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i Eres Identidad Latinoamericana: bases epistemolégicas y proyecciones éticas Latin-American identity: epistemological basis and ethical perspective Luis Rubilar Solis" Resumen A partir del enfoque psicohistérico (E. Erikson}, complementado con ottos aportes te6ricos, se precisa epistemologicamente 1a condicién psicosocial que define todo proceso de configuracién identitaria, La interpretacién de idemtidades, personales 0 sociales, exige 1a contextualizacion espaciotemporal y una cabal comprension de sus matrices geohistéricoculturales especificas. En el caso de Ainérica Latina, ésta opera - concreta y formalmente - como referente social identificatorio e imaginario colectivo valido y valioso para sus habitantes, legitimados tanto por practicas culturales y representaciones simbolicas compartidas como por evidentes autopercepciones y publicas heteropercepciones de indole psicosocial. La visin diaerénica de esta peculiar formacién social - la América Latina - perfila, como esario y basico ingrediente de su proyectiva construccion identitaria, una (re)fundante dimensién Gtica, basada en sus espacios geoecolégicos, en los Derechos Humanos y en los valores democriticos. nk Palabras claves: Identidad psicosocial América Latina. Globalizacién. Abstract From a psychohistoric approach (E. Erikson), complemented with other theoretical contributions, the psychosocial condition is seen epistemologically as defining any process of identity configuration. The interpretation of idemtities, being these individual or social, demands a spatial temporal contextualization and a full understanding of its specific geohistoric and cultural matrices. Inthe case of Latin America, it works - concretely and formally - as a social identifying reference and as an imaginative collective valid and valuable to its inhabitants. They have been legitimated, not only due to cultural practices and symbolic representations, but also by obvious self-perceptions and public hetero-perceptions of a psychosocial nature. The diachronic vision of this peculiar social group - Latin America - outlines asa basic and necessary ingredient of its projective identification construction, a refoundation, an ethical dimension, based upon its geoecological spaces, in Human Rights and in Democratic values. Key words: Psychosocial Identity Latin America Globalization. Tan Metopainoa oe Cras deo Flin, mal actin 161 tte Poi de a irda e hile Ba BSN i 00 Identidad Latinoamericana: bases epistemologicas v proyecciones éticas ‘Sélo una identidad firmemente anclada en el ‘patrimonio’ de una identidad cultural puede producir un equilibrio psicosocial eficaz” (Erik Evikson), 1.- Sobre identidades Es frecuente encontrar en el ambito de las Ciencias Sociales y de los Estudios Culturales jusiones a distintos modos de “identidades” (social, colectiva, nacional, cultural, ete), obviando su dominio originario y mas pertinente, que es el “psivolégico™ (o el de la “subjetividad”); también cn el imbito psicoldgico se sucle omitir 0 ‘minimizar la primaria condicién social de la identidad personal, particularmente en los modelos naturalistas, estructuralistas y esencialistas, con lo cual no han logrado dar cuenta del crucial tépico vincular “individuo y sociedad” Tales interpretaciones parceladas e ‘onexas vienen siendo superadas a través de perspectivas mas integrativas y holisticas, de corte social y humanista, como las dialécticas y constructivistas de indole histéricocultural.' Por otra parte, posiciones enmarcadas en el escenario de la globalizacién econémica y comunicacional (sociedad red), entre ellas la posmodemista de cuiio epistemolégico curocéntrico, han intentado minimizar o pulverizar con diversos matices la existeneia fenoménica de la identidad en su versidn individual o social, Se habla “del yo saturado, personalidades pastiches 0 multifrénicas” (K. Gergen, 1992); de que “ya no existimos como dramaturgos 0 actores, sino como terminales de redes multiples” (J. Baudrillard, 1988); 0 de “identidades virtuales”, negando Ja existencia conereta de algo como “identidad nacional 0 identidad regiona/ latinoamericana” (J.J. Brunner, 1994) Fl afin atomizador y descontextualizador, las antinémicas categorias “fragmentacién- globalizacién”, la buscada desterritorializacion y eliminacidn de fronteras, la supuesta ubicuidad y pragmatismo de las empresas transnacionales y sus (impuestas) reglas, las postuladas bondades utilitarias y pseudodemocratizantes de las industrias culturales (maquinas y mercados), la minimizacidn de los anclajes geoccolgivos & historicoideologicos de las identidades - individuales y grupales - que, como axiomas conforman los (meta)relatos y adornan las escenificaciones de estos autores, son contradichas cotidiana y porfiadamente por la realidad conereta, especialmente de América Latina. Porque cn ella se ha implementado crénicamente la politica de dominacién de un _sistema-mundo ceonémicamente tripolar (Estados Unidos, Europa y Japon), incentivando el enriquecimiento individual y cupular, el altercentrismo identificatorio y las locaciones de control extemo, las distaneias culturales y la “performatividad” (JF. Lyotard, 1989: 30) del racionalismo instrumental, tal_modelaje neoliberal se viene implementando con cficieneia en nuestro continente bajo la égida del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, entes directrices no sélo de sus patrones econdmicos sino, también, educacionales, culturales y comunicacionales.” Frente a estos embates fracturadores de identidades, en particular del constructo psicosocial latinoamericano, nuestra interpretacion del proceso idemtitario se afinca en el enfoque psicohistérico postulado por E. Erikson, para quien "a idenuidad psicosocial posee también un aspecto psicohistorico, y las biografias estan inextricablemente entretejidas por la historia” (1993:13); “de modo que la faceta ‘social’ de la identidad debe explicarse en términos de esa comunidad en cuyo seno se encuentra el individuo. Ningtin yo es una isla solitaria” (1979: 20); “la identidad esta siempre ubicada en el orden social tenido por organismos personales - que comparten un contexto histérico-geografico” (bid.: 52) Ti inci Ena sn apres spiasnaigewss ile yu divi anton ha desellade, ee oo, fos eso psadors Ignace Maran Bond fe PihaneRvan en laps 162 Paudo Freon to cacional rar Rg tf loi: anbertoMatirana ef comanicai mpvachenfhacremenene.%: Chomudvll Dir tar sociedad gla 195-1 bata Et sagueo de anv ating P98)- Baum ee El concepto de identidad psicol6gica, nucleo subjetivo y marco sostenedor de las demas, implica no silo “estabilidad y cambio” (Grinberg. 1976). no solo una condicién de proceso constructive y diwléctico, sino un complejo estructural que nvoluera “niveles de integracién”: fisico, bioldgico, social y psicolégico, co-implicados ¢ interactuantes. cuya articulacién dinamica estableceré la configuracién primaria_y cl estilo identitario en cl plano de la expresién individual En este proceso, el adecuado equilibrio de las ~ series temporales” (pasado, presente y futuro), las condiciones bioheredadas y organicas. la indole de las experiencias afectivas, psicomotrices y sensoperceptuales, siempre localizadas en un entorno geofisice (eco y etolégico) y social, constiluyen matrices basales y referentes, indispensables en el constructo identitario personal Es desde tales basamentos endogenos y sitdacionales coneretos que se estructura Ia personalidad y su médula subjetiva, pasando por formaciones cognitivas sensoperceptuales y afectivas que tienen su desartollo afincado en la realidad practica y directa de su entomo biofisico y humano; tras la experiencia sensomotriz y vincular imersubjetiva es que se constituyen las funciones “semidticas”, como la imitacién diferida, el dibujo, el juego o ef lenguaje El agregado tecnolégico aportado gradualmente, primero, por la cultura “alfabético- Yonética” y, luego, por la “clectrénico-visual” (hoy magnificada como “de la image complejizar y enriquecer dicho proces sustituir las proto-mediaciones de aquellas improntas y anelajes experienciales. Colocar los “medios”, 0 las mensajes (“sistemas abstractos”, A. Giddens, 1997: 244) como realidades concretas y directas, no es otra cosa que privilegiar las ramas en detrimento de las raices y el tronco, io cual no sélu acarrea confusion y difusién de identidades sino riesgosos sindromes de enajenacién y deshumanizacién. Y los nuevos apéstoles tecnoinformaticos no se quedan aqui: postulan er el ancho y confuso escenario transdisciplinario escenifieado por ellos, la autonomia del campo cultural y artistico respecto a los dominios econémico y sociohistorieo, mirando con anteojos isamercna Bases Epiemniavas vB telemaquicos su sociedad, la europea, y extrapolando, como ha sido erénico, sus visiones al resto del universo. Son, a pesar de sus predicadas consideraciones por la diversidad, candnicos, En este respecto, se advierte una fuerte hegemonia, cuyo rasgo central es su eurocentrismo y avasallamiento cultural, que les ha permitido pontificar desde sus concretos lugares por y para cl resto del mundo, sesgando con sus intereses particulares las bases epistemoldgicas mismas de las ciencias, especialmente sociales, y las aplicaciones tecnologicas con su precontizada “razén instrumental”. De aqui que la asimilacién selectiva, en el modo pautado por Andrés Bello, la “apropiacion creativa” descrita por Ana Pizarro, conforman actitudes necesarias de sustentar por América Latina en todos los planos, modelo europeo y, con mayor fuerza ain, frente a ala prepotencia invasiva ~econémica y cultural — de los Estados Unidos. En tal sentido, resulta vilido el actualisimo aserto ético postulado por M Castells, quien al referirse al capitalismo de la informacién y la exclusién social, plantea que “el cambio educativo es mds necesario que nunca Necesitamos modernizar teenologicamente las escuelas, 1o cual no supone solo colocar ordenadores ‘on-line’, sino aprender qué hacer con ellos... La ciencia y la tecnologia poseen grandes valores, pero # condicién de que se pongan al servicio del pueblo. Lo importante es saber si se limita a una pequeita élite o si se difunde en el conjunto de la gente” (1998: 83) Laanunciada “sociedad del conocimiento”, basta ahora centralmente teledirigida y frente al usufructuada, necesariamente debiera estar precedida y acompafiada, en especial en América Latina, tanto por Ia justicia social como por la educacién y efectiva practica de los Derechos Humanos, estableciendo en sus naciones una adecuada distribucién social de la tiqueza material y de los bienes culturales, E] postular una “politica emancipatoria” promoviendo la justicia, igualdad y participacién, en autonomia endégena (A Giddens, 1997: 267 y ss.), no implica desconocer el aporte exdgeno en términos selectivos de pertinencia. Tal es el sentido de la advertencia ‘martiana: “Cree el aldearo vanidoso que el mundo 163 st de Pe Cv ii ee Che NNT Ao ‘ntero es sualdea”. No se trata, por tanto, de la exclusidn: localismo 0 cosmopotitismo, ambiente « habitante, etno 0 altercentrismo, patria o mundo, sino de la inclusion. En sintesis, se trata de cambiar fa “o América Latina y el Mundo, inserta y significado en él, pero sin el juego dominio-sumisin y con un orden prioritario: primero lo nuestro, luego lo oro, en ef modo sintetizado por J. Marti (1891). por la “y 2.- El enfoque psicohistirico y el concepto “identidad” Entendemos, con E. Erikson, que te identidad del yo, “ent su aspecto subjetivo, es la conciencia del hecho de que hay una mismidad y tuna continutidad en Jos métodos de sintesis del yo, © sea que existe un estilo de la propia individualidad, y que este estilo coincide con ta mismidad y continuidad del propio significado para otros significantes de la connaidad inmediata” (1974: 42). y con Serge Moscovici. que la identidad personal-social alude “al punto en que se centran los componentes sociales y psicolégicos, en el interior de una estructura afeetiva y cognitiva, que permite al individuo representarse quién es € intereambiar con el mundo social que Je radea”” (1985: 180). Adelantindonos a la esperada atribucién de “determinismo social”. aclaramos, desde ya, que no hay tal, en tanto concebimos la interrelacion individuo-sociedad como proceso dialéctico y cooperative por el cual los simbjtos individual y social, en tanto complementarios, generan un nuevo orden (sintesis) de realidad que ya no es ni social ni individual: la condicidn bipolar que define Ja identidad humana: a veces mis sociopsicologica, otras mis psicosocial + deol ican tn tin fe apodeme io 0 may ts page hi Tn eterna a ec E Benwcme dse “La coment los teva. uve Dc det Reto ds Bee 1843), om, po PH in ns Prr 11904 Bh se sia devant ets Parc ccs “bashes cermin” TA. Condy "apap del scars epee fy morn ta Moh, ara bertars es nine purge dsm espace. Segtin lo enunciado por tales autores, la identidad del yo viene a ser a instancia fenoménica en la cual el individuo concilia o sintetiza en dos lineas de su desarrollo evolutivo: el intus, su proceso subjetiva, y el alter, el “otro” que, junto con plasmar al anterior, le otorga sentido y proyeccion. Ademds de la importancia del “contexto” o “marco de referencia” (P, Watslawick, 1981: 21) para la comprensién de “lo humano”, surgen otras connotaciones significativas: “nexo”, incwlo”, “relacion”, “interaecién” 0 interdependencia”, las cuales podemos categorizar como modos del “pensamiento relacional” (P. Bourdieu, 1995; J. Jameson, 1998). Relacionalidad que, como fondo, no nicga ni diluye la figura entitativa de las identidades individuales (subjetivas) 0 colectivas (intergrupales). en tanto constructos existenciaies en permanente proceso de transformacién, de reflexion (reJercativa y de actitudes prosocigles y empiiticas, La conciencia, pues. no sélo nace y se posibilita en forma heterSnoma sino que, también, para mantenerse como tal, precisa de la “mirada del otro”, de la presencia del “objeto intencional” el cual, en tanto referente, Ja hace ser. De este modo. psicogenéticamente el “1” antecede al yo, y &ste se constitttye (“autoconciencia”) a partir de ia conciencia de] “otro”, tal como lo plantean enfoques interaccionistas simbélicos (G. Mead. 1953), modelos socioconstructivistas (L.S. Vygotski, 1995) y sociohumanistas (E, Fromm, 1987, }990), entre otros. Esto tiene su correlato en el plano del lenguaje. ya que en tanto instrumento privilegiado de interaceién entre lo subjetivo y lo objetivo, ¢ instancia en la cual el hombre se constituye sujeto, resulta el material simbélico en el que se plasman los discursos ~el postico *, por ejemplo — y los modos de comunicacién intersubjetiva Gre J Malo Anse Rese, sje Carpenter som soon prance soe te, poreslermente a prt del ‘dln K. Kasi eaten de fast 1979) Berger abn th ana sca ek ea 1980, Una mrad rtm Lit ot eae Grn Mave eae Pog, C de Cae V1 1997 «ose ea derbi ot apres lt sue Renda come “safes remem Tenet cata cp psa comune els C Toon Lr Reset D emt deste de mes poe meu espera come contrat empleo “s9"xn Dada su pertinencia para nuestro tema recogemos Ia sintesis que, sobre el “ciclo vital individual”, nos oftece Erik Erikson: No podemos ni siquiera comenzar a abarear y comprender el ciclo vital humano sin aprender a incluirel hecho de que el ser humano que estamos observando ha ido ereeiendo en un mundo social: este niundo social, al mismo tiempo para bien y para mal, le ha ido preparando paso a paso una realidad externa a ese ser humano, realidad constituida por tradiciones ¢ instituciones hamanas que utilizan y de ese modo estipulan e! desarrollo us capacidades, que atraen y modulan su Impalsos, que responden y delimytan sus miedos y fantasias, que le asignan una posicién en la vida adecuiadlaa sus poderes psicosociales. No podemos, comenzar a comprender a un ser humano indicar, para cada estadio de su ciclo vital. el marco de influencias sociales y de instituciones tradicionales que determinan su perspectiva de sut pasado infantil y de su futuro adulto” (4962: 20) Complementando esta interpretacion psicosocial de la identidad, §. Moscovici enfatiza, su dimensién “social” dialogica y referida al Otro, s.los dems, en tanto “la identidad social se levanta como tna construccién representativa de si en st relacidn con los otfos y con la sociedad concieneia social que el actor tiene de si mismo, pero en la medida en que su relacién con los otros confiere a su propia existencia cualidades partieulares” (1981: 157); en forma similar, H Tayfel (1984) postula que ta pertenencia a grupos © categorias sociales y las conductas intergrupales soo relevantes en la configuracion de las ‘entidades sociales? Fl referente significative al cual apunta ef concepto es, ples, lo social, lo grupal yio colectivo (familia, clase, etnia, profesion, region), No se queda en lo individual, ya que articula ¢ integra el eniomo sociocultural ¢ histérico (Ja “circunstancia” orteguiana), Maritza Montero la deseribe como instaneia que “establece una especie de capa de suprantentidad, la cual proporeiona un mareo de de y es la rele hemo acuote Bala ga fh [Rnesareeme Pagnrental B eri Liner: Bases Esteli Bros referencia, dando a la definicién individual un sentido y proyeccién histéricas” (1991: 3). Conerctando mas su formalidad conceptual en el dmbito especificamentre social, en funcion de grupos nacionales o regionales, la define como, -onjunto de significaciones y representaciones selativamente permanentes a través del tiempo que permiten a los miembros de un grupo social que comparten una historia y un territorio comun, asi como otros elementos socioculturales, tales como un Lenguaje, una religion, costumbres € instituciones sociales, reconocerse como relacionados los unos con los otros biograficamente” (1984: 76). § La conceptualizacién —_aportada recientemente por M Castells sobre “identidad sociocultural” constituye, pensamos, una adecuada y actualizada sintesis de los intentos antes claborados: “Por identidad... entiendo el proceso de construccién del sentido atendiendo a un atributo cultural, 0 un conjunto de atributos culturales, al que se da prioridad sobre el resto de las fuentes de sentido... Defino ‘sentido’ como ‘Ia identificacién simbélica que realiza un actor social del objetivo de su accién’ ... el sentido se organiza en torno a una identidad primaris (es decir, una identidad que enmarca al resto) gate se sostiene por si misma a lo largo del tiempo y del espacio” (1999: 28). Los desarrollos tedricos, tanto epistemoligicos como psicosociales, realizados por los autores reseitados, coinciden en enfatizar el troquelado que los hechos socioculturales significan, por una parte, en la configuracién de Jas identidades personales y, por otra, en los modos, de “caricter social” de los grupos humanos: por ende, postulan la interdependencia de los niveles, de realidad social e individual y, a la vez, afirman como soporte en Ja construccién identitaria social, Ja existencia entitativa de la “subjetividad”, condicién y objeto de la (inter)diseiplina que mal denominamos “Psicologia” ark «mst comea primer prniuan,com ela lils om o i at rogue» irr, ls sire etmcalturaes ta pla evitene ee “sia ato, tacos tal med qs eter alt met tc Undo Famer eb imcanark condn dita tiv dl proven enechon ot ¥ 16s 3- El referente identitario latinoamericano América Latina, en tanto imaginario cognitive y afectivo, con sus particulares connotaciones geoccoldgicas, histéricas y cuiturales, se ha ido construyendo paulatinamente desde cl arribo de los espaiioles (1492), hasta ser eserita como tal en la segunda mitad del siglo XIX por LM. Torres Caicedo y F. Bilbao, ambos en 1856. E] sintagma “América Latina” y cl gentilicio Jatinoamericano se expanden con lenta rapidez por todos lados. Oficial y tempranamente (1862), en la esfera religiosa se consagra, al instalarse en Rona cl Colegio ‘Latinoamericano’; casi un siglo mis tarde (1955) nace en Bogoti la Confereneia Episcopal de América Latina y cl Caribe (CELAM), cubriendo los Episcopados desde México a Cabo de Homos c incluyendo el Caribe y las Antillas: casi paralelamente, en 1957. con similares referentes,en el Ambito académi \ctividades la Facultad Latinoamericana de Sociales (FLACSO), con Secretaria General en Costa Rica, contando con diez unidades académicas cuyas investigaciones se focalizan en la regién: en el area econémica, en 1948, se inaugura en Santiago de Chile la Comision Econémica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con el objetivo de superar el subdesarrollo modulado por las pautas del capitalismo central; en fin, contemporaneamente. en las areas deportivas, musicales, literarias, comunicacionales y artisticas en general, se ha ido decantando recurrentemente la acepeién “latinoamericano” para designar de modo semistico, concreta y formalmente, este objeto intencional de la conciencia (subjetiva u objetiva), sea como substantivo 0 adjetivo en lo sintictico, semiintico y pragmatico, como lo comprueban variados estudios cientificosociales y culturales.* En sintesis, desde miiltiples aportes indagativos se instituye la América Latina como categoria social 0, inicia sus Ciencias ei de Bid re pre, 166 CEPA 1997, en a eine 29% de pablo ext bajo la inca de pobre m miles de personas ven ene de pertenencia, significando a la vez una formacién hist6rico-cultural concreta y un simbolo represcntacional_compartido. Hoy alude a una realidad geohist6rica y cultural, ubicada al sur del Rio Bravo, rodeada de mares y océanos, con macizas formaciones naturales como el rio Amazonas y la Cordillera de Los Andes y, también, con macizas culturas matriciales como la maya y quechua, entre otras. En su ancho y atin ajeno territorio, con cerca de diecinueve millones de Kilémetros cuadrados, alberga mas de trescientos cinco millones de habitantes, con ricos ecosistemas y heterogéneas expresiones culturales, con graves deficiencias socio-estructurales y una muy injusta distribucién de ta riqueza.* Tal endémica situacién de privacion econémica y desigualdad social deber’ ser superada en funcién de una ética social y humanista, en tanto “los logros y deficiencias de un tipo de economia o un modelo de desarrollo solo pueden apreciarse desde un punto de vista cultural o ético” (L. Tomassini, 1998: 355). La circunstancia latinoamericana no implica, pues, una referencialidad cultural abstracta (0 “virtual”; ella se instituye sobre una base geofisica y ecosistémica peculiar (*naturaleza”, “madre-tierra”), con maltiples afluencias culturales e inequidades sociales. Esta biodiversidad, pluralismo etnocultural y diacrénicas deficiencias de calidad de vida de sus grupos integrantes, son incorporadas en el ambito de una totalidad o nivel de significado mas amplio y abarcador: la América Latina que. como formacion sociohistérica, es escenario de dindmicos procesos, unos unificantes © integradores en sus diferencias, otros disgregadores o enriguecedores, segan el grado de asimilacién critica de las influencias y materiales simbélicos exégenos."” Es sobre tal basamento, con la heterogeneidad de su suelo, clima, flora y fauna, que se ha ido legitimando una suerte de ‘mancomunidad histéricocultural que le concede 1, Psicologia otc aioamerican, 1987): Resta Antropos, Barton, 1996; ethene sce 1 41 15% bj fade ndgenia; nformactinactuaizads en 12 podvece equates a 1% enti Ltinamericans Bases Epstein» Bios distincién en el concierto internacional. Pero, mis, que tal heteropercepeién es la autopercepcidn de sus habitantes (J.M, Salazar, 1988) lo que le otorga sti condicién como referente social identitario valinso intersubjetivamente y con validez objetiva, amalgamado por redes de experiencias sineréticas y de significados simbélicos compartidos. El estatuto de la naturaleza- continente va imprimiendo en la estructuracién subjetiva de sus huéspedes anclajes primarios, tanto para las funciones cognitivas como para las, atvctivas, conductuales y comunicativas ", como queda expresado en su especificidad y ‘multiplicidad cultural: artesania y folelor,rituales, alimenticios, agrarios y funerarios, ciudades y parguies nacionales, novelas, poesia canciones ¥ bailes populares; actualmente, incluso en telenovelas y atracciones turisticas. Su Historia (0 “etno-historia”, Smith, 1997), primordialmente oral cn su origen, no ica con cl supuesto descubrimiento: existe todo un legado y sustrato indigena, el que resurge hoy desde Chiapas (M. Castells, 1999: 91 y ss.) hasta Arauco, con la emergencia de actores, sociales representativos de importantes sectores, hasta ahora matginados de la aldea global: su impronta “geocultural” (R. Kusch, 1976) esti inmersa en su inconsciente colectivo, estampado en su biotipo, expresado en mitos. leyendas, modos comunicacionales, cosmovisiones religiosas y costumbres populares, y repartide con sus nombres para designar sus espacios gvognificos mas relevantes. Tal marco representacional y simbélico intergrupal, cuyas, aices se pierden en los tiempos precolombinos, hace pervivir la continuidad histérica propia y la secuencia sinérgica de un miiltiple mestizaje etnocultural (N. Gareia Canclini, 1990), constituyéndose en una vigente red de signifieados cotidianos compartidos por los habitantes de esta América morena."” Desde una perspectiva histérica, 1a conciencia de identidad teniendo como referente social a la América Latina, si bien tiene sus aneestrales antecedentes en aquel legado y en tal proceso de hibridismo y dependencia vividos antes del siglo XIX, empieza a conformarse en ese siglo, a partir del alin inconcluso proceso emancipatorio, primero politico y militar, y luego, econdmico y cultural de Europa. Se va cimentando en Ja condicién diversa - mestiza y mulata -de su pueblo mayoritario, en la permanente pugna con Estados Unidos y en la emergencia de figuras seieras, quienes van abonando y cultivando esta categoria propia y difereneial de *pertenencia’, la cual incluye sus heterogeneidades, transculturaciones © hibridaciones culturales, es decir, una ultiplicidad de voces identitatias integradas y, al mismo tiempo y cada vez mis, respetadas en su pluralidad. A la base de tal proceso identitario social han ‘operado dos hitos claves: a) la aparieién de un mito, un desafio colectivo, una utopia viable, enunciada por Francisco de Miranda y Simén Bolivar, desarrollada por Andrés Bello y J.M. Torres Caicedo, y continuada, enriquecida y proyectada por muchos latinoamericanos en este siglo - como M. Ugarte -.desde el alado 4riet que echara a volar JE. Rodé (1900), y b) 1a paralela y persistente actitud de los Estados Unidos, antagonizando tal, Proyecto. generando y reforzando por alteridad la conciencia y adhesin afectiva a lo propio, distinguigndose de ese otro espacio americano y oponiéndose a su hegemonia y rapacidad econdmica y politica Desde la formacién de los Estados-naciones cl decurso histirico se ha visto permeado, debido a factores tanto endo como exdgenos, por las contradieciones y la lucha casi titanica entre pares contrarios: tradicién-modernidad, dictadura- democracia, dependencia-autonomia, disgregacién-integracién, defensa de los Derechos ono F. Sipe: “El teri erveaon aomagen de mate ner tev segundo tt ye mute a habe Desde es colores, tne, urn ml assent tbr Desde dn snd de enor afin id par tend kt ace de ue Le avo as 1 tot fas anon sng descent alles ape tera rlaottonia (1008 43) bu em evestgan J lin es ae Amon evn, 1972), D.Cango lenny ea en di Latina, 1975) J Gs rmoiucricana. Pacha soil, FN. PurherVOms gen amirica tating Resid popular madortsactn capt, 193), 167 Hamanos en Ja letra y su violacién erénica en la practica social oficial, cl primordial postulado ético de Justicia y la porfiada y dramatica realidad de “la injustieia social que hace mis bulto que la Cordillera”, como grafica la andina Gabriela Mistral La situacion de dependencia econémica y cultural en que se han desarrollado sus naciones, lay ingentes dificultades para el logro de integracién regional (a pesar de variados y parciales intentos. desde el bolivariano y frustrado Congreso Anfictionico de Panama en 1826). la altercentricidad ¢ importacién de modelos identificatorios exdgenos. han constituido poderosos obstaculos para el logro del objetivo viable de conformar identidades psicosociales y sujetos sociales auténomos, creativos y solidatios, ene! contexto relacional de un imaginario cultural, como ambito comunitario de afiliacién y pertenencia En resumen, podriamos decir que en la historia politicocultural latinoamericana se ha ido desarrollando un proceso identitario dinamico, polifacético y multipolar, atravesado por una serie de contradicciones, esto es, un proceso de asimilacin, negacién ¢ integracion, que ain no logra dar cuenta de una entidad colectiva consistente, aut6noma y unitaria, pero que avanza por la senda del reconocimiento y aprecio de lo comiin y de aveptacion de lo plural y diverso, en geopoliticos, socioculturales. La “interrelacién palpitante entre lo propio y lo ajeno” (P. Bifani, 1989) viene a ser la ilacion que teje su ropaje con contrapunteados tonos de dependencia-independencia, pero siempre hilados con el eatamazo manejado a base del poder de unos (pocos) sobre otros (muchos), en funeién de las armas y/o el capital. Ahora mi intenta tejer su estructuracion socioeconémica y cultural Neva marca “made in USA”. cuyos sellos neoliberales ¢ iconos mercantiles van minando identidades nacionales, talando culturas locales. y excluyendo o “ninguneando” amplios sectores poblacionales (cinicos, etarios. de género, laborales) en pro de tuna hegeménica “world culture” telemaquica, de términos econdmicos y mo, cl telar eon cual si os un exttaiio american way of life y su carcomida “medonaldizacién” (F. Lopez, Globalizacién e identidad, 1999: 159), Al iniciar este tercer milenio, la confrontacién entre a sobrevivencia y fortalecimiento de la identidad latinoamericana y cl dominio hegeménico de Estados Unidos y otros poderes globalizantes neoliberales - mercado, transnacionales ¢ instrumentados medios de cién - imponiendo ajustesy modernizaciones, se convierte en dramatica realidad cotidiana que divide atin mas la ya disgregada y postergada unidad; frente al neocolonialismo del poder postindustrial y sus intentos por estandarizar la economia y convertir a los individuos en meros consumidores (Ver, N Garcia-Canclini, 1995), América Latina debe luchar por afirmar su diferencia, por rescatar los fundamentos de sus matrices etnoculturales basadas en la tierra, la comunidad y la solidaridad. por el final logro de una plena y a la vez integrada autonomia como continente en desarrollo humano sostenible, regido por la vigencia de los derechos humanos y por los valores de una efeetiva y co- participativa democracia, paradigma social- humanista predicado y practicado por tantos latinoamericanos, de ayer y de hoy. Acestaaltura de los tiempos, con sus espacios cada vez mis comprimidos y explotados, la pregunta y el desafio es, para nosotros, psicologos latinoamericanos: je6mo puede la Psicologia, a través de su construccién teérica y préctica critica, contribuir en la edificacién de un imaginario colectivo, a la vez integrindose en la cultura universal y autogestandose diferencial y coherentemente con su memoria historica y su configuracion ecosistémica, sociocultural y psicosocial? Este aporte reflexivo intenta abrir brecha hacia estos derroteros un tanto olvidados, inmersos en la inducida amnesia que parece dominar la mentalidad colectiva regional y nacional, incluido nuestro propio ambito profesional, en lo ético y en lo gremial comunie: Referencias Baudrillard, J. (1988) La posmodemidad, Kairos, Mexieg Benveniste. E. (978) Problemas de lingtiistiea general, I], Siglo XXI, México. Bitani, P. (1989) “La interrelacién palpitante entre lo propio y lo ajeno”, en Nueva Sociedad. 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