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Friedrich Nietzche SOBRE EL PORVENIR DE NUESTRAS ESCUELAS, Tusquets Editores Barcelona “uate orignal: Ueber due Zukustt ase Bless allen (De “Oran ae Prcdigh Nese sie alls» Morn Me (© aot igs de Goria Calli: 19 6 95 Adel EA ia redactions Ms wri ‘Tasaucts Balfores $8,"Barcelang. iain) M2" PP TSB HR at Indice en 31 5 @ 7 125 155 ss Intradueciain, Giorgio Coll. SOHRE PL. PORVENIR DE NUESTRAS ISCUR Prefacio que debe leerse antes de las conferencias, a pesar de que no se re flere exactamente a ellas Primera conforencia ‘Segunda conferencia ‘Tercera conferencia Cusaria, conferencia ‘Quinta conteren Nowes Introduccién A comienzos de 1872, cuando, se disponis. a pronunciar estas conferencias Sobre el porve- hnir de nuestras escuelas, por encargo de Ia «So- Ciedad Académica-, Nietzsche habia cumplido hacia poco veintisicte afios, y precisamente los primetos dias de enero distribuia entre los ami 0s lot primeros ejemplares, reclén impresos, Ge El nacimiento de la tragedia. Sabia que ha: bia dejado tras si una obra decisiva, que habi superado sus propias esperanzas, que habia lan ‘atlo un desatio no solo al mundo erudito, que tera el suyo sino también a los valores, alos jut ‘cios dominantes, con el aden de quien s Senta en escena ‘como filésofo, sin ceremon Eso le hizo sentirse viejo, vacio, extenuado. Quince aiios despues, al recordar aquella expe viencia, tba a decir: «(Qué vivencias hay que Ihaber tenido, para poder escribir a los veinti siete afios EU nacimiento de {a tragedial». Le pa reeia que habia pasado una eternidad, desde los afos en que todavia era estudiante: por un ‘momento, Nietzsche concedid un descanso a su voluntad, se miré alrededor con nostalgia, se volvié hacia ates. A'su espalda vishumbro’ to n davia su juventud —al fin y al cabo, habian pasado pocos afios desde entonces—, todavia tenia esperancas de recobrar algo de aquella época. Con semejante estado de sinime nacie- ron estas conlerencias, y aun oyente excepcio- nal, Jacob Burckhardt, no se le escap e) pa thos que habia tras cllas: «iDeberia.haberlo sentido! En ciertos momentos la cosa entusias maba; pero después se intuia tuna. profunda tristeza. I> Quiza fuera en aquella ocasién cuando Burck: hardt comprendid mejor a Nietzsche, cuando ‘ids proximo estuvo a él (en cambio, Nietzsche sintio la fascinacién de Burckhardt durante muchos aiios), Y en los cursos universitarios ‘que iba a iniciar poco despucs sobre Ia civiliza- ‘idn griega la huella de Nietzsche iba a ser mis incisiva —casi una coloracion de tondo— de Jo que puede parecer por el simple reconocs miento de El macimiento de la tragedia que Burkhardt inserta en sus lecciones, Por spar. te, también Nietzsche sufrié Ia influencia. de Burckhardt, que se expresa del modo mas claro y relevante precisamente en estas conferencias Sobre el porvenir de nuesiras escuelas. En las lecciones de los afios anteriores, que posterior mente. se hicieron famosas con el titulo de Consideraciones sobre la historia del mundo, Burckhardt habia abandonado por un tiempo ‘su mesurads actitud habitual de cautela y de reserva, para abrirse casi filosdficamente, para intentar wna teorizicién sobre el devenir his. (rico. 2 Nietzsche acepté con entusiasmo aquella in- vitacién, con Ia esperanza de implicar al reser vado historiador, de lanzario a una empresa co- min, En realidad, las conterencias iban die sgidas a Burckhardt, quien estaba escuchando efectivamente: su tema central es la contra. posicién de Burckhardt entre cultura y Esta- do, la enemistad radical que existe entre esos dos poderes, Nietzsche traslada esa perspectiva Historica sl presente, muestra que en esa lucha hoy el Estado esta derrotando a Ia cultura, que Jn difusion de la instruccion, por un lado, y st debilitacién y especializacién, por otro, condu- ‘cen fataliente @ una subordinacién total de la ‘eultura al Estado. Nietasche parece proponer la ‘esperanza de poder invertir esa tendencia. Qui 274 pensara en grupos de resistencia, en la union de individuos en nombre de la inactualidad, en Ja restauracton de un clasicismo no universi- tario, Esa podia ser Ja sena hecha a Burckhardt, como una Hamada a la accion. En cambio, desde el punto de vista teérico estas conferencias son el testimonio més orto doxamente schopenhaueriano, si bien por ta ‘mediacin de Burckhardt, que Nietesche nos hi dejado. Y, por lo demas, ésa es la razon de la benevolencia momentaniea que demostré he cia él Burckhardt, disefpulo fiel de Schopen- hhauer. Es cierto que en El nacimiento de la tra zedia, y en parte en las «Inactualess, Nietsche Se muestra igualmente atraido y subyuzado por Schopenhauer: sin embargo, eso no le impide ccontaminar el euadro schopenhaueriano de El 4B rnacimiento de la tragedia con la mezcolanza de muchos elementos wagnerianos, asi como tircunscribir y desviar el antihistoricismo de Ja segunda «Inactualy, la que trata de la histo- ria, 6 transformar e] elemento especifico, doc trinal y personal, en el ideal genérico dei filo- sofo, en Schopenhauer como educador. En cam bio, en estas conferencias, Nietzsche se muestra extraamente flexible frente al maestro: desde Iego, no hay en ellas discusiones te6ricas ni morales, siquiera, pero todas las referencias ‘una vision de] mundo basica son univocas ¥ or todoxas, Es cierto que, para debatir los proble ras de la educacin y de Ja cultura, Nietzsche utiliza slo una ficcidn literaria, en la que el ‘personaje dominante, un flésolo viejo y vene- Table, sostiene precisamente la tesis de uns cultura clisica, aristocritica, antimoderna, an- tihistoriea, antiacadémica, Y, sin embargo, través de dicho fildsofo se trasparenta con cla tidad Ia imagen de Schopenhauer: y quien pro rnuela las conferencias ni siquiera disinvsa In inlos de ese per Dos son los puntos mas notables de esa or todoxia de Nictrache. Ante todo, la adhesion ala metafisica del arte schopenhaueriana, con todo lo que va ligado a ella, como la exaltacion Gel genio, acogida en este caso con rigider exce Siva incluso, e incluidos los detalles, como la invectiva contra 1a. degeneracién de la lengua flemana; y, en segundo lugar, un antihistoricis- ‘mo declarado con una rorundidad insolita en “ Nietzsche, y acompafiado de la adopeién de ‘una postura antihegeliana precisa. Frente a la cultura y sus problemas, el joven se encuentra fen un «estado natural de extrema indigencis Y, sin embargo, «todos esos partidarios de la “época actual". se esfuerzan activamente pot reprimir y paralizar ese estado natural, por des viarlo y solocarlo: y el medio predilecio consis: te en paralizar mediante la Hamada “cultura hhistorica” ese impulso filosofico connatural. U sistema que hasta hace poco goraba de una es ccandalosa celebridad mundial ha descubierto ia formula para esa autodestruccion de ta filoso fia...». Yun poco mas adelante: «y hoy los ex tranos fildsolos de las universidades parece haber conspirado para reforzar la fe del joven tuniversitario en esa cultura historica. Asi, es ugar de una interpretacion profunda de los problemas eternamente iguales, se ha interpues to una valoracién histérica, incluso una inves: sigacién filologica...». En aguel momento Nictasche pervenecia de hecho al mundo universitario, tal ver. pen: sara que una lucha decisiva coitra la cultura de la universidad solamente se podia librar dentro de ésia. No obstante, se daba cuenta de Ins dificultades para poder distingair de mode iluminador la posicion propia, cuando se ataca a la cultura universitaria desde dentro de la Universidad. Si'se acepta ese lenguaje, zcomo evitar la pedanteria, precisamente cuando se hhabla contra In pedanteria? No es Facil cot ‘raponer una cultura clisica auténtica «una ‘cultura clisica false, cuando se acepran los ‘ismos presupuestos formales de la comunica- cién. En Fl nacimiento de la tragedia se habia atrevido a presentar una teoria del origen de Ja tragedia griega en la forma de un ensayo Iiterario. Con una ruptura formal andloga, Nietsche intenta en estas conferencias —que aparecen en la esfera.mas ortodoxa y ms tr pda de comunicacién académiea— reanimmar In fantasia y Ia memoria del oyente, obligarle a considerar los problemas de la cultura como fexperiencias intimas, personales, cuyas vibra ciones deben haber sentido, al menos por un momento, todos los pertenecientes al mundo sacadémico. E] marco de esa rememoracién lo proporcio- na una marafia de elementos autobiograficos Dos estudiantes, yendo de excursion a Roland- seck, por las orillas del Rin, encuentran en el bosque que bordea el rio a'un viejo fildsofo, acompafiado de un discipulo, y escuchan ss discursos sobre los problemas de las escuelas alemanas. Nietasche hilvana recuerdos de juven- tud. Fn el verano de 1860, durante un paseo por tun bosque del Harz, Nietzsche, que entonces ‘contaba dieciscis afios, habia decidido junto ‘con Wilhelm Pinder y’ Gustav Krug, los. dos amigos de Naumburg, fundar una sociedad de cultura, la «Alemania», en Is que los tres se hhabfan ‘comprometido a hacer confluir sus di sertaclones de adolescentes, sus experiments Iiterarios y musicales. Con ese recuerdo empal- man, en el marco de las conlerencias, otras, 16 reminiscencias del periodo de Bonn, 1864-1865, cuando el amigo que acompanaba a Nietzsche cen el bosque junto al Rin, durante su prime abo oniversitario, era Paul Deussen. Por ult: mmo, la imagen del Lildsolo arisce, irscundo, autoritario, la transeripeign literaria de Scho- penhaues, como hemos dicho, va ligada en la fantasia de Nietzsche al aio siguiente, 1865 1866, cuando, despucs de haberse trasladado a la Universidad de Lipsia, levo por primera vex 2 aque fildsofo, y sintié una impresion tan i que se 1a imagind comer per amienazanie, casi obsesiva, Y esa tristeza que Burckhardt sentia a tse ves de las palabras de Nictzsche nos explic por qué precisamente en aquel momento, al Volverse hacia los atios de su primera javented, acudieron a su mente las imsvenes del Rin y de Bonn, ligadas al periodo de su melancati ims angustiosa, Enlonces habia visto de cere ‘el mundo académico sentido por primera w Tas aspiraciones y de las ereencias del presente, habia descubierto que st pasién por li anti sgliedad significaba eso precisamente, Es la ti tima conterencia dese ssinimo, Ja desesperacion del joven que desc: ‘estudiantil, se abi sinactuals, alejado d bre que es un extranjero en ol mando modern y se siente inerme entre los monsteuos que To odean. Tal vee alguien pug quien siente de ese modo normalmente est destinado una vida atormentada y carente de srandeza, «Ninguno de los yévenes ms genere- 7 samente dotados ha permanecido ajeno a esa necesidad incesante, agotadora, turbadora y ex tenuante de cultura: en la época en que, al parecer, es la siniea persona libre en una real dad de empleados. de. servidores, paga esa tgrandiosa ilusion de la libertad con tormentos ¥ dudas que se renuevan continuamente.... Su Situacidn es espantosa ¢ indigna: oseila entre tuna actividad frenética y un desfallecimiento imelancélico. En este iltime caso, esti cansado, Siente.peteza, temor al trabajo, espanto ante todo lo grande, se nota leno de odio hacia si mismo... Ahora intenta consolarse con una ac lad incesante y presurosa, para esconderse: asi, de si mismo, De ese mod, sa perplejidad y falta de una guia de la cultura lo impulsan de tuna forma de existencia a otra...x. En cambio, Jas naturalezas menos dotadas encuentran st provecho: «Sin embargo, sr bienestat no cons. iuye una -compensaciin auténtica, frente al dolor de un solo joven que sents inelipactis hacia Ia cultura, que necesite un guta, y que, Final, deje eaer [as riendas desanimado v empic: ‘eo despreciarse a si mismo», Ese es el desting ide Tos jovenes, mis © menos dotados, y a eso hha conducido el Faso clasicismo de la univer. Sidad, «Nuestros. académicos “independientes viven sin filosofia y sin arte: por eso, gcomo van a poder sentir la necesidad de ccuparse de los griegos y de los romanos, siya nadie tiene motive para simular inclinacion hacia cellos... Y, xin embargo, esi climinits a los sriegos, con su filosofia y su afte, gpor que es 18 ala pretenderéis subir todavia hacia la cu! turage Giorgio Colt Sobre el porvenir de nuestras escuclas El titulo que he dado & mis conferencias es taba destinado, como corresponde a un titulo, a ser lo mas claro ¢ incisive posible, pero “ahora lo advierto perfects mente— por un ex 10 de precision ha resultado demasiado br ‘con lo que ha vuelto a ser oscuro; asi que debo empezar aclarando —e incluso diseulpan- do, en caso de que sea necesarie— ante mis ilustres ayentes este titulo y, por tanto, el obje to de estas conferencias. Si he prometido ha blar sobre el porventr de nuestras escuelas, con ‘eso no he pensado en primer lugar en el por venir especifica ni en el desarrollo posterior de huestras instituciones basileenses de esa natu- raleva. Aungue pueda parecer en bastantes aca siones que muchas de mis observaciones gene- rales encuentran una ejemplificacién precisa ‘mente en nuestras institiciones edueativas, sin embargo no sey yo quien hace esas ejempli- ficaciones, y, por es0, no quisiera de ningin modo ssuinir la responsabilidad de semejantes aplicaciones prieticas, ello precisamente por la razon de que me considero demasiado ex- tranjero © inexperto, y me siento demasiado 2B poco enterado de Ia situaciin de esta cludad, amo para estar en condones de rg eo Frectamente na eonligurasion tan pcticlor de las relaciones cultures 0 lncluse pers, er taper do deliear con civta sepuridad st por {ecu es el lugar en que deb pronuncar cx tas conferenciast ae trata de a ciudad que inten fomentar —en un sent incomporst aente grandioso y en na medida que debe in tluso averponzar's los Estados mis grandes. Incultua ya educacion de sus cindadanos Por hace iis por esi cos, se Pla Se tambign is en elie Por lo demas foe lee ser preisamente mi desc, o, melon: mnt pens Spiel com los opents, tos aks han ele: Monado sobre los prablenas de ln educacion y de Ta cultura en in miuina media en que tenet intenci6n de Tomentar con los hechowo. qc han reconocido como conveniente.Y ads Ta amplitude ii objeto y is brevedad dal eon Tron, solo me compretnerin tals ayers co Acie, quienes adiinenclaramente lo qu ha pido tndicar simplemente, quicnes completcn Toque haya debido cal. uienes en general estimulo para recordar " zd con renpecto los problemas escolarer 5 4 hacer profecias sobre el porvenir de la calturay Jos. instrumentos cultutales, abarcando volo cl horizonte de os pucblos civlzados actos les! en ese campo vishal enormemente vaso mi mirada se obnubila, del mismo modo que se Wuelveinscgura al mira @ una distancia deme: Sado ceteana. Por eso, por muestras escuelas no enilendo ni Tes parileaares de Blea Ins inmumersbles formas do In época prea, tnteudide gu sf scutes ross englioe hcleslos todos los pueblos, sino qe me reliero alas in tituetones alemanas en este dominio, de qu go amos también aqui, Dehemor ccuparnon del venir de esas insttuciones semanas, cx de fir del porvenir dela escuela primaciaalema: nia de br escuela tonics, alemana, del institut alma, de Ta niversidad alemana: al haceso, Teonunelamos" por ahora. a, cualguicr clase d¢ Comparacion ¥ de vaforacion, y nos obs moron ala tno de ge mss ‘eglamentos, en comparacin com los de Tos de tis pocblos civilzados, son innuperables {ben servir universalmente de modelo. Baste con desir que ee rate de unesteas csvocles el Siecala aun uae sellay po os Grom, y 0 fe pede decir que las Hevemos echadas sobre ics" hombres como un abrigo. Mas que nada, como montmentos vivos que son de importa tex corrientes de civlzacin, y en algunas or ‘ns incluso sutensilios domdaticos de nuestros tntepasadoss, nos vinculan al pasado del pos blo,» consttuyen en sus ranges eseneales un legado tan sgrado v digno de amor, gue yo 25 sélo podria hablar del porvenir de nuestras, tescuclas en el sentido de una aproximacisn —lo amas estrecha pasible— al espirit ideal de que proceden. Con todo y con eso, estoy conven. ido de que los numerosos cambios introduci- os por Ia arbitrariedad de In época actual en dichas escuelas, con el fin de volyerlas mis vace tualess, no son otra cosa que de: y aberraciones, con respecto cia primitiva de su constitucion, ¥ lo que node sos esperar del futuro con respecto a esto es luna renovacion, un rejuwvenecimiento y una pu rificacion del ¢spiritu aleman, en tal medida que de f renazcan en cierto’ modo también estas instituciones y, después de ese Tencie miento, parezcan viejas y nuevas: en cambio, Jas instituciones presentes, por lo general, pre: tenden ser «modemnas» y'«actuales» ‘Solo en el sentido de esa esperanza hablo de tun porvenir de nuestras esenelas: y éste cs cl segundo punto sobre el que debo explicarme desde el principio para justificarme. En efecto Ja mayor de todas las pretensiones es la de qu rer ser profeta y, en consecteencia, ya el simple hecho de declarar que no se prevende serlo resulta ridiculo. A nadie deberia estar permi tido pronunciarse en tono de profecia sobre el porvenir de nuestra cultura y, en relacién con ella, sobre el porvenir de nuestros instrumen tos y métodos de eduicacién, $i no puede demos: tar que en alguna medida esa cultura future existe ya en el presente y que le basta con exten derse a su alrededor en mayor medida pars 2% conseguir ejercer una influencia necesaria so. bore Ia escuela y sobre las instituciones educs- tivas. Pero permitaseme adivinar el porvenir basindome exclusivamente, como un aUgur Fo- ‘mano, en las visceras del presente: en este caso, eso eguivale seneillamente a prometer una fu tura vietoria a una tendencia cultural ya exis teate, aungue por el momento no se la aprecie ni se la honre ni este difundida No obstante vencera, como yo creo con plena. confianza ya que tiene de su parte el mayor y mas potente aliado, la naruvaleza desde Iuogo, al decir esto rho podemos omitir el hecho de que muchos pre supuestos de nuestros métodos modemnos dé ‘educacién Hevan en st seng el rasgo de la an tinaturaleza, y que los defecios mis fatales de nuestra época estan relacionados precisamen: te con esos métodos antinaturales de educt- ion. Desde Iuego, nosotros no envidiamos a quien se sienta completamente de acuerdo eon este presente, y lo acepte como algo seviden tes, nl por esa fe ni por esa escandalosa palabra de moda —sevidente»—; en eambio, quien haya egado al punto de visia opuesto, ya esta de sesperado, ya no tiene necesidad de combatir Y, apenas se entregue a la soledad, estar eon ida seguridad solo. Sin embaryo, en el cenit, entre los servidores de lo sevidente» y los so: Titarios, estin los combatientes, es decir, quie- nes estin henchidos de esperanza. Como xpre sidn mis noble y sublime de ésios, esta ante nosotros el gran Schiller, tal vomo nos fo des cribe Goethe en el epilogo a La Campana ¥ su mejilla se encendia cada vez mts rofa Gon esa uventud gue no se nos escape mum ‘ : “ Tea. Vouce in recisineia del smanda obtuso, Con esa fe Ora brota , elevandose siempre, ipidamente, ora se inclina pa Teientemente, Para que el bien obre, ererea y sea itil Para que Hegue por fin el dia de los nobles. Mi deseo es que mis slustres oyentes acep- ten lo que he dicho hasta ahora en el sentido de un prefacio cuya objeto dcheria ser solamen te el de ilustrar ef titulo de mis eonferencia y defenderlo de posibles malentendidos y de pretensiones injustifieadas, Y ahora, al coniew Zo de mis consideraciones, paso del ctulo al contenido : para circunscribir claramente I sim Dito general de pensamientos a partir del eval se debe intentar kx fonmulacién de un juicio Sobre nuestras instituciones de cultura, hay que pronunciar, al entrar en materia, una tesis ex presada con claridad, como un blassn gentilicio ‘que recuerde, a quien se acerque, a qué casa 0 4 qué hacienda esi a punto de entrar, por st sacaso, despues de haber considerado dicho bls sin, preliere volver la espalda a una casa oa tuna hacienda sist contrasenadas. Est es mt os corrientes aparentemente contrapaestas, de actin igualmente perjudicial y eoncorda tes en sus resultados, predominan en la actus 28 Jidad en nuestras escuclas, que originariamen te partian de bases totalmente diferentes: por ‘un lado, Ia tendeneia hacia la maxima extension de la cultura, y, por otro lado, Ja tendencia a Aisninutrtay debilitare. De sci con le pri ue Hevar la cultura a zu blemtes cada vez ms mplos! Ta segunda, se pretende de la cultura que done sus supremas pretensiones de soberants para ponerse al servicio de otra forma de vids, fs decin, a la del Estado. Frente a esas tenden clas fatales de la extension y de Ja. disminu va al wer de alyin modo la victoria de dos tendencias opuestas, autéaticamente alemanas y especialmente pre fiadas de futuro : a saber, la tendencia a la res- triecion y concentracion de la cultura, como antitests de su miaima extension posible, y la tendencia al rejuerzo 9 a la autosuficiencia de Ja cultura, como antitesis de su debilitacisn. Por lo demas, el hecho de saber que esas dos tendencias de la extension y de la debilitacién son contrarias a las intenciones eternamente Fguales de la cultura, en la misma medida en ‘que una restriceién de la cultura 8 pocas per sonas es una ley necesaria de la naturaleza y ‘en general, una verdad, nos autoriza a creer en Ja posibilidad de una victoria, En cambio, lo Jeo que podrian conseguir esas otras dos ten dencias serfa fundar una culture falsa Prefucio que debe leerse antes de las con- ferencias a pesar de que no se refiere exae- tamente a ellas El lector del que espero algo debe tener tres ccualidades: debe ser tranguilo y leer sin pri ‘sa, no debe hacer intervenir constantemente st persona y su «culturas, y, por ultime, no tiene derecho a esperar —easi como resultado— pro. yectos. Yo no prometo ni proyectos ni nuevos programas para los institutos y para las escue fas téenicas; antes bien, admire la natarateza cexhuberante de quienes estin en condiciones de recorrer hasta el final el camino que desde las. ala profundidades del empirismo asciende has eminencia de Tos autenticos. problemas cults rales, y desde alli arriba regresa hasta las lam as de Jos reglamentos mas aridos v de los pls res mas minueiosos: al contrario, me contento con haber escalado —jadeando— una montaia ‘mediana, y con poder gorar de una vista abier ta: en cuanto a los aficionados a los proyectos, verdaderamente en este libro no voy a pode contentarlos, ‘Sin lugar & dudas, veo aproximarse una épo: cea en que hombres serios —al servicio de vina 31 cultura completamente renovada y pusificada, ¥ con un trabajo comun— pasaran ser tain bign logisladores de Ia educseién cotidiana, de In educacién que conduce precisamente a esa cultura. Probablemente, éstos volver a tra- ar proyectos... pero iqué lejans esta esa Cpe fal j¥ eusntas cosas deberdn siceder entre tan tol Ouizds, entve el presente y esa gpoca, se ha byré destruido el instiuto, tal vee se hmbra cl minado hasta In universidad, 0, por lo mene, se producira una transformsacion tan total de las escuelas citadas, que sus vicjos programas se presentaran ante las minadas futras como residuos de la épocs de los palafitos. Este libro va destinado a lectores tranguilos, hombres que todavia no se dejen arrastra Dor la prisa verdiginosa de wuestra rimmbomban te epoca, y que todsvin no experimenten in placer idélatra al verse machacados por sts ruedas... 0 sea, ja pocos hombrest Por otvo lado, esos hombres no pueden aco tumbrarse a esiablecer el valor de todas las f:osas en Tuncién del ahorro 0 de In pérdida de tiempo; esos hombres «todavia tienen tiempos todavia Tes esta permitido recoser y escoger, sit ddeber censurarse a si mismos, as horas buc- nas de la jornada y sus momentos fecundos y vigorosos, para rellesionar sobre el futuro de rnuestra cultura. Esos hombres pueden tat bigm pensar que han pasado su jormada de modo verdaderamente provechoso ¥ digno, es decir, en la meditatio generis faust. Un hone bre ast no ha olvidado todavia pensar, cuando 3 lee, conoce todavia el diga, que sigue rellexionando sobre lu que ba leido, tal ver mucho despucs de haber dejaade el libro. ¥ edo eso, no pata escribir una recen: sida w otto libro, sino simplemente por relle- xionar. (Es un derrochador que merece cast! TEL, que es lo bastante tanquilo y desprevcupa ddo como para adentrarse con el autor por ut ‘camino que lleva lejos, y cuyos fines solo ver ‘on plena claridad una yeneracién muy poste rior! En cambio, si el lector, violentamente excitado, recurre a la accion lnmeditamente, Siquiere coger los frutos del instante qu a de ‘ras penas podrian conseguir aleanzar generac nes enteras, eh ese caso debertos tem “ie no hhaya eomprendide al autor Por iiltimo, la tevecra y iis importante ext gencia consiic en no hacer intervenir continua mente, como hace el hombie maderno. sper sona y su cultura, casi como sna medida segue Fry un eniterio de todas las costs, Mas que nada, lo que deseamos es que sea lo sficiente- ‘mente cullo como pata valor bastante pocu su cultura, para poderla despreciar inchiso. En exe Adejarse guiar por el autor, el cual se atreveria hablarle basindose ini Seer O17 cost que un sentimiento enardecido por el elemento espevifica de nucsten barbaric alemana actual, por le que nos diferencia tan B extraordinariamente de los birbaros de vtras Epocas, como barbaros del siglo x18 que somes. ‘Abora bien, el autor, con este libro en la ‘mano, va buscando quienes se sienten impe dos en diferentes direcciones por un sentimien: to semejante. ;Dejaos encontrar, ob, solitarios, ‘en cuya existencia creo! Vosotros, ios desinte: resados, que cargais con los dolores y las cu- rupeiones del espiritu aleman; vosotros, los, contemplativos, cuyo ojo no va palpando, por decirlo asi, con eutiosidad presurusa, el aspecte externo dé las cosas, sino que sabe encontrar el acceso al uicleo de su ser; en yuestre honor les que pasts por la vid nes © inactives, a menos que un gran honor 0 una gran obra os Soliciten. Yo me dirijo a vosotres, Solo por este ver, no os escondiis en la caverna de vuestro tislamiento y de wuestes deseonfianza, ;Leed al ‘menos este libro, para destrwirla a continu cidn, con vuestra accion, y hacerlo olvidar! Pe sad que este libro esti destinado a ser vuestro hheraldo: si vosouros tras armas, os presentsis en el rucio, equien va a desear agin mirar hacia atris, hacia el heraldo que os ha amado? 34 Primera conferencia Hustres oyentes, cel tema sobre el que tencis intencivn de refle xionar conmigo es tan serio e importante, y en Certo sentido tan inquietante, que también yo, como vosotros, prestarfa atencion a cualquiera que prometiese eusefiar algo al respecto, aun cuando se tratara de una persona muy joven, ¥y aun cuando debiera parecer totalmente inve. rosimil que éta, esponténeamente y con sus propias fuerzas exclusivamente, pudiese ofte- Cer algo suliciente e idéneo para semejante pro blema. Sin embargo, es posible que haya oido algo verdadero con respecto af inquiciante pro: blema del futuro de nuestras escuclas, ¥ quiers ahora contéroslo nuevamente a vonotros; es PO: sible que haya tenido maestros importantes, « Jos cuales convendrfa ya en mayor medida pro fetizar el futuro, inspirindese, igual que’ los hharuspices romanos, en las visceras del. pre sente. En realidad, debe ‘esperar algo. seme Por circunstancias extrafias, pero en el fondo totalmente inocentes, fui una ver testigo de una conversacién, que sostenian precisamente sobre este tema hombres notables, y los puntos esen jales de sus consideraciones, ast como el modo do afvontar este problema, se quedaron gre hhados en mi memoria demasiado profundarnen- te como para no encaminarme yo tambign en la misma direccidn, siempre que reflexiono so- bre cosas semejanies. Sul que quiz yo no tenga ese valor leno de fe de que entonces, de Tante de mi y para mavavilla mia, dieron prueba aquellos hombres, al pronunciar audazmente verdades probibidas y al construir sus esperar as con mayor audacts todavia, Asi, pues, me hha parveide tanto mis atil poner por escrito por fin dicha conversacion, para animar a otros ‘bemitir un juieio sobre opiniones y deelaracio- hes tan sorprendentes. Y para ese fin, por Faz0- nes particulares, he creido poder aprovechar precisamente Ia ocasién que me han proporcio- hnado estas conferencias publicas. En efecto, soy consciente de cual es el Ite gar en que ahora insto una reflexién general Sobre aquella conversacién y@ un examen am: plio de ella: verdaderamente, se trata de una Ciudad que intenta fomentar —en un sentido incomparablemente grandioso— la cultura y la teducacién de sus ciudadanos, en tal medida que puede incluso provocar rubor a Estados més [prindes. Asi, pues, en este lugar desde luego ue no me equivoco al suponcr que donde se ace tanto por estas cosas se debe de pensar 36 owe tanto sobre elas. Por otro Indo, al eontar de nuevo ageelin coaversscién, slo podet ser Compltamentecomprensible” para. aquellos Syenes que adivinen a istante Jo que puede fe se haya indica solamente, que eompeten Toque haya debido omits, que en general becatten no ya recibir nstrcidn, sino Sine Plimente que Se is refrenque la msemora. ahora ol, ustres oyentes, mi inocente ex periencia, y la conversacign —menos inocen- Tew de agellos hombres Pongimonos en a situacion de un joven es fhovimicato imperuoso ¢ incesante del presen- te, sencilamente algo increible: hay aue he ber vide esr situacion para. poder cheer se mejante llusion desprcocupads, en semejante goo avrancado sl mstante,y cast fuera del émpo. Yo pasé tn a en eve estado, junto Corum amigo mio de ried, en la ciudad un Sersitaria de Bono, junto al Rin. un af que por la ausencia de proyecto y objeto alguno, y Por In libertad con reapecto a evalquir clase Fel propdsito para ef futuro, se presenta i modo de sentir sctal cas como'un sueto,de- Imitado antes y despncs por dos periodos de tela, Nosotros dos permaneeimos impasble, a penar de vivir en compatin de gente que en el Fondo tenfa ouros mtereses y otras aspiaco fens Tal yer now costora trabajo salfalacer 0 Techarat la exgencis, an poco demasiado ve goroses en certo modo, de aquellos contempo- Sineos nuestros, Pero elisa ese juego on 3 lementos vontrastantes tiene hoy, cuando tra to de recordarlo, un caricter semejante al de Jos obstaculos de todas clases que encontramos en los siefos,cando ereemos poder volar, por “jemplo, pero ns sentimos contenidos por dbs taotlos inexpicables ‘Con mt amigo tenia en comin numeroses re cwerdon de agit periodo anterior de vel, de in epoca en que estabamos en el institut: tons de dichos recuerdos deho precisarlo mejor, ya {que expliea el puso a mit inocente experiencia. En un viaje anterior por el Rin, emprendido a finales del verano, habia concebido un proyeet junto con aqucl amigo —casi al mise iempo sen el mismo lugar, peso nda uno de nosotros io habia pensado por su eaentar, de modo que ambos nos sentims obligados a fvalzaro, pre Sisamente por aquela insaitacotncidencia, De lalmos entonces fandar una pequeta sociedad, formmada por pocos compatros, con el fin de dlaruna onfanizacion sida y vinealahte a es tras tendancias productivas en el arte y co la literatura. 0, por expresarme de modo mis se cil, cas uno de nosotros debla compeomet Sela enviar cada mck una produccign propia tina poesia, o tn ensayo, o.un proyecto argu tectonic, una composicion musical: despues faa uno de Tos otros tenia derecho 9 proaun clay un juicio sobre dicts producciones, con ta framqucra sin reserve que conviene 2 ut critica aimisiosa, De ese modo, vigiléadonos Iuthamente, pensabamos estimalars y al mic Ino tempo refrenar, nuestros mpuisos: ull 38 rales: y en realidad el éxito tue tal, que nos hizo recordar con sensacion de gratitud, 0, me jor, de solemnidad, aqueel momento y aquel lu gar que nos habian sugerido semejante idea ‘Aquella sensacivn de gratitud solemne =ncon- tro muy pronto un modo justo de expresarse, ‘cuando prometimos reeiprucamente hacer todo To posible para visitar cada ane —en aguel dia” ls localidad solitaria, cerea de Roland seck, donde en aquella ocasidn, hacia el final del verano, sentados pensalivamente uno junto al otto, nos habiamos sentido repentinamente inspirados para adoptar una misma decisi La verdad es que no cumplimos aquella prome sa con el suficiente rigor; pero precisamente porque teniamos en la conciencia varios pce os de omision, decidimes los dos con ln ma Yor firmeza —aquel afio de vida estudiantil en Bonn, cunnde vivimos a orillas det Rin por un lange period de tiempo— obedecer en aquella jocasién no solo a nuestra ley, sino también 2 rnuestzo Sentimiento, a nuestro impalso de gra titud, y visitar solemnemente, el dia correspon- dliente, la localidad cercana a Rolandseck No fue facil, ya que precisamente aquel dia la numerosa y’slegre compania de estudiantes, {que nos impedia volar, nos dia mucho que ha fer, y se alerré con todas sus fuerzas a todos los hilos que podian mantenernos abajo, Nues- tra compania habla decidido para aquel dia una sgran excursion solemne a Kolandseck, para cer Slorarse una ver mas —al linal del’ trimestre estival— de la fidelidad de todos sus miembros, » y para enviarlos después a casa con el snejor recuerdo de aquella despedida. Era uno de esos dias perfecios que pueden presentarse, por lo menos en nuestro. clima, Sélo a finales del verano: cielo y tierra esta ban uno junio a 1a otra, plicidamente fund dos en ammonia, maravillosamente mezclados por el calor del Sol, por el freseor del otene y ppor tna infinitud azul. Vestides del modo mas veriopinto y lantistico —es decir, de un modo que’ ya sélo puede divertir a los estudiantes, dada la tristeza de todos los demas tajes ssubimos a un barco de vapor, festivamente en galanado en nuestro honor, y colocamos sobre I enbierta ta bandera de nuestra sociedad, De Jas dos orillas del Rin rescmaba de ver en cuan do un disparo, que por orden nuestra comu: rnicaba a los habitantes del Kin 0, sobre todo, al posadero de Rolandseck, Ia noticia de que nos aproximdbamos. No voy a contar la bull: lose entrada, que del hagar del désembarco nos condujo a través del pueblo excitado y cu oso, ni las diversiones y bromas —no al al cance de todos— que nos permitiamos entre nosotros. Paso por alto ef hanquete cada ver mmiis agitado, hasta volverse salvaje, y un ia ereible especticulo musical, en el que hubievon de partieipar todos los eonvidados, ya con eje tcuciones de solistas, ya con intervenciones de Conjunto, y que yo, como consejero musical de nuestra sociedad, habia tenido que estudiar proviamente y entonces tuve que dirigir. Due ante el final un poco desordenado y cada ver en ins velar yo abla so ys wn aca amigo, e.inmodiatamente despucs del acorde Final “semejante a im slarido—, ambos sa Ios y desaparecinos, cerrando ras de nose tros, por devia as, un abinm slat De Fepente, ls quiet reparadora y 8 sade ln nsturalea, Las sombras. 9 ha Thargade yo un poco, cl sol resplandeei sar wit pero ya en cl octso,y de Tas nas vers fas chispeantes del Rin soplaba un tresco Falco sobre nuestros rustros sudoronos. Nuc. itp solemne aniversario nos comprometin solo Slos horas mis avanradas de-tquel i, a Gu abiamos pensado deen fos atin. mo Shentos de self una de quel diversiones de Sitarios que estaba entonces nuestra Hs posite Tn aguells epoca sentiamos pasion por et tiro de pistols, y ean habia teenie fue my tentajosa pars Cala tno de nosotros en nen ttm posterior carrera militar" El siriente de huestra sociedad conocianstro campo de Uo ‘Milo alejado y en posicionelevada- 9 va ha Bin llevado all aeviba nucstras pistolan. Agu! fampo se envontraba cu el margen muperior del trosque que cubre low bajew colina de dcirés de Holandseck, sobre una poquetia mescta a filentada, y bistante eereano a hug ch ie ‘ebianos'coumemorar nuestra tundacion. 3 bre la pendiente boscoss, aun Tad de hoestro fampo de to, habia-un pequeio claro, auc {nvitaba a semtarse y pormitia extender [a mi da hacia el Rin, por encima de lon oles a y Ue fa veuetacidn: de ese modo, el horizonte ‘que resaltaba contra el grupo de drboles es. taba formado precisamente por las linens be lias y sinuosas del Siebengebirge y, sobre tod. del Drachenfeld, mientras que el centro de el sector circular estaba constituid preci samente por el Rin centelleante, que tenia tre los brazos la isla de Nonnenworth, Tal era nuestro lugar, consagrade por suesios ¥ pro yeotos comunes, y alli, en las horas siguientes de la tarde, queriamos retirarnos, 0, mejor, debiamos haverlo, si desedbamos concluir el dia con el espiritu de nuestra ley ‘A.un lado, sobre aquella pequeia meseta ac cidentad, se eryuia 2 poca distancia el tronco poderoso de una encina, destacndose solitatio de la superticie sin arboles ni matas, y de Colinas bajas y onduladas. Sobre aquel tronce hhabiamos taliado en colaboracion —tizmpo atris— un pentagram, bien visible, que los hhuracanes y temporales de los iltimos atios habjan marcado todavia mas, con lo que ofre ia un excelente blanco para nuestra habilidad de tiradores. Cuando Hlegamos a nuestro cam: po de tiro, la tarde ya estaba muy avanzada, y el tonco de ouesu'a encina extendia un ymbra amplia y acabada en punta sobre la imeseta inculta y arida. La calma era profun dda: los arboles mas altos que estaban a mus {0s pies nos impedian mirar directamente ha: cia el Rin. Tanto mayor fue la sacudida produ ida en aquella soledad por ci sonide lacerante —repetide por el eco— de nuestros pistolets 2 os. Apenas habia disparado el sepundo_pro- yectil hacia el pentagrama, cuando senti ‘que ime agarraban vigorosamente por an braro. ¥ al mismo tiempo vi que interrumpian de igual modo a mi amigo, mientras estaba cargande Volvigndome bruscamente, deseubri el ros tro inritado de un viejo, vl misme tiempo sen. ti que un perro robusto me saltaba a la espol dda, Antes de que yo y mi amigo —inmovilizade el misino modo por otro individuo al joven— pudiéramos rehacernos, aunque. slo Inubiera sido con una palabra de estupor, re sond la vor del viejo, von tone amenarante violento. *jNo, nols, nos gritabs, »;aqut 1 se hhacen duelos! ;Vosotros menos que nadie te ngis derecho a hacerlo, jévenes estudiantes! {Abajo las pistolas! Calmaos, reconciliaes, dws Ja mano. jCémo! Vais a ser la sal de ta tier, Ja inteligencia del futuro, la semills de auestras esperanzas, 2y ni siguicra sabeis liberaros de ese insensato catecismo del honor, ni de sts reglas, dictadas por el derecho del mas fuerte? Con esto no quiere inmiscuirme en fos asuintos de yuestro corardn, pero todo esto no dice mi cho en favor de vuestro cerebru, Vosotros, ‘cuya juventud ha tenide como educadares la lengua y la sabiduria de Ia Helade y del Laciv, vosotros, sobre cuve joven espiritu se han he ccho descender precormente —eon una solicit que no podreis nunea apreeiar como se me! ‘ce— los rayos luminosos de los hombres salsios ¥y nobles de Ia he mar como norma de vuestra conducta el ed digo del honor caballeresco, es decir, el c6digo de la insensatez y de In brital siderad de una vez por todas dicho eddigo 2 hay que considerarlo, real claves, descubrid. su’ mis adoptadio como banco de prueba, no ya de ‘yuestro corazén, sino de yuestro intelecto. Si este ltimo no fo rechaza abora mismo, vies to cerebro no esté hecho para trabajar en un ‘campo en cl que las condiciones indispensables ‘que se requicren son tina enérgica capacidad. de juicio que pueda romper con Lacilidad los lazos del prejutclo, y un intelecto orientade ree tamente, que esté cn condiciones de separar ccon claridad Jo verdadero de lo falso, aun cuan- do el elemento distintivo esté profundamente ‘oculto, y no ya, come oenrre ahora, al alcance de la mano. Asi, pues, en el caso de que vues: ito cerebro no sea apto para todo eso, buscad, querides amigos, otro modo honorable de an. dar por el mundo: haceos soldados 0 bien aprended un oficio y perseverad en él ‘A aquiel discurso agrio —aunque cierto— no: sotros respondimos excitados, interrumpiéndo- hos el tino al olro: «En primer lugar, se equi: voca usted con respecto al punto eseneial, ya que nosotros no estamos aqui, desile luego, ara hacer «in duclo, sino para practicar cl tiro de pistola. En segundo higar, parece que no sepa usted como se desatrolla un duelo: :aca so piensa que nosotros podriamos enfrentarnos cen esta soledad como dos bandidos de caminos, “4 sin padrinos, sin médicos, eteétera? En tercero y tillimo lugar, eada tino de nosotros tiene su propio punto de vista sobre el problema del ‘duelo, y no queremos. vernos cagides por sore presa, ni espantades, por adoetrinamientos ome los suyoss, ‘Aguella réplica, poco cortés indudablemen habia causado mala impresion al primer momento, al notar que ea Se trataba de un duclo, nos habia mirado més amistosamente, pero nuestras rotundas ala bas lo enojaron y le hic do nos atrevimos mencionar ouestros puntos de vista, é] aparré impetuosamente el bravo de Su acompafiante, y nos grité enojado, mientras ‘Se alejaba: «iHay que tener pensamicntos, ¥ hha salo puntos de vistal». Y el acompafante i tervino para exhortarnos: «iUn poco de respe- to, aun cuando un hombre como éste se haya equivocado! Durante ese tiempo, mi amigo habia vuelto fa cargar su arta, y gritando «jatencion!» dis: pard de nuevo sobre el pentaprama, Aquella epentina crepitacién a sus espaldas puso fu rioso al viejo; se volvi6 otra vez, miro con odio ‘ami amigo, y bajando la voz dijo al individuo Inds joven que lo acompasaba: «Qué debemos hacer? Estos jdvenes quieren acabar conmigo con sus explosioness. 'Y el mas joven, volviéndose hacks nosotros, cempezé a decir: «Debéis saber, en realidad, que ‘uestras ruidosas diversiones son en este caso lun auténticu atentady contra la Filosofia, Ob- 45 sevvad a este hombre venerable: 69 sorde rogares, para que no dispardis en este lugar. ¥ cuando un hombre como éste rucga.. ‘eso es, se sigue haciendo lo mismos, le inte- Frumpii el viejo, mirindonos severamiente En el fondo, no sabiamos bien que pensar de Jo que estaba ecurriendo. No ramos clara- mente eonscientes de lo que pudieran tener en comian con la filosofia nuestras raidesas diver siones, y tampocy logribamos comprender por que debjamwes sbandonar nuestro campo. de tro, en Tuncion de incomprensibles considera clones de cortesta, En aque instante debiamas de tener probablemente un aspecto muy inde iso y malhumorado, El acompatante vio nies tra momentinea pezplejidad, y nos explico la situacién, «Nos vemos obligadoss, dijo, aa es perar aqui durante dos horas, a pocos pasos de vosotros. Tenemos una citaz un amigo impor tante de este hombre tiene que venir aqui esta tarde; y para ese encuentro hemos escogide un ugar tranquilo en el que existen algunas ban quetas, agui en el bosquesillo, Verdaderamen- te, no es agradable seguir espantindose con ‘uestros cercanos ejercicios de tira, Suponcinos que vuesiros propios sentimicntos os impedi- Fin seguir disparande aqui, una ver aclarado que quien ha escozido esta Soledad tranquila ¥ vartada para encontrarse con un amieo es tuno de nuestros filesofos mas importantes.» quella explicacion nos inguiets todavia mas. Nox vimos amenarados por un peligro todavia mayor que la simple pérdida de nuestro came 46 po de tio, y preguntames presipitadamen «Donde esta ese lugar tranguilo? 2No sera aqui a la izquierda, en e) bosquecilla sExactamente.= Pero eve lugar nos pertenece a nosotros ds. festa noche», interving mi amigo, «Ese lupar debemos ocuparlo nosotross, exclamames los dos, En aguel momento nuestra solemue festa decidida desde hacia tiempo, era. mis impor tante para nosotros que tedlos los Filosofos del mando, y la expresion de nuestro sentimiento fue tan vivaz © impetuosa, que quizas nos hi ciera parecer un poco ridiculos, por aquel de ev nuestro, en st incomprensible, pero mani estado con tanta insistencia. Por lo menos, nuestros fildsofos aguafiestas nos miraron con tocara hablar a nosotros, para justificamos. En cambio, guardamos silencio, yi que habriamos hecho cualquier cosa con tal de no. traicin Y. asi, los dos grupos siguieron callades, el tno’ frente al otro, mientras las cops de los Arboles, en una grap extension, habian adqui- ido el color rojo del ocaso, El filosofo miraba el sol, ef acompanante miraba al filisofo. y nosotros dos nilestro escondlite en el bosque. ‘que precisamente aquel dis peligrabs. Una sen: scion casi de rabia se apoders de nosotros

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