2 EL UMBRAL, Suplemento quincenal

INSTRUCCIONES PARA ELEGIR UN REGALO

El Día de la Madre está cerca. Acecha desde los esca-
parates desbordados de baratijas. Las publicidades
ofertan todo tipo de productos que compiten por ser
“El” regalo adecuado. Niños guiados por maestras rea-
lizan deformes collares con fideos y porta lapiceras
con brillantina. Hay que elegir un presente y no es sen-
cillo. Las variables a tener en cuenta son muchas y
podemos caer en la tentación de correr tras un objeto
imperfecto. Preste atención si no quiere cometer erro-
res, después de todo ¡Madre hay una sola!
• Alejáte de las herramientas de cocina. No es
necesario castigar a nuestras madres con ollas
último modelo.
• Flores o bombones son obsequios predecibles y
efímeros. Antes de optar por estas opciones no re-
gales nada. Es mejor pasar por tacaño antes que
aburrir con obviedades.
• Aritos, pulseritas, anillitos o cualquier diminuti-
vo semejante son evitables. Lo peor: los dijes con
figuritas que simbolizan la cantidad de hijos.
• Una tarjeta vía correo electrónico roza la blas-
femia. Si yo fuera madre y recibiera ese regalo
definitivamente te desheredaría.
• ¡Cremas anti-arrugas! Por favor, no
es necesario recordar la edad de tu
progenitora en una fecha que supone
agasajo.
• Los libros son una buena opción. Eso sí,
evita los de autoayuda, cocina o manualidades.
No deprimas a su madre en su día con montones de
palabras de mal gusto.
• Y por último, no llames a ningún programa de
radio para dedicarle un tema. Esa acción es sim-
plemente repugnante.
Texto: Yesica Guevara / Ilustración:
Leonardo Barcelona
LA GARRULA
El cuento de los eucaliptos sigue
transcurriendo aunque con menor al-
boroto. Es que los chicos se pusieron a
meditar cual Dalai Lama y hacer gru-
llas (los pajaritos de papel, no la pata-
da de Karate Kid). La genial idea, pro-
bablemente copiada de alguna pelícu-
la norteamericana, promete que si se
hacen mil grullas y se pide un deseo,
éste se cumple. Enterados de esto, los
dueños de Botnia se habrían ofrecido a
ayudar a los ecologistas locales
donándoles el papel que tan amable-
mente hacen talando los árboles uru-
guayos.
¡Qué bueno es defender la ecología!
Pajaritos de papel y meditación. Nada
tan trasgresor como el activismo polí-
tico actual. Los jóvenes estamos muy
rebeldes. Hay que tener cuidado con
nosotros. Porque no solamente pode-
mos desafiar al sistema defendiendo
dos árboles mientras dejamos que
pibes de nuestra edad, o menos, se
mueran en el mar putrefacto de los
hombres que usurpan la Justicia. Tam-
bién tenemos referentes políticos que
emprenden negocios como la feria de
ropa y artesanías que, en un acto ague-
rrido de duro cuestionamiento a las crí-
ticas de la sociedad, sus heroicos e in-
tachables dueños deciden llamar “La
Azucarada”.

STAFF EL UMBRAL Mentes brillantes nos rodean por do-

Director: Jorge Botta. Director perio-
dístico: Pablo Zamora. Directora de
Arte: Natalia Schumacher. Producción
periodística: Victoria Ennis, Yesica
Guevara y Claudia Ingratta. Diseño Grá-
fico: Facundo Azuaga y Ramiro
Vivacqua. Fotografía: Claudio Martínez
y Lucas Pagano. Ilustración: Leonardo
Barcelona. Colaboran en este número:
Jorge Arabito y Vanesa Aguirre. EL UM-
BRAL es una producción conjunta en-
tre Diario EL POPULAR, la Facultad de
Ciencias Sociales y la Escuela de Artes
Visuales.
quier. Muchos habrán pensado que la
Seguimos sumando colaboradores. En este número, Vanesa Aguirre, estu- juventud está perdida al ver agrupa-
diante de Comunicación Social, aborda el siempre vigente tema de la tera- ciones de veinteañeras que luchan por
pia: ¿Cuáles son los motivos por los que jóvenes y adolescentes van al psicólo- la igualdad de género y planean hacer
go? ¿Les sirve? ¿Lo recomiendan? ¿Qué dicen los especialistas? En la página
visible la homosexualidad masculina y
7, Marina Rezola (también estudiante de Comunicación) nos cuenta cómo es
trabajar de camarógrafa en una profesión supuestamente destinada a los femenina o empresarios precoces que
mantienen centros culturales y libre-
hombres. En tanto, la concejal Liliana Schwindt viaja a su juventud y
rememora la quietud apacible de Colonia Hinojo. rías insurgentes, talleres de arte para
los chicos de las márgenes y jóvenes so-
lidarios aunados en una red solidaria
para ayudar a los más necesitados ¡No
desesperéis! Hay una juventud que sí
se la juega. Una juventud que al ver sus
manifestaciones, no podemos evitar
exclamar: “¡Uh qué loco!” o mejor;
“¡Qué flasheros!”.
Hete aquí nuestra esperanza ¿Per-
der el tiempo pidiendo justicia por los
humildes asesinados? ¿Hacer algún
planteo por el arresto policial de un
chico en la escuela? ¿Conmemorar un
aniversario de un adolescente asesi-
nado? ¿Pedir igualdad de género o
asumirse homosexual y hacer una
marcha del orgullo gay? ¿Usar nues-
tro tiempo para ayudar a otros? ¡Pu-
ras patrañas! ¡La revolución está en
una sillita de playa! Eso sí es desafiar
al sistema y tratar de cambiar las co-
sas. No nos engañemos más. ¡Agarre-
mos nuestras reposeras y batallemos
contra el mundo!
V.E.

LA FOTO QUE HABLA

RUINAS. El 30 de septiembre fue demolido el famoso “Stud”, creado en Olavarría en 1983. En los últimos tiempos, el
lugar había sido señalado como un coto de delincuencia y denunciado por los vecinos. (Marcelo Kehler)
 EL UMBRAL, Suplemento quincenal 3

Martín Rodriguez
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
RECOMENDACIONES
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

25 años / estudiante avanzado de Comunicación Social

UN PASEO
UN DISCO
UN LIBRO UNA PELICULA
TANDIL. Una ciudad que todo el “Rock Swings” (Universal,
mundo lo conoce y, a la vez, nadie “Che, el Argentino”, de
“¿Qué piensan los que no 2005), de Paul Anka. Para
conoce. Cada vez que uno llega Steven Soderbergh, con
piensan como yo?”, de Diana quienes gustan de los cobres,
puede realizar una actividad dis- Benicio Del Toro. Una buena
Cohen Agrest (Editorial Deba- y para los que no también.
tinta. Además del Calvario y la Pie- película que cuenta parte de
te, 2008). Un libro que llegó a Para quienes gustan del jazz,
dra Movediza (que no se mueve), la historia del “Che”. Retoma
mis manos como un regalo y y para los que no también.
se pueden hacer muchas activida- a “Diarios de Motocicleta”, ya
que aborda diferentes temas Hay clásicos de los ochenta y
des: bicicleta y caminata por las que comienza en Méjico con
como el aborto, la prostitu- noventa, interpretados al es-
sierras, aerosilla en el Centinela, un Ernesto Guevara de 30
ción, la homoparentalidad y tilo Big Band, y con la voz de
boliches para elegir a la noche, años. Tiene de todo: acción,
varios más. De todos, ofrece este canadiense de 68 añitos.
teatro, recitales, buena comida y drama, historia, imágenes de
el “estado de la cuestión”, el Especial para chasquear los
no hace falta ir un fin de semana archivo. Asombra el parecido
marco legal, las opiniones a dedos. Destacables las versio-
completo. físico de Del Toro, lástima que
favor y en contra. Bien concre- nes de “Wonderwall” (Oasis) no le sale bien el acento ar-
to. Y lo mejor… ¡Uno decide y “Jump” (Van Halen). gentino. Hay una segunda
de qué lado pararse!
parte.

“FARSCAPE”: UNA SERIE EPICA DE

AMOR Y AMISTAD ENTRE EXTRAÑOS
/ Jorge Arabito
Esta serie de ciencia ficción se inscribe en la re-
novación del género a partir de los noventa, en la
que más allá de la tecnología, la exploración de
nuevos mundos o la guerra, lo que importa es so-
brevivir en un universo hostil y caótico del que no
entendemos las reglas. Así como lo complejo de
las relaciones interpersonales: la manera en que
podemos ser tan distintos, estar juntos por azar y
sin embargo y con el tiempo, formar parte de una
hermandad que nos une aunque vengamos de di-
ferentes, razas, religiones, incluso galaxias.
El protagonista es el astronauta estadounidense John
Crichton (Ben Browder) que en un vuelo de prueba de su
trasbordador espacial, accidentalmente atraviesa
un agujero de gusano hasta caer a un lugar lejano de
la galaxia donde mata accidentalmente al hermano del
jefe de la fuerza dictatorial de los “pacificadores”, quien
jurará vengarse. En su huida, encontrará refugio en la
nave Moya, ocupada por un extravagante grupo de con-
victos alienígenas fugados. Todos despreciarán no muy
amablemente al terrícola por sus escasas destrezas,
con lo que éste deberá ganarse su espacio propio capí-
tulo a capítulo. Y es, en este sentido, que la ficción nos
constituye como espectadores y protagonistas al sen-
tirnos (como él) perdidos ante todos los aspectos de
una vida diferente.
La nave espacial donde viajan es un gigantesco ser morándonos.
consciente de la raza de los Leviatanes, que también Luego de cuatro temporadas de éxito, la serie fue
huye de los Pacificadores, conducida por un piloto inesperadamente cancelada, pero ante las miles de
unido simbióticamente a ella al punto que sólo exis- protestas de fans de todo el mun-
te del torso para arriba. La nave tendrá pensamien- do, los hilos sueltos de su
tos, sentimientos, emociones. La protagonista feme- historia fueron cerrados
nina merece un capítulo aparte: Aeryn Sun (Claudia en una miniserie de cua-
Black), que aparece también en “Stargate” (Xena, tie- tro horas: “Las guerras
ne clubes de fans por todo el mundo). El “malo” de la pacificadoras”.
historia, némesis de John, es “Scorpius”, quien en Una entretenida
muchos capítulos está dentro de su cabeza, llegando “space opera”, áci-
a poner en riesgo su salud mental. da, humana, con
La huida de los protagonistas a través de la ga- humor, personajes
laxia, buscando cada uno su planeta original, con- profundos llenos de
formará el arco de la serie, al que se entramarán matices y claroscu-
sus historias personales, amores, intrigas, trai- ros. Nada más. Y
ciones y reconciliaciones, en tanto la historia de nada menos. Quizás,
amor entre John y Aeryn, y la laboriosa construc- alguna vez formaste
ción de su pareja, es otra de las subtramas, pues parte de “algo” que no
concretan recién en la tercera temporada. sabes definir, que dio
Un punto imprescindible de esta serie es que fue sentido a una etapa de
realizada por el canal Hallmark junto a la compañía tu vida y que posterior-
de Jim Henson (inventor de “Los Muppets”, por lo que mente añoras con nos-
el resultado es un compendio de extraterrestres de talgia. Si es así, de mu-
masilla, motores y mucho, mucho maquillaje, que chas maneras que sólo
no tendrán nada que envidiar a los personajes he- entenderás viéndola, ésta
chos por ordenador y de los que terminaremos ena- es tu serie.
4 EL UMBRAL, Suplemento quincenal
HAGO TERAPIA, ¿Y QUÉ?
/ Vanesa Aguirre
Podríamos decir que desde hace una déca-
da cambió la concepción que la sociedad en
general tenía de quienes asistían a terapia.
Aquellas sesiones con el psicólogo que pare-
cían destinadas para los que estaban locos o
para el que lidiaba con los “verdaderos pro-
blemas” (la familia, la casa, el trabajo, etc.)
ahora son una realidad entre los jóvenes.
Para algunos es una moda, un hobbie o casi
una adicción. Para otros, las presiones ac-
tuales o los conflictos familiares se le han
hecho difíciles de llevar y van al psicólogo
rigurosamente todas las semanas a descar-
gar su mochila.
Hoy en día los casos de chicos y chicas que
concurren a analizarse han aumentado no-
tablemente. Ahora bien, ¿cuáles son los
motivos que los hace ir a terapia? ¿Les sirve?
Ellos van a analizarse, durante años o meses, pero no están locos ni son padres o
madres de familia agobiados por las responsabilidades de la “gente grande”. Lejos de
eso, son adolescentes y jóvenes que buscan ayuda ante la realidad que los afecta.
¿Lo recomiendan? ¿Qué dicen los especialis-
tas? ¿Acaso yo o mi hijo necesita ir? Estás
incógnitas vamos a intentar responderlas
con la ayuda de sus propios protagonistas.
Tres historias
Los personajes de nuestras tres historias
son: Araceli (24 años, estudia y trabaja como
profesora de inglés), Florencia (21, estudia
Ciencias Económicas en Tandil) y Sebastián
(23, empleado bancario).
Si bien sufrir “mal de amor” es algo común
en nuestra juventud, tanto para Araceli
como para Sebastián ésa fue la causa que
los llevó “al diván”. Ella, que todavía hace
terapia, cuenta que fue por primera vez al
psicólogo a los 11 años y durante 12 meses
(“porque no podía superar la muerte de mi
abuelo”), y que volvió a los 16 “por un típico
problema de amor: no podía concluir la rela-
ción con mi ex novio. Estaba deprimida, no
salía, realmente estaba muy mal”.
Sebastián se analizó durante 2 años (de los
18 a los 20). ¿La razón? El corte de la rela-
ción con su novia después de 3 años: “estuve
por un tiempo deprimido y quería una solu-
ción”. En cambio Florencia tuvo otros moti-
vos: “empecé a los 12 años hasta los 13 por
problemas en la escuela. Me preocupaba
más de lo normal y como este año no me
está yendo muy bien en la facultad, decidí
empezar de nuevo para ver si encuentro
otro tipo de ayuda”.
Más allá de los motivos iniciales, se sabe
que durante las sesiones van apareciendo
otras cuestiones (traumas, fobias, miedos,
etc.) que el paciente debe resolver. Así le
sucedió a Araceli, que descubrió tras una
pena de amor su baja autoestima y lucha
TERAPIADICTOS
El tiempo de duración de un tratamiento
terapéutico depende del motivo de consul-
ta. Hay motivos amplios y otros más pun-
tuales que se resuelven en varias sesiones.
De todos modos siempre llega el alta que da
el psicólogo, aunque hay gente que conti-
núa yendo por propia voluntad y hasta jus-
tifican sus acciones en todo lo que el tera-
peuta les dice.
Sebastián asegura que desde un principio
tuvo en claro que “no quería llegar a la de-
con sus problemas actuales, como un nuevo
abandono de pareja, un padre enfermo,
stress por trabajo y cansancio por el estu-
dio. Por su parte, Sebastián descubrió
falencias en su niñez, arregló conflictos fa-
miliares y trabajó su autoestima.
La otra cara de la moneda
Para comprender en profundidad lo que
conduce a estos jóvenes hacia la terapia
dejamos que hablen los que saben. Una de
las palabras autorizadas es la licenciada
Cecilia Gallina (Mat. 35248), que se des-
empeña como Perito Psicóloga del Juzgado
de Familia de Olavarría. La otra es su cole-
ga Luján Bellusci (Mat. 35264), psicóloga
del Centro Interdisciplinario de Salud Men-
tal de Azul.
Ambas especialistas coinciden en que las
consultas han aumentado y que los facto-
res o síntomas son variados, teniendo en
cuenta aspectos de la sociedad misma.
Bellusci asegura que “hoy el mayor aumen-
to de consultas es en edades de 12 a 17,
mientras que de 18 a 30 años el contexto
incluye mucho más que conflictos familia-
res: hay problemas laborales, un stress in-
creíble, inseguridad, trastornos de ansie-
dad o metas sin alcanzar”.
Gallina vincula a los medios de comunica-
ción con esta tendencia porque “acrecien-
tan la difusión de los nuevos padeceres (con-
sumo de drogas, ataques de pánico, trastor-
nos en la alimentación) y promueven un lu-
gar común en donde los jóvenes se encuen-
tran con que hay otros que sufren los mis-
mos síntomas que ellos. La dificultad de ele-
gir una carrera, pensar en el futuro o en un
proyecto a largo plazo se contrapone a las
pendencia, de no poder hacer nada sin que
lo diga el profesional. Pero hay muchos de
esos de ‘me dijo el psicólogo que’ …”.
Para la licenciada Luján Bellusci, “hay que
tener en cuenta la dependencia que un pa-
ciente puede poseer. Se debe tener cuidado,
porque no está bien que un paciente depen-
da de su terapeuta. La terapia es un vínculo
en el que paciente deposita mucho, y uno
debe poder manejar eso. Es muy peligroso
que la persona haga todo lo que se le diga”.
propuestas de la época, la inmediatez de la
imagen, la virtualidad que todo lo puede. El
aquí y ahora son prioritarios, igual que el
consumo como modo de ser sujeto”.
Para Bellusci, “la comunicación está
anestesiando los sentimientos, y pasa igual
en el campo laboral. El contexto social influ-
ye de una manera donde las cosas ya no se
comparten. Hay una franja delimitada de
jóvenes relacionados con culturas e ideolo-
gías puntuales, que afectan de manera muy
marcada y estructuran a la persona”.
La familia
Alguna vez se escuchó decir que el psicó-
logo suplantó al hermano, al amigo, al pa-
dre y a todos aquellos afectos que son nues-
tro oído en tiempos difíciles. Pero, ¿qué tan
cierto es eso para quienes decidieron vol-
car sus problemas a un extraño?
Nuestros tres protagonistas coinciden en
que hablan de sus problemas con sus fami-
liares y amigos, pero que hacerlo con el psi-
cólogo es algo diferente.
Araceli nos resumió el concepto: “La fa-
milia y los amigos son la contención, pero
la palabra del psicólogo es la palabra de
peso, porque te ayuda con tus propias he-
rramientas a resolver el problema. Uno
sale aliviado pudiendo manejar lo que le
pasa. A veces un problema es tan pesado
que aún hablando con amigos y familiares
se necesita a alguien más”.
La Lic. Bellusci calcula que un 60 % de los
jóvenes que atiende son llevados por su fa-
milia. Su colega agrega que en general no
consultan de forma espontánea a pesar de
tener la edad para hacerlo.
Extraoficialmente sabemos que hay padres
EL UMBRAL, Suplemento quincenal 5
FASHION TERAPIA
Los ven a diario. No son la mayo-
ría, pero están. Tanto terapeutas
como pacientes coinciden en que
que verdaderamente buscan ayudar a sus hay una moda detrás de algunas
hijos y participan en la terapia, y otros que a
consultas. Gente que va a terapia
los terapeutas les dejan “el paquete” para
como un hobby y no busca ni
que ellos les resuelvan el problema y luego
retirar hijos cambiados. plantea realmente serios proble-
mas. “Sí, la moda está”, asegura
“La institución primaria, que para nosotros
es la familia, está en quiebre”, sentencia la psicóloga Luján Bellusci. Y agre-
ga que “el terapeuta se da cuen-
Bellusci. Y agrega: “el no registrar los víncu-
los afectivos genera vacío existencial. Hay ta. Al analizar las conductas del
gente que trabaja 12 horas seguidas y no paciente eso se ve”.
tiene tiempo de compartir algo con un ser Para Sebastián, “la moda o el
querido. Los padres traen a sus hijos, pero hobby es algo social, creer que
cuando se involucra a la familia como estra-
porque todos en mi clase social
tegia terapéutica, no hay acceso a ella, no van a terapia entonces yo tengo
se quiere participar y esto te limita. Aunque
que ir. Creo que tiene muchos
también hay padres que sí se enganchan, se
aspectos pero lo recomendable
preocupan y te ayudan”.
es que eso no pase, aunque hay
Conductas casos”. La mirada de Florencia
Los casos de Araceli, Florencia y Sebastián contempla que “algunas perso-
sirven de muestra para saber algunas cues- nas van para hablar con alguien,
tiones por las cuales un joven necesita te- porque no tienen con quien ha-
rapia. Pero más allá de esos motivos, va- cerlo”. En cambio, Araceli es más
mos dejar aclaradas las conductas que de- contundente: “la gente que va al
ben ponernos en alerta cuando un ser que-
psicólogo por moda es porque
rido necesita ayuda terapéutica.
Se debe tener en cuenta la tendencia al tiene mucho dinero y no tiene
aislamiento, retraimiento, trastornos de otra cosa que hacer”.
alimentación, baja autoestima, bajo rendi-
miento en los estudios, autoflagelación e
ideas de suicidio. Algunas de estas son muy
disfuncionales, por eso importa el tiempo
que dura esa conducta.
En casos puntuales de adicciones, las con-
ductas tienen que ver con la agresión con-
tenida o el huir del hogar. En cualquier
caso, si un padre interroga a su hijo, debe
prestar atención y priorizar el diálogo. Las
cosas pueden mejorar.
 6
Un grupo de docentes y alumnos de la Facultad de Ciencias Sociales trabaja en la recuperación del
Patrimonio Natural y Cultural de la zona serrana de Olavarría. El proyecto, que también apunta a
lo turístico, acaba de ser distinguido por la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación.
/ Claudia Ingratta
Para que nos demos una idea: en
Tandil se logró hacer todo un circui-
to turístico que está pensado desde
su patrimonio, y a partir de esa pro-
puesta se generaron nuevas fuentes
de trabajo. Bueno, en Olavarría se
pretende lo mismo. ¿Cómo? A par-
tir del proyecto “Patrimonio, Turis-
mo y Desarrollo en Olavarría: la
construcción de itinerarios turísti-
cos”, que acaba de ser seleccionado
entre 1.400 trabajos de todo el país
por el Programa de Voluntariado
Universitario.
Esto surge a partir del trabajo pre-
vio que venían realizado docentes y
alumnos del Núcleo Regional de es-
tudios Socioculturales (NuRES) de la
Facultad de Ciencias Sociales, cuyos
informes posibilitaron a este equipo
poder presentarse en la convocato-
ria que realizó la Secretaría de Polí-
ticas Universitarias de la Nación.
Ganar este Voluntariado permite
solventar gastos de trabajo, pero
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además del apoyo económico tiene su
lado enriquecedor y es posibilitar a estu-
diantes de la facultad (que van desde pri-
mer año hasta los más avanzados en sus
respectivas carreras), e incluso gradua-
dos, que puedan poner en práctica lo
aprendido durante las cursadas y ganar la
experiencia de trabajar en equipo y coor-
dinar con varias disciplinas.
Pero también existe la posibilidad de pro-
poner soluciones y actividades a las reales
demandas comunitarias de la zona serra-
na de nuestro Partido, como la necesidad
de la puesta en valor del Patrimonio, reali-
zar actividades que contemplen la inclusión
de jóvenes y mujeres, promover el turismo
y mejorar las condiciones ambientales.
Acercarse a las comunidades significa
para este equipo de trabajo promover la
participación de la población en la deci-
sión de lo que significa para ellos su Patri-
monio, y cómo puede ser utilizado para
elaborar un itinerario turístico. Del
relevamiento de datos e información se
reveló el problema pero también la posi-
ble solución, y en esto último comenzarán
a trabajar en los próximos meses.
Ahora toca programar las actividades
para promover otras. Los docentes y es-
tudiantes me explicaron que se planea co-
menzar a trabajar con la localidad serra-
na de Villa Alfredo Fortabat. En una pri-
mera instancia, van a interactuar con la
gente a través de talleres dirigidos hacia
la comunidad en la Asociación Rotaria y
Asociaciones Culturales, y con estudian-
tes de ESB. La idea es dialogar y conside-
rar las opiniones de la población sobre lo
que piensan como “su patrimonio” (dife-
rente a lo que puede considerar un inves-
tigador) y a su vez de qué manera se pro-
tegería y conservaría ese patrimonio.
La segunda parte consistirá en integrar
a toda la comunidad para planear en con-
junto los senderos y qué ideas surgen para
programar el recorrido turístico. Esto
permitirá no sólo revalorizar la historia del
lugar sino que también se piensa generar
un recurso económico y la posibilidad de
trabajo para los jóvenes. Los investigado-
res me explicaron que durante las entre-
vistas las personas señalaban que sus hi-
jos no tenían trabajo, que su única fuente
era la fábrica y que ya no trabajan ahí
porque la producción ha decaído.
“Una de las bases de las investiga-
ciones es el trabajo en red”, me expli-
ca Alicia Villafañe, directora de la Ca-
rrera de Antropología Social y una de
las coordinadoras del Proyecto de
Voluntariado. Se refiere al contacto
con otros estudiosos del tema, como
Marcelo Waisel, quien trabaja en la
reconstrucción del Galeón encontra-
do en Puerto Madero en 2008. Al en-
terarse de la propuesta se ofreció a
colaborar con este proyecto de
voluntariado y ofreció parte de su
equipo para colaborar en los próxi-
mos pasos del trabajo.
Se trata de orientar a la gente y dar-
le herramientas que permitan concre-
tar el Proyecto: “gestionar ‘su patri-
monio’ para generar un recurso eco-
nómico”. Como todo proceso, el tra-
bajo es intenso y los resultados son a
largo plazo, pero este grupo de in-
vestigación da fe de que volcar el po-
tencial del desarrollo de las ideas de
una comunidad permite generar nue-
vas propuestas.
 EL UMBRAL, Suplemento quincenal 7

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en trevista Coronel Suárez y que debió recorrer varios pasillos situaciones le producen temor y deduce que la mu-
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Desde su p u ra n hasta llegar al lugar de la entrevista: “me recibió jer es más consciente de eso: “sé mis falencias, sé
pro fesión a otro d ‘Panza’ Farías, y como nadie me lo había presentado, por ejemplo que no tengo fuerzas para frenar a un
una e un tema pensé que era el Director”. Lo único que retiene de hombre si me quiere pegar”.
nd o d
salta / Yesica Guevara
esa primera charla fue que durante el tiempo que Una experiencia difícil fue atravesar un disturbio
duró la conversación intentó darse cuenta de a qué durante un partido de fútbol entre El Fortín y
personaje de dibujos animados le hacía acordar Chacarita: “vi a un montón de jugadores que venían
Marina es la séptima mujer de 8 hermanos que cre- Farías. “Después lo saqué”, insinúa, pero prefiere directo a pegarme porque estaba registrando lo que
cieron en el barrio de Villa Lasa, en Tandil. Fanática dejar en suspenso la asociación. pasaba. En ese instante lo único que busqué fue
de su ciudad por la arquitectura y la naturaleza, con- Luego de tener la entrevista con el verdadero Direc- captar el momento, si pensaba en los resultados
fiesa que el impacto que recibió al llegar a Olavarría tor (Jorge Botta), le asignaron prácticas con Yamila me hubiera ido”. Incluso cuando salió de la cancha
fue grande. “Yo pasé de una ciudad linda estéticamen- López, la primera camarógrafa mujer que tuvo el ca- de fútbol sacó el casete con la filmación y lo escon-
te a una ciudad gris”, sintetiza. Antes de que los de- nal (también llegada de la Facultad de Ciencias So- dió en el bolsillo (“es necesario tener en claro lo
tractores de Pino Solanas la destruyan, aclara que ciales). Durante un mes la acompañó en su trabajo y que vas a buscar y no perder de vista el objetivo”).
encuentra cosas positivas en los dos lugares. Des- fue aprendiendo las tareas que debía realizar. Lo pri- La sensación se repite cuando va a cubrir acciden-
pués de todo, “construí mi vida y mi carrera acá”. mero que hizo sola fueron notas para el programa tes: “me da terror por el shock que le produce a la
Llegó a Olavarría impulsada por unos amigos que “Deportes”. Un ambiente que pese a ser predominan- otra persona. No sé cómo lo supero, pero me sale,
eligieron la carrera de Comunicación Social. Reco- temente masculino, “los chicos no se asombraban de pongo una barrera”. Cuenta que en esos casos
noce que “hasta ese momento iba a seguir Chef o ver a una camarógrafa mujer porque el hielo ya lo mientras se dirige al lugar, va anticipando todo lo
Diseño porque no sabía qué hacer”. Cuando le con- había roto Yamila”. Sin embargo, Marina reconoce que que puede ocurrir y los riesgos que corre.
sulta a su mamá si podía estudiar Comunicación en hay un estereotipo vinculado a que es un trabajo des- Marina observa que el de camarógrafa es una ta-
nuestra ciudad la pregunta era inevitable: “¿De qué tinado a los varones: “tal vez porque no es común, hay rea particular porque “trabajás todo el tiempo con
se trata?”. La respuesta fue: “No tengo ni idea”. Con la que armar y desarmas cosas, hacer fuerza”. lo que pasa. No te desenganchás nunca”. Rescata
intención de probar durante un año llegó a la Facul- Define su trabajo como un aprendizaje constante, del trabajo el contacto con la gente, “estar en la
tad de Ciencias Sociales imaginando que el estudio y está convencida que “todo lo que sé en cuanto a calle”, aunque esto puede traer consecuencias: en
se relacionaba de alguna forma con la asistencia la práctica lo aprendí en el canal; la facultad me verano el calor agobia y en invierno la lluvia y el
social, y ahora sólo debe rendir los finales de las aportó elementos teóricos que también son impor- frio se tornan insoportables. Marina elige todos
últimas materias para terminar la carrera. tantes”. Marina considera que la carrera influye en los días ser camarógrafa. Encontró en su
Confiesa haber atravesado por la incertidumbre la percepción de las cosas, en la visión del mundo, trabajo no solo su vocación, sino
de no saber a qué se iba a dedicar. “A mí me había en la forma de pensar. Además, asegura que todo un estilo de vida.
gustado la cátedra de audiovisuales pero venía con eso se puede trasmitir a través de la cámara, siem-
la crisis de que no sabía si quería seguir estudiando pre que se logre un trabajo en equipo. El apoyo de
Comunicación. Cuando se me abrió esa puerta dije los compañeros es fundamental y muy impor-
esto es lo mío”. Esa “puerta” a la que hace referencia tante para “sobrepasar momentos
se percibió en el año 2006 cuando fue a una convo- no tan buenos”. A veces
catoria realizada por Canal Local. “La primera vez ciertas
que entré a El Popular me dio mucho miedo”, re-
cuerda, y cuenta que ingresó
por la calle Fotos: Lucas Pagano

8 EL UMBRAL, Suplemento quincenal
Una chica
de pueblo
La mujer combativa que vemos hoy fue alguna vez una chica de pueblo. La
juventud de Liliana Schwindt se desarrolló en la quietud apacible de Colonia
Hinojo, entre torrijas de pan, libros y revistas católicas. La aventura cotidia-
na estaba en Sierras Bayas y muy de vez en cuando en Olavarría.
/ Victoria Ennis
Sus recuerdos de adolescencia
se pasean como leves sombras
entre la acogedora cocina fami-
liar, donde humean las torrijas de
pan y bailan por los aires los
panqueques. Donde el mate se
comparte con facturas pero de las
de cerdo, caseras. Todo es casero
en las memorias de juventud de
Liliana Schwindt. Es una vida sim-
ple, donde la felicidad crece en los
canteros de las casas que las ma-
dres riegan a diario.
“Yo me crié en un pueblo”, es lo
primero que dice y eso definirá
toda la charla en torno a sus re-
cuerdos de juventud. “Un pueblo
en el que la distancia no era lo que
es hoy. Antes venir a Olavarría era
toda una aventura, había que pre-
pararse con anticipación. Noso-
tros veníamos acá el día que jugá-
bamos las Olimpíadas y era como
venir de excursión, fantástico”,
detalla con alegría.
En Colonia Hinojo había más tar-
des que noches. “Las tardes eran
ir a tomar mate a la casa de uno o
de otro, una cuadra o dos y no
más de eso. No había salidas de la
noche”, cuenta. El entretenimien-
to giraba en torno a la familia,
dentro de la que se contaban las
amigas del barrio con quienes leía
la revista “Cristina”, de contenido
católico y orientada a la juventud.
Es que Liliana fue al colegio Santa Teresa,
donde las alumnas eran obligadamente se-
ñoritas y “los chicos” estaban en Sierras
Bayas: “Teníamos colectivo que iba y venía
a Sierras Bayas porque ellos no tenían se-
cundario entonces desarrollábamos mucha
amistad con esa localidad y muchas se po-
nían de novio con chicos de allá”. Ella tam-
bién. Tuvo dos novios sierrabayenses pero
ninguno le marcó la vida. “Es más, creo que
andaba de novio porque todas andaban,
como para no quedar afuera del sistema”,
se ríe. “Por ahí tenía que ver con que mi
cabeza estaba en otra cosa, sobre todo en
un pueblo donde el mandato era ponerse
de novio, casarse y tener hijos”, analiza. Es
que Liliana prefería sumergirse en la biblio-
teca a soñar amores y construir ideales. “Yo
sacaba muchos libros de la biblioteca y leía
a Bermúdez, Bécquer, Neruda”, cuenta.
Si bien Liliana no suele dar paseos por los
recuerdos, reconoce que añora mucho de
esa vida pueblerina. “Cuando me dijiste de
hacer esta
nota me-
dio que
tuve
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Lilia
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que hacer un esfuerzo
porque no me acordaba.
Mi vida no es mirar para atrás
sino siempre para adelante”, advierte,
mientras reconoce que extraña “las cosas
hogareñas como la comida. Nosotros no co-
nocíamos una rotisería o una pizzería. Para
nosotros ir a una pizzería era una aventura
porque no conocíamos otra pizza que no
sea la casera. Los panqueques, las torrijas
de pan, facturas de cerdo caseras”, enume-
ra y el estómago empieza a burbujear; es
demasiado mediodía para hablar de deli-
cias artesanales así que mejor retomar la
añoranza.
“No tengo cuentas pendientes”, contesta
con mucha seguridad y explica que “tampo-
co nos planteábamos en esa adolescencia
grandes problemáticas. Las posibilidades de
desarrollar una vocación o una potenciali-
dad que tenías no estaban y tampoco se te
ocurría que lo ibas a hacer porque tenías que
tomar lo que estaba al alcance de tu mano y
desarrollarlo así”, cuenta mientras trata de
ayudarse con las cejas y las manos para trans-
mitir la simplicidad de su vida juvenil.
Mientras iba y venía de Sierras Bayas y
escuchaba “El último tren a Londres” o te-
mas de Brian Adams, Led Zeppelin, Géne-
sis, Litto Nebbia, Spinetta, Charly o Moris,
se cruzaba en el micro con la hinojense
Araceli Gutiérrez (“la Poquito”, quien estu-
vo luego detenida en un centro clandestino
durante la dictadura), con quien charlaba
mucho. “Siempre me acuerdo de eso.
Conversaba siempre con ella aunque
no profundizábamos de nada por-
que yo era muy chica”,
rememora. Con la cárcel cerca
y el acceso desviado para ocul-
tar horrores, Liliana recuerda
que “veía pasar por la Colonia
6 añ
el P os.
eron
ismo
de l
a Ci
uda
d.
e s o s
operativos y se
sabía que había maniobras en
Monte Pelloni. Veía pasar a los
militares pero supimos después
qué era”. Es que “en una escue-
la católica como la mía, ni se
hablaba eso. Mi generación es-
taba totalmente despolitizada
porque no se hablaba nada, no
se podía”. Sin embargo, sin sa-
ber exactamente cómo o cuán-
do, Liliana se politizó. “A los 19
creo que me empecé a intere-
sar por la política, cuando em-
pecé a estudiar asistencia so-
cial. Pero nadie te incentivaba
a eso”, aclara.
Liliana es una concejal recono-
cida y mediática. Sin embargo, a
la hora de hablar de sí misma, no
puede ocultar su inquietud. Du-
rante toda la entrevista movió
su pie inquietamente, jugando
con la alfombra, mirando con
frecuencia el suelo y alternando
sonrisas con risas nerviosas. Será
que no está acostumbra-
da a mirar hacia atrás y
que le preocupa más el
presente y el futuro. Y
aunque añora muchos sa-
bores, la tranquilidad de su
juventud pueblerina cierra
armoniosamente en una
caja que nunca abre… pero
que huele delicioso.