El pasaje describe la encomienda que el rey David le dio a su hijo Salomón para construir el primer templo de Dios. David le aconsejó a Salomón que sirva a Dios con diligencia, humildad y santidad. Aunque Dios proveería los materiales y planos, Salomón debía esforzarse en la obra. La reflexión enfatiza que para servir efectivamente a Dios se requiere esfuerzo, vivir una vida santa y reconocer que los dones provienen de Dios.
Original Description:
caracteristicas de un servidor de cristo y de la iglesia local.
El pasaje describe la encomienda que el rey David le dio a su hijo Salomón para construir el primer templo de Dios. David le aconsejó a Salomón que sirva a Dios con diligencia, humildad y santidad. Aunque Dios proveería los materiales y planos, Salomón debía esforzarse en la obra. La reflexión enfatiza que para servir efectivamente a Dios se requiere esfuerzo, vivir una vida santa y reconocer que los dones provienen de Dios.
El pasaje describe la encomienda que el rey David le dio a su hijo Salomón para construir el primer templo de Dios. David le aconsejó a Salomón que sirva a Dios con diligencia, humildad y santidad. Aunque Dios proveería los materiales y planos, Salomón debía esforzarse en la obra. La reflexión enfatiza que para servir efectivamente a Dios se requiere esfuerzo, vivir una vida santa y reconocer que los dones provienen de Dios.
9 Y t, Salomn, hijo mo, reconoce al Dios de tu padre, y srvele con
corazn perfecto y con nimo voluntario; porque Jehov escudria los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si t le buscares, lo hallars; mas si lo dejares, l te desechar para siempre. 19 Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehov, que me hizo entender todas las obras del diseo. 20 Dijo adems David a Salomn su hijo: Anmate y esfurzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehov Dios, mi Dios, estar contigo; l no te dejar ni te desamparar, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehov. Reflexin: La santidad, la diligencia, y la humildad, son bsicas para el servicio en la obra de Dios.
El pasaje nos habla de la encomienda que el rey David hizo a su hijo
Salomn antes de morir: La construccin del primer templo donde sera adorado el nombre del Seor. Antes de este templo, slo exista un tabernculo porttil donde reposaba el arca del pacto y se ofrecan los sacrificios. David tuvo este sueo, y Dios mismo le dio la visin de cmo debera ser edificado el templo; sus medidas, su diseo y sus materiales, todo le fue revelado a David. Para David esta edificacin se convirti en el sueo de su vida, pero Dios le impidi su edificacin por ser David un hombre que haba derramado mucha sangre; pero esto no impidi que David se esforzara a travs de todo su reinado a reunir un cuantioso tesoro para este propsito. De tal manera que a Salomn se le encomend una obra, pero le fue provisto todo: Los planos, los materiales y el tesoro necesario para la ejecucin de dicha obra. 1. La diligencia, la responsabilidad y el esfuerzo. Sin embargo, David saba que todos los recursos provistos a Salomn seran intiles si ste no era diligente a la obra que se le haba confiado. Todo hombre y mujer que ha decidido servir al Seor debe estar conciente de esta verdad; Dios ha provisto de diferentes dones a su Iglesia, diversas gracias y oportunidades nos han sido provistas, pero todo esto ser intil si
no nos esforzamos, si no somos diligentes en la obra que nos ha sido
confiada. Por esta razn David le demanda a su hijo: Anmate y esfurzate, y manos a la obra (v20), pero la iglesia del Seor es negligente al servicio en la obra y muchas veces se niega a servir, y otras lo hace de una manera mediocre; nos conformamos con reunirnos cada cierto tiempo, pero slo para recibir; no nos esforzamos por aportar con aquellas gracias que el Seor ha dado a cada uno de nosotros. Por esa razn no hay un crecimiento ni numrico, ni espiritual en muchas congregaciones. Pero puedo decirte algo con solvencia: Cuando nos disponemos a servir con diligencia, al dar de lo que Dios nos ha dado, nosotros mismos recibimos, y crecemos en la gracia del Seor, tenemos experiencias que nos fortalecen, las cuales slo se pueden vivir cuando nos disponemos a servirle. 2. La santidad. Otro aspecto a considerar, el cual ha sido tropezadero para muchos que quieren servirle al Seor, es la santidad. Debemos saber que como hijos de Dios hemos sido llamados a vivir una vida apartada del pecado, no somos como aquellos que aun no conocen al Seor. Somos como lo dice Pedro: Nacin santa, real sacerdocio, pueblo adquirido por Dios (1 Pedro 2:9). No servimos a una religin, ni mucho menos a un dolo muerto, servimos a un Dios vivo, que nos cela con celo santo, que est en todo lugar, que conoce lo profundo de nuestras mentes y corazones. Por esa razn David le recomienda a Salomn: reconoce al Dios de tu padre, y srvele con corazn perfecto y con nimo voluntario; porque Jehov escudria los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos (v9). Muchos hombres y mujeres agraciados por Dios, vasos tiles y especiales en las manos del Seor se han echado a perder por causa del pecado, se vendieron barato no valorizando como Dios lo haba preciado; y si bien el Seor en su misericordia perdona, ya sus ministerios no son los mismos, hay un precio que se paga por el descuido, y muchas veces al igual que Esa, tenemos que alzar la voz con gran lloro y preguntar: no hay otra bendicin para mi, Padre mo?, y se nos tenga que decir: Vino tu hermano y tom tu bendicin. 3 La humildad.
Por ltimo quiero que consideremos la humildad para un servicio efectivo
dentro de la obra de Dios. Debemos recordar que lo que tenemos no es nuestro, sino del Seor, de l proviene todo don, y l los ha repartido dentro de su iglesia como l quiere. Nuestros talentos no son para enseorearnos, sino para ponerlos al servicio de los dems. No debemos pensar que somos exclusivos en el servicio y nuestros dones son una marca registrada; mas bien, debemos entender que hemos sido llamados a formar un equipo con los dems miembros del cuerpo de Cristo, cuyo objetivo es darle la gloria a Aquel que se la gan en la cruz del calvario. David le hace ver a Salomn que la obra a realizar era un trabajo donde necesitara el apoyo de un gran equipo de trabajo (v21). En total fueron 550 jefes de obra, y 3500 capataces, todo esto sumado a los obreros, artesanos, aserradores y dems parte del pueblo que particip en la obra. Conclusin: Al final de los siete aos y medio que dur la obra, al momento de la consagracin del templo, la gloria de Dios llen el templo con una nube tan densa, que era imposible ministrar en su interior. Yo te pregunto hoy: Quieres ver la gloria de Dios en lo que haces para el Seor?... Esfurzate, s diligente, vive en santidad y da la gloria a Aquel que se la merece en todo cuanto haces.