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TOLLS: Archivo Extremefio. REVISTA MENSUAL CIENCIA, ARTE, HISTORIA, A TT TTS AT ss Ajio I. i Badajoz 29 de Febrero de 1908 i RECORDAR ES REVIVIR Un ansia de revivir nuestro pasado, en lo que tiene de noble y de viril, ha sacudido las amodorradas energias de los aficionados al estudio, generosos sembradores de verdades para fo futuro, trabajadores abnegados de un mafiana, que aspiran 4 forjar en los robustos moldes de la raza, ni moribunda ni decadente, mds no adaptada 4 las condiciones del vivir moderno, tumultuoso p prac- tico, de férrea € implacable lucha de intereses, Los promovedores de este renacimiento, han puesto en su em- pefio un altfsimo p noble idealismo, que contrasta con el drido egoismo de los que no saben clevar un pensamiento por sobre las diarias luchas de un vivir mezquino é individualista, y no com- prenden qué clase de generosos estimulos mueven 4 los que aspi- ran 4 engrandecer el solar patrio, y procuran el mejoramiento de un suelo que no han de pisar p que, 4 lo sumo, abrigard sus yer- tas osamentas, con el calor que no niega ni 4 sus hijos ingratos. A titulo de positivismo quiso imponérsenos la extirpacién del ideal p el olvido de lo que llamaron leyenda dorada, con un total desconocimiento de fo que fué historia radiante y aurea y no falso espejismo de patriotas tan ignorantes como bien intencionados, Hombres que 4 fuerza de mirar més alld de las fronteras, ha- bian perdido la visién de lo interno, predicaron la necesidad de olvidar lo vivido, de raer de nosotros las cualidades que nos constitufan en pueblo, y en un afan de empequefiecimiento como nunca sintié nacion ninguna, se quiso reducir 4 patraiias los he chos ciertos, convertir en ludibrio las grandezas, y no se aceptd de la patria historia, mas que lo deprimente y vergonzoso. Y aun esto se juzgd con verdadera miopia intelectual, aplicando 4 hom: ete, , "n ¢ a BHire, . ious 2 ARCHIVO EXTREMENO bres y cosas de otras edades un criterio moderno p un juicio apa- sionado como de quien violeata los hechos para acomodarlos 4 sus prevenciones y apriorismos. Fué un viento de locura, que por venir de las mas altas cimas de la intelectualidad, se aduefid de nuestro espiritu y estuvo 4 punto de costarnos nuestra personalidad, en aquellos dias luctuo- sos en que un politico que pesara mucho en el concierto univer- sal, nos calificd de nacién moribunda, Pas6 aquelio, afortunadamente. El pueblo, siempre vivo, supo vencer los negros pesimismos de los politicos jeremiacos, y se- guro de su fuerza, acabé por comunicarles sus alicntos 4 los des- mayados p los débiles. Y por un fendmeno de reaccidn, mil veces repetido, se volvié la vista 4 lo pasado, no para resucitar formas sociales y costumbres definitivamente desaparecidas, mas si pa- ra llegar 4 la cantera de la raza, profundizando en el hondono de sus creencias y analizando la superior valia de sus virtudes. Fué 4 la vez una reconstruccién arqueolégica, una evocacién poética p un estudio experimental. De este triple trabajo sacamos todos la conviccidn de que no se habia agotado el venero de nues- tra riqueza espiritual, ni era tan despreciable nuestro patrimonio material, Lo que se precisaba era adaptar 4 las condiciones actuales la firme altivez, la hidalguia honrada y la perseverante tenacidad de nuestro caracter y aplicarlos 4 los empefios del vivir contemporé- neo. Y los literatos para remozar la lengua que influencias ex- tranjetas 6 chabacanerias del arroyo, habian corrompido y aplebe- yado, bebieron en los limpios cauces de Berces y nuestros primi- tivos, p el amor 4 nuestros clasicos, admirados hop, estudiados y comprendidos como nunca lo fueron, se convirtid en verdadero culto que llegé 4 revestir caracteres casi litirgicos en la novena literaria que 4 D, Quijote consagré el Ateneo de Madrid. En el personaje cervantino, se admiré no sdio la perfeccién ar- tistica, la obra divinamente reflexiva como la llamo Menéndez y Pelayo, otro espafiol de castizo abolengo, sind también la encar- nacion de la raza, la personificacion del ideal aventurero bravio, comedido € hidalgo, enamorado de sus propios suetios, sit cuya existencia no puede fructificar empresa alguna terrena, Hoy en Badajoz hombres de buena voluntad, ianzan 4 la indife- rencia del publico, ua Revista que quieren responda 4 ese modo de ver la historia patria; que recoja los materiales acumulados por | : ‘ ' 7 { ARCHIVO EXTREMENO 3 doquier y 4 la vez dé prueba de la presente actividad del pueblo extremefio. Aesa obra deben todos prestar su concurso, porque es empre- sa concebida con patridtica pujanza, que ha de dar positivos re- sultados, pues aunque otra cosa parezca, la yerdadera historia de esta region esta por hacer. Si, como aconseja Spencer, fuéramos 4 buscar la Historia, no en lo aparatoso y externo, sind en lo intimo p entrafiable, lo que se desliza sin ruido p no conmueve ni perturba, pero 4 la larga aca- ba por triunfar é imponerse; si, abandonando, 6 relegando 4 un secundario término, las enumeraciones biogrdficas de reyes p magnates, volviéramos la vista al pueblo humilde p desheredado, fecundo agente de la Historia, que acaba por sobreponerse 4 los poderosos y engreidos, p del roman paladino, tosco y rudo como él balbuceo infantil, forja la lengua espiéndida p armoniosa en que Cervantes narré las andanzas del héroe manchego, p aun en- riquece con formas dialectales y un tesoro de imagenes locu- ciones tan expresivas como justas, esos humildes de entre los cua- les salieron las figuras més vigorosas de nuestra literatura; si en los refranes, en las supersticiones, en las consejas, fuéramos 4 buscar la génesis de las creencias y de los acontecimientos, se iluminarian con resplandores de verdad multitud de hechos histé- ricos, hoy inexplicables y absurdos y de la persistencia de cier- tas cualidades deduciriamos claramente las lepes de 1a evolucién histérica, que 4 pesar de su genio, Heriberio Spencer no pudo apenas vislumbrar, por la escasez de materiales acumulados, De esa mina inagotable extrajeron el oro de sus paginas los gtandes maestros de la Historia, Tacito, Macaulay y Pi p Mar- gall. Sacando 4 luz ios filones el pueblo, se conoceria en sus vir- tudes y en sus defectos yp fortaleceria los unos p extirparia los otros. Sobre 1a tumba de Herculano, en Lisboa, se lee este epitafio: Aqui yace un hombre que supo conquistar para la gran maestra de los tiempos futuros, la Historia, algunas importantes verdades, {Bien haya la labor de esos hombres que forjan lo futuro, aco- piando los materiales de lo pasado! Lo que se recuerda se revive, Apliquémonos 4 recordar pasa- das grandezas, que recorddndolas hemos de revivirlas y acaso nos aprestemos 4 realizar otras nuevas. Luis Barpagi. Ei Propuena Gatrico vet. Gonoctenra No aparecen al azar los sistemas filosdficos en la historia de la humanidad; tiene ésta lepes inherentes 4 su naturaleza misma y es imposible sustraerse 4 ellas. Los individuos pueden, es cierto, por el ejercicio de su libertad influir en ef curso de los sucesos p sustraerse al imperio de una ley general; pero la direccidn intelec- tial de un pueblo 6 de una raza, el proceso general de la cultu- ra es fatal € invencible y el genio mds poderoso es incapaz de sustraerse 4 él; quien no se lo asimilaria, es eliminado, no se cuenta con él para nada en la marcha de la civilizacion. No significa esto que ella sea contiuua, antes bien la histo- Tia muestra las intermitencias 4 que sc ha visto sujeta en los diver- sos pueblos, aunque en tiltimo término nada se pierda para la humanidad en general. Tampoco negamos la existencia de reac- ciones que han dado un nuevo giro 4 las tendencias del espiritu; también es esta una ley del pensamiento humano que protesta en contra de todo exclusivismo de escuela y aspira 4 abarcar la rea- lidad del modo més perfecto posible. Pues bien; lep general de 1a historia es que la aparicién y des arrollo de los estudios psicolégicos, coinciden con las épocas de mayor florecimiento de la filosofia, cuando el espiriu humano des- pués de haberse ejercitado en el estudio de la naturaleza exterior llega 4su madurez, se da conciencia de sus propias fucrzas, , concibe el propdsito de medirlas para justificar el valor de sus primitivos esfuerzos y el aleance de sus futuros ensayos. Hasta Socrates, Platén y Aristoteles, los tres grandes representantes del peasamiento helénico, no hap verdadera psicologia en Grecia; llega con el tiltimo 4 su apogeo en aquel tiempo, p después han de transcurrir muchos siglos para que la Edad Media se inicie en las olvidadas investigaciones que agito el pensamiento de San Agustin, hasta llegar al desarrollo p perfeccién que les dieran ARCHIVO EXTREMENO 5 Alberto el Magno, Tomés de Aquino, Buenaventura y Scoto, que penetraron en el fondo mismo de los problemas que son preocu* pacién constante de 1a filosofia moderna, 1a cual ha sabido con- servar juntamente con ellos el amor al cultivo ardiente de las ciencias naturales, influyéndose mtituamente p reflejando los ca- racteres mismos que did 4 aquellos y 4 estas el Renacimiento y luego el filésofo de Konisberg,que antes de serlo habia sido hom- bre de ciencia, matemdtico y fisico juntamente. Y puesto que «la vuelta d Kant» es el grito de combate que renueva el ardimiento de las escuelas, vamos 4 exponer sumaria- mente en este articulo en qué consiste el problema planteado por aquel p sus antecedentes. historicos, tinica forma de entender bien su alcance y su verdadera originalidad, * oe E! problema del conocimiento se reducfa para Kant 4 explicar la posibilidad de la experiencia, dada como existente por supues- to; 6 en términos escoldsticos, segtin el tecnicismo kantiano: gcd- mo son posibles juicios sintéticos a priori? Hay juicios, dice, de percepcién, que no tienen sino un valor subjetivo; por ejemplo, el aztcar es dulce; en los cuales ni yo espero encontrar siempre 1o mismo, ni que otros lo encuentren; pero hay juicios en que s¢ afiade 4 la percepcién un concepto mental, que les da una necesi- dad p universalidad admitida por todos los hombres, p entonces la percepcién se transforma en experiencia; por ejemplo, si digo que el sol calienta la piedra, al concepto de sol afiado el de causa el cual inclupe necesariamente con el concepto de sol el de calor (1). Lo que se afirma del concepto de causa se puede igualmente afirmar del de sustancia, etc. Estos juicios no sacan su valor de la experiencia, que no con- tiene sino lo particular y contingente; por la induccién adquieren cierta generalidad, pero relativa y condicional, 6 sea limitada 4 los hechos observados; mas por el concepto del entendimiento que en ellos introducimos adquieren un valor @ priori de necesa- rios y universales; como por otra parte, el predicado no est4 con- tenido en la nocidn del sujeto, estos juicios son verdaderamente (1) _V. Prolegomenes 4 tonte Métaphysique future.—Trad. nouvelle, Pa- ris. Libr. Hachette ét Cie. 1891.—PP. 42-47; 91-08, 6 ARCHIVO EXTREMENO sintéticos ¢ priori.Mas si tienen valor aplicados 4 los fendmenoss que son el objeto producido por fa sintesis de nuestros conceptos y las intuiciones, no sabemos si pueden ser aplicados 4 los nou. menos, d la cosa en si, ni atin nos es permitido afirmar 6 negar la realidad objetiva de ella; sdlo podemos juzgar de lo que nos apa- rece en las intuiciones del espacio p del tiempo segtin las leyes subjetivas de las categorias; cuando decimos que son objetivos los juicios de experiencia, significamos que son necesarios y uni- versales. Segtin Kant, toda la filosofia anterior 4 él ha sido dogmitica en cuanto partia de un conocimiento completamente hecho para estu- diar 1a posibilidad misma de este conocimiento; mientras que la filosofia eritica debe investigar la estructura de la facultad desnu- da de toda operacién (la razén pura), determinar las condiciones que deben preceder al conocimiento (elemento 4 priori trascen- dental), p fijar, segtin elas, el valor cierto de nuestras represen- taciones. Mas aunque este punto de vista sea realmente nuevo, profundamente original, no por eso se sustrajo el idealismo tras- cendental 4 la ley de todo sistema filosdtico, que siempre halla un medio apropiado para aparecer y desenvolverse; tiene también él sts antecedentes histéricos, que importa notar para comprender la doctrina critica; pues, como dice Kuno Fischer, exponer sus orfgenes histéricos equivale 4 explicarla. Empecemos por oir al mismo Kant su «franca confesién> de que David Hume fué quien le desperté de su suefio dogmatico, aunque él convirtiera en flamala chispa, que hizo saltar el fildsofo esco- cés. «Yo investigaba ante todo si la objecién de Hume no podia adquirir una extension universal, y bien pronto reconoci que el concepto del enlace entre 1a causa y el efecto esta lejos de ser el tinico, que permita al entendimiento figurarse @ priori el enlace de las cosas, y que al contrario la metafisica no se compone absolu- tamente sino de enlaces de la misma naturaleza. Traté de asegu- rarme de st ntimero y cuando lo alcancé segtin mi deseo, es decir, partiendo de un solo principio, llegué 4 la deduccién de estos con- ceptos. Entonces adquirf 1a certeza que no son derivados de la ex- periencia, como Hume lo habia sospechado, sino que nacen del entendimiento puro, Esta deduccién, que parecia imposible al es- piritu penetrante de mi predecesor p que 4 nadie fuera de él se le habia ocurrido, aunque nadie dudaba en servirse de esos concep- tos, sin preguntarse cual era el fundamento dejsu valor objetivo, ARCHIVO EXTREMENO 1 esta deduccién, digo, era 1a obra mds dificil que se pudo empren- der en favor de !a metafisica> (1). Sin remontarnos ahora 4 tiempos més distantes de Kant, hemos de advertir que, sobre todo, el tiltimo de los Ensayos de Tetens (1777) se parece en muchos lugares 4 la Critica de la Razén pu- ra; alli se considera como un gran error la opinién de los que no ven en fos principios racionales sino inducciones mds 6 menos completas de Ia experiencia, pues si bien no podemos conocerles sino con ocasién de ella, no son producto suyo. Distinguese entre la necesidad subjetiva 9 la objetiva de esos principios; de fa pri- mera nadie duda, ni el mismo Hume, aunque niegue que esta Jey de nuestro espirita sea una ley de ta naturaleza 6 al menos que pueda ser conocida como tal, ya por la experiencia, ya por el ra- zonamiento. Tetens, 2f contrario, sostiene que con razén se cof- elupe de la necesidad subjetiva de una proposicién en stt necesi- dad objetiva (2). Kuno Fischer, apologista entusiasta de Kant, hace ver el punto légico y necesario de transicién entre Leibniz y Kant, que es la escuela Leibniz Wolfiana, la cual, apartndose del Maestro, rom- pid el lazo de union entre 1a metafisica y la experiencia, produ- ciendo asi {a inestabilidad de aquella y el empefio de Kant de darle un punto de apoyo mas sdlido yracional dla vez, aunque no llegara 4 lograrlo. Mas el punto de partida del problema arranca de mucho antes; Kant hace de la explicacién de la experiencia una ciencia nueva, porque explicar la experiencia, proclamada desde antes de Ba- c6n, pero mayormente por éste, fuente tinica de verdad, era fa preocupacién, que obsesionaba 4 todos los pensadores desde en- tonces, como protesta viva en contra de un sensualismo que pre- tendfa desterrar para siempre 1a metaffsica del cuadro de las cien- cias, 6 en expresiOn del P. Pesch, como tiltimo despojo de la me- tafisica, que flotaba en ta superficie de la poderosa corriente del empirismo inglés y el materialismo francés, reduciendo toda la ciencia de lo suprasensible 4 fa teorfa del conocimiento, la cual rodeaba al filésofo por todas partes como cinta de salvamento destinada 4 hacerle remontar del abismo de la sensualidad hacia la superficie del espiritualismo. Locke trata de justificar el prin- (1) Proleg. a toute Met. future; p. 11. (2) Vid. Willm: Histoire de la philosophic allemande, T. 1.—Parfs 1.846 paginas 24-97. 8 ARCHIVO EXTREMENO cipio baconiano sin acudir 4 ott'a cosa mas que 4 las percepctones Sensibles, p aunque segtin observa Kant (1) indicé ta divisién de los juicios en analiticos y sintéticos, que tanta importancia tienen para la Critica dela Razén pura, \o hizo de modo tan vago, que ni Hume se dié cuenta de ello. Berckeley declara las percepciones sensibles meras representaciones del espfritu, ideas que Dios Produce en él; mientras para los materialistas franceses no son sino excitaciones de Organos corpéreos, fenémenos materiales de movimiento. Entonces aparece con mds claridad la gran cuestién. Si los ele- mentos del conocimiento no son mds que impresiones ideales de un espfritu 6 mecdnicas de un cuerpo gcémo es posible un conoci- miento que abrace la realidad y 4 la vez tenga valor universal? Hume no se eleva tampoco por cima del conocimiento sensi- ble; sélo este puede ser verdadero; ahora bien, todo conocimien- to es un juicio, que enlaza nuestras representaciones de un modo necesario; mas ¢puede esto ser?, sin duda, entre representaciones homogéneas, como el juicio A=A, 6 siendo el predicado una cua- lidad del sujeto; pero si son heterogéneas, no estando la una con- tenida en la otra, s6lo puede adquirir cardeter de necesario su en- lace cuando la una se considera como efecto de la otra, 6 sea por el concepto de causalidad; fo que equivale 4 decir que 1a ciencia experimental sdlo es posible cuando el enlace causal es necesario, y como la razon pura es incapaz de descubrir esa necesidad, los juicios empiricos no son necesarios ¢ priori, y como por otra parte la experiencia no nos da sino impresiones individuales, in- dependientes, sucesivas, 1a causalidad no es perceptible; nos- otros, pues, convertimos el post hoe en propter hoc sin mas fun- damento que el habito de enlazar dos representaciones que vemos sucederse permanentemente; lo permanente aparece como si tuc- ra necesario y tomamos un hecho por causa de otro; lego la cer- teza de nuestros juicios experimentales no tiene fundamento ob- jetivo. El estudio de Hume sobre el principio de causalidad es el pun- to de partida préximo del cristicismo kantiano, que idéntico en muchas de sus conclusiones 4 las de sus predecesores, cree salvar del escepticismo 1a ciencia con los juicios sintéticos 4 priori; mas prescindiendo ahora de esto, asi como de fa posibilidad de reali- (1) Prolegomenes; p. 5l. ARCHIVO EXTREMENO 9 zar Ja critica de 1a taz6n en la forma indicada por el filésofo ale man, no dejemos de advertir que fa solucién subjetivo-idealista, que recibid de él la cuiestién del conocimiento, se hallaba también en el espiritu de la época en que vivid; en el espiritu religioso del protestantismo, enemigo de toda norma objetiva p que pot entonces, observa Ruyssen (1), se esforzaba por medio del pie- tismo en acentuar el cardcter individualista de Ja fe; en el orden filo séfico, Descartes habfa iniciado el subjetivismo al afirmar la incognoscibilidad de las cosas corpéreas, cuyas impresiones en los espiritus animales producitfan los movimientos, casas ocasio~ nales, que excitaban al alma 4 pensar; pero los pensamientos eran obra exclusivamente propia del alma: Locke declara imposible el conocimiento de todo lo supra-sensible, que es la esencia lo mis- mo de los cuerpos que del espfritu; para Hume no habia cognos- cible nada mds que nuestras impresiones. Con razén dice Lange (2) que en la Epoca de Kant estaba en 1a atmésfera intelectual de todos los fildsofos 1a opinién de que el conocimiento del mundo depende de nuestros érganos; D‘Alembert dudaba resueltamente que pudiéramos conocer verdaderos objetos; Lichtenberg declara que el conocimiento de objetos exteriores es una frase contradic~ toria; que es imposible 2! hombre salir de si mismo; que cuando creemos ver objetos, nos vemos simplemente 4 nosotros, que no podemos saber nada con propiedad de cosa alguna en el mundo, sino los cambios que se realizan en nosotros. Maupertius en sus Cartas, (Dresde 1'752) habia hecho del mundo entero, por decirlo asi, un fendmeno subjetivo del alma hablaba solamente de «se- res desconocidos, que excitan en nuestra alma fodas las percep- ciones», permaneciendo ellos enteramente ocultos, Kant resume todas estas ideas diciendo: la verdad p la realidad son el produc- to de nuestra actividad mental; las cosas en sf gqué son?... ¢son?... los objetos de la experiencia no son sino nuestros objetos; fuera de la objetividad inmanente al hecho del conocimiento no hay otra objetividad; y estos pensamientos constitupen hoy el fondo de casi todos los sistemas filoséficos. Tampoco se ha de echar en olvido que el'posfulado de toda la critica kantiannes 1a imposibilidad de sacar de la experiencai (1) Les Grands Philosophes. Kant.—Parfs, Alcan 1900. p. 2. (2) Lange, Histoire du Materialism. rad. par Pommerol. T. 11, Paris 1879, p. 436. 10 ARCHIVO EXTREMENO nada que no sea individual y contingente, » 4 esto se habia llega do por el desconocimiento que ttvo la filosoffa cartesiana del pa- pel importante de la facultad de abstraccién, importancia recono- cida por el mismo Taine al estudiar en su libro, Le positivisme anglais ta \égica de Stuart Mill. No queremos tetminar estas indicaciones histéricas sin sefialar ila atencién de los que deseen ampliarlas y completar las dos obras recientes que ponen en plena evidencia los precedentes cientificos y filosdficos de la doctrina kantiana, la una, en que predomina el estudio de los de la segunda clase, es de E. Troilo, titulada: La Dotfrina della conoscenza nei moderni precursori di Kant (Torino, 1904); la otra, més completa sin duda por am- bos aspectos, es 1a Hisforia de la filosofta Moderna de Hoff- ding, traducida ya 4 casi todas las lenguas neo-latinas. En otro articulo expondremos las relaciones de la Escoldstica con el problema critico del conocimiento. PRUDENCIO J. CONDE. MI MAR Desde lejos se le oye. Su aliento de algas y mariscos, atraviesa los campos de arena, y los mtisicos bosques de pinos, y se mete temblando en el alma, py alld, en lo profundo del alma escondido, la cuenta el misterio de sus soledades, y el terror de sus hondos abismos, p lejanas historias de islotes desiertos y barcos perdidos... Es mi mar mi Cantébrico hermoso azul p bravio; es aquel que jugé tantas veces en sus playas sonoras conmigo, trapéndome conchas y guijas pintadas y dindome besos de espumas 9 rizos p corriendo al compas de sus olas tras mis locas carreras de nifios, como corren alegres los padres detrds de sus hijos... Es mi mar...; no quitarme el consuelo de Ilamarle mio...; pa sé que es de todos, ya sé que otros muchos fe tienen carifio...; pero es... que yo vivo tan solo en el mundo, es... que lloré tantos amores perdidos, que 4 este mar que en mi muerto pasado es lo tinico que queda ya vivo...5 ni nadie le puede querer cual le quiero ano 12 ARCHIVO EXTREMENO ni nadie le puede mirar’cual le miro... Subir almas tristes, subir 4 aquel negro pefiasco conmigo y si lloro, dejadme que Ilore, porque alli hay un rincon escondido donde un dia mi madre adorada me besé, y me dijo: aves qué grande es el mar? jes mas grande el amor que te tengo, hijo mio...! 2Veis alld en la playa unos arrecifes verdosos de limo...? en aquel..., el mas alto de todos fabriqué con arena un castillo, iy sentf una tristeza tan honda cuando el oleaje del mar lo deshizo...! Todos son recuerdos, recuerdos sagrados, recuerdos benditos, que me guardan las pefias adustas, y los arrecifes verdosos de limo, y el eterno gemir de las olas sonando magnifico como estrofa de un salmo de dioses bajo el palio inmenso del cielo infinito... eComprendeis ahora, comprendeis por qué yo Ilamo, mio, 4 este mar que en mi muerto pasado es lo tinico que queda ya vivo, sobre los cscombros de tantos amores y sobre las ruinas de tantos castillos...? A. TEIXEIRA, sHopRE EL P ROBLEMA DE LAS Gowunicaciones EN BXTREMADURA Al Sr. D. Juan Mufiog Chaves. Extremadura es una region riquisima, empobrecida por el ais. lamiento; y en Io social, como en 1o moral y en lo fisico lo que se aisla 6 estanca, fermenta y se destruye. Falta la riqueza extremefia del estimulante de 1a circulacién, que es la vida, sus elementos productores se esterilizan inactivos, porque ni puede importar facilmente lo que necesita y no tiene, ni descargarse bien de lo que produce por encima de su con sumo. Sus cultivos naturales siempre estén amenazados por la baja econdmica, nacida de una superproduccin sin facil salida, Por el contrario, los articulos de que carece, cuentan siempre con un sobreprecio empobrecedor. La balanza econémica extre- mefia, tiene, pucs, un lastre, un peso muerio, que colocan al pais en condiciones de inferioridad notoria, no ya respecto de Europa, sino del resto de Espafia. Ademés, la circulacién extremefia jamds serd expedita ni res- ponderd al curso l6gico de las lepes naturales, mientras no des- aparezca un factor histérico, por hoy intangible: la frontera por- tuguesa, Extremadura, en efecto, tropieza por el Oeste, para to- dos sus intercambios econdémicos, con una barrera que injustos tratados con el pais hermano se han encargado de hacer aun mas alta para la exportacién extremefia, todo cuanto la rebajan para la importacién. No hay ganadero extremefio, por ejemplo, que no haya sentido mas de una vez en su bolsa el brusco descenso de precios operado por las carnes argentinas, penetrando casi de balde por Portugal, ni hap corchotaponera tampoco, que no hapa sufrido las consecuencias leoninas de este estado de cosas, 14 ARCHIVO EXTREMENO La secesién de Portugal del viejo tronco ibérico, al privar 4 Ex- tremadura de facil acceso hacia el Atlintico por sus naturales cuencas del Tajo p del Guadina, la privé al par del vehiculo mds expedito para su industria y su comercio. (1) Si por el Oeste tropezamos con wna barrera aduanera, por el Norte tropezamos también con una barrera montafiosa, nevada buena parte del afio: de aqui el olvidado rincén de Alcantara, Ho- yos p Gata; las tristes Jurdes y el oasis de la Vera, todos entrega- dos 4 sus propios recursos, cual otras tantas islas en el mar gla- cial de nuestros aislamientos cretinos. No es demasiado lisonjero tampoco el limite extremeno por el Este, que, si abierto y de facil acceso es por Navalmoral de la Mata, cortado resulta, del modo mds fuerte, por las montafas de Guadalupe y de Toledo que, en series patalelas, bajan hasta Cor. doba para enlazarse con toda la cordillera Maridnica, que nos ais- ia también dela risuefia Andalucia. Este aislamiento geografico determina, dicho sea de paso, por las inextricables conexiones de lo psiquico con lo fisico, las ca- racteristicas de nuestro modo de ser, retraido, brusco, poco so- ciable, rutinario y quizds algo egoista, cualidades todas—para no hablar de auestras virtudes—las més propias para no salir de este aislamiento nuaca, Veamos ahora las facilidades que la cultura actual opone 4 estos confinamientos geograficos de Extremadura. En buena anatomia to- pografica, debemos empezar la descripcién por las grandes arte- rias: los ferrocartiles, ya que no es navegable ninguno de sus rios. Para aprovechar mejor lo que de provechoso haya en este trabajo, ruego al lector que tome en las manos un mapa de nuestra co- marca. De Este 4 Oeste cruzan 4 Extremadura dos grandes vias fé- treas por el Tajo yporel Guadiana, enlazdndola con Lisboa y con Madrid. De Norte 4 Sur cruza otra més moderna, pero salva- dora, la que viene de Astorga para Andalucia. Una de las ramas de esta ditima nos une con Sevilla y Cadiz, la otra con Huelva, el puerto natural de toda Extremadura, dada la existencia de la odio- sa frontera referida. La barrera del Suroeste quedaria con ellas (1) No queremos con esto prejuzdar ningiia problema politico, sino asen- tar un hecho natural, indiscutibie que tarde 6 temprano ha de hacerno: 4 portugueses y espafioles, es Sable ARCHIVO EXTREMENO 15 bastante quebrantada si le acompafiasen las carreteras, como des- pués veremos. Extremadura ha buscado mds atia sus naturales cauces andaluces con la via de Almorchon-Cérdoba por el lado del Sudeste. é Este progreso ferroviario de Extremadura, aunque no grande en si ha determinado un fendmeno social cupas consecuencias se apreciarén mds tarde: el resurgimiento de Mérida cual fénix in- mortal, brotando de sus cenizas romanas. Mérida es pa de hecho la capital de Extremadura, porque, aparte de su emplazamiento central en la zona mds rica dei Guadiana, est4 enlazada ferrovia- tiamente con Madrid, con Lisboa, con Huelva, con Sevilla, con Cordoba p con Salamanca 4 través dei Alta Extremadura. Si algo faltara d esta estreila de vias, una compafiia respetable se consti. tuye por estos dias en Madrid para abrir una via secundaria, fla- mada 4 inmenso porvenir: la de Mérida-Miajadas-Logrosin, con ramal de Zorita 4 Trujillo. Ei futuro de esta via serd el enlazar por un lado con Almorchén, por otro con Oropesa, Talavera 6 Toledo con lo que se fraccionaré el paralelégramo Madrid-Ciudad-Real- Mérida-Caceres-Madrid, gue es la extensién mayor de Espaitea sin vias férreas, patalelogramo cuya mitad occidental constituye Ja tercera parte del suelo de Extremadura. Dando por construida ya esta tiltima via de Mérida 4 Logrosén, examinaremos luego las diversas zonas que con los ferrocarriles dichos se demarcan en el suelo extremefio, al efecto de estudiar el problema de sus carreteras y vias secundarias, problema de vida 6 muerte para nuestra region. Llegados aqui querriamos dar 4 nuestros pobres juicios el ca= rdcter augusto de los fallos de la ciencia, fallos desproyistos de toda pasion bastarda, de todo interés mezquino p que este fallo, una vez estudiado p aceptado, adquiriese fuerza de imperativo categorico, que diria Kant, en todas las honradas conciencias de aquellos extremefios que quieren mirar y vivir por encima de los habituales egoismos, esos egoismos que no viven sino lo que al- canza nuestra existencia efimera sobre este misérrimo planeta, Una digresién previa. El aiio de 1905 pudo ser—y no fué por desgracia—un aiio Feliz para Extremadura, En él se constitupé el Centro Extremefio de Madrid que inaugur6 sus tareas con un memorandum al Sr. Con- de de Romanones 4 la saz6a minisiro de Fomento relativo princi- palmente 4 las Obras ptiblicas mas urgentes en la region. El memoa- 16 ARCHIVO EXTREMENO raadum tenia los defectos de ser tan breve como precipitado y pedir cosas tan dificiles de realizar como los costosisimos panta- nos de Matachel, Cijara, etc., y algunos ferrocarriles que jamds consttuy6 en Espafia el Estado sin llevar por delante, como es justo, lainiciativa particular, estimulada por protecciones legales adecuadas que no se han dado hasta hace pocos meses con el nue- vo plan de ferrocarriles secundarios. Como las gastaremos en Extremadura en punto 4 iniciativa par- ticular lo demuestra el hecho de que el Centro Extremefio diri- gid, por mediacién de la prensa, una circular 4 todos los pueblos de Extremadura 4 fin de reunir los datos precisos para conocer 4 fondo las verdaderas necesidades regionales p exponerlas yp recabar algo de los poderes ptiblicos. Al efecto se pedian infor- mes acerca de la estadistica de importaci6n y exportacién de ca- da pueblo, ferrocarriles, carreteras, puentes p caminos vecinales que se considerasen mds practicos y factibles p otros extremos muy interesantes, no relacionados con las obras ptiblicas. {Ni un solo pueblo ni particular se did por enterado del asuntol.,. La es- tadistica precisa para cualquier peticién concienzuda no era pues posible. Por otra parte el ilustre Conde no parecié hacer gran caso por entonces del memorandum. Hoy, después de su triunfo en Mérida, quizds seria otra cosa y el que suscribe estas lineas no seré el ultimo en recorddrselo resp etuosamente cuando retorne al poder. Por aquellos dias se consignaron, con notoria prodigalidad, ocho millones de pesetas para obras ptiblicas en Andalucia. Ex- tremadura, tan azotada 6 mds por la sequia, vid reunido en su Centro de Madrid, lo mas florecido de sus politicos, imaginando de buena fe, que se habfan de equiparar las dos regiones meridio- nales en atenciones por parte del Poder, como equiparadas esta- ban bajo los embates dela desgracia, De las reuniones aquellas saqué una impresién desconsoladora, aquellos excelentes paisanos sentian muy vivos sus respectivos distritos, pero una falta de hd- bito regional harto deplorable, hija de lo mal estudiado que todos tenemos los problemas extremefios les impidié acordar en aquel Primer congreso regional que alboraba a actual Unién Extremefia un plan arménico de obras con las naturales preferencias, hijas de su importancia, necesidad, estado legal, etc. Se le pidieron al mi- nistro un pufado de obras en montén y sin concierto, pel ministro apenas si pudo conceder cuatro, importando en suma 85 mil pese- ARCHIVO EKTREMENO 17 tas, concesidn que se atrevio 4 calificar de engafifa un nervioso y Simpatico diario regional. Pasado aquel apuro y mds clemente el cielo con nosotros, na- die, que sepamos, ha vuelto 4 acordarse del asunto, Y es natural, porque siempre que se impetran auxilios del Po- der ptiblico, lo primero con que debe contarse es con un plan ma- duro yordenado de obras, porque ni pueden, por ejemplo, conce- derse de golpe cuantas carreteras precisa nuestro suelo, ni debe Pensarse en carretera nueva alguna sin que se completen los tro- Zos todos que faltan 4 las 4 medias y locamente construidas, ni eg igual el estado legal ni la longitud de ellas, ni otros detalles, para que sea indiferente al interés general del pais el preocuparse de ellas en un orden cualquiera. Por eso brindo 41a Unién Extreme- fia y 4 la prensa regional, la idea de se mejante estudio previo que dé numeradas las obras en un acertado plan de preferencias. Algo que complete lo que seguramente cxistird estudiado en las Jefatu- ras de Obras ptiblicas. Dos obras hay, dicho sea de paso, que cla- man al cielo y nos afrentardn siempre mientras no se construpan: una la que se estd desmoronando de Medellin 4 su estacién y 4 quien hace tres afios le falta jsdlo la almendrilla!.,. Otra es la de las Jurdes infelices, porque no es justo bajo ningtin pretexto el mantener 4 un rincéa patrio totalmente separado del mundo. —¢Cual seria el mejor plan para nuestras carreteras futuras? —Por ahora uno sdlo: el de terminar todos los trozos de las anti- guas. Ello constituye un desorden y una afrenta. Si no mienten mis Informes, faltan 4 nuestras carreteras comenzadas, pot lo menos los trozos siguientes: a) Las dos terceras partes de la de CAceres 4 Medellin, 5) Mas de la mitad de la de Trujillo 4 Mérida por La Cumbre, ¢) Dos trozos de la de Campanario 4 Guadalupe. ch) Los trozos 7.° al 15,° de la de Castuera 4 Navalpino. a) Lacitada de Medellin 4 su estacion. ¢) Los trozos 8° y 9.° dela de Fuente de Cantos 4 Fuentes de Leén. 7) Una buena parte de la de Jerez de los Caballeros 4 Villa nueva del Fresno. &) Eltrozo de Puente de Apuda 4 Almendral. fh) El tiltimo de Jerez de los Caballeros al Puerto de Santo Domingo. i) La casi totalidad de la de Cabeza del Buep 4 Talarrubias, 18 ARCHIVO EXTREMENO j) Trozos de la carretera de Hornachos 4 Guarefia, k) Trozos de la de Villafranca 4 la Oliva de Mérida, J) Trozos de la de Cabeza de Vaca 4 Fregenal-Santa Olalla. il) Trozo de Puente de Borba 4 Alconchel. m) Trozos de la carretera de Badajoz 4 Caceres, n) Trozo de Miajadas 4 Zorita (lo tnico que falta para enlazar 4 Mérida con Toledo.) o} Algunos trozos dispersos en la parte norte de Caceres y de los que no tenemos datos atin, La incompleta lista que antecede proclama tristemente el des- barajuste que ha reinado en la cuestidn. La ignorancia, el desor- den 6 las ambiciones de fugaces, politicashan tirado aqui y alld el dinero en hacer obras incompletas, en lugar de terminar satisfac- toriamente las antiguas. Yo en el lugar de los sefiores Represen- tantes extremefios haria cuestidn de honor el poner fin 4 este es- tado de cosas dafiosisimo, Rojido este duro hueso, que harto tiene que toer, veamos las zonas demarcadas en Extremadura por sus vias férreas, ZONA 1,.4—Partidos judiciales de Aledntara, Coria, Hoyos, Garrovillas y Granadilla. Es, sin disputa, la zona extremefia mas desvalida. Un buen plan de carreteras exije una irradiacién 4 partir de Coria, irradiacion que enlace 4 esta ciudad episcopal con Ceclayin, Alcantara y Valencia de Alcantara; con Garrovillas; con Hoyos, Gata y las Jurdes; con Granadilla y Hervds, yp con Plasencia. De los cinco rayos de esta estrella apenas si se cuenta hop con uno p medio. Fi ramal preferente de todos nos parece el de Hoyos, Gata y las Jurdes, hasta penetrar en Salamanca por el barranco de la Alberca. Racional creemos también el enlazar des- pués 4 Gata con Granadilla, Zona 2.2—La Vera. A la zona comprendida entre Hervds, Plasencia y Navalmoral de la Mata, la caracteriza el ser la mds pequefia y moatuosa de todas, y una de las mas ricas por figurar en ella los fértiles valles de la Vera y de Plasencia 6 del Ti¢tar y del Jerte, valles cuyo azote mayor es el paludismo, estudiado con singular competencia por mi amigo el Dr. Pittaluga en informe publicado hace un mes en la sabia Revista de Extremadura. Aparte del ferrocarril secundario de esta regién (del que después nos ocuparemos) entrambos valles requicren indispensablemente sendas carreteras que los enlacea con las comareas de Avila y Arenas de San Pedro. Las dos catreteras mencionadas debieran ARCHIVO EXTREMENO 19 considerarse preferentes en Extremadura, después de la de las Jurdes. ZONA 3.4—Alburguergue El cuadrilétero Valencia de Alcan- tara, Caceres, Mérida y Badajoz, no parece de Espafia segtin lo abandonado que se encuentra, atin dentro del abandono general de Extremadura, cual si Alburquerque, su centro, fucra adin plaza portuguesa como en el siglo XVII. Verdad es que su despobla- cién es corta y su suelo de mediana calidad en las derivaciones de la Sierra de San Pedro, pero estudiado 4 fondo es uno de los tro- zos de que mas partido se puede sacar con una agricultura inteli- gente que sepa explotar las grandes ventajas que ofrece para el arbolado de todas clases. Su subsuclo, en efecto, al igual de la zona de Herrera del Duque y Talarrubias (con la que guarda grandes analogias) es el de una fértil vega del Guadiana sepulta- da bajo una capa de rollos de alubién 6 glaciario de ordinario no muy gruesa que la da su apariencia estéril. Si no fuese nuestra amada patria tan negligente en cuestiones de poblacién, es bien seguro que las vertientes meridionales de la sierra de San Pedro albergarian hog triple numero de pueblos que los que hop ofrece este rincén fronterizo. Por desgracia no s6lo no se fundan pueblos sino que el vecindario de muchos dis- minuye. Sdlo un pueblo que sepamos se ha fundado en Extrema- dura en el siglo XIX; Santa Amalia, entre Miajadas y Medellin. La llamada carretera de la frontera, de Caceres 4 Badajoz nos parece la de mds urgente construccidn en esta zona, Alburquerque en lo futuro no debe sdlo enlazar con Caceres y Badajoz, sino también con Valencia de Alcantara y con Mérida. ZONA 4.2—Trajillo-Moaténchez, Esta zona quedara separada de la de Puebla de Alcocer-Herrera del Duque, asf que se cons+ truya el ferrocarril de Mérida-Miajadas-Logrosan y Zorita-Trujillo, que es indispensable 4 la enorme produccién de las 50 mil tonela- das anuales que comienzan 4 extraerse de las riquisimas minas de fosforita de Logrosdn, este tesoro de la agricultura extremefia que va 4 revolucionar 4 toda la comarca aquella y del que algtin dia nos ocuparemos con el detenimiento que merece. La histérica Trujillo, perla y lave antafio de Extremadura, es merecedora de mejor suerte que la que aqui ha tenido con el fu- nesto trazado de las vias extremefias. Siel primer ferrocarril extremefio hubiese seguido un trazado racional, al lado dela carretera general de Extremadura, 6 sea la 20 ARCHIVO EXTREMENO linea casi recta de Badajoz 4 Madrid, Trujillo tendria {hoy la im- portancia ferroviaria que Mérida, Caceres p Plasencia juntos, por- que de allf habria partido después la via directa 4 Caceres-Lisboa y las 4 Huelva y Astorga. El error 6 el capricho dei ministro sefior Lujan, llev6 la via de Madrid-Badajoz por costoso p largo derro+ tero, que alejé en mas de ciento cincuenta kilémetros 4 Mérida de Madrid, arruinando de paso 4 Trujillo. La fortuna, que tan adversa ha sido 4 la patria de Pizarro, to- cante 4 ferrocarriles, la ha sido favorable tocante a carreteras. Otra cosa distinta seria de nuestro pais si todas las capitales de partido judicial contasen con las radiaciones de Trujillo, de donde parten seis carreteras, 4 saber: la de Caceres, la de Plasencia, la de Navalmoral, la de Logrosdn y Toledo, la de Mérida-Badajoz y la de Montanchez, si bien esta tiltima tiene varios trozos por cons- truir, desgraciadamente. En lo futuro precisa, sin embargo, otra mds que enlace con los pueblos de las estribaciones septentrionales de las sierras de Guadalupe, partiendo de Herguijuela por Garciar y Berzocana, 4la Abadia de Cabaiias. Montanchez, por su parte, obtendra mucho bien de la termina- cidn de la carretera de Caceres 4 Medellin. Arrancando de Navalmoral existe propectada una carretera, costosa si, pero de cardcter preferente para esta regién y la de Puebla de Alcocer, hasta encontrar en Guadalupe tanto 4 la carre- tera toledana de Logrosan 4 Navahermosa, cuanto la aun incom- pleta de Guadalupe 4 Campanario. Zona 5.°—Partidos judiciales de Puebla de Alcocer y He- rrera del Duque. Es la conocida conel grafico sobrenombre de Ja Siberia extremefia. Tan desvalida yp extensa como la de Albur- querque, guarda con clla intimas analogias de suelo. Un paisano benemérito, D. Benito Trinidad, nos ha dado ensefianzas que son para nosotros una revelacién: aquel territorio es otra vega del Guadiana, casi tan fértil como la de Almendralejo, pero sepulta- da desgraciadamente bajo una capa de estéril aluvida 9 cubierta de maleza, cupo descuaje ha estado detenido siglos por falta de brazos, jaqui donde se emigral, hasta que han dado resuelto el problema maquinas poderosas que no se adaptan mal 4 la comar- ca. Mucho podriamos decir sobre el prodigioso desarrollo que al- canzan alli todos los cultivos arbéreos, como lo demuestran los novisimos pinares del Marqués de la Romana y del Riscal, p la explotacién agricola de dicho Sr. Trinidad y de sus hijos, mas ARCHIVO EXTREMENO at preferimos aguardar 4 que ellos mismos nos fo digan pronto, des de la Revista de Extremadura. Por hacer estan casi la totalidad de las carreteras de esta zona, entre las que descuellan nada menos que fos ocho trozos de la de Castuera 4 Navalpino, obra necesaria al par que el trozo de Ace- dera 4 Campanario, pero muy costosa por los pasos del Guadia- nap del Zujar. Aunque no fuese mds que por el poderoso nticleo de poblacién agrupado hacia su centro (Casas de Don Pedro, Ta- larrubias, Puebla, Siruela » Esparragosa) deberfan terminarse pronto estas carreteras, ZONA 6.*—Olivenza. El poligono Badajoz, Mérida, Zafra, Fregenal y Villanueva del Fresno, ofrece gran contraste entre su parte de Oriente y la de Occidente; pues, mientras Ja primera _ est relativamente bien servida, aunque no fuese mds que por las vias andaluzas, la occidental padece crue!mente por 1a interposi- cién del Guadiana que por alli marca ademds la frontera. La lista de los trozos por construir que antes dimos, dice cuanto nosotros pudiéramos exponer sobre el asunto. Villanueva del Fresno, Al- conchel p Cheles-Olivenza, deben ser enlazados lo més pronto posible con Barcarrota y Villanueva del Fresno, y Oliva de Jerez lo debe de ser con Fregenal, amen de llevar todas estas carrete- ras hasta los puentes fronterizos. ZONA '7.°—Hornachos-Llerena. Es ésta también una comarca abandonadisima por el poder y por los politicos. Oliva, Horna- chos, Bienyenida, Llera, Llerena p Azuaga, parecerfa mds bien de Africa que de Europa, 4 juzgar por su pobreza de carreteras. Eltrazado mds l6gico tedricamente consistirfa en unir 4 Zafra con Castuera por Hornachos; 4 Villanueva, Don Benito 6 Medellin con Guadalcanal 4 través.de Oliva de Mérida, Hornachos, Liera y Llerena, y 4 Llerena con Bienvenida p Zafra y con Castuera. La interposicién, hacia el centro, de las Sierras de Hornachos, Pe- droso, San Miguel p Guadalcanal, parece recomendar sin embargo laconveniencia de modificar tal trazado con cuatro carretcras fundamentales, 4 saber: la de Llerena y del Valle de la Serena 4 Castuera; la de Mérida 4 Oliva de Mérida y Hornachos; la de Al- mendrafejo 4 Azuaga, por Llera, y la de Zafra 4 Llerena por Bienvenida, con algtin otro ramal menos importante. Una revolucién en los cultivos de esta zona estd operando nuestro amigo D. Fernando Llera. El nuevo ferro-carril minero de Fuente del Arco 4 Pefiarropa, 22 ARCHIVO EXTREMENO en lazando fa linea de Sevilla con la de Cérdoba, cast 4 lo largo del limite extremefio del Surdeste, es una gran base de penetra cidn hacia donde deben orientarse también fas carreteras de di cha zona, ZONA 8.°—Fregenal- Fuente de Cantos. La corta distancia 4 que van por esta zona las vias férreas de Huelva p Sevilla, hacen esta zona la ms pequefia, con mucho, de todas las demarcadas en nuestro estudio. Por eso apenas si exige de momento otra ca- rretera que la de enlace entre ambos pueblos. Todas las carreteras de esta zona, deberdn enlazar 4 Fuente de Cantos, con los puntos mds inmediatos de las vias 4 Huelva y sevilla, * * * Fl problema de las catreteras extremefias se da la mano con el més Arduo de los caminos municipales, en el que la codicia caci- quil, explotada no poco por astutos leguleyos de campanario, tanto dafio ha hecho 4 toda Espafia. Tiempo es pa de decirlo muy alto; los pueblos no tienen expeditos sus caminos vecinales por- que no los merecen, Stimense las partidas gastadas en ef papelen los presupuestos municipales de obras ptiblicas, y se vera que con ellas se habrian podido reparar no pocos, si tales cantidades no fuesen siempre ef fondo de Los leones, que tanta codicia despier- ta 4 los ediles de uno p de otro bando. Si cada pueblo constitu- yese sindicatos de propietarios, dispuestos 4 algtin sacrificio préc- tico, no mendigariamos del Estado una proteccién para ello, que no siempre ptiede obtenerse, mucho mds cuanto puede prescindir- se de ella con un poco de energia, honradez, paciencia, estudio 9 amor al suelo natal. Si Extremadura confia 4 las promesas del se- fior Gasset y de otros politicos andlogos, de diversos partidos, la construccién de sus caminos vecinales, ya tiene para rato. Donde s6lo puede y debe esperarse la proteccién del Estado es en las catas obras de los puentes, el ramo mds descuidado de nuestro pais. Terminaremos este ya largo articulo con unas palabras acerca de nuestros futuros ferrocarriles secundarios. Ha habido sobre ellos gran revuelo en estos ultimos tiempos. Con respeto sea dicho, tratandose de las altas personalidades que han sido las primeras en entusiasmarse,{se ha perdido el tiempo tristemente. En primer lugar, los llamados ferrocarriles estratégi-

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