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Con social _y filosofia _ Peter Winch Amorrortu editores Buenos Aires Director de la biblioteca de filosofta, antropolog agién, Pedro Geltman The Idea of « Social Science and its Relation to Philoso- ‘phy, Peter Winch Primera edicién en inglés, 1958; segunda edicién, 19635 séptima reimpresién, 1971 Traduceién, Marfa Rosa Vigané de Bonacalza y fel. Unica edicién en castellano autorizada por Roitledge & Kegan Paul Ltd., Londres, y debidamente protegida en todos los paises. Queda hecho el depésito que previene Ia ley n° 11.723. © Todos los derechos reservados por Amo= rrortu editores S.C. A., Luca 2223, Buenos Aires. La reproduceién total o parcial deste libro en forina idén- tica o modificada, escrita a maquina por el sistema multi- graph, mimeégrafo, impreso, etc., no autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utilizacién debe ser previamente solicitada. Impreso en Ia Argentina, Printed in Argentina. Bibliotece del Institute Teonotégien Autoneme de Méxioe Marina Nacional 250 México 17; DIF 4 20 ome 37249 Denn wenn es schon wakr ist, dass moralische Hondlungen, sie migen 2u noch s0 verschiednen Zeiten, bey noch so verschiednen Vatkern vorkommen, in sich betracktet immer die nchmlichen bleiben: so haben doch darum die nehmi- chen Handlungen nicht immer die nekmlichen Benennun- en, und es ist ungerecht, irgend einer eine andere Benen- nung 2u geben, als dic, welche sie zu ikren Zeiten, und bey ihrem Volk =u haben pflogte. (a.m to ge as assones morals son sempre as misma sin que importn las diferencias entre ls Ep any las sociedades en las que alla acontecen; sn em bargo, lamas acciones no siempre tienen Ios mismos nombres, yno es justo dar a cierta accén tm nombre di tren el qe a en rp po yes pg Gotthold Ephraim Lessing, Anti-Goeze. imam rpuoTeoa Ue, ANGL LENE m, wy 1. Fundamentos filosdficos 1, Propésitos y estrategia Decir que las ciencias sociales estan en su infancia ha He~ gado a ser una perogrullada para los autores de libros de texto relatives al tema, Sostendrén que esto es asi porque las ciencias sociales no se apresuraron a emular a las ci cias naturales y a emanciparse de la tutela sojuzgante de Ia filosofia que hubo una época en la que no se distinguia, claramente entre filosofia y ciencia natural, pero que gra- cias a Ia transformacién de este estado de cosas, ocurrida alrededor del siglo xvx, la ciencia natural progres6 a gran- des saltos desde entonces. En cambio —se nos dice—, tal revolucién no se produjo todavia en las ciencias sociales, 1 solo ahora esta en proceso de realizacién. Quiz la cien- cia social atin no encontré su Newton, pero se estén crean- do las condiciones necesarias para que surja un genio de fsa magnitud, Se recomienda, sobre todo, que sigamos los métodos de la ciencia natural mas que los de la filosofia si queremos lograr algiin progreso significativo, En esta monografia, me propongo examinar eriticamente ‘esa idea de la relacién entre los estudios sociales, Ia filo- sofia y las ciencias naturales. Pero no se debe suponer por ello que lo que debo decir puede alinearse junto a Jos mo vimientos anticientificos reaccionarios que intentan retra~ sar el reloj, y que aparecieron y florecicron en algunos Iugares desde los comienros de Ia ciencia. Mi tinico pro~ pésito es asegurar que el reloj marque el tiempo justo, cualquiera que este sea. Por razones que mis adelante se aclarardn, la filosofia no tiene derecho a ser anticienti ca: si trata de scrlo, solo logrard ponerse en ridiculo. Esos: ataques Ianzados por la filosofia son tan desagradables y faltos de seriedad como intitiles y contrarios a ella misma. Pero igualmente y por las mismas razones, la filosofia. Ache estar alerta frente a las pretensiones extracientificas de la ciencia, La ciencia es uno de los rasgos distintivos mis importantes de Ia época actual, y esto tiende a volver impopular al filésofo, quien puede enfrentar una reaceién ‘similar a Ia que enfrenta el que critica a la monarqufa, Pero cuando la filosofia se convierta en un tema popular, hhabra egado cl momento para que el filésofo considere ‘eudndo erré el camino, Dije que mi propésito era examinar criticamente una con= ‘cepeién corriente de las relaciones entre In filosofia y los ‘estudios sociales, Camo dicha concepeién implica dos tér- ‘minos, una parte de este libro —que a algunos podré pa recer desproporcionadamente grande—~ estar dedicada a ‘analizar cuestiones cuya conexién con la naturaleza de fos testudlios sociales no es evidente a primera vista. El eriterio {que intento sostener presupone una cierta concepeién. de Ta filosofia, que muchos juzgarin tan herética como mi concepeién de la ciencia social misma, En consccuencia, Yy por irrelevante que pueda parecer en un principio, el Anilisis de la indole de la filesofia constituye una parte fesencial del tema del presente libro, Por lo tanto, seria rresgoxo pasar por alto este capftulo inicial considerindolo tun preémbulo tedioso e innecesari. Lo dicho resultaré aun més convincente si esbozo breve- ‘mente la estrategia general del libro. Consistiré en una guerra en das frentes: primero, una critica de algunas ideas contemporéneas prevalecientes en torno de Ia na- turaleza de la filosofia; segundo, una critica de ciertas ideas aetuales dominantes acerca’ de la naturaleza de Tos testudios sociales. La tictica principal seré una maniobra Ge pitwas: se Hegaré al mismo punto argumentando des- ‘de tirecciones opuestas, Completando la analogia militar, ‘mi’ priticipal propésito bélico sera demostrar que los dos frentes’ en’ apariencia diferentes en los cuales s¢ sostiene In queitano son en absolute distintes; que aclarar ta na- turaleda dela filosofia y Ia de Tos estuclios sociales:es equi~ valetite, pues todo estudio de la sociedad digno de mérito debe poster cardcter filoséfico, y toda filosofia que valga Ja pena, ocuparse de la indole ‘de'la sociedad humana, | | | | i. eee 2, La «concepcién subordinada» de la filosofta En honor de John Locke, uno de los genios que Ia presi- den, lamaré « a esa idea de la filosofia que pretenclo eriticar. Los partidarios de la mis. ma citan a menudo con aprobacién el siguiente pasaje de la 1a disineién de A. J. Ayer entre «pontifces> y ¢jomale- ros» de la flosotia x2 hace eco del criteria de Locke; tam- A. G.I. Flew, en su introduecién a Logic and Lan- guage (Primera Serie), lo tractujo al idioma de la mas Iodema discusién filoséfica, y tiene muchos puntos de contacto con la concepeién de la filosofia sustentada por Gilbert Ryle, quien la considera al6gica informal» [véase G. Ryle, Dilemmas, Cambridge}. Tntentar€ aislar algunos de los rags sobresalientes de este caiterio que resulten de mayor relevancia para mils pro~ Désitos, En primer lugar, existe la idea de que ela fils ha de distinguisse cle otras artes © eiencias mis por sus métodos que por su tema>. [3] Es obvio que esto se derive de la concepeién subordinada, ya que segim ésta Ta filoe sofia no puede contribuir, por si misma, a ning enten- dimiento positivo del mundo: eumple el papel puramente negativo de eliminar los obstéculos que se interponen al progreso dle nuestro entendimiento. Ta fuerza motriz de «se progreso debe buscarse en métodos diferentes por com. ul pleto de todo lo que se encuentra en a Filosofia; ex deci, fa cenela, Sega esta opinin, la ilo sun pardsito de otras dsiplinass no Gene problema propio, si que une tien para resolve es problemas planteados en fl cur de invetigaciones no filosficas Ta eoncepelén moderna de lo que constitye el eescombro {pc estobe Ie marcha cel saber cx my semefente a Ta de‘Toeke: ala sala Te correspond eliminar consio- mes lgtics. De modo que e cua que © nos pre- Senta semejante, en ciera medida, a lo siguiente, Los Sientficos son os que adquiten auténticos Y nuevos co- Steimfenton a traves de mctodor experimentalenY de ob- Seocign. Bl lenguaje ¢6 una herramienta. indispensable jars ete process como canter ot herent, pac Re tener deectos pero tos que fe resulta peculiar son ins comtadiccons logicas que tendo fe consideran Tndloges ls falas mecieas de lay heeramientas mat TinleneE meno de un taller te ocupa de eliminar cosas os de os carburadoressfldsfo liming contradiccones en el campo dseursvo Me relerivé ahora. ota impleaciin de la concepeién ibordinada, que se vinewla a To anterior. Si on prble- ima de la fleofia provieen de afuea, se hace necesario Dretar epecalatenlon al papel que fuegan la meafsea Fin epatemologia dentro de la fisollas porgue, sien Fuad resulter lausble decir que tos problemas de la fi fvcla de la ciencta la sofia de a rein, la nsf dietary ota ramas son planteados la fsa por la ‘Senta, a rein, el are, ete, no «del td obvio qui fas problemas a la metafisca y la epistemolgin ue estas dsciplinas son autGnomas om Fes pecto amis problemas entonces la concep subordinada —.—Uré de Moore fue aprox Madame, tx siguiente, Levant sus mamnos una después Toot dilendo: «Aqut hay una mano aqui ay oa tee to tanto, al memes exsten dor objeton extern; Poteecuenla, existe un mundo extemos. AL abordar el {eins de esta'manera, Moore pascciaequiperar In pregut te nate um mundo extemof» ala pregunta: «2 Exi fea Slates eon un fnioo cue que surja de sus hoc Tita Por rapuesto, esto quedarinprobado de manera onclayente com la eahibiciin de dos rinocerontes. Pero {e'elnign de argumento de Moore con la pregunta filo- Uirienaceren de In existence un mundo extemo no cs tan'aimpe como a relacién de 1a exhibicén de Tos dos nor eon I tra pregun, y g atrsment re ladsBlsbtea respecto de la exiteneia de un mondo ‘cemo abarea tanto ls dos manos mostradas por Moore Sino uatguier otra cosa. La pregunta completa es: Los Shjetos camo las dos manos de Moore, estan califeados rae moradores de un mundo extemo? Ht no quite Face que cl argumento de Moore eté completamente fac te cust oso c consderalo prc EXperimental, porque no se paroce a nada de lo que s¢ apaentes una spina expesimental. Moore no esta tm haciendo un experimento; estaba recordendo algo a 58 hile, reeordandele de qué modo se emplea de hecho Trexpresion cobjetoextemos, ¥ esto indicaba que el pro- ola, no es probaro refutar la exsencin de 16 tun mundo de objetos extemos, sino més bien elucidar el concepto de externalidad, Considero obvia la existencia de una conexién entre este tema y el problema filoséfico central acerca de la naturaleza general de la realidad. 4, EL interés del filésofo por of lenguaje Lo expresado hasta el momento basta, respecto de la re- lacién entre filosofia y ciencia, Pero aim debo sefialar por ‘qué no es preciso, ni deberfa serlo, que el rechazo de esa cconcepcién del fildsofo como «maestro de las ciencias» ‘conduzea a la concepeién subordinada. Me he referido a ‘Moore, quien nos recuerda cémo se usan, de hecho, ciertas expresiones, y he acentuado la importancia que tiene la idea de elucidacién de un concepto en filovoffa. Estos son modos dle expresién que, prima facie, encajan muy bien en Ia concepcién subordinada, Y, en realidad, lo desacet tado de esa concepcién en general ha de buscarse no tanto en alguna doctrina falsa por completo como en un énfasis sistemiticamente erréneo. Los problemas filosbficos versan en buena medida acerca, del uso correcto de ciertas expresiones lingiisticas; la clu- cidacién dle un concepto implica también, en buena me- dida, Ia aclaracién de confusiones lingifsticas. Sin em- argo, el filésofo no se interesa en el uso correeto como tal, ni todas las confusiones lingiisticas som igualmente re- levantes para la filosofia, Solo lo son en enanto su andl esta destinado a esclarecer el problema del grado de inte~ ligibilidad de la realidad,’ y qué diferencia constituiria para Ia vida del hombre el hecho de que este pudiese aprehender en cierta forma dicha realidad. De modo que 1 Reconezco que ee es un motte de hablar algo pompowo y antiguo ‘Lo empleo pata seal la diferencia entre el interés del filsofo ex 1a selidad §, por ejemplo, ef del clentifco. Aprovecho eta. opor Lnidad porn expresar que’el exminiado aceeea del tipo de inter ‘que! flésofo tiene en ot lenguaje —expuesto en el panto siguiente de a uta conferncis inédita de Re Rhces sobre «Philosphy and Arts. me 7 : ae debemos preguntar e6mo los problemas del lenguaje —y {qué clases de problemas acerca de este— pueden guardar | relacién con estos temas [Preguntar sila realidad es inteligible implica preguntar | qué relacién existe entre pensamiento y realidad. Consi- \derar Ia naturaleza del pensamiento nos lleva también a Jeonsiderar la naturaleza del lenguaje. Por lo tanto, In pre- | gunta acerca de la inteligibilidad de la realidad esta inse- parablemente ligada a esta otra: emo se conceta el len- {euaje con la realidad, que significa decir algo. De hecho, el interés del filésofo por el Ienguaje reside menos en Ia solu- | ‘ién de confusiones lingiisticas particulares por sf mismas que en Ia solueién de confusiones accrea de la naturaleza det lenguaje en general Desazrollaré este punto en forma polémica, refiriéndome al Vocabulary of Politics, de T. D. Weldon. La eleecién de tste libro obedece al hecho de que en sus paginas Weldon templea su interpretacién del interés que Ia filosofia presta faje para sustentar una concepeidn de las velacio- nes entre la filosofia y el estudio de la sociedad que se ‘pone fundamentalmente a Ia concepeién que se sostendré cen esta monografia, El criterio de Weldon se basa en una. interpretacién de los recientes desarrollos filos6ficos en Inglaterra. Segin él, ocurrié que «los filésofos se volvieron extremadamente conscientes del lenguaje. Llegaron a com- prender que muchos de los problemas que sus predeceso- | res hallaron insalvables no surgieron de algo misterioso 0 inexplicable en el mundo, sino de las excentricidades del lenguaje con cl que intentaban describir el munclo» (35, cap. I], En conseeuencia, los problemas de la filosofia so” cial y’ politica surgen de las excentricidades del lenguaje con el que se intenta describir las instituciones sociales y politicas, més que de algo misterioso que residiria en esas "mismas instituciones, En concordancia con Ia concepeién | subordinada de la filosofia —que Weldon sigue aqui ficl- mente considera que esta itima solo desempria ut | papel por completo negative con respect. a una =e i6n de la vida social. Son los métodos de la cien- Fa, los que favorecen , | w | cualquier progreso positivo de esa comprensién, No existe indicio alguno para creer que el andlisis de los problemas ccentrales de la metafisica y la epistemologia, por sf mis rmos, pueda arrojar alguna luz —como sostendré més ade- ante— sobre la naturaleza de las sociedades humanas. ‘De hecho, esos problemas son desdefiosamente pucstas a ‘un Iado en el enunciado mismo de la posicién de Weldon, joner desde el principio que es posible realizar una clara distincién entre y «el lenguaje con el que in- tentamos describir el mundo», hasta el punta de decir que Jes problemas de la filosofia no surgen en absoluto del primero sino tan solo del segundo, significa evadir el prox. blema total de la filosofia Sin duda, Weldon replicaria que este problema ya fue planteado en un sentido favorable a su posicién por aque- los filésofos que contribuyeron a los desarrollos de Tos que habla. Pero, incluso si pasamos por alto el importante he- ccho de que nunea se pueden plantear Ios problemas filo- sifieos de esta manera, que no es posible, en la propia obra filos6fica, car por sentada Ja obra de otros fil6sofos del timo modo que cuando se trata de teorias cientificas cestablecidas por otros hombres —incluso, repito, si pasa- ‘mos ¢sto por alto—, Ta obra de Witygenstein, quien en forma més destacada ha eontribuido al desarrollo filosé- fico en cuestién, solo scrfa interpretada erréneamente si se considera que apoya el modo de expresarse de Weldon, Esto es bastante abvio con 0 al Tractatus logico- philosophicus de Wittgenstein, segiin se desprende de dos s Tepresentativas. «Sacrificar Ia esencia de la proposi- implica sactiticar la esencia de tocla descripcién, por lo tanto, la esencia del mundo» (36, 54711]. «Que el maun- do es mi mundo se demuestra por el hecho de que los limites de mi tenguaje (del Gnico lenguaje que puedo com- pprender) implican los limites dle mi mundo» [ibid., 5.62]. Excierto que, en el Tractatus, estas ideas se concctan con! tuna teoria del lenguaje que Wittgenstein rechazé después y-que Weldon también, rechazaria, Pero los métedos de rgumnentacién de Wittgenstein en sus posteriores, Phileso~ phical Investigations. son igualmente incompatibles. con. 19 9 cualquier distineién facil entre el mundo y el lenguaje. Esto resalta con claridad cuando abordla el concepto de ver un objeto como algo: por ejemplo, ver la imagen \ | for de una flecha en vuclo. El siguiente pasaje es caracteris- | tico de todo el enfoque de Wittgenstein: «in el triéngulo, puedo ver ahora esto como vértice, aque- Wo como base; luego esto otra como vértice, aquello otro | como base, Es evidente que las palabras “ahora estoy vien- €o esto como vértice” no pueden a la saz6n significar nada para un estudiante que acaba de enfrentarse por primera vyez con los conceptos de vértice, base, etc. Pero no quiero que esto se entienda como una propesicién empfrica "Ahora lo est viendo como eito”, “ahora como aquello”, solo deberia decirse de alguien capaz de aplicar la figura ‘con bastante soltura para ciertos usos. ‘rato de esta experiencia es el dominio de una tée- Pero qué extrafio que esa sea la condicién logica de que | alguien tenga tal y cual experiencia! Después de todo, no vamos a decir que s6lo se puede tener dolor de muelas si se es capaz de hacer tal y cual cosa, De esto se deduce que aqui no podemos estar utilizando el mismo concepto de experiencia. Es un concepto diferente, aunque afin. Solo si alguien puede hacer, o aprendié, 0 domina tal y cual cosa, tiene sentido decir que tuvo esta experi Y si esto suena algo extravagante, es menester pensar que aqui esti modificado el concepto de ver. (A menudo es necesaria una consideracién semejante pata librarse de cierto sentimiento de vértigo en matematica.) Hablamos, proferimos palabras, y solo despuds tenemos tuna imagen de su vida> [37, IT, pag. xi]. (‘Bn consecuencia, no podemos decir, como Weldén, que los | problemas de la flosofia surgen més del Ienguaje que del ‘mundo, porque al analizar filosficamente el lenguaje e3- tamos analizando, de hecho, lo que se considera pertenc- \eiente al mundo, Nuestra idea de lo que pertencce al ‘dominio de a realidad nos es dada en el Ienguaje que 20 usamos, Nuestros_conceptos.establecen para nosotros la de Ja experiencia que tenemos del mundo. ‘Tal vez yalga Ta pena recordar esa verdad trillada dle que cuando fhablamos del mundo estamos hablando de lo que en ze: dad entendemos por la expresi6n «el mundo»? es imposi- ble dejar de lado los conceptos con los cuales pensamos acerca del mundo, como Weldon tata de hacer en sus ‘caunciades relatives a la naturaleza de los problemas filo- s6ficos. El mundo es para nosotros lo que se manifesta a través de 60s conceptos. Esto no signifiea que nuestros ‘conceptos no pucdan cambiar; pero cuando lo hacen, nues- {0 concepto del mundo también cambia. 5. Investigaciones conceptuales y empiricas Este equivoco respecto del modo en que las formas filo~ séficas de tratar Jas confusiones Fingiifstieas son también lucidaciones de Ia naturaleza de la realidad, nos leva a las faltas de adecuacién de les métodes empleados en la actualidad para abordar tales problemas. Los empiristas,. como Weldon, subestiman sisteméticamente el alcance de Jo que puede decirse a priori: para ellos, todos los enun- ciados acerca de la realidad deben ser empiricos o, en caso contrario, son infundados, y los enunciados a priori lo son acerca del uso lingiifstica» y no eacerca de la realidad. » Pero si es verdad que Ia sobrestimacion de lo a priori pone ‘en peligro la imtegridad de la ciencia —y contra ello luché Iegitimamente Hume—, no es menos cierto que su sub- cestimacién mutila a la filosofia; me refiero a confundir las investigaciones canceptuales acerca de lo que tiene sentido decir con las investigaciones empiricas, las cuales han de atender a 1a experiencia para su solucién. El siguiente pasaje, escrito precisamente por Hume, es un’ buen ejemplo del equivoco, Analiza el aleance y Ia natu- taleca dle nuestro conocimiento acerea de lo que ocurrira cn cl futuro, y sostiene que nada, en ese futuro, nos puede ‘er I6gicamente garantizaclo por el conocimiento que tene-, mos de lo ocurrido en el pasado. a Se pretende en vano haber conocido la naturaleza de los cuerpos en Ta experiencia pasada, Su naturaleza fotima =-por tanto, todes sus efectos: influencias— puede cam- biar sin que cambie ninguna de sus cualidades sensibles. Esto ocurre algunas veces con algunos objetos; ¢por qué no podria ocurtir siempre con todos los objetos? ¢Qué cla- se de l6giea, qué proceso de argumentacién aseguran con- tra este supuesto® [12, seceién IV, parte IT) Aqui, Fh ducta uniferme de algunos abjetos es una cuestion integra- mente empitica y sujeta a la posibilidad de ser desharatada fen cualquier momento por la experiencia futura, Io mismo vale con respecto a un enunciado acerca de Ia conducta | uniforme de todos los objetos. Dicho supuesto ex muy cons- trictivo, y este carcter se deriva de una sana renuencia a admitir que cualquiera pueda legislar @ priori can res- 3 supone que si un. enunciado acerea de la con | pecto al curso de la experiencia futura, sobre la base de consideraciones puramente légicas. ¥, por supuesto, no podemos legislar de este modo contra'una ruptara en el orden regular de Ja naturaleza, ruptura que imposiblite €l trabajo cientifico y destroce el lenguaje, el pensamien- to, ¢, incluso, la vidas. pero. podemos y debemos legislar @ priori contra la posibilidad de desoribir una. situacién tal en los:términos que Hume intenta usar, es decit, en ‘érminos de las propiedades de los objetos, sus causas ‘efectos. Porque estos términos ya no serian aplicables si cl ofden de la naturaleza se desharatara de esa manera, Y ai bien pueden producirse variaciones menores, 0 incluso mayores, dentro de dicho orden, sin que se trastome todo. nuestro aparato conceptual, de ello no se desprende que podamos usar nuestro aparato existente (zy qué otro ha- bremos de usar?) para deseribir una ruptura en el orden, global de la naturaleza Esto no es una simple sutilera verbal. El significado filo ‘séfico total de investigaciones como Ia de Hume es aclarar Tos conceptes que son fundamentales para nuestra con- cepcién de In realidad; por ejemplo, objeto, propiedad de un objeto, causa y efecto, En una empresa de este tipo cs de fundamental importancia sefalar que el uso de di thas nociones presupone, necesariamente, la verdad invax tiable de la mayoria de muestras generalizaciones accrea de [a conducta del mind en que-vivimos. Mas adelante, se hard aun més manifiesta ta importancia de este tema para la filosofia de las ciencias sociales. Por cjemplo, sestendré que muchos de los principales temas {edtioos suscitados por esos estudios pertenecen més a la filosofia que a In ciencia y, por lo tanto, deben solucio. narse mediante un andlisis conceptual a prior! y no a tra vés de la investigacién empiriea. A guisa de cjemplo, el problema de Io que constituye la conductar social exige tina elucidacién del concepto de conducta social, Al abor= dar temas de este tipo, deberfa quedar fuera de cuestién quello de «esperar para yer» Io que Ia investigacién em: pica pueda mostramos; aqui se trata de escudrifiar las implicaciones de los eonceptos que usamos. 6. EL papel fundamental de la epistemologia dentro de la filosofia Ahora puedo ofrecer un ‘ériterio alternativo respecto de cbino se relacionan los problemas episteol6gicos y’filo- féflens cén aquellos que corresponden a To que he deno- Iminado disciplinas floséficas periféricas. Todo To dicho: hasta aqui se basé en el supuesto de que lo verdaderamente fundamental para In flosfia es el problema concemniente a la natoraleza ¢ inteli ver que este problema conduee, en primer Tugary & consi= Aerar qué queremos decie con «inteigibilidady. ¢Qué im- plica comprender algo, aprehender el sentido de algo? ‘Ahora bien, si atencemos a los contextos en los cuales se ‘emplean las nociones de comprensiém, de hacer intel algo, encontraremos que las mismas difieren ampliamente. ‘Ademés, si examinamos y comparamos sos contextos, pronto resulta evidente que, en ellos el uso de la nocién de intcligiblidad es sistemfticamente ambiguo (segtin el sentido que el profesor Ryle daa la frase); es decir, sa 2B bilidad de la realidad. Es {cil { significado varfa en forma sistemética y en eoncordancia, con el contexto particular en el que se esta usando. El cientifico, por ejemplo, trata de hacer més inteligible 1 mundo; pero lo mismo hacen el historiador, el profeta religioso, y el artista, ¢ iqualmente el filésofo. ¥ aunque podamos describir las actividades de todos estos pensado- res en términos de los conceptos de comprensién ¢ inteli- gibilidad, es evidente que en muchas y muy importantes, formas Ids objetivos de cadla uno de ellos difieren de Ios objetivos de cualquiera de los otros. Ya intenté, en el pun ‘to 3 de este capitulo, explicar someramente las diferencias, que existen entre las clases de «comprensién de la reali- dad> que buscan el filésofo y el cientifico, respectiva- mente, Esto no significa que solo estamos haciendo un juego de palabras cuando hablamos de las actividades de todos es- tos investigadores en términos de Ja nocién de hacer inte= ligibles las cosas; al menos, no més que una conclusion, xgenstein nos demuestra que no existe ningin conjunto de propiedades comunes y peculiares a todas las actividades, correctamente denominadas de esa manera {véase 37, T, {pfgs. 66-71]. Es tan correcto decir que la ciencia, el arte, Ja religién y Ia filosofia abordan el problema de hacer inteligibles las cosas como decir que cl fitbol, el ajedrez, el solitario y los saltos son, todos ellos, juegos. Pero asi ‘como seria disparatado decir que todas estas actividades forman parte de un superjuego, si fuéramos lo suficiente- mente inteligentes. para aprender a jugarlo, también to seria suponer que los resultados de todas esas otras activi- dades deberfan sumarse a una gran teorfa de la realidad (como imaginaron algunos filésofos, con el corolario de gue era su tarea descubriela) (Por lo tanto, sein mi crterio Ia filosofia de la ciencia de= herd ocuparse de la clase de comprensién buscada y comu- nicadla por el cientifico; la filosofia de la religién, del modo cémo Ia religi6n intenta presentar un cuadro inteligible «del mundo, y asi con las demas. Y, por supuesto, estas actividades y sus propésitos deberén compararse y con- 24 ilar con respecto a la palabra , cuando Witt- | | ttuamente. La finalidad de tales investigacio- s sera contribuir a nuestra comprensién de Io ‘que implica el concepto de inteligibilidad, de modo que podlamos comprender mejor qué signifiea Hamar inteligi- ble a la realidad, Para mis objetivo, es importante sefia- Jar la gran diferencia existente entre esto y la eoncepeién subordinacla. En particular, la filosoffa de la eiencia {0 dé\ cualquier estudio de que s¢ trate) se presenta aqui como algo auténomo, no como un pardsito de la ciencia misma, fn cuanto atafie al origen de sus problemas. La fuerza rmotrz de la filosoffa de la ciencia proviene de las entrafias de la filosofin mAs que del interior de la efencia. Y su pro- pésito no es meramente negative —eliminar los ebstaculos {que estorban el camino hacia la adquisicién de nuevos conocimjentos cientificas— sino que tiene el carfcter po- sitive de! una comprensién filoséfica acrecentada con res pecto a lo que esta contenido en el eoncepto de int bilidad. La diferencia entre estas eancepeiones no es sol, verbal. : A primera vista, pareceria que no ha quedado lugar para tallsca y la epistemologia. Si el concepto de inteli- iad, y también el de realidad, son sistematicamente ambiguos segiin las diferentes disciplinas intclectuales, 1a tarea [ilos6fica, que consiste en dar una explicacién de «sas nociones, gno se desintegra en las filosofias de las di- versas disciplinas en euestién? gNo sera que Ia idea de un studio especial de la epistemologta descansa en el falso concepto de que es posible reciucir todas las variedades de la nocién de inteligibilidad @ un conjunto tinico de criterios? Esto implicaria extraer una conclusién false, aunque en realidad proporcione una sana advertencia por parte de 1h epistemologia, contra la expectativa de la formulacién de una serie de criterias de inteligibilidad. Antes bien, su tarea consistré en deseribir las condiciones que deben sa tisfacerse si es que ha de existr, al menos, algén criterio de comprensién, 7. La epistemologia y la comprensién de Ia sociedad Me gustaria dar aqui algunas indicaciones preliminares respecto de e6mmo cs posible esperar que esta empresa epis- temolgica se relacione con nuestra comprensién de la vida social. Consideremos otra vez la formulacién de Bur- net accrea del problema central de la filosofia. Dicho autor pregunta qué diferencia entrafiaria para la vida del hombre el hecho dle que su mente pueda tener contacto con Ia realidad. Interpretemos primero esta pregunta del ‘modo mis superficialmente obvio: es evidente que los hombres deciden c6mo se comportarin sobre Ia base de su eriterio acerca de cudl es Ia situacién del mundo que los rodea. Por ejemplo, alguien que tenga gue tomar un tren al dia siguiente, muy temprano, pondré su desperta dor a la hora que él cree corresponde al momento en que Gicho tren parte. Si alguno se siente inclinado a objetar teste ejemplo por su trivialidad, dejémoslo que reflexione especto de la diferencia que entrafia para la vida humana Ja existencia de despertadores y trenes que funcionan a horario, de métodos para determinar la verdad de.Jos enun- cciados con respecto a los turnos de Tos tenes, y asi sucesi- Vamente, Aqui, el interés de la filosofia reside en esta pregunta: gqué implica «tener conocimiento» de hechos ‘como estos, y cual es la naturaleza general de la conduct ‘que se adepta de acuerdo con dicho conocimiento? Tal vez sea més clara la, naturaleza de esta pregunta si se la compara con otra relativa a la importancia que tiene para la vida humana conocer el mundo tal como ¢s en Fealidad. Pienso ahora en Ja pregunta moral que tanto preocupé a Ibsen en dramas como El pato salvaje y Es Fpectros: zhasta qué punto es importante que un hombre viva su vida con una clara conciencia de los hechos pro- ppios de su situacién y de sus relaciones con los que lo ro- dean? En Espectros se expone esta pregunta al considerar Ja vida de un hombre que se va arruinando por ignorar Ta verdad en toro de su herencia. HI pato’ salvaje parte de una direceidn opuesta: aqui se trata de un hombre que testd viviendo una vida perfectamente placentera, la cual, 26 sin embargo, se basa en un completo equivoco de Ins acti fades que tienen hacia él las personas que conoce; debe Nia desilusionarse y perturbar su felicidad en interés de a verdad? Es necesario sefialar que nuestra eomprension de ambos problemas depende de e6mo reconozeamos la mportancia prima facie del hecho de comprender la tuacién en la cual se vive la propia vida. En Et pato sal- waje Do se pregunta si eso es importante, sino st es més importante que ser feliz. S ‘Ahora bien, el interés del epistemdlogo en tales situaciones' ser aclarar por qué wna comprension de ese tipo tendria, fal importancia en la vida de un hombre, al mostrar lo {que involucra su posesién, En términos kantianos, su intes fs residird en la pregunta: ¢cémo es posible esa compren- on (0, en realidad, cualquier comprensién)? Para res ponder a esta pregunta es necesario exponer el papel Central desempetiado por el concepto de comprensién en. fas actividades caracteristicas de las sociedades humanas. ‘De este modo, el problema de determinar en qué consiste tuna eamprensién de la realidad se funde con el problema de la posible diferencia que implica para Ta vida del hom- be la posesion de dicha comprensién, y esto a su ver en- trafia considerar la naturaleza general de una sociedad humana, analizar el concepto de sociedad humana. Las relaciones sociales de un hombre con sus semejantes se ven afectadas por sus ideas acerca de Ia realidad. Pero ‘ealeciadasy apenas si es una palabra suficientemente enér~ fica: las relaciones sociales son_expresiones de ideas acer- tea de la yealidad, Por ejemplo, en las situaciones de Thsen, las qué acabo de referirme, seria imposible deseribir las, ‘etitudes del personaje hacia quienes lo rodean si no es fen términos de sus ideas acerca de lo que ellos piensan de i, de To que han hecho en el pasado, de lo que pueden hacer en el futuro, etc.; y en Espectros, sus ideas acerca, ide e6ino esté bioldgicamente relacionado con ellos. Asi mismo, un monje mantiene ciertas relaciones sociales ea racteristicas con sus compafieros también monjes y con Ia gente que esti fuera del monasterio, pero seria imposible dar algo mas que una explicacién superficial de esas rela- ” ciones sin tener en cuenta las ideas religiosas en torno de Tas cuales gira Ia vida del monje. ‘Aqui se hace un poco mis evidente e6mo choca ta linea de enfoque que estoy proponiendo con concepeiones s0- ciolégicas bastante comunes, que también se encuentran, por Io gencral, en los estudios sociales. Entra en conflic- to, por ejemplo, con el criterio de E. Durkheim: «Considero sumamente fractifera la idea de que Ia vida social no deberia explicarse a través de las nociones de Jos que participan en ella, sino mediante causas més pro- fundas que la conciencia no percibe, y también pienso que estas causas deben buscarse principalmente en Ia forma como se agrupan los individuos asociacos. Pareceria que solo de este modo la historia puede convertirse en una tciencia, ¥ la sociologia misma, existir» [véase el andlisis, que hace Durkheim de los Essais sur la conception mate~ Haliste de histoire, de A. Labriola, en Revue Philosophi- que, diciembre de 1897}, ‘También est& en pugna con Ia concepetén de von Wiese acerca de la tarca de la sociologfa, que consistiria en ofre cer una explicacién de la vida social chaciendo caso omiso de los propésitos culturales de los individuos en sociedad, a fin de estudiar las influencias que ejercen entre sf como resultado de fa vida en comunidad» [véase 2, pag. 8]. Por supuesto, en este caso In pregunta crucial es hasta qué punto se puede dar algén sentido a la idea de Durkheim heerca de_ de dichos indi- vviduos, 0 en qué medida tiene se jque se inflayen mutuamente —segin la concepeién de von Wiese—, hacienda abstraccién de los epropésitos cultura- les» de los mismos. Trataré de abordar explicitamente ¢s- ' preguntas centrales en una etapa posterior de mi ar~ Tgumentacién. Por el momento, solo quiero sefialar que posiciones como estas entran, de hecho, en conflicto con Ih filosofia, considerada como un estudio de la naturaleza del conocimiento que el hombre tiene de la realidad y de 28 io hablar de individuos ta diferencia que implica para Ja vidachumana Ia posi Tidad de dicho conocimiento, 8. Reglas: ef andlisis de Wittgenstein Intentaré ahora explicitar con ms detalle cémo el anél sis epistemolégico de la comprensién que el hombre tiene Ge la realidad contribuye a aclarar la naturaleza de la Sociedad humana y de las relaciones sociales entre los hombres. Con tal fin, me propongo considerar, en parte, , fa luz arrojada sobre el problema epistemolégico por ef anilisis que, en las Philosophical Investigations, hace Wittgenstein en torno del concepto de seguir una regia. Burnet habl6 del ¢eontacto» de la mente con la realidad. ‘Tomemos un €as0 prima facie obvio de dicho contacto, y consideremos qué es Jo que implica. Supongamos que de- seo saber en qué afio se escal6 por primera ver cl Everest; pienso para mi: «El monte Everest se escal6 en 1953». Lo ‘que aqui deseo preguntar es, qué significa decir que estoy ‘gpensanco en el monte Everest»? ¢Gémo se relaciona mi pensamiento con la cosa, o sea el monte Everest, acerca fe la cual estoy pensando? Planteemos el problema de un tmodo un poco més sutil atin, Para eliminar complicacio- nnes en tomo de Ta funcién de las imagenes mentales en. dichas situaciones, supondeé que expreso mi pensamiento explicitamente, en palabras. Entonces, la pregunta apro- pada es: Qué hace que el hecho de proferir las palabras, monte Everest» posibilite decir que, con ellas, significa tuna determinada cumbre de los Himalaya? Introduje el teina de este modo algo indireeto para extraer Ia conexién entre Ia pregunta acerca de Ia naturaleza del ¢contactor {que la mente tiene con la realidad y Ia pregunta acerca, de la naturaleza del significado. Elegf, como ejemplo de tuna palabra que se usa para significar algo, un easo en el ‘que la palabra en cuestién es empleada para referinse a algo, no porque asigne una prioridad I6gica 0 metafisica texpecial a este tipo de significado, sino ‘inicamente porque, ‘en este caso, la conexién entre la pregunta acerca de la 9 naturaleza del significado y que alude 2 la relacién entre pensamiento y realidad es particularmente notable. Se puede dar una primera respuesta natural diciendo qu soy capaz de significar lo que significa mediante las pax Tabras emonte Everests, debido a que las mismas me han sido definidas. Hay una variedad de modos en Tos que esto puede haberse hecho: me pueden haber mostrado el mon- te Everest en un mapa, me pueden haber dicho que es la ntafia més alta del mundo, 0 pude haber volado sobre Jos Himalaya en un aeroplane desde el cual me sefialaran el Everest. A fin de climinar ulteriores complicaciones, fn, © sea, para usar la termi de Ia definiei6n ostensiva Entonces, la posicién es esta, Me han sefialado el Everest me han dicho que su nombre es «Everest», y en virtud de esas acciones ocurridas en el pasado soy eapaz. ahora de sig- nificar ‘mediante las palabras (37, T, pa, 225], De modo {que ahora el problema es el siguiente: ¢émo ba de darse eM sentido a la palabra «mismos?; 0: ¢En qué circuns- tanclas tiene sentido decir que alguien esté siguiendo una ia en Jo que hace? Sipongamos que la palabra «Everest» me ha sido definida otensivamente hace un momento. Podria pensarse que es fablect desde el principio lo que ha de considerarse como El aso correcto de esta palabra en el futuro, elaborando Gna decisién consciente al efecto: «Usaré esta palabra solo pata relisimme a esta montafia. Y, por supuesto, en el con Texto del lenguaje que todos hablamos y comprendemos, testo cs perfectamente inteligible, Pero, precisamente por~ (que presupone la institueién establecida del lenguaje que Code hablames y comprendemos, no arroja ninguna luz Sobre la dificultad filosofica. Obviamente, no nos est& per- tnitido presuponer aquello cuya misma posiblidad esta- mos investigando. Es tan dificil explicar lo que se quiere decir por

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