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Un Mosquitero para la cama.

Sobre el desfase en el sistema de salud pública colombiano

El presente ensayo presenta una serie indicadores provenientes de varias


fuentes concernientes al sistema de atención en salud pública colombiano
tal como es concebido por los parámetros legales de atención a la primera
infancia y a la adolescencia. En esta presentación, se recurre a la hipótesis
de desfase entre el sistema institucional y las culturas locales de los
emplazamientos humanos en los cuales estos servicios de salud tienen un
efecto potencial, esperado, pero no necesariamente real. La hipótesis
postula esencialmente la existencia de un problema histórico aún no
resuelto referido a la articulación cultural a nivel nacional de grupos con
presencia histórica dentro del territorio colombiano, y realiza una lectura de
los indicadores propuestos desde un campo predictivo de la hipótesis de
desfase institucional y cultural que puede o no corresponder con los datos.
Esta lectura propone como punto de partida la pregunta por la eficacia del
sistema de salud pública, y propone como explicación de los indicadores a
la escasa sensibilidad cultural y ambiental del sistema de salud pública
colombiano.

Palabras clave: Salud Pública colombiana, Culturas locales, eficacia.

No aceptes lo habitual como cosa


natural. Porque en tiempos de
desorden, de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada, nada
debe parecer natural. Nada debe
parecer imposible de cambiar
Bertolt Brecht

Lejos de ser portadoras del progreso social, las políticas neoliberales


precipitaron
un holocausto social sin precedentes en la historia de América Latina.
Esto se tradujo en un aumento dramático de la exclusión social, la pobreza

1 Un mosquitero para la cama: Sobre el desfase en el sistema de


salud pública colombiano.
y la vulnerabilidad de amplios sectores de las sociedades latinoamericanas
Ziccardi, Alicia (comp.) 2002 Pobreza y políticas sociales en América
Latina (Buenos Aires: CLACSO).

Colombia es un país caracterizado por la UNESCO1 como un territorio


habitado por 46 156 000 personas; población con una tasa de crecimiento
anual de 1.4%, una expectativa de vida al nacer de 68, 7 años para
hombres, 76,5 años para mujeres, con una mortalidad de niños y niñas
menores de cinco años de edad de 17.0. En esta misma población, los
parámetros de atención estatal en la definición de políticas públicas buscan,
“el conjunto de acciones que adelanta el Estado, con la participación de la
sociedad y de la familia, para garantizar la protección integral de los niños,
las niñas y los adolescentes. Las políticas públicas se ejecutan a través de la
formulación, implementación, evaluación y seguimiento de planes,
programas, proyectos y estrategias”2.

Por la Organización Mundial de la salud, este mismo país es caracterizado


como habitado por una población de 45 558 000 personas, una esperanza
de vida al nacer de 71 años para hombres y 78 para mujeres, una
probabilidad de morir antes de alcanzar los cinco años del 21%, y un gasto
en salud como porcentaje del PIB en el año 2006 del 7.3%

Allí, en esos datos, la población entre cero y catorce años es del 27%,
mismo porcentaje de la población rural dentro del territorio nacional. La
tasa de nacimientos, o tasa de fertilidad, es de 2.3 niños por mujer.
Sugieren estos datos también bajas tasas de presencia de VIH en todas las
edades, un porcentaje del 36% de mujeres jóvenes que utilizaron un
preservativo durante las últimas relaciones sexuales, y un estimado de 790
mil huérfanos debido a todas las causas con una tasa de asistencia escolar
del 85%.

Estos mismos indicadores, sugieren una alta capacidad de cobertura dentro


del territorio urbano y rural del sistema de vacunación gratuita (DPT,
sarampión, polio, Hib, tétano), y una alta sospecha de padecimiento de
niños afectados por neumonía, una de las enfermedades crónicas más
insostenibles como objetivo de prevención y promoción dentro de
emplazamientos urbanos con unas tasas de contaminación ambiental
estructuralmente unidas a los parámetros de producción industrial,
habitabilidad sub urbana y circulación vehicular.

Sencillamente, para despejar esta alarmante tasa de enfermedades


respiratorias en la primera infancia colombiana (62 de cada 100 niños que
asistieron a consulta médica en Colombia en estos años, tuvieron un
diagnóstico inicial ligado a enfermedades respiratorias cuyo tratamiento
requería uso sostenido de antibióticos)habría que cambiar el sistema de
producción y drenaje industrial, el sistema de circulación de automotores, y
el sistema de contaminación franco del aire y del agua que proviene de la
arquitectura urbana moderna en el contexto colombiano (grandes zonas
territoriales dedicadas a la producción industrial, pavimentación sostenida y
expansiva, diseño de casas dentro de zonas altamente polucionadas, un
sistema de alcantarillados y de recolección de basuras netamente
ineficiente en el sostenimiento de un ambiente vital saludable).

2 Un mosquitero para la cama: Sobre el desfase en el sistema de


salud pública colombiano.
En este mismo país, el gasto del gobierno central asignado a defensa
durante 1997 a 2006, dentro de una política de guerra interna sostenida,
fue del 13%; el gasto asignado a educación fue del 20% y el dedicado a
salud fue del 9%. En este país, el gobierno central asume la prioridad del
gasto en el mantenimiento de una guerra contra guerrillera desde hace más
de cincuenta años, dentro de un sistema de rubros internacionales
conocidos como el Plan Colombia, diseñado por las políticas
estadounidenses y europeas de guerra contra el narcotráfico y de asistencia
psicosocial y reparación a las víctimas.

Las víctimas de este conflicto son conocidos; dentro de los efectos más
documentados, como desplazados por la violencia, una población sujeta a
políticas públicas presidenciales asistidas por los mismos rubros
internacionales que promueven un constante estado de violencia armada en
los mismos escenarios territoriales en los cuales una guerra sostenida hace
medio siglo por el control territorial de las fuentes de generación de
recursos ligadas a la tierra y a las poblaciones tradicionales dentro de ellas.

“En general, puede observarse que el nivel de desplazamiento se ha mantenido


relativamente constante entre el 2003 y 2006, con un promedio anual de 211.000
personas expulsadas de sus territorios, equivalente a un poco más de la mitad de
los desplazamientos registrados durante el 2002.”3.

En este mismo país, situado entre los extremos sur y norte de Centro y
Suramérica, la encuesta nacional de salud del año 2007, arrojó una
percepción de aproximadamente el 60% de la población encuestada entre 6
y 69 años de edad, como poseedora de un estado de salud bueno. En estos
mismos resultados, se dice que dentro de las zonas propensas a epidemias
de dengue o malaria (zonas entre los cero y 1800 metros sobre el nivel del
mar), El 93% de los hogares en zonas de transmisión del dengue ha oído
hablar de la enfermedad. Sin embargo, de éstos el 12% no sabe cómo
reconocer signo o síntoma alguno de la enfermedad; el 19% desconoce la
forma como la enfermedad se transmite y el 13% no puede nombrar formas
de prevención de la transmisión.

Estas cifras globales delimitan un campo deficiente de prevención y


asistencia, en áreas críticas como el conocimiento que las personas tienen
de los riesgos para su salud, la atención primordial a primera infancia en
zonas urbanas y rurales, y una sumaria descripción de un estado de cosas
en el que amplias capas de la población son sujetas a un sistema de
pauperización de sus condiciones de vida mediante un sistema internacional
de mantenimiento de la guerra interna.

En este mismo país, la UNESCO encuentra que tan solo el 24% de los niños
menores de cinco años duermen bajo mosquitero; una de las formas
empleadas para prevenir los riesgos de transmisión del paludismo, y
también la malaria y el dengue. Sin embargo, estas fuentes no contienen
ningún tipo de información sobre formas tradicionales empleadas por
comunidades tradicionales afrodescendientes e indígenas como
mecanismos de prevención del contagio por mosquito de enfermedades
como la malaria, el paludismo, la fiebre amarilla o el dengue.

Ninguna práctica comunitaria de prevención de riesgos y promoción de la


salud es contenida en ninguna de estas estadísticas, ceñidas estrictamente
a los resultados documentados del servicio de archivos médicos y

3 Un mosquitero para la cama: Sobre el desfase en el sistema de


salud pública colombiano.
hospitalarias de los regímenes contributivo y subsidiado de salud pública
que existen en Colombia

La lista de indicadores provenientes de la UNESCO, del Ministerio de la


Protección Social, de la Organización Mundial para la Salud, y material de
archivo histórico y gráfico sobre momentos y lugares específicos del estado
de salud de la infancia y la adolescencia colombianas, ejemplifican un
estado histórico no resuelto desde el siglo XX, consistente en la permanente
vulnerabilidad social, cultural, legal, alimentaria y vital de sectores
poblacionales colombianos dentro de un proceso de urbanización masiva
dado paralelamente a procesos de violencia y despojo en contra de
poblaciones campesinas de diversas tradiciones étnicas.

Los modelos de intervención de la Psicología en el campo de la salud


definen un interés primordial en ampliar los modelos de salud y enfermedad
hacia las variables sociales y psicológicas que incrementen la posibilidad de
intervenir más allá del tratamiento, hacia los niveles de promoción de la
salud, la prevención integral y la prevención primaria (Flórez Alarcón,
2002).

Un modelo más amplio de la salud y la enfermedad tiene en cuenta una


identificación de la historia de los patrones comunicacionales que se han
dado en la elaboración de la vida cultural y social actual de las
comunidades, brindando de esta manera un enfoque integral y participativo
de las coordenadas que; específicamente dentro de los programas de salud
escolar, delinean las acciones y los parámetros institucionales con los cuales
se pretende influir de manera asertiva en el estado de salud y bienestar de
estas mismas comunidades.

La educación para la salud contemporáneamente trasciende la idea de


salud como el evitamiento de enfermedad, y pasa a conceptuar la salud
como un sistema complejo en el cual intervienen variables como la historia
de las comunidades, el aprendizaje de habilidades psicosociales y de
armonía con el medio ambiente. Sin embargo; en el contexto colombiano,
el sistema de educación formal es descrito en reiteradas ocasiones (Espitia
Vásquez, 2002, p.174; Martín Barbero, 1999; Fajardo
Marulanda,2002; Ariza, Satizabal, 2003, p.55; Ángel González,
Ángel, 2003, p.67; Mondragón Ochoa,1988.) como un espacio
sumamente desarticulado del Sistema de Producción de Cultura Popular;
entendido éste como el espacio de representaciones sociales usadas en la
elaboración propia de las condiciones de vida de la población, y poseedoras
de marcas fundacionales heredadas de generaciones anteriores,
transmitidas culturalmente por los medios de comunicación, y enmarcadas
históricamente como sujetas al devenir de un territorio geográfico específico
[Flament, 1965; Naranjo, 2004, p.298; Moscovici, 1984].

Las necesidades visualizadas en torno al desarrollo de la Cultura Popular en


la escuela y la nación colombiana [Angarita, 2004; Medina Gallego,
2003.] se identifican en torno a lo que podríamos llamar en un primer
momento la consideración de la diferencia como sustrato indispensable en
la conformación de una ciudadanía crítica y propositiva de “un sistema de
convivencia sustentado en la palabra, la comunicación y las relaciones de
confianza que den origen a un proyecto común y solidario de futuro” [ De la
Ossa, 2003, p. 95]; comunicación, entendida como el espacio en el que se

4 Un mosquitero para la cama: Sobre el desfase en el sistema de


salud pública colombiano.
crean interactivamente la subjetividad social e individual en formas
contradictorias o complementarias [Gonzalez Rey, 1997, p. 28.].

Este escenario contemporáneo de la escuela y la institucionalidad


colombiana, puede ser descrito mediante el concepto de “responsabilidad
epistemológica” [Marková; Foppa,1991, p. 266.] que describe la
asimetría relacional en términos del control subjetivo acerca de las
perspectivas de las cosas y el estado de asuntos que presenta el lenguaje.
En la medida en que el saber de la población no está plenamente
comunicado en el formato oficial de comunicación, el control de la
enunciación pasa por alto la emergencia de la subjetividad autóctona que es
característica de los escenarios locales en los que se desenvuelven las
culturas.

Se caracteriza entonces la institución colombiana como un lugar de fijación


de la realidad en una forma unívoca.

La enunciación del campo social y cultural al interior de los ámbitos vitales


de la población, se vuelve imperante en la conformación de un proyecto de
nación [Martín Barbero, 1999, p. 47.]; lo que pasa necesariamente por la
incorporación de un conocimiento híbrido que fundamenta cada vez más
preponderantemente los dominios de la vida colectiva [Gómez, 2003,
p.38.].

Para caracterizar en un primer nivel este campo social y cultural, habría que
tener avizorado en primera instancia que contemporáneamente y desde
hace aproximadamente un siglo, los sistemas de significados promovidos
por los Medios de Comunicación Masivos han tomado una injerencia de
primer orden en la configuración y transformación de estos sistemas
representacionales que
constituyen el Capital Cultural de las poblaciones humanas concretas.

Esta injerencia pasa por una nueva concepción de la temporalidad vital


humana que; desde la aparición del telégrafo hasta el Internet, se ha visto
determinada desde la experiencia de la simultaneidad [Kern, 1993],
conformando así nuevos patrones de producción de conocimiento que
poseen lógicas distintas a la linealidad del texto escrito; uno de los pilares
históricos de las formas de transmisión y generación de conocimiento al
interior de los sistemas escolares occidentalizados.

En el caso Colombiano, lo que se configura como objeto de rápida


transformación desde la cultura mediática son formas de vida colectiva
heredadas de un pasado especialmente centrado en la producción agrícola,
caracterizadas por historias colectivas de ayuda mutua, solidaridad y
asociacionismo, dadas en contextos altamente excluyentes, con un discurso
oficial que sólo hasta épocas muy recientes comienza a definir el marco
social y político en términos de la diversidad étnica y cultural [Molano
Bravo, 2005, p. XXXII.].

Tanto esta herencia histórica transformada desde las tensiones mediáticas


globales, así como las nuevas lecturas de la realidad brindadas por las
gramáticas comunicacionales de las nuevas tecnologías, son precisamente

5 Un mosquitero para la cama: Sobre el desfase en el sistema de


salud pública colombiano.
los elementos que se encuentran desarticulados de los sistemas oficiales
colombianos, imposibilitando la puesta en marcha de un proceso de
reconstrucción de la memoria colectiva que fundamente una vida social y
unas prácticas saludables, desde el respeto por el sentido de pertenencia a
unas raíces comunes y que pueda ser transmitida a las nuevas
generaciones desde los lenguajes que son característicos de una Cultura
Popular rápida y altamente transformada.

Se pasa por alto también en este desfase entre el modelo político y social
formal colombiano, y el saber de las comunidades tradicionales, dos
dimensiones que desde la Antropología1 y el Etnopsicoanálisis2 cobran una
relevancia capital en la comprensión de los universos semióticos culturales:
el cuerpo signado históricamente y los ancestros étnicos de las
comunidades tradicionales. Más específicamente, el cuerpo que es signado
culturalmente mediante las categorías ancestrales.

1 Godelier; Panoff, 1988 sugieren que la creencia en espíritus sobrenaturales


se enraíza en una división entre el cuerpo y la esencia humanas, significando con

ello que las marcas fundantes que en el recorrido vital se inscriben sobre el

cuerpo es lo que permite la ligazón profunda entre los miembros del grupo. El

cuerpo sobre significado devela para estos autores las articulaciones de la

ideología.

2 Nathan, 1999:“Los ancestros llevan a cabo en cada nacimiento el mismo trabajo


inicialmente definido en el mito de fundación de la etnia (…). Todo bebé humano es

fabricado en la confluencia de una unión biológica y de una alianza cultural,

renovada en cada generación. Cruza de humano y divinidad, todo niño humano es


luego necesariamente un mestizo”

6 Un mosquitero para la cama: Sobre el desfase en el sistema de


salud pública colombiano.
7 Un mosquitero para la cama: Sobre el desfase en el sistema de
salud pública colombiano.
1 http://www.unesco.org/new/en/unesco/worldwide/unesco-regions/latin-america-and-
the-carribean/colombia/

2República de Colombia, Nuevo Código de la Infancia 2006, Artículo 201

3 República de Colombia, Acción Social de la Presidencia , Tendencias en el


desplazamiento forzado durante el 2006,
http://www.accionsocial.gov.co/documentos/Tendencias.pdf

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