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JUECES

E
l título del libro es antiguo, aunque no original. Mientras el libro
de Josué se centra en un único protagonista, que le da su nombre,
este otro se reparte entre muchos protagonistas sucesivos, que
quedan asumidos bajo un título común. «Juez» es un oficio bastante de-
finido y homogéneo; en cambio, al leer el libro nos encontramos con je-
fes militares, una profetisa, un extraño soldado consagrado, un usurpador
y varios jefes pacíficos mal definidos, entre otros. Para ganar en claridad
podríamos reunir en un grupo a los personajes que intervienen militar-
mente contra la opresión o la agresión extranjera –los llamados jueces
mayores–, y en otro, al resto, registrado en forma de lista en 10,1-5 y
12,8-15 –los jueces menores–. De estos últimos no se cuentan maravillo-
sas hazañas, no han merecido cantos épicos; solamente se consigna que
se sucedieron en el cargo de «jueces», lo ejercieron vitaliciamente du-
JUECES 324
rante veintitrés, veintidós, siete, diez, ocho años, murieron y fueron se-
pultados en su tierra. Estos personajes aparecen en una lista de fórmulas
repetidas, con todas las apariencias de lista oficial, conservada quizás en
los archivos de la administración judicial. En cambio, los «jueces mayo-
res» no se suceden continuamente, sino que surgen cuando el Espíritu del
Señor los arrebata; no dirimen litigios, sino vencen al enemigo en cam-
paña abierta o con estratagemas; rehúsan un cargo vitalicio, como Ge-
deón (8,22s), o mueren relativamente jóvenes, como Sansón. El sociólo-
go Max Weber llamó a los mayores «jefes carismáticos», con una fórmula
que ha hecho fortuna, porque contrapone la institución (jueces menores)
al carisma (jueces mayores).

Composición y contexto histórico del libro. ¿Cómo se explica la uni-


ficación de este material heterogéneo? Podemos imaginarnos así el tra-
bajo del autor que compuso el libro definitivo –sin bajar a muchos deta-
lles–: Quiso llenar el espacio de vacío histórico que discurre en el suelo
de Canaán antes de la monarquía, de manera que aparezca una conti-
nuidad. Para ello echa mano del material antiguo a su disposición: por
una parte, «cantares de gesta» típicos de una edad heroica, transmitidos
oralmente y recogidos en colecciones menores; por otra, una lista de fun-
cionarios centrales, que representan una verdadera institución. Con estos
materiales heterogéneos construye una historia seguida, una cronología
sin huecos. Realiza un trabajo de unificación, superpuesto al material
preexistente.
El libro logra presentar una continuidad de salvación. Esa continuidad
se desenvuelve en una alternancia irregular de momentos espectaculares
y tiempos cotidianos. Todo el material está proyectado sobre la totalidad
de Israel, sean los jueces institucionales (hecho probablemente histórico),
sean los liberadores locales o los de la confederación.
En una primera operación tenemos que dividir el libro en una sección
inicial que se refiere todavía a la conquista (1,1–2,10), un cuerpo que
comprende los jueces y salvadores (2,11–16,31), un par de episodios tri-
bales «antes de la monarquía» (17–21). En el libro de los Jueces, como en
pocos del Antiguo Testamento, se puede apreciar la existencia de mate-
riales antiguos y la elaboración artificiosa en un conjunto unificado. El
material antiguo se remonta por etapas orales hasta poco después de los
hechos; la composición final parece caer en tiempo del destierro, como
parte de la gran Historia Deuteronomística.
El balance final es que no podemos reconstruir una historia del perío-
do. Pero sí podemos saborear unos cuantos relatos magistrales.

Mensaje religioso. La idea teológica que recorre todo el Deuterono-


mio, la fragilidad humana y la inagotable paciencia y providencia de Dios
aparece en el libro de los Jueces como un componente del esquema na-
rrativo con que viene tratado cada episodio: pecado del pueblo, castigo
a manos de los enemigos y la aparición de un salvador carismático que
lleva de nuevo a la comunidad recalcitrante a los caminos de Dios. Un
paso más en la afirmación de la fe de Israel en tiempos difíciles: Dios no
abandonará a su pueblo.
Campañas de las tribus 10 Judá marchó contra los cananeos de
(Jos 10) Hebrón –llamada antiguamente Quiriat
1 Después
que murió Josué, los israe- Arbá–, y derrotó a Sesay, Ajimán y Talmay.
1 litas consultaron al Señor: 11 Desde allí marchó contra los de Debir
–¿Quién de nosotros será el primero en –llamada antiguamente Quiriat Sefer–, 12 y
subir a luchar contra los cananeos? Caleb prometió:
2 El Señor respondió: –Al que conquiste Quiriat Sefer, le doy
–Que suba Judá, porque ya le he entre- por esposa a mi hija Acsá.
gado el país.
3 Entonces Judá dijo a su hermano Si-
Otoniel y Acsá
13 Otoniel, hijo de Quenaz, pariente de
meón:
–Ven conmigo a la región que me ha to- Caleb, más joven que él, tomó la ciudad, y
cado en suerte; lucharemos contra los ca- Caleb le dio por esposa a su hija Acsá.
14 Cuando ella llegó, Otoniel la conven-
naneos, y después iré yo contigo a la tuya.
Simeón fue con él. 4 Judá subió, y el Se- ció para que pidiera a su padre un terreno
ñor le entregó a los cananeos y a los fere- de cultivo; ella se bajó del burro, y Caleb le
ceos: mataron a diez mil hombres en Bé- preguntó:
zec. 5 Allí encontraron a Adoni-Bézec, –¿Qué te pasa?
15 Contestó:
lucharon contra él y derrotaron a cananeos
y fereceos. 6 Adoni-Bézec logró escapar, –Hazme un regalo. La tierra que me has
pero lo persiguieron, lo apresaron y le cor- dado es desértica, dame también tierra con
taron los pulgares de manos y pies. manantiales.
7 Adoni-Bézec comentó: Caleb le dio el Manantial de Arriba y el
–Setenta reyes, con los pulgares de ma- Manantial de Abajo.
16 La familia de Jobab, el quenita, sue-
nos y pies amputados, recogían las migajas
que caían de mi mesa. Dios me paga mi gro de Moisés, subió desde la ciudad de Te-
merecido. marim, junto con los de Judá, hasta el de-
Lo llevaron a Jerusalén y allí murió. sierto de Arad, y se establecieron entre los
8 Los judíos atacaron Jerusalén; la con- amalecitas.
quistaron, pasaron a cuchillo a sus habi- 17 Judá fue con su hermano Simeón y
tantes y prendieron fuego a la ciudad. derrotó a los cananeos de Safat; extermina-
9 Después bajaron a luchar contra los ca- ron la población y la llamaron Jormá.
naneos de la montaña, del Negueb y de la 18 Pero Judá no pudo apoderarse de Gaza y
Sefela. su territorio, ni de Ascalón y su territorio, ni

1,1-12 Campañas de las tribus. El autor muestra ción de la familia. Este matrimonio que Caleb prepa-
una preferencia por Judá, a pesar que Judá confía ra para su hija con Otoniel, puede verse como un
más en su hermano Simeón que en la misma prome- tipo de relación «ideal» entre padre e hija. Primero le
sa de Dios. Esta preferencia se debe quizás a que consigue un esposo de su misma tribu, y lo que es
Judá era la única tribu sobreviviente en la tierra de los más importante, la muchacha puede negociar con su
cananeos. padre y exigir que le dé una tierra con manantiales.
1,13-36 Otoniel y Acsá. Es importante resaltar El padre accede a la petición de su hija y cumple sus
este matrimonio arreglado –como todos los matrimo- deseos. Hoy en día la mujer sigue siendo todavía
nios de la época– entre Otoniel y Acsá. Caleb es un maltratada, olvidada y relegada, no solamente en la
padre fiel a las costumbres de su pueblo: no casa a sociedad sino también en nuestras Iglesias. Tenemos
su hija con un cananeo (3,6). En la antigüedad los que tomar el ejemplo de Acsá que negocia y exige
matrimonios eran arreglados entre los padres, con la sus derechos ante su padre. Los hombres, podemos
finalidad de proteger y conservar la tierra dentro del imitar la figura de Caleb que protege y proporciona
mismo clan. Las mujeres no tenían muchas opciones lo mejor a su hija. A través de esta mujer valerosa,
porque siempre vivían a la sombra de la figura pater- nuestras mujeres pueden ser reconocidas como pro-
na, o de algún pariente –masculino– que tenía la res- tagonistas en la construcción de una comunidad más
ponsabilidad de vigilar el honor y la buena reputa- justa.
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de Ecrón y su territorio; 19 el Señor estaba a los de Aczib, ni a los de Afec, ni a los de
con Judá, y conquistó la montaña pero no Rejob. 32 Por eso la tribu de Aser se instaló
logró expulsar a los habitantes del valle, en medio de los cananeos que habitaban el
porque tenían carros de hierro. país, porque no pudo expulsarlos.
20 A Caleb, como dejó encargado Moi- 33 Tampoco Neftalí logró expulsar a los

sés, le asignaron Hebrón, y expulsó de allí de Bet-Semes ni a los de Bet-Anat, y se ins-


a los tres hijos de Enac. 21 Pero los benja- taló en medio de los cananeos que habita-
minitas no pudieron expulsar a los jebuse- ban el país, pero a los vecinos de Bet-Se-
os que habitaban Jerusalén; por eso han mes y de Bet-Anat los sometió a trabajos
seguido viviendo hasta hoy en Jerusalén, forzados.
en medio de Benjamín. 34 Los amorreos presionaron sobre los
22 Por su parte, la casa de José subió ha- danitas hacia la montaña, sin dejarlos bajar
cia Betel –el Señor estaba con ellos–, 23 e al valle; 35 así los amorreos pudieron seguir
hicieron un reconocimiento en las cercaní- en Har Jeres, Ayalón y Saalbín. Pero la
as de Betel –llamada antiguamente Luz–; casa de José los tuvo en un puño, some-
24 los espías vieron a un hombre que salía tiéndolos a trabajos forzados.
36 Las fronteras del territorio edomita
de la ciudad y le dijeron:
–Enséñanos por dónde se entra en la iban desde Maale Acrabbim hasta Hassela,
ciudad, y te perdonaremos la vida. y seguían más arriba.
25 El hombre les enseñó por dónde en-
Liturgia penitencial
trar en la ciudad, y la pasaron a cuchillo, (1 Sm 12)
excepto a aquel hombre y a su familia, a los 1 El ángel del Señor subió de Guilgal a
que dejaron marchar libres; 26 el hombre 2 Betel y dijo:
emigró al país de los hititas y fundó una –Yo los saqué de Egipto y los traje al
ciudad: la llamó Luz, nombre que conserva país que prometí con juramento a sus pa-
hasta hoy. dres: Jamás quebrantaré mi alianza con us-
27 En cambio, Manasés no logró ex-
tedes, 2 a condición de que ustedes no ha-
pulsar a los vecinos del municipio de Bei- gan pactos con la gente de este país y de
sán, ni a los del municipio de Taanac, ni a que destruyan sus altares. Pero no me han
los del municipio de Dor, ni a los del muni- obedecido. ¿Qué es lo que han hecho? 3 Por
cipio de Yiblán, ni a los del municipio de eso les digo: No expulsaré a esos pueblos
Meguido. Los cananeos siguieron en aque- delante de ustedes, ellos serán sus enemi-
lla región. 28 Y cuando Israel se impuso, no gos, sus dioses serán una trampa para us-
llegó a expulsarlos, pero los sometió a tra- tedes.
bajos forzados. 4 Cuando el ángel del Señor terminó de
29 Tampoco Efraín logró expulsar a los
hablar contra los israelitas, el pueblo se
cananeos de Guézer. Los cananeos siguie- puso a llorar a gritos 5 –por eso llamaron a
ron en Guézer, en medio de los efraimitas. aquel sitio Boquim–. Luego ofrecieron sa-
30 Tampoco Zabulón logró expulsar a los crificios al Señor.
de Quitrón ni a los de Nahalol. Los canane- 6 Josué despidió al pueblo y los israelitas
os siguieron viviendo en medio de Zabulón, marcharon cada cual a tomar posesión de
aunque sometidos a trabajos forzados. su territorio.
31 Tampoco Aser logró expulsar a los de 7 Los israelitas sirvieron al Señor mien-
Aco, ni a los de Sidón, ni a los de Ahlab, ni tras vivió Josué y los ancianos que le so-

2,1-10 Liturgia penitencial. El Dios del éxodo en- neo–. El episodio nos describe a todo el pueblo reu-
vía a su «mensajero» para denunciar la iniquidad del nido como al inicio del libro, pero ahora por diferen-
pueblo de Israel. El ángel del Señor reafirma la pro- te motivo. En esta ocasión, el pueblo de Israel no está
mesa del Señor. ¡Dios nos ha fallado! Los israelitas no reunido para pedir consejo a Dios (1,1); sino, congre-
han aprendido de sus errores y han hecho pactos con gado para escuchar su sentencia. Israel se adhiere a
otros dioses. Una vez que el pueblo escucha la sen- otros dioses, le vienen las calamidades y entonces gri-
tencia del mensajero de Dios, no le queda más que ta e implora la presencia del Señor, que como siem-
llorar y lamentarse –aunque este dolor será momentá- pre, responde a favor de su pueblo.
327 JUECES 3
brevivieron y que habían visto las hazañas el juez, los salvaba de sus enemigos, por-
del Señor a favor de Israel. 8 Pero murió Jo- que le daba lástima oírlos gemir bajo la ti-
sué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad ranía de sus opresores. 19 Pero en cuanto
de ciento diez años, 9 y lo enterraron en el moría el juez, recaían y se portaban peor
territorio de su heredad, en Timná Séraj, en que sus padres, yendo tras otros dioses,
la serranía de Efraín, al norte del monte rindiéndoles adoración; no se apartaban de
Gaas. 10 Toda aquella generación fue tam- sus maldades ni de su conducta obstinada.
bién a reunirse con sus padres, y le siguió 20 El Señor se encolerizó contra Israel y
otra generación que no conocía al Señor ni dijo:
lo que había hecho por Israel. –Ya que este pueblo ha violado mi alian-
Gran Introducción za, la que yo estipulé con sus padres, y no
11 Los israelitas hicieron lo que el Señor han querido obedecerme, 21 tampoco yo
reprueba: dieron culto a los ídolos, 12 aban- seguiré quitándoles de delante a ninguna
donaron al Señor, Dios de sus padres, que de las naciones que Josué dejó al morir;
22 pondré a prueba con ellas a Israel, a ver
los había sacado de Egipto, y se fueron de-
trás de otros dioses, dioses de las naciones si siguen o no el camino del Señor, a ver si
vecinas, y los adoraron, irritando al Señor. caminan por él como sus padres.
13 Abandonaron al Señor y dieron culto a 23 Por eso dejó el Señor aquellas nacio-

Baal y a Astarté. nes, sin expulsarlas en seguida, y no se las


14 El Señor se encolerizó contra Israel: los entregó a Josué.
entregó a bandas de saqueadores, que los
1 Lista de las naciones que dejó el Se-
saqueaban; los vendió a los enemigos de al-
rededor, y los israelitas no podían resistir- 3 ñor para poner a prueba a los israeli-
les. 15 En todo lo que emprendían, la mano tas que no habían conocido las guerras de
del Señor se les ponía en contra, exacta- Canaán 2 –sólo para enseñar la estrategia
mente como él les había dicho y jurado, lle- militar a las nuevas generaciones de los is-
gando así a una situación desesperada. raelitas sin experiencia de la guerra–: 3 los
16 Entonces el Señor hacía surgir jueces, cinco principados filisteos, todos los cana-
que los libraban de las bandas de salteado- neos, sidonios y heveos que habitan el Lí-
res; 17 pero ni a los jueces hacían caso, sino bano, desde la cordillera de Baal-Hermón
que se prostituían con otros dioses, dándo- hasta el Paso de Jamat. 4 Estas naciones
les culto, desviándose muy pronto de la sirvieron para tentar a Israel, a ver si obe-
senda por donde habían caminado sus pa- decía las órdenes del Señor, promulgadas a
dres, obedientes al Señor. No hacían como sus padres por medio de Moisés.
ellos. 5 Por eso, los israelitas vivieron en medio
18 Cuando el Señor hacía surgir jueces, de cananeos, hititas, amorreos, fereceos,
el Señor estaba con el juez, y mientras vivía heveos y jebuseos. 6 Tomaron sus hijas por

2,11–3,6 Gran Introducción. El libro de los jueces se a Dios tanto enojo como la idolatría y el descuido
refleja de una manera viva y dramática la experiencia por las personas pobres. Cuando el pueblo comete
del ser humano de todos los tiempos. Rechazamos li- estos pecados, Dios actúa enérgicamente. Sin em-
bremente al Dios de la Vida: nos va mal, nos queja- bargo, la cólera que Dios experimenta no dura eter-
mos y a veces culpamos a Dios de nuestras tragedias. namente; es momentánea (Sal 30,5). Por tal motivo,
¿Cómo nos relacionamos con Dios después que nos vemos a Dios que cambia y pasa del enojo a la com-
hemos apartado de su presencia?, ¿lloramos?, ¿nos la- pasión.
mentamos?, ¿reconocemos que hemos hecho mal y le Una de las certezas que podemos aprender de
pedimos perdón? nuestra experiencia de Dios es que cuando el pobre
En unos versículos anteriores (2,14s) el autor nos es explotado u oprimido por cualquier sistema de
muestra a un Dios encolerizado contra su pueblo. muerte, Dios actúa drásticamente. Dios nunca se que-
Este enojo no es ilógico –por extraño que nos parez- da indiferente ante la opresión de su pueblo, aun
ca–. Los sentimientos viscerales que se atribuyen a cuando la comunidad sea responsable de su propia ti-
Dios tienen la finalidad de educar y reformar al pue- ranía. Dios puede transformar su enojo en compren-
blo infiel, para que vuelva al camino de la Alianza. sión y misericordia a favor de las personas marginadas
No hay en toda la Biblia ninguna otra cosa que cau- que claman justicia.
JUECES 3 328
esposas, les entregaron las suyas en matri- to que lo había llevado. 19 Pero él se volvió
monio y dieron culto a sus dioses. desde Happesilim, que está junto a Guilgal,
Otoniel
y le dijo a Eglón:
7 Los israelitas hicieron lo que el Señor
–¡Majestad! Tengo que comunicarle un
mensaje secreto.
reprueba: se olvidaron del Señor, su Dios, y Eglón ordenó:
dieron culto a Baal y Astarté. 8 Entonces el –¡Silencio!
Señor se encolerizó contra Israel y los ven- Y salieron de su presencia todos los cor-
dió a Cusán Risatain, rey de Aram Naha- tesanos.
raym. Los israelitas le estuvieron sometidos 20 Entonces Ehud se acercó al rey, que
ocho años. 9 Pero gritaron al Señor, y el Se-
ñor hizo surgir un salvador que los salvara: estaba sentado en su galería privada de ve-
Otoniel, hijo de Quenaz, pariente de Caleb, rano, y le dijo:
más joven que él. 10 Vino sobre él el Espíri- –Tengo que comunicarle un mensaje di-
tu del Señor, gobernó a Israel y salió a lu- vino.
char; el Señor puso en sus manos a Cusán Eglón se incorporó en el trono, 21 y Ehud
Risatain, rey de Aram Naharaym, y Otoniel extendió su mano izquierda, tomó el puñal
se le impuso. 11 El país estuvo en paz cua- que llevaba junto al muslo derecho, lo aga-
renta años. Y murió Otoniel, hijo de Que- rró y se lo metió a Eglón en el estómago:
22 el mango entró tras la hoja y la grasa se
naz.
cerró sobre ella, porque Ehud no sacó el
Ehud puñal del vientre. 23 Luego escapó por la
12 Los israelitas volvieron a hacer lo que puerta trasera, salió al pórtico y dejó bien
el Señor reprueba. Entonces el Señor forta- trancadas las puertas de la galería. 24 Mien-
leció contra Israel a Eglón, rey de Moab, tras él salía, entraron los criados; miraron y
porque hacían lo que el Señor reprueba. se encontraron con las puertas de la galería
13 Eglón se alió con los amonitas y ama- trancadas. Entonces comentaron:
lecitas, y fue y derrotó a Israel, conquistan- –Seguro que está haciendo sus ne-
do la ciudad de Temarim. 14 Los israelitas cesidades en la habitación de verano.
estuvieron dieciocho años sometidos a 25 Esperaron un rato, hasta el aburri-
Eglón, rey de Moab. 15 Pero gritaron al Se- miento; pero como nadie abría las puertas
ñor, y el Señor hizo surgir un salvador: Ehud, de la galería, agarraron la llave, abrieron y
hijo de Guerá, de la tribu de Benjamín, que encontraron a su señor muerto, en el suelo.
era zurdo; los israelitas le encargaron que 26 Mientras ellos habían estado esperando,
llevara el tributo a Eglón, rey de Moab. Ehud pudo escapar hasta Happesilim y se
16 Ehud se había hecho un puñal con refugió en Seír.
hoja de doble filo, de un palmo de largo, y 27 En cuanto llegó, tocó el cuerno en la
se lo ciñó bajo el manto, junto al muslo de- serranía de Efraín. Los israelitas bajaron de
recho. 17 Presentó el tributo a Eglón, rey de los montes, con él al frente. 28 Ehud les dijo:
Moab, que era gordísimo, 18 y al acabar de –¡Síganme!, que el Señor les ha en-
presentar el tributo se marchó con el séqui- tregado a Moab, su enemigo.

3,7-11 Otoniel. Parece que la maldad de Israel no contra el pueblo opresor, saliendo victorioso, gracias a
conoce límites. El pueblo está en una continua deca- que el Espíritu del Señor estaba con él.
dencia. Primero, hace lo que el Señor reprueba, vio- Lejos de Dios corremos el riesgo de asociarnos con
lando así la alianza con Dios. Segundo, se olvida de los sistemas de la muerte y de los imperios. Con el Es-
Dios. Tercero, sirve a los dioses de Canaán. Cuarto, las píritu de Dios vencemos todos los obstáculos por
consecuencias de todas estas maldades, «obligan» a grandes que éstos sean.
Dios a entregar al pueblo a los poderes del imperio in- 3,12-30 Ehud. En este episodio aparecen los mis-
vasor (4,2; 10,7). Por último, los israelitas se encuen- mos eventos que en el anterior. Apostasía, opresión,
tran sometidos hasta que claman a la misericordia del clamor del pueblo a Dios, Dios hace surgir un salva-
Señor. Dios, los escucha y les da a Otoniel como su dor, el salvador mata al opresor, y momentáneamen-
salvador. La gracia de Dios estará con Otoniel, verda- te reina la paz. El estilo literario de esta historia enca-
dero israelita, que gobierna al pueblo, logrando una ja perfectamente dentro de la sátira. El personaje
reforma interna. Finalmente, Otoniel se va a la guerra principal es el ridículo e ingenuo rey Eglón. Uno se
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Bajaron tras él y ocuparon los vados del –Si vienes conmigo, voy; si no vienes
Jordán, cortando el paso a Moab; no deja- conmigo, no voy.
ron pasar ni a uno. 29 En aquella ocasión 9 Débora contestó:
derrotaron a unos diez mil moabitas, todos –Bien. Iré contigo, pero la gloria de esta
gente de armas; no escapó ni uno. 30 Aquel campaña que vas a emprender no será
día Moab quedó sujeto bajo la mano de Is- para ti, porque el Señor pondrá a Sísara en
rael. Y el país estuvo en paz ochenta años. manos de una mujer.
Sangar Luego se puso en camino para reunirse
31 A Ehud le sucedió Sangar, hijo de con Barac, en Cades. 10 Barac movilizó en
Cades a Zabulón y Neftalí; diez mil hombres
Anat. Con una aguijada de bueyes mató a
lo siguieron, y también Débora subió con él.
seiscientos filisteos, y así también él salvó a 11 Jéber, el quenita, se había separado
Israel.
de su tribu, de los descendientes de Jobab,
Débora y Barac suegro de Moisés, y había acampado junto
1 Después que murió Ehud, los israe- a la Encina de Sananín, cerca de Cades.
4 litas volvieron a hacer lo que el Señor 12 En cuanto avisaron a Sísara que Ba-

reprueba, 2 y el Señor los vendió a Yabín, rac, hijo de Abinoán, había subido al Tabor,
13 movilizó sus carros –novecientos carros
rey cananeo que reinaba en Jasor; el gene-
ral de su ejército era Sísara, con residencia de hierro– y toda su infantería, y avanzó
en Jaróset Haggoyim. desde Jaróset hasta el torrente Quisón.
3 Los israelitas gritaron al Señor, porque 14 Débora dijo a Barac:
Sísara tenía novecientos carros de hierro y –¡Vamos! Que hoy mismo pone el Señor
llevaba ya veinte años tiranizándolos. a Sísara en tus manos. ¡El Señor marcha
4 Débora, profetisa, casada con Lapidot, delante de ti!
gobernaba por entonces a Israel. 5 Ella se Barac bajó del Tabor, y tras él sus diez
sentaba debajo de la Palmera de Débora, mil hombres. 15 Y el Señor desbarató a Sí-
entre Ramá y Betel, en la serranía de Efra- sara, a todos sus carros y todo su ejército
ín, y los israelitas acudían a ella para resol- ante Barac, tanto que Sísara tuvo que sal-
ver sus litigios. tar de su carro de guerra y huir a pie.
6 Débora mandó llamar a Barac, hijo de 16 Barac fue persiguiendo al ejército y
Abinoán, de Cades de Neftalí, y le dijo: los carros hasta Jaróset Haggoyim. Todo el
–Por orden del Señor, Dios de Israel, ve ejército de Sísara cayó a filo de espada, no
a reunir en el Tabor a diez mil hombres de quedó ni uno.
la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; 17 Mientras tanto, Sísara había huido a
7 que yo llevaré junto a ti, al torrente Qui- pie hacia la tienda de Yael, esposa de Jéber,
són, a Sísara, jefe del ejercito de Yabín con el quenita, porque había buenas relaciones
sus carros y sus tropas, y te lo entregaré. entre Yabín, rey de Jasor, y la familia de Jé-
8 Barac replicó: ber, el quenita.

puede preguntar, ¿cómo es posible que el zurdo 4,1-23 Débora y Barac. Débora es sin lugar a du-
Ehud, que no era guerrero, pueda asesinar tan fácil- das la única persona prudente, sabia, y justa en toda
mente al gran rey Eglón? Ésta es una de las muchas la narración. El libro de los Jueces nos describe una so-
ironías que el libro de los Jueces nos presenta. Detrás ciedad dominada por los hombres, que «hacen» las
de la historia de Ehud, el lector tiene que ver la mano cosas de los hombres: guerras, tratos, asesinatos, ne-
poderosa de Dios que siempre está dispuesto a salvar gocios…, y de pronto nos presenta a Débora, la ma-
a su pueblo. dre de Israel. La visión y sagacidad de Débora hace
3,31 Sangar. Esta breve historia de Sangar es una posible que los desesperados hijos de Israel transfor-
sátira como la anterior. El enemigo no solamente es men su sociedad. La fe de Débora, su astucia para
derrotado, sino presentado de manera ridícula. San- planear y su espíritu abierto para descubrir al Dios de
gar no es un guerrero y el arma mortal que utiliza es la vida, hacen que aniquile las fuerzas cananeas en el
para dar risa. Nuevamente el lector tiene que descu- norte del país (23s). Débora «oscurece» a cualquier
brir que es Dios quien escucha el clamor del pueblo y juez o guerrero de Israel. Barac a pesar de escuchar
que fácilmente destruye los poderes de los otros dio- que Dios le entregará a sus enemigos, confía más en
ses. ella que en la misma profecía que ésta le anuncia. Dé-
JUECES 4 330
18 Yaelsalió a su encuentro y lo invitó: la tierra temblaba,
–Pasa, señor; pasa, no temas. los cielos se deshacían,
Sísara pasó a la tienda, y Yael lo tapó agua destilaban las nubes,
con una manta. 19 Sísara le pidió: 5 los montes se agitaban
–Por favor, dame un poco de agua, que ante el Señor, el de Sinaí;
me muero de sed. ante el Señor, Dios de Israel.
Ella abrió el odre de la leche, le dio a be- 6 En tiempo de Sangar, hijo de Anat,
ber y lo tapó. 20 Sísara le dijo: en tiempo de Yael,
–Ponte a la entrada de la tienda, y si vie- los caminos no se usaban,
ne alguno y te pregunta si hay alguien, le las caravanas andaban
respondes que no. por sendas tortuosas;
21 Pero Yael, esposa de Jéber, sacó una 7 ya no había más jefes,
estaca de la tienda, agarró un martillo en la no los había en Israel,
mano, se le acercó de puntillas y le hundió hasta que te pusiste de pie, Débora;
el clavo en la sien, atravesándolo hasta la te pusiste de pie, madre de Israel.
tierra. Sísara, que dormía rendido, murió. 8 La gente
22 Barac, por su parte, iba en persecu-
se había escogido dioses nuevos:
ción de Sísara. Yael le salió al encuentro y ya la guerra llegaba a las puertas;
le dijo: ni un escudo ni una lanza se veían
–Ven, te voy a enseñar al hombre que entre cuarenta mil israelitas.
buscas. 9 ¡Mi corazón
Barac entró en la tienda: Sísara yacía está con los caudillos de Israel,
cadáver, con el clavo en la sien. con los voluntarios del pueblo!
23 Dios derrotó aquel día a Yabín, rey ca-
¡Bendigan al Señor!
naneo, ante los israelitas. 24 Y éstos se fue- 10 Los que cabalgan borricas blancas,
ron haciendo cada vez más fuertes frente a montados sobre tapices,
Yabín, rey cananeo, hasta que lograron ani- y los que marchan por el camino,
quilarlo. atiendan bien:
11 tocando trompetas,
Canto de victoria
(Éx 15; Hab 3) junto a los pozos de agua,
1 Aqueldía Débora y Barac, hijo de celebren las victorias del Señor,
5 Abinoán, cantaron: las victorias
2 Porque en Israel de los campesinos de Israel,
van con los cabellos sueltos, cuando el pueblo del Señor
porque el pueblo acudió a las puertas.
se ofreció voluntariamente, 12 ¡Despierta, despierta, Débora!
¡bendigan al Señor! ¡Despierta, despierta,
3 Escuchen reyes; presten oído príncipes: entona un canto!
que voy a cantar, a cantar al Señor, ¡En pie, Barac! ¡Toma tus cautivos,
y a tocar para el Señor, Dios de Israel. hijo de Abinoán!
4 Señor, cuando salías de Seír 13 Superviviente, somete a los poderosos;
avanzando desde pueblo del Señor,
los campos de Edom, sométeme a los guerreros.

bora lo sabía y enérgicamente reprocha a Barac de 5,1-31 Canto de victoria. En toda las Escrituras so-
que no es ella la que va actuar, sino Dios fuerte y po- lamente dos mujeres son llamadas «¡Bendita entre las
deroso, por eso reconoce que la gloria de la victoria mujeres!» En este cántico Débora llama a Yael «ben-
no es ni para ella, ni para el ingenuo y miedoso Barac dita entre las mujeres» (24) y posteriormente Isabel
sino para Dios mismo, que les entregará a los enemi- llama a Maria: «Bendita entre las mujeres» (Lc 1,42).
gos por manos de una mujer (9). Dos mujeres que son glorificadas por su solidaridad
En Débora las mujeres tienen un modelo a seguir y con las personas oprimidas y por la certeza que Dios
los hombres una fuerte exhortación a no despreciar derriba del trono a los poderosos. Débora la madre
las profecías y enseñanzas de las mujeres. de Israel (7) le da voz a este poema y posiblemente
331 JUECES 5
14 Lo mejor de Efraín, está en el valle, maldigan a sus habitantes,
detrás de ti va Benjamín porque no vinieron
con sus tropas en auxilio del Señor,
de Maquir bajaron los capitanes; en auxilio del Señor con sus tropas.
de Zabulón los que empuñan 24 ¡Bendita entre las mujeres Yael,
el bastón de mando; mujer de Jéber, el quenita,
15 los príncipes de Isacar
bendita entre las que
están con Débora; habitan en tiendas!
sí, Isacar también con Barac; 25 Agua le pidió, y le dio leche;
se lanza tras sus pasos en el valle. en taza de príncipes le ofreció nata.
Rubén entre las acequias 26 Con la izquierda agarró el clavo,
decide cosas grandes. con la derecha
16 –¿Qué haces sentado en los corrales,
el martillo del artesano,
escuchando la flauta de los pastores? golpeó a Sísara,
¡Rubén entre las acequias machacándole el cráneo,
decide cosas grandes! lo destrozó atravesándole las sienes.
17 Galaad se ha quedado
27 Se encorvó entre sus pies,
al otro lado del Jordán, cayó acostado;
Dan sigue con sus barcos; se encorvó entre sus pies, cayó;
Aser se ha quedado a la orilla del mar encorvado,
y sigue en sus ensenadas. allí mismo cayó deshecho.
18 Zabulón es un pueblo
28 Desde la ventana, asomada, grita
que despreció la vida,
como Neftalí en sus campos elevados. la madre de Sísara por el enrejado:
19 Llegaron los reyes al combate, –¿Por qué tarda en llegar su carro,
combatieron los reyes de Canaán: por qué se retrasan
en Taanac, los carros de guerra?
29 La más sabia de sus damas
junto a las aguas de Meguido,
no ganaron ni una pieza de plata. le responde,
20 Desde el cielo y ella se repite las palabras:
30 –Están agarrando
combatieron las estrellas,
desde sus órbitas y repartiendo el botín,
combatieron contra Sísara. una muchacha o dos
21 El torrente Quisón los arrastró, para cada soldado,
el torrente Quisón les hizo frente, paños de colores para Sísara,
el torrente pisoteó a los valientes. bordados y recamados
22 Martillaban para el cuello de las cautivas.
los cascos de los caballos 31 ¡Perezcan así, Señor, tus enemigos!
al galope, al galope de sus corceles. ¡Tus amigos
23 Maldigan a Meroz; maldíganla, sean fuertes como el sol al salir!
dice el mensajero del Señor; Y el país estuvo en paz cuarenta años.

ella sea la autora del mismo. Débora y Yael se solida- tante del verdadero Dios. Por otro, a la madre anóni-
rizan con el sufrimiento de sus pueblos, por tal moti- ma de Sísara, representante de los otros dioses. Dos
vo son las heroínas y las madres de Israel. En este cán- mujeres y madres de sus respectivos pueblos. La sa-
tico son las mujeres las protagonistas de la acción biduría de Débora, que reconoce y atestigua la victo-
liberadora de Dios. Barac es un personaje secunda- ria del Dios de Israel sobre los dioses paganos, se con-
rio, que es utilizado para «hacer las funciones de los trapone con el supuesto conocimiento, de la más
hombres» como es la guerra, mientras que Débora y sabia de las mujeres que conforta a la madre de Sisa-
Yael cooperan con Dios para experimentar la salva- ra, creyendo que éste está repartiendo el botín (30).
ción. El poema también nos presenta una ironía en- Al final, la audiencia tiene que juzgar y decidir a
tre Débora y la madre de Sísara. Dos mujeres con quién seguir, a la madre de Israel (Dios) o a la madre
funciones y características muy similares, pero, de Sísara (dioses).
opuestas. Por un lado tenemos a Débora, represen-
JUECES 6 332
Gedeón –El Señor está contigo, valiente.
(13) 13 Gedeón respondió:
1 Los israelitas hicieron lo que el Se- –Perdón; si el Señor está con nosotros,
6 ñor reprueba, y el Señor los entregó a ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Dónde
Madián por siete años. 2 El régimen de Ma- han quedado aquellos prodigios que nos
dián fue tiránico. Para librarse de él, los is- contaban nuestros padres: De Egipto nos
raelitas tuvieron que valerse de las cuevas sacó el Señor...? La verdad es que ahora el
de los montes, las cavernas y los refugios. Señor nos ha desamparado y nos ha entre-
3 Cuando los israelitas sembraban, los gado a los madianitas.
madianitas, los amalecitas y los orientales 14 El Señor se volvió a él y le dijo:
venían y los atacaban; 4 acampaban frente –Vete, y con tus propias fuerzas salva a
a ellos y destruían todos los sembrados, Israel de los madianitas. Yo te envío.
hasta la entrada de Gaza. No dejaban nada 15 Gedeón replicó:
con vida en Israel, ni oveja, ni buey, ni asno; –Perdón, ¿cómo puedo yo librar a Israel?
5 porque venían con sus rebaños y sus tien-
Precisamente mi familia es la menor de Ma-
das de campaña, numerosos como lan- nasés, y yo soy el más pequeño en la casa
gostas, hombres y camellos sin número, e de mi padre.
invadían el país devastándolo. 6 Con esto 16 El Señor contestó:
Israel iba empobreciéndose por culpa de –Yo estaré contigo, y derrotarás a los
Madián. madianitas como a un solo hombre.
7 Entonces los israelitas pidieron ayuda 17 Gedeón insistió:
al Señor. Y cuando los israelitas suplicaron –Si he alcanzado tu favor, dame una se-
al Señor por causa de Madián, 8 el Señor les ñal de que eres tú quien habla conmigo.
envió un profeta a decirles: 18 No te vayas de aquí hasta que yo vuelva
–Así dice el Señor, Dios de Israel: Yo los con una ofrenda y te la presente.
hice subir de Egipto, los saqué de la escla- El Señor dijo:
vitud, 9 los libré de los egipcios y de todos –Aquí me quedaré hasta que vuelvas.
sus opresores, los expulsé ante ustedes 19 Gedeón marchó a preparar un cabrito
para entregarles sus tierras, y les dije: 10 Yo y unos panes sin levadura con una medida
soy el Señor, su Dios; no adoren a los dio- de harina; colocó luego la carne en la ca-
ses de los amorreos, en cuyo país van a vi- nasta y echó el caldo en una olla; se lo lle-
vir. Pero ustedes no escucharon mi voz. vó al Señor y se lo ofreció bajo la encina.
11 El ángel del Señor vino y se sentó bajo 20 El ángel del Señor le dijo:
la Encina de Ofrá, propiedad de Joás, de –Toma la carne y los panes sin levadura,
Abi-Ezer, mientras su hijo, Gedeón, estaba colócalos sobre esta roca y derrama el cal-
limpiando a escondidas el trigo en el lagar, do.
para que los madianitas no lo vieran. Así lo hizo. 21 Entonces el ángel del Se-
12 El ángel del Señor se le apareció y le ñor alargó la punta del bastón que llevaba,
dijo: tocó la carne y los panes, y se levantó de la

6,1–8,35 Gedeón. Con la historia de Gedeón el deón, los hijos de Israel no son inmediatamente libe-
autor nos introduce en un nuevo ciclo. El autor le de- rados por un juez. Dios les envía a un profeta (6,7-10).
dica tres capítulos, convirtiendo este episodio en el Este detalle se vincula al episodio anterior, donde al
más importante en todo el libro. El drama del pueblo autor nos presenta a Débora como profetisa (4,4).
de Israel se repite: después de cierto periodo de paz Posiblemente la audiencia se llenó de falsas expecta-
–40 años–, los israelitas hacen lo que Dios reprueba ciones: si Débora, siendo mujer hizo tantas maravillas,
(6,1); el Señor los entrega a sus enemigos, el pueblo qué no hará este profeta que viene de parte de Dios.
pide ayuda a Dios, el Señor envía a su mensajero para Desgraciadamente este profeta no es tan eficiente
liberar a su pueblo. Por primera vez, se informa de la como Débora, por tal motivo Dios tiene que ir perso-
severidad de la opresión. Los israelitas tienen que es- nalmente a confirmar a Gedeón para que libere a Is-
conderse en los cerros y en las cuevas. Ellos no pue- rael.
den ni siquiera cosechar lo que han sembrado, por- Gedeón con la ayuda de Dios supo organizar las tri-
que los madianitas y amalecitas destruyen todo, y esto bus del norte para hacer frente a los madianitas, ene-
ocasiona gran miseria en Israel. En la historia de Ge- migos del pueblo de Israel. La vocación de Gedeón
333 JUECES 7
roca una llamarada que los consumió. Y el que salvarlo? Si Baal es dios, que se de-
ángel del Señor desapareció. fienda a sí mismo, ya que Gedeón derribó
22 Cuando Gedeón vio que se trataba del su altar. El que pretenda defenderlo, morirá
ángel del Señor, exclamó: antes del amanecer.
–¡Ay Dios mío, que he visto al ángel del 32 Por eso aquel día pusieron a Gedeón
Señor cara a cara! el apodo de Yerubaal, comentando:
23 Pero el Señor le dijo: –¡Que Baal se defienda de él, ya que él
–¡Paz, no temas, no morirás! derribó su altar!
24 Entonces Gedeón levantó allí un altar 33 Los madianitas, los amalecitas y los
al Señor y le puso el nombre de Señor de la orientales se aliaron, cruzaron el río y
Paz. Hasta hoy se encuentra en Ofrá de acamparon en la llanura de Yezrael.
Abi-Ezer. 34 El Espíritu del Señor se apoderó de
25 Aquella noche habló el Señor a Gedeón: Gedeón, que tocó la trompeta, y los de
–Toma el buey de siete años que tiene tu Abiézer se reunieron detrás de él. 35 Envió
padre, derriba el altar de tu padre dedicado mensajeros por todo el territorio de Mana-
a Baal y corta el árbol sagrado que está sés, y ellos también se le unieron; lo mismo
junto a él; 26 levanta luego un altar al Señor, hizo en Aser, Zabulón y Neftalí, y todos
tu Dios, en la cima del barranco, con las ellos vinieron a unírsele.
piedras bien puestas; toma el buey y ofré- 36 Gedeón dijo a Dios:
celo en sacrificio aprovechando la leña del –Si realmente vas a salvar a Israel por
árbol ya cortado. mi medio, como aseguraste, 37 mira, voy a
27 Gedeón eligió a diez de sus criados e extender un cuero lanudo de oveja en el lu-
hizo lo que le había mandado el Señor; pero gar donde se trilla el trigo: si cae el rocío
por temor a sus familiares y a la gente del sobre la lana mientras todo el suelo queda
pueblo, en lugar de hacerlo de día, lo hizo seco, me convenceré de que vas a salvar a
durante la noche. Israel por mi medio, como aseguraste.
28 Cuando los vecinos se levantaron 38 Así sucedió. Al día siguiente Gedeón
temprano, encontraron destruido el altar de madrugó, retorció la lana, exprimiéndole el
Baal, cortado el árbol sagrado junto a él y rocío, y llenó una taza de agua. 39 Entonces
sacrificado el buey sobre el altar recién Gedeón dijo a Dios:
construido. 29 Entonces se preguntaban: –No te enfades conmigo si te hago otra
–¿Quién habrá sido? propuesta; haré sólo otra vez la prueba con
Indagaron, averiguaron y llegaron a la el vellón: que sólo el vellón quede seco, y,
conclusión: en cambio, caiga rocío sobre el suelo.
–Ha sido Gedeón, hijo de Joás. 40 Así lo hizo Dios aquella noche: sólo el
30 Entonces le dijeron a Joás: vellón quedó seco, mientras que cayó rocío
–Trae aquí a tu hijo, debe morir; porque en todo el suelo.
ha derribado el altar de Baal y cortado el
árbol sagrado que había junto a él. 1 Yerubaal,es decir, Gedeón, madrugó
31 Joás respondió a todos los que lo 7 con su tropa y acampó junto a En Ja-
amenazaban: rod. El campamento de Madián les queda-
–¿Acaso a ustedes les corresponde de- ba al norte, junto a la colina de Moré, en el
fender a Baal? ¿Son ustedes los que tienen valle.
responde al clamor del pueblo de Israel. El llamado yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los hijos de Is-
que Dios hace a este campesino que se encuentra rael? (Éx 3,11), o la clásica objeción de Jeremías: No
ocupado en su labor, tratando de salvar su cosecha, es sé hablar. Soy todavía un niño (Jr 1,6). La respuesta del
muy parecida al llamado de otros héroes bíblicos Señor es en todos los casos la promesa de una ayuda
(Moisés, Saúl y Jeremías). El autor nos informa que eficiente: Él estará siempre con aquel al que envía
Gedeón era valiente, pero aun así pide una señal para (6,16; Éx 3,12; Jr 1,8). En estos tres capítulos la pre-
estar seguro que es Dios quien lo envía a rescatar a Is- sencia de Dios será la garantía de la victoria, Gedeón
rael. Gedeón comienza con reconocer su pequeñez y tendrá que aprender a caminar y a confiar plenamen-
sus orígenes humildes. Recordemos por un momento, te en el Espíritu de Dios, sólo así el pueblo gozará de
las objeciones que Moisés le pone a Dios: ¿Quién soy paz.
JUECES 7 334
2 El Señor dijo a Gedeón: 14 El otro comentó:
–Llevas demasiada gente para que yo –Eso significa la espada del israelita
les entregue Madián. No quiero que luego –de Gedeón, hijo de Joás–: Dios ha puesto
Israel se gloríe diciendo: Mi mano me ha en sus manos a Madián y todo su campa-
dado la victoria. 3 Por eso proclama ante la mento.
tropa: El que tenga miedo o tiemble, que se 15 Cuando Gedeón oyó el sueño y su in-
vuelva. terpretación, se postró para adorar. Luego
Se volvieron a casa veintidós mil hom- volvió al campamento israelita y ordenó:
bres, y se quedaron diez mil. –¡Arriba, que el Señor les entrega el
4 El Señor dijo a Gedeón: campamento de Madián!
–Todavía es demasiada gente. Ordéna- 16 Dividió a los trescientos hombres en
les que bajen a la fuente, allí te los selec- tres cuerpos y entregó a cada soldado una
cionaré. El que yo te diga que puede ir con- trompeta, un cántaro vacío y una antorcha
tigo, irá contigo; pero el que yo te diga que en el cántaro. 17 Luego les dio estas ins-
no puede ir contigo, ése, que no vaya. trucciones:
5 Gedeón mandó bajar a la tropa hacia la –Fíjense en mí y hagan lo mismo que
fuente, y el Señor le dijo: yo. Cuando llegue a las avanzadas del cam-
–Los que beban el agua lengüeteando, pamento, ustedes hagan lo que yo haga.
como los perros, ponlos a un lado; los que 18 Yo tocaré la trompeta, y conmigo los de
se arrodillen para beber, ponlos al otro lado. mi grupo; entonces también ustedes toca-
6 Los que bebieron lengüeteando, lleván- rán la trompeta alrededor del campamento
dose el agua a la boca, fueron trescientos; y gritarán: ¡Por el Señor y por Gedeón!
los demás se arrodillaron para beber. 19 Gedeón llegó con los cien hombres de
7 El Señor dijo entonces a Gedeón: su grupo a las avanzadas del campamento,
–Con estos trescientos que han bebido justamente cuando empezaba el relevo de
lengüeteando los voy a salvar, entregán- medianoche; en cuanto se hizo el cambio
doles a Madián en su poder. Todos los de- de guardia, Gedeón tocó la trompeta y
más que se vuelvan a casa. rompió el cántaro que llevaba en la mano.
8 Los trescientos hombres tomaron sus 20 Entonces los tres grupos tocaron las
provisiones y sus trompetas, mientras Ge- trompetas y rompieron los cántaros; luego,
deón despedía a los otros israelitas. empuñando en la mano izquierda las antor-
El campamento de Madián les quedaba chas y las trompetas con la derecha para
abajo, en el valle. 9 Y el Señor habló a Ge- poder tocar, gritaron:
deón aquella noche: –¡Por el Señor y por Gedeón!
–Levántate, baja contra el campamento 21 Y se quedaron todos en su sitio alre-
enemigo, que yo te lo entrego. 10 Si no te dedor del campamento. Todo el cam-
atreves, baja con tu escudero Furá hasta el pamento se alborotó, y empezaron a gritar
campamento. 11 Cuando oigas lo que di- y a huir, 22 mientras los trescientos seguían
cen, te sentirás animado a atacarlos. sonando las trompetas. El Señor hizo que
Gedeón y su escudero Furá bajaron has- se acuchillasen unos a otros en el campa-
ta las avanzadas del campamento. 12 Ma- mento y que huyeran hasta Bet-Sitá, en di-
dianitas, amalecitas y orientales estaban rección a Sartán, hasta la orilla de Abel Me-
tumbados por el valle, numerosos como jolá, frente a Tabat. 23 Los israelitas de
langostas; sus camellos eran incontables, Neftalí, Aser y todo Manasés se unieron en
como la arena de la playa. 13 Al acercarse persecución de Madián. 24 Gedeón había
Gedeón, casualmente estaba uno contando enviado mensajeros que avisaron en la se-
un sueño al compañero: rranía de Efraín:
–Mira lo que he soñado: una torta de pan –Bajen contra Madián. Ocupen antes
de cebada venía rodando contra el campa- que ellos los vados del Jordán hasta Bet-
mento de Madián, llegó a la tienda, la em- Bará.
bistió, cayó sobre ella y la revolvió de arri- Los hombres de Efraín corrieron a ocu-
ba a abajo. par los vados hasta Bet-Bará, 25 y apresa-
335 JUECES 8
ron a dos jefes madianitas, Oreb y Zeeb. A enemigo cuando menos lo esperaban,
Oreb lo degollaron en Sur Oreb, y a Zeeb 12 Zébaj y Salmuná lograron huir, pero Ge-
en Yequeb–Zeeb. Siguieron en persecución deón los persiguió y capturó a los dos reyes
de los madianitas y le llevaron a Gedeón, al madianitas, Zébaj y Salmuná. El resto del
otro lado del Jordán, las cabezas de Oreb y ejército huyó lleno de espanto.
de Zeeb. 13 Gedeón, hijo de Joás, volvió de la ba-

1 Pero los efraimitas se le quejaron:


talla por la Male de Jeres. 14 Detuvo a un
8 –¿Qué es lo que nos has hecho? ¿Por
muchacho de Sucot, lo sometió a interroga-
torio y el muchacho le dio una lista con los
qué no nos llamaste cuando saliste a luchar nombres de las autoridades y ancianos de
contra Madián? Sucot, setenta y siete personas. 15 Entonces
Y se lo reprocharon duramente. 2 El les Gedeón fue a los vecinos de Sucot y les dijo:
respondió: –Aquí tienen a Zébaj y a Salmuná, por
–¿Qué hice yo comparado con lo que hi- los que se burlaron de mí, diciendo: ¿Aca-
cieron ustedes? Un solo racimo de Efraín so ya has capturado a Zébaj y a Salmuná
vale más que toda la vendimia de Abiézer. para que le demos de comer a tus solda-
3 A ustedes les ha entregado el Señor los je-
dos, que vienen agotados?
fes de Madián, Oreb y Zeeb. Comparado 16 Agarró a los ancianos de la ciudad, re-
con esto, ¿qué he logrado hacer yo?
Con esta respuesta se calmó la cólera de cogió espinas y cardos del desierto, y cas-
los efraimitas contra Gedeón. tigó con ellos a los hombres de Sucot.
17 Derribó también la torre de Penuel y
4 Gedeón llegó al Jordán y lo cruzó con
sus trescientos hombres, que estaban ago- mató a la población. 18 Luego preguntó a
tados y hambrientos. 5 Entonces dijo a los Zébaj y a Salmuná:
vecinos de Sucot: –¿Cómo eran los hombres que mataron
–Hagan el favor de darme un poco de en el Tabor?
pan para la tropa que marcha conmigo, Ellos respondieron:
porque vienen agotados, y voy persiguien- –Parecidos a ti. Tenían aspecto de prín-
do a Zébaj y a Salmuná, reyes madianitas. cipes.
19 Gedeón exclamó:
6 Las autoridades de Sucot le respondie-
ron: –¡Mis hermanos maternos! ¡Juro por la
–¿Acaso ya has capturado a Zébaj y a vida del Señor, que si ustedes los hubieran
Salmuná para que demos de comer a tus perdonado, yo no los mataría ahora!
20 Y ordenó a Yéter, su primogénito:
soldados?
7 Gedeón contestó: –Mátalos aquí mismo.
–Cuando el Señor me entregue a Zébaj y Pero el muchacho no desenvainó la es-
a Salmuná cautivos, regresaré y desgarraré pada, porque tenía miedo; era todavía un
la carne de ustedes con espinas y cardos muchacho.
21 Entonces Zébaj y Salmuná le pidieron:
del desierto.
8 Desde allí subió a Penuel, y les pidió el –Mátanos tú, que tú eres un valiente.
mismo favor; pero los de Penuel le respon- Gedeón fue y degolló a Zébaj y a Sal-
dieron lo mismo que los de Sucot. 9 Y tam- muná. Luego recogió los adornos que lle-
bién contestó a los de Penuel: vaban en el cuello sus camellos.
22 Los israelitas dijeron a Gedeón:
–Cuando vuelva victorioso, derribaré esa
torre. –Tú serás nuestro jefe, y después tu hijo
10 Zébaj y Salmuná estaban en Carcor y tu nieto, porque nos has salvado de los
con sus tropas, unos quince mil hombres. madianitas.
23 Gedeón les respondió:
Era todo lo que quedaba de los soldados
armados de espada del ejercito del oriente, –Ni yo ni mi hijo seremos sus jefes. Su
ya que las bajas habían sido ciento veinte jefe será el Señor.
mil. 24 Y añadió:
11 Gedeón subió por la ruta de los bedui- –Les voy a pedir una cosa: denme cada
nos, al este de Nóbaj y Yogbohá, y atacó al uno un anillo de lo que les ha tocado como
JUECES 8 336
botín –ya que los vencidos llevaban anillos 2 –Digan a todos los señores de Siquén:
de oro porque eran ismaelitas–. ¿Qué es mejor para ustedes, que los go-
25 Contestaron: biernen setenta hombres, es decir, todos los
–Con mucho gusto. hijos de Yerubaal, o que los gobierne uno
Él extendió su manto, y cada uno fue solo? Y no olviden que yo soy de su misma
echando un anillo de su parte en el botín. sangre.
26 El peso de los anillos que recogió Gede- 3 Sus tíos maternos lo comunicaron a los

ón fue de diecinueve kilos de oro, sin con- siquemitas, y éstos se pusieron de parte de
tar los adornos, pendientes y los vestidos Abimelec, pensando:
de púrpura que llevaban los reyes madiani- –¡Es pariente nuestro!
4 Le dieron setecientos gramos de plata
tas, más los collares de los camellos. 27 Con
todo ello hizo Gedeón un efod, que colocó del templo de Baal-Berit, y con ese dinero
en la ciudad de Ofrá. Con él se prostituyó Abimelec pagó a unos cuantos desocupa-
todo Israel: se volvió una trampa para Ge- dos y aventureros que se pusieron a sus ór-
deón y su familia. denes. 5 Luego fue a casa de su padre, a
28 Madián quedó sometido a los israeli- Ofrá, y asesinó a sus hermanos, los hijos de
tas y ya no levantó cabeza. Con eso el país Yerubaal, a setenta hombres en la misma
estuvo en paz cuarenta años, mientras vivió piedra. Sólo quedó Yotán, el hijo menor de
Gedeón. Yerubaal, que se había escondido.
29 Yerubaal, hijo de Joás, se fue a vivir a 6 Los de Siquén y todos los de Bet-Miló

su casa. 30 Gedeón tuvo setenta hijos, ya se reunieron para proclamar rey a Abime-
que tenía muchas mujeres. 31 Una concubi- lec, junto a la encina de Siquén.
7 En cuanto se enteró Yotán, subió hasta
na que tenía en Siquén también le dio un
hijo, al que puso por nombre Abimelec. la cumbre del monte Garizín, y desde allí
32 Gedeón, hijo de Joás, murió en buena gritó con voz potente:
vejez, y lo enterraron en la sepultura de su –¡Escúchenme, vecinos de Siquén, y
padre Joás, en Ofrá de Abi-Ezer. 33 Pero en que Dios los escuche a ustedes! 8 Una vez
cuanto murió, otra vez los israelitas se fueron los árboles a elegirse rey, y dijeron al
prostituyeron con los ídolos, eligiendo olivo: Sé nuestro rey. 9 Pero el olivo dijo: ¿Y
como dios suyo a Baal-Berit, 34 sin acordar- voy a dejar mi aceite, con el que se honra a
se del Señor, su Dios, que los había librado dioses y hombres, para ir a mecerme sobre
del poder de todos los enemigos de alrede- los árboles? 10 Entonces dijeron a la higue-
dor. 35 Y no se mostraron agradecidos a la ra: Ven a ser nuestro rey. 11 Pero la higuera
familia de Yerubaal–Gedeón, como merecía dijo: ¿Y voy a dejar mi dulce fruto sabroso
por todo lo que hizo por Israel. para ir a mecerme sobre los árboles? 12 En-
tonces dijeron a la vid: Ven a ser nuestro
Abimelec rey. 13 Pero la vid dijo: ¿Y voy a dejar mi
1 Abimelec,hijo de Yerubaal, fue a Si- mosto, que alegra a dioses y hombres, para
9 quén, a casa de sus tíos maternos, y ir a mecerme sobre los árboles? 14 Enton-
les propuso a ellos y a todos los parientes ces dijeron todos a la zarza: Ven a ser nues-
de su abuelo materno lo siguiente: tro rey. 15 Y les dijo la zarza: Si de veras

9,1-57 Abimelec. Este capítulo trata sobre Abime- tam –el único sobreviviente de la matanza de Abime-
lec, hijo de Gedeón, medio israelita y medio cananeo lec–, que con voz potente denuncia las atrocidades y
(8,30-32). Abimelec no forma parte del selecto grupo la ceguera política de Israel. Para iluminar esta historia
de los jueces mayores, ya que no salvó de nada a los desdichada, el narrador inserta aquí una fábula (7-15),
israelitas. Al contrario, con un discurso demagógico lo- que es una crítica mordaz al poder destructor de los
gra seducir al pueblo, olvidándose de la promesa de reyes.
su padre de que nadie de su familia gobernaría Israel, Yotán nos presenta a tres árboles, todos ellos útiles
sino que Dios sería su único rey (8,23). Abimelec en- y esenciales en una comunidad agrícola: el olivo, la
fermo de poder asesina a sus setenta hermanos (1-6). higuera y la vid; éstos no aceptan renunciar a produ-
Irónicamente, al cabo de tres años muere traicionado cir sus frutos, con los que alegran la vida de los hu-
por quienes le ayudaron a entronizarse. Ante la astu- manos, para controlar, manipular y gobernar sobre los
cia y la maldad de Abimelec, surge la persona de Yo- demás. En cambio, la zarza, sí. Por un lado, los tres
337 JUECES 9
quieren ungirme como su rey, vengan a co- 26 Gaal, hijo de Obed, vino a Siquén con
bijarse bajo mi sombra, y si no, salga fuego sus hermanos y se ganó la confianza de los
de la zarza y devore a los cedros del Líbano. siquemitas. 27 Salieron al campo, a la ven-
16 Y ahora díganme, ¿han obrado con dimia, pisaron la uva y celebraron la fiesta;
sinceridad y lealtad proclamando rey a Abi- fueron al templo de su dios y comieron y
melec? ¿Se han portado bien con Yerubaal bebieron entre maldiciones a Abimelec.
28 Gaal, hijo de Obed, les dijo:
y su familia? ¿Se han portado con él como
merecían los favores que les hizo? 17 –Mi –¿Qué autoridad tiene Abimelec sobre
padre luchó por ustedes exponiéndose a la Siquén para que seamos sus esclavos? ¡Es
muerte y los libró del poder de Madián–. un hijo de Yerubaal, y Zebul, es su lugarte-
18 Al contrario, ustedes se han levantado niente, ellos sirvieron en casa de Jamor,
contra la familia de mi padre, asesinando a padre de Siquén! ¿Por qué vamos a ser sus
sus hijos, setenta hombres, en la misma esclavos? 29 ¡Ah, si yo tuviera poder sobre
piedra, y han nombrado rey de los siquemi- este pueblo! Quitaría de en medio a Abi-
tas a Abimelec, hijo de una criada de mi melec. Lo desafiaría diciéndole: Refuerza tu
padre, con el pretexto de que es pariente de ejército y sal a combatir.
ustedes. 19 Si hoy se han portado sincera y 30 Zebul, gobernador de la ciudad, oyó el
lealmente con Yerubaal y su familia, celé- discurso de Gaal, hijo de Obed, y se enfu-
brenlo con Abimelec y que él lo celebre con reció, 31 entonces mandó emisarios a Abi-
ustedes; 20 pero si no es así, ¡salga fuego de melec, avisándole:
Abimelec que devore a los de Siquén y a –Mira, Gaal, hijo de Obed, ha venido con
los de Bet-Miló, salga fuego de los de Si- sus parientes a Siquén y están sublevando
quén y de los de Bet-Miló que devore a Abi- la ciudad contra ti. 32 Ven de noche con tu
melec! gente y escóndete en el campo; 33 por la
21 Luego Yotán emprendió la huida y
mañana, al salir el sol, ataca a la ciudad.
marchó a Beer; allí se quedó por miedo a Gaal y los suyos saldrán a presentarte ba-
su hermano Abimelec. talla; entonces actúa, que es tu ocasión.
22 Abimelec gobernó a Israel tres años.
23 Dios envió un espíritu de discordia entre 34 Abimelec se puso en marcha de no-

Abimelec y los siquemitas, que lo traicio- che con su gente y se emboscaron frente a
naron. 24 Así, el asesinato de los setenta hi- Siquén, divididos en cuatro cuerpos.
35 Gaal, hijo de Obed, salió y se detuvo a las
jos de Yerubaal, la sangre de sus hermanos,
recayó sobre Abimelec, que los había ase- puertas de la ciudad, y Abimelec con su
sinado, y sobre los de Siquén, cómplices gente surgió de la emboscada. 36 Cuando
del asesinato. 25 Los de Siquén preparaban Gaal los vio, dijo a Zebul:
emboscadas contra él en las cimas de los –Mira, baja gente de las cumbres de los
montes y despojaban a los caminantes que montes.
pasaban por allí. Abimelec se enteró. Zebul contestó:

primeros dan vida, dan frutos y alegran al ser huma- Bet-Miló, salga fuego de los de Siquén y de los de Bet-
no. Por otro, la zarza lo único que da es una amena- Miló que devore a Abimelec!» (20). Los siquemitas no
za de muerte. Ella no tiene nada que perder si acepta se entenderán con Abimelec, porque Dios –que siem-
ser rey, porque no tiene nada que dar. Si la zarca pre reprueba la injusticia– mandará el espíritu de la
acepta gobernar –y lo hará– sólo destrucción y muer- discordia entre ellos.
te acarreará a todos los árboles que se cobijen bajo su ¿Qué sucede cuando buscamos el poder a toda
sombra. costa? ¿Qué sucede cuando nos gobiernan gente
Yotán intenta mostrar por medio de su fábula el inepta y corrupta? ¿Qué sucede cuando somos cóm-
gran error que han cometido los habitantes de Siquén plices de los sistemas de muerte? Ojalá que en nues-
cuando han aceptado por rey a un hombre tan san- tras comunidades surgieran muchas personas como
guinario como Abimelec. En su interpretación (16-20), Yotán que valientemente denuncien las injusticias de
Yotán reprueba la injusticia y la crueldad de Abimelec nuestros gobiernos corruptos. La lección de los árbo-
y de los siquemitas. Éstos, consintiendo la injusticia, les nos manifiesta que la violencia crea siempre una
tendrán en Abimelec la paga merecida: «¡Salga fuego espiral de destrucción que acaba con los mismos que
de Abimelec que devore a los de Siquén y a los de la han provocado.
JUECES 9 338
–Son las sombras de los montes y a ti te todos los de Torre Siquén, unos mil entre
parecen hombres. hombres y mujeres.
37 Pero Gaal insistió: 50 Después Abimelec fue a Tebes, la sitió
–Baja gente de Tabbur Haares, y un gru- y la conquistó. 51 En medio de la villa había
po avanza por el camino de Elón Meone- una torre fortificada, y allí se refugiaron to-
nim. dos los hombres y mujeres de la población,
38 Entonces Zebul le dijo: aseguraron por dentro los cerrojos y se su-
–¿Dónde está esa boca que decía: bieron a la azotea. 52 Abimelec llegó junto a
¿Quién es Abimelec para que seamos sus la torre, intentando asaltarla, se aproximó a
esclavos? ¡Ésos son los que tú desprecia- la puerta para prenderle fuego, 53 pero una
bas! Sal ahora y lucha contra ellos. mujer le dejó caer sobre la cabeza una pie-
39 Gaal salió al frente de los siquemitas y dra de moler y le partió el cráneo. 54 Abi-
entabló batalla con Abimelec. 40 Abimelec melec llamó en seguida a su escudero y le
lo persiguió. Gaal emprendió la huida y dijo:
muchos cayeron muertos cuando huían ha- –Saca la espada y remátame, para que
cia las puertas de la ciudad. 41 Abimelec se no se diga lo mató una mujer.
volvió a Arumá, y Zebul desterró de Siquén Su escudero lo atravesó con su espada,
a Gaal y sus parientes. y murió.
42 Al día siguiente, los de Siquén se pu- 55 Al ver los israelitas que Abimelec ha-

sieron en campaña, y Abimelec se enteró; bía muerto, cada cual regresó a su casa.
43 tomó a su gente, la dividió en tres cuer- 56 Así pagó Dios a Abimelec lo mal que se

pos y se emboscó en el campo. Cuando los portó con su padre, asesinando a sus se-
vio salir de la ciudad, se lanzó al ataque y tenta hermanos. 57 Y todo el mal que hicie-
los destrozó. 44 Abimelec y los de su grupo ron los de Siquén, Dios lo hizo recaer sobre
se abalanzaron contra la ciudad y tomaron ellos. Sobre ellos cayó la maldición de Yo-
posiciones en las puertas, mientras los tán, hijo de Yerubaal.
otros dos grupos atacaban y derrotaban a Jueces menores I
los del campo. 45 Todo aquel día estuvo 1A Abimelec le sucedió como salva-
Abimelec atacando la ciudad; al fin la con- 10 dor de Israel Tolá, hijo de Fuá, de
quistó, pasó a cuchillo a todos sus habitan- Dodó, de la tribu de Isacar. Vivía en Samir,
tes, la arrasó y la sembró de sal. en la serranía de Efraín. 2 Gobernó Israel
46 Al saberlo los de Torre Siquén, se re-
veintitrés años. Murió y lo enterraron en Sa-
fugiaron en la cripta del templo del dios del mir.
Pacto. 47 Abimelec se enteró de que esta- 3 Le sucedió Yaír, el galadita, que gober-
ban reunidos los de Torre Siquén; 48 subió nó a Israel veintidós años. 4 Tuvo treinta hi-
al Monte Salmón con toda su gente, empu- jos, que montaban en treinta asnos y eran
ñó un hacha, cortó una rama de un árbol y señores de treinta villas, llamadas hasta
se la echó al hombro, mientras decía a los hoy Villas de Yaír, en Galaad. 5 Yaír murió y
suyos: lo enterraron en Camón.
–¡Apúrense, hagan lo mismo que hago
yo! Liturgia penitencial
49 Cada uno cortó una rama y siguieron 6 Los israelitas volvieron a hacer lo que
a Abimelec. Apoyaron las ramas sobre la el Señor reprueba: dieron culto a Baal y As-
cripta y prendieron fuego al techo. Murieron tarté, a los dioses de Siria, a los dioses de

10,1-18 Jueces menores I – Liturgia penitencial. las funciones que estos jueces desempeñaron no son
Después de la muerte de Abimelec, que no produjo del todo claras.
ningún cambio positivo en el pueblo, lo único que Tan pronto murieron este par de jueces, el autor
pueden hacer los israelitas es irse a casa. Aparece fu- enfatiza la iniquidad del pueblo de Israel, esta vez no
gazmente la primera lista de jueces menores, Tolá y solo adora a los dioses de los cananeos, sino también
Yair (10,1-5) –la segunda lista la tendremos en 12,8- a los dioses de Siria, de Fenicia, de Moab, de los amo-
15–. El autor nos informa muy poco de estos dos jue- nitas, y de los filisteos. Después de leer esta letanía de
ces. Sabemos el periodo que duro su gobierno, pero dioses extranjeros, el lector se puede preguntar: ¿Hay
339 JUECES 11
Fenicia, a los dioses de Moab, a los dioses 17 Los amonitas, movilizados, acampa-
de los amonitas, a los dioses de los filis- ron en Galaad. Los israelitas se movilizaron
teos. Abandonaron al Señor, no le dieron también y acamparon en Mispá. 18 Los is-
culto. raelitas que vivían en Galaad, y sus jefes, se
7 Entonces el Señor se enfureció contra dijeron unos a otros:
Israel y lo vendió a los filisteos y a los amo- –El que empiece la guerra contra los
nitas, 8 que a partir de entonces oprimieron amonitas será el caudillo de los que vivi-
cruelmente durante dieciocho años a los is- mos en Galaad.
raelitas de Transjordania, en el país amo-
Jefté
rreo de Galaad. 1 Jefté,
9 Los amonitas pasaron el Jordán con el galaadita, era todo un gue-
intención de luchar también contra Judá,
11 rrero, hijo de Galaad y de una pros-
Benjamín y la tribu de Efraín; así que Israel tituta. 2 Galaad tuvo otros hijos de su espo-
llegó a una situación desesperada. sa legítima, y cuando llegaron a la mayoría
10 Entonces los israelitas gritaron al Se- de edad, echaron de casa a Jefté, dicién-
ñor: dole:
–¡Hemos pecado contra ti! Hemos aban- –Tú no puedes participar de la herencia
donado al Señor, nuestro Dios, para dar en casa de nuestro padre, porque eres hijo
culto a los baales. de una mujer extraña.
11 El Señor les respondió: 3 Jefté marchó lejos de sus hermanos y

–Los he librado de los egipcios, de los se estableció en el país de Tob. Se le junta-


amorreos, de los amonitas y de los filisteos. ron unos cuantos desocupados, que hacían
12 Los fenicios, amalecitas y madianitas incursiones bajo su mando.
4 Algún tiempo después los amonitas
fueron sus tiranos. Me gritaron, y yo los sal-
vé. 13 Pero me han abandonado, han dado declararon la guerra a Israel. 5 Los ancianos
culto a otros dioses. Por eso no volveré a de Galaad fueron al país de Tob a buscar a
salvarlos. 14 Vayan a invocar a los dioses Jefté, 6 suplicándole:
que ustedes se han elegido. ¡Que ellos los –Ven a ser nuestro caudillo en la guerra
salven en la hora del peligro! contra los amonitas.
15 Los israelitas insistieron: 7 Pero Jefté les respondió:

–¡Hemos pecado! Trátanos como quie- –¿No son ustedes los que por odio me
ras, pero por favor, sálvanos en este día. echaron de casa?, ¿por qué vienen a mí
16 Entonces quitaron de en medio los ahora que están en aprietos?
dioses extranjeros y dieron culto al Señor, 8 Los ancianos de Galaad le contestaron:
que olvidó su enojo ante los sufrimientos de –Así es. Ahora nos dirigimos a ti para
Israel. que vengas con nosotros a luchar contra

alguna otra deidad que Israel no adoró? Ante esta de- no se puede resistir, los perdona y les brinda su amis-
plorable situación, lo único que le queda a Dios es en- tad una vez más.
tregarlos a los otros dioses. Después de experimentar 11,1-11 Jefté. La historia de Jefté oscura y ambigua
la opresión, Israel clama a Dios, pero esta vez tendrá como es, sería insignificante si éste no hubiese hecho
que negociar y «hacer algo extraordinario» para que el superfluo «voto» a Dios de sacrificar a una persona
Dios se llene de misericordia. Israel confiesa y reco- humana. Quizás este sacrificio sea la ironía más gran-
noce que ha adorado a los baales, pero Dios no «está» de de todo el libro. El Dios de la Vida involucrado
dispuesto a acceder a las peticiones de su pueblo. ahora y confundido con los otros dioses, como un dios
Dios siempre ha sido fiel, pero Israel no. Esta vez la si- de muerte. Jefté, abusado y despreciado por sus her-
tuación de Israel es desesperanzadora, Dios ha jurado manos por ser hijo ilegítimo, sin derecho a heredar la
no volver a salvarlos. Sin Dios el futuro de Israel es in- tierra, tiene que huir a la región de Tob, a vivir con
cierto, por tal motivo tiene que hacer algo urgente- gente sin oficio ni beneficio (11,3). El autor, aún no
mente, para que Dios muestre misericordia. Los israe- nos dice que el Espíritu de Dios está con este valiente
litas, expertos en negociar, se mueven de modo guerrero (11,1), sin embargo se convierte en el líder
distinto, si no son capaces de alcanzar el favor de Dios de un puñado de hombres. Los medio hermanos de
por medio de la palabra, pasan a la acción, quitando Jefté olvidan los antiguos prejuicios contra él cuando
a los dioses extranjeros y adorando sólo al Señor. Ante se hallan oprimidos por los amonitas y lo buscan para
este «cambio» que manifiesta el pueblo de Israel, Dios que sea también su jefe. En este momento el lector
JUECES 11 340
los amonitas. Serás jefe nuestro, de todos oriental de Moab y acamparon en la otra
los que estamos en Galaad. orilla del Arnón, sin violar la frontera por-
9 Jefté les dijo: que el Arnón es la frontera de Moab.
–¿De modo que me llaman para luchar 19 Enviaron emisarios a Sijón, rey de los
contra los amonitas? Entonces si el Señor amorreos, que reinaba en Jesbón, pidiendo
me los entrega, yo seré el jefe de ustedes. que les dejase atravesar su territorio, de
10 Le respondieron:
paso hacia nuestra tierra; 20 pero Sijón, no
–Que el Señor nos juzgue si no hacemos fiándose de la petición de Israel de cruzar
lo que dices. su frontera, reunió sus tropas, acampó en
11 Jefté marchó con los ancianos de
Yasá y presentó batalla a Israel. 21 El Señor,
Galaad. El pueblo lo nombró jefe y caudi- Dios de Israel, entregó a Sijón y todas sus
llo, y Jefté juró el cargo ante el Señor, en tropas en poder de Israel, que los derrotó y
Mispá. tomó posesión de las tierras de los amorre-
El sacrificio de la hija de Jefté os que habitaban aquella región. 22 Toma-
12 Luego despachó unos emisarios al rey ron posesión de la tierra de los amorreos,
de los amonitas con este mensaje: desde el Arnón hasta el Yaboc y desde el
–¿Qué te he hecho yo para que vengas desierto hasta el Jordán.
23 Si el Señor, Dios de Israel, expulsó a
contra mí, a hacer la guerra a mi país?
13 El rey de los amonitas contestó a los los amorreos ante su pueblo, Israel, ¿tú
emisarios de Jefté: ahora quieres expulsarnos? 24 Ya tienes lo
–Israel, cuando venía de Egipto, se apo- que te asignó tu dios Camós, lo mismo que
deró de mi país, desde el Arnón hasta el Ya- nosotros tenemos lo que el Señor, nuestro
boc y el Jordán; así que ahora devuélve- Dios, nos ha asignado. 25 Vamos a ver, ¿va-
melo por las buenas. les tú más que Balac, hijo de Sipor, rey de
14 Jefté volvió a enviar mensajeros al rey Moab? ¿Se atrevió él a pleitear con Israel?
de los amonitas, 15 con esta respuesta: ¿Le declaró la guerra? 26 Cuando Israel se
–Así dice Jefté: Los israelitas no se apo- instaló en el municipio de Jesbón y el de
deraron del país de Moab, ni del país de Aroer y en los pueblos que bordean el Ar-
Amón, 16 sino que al venir de Egipto mar- nón, hace trescientos años, ¿por qué en-
charon por el desierto hasta el Mar Rojo y tonces no los reconquistaron?
27 Así que yo no te he faltado. Eres tú
llegaron a Cades. 17 Enviaron emisarios al
rey de Edom pidiéndole que les dejase atra- quien me ofende declarándome la guerra.
vesar el país, pero el rey de Edom no hizo ¡Que el Señor sentencie hoy como juez en-
caso. Mandaron también emisarios al rey tre israelitas y amonitas!
28 Pero el rey de los amonitas no quiso
de Moab y tampoco quiso. Entonces los is-
raelitas se instalaron en Cades. hacer caso al mensaje de Jefté.
18 Luego anduvieron por el desierto, bor- 29 El Espíritu del Señor vino sobre Jefté,
deando Edom y Moab; llegaron a la parte quién recorrió Galaad y Manasés, pasó a

puede ver que algo no está bien, porque en vez de la vida de su hija. Tenemos que ser muy críticos de Jef-
que el pueblo clame a Dios, recurre primero a este té y no tratar de justificarlo, porque la victoria que
hijo ilegitimo de Israel. quiere alcanzar por medio del sacrificio de su hija no
11,12–12,7 El sacrificio de la hija de Jefté – Gue- es para gloria de Dios, sino para su propia gloria. Dios
rra con los efraimitas. El Espíritu de Dios viene sobre está en silencio y es totalmente ajeno a este macabro
Jefté sólo después que éste defiende el proyecto de voto. Jefté pasa a Mispá donde le hace el voto a Dios.
Dios frente al rey de los amonitas (29). Desafortunada- El Señor no cede ni se compromete con Jefté a darle la
mente, ni aun con la «asistencia» de Dios, Jefté es ca- victoria –ésta no es la manera de actuar de Dios–. No
paz de obrar con sabiduría. Jefté ha confundido a las hay ninguna promesa para Jefté de parte de Dios,
deidades con el Señor: el sacrificio humano puede ser como la hubo con Josué (Jos 6,2; 8,1; 11,6); tampoco
aceptable para los dioses paganos, pero nunca para el hay una advertencia de parte de Dios para Jefté, como
Dios de Israel, que categóricamente prohíbe dichos sa- la hubo con Gedeón (7,2); ni le da ningún signo de
crificios (Lv 18,21; 20,2-5; Dt 12,31; 18,10). Jefté, aun fuego ni de rocío (6,21.36-40); en conclusión, Jefté
«creyendo» en el Señor no lo adora como el Dios de la hace su voto solo, sin el consentimiento de Dios.
vida, sino que usurpa el papel de Dios, al disponer de La estupidez de Jefté no tiene límites al ofrecer en
341 JUECES 12
Mispá de Galaad y de allí marchó contra los Así empezó en Israel la costumbre de
amonitas. 30 Entonces hizo esta promesa al que 40 todos los años vayan las chicas is-
Señor: raelitas a cantar lamentaciones durante
–Si entregas a los amonitas en mi poder, cuatro días a la hija de Jefté, el galaadita.
31 el primero que salga a recibirme a la
Guerra con los efraimitas
puerta de mi casa, cuando vuelva victo- 1 Los efraimitas se amotinaron, cru-
rioso de la campaña contra los amonitas,
será para el Señor, y lo ofreceré en holo-
12 zaron el Jordán hacia el norte y fue-
causto. ron a protestarle a Jefté:
32 Luego marchó a la guerra contra los –¿Por qué marchaste a la guerra contra
amonitas. El Señor se los entregó: 33 los de- los amonitas y no nos llamaste a nosotros
rrotó desde Aroer hasta la entrada de Minit para que fuéramos contigo? Ahora vamos a
–eran en total veinte ciudades– y hasta Abel prenderle fuego a tu casa contigo adentro.
2 Jefté les respondió:
Queramim. Fue una gran derrota, y los
amonitas quedaron sometidos a Israel. –Cuando yo andaba reñido con los pa-
34 Jefté volvió a su casa de Mispá. Y fue
rientes y los amonitas me presionaban, les
pedí ayuda, y no me ayudaron. 3 Entonces,
precisamente su hija quien salió a recibirlo, viendo que no había quien viniera en mi au-
con panderetas y danzas; su hija única, xilio, me jugué la vida, marché contra los
porque Jefté no tenía más hijos o hijas. amonitas, y el Señor me los entregó. ¿Por
35 En cuanto la vio, se rasgó la túnica gri-
qué entonces vienen ahora a hacerme la
tando: guerra?
–¡Ay hija mía, qué desdichado soy! Tú 4 Luego juntó a todos los de Galaad y
eres mi desdicha, porque hice una prome- atacó a los efraimitas. Los galaaditas derro-
sa al Señor y no puedo volverme atrás. taron a los efraimitas. 5 Ocuparon los vados
36 Ella le dijo:
del Jordán, cortándole el paso a Efraín. Y
–Padre, si hiciste una promesa al Señor, cuando los efraimitas fugitivos les pedían:
cumple en mí lo que prometiste, ya que el ¡Déjanos pasar!, los galaaditas pregunta-
Señor te ha permitido vengarte de tus ene- ban: ¿Eres de Efraín?; el otro respondía:
migos. No; 6 y ellos le mandaban: Di cebada. Él
37 Y le pidió a su padre:
decía sebada, porque no sabía pronunciar
–Dame este permiso: déjame andar dos correctamente; entonces lo agarraban y lo
meses por los montes, llorando con mis degollaban junto a los vados del Jordán.
amigas, porque quedaré virgen. Así murieron en aquella ocasión cuarenta y
38 Su padre le dijo:
dos mil efraimitas.
–Vete. 7 Jefté gobernó a Israel seis años. Murió,
Y la dejó marchar dos meses, y anduvo y lo enterraron en su pueblo de Galaad.
con sus amigas por los montes, llorando
porque iba a quedar virgen. Jueces menores II
39 Acabado el plazo de los dos meses, 8 Después de él gobernó a Israel Ibsán,
volvió a casa, y su padre cumplió con ella natural de Belén. 9 Tuvo treinta hijos y trein-
el voto que había hecho. La muchacha era ta hijas. A sus hijas las casó fuera y a sus
virgen. hijos los casó con forasteras. Gobernó a Is-

sacrificio al primero que salga a recibirle a la puerta de denamos al fuego eterno. Quizás sea el momento de
su casa (11,34). Y no es otra persona, que su propia pedir perdón y reconocer que Dios nunca ha estado
hija, que sale a su encuentro con panderetas. Esta ino- apoyando la opresión de los pobres, ni aceptando sa-
cente criatura no sabe que con su música está sellan- crificios de muerte.
do su propia muerte. La muerte de esta virgen de Is- 12,8-15 Jueces menores II. La «victoria» de Jefté
rael sólo encuentra solidaridad entre las mujeres, que no solamente es oscura por el sacrificio de su hija,
cada año cantan lamentaciones en su honor (39s). sino por las muchas divisiones y conflictos que existí-
¿Cuántas maldades no hacemos en el nombre de an entre las diferentes tribus. El autor comenzó el ci-
Dios? En el nombre de Dios invadimos países, asesi- clo de Jefté, con una lista donde mencionaba dos jue-
namos a gente inocente, les quitamos sus tierras; con- ces menores (10,1-5), ahora concluye este dramático
JUECES 12 342
rael siete años. 10 Murió, y lo enterraron en do de no beber vino ni licor, ni comer nada
Belén. impuro, porque el niño estará consagrado a
11 Después de él gobernó a Israel Elón, Dios desde antes de nacer hasta el día de
zabulonita. Gobernó a Israel diez años. su muerte.
12 Murió, y lo enterraron en Ayalón, en el te- 8 Manoj oró así al Señor:

rritorio de Zabulón. –Perdón, Señor: que vuelva ese hombre


13 Después de él gobernó a Israel Abdón, de Dios que enviaste y nos indique lo que
hijo de Hilel, natural del Piratón. 14 Tuvo hemos de hacer con el niño una vez nacido.
9 Dios escuchó la oración de Manoj, y el
cuarenta hijos y treinta nitos, cada uno de
los cuales montaba un asno. Gobernó Israel ángel de Dios volvió a aparecerse a la mu-
ocho años. 15 Abdón, hijo de Hilel, natural jer mientras estaba en el campo y su mari-
de Piratón, murió, y lo enterraron en Pira- do no estaba con ella. 10 La mujer corrió en
tón, de la serranía de Efraín, en el territorio seguida a avisar a su marido:
de Saalín. –Se me ha aparecido aquel hombre que
me visitó el otro día.
Sansón 11 Manoj siguió a su mujer, fue hacia el
1 Los israelitas volvieron a hacer lo
13 hombre y le preguntó:
que el Señor reprueba, y el Señor los –¿Eres tú el que habló con esta mujer?
entregó a los filisteos por cuarenta años. Él respondió:
2 Había en Sorá un hombre de la tribu de
–Sí.
Dan, llamado Manoj. Su mujer era estéril y 12 Manoj insistió:
no había tenido hijos. –Y una vez que se realice tu promesa,
3 El ángel del Señor se apareció a la mu- ¿qué vida debe llevar el niño y qué tiene
jer y le dijo: que hacer?
–Eres estéril y no has tenido hijos. 4 Pero 13 El ángel del Señor respondió:

concebirás y darás a luz un hijo; ten cuida- –Que se abstenga de todo lo que le pro-
do de no beber vino ni licor, ni comer nada hibí a tu mujer: 14 que no pruebe el fruto de
impuro, 5 porque concebirás y darás a luz la vid, que no beba vino ni licores, ni coma
un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, cosa impura; que lleve la vida que dispuse.
porque el niño estará consagrado a Dios 15 Manoj dijo al ángel del Señor:

desde antes de nacer. Él empezará a salvar –No te marches, y te prepararemos un


a Israel de los filisteos. cabrito.
6 La mujer fue a decirle a su marido: 16b –Porque no había caído en la cuenta

–Me ha visitado un hombre de Dios que, de que era el ángel del Señor–.
por su aspecto terrible, parecía un mensa- 16a Pero el ángel del Señor le dijo:
jero divino; pero no le pregunté de dónde –Aunque me hagas quedar, no probaré
era ni él me dijo su nombre. 7 Sólo me dijo: tu comida. Pero puedes ofrecer el cabrito
Concebirás y darás a luz un hijo; ten cuida- en holocausto al Señor.

episodio con otra lista donde incluye tres nuevos jue- lió bien (3,7-11). En cambio Sansón es objeto de sus
ces. Estos cinco jueces tienen algo en común: Tolá no pasiones e infidelidades. La primera parte del ciclo de
tiene hijos (10,1-2), al igual que Elón (12,11). Por el Sansón, se centra en la anunciación que recibe la es-
contrario, Yair tuvo treinta hijos, que se montaban en posa de Manoj por parte de Dios. Esta mujer, anóni-
treinta asnos y eran señores de treinta villas (10,4), al ma y para su desgracia estéril, será bendecida no sólo
igual que Abdón, que tiene cuarenta hijos y treinta con la visita del ángel del Señor, sino con un hijo. Nó-
nietos, y cada uno de los cuales montaba un asno. tese la reivindicación que Dios hace a las personas
Después de este segundo grupo de jueces menores, el marginadas. La madre de Sansón no estaba rezando ni
autor comienza el ciclo del controversial Sansón. pidiendo un hijo, como lo estaba Ana, la madre de Sa-
13,1-25 Sansón. La historia de Sansón está llena de muel (1 Sm 1,10); sin embargo Dios la premia y la
pasión, amor, agresión, violencia, corrupción y trai- bendice con un hijo. La historia de esta anunciación
ción. Tenemos que leer el ciclo de Sansón en el con- es muy parecida a otras anunciaciones celestiales (Gn
texto de todo el libro de los Jueces. Sansón contrasta 16,7-13; 17,15-21; 18,10-15; Mt 1,20s; Lc 1,11-20),
enormemente con la figura de Otoniel, el «juez mo- con la diferencia que Sansón es consagrado desde el
delo» de la tribu de Judá, porque a Otoniel todo le sa- vientre materno para ser un nazireo. La consagración
343 JUECES 14
17 Manoj le preguntó: carte una chica entre esos filisteos incir-
–¿Cómo te llamas, para que cuando se cuncisos?
cumpla tu promesa te hagamos un obse- Pero Sansón insistió a su padre:
quio? –Pídemela para esposa, porque ésa me
18 El ángel del Señor contestó: gusta.
–¿Por qué preguntas mi nombre? Es 4 Su padre y su madre no sospechaban
Misterioso. que el Señor lo disponía así buscando un
19 Manoj tomó el cabrito y la ofrenda y
pretexto contra los filisteos, que por enton-
ofreció sobre la roca un sacrificio al Señor ces dominaban a Israel.
Misterioso. 20 Al subir la llama del altar ha- 5 Sansón bajó a Timná. Cuando llegaba
cia el cielo, el ángel del Señor subió tam- cerca de las viñas de Timná, le salió ru-
bién en la llama, ante Manoj y su mujer, que giendo un cachorro de león; 6 el Espíritu del
cayeron rostro a tierra. Señor se apoderó de Sansón, que descuar-
21 El ángel del Señor ya no se les apare-
tizó al león como quien descuartiza un ca-
ció más. Manoj cayó en la cuenta de que brito, y eso que no llevaba nada en la
aquél era el ángel del Señor, 22 y comentó mano. Pero no se lo contó a sus padres.
con su mujer: 7 Sansón bajó, habló con la muchacha, y
–¡Vamos a morir, porque hemos visto a le gustó.
Dios! 8 Pasado algún tiempo, cuando volvía
23 Pero su mujer repuso:
para casarse con ella, se desvió un poco
–Si el Señor hubiera querido matarnos para ver el león muerto, y encontró en el
no habría aceptado nuestro sacrificio y esqueleto un enjambre de abejas con miel;
nuestra ofrenda, no nos habría mostrado 9 sacó el panal con la mano y se lo fue co-
todo esto ni nos habría comunicado una miendo por el camino; cuando alcanzó a
cosa así. sus padres, les dio miel, y la comieron,
24 La mujer de Manoj dio a luz un hijo y
pero no les dijo que la había recogido en el
le puso de nombre Sansón. El niño creció y esqueleto del león.
el Señor lo bendijo. 25 Y el Espíritu del Se- 10 Bajó Sansón a casa de la novia y allí
ñor comenzó a actuar sobre él en Majné
ofreció un banquete, como suelen hacer los
Dan, entre Sorá y Estaol.
jóvenes; 11 y como los filisteos le tenían
Mujeres y acertijos miedo, le asignaron treinta compañeros
1 Sansónbajó a Timná y vio allí una para que estuvieran con él.
14 muchacha filistea. 2 Cuando regresó 12 Sansón les dijo:
les dijo a sus padres: –Les voy a proponer una adivinanza; si
–He visto una muchacha filistea en Tim- me dan la solución correcta dentro de estos
ná. Pídanmela para que sea mi esposa. siete días que dura el banquete, les daré
3 Sus padres le contestaron: treinta sábanas y treinta trajes de fiesta;
–¿No hay ninguna mujer en tu parentela 13 si no logran hacerlo, me darán ustedes a
y en todo el pueblo para que vayas a bus- mí treinta sábanas y treinta trajes de fiesta.

de los nazireos era un rito muy antiguo; las leyes del brir a Dios que se solidariza con las personas margi-
Pentateuco tienen ciertas prescripciones para los nazi- nadas y se presenta en medio de lo cotidiano de la
reos, por ejemplo: se tienen que abstener de bebidas vida.
alcohólicas o de cualquier producto de la viña; no se 14,1–16,31 Mujeres y acertijos. En este episodio
tienen que rapar la cabeza; no deben tener contacto comienza la pasión desordenada de Sansón por las
con las personas muertas, además el voto o consagra- mujeres filisteas. Sansón al parecer quiere tener una
ción es durante cierto período de tiempo (Nm 6,1- mujer en cada región de los filisteos, comenzando con
21). Nótese cómo la mujer de Manoj juega un rol pro- Timná, donde ve a una muchacha filistea (14,1), si-
tagonista en esta historia; es ella la que tiene la visión guiendo con Gaza, donde encuentra a una prostituta
del mensajero de Dios; es ella la que reconoce que es (16,1) y por último, llega al valle de Sorec, donde en-
un «mensajero divino» y tranquiliza a su esposo de cuentra a Dalila (16,4). Sansón se olvida así de las ex-
que no morirán por haber visto al ángel de Dios. En hortaciones y advertencias de Josué y se mezcla con
esta mujer anónima tenemos un modelo para descu- los paganos en matrimonio (Jos 23,12; Dt 7,3). Nues-
JUECES 14 344
Le contestaron: 1 Algún tiempo después, cuando se
–A ver, di la adivinanza. 15 cosechaba el trigo, Sansón fue a vi-
14 Él dijo: sitar a su mujer, y le llevaba un cabrito.
–Del que come salió comida, del fuerte Pensó:
salió dulzura. –Quiero estar a solas con mi mujer en la
Durante los tres primeros días no pu- habitación.
dieron dar con la solución. 15 Al cuarto día Pero su suegro no lo dejó entrar, 2 di-
le dijeron a la mujer de Sansón: ciendo:
–Engaña a tu marido, a ver si nos ente- –Yo estaba seguro de que la habías abo-
ramos de la solución, que si no, te quema- rrecido, por eso se la di a uno de tus com-
mos a ti y a la casa de tu padre. ¿O es que pañeros. Pero su hermana la pequeña es
nos han invitado para dejarnos sin nada? más guapa, acéptala en vez de la otra.
16 Entonces la mujer de Sansón se puso 3 Sansón replicó:
a llorar en sus brazos y le dijo: –Esta vez soy inocente del daño que voy
–Tú no me quieres. Tú me odias. A mis a hacer a los filisteos.
compatriotas les has propuesto una adivi- 4 Fue y atrapó trescientas zorras; prepa-
nanza y a mí no me dices la solución. ró antorchas, ató las zorras rabo con rabo,
Él le contestó: con una antorcha entre los dos rabos,
–¡No se la he dicho a mi padre ni a mi 5 prendió fuego a las antorchas y soltó las
madre y te la voy a decir a ti! zorras por los sembrados de los filisteos, in-
17 Pero ella le estuvo llorando los siete cendiando los haces, el trigo aún sin reco-
días del convite. Al fin, el día séptimo –tan- ger e incluso viñas y olivares.
to le importunaba– le dijo la solución, y ella 6 Los filisteos preguntaron:
se la dijo a sus compatriotas. 18 Y éstos die- –¿Quién ha sido?
ron la respuesta a Sansón el día séptimo, Les respondieron:
antes de que entrase en la alcoba: –Sansón, el yerno del timnita, porque le
¿Qué más dulce que la miel, quitó su mujer y se la dio a un compañero.
qué más fuerte que el león? Entonces subieron los filisteos y pren-
Sansón repuso: dieron fuego a la mujer y a la casa de su
Si no hubieran arado padre. 7 Sansón les dijo:
con mi ternera, –Por haber hecho eso, no pararé hasta
no habrían resuelto mi adivinanza. haberme vengado de ustedes.
19 Entonces lo invadió el Espíritu del Se- 8 Y los atacó con tal furia que no les dejó

ñor, bajó a Ascalón, mató allí a treinta hom- hueso sano. Luego se fue a vivir en la cue-
bres, los desnudó y dio las prendas a los va del Sela Etam.
que habían acertado la adivinanza. Des- 9 Los filisteos fueron y acamparon contra
pués, enfurecido, se volvió a casa de su pa- Judá, haciendo incursiones por la zona de
dre. 20 Y su mujer pasó a pertenecer a uno de Lejí. 10 Judá protestó:
los compañeros que habían cuidado de él. –¿Por qué han subido contra nosotros?

tro «héroe» al querer contraer matrimonio con muje- Tanto, la viña, como el león (14,6) y la miel (14,8)
res extranjeras está poniendo en peligro la relación de unen la vida de Sansón con sus mujeres filisteas. En
Dios con su pueblo. Los padres de Sansón saben lo cada historia Sansón busca desesperadamente el
vulnerable y lo difícil que resulta este tipo de alianza amor –aunque sea infiel–, y en cada escena se en-
y le advierten del peligro. El autor es bastante bené- cuentra con el peligro. La relación de amor-muerte
volo con Sansón, porque nos informa que: Dios así lo está acechando en cada momento al desdichado
quería, para tener un pretexto contra los filisteos Sansón. Éste tiene que aprender una y otra vez a con-
(14,4). Inmediatamente después, el autor nos presen- fiar en Dios, que misteriosamente sigue actuando en
ta a Sansón cerca de las viñas de Timná (14,5). En el su vida. Finalmente, cuando Sansón es humillado por
contexto de la boda, las viñas son asociadas con de- sus enemigos, ciego y sin fuerzas, encuentra la forta-
seos eróticos (Cant 1,2; 2,13; 4,16; 5,1; 6,11; 7,2-12; leza nuevamente en Dios. Solamente cuando se hace
8,2). El vino dentro del matrimonio era un símbolo de vulnerable y débil Dios le da la victoria y reina la paz
alegría y regocijo, pero no para nuestro héroe, que es- sobre Israel.
taba dedicado y consagrado a Dios.
345 JUECES 16
Los filisteos contestaron: Toda la noche estuvieron tranquilos, di-
–Venimos a capturar a Sansón para de- ciéndose:
volverle lo que nos hizo. –Al amanecer lo matamos.
11 Entonces bajaron tres mil judíos a la 3 Sansón estuvo acostado hasta me-
cueva de Sela Etam y dijeron a Sansón: dianoche; a medianoche se levantó, agarró
–Pero, ¿no sabes que estamos bajo el las hojas de la puerta de la ciudad y el mar-
dominio filisteo? ¿Por qué nos has hecho co que la sostenía, los arrancó con cerrojos
esto? y todo, se los cargó a la espalda y los subió
Les respondió: a la cima del monte, frente a Hebrón.
–Les he pagado con la misma moneda. 4 Más tarde se enamoró Sansón de una
12 Insistieron:
mujer de Valle Sorec, llamada Dalila. 5 Los
–Hemos venido para apresarte y entre- príncipes filisteos fueron a visitarla y le dije-
garte a los filisteos. ron:
Sansón les dijo: –Sedúcelo y averigua de dónde le viene
–Júrenme que no me matarán. su gran fuerza y qué podríamos hacer para
13 Le juraron:
sujetarlo y domarlo. Te daremos cada uno
–Sólo queremos apresarte y entregarte, mil cien monedas de plata.
no pretendemos matarte. 6 Dalila le dijo a Sansón:
Entonces lo ataron con dos sogas nue- –Anda, dime el secreto de tu gran fuerza
vas y lo sacaron de su escondite. y cómo se te podría sujetar y domar.
14 Cuando llegó a Lejí, los filisteos sa-
7 Sansón le respondió:
lieron a recibirlo dando gritos de triunfo; en- –Si me atan con siete cuerdas hu-
tonces el Espíritu del Señor se apoderó de medecidas, sin dejarlas secar, perderé la
él, y las sogas de sus brazos fueron como fuerza y seré como uno cualquiera.
mecha que se quema, y las ataduras de sus 8 Los príncipes filisteos le llevaron a Da-
manos se deshicieron. 15 Allí mismo encon- lila siete cuerdas humedecidas, sin dejarlas
tró una quijada de asno, todavía fresca, ex- secar, y lo ató con ellas. 9 Y como ya antes
tendió su mano, la empuñó y con ella mató había escondido a unos hombres en su ha-
a mil hombres. 16 Después dijo: bitación, ella gritó:
Con la quijada de un burro, –¡Sansón, te atacan los filisteos!
hice dos pilas de cadáveres, El rompió las cuerdas como se rompe
con la quijada de un burro un cordón quemado, y no se supo el secre-
maté a mil hombres. to de su fuerza.
17 Al terminar, tiró la quijada y llamó a 10 Dalila se le quejó:

aquel sitio Ramat Lejí. 18 Pero sentía una –Vaya, me has engañado; me has dicho
sed enorme y gritó al Señor: una mentira. Anda, dime cómo se te puede
–Tú me has concedido esta gran victo- sujetar.
ria, ¡y ahora voy a morir de sed y a caer en 11 Él respondió:

manos de esos incircuncisos! –Si me atan bien con sogas nuevas, sin
19 Entonces Dios abrió el pilón que hay estrenar, perderé la fuerza y seré como uno
en Lejí y brotó agua. Sansón bebió, recupe- cualquiera.
ró las fuerzas y revivió. Por eso a la fuente 12 Dalila tomó sogas nuevas y lo ató con

de Lejí se la llama hasta hoy En Haqqoré. ellas. Y le gritó:


20 Sansón gobernó a Israel durante la domi- –¡Sansón, te atacan los filisteos!
nación filistea veinte años. También esta vez ella había escondido
unos hombres en su habitación. Pero él
1 Sansón fue a Gaza, vio allí una rompió las sogas de sus brazos, como si
16 prostituta y entró en su casa. 2 Co- fueran un hilo.
rrió la voz entre los de Gaza: 13 Dalila se le quejó:
–¡Ha venido Sansón! –Hasta ahora me has engañado, me has
Entonces lo cercaron y se quedaron vi- dicho una mentira. Anda, dime cómo se te
gilando junto a la puerta de la ciudad. puede sujetar.
JUECES 16 346
Él respondió: cárcel. 22 Pero el pelo de la cabeza le em-
–Si trenzas las siete trenzas de mi cabe- pezó a crecer apenas cortado.
23 Los príncipes filisteos se reunieron
llera con la urdimbre de un tejido y las fijas
con una clavija, perderé la fuerza y seré para tener un gran banquete en honor de su
como uno cualquiera. dios Dagón y hacer fiesta. Ellos cantaban:
24 Nuestro dios nos ha entregado
14 Dalila lo dejó dormirse y le trenzó
las siete trenzas de la cabeza con la urdim- a Sansón, nuestro enemigo.
25 Cuando ya estaban alegres, dijeron:
bre y las fijó con la clavija en el suelo, y le
gritó: –Saquen a Sansón, para que nos di-
–¡Sansón, te atacan los filisteos! vierta.
Él despertó y arrancó la clavija y la ur- Sacaron a Sansón de la cárcel, y bailaba
dimbre. en su presencia. Luego lo pusieron de pie
15 Ella se le quejó: entre las columnas. 24 La gente al verlo ala-
–¡Y luego dices que me quieres, pero tu bó a su dios:
corazón no es mío! Es la tercera vez que me Nuestro dios nos ha entregado
engañas y no me dices el secreto de tu a Sansón, nuestro enemigo,
fuerza. que asolaba nuestros campos
16 Y como lo importunaba con sus que- y aumentaba nuestros muertos.
26 Sansón rogó al niño que lo llevaba de
jas día tras día hasta marearlo, Sansón, ya
desesperado, 17 le dijo su secreto: la mano:
–Nunca ha pasado la navaja por mi ca- –Déjame tocar las columnas que sostie-
beza, porque estoy consagrado a Dios des- nen el edificio para apoyarme en ellas.
27 La sala estaba repleta de hombres y
de antes de nacer. Si me corto el pelo per-
deré la fuerza, me quedaré débil y seré mujeres; estaban allí todos los príncipes fi-
como uno cualquiera. listeos, y en la galería había unos tres mil
18 Dalila se dio cuenta de que le había di-
hombres y mujeres, viendo bailar a Sansón.
28 Entonces él invocó al Señor:
cho su secreto, y mandó llamar a los prín- –¡Señor, acuérdate de mí! Dame la fuer-
cipes filisteos: za al menos esta vez para poder vengar en
–Vengan ahora, que me ha dicho su se- los filisteos, de un solo golpe, la pérdida de
creto. los dos ojos.
Los príncipes fueron allá, con el dinero. 29 Palpó las dos columnas centrales,
19 Dalila dejó que Sansón se durmiera en
apoyó las manos contra ellas, la derecha
sus rodillas, y entonces llamó a un hombre, sobre una y la izquierda sobre la otra, 30 y
que cortó las siete trenzas de la cabellera exclamó: ¡Muera yo con los filisteos!, abrió
de Sansón, y Sansón empezó a debilitarse, los brazos con fuerza, y el edificio se de-
su fuerza desapareció. 20 Dalila gritó: rrumbó sobre los príncipes y sobre la gente
–¡Sansón, te atacan los filisteos! que estaba allí. Los que mató Sansón al
Él despertó y se dijo: morir fueron más que los que mató en vida.
–Saldré como otras veces y me los sa- 31 Luego bajaron sus parientes y toda su
cudiré de encima. Pero no sabía que el Se- familia, recogieron el cadáver y lo llevaron
ñor lo había abandonado. a enterrar entre Sorá y Estaol, en la sepul-
21 Los filisteos lo agarraron, le vaciaron tura de su padre, Manoj.
los ojos y lo bajaron a Gaza; lo ataron con Sansón había gobernado a Israel veinte
cadenas y lo tenían moliendo grano en la años.
347 JUECES 18
LA CONFEDERACIÓN ISRAELITA
Micá, el ídolo y el levita –Quédate conmigo, y serás para mí un
1 Había un hombre en la serranía de padre y un sacerdote. Te daré diez mone-
17 Efraín llamado Micá. 2a Un día dijo a das al año, ropa y comida.
su madre: Y lo convenció.
11 Así, el levita accedió a quedarse con
–Aquellas mil cien monedas que te de-
saparecieron, por los que echaste una mal- él, y Micá lo trató como a un hijo. 12 Lo con-
dición en mi presencia, mira, ese dinero yo sagró, y el joven estuvo en casa de Micá
lo tengo, yo lo tomé. 3b Pero ahora te lo de- como sacerdote. 13 Micá pensó:
vuelvo. –Ahora estoy seguro de que el Señor me
2b Su madre exclamó: favorecerá, porque tengo a un levita de sa-
–¡Dios te bendiga, hijo mío! cerdote.
3a Trajo a su madre las mil cien mo-
Los danitas
nedas, y ella dijo: 1 Porentonces no había rey en Is-
–Consagro este dinero mío al Señor, en 18 rael. Entonces también la tribu de
favor de mi hijo, para hacer una estatua re- Dan andaba en busca de su herencia para
vestida de metal fundido. establecerse, porque aún no había recibido
4 Entonces entregó el dinero a su madre;
su herencia entre las tribus de Israel.
ella tomó doscientas monedas, se las llevó 2 Los danitas enviaron a cinco de sus
al platero, que les hizo una estatua recu- hombres, gente valiente, de Sorá y Estaol,
bierta de metal, y la pusieron en casa de a explorar el país, con el encargo de exa-
Micá. minar el país. Fueron a la serranía de Efra-
5 Aquel Micá tenía un lugar de culto, hizo
ín y llegaron a casa de Micá para hacer no-
un efod y unos ídolos familiares y consagró che allí.
sacerdote a uno de sus hijos. 3 Cuando estaban cerca de la casa de
6 Por entonces no había rey en Israel.
Micá, reconocieron la voz del levita y se
Cada uno hacía lo que le parecía bien. acercaron. Le preguntaron:
7 Un joven de Belén de Judá, de la tribu
–¿Quién te trajo acá? ¿Qué haces aquí?
de Judá, que era levita y residía allí como ¿En qué te ocupas?
emigrante, 8 salió de Belén de Judá con in- 4 Él les contó cómo lo había traído Micá,
tención de establecerse donde pudiera; fue y añadió:
a la serranía de Efraín, y, de camino, fue a –Me ha contratado para que sea su sa-
dar a casa de Micá. cerdote.
9 Éste le preguntó: 5 Ellos le pidieron:
–¿De dónde vienes? –Consulta a Dios, a ver si va a salirnos
El levita respondió: bien este viaje que estamos haciendo.
–De Belén de Judá. Voy de camino, con 6 El sacerdote les dio esta respuesta:
intención de establecerme donde pueda. –Vayan tranquilos. El Señor ve con bue-
10 Micá le dijo: nos ojos su viaje.

17,1–18,31 Micá, el ídolo y el levita – Los dani- caos político entre las tribus de Israel. El epílogo nos
tas. Con la muerte de Sansón se acaba la serie de jue- informa en el transcurso de la narración que por en-
ces y héroes. El epílogo del libro nos reserva aún dos tonces no había rey en Israel. Cada uno hacía lo que
abominaciones que cometerán los hijos de Israel en le parecía bien (17,6; 18,1; 19,1; 21,25). Desde el ini-
las serranías de Efraín. Los capítulos 17s cuentan la mi- cio de cada sección, el lector puede esperar lo peor,
gración de los danitas, centrando la narración en el porque Dios está en «silencio» y los israelitas no son
«levita errante». En estos capítulos, la ausencia de una capaces de hacer justicia. No hay ningún líder que
autoridad religiosa hace que los sacerdotes hagan lo tenga la suficiente fuerza moral para unir a las tribus
que quieran. No olvidemos que los hombres de la tri- en el culto al Señor.
bu de Leví estaban dedicados al culto (Nm 3). La últi- ¿Qué sucede cuando tratamos de vivir sin Dios?
ma parte del libro (19–21) nos narra la escalofriante ¿Qué sucede cuando cada uno hacemos lo que es
historia de la concubina de un Levita, que es violada bueno a nuestros ojos?
toda la noche. La muerte de esta victima provocará un
JUECES 18 348
7 Los cinco hombres se pusieron en ca- viene más: ser sacerdote en casa de un par-
mino y llegaron a Lais. Observaron a la ticular o sacerdote de una tribu y un clan is-
gente que vivía en aquel lugar: era gente raelita?
confiada, como suelen ser los fenicios; viví- 20 Al sacerdote le gustó. Recogió el efod,
an tranquilos y seguros, nadie cometía ac- los ídolos familiares y la estatua de metal y
ciones ignominiosas y estaban bien abaste- se fue con ellos. 21 Emprendieron la mar-
cidos. Sidón les quedaba lejos y no tenían cha, colocando al frente a las mujeres, los
relaciones con los sirios. niños, el ganado y sus enseres. 22 Iban ya
8 Los exploradores volvieron a Sorá y lejos de la casa, cuando Micá y los que es-
Estaol, donde estaban sus hermanos, que taban junto a la casa, dando la alarma, los
les preguntaron: persiguieron de cerca. 23 Como venían gri-
–Hermanos, ¿qué noticias traen? tando, los danitas miraron atrás y pregun-
9 Respondieron: taron a Micá:
–¡Vamos, marchemos contra ellos! He- –¿Qué te pasa, que has dado la alarma?
24 Micá contestó:
mos visto aquel país, y es de lo mejor. ¿Por
qué se quedan quietos? No duden en mar- –Me han robado mi dios, que me había
char allá a apoderarse del país; 10 que se hecho, y mi sacerdote y se van sin dejarme
van a encontrar con una gente confiada, nada, ¿y todavía se atreven a preguntarme
unos terrenos espaciosos que Dios les da, qué me pasa?
25 Los danitas le contestaron:
un sitio donde no escasean los productos
del campo. –¡No nos levantes la voz! No sea que al-
11 Entonces emigraron de Sorá y Estaol gunos de los nuestros pierdan la paciencia
seiscientos hombres armados de la tribu de y te ataquen, y acaben perdiendo la vida
Dan. 12 Subieron y acamparon cerca de tanto tú como tus familiares.
26 Y siguieron su camino. Micá tuvo mie-
Quiriat Yearim de Judá; por eso aquel sitio
se llama hasta hoy Majné Dan. Queda a po- do, porque eran más fuertes ellos, y se vol-
niente de Quiriat Yearim. 13 Desde allí pasa- vió a casa.
27 Los danitas, con el ídolo que había he-
ron la montaña de Efraín y llegaron cerca
de la casa de Micá. cho Micá y con el sacerdote que tenía, fue-
14 Los cinco exploradores del país dije- ron a Lais, a aquella gente tranquila y con-
ron a sus hermanos: fiada. Los pasaron a cuchillo e incendiaron
–Sepan que en esta casa hay un efod, la ciudad. 28 No hubo quien los librara, por-
unos ídolos familiares y una estatua de me- que estaban lejos de Sidón y no tenían re-
tal fundido. Ustedes verán lo que tienen que laciones con los sirios. Estaba situada en el
hacer. valle que llaman Bet-Rejob. La reconstru-
15 Se desviaron hacia allá, llegaron a yeron y se instalaron en ella, 29 llamándola
casa del levita y lo saludaron. 16 Los seis- Dan, en recuerdo del patriarca hijo de Is-
cientos danitas armados se quedaron en rael. Antiguamente se llamaba Lais.
30 Los danitas erigieron la estatua. Y Jo-
guardia junto al portal de entrada, 17 y los
cinco exploradores del país se adelantaron natán, hijo de Guersón, hijo de Moisés, con
y se metieron dentro a tomar la estatua, el sus hijos, fueron sacerdotes de la tribu de
efod, los ídolos familiares y al sacerdote, Dan hasta el destierro. 31 Todo el tiempo
mientras los seiscientos hombres armados que estuvo el templo de Dios en Siló tuvie-
estaban en guardia junto al portal de entra- ron instalada entre ellos la estatua de Micá.
da. 18 Se metieron en la casa y tomaron la El crimen de Guibeá
estatua de metal, el efod e ídolos familiares, (Gn 19)
pero el sacerdote les dijo: 1 Enaquel tiempo no había rey en
–¿Qué están haciendo? 19 Israel. En la serranía de Efraín vivía
19 Le contestaron: un levita que tenía una concubina de Belén
–¡Cállate y ven con nosotros! Queremos de Judá. 2 Ella le fue infiel y se marchó a
que nos sirvas como sacerdote y que seas casa de su padre, a Belén de Judá, y estu-
como un padre para nosotros. ¿Qué te con- vo allí cuatro meses. 3 Su marido se puso
349 JUECES 19
en camino tras ella, a ver si la convencía –Podemos desviarnos hacia esa ciudad
para que volviese. Llevó consigo un criado de los jebuseos y hacer noche en ella.
y un par de burros. Llegó a casa de su sue- 12 Pero el amo le respondió:
gro, y al verlo, el padre de la chica salió –No vamos a ir a una ciudad de ex-
todo contento a recibirlo. 4 Su suegro, el pa- tranjeros, de gente no israelita. Seguiremos
dre de la chica, lo retuvo, y el levita se que- hasta Guibeá.
dó con él tres días, comiendo, bebiendo y 13 Y añadió:
durmiendo allí. 5 Al cuarto día madrugó y
se preparó para marchar. Pero el padre de –Vamos a acercarnos a uno de esos lu-
la chica le dijo: gares, y pasaremos la noche en Guibeá o
–Repara antes tus fuerzas, prueba un en Ramá.
14 Siguieron su camino, y cuando el sol
bocado y luego te irás.
6 Se sentaron a comer y beber juntos.
se ponía llegaron a Guibeá de Benjamín.
15 Se dirigieron allá para entrar a pasar la
Después el padre de la chica dijo al yerno: noche. El levita entró en el pueblo y se ins-
–Anda, quédate otro día, que te sentará taló en la plaza, pero nadie los invitó a su
bien. casa a pasar la noche.
7 El levita se disponía a marchar; pero su
16 Ya de tarde llegó un viejo de su la-
suegro le insistió tanto, que cambió de pa- branza. Era oriundo de la sierra de Efraín, y,
recer y se quedó allí. por tanto, emigrante también él en Guibeá.
8 A la mañana del quinto día madrugó
Los del pueblo eran benjaminitas.
para marchar, y el padre de la chica le dijo: 17 El viejo alzó los ojos y vio al viajero en
–Anda, repón fuerzas.
Y se entretuvieron comiendo juntos, la plaza del pueblo. Le preguntó:
hasta avanzado el día. –¿Adónde vas y de dónde vienes?
9 Cuando el levita se levantó para mar- 18 Le respondió:

char con su concubina y el criado, el sue- –Vamos de paso, desde Belén de Judá
gro, el padre de la chica, le dijo: hasta la serranía de Efraín; yo soy de allí y
–Mira, ya se hace tarde; pasa aquí la no- vuelvo de Belén a mi casa; pero nadie me
che, que te sentará bien; mañana madru- invita a la suya, 19 y eso que traigo paja y
gas y haces el camino a casa. 10 Pero el le- forraje para los burros, y tengo comida para
vita no quiso quedarse y emprendió el mí, para tu servidora y para el criado que
viaje; así llegó frente a Jebús –o sea, Jeru- acompaña a tu servidor. No nos falta nada.
salén–. Iba con los dos burros aparejados, 20 El viejo le dijo:

la concubina y el criado. 11 Llegaron cerca –¡Sé bienvenido! Yo me haré cargo de


de Jebús al atardecer, y le dice el criado a todo lo que necesites. No voy a permitir
su amo: que pases la noche en la plaza.

19,1-21 El crimen de Guibeá. Con la historia del Lot y del anciano de Guibeá constituye una evidencia
levita y su concubina, entramos a un mundo de terror. clara de lo importante que era la protección del hués-
La indignación de Guibeá está rodeada de misterio y ped. Lot prefirió ofrecer a sus hijas vírgenes a los so-
ambigüedad. Dios permanece en silencio en toda la domitas (Gn 19,8), y el anciano de Guibeá hará lo
historia. En esta narración no hay intervención divina mismo para poder salvar el honor de su huésped. La
para salvar a la concubina, como en el caso de Lot (Gn historia del levita hace eco, casi literalmente, de la
19,8), posiblemente porque la protagonista es una historia de Lot (Gn 19,1-9), con algunas diferencias.
mujer. No aparece ningún mensajero celestial como Muchas personas han querido encontrar tanto en la
en el caso de Gedeón (6,12) y de la madre de Sansón historia de Sodoma, como en esta historia una con-
(13,3); tampoco aparece ningún ángel (2,1-5) o pro- denación a la «homosexualidad». Debemos evitar el
feta (6,7-10) que hablen a favor de la pobre mucha- anacronismo al interpretar la Biblia. La palabra homo-
cha. Dios no suplica ni argumenta (10,11-14), ni en- sexual aparece recién en el s. XIX. En estas dos histo-
vía a un salvador (3,9). Parece que Dios hubiese rias el verdadero crimen es la inhospitalidad, violencia
encontrado en el sacrificio de la concubina la mejor y agresión fálica contra los extranjeros. En ambas his-
manera de castigar a todo el pueblo por su idolatría. torias, el falo sirve como arma de agresión que esta-
En las sociedades nómadas la hospitalidad hacia los blece la relación de dominio y sumisión, prácticas
extranjeros era una obligación sagrada. La historia de muy usadas en las guerras.
JUECES 19 350
21 Lo metió en su casa, dio de comer a –Levántate, vamos.
los burros, los viajeros se lavaron los pies y Pero no respondía. Entonces la recogió,
se pusieron a cenar. la cargó sobre el burro y emprendió el via-
La tragedia
je hacia su pueblo.
29 Cuando llegó a su casa, agarró un cu-
22 Estaban pasando un momento agra-
chillo, tomó el cadáver de su concubina, lo
dable cuando los del pueblo, unos perverti- despedazó en doce trozos y los envió por
dos, rodearon la casa, y golpeando la puer- todo Israel.
ta, gritaron al viejo, dueño de la casa: 30 Cuantos lo vieron comentaban:
–Saca al hombre que ha entrado en tu –Nunca ocurrió ni se vio cosa igual des-
casa, para que nos aprovechemos de él. de el día en que salieron los israelitas de
23 El dueño de la casa salió afuera y les
Egipto hasta hoy. Reflexionen, deliberen y
rogó: decidan.
–Por favor, hermanos, por favor, no ha-
gan una barbaridad con ese hombre, por- La guerra
que ese hombre es mi huésped; ¡no come- 1 Todos los israelitas, desde Dan

tan tal infamia! 24 Miren, están mi hija y su 20 hasta Berseba, incluido el país de
concubina; las voy a sacar para que abusen Galaad, fueron como un solo hombre a reu-
de ellas y hagan con ellas lo que quieran; nirse en asamblea ante el Señor en Mispá.
pero a ese hombre no se les ocurra hacerle 2 Asistieron a la asamblea del pueblo de

tal infamia. Dios los dignatarios del pueblo y todas las


25 Como no querían hacerle caso, el levi- tribus de Israel: cuatrocientos mil soldados
ta tomó a su mujer y la sacó afuera. Ellos armados de espada.
se aprovecharon de ella y la maltrataron 3 Los benjaminitas se enteraron de que

toda la noche hasta la madrugada; cuando los israelitas habían ido a Mispá. Los israe-
amanecía la soltaron. litas empezaron:
26 Al rayar el día volvió la mujer y se –Ustedes dirán cómo se cometió ese cri-
desplomó ante la puerta de la casa donde men.
se había hospedado su marido; allí quedó 4 El levita, marido de la que había sido
hasta que clareó. asesinada, respondió:
27 Su marido se levantó a la mañana, –Mi mujer y yo llegamos a Guibeá de
abrió la puerta de la casa, y salía ya para Benjamín para pasar la noche. 5 Los del
seguir el viaje, cuando encontró a la concu- pueblo se levantaron contra mí, rodearon la
bina caída a la puerta de la casa, las manos casa de noche intentando matarme, y abu-
sobre el umbral. 28 Le dijo: saron de mi mujer hasta hacerla morir.

19,22-30 La tragedia. La infortunada mujer es vio- vántate, vamos» (19,28) como si nada hubiese pasa-
lada durante toda la noche hasta que amanece (25). do. ¿Está muerta la mujer? La versión de los LXX ofi-
En toda el relato ella ha permanecido en silencio. Se cialmente anuncia que la mujer está muerta; el texto
habla sobre ella, se negocia con su cuerpo, no sabe- hebreo es más ambivalente al respecto. Cuando el le-
mos si ella quería volver con su marido; su padre y el vita entra en casa, toma el cuchillo y descuartiza a la
levita deciden por ella. Ahora, se encuentra más sola mujer en doce partes, quien, al parecer, se encuentra
que nunca; abandonada por su padre, traicionada aún con vida. La anónima concubina, que durante
por su marido y violada por algunos hombres violen- toda la historia ha sido silenciada, ahora «habla» a tra-
tos de la ciudad. La triste historia termina cuando la vés de su desmembrado cuerpo a todo Israel, pero su
mujer cae en las manos del levita, en el umbral de la mensaje sigue siendo el de su opresor, porque el levi-
puerta de la casa (27). En este punto el lector se pue- ta manipula y malinterpreta la heroica muerte de la
de preguntar quién es peor, ¿la gente perversa que mujer.
viola durante toda la noche a la concubina? O, ¿el 20,1-48 La guerra. La maldad del levita se vuelve
«desmemoriado» levita que actúa como si nada hu- aún más obvia cuando deliberadamente miente y ma-
biese pasado con su concubina? La actitud del levita nipula la muerte de su concubina para su propio inte-
es imperdonable, la sacrifica una vez y la vuelve a sa- rés, frente a los hijos de Israel que se reúnen en Mis-
crificar al querer olvidar el evento de la noche ante- pá. Claro está que el levita omite decir que su
rior, cuando emerge de la casa de su anfitrión por la negligencia y su maldad fueron las verdaderas cau-
mañana. Y le dice las más escalofriantes palabras: «Le- santes de la muerte de la concubina. En primer lugar,
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6 Entonces tomé a la concubina, la despe- –¿Quién de nosotros será el primero en
dacé y envié los trozos por toda la herencia subir a luchar contra los benjaminitas?
de Israel, porque se había cometido un cri- El Señor respondió:
men infame en Israel. 7 Todos ustedes son –Judá será el primero.
israelitas: deliberen y tomen una decisión. 19 Los israelitas se levantaron temprano
8 Todo el pueblo se puso en pie como un y acamparon frente a Guibeá. 20 Salieron al
solo hombre, diciendo: combate contra Benjamín y formaron fren-
–Ninguno de nosotros marchará a su te a Guibeá. 21 Pero los benjaminitas salie-
tienda ni se volverá a su casa. 9 Ahora va- ron de Guibeá y dejaron tendidos en tierra
mos a actuar así contra Guibeá: sorteare- aquel día a veinte mil israelitas.
mos los que han de atacarla; 10 de todas las 23 Los israelitas fueron a Betel a llorar
tribus de Israel tomaremos diez hombres de ante el Señor hasta la tarde. Le consulta-
cada cien, cien de cada mil, mil de cada ron:
diez mil, para encargarse de los víveres del –¿Volvemos a presentar batalla a nues-
ejército que irá contra Guibeá de Benjamín tro hermano Benjamín?
a castigar como se merece esa infamia que El Señor respondió:
han cometido en Israel. –Suban a atacarlo.
11 Todos los israelitas, como un solo 22 Entonces se rehicieron, volvieron a
hombre, se reunieron contra la ciudad. formar en orden de batalla en el mismo si-
12 Entonces las tribus israelitas mandaron tio que el día anterior y 24 se acercaron a los
emisarios a la tribu de Benjamín a decirles: de Benjamín aquel segundo día. 25 Pero los
–¿Qué explicación dan del crimen que de Benjamín salieron a su encuentro desde
se ha cometido entre ustedes? 13 Entreguen Guibeá aquel segundo día y dejaron tendi-
a esos pervertidos de Guibeá, para que los dos en tierra otros dieciocho mil israelitas
matemos y así se borre este crimen de en armados de espada.
medio de Israel. 26 Entonces subieron a Betel todos los
Pero los de Benjamín no quisieron hacer israelitas, todo el ejército, a llorar allí, sen-
caso de sus hermanos los israelitas. tados ante el Señor. Ayunaron aquel día
14 Desde sus ciudades se congregaron en hasta la tarde, ofrecieron al Señor holo-
Guibeá para ir a la guerra contra los israe- caustos y sacrificios de comunión 27 y le
litas. 15 De las ciudades de Benjamín se consultaron porque en aquella época esta-
alistaron aquel día veintiséis mil hombres ba allí el arca de la alianza 28 y oficiaba Fi-
armados de espada, sin contar a los veci- neés, hijo de Eleazar, hijo de Aarón:
nos de Guibeá. 16 En todo aquel ejército se –¿Volvemos a salir al combate contra
alistaron setecientos zurdos, hombres que nuestro hermano Benjamín, o desistimos?
manejaban tan bien la honda, que podían El Señor respondió:
darle con la piedra a un cabello, sin fallar –Ataquen, que mañana se lo entregaré.
el tiro. 29 Entonces pusieron emboscadas en
17 Los israelitas, excluidos los ben- torno a Guibeá 30 y marcharon contra Ben-
jaminitas, alistaron cuatrocientos mil hom- jamín el tercer día, formando frente a Gui-
bres armados de espada, todos ellos gente beá como las otras veces.
aguerrida. 18 Se pusieron en camino hacia 31 Los benjaminitas salieron a su en-
Betel y consultaron a Dios: cuentro, alejándose del pueblo, y como las
no dice que tuvo la oportunidad de pasar la noche en rada persona. El levita manipula maquiavélicamente
otra ciudad (19,11). En segundo, tampoco les comen- los hechos logrando su propósito. La «indignación»
ta que él era el objeto de la violencia fálica de algunos que ha sufrido el levita demanda la solidaridad de
hombres de Guibeá (19,22). En tercer lugar, bajo nin- todo Israel. Por esta razón, aun Dios toma partido por
gún concepto les informa que él fue quien empujo a la causa del levita contra la gente impía de Guibeá.
la concubina fuera de la casa. Por último, el levita Dios es el que vence a Benjamín (35). El Dios de Is-
omite contar que encontró a la concubina en el um- rael reaparece, en medio del caos, para salvar a las
bral de la puerta, posiblemente aún con vida, pero, en pocas personas justas que luchan por erradicar de la
lugar de ayudarla, terminó matándola para mover al comunidad la falta de respeto a las leyes de la hospi-
pueblo entero a mostrar solidaridad con su deshon- talidad.
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otras veces, empezaron a destrozar y herir 41 entonces los israelitas presentaron bata-
por los caminos, el que sube a Betel y el lla, y los de Benjamín quedaron aterroriza-
que va a Gabaón. Así mataron en campo dos viendo que el desastre se les echaba
abierto a unos treinta israelitas, 32 y comen- encima, 42 y huyeron ante los israelitas, ca-
taron: mino del desierto, con el enemigo pisándo-
–Ya están derrotados, como el primer les los talones.
día. Los que habían arrasado el pueblo les
Pero es que los israelitas habían con- cortaron el paso y 43 los dividieron, persi-
venido: guiéndolos sin descanso; los persiguieron
–Emprenderemos la huida para alejarlos hasta llegar frente a Guibeá, al oriente.
44 Las bajas de Benjamín fueron dieciocho
de la ciudad hacia los caminos.
33 El grueso del ejército se reorganizó en mil hombres, todos soldados.
45 En su huida se dirigieron hacia el de-
Baal-Tamar. Los que estaban emboscados
salieron de sus posiciones desde el claro de sierto, a Sela Harrimón; pero los israelitas
Guibeá. dieron alcance a cinco mil por los caminos,
34 Diez mil hombres selectos de Israel los persiguieron de cerca, hasta Guideán, y
llegaron delante de Guibeá, y se entabló un les mataron dos mil hombres. 46 Las bajas
combate reñido, sin que los benjaminitas se de Benjamín aquel día fueron veinticinco
dieran cuenta de que el desastre se les mil hombres armados de espada, todos
echaba encima. 35 El Señor los castigó ante gente de guerra. 47 En su huida, seiscientos
Israel: aquel día los israelitas hicieron a hombres se dirigieron hacia el desierto, a
Benjamín veinticinco mil cien bajas, todos Sela Harrimón, y allí estuvieron cuatro me-
soldados armados de espada. ses.
48 Los israelitas se volvieron contra los
36 Los benjaminitas se vieron derrota-
dos. Los israelitas retrocedieron ante Ben- de Benjamín. Los pasaron a cuchillo, desde
jamín, contando con la emboscada que ha- las personas hasta el ganado y todo lo que
bían tendido contra Guibeá. 37 Los de la encontraban; todas las ciudades que en-
emboscada asaltaron Guibeá rápidamente; contraron las incendiaron.
fueron y pasaron a cuchillo a toda la pobla- La paz
ción. 1 Losisraelitas habían hecho este ju-
38 Los israelitas habían convenido con 21 ramento en Mispá:
los de la emboscada en que, cuando hicie- –Ninguno de nosotros dará su hija en
ran subir una humareda desde el pueblo, matrimonio a un benjaminita.
39 ellos presentarían batalla. 2 Fueron a Betel y estuvieron allí sen-
Los de Benjamín lograron matar a unos tados ante Dios hasta la tarde, gritando y
treinta israelitas, con lo que se confiaron, y llorando inconsolables, 3 y decían:
comentaron: –¿Por qué, Señor, Dios de Israel, ha pa-
–Ya están derrotados, como en el primer sado esto en Israel, que ha desaparecido
combate. hoy una tribu de Israel?
40 Pero en aquel momento empezó a su- 4 Al día siguiente madrugaron, constru-
bir la humareda desde el pueblo. Los ben- yeron allí un altar y ofrecieron holocaustos
jaminitas miraron atrás y vieron que el pue- y sacrificios de comunión. 5 Después pre-
blo entero subía en llamas al cielo; guntaron:

21,1-25 La paz. En vez de cantar y bailar después fueron ellos mismos los que hicieron desaparecer a la
de la victoria, los Israelitas se reúnen por última vez en tribu de Benjamín. La descripción de la ceremonia
Betel, donde vuelven a llorar amargamente (2). Los is- que hacen los israelitas en el segundo día en Betel pa-
raelitas no se reúnen a dar las a gracias a Dios por la rece ser una parodia de la ceremonia de la alianza
victoria, sino para quejarse de que una tribu se ha que Moisés realiza con Dios. Moisés también se le-
desgajado hoy de Israel (7). Con grito abierto, los is- vantó temprano y construyó un altar, colocó doce pie-
raelitas le preguntan a Dios: ¿Por qué, Señor, Dios de dras, una por cada tribu de Israel, mató toros y los
Israel, ha pasado esto en Israel? (3). La amnesia que ofreció como holocaustos de reconciliación a Dios (Éx
sufre Israel no tiene límite. No quieren reconocer que 24,4s). La diferencia es que en esta ocasión, los gue-
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–¿Quién de entre todas las tribus de Is- brecha en las tribus israelitas. 16 Los ancia-
rael no acudió a la asamblea ante el Señor? nos de la asamblea se preguntaban:
Porque se habían juramentado solem- –¿Cómo proveer de mujeres a los super-
nemente contra el que no se presentase vivientes? Porque las mujeres de Benjamín
ante el Señor en Mispá, en estos términos: han sido exterminadas. 17 ¡Que los supervi-
morirá irremediablemente. vientes de Benjamín tengan herederos y no
6 Los israelitas sentían lástima por su se borre una tribu de Israel! 18 Claro que
hermano Benjamín y comentaban: nosotros no podemos darles nuestras hijas
–¡Una tribu se ha desgajado hoy de Is- en matrimonio. Porque habían jurado: ¡Mal-
rael! 7 ¿Cómo proveer de mujeres a los su- dito el que dé una mujer a Benjamín!
pervivientes? Porque nosotros nos hemos 19 Entonces propusieron:
juramentado por el Señor a no darles a –Está la fiesta del Señor, que se celebra
nuestras hijas en matrimonio. 8 ¿Quién de todos los años en Siló, al norte de Betel, al
las tribus de Israel no se presentó ante el este del camino que va de Betel a Siquén,
Señor en Mispá? al sur de Libna.
Resultó que ningún hombre de Yabés de 20 Y dieron estas instrucciones a los ben-
Galaad había venido al campamento para jaminitas:
la asamblea; 9 al pasar revista a la tropa, –Vengan a esconderse entre las viñas,
vieron que allí no había nadie de Yabés de 21 y estén atentos: cuando salgan las mu-
Galaad. 10 Entonces la asamblea mandó chachas de Siló a bailar en grupos, salgan
allá doce mil soldados, con esta orden: también ustedes de las viñas, y róbese cada
–Vayan y pasen a cuchillo a Yabés de uno una mujer, y váyanse a su tierra. 22 Si
Galaad, sin perdonar mujeres ni niños. luego vienen sus padres o hermanos a pro-
11 Háganlo de modo que exterminen a to- testar contra ustedes, les diremos: Tengan
dos los hombres y a las mujeres casadas, compasión de ellos, que no las han raptado
dejando con vida a las solteras. como esclavas de guerra ni ustedes se las
Así lo hicieron. 12 Y resultó que en Yabés han dado; porque en ese caso serían culpa-
de Galaad había cuatrocientas muchachas bles.
jóvenes no casadas, y las llevaron al cam- 23 Los benjaminitas lo hicieron así, y de
pamento de Siló, en tierra de Canaán. las danzantes que habían raptado se que-
13 Luego envió la asamblea una embajada a daron con las mujeres que necesitaban.
los benjaminitas de Sela Harrimón, con Después se volvieron a su herencia, re-
propuestas de paz. 14 Los benjaminitas vol- construyeron sus ciudades y las habitaron.
vieron, y los hombres de Israel les dieron 24 Los israelitas se reintegraron, cada
las mujeres que quedaban de Yabés de Ga- uno a su tribu y su clan, y se fueron de allí
laad, pero no hubo para todos. cada cual a su herencia. 25 Por entonces no
15 El pueblo se compadeció de Ben- había rey en Israel; cada uno hacía lo que le
jamín, porque el Señor había abierto una parecía bien.

rreros de Israel se han sentado a ofrecer holocaustos estas palabras se cierra este libro, que nos narra una
con sus manos manchadas de sangre. Lo que es más época de búsqueda, e infidelidades, de amor y des-
triste es que el holocausto de comunión que le ofre- amor, entre Israel y Dios. El lector es invitado a des-
cen a Dios no les arranca el arrepentimiento de sus cubrir la presencia misteriosa de Dios en lo ordinario
muchas iniquidades. Por entonces no había rey en Is- de la vida con sus luces y con sus sombras, para no co-
rael; cada uno hacía lo que le parecía bien (25), con meter los mismos errores del pueblo de Israel.

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