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MCMI-II Th. Millon LENZ a em VTL Coda) ; ‘ oo Manual ra Mi TEA} Ediciones ¢ Cantata 3 Vale inter-estracat Ss establecidos los puntos de corte se calculé el resto de las puntuaciones mediante interpolacién lineal. En la tabla 3.3 también aparece el porcentaje de la muestra normativa espafiola con pun tuaciones de prevalencia definidas por los puntos de corte establecidos. Tabla 3.3. Frecuencia de las puntuaciones de prevalencia en las escallas X, ¥ y Z (estudios originales y esparoles) PUNTUACIONES PREV Escala X Escala Y Escala Z | Original Original Espanol __Original__Espafol_ 0.34 14,1% 15,7% 13.1% 159% 16,9% 35-74 57.8% 58,9% — 59,6% 53.6% + 55,8% 75-84 16,3% 165% 144% 166% —16,2% 85-115 118% | 9% 12,6% —-13,9% 10,99 | Tablas finales de la transformacién a puntuaciones de prevalencia Las tablas finales de transformacion de las 24 escalas clinicas y las escalas X, Y y Za puntuaciones PREV para la poblacién espafola aparecen en el apéndice C. Excepto en la escala X, las transfor- maciones a PREV son diferentes para los varones y las mujeres. En el desarrollo original se realizé un gran esfuerzo por obtener una distribucién nacional repre- sentativa en cuanto a sexo, edad, etnia, region geogréfica, estado civil y nivel socloeconémico. En el caso de la adaptacién espaftola se tuvieron en cuenta estas mismas variables (excepto la etnia) con el objetivo de obtener una muestra representativa de la poblacién (tabla 3.1). Los anélisis estadisticos originales realizados con los grupos demograficos estadounidenses no produjeron distinciones apreciables basadas en los datos. Los estudios sobre las relaciones entre este tipo de variables y las puntuaciones PREV obtenidas con el MCME-II indicaban algunas dife- rencias en las escalas y en las configuraciones del perfil Sin embargo, no esta claro si estas dife- rencias reflejaban variaciones propias del muestreo o caracteristicas everdaderas» que diferencian a estos grupos. Cuando se analizaron los datos, las diferencias generalmente fueron consistentes con el juicio clinico de las tasas de prevalencia (p. ej., mayor prevalencia de juicios clinicos por trastorno de abuso de drogas y personalidades antisociales en los varones; mayor prevalencia de personas de raza negra en la escala Esquizotipica; mayor prevalencia de mujeres, especialmente en el rango de edad 26-45, en a escala Histriénica). Como resultado, solamente se tuvo en cuen- ta el sexo del paciente para la transformacién de puntuaciones directas a puntuaciones de preva~ lencia, En el caso de la adaptacién espafiola, atin no se han realizado estudios con diferentes grupos poblacionales. Siguiendo las directrices de la version original se consider6 la variable sexo a la hora de crear las tablas espafiolas de transformacién de puntuaciones directas a puntuaciones de prevalencia 101 Capito Valder mera-ctetirat 3.9. Relaciones entre las puntuaciones de prevalencia del MCMI-II y el MCMI-II Las escalas del MCMLIII representan mds un desarrollo progresivo del esténdar operativo ante- rior, el MCML-II, que un cambio radical, Las correlaciones entre las puntuaciones de prevalencia del MCMLII y las tasas base del MCMLII en la escalas 1 a Z aparecen en la tabla 3.4. La compa- raci6n entre las escalas 2B y R no fue posible porque sélo aparecen en el MCML-IIL, Para las esca- las clinicas (1 hasta PP) los coeficientes de correlacion varian desde una correlaci6n alta de 0,88 (Trastorno distimico, escala D) a una baja de 0,59 (Dependiente, escala 3). La mayoria de las corre- laciones se sitéan en el rango de 0,60 a 0,80, con una media ligeramente superior a 0,70, lo que sugiere una alta concordancia entre ambos inventarios. Sin embargo, hay notables diferencias entre las escalas del MCML-II y el MCML-IIL. Esto era esperable porque el MCML-II asigna un peso mayor a los criterios del DSM que el MCML-II. En consecuencia, podemos esperar que los patro- nes de perfil obtenidos con el MCMHIII difitieran ocasionalmente de los obtenidos con el MCMI- IL A pesar de estas diferencias esperables en la configuracién de los perfiles, los resultados del estu- dio de validacion externa (véase capitulo 4) muestran que la precisién diagnéstica del MCMI es bastante alta cuando se coteja con los juicios de expertos instruidos en la teoria y el sistema DSM. 3.10 Correlacién entre las puntuaciones directas y las puntuaciones de prevalencia del MCMI-II Aunque la transformacién a puntuaciones de prevalencia no es una transformacién lineal es monoténica. Asi, mientras que puntuaciones directas mas altas siempre significan puntuaciones PREV més altas (antes de realizarse los ajustes secundarios), el intervalo entre varios puntos de puntuaciones directas se expresa en términos de un nimero variable de puntos PREV. Por ejem- plo, la mediana de una escala MCMI podria estar en una PD=10, la cual se corresponde con una PREV=60. Una PD=11 podria ser una PREV=62 y una PD=12 una PREV=68. Los intervalos cons- tantes de PD se transforman asi en intervalos variables de PREV, dependiendo de la forma de la distribuci6n de las PD y de la prevalencia del atributo que mide la escala en la poblacién. Dado que la transformacién es siempre monoténica, puede esperarse que la correlacién entre las PD y las PREV sea entre moderada y alta, como aparece en la tabla 3.4. 3.11. Matriz de correlaciones de las puntuaciones de prevalencia de las escalas del MCML-III La matriz de correlaciones de las escalas es importante para la evaluaci6n del componente estruc- tural de la validez explicada anteriormente. Las correlaciones entre las PREV de las escalas del MCMLIII aparecen en Ja tabla 3.5. En general, la matriz de correlaciones muestra un patron de resultados que es congruente con lo esperado desde el modelo evolucionista. Es evidente el papel de un amplio «factor de desajuste general» desde el patrén global de las correlaciones moderadas aaltas, 102 a Tabla 3.4. Correlaciones entre las puntuaciones PREV del MCML-IIly del MCMI-I! (estudios originales) y entre las puntuaciones PREV del MCME-III y las PD (adaptacién espaftola) Escalas del MCMLIII (PREV) PREV del MCML-II PD del MCMI-II PATRONES CLINICOS DE PERSONALIDAD 1 Esquizoide 069 0,89 | 2Abvitativo 0,78 0,89 | 2B Depresivo — 0,89 3 Dependiente 0,59 0,94 4 Histriénico 061 0,90 5 Narcisista 0,63 0,89 6A Antisocial 0,66 0,83 6B Agresivo (séico) 0.63 0,86 7 Compulsivo 067 087 8A Negativista (pasivo-agresivo) 087 0,90 8B Autodestructivo 07 0,77 | PATOLOGIA GRAVE DE LA PERSONALIDAD a _ S Esquizotipico, O71 0,83 | C Limite 0,78 0,89 P Paranoide 0,64 0,86 SiNDROMES CLINICOS - - - A Trastorno de ansiedad 0,73 0,93 H Trastorno somatomorfo 0.61 0,94 N Trastorno bipolar 0,64 0,95 | D Trastorno distimico 0,88 0,96 B Dependencia del alcohol 0,72 0,85 T Dependencia de sustancias 0.68 0.81 R Trastorno de estrés postraumatico _— 086 SiNDROMES cLiNICOS GRAVES - a $5 Trastorno de pensamiento 0,78 0,93 C Depresin mayor 0,82 0,93 PP Trastorno delirante 0,65 on INDICES MODIFICADORES _ a a _ a X Sinceridad 0,99 Y Deseabilidad social 0,95 Z Devaluacién 0,99 [Nota: Todas ls correlaciones son significaiva a nivel de 0,07 103 Capt 3: Vales inact L800 9S'0- Is'0 290 £2'0 990 69'0- ze'0 280 z9'0 WO LV" 95'0- £5'0- 25°0- | 970 ¥e'0 vO 920 00 «co reo £50 00 65'0 az'o 6£'0 68'0 evo SSO £90 69'0 £0 12'0 B90 bL'0 Er'O- BS'0 O'OHE'O-OS'O- 49'0 690 080 ¥2'0 05'0 89'0 av'0 29'0 z'09'0- Be'0 HzO ESO z5'0- 19'0 ¥L'0 0z'0 92'0 59'0 9£'0 cr'o ve" Be'OOr'O Le'0 zE'0 L0'O 98'0 $90 6£'0 090 65'0 $5'0 BOOED B7'0 LI'0SH'O-9¥'O- Z5'0 £90 94'0 Lv'0 ¥L'0 ¥L'0 $9'0 ED'OZHO- Ev'O OF'0 EH'O~ ZO 09'0 29'0 080 B¥'0 $90 S9'0 6s'0 as'oLz'o Le'0 Sz'0LE'O- Iv'O- ES'O | 800 sc'0 ¥2'0 «'o@'o- ¢s'0 180 LLOEO' s1'0 | io 8E'0 Ov'0 z5'0 ¥r'O~ 09° e'o os’ £9'0 $90 “s'o0r'o- Ico 650 97'0 $v'0 Sv'O 090 9¥'0 6E'0 ES'OSE'O SS'0 By'0 yO'OZO'O se’O ‘O- H'0- ZE'0- 0'0~ ¥S'0- 95'0- EF'O- L¥'0.07'D- BL'0~ 99° ZL'0 GH'O- £9'0~ 0 98% “seo. 62'0 59'0 9£'0 6r'0 HS'0 IS'0 s¥OOz'O 97'0 OL'0zr'O-zv'O- Br'O S5'0 9S'0 E20 6£0 12'0 9E'0- vE'O- BS'0 150 #9'0 91'0- 960 ze'0 z1'0- Ze'0- ZH'0 990 ££'0 Is'o- 95°0 ES' aso 890 95'0 62'0- a¢’0 sso 290 L2'0- 9€'0 ZE'02r'0-L¥'0- E9'0 8'0- 99'0 6r'0 E20 9E'0- Is’ v0 ero HR Bm en SEnSBuvecrzoerehbtonx L'0- $5'0- L1'0 87'0 Z'0- OF'0- Z'0- HL'O- 490 SO'OwI'- £'0 ¥e'0 O2'0 Ez'O 60'0 L0'0- £1'0 170 €1'0 or'o 190 05'0- 6y'0~ €9°0- ov'o~ LEO ISO 12'0- 99°0- 190 190 se’ ¥9'0 z'0 6s'0 woyo@ 3s we ve 2 0 ws + € wm wit (oj0yodsa uprroidopo) IIDW [2p S0}0089 So) ap A3Ng SuODONUNd 50} 2p SoUOPO;aUOD ap ZUNOHY "SE BIGEL 2 CAPITULO 4: VALIDEZ EXTERNA Y DE CRITERIO sario pero no suficiente para la creaci6n de sistemas de medida validos. Los items que ope- racionalizan los constructos de una teoria también deben poder sostenerse por si solos como escalas coherentes y deben cumplir el sistema de relaciones propuesto por la teoria, un requerimiento del estadio de validacion interna-estructural. A | principio del capitulo 2 dijimos que el estadio te6rico-sustantivo de la validez es nece- Aligual que el estadio te6rico-sustantivo, el estadio interno-estructural también es necesario pero no suficiente para la validacién de un instrumento. Este hecho se aprecia rapidamente con dos ejem- plos. El primero proviene de las mateméticas que consiste explicitamente en sistemas altamente des- arrollados de proposiciones que se apoyan en la fuerza de la prueba deductiva. Subcampos enteros de las matematicas se ocupan de entidades que solo existen dentro de un simbolismo abstracto, no en el mundo natural. En este sentido, son fantasias altamente coherentes sin ningtin correlato emp: rico en la vida cotidiana o en el universo fisico, internamente consistentes pero sin realidad empi rica. Fl segundo ejemplo proviene de los pacientes que padecen trastornos delirantes. Muchos de ‘estos trastornos son marcos de referencia altamente sistematizados que tienen sentido en el mundo interno del paciente, explicando eventos objetivos de una forma que, aunque sea internamente tan consistente como el sistema de creencias de la mayoria de los individuos normales, también es ‘obviamente falsa. Los criterios externos de validacién tienen como propésito asegurar que las esca~ Jas de un instrumento tengan valor en el mundo real y no solo en las mentes de los autores del test. Este capitulo presenta informaciOn sobre la validez externa de las tres generaciones del MCMI. Aunque el MCML-III es una prueba muy distinta del MCMI, se consideré que era importante mos- trar informacién sobre ambos para poder comprender més adecuadamante la evoluci6n existente. 4.1. La validez externa del MCMI-II: Juicios diagndsticos de profesionales En un primer estudio de clasificacién clinica con el MCMHIIl (incluido en la primera edicion ame- ricana) los jueces clinicos normalmente s6lo vieron a los sujetos una vez. Las clasificaciones se rea- lizaron la mayoria de las veces con la aplicacién del MCMLIL-R, normalmente en el momento de la recogida de la informacién, Aunque esta limitacién del disefio cre6 un limite superior en los estadisticos de eficiencia diagnéstica derivados del estudio original (Retzlaff, 1996), no obstante, él andlisis de los datos tuvo un papel importante de screening; fue un criterio necesario pero no suficiente para evaluar de forma preliminar la validez externa de! MCMLI. extra y decrlterio En un estudio més reciente de clasificacién clinica con el MCMI-II (inctuido en la segunda edicion americana), se pidié explicitamente a los clinicos que clasificaran tinicamente a los sujetos a quienes conocian bien. Asi, estos resultados se derivan de un disefio que se aproxima més al estudio de val dez externa expuesto en el manual del MCMEII, lo que permite realizar mejores comparaciones de las tres generaciones del instrumento. El propésito de esta seccién es exponer estos resultados y com- parar la eficiencia diagnéstica del MCML-IT con la del MCMLII y, cuando sea posible, con la del MCMI. Método Se invit6 a cerca de 75 clinicos que conocfan bien el MCMI y la teoria evolutiva de Millon (1990) y que habian participado en proyectos previos de investigacién con el MCMI a participar en un estudio sobre la validez diagnéstica externa del MCMLIIL. Alrededor de 30 accedieron a parti par. La mayoria indicaron que tenian varios socios (grupos de practicas 0 colegas clinicos) que pat ticiparian en la tarea de los juicios clinicos. En total, 67 clinicos primarios y sus asociados par ciparon en la clasificacién de los pacientes segtin las instrucciones y criterios orientativos del Cli- niician’s Rating Reference Booklet (véase en el apéndice B Ja adaptacién espaniola empleada en la tipificacién). Todos ellos manifestaron haber tenido un contacto directo sustancial con Ios pacien- tes a quienes debian evaluar. El tiempo minimo de contacto requerido fue de «al menos tres sesi nes terapéuticas 0 de counseling»; siete sesiones fue el ntimero de sesiones predominante y el ntimeto de horas de contacto oscilé entre 3 y mas de 60. El Clinician’s Rating Reference Booklet consiste en un resumen del estudio, los criterios de inclusion y exclusién, los pasos detallados y la descripcién de lo que se exigia de los clinicos participantes. Por ejemplo, se pide a los clinicos que revisen las descripciones de los sindromes de los trastornos de los Ejes Ly IL. También son notables los puntos de anclaje detallados que se desarrollaron para las tareas de clasificacién. Por ejemplo, la severidad de cada sindrome clinico del Fje I se clasificé en una escala de cinco puntos. En ver. de permitir que cada clinico determinase el significado de las etiquetas de severidad ligera, mediana, sindrome, sindrome acusado y sindrome grave se ofrecieton prrafos descriptivos para incrementar la estandarizacién del significado de estos puntos en los Clasificadores. Esto aseguraba que los clinicos participantes estaban clasificando las mismas “dimensiones de la misma forma, es decir, que el significado de cualquier punto concreto a lo largo 106 de una dimensi6n dada era similar para todos los jueces. Para obtener un tamafio muestral ade- cuado, se permitia a los clinicos incluir a sujetos que ya habian respondido al MCML-III, pero se les dijo especificamente que no incluyesen a los sujetos cuyos resultados recordaban nitidamen- te. Se hizo esto para minimizar la contaminacién de los criterios. Para la seccién del Eje I, se sugitié que los clinicos siguiesen muy de cerca los criterios del DSM- IV. En contraste, los constructos del Eje Il se operacionalizaron por medio de los criterios diagnés- ticos del DSM-IV y de las descripciones de dominio generadas teéricamente por Millon y presen- tadas en el capitulo 2. Se eligié este enfoque porque, desde la perspectiva de la teorfa evolutiva, el DSM s6lo es parcialmente representativo de los dominios en los que se expresa la personalidad. Era importante que los clinicos se dieran cuenta del rango total de contenido relevante a los cons- tructos del Eje Il al completar sus clasificaciones. Si no, sus clasificaciones tenderian hacia crite- rios incompletos del DSM o, peor atin, hacia contenidos con los que cada clinico estaba sensibil zado por su formacién académica o clinica, ya fuese cognitiva, conductual, psicodindmica u otra. Capt 4: Valdes externa y de trio Resultados del Eje It Los resultados del Eje II del estudio de validez diagndstica se presentan en las tablas 4.1 y 4.2. Los estadisticos de las escalas del Eje IT se comentan en esta seccién y en la siguiente los del Eje I. Las dos secciones posteriores resumen el funcionamiento del MCMI a lo largo de tres generaciones. Aunque los métodos de recogida de datos de cada versi6n del MCMI han sido diferentes en tér- minos de instrucciones dadas a los jueces clinicos, procedimientos de muestreo, etc., el requeri- miento esencial de emplear jueces clinicos «informados» fue estindar y uniforme; es decit, Ios estudios con las tres generaciones se basaron en juicios hechos por clinicos con un conocimien- to sustancial de los pacientes a quienes clasificaban. Estadisticos de frecuencia En la tabla 4.1 se presentan las frecuencias directas y las puntuaciones de prevalencia de los pacientes incluidos en este estudio de validez externa. En la primera columna de la tabla los clf- nicos clasificaron a 18 pacientes como primariamente esquizoides, a 34 como primariamente evi- tativos y asf sucesivamente. Fl trastorno de personalidad mas frecuentemente clasificado como primario fue el dependiente (N=41), seguido del limite (N=40) y de la personalidad depresiva (N=37) incluida por primera vez en esta versién Ill del MCMI. La segunda columna de la tabla 4.1 traduce estas frecuencias directas a tasas de prevalencia (por ejemplo, dependiente en un 13%, personalidades limite y depresiva, cada una en un 12%). La ter cera y la cuarta columnas presentan el ntimero y las tasas de prevalencia de las personalidades juz gadas por los clinicos como los segundos trastornos mas prominentes. Es interesante destacar que la personalidad mas novedosa (la depresiva) y la recientemente eliminada (la autodestructiva) del DSM-IV estaban entre los tres trastornos que, segtin los jueces, desempefiaban un papel frecuen- te pero secundario para estos pacientes. Las columnas quinta y sexta resumen las primeras y segundas frecuencias directas y prevalencias combinadas, segiin los clinicos participantes. Las personalidades evitativa, depresiva, dependien- te y limite estaban entre las mas altas. Las personalidades clasificadas como menos prevalentes fueron la paranoide, la esquizotipica y la agresiva (sédica). Las iltimas tres columnas de la tabla 4.1 presentan los resultados de la primera y segunda frecuen- cia més alta por escala de personalidad segiin los resultados del MCMIIIL. La personalidad depre- siva (N=43) y la limite (N=34), con mayor frecuencia, fueron las escalas mas altas del Eje II del MCMI. Combinando la més alta y la segunda més alta, la personalidad depresiva (N=85) y la evi- tativa (N=70) fueron las mas prevalentes y la agresiva (sadica) (N=21), la esquizotipica (N=24) y la paranoide (N=27) las menos frecuentes. Al comparar la quinta y la novena columnas de la tabla se aprecia un acuerdo general entre los jueces clinicos y el MCMLIII en lo referente a qué trastor- nos de personalidad son los mas y los menos prevalentes. ( 107 Capital 4 Vtiee exter y de rites Tabla 4.1. Primeros y segundos diagnésticos segin juicio clinco y MCMI-II en el Eje II T Segundos Primeros | McMLIII diagnésticos segundos | puntuaciones PREV diagnésticos | ee _—_—,— Juicios Prevalencia | Primeros Segundos| Primeros elnicos) (90) | (Me 322)) (N= 322) Seques LH (N= 638), (N= 644) 1 |1 Esquizoide 38 | 36 2A Bvitativo ban 70 2B Depresivo | 69 | 85 3 Dependiente | | 69 | 50 4 Histriénico | 42 | 40 5S Narcisista | 47 45 6A Antisocial | 43 46 6B Agresivo i | (adico) 23 | 2 7 Compulsive 39 40 BA Negativista | | | (pasivo-agresivo) | 44 7 18 a 39 8B Autodestructivo, | 54 8 23) 41 | 64 |S. Esquizotipico | 22 3 15 9 | 24 1c Limite | 58 9 | 4 230 | Ss? Paranoide | 19 3 13) 12 a Eficiencia diagnéstica 108 Probablemente la mayoria de los lectores conocen la idea de validez concurrente, en la que una esca- Ja nueva se correlaciona con medidas ya establecidas y aceptadas del mismo constructo. Si la escala nueva correlaciona altamente con estas medidas més antiguas, se dice que tiene validez concurrente. Aunque las escalas dimensionales se prestan bien al célculo de las correlaciones de validez concu- rente, los trastornos psicolégicos en el DSM se consideran entidades que se traducen a presencia © ausencia de enfermedad mediante el uso de criterios diagnésticos y sus estadisticas asociadas de eficiencia diagnéstica. Este capitulo se centrara en la sensibilidad y el poder predictivo positivo. Dado que estos tienden a relacionarse inversamente, la evaluacién inteligente de un instrumen- to requiere que se consideren en conjunto. Cualquiera de ellos puede ser casi perfecto mientras que el otro necesariamente no lo es. Por ejemplo, suponga que 100 pacientes de una muestra de 1.000 son clasificados por los jueces clinicos de padecer un trastorno de pensamiento. Si se iden- tifica a los 100 pacientes en una escala de trastorno de pensamiento, la sensibilidad de la escala es perfecta, Hasta aqui, bien. Sin embargo, si también se identifica a los restantes 900 de padecer un trastorno de pensamiento, entonces la apreciacion sobre Ja utilidad de la escala cambia drés- ticamente: se ha logrado una sensibilidad perfecta a costa de un gran numero de falsos positivos. Al contrario, si todos los pacientes identificados de padecer un trastorno de pensamiento por la escala también reciben ese diagnéstico por los jueces clinicos, entonces el poder predictivo post- tivo del instrumento es perfecto, Hasta aqui, bien, Sin embargo, si la escala s6lo Identifica con Capt 4 Vales externa y de tr ww éxito a.un paciente de un total de 100 pacientes con trastomo de pensamiento, de nuevo nues- tra apreciacién cambia dramaticamente. Estos dos ejemplos son meramente ilustrativos. En gene- ral, cuando la sensibilidad de un indicador se incrementa, también aumentan los falsos positivos ¥ el poder predictivo positivo se reduce algo, y viceversa Los estadisticos de eficiencia diagnéstica de las escalas del Eje II del MCMI-II se presentan en la tabla 4.2. Los estadisticos se calcularon en términos de las primeras personalidades més altas y sus, cotrespondencias con los resultados del MCMI-II a juicio de los clinicos. El estadistico del poder predictivo positivo (PPP) representa el porcentaje de pacientes que obtienen la puntuacién mas alta de su perfil en una escala determinada de personalidad del MCMLIII y para quienes, a julicio de los clinicos, dicho trastorno de personalidad es primario. Consecuentemente, PPP es igual al namero de positivos verdaderos (positivos segtin el juicio clinico ¥ el test) dividido por el nime- 10 total de positivos segiin el test. Por ejemplo, el 67% de los pacientes clasificados por el MCMI como primariamente esquizoides también fueron clasificados como esquizoldes por os clinicos (véase tabla 4.2). De forma similar, el 79% de los que obtuvieron su puntuacién mas alta en el Eje I del MCMF-III en la escala Compulsiva recibieron una clasificacién similar por parte de los clini- cos. Las escalas Dependiente (81%), Paranoide (79%) y Compulsiva (79%) obtuvieron los mejores resultados en cuanto al acuerdo entre los clinicos y los resultados del MCMHII. Las escalas Auto- destructiva (30%), Negativista (39%) y Depresiva (49%) obtuvieron las puntuaciones PPP mas bajas, lo que podria reflejar la forma tenue con que el DSM-IV ha tratado estos constructos. El tras- toro autodestructivo fue eliminado por completo del DSM-IV y los trastornos de personalidad negativista (pasivo-agresivo) y depresivo se relegaron al apéndice. La sensibilidad se refiere a la precisién con que un indicador detecta un patrén 0 trastomno de per- sonalidad especifico. El estadistico de sensibilidad (4’) presentado en la tabla 4.2 se refiere al por- centaje de pacientes que, segtin el juicio clinico, tienen una personalidad especifica como patron primario y fueron identificados de forma similar por el MCML-III. Asi, la sensibilidad es el name- 10 de pacientes identificados como positivos por el test y los clinicos dividido por el nimero total de pacientes clasificados como positivos por los clinicos, Por ejemplo, el 57% de los pacientes cla- sificados por los clinicos con personalidad primaria depresiva también obtuvieron las puntuacio- nes mas altas en la escala Depresiva del MCML-IL La tasa predictiva positiva (PPR) debe ser una medida aproximada de incremento por encima del azar. Por ejemplo, si la tasa de prevalencia de un trastorno es del 12% y un indicador no proporcio- na ninguna mejora por encima del azar se diagnosticaré correctamente al 12% de los pacientes. Un. indicador o test que funcione bien obviamente deberd ser mejor que el nivel de azar. El estadistico PPR se calcula dividiendo el PPP por la tasa de prevalencia. Por ejemplo, la PPR de la escala Evitati va del MCMLIII es 6,92, es decir, cerca de 7 veces mas de lo que se obtendria s6lo por azar. Obvia- mente, cuando la tasa de prevalencia es alta, la PPR tiene un limite superior bajo. Por ejemplo, si la tasa de prevalencia para un trastomo determinado fuese del SO%, el test podria acertar el 100% de las veces si identifica Ja presencia del trastorno y sin embargo s6lo tendria una PPR igual a 2. En con- traste, si la tasa de prevalencia de un trastomo es del 2% y el test obtiene un PPP del 10%, la PPR es 5. De acuerdo con esto, la precision de la PPR es mejor para los trastornos con tasas de prevalencia bajas, por ejemplo, el agresivo (sadico) (33), el paranoide (21), el esquizotipico (17) y el esqui- zoide (=12). Se obtienen valores de PPR menores en los trastornos con tasas de prevalencia altas, por ejemplo, el depresivo (=4), el limite (=6), el dependiente (=6) y el evitativo (=7). La PPR es un esta- distico de eficiencia diagnéstica muy titil como indice de la mayor precision de! MCMI-II (0 de cual- quier otro instrumento) con respecto a las asignaciones diagnésticas sin informacién adecuada, Mas adelante se comentaré la eficiencia diagnéstica de las escalas del Eje Il con mayor profundidad, 109 0 Capt 4: Wades externa y de certo PPP*(%) 1 Esquizoide 67 2A Evitativo 73 2B Depresivo 49 3 Dependiente ai 4 Histrionico 63 5 Narcisista 72 6A Antisocial 50 6B _Agresivo (sAdico) 7 7 Compulsive 79 BA Negativista (pasivo-agresivo) 39 44 7,80 8B Autodestructivo 30 58 814 S_ Esquizotipico 60 82 17,41 C Limite 7 60 5,66 P Paranoide 79 92 21,02 “PPP: Poder predictive postive “a: Sensibilidad “PPR: Tasa predctiva positive Resultados del Eje | Las tablas 4.3 y 4.4 presentan los estadisticos de eficiencia diagnéstica de las escalas del MCMI-II en el Eje I, con las puntuaciones PREV iguales 0 mayores de 85 y 75 respectivamente. Respecto al poder predictivo positivo del MCMLIII se presentan dos métodos de célculo. En la ltima columna de la tabla 4.3 (con el encabezado M-III'), la PREV de 85 se compara con lo que Jos clinicos juzgaron que era el trastorno més prominente del paciente en el Eje I. La pregunta es la siguiente: hasta qué punto predice correctamente el punto de corte PREV=85 el trastorno del Fje I més prominente del paciente? Los estadisticos de poder predictivo positivo oscilan entre el 33% para el Trastorno delirante y el 93% para la Dependencia de sustancias. Las dos escalas de trastornos del Eje I mas prevalentes, el Trastorno de ansiedad y el Trastorno distimico, alcanzaron poderes predictivos positivos del 75% y el 81%, respectivamente. Los estadisticos de sensibilidad (en la columna MILD) para este método de célculo oscilaron entre el 24% para el ‘Trastorno soma- tomorfo y el 100% para el Trastorno del pensamiento. La columna de sensibilidad denominada MG-LIF* evalda la siguiente pregunta: ghasta qué punto detecta el punto de corte PREV=85 un tras- tomo juzgado como presente por 1os clinicos, aunque dicho trastorno sea secundario en severi- dad? Los valores de sensibilidad son generalmente algo menores. Tabla 4.3. Prevalencia, sensibilidad y poder predictivo positivo de las escalas del Eje | del MCMI ‘cuando la puntuacién PREV es igual 0 mayor que 85 Tasas Sensibilidad Poder de | (%) predictive prevalencia (%) positivo (%) MoM MA M-lP | M_M-IL M4 M-iP | M. ‘A. Trastorno de ansiedad 24 23 46 28 \67 69 57 64 | 73 74 80 75 H_ Trastorno somatomorfo 13 5 24 12 |37 43 25 24 | 44 33 53 39 N. Trastorno bipolar 4 3 6 4 |49 40 44 64 | 50 53° 57 58 D Trastorno distimico 4 29 38 23 |73 76 55 65 | 76 72 88 81 B_ Dependencia del alcohol 128 30 17 |56 79 65 80 | 66 88 91 88 T Dependencia desustancias 6 9 19 11 |52 62 78 82 | 63 78 92 93 R Estrés postraumaticot $5 Trastorno delpensamiento 3 2 10 4 |15 20 52 100°| 19 30 59 52 18 6 53 88 73 67 CC Depresion | mayor 3 6 2 1 |24 47 65 84 | 27 50 72 66 PP Trastorno delirante 2 1 9 2 |15 25 40 50} 23 40 63 33 MCMI, Mcll-MCMII, Mall-MCMLI Estadistco calculado utiizando todos los trastornos juzgads por lo clinics como presente. Estadstico calculado utlizande los trastornes juzgados por los cliicos corno més prominentes “= El trastorno de estes postraumatico no era evaluado en el MCMy en el MCMEIL ‘= S6lo 12 pacientes con trastorno del pensamiento participaron en el estudio, La tabla 4.4 evalda las mismas preguntas diagnésticas con referencia al punto de corte PREV=7S. Como se esperaba, las sensibilidades eran mas altas y el poder predictivo positivo era algo mas bajo que con la PREV= 85, Tres generaciones del MCMI: el Eje | Las tablas 4.3 y 4.4 permiten la comparaci6n de los estadisticos sensibilidad y poder predictivo positivo con las PREV mayores o iguales a 75 y 85 a lo largo de tres generaciones de escalas del Fje I del MCML. A pesar del hecho de que hay que contemplar estos estadisticos como general- mente favorables para cualquier version del MCMI, su comparacién a lo largo de las distintas generaciones del MCMI exige supuestos que a lo mejor no son sostenibles. Los cambios en los cri- terios diagnosticos que han tenido lugar a lo largo de tres generaciones del DSM, junto con los cambios que a veces derivan en que determinados diagnésticos se pongan de moda, dificultan las comparaciones absolutas, m A Trastorno Capo 4: Vass exeray de reo En la tabla 4.3 las columnas encabezadas por M-IIl* presentan la prevalencia, Ia sensibilidad y el poder predictivo positivo con una PREV mayor o igual a 85 para todos los trastornos juzgados ‘como presentes por los clinicos (la prevalencia se derivaba de los juicios clinicos). Los estadisticos de prevalencia son més altos en el MCML-III que en cualquier generacién del MCMI. Las sensibi- lidades son mas bajas en muchas mas escalas que en las generaciones anteriores del MCMI, que asumen tasas de prevalencia uniformemente més bajas en todos los trastornos. En particular, la sensibilidad de la escala Trastorno somatomorfo es relativamente baja. Sin embargo, la sensibili- dad y el poder predictivo positivo de las escalas de sindromes severos del Eje I —Trastomno del pen- samiento, Depresién mayor y Trastorno delirante— son més altos que en el MCMI y el MCMI-II. Las columnas encabezadas por M-III? en la tabla 4.3 presentan la prevalencia, la sensibilidad y el poder predictivo positivo con una PREV mayor o igual a 85 para los trastornos del Bje I juzgados por los clinicos como més prominentes. Cuando se calculan asf, las tasas de prevalencia M-IIP de cada trastorno del Eje I disminuyen hasta aproximarse mas a las de las generaciones anteriores del MCMI, lo que permite una mejor comparacién de los tres instrumentos. Aunque los estadisticos de sensibilidad estén mezclados con respecto al MCMLII, os estadisticos de poder predictivo posi- tivo son, en general, més altos y, en algunos casos, mucho mas altos que en el MCML-IL. Tabla 4.4. Prevalencia, sensiblidad y poder predictivo positivo de las escalas del Eje ! del MCMI ‘cuando la puntuacién PREV es igual 0 mayor que 75 Tasas Sensibilidad | Poder de (0%) predictivo prevalencia (%) positivo (%6) n MMi Mull Mal M4 de ansiedad 343946 | 79 84 70 |H Trastomo | | somatomorfo [18 1324 pr sa as IN. Trastomo | bipolar 8 4 6 5S 5505S D Trastorno * distimico 41 46 38 | 84 80 61 B_ Dependencia del alcoho! 7 1530 63 9283 |T Dependencia | de sustancias, u 13019 mn 82 89 UR Estrés postraumsticot | TB ney) | ss Trastorno | del pensamiento | 6 4 10 45 50 51 | CC Depresién | mayor 6 14 2 | 41 68 «8 | 460 73 PP Trastorno | | i [eee ‘alculados utiizando todos los trastomos juzgados por los clnicos como presents. delirante 5 5 9 | 32 34 77 | 360 61 6 Trastorno de estréspostraumstica no La tabla 4.4 presenta la comparacién a lo largo de tres generaciones del MCMI con puntuaciones, PREV iguales o superiores a 75. Los estadisticos se calcularon usando todos los trastornos juzga- dos por los clinicos como presentes. Segiin esto, las tasas de prevalencia del MCMHII son tas mis- mas que las que se presentan en la columna M-IIl? de la tabla 4.3. En resumen, del conjunto de andlisis previos parece que la validez de criterio diagndstico del MCMEIII es comparable y marginalmente superior a la del MCMI-II en algunas escalas del Eje 1 ‘Tres generaciones del MCMI: el Eje I! Empezamos esta seccién de nuevo subrayando lo problemético de la comparacién a lo largo de tres generaciones del MCMI. La estructura y el contenido de las escalas del Eje II del MCMI a menudo se han visto influidos por los cambios en la teoria de Millon y en la nosologia oficial del DSM. Los aftadidos incluyen las escalas Agresiva (sddica) y Autodestructiva en el MCMLII y la escala Depresiva en el MCMLIII. Ademés, la incorporacion de estas escalas se ha visto acompa- fiada de cierta reestructuracién en el contenido de otras. Las escalas Antisocial y Negativista (pasi- vo-agtesivo) del MCMI fueron reformuladas para dejar sitio a las escalas Agresiva (sddica) y Auto- destructiva en e] MCMEII. Ademés, el contenido de los items del MCME-II refleja tos criterios paralelos del DSM mucho mas que en el caso del MCMLII. Segtin esto, la comparacion de estos estadisticos a lo largo del tiempo no es algo que puede cuantificarse directamente sino que es una cuestion de juicio. Obviamente, es probable que las comparaciones del MCMI con el MCME-Il y del MCMLII con el MCMHIII sean menos probleméticas que las comparaciones entre el MCMI y el MCMELIIL Tabla 4.5. Estadisticos de eficiencia diagndstica de los juicios clinicos para los primeros diagnésticos det Eje 1! lo largo de tres generaciones del MCMI a” (0%) PPP (%) j MCMI MCMI-II MCMLI = MCMI MCMI-II MCMI-II 1 Esquizoide 38 3 56 50 38 7 2a Evitativa 7 or 65 70 72 73 2B Depresiva — 37 — © 49 3 Dependiente 6 72 54 0 81 4 Histriénica 58 33 74 65 63 5 Narcisista 50 39 59 65 72 6A Antisocial 42 60 61 55 50 6B Agresiva (sédico) _s 68 n — 58 7 7 Compulsiva 53 66 73 53 6 79 BA Negativista (pasivo-agresivo) 47 59 44 62 50 39 8B Autodestructiva. _* 48 58 _ 46 30 S Esquizotipica 58 38 82 74 47 60 Limite 60 67 60 64 60 n P- Paranoide 54 31 92 79 40 79 +4! = Sensibilidad, PPP = Poder predictive positvo. “Esta excalano era evalua en esta versién de! MCML a ns Capito Valder externa y ecto La tabla 4.5 presenta las sensibilidades y poderes predictivos positivos de las escalas del Eje Il empleando los juicios clinicos de diagnéstico primario; la tabla 4.6 presenta la misma informa- ci6n para los juicios clinicos de diagndstico primario y secundario. La comparaci6n de las colum- nas de las tablas 4.5 y 4.6 generalmente muestra una buena conformidad entre el MCMI y los jue- ces expertos a lo largo de las tres generaciones del test, con algunas excepciones. En términos de las escalas individuales, se obtuvieron los estadisticos PPP de fa escala Autodestructiva (30%; este trastorno se eliminé del DSM-IV) y de las escalas que corresponden a los dos trastornos de! MCMI- IMI que fueron relegados al apéndice del DSM-IV: el Negativista (39%) y el Depresivo (49%). Los estadisticos d’ més bajos del MCMI-II se obtuvieron en las escalas Negativista (44%) y Dependien- te (54%). Si todos estos trastornos de personalidad se consideran diagnésticos primarios o secun- darios (como en la tabla 4.6) los estadisticos de sensibilidad son mas altos. Tabla 4.6. Estadisticos de eficiencia diagnéstica de los juicios clinicos ara Jos primeros y segundos diagnésticos del Eje |! fo largo de tres generaciones del MCMI 4” (%) PPP* (9%) MCMI MCMLI MCMUI| = MCMI MCMI-II MCMbII [1 Esquizoide 88 62 6 68 71 72 2A Evitativa 88 76 62 80 79 63 | | 2B Depresiva “ “ 75 _ _ 61 3. Dependiente 80 79 56 80 76 78 | | 4 Histiénica 79 68 75 79 65 79 |S Narcisista 74 74 2 59 69 7 6A Antisocial 62 7 81 6 80 76 68 Agresva (sidicay 78 74 — n a1 7 Compulsiva 58 B 74 7 67 76 | 8A Negativista 8B Autodestructiva. _* 66 85 _ 58 73 5 Esquizotipica 7 37 2B 68 69 7 | Limite 7 72 79 a 66 al L P Paranoide n 50 89 68 65 65 | + d= Sensibidad | | 2 ‘ode predietho positvo. * sta esc no era evaluada en esta versin del MCM na Por lo tanto, en lo referente al Eje II, una comparaci6n directa de los andlisis de la eficiencia diag- néstica del MCMI, el MCMI-II y el MCMU-III muestra que cada forma del instrumento tuvo un. nivel de precision predictiva y clinica que oscilaba entre satisfactorio y alto. En los campos en los que los clinicos estn bien informados acerca de los fundamentos teéricos y clinicos de los cons- tructos de la personalidad y, mas importante, en los casos en que conocen muy bien a los pacien- tes, los resultados del MCMLIII son impresionantes. En cambio, los estadisticos de eficiencia diag- néstica del Eje II desde el MCMI al MCME-II y al MCMI-III muestran una tendencia modesta pero generalmente ascendente en la sensibilidad y el poder predictivo positive del instrumento. 4.2. Correlaciones entre el MCMLIII y otras escalas La eficiencia diagnéstica es s6lo un medio de evaluar la validez externa, uno que presenta muchas debilidades entre las cuales la naturaleza dicotmica de las comparaciones que se hacen no es la menor de ellas. En contraste, el uso de instrumentos de autoinforme no s6lo permite que se cal- culen correlaciones de medidas continuas sino que también permite la comparacion del MCMI- Ill con medidas tradicionales que se supone miden constructos similares. Los clinicos que parti- ciparon en el proyecto de desarrollo original exigicron a sus sujetos que completasen cualquiera de estos tests: MMPI-2, Beck Depresién Inventory, General Behavior Inventory, State-Trait Anxiety Inventory, etc. Los resultados indicaron, en general, una asociacién consistente de los contenidos de las diferentes escalas (para una exposici6n detallada de los resultados véase el manual original, Millon, 1997). En la muestra de adaptacion espaiiola se aplicé a 388 sujetos la adaptacién espafiola del MMPI-2, Inventario Multifisico de Personalidad de Minnesota - 2 (Avila y Jiménez, 1992). Los resultados de este estudio, junto a los del estudio estadounidense, se muestran en la tabla 4.7. La importancia historica del MMPI-2 y las diferencias filosGficas que definen a los dos inventarios (ya que se construyé el MMPI-2 segiin el método de los grupos criterio y el MCMI en funcién del modelo integrado de validez) hacen que cualquier estudio sobre su relacion sea especialmente interesante. A pesar de la revisién reciente clel MMPI, la heterogeneldad de sus escalas atenda el grado en que se pueden esperar correlaciones altas con las escalas internamente consistentes del MCMLIIL. Sin embargo, hay algunas éreas obvias de similitud de contenido que pasamos a comentar, La escala Hs (Hipocondria), por ejemplo, en la muestra estadounidense tiene la correlaci6n mas alta (0,63) con la escala ‘Trastorno somatomorfo del MCMI, seguida de la escala Depresin mayor (0,60). En la muestra espafiola se obtienen resultados similares, con la correlacién mas alta (0,52) de Hs con la escala Trastorno somatomorfo y correlaciones de 0,51 y 0,48 con Trastorno distimi- co y Depresion mayor respectivamente. Estos resultados pueden atribuirse a la interrelact6n de la somatizacién y la deprestén debido a los rasgos vegetativos compartidos. En la muestra estadou- nidense, la escala de Depresién (D) del MMPI-2 present6 la relacion mas elevada con las escalas Depresién mayor (0,71) y Trastorno distimico (0,68) del MCMLIII. En el mismo sentido, en la muestra espafiola las correlaciones més altas de Iz escala D del MMPI-2 se dan con las escalas Tras- torno somatomorfo, Depresion mayor y Trastorno distimico. En cuanto a los trastornos de personalidad del MMPI-2 y el MCMI-II, las correlaciones fueron bas- tante bajas en general en la muestra estadounidense, lo que refleja la idoneidad del MMPI-2 como medida de fendmenos del Bje I y no del Eje II, La correlacién mas alta se obtuvo entre las escalas de Depresién (D) del MMPI-2 y la Depresiva (0,59) y Evitativa (0,56) del MCME-IIL El patron de correlaciones en la muestra estadounidense con la escala Pd (Desviacion psicop ca) del MMPI-2 estaba mezclado y era dificil de explicar. Como era de esperar, se obtuvieron corre- laciones moderadas entre Ia escala Pd y las escalas Antisocial (0,41) y Limite (0,44) del MCML-IL Més interesante es la relacion encontrada con las escalas Autodestructiva (0,45), Esquizotipica (0,43) y Depresiva (0,41). Un examen de las subescalas Harris-Lingoes revela que estas relaciones pueden explicarse por las diferentes facetas de la escala Pd, en particular por la relacién de las subescalas de Alienacion Social y Auto-alienacién con las escalas Esquizotipica y Autodestructiva del MCMLIIL, También en la muestra espafiola aparecen correlaciones més bajas, en general, en us Capito 4: Vader externa y de tei los trastornos de personalidad. Las asociaciones més altas se producen entre la escala Pt (Psicaste- nia) del MMPI-2 y los diferentes trastornos de personalidad del MCMLIII superando, incluso, en bastantes de ellos a los valores de la muestra estadounidense; en este sentido destaca la correla- ion de 0,66 con las escalas Depresiva y Esquizotipica, de 0,64 con las escalas Autodestructiva y Limite y de 0,44 con la escala Paranoide. Es interesante hacer notar que la escala Pa (Paranoia) del MMPI-2 slo correlaciona en la muestra estadounidense de forma moderada con las escalas Paranoide y Trastorno delirante del MCMI-IIT (0,29 y 0,38, respectivamente) y en mayor medida con las escalas Trastorno del pensamiento (0,59), Depresion mayor (0,60) y Estrés postraumético (0,54). También se observaron correlacio- nes entre la escala Pa y las escalas Esquizotipica y Limite (ambas con 0,54). En la muestra espa- fiola se mantiene la misma direccién de las asociaciones pero con valores de correlacién mas bajos. La Escala Pt (Psicastenia) del MMPI-2 tiene su correspondencia mas cercana con las escalas ‘Trastorno somatomorfo (0,68), Trastorno de ansiedad (0,61), Trastorno del pensamiento (0,62), Depresién mayor (0,73) y Trastorno distimico (0,70) del MCMLIIl. En la poblacién espafiola apa- recen asociaciones més intensas en siete de las diez escalas del Eje { con la escala Pt, como por ejemplo la escala Trastorno de ansiedad (0,62), Trastorno del pensamiento (0,72) y Estrés postrau- matico (0,64), Aunque las correlaciones en la muestra estadounidense entre la escala Sc (Esquizofrenia) del MMPI-2 y las escalas Esquizotipica (0,60) y Trastorno del Pensamiento (0,61) fueron altas, se obtu- vieron correlaciones igualmente importantes con las escalas Autodestructiva y Depresiva (ambas con 0,60), También notables fueron las correlaciones altas de la escala Sc con medidas del je I del MCMLII, tales como las escalas de Trastorno distimico (0,67) y Depresion mayor (0,67). Las relaciones en la muestra americana entre la escala Ma (Hipomania) del MMPI-2 y los parale- Jos bipolares del MCML-IIL, Trastorno bipolar y delirante, fueron de 0,43 y 0,44 respectivamente. En la muestra espafiola las correlaciones més altas con las escalas del Eje I se dieron con Trastor- no distimico (0,44) y Trastorno del pensamiento (0,38). Finalmente, la escala Si (Introversion Social) del MMPI-2 se relacionaba estrechamente con las escalas Evitativa (0,74) y Esquizoide (0,87) del MCMI-II y con las escalas Depresiva y Dependiente (ambas con 0,60). También son notables las correlaciones negativas entre la escaia SI y las escalas Histri6nica (-0,77) y Narcisista 0,70). Los resultados en la poblacién espafiola mantenian la direcci6n de las correlaciones pero con valores bastante més bajos. 16 a reel | '50'0 > eun wo> souopetou0> 58, U2 & 10'0 > d eun ues souope0> vunuosoid 9s eu6u ua fey “u91)021DF3=2S yo 9L iz w or wy BE 00 £0 00 we 80 IO So- HL OE OL aauesyop ‘wos dd % OS ce 9 9% 19 B9 EL SE OD FL LID HE BE ZS SS LL &® 09 sofew vowsadog39 w IS BE SZ 9 19 LL ZO BE 6S OL BO we SE Bw HE BY B ww ‘cwuatuesved 1p ‘owiorseu $5, St aw st % is Ww ws 20 0 St ww Of St 9 OS OY OF ooppuinenog sng w Li 50-80 8 OL BL GL Zi et WE BLO Er 0 BO sepuesns 2p epvapuadaa 1 lo 91 we of oF Zw IE HO LO OF SE OL ee 1 4 Zt 10 zs wo 0 ho OF be of UE Os IS Sh Oo 0 6 w cf LL LL eo ff 90 OL 60 aw we 89 LL St OF mw zs 6s 59 zs 89 Zw we WE 19 oo we we fe Ot owoses, y clue LSE go €0 2 8 SIX OH 4 OF apoueies 4 6 BR HSS HO US co a Ww ow ol Ow ey ME aww > SL fy & Le Bl Op 9 Zs Gi OL & BL SL & Sy se ze eodnoznbss $ OZ ¥S Sh SZ GL OD 99 OF o a se HH OOo oO St 2 Iz BE OF HS OF oo ee OF LL ee Lo Gg eI AS 90- 8- 1S 9f Em ZI BEL be 1 a0 Ww EE oe OOF SL zw ut o zi SO 8 10 Zt FO zo 60 9b O SZ OF HW SL IE PO | 0 wo £2 OL OF LL 60 BZ AS OL SE 1 SO FI ae sz OF Lo 10 SEE ZS EL SLO SI BO ve a zo OL Ss 9% 99 HE 0 9 Ut ve of zo 09 99 09 HE I 9 we x oF Os 8 ES HH HK wy a SC cS _& 9 yl OS OS ey 6 t lO % IE stu ésynnai danas dsann33 dsinnsa dans) dann da nna dsa Ansa ésannga ds an s ws uu ew ao oH Pa on joyodsa A asuaprunopoysa so.ysanuu S0j Ua II-IWDW JAP & 2-14 [2P 5010252 $0) 2p S2UOIDE}2I0} “L"y PIGEL 7 L-3 18 Capita 4: Vier externa y de rerio 4.3. Resumen En este capitulo se ha revisado la validez externa del MCMI a lo largo de tres generaciones de investigacion. Empezando con la investigacién de la validez criterial empleando jueces diagnos ticos experimentados, se han comparado éstos con resultados similares obtenidos con el MCMI y el MCMLII, Posteriormente se han examinado las correlaciones de validez concurrente del MCMI- II con otros instrumentos importantes como el MMPI-2. La conclusién general es que la validez externa del MCMLIII es igual 0 algo mejor que la del MCMLII. CAPITULO 5: NORMAS DE APLICACION Y CORRECCION 5.1, Poblaciones adecuadas de examinandos EI MCMLIII ha sido desarrollado para ser usado con adultos que buscan tratamiento de salud mental, que por lo menos posean las habilidades de lectura del final de la Ensefianza primaria obligatoria (EPO). Debe limitarse el uso del MCMLIII a poblaciones similares a las de las muestras, ‘empleadas para el desarrollo de las puntuaciones de prevalencia del instrumento (p. ¢j., el MCML no es apropiado para poblaciones de adolescentes), por lo que la edad minima recomendada para su aplicacién es de 18 afios. Igualmente, no hay que olvidar que su principal uso se circunscribe al Ambito clinico, por lo que la aplicacién a personas «normales» (sin una patologia evidente) que no aparecen representadas en los baremos de la prueba puede derivar en puntuaciones distorsiona- das 0 alejadas de la realidad. Para una aplicacion 6ptima del inventario, el examinando debe sentirse razonablemente comodo y libre de distracciones 0 de excesiva fatiga. El clinico debe recordar que el MCMI-II es un instru- mento de autoinforme y que la ansiedad severa, la confusién, la sedaci6n o la medicacién inter- feriran con la capacidad del individuo para responder a los items del test. Si se aplicase el instru- mento en dichas circunstancias, habria que volver a evaluar al sujeto en una fecha posterior, 5.2. Preparacién y contexto Los psic6logos, consejeros, psiquiatras o sus ayudantes administrativos deberén estar familiariza- dos con el formato, las instrucciones y demas componentes de la prueba antes de aplicarla. Si la prueba se va a corregir mediante correccion mecanizada (véase el apartado posterior de normas de correccién), los examinandos deben disponer de las hojas apropiadas para la lectura de mar- as, una superficie dura para escribir y un lapiz del n.° 2. EL MCMI-II no requiere ninguna condicion ni instrucciones especiales aparte de las que acompa- fan a la prueba y lo pueden aplicar de forma rutinaria y répida los asistentes debidamente entre- nados en contextos clinicos. La brevedad de la prueba y las instalaciones minimas requetidas la hacen adecuada para contextos en los que el tiempo, el espacio y la privacidad son limitados. El MCMLIII no debe enviarse por correo ni tampoco debe ser entregado para completarse en casa. 19 120 Cope §: Ns de aplication y cere 5.3. Instrucciones y aclaraciones Las instrucciones para rellenar el MCML-III se incluyen con la prueba y en general son muy cla- ras, Aunque el instrumento es de autoaplicacién, algunos examinandos pueden necesitar ayuda. El MCMPIT se disefié para que no pareciese amenazante a la mayoria de los pacientes y puede presentarse como un inventario breve que se emplea para ayudar al clinico a comprender la situa- cién y los problemas de sus pacientes. Se le pide al paciente que se tome unos minutos pare leer las instrucciones con cuidado y rellenar Ja informacion con respecto a su fecha de nacimiento, sexo, estado civil, nivel de estudios, lugar de residencia y sus problemas principales. Si presenta dificultades se le puede ayudar a rellenar esta informacién. Aunque se anima a los clinicos a usar los cédigos numéricos para mantener el anonimato de sus clientes, aquellos que no lo hagan deben pedir a los pacientes que rellenen el espacio opcional del nombre y los apellidos. Si existe alguna duda sobre si el examinando entiende las instrucciones, el examinador debe leer- las en voz alta y aclarar cualquier problema que surja. Se deben contestar a las preguntas de los examinandos acerca de los procedimientos 0 aclaraciones de palabras para garantizar la precisi6n y la correcta actitud ante la prueba. Se debe animar a los examinandos a responder sin ayuda a los ftems; aunque puede ser necesario asegurar a algunos examinandos que es normal experimen- tar dificultades al contestar a clertos elementos, es crucial que tomen sus propias decistones sobre qué respuesta elegir. Es importante la buena disposicin del examinando para abordar el inventario con honestidad y seriedad con la finalidad de conseguir resultados significativos. Puede ser necesario convencer a Jos examinandos que se ayudaran a sf mismos si asumen una actitud franca y abierta al respon- der a los items. Algunos individuos pueden manifestar preocupacién acerca del uso que se haga de sus resultados. De acuerdo a los derechos del individuo y a la correcta practica profesional, se debe responder con franqueza a estas inquietudes. Por ejemplo, se aconseja informar por adelan- tado a los clientes si los datos de la prueba se van a emplear para la evaluacién clinica, la investi- gacién u otros usos apropiados. Asimismo, se debe informar de las medidas que se van a tomar para mantener la confidencialidad de los resultados y asegurar la custodia de los impresos e informes asociados. Cuando se le pro porciona al paciente Ia informacién necesaria pata sopesar las potenciales ganancias por partici- par frente a los posibles riesgos, se logra una decisién responsable y voluntaria para responder al inventario. Dado que todas las evaluaciones de pruebas psicolégicas dependen de un contrato implicito entre un evaluador profesional y un examinando, los clinicos tienen la responsabilidad de informar con detalle a los examinandos de las potenciales ventajas y desventajas de la evalua- cin. Sin esta informacién, no es posible una decisién informada y voluntaria acerca de la parti- cipacién. 5.4. Comprobacién de la informacién Cuando el examinando termina la prueba, el examinador debe repasar la hoja de respuestas para comprobar si la informacién requerida esta completa y para ver si hay items con doble respuesta (V y F) oun némero excesivo de omisiones (12 6 més). Si se encuentran errores, se debe devolver el impreso y animar al examinando a completar las deficiencias 0 a corregir los errores. En el caso de la correccion mecanizada ademiés, para evitar retrasos en el proceso de correccién, es importan- te comprobar que todas las respuestas se rellenaron con un lapiz del n.* 2, borrar cualquier marca fuera de los circulos y asegurar que la hoja de respuestas esté libre de rasgaduras o perforaciones. 5.5. Normas de correcci6n Como en otras pruebas de autoinforme, la correccién y puntuacién del MCMLIII ha de realizar- se con ayuda de procedimientos informaticos, pues la correccién mediante las antiguas plantillas manuales de una prueba que consta de varias paginas y numerosas escalas seria demasiado lenta y sujeta a errores. Existen por tanto dos formas de corregir la prueba * Correccién por Internet mediante e-perfil. Es la forma mas habitual y generalmente la més con- veniente puesto que permite obtener los resultados y el perfil del test inmediatamente después de realizado y en presencia del examinando. Mediante el sistema e-perfil suministrado por TEA Ediciones, se introducen las respuestas en la pantalla presentada por el ordenador y la prueba se corrige de forma inmediata. El perfil puede consultarse en pantalla o imprimirse tantas veces como sea necesario. EI proceso completo de correccién no requiere mas de 3 6 4 minutos. * Correccién mecanizada mediante lectura de marcas 6pticas. Cuando es necesario corregir can- tidades importantes de cuestionarios, el sistema anterior puede ser excesivamente lento y cos- toso por Jo cual existe la posibilidad de que la correccién sea realizada por los servicios infor- miticos de TEA Ediciones mediante sistemas automaticos de lectura de marcas Spticas o de caracteres. Esto requiere que se hayan usado hojas de respuestas especiales para esta finalidad y que sean remitidas a TEA Ediciones, quien, una vez. procesados los documentos, devolverd los resultados al profesional responsable del proceso de evaluacién. Este proceso ahorra al profe- sional teclear las respuestas para introducirlas en el sistema, ya que esa labor la realiza la lecto- ra Optica. Los procedimientos informaticos Como se ha indicado anteriormente, puntuar una prueba a mano es un procedimiento muy com- plejo que habitualmente produce errores. Por este motivo y debido a la experiencia acumulada con el MCMEII, en el que también los profesionales demandaban una correccion informatizada, la correcci6n se realiza mediante un soporte informatico. En este proceso informatico se llevan a cabo automticamente una serie de pasos que se expo- nen brevemente a continuacién para una mejor comprensién del resultado final de la evalua- cién. El primer paso es el célculo de las puntuaciones directas de cada escala; notese, sin embargo, que varias condiciones pueden invalidar la prueba y eliminar la necesidad de puntuar. En el apéndice A aparecen los items que puntdan en cada escala del MCMI-II. La escala X (Sinceridad) es la Gnica excepcion a este procedimiento para calcular las puntuacio- nes directas de las escalas. La puntuacién directa de la escala X es la suma de las puntuaciones 1a 12 directas de las escalas 1 hasta la 8B, excepto la escala 5, a la cual se le asigna un peso de 2/3 por- que contiene mas items que las demas. De esta forma: Escala X = escala 1 + escala 2A + escala 2B + escala 3 + escala 4 + escala 5 x 2/3 + escala 6A + escala | 6B + escala 7 + escala 8A + escala 8B Le Bl valor de la escala X obtenido mediante esta formula se redondea al niimero entero més proxi- mo. Transformacién a puntuaciones de prevalencia (PREV) Las puntuaciones directas rara vez son las finales. Dado que las escalas individuales de un inven- tario difieren en el mimero de items y la forma de la distribuci6n, casi todos los instrumentos requieren que las puntuaciones directas se transformen para tener asi una medida comin. Una vez. que las puntuaciones directas del MCMLIII se hayan calculado, el préximo paso es convertit- las en puntuaciones de prevalencia (PREV). Esto implica pasar cada puntuacién directa a su PREV correspondiente utilizando para ello las tablas obtenidas con la muestra de poblacién espanola que se presentan en esta adaptaci6n y se recogen en el apéndice C. Notese que se utiliza una tabla de transformacién de PREV distinta para los varones y las mujeres. No hay ninguna transforma- cién a PREV de la escala V (Validez) porque se utiliza directamente el valor de la puntuacién direc- ta. Ajustes de las puntuaciones de prevalencia Una vez transformadas las puntuaciones directas a puntuaciones PREY, se deben realizar varios ajustes para llegar a las puntuaciones PREV finales. Estos ajustes se describen a continuacion, Ajuste de Sinceridad. La escala X (Sinceridad) evalia hasta qué punto un paciente fue franco y auto- rrevelador o reticente y reservado al responder a los items del MCMLUIL. La puntuacién directa de la escala X determina si se ajustan las PREV iniciales de las escalas 1 a PP. Si la puntuacién direc- ta de la escala X es baja (< 61), las PREV de las escalas 1 a PP se aumentan. Si la puntuacién direc- ta de la escala X es alta (> 123), las PREV de las escalas 1 a PP se disminuyen. La cantidad especi fica en que las PREV se incrementan o disminuyen depende de! valor de la puntuaci6n directa de la escala X. Con puntuaciones directas en la escala X de 61 a 123 (ambas inclusive), no se realiza ningéin ajuste en las escalas 1 a PP. Ajustes de ansiedad/depresién. Las puntuaciones de un individuo pueden estar distorsionadas si al responder a los items se experimentaba un estado emocional agudo o intenso (Hirshfeld et al., 1983; Reich, Noyes, Coryell, y O'Gorman, 1986). E! ajuste ansiedad/depresi6n se aplica a las cinco escalas més frecuentemente afectadas por la agitacién emocional: Evitativa (2A), Depresiva (2B), Autodestructiva (8B), Esquizotipica (S) y Limite (C). Este ajuste puede disminuir.las puntuaciones PREV de estas escalas si la puntuacién en Trastorno de ansiedad (escala A) o Trastorno distimico (escala D) es de 75 0 més, puntuacién de corte que indica la presencia de un sindrome. Varias combinaciones de la duracién del episodio de Eje I de un paciente y el estado ingresado 0 ambu- lante determinan la reduccién de las puntuaciones PREV. Ajuste por ingreso hospitalario. Algunos pacientes hospitalizados recientemente tienden a negar la obvia severidad de su estado emocional actual. El ajuste por ingreso hospitalario puede incre- mentar las puntuaciones PREV en las escalas de Trastorno del pensamiento (SS), Depresién mayor (CO y Trastorno delirante (PP) si el paciente esta ingresado y la duraci6n del trastorno del Bje I es de cuatro semanas 0 menos. Aluste por negacién/quejas. Algunos estilos de personalidad, en especial el histriGnico (escala 4), el narcisista (escala 5) y el compulsive (escala 7), se caracterizan por estar a la defensiva y tienden a producir perfiles mas planos en la modalidad de autoinforme. Para compensar esto, si una de estas, escalas es la mas alta de los patrones clinicos de la personalidad (Escalas 1 a 8B), se incrementa en 8 puntos la puntuacién PREV de esa escala. En caso contrario, no se realiza ningdn ajuste. Consideraciones adicionales. No se ajusta ninguna puntuacién PREV a un valor por debajo de 0 ni por encima de 115. Después de cada ajuste, cualquier valor PREV que sea menor de 0 0 mayor de 115 se convierte en Oy 115, respectivamente. Condiciones de invalidacién de la prueba Un perfil MCML-II se considera invdlido si cumple alguna de las siguientes condiciones: 1. No se indica el sexo del paciente. Sin esta informacién, no es posible seleccionar la correcta tabla de transformacién a puntuaciones de prevalencia. 2. La edad es menor de 18 aftos o es desconocida. El MCMEIII s6lo se ha validado y tipificado en adultos. 3. En 12.0 més items se han omitido las respuestas 0 se han marcado las dos alternativas. Con tan- tas respuestas omitidas no es posible asegurar la validez de las puntuaciones de las escalas. 4.Se ha respondido Verdadero a dos o tres items de la escala de Validez (items 65, 110 y 157). La conformidad con {tems cuya tasa de acuerdo es extremadamente baja indica que el examinan- do puede no haber prestado suficiente atencién al contenido de los items o que haya tenido dificultad al leer o comprender los items. La conformidad con slo uno de estos tres items indi- ca que la validez del protocolo del test es cuestionable y el clinico debe tener esta informacin en cuenta al interpretar los resultados de la prueba 5, La puntuacion directa de la escala X (Sinceridad) es menor que 34 0 mayor que 178. Estas pun- tuaciones extremas indican que el examinando puede haber exagerado 0 minimizado determi- nados sintomas significativos hasta tal punto que no se pueden interpretar los resultados. 6. Ninguna de las puntuaciones PREV de las escalas de patrones clinicos de la personalidad (1a 8B) es mayor que 59. En tal caso, no emerge ningén patrén claro de personalidad de los datos de la prueba y, por ello, no se debe intentar interpretar. 1a 124 Codificacién de los perfiles ‘Aunque los perfiles en el MCMI pueden ser resumidos de manera informal simplemente anotan- do los puntos destacados de los ejes I y Il, con frecuencia es deseable un sistema més explicito para resumir la informaci6n, Como en otros instrumentos, la magnitud relativa de las puntuacio- nes PREV se ve més claramente mediante la construccion de un «cédigo diagnéstico» que resume la distribucién de las elevaciones de las escalas. Los siguientes apartados describen el sistema de anotacién que deberia ser empleado con las puntuaciones del MCMF-II. Para permitir al lector una mejor comprensién del sistema se propone el siguiente codigo como ejemplo: Cédigo de personalidad: 8ABB3**2A2B6A*-+6B714"5/ /S**C*/ / Cédigo de sindrome: BA"*TD*/ /SS**-*/ / Fijese en la estructura. Las 24 escalas clinicas se dividen en cuatro secciones principales: Patrones clinicos de la personalidad (1 a 8B), Patologia grave de la personalidad (S, C, P), Sindromes clini- 0s (A, H, N, D, B, T, R) y Sindromes clinicos graves (SS, CC, PP). Estas secciones se separan en el cédigo por una doble barra (/ /). Las dos primeras forman el llamado Cédigo de personalidad y las dos siguientes el Cédigo de sindrome. En primer lugar, las 11 escalas de Patrones clinicos de la personalidad figuran en el codigo, colo- cadas en su orden y magnitud. Las puntuaciones PREV 285 se destacan con un «doble asterisco» (**), Las puntuaciones PREV entre 75 y 84 aparecen precediendo a un tinico asterisco (*). Las pun- tuaciones PREV entre 60 y 74 preceden a un «nico signo «més» (+). Las puntuaciones PREV entre 35 y 59 preceden al simbolo de «dobles comillas» ("), Las puntuaciones PREV inferiores a 35 no preceden a ningdin simbolo, simplemente se cierra el grupo con la primera doble barra. Un guién ( indica que ninguna escala ha obtenido una puntuacién PREV dentro del rango numérico. Las puntuaciones PREV que son iguales entre sf 0 difieren (inicamente por un punto aparecen subra- ‘yadas (asi como sus correspondientes simbolos). En las tres partes restantes del cédigo solamente se anotan las puntuaciones que exceden de 74. EI doble asterisco (**) de nuevo es utilizado con las escalas con puntuaciones PREV superiores a 84 y un asterisco (*) para las que tienen puntuaciones comprendidas entre 75 y 84. De acuerdo a estas normas, el cédigo numérico Oe | Cédigo de personalidad: 8A8B3**2A2B6A*-+6B714"5/ /S**C*// | Cédigo de sindrome: BA**TD*/ /SS**-*/ / se traduce en lo siguiente: En la primera parte del perfil las escalas 8A y 8B son las mas altas, seguidas por la escala 3 y todas, ellas con puntuaciones PREV superiores a 84; las escalas 2A, 2B y 6A estén empatadas o tienen un punto de diferencia entre ellas y estan entre las puntuaciones PREV de 75 y 84 (inclusive). No hay ninguna escala entre 60 y 74. Las escalas 6B, 7, 1 y 4 decrecen en magnitud y se encuentran entre 35 y 59. La escala 5 esta por debajo de 35. En el segundo grupo, la escala S esta por encima de 84 y Centre 75 y 84. Capitulo 5: Norma de aplcaion y come En el c6digo de sindrome, las escalas B y A, en este orden, estan por encima de 84. Las escalas T y D estén entre 75 y 84, En la tiltima seccion, la escala SS est por encima de 84 y no hay ningu- na otra entre 75 y 84. ’ Este tipo de codificacién puede parecer un poco complicado al principio, pero se comprende répi- damente por todos aquellos que lo emplean ofreciendo una gran facilidad en el andlisis del per- fil, ws CAPITULO 6: NORMAS DE INTERPRETACION sten tres pasos en la interpretacin del MCML-III: primero, la evaluacion de la validez del E protocolo; segundo, la toma de decisiones diagnésticas acerca de las escalas por si mismas; y tercero, la formulacién del funcionamiento clinico general baséndose en los patrones del perfil. Los pasos adicionales opcionales incluyen Ia integracién de la informacién evolutiva e his- t6rica y el estudio de los datos procedentes de los items del test. EI método Interpretativo detallado en este manual solo concierne a la informacion interna del MCMLIII Al igual que todos los tests diagnésticos y de personalidad, es importante integrar los resultados con la informacion obtenida de otras fuentes. Las conclusiones son més precisas cuando se realizan dentro del contexto del ambiente demogréfico y de la historia del individuo, de las impresiones de la entrevista y de otros hallazgos clinics. Las interpretaciones ciegas pue- den ser tiles durante el entrenamiento de universitarios, pero se desaconseja sti uso en contex- tos profesionales clinicos. La informacién acerca del sexo, la edad, el estado socioeconmico, él estado mental y los datos procedentes de otras pruebas y entrevistas proporcionan una pers- pectiva para interpretar los perfiles del MCMLIII. Ademas, la habilidad para integrar los datos auxiliares es una ventaja importante del clinico con respecto a un informe interpretativo auto matizado. En el mejor de os casos, los programas informaticos tienen en cuenta el papel de las caracteristicas grupales potencialmente relevantes, pero no las variables individuales modera- doras y especificas. 6.1. La evaluacion de inventarios dudosos Los datos de los tests generalmente se consideran validos o invalidos. Como consecuencia, la mayoria de los resultados de las pruebas se interpretan o se desechan. Sin embargo, el problema de evaluar la validez de un protocolo individual es mucho més complejo. No sélo pueden consi- derarse todos los perfiles de un test validos o invdlidos hasta cierto punto, sino que dentro de un perfil las puntuaciones de algunas escalas pueden ser vilidas, mientras que otras lo son en menor ‘grado, como por ejemplo, cuando las omisiones de los items se agrupan alrededor de los temas ‘examinados por un constructo en particular. En general, los clinicos deben ser conscientes de que Ja validez del perfil de una prueba no puede evaluarse en términos de «todo o nada» sin tener en ‘cuenta la modalidad en la que se recogié la informacién (p. ¢}., autoinforme, entrevista estructu- rada, etc). wz 128 La literatura sobre la evaluacién clinica esta lena de estudios que indican los factores que pueden distorsionar los resultados de los inventarios de autoinforme. Dichas distorsiones pueden produ- cir datos que requieren ajustes para incrementar su validez o que estan tan distorsionados que son absolutamente intitiles para los objetivos de la medida o de la interpretacién. La evidencia de la importancia de estos factores distorsionadores es contradictoria. Nuestra opinién es que la tergi versacién deliberada o las respuestas al azar en los inventarios clinicos o de personalidad son mucho menos frecuentes de lo que suele creerse, Asimismo, el papel de las tendencias de respues- ta como fuente de distorsi6n parece ser un factor menor cuando se comparan con el contenido de las escalas significativas. La eliminacién de dichos factores de respuesta como caracteristicas de Jas escalas también puede diluir significativamente su poder para discriminar importantes diferen- cias en los rasgos de personalidad. Ademas, los problemas de la distorsién intencional s6lo afec- tan minimamente a los inventarios cuya puntuacién se determina en gran parte por la investiga- cién de criterios externos; los items potencialmente confusos 0 no correlacionan con los criterios externos y, por tanto, son eliminados, o bien se demuestra que predicen dichos criterios, Este argumento no debe tomarse como justificacién para desechar el impacto potencial de las acti- tudes probleméticas al someterse a un test. Los esfuerzos para controlar dichos sesgos forman parte de la tradicion del MCMI. Se comentaron Ios cuatro ajustes de las puntuaciones de preva- lencia en el capitulo 5. Cada ajuste debe considerarse en si mismo como sefial de potenciales ten- dencias estilisticas, situacionales 0 personolégicas y un indice de complicaciones que pueden afec- tar ala fiabilidad o la validez de las puntuaciones del MCMI-II. El indice de Validez (escala V) HI primer indice que hay que evaluar es el de Validez, el cual incluye tres items extravagantes 0 muy inverosimiles ({ters 65, 110 y 187). Cuando se responde verdadero a dos o mas de estos {tems el protocolo se considera invélido. Una puntuaci6n igual a 0 se considera valida y una pun- tuacién de 1 indica una validez cuestionable, es decir, se trata de un protocolo que debe inter- pretarse con cautela. A pesar de su brevedad, el indice de Validez es altamente sensible a respuestas descuidadas, confusas o al azar. El indice de Sinceridad (escala X) El indice de Sinceridad (escala X) es un segundo indicador que puede revelar un comportamien- to de respuesta problematico, en especial, indica si el paciente se inclina por ser franco y revela- dor o reticente y reservado. El indice de Sinceridad se calcula a partir del grado de desviacion posi- tiva o negativa del rango medio de una puntuacion total directa en las escalas 1 a 8B. La escala X es la tinica del MCMLIII en la que una puntuacién baja es clinicamente interpretable. Cuando la puntuacién directa de esta escala es inferior a 34 o superior a 178 el protocolo debe considerarse invélido. Aproximadamente un 10% de los examinandos obtienen puntuaciones PREV de 85 0 més y aptoximadamente un 25% puntuaciones de 75 0 mas. El indice de Deseabilidad social (escala Y) El indice de Deseabilidad social (escala Y) evalia el grado en que los resultados pueden verse afec- tados por la tendencia del paciente a presentarse como socialmente atractivo, moralmente virtuo- 0 0 emocionalmente estable. Las PREV por encima de 75 en la escala Y indican cierta tendencia a presentarse de forma favorable o personalmente atractiva. Cuanto més alta sea la puntuacion, més probable es que el paciente haya ocultado algtin aspecto de sus dificultades psicolégicas 0 interpersonales, El indice de Devaluacion (escala Z) El indice de Devaluaci6n (escala Z) generalmente refleja las tendencias opuestas a las reflejadas en la escala Y. Sin embargo, en ocasiones, ambos indices son altos, especialmente en los pacientes que son inusualmente reveladores. En general, las PREV por encima de 75 sugieren una tenden- cia a depreciarse o devaluarse, presentando unas dificultades emocionales o personales mas pro- bleméticas de las que normalmente se encontrarian en una revisién objetiva. Una puntuacién especialmente alta merece un examen més detallado, no s6lo para obtener una evaluacién més precisa de lo que podria ser un nivel distorsionado de los problemas psicolégicos, sino también para determinar si dicha puntuacién constituye una llamada de socorro de un paciente que est experimentando un nivel especialmente angustioso de agitacién emocional. Consideraciones sobre el estilo de respuesta Al igual que las otras medidas, las escalas X, Y y Z pueden interpretarse en funci6n de sus patro- nes configuracionales. Por ejemplo, una puntuacin PREV baja en Sinceridad y en Deseabilidad social, junto con una puntuacién alta en Devaluacién sugiere una exageracion moderada de ante- riores problemas emocionales que probablemente hayan sido suficientemente subsanados, por lo ‘que no afectar a la validez interpretativa del MCML-IIl. En el caso de que la escala X sea baja y las escalas Y y Z sean altas, el paciente expres6 conformidad con sintomas y caracteristicas anti- téticas, suscitando dudas sobre la validez del perfil. Los pacientes con trastornos severos de depre- sién, normalmente de tipo agitado, ocasionalmente obtienen esta configuracién ‘También son notables otros patrones de perfil. Los examinandos que intentan presentarse de una forma lo mas positiva posible pueden tener una puntuacién baja en la escala X y una puntuaci6n alta en la escala Y. La investigaci6n llevada a cabo con el MCML-III muestra la tendencia en estos individuos a obtener puntuaciones elevadas en algunas de las escalas de personalidad. Depen- diendo de si quieren parecer cooperadores, confiados en sf mismos o concienzudos, estos indivi- duos pueden presentar apuntamientos en las escalas Dependiente, Narcisista 0 Compulsiva. En contraste, tipicamente estos perfiles no tienen elevaciones en ninguna de las escalas orientadas a sintomas, tales como las escalas de Patologia grave de personalidad o de Sindromes clinicos. Se ha comentado la dificultad de distinguir entre un perfil «fingido-bueno» y un perfil valido de un indi- viduo que realmente tiene los atributos en cuestién (p. ej., dependencia 0 perfeccionismo) en la literatura (Babgy, Gillis, Toner y Goldberg, 1991; Retzlaff, Sheehan y Hel, 1991). El otro lado de la moneda es el perfil de «llamada de socorro» de individuos cuyo estilo de respuesta les hace pare- cer psicolégicamente mas deteriorados de lo que realmente estan. En estos casos, las puntuacio- nes en Jas escalas X y Z son elevadas, al igual que muchas de las escalas asociadas con Ja psicopa- tologia severa (Babgy et al., 1991; McNiel y Meyer, 1990; Retzlaff et al., 1991; Van Gorp y Meyer, 1986) Aunque la intencién de las escalas X, Y y Z es compensar el efecto de estos tres estilos de respues- ta, estos ajustes no pueden convertir un perfil invalido en un perfil valido, ni realmente pueden

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