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RESP.´. LOG.´. SIMB.´. EXCELSIOR 17 No.

PIEZA DE ARQUITECTURA TITULADA : LA PIEDRA EN BRUT0

BURILADA POR EL Q .´. H .´. ARMANDO DE LA O .´.

VALLE DE SAN SALVADOR , SEPTIEMBRE 14 DEL 2005.

A .´. L .´. G .´. D .´. G .´. A .´. D .´. U .´.

L .´. I .´. F.´.

LA PIEDRA EN BRUTO
Antes de profundizar en el simbolismo de lo que es la Piedra en Bruto
para la Francmasonería y su intima relación o analogía con el Neófito o
Aprendiz, es interesante hacer algunos comentarios referentes a los apuntes
que Jean Riviére hace en su obra “Amuletos, Talismanes y Pentáculos”,
sobre las piedras como tales, en los cuales expresa que para el pensamiento
arcaico las piedras son “Seres Vivos”, cargados de años y años de
experiencia, siendo capaces de hablar a ciertos hombres, de antiguos
secretos escuchados por ellas a través de los siglos, y que sólo los
transmiten a quienes atentamente abren sus oídos internos y permiten la
penetración de sutiles energías.
En la enorme variedad de sus tamaños, formas, cualidades, colores y
grados de pureza, ellas son una sólida expresión de la cosmogonía y de las
jerarquías del universo, pudiendo servir al hombre como soporte y vehículo
simbólico de conocimiento, y también —al igual que todos los símbolos
sagrados— como despertador de la conciencia y ordenador de la mente.
Siguiendo la máxima hermética que dice "Lo de abajo es igual a lo de
arriba, y lo de arriba, igual a lo de abajo", podríamos afirmar que así
como las estrellas son el reflejo visible de una inteligencia superior, y la
manifestación sensible de energías invisibles que se hallan en
dimensiones metafísicas, del mismo modo el reino mineral es la
expresión terrestre de esas energías celestes que en formas pétreas
"Maduran en las entrañas de la tierra".
Todo lo antes expuesto, nos proporciona otra perspectiva más profunda y
diferente sobre las humildes piedras, que desde siempre han estado en
nuestro entorno, siendo infinitamente más antiguas que el primer hombre
ya físicamente encarnado.
Una reflexión sobre el significado simbólico de la Piedra en Bruto dentro
de la Masonería nos hace llegar hasta su sistema moral iniciático, en torno
a la “Perfección del Hombre”, en la búsqueda de su desarrollo espiritual y
hacia las conductas sociales basadas en valores universales como el
respeto, la fraternidad, la humildad, la tolerancia, la decencia y todos los
derechos que por naturaleza pertenecen al individuo.

Este sistema moral es representado por la piedra rudimentaria, que desde


muy temprano, a nivel de aprendiz, nos estimula un incesante trabajo en
torno a las práctica y doctrinas masónicas, en un vehemente deseo de
buscar la verdad. De ahí la estrecha relación de sentido entre la Piedra en
Bruto y el Cuarto de Reflexión, en donde éste último negro, tosco y oscuro
en su apariencia, en él sobresale la antigua fórmula alquímica y hermética
que reza:

V.I.T.R.I.O.L, : “ VISITA INTERIORA TERRAE RECTIFICATUM


INVENIES OCCULTUM LAPIDEM “ ( Visita al Interior de la tierra,
rectificando descubrirás la Piedra Oculta).

La búsqueda de la verdad ó el descubrimiento de un sentido superior de la


vida, como respuesta a nuestra propia existencia, solo es posible por medio
de una profunda indagación de nuestros sentimientos, y la mejor
disposición a un verdadero trabajo interior. Es así como el trabajo
masónico consiste simbólicamente en perfeccionar la existencia humana, a
través de un permanente y sucesivo proceso de transformación, siendo la
“Piedra en Bruto” la representación del Aprendiz, la “ Piedra cúbica”
identifica al Compañero y la “Piedra Cúbica en punta” representa al
Maestro, las cuales en su conjunto, simbolizan la evolución permanente del
verdadero Hombre y la constante búsqueda del pensamiento independiente,
la perfección, el crecimiento interior y la sabiduría.
El dar esta atribución en el sentido simbólico al moldeamiento de la piedra
como unidad de toda construcción, se basa en el trabajo realizado por los
antiguos masones operativos y verdaderos albañiles. Los constructores
medievales, que erigieron grandes edificaciones y catedrales góticas, que
adornaron bellamente a Europa, cuya obra se aprecia hasta nuestros días.

Estos hombres, organizados en Ordenes o Gremios con tradiciones


iniciáticas, basados en el estudio del simbolismo con un sistema conceptual
del hombre, de la vida y del universo, eligieron a la piedra como el
elemento más sencillo, humilde y común, para legar la enseñanza más
significativa y trascendente: “Los hombre son perfectibles”.

Esto significa que los hombres al igual que las piedras pueden
perfeccionarse, partiendo de una base amorfa se puede llegar a la
perfección mas exquisita en el detalle, forma y belleza.

En las construcciones de Catedrales, se comenzaba materialmente cuando


la piedra, en su estado más natural, recién cortada de su veta, era retirada
de la cantera, para ser sometida al trabajo de pulimento que el picapedrero
debía realizar, con el fin de hacerla útil al plan constructivo a seguir,
dándole las debidas dimensiones y formas, además del necesario pulimento
que la construcción exigía. Ello implicaba una habilidad, un conocimiento,
un arte y una forma de vida.

Como muestra expresiva de ésta percepción de la existencia humana, el


destacado Poeta y Alquimista Medieval, Clovis Hesteau de Nuycement en
su “ Poema Filosófico de la Verdad de la Física Mineral ” editado en París
en 1620, citado por Fulcanello en el “ Ministerio de las Catedrales ”,
escribe el siguiente mensaje hermético:

“Ve por este camino, no por otro, te advierto”.


Observa solamente las huellas de mi rueda
Y para dar a todo un calor igual,
No subas ni desciendas al cielo y a la tierra.
Si demasiado subes, el cielo quemarás;
Si bajas demasiado destruirás la tierra.
En cambio, si mantienes en medio tu carrera,
El avance es seguido y la ruta más segura.
Todos los verdaderos aprendices debemos buscar y escoger las piedras que
han de ser preparadas para la construcción de nuestro propio templo
interior, y con mucha determinación empezar a moldearlas y darles la
forma que deseamos ellas tengan, golpe a golpe de mazo y cincel. Ello
deberá ser continuo y pausado, con inteligencia y disciplina, con paciencia ,
dedicación y medida, con un enfoque preciso que ordene gradualmente las
partículas de la piedras hasta desbastarla y llevarla al tamaño, forma y
medida requerida. Según sea la resistencia de la piedra, el uso de la fuerza
deberá estar en equilibrio con el peso y la solides de las herramientas.

Esta bella alegoría, justamente encierra el motivo central de la existencia


humana, cuyo escultor es el propio “Yo interno” de cada uno enfocado
hacia el logro de la perfección, al fortalecer el espíritu, al aprender a
disciplinar de manera constructiva todas sus facultades, y a buscar el
conocimiento de uno mismo, y de las circunstancias que lo rodean.

El logro de la perfección, simboliza el pulimento de la piedra, y consiste en


el desprenderse de los errores, perjuicios, odios, desarmonías, vicios e
intransigencias, existentes en la vida interna y externa de la existencia en
el hombre profano que buscamos superar.

Teniendo en cuenta lo antes dicho, esta atribución en el sentido simbólico


de la “Piedra en Bruto”, nos plantea que existe potencialmente en cada
persona, en cada ser humano un estado de “Perfección Inherente”, latente
en todas sus formas de expresión, la cual es necesario identificar,
reconocer, educar y transformar mediante el trabajo, la dedicación y el
estudio, que masónicamente se simboliza mediante el desbastamiento de la
piedra informe, mediante su pulimiento utilizando las distintas
herramientas para lograr exponer finalmente su belleza y perfección.

La vía iniciática heredera de la Tradición Primordial, y rama viva de la


Tradición Hermética, posibilita a través de su influencia espiritual y del
conocimiento de sus símbolos, mitos y ritos; la realización efectiva de la
iniciación personal para así convertirse en una piedra labrada, integrada al
"Plan del Gran Arquitecto del Universo".

Para el neófito, la muerte simbólica y ritual que ha experimentado en el rito


de iniciación a los Misterios, es real. Muere a toda una visión del mundo y
de sí mismo, ilusoria, exterior y profana; identificada con sus aspectos
individuales y mortales, y renace a otra realidad interior, vertical, sagrada y
perfecta, aquella que le permite identificarse con su verdadero ser interior,
inmortal, espiritual y eterno.
El iniciado pide la Luz. Luz del Espíritu, verdadero conocimiento del que
todas las Tradiciones dan testimonio y son depositarias, Luz capaz de
regenerarlo y conectarlo con su verdadero origen, del que se dice que “No
hemos salido jamás, sino que hemos permanecido en un sueño del que el
iniciado quiere despertar”. Todas las experiencias, todas las cosas
exteriores que le rodean no son más que una oportunidad para ayudarle a
tomar conciencia de lo que ya reside en él. Este despertar es lo que se llama
“Anamnesis” que significa “ Reminiscencia."

El aprendiz emprende así la aventura del conocimiento de sí mismo, en la


búsqueda incesante de la verdad, reconociendo su verdadera herencia, o
legado espiritual, al que debe sumarse con su Arte. Esta verdad se le va
revelando con la ayuda de un modelo o código simbólico y sagrado. Los
símbolos aparecen como luces o puertas, y son verdaderos soportes de
conocimiento que despiertan la inteligencia. Son “Ideas-Fuerza”,
vehículos diseñados para la realización espiritual que por su propia
naturaleza pueden conducirlo desde la externa realidad material hasta lo
más interno e invisible de sí mismo, su verdadero ser, al igual que el rito,
que es “él mismo” símbolo en acción, ejecutado conforme a una idea o
arquetipo. "En cuanto a los trabajos del aprendiz lo primero es llevar esta
idea de rito a todos los ámbitos de su vida cotidiana personal."

El proceso iniciático es análogo al proceso cósmico, repite sus mismas


fases. La "Piedra en Bruto" es un símbolo del Caos Pre-cósmico, antes del
cosmos, antes del orden. En él están depositados todos los gérmenes que
se han de desarrollar y que van a dar paso al Cosmos, al orden. “La Logia
masónica en sí, es una imagen o representación del cosmos”.

Como ya antes se dijo el Aprendiz está representado como la “piedra en


bruto”, materia caótica, sin formar, sin pulir, análoga a la materia prima de
la obra alquímica, ya que todavía está revestido de su anterior formación
profana, a saber: Todas aquellas falsas ideas de lo que uno es, prejuicios
adquiridos, historia personal con todos sus condicionamientos varios,
ilusorios y relativos, provocados por un medio profano e ignorante como es
el que caracteriza a nuestro “Mundo moderno”; y que no son en definitiva
más que aquellas imperfecciones que le impiden ver o encarnar la Verdad
revelada que permanece oculta en su interior.

Todo el arte de devastado y pulimento de esa piedra informe, es una labor


que debe realizar consigo mismo, de purificación y regeneración total de la
psique, de su alma, para que cada vez sea más conforme al espíritu.
En el intento por ir de las "Tinieblas a la luz", de lo individual a lo
Universal, del caos al orden. El es el artífice y el objeto de la Gran Obra o
Arte Real y para que pueda llevar a cabo tan digno oficio, dispone de dos
útiles o herramientas: el mazo, símbolo de la voluntad, acorde con la
Voluntad divina, perseverancia que propicia la fe, aquella certeza capaz de
mantener viva la llama del corazón. Idea de sacrificio (de hacer sagrado),
visión vertical. Es la firme determinación del aprendiz de perseverar y
aceptar la responsabilidad que implica el trabajo interior, de regenerarse a
sí mismo. Voluntad activa, fuego del amor, amor al Conocimiento que
posibilita la concentración constante en lo más interior de sí mismo para
poder parar el tiempo ordinario, y conectarse con el misterio, abrirse a él.

La otra herramienta es el cincel. Símbolo de la Inteligencia, "rigor


intelectual" que discierne entre lo verdadero (Lo que es él mismo), de lo
falso o ilusorio (De lo que no es). Es la recta intención en todos sus actos.
"Energía capaz de seleccionar los valores y ponerlos en su lugar, creando
un orden mental en oposición al caos de la ignorancia".

El aprendiz con coraje y amor, en una labor que requiere paciencia y


perseverancia, deberá golpear armoniosamente la Piedra en Bruto, gracias a
la voluntad activa del mazo, en un gesto que nace del corazón porque va en
busca de la verdad, porque quiere conocerse realmente a sí mismo, gracia
que le confiere el espíritu. Y es guiado por la Inteligencia del cincel,
fuerza creadora y receptiva, "Fuerza capaz de dominar las pasiones gracias
al fuego interno del amor y la voluntad", que concentra el golpe
orientándolo hacia el lugar apropiado. Para ello descenderá a las regiones
más inferiores y exteriores de él mismo, separando lo más denso de lo más
sutil; sometiendo a todos sus "Yoes" individuales y dispersos para que
caigan "por su propio peso", como el material desbastado de la piedra; en
una voluntad constante por "reunir lo disperso", por "hilar", por restablecer
el orden. Idea de Centro y de Eje.

El aprendiz debe reconocer que no sabe, que todo debe ser aprendido,
tratará de vaciarse de todo contenido, ejercitándose en la práctica del
silencio interior, de la invocación y el estudio de lo Sagrado, abriéndose así
a un estado receptivo del alma para que el espíritu lo fecunde, lo que le
permitirá acceder cada vez más a su propia interioridad, caverna del
corazón donde reside la Deidad.

"Hágase en mí según tu palabra", actitud interior que le permite acceder a


otros estados superiores del ser; vivir el mito, historia ejemplar a la que
reconoce como su verdadera historia. Todo es aquí y ahora, en un eterno
presente, por eso el iniciado sabe que los dioses están vivos, constituyen su
verdadero ser, su realidad íntima, memoria de los orígenes.
"El mito siempre presente es legado al hombre por la Tradición para
recorrer y reconocer del mundo primigenio todos los aspectos de la
naturaleza humana, en una representación cósmica permanente de nosotros
mismos, más allá de nosotros mismos, arquetípica y atemporal."

El neófito invocará a las musas para que lo inspiren y a los dioses para que
lo auxilien en este recorrido de su alma; análogo al recorrido del alma en
su viaje post-mortem, del que se dice que Hermes, deidad intermediaria,
mensajero e intérprete de los dioses, actúa como conductor y guía.

Es de este modo que el Aprendiz puede ir develando los secretos o


enseñanzas de su grado, viviéndolas día a día, aprendiendo a relacionarse
con lo milagroso, con lo espiritual, y realizando todos sus trabajos “A la
Gloria del Gran Arquitecto del Universo”.

Q:.H:. Armando De la O

Referencias:

- "Alabanza", de Antonio Casanovas, en la revista SYMBOLOS Nº 3

- Jean Rivière, Amuletos, Talismanes y Pantáculos, Ediciones Martínez Roca,


Barcelona 1986, pág. 276.

- Escritos de Fernando Trejo.

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