La docencia es una profesin que, generacin tras generacin, ha perdido su norte
humanista porque se ha hecho ms importante formar en contenidos para poder
competir
internacionalmente,
olvidando
que
los
estudiantes
de
estas
nuevas
generaciones, ms que formacin acadmica, requieren una educacin desde el afecto
para no ceder ante en la trampa de la violencia social. Los maestros, muchos de ellos, han perdido el sueo y la vocacin que los llev a las aulas, mientras otros tantos lo hicieron detrs del azar. Es necesario entender y re-crear, dentro de las aulas de clase, la idea freireriana de que la educacin es un acto de amor, y lo es en el sentido amplio de su acepcin. Una educacin con amor es aquella en la que el estudiante es escuchado, es comprendido y es llevado hasta el lmite de sus posibilidades en la bsqueda de sus propias verdades; es aquella en la que es reprendido (entendiendo por reprender todo aquello que acarrea actos formativos) por sus actos malintencionados y premiado por sus proezas. Educar con amor es brindar un abrazo cuando es necesario, as el sistema piense lo contrario. Es transmitir esa pasin por lo enseado motivando el aprendizaje pero sobre todo, educar con amor es permitir que el estudiante abra su corazn por medio de la palabra para que libere sus miedos y desarrolle sus capacidades. Una re-creacin de La educacin como prctica de la libertad a la luz de las necesidades educativas actuales, exige una profunda revisin o reconceptualizacin de lo que hasta ahora hemos conocido como competencias docentes, as como tambin de
los patrones y rasgos culturales y psicosociales que rigen nuestras formas de
convivencia y trabajo y nuestras singulares maneras de buscar y encontrar sentido a lo que hacemos cotidianamente.