre uno y otro término. Pero tampoco eran faciles ni su exacta interpretacion ni su correcta aplicacién. En los afios setenta, esa frase era como una de esas llaves que todo el mundo se_regoci- jaba de tener, pero que nadie se atrevia a perfeccionar, Justificar 0 utilizar 3/. Por su parte, pese a sus innegables virtudes, la teorizacion sartreana —a la que recurri en procura de instrumentos para esa traduccién— era insuficiente para determinar la medida en que puede llegar a predi- carse la clase de representatividad atribuible a una na- rracion individual; entre otras razones porque, aunque 3 Anos mas tarde Burkitt, I. (1991) hara una muy itil revision de diferentes abordajes a la cuestion. INTRODUCCION NoIDoNGOULNT 2] ap ojod ono 4 oun anus [efouasa ugIseIedas Avy ou ‘spud sod ‘onb £ ,saye190s sauoTe[az ap orunfuod uN s> arquioy Ja, anb ap wdIsyq wsTwaId e] ap OUred ojo wie “penqe esBojODos PI Ua OANdeITe apuLIs We) ap ‘0D1S9T0P -oyotu owSteNpIAIpUL opeuTeT| Jap eIUOD UD “IE[NIAIed wa ‘4 o9ts9a1 out opnued ow) [9 Uy “epIA ap seLoisty ap aseq v sisipuE PP PASTA ap ound Ja apsap peparos 4 onprarpur axua wo}DEIAL | ap [> $9 eUIDI Jo O[NAJdeD JoD401 J> Uy “uoppesnsasuy e] woreUa}IO [PNPIAIPUI ap ewLIOJ Epo ap BAUD UD anb sequngad saediuyd sey oper onde owsyur a1s9 Ud ‘soplumse soD!Zo[opo19U A soatBgfouraistda soysandns so uosany saygna seo;puy ap ofan7 sug1aesnsaaut ef 9p oZUDTWOD [> g21UPBI anb J> Wod osns}Nay ojopour [ap woPaNNsuOd v] WoIeMAE anb sorIseq sosopeuapso sorda9 -Uo9 So] ap UO}PINAISUOD vI UP siSTTPUL [Pp af2 [> opuaTU -od tmsiatpnnsuos odn ap ugeuxorde wun sod oa -honpap ospprodiy oporur [a rezejdwaay v UoIeAd| OL anb sauozes saqediourid sey opuesydxa ozuayutos aured 2189 ap OPI [> UY “UO|eTNSDAUT e| UOIeWUDIO ‘soz -WaTWOD sns Ud ‘anb sod1Z[oporut sor1Fojowsrs|és soysandns sot o8uodxa ‘ojnyde> opungas J ug “opis ap eYOIs!y e[ ap [eIuaId ja reyaaoude ered serstarusod NoDoNGOULNt A seisyydura sopenoua so, ap peploedvaut vy oavisap anb Pf us euasad {Tes UoIIeALASAAUE P UD epIA ap rHIOI “SIY P| ap sosn sosswd soy ap ugaduasap vious cun fey ojnydes sound Jo uy “safeuy souejuau0> soun A sojnydes onend ua opipup vis oxesue 1 “soywauiuiadxa soso uo> uo}eaygnd epuns -@s wun ap osfuosduIOD Ja ayusIpuad sand epand -o1q Wl Jud aso opeyseup eUPBIePE anb of ‘seistrsnuD Se] ap oust feHaeur [> 1oUOdxd Us sysIIpUE [op AeIqeYy ®P Pepiiqisoduy [eos ve] e opiqap uoIsDop vs> guIO] “SoTuoUMNSai sot ap sisqTpUR [> UD seyDdy eIOYyR eIseY Sepud}adxa se[ 3x9) a189 ap ery UpIepanD ‘seystaaauo se] ap uooezyvoa BI eISeY oDTHoJoporaW-oD}1991 aIpenouD op uoIooNz -SU09 e[ ap oIWOUT [> apsap soperso, soUDTUNDOU -09 & sepuayiadxa saqedioursd se] aueuey “worseRasanuy e[enbe ap edey eiowd ey] ayuemp opfuaigo opeynsas P Mpuodxa ofeqen ais9 uy ‘ouZoWD As A onplAIpUL anUD UO}9PIAU v| UD saIuDSoId souOPDEIPOUE sO] 40 asapquued anb eyos} eun ap uopezneuaysis v| vr —[PPos oWa}WTAOW UN ap UOPINSUO>DaI Lv] ap Teursy0 praainbuy e| apsap ‘odwan uang un ozejdsap as yedioutd ozianysa qu ‘seu: “pep apnd opuend ‘owos yse ong ‘vqrsax B anb eanoadsiad vj apsap vonyulsjqoad eso ua oisand eounu oanasa ou Jediouyd spr1U} ns ‘rua [> opIoge relacién individuo-sociedad. Mi razonamiento durante todo el capitulo tendra por objetivo desarrollar dicha formula; pues, como antes afirmara, ni ella —ni el con- texto tedrico en el que fue por primera vez expuesta- aclaran como es que esa condicién humana llega a ser tal Para comenzar la exploracion sobre aquella pre- gunta recurro a una version mas o menos libre del psi- coanalisis lacaniano complementado con aportes de varias corrientes del pensamiento sociolégico. Mediante ese uso del psicoanilisis exploraré la forma en que se produce Ja constitucion social del sujeto individual, Valiéndome de las teorfas sociolégicas, exploraré las formas en que ocurre la determinacién social. Entre socidlogos ha sido frecuente la discusion sobre cual es el grado de existencia ‘en lo real” de cate- gorias colectivas tales como ‘clase’, “estado”, etc. Negar la importancia analitica de ese tipo de conceptos es tan falso como atribuirles una existencia independiente de los individuos en los cuales esas colectividades toman existencia corporea. El tema debe ser resuelto teorica- mente y, para evitar una alternativa a todas luces falsa, atribuiré a esas categorias el cardcter de “determinantes sociales de la conducta individual determinantes que no son eficaces por si mismos sino en tanto constitu- INTRODUCCION yentes de los sujetos individuales. La segunda parte de este capitulo esta dedicada a su tratamiento. Produccién y ruptura del orden que unifica las comunidades son dos procesos permanentes y esa dico- tomia me sirve en el trabajo para clasificar los determi- nantes sociales de la conducta individual en dos gru- pos: aquellos que contribuyen primordialmente a la unificacion de la formacién social y aquellos otros que fundamentalmente contribuyen a su disgregacion. La idea que guié la construccién del modelo teo- rico no era la de constituir una premisa desde la cual deducir hipotesis a ser verificadas en la investigacion. Por el contrario, su propésito fue estructurar campos de investigacion. Es por eso que en el capitulo no se hace explicita ninguna idea sobre formas concretas de pre- sencia histérica para cada una de esas categorias, nit formas especificas de interrelacion entre ellas. Se desa- rrollan, en cambio, algunos de los rasgos principales de cada uno de esos conceptos —desde la perspectiva de su capacidad de determinar conductas individuales- pero aclarando que durante la investigacin sera posi- ble encontrar muy diversos tipos de interrelacion entre cellos, y atin la necesidad de complementarlos, descar- tarlos o redefinirlos. INTRODUCCION No1D2NGOULNT ‘aquawlesyi9a) TeUWEXD UeYey UNE anb sovany soj zejeuas 4 seiungaid seungye seoqueydos eed OYDIP o| guetUOYT s>[eUy sopeUDWIOD sol Uy “ug}e8iisaauy ap odjnb> oulsqu uN 9p aiqnfostpuy aued usULIE] oprstrrnUa |; sag No1DINGOULN 4 Jopeys}aadqua [2 [end [9 Ud UOPeSNsaauy ap osadozd un ua sapeynoytp sns sesadns epia ap eyorsty ej e uorut ~ied anb sopmya seayzadsa se] oysayyueut ap opuaqu Od 944 sose so] sopor uy ‘wIoURLLIA ns reUdLI0 9qap anb soj ajuerpaur sopiaytia saediouyd soy & wstaanua po} wa seiadsa aqap JopersiAsnua Jo anb sapeynoyIp Se] reUTWIPXD e aLeDIpap aU aye wpUNsos eT UG “seansyy ‘Igeqord sexsonur ap osn ja ajqisoduy vey voruD9} 2p © o1a{go ap ody: Ja anb ua oseo Ja ved vonstprrsa ve] ap SaqUaBIDUID SOUAILII So[ OXY UOD sezeTduIDO1 Uapond anb ug}eayise[> A sisaiuis ap solaius relU0sUa udp -and as ‘oja[qo Jap eldord e101 ef ap osn Jo aquerpayy, “vaneafens ensanui ef ap peplamequasaidar ap saxwisy So] 4e[y sayend so] apsap so>1iga1 soyUaUTepUNy soy BA -o1d anb P| worFoojv0s eL0a1 UIST v] vas aMb gIpUod -O1d “PIA ap eLLOASTY B] ap SaUOTDEIUNI[ A seDUDATXd sey ® sepensape sexisonut ud peplanriuasardas ey sTUyop uayuuiad anb soyoiyso soy 4 exsanur e[ v awApoJo2 ap aagey onaydeo owyN axs9 ap ayred wouryad ey UZ “osn ap visandosd vun ap 4 vious adxa Tu ap sjsaiujs eun ap ‘oduion oursyur ye ‘eye ag “epezyqiin Jas apand epta ap eyoisty ej anb wo eoueU 2] gIpuodxd owend ojnyded Ja wa ‘euaysns as anb ean -BuLdI[P Uo|DISod k UD A UOISNasTp Bsa UD oprseg. or 12 CAPITULO 1 PRIMERAS CONCEPTUALIZACIO- NES En las sociedades tradicionales, cuando el sol en- rojecia los limites del universo, la tierra se iba encen- diendo con fogones siempre bordados de sombras y re- cuerdos. Ese era el momento en que los mas ancianos recobraban su fuerza e importancia colectiva. Los ojos de los jovenes se dirigian a sus rostros y las narraciones recomenzaban: invariablemente nuevas y eternas. Esas historias de ancianos hilvanaban los dias y Jas noches dando, a cada miembro de la colectividad, el saber sancionado por los siglos y la conciencia exacta de sus roles y deberes para con la comunidad. De esa manera, los antiguos guerreros de la vida participaban en la lenta pero indispensable tarea de ir moldeando las identidades grupales 4/. Tal era la trascendencia de esa tarea de recordar y contar que los mas viejos basaban sus prestigios individuales tanto en el conocimiento de la historia pasada como en su habilidad para remem- brarla. 4Un hermoso comentario sobre los significados de la historia puede encontrarse en Bloch Mare; 1978. capiruto 1 13 Sin embargo, con el pasar del tiempo, ese presti- gio y aquella utilidad de la narracién oral se fueron perdiendo y esos lugares fueron ocupados por la histo- ria escrita. ‘Adomada con las insignias de la modernidad, esta novel forma del recuerdo Ilegé a convertirse en la ‘inica legitima. Por siglos, la practica de Ja historia oral encontré sus Gnicos refugios en el seno de comunida- des que estaban legalmente despojadas de todo dere- cho a la escritura o entre otros grupos que, debido a al- gin tipo de persecucién, no podian hacer uso de la pa- labra escrita para mantener los principales cédigos de sus recuerdos 8/. La epopeya moderna de la historia de vida parece haber sido intensamente marcada por esta tradicién ilegitimista. Siguiendo con esa idiosincrasia de recurso para minorias 0 grupos perseguidos, la utilizacién de la his- toria de vida entre cientificos sociales fue, por mucho tiempo, algo marginal y pocas veces dignificado por los paradigmas metodologicos dominantes. Hoy, sin embar- go, un grupo bastante nutrido de cientificos sociales ha 5Un caso tipico, en este sentido, es el de aquellos hugonotes de Bretafia a los que Philippe Joutard (1983) dedicé sus estu- dios. En el trabajo de este autor se hace, por otra parte, un e? celente repaso de las eventualidades por las que pasé el culti vo de la historia oral en Europa y los Estados Unidos. capfruLo 1 Tomyay> “2861 AANA “WuMg o[du/9 jod ‘49, “sozeums sepuauiadxa oqny euney wougUTY Wy, “9861 2229044 *W 49 Isseafeyy ap eprenxo LPNON “ZpRT Ud EpeLep Iso WoDIpa erxas wAnd A YMOG-Ye-L9-29-Ye OpeUTEy| yes nqL e] ap oxeuiond Jopy un ap eljeaBorqome e| ap ose9 TP IN} Lg +/, DUBIOUTE OREPST UN SP EPA OP OTEPY eseynany sseisnog ywopaz anb eyyesBorq vy s9 sojdutafa so4n9 ap oun ‘soavpsa sou -nije ap seyesBo1q set sepeatignd uosajsarede XIX offs Pp peru epungas ey uy “opwoumsay ap odn asa v uo! -suunzaz soafou soy UpIquiE) ‘spre seyy “seus Tpur sor -241NS ap SLIJPABOI Sees J0DOUOD B HOLT a */y (S91 -uefouras sns ap ojuywarxo JP TeUD] A saropersinbUoD So] B sezI[IqISuas ap BUTI eUN OUIOD soluOUINISAI Sosa ueqesn anb) sopeinynoe sauaSpoqe ap ugDesyHsa ef ap © sosauoystut so] ap eis|yyfasord UO!DUaIUt B| ap OI -o1d owIo) “sauat}ioge souoIeZITAID se] eLuOD oFUTUE -a1X9 9p BLN v] AP WI [> PLY OPTI of ‘ojdurafo Jod ‘sa [ey ‘seHourW ap ugPpEIsapueUE eUN aruDUTRATS -njpxo uoIaNy e10 eLOISIY ap seULIO] seIDUNTId se] (SOS ~Faape sewsipeied ap wpuoutafay ee asad soz0yno ap aueyoduy oxumu un wo9 operuos ey ardwiats epra ap vyOIsty ef anb pp ua syed) soprup sopersy soy Uy VOIDOTOINOS NOIDVDLLSAANI V1 NA VIA 4d WIMOLSIH V1 Ad SOSN SOWAWId SOI "V SI Toimuavo “eaqwigpeoe peprunutod vy ap of[dure aqueseq 109s un ua saquasoid une uangls wplA ap eHLOstY P| e SEIT sexouid se] UeqeiUaye anb soysondns soy ‘oyUafuNpe9 -oid ays0 v ZeopD A JeIv9Ua ap seIUPUE seIOUITId sesD eNUOD sauo}ovas SP] SEYDNU OPIS UrY UAIq IS -ugpperadns ap SeyA saiqisod svy ‘souoysTpuoD sa1ofew Ua ‘APNIsIp ap UI Jp wood eaud91 Bsa ap OANDaJA osN J eID HOBIE oduioy oypnur aiueinp anb soaZojowsisida soysand _nsaid sof renisour so ousodosd yy ‘se}oUD}> SeyDIP UI souopeayide sns ap via[duiod eHoYsTY PUN J9ey OpuD -aid on “sayepos sefsuap sey ap odwrs jp ua ugpuede hs ap soue soxoud sot Ua eplA ap eYOIsTY P| B Sep, -InquIe sauo}eUN] saTeuULepUTY sv] ap SeUNATe ez -qeue £ reyoysTY $9 o[NyJde a1s9 ap oana!qo TH “exBOy -o[05 ap eEuoPEUAI] OPEPOsSV P| UD OpmNIoU! PEP AU] ap gUNWOD [> UE SOpTH -a10g 4 eyeasorg, :uomeEsN! -nai saopeSnisaaut ap odrus oapoe fp OwoD eaUDy BS> ap osn Jp ua seoua|odxe sayedisud 4 seopspoyere> spy annosrp exed (sasted sossaarp wo) oysay wey as anb sauofumaz sayuepunge se[ 2p OpluNdUOD oO] OYUEI UOS off ap sewouIs “nda1 apand euPUINY eIOMPUOD e| ap osoppnaso opoy anb sei v seojioyad sep asyuo eL0STY Ap9vy ap PULO] Bsa IINIIUT ap PepIs929U EI UD OpIPUIOD rH 16 Con intenciones ya mas definidamente ubicadas dentro del campo del saber cientifico, fue esa misma veta la que explotaron los antropdlogos norteamerica- nos. Dentro de esta segunda vertiente, S. M. Barret pu- blicé, en 1906, Las i biografia de un gran guerrero (1945), En todos estos primeros “ensayos cientificos” lo jorias del lerénii predominante era el interés pintoresquista, En cambio, hacia fines de la década del ‘20 el uso antropolégico de esta técnica trascendié el mero interés por mostrar los rasgos de una cultura o de una subcultura extraiia. En su lugar se comenz6 a intentar una serie de analisis que pretendian contribuir al desarrollo de la teorfa. En 1930, Clifford R. Shaw, iniciando esta nueva tendencia, publicé lo que luego seria un clasico en la materia: Jack: Con esta obra no solo cambié el interés princi- pal, sino que se iniciaron las incursiones en la historia de vida de una escuela de pensamiento que marco un rumbo de gran importancia en la investigacién social: la ) Hamada “escuela de Chicago” 8/, cuya gufa te6rico-ideo- logica estuviera a cargo de Robert E. Park y en la que participaran varios socidlogos de gran influencia en el posterior desarrollo de la teoria sociologica. 8Véase Blumer, M.; 1984. capiruto 1 7 Tal como lo recordara Haward Becker, en el De- partamento de Sociologia de la Universidad de Chicago se habian reunido, hacia 1916, un grupo de investiga- dores interesados en examinar los problemas’ que ocu- rrfan como efecto de la inusitada expansion industrial y urbana que se vivia en Ja época. Sus temas iban desde la preocupacién por los grupos étnicos minoritarios hasta la enfermedad mental, la drogadicci6n, la delin- cuencia juvenil, el anal jis de los vecindarios y la es- tructura urbana, Con la particularidad y acierto de con- siderar a todos aquellos problemas no como un agrega- do heterogénco de eventos sino como manifestaciones de un mismo proceso. Desde esta perspectiva, las principales obras de esa escuela fueron: The Ghetto, The Gold Coast and The Slum, Professional Thief, The Hobo, Brothers in Crime y The Gang, En éstas obras se trataba, mediante el uso de historias de vida, de abordar asuntos para los cuales las teorizaciones existentes parecian insuficientemente explicativas; abarcando, particularmente, temas que fueron englobados en el valorativamente cargado (pero por entonces usual) concepto de ‘tonducta desviada’, Esa técnica también fue fructiferamente utilizada para estudiar fenémenos como la movilidad social, y, parti- cularmente, el tema de las migraciones, Tomnyavo (Zs61) Wed “(SFED) PEON (FED AePsND (GET) UMM “(EZ61) UosspUY ap Soy ou109 sorxa} repsova1 a[qisod s9 v90d9 ws VGz_ “9861 °Z “nYsMozaIna tis aszexuoaua apand vigo esa ap sauoPeropeady ap aH198 LUN] | "sose> sono ‘up uppesde ns ered sopenpurpur sisqeue soy ua sepruay -go sepuayiadxa sv] rezynn aiuuiad saj anb sesojodny se v9 :epia ap eyoasty ef anb equut -aye ‘uoxaIp as sasuoqua sod anb sauorTuyap seIue) se ap eun ua ‘uamb sUMNIg “H 9991 Jod eprunde UOTE -WPp P| eNsANUT anb opfiuos Jp ‘aUOUTEISNf ‘sD 95g 501 -uyur19a IUD" Sosa aIqos optuDr EFqeY OIafns Jo aNb 4A ap opour seynaad [9 4990U09 v Iesa|] OWLOD Ise ‘operstA -anua Jap epuaLadxa e] aUEIpaUT UOIeULIOJUL eIdosd ns z@anbyua eypuard sopeRhsoaul [y ‘sou -Wose SopeUIULIAIap Aue aIS9 ap SAUO]DIND Sv] 0/K 01 -afns [op BpIA eT ap sowadse sowurAstp rides ap oT Je elpuodsas epra ap setsosty se] ap osn Jo ‘eappadsiod BUININ BISA ap OLIUAG */zy SISTPULOIIsd Jap saqUa}I09 sey ap oporgUL A vIZOD) eT ap UOTLATIde v] ayULIpaUE ePIA ap seYOIsTY ap woIUD92 ej UOJa}aNbUUD ‘AOSTA STOUT Foy EOI ‘preyjod UYoL ap fe wo soypraso ‘ofany A ‘sapefog sepouat) ua waypsZo1q eatud9) P| eed ‘osn op seanoadsiad seaanu ‘ofsequia uls ‘worDpDaWJo Ju Cl SYD pyosueuz A seuroyl ap [a owlod soypnasy 6r Tomuay> ‘ap wopannsuos vf v ofan] UeIaELMDaI seysTTeUODIsd so; aNb euaipida ou 0s9 anbune ‘sajepos seuydsip seno uo ued -naoaid 4s anb pepanatqo peprarreyuasazdaz ap som saiq's -od sof weqedndoaud say ou ‘yfeszeyy eIauUD OUOD ‘nb of Lod ‘@auopesepuy sns ap osseaTun operiopAud un ouro> opuvar -o} ei [ENPLAIPUT oO] apuop) oN ose> uN ap oTpNISa [oP vqeien as sodojoaisd soy axyua anb ap ‘ofeqeay a1s9 wo opes -o{dxa o| Wo9 Uo|LPA Us ayuEOduN ‘pepLE|MpIEd Lj WOIg) “sista -voaisd Jap ePUANUT e| Jod opeiuaye opoy a1Gos any ang “Joy ONS -qput un op vpia ef ap voWPUIP 4 oyUA;UeUO}UNY "AM -aruns9 vf 21qos UPeULIOJUT JoUDIGO wed OpeZTTAN eI ‘oayesSo1q ouaUNDOP [> /g $7101UT JOAeU Quadsap PPI ap seHIoIsty Sv] ap osn Jp apuop eUrdIDs|p e| any anb aqueyoduiy, safeuosied ap seijeat opootsd e UO A -o1q 9p PDpeuTtd P| Jod opeaseur oanasa Od4yAOTq Opor -uL alsa ap osn [> ‘eLoAsty ey] Uy “ofeqen [> UP sopeotid -ury 0912991 Uapso ap sovadse soj UD Ope|seULp asI0u -aiap uls vatfojodosue aquany esa ap ayqisod of opor op -upjiduioa ‘uopuedesop ap aouen ua oye jeuayeu un ‘osn ns aiuerpaut ‘eqeieasai wyFojodonue ey (Sores, sopexopisuoa soaneuijens soxadse sojanbe ap eponb -snq P| weqeisapALid (eIBojoID0s BI A vIBoJoaIsd vy "eH -orsty v| ‘erFojodonyue ef OUtOD) seayyrOrg swdTUIIA se] ap osn Ues91STY SayepOs sePPUIID UD aNb SCUTTAIDSTP Se] ‘esod wrowyd eun epoy aun ‘uoUINsaT UY SANOIOVZIIVA.LAADNOD SV1'E 81 2s un relato de la experiencia individual que releva las acciones de un individuo como actor humano y participante en la vida social (p. 47) Partiendo de esa definicion amplia de la técnica, Jos materiales de los que se podia valer el investigador eran de tres clases: 1) las autobiografias, cartas y diarios, cuya ca- racteristica es la de tratarse de documentos ¢s- critos por los mismos actores; 2) los informes y testimonios orales, que tienen como rasgo singular: a) el ser proporcionados verbalmente y b) el ofrecer al investigador la peculiar manera de ver y pensar los acontecimien- tos que tiene el entrevistado, como indivi- duo y como miembro de una determinada circunstancia social y temporal. 3) la encuesta o cnestionario biografico, en la que el investigador propone ciertas preguntas (cerradas o abicrtas) a fin de poder averiguar la vida y las relacio- nes del individuo encuestado, en momentos sucesivos de su vida. Mas tarde se fue desarrollando un concepto mas restringido de historia de vida, que pas6 a referirse solo al segundo de los aspectos antes resefiados; esto es, a aquel informe 0 testimonio oral que un determinado capfruto 1 Ms 21 sujeto ofrece sobre la totalidad o una parte de los acon- tecimientos de su vida. En esta definici6n, la diferencia con el encuadre amplio de la historia de vida es la no inclusion de otras fuentes de datos biograficos, limitan- dose el requerimiento al relato del entrevistado 13/. Es a este dltimo tipo de documento al que me referiré espe- cialmente en el desarrollo del presente trabajo. C. UN ECLIPSE DE TREINTA ANOS EL DESCREDITO: Durante los diltimos aiios de la década del trein- ta, el renacimiento del arrollador dinamismo de la eco- nomia norteamericana provocé profundas transforma- ciones sociales. Dichas transformaciones tuvieron su expresion en las tendencias tedricas y metodologicas predominantes en las universidades norteamericanas; junto a un creciente conservadurismo se impuso una casi indiscutida hegemonia de las técnicas de investiga~ \3para este tipo de entrevistas Duverger propone el nombre de “interviews: memorias" y Bertaux (1980), retomando una propuesta de Norman K. Dasein, propone el nombre de “relato de vida" diferenciandola asi de la historia de vida, que conilleva el significado mas general antes indicado. En éstas ratrevistas, el investigador consigue el permiso de una per- sona para verla determinada cantidad de veces; y durante ‘esas visitas la persona narra una parte o la totalidad de su vida segiin los objetivos de la investigacion. Tomuyav> “S261 °3 Pest sod oper! -S1p woLIUIS PUN Jod vpeyedwtode ony ou —oAIn -uend [> 4 oapreyfona anboyus [9 aNuI— seore) 9p uo! “Ip vj ‘ourdas asa ap seaqugwoyes setoudtiede sey B 2594) “osypy any auduiofs osa ordg ‘seatud91 sequie ap sa[EOUD! -oJIp sapepyfend set ap UoWeNJerd epesqyMbs eun vy -sfxo ‘eywapeoe ef Ua anb Jse asiepudyua eIpaeg /ex S2|[012 SOUINUL OPUBIOU SopDMPIAIP -Ul Sosb9 ap osu ouanbad un a1uaUNy? -fuaa vAdasqo oNSNSv2 OpordUi J2 vayd Ud aUD}YNsOINE oquaumnsu! wid oyUaTUNpasord asa ap os OYD>Y LIQ -Y anb uaynsye 10d epezogela ‘uot ses9pIsuOD [eL, “soon sjpbisa so}pnise so} ap souo}svyIutl sv] Uo ‘pupuiny [ojos vanrnasavgul Bl ap S21q -plubA ap popluyjuy a poprfe|diuo> ‘pzenb “HH b] b asinoiex0 bavd ‘SoanDipnd solp -miso so] ap popjovdv> vj visuanzad U0> o1sendv.quos wby SafDI90s S093! SOT £7 Tomuay> “Ge61 SH UNIS, pep opnd (661) TlesieW ‘onboyus aso v asopUpLI>Y “sopesnsaauy soquatwuysa ode So] UD Jerodway ugisuaunp vy ‘osn ns aueYpaur ‘auaUTEUD|d spur zeideo ap peprordes vy ‘oxo [9 (sopeides sajier -ap ap ezanbu ef aquaUa[geIoU equIUAUIA.dUT as [END [> aque{paur) uo|ezy{eo0J ap apod JoseUL Ns ex SOTID 2P oun ‘sow9Ur sop oj9s BI[@ Ua UequiUODUa eaTDadsi0d eso apsop vo]us92 eB] WoLesN aMb sox0Ie SOT !SVGIIONODTU SAGALUIA SVT “sopeyyuay] Anu soatiofgo woo & seageypUeNd svaquo9r Se] AP O1BAD!9 |e epeUTPIOG -ns vULIOJ UD OsN as O[OS EPEIUEUOD v9TUDa} Bl 'SEISTA -yysod sooynuap sol ap selitdes se ug “sozopespsoauy sonod sounsje ap spuaqut a pepisouino ej v Seeds ‘soue daujoa ap spur sod ‘oanqueut as OJOS EPIA ap eHOISTY EI ap efuasts vf ‘eyurapede vj Ud vIpesfsap UD BPIED “Jpn PROTURU & SELIOUL, ap eigo erouoid vj B BONED wopeseue euN oIqUDso (eoyi9uDION ap SopIUN soparsy So] ap saps se Ua) Ue UOPeBASeAUT ap ofesueD PPP UOPEN[EAT ap uoIsywo) v] ap UoDeAU! eUN e OpUa!pUOdsas) JOUIN|E ‘ppouapuai es aqustuEpHyU asiouOdury e es7UIIO) aN ap sandsop soue sfas 0 oouD ‘Jsy “oxryeyUENd oda op (sristanisod A svysifuopuNy) seyfojopoiu! sey 4 UOD zz 24 bucién del prestigio para cada una de ellas. Por el con- trario, en los afios posteriores a 1930, las técnicas cuan- titativas ocuparon un rango mucho mis elevado. Rele- gado a un rango inferior (que compartia con otras técni- cas cualitativas) el relato de vida fue considerado digno de contribuir s6lo para los siguientes propésitos: 1; control y refutacion de ciertas teorias: for- ma a la que solfan recurrir aquellos que, si- guiendo a Popper, sostenian que, para la refuta- cién de una teorfa, es suficiente encontrar alin caso que ella no pueda explicar. 2.- formulacion de hipétesis: junto con ‘las en- trevistas a informantes calificados’, se la usaba como forma de reconocer el terreno que se que- ria investigar. 3. Ia captacion de “lo subjetivo” en el interior de los parametros de “objetividad” atribuidos al proceso social: en este caso se la usaba como ilustracion de las vicisitudes subjetivas experi- mentadas por los actores del proceso investi- gado. 4. la ilustracion de la dimension temporal de un proceso: uso tendiente a borrar el limite de la informaci6n obtenida mediante encuestas; téeni- captruto 1 | | i 25 ca que no permite verificar las formas en que ocurre un cierto proceso *6/, Es evidente que, en todos esos usos, la historia de vida cumplia un papel totalmente subsidiario y auxi- liar. Esto contribuyé a que fuese muy pequefio el name- ro de investigaciones en las que se Ia incluy6. Los LiMITES ATRIBUIDOS: Ese desprecio de las posibilidades heuristicas de la historia de vida se debia principalmente a la convie- cién de que esa técnica no podia superar: 1) la baja confiabilidad de sus resultados por una supuestamente excesiva impregnacion sub- jetiva de los datos por ella obtenidos, y 2) la imposibilidad de encontrar argumentos va- lidos para imputar representatividad a sus con- clusiones !7/. De todas maneras, pese a esa divulgada descon- fianza, la historia de vida se siguié usando para obtener informacion imposible de conseguir por otros medios. Se hizo asi posible que, con el correr del tiempo, algu- nos de esos limites tendieran a ser estudiados y supera- 16Este resumen puede encontrarse ampliado y explicado en Becker, H. S.; 1974: 32-34. Ver también a Jelin, E; 1976: 9-10. '7Un apunte interesante y polémico sobre estos temas puede encontrarse en: Ferrarotti, F.; 1981. capiruto 1 ee i Totniyavo | 02 © sajuanj sexo Jod soisjsord soyep i So[ Uo> auLOsUT JP UOPeIOIUOD ef (v : ssau ssousju | -0perapisuod saquarnats sey ejuaNd ua s9UaI eqepuDTZ0D -poaww ap sodny saz) ajUeIpow sorep sns ap UDP | -94 a8 UoIDapas JawId Psa Ud ‘eISTADTIUD BUN ds1919UIOS -oqo109 P| B wyLayar as anb teusaixe wD ey (Z i Wgep anb e eloueLsIA ap operas Ja 1edznf Bled “OLaIS0d Ae | —_sistipue unuyu urs soprtea owen sopeidaoe 498 uerpod -upjsjsuoa 4 ejpuaiayoo ns aagos o1pinf un e eIP | —‘elquses ua ‘saqeno 4 osomnsu seu jonues un e sopra -wodsa1so9 anb ‘auzosuy Jap eUADIU! PHD EL (1 § AUllos sas ueygap sorejed so] ap sajgnd eIpoap a8 wi9u :sop aquawediouyd asieaeisap warai9UT SOT a1Uy | -ld e| ug ‘sedeis sop ueinjout sajosquos soystc] “peplyiqeyuoo ws ap aouvoje J PrynDeXs sosew UD | *,o1uowTISaD [9p 592 / AeusULayap UPIa|yTULIad anb safozuoD 9p dL198 epunsias i -Ua}asuoD sauO}DesuaATHIM SPL, O ,PIUA}SUODUF UOIDeZI] bun eqepuawtovay 9s ‘ones929u BqeIDPISUOD a8 |$ i -PUOIPEA PI, LBHOWLOUL P| UD SeIIEZ, Se[ OWOD Saye] S>UON, uojoedionue 4 seanpisadxa sns v seiren | -Sand ap JaRiwe ussaipnd anb uopeuuoyur ej ua sou -woo sauo}esEPPap OU O BIDRY AEUITOILE J9 15 (C | -opeuOJep aTuDADId ap UoIPIeL epIA ap PHHOASIY P| Uo ‘arqeqord aquaues9susnU 9 UID | -esn anb soopesiasaauy So ,PePIliqeljUo9 9p sajoyw09, -bU Bj B [eITAPPUT ZA eI B BLA JOpeBLSDAUT [e eq ap auas epeys saiue e[ ap Uo!UDAUT BT aIUEIPAY -esainquy spur anb ugIoeepap vf ap aud PY Is (F | VOINDAL «oatiqnd oyuaruss0u09 ap V1 V SANOIDDRVUOD SVAAWNd SVT ‘OINOWLISAL t ‘TAC «AVGIMAVIINOD Vi, Id SHIOULNOD SOT “a sauopsana, Ou 0 UeIa sopeyen SoYD>Y SOT IS (f sasouoqu] sns } ‘opeuede owijxoad ; weird 0 ayuewuoyuy Je wued sopaywosduo Jas } [PP Pui) [a UPIDS aNb 4 epla ap eLLOYsTY eT ap osn JP a1 ; b aPBal[ ejpod UOT DeZNsaaut ef 9p Oo{qGo TA IS (Z -uaurfefoueIsqns OpesTsyos ueY anb sajonuos ap ees ‘ofiusaa [a eard kun ap Up|sPAI vf ‘o[duaf9 sod ‘sjnduyy peprqeyUoD : .oluoT PUT auWTeANd9zR, oy UN UOD OU ap omsmbar > z9esHeS ap peplseoou ey “seIs|anE 0 eqeinaurA as Uo!oeAELDap wUN ap PepI9A v IS (T | -nueno sewfppered soj ap saroyna sojdosd soy sod sop £z 92 28 aquellos que el investigador acumulo por su propia experiencia; b) el careo del informante con otros testi- gos del mismo evento 0 ©) el uso de entrevistas repetidas en dife- rentes momentos y en las que se volvia sobre el mismo tema con cl objetivo de corroborar la perseverancia del informan- te, Tal recaudos contribuyeron a mejorar mucho Ja credibilidad de los informes de historia de vida. Pero nunca la acusacin de subjetivismo pudo ser definiti- vamente superada. Pese a los controles antes indicados, se mantuvo la compartida certeza de que lo vertido en un relato de vida —a diferencia del dato provisto por encuestas 0 técnicas andlogas— siempre estaria ‘con- taminado” por los sistemas de seleccién usados por el informante y por los valores y categorias analiticas uti- lizados por el destinatario y el analista de tales relatos. Por otra parte, si mucho se avanzé en cuanto a satisfacer los requisitos de confiabilidad (logrando dis- minuir la frecuencia y sostén de las criticas al respecto) mucho menos exitosa fue la defensa respecto a la acu- sa n de que la historia de vida es incapaz de garan- tizar algin grado de representatividad: nadie parecia confiar en la posibilidad de generalizar desde ese mate- capfruto 1 29 rial al que por definicion se consideraba absolutamente singular, Segin se afirmaba, aunque el invt igador tenga una coleccion mas o menos amplia de historias de vida, no existe forma alguna de probar que éstas representa- ran, valida y efectivamente, un proceso colectivo. En sintesis, la opinion mayoritaria consideraba que el dato construido mediante historias de vida era un dato demasiado individualizado y demasiado subje- tivo; por lo que su representatividad se consideraba nu- ente, Sin embargo para muchos ica no habia la y su objetividad defi quedaban algunas preguntas que esa ct contestado, Quedaba por cuestionar, por ejemplo, el pa- insaban: era radigma tedrico sobre el que ellas des ‘cnicas cuantitativas se lograba eludir cierto que en las el Hamado ‘Vicio” de subjetivismo? ;Acaso mediante \s técnicas efectivamente se conseguia una tal neu- tralizacién del sujeto que lo real fuese captado en toda su infinita magnificencia y esplendor? ¢Frente a quién? Como brevemente mostraré enseguida, tanto la rigurosidad descalificadora de los criticos como la inca- pacidad defensiva de los partidarios de la historia de vida eran el fruto del predominio de paradigmas muy primitivamente empiristas 0 demasiado positivistas. ‘ Tomuava vurrdg uopenys eB] eqei219U09 Uo!DeLeU E| ab ap UO! -RI] e| Bjedwod as ‘sose> soqure ug ‘oyDIp oj 2p UOI -onpoadag [ly Pun reso] ered zene agap as anb ua -DUBUI Se] B EDTUDDI PI AIG UOTSNOsIp Ns UoSATLDSUND ap anb soyjanbe anua ‘ono sod ‘4 (40199] Jap sofo ® peplfeay vy s9eN ap oaniofqo je aruourruayd ezajoystivs 98 Uoponpoudas sd Ud JS OWLOD) EPIA ap seHOISTY SELLA ‘© vun ap 03x92 Jo sTNpordal & UOAeAUNT aS aNb soyjanbe ua ‘ope] Un Jog “eprA ap seHOIsTY se] ap OUDTUIPINA ay 2 (east “Al -Pepyley vf ap wVeXd UopInpordor A UOEUNKoIde “ponupane sp vj eqeaoy as anb (seaneynuend sej 9p o1p “UL 10d ou A) seanenTTend seaTud92 se] aIUE;paU eI aNb opurwepoid epra ap euoisiy e| ap esuayop ey UOIayu p ‘Sosed soy ap LOfout Ja Ua ‘0 SIs} -PiGUBAD Seon sey weIdade dp epelionsoua ey ue osnd 80] 8b B] (ows}nIsod Jap vanyuTd Anur 4 o3789] Ours] -Jdur> Jp epezizeBjna Anur ugIsiaa euN Ud por aqos) wastanisod < Bistidurs u9peZ ITER IdaduOD E[ ap o1upUIO) 231d [> SAY Saiuedew sns ap oa/Hojowrysida osza4qul 1g X Toinavo eA ezueyasuD Lap wonoesd ey uo ayuatuo> Anu opuays wis onuSUT owSUIE su jp anb ‘ofmquia us ‘opeyaa ey ou oyUAFUTDOUOD9z AYU todu o1d opae asq ‘seisinidure sofojquraisidd soy e eiamb 18 TU opedvosa vy ou osnafqns so[ ap ugpedinued wsa ‘se: “Wa lstsaz Sesion ap ofan] “soja o[9s ou olog “aNOMIENS sure e1o;dx9 ap oyour Jp opruay ey eUEAUEY UoPEIUAHO ap Soflojguiaisida soj ‘9qus os outod ‘anb $0189 sopor ‘seUIDL "219 ‘0861 SpApYDey °D {e261 ‘weddog “ye seiquiou apand 9s. ‘spuasntT ‘SUI dyUaUUTENADE so] ap saIqUIOU So] O[9s opUdtya “eID 91 opepioge wey onb sop!rou0d seur soioroutnistdo so} a11t%yy ouls}u [> Uepredwod soja ap soyonu ‘eUNSIP eisueUE bun ap urxessidxo o| anbune ‘anb uo vorped uozes [ed -putid v] ab 0915 gowstanafqns ap souoysesnoe sv ap Ter wey asiapuajap UoLDIpnd seaneafens seotus>1 sv} P sas0y[n9 sot 9nb sod? ‘savaa seqUey 4 o1Uey OpErquy BY AS 0389 ap Is O1Dg “/ey'UOTDBULIOJUT PI IEZTUEBI0 OpL ‘Tauiad uey anb sopsaiii soy zeSznf ap peppedes ns ap "ASIA ap ound [> apsaq anb oj sod ‘soydo9U0 10d sop “1811p a4dutazs wos sopruas soso anb sepsod94 [> une a -uepunpor spur oyonu oandaoiod seuaisis sonsonu ap oun epes uajdumd anb sopeuoysoapas jaded J ap “topes ‘ojdurafa sod ‘|anut soared “/gy SopHegop wer vA soa|fgjowraysido sewia) auqos zeu107P3 e JaAYOA oIpar UNS Je vsne3 ‘opeiadns of fe Jas eyagap sv: Ansod souls ap worn, OLY Bl aaqos spui ZA UN WINISICL VGIA 3G WRIOLSIH VI ONYOL NF VIINTIOd VIA VLSRHdWA A VISIALLISOd SANOISNN SV “A Of en la que la subjetividad del investigador lograria desa- parecer. Frente a la critica, ellos, explicita o implicita- mente, oponian la creencia de que la mera transerip- cién “técnicamente perfecta" de un relato oral contenia una imagen sin interferencias de lo que verdaderamen- te ocurrié. La mayoria de las primitivas discusiones entre cuantitativistas y cualitativistas giraron en torno a un eje comtn: defensores y atacantes reivindicaron la ca- pacidad que cada una de ellas tendria para brindar un idad empirica inmaculado reflejo cognitivo de la re: Uno de los sintomas tipicos de ese predominio empirista en la practica de las ciencias sociales puede encontrarse, por ejemplo, en el apelativo de ‘Técnicas de recoleccién de datos” con que los libros solian referi a ésta y otras téenicas de investigacién. Como si el in- vestigar fuese algo semejante a un simple acto de co char, En ese, como en otros usos de términos ‘Yécnicos’, la metafora teérica (inseminada de empirismo) terminé apresando y conduciendo el hilo del razonamiento 20/. Para el investigador de sta estirpe, el entrevistado se presentaba como una fuente, en la que el dato es reco- gido (tal como se recoge el agua de un manantial) sin 20sobre la metafora y sus trampas razoné Turbayne, M.; 1974. capiruto 1 33 que se transforme: limpidamente integrado al cuerpo del recolector 21/. En dicha metafora, la ideologia empirista encon- tré una via de reproducci6n casi espontanea en una in- finidad de investigadores. Y esa atraccién espontanea se manifesto con especial énfasis entre los que se incli- naban por los relatos orales, ya que, en el caso de los que usan el relato de vida, a esa metafora de a fuente y de la recoleccién” (que ubica al investigador en un lu- gar predominantemente pasivo) se agrega otro elemen- o. En tal relato la fuente es una fuente activa; una fuente que habla; que vierte sobre el investigador el caudal que éste procura. Por ese camino, el éxtasis ante lo real puro Heya a su momento culminante: la realidad parece captable sin mediaciones. Esa ideologia también se manifestaba entre aquellos que decian anular lo subjetivo mediante una serie de controles. Esas técnicas, que se elaboraron para corregir aquellos defectos de la informacion provocados por la presencia del sujeto, fueron incapaces de erradi- car la subjetividad. El det to de esta otra Optica radica- ba en que, si era aceptada la presencia de lo subjetivo 21Un buen analisis sobre el papel de las metaforas en el pen- sar del cientifico se puede encontrar en Bourdieu; 1979: 51- Tomuavo OP “Rus auton oy, anb oj 0 opeioust 0] aque ensndue vj adesye sou anb pada ap opnuas fo uo eos ou sur anbuny,z 9461 °D "M ‘WeuDuNy Ua ASIC) uooua apand 1aqam, ap wHED UOIstAaL PUN “(TRGI) “A ‘OMe -2U09 se] anb ‘ojduiaf9 10d ‘sesuad v ofnpuod so] seso> seo anus anb of pia ugfadasiad epor anb ap vapt eI 110d as soquIE ug ‘oulstIdwa Jap sonudfuy spur sopfuaiu0 sol woD soduros ap uorwzeaua as (¢g6T) aUINY Offany A oxUNLEA IOFMD[JOI Opursyduyy ardways opsap (696 Aojayiag ‘eastutdutd uororpes erdoud ey Uy {OVP [AP UgLONAISUOD Pf Ua OANafgns o| s>THOID JeYAD OUD? aIqIOID A aYUAIDYOD aUAUIRDTIODY eULIOJ bun sesSo[ 9p ke] aNd uoIsuaIoId spuL sua apand ou ovep [2 ‘SeoLOISIY SoUOIDETHSAAUT ap Ose Jo UD ‘OI[> B ‘opiqac “a1stX9 ou kA Tear asd sand ‘yeas oj UOD asIEIUDLy -ua wpod vounu anb uoreanafqo eun sa opmsuos 0[ —Po!89[0190s uorso1paid eun esed aonpoad as anb Jap BIDUaLaJIP e— ODHI9ISTY OIep [> Ud ‘Utd B10 Log pepianezado ap opess ungje amgase sexquatur o} owt opeidase gias anb uo}DINNSUOd ap osavo4d Jo Ua (seJDTdaaqns se|auDIIYOo -Uy Uys) o1ep Te sexpendua Ja oYsgdord ouLoD auap anb POND “UP IMNSUOD ap osavoud Ns ap EINHD ef OUIS Peptatiafqo ns ap eanyso P| 29s apand tu sa qu op Jap v> p19D1 odioND ou] uN ap se Tomuavo 4 (1861) -V “mTeae ‘(1961's "WA v WOIquIED 40/ “oxgH OuIsyEA Te soy onvIg ap UOPINpoNuy a[qrrou ey A (G7GT ) JOq2A\ UD Soprunaz sodesud oj ‘soso aaiud “45 “ourstsnisod [ap sopms “qe So] ap seiounuap 4 sisteue ap Odny a1s9 Ud oyu Jose: P opmioy ey anb [a s9ga,4 ePNP UIs anj “eIHOJOIDOS VI UT_2 1892 Of ap oanp oopnu fe iia] a]qysod sa ‘sepemdap souour o seu seoqud9r 9p osn jap ompauy Jod & oyuowour undye ua anb ap vopy vj uy “saruLDeye sns woo uenreduroa epta 9p euoisty e| ap sasosuajap sosa an eisunduro woLay e ePonposdas as apuop me ayuaUIE ISN! S37 -Hu9a1 voNHD e| ‘0389 Opor Jog °/_z OP|NuysuoD eax UN ad -WB]S Sd [PO4 o] ‘o1ep OIE) UD ‘opHuas ap UONqLne ap A sisaiuis ap ‘uoyonpaz ap osaroid un eyudsosdos a1d “WIS ODHOquIS Oo] v JLaI o[ ap UOIISodsueA PY ‘pepIIEaL 2] ap woPemonnss epeuruAaip wun arduidIs s9 o1”p Bp ‘oooquys jeroeus ores uy -owstur yeas o| 40s vIp -od rounu 4 sa eounu ovep fa ‘aqps as owL09 ‘org “Fez pepreas vand ej eyas Oep [o UL Ns e sesay{ JV “ezoIdwy| ap earer ap apvadsa pun to812 Jp 4 vfed ef anua uoroeaedas ap os -99010 un owod ‘sa2U0IUD ‘ueqeiuasaid as pepriqeysuos ap safoyuos soy & seapafqns sejsualsyap se] ap ean PT “epeypasap 498 eIqap anb A ugjs9aJ0I91 ap osav01d Pp Ua opepos viqey as oNb eLOIsa 0 BBUPS OOD oprsuad bu Qaafqns 07 “Tear o[ ap omnd ooWNTSD1 UN 98> anb op un amSasuos opuays emfos eopy vy ‘ojenu0> Bp tod Anjy ‘wore8nsaaur ap osaz0rd opor us ayqzpnysuy o8[> ouos wasqA BID OU vIOUASAIT [~} ‘oOUN|SD] Jo UD FE 36 xiones causales, sobre las que por mucho tiempo se fundaron las explicaciones cientificas, son inverifica- bles; destruyendo asi una de las fundamentales premi- sas del empirismo ingenuo. Estos y otros problemas ontolégicos planteados por aquellos filésofos ingleses fueron mas tarde reto- mados por el atomismo légico de Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein. En ambos casi fue conducida hacia una teo la investigacion del lenguaje. Esa teoria pretendia reintroducir rigurosidad en unos procesos de conocimiento sobre los cuales la critica al empirismo ingenuo habia provocado serios quebrantos. El camino ley lo era el que en su momento habia preconizado Augusto Compte: el encuentro de un método que per- mitiese distinguir a pensamiento cientifico del pensa- miento metafisico. Tiempo mas tarde, ya en la década del ‘20, ‘na retomd estos desafios del empirismo y del positivismo. Dicha Escuela se distin- guié por una circulo de istematica y amplia produccién, llegando a lograr una clara hegemonja en el pensamiento cienti- fico occidental durante muchos afios. El proyecto principal de esa escuela fue edificar un metodo que permiti ja unificacién de las ciencias. Por un lado, su proyecto intenté establecer reglas que hiciesen posible el desarrollo de enunciados significati- vos dentro de un lenguaje que fuese comin a todas las capiruto 1 WW 37 ciencias y por otro, procuré idear formas de verificacion que tornasen factible la enunciacion de predicados no metafisicos sobre la realidad. Su mayor originalidad radic6 en recurrir a una rigurosa aplicacion del razona- miento légico formal en la produccién del lenguaje ientifico, Los epistemélogos reunidos en el Circulo de Viena rechazaron todas las formas de realismo légico (basadas en la naturaleza del sujeto o de los objetos del mundo externo) para reemplazarlas por un nomina- lismo integral. El proceso cientificamente legitimo de pensamiento fue reducido a las formas de un lenguaje co-matematico, desterrando asi toda remision a lo ai psicoldgico. ¥ fue declarada ilegitima toda posible acti- vidad especifica del sujeto cognoscente que no fuese la de poner en ejecucion el lenguaje. Para sostener ésto, in apartarse de los beneficios de la experiencia, esta blecieron una clara distincién entre los juicios sintéticos (que caracterizan el conocimiento experimental) y los Juicios analiticos (concebidos como estructuras tautol6- gicas). El proceso de conocimiento podria entenderse como una actividad tendiente a establecer diferentes maneras de articulacion de esos dos tipos de juicio. Esa distincién presento, sin embargo, problemas arga resultaron irresolubles. Pero mientras que a la captrozo 1 Tome -on]s0is]Y sayNeUOPIpUOD so[ AP UO]>UAIDIU! BPO? OA!) -JuR0> osaroid Jap sedupxe uasayaquuad anb sayuasdyoo seoppUrayeUU-o9189] SeININRSe 9p o.UNfUOD UN seL2U0.) -ua ap OyUAUT [a OseDeIY Ud QUTULIO) ‘ORIequID UIs ‘aft -ua| Jap o1vpp ovod osn un ap sawuatuarosd sopepLNoso Sv] sejnue e ayuarpuar woIpgud Bj P OWWEND UD OANISOC aquaWa[qepNpUL IDF? UN seIIA a1gos oqny aNb 499 -onar a[gesuiadstput sa ejuaNLUy vse ap AdULTEG CLIO), “oni#9] ouss|anysod ja Jod seprumse svanasod sei sosn A sezauiaa sajenise sns ap seysnui aqap a] S9]1908 seo -UaTp se] Ud oyTWEsUAd Jap o|[osLes9p [eNIDe [F -zeuel ap se] sepo2 urjuar eysanoua vy A oaneruosard -o1 auautaNsypRIsa oazisoNU [Ty “oseoEAy [2 BpPUSOP: A esvasa anj epta ap rizorsty e] ap seasizidwo sazosue}9p So] Ja9a|qeisa uosaypnd ‘ea}Zo[opoiaut UO}BINISTJOS vs2 aque ‘anb esuayop e] “seropemduios sns uo uors{npown -uy soyja anb soyep so} uoreuLso]uoD anb seyoB91e> 2 worasnaysuos anb soj —uore}do> se| sousqnb ap ‘sos0 uorany anb (une soad) o— sazopestisaauy sordosd soy uorony nb zepisjo ® opueaaT] any seanemuens se2Tu991 se] ap oySsard acy -pepranafqns erremgre ej ap orf 4 pod ap UoIILedesap wperasd vy e osreBay BDaIed 6 St i ; i : [ on a EEE EMRE i Tomyav> “ZAGL A “TPRS A N “UID sug "JD ‘wu A189 argos oLeIUOLLOD ‘un exeg “ojdutaf9 sod ‘prejaypeg ap eydomn vy 195 v off Teer 1 Ud ‘/ez SeoRPUIDYeLL soUODINASUOD sns ap osJoATUN owunsip & ora ayuautes BIBLE Jap aIUDpav0Id oD -houdyy of;94 ap apadse wun sooygs ua} so] uD opuar “Apoid ‘uopoaup esa ua sozionysa sasoAeMl sn aIBLTp P sopeiuaye uorany ui eApSAAU] ap serqUDAI & sopor -9UL So] & vaL sIpers® | ‘esBojoapy Pasa oany odwap oUe) aqueinp anb OUX9 [PP eDUaNdASUOD OWOD “oUAIWID -0U09 ap oralqo Jap UOPNAISuOD e[ Ua auD}AIDIUT OF—f -Rs Jp anb ap wo}perdaae ey aonpoud anb svj owtos {sea -a[qns sauquinprueauy, sjonpoauy a[qisodut asony anb B| Ud peproyUal> eun ap ejdoan ej eanDeNe aUDWeDU -pauodss oymsax audwoats ‘unutor opnuss oypip vied “oai8o] owstanisod Jap voIpgid esa [ear 4 ouRdwooe Sa[eHOS soa|JAUE! so] ap UNUIOD opHUDs [I “eoualo ap saxoxsnposd soy ap auyiuodsa vyFojoap; vIdosd e[ sod pede) ony onsuropard aso A PaqUIOY [ap SeDUD!D sej SepInyour ‘seIoUa!9 sey sepor ap sopeyBajaud sofenBuay owtoD vaio] e[ ap A svappuL -PyeUE Sv] ap OLLdwWI Jp sa[qesuodsas safediouTId so] ap oun any ons ows}AHi{sod Ja ‘o[2s Jap vA aNb of ud ‘anb ound yer ease] “seapernuend seotur92 A seyfojop -oj9UL Se] ap UOPES[NAIp ej UD ro|FoIRNSD eUROdUE bun oni eySojowars{do wIs> ap Spysord Jp ‘souopDes -soquy svrauitid sns ap Uo;9o!ALtod Bp & PEPHEYA ganp 8e 38 duro talidad y la convie a de sus primeras inves- tigactones, el prestigio de esta epistemologia tuvo una importancia estratég ‘a en la divulgacion de las meto- dologias y técnicas cuantitativas. Hasta tal punto que, en lo que va del siglo, el positivismo légico fue uno de Jos principales responsables del imperio de las mate- miticas y de la logica como lenguajes privilegiados de todas las ciencias, incluidas las ciencias del hombre. Y ese predominio fue facilitado por la propia ideologia espontinea de los productores de ciencia, El sentido comin de los cientificos sociales acompanio y avalé esta prédica del positivismo légico. Para dicho sentido comin, siempre resulté esponta- neamente atractiva la utopia de una cientificidad en la que fuese imposible introducir ‘incertidumnbres subje- tivas’, como las que produce la aceptacion de que el su- Jeto interviene en la construccion del objeto de cono- cimiento. Como consecuencia del xito que durante tanto tiempo tuvo esta ideologia, la estadistica y los mé- todos y técnicas de investigacion fueron alentados a dirigir sus mayores esfuerzos en esa dire m, produ- ciendo en los cientificos una especie de vértigo hipnoti- co procedente del maravillosamente claro y distinto erso de sus construcciones matematicas 25/; en él 25 Tal lleg a ser la utopia de Bachelard, por ejemplo. Para un mentario sobre este tema, Cf. Braunstein, N y Saal, F; 1982. cariruto 1 39 parecia llegarse @ la preciada des ‘0 de la arbitraria subjet paricién de todo ves- dad. Ese prestigio de las técnicas cuantitativas fue Hevando a olvidar que fueron los propios investigadores —o (peor ain) que fueron otros, de quienes las copiaron— los que construyeron las categorias que conformaron los datos que ellos in- trodujeron en sus computadoras. La defensa que, ante esa sofisticacion metodologic: pudieron establecer los defensores empiristas de la historia de vida fue ‘asa y destinada al fracaso. Fl muestreo estadisticamente re- presentativo y la encuesta tenian todas las de ganar. El actual desarrollo del pensamiento en las cien- cias sociales le debe muchas de sus actuales certezas y usos a Jas posturas asumidas por el positivismo légico. Como balance de esa influencia es indispensable reco- nocer que hubo sobre ellas un efecto indudablemente pos! ‘© en cuanto a la prédica tendiente a anular las oscuridades provenientes de un uso poco claro del len- guaje. Sin embargo, terminé en fracaso el intento de en- contrar un conjunto de estructuras légico-matematicas coherentes que permitiesen extirpar del proceso cogni- tivo toda intervencién de los condicionantes hist6rico- capirue 1 nn li iii ci Tomnyavo -nasap vied ‘une ‘o ugPeULOsUT ap odn ous! sendie -eur vied openoape afensua ooluD [a Bas as9 dnb ‘ole PNA “S9Ie|VOS SPIO -uoo JP od ‘u2mn30 apand savaa s -uayd se] Ua UOTDRLISDAUt ve] Ua peprN aqmansnsur ap ueas seonpuiayeUt se] ap afensual [a owuarueUOZe: [> anb ‘oxe[9 ojefop ouang so ‘seRau ap eres as ON souan -pouod ap osavoid opor ap oanafgns opadse ajqupneuy [ep uoPperdase ef ‘ezJNy ns epor uo> ‘ofnposUTaL ab of Wo9 ‘UgTaRYLIDA Ns ap soUOIsTPUOD sel PNY aNb fo o1uDUE -Hadxa [9 9 anb ofony eAMidaae jodurayy ‘owuaqureuo7 -e4 989 opuainais “eatasduta pepriead ns ou 4 sopeunua auUd PPPUDIDYOS P| $9 ADIL e eBaII 98 aNb of ‘ouATAt -esuad Jap odurea [a ud ayuaUTEHTeSaJaU a1INI0 UOT] -H9a esa anb wa eprpaur e[ ua oad ‘seaqTIAA esed 59 O91 -Jdwra afensuay un e ugwanpen ef :eANTUTap u BUN JaLJaYIS ap oango oa1Jdwa afensua] e ajqionpest vas opepunua un anb ap pepysaaau y] azqos deuze> ap enya eisandoad v7 “pepijeas 4 oquajuesuad anu aiuaispa es -hsyj Bj saduioz exuuiad anb ugisearasqo ef ap aqqeidaoe vor vUN Avy ou ond aUaU[eULy VoLfApad “0>150) owstanisod Jap samueyuasadar sopiont spur so} uo. -d]| WaIquie) anb ef e UOFSNIIUOD ef ‘UY [e ‘Ny PS [eax o| ap sauorse> © suiaysa sean ap OWWATWTLIqndsop ]9 Ud IeLADe apo! Ib Toiuayo ‘Pax O| WoD uo_EIedas ns UaUaT EL 4 sou -opysodoud as ap uefap ou sajqeatosqo sauoraisodoxd 5: “PA1asqo O] os sajqeatosqo souoPIsadord se] eouNL ‘UoLD3n¢ 2244 vf & owen uo tuoDeroAdiaiUT eA so soypay ap Womddos1>d ¥por anb sd0u0D92 ayqeuAdUT $9 “uoKUnSIp el v oUEN Uz,» “SOUSDS PUTTUTT Jo wIpIETOTIAING we sopruna: soma sop ua asieswuosus apand. oot “| OUSINdUI Jap sauoDsIsodosd sey 9p oaIsLIp oduala Uy), anb eiopeai uo}eurseur vr] ap o1sioz0f9 asa v oduie> Pp auge qu sestumid sey ap ezauas e] ap oadsaz epeu einfiase ou o1ad ‘owst¥oyIs un ap voIZo] vjoUaIs|suoD PL Ieqosduro> ayutd uoWDenpap o[dus v7 -ug!ors “SAU! 9p woe) BL Ap saiqisod saoURDIe so] ofnpa1 oD189] owstanisod [9 ‘eojsyjeiou B] 4eysasop op orxoiaid [a UOD ‘21qed{IT4a4 so OU anb of seJoAdsap Je ‘owTYN 40g “sepensope uoDeoytoA ap seur “oJ AeUODUD ap peprqisodun vy uo> ozado4 sayesI9A uN souo}sisodoad sa99}quI89 v eUDpUDI E| A “/gg ODUE dura 0] £ 0913991 0] axiUD sesounsiz sauoPINpeL 4 /;2 Souo}oUnsIp sesUODUD ap peprligisodu ey, uod 9049 ‘sopepuny auaumoyydwo ‘sajewuour[a sopepunua us sojeroua sauoja|sodoad se] zvseq ap ousodoad 1g ‘soduteo sop ua souaut je uo} “hJos UIs seuID{qord & QADT] OanYUBOD osaaoad Jap pep “PUOISTY a pepanafqns vj 9p esomst uolenue ap vs “PAdw> vf ‘UNE SUI /oz OANIUFOD osan0Ad Jap sofeIIfnd OF 42 brir ciertos rasgos del objeto. Tal es, por ejemplo, lo ocurrido en el caso de la fisica donde, segun Bachelard (1980: 103-112), en las matematicas se encontré el ins- 16 a los cientificos eludir esas trumento que permi “evidencias de lo empirico” que durante mucho tiempo habian cumplido el rol de aniquiladores de toda inda- gacion. De lo que en cambio se trata, es de repudiar la fetichizacion de esa forma de razonamiento mediante Ja que llega a olvidarse que también en la manipulacion \bélico (y por ende ala intervencion del sujeto) que no puede ni debe ocultarse ‘cuantitativa hay un salto 2 lo tras la fascinacion del ntimero 29/. Si esa trampa tiene éxito, se esta ante una especie de version invertida del problema aludido por Bachelard; en esta oportunidad es el deslumbramiento ante la exactitud matematica lo que sirve de velo que oculta la presencia del sujeto en el conocimiento. Con lo, como bien se sabe, el empi- rismo y el positivismo ingenuos demuestran ser los idealismos mas a-criticos de todos los existentes, 29demas, el uso generalizado de los métodos estadisticos obliga a preguntarse: (Hasta donde la logica aditiva de las ‘matematicas sirve para representar las complejas interrelacio- nes de lo social? ZNo sera conveniente pensar que la logica ‘matematica es aplicable s6lo en ciertas investigaciones so les pero no lo es en todas; y que ello depende de los niveles de generalidad en que se ubique la investigacion? Sobre tales preguntas se volver en el proximo apartado, capiruto 1 43 Esa necesaria participacion del sujeto en la rela ion cognitiva fue postulada por varias corrientes que saccionaron contra el reduccionismo légico del Circulo te Viena. Piaget, por ejemplo, afirma en uno de sus es critos: En diversas oportunidades hemos insistido respecto de la necesidad de recurrir a ia psicogénesis, sea cual fuere el método epis- temolégico utilizado. La razon general de ello radica en que, contrariamente a ia 1é- gica, cuyo campo no es otro que el de la yalidez formal, la epistemologia trata de las relaciones entre el sujeto y los objetos (Piaget; 1970:112) No es el proposito de este trabajo explorar el conjunto de las consecuencias epistemologicas que se desprenden de este postulado; pero es obvio que si el proceso tedrico —incluyendo en él la propia conforma- cién del dato— es un proceso que ocurre sélo en el plano del pensamiento; si su materia misma es la subje- ‘ad (0 la intersubjetividad posible en los marcos mas 0 menos laxos de un mismo paradigma), lo que queda no es iniciar un vano intento de climinarla, sino por el contrario, asumirla a fondo como forma de con: trolarla; no es Ja cirugia sino la inmunologia la mejor forma de tratar con clla. Como se vera, es ésto lo que permite la historia de vida. Pero antes de llegar a la dis captruto 1 Zz o1nyav> £861 MNBUDG Ud ,UOPINPONUL, 4A EPIA ap sore[—4 SOL ap os p aiuerpaur sopepsoge setua1 soy a1qos woIS|Aad BUN LIEdy, ua visyiidura ofupuopard je oprqad “watus91 esa ap Ol -outesap Jp vaed oatysod any asduiajs ou ound v eIsand sd ap [UL OpeINSAL [9 /og .PEPITIqeUOD ap soposU So] ap vary [a Wa Opor aigos ‘sormUD91 soyDTWUeL -Ypr soungye guywued opeywyy osn 989 wsIq 1s “spaepuens seoqua92 se] uoIa}ANago anb UgIoUaLe -s|ui P| gusaud aj as ou anb of sod ‘aeyXNe oyWOUINN: un Jas e OUI] aS EPIA ap eOASIY P| ‘[UDP!D00 wore -g[0}90s ugIoeANASAAUT e| ap epeBuofosd aqUeIseq vd bun ajueanp ‘ourgs ansoqy “eprA ap eLLOISTY v] 9p oWNGO osn [> orpidury offs asa ap pew erowrzd ey ap s9qej908 svpuar se] ua wistanisod & wisidut orurwopard | ouigo xexysour gnjuuad aur uoIstAdE esq “eplA ap LOY B[ ap UOPNIora eI ua soWOU! safediouLd sof ap sou -nfje ap puasay eun asty Jouayue o[nyde> [> ua NOIDVOILSAANI IW 3G SVLNNDFUd SVT A ODIDOTOTONALSIdd AYGVNINA Zz OINLJdvd Tomuavo “ophwuas viqoo osn ns anb jp ua ‘o91B9}opojaut o911991 aupendua [a ATINDsTp OLLPsav9U so seystinuqU se] ap UoPINpord e] UD sopraTdurt saperqns -WIp & soyugU sa[edputd soy ap sounsye asgos ugsnd tr 46 los encuadres epistemolégicos desde los que se hacian § retoques, sus resultados fueron ambiguos. Al tiempo que los nuevos controles floreeian, se continua ba confirmando la doble insuficiencia que era atribuida a la técnica: su cardcter extremadamente subjetivo y imposibilidad de integrarse en estudios con muestras representativas. A causa de estas contradicciones la investigacion mediante historia de vida estuvo muy lejos de explotar todas sus posibilidades heuristicas. Fue recién con el ocaso del paradigma impucsto por el empirismo légico que fue posible demostrar cémo las limitaciones que le atribuyeron no eran el efecto de sus deficiencias in- trinsecas sino una secuela de los errores de perspectiva (esto es: del ‘encuadre epistemolégico’) de sus cultores. Alterada la optica, la subjetividad ya no seria una traba sino un elemento natural de todo proceso de conoci- miento y si ya no era la cirugia sino la inmunologia el modo de bregar con la subjetividad, la historia de vida recuperaria sus laurcles debido a su especial capacidad para hacer posible esa inmunizacton. Con la critica a esa rémora empirista y positivista se abre un aspecto del razonamiento sobre el uso de historias de vida que sera cl que desarrollaré en el capitulo cuarto 31/, pero ‘er las paginas 164 y ss. cariroto 2 47 rio abordar otros as} ogicos mas generales, Es por eso que las dos tareas que a continuacion prenderé seran: 1) exponer el contexto tedrico-epis- nolégico dentro del cual utilicé, en mi investigacin, ‘tora de vida, lo que me Mevara a poner en discu- sion fos limites del razonamiento hipotético deductive lesde una perspectiva metodologica de tipo construct y 2) dar a conocer los principales rasgos de la in- estigacin a la que habré de referirme como ejemplo Ry, \~ REALIDAD Y CONOCIMIENTO EN EL PROCESO DE RECONSTRUCCION En la ditima década han surgido varios enfoques han contribuide a poner en jaque la hegemonta, odavia hoy casi indiscutida, del método hipotético de- ictivo en la investigacion social. El mas sugerente de sos enfoques ha sido el llamado ‘constructivismo’, centro del cual uno de los primeros representantes la- nos ha sido cl Dr. Hugo Zemelman. Entre las proposiciones metodoldgicas hechas oameri jor este investigador, la construccion de los "conceptos. “Sobre la conexién entre teoria, método , véase Bourdieu, P.; 1979 técnica ¢ investi captruto 2 z omuay> ‘sazopeuapio soidasu0> oseo 9989 up UauaN anb oWwaRUTqnasap [op eIMDOAd VS 507! seUIE] 1OfSUE Of AND O} Vc, anb sw ‘epeqeor uaseury eyjanbe ‘sensuys exaueus e: ap peprfess ns aoa[qeiso (opeansyti0 muawupenada.c Tepes oysayepea anb us ‘orog ‘oypay Jap epeqroe uaseuNT euN wUasaid eLI0D) v} epipaw yy ‘e4s1a 9p ound axS9 apsaql ‘orw{Go oUtOD opeUtO) P% ant eprivod ap UoPDJ0d eljanbe epor aigos seprpa sauoy “aye saaey apuowd anb yeqo[# pepjopeuaasts eun uediopied soxdssuos soj ‘vat19a1 ugjUNy ns uz 301499409 0] ap si -093 A /eg Svoto}owarsida sauoTaUNy se] eMIeTT [9 Nb Oo; auqud Uo[DeIedas vj sa sa[PIOUASA Sope|Nasod sns ap oUy) ‘voro[opolow eins arunsasoiuy vun osandosd vy (9: ueurfeuinZ ‘Ror O| ap oIUaWLUqndsep [eUTsIIO 4 Biopeaid pepranoe vj AeAUNIsa ap Zede> oquayuEU “PY ap eANIONASD PUN DID ap OUISOdoId > UD ‘ug }resiysoaut ua IezuDWOI9I agap anb diURISUOD UOTOMPoLd run 82 B10} PY UL|NUIs OseD [9 Ud EpEIyTDA Jos ypu}. anb sjs9jod1y eun epronpop sos epand sajend so} » wuoaa Avy Tu soxdaau0D Avy ou ‘OBE Uy ‘sose> 80] P soyUaZayIp Uos aNb OF UD oWOD PZUBfoUKDS -Ten8 anb oF v> our) ‘seppnpord 74 wpro das enb uo: 6P ' i E z o1nyavo “sepa ap eun wpe ap 09 -ypoadsa oj v opuiaaite svs09 sx] separ e uNLOD Of 'S9 O18} “6861 4 2861 ‘uourpouidz asvaa ,soatsyq sazopeudpyo soidoau0s, ap UOTE “9p wun f eanaadsiad 159 9p eipjduto> uopsodxo wun med -a11 seotuga} souaseUy! se] aNb [> Ua ‘oaysads9 oseD UN ows opesuad Jas agop [P190s-o9L0Is1Y oWUATLUDOLOD Bp O10[go [a ‘oresIUOD Jo 404 “Jes1asTUN Pap] eUN ap CIDE: Te osed ajduyjs un ows opeiapisuos sas agap ou 4Py eIOeY ELIMI e] asp UODINpap, bun ap aiua[eAmba [9 298 apand ou jPID0s osav0ad un ap OIPNAS? [> ‘/pe SAAL|NPUe soszaatuN soy ap (aTquDUDT -o4Ip aiUsWIEa|YTeUL O[9S) DUIed OLLOD eNIDHAISD as $09 -Hoisty soysay So] ap UNUIOD oO] aNb eIdaoe as 1S “sea}Sgqo108 sauO}DeBNISaAu{ UA Oprat{de 108 Bupod anb ud seuoy sv] JeIpnaso (q A uo}esysaaur ap ear -091 Bsa ESN AS ANb se[ UP saUO|eFTISOAU] Ua anbosuD OUDIP op peplnin ef sero[dxa (v :p1as UOTDISOdxA Bsa ap ousodord a{gop |9 “epipnye saiue wotseS|Asaaut PY opuoy -Se1i OUIOD OpUeWIOY "ePIA ap SeLLOISTY ap osn [> Ua Sep -eseq sauODERNSDAU! UD soa!syq saropouapso soideou0d Soy ap uo) DPS vf UD desuod & epIAIp vrtIsD uODEd -nooaad yy ‘ouDTYD odTI991 [> Jod opezynn ye auazayIP aqueiseq o9}99) wUs|peied UN Uo seisondoud sns opues -tasuy anbune ‘eyZojoporsur psa ap saviode: sop aquawpe} ated grewonds ofnydes A189 UY "/ee ODIO JP UOPINN -suod PI UD aAR|D OVWOLL UN o9189q Soz0peuapso 8 paso a la investigacién, que hace es obturarla; real sélo es visible cuando ha sido invocado ya que por una pregunta 36/. De aili que sea necesario encon- trar un método que permita abrir el campo de las pre- guntas y de las hipdtesis, pero que también posibilite la aparicion de lo no conjeturado. La simple deduccion de las hipotesis (sobre todo si ellas se establecen a partir de un tnico marco teérico) pondra al investigador en ontacto slo con aquella parte de lo real que le es pre- visible. No con el resto. A diferencia de aquellos conceptos usados desde una perspectiva tedrica, la misién de los conceptos empleados desde una perspectiva epistemologica es abrir el campo de la percepeién. Esa apertura hace posi- ble la captacién de lo que no podia ser previsto por no ser algo deductible de Ja anterior organizacion concep- tual Tal como Weber lo afirmara, toda teorizacin es una ventana que se abre sobre el devenir infinito (y para nosotros informe) de lo real 37/. Cada perspectiva °8pado lo dificil que es el concepto “realidad”, vale la pena recordar que el reconocimiento de la existencia de lo real como algo externo y diferente del concepto no implica que se aiirme que es posible predicar algo de esa realidad con inde- pendencia de “la idea” (0 quiza en este caso sea mejor sim- plemente decir "la subjetividad”) que conforma ta percepcion, 37 cinicamente mediante la premisa de que sélo un parte 0 de la infinita multitud de fenémenos est plena de signi captruto 2 a YW 51 vrica siempre contendra, como su eje y punto de par- [a, una toma de posicion del investigador en el eampo lores. Lo que leva a cualquier tedrico a privile- © un determinade territorio de conocimientos por vbre otro es una singular configuracion valorativa; ‘tras que lo que lo conduce a delimitar su objeto no una supuesta emanacidn de las determinaciones puras de lo real sino el efecto de un compromiso entre ve te: y lo que, para simplificar, se podria denomi- stema_perceptivo”, compuesto de sensaciones scursivamente estructuradas mediante la organiza~ ‘on de un campo conceptual, Cada una de la perspec- ivas tedricas existentes —mas alld de sus mistificacio- ’s ideolégicas— posee algo del secreto de Jo real; al 1enos, mientras esa construccidn teorico/ideolos una claboracion absolutamente delirante y arbitra- En cl momento de construir los primeros esbo- del objeto de investigacion, la ausencia de esas ecspectivas puede restar al investigador el conoci- miento de facetas que podrian ser de gran importancia. >.<" (Weber; 1978: 71). Sobre el mismo tema véase tam: bien Adler, M. (1976); Autores Varios (1981); Blanco, d. F. 81); Weber, M. (1978), Lo “real” lacaniano tiene una enti- dad semejante (cf. Lacan, J. y otros; 1975). caviruto 2 z omuay> ‘eanwanidyo oyuaMIONL [9 UD SOyUD2UE\UOD Fy S9|qNDY! ueas ou opuend upY ‘oanduasap o1adse ns ua pepsds ap OpIL S109 unii[e vaepueni seanpadsiod seso ap ayzrd aoKeIt eg, ou sordanu0s Sof ‘Yo Seanvadsiad susioatp reusquio> Je ‘nb avidave aqop as opeynsal asa avasio] raed “pepl[voa rust euN ap so10Ia4 SOLUNIS!p PIoeY OARC: jad odurea [9 Jagr ap vferUAr vy BUDA soDtOA sodian soius.9JIp 9p SoqUayuNpuoadsap Uod o;quies Ud aefeqes) suopesysaau! ap oylqo UN ap UgIeOGrD PL aluEINP, opeywpp sas v osNPUIr|GoId Osia\UN Jap UOIorIOy Yo wIaexa A pratidure vy] 9p PyadSos e| viseY apiduy StANJONA}SO Ses ap BIOS PUN e AYpNIE [9 oLog (SojeMId09 -Wod SeINNAISD ap SPAvAd v a|q!DSOUrOD $9 OJOS [PO7 0} anb eA) uorsesnisaauy sambjeno aygisodury so ‘sajenada “too seinjanuyso ses9 9p eUNsIP v PoUauENDAL P| UIs ‘ond » agop as sanbosud so] ap pepayiea vuesaoau ey oua}yMSOIN? so -[4093 saov[ey ap A svopajosd aqudwDIUeIOUS] 9 sO}siijo1 sejquaia op orunuopasd yr ayudyy ajqupenByuy oop “sauO_DIAUOD seidosd se] IeZTANPIAL PAG soxIO ap INqus [pp eyparosde as anb e1suas eun 10d wprins was UO}Dr* -RSdAU! E] aNb Jeasap auawayduns ‘ous Uopessosu1 ap osadoud [> voZNpUOD aNb oj eIDUaFISTULIO vf ks on! aeweposd ap sand oye ON “sau0}9I}AUOD s{dosd Se] ap sexquod] se] 19UOKSET) Us a]qISocuMT BUDS aNb wn.L9¢ €s & Zz o1nyev ‘AWUAIDYMSO MME o91109) [ap wIDUID NUOLDY 2] ¥ COPE UNG ‘soUO!aIAUOD seydord sus aez1anejar wed so1yo ap Jogus jo eyseAoide anb vWD wun ‘SWUoUIDTdUNS ‘ous MOPLHSaaut ef op osad0Id Jo opuajanp too vrvisa anb o] vuaPstuuTO vf yids ON “soUOLEFIdID I seungje sepenfesa 19s uvipod o[9s ,sesopeuapo soida>u0, So[ zopuaidsap sopend se} apsop sujloay sep aenqead pe “pep juvumy wud souosKX souO|suasdiHo se] SepOI ap oihie> asopualony UgIsUaidueD op souLUMY Saiz] SOFdord sns 40% losIp op zedeo :opeamum o1ges un outoy azamdv zopednsoatr P anb ey ua eyopoy vAonu vn ap opundinied yIs9 98 Ot “eamiode wun souodosd ye ‘onb ua sezneyu9 a1UdtuONUOD Spe “epedonine vou994 easondsas oun ayueIpoUr O[esI09 “oIqULE> UD ‘OU Loe 2p owajp aso aULIod sepeynsuoD souOIDeZLI0D) se] BUN op Seu ULES Nb Wao] odd “sUOIDeIoIdDyUY SeUNSLE Sepenyesa sas upipod 0198 soopeuapso sordo9u09 so} Japuoidsap sajeno se] apsap serz094 sey senpero Je anb aquopisa Sq “PepIUPLUNY | UD sayuDIsTX9 soUIsUDIdWOD Se] Sepoi op ofuno asopupjory sai uN] soidoud sns 49% “1081p 9p Zedea ‘oprrunt! oIqus UN oUtOD avaivde Joprit 1 opuaioid ou ‘odty asa ap eanyiade eun souodosd Je ‘nb DAU] [P anb v] Uo eFMojoyU eAdMU eUN ap andionard Aniape o[qesuadsipuy so aenunuod ap sory ‘saa -waryIp safepsoge sod sors{soud sayenydeouos sowout -RUYSU] Soy “vOUBrINUU|S BUXIOJ Ua ‘IPSN UDgap a8 O]9 Ped ‘Jee SUSIBAIP SeINO svso ap aised UN souDM Je eI -adnoaa A Jex919p ob p:pudr /ge OOpeMTarqoid odwue> BP Auge agap sopeRnsaaut [> oldmoupd ye Js ‘oso Jog serin considerados en 82 function te6rica (esto es: expli su funcion “epistemologica” (es decir, cativa) sino en como instrumentos «pt0S Para la percepcion de ciertas facetas del objeto no detect ndose a la funcién epistemo- les desde un Unica opti- ca), Dice Zemelman, re! légica de los concepto' _consideramos que la funcién epistemolé- Giea no maneja @ Ios conceptos y a las es- arcturas conceptuales en funcién de su eoevenuio fa través del mecanismo de la formulacion de hipdtesis), sino mediante su apertura hacia las multiples modalida- des de concrecion de la realidad objetiva. fo cae sentido, ninglin concepto utilizado fn funcion epistemoldgica es una afirma- cron sobre modalidades particulares de conerecign, sino que, mas bien, implica la posibiidad de reconocer una amplitud de posibles (Zemelman, 1977: concreciones 55-56). En el momento n la realidad no queda determina- “epistemologico", la relacion de la razon cognitiva c01 da por la relacin te6riea sino por la necesidad de cons n funcion de lo que Zemelman (1977) nto articulado”, En la primera fi truir objetos et Hama “un razonamie! se objeto de inv’ sacion es inade- de ta construccion de cuado, dentro de esa estrategia, el clerre tedrico del campo en que se configuran las determinaciones posi- bles del objeto, Esas miltiples determinaciones no pue- den estar contempladas ¢n la teoria pues ésta es, por capiruto 2 | : i : i i Y 55 iniciOn, una postulacién de cual es la articulacion de Jeterminaciones que describen o explican al objeto. Tal ‘omo propone Zemelman: La subordinacién de la teoria a la forma de razo- niento consiste en no considerar a la teoria, stricto como el dnico 0 mas importante punto de par- ‘a, sino como elemento que, conjuntamente con el nde un objeto (1977: azonamiento, facilita la defini 67). Si se entiende por ‘problematizacién” la cons- truccién del modelo hipotético de un objeto a base de conceptos tomados en su aspecto epistemoldgico (esto de un recorte particular de lo real) es, como propuest en el comienzo de la investigacion no puede haber nin- guna estructuracion tedrica en busca de verificacion. Estrictamente hablando, no se trata de comenzar por hipotesis-a-ser-verificadas sino por modelos-de-relacio- nes-posibles que, por medio de la investigacion, permi tan ir reconstruyendo el segmento de realidad seleccio- nado como una totalidad interrelacionada y original; siempre abierta a posibles reorganizaciones discursivas mediante otros intentos reconstructivos. De todas formas, existen al menos dos razones por las que el simple ‘diversificar” y “desarticular” de las teorias no puede ser garantia de éxito en la apertura captruLo 2 ugpeBpsaaut ef ap Ui Je oJ98 wanquyop PUNO] eUN eIZLIGoD oIIqO [oP PHO) YT uR[NBuJs of ap OUaTUAGNDSap [2 opeuNsop oD13S11 -noy oqUuDUIISUT UN OWLOD ZeUO!DUNY 9p Bf aN —TeINI -afuoo 4 eiopequayio ayuaureAtsnjax9— UOISIUL Ng “yen -daouos ugzeuue un sa opeiuasald ofpour Ty “vpla ap sorepas soy ap sisieue [a sedode 4 ezysanuu vj ap oz0qsa 19Ut sud |p aJUYap URPNIULed anb ‘SSTOpEWspIO SO SESSUS sojediouyzd soy sesogeja & xeuoPoaPAs (Z A opps ap sore] -91 So] ap waDsnany UP!eZTIN ef ap eUISH pep -qyqisod e] ueqepuny anb ‘peparos vy 4 sopra (UI Sof aNUD UEPDRIAr P| aIGOS SOTEIOUST SOS soupy seysqdno (7 ssajedyoutad so: sop wird orais anb pfajduiop emiafues eun oWo9 opp -ua]Ud Jos agap O[ pour [y “UO|RELSDAUT ap IQUE. epepunue saiue vf aueINp sopluaigo sopeynses s« RAYSOUT OATP{GO OWIOD PIPUD? LO}ENUTHOD B OIsaNdy oO} “UopeBepuy ns ap OZuafWOD Fe sere aqep IOP -isaaut pp anb soisondns soua!9 ap o1npord ja audu: wos sop saper anb eaipuy ejouopedxs ey Euo}DdA}AS wSO Ud sayEdOULIE 50} {as Uapond sano? :sepr|napsesap 498 vst! z o1nuava “9861 “WoIDA oDsmEL A puis WARS Wesn of OMOD fe} ,ca1Hofoap! UgIsuOUTtP, ap opHUDS BP Uo ouunps [9 opuesn ‘epeuTUaiOp ayUOLEFEIDOS ‘89 0185 5 -09) se] ap U JAJDS BI A [9 $9 SAR]D SOUAUOU! So| 9p oun ‘orxoiuos aso uy “uoldeBfISoAUL e] a1URINp euEND ua sauay B sojarMeUOSAND soy 4 rewWoI v pnINDe ey augos sauo;searpur ap atzas eun aXrypur easandosd w1so ‘oo!Sojopoyaur opeya21 osuAIXD UN AP AnBN] UT ‘wsdIdWi9 B] ap OX [9 yuvingase anb oj (seyuNsaad Jodey anb sue seasondsoz 2ep P) sejuapuai sejdozd sns aqos JopeBnsaAur JOP PID -ueptiya vf pias “o1npoad jap pepuog v] paeznuraes ond pisdag BUN Wa OU A JopeSpsaauT odosd [> UD pepIALeDe v] ap [ediouprd osad ja zaerz adey oporut 9183 “opensape oporau jap vines uo}oduasaid eun epey anb zope! SaAUT Jap UOFDIsodsIp vLLa[9 eUN ap GoPIInposd EF a1qos UOIIUD E] sv oz LA -Ip epeywauto wFoJoporut v 'os9 Jog “/yy DUIWLDIZO| -o9pf © POHOA eprINs zeisa e opuaN UL Dajas BAISANU, (sexopeuapzo soxdaatio? so 4189] s9[en9 so] apsap) 80> -liga1 sodian soy ap U9}D09I5 | A9PY TP ‘ONO Jog “4p

sezi0) v UapudH aAdwIa[s sordasu0D 0] ‘soo}1991 sodian9 shs ap ugis® anb ,soprynanzesop,, spur Jod ‘opr] un Jog “ug}ears Bap odwes PP 9S B.- PLANTEO DEL PROBLEMA EN LA INVESTIGA- CION TOMADA COMO EJEMPLO Aunque no es imposible formular una.definicion general de lo que se entiende por historia de vida (recordé en el capitulo anterior algunas de cllas), debe- ria quedar claro que esas definiciones no agotaran el tema y que, si son tomadas muy en serio pueden, por el contrario, ocasionar confusiones. Frente a toda sintesi generalizadora, el mejor método de compartir un razo- namiento sobre el uso de historias de vida ¢s analizar una investigaci6n en la que fuera utilizada: como toda otra forma de artesania, la historia de vida se aprende cuando se contempla activamente la tarea del artesano 42/, corresponde ahora exponer los principales rasgos de la investigacion que tomé como ejemplo. La investigacién aludida se proponia la recons- trucelén de algunos de los factores que intervinieron en. la constitucién de un movimiento social juvenil duran- te los afios ‘60 en la Argentina Con el objetivo de que sea mas clara la exposi- cin sobre las premisas tedricas y metodolégicas adop- tadas resumiré los principales rasgos del planteo origi- nal del problema a investigar. Sobre una forma muy proxima de pensar la conexion entre teorfa, metodo, técnica € investigacion, véase Bourdieu, P. 1979, capiruto 2 En cl momento en que comenzara la investiga- la discusién sobre dicho movimiento social habia pasado por dos etapas. En la primera predominaron los isis “militantes’, provenientes de todos los bandos que habian entrado en la pugna. En esos examenes de lo acontecido, lo dominante fue una especie de ‘redue- cionismo voluntarista”. Ese reduccionismo tomaba en ciertas ocasiones la forma de juicios morales 0 inti u otras ocasion c es sobre los protagonistas de ese movimiento, En el andlisis hacia hincapié en los resul- tados indeseables producidos por la incapacidad orga- nizativa o politica de sus dirigentes. Todos ponian el is explicativo en el nivel de la conciencia de los ac- tores. La pregunta que los guiaba era: gpor qué la derro- ta? Esas investigaciones 0 ensayos dejaban en un lugar muy s ese movimiento. ‘undario a las preguntas sobre la genealogia de En la segunda etapa incrementé el nimero de trabajos de corte académico sobre el tema. Entre estos Gltimos se hizo mas frecuente la pregunta sobre los origenes del movimiento; predominando el enfoque fondamentalmente descriptivo en el caso de los autores estranjeros y principalmente valorativo en el de los ar- gentinos. Los temas mas comunes fueron el “origen de clase de los participantes” o una ‘historia de las ideas" capfruto 2 Z omnyevo -siugsaud [9 uo saluDista sayeps0s soyUER “how ap uopednsaany yw sopeande ajqisod so ojos os9c ‘sopereuas ugar seurajqord so ap wdonued ou ,vatoqo;20s WopUIATDIML, ef ap |9 ‘Sou souN a>ey auTeMOY “sod o3sonC -oxd oporgut [> ‘ages as om0> [PL (9261) 'V POMP Uo 9812 -woous apand eans9[09 uopse v] ap seaugD1 sauopedTdss ses@ ap pepaties ead eum ap eanHD sIsaiuys aIUDIDX PUN gy “JD4AD onjduun ap s2ppI90S sojUa}ULAOU So|} -anbp ap ,pplliqisod ap sauojsipuos, sv] ~” se opejny -sod any ug}se8nisaaur vy oF -ns gawd Jp ‘opluas asa uy “sonumsa ouos au! anb Jap [eiouas oisand -BADJ9 UDSPUODUNJ soIwdUNSaIUODe sojfanbe and BiaueUl [e) ap s91019e So| » OpEZITIqIsuas ueIqeYy anb .SeuopIsodstp, se| sapuaiduo> opesavau esa (sied |p ud SOpLLINZ0 sa[e|D0s 6 sod! sowaTUTDAIUOD? So.110 1 [eIpunu eanyfod yj ap [aatu Ja Ua SopLLINd0 soy oW0> s9]e3) souBUApEIUasop sosdoNS soy seided ap seuIpe ‘anb ap oprouaruos eqris9 “/ep oduian [> uD soUNXosd souaui 0 spur sopoyrad ua sopluinoo +s Ae) sosaans, ap uopeUUUaIp ve e UeqeITT as aNb sauorsso, seynbe sepowesnes uejsared aw ovoduiey oon odwies jo ua saquefoutas ue) sauoisisap ua opipp weqvy sosuaoay ue safeInynD & soonsjod -08 saudi}s0 ap seuosiad anb sod sapuasdwiod e 129 aiqesuadstpuy equiap|suos ‘orre21U0d [9 Jog {s>JeINIONI 19 i : : i . Z o1nuava -S9-o9191S1Y Sosaoid sapurss soy, eZAeUD v UegRIUL IL 9s anb souopeaydxa se] sauaDyNs uepared ou ou ‘opipaans o] aagos ezueyasua eunsye sexe ap pepIs -290u | Jod opefnae ‘ued e20 Jog “sauOIDeZTTAOUT se[janbe ap aua}syo ugproqdxa owos eyeypowuy wey Pepitesnes eun ua s9ad9 [199] B19 aU ODodwIRY “OUD UN, -oU [ap smULdyoHsed so] Jod seprumnse sapnapoe se] 2p uo}peoIdxo 4 Uo!oNZISUODAL e| Ua SoLUaUMDOP ap odd Pnbe ap auspayMsoine z91DeIeD Ja agos sepnp ueIDeY, aur ‘oyUaTWTACW 2S9 Op ElsUABraUIa P| a1qos sopsonD -24 SH OWLOD ‘saUOFKaYEI A svanyo9] STW OIUeL “OL, 4 09, SOUR So] ap saqy “anf souopezitAowl se] ap o1uafueUapeouasap Te sopayue ayusuteeIpaMIU! Opojiad ja UP SopLL “R90 soqDTUT|DIUODe op oWaJ9 UN OULOD oWDTUE “AOU J9 Jesuad v ULJFUINISAI as saloINe soq (FE _SoyemMyNAso sesned, seprUIRT] Sef Wo oAIsnppxo ope|seutap siseyup un vfuod ag (z “svoniyjod ssuojse7|ueB10 sey ap soruauins -op soj A svopsipouiad seppnou sey e auoUeDIsyq vqUIWT] as seDLIISIY SeuOPONNSUODAI seTanbe uo opezyan [eiuawmdop jearew ap odn tg (1 ssajpdyourid somad -Se san Ud Uegesaidxa as OJUNSe [> Iepsoge ap seU!I03 seas ap sepUDPYNsUl sxOXeUr se] “RISTeUO!U PT © pisrere UorsIped eI apsap aLWIaIUAayosd EpeDdojuD 09 62 go es necesario también rastrearias en el proceso en el que se fueron constituyendo, en los actores, esas ‘disposiciones' que mas tarde serian activadas por el impacto de ciertos acontecimientos. Disposiciones que, en general, se ligan a la experiencia de dos 0 tres generaciones *4/, Esas insatisfacciones, preocupaciones y deseos me llevaron a concentrarme en 1 plano de lo micro- sociologico. Sin desechar el encuadre macro-sociolégico, decidi poner el eje principal de la investigacion en los 1) darles la voz a los participantes de ese movimiento; 2) acumu- testimonios de los participantes. Esperaba a: lar experiencias a partir del andlisis de los procesos de identificacion que estuvieron en el basamento de las nuevas formas de organizacion y accién politica; 3) cap- tar determinantes menos relacionados con el discurso consciente o con la dimension mas explicitamente po- litico-ideologica de la accion; y por wltimo, 4) recons- truir la génesis de ese movimiento en la experiencia de dos o tres generaciones anteriores 45/. 444 ta necesidad de explorar en las dos o tres generaciones anteriores para detectar la génesis de una psicosis se refiere Nasio J. Ds 1987. 45De esa manera, adoptaba la metodologia sugerida por Gramsci para el estudio de los movimientos sociales cuando dice: Se podria estudiar en concrete la formacién de un movimien- to historico-colectivo analizéndolo en sus fases moleculares, lo que habitualmente no se hace porque tornaria pesado el and- captruLo 2 i 63 Tambié forma adecuada el objeto de investigacin, era necesa- tuve en cuenta que, para reconstruir en ‘o superar los efectos de esa tradicién sociologica que ividia su objeto en dos: un elemento determinante (objetivo), encontrado en alguna de las esferas de la or- sanizacion social, y sus manifestaciones subjetivas, que eran efectos de los primeros. Desde el punto de vista de mi historia intelectual este cra un desafio importante. En la tradicin marxista, de la que provenia, pero también en una buena parte de la sociologia europea en este siglo, la version predominante tendié hacia ese Upo de postulados en los que se reivindicé el papel de- terminante de la sociedad sobre la voluntad y concien- lisis. Se toman, en cambio, las corrientes de opinién ya consti- {uidas en torno a un grupo 0 @ una personalidad dominante. Es el problema que modernamente se expresa en términos de partido o de coaliciones de partidos afines: cémo se inicia la constitucién de un partido, de qué modo se desarrolla su fuer- za organizada y su influencia social, etc.. Se trata de un proce- 0 molecular, minucioso, de anilisis extremo, capilar, cuya do- cumentacién esté constituida por una cantidad interminable de libros y folletos, de articulos de revistas y de periddicos, de conversaciones y debates orales que se repiten infinidad de veces Y que en su conjunto gigantesco representan ese lento trabajo del cual nace una voluntad colectiva con cierto grado de homogeneidad, con el grado necesario y suficiente para de- terminar una accién coordinada y simulténea en el tiempo y en el espacio geografico en el que se verifica el hecho histri- codGramsci A., 1976) captruLo 2 z omnsyayo -OUL PULIOJ PUR IDs goIPNfpL >| as aNb Te {,0D1FgJopoy: owssiano9jog, opeurey] op ugIeUFNduN] Proper e ow) “BOD WOISIADL esa “eIBofOpO.oUE v] ap oduIND ]> UR “sah SORA OAN} UO!DIPE esd ap UgKEZLOIRADL PY yapquy uoRIpLrs 2] aP OWUTUITD>ZOYAI [> UOD "eyUAYAS Jap ePEIap ef ap 21) ded » epeay}o ajuauNp any auiaysida ejanby “spuolode sbsd 9p UNRye ap 0199J9 JP $9 RANDD[09 UO -Raystuy es9 9p sa|qesuodsa1 so] o sesneD sy] PAY -doo eYany B| asi9uOdoAd { sopensnay assNUDs (q © ou “Woo ns 4od seypny 4 sosanoas Souda aezuoyea (e ap saaedea uos ‘sordoud pepnuap ® SasaraIUT Uod ‘sa1019e Sosa ‘oasandns of UNHag “40 SMbUOd UA:AINb © UapUDYJEp soi0I9" So] aNb SoALy>>I0. souaiq ap epuasosd vy Jod ‘ayuauMoPWLOINE IsH> “P -898 9s odnus un ap pepiun vj anb ap ezay09 ef Linu ue VoIDIAN: seondo sequin ‘1eJ0U pApod as OWOD ‘o1. POUOISTY UOloLOyENS wL we ayuoueIAyNONAy Anu 2 “Hquo9 uopand A sayqpuay os sea}t001 saiuaysi0 sr Jod sepryuasoad sisayodiy sey ‘sosey $0} sopo! ug 2861 £9251 WOM|PIV) LOPBNSNyy ws» op esnLD aopisuoy an! 0} BNUOD aRUEWRAISasFE JApUod z onnavo 6LGD VD Bpequasey, XGL6L) °V ‘SuapPIND 41961) SoHE sauoInYy ‘OldUId!D Jod "1 ‘soqenipe syur soquaus0> seayo n vUPLiAgDs Lf OlLVD S9UOIS!>» vondg vs9 v uedeasa ooodumey “(1/61) “W ‘UO. “U/61) °N. ‘sezuvjnod (9261) ‘N ‘Sez3Uyfhod “(FREL) “D "BAA. 40861) 2X WW S261) “YEH “CORGT) “A ‘osLnquIONRT XG961) “9 ‘sowyory £1 “A “umeT NRZ61) “Y “AYSIMEN ORG) “y “AYSIMEN AS26U) “X “AsNeY “O861) “V "2409 “G26 “A “HopUaMIEG XOZ61) WHY ‘oldwaf tod “9 “ses19Np seu sei “Spstemu seapiondsind sey uo zeunuoouy apond 9s wmIsod Hyp “Sar & drug 989 v BAdt] UODRNISNAy PYDIC “SOIT “Jad souo1 ap eunuadas mpipigd pun sp 0 4D os wnbresof 2] ua sauoWsIsod ap eprpayd vun op ‘ojdwiafa 10d ‘ayuaroid ueipod sauopesisnay Sosy “pepaisos e] UsuoduIOD anb sodnai soy ap oun “2 tod sepeyuawpodys uoiensny 9p sriounsa Se] Ua 4eZ|APIUD od QzLIDIDeIRD a8 ‘epUTaS T(z, “sourstut soy a4qos opi29iq -hIS9 JoNUOD NS UdUd! BA anb o opnuds oWsIU P Wo ueFoIq oNb ‘sodns sono ap vorIsodo WL & aqUDy JoNUOD OYDIP JO10!9 eIMd souMUtOD sozaanys ap 0199}9 Ow eqeoI{dxa as somudiUL “AOU! SO] ap PePAUDPI v} ‘eapoadsiad wiso apsaq. ‘aejonuoa sod Js 9UD ueUsNd sodnas soy onb so[p}pos sosinza! op ayas wun ap UODEay} OPE RB] UD OZIANYSI NS osnd soy ap wiDUI ey (| seouy] sop AUAUPBULION OMBIs vloUapUD® PSP ‘vANoao> UOPpar ey augos sauopeDNIAN? SP] UD ODO) aIG9S “/ey |AADLAIPUL WE 66 derna del antropomorfismo que reifico categorfas anali- ticas concediendo habla, pensamiento, voluntad y pro- yecto a entidades colectivas como las clases sociales, los pueblos, etc.. De esa critica florecieron con brids distin- tas manifestaciones de lo que dio en lamarse ‘individualismo metodolégico” 47/. Esas nuevas tenden- cias fueron ejemplos significativos de la reincorpora- cion de valores liberales 48/; y en particular de dos de sus premisas ontol6gicas fundamentales: 1) los individuos son esencialmente racionales y egoistas y miento socioldgico de la ultima década. Parte del axioma de que la explicacion de la accion individual es posible solo si se sapone que ésta es siempre guiada por el calculo de costos y beneficios. Tal es el caso de Weber. M., Popper, K., Olson, M. y Elster, J. , por citar algunos de los principales representan- tes de esta corriente en distintas épocas ¥ raices filosdficas. Vease sobre este tema, las aclaraciones hechas por Preze- worski, A. (1987) y Leine, A. (1987) y las criticas de Pizzorno, (1985) y_ Levine, Sober y Wright (1986). Un comentario so- bre esa escuela puede encontrarse en Dieterlen, P.; 1990. Entre los que siguieron reivindicando algunas de las propues- tas maruistas el individualismo metodolgico dio existencia a Jo que algunos bautizaron “marxismo analitico” y uno de ¢ yos mas conocidos cultores es Jon Elster. '8incorporacion que entre los marxistas fue facilitada por las ‘manifiestas continuidades existentes entre marxismo y libera- lismo en el terreno filosofico. Sobre todo por el comin tras fondo utilitario de sus respectivas teorizaciones sobre el tema de “los intereses" individuales o de clase. capiruto 2 i i | 67 2) €s la interaccién entre ellos (sea por la produc- cién de un contrato o por la simple acumulacion de interacciones) lo que crea la sociedad. En el campo de la sociologia, Olson (1968) fue uno de los defensores pioneros de esa perspectiva. Usando las premisas antes indicadas para refutar al co- lectivismo metodolégico fue uno de los autores que ‘mas influencia tuvo en el impulso al individualismo. Segtin este cultor de la Hamada Nueva Economia Politica, la existencia de un interés o bien comin (sobre el que el colectivismo metodolégico basa la explicacion social) es absolutamente insuficiente para explicar la participacion individual en una acci6n colectiva. Esto se debe a que, si un bien es colectivo, sus beneficios se obtienen independientemente del grado con el que se haya participado en la lucha por su obtencién. Por lo tanto, siendo fieles a un estricto célculo de los costos y beneficios que se obtendran por participar en la accion, nadie se vera impulsado a luchar por ese bien Olson explica esta aparente paradoja recordando que, como resultado de un célculo de costos y benefi- cios, cualquiera concluira que: en tanto el bien colectivo ¢s, por definicion, algo que todos obtendran por el mero hecho de ser parte del grupo, los que no hagan nada para obtenerlo lograran, si ese bien se obtiene, un capiruto 2 z o1yavo -o1uy89 eANDadsiad vf apsaq “UoTDde Ns ap J9UAIGo apand a1uRIOA Jp aNb oPYUDG MULDYTUTISU! [9 UO eArduUtOD Bj as Is apurui ANUL $9 UODIE vSD ap 01809 [9 ‘oNPIAIP -Ul Jop ZareIPaUU] e| ap wISTA ap OLUNd [> apsap ‘YoINe onsonu unfiag * pepaydos ve] Ua eUNWOpoId anb sox0|P 9p eunyonnisa ve] ap vuapuadaput uo> sopen[erd Jas uepand anb soayauag 4 soso ap ojnaqys ayduyjs un ap ors9yo [9 owlo9 asieaydxo Uopand ou e104 ap eI OWOD seanoajoo souonae ‘anb so sajediursd souswnsae so] ‘9p oun ‘ean19 vyptp Uy "sauO}yedn9oaId sns 9p seyoNU 9p o1{go opis ueY “110A ap UOTE BL OWOD *anb svUL 9) avaydxo ered soreynin sod19a) Soy ap pepjorde -Uy P] opuensour sofeqes sns 9p oun eZud|WODS OULT|PIt op1991 [> ‘ouIS|TENpIAIpU! Je SoxduDspe so}9> Sot sod opriuongady Anut odwes un us opuruoysindUuy “eanoa}oo WorDde | ap SvISTENPIAIPUI SeIA093 SEI BP S92 -ueyoduy soadse opurapyo odwiay oust ye Pun | udaanur anb sasauoquy so] ap UasHO Jap BUD) JP opLt -iqnaz vayiajos ug}ade v] ap PULDIqOAd Ja IeyUDIZUD POF -Jons vy OWsOZzZIY OApUrfapy ‘souk SOUND SO] UZ gso8sau xeotduyy apand anb ugtaoe eun uo SONpIAIpUL Soy B 1ayauEOLdWO ap o1UNd J> BISPY Soa!) 29,98 s9UD{q Soy Sope_Daide Uos nb 10d? gelouapluyoo ps9 awd anb o| so anb? o2ag ‘sayenplatpur souols aipap sadam ap uojounfuos ey ap o1snpord fp $9 oA!) 69 Z o1nuavo -29]09 0] “[eNPIAIpUI Joe UN ‘ayUAMI[EdIoULd ‘ouFS OAL, -29[09 JOIDe UN $9 OU kA JOWR JA ‘aN Pisa Ug + ,SOAND9[9s SOPJOUAG, OUR SOT UOs|O esqojUeUI v[ Ua UoPedpnued e] ap Opernsar ow09 uPafo] as anb DUAL Sosa ¥ "UO!DE E] UD Uo!edIONUed Ns ap oprains -21 OWOD OUIS UoIDLIAdO e| ap OX? [>P OpeYNso1 oWOD opyeuaq un usuaNgo ou saz019e so] opuend a[qisod 89 O]98 Uo}eNIDVe BL ‘vISIA ap OIUNd ais opsaq “so! “yung A soiso9 uejnajeo ‘seny9e ap sayue ‘onb sonpla “PUI 9p [eUOPDEA A BIS}OR9 UOIS|>ap P| Jod eplONpUOD so uo}p9e P| Uos{Q UD ‘dsIe10U OpIpod BIqeYy OLIOZ “o4InBasuoD sod Uo}a9" vj UD ULd}oRed sop -01 anb oasap aso ve opiqap sa anb A avzuroye uspuaiord Sop anb unwo3 uayq UN aisixa anb ap uofpe.rsoWop | Ud epeseg valisa{09 Uo!Dde e| ap UO!PIHAXe saINbyeNd aqueAr[o4dy OpudTeY ‘uoIDIe PI Ud sedyoTUed OU So aiqvu -Oze4 SPU [eNPIAIPUL UOIS!Dop ef ‘epIpaut es Uy “opedinued aoqey ap oypdy [> sod sioU sepipind vupuay auedio sued [9 anb senuaqut ‘oprpudd wagey epeu auedpjed ou [> ‘wisinbuod as ou uaiq [2 Is ‘oJeNIUOD [> Jog ‘auuedpjued jop et anb Aoseu dUOWEIAgO yIDs HURdIBIed OU Jap o}>Y>UDq P Bond vy] aNb of 10d ‘oBsay1 A ozanysa ns UoD Opes -ed paqey Oo] oid ‘osyyauaq ows;ut asa e1puay OLRAToY wed odiqued anb jo anb senuajur nN yes oFyDUAG 89 70 ta de una ganancia inmediata la accion es, ; s, q interpreta Ja valoracion individual co: ¥ constituya en si ha de ser esa estruc- iempo, permite enten- misma un valor. Segin Pizzono, ‘ura valorativa lo que, al mismo ti der: 1) los conceptos politicos de bie re ae os ¢ interés indi- F 2) el tipo de racionalidad que puede atribuirse a la accion que emprenden Jos individuos acuerdo a esos intereses, ] Su argumei "gumento clave es que todos los ‘bienes” ‘ue orientan las acciones colectivas, individuales, ; noci sean colectivos 0 lo toman tal carécter cuando son re ‘08 como bienes por la colecti “ tador pertenece y que es | ividad a la que su por- ao la colectividad la que permite Wisuos tener criterios que le faciliten criterlos " a lo deseable 0 indeseable de dinero, por ej , ‘Jemplo, es un bien sé s Cuando es reconocido en la colectivi 7 cual se lo quiere hacer circular, Algo semejante ocurre Para Pizzorno, valorativos concernientes un objetivo, idad dentro de la con la nocién de interés, no ; SS & posible que en la accion colectiva *minantes los criterios exclusivamente indi cartruto 2 7 is de lo que es el interés de cada uno de los partici- tes, Debido a que todos vivimos en situacion de in- ‘macion imperfecta, la posibilidad de que un agente (enga certeza sobre cual puede ser su interés en una ‘terminada situacion (sobre todo si los efectos pueden. percibirse en el largo plazo y en relacién a contextos complejos) depende de los criterios que comparte con ia colectividad a la que pertenece: es dicha colectividad Ja que le asegura que los criterios por él utilizados son los adecuados. Por eso es que Pizzorno primordialmen- te explica la participacion individual en la accion colec- tiva como el producto de la necesidad individual de in- sertarse y fortalecer los trazos de ciertas identidades colectivas en las que son posibles sus opciones. Tales identidades son indispensables para certificar la credi- bilidad y permanencia de los valores a los deberd ajus- tarse el cdlculo individual sobre los posibles costos y beneficios de la accién. Si la accién colectiva es entendida como una ac- cién tendiente a confirmar la pertenencia del actor indi- vidual a un cierto grupo, ese acto de participar es un fin en si mismo y por lo tanto un no-costo. De alli su racio- nalidad. Si la accién colectiva no es un costo y en cam- bio ella permite el beneficio de un contexto en el que nes de otras acciones, la sea posible prever las con z o1nyav> -pepitiqeisos epor v ojAoid oysandns un oWLo> ‘oUrst| -enpialpul [op woueUr eB] B ‘ou & eUIDSUE as an se UP sa[e[o0s sauoppepar se] ap opey[nsas Outod ‘s9 01Sq “OPEL! -s0Juod aqudwTe|D0s Jas UN OUIOD Opesuad S> ONPLAIpU! |p 1s asteaydxo apand o[9s SOANDapAS SoIYOUAG Sos? ap wouas{a ey “pepfunutos Ns ap SouquI9}U So10 WO souojoezaiul sns Ud eyUDISe 98 ONPIAIPUE [PP PEPHUPP! > oquaTuDoUODaL-oINe [> IS SOADa|aS SOPYDUEG ap so8ses Sof 1ew0) uapand ayuawE|UN oFFfAsoId 0 O79UC) (eanpajos uo}o" VL sedy{dxo wed DAPIP OWIOD OS|O od soysandosd) ,soanoayas so1youaq, Soy ep IH! -go [p aespnyso |e axIN90 [eNpIAIPUL PePAUDP! PL 9P Te! -os sayonavs aso JepuNy ap Peptsedu CUISTL eT sjeuopper sa UgIDd" Ns ‘gvanoafoa sopepluapt sesa ud d4foqUT 98 ONPIATPUL |? anb b adnquiuos uorsoe vf Uo UoPediatued PL IS (92:2 'S86I ‘ousozzIg) “Is Uaqiaied 0] soaro Is 019s odwan) J2 Wa o9NIUZPI eS41q19 saad apand onplaipul [2— BAN92[09 U9! “Ynuap! pun ua sopoosng uos ‘popiiqrise ns ‘puiswu p] ap poplinbas VT “pypyuep! so psa pppzDuawuy UpN2 BULAYUOD Ab} ou puDWNY voUa}iedxa vpLD ‘solyjeu2q $01S09 50] ap 40[D4 |? 4vjn9[D9 D4Dd SOL. “aqua sns A spjouasajaad ap sajjaad sns sop “minut ‘odio 9 U2 OWIS}UL IS Y OINILEP! pozoupuued onplaypul [2 anb ajquaysouep €Z | z o1uav> 59 ou Yapuaadula » Uo!D9D B] ap sD14a}9U; ‘Spjguansesuo9 aDsapisuod aqap € ‘odwan ap opolsad 064] un vavd vzIIDa4 as O[N? [bo [2 1S “odwiay ja ua souvsie9 aqUvysoq uos spuistu vj ap so1syaueq so] A $01s02 So] 15 o]05 ‘sappijnayjip sapuvsb us souaut pp ‘21qIS0d sa ug!29v vuaIa DUN ap sorala So] ap onpiaipuy un ap aiavd 4od ojna[D9 pp ["] (uasouosed sv] anb) waua}isos sv] ‘anb spansajoa sappphuap! sauesalip SP] unas uvlapa sapnpisazeU sv] ap up!z90)si1 -bs ap sosaao4d So] ayuieinb}suo9 40d A pop “yan vse v uaanpuod anb se40]MA So] ap OA nafqnsiany ojva}ujsouosed [2 Aboydu UIs. opin ap oxd2ou09 | 4aua1 apand as ou" canb ap UoIsNppUoD P| P PHa}| OWIOZZId SCENT seystfenpIApul seHoay Se] ap 19 NS DULY “(UE-PZ SRG ‘OUIOZZIA) SoFYoUAG 4 $0809 9p ojNa|e9 UN ap 0199]9 J> OULD BAD2IOI WOE vy ua uopediopsed p xesuad apand as anb (safenPrAtpUt souopoe se] ap pepreuoises e| a1gos AIp|ap waWIod anb sasoyea so] UaUYap as aNb [9 Ud) [ePos OaPNU fe UD uopedionsed ef auatUEATIae OpusTUINse O[9S s9 ‘OURT| -ey1 09199) [2 UNHag “o|YoUAq UN so aNb o| 4 oy09 UN 89 anb of ap UoIoTUYSp Pf AP [P|POS-e ANIDPILD [P $9 eRITU anb of ‘ugpae ns vxfnposd saj anb sopyouag 4 $01 -so9 So] ® opsanse ap ayuawuTeUo|reT WaTNITED SONPIAIP -uy sot anb eSaqu ou ouso7zI4 ‘S194 apand OWS eu -oped pins audurafs warD9[o9 uo" v] UP UoDedpuEd we 74 Ese mismo criterio es sustentado por un autor que, como Prezeworski, se ha visto atraido por la posi- bilidad de usar las técnicas del individualismo metodo- logico en el anilisis de la accion colectiva, Ref a la tradicion gramsciana, el escritor polaco dice: De acuerdo con esta concepcién, la politica no se ocupa tinicamente de quién obtiene qué, sino, ante todo, de quién es quién; no sélo de una arena sino de un agora. La identidad colectiva se esta transformando —configurando, destruyendo y moldean- do de nuevo- continuamente como resul- tado de unos conflictos en el curso de los cuales los partidos politicos, escuelas, sin- dicatos, iglesias, periddicos, ejércitos y grandes empresas se esfuerzan por impo- ner una forma conereta de organizacién de la vida de la sociedad. La relacién entre los lugares que ocupan los individuos en la sociedad y su resultado histérico es pues el resultado histérico y contingente de unos conflictos: los conflicts en torno a si algo es una fuente de satisfacci6n o si es admi- sible un determinado tipo de accién, o si un objetivo parece estar al alcance (1987: 106-107). Adin para un teérico como Prezeworski, con cla- ras influencias individualistas, las luchas tienen como resultado la formaci6n de identidades y, normalmente, de identidades que resienten la heterogeneidad de las Propuestas en lucha, reflejandolas en formas variadas en su propia constitucion. Si se tiene en cuenta ésto, ya captruto 2 | | | | i no es suficiente preguntarse cémo se forman las prefe- encias individuales. También es necesario preguntarse ‘sde qué punto de esa heterogénea y complejamente estructurada identidad es que el individuo trae a su onsideracién las preferencias que lo orientan en el cjercicio de su eleccion racional. Por ultimo, y en estrecha relacién con lo hasta ahora sefalado, el propio concepto de accién racional debe ser menos ingenuamente postulado. No hay una sola forma de razon 49/. Es conocida, por ejemplo, la distincion weberiana entre “accién ra- cional con arreglo a fines” y “accién racional con arreglo a valores” Cada una de ellas refiere a un tipo distinto de racionalidad y presenta cuadros analiticos cuyos efectos sobre la interpretacién de las conductas indivi- duales y sociales son sumamente diferentes. Tal como lo interpreta Nora Rabotnikof: La racionalidad con arreglo a fines refiere fundamentalmente a la ponderacién de os medios, la relacién medios-fines y fines- consecuencias. En la racionalidad con arreglo a valores, en cambio, el énfasis re- cae en la conformidad con imperativos 0 49Pese a su importancia, este tema excede totalmente los li- mites asignados a este trabajo. Un comentario sobre las ac- tuales investigaciones sobre la cuestion puede encontrase en Cargani, A; 1983. z omuavo “oynydes owxoud Jo uo Jepuoidw & eae) vf $9 Je] “axINIO ETI aNb Jp UD [eID0s ouroi J> 4 Tenpiarpuy ugPeULOJUOD ef axUD aD9;qr1 -S9 98 onb uo}oeIAJ ap od [9 sa [end pepipunyord 4oAeu ospaid s9 anb sv] ua souopeujwuaiap ap ewes efojc -Wod B89 ap UgIOMIdeD e| P EmNUAde Ns so UOIDeBASDAU! ap eDIUD91 OWOD EPA ap eLIOISIY BL 9p PrastA v7 reursyu P| @P [eH Uo!eaAdsaryy BY A ayaNU Ns Jod oFony oper0% ~o1109 ‘ouped | sod opeisayiuew oarsaidop euToyUTs [> A ofty Jap snsde] [ap uo!renpeaa ey aUeYpout afqeide> “Bossa Sauls v o[Ba1ue uo> [euo|Des UO!D9e ap seIDPIP 0[N90 JP AeDaIap apand sopeaiasqo [a ‘odwan ows TW “S9]2Pos sauy v o[Fo12e woD UOIsPop eUN opto “PY auped Ns Jeno P| UNFas ayUPTUOWUTISD} Jap UOISIDA v ‘opr] un sod ‘enuanoua as ITV “ao1pupdy Jo ua wpe Le | | | Z o1nyjavo PHOISIY Pf Ud ‘oduzofo sod ‘eyuasaud as anb uopunsiq, SSIENPINIPUL sau v o[foLTe UoD UOIsID9p eUN owLo> Stderdioiut 9s spond sopearasqo un eed ‘sajess0s SUY P offer ued feuo}>es UoIsI>9p eu oMIO> 9si0) “Psoud apand so9" un esed anb of 4 “saxopea v offouy Ho? ePrunionaass aquDUIAIUD!9SUODUt OrsID9p euN oULO9 SSeiuasosd orquie> ua spond sopeaiosqo fp exed ‘soul w olfoue woo JeuoIoRA uoIstoap eUN owLoD Ja9aIede apand Zope Pp wed anb of anb ‘oduofs 10d ‘eszenuosua PuPOd uo}reUIquIOD PSD ap s0I9949 som aunty “sapepos sour 4 STenpIaipuy souy anue uolsupstp ey & syus}osuooU - a1 “WE!SUOD PIWOLODIp P| sistPUP Je pIodiooUL 9s ‘sourting Se SolRapI sodn soso e own “'s uorsesfysoaUT B| aytota Wo? ds efp[duto> A sueuosede seus oysnut 4 ‘peH201 BH Pepllewopes-[euoy peplleuopes, :euejogom eu “O1001P ex1O P| aONpONUT 98 IS axmMD0 oust O7 “renpraip “MT Mobo” e] Uo elouaplout ns & pepleuolses ap sruLi0] SMOLEP a11U9 ssuopeurquios saiqisod sey uo vsuDId °° TS Ope ag0s “ooHForoporsw owstenprAIpUt [> UD so anb of ap aiuesaxoruy 9 ofofduros sya oysnut o8je woz ~P oxdoouoo Jap s99ey apand anb ofjoxresap un avarout Sup) |p “eueHaqem ugezyenydaouoD kL epsonaal as anb P| uD “eun299} ¥s9 ap sIonpap pxpod as ow0> (ChI- IPL 6861) ommjosqo 20, “BA UN axnquinD $9] 28 anb sy} 0 sDIoUDbD

You might also like