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EYSENCK Se) OiK H.J. EYSENCK S.B.G. EYSENCK Manitall H TEA} Ediciones EPQ-R Cuestionario revisado de Personalidad de Eysenck Versiones completa (EPQ-R) y abreviada (EPQ-RS) Hans J. Eysenck y Sybil B.G. Eysenck Adaptacién al espafiol: Generés Ortet i Fabregat, Manuel Ignacio Ibafiez Ribes, Micaela Moro Ipola (Universitat Jaume | de Castell6) y Fernando Silva Moreno (Universidad Complutense de Madrid). Adaptacién al catalan: Generés Ortet i Fabregat, Rosa Maria Rogla i Recatala i Manuel Ignacio Ibafiez Ribes (Universitat Jaume | de Castell). MANUAL (3? edicion, revisada) PUBLICACIONES DE PSICOLOGIA APLICADA ‘Serie menor num. 256 TEA Ediciones, S.A. MADRID 2008 PROLOGO A LA 2" EDICION Han pasado unos poces afios y el que, hasta hace poco, nos parecfa un novedoso instrumento ha tenido una ampliacién colateral. Se trataba de las versiones completa y abreviada del EPQ Revisado, y ahora se presenta con dos instrumentos paralelos en catalin. Al ver los resultados de estos dos nue- vos cuestionarios, un avezado investigador podrfa considerar que la estructura y caracteristicas psi cométricas del EPQ-R, que entré con buen pie en nuestro pais, se han validado de nuevo en otra len- {gua espaiiola unos afios después El parrafo anterior viene a sefialar que ahora el profesional tiene dos nuevos instruments; tie- nen una fiabilidad, validez y tipificacién similares a las existentes en los cuestionarios ya probados, y puede resultar muy titil para aquellos casos en que es necesario emplear el catalén para adecuarse a las caracteristicas idiomaticas de los examinandos. Ante esta nueva “presentacién en sociedad” del EPQ-R, hemos considerado conveniente poner- le un “traje” (su estructura, contenido y formato) que se adecuara a lo novedoso que ahora aporta En primer lugar, y en relacién con la nueva versidn en catalin, el contenido de esta adaptacién se presenta independientemente en el Anexo de este Manual, redactado en catakin por los autores de la misma (G. Ortet y cols.). El usuario de esta versién podra adquirir el resto del material (Ejemplar, Hoja de respuestas y Plantilla de correcci6n) presentados en cataln, tal como se indica en el apar- tado 1.6 En segundo lugar, no se ha modificado el contenido de la adaptacién en espafiol de la edicién anterior, pero se ha incorporado una muestra de més de un millar de casos que han contestado al EPQR en procesos de seleccién. Los andlisis de esta nueva muestra se han resumido en el aparta- do, el 3.4, y los resultados aportan interesantes observaciones sobre el uso del instrumento en ese tipo de aplicaciones précticas. Dada la asimetria que han presentado algunas de las variables del Cuestionario, lo que provo- caba poca discriminacién en las puntuaciones T que ofrecfan los baremos en los polos alto 0 bajo, se ha aprovechado la ocasi6n de esta nueva ediciGn del Manual para rehacer los baremos y presen- tarlos (tanto los de la versién en espafiol como los de la versién en cataln), en puntuaciones centi- les y puntuaciones T; su elaboracién se ha realizado mediante una normalizacién empirica (mas ajus- tada a las distribuciones observadas en las variables). Esta nueva tipificacin ha atendido diferen- cialmente a la variable sexo (y no a la edad, de la que, no obstante, se ofrecen los estadisticos basi- cos), y se presentan tablas de baremos de cada sexo y del total de la muestra normativa Finalmente, si, como decimos al principio, “se han validado de nuevo en otra lengua espaiiola las caracteristicas psicométricas” del EPQ-R, en las paginas siguientes a los baremos se presenta informacién gréfica de la similitud de las dos adaptaciones, tanto de su versién completa como de la version abreviada, Como es usual en otros Manuales al introducir un nuevo instrumento, queremos agradecer la aportacién futura de observaciones y criticas sobre el uso de los instrumentos en una labor prictica, as{ como la cesién de muestras y anilisis que permitan el enriquecimiento de este Manual en prOxi- mas ediciones. N. SEIsDEDOs, JUNIO DE 2001 1. DESCRIPCION GENERAL 1.1, FICHA TECNICA. Nombre original: Eysenck Personality Questionnaire-Revised (EPQ-R) and Short Scale (EPQ-RS). Autores: Hans J. Eysenck y Sybil B.G. Eysenck (1991). Procedencia: Hodder & Stoughton, Adaptaci6n en espafiol: Generés Ortet i Fabregat, Manuel Ignacio 1 fez, Ribes, Micaela Moro Ipola (Universitat Jaume I de Castell6) y Fernando Silva Moreno (Universidad Complutense de Madrid). Adaptacién en catalin: Generés Ortet i Fabregat, Rosa Maria Rogli i Recatala y Manuel Ignacio Ibafiez Ribes (Universitat Jaume I de Castell). Aplicacién: Individual y colectiva, a partir de los 16 afios; tiempo: entre 15 y 30 minutos. Finalidad: Evaluacion de tres dimensiones basi 's de la personalidad (Extraversién, escala E; Emotividad, escala de Neuroticismo 0 N y Dureza, escala de Psicoticismo o P) y una escala de Disimulo/conformidad (escala L). Material: Manual y Ejemplar autocorregible (en espaol y en catalan). Tipificacién: Baremos en centiles y puntuaciones T en cada sexo y total. 1.2. INTRODUCCION Los cuestionarios de personalidad de Eysenck son el resultado de mas de cuarenta ailos de desarrollo y cientos, sino miles, de estudios psicométricos y experimentales lleva- dos a cabo en muchos paises distintos. Estos cuestionarios pretenden medir las dimensiones principales de la personalidad tal y como han surgido de autoevaluaciones, heteroevaluacio- nes de amigos y conocidos, estudios de obser- vacién, investigaciones experimentales, estu- dios psicofisiolégicos y andlisis bioquimicos (véanse Eysenck, 1990a; Eysenck y Eysenck, 1985, para una revisién de los mismos). Los principales factores que se miden con estas escalas han aleanzado el consenso mas amplio en el campo de la personalidad, cono- cigndose mas sobre su significado psicolégi- co y su importancia en los ambitos educativo, clinico, industrial y en otros campos aplica- dos, de lo que se pueda decir sobre cualquier otro factor. 1.3. LA TEORIA DE LA PERSONALIDAD DE H. J. EYSENCK 1.3.1, Introduccién La teoria de Eysenck (Eysenck, 1990a; Eysenck y Eysenck, 1985, Eysenck, 1997) considera a los rasgos y las dimensiones como elementos basicos de la estructura de la personalidad. Estas variables son, esencial- mente, «factores disposicionales que determi- nan nuestra conducta regular y persistente- mente en muchos tipos de situaciones dife- rentes» (Eysenck y Eysenck, 1985, p. 17). Asi pues, los rasgos representan patrones amplios de tendencias de conducta que dan consisten- cia y estabilidad a las acciones, las reacciones emocionales y los estilos cognitivos de las personas. Desde esta perspectiva, las perso nas con un alto rasgo de sociabilidad tenderén a mostrar conductas sociables (p. ej., hablar mucho, tomar la iniciativa, procurar ser el centro de atencién) en muchas situaciones de interaccién social (p. ej., reuniones de ami- gos, fiestas, cuando van de vacaciones en grupo). Si tomamos como ejemplo el rasgo de ansiedad, las personas que se caractericen por set poco ansiosas sera mas probable que ante diferentes situaciones estresantes 0 amenaza- doras (p. ¢j., eximenes, hablar con figuras de autoridad o del otro sexo, afrontar situaciones de emergencia donde se tenga que actuar ripi- damente) muestren un nivel de ansiedad menor que las personas con un alto rasgo de ansiedad. Eysenck (Eysenck y Eysenck, 1985) define la personalidad del siguiente modo: «Una organizacién més 0 menos estable y duradera del cardcter, temperamento, inte- lecto y fisico de una persona que determina su adaptacién tinica al ambiente, El carécter denota el sistema mds 0 menos estable y duradero de conducta conativa (voluntad) de una persona; el temperamento, su sistema més 0 menos estable y duradero de la con- ducta afectiva (emocidn); el intelecto, su sis- tema mas 0 menos estable y duradero de con- ducta cognitiva (inteligencia); el fisico, su sistema més 0 menos estable y duradero de la configuracién corporal y de la dotacién neu- roendocrina.» (p. 9). La concepcién eysenckiana de la personali- dad hace hineapié en el nivel de las dimen: nes, que se definen como agrupaciones de rasgos relacionados entre si. De este modo, como veremos més adelante en este mismo apartado, el concepto de dimensién, como extraversién-introversin 0 neuroticismo- estabilidad emocional, se postula porque en cada caso existen una serie de rasgos correla- cionados que dan lugar a la dimensién corres- pondiente. Asimismo, este autor entiende que los rasgos y dimensiones son relativamente estables y duraderos, caracteristicas éstas de las teorias disposicionales. Ademés, conside- ra que las dimensiones de personalidad han de estar ligadas a mecanismos biolégicos sub- yacentes, lo que convierte a esta teoria tam- bién en un modelo biolégico (Carver y Scheier, 1992). Jerarquia de la personalidad EI modelo de personalidad que propone Eysenck tiene una estructura jerarquica. En el nivel basico de la misma estén las acciones, reacciones emocionales o cogniciones espect- ficas. En un segundo nivel se encuentran los actos, emociones 0 cogniciones habituales. Estas conductas intercorrelacionadas dan lugar al tercer nivel, el de los rasgos (tenden- cias de conducta). Finalmente, en el cuarto nivel, tenemos las dimensiones, las cuales vendrian definidas por las intercorrelaciones entre rasgos (Eysenck, 1990a). La figura 1.1 representa grificamente esta jerarquia. EXTRAVERSION | NEUROTICISMO | PSICOTICISMO Dimensiones Rasgos [7] Respuestas habituales OO OOD Ooo f AA AMAA AMAA A Figura 1.1. Modelo jerdrquico de la personalidad (adaptado de Eysenck, 1982, p. 47) Respuestas especitcas De acuerdo con el modelo, una persona que conversa animadamente en un determinado momento y contexto esta emitiendo una con- ducta especifica, Cuando habla animadamen- te en diferentes situaciones nos indica que esti realizando una conducta habitual. En otras palabras, la correlacién entre las dife- rentes conductas especificas da lugar a las conductas habituales. Si ademas de conversar habitualmente en el trabajo, conversa en las fiestas y habitualmente prefiere la compaitia de los demas a estar solo (conduetas habitua- les), podrfamos hablar de que la persona en cuestién es sociable (nivel de los rasgos). Es decir, la correlacién de las conductas habi- tuales da lugar a los rasgos. Finalmente, la sociabilidad, vivacidad, actividad, biisqueda de sensaciones, dominaneia y toda una serie de rasgos que correlacionan entre si dan lugar a la extraversiGn (nivel de las dimensiones). Acabamos de ver una aproximacién a la ‘personalidad de abajo hacia arriba, del nivel de las respuestas especificas al de las dimen- siones, resultando ser éste un buen método para la descripcién de los rasgos y dimensio- nes de la personalidad. Sin embargo, desde un punto de vista causal, ésta no seria la aproxi- macién més correcta. La explicacién de la conducta funciona de manera inversa, de arri- ba hacia abajo. Las dimensiones de personali- dad son las que determinan el nivel de los ras: 208 y son los causantes de las intercorrelacio- nes existentes entre ellos. A su vez, se rela- cionan con las conductas habituales y especi ficas, asi como sus intercorrelaciones. Sin embargo, a medida que se va descendiendo en la jerarquia, la influencia de las situaciones 0 contextos va aumentando y el ambiente va adquiriendo un mayor protagonismo. Deter- minadas situaciones tienen una gran inciden- cia en las conductas especificas, pero clara mente una menor influencia en las conductas habituales, que es todavia menor en los rasgos y dimensiones. Por tanto, a partir de estas intercorrelaciones y con la ayuda del andlisis factorial, se han establecido las dimensiones biisicas de la personalidad (nivel descriptivo) Dimensionalidad El concepto de dimensionalidad implica, fundamentalmente dos aspectos bisicos: por una parte se refiere a la existencia de un limi tado ntimero de tipos o dimensiones que con- forman la estructura de la personalidad (Eysenck, 1991); por otra parte implica que estas dimensiones se distribuyen de una manera normal, formando un continuo en el que cualquier persona puede ser asignada (Eysenek, 1990a). Con el propésito de enten- der mas claramente a qué se refiere Eysenck cuando habla de dimensiones de personali- dad, ejemplificaremos el concepto con la dimensién psicoticismo (P) (figura 1.2). BAJA P Altuista Empitioo Responsable Soviaizado Convencional PROMEDIO ALTA P Host Impulsvo Egoosntco Creativ Poco empatico Figura 1.2. Distribucién dimensional del psicoticismo (P) De acuerdo con la figura 1.2, la dimension P es entendida como un continuo que va desde el polo més bajo de psicoticismo hasta el polo més alto. Las personas se distribuyen normalmente a lo largo de este continuo en funcién de su grado o nivel de P, de modo que una gran mayoria de las personas se encontra- ria en torno a la media, Conforme el nivel de P se va acercando a los polos alto o bajo, el numero de personas con caracteristicas extre- mas, como el ser muy altruista o muy antiso- cial, ira disminuyendo. Ademis del psicoticismo, el modelo de Eysenck considera que la personalidad puede definirse por otras dos dimensiones més del temperamento y el cardcter: la extraversién (E) y el neuroticismo (N) (Eysenck y Eysenck, 1985). Por tanto, todas las personas pueden ser deseritas en funcién del grado o nivel de extra- versién, neuroticismo y psicoticismo y, asi, se ubican en algin punto del espacio tridimensio- nal definido por estas tres dimensiones bisicas evaluadas por el EPQ-R, tal y como se repre- senta en la figura 1.3. Figura 1.3. Espacio tridimensional definido por las dimensiones eysenckianas E, Ny P 10 La teorfa de Eysenck incluye una cuarta dimension de personalidad, la inteligencia general o factor g. Esta dimensi6n de las hab lidades cognitivas, que tiene caracteristicas especiales y distintivas respecto a las tres dimensiones del temperamento y el cardcter (Neisser et al., 1996), completa la estructura de la personalidad segiin este autor, Andlisis factorial Si observamos el esquema de la organiza- cién jerérquica de la personalidad (figura 1.1), podremos concluir que es necesario observar miiltiples intercorrelaciones entre un gran nimero de variables para llegar alos fac: tores o dimensiones en lo alto de la jerarquia. Precisamente el andlisis factorial es un méto- do estadistico que tiene la funcién de resumir © agrupar en factores una serie de datos en funcién de sus intercorrelaciones. Siguiendo Ja metodologia utilizada en el estudio facto- rial de la inteligencia, Eysenck (1952) adop- tard el andlisis factorial para intentar determi- nar las dimensiones subyacentes a las con- ductas especificas y habituales, principalmen- te a partir de las respuestas a preguntas con- cretas mediante cuestionarios. Un gran niime- ro de diferentes estudios realizados no solo con sus escalas, sino también con otros ins- trumentos de evaluacién de la personalidad, ‘muestran una estructura de tres dimensiones independientes que Eysenck identifica como , N y P (Bysenck y Eysenck, 1985). Sin embargo, otros autores, a partir de metodolo- gias parecidas, han identificado cinco dimen- siones basicas (Caprara, Barbaranelli_ y Borgogni, 1995; Costa y McCrae, 19923; Goldberg, 1993; Russell y Karol, 1995). Como reconoce el propio Eysenck (1992a), el niimero de factores a extraer, la rotacién utili- zada y la nomenclatura de los factores resul- tantes son tareas que implican un alto grado de subjetividad. ‘Por ello, algunos autores (Costa y McCrae, 1992b; Bysenck, 1991; Zuckerman, 1992) han especificado toda una serie de criterios o lineas de evidencia orien- tados a la determinacién objetiva de las dimensiones basicas de la personalidad, Eysenck utiliza el anélisis factorial como un instrumento més, aunque muy importante y bisico, de investigacién cientifica al servi- cio de una teorfa, pero no como determinante ultimo de ésta en lo que se refiere a su parte descriptiva. Y es que, como el autor nos recuerda, el andlisis factorial «es un buen ser- lor pero un mal amo» (Eysenck, 1992b, p. 867). Bases biolégicas La teorfa de Eysenck considera que los fac- tores biol6gicos juegan un papel bisico en la determinacién de la personalidad (Eysenck, 1990a). La importancia dada a las bases bio- légicas viene avalada, siguiendo a este autor, por los resultados obtenidos en estudios trans- culturales en distintos paises (p.cj., Barrett y Eysenck, 1984; Eysenck y Eysenck, 1986; Eysenck, Barrett y Bares, 1993; Eysenck, Garcia-Sevilla, Torrubia, Avila y Ortet, 1992; Eysenck y Seisdedos, 1978; Hanin, Eysenck, Eysenck y Barrett, 1991; Wilson y Doolabh, 1992), por las investigaciones sobre genética- ambiente de la personalidad (Cloninger, Adolfsson, y Svrakic, 1996; Eysenck, 1990b; Jorm, Henderson, Jacomb, Croft y Easteal, 1997; Loehlin y Rowe, 1992; Pedersen, 1994; Plomin y Daniels, 1987), y por los estudios en animales de caracteristicas de conducta que se consideran anilogas a los rasgos de perso- nalidad humanos (Chamove, Eysenck y Harlow, 1972; Dellu, Mayo, Piazza, Le Moal y Simon, 1993; Dellu, Piazza, Mayo, Le Moal y Simon, 1996; Garefa-Sevilla, 1984), u 1.3.2. Descripc Como afirman los autores (Eysenck y Eysenck, 1985) «ningiin estudio cientifico de ningén campo resulta posible sin cierto grado previo de clasificaciém» (p. 4). Por tanto, en el estado de desarrollo en que se encuentra actualmente el estudio de la personalidad es necesario un método sistematico de descrip- cién de la misma, El propio Eysenck, a lo largo de mis de cincuenta afios de investiga- cidn cientifica, intenté ofrecer y desarrollar el espacio adecuado para la correcta descripeién de la personalidad. Estos trabajos han ido acompatiados de la biisqueda de los mecanis- mos causales de las dimensiones por él des- ctitas, de modo que ambos aspectos de la investigacién se han influido mutuamente, Aqui, sin embargo, van a presentarse por separado para una mejor estructuracién y comprensién del modelo. Extraversién (E) Esta dimensién, junto con N, son las que mis estudios y evidencia empirica han recibi do, no slo por parte del propio Eysenek, sino de otros investigadores en personalidad. Ya en los afios cuarenta Eysenck (1947) iniciaba una serie de investigaciones basadas en la concepeidn que Jung tenia acerca de la extra- versién y la introversién, en especial en casos de crisis neurdticas. Asi, los introvertidos padecerian trastornos distimicos, trastornos de ansiedad y del estado de dnimo, segin el DSM-IV (APA, 1994) en el caso de padecer alguna neurosis, mientras que los extraverti- dos padecerian trastornos de tipo histérico, trastornos somatomorfos y disociativos, segiin el DSM-IV (APA, 1994). Eysenck con- cebia la existencia de dos dimensiones de per- sonalidad normal independientes, E y N, la combinacién de las cuales determinarfa el tipo de trastorno neurético. Los primeros and- lisis factoriales realizados, usando una mues- in de la personalidad tra de soldados con trastoros neuréticos, con el propésito de verificar esta hipotesis refleja- ban, efectivamente, las dos dimensiones pro- puestas, una que podia entenderse como E y otra como N, asi como su hipotetizada inde- pendencia (Eysenck, 1952). Este es el punto de partida de E, dimensin que era la responsable del tipo de trastorno que la persona sufria cuando padecia alguna crisis neurética. Sin embargo, la descripeién de E ha variado a lo largo del desarrollo de la teoria. Asi, encontramos diferencias en la definicidn de la dimensién antes y después de 1976, afio en que aparece el libro de los espo- sos Eysenck «Psychoticism as a dimension of personality. La publicacién del libro supone la presentacién «oficial (la no «oficial» habia tenido lugar 25 afios antes, aproximada- mente) de la dimensién psicoticismo en su modelo. Esto supone un cambio en relacién al concepto de extraversién que hace referencia al componente de impulsividad, Este rasgo, hasta entonces integrante de E junto a la sociabilidad, pasa a formar parte de la nueva dimensin P (Claridge, 1981; Eysenck y Eysenck, 1985). Si bien esto es admitido por el propio autor, el problema de la impulsivi- dad es mas complejo que la misma asignacién a Eo P, ya que la propia impulsividad no parece ser un constructo simple y unitario, sino formado por subfactores que se relacio- han en mayor o menor medida con las tres dimensiones. Sin embargo, para Eysenck (Eysenck y Eysenck, 1985) la impulsividad es sobre todo un rasgo de P. Se afirma (Eysenck y Eysenck, 1985) que ante la incorporacién de una dimensién de personalidad, y la elaboracién de escalas ade- cuadas para su medida, es esperable que el modelo teérico se vea afectado por ligeras modificaciones, las cuales en todo caso no suponen un cambio sustancial en el mismo, En este sentido, la correlacién entre la escala E del EPI (antes de la incorporacién de P) y la eseala E del EPQ (que incorpora la escala P) BUSCADOR DE ACTIVO ‘ASERTIVO || SENSACIONES es de alrededor de 0,80, lo que las hace préic- ticamente idénticas. La figura 1.4 representa los rasgos de la dimensién E. { sociaBLe |[ vivaz sieres [Avo | 7 Eee a DESPREOCUPADO | DOMINANTE ESPONTANEO , AVENTURERO- ] Neuroticismo (N) Como ya hemos visto, N aparece como una_ dimensién relacionada con la predisposicién a padecer trastomos neursticos, tanto histéri- cos como distimices. Las personas con altas puntuaciones en esta dimensién son mas vul- nerables a los trastornos denominados tradi- cionalmente neuréticos, mientras que el tipo Figura 1.4, Rasgos que forman parte de la dimensién E (adaptado de Eysenck, 1990a, p. 246) de trastomno dependerd de las puntuaciones en las otras dimensiones de la personalidad. Es decir, Eysenck intenta conjugar la personali- dad normal con Jas neurosis clisicas, postu- lando un modelo de didtesis-estrés en psico- patologia (Eysenck y Eysenck, 1985). Los ‘componentes de N vienen descritos por los rasgos presentados en la figura 1.5. iN) N [-ANSIOSO | ["DEPRIMIDO _|/|SENTIMIENTOS DE CULPA ieee BAJA AUTOESTIMA [TENSO | | IRRACIONAL | TimiDO | Triste | [ EMOTIVO Figura 1.5. Rasgos que forman parte de la dimensién N (adaptado de Eysenck, 1990a, p. 246) Psicoticismo (P) Esta es la dimensién que mas tarde se incorpora al modelo eysenckiano, Eysenck (1952) apunta Ta idea de Ia existencia de un continuo entre la normalidad y las psicosis al estilo de su dimensién N, asi como la simili- tud entre dos tipos de psicosis como la esqui- zofrenia y la psicosis maniaco-depresiva. Con la publicaci6n del EPQ (Eysenck y Eysenck, 1975) y de su libro sobre la dimension P (Eysenck y Eysenck, 1976), estas ideas toman cuerpo en forma de una escala de medida y una nueva dimensién te6rica en su modelo 13 de personalidad. Asi, P es concebida por Eysenck como una dimensién de la personali- dad normal que, en puntuaciones extremas, predispone tanto a los trastornos psicéticos, como el trastomno bipolar o la esquizofrenia, como a la conducta antisocial y la psicopatia (Bysenck, 1992c). La aparicién de esta tercera dimensién ha ido acompafiada por una serie de criticas (p. ¢j., Bishop, 1977; Block, 1977a, b; Davis, 1974; Claridge, 1981; Costa y McCrae, 1992b, ¢; Chapman, Chapman y Kwapil, 1994; Van Kampen, 1993, 1996; Zuckerman, 1989), que hacen referencia tanto a aspectos formales de Ia escala P, como a cuestiones teéricas de la dimensién. Por lo que se refiere a las criticas a la escala P del EPQ, la contes- tacién de los Eysenck es la publicacién (Eysenck, Eysenck y Barrett, 1985) de una versién revisada del EPQ (EPQ-R), de cu- ya versién espafiola se ocupa el presente Manual, intentando superar las carencias psi- cométricas de la escala puestas de manifiesto por los criticos. Asimismo, irin apareciendo una serie de articulos que intentaran replicar los ataques que la dimensién P iré recibiendo (p. ¢j., Eysenck, 1992a, b, ¢; 1995a). Los ras- gos de la dimensién P estan representados en Ja figura 1.6. [_ AGRESIVO FRIO EGOCENTRICO || IMPERSONAL || IMPULSIVO | ANTISOCIAL [BAJA EMPATIA | | CREATIVO RiGIDO | Figura 1.6. Rasgos que forman parte de la dimensién P (adaptado de Eysenck, 1990a, p. 246) Estudios factoriales sobre E, N y P En este apartado vamos a hacer una breve revisién de la investigacién en una de las line- as de trabajo mds relevantes en la descripeién de la personalidad, la tradicién factorial. Los estudios factoriales del EPQ han arrojado consistentemente las tres dimensiones eysenckianas (Corulla, 1987; Eysenck y Eysenck, 1991; McKennzie, 1988), al igual que cuando se han usado diferentes versiones, cn varias lenguas, de este cuestionario (véase Barrett y Eysenck, 1984). Ademas, nume- rosos anilisis estadisticos de varios de los cuestionarios mas usados en la evaluacién de la personalidad (p. ¢j., 16PF de Cattell, escalas de Guilford-Zimmerman, MMPI de 14 Hathaway-McKinley), han dado como resul- tado factores similares 0 idénticos a los de extraversién, neuroticismo y_psicoticismo (Eysenck y Eysenck, 1985), Royce y Powel (1983) realizan un exhaus- tivo metaandlisis de los estudios factoriales sobre personalidad, y encuentran tres dimen- siones de orden superior denominadas intro- versién-extraversin, estabilidad emocional independencia emocional. Las dos primeras dimensiones corresponden claramente a la E y N eysenckianas, mientras que la tercera dimensién, independencia emocional, carac- terizada por los autores con rasgos tales como autonomia, desconfianza, individualismo (no cooperacién), realismo, dominancia, rigidez, poca afectividad y poca ingenuidad, posee caracteristicas comunes a la tercera dimen- sién P. Eysenck (1991) concluye, por tanto, que este metaanilisis ofrece un claro apoyo a las dimensiones por él propuestas. Otra linea de trabajo a destacar es la de Tellegen y Waller (en prensa). Estos autores describen tres factores principales denomina- dos emotividad positiva, emotividad negativa y control de impulsos, factores claramente identificables con E, N y P respectivamente (Eysenek, 1992b). En los iiltimos afios, una de las taxonomias de personalidad que ha surgido con mas fuer- za es el modelo de los Cinco Factores (Digman, 1990; Goldberg, 1993; McCrae y Costa, 1995; Zuckerman, Kuhlman, Joire- man, Teta y Kraft, 1993). Esta situacién ha propiciado una de las polémicas cientificas més interesantes de las iltimas décadas en cuanto al mimero y naturaleza de las dimen- siones basicas de la personalidad. Las postu- ras de los defensores del modelo de los Cinco Factores y el modelo eysenckiano (de tres dimensiones) vienen expresadas en una serie de argumentaciones, réplicas y contrarrépli- cas (Costa y McCrae, 1992b, 1992c; Eysenck, 1992a, b). Asi, el modelo de los Cinco facto- res de Costa y McCrae (1992a) postula la existencia de cinco dimensiones independien- tes de la personalidad: neuroticismo (N), extraversin (E), apertura a la experiencia, amabilidad y responsabilidad. N y E parecen equivalentes a dos de las tres dimensiones de Eysenck, mientras que P correlaciona mode- rada y negativamente con A y C. Aunque la cuestidn de cudles son las dimensiones basi- cas de la personalidad no esté resuelta (hay datos a favor de las tres y cinco dimensiones), el modelo de Eysenck continia siendo muy relevante en la teoria y evaluacién de la per~ sonalidad (Avia, Sanz, Sanchez-Bemardos, Martinez-Arias, Silva y Grafia, 1995; Dray- cott y Kline, 195). 1.3.3. Explicacién de la personalidad Una vez realizada la tarea de deseribir la personalidad segiin el modelo de Eysenck, el siguiente paso es el de exponer las teorias bio- logicas subyacentes a sus dimensiones. Extraversion A Io largo del desarrollo de su modelo, Eysenck ha propuesto dos teorfas explicativas relacionadas pero diferentes (Eysenck y Eysenck, 1985). Asi, en 1957 propone su mera teoria, denominada teoria de la inhil cién, Sin embargo, las pruebas empiricas a las que la teorfa fue sometida hicieron que en algunos aspectos resultara inadecuada. En 1967, Eysenck la modifica y propone la deno- ‘minada teoria del arousal, la cual era capaz de ‘manejar los resultados que la teorfa de la inhi- bicién explicaba y también los muchos otros que dicha teorfa no podia explicar. Pasemos, pues, a describir los mecanismos biolégicos subyacentes a la dimensién de extraversién- introversién. La estructura fundamental que pretende explicar las diferencias individuales en la dimensién de extraversién es el sistema acti- vador reticular ascendente (SARA). Se trata de una estructura neuronal en forma de red que opera bisicamente como una unidad encargada de provocar la activacién generali- zada de las regiones del diencéfalo y del cere- bro Guyton, 1990). Las diferencias indivi- duales en Ia actividad de este sistema son las, encargadas de determinar las diferencias indi- viduales en extraversién. Asi, segin Eysenck (1982), los introvertidos se caracterizan por tener niveles altos de actividad en el circuito 15 reticulo-cortical, mientras los extravertidos se caracterizan por tener niveles bajos en este circuito. Por tanto, los extravertidos, que estin menos activados, necesitan de mas esti- mulacién para llegar al nivel éptimo de arou- sal (NOA), por lo que la conducta extraverti da seria consecuencia de esta bisqueda de activacién mediante el contacto social, la bis queda de nuevas sensaciones o Ia actividad, Los introvertidos, por otro lado, al estar mai activados, necesitarfan menor estimulacién exterior para Hegar al NOA, por lo que sus conductas estarian orientadas hacia situacio- nes de poca estimulacién 0 que produjeran poca activacién, siendo mas reservados en las situaciones sociales o prefiriendo situaciones poco estimuladoras. Recordemos que el con- cepto de NOA no implica una relacién lineal entre la ejecucién o el afecto y el arousal, sino que se trata de una curva en forma de U invertida. Esto implica que se es eficaz y se experimenta una sensacién positiva en nive- Jes intermedios de arousal, mientras que la eficacia disminuye y la sensacién va tornin- dose negativa en niveles de arousal excesiva- mente bajos o altos (Zuckerman, 1991). Sin embargo, la concepeién de un arousal psicolégico general no puede ser actualmente mantenida tal cual (véase Strelau y Eysenck, 1987 para una discusién mas detallada). El sistema reticulo-cortical actualmente se con- sidera tinicamente como uno de los varios sis- temas de arousal. Probablemente, éstos inclu- yen el sistema limbico de arousal, el sistema de la monoamino oxidasa (MAO), el sistema difuso tilamo-cortical y el sistema pituitario- adrenocortical. Sin embargo, esta aparente diversidad no excluye que los sistemas ope- ren de forma relativamente unitaria (Eysenck, 1990a). Para intentar precisar cual es el estado actual en la investigacién en torno a la dimen- sin extraversién de Eysenck vamos a seguir, fundamentalmente, las revisiones que con este propésito han realizado Eysenck (1990a), 16 Eysenck y Eysenck (1985) y Zuckerman (1991). A pesar de las dificultades metodolégicas y tedricas en la medicién e interpretacién del nivel de arousal (Eysenck, 1990a; Zucker- man, 1991) se considera que la medida mas directa de arousal cortical es el electroencefa- Jograma (EEG), aunque también se han utili- zado en su estudio potenciales evocados (PE), tomografia por emisién de positrones (TEP) 0 medidas del flujo sanguineo cerebral (FSC). ‘También se han usado algunas medidas fisio- logicas de actividad periférica, como Ia acti- vidad electrodermal (AE), la secrecién salivar (SS) 0 la pupilometria, como indices indirec- tos del grado de activacién del sistema ner- vioso central. Los resultados de los distintos estudios revisados con el uso de EEG tienden, en general, a apoyar la hipotesis de Eysenck mas que a rechazarla, es decir que los extraverti- dos muestran un nivel mas bajo de arousal gue los introvertidos. Los resultados negat vos se refieren més al fracaso en encontrar las diferencias esperadas, que en hallar resulta- dos en la direccién opuesta a lo predicho (Eysenck, 1990a). Posiblemente el arousal cortical general esté definido de una forma demasiado amplia. Quizas el arousal cortical medido mediante PE sea un concepto mis itil debido a que los estimulos estin definidos de forma mas preci: sa (Zuckerman, 1991). La revisién de trabajos realizada por Stelmack (1990) que relaciona- ban EP con las dimensiones de personalidad eysenckianas, tanto con estimulos visuales como auditivos, ha mostrado que los resulta- dos son complejos de interpretar en términos de la teoria del arousal, ya que existen ciertas variaciones en funcién de la edad y caracte- risticas estimulares empleadas. Resultados mas claros parecen aportar los estudios de PE aumentadores y reductores. Los aumentado- res son aquellas personas en las que el incre- mento de estimulacién produce un incremen- to en la amplitud en componentes concretos de los PE, mientras que en los reductores el incremento de estimulacién produce un decremento en la amplitud. Zuckerman (1990) concluye que los estudios indican una clara relacién entre el rasgo brisqueda de sen- ‘saciones, en especial el componente de desin- hibicién, y los sujetos aumentadores, tanto con estimulos visuales como con estimulos auditivos. Para Eysenck (1990a) la busqueda de sensaciones es un componente de la extra- versién, por lo que considera que estos datos suponen un aceptable apoyo a la teoria del arousal. La medida del FSC es un indicador de la actividad cortical y, por tanto, de su nivel de arousal. Sin embargo, lo costoso del procedi- miento, asi como la relativa novedad del mismo, hace que existan escasos trabajos que relacionen esta variable fisiolégica con carac~ teristicas de personalidad. Los pocos estudios indican cierto apoyo a la teoria del arousal (Zuckerman, 1991). Wilson (1990) encontré que los introverti- dos mostraban més AE que los extravertidos. Otros trabajos, sin embargo, no encuentran diferencias en la actividad electrodermal en funcién de E (Zuckerman, 1990). Asi, Zuc- kerman (1991) considera que la investigacién en AE sugiere que las diferencias en E inte- ractian con diferencias en la significacién y caracteristicas de la situacién y de los estimu- los usados, pero la naturaleza de la interac cidn no siempre se comporta de acuerdo con las predicciones que de a teoria se derivan. Eysenck (1990a), por su parte, resalta la com- plejidad inherente a estos estudios, tanto en su interpretacién teérica como en la metodologia utilizada y sugiere profundizar en estos aspeetos para Ilegar a resultados més claros e interpretables. Deary, Ramsay, Wilson y Riad (1988) revi- san diversos estudios referentes a la relacién entre SS y E. Los autores concluyen que se da una correlacién inversa, tanto en varones como en mujeres, entre la salivacién produci- da ante la estimulacién de gotas de zumo de limén y la dimensién E, tal y como predice la teoria del arousal (Eysenck, 1982) Una de las medidas que mas claramente parece estar asociada con la dimensién E es la dilatacién pupilar. Stelmack (1990) ha encon- trado que los sujetos introvertidos tienen pupilas més grandes que los extravertidos en ausencia de estimulacién especifica y, ade- més, los introvertidos muestran mayor dila- tacién pupilar ante estimulos auditivos que los extravertidos, de acuerdo con la teoria propuesta por Eysenck (1982). A pesar de las dificultades conceptuales en tomo a Ia teoria del arousal, los estu- dios parecen apoyar, en general, la teoria, Los resultados negativos, més que ir en la direccién opuesta a la predicha, simple- mente no encuentran relaciones significativas (Eysenck, 19902). Neuroticismo Eysenck considera que la actividad del cerebro visceral (0 sistema limbico), el cual est compuesto por estructuras como el drea septal, hipocampo, amigdala, cingulo ¢ hipo- télamo, es la responsable de la dimensién N, Es decir, que el diferente grado de actividad del sistema que tradicionalmente ha sido con- siderado como el responsable neuroanatémi- co de las emociones, determina el que las per- sonas sean mas 0 menos emotivas. Eysenck (1990a) ha utilizado el término activacién para referirse a la activacién emo- cional y distinguirla claramente de la activa- cién del SARA, que denomina arousal. Teéricamente, el funcionamiento de los dos sistemas, el sistema limbico y el SARA, son independientes. Sin embargo, situaciones altamente activadoras hacen que se incremen- 7 te el arousal. Aunque este tipo de situaciones de extrema activacién son relativamente raras en la vida cotidiana, esto indica que la inde- pendencia de los dos sistemas es solo relativa, Como hemos visto, Eysenck afirma que las diferencias entre las personas en la dimensién neuroticismo pueden ser interpretadas en fun- cidn de la sensibilidad o umbral diferencial de la actividad limbica. Sin embargo, estas dife- rencias es probable que sélo aparezcan en condiciones relativamente estresantes, condi- cién que muchos de los estudios orientados a investigar las relaciones entre variables psico- fisiolégicas con diferencias en neuroticismo no cumplen, es decir, la mayor parte de estos trabajos no han utilizado condiciones adecua- damente estresantes (Eysenck y Eysenck, 1985). Ademas de esta importante deficien: metodolégica apuntada por Eysenck, el nit- ‘mero de trabajos al respecto es menor que los trabajos en relacién con E. En la revisién de Eysenck y Eysenck (1985) se llega a la conclusién de que los datos obtenidos por diversos trabajos son decepcionantes, ya que las relaciones entre diversas medidas psicofisiolégicas y la dimensién neuroticismo han sido lo suficien- temente inconsistentes para poder inferir las estructuras biolégicas subyacentes. Como ya hemos mencionado, Eysenck apunta a la no utilizacién de estimulos y situaciones lo sufi- cientemente activadoras emocionalmente para explicar la falta de resultados. Sin embargo, trabajos posteriores en los cuales se realizaron diversas medidas psicofisiolégicas (p. ¢j, actividad electrodermal, electrocardio- grama, presién sanguinea, frecuencia y amplitud del pulso, temperatura de la piel, neumograma, electromiograma, movimiento ocular, movimiento parpebral y electroence- falograma) en situacién basal y diversas con- diciones estresantes, no aportaron relacién alguna con la dimensién neuroticismo. Esta carencia de relaciones no puede ser atribuida a las deficiencias metodolégicas apuntadas 18 por Eysenck en relacién a la falta de situacio- nes estresantes en estos estudios (Zuckerman, 1991), Como el propio Eysenck (1990a) admite, el estado actual de la dimensién N y sus correlatos biolégicos es claramente insat factorio. Asi, la hipétesis de que la mayor actividad aut6noma es la base biolégica del neuroticismo sélo es encontrada en algunos estudios de pacientes con trastornos de ansie- dad. Sin embargo, existen algunos resultados que parecen apoyar una relacién entre medi das psicofisiol6gicas y la dimensin de sensi bilidad a las sefiales de castigo 0 ansiedad (SC), segin la teoria de Gray (1991), dimen- sién préxima al neuroticismo eysenckiano, Gray y sus colaboradores han realizado un’ amplio esfuerzo experimental para determi- nar las estructuras implicadas y los procesos intervinientes en la SC. Diferentes estudios correlacionales sittian la SC muy préxima a N. De esta manera, podriamos aventurar que ambas concepciones estin muy relacionadas ¥ que las estructuras estudiadas por Gray y otros (p. ej. LeDoux, 1995) en relacién a la ansiedad coineiden en gran parte con las pro- puestas por Eysenck, las cuales serian las res- ponsables de la dimensién N. En resumen, podemos considerar que la concepcién taxo- némica de Eysenck esti mucho mas elabora- da a la vez que sustentada en una amplia investigacién factorial, mientras que el sustra- 10 y los procesos psicobiolégicos subyacentes a la dimensién estarian mejor descritos por Gray (1982, 1993). Psicoticismo Asi como Eysenck desarrolla una teoria biolégica que especifica las bases neurobiolé- givas subyacentes a las dimensiones de extra- versién y neuroticismo, la dimensién de psi coticismo no cuenta con una teoria con el mismo nivel de desarrollo (Zuckerman, 1989; Van Kampen, 1996). Algunos trabajos, sin embargo, han encon- trado correlatos biolégicos relacionados con la tercera dimensién eysenckiana, pero estas relaciones carecen ain de una base tedrica lo suficientemente sdlida. Autores como Claridge (1985), Cloninger (Cloninger, Svrakic y Prybeck, 1993), Gray (1991), Gray, Pickering y Gray (1994) o Zuckerman (1989), sin embargo, han realizado intentos explicativos causales de variables de persona- lidad conceptualmente muy préximas al psi- coticismo. La agresividad, que es uno de los rasgos del psicoticismo, podria venir determinada por la accién de las hormonas sexuales masculinas (andrégenos) en el cerebro. Esta accién androgénica, en concreto de la testosterona, parece incidir en el desarrollo del hipotélamo (especialmente del area predptica y en la regiGn del niicleo ventromedial) y de la amig- dala, regiones hipotetizadas como integrantes del sistema de lucha/huida de Gray (1971, 1991), las cuales son propuestas como la base bioldgica del Psicoticismo (Corr, Pickering y Gray, 1995) Otweus (1986) realizé una revisién exhaus- tiva de los trabajos que relacionan la agresivi- dad y la testosterona. Este autor concluye que los estudios recientes que relacionan niveles plasmiticos de testosterona, agresividad y conducta antisocial en humanos parecen indi- car una relacién positiva entre niveles de tes- tosterona y algunos aspectos de la conducta agresiva, impulsiva y antisocial. En los estu- dios andlogos con animales, ademis, la tes- tosterona parece ser un factor causal en algu- nas formas de comportamientos agresivos. El autor puntualiza finalmente que estos resulta- dos no significan que los niveles de testoste- rona no puedan estar afectados por factores situacionales 0 experienciales. Un ejemplo de correlato biolégico determi- nado genéticamente, y que parece estar firme- mente relacionado con a dimensién P, es el HLA-B27, mareador biolégico relacionado con el sistema inmunoldgico. Cuando se com- paran pacientes esquizofrénicos con sujetos normales no psicéticos, asi como cuando se comparan altos P y bajos P en poblacién general, se encuentran relaciones claras entre el HLA-B27, la esquizofrenia y Psicoticismo (Eysenck, 1992c). Claridge (1981, 1985) sugiere que uno de los mecanismos fisiolégicos basicos implica- dos en la esquizofrenia es la disociacién de la actividad del sistema nervioso central (SNC). Coneretamente, el autor considera que el pro- ceso central principalmente implicado es el desacoplamiento entre la activacién emocio- nal y la regulacidn de las entradas sensoriales. Por tanto, y de acuerdo con la teoria de Eysenck, las personas con un alto nivel en la dimensién de P tendrian que mostrar este tipo de alteracién del SNC. Efectivamente, diver- sos trabajos realizados por el grupo de Claridge (Claridge, 1985) han encontrado que los sujetos que puntuaban alto en P mostraban un patrén fisiolégico disociado semejante al descrito anteriormente, lo que sugeria un esti- lo de organizacién de SNC similar al encon- trado en los esquizofrénicos. Robinson y Zahn (1985) también han infor- mado de patrones similares a los referidos por Claridge en personas con altas puntuaciones en P. Sin embargo, el estudio es especialmen- te relevante ya que los autores encontraron similitudes entre los sujetos altos en P y una muestra de psic6patas. De acuerdo con la teo- ria (Eysenck, 1992c; Eysenck y Eysenck, 1976), la psicopatia seria un estado interme- dio en el continuo que va desde la normalidad a las psicosis, por lo que las relaciones encon- tradas entre altos en P, psicopatia y esquizo- frenia parece apoyar esta conceptualizacién del psicoticismo Zuckerman (1989) realiza una revisién de Jos neurotransmisores, enzimas y metabolitos cerebrales en relacién con la tercera dimen- 19 sién de personalidad (la P para Eysenck, la dimensién «biisqueda de sensaciones no socializada e impulsivay para Zuckerman), Niveles bajos del metabolito de la serotonina 5-HIAA estén asociados a la comisién de ase- sinatos y suicidios, asi como a conductas agresivas. Ademas, algunos estudios han encontrado correlaciones negativas entre niveles de 5-HIAA y la escala P, mientras que E y N no correlacionaban con este metaboli- to. Sin embargo, es la MAO, enzima que regula todo el sistema de los neurotransmiso- res monoaminérgicos, la que parece presentar una mayor relacién con la dimensién P. Niveles bajos de MAO parecen relacionarse con consumo de alcohol, tabaco y drogas ile- gales, asi como con Ia bisqueda de sensacio- nes, estrechamente relacionada tanto con E como con P (Zuckerman et al., 1993). Ademés de relacionarse con actividades como abuso de drogas 0 conducta antisocial, se han encontrado relaciones con algunos trastornos psicopatolégicos como los trastor- nos bipolares o algunos subtipos de la esqui- zofrenia con sintomas positives como las alu- cinaciones o la paranoia. Es decir, niveles bajos de MAO se relacionan tanto con con- ductas psicopiticas como psicéticas, de acuerdo con la concepeién que Eysenck man- tiene de la dimensién Psicoticismo (Eysenck, 1992e; Eysenck y Eysenck, 1976). Asimismo, el neurotransmisor dopamina parece tomar un papel relevante en los iilti- ‘mos afios en relacién con la personalidad. Su relacién con la esquizofrenia ya habia sido firmemente establecida afios atris (Gray, Feldon, Rawlins, Hemsley y Smith 1991; Rosenzweig y Leiman, 1992) al descubrirse que Ia accién de los neurolépticos era ejerci- da al actuar en los receptores dopaminérgicos © en sistemas relacionados. Eysenck habia relacionado la dimensién de personalidad 20 normal P con trastornos psicdticos, entre ellos la esquizofrenia, por lo que este neurotrans- misor, congruentemente con su teoria, tam- bién tendrfa que mostrar relacién con la dimensién P. Gray et al. (1994), utilizando la tomografia por emisién de positrones, han encontrado correlaciones inversas (-0,75) entre la escala de psicoticismo y la actividad dopaminérgica en el cuerpo estriado de ambos hemisferios. Los iiltimos avances en genética molecular muestran una cierta rela- cién entre el rasgo busqueda de la novedad (dimensién de la teoria de Cloninger concep- tualmente préxima a P) y un alelo del gen del receptor de la dopamina D4, el gen D4DR (Cloninger et al., 1996). El estudio de diferencias individuales en animales también parece aportar informacién relevante sobre las bases biolégicas del rasgo bissqueda de sensaciones, muy relacionado con P. Concretamente, Dellu, Piazza, Mayo, Le Moal y Simon (1996) han encontrado que aquellas ratas que mostraban una mayor acti- vidad locomotora ante situaciones novedosas (lo que es interpretado por los autores como un homélogo del rasgo busqueda de sensacio- nes) presentaban una mayor actividad dopa- minérgica en el nticleo acumbens que las ratas poco reactivas a la novedad, Como hemos visto, existen ya numerosos datos que sugieren que la dopamina se re- laciona con el psicoticismo. Asimismo, este neurotransmisor parece tener un papel rele- vante en la esquizofrenia, lo que podria repre~ sentar una propuesta adecuada de base biol6- gica de P y, al mismo tiempo, estaria en la linea de la concepcién eysenckiana de P como una dimensién de predisposicién no sélo a la psicopatia y la conducta antisocial, sino tam- bién a las psicosis, al menos a algunos tipos de esquizofrenia. 1.4, EL DESARROLLO DEL EPQ El cuestionario de personalidad de Eysenck (EPQ), ahora en su forma revisada, ha sido el resultado del desarrollo de varias escalas de personalidad anteriores. El primer cuestiona- rio elaborado por Eysenck es ef Maudsley Medical Questionnaire (MMQ) (Eysenck, 1952). Este pretendia ser una medida de neu- roticismo, para lo cual utilizaba 22 items que se referian tanto a conductas especificas, ‘como a rasgos 0 situaciones sociolaborales. A éstos se le sumaban 18 items de la escala de mentiras del MMPI. Si bien el cuestionario resulté de utilidad para la diseriminacién entre personas normales y neuréticas, resulta- ba poco adecuado para medir la dimensién E, ya que tnicamente era capaz de distinguir entre sujetos histéricos y distimicos (Labra- dor, 1984). A este cuestionario le siguié el Maudsley Personality Inventory (MPI, Eysenck, 1959). Este nuevo inventario estaba compuesto por algunos items del MMQ, pero esencialmente estaba influido por el cuestionario de Guilford-Zimmerman, del cual tomé items de algunas de sus escalas. El MPI fue creado para evaluar las dimensiones N y E, pero pre- sentaba el inconveniente de que éstas mostra- ban cierto grado de correlacién negativa, algo que iba en contra de la ortogonalidad que hipotetizaba el modelo de Eysenck. Con el propésito de dar solucién a este importante problema, los Eysenck elaboran un nuevo cuestionario, el Eysenck Personality Inventory (EPI, Eysenck y Eysenck, 1964, 1987). En éste, las dimensiones de extraver- sién y neuroticismo no presentan ya ninguna intercorrelacién_significativa, ofreciendo, ademis, algunas ventajas psicométricas con respecto al MPI, como un aumento de Ia fia~ bilidad en las escalas. También se incluye una nueva escala de mentiras (L) para medir el disimulo. El EPI cuenta, asimismo, con dos formas paralelas (A y B) para evaluaciones repetidas con la misma poblacién. En 1975 aparece publicado el Eysenck Personality Questionnaire (EPQ, Eysenck y Eysenck, 1975; 1986) que contiene cuatro escalas: dos que miden las ya clisicas dimen- siones E y N, la escala L, y presenta una nueva escala que pretende medir la dimensién P, tanto en adultos como en nifios (EPQ-A y EPQ-1), Como ya hemos mencionado anteriormen- te, en 1985 los Eysenck publican una versién revisada del EPQ (EPQ-R), de la que se ocupa el presente Manual, en la que se pre- tende subsanar las principales deficiencias que presentaba la anterior escala P. Basicamente eran éstas: una baja fiabilidad, el bajo rango de puntuaciones y la forma de la distribucién de las puntuaciones, ya que se asemeja mas a una distribucién de Poisson que a una distribucién normal, La nueva esca- la P britinica ofrece indices de fiabilidad superiores, asi como unas puntuaciones medias notablemente més altas que las de la escala P no revisada y, finalmente, la asime- tria de la distribucién, aunque todavia existe, se ve considerablemente reducida (Eysenck y Eysenck, 1991; Eysenck et al., 1985). Para distintos propésitos pricticos y, es- pecialmente a la hora de dar a conocer los resultados del cuestionario a personas sin conocimientos de psicologia, seria util omitir términos psiquidtricos como «neuroticismo» y «psicoticismo» y usar «emotividad> y ‘«dureza. En este sentido, es importante tener en cuenta las consideraciones que hace Messick (1989) respecto a las implicaciones de los nombres de las variables, un aspecto que, para él, formaria parte de la validez del instrumento. En el presente Manual, los tér- minos emotividad y dureza, que se consideran més aceptables, se usarin como sindnimos de Ny Ptal y como subrayaremos més adelan- te. 2 1.5. AMBITOS DE APLICACION La personalidad juega un papel de suma importancia en muchos Ambitos pricticos, pudiendo el EPQ-R ser de utilidad en todos ellos. Aunque no esta especificamente disefia- do para diagnosticar trastomos psiquiatricos, el sefalar las predisposiciones neuroticas 0 psicéticas particulares de las personas puede resultar de gran ayuda a la hora de tratar reas problematicas, una tarea quizis mas impor- tante que la del encasillamiento psiquiatrico (Bysenck, 1970). En el Ambito educativo existe una clara evidencia empirica que indi- ‘ca que las diferencias en personalidad interac- tan de una forma relevante con las asignatu- ras y estudios preferidos, métodos de aprendi- zaje Optimos, actitudes hacia el estudio o la mejor manera de motivar a los estudiantes, entre otros (Eysenck, 1996), En el mbito del trabajo, las diferencias de personalidad se relacionan estrechamente tanto con la orientacién vocacional como con Ja seleceién ocupacional (Furnham, 1995). En la delincuencia, la personalidad también juega un papel importante (Eysenck y Gudjonsson, 1989). Resultaria dificil pensar en cualquier area de las ambiciones y emp fios humanos en la que las diferencias indivi duales de personalidad resultasen poco rele- vantes y en la que el conocer el grado de extraversién, emotividad o dureza de una per sona no fuera de una gran ayuda, Lo que acabamos de decir es especialmen- te pertinente en el campo de los experimentos de laboratorio en psicologia, donde es cos- tumbre considerar las diferencias individuales como parte del error, inflindolo exces mente. Una gran cantidad de estudios sobre memoria, aprendizaje, condicionamiento, percepcidn, vigilancia y practicamente cual- quier otro tema de la psicologia experimental han mostrado que el error puede reducirse dristicamente combinando las diferencias individuales con los efectos prineipales a par- tir de su interaccién. Esto también ayuda de tuna manera importante a mejorar la interpre- tacién tedrica de los resultados experimenta- les (Eysenck, 1982). La personalidad como concepto explicativo resulta de igual importancia al de las aptitu- des cognitivas, ya que ambos juegan un papel esencial en la explicacién y prediccién de la conducta humana, E] mejorar nuestra capaci dad de tratar adecuadamente los problemas sociales apremiantes depende en gran medida del uso mucho més amplio de los instrumen- tos que la psicologia moderna ha puesto a nuestro aleance. 1.6. MATERIAL PARA LA APLICACION Junto con este Manual, en el que se presen- tan tanto la teorfa de la personalidad de Eysenck, como la descripcién de las dimensiones y esca- las que se evalian y las normas de aplicacién, correccién e interpretacién (con la tipificacién de la versién en espafiol y la de Ia versién en catalin), es necesario el siguiente material: 22 + Ejemplar autocorregible del EPQ-R con los items en espafiol y las alternativas de respuesta, que contiene también el perfil resultante. + Ejemplar autocorregible del EPQ-R con la adaptacién en catalan, 2. NORMAS PARA LA APLICACION 2.1. INSTRUCCIONES GENERALES Las instrucciones para responder a los ele- mentos estin escritas en la portada del ejem- plar autocorregible de la prueba. Estas deben leerse en voz alta en las aplicaciones colectivas 6 leidas por las propias personas en las apli- caciones individuales. Las instrucciones no deben ampliarse o cambiarse de ningiin modo. Cuando, una vez respondidos, se recojan los cuestionarios hay que comprobar que se han contestado todos los elementos. Cuando haya respuestas en blanco o doble respuesta, se debe procurar que sean contestadas adecuadamente. Cuando los cuestionarios se apliquen a per- sonas con dificultades de lectura o de visién, se pueden leer en voz.alta los elementos y registrar las respuestas. El evaluador no cambiard las instrucciones en ningin caso, ni dari consejos alos evaluados de cémo contestar a los items En el caso de ciertos grupos de personas, como pacientes, puede ser aconsejable el dar instrucciones adicionales a la hora de respon- der a los cuestionarios, como el responder tal y como son y se sienten ahora 0 tal y como eran y se sentian antes de su enfermedad, especialmente cuando los cuestionarios se uusen para fines de investigaci6n. La altemati- va a escoger depende de las caracteristicas de la evaluacién espeeffica, pero se recomienda mantener, en uno u otro caso, las instruccio- nes a lo largo de todo el estudio. 2.2. NORMAS PARA LA CORRECCION Y PUNTUACION El ejemplar autocorregible esta formado por dos hojas. La primera de ellas es el cuestionario que responde el sujeto y la segunda hoja o copia contiene las instruceiones y espacios necesarios para realizar la comecci6n. El primer paso para obtener las puntuaciones directas es retirar el borde inferior del ejemplar autocorregible por el trepado y separar las dos hojas. En la copia aparecerdn las respuestas dadas por el sujeto a cada elemento. Tal y como se indica en las normas de correccién de esta hoja, traslade las marcas que estin dentro de los recuadros de las columnas Si y No a los recua- dros tramados de las columnas E, N, P y L. A continuacién sume las mareas de las casillas situadas en cada una de las cuatro columnas. Traslade el total de cada una de estas cuatro sumas a las casillas correspon- dientes a las puntuaciones directas (PD) que encontrar en la misma cop Para obtener Ia puntuacién T correspon- diente deberd consultar las tablas de baremos que encontrar en este manual, buscar la PD obtenida por el sujeto en cada una de las esca- Jas y buscar en esa misma fila la puntuacién T correspondiente, que anotaré en las casillas correspondientes a las puntuaciones T que encontrard en la copia. Si lo desea, las tablas. de baremos también le permiten convertir las puntuaciones directas de los sujetos en per- centiles. Por tiltimo, traslade las PD y las puntuacio- nes T de cada una de las cuatro escalas a la tabla inferior de la misma hoja, Esto le permitira tra- zar un perfil grifico a partir de las puntuaciones T del sujeto en cada una de las escalas. 23 4. NORMAS DE INTERPRETACION 4.1. ASPECTOS GENERALES La interpretacién de las puntuaciones directas en las cuatro escalas del EPQ-R y del EPQRS se puede realizar a partir de la com- paracién de las mismas con las medias y de: viaciones tipicas correspondientes a cada dimensi6n. Los datos normativos generales estén en las tablas 3.5 y 3.9, los correspon- dientes a los grupos de edad se encuentran en Jas tablas 3.6 y 3.10. No obstante, el uso de los cuestionarios en diferentes ambitos apli- cados hace recomendable, para hacer mis fécil la interpretacién y comunicacién de los resultados, transformar las puntu: directas a escalas transformadas ( ordinales) de valor universal. Las puntuacio- nes tipicas T (media de 50 y desviacién tipica de 10) suelen ser las escogidas en algunos de Jos cuestionarios desarrollados ms reciente- mente (Caprara et al., 1995; Costa y McCrae, 1992a). Las puntuaciones tfpicas se obtienen a partir de los datos normativos, en este caso de la poblacién espafiola, con la ventaja de que permite la elaboracién de perfiles. Otra de las escalas transformadas mds usuales para interpretar resultados de los tests es la de las puntuaciones centiles; es una esc: la ordinal que se extiende de 1 a 99 y expresa Ja posici6n relativa del sujeto en relacién con la muestra normativa. Habitualmente se recomienda que, en pri- mer lugar, se interprete la puntuacién obteni- da en la escala L, ya que dard informacién relevante sobre el nivel de deseabilidad social. A continuacién se interpretardn las puntuaciones en E, N y P. No se debe olvidar que, en general, cuando se interpreten los resultados o el perfil de un cuestionario de personalidad hay que tener presente las con- diciones en las que se aplic6, las instrucciones que realmente se dieron u otras caracteris de las personas evaluadas. Asi, puede que los resultados varien si el que contesta tiene ele- ‘mentos motivacionales para falsear (p. ¢., si se trata de una situacién de selecci6n de per- sonal en la que se esperan beneficios a partir de las puntuaciones), si se trata de parte del proceso de psicodiagnéstico de una persona que busca la ayuda de un terapeuta, o bien se trata de parte de una evaluacién colectiva obligatoria, en un centro de enseftanza secun- daria, para realizar informes de orientacién profesional 4.2. MUESTRAS NORMATIVAS, Como las puntuaciones directas no son interpretables en si mismas y esto debe hacer- se a través de unos baremos, es necesario definir y conocer las caracteristicas las mues- tras normativas utilizadas para la elaboracién de esos baremos. En el EPQR, se ha decidido considerar normativas las muestras que se presentan a continuaci6n, con la especificacién de los subgrupos de cada sexo. Muestra Total Varones Mujeres Version en espafiol 1.110 527 583 Version en catalin 573 185 387 En el capitulo 3 y en el anexo se deseriben las muestras empleadas en la adaptacién en espafiol y en catalén, y sus puntuaciones directas han sido empleadas para la elabora- cin de los baremos, tal como se describe en el apartado final de este capitulo 4. Ademis, y para esta 2 edicién del EPQ-R, se ha dispuesto de una muestra con 1.392 can- didatos que contestaron al EPQ-R (versién en espafiol) en un proceso de seleccién; ha sido descrita en el apartado 3.4, 4.3. ELABORACION DE UN PERFIL GRAFICO Los perfiles graficos son una ayuda impor- tante en la interpretacién y comunicacién de resultados. El perfil que aparece en el ejem- plar autocorregible comiin del EPQR y del EPQRS, claborado a partir de puntuaciones T, permite obtener una visién de conjunto de los resultados de la persona en este cuestionario. Después de corregir la prueba, hay que anotar las puntuaciones directas en 1a colum- na correspondiente, Seguidamente hay que transformar cada una de las cuatro puntua- ciones directas a sus valores T equivalentes a partir de los baremos presentados en el capf- tulo 5 (cuya elaboracién se comenta en el Ultimo apartado del presente capitulo 4), Las puntuaciones T se anotan en su columna y se marcan en el propio perfil. A continuaci6n, deben unirse las puntuaciones marcadas que correspondan a E, N y Py se obtiene el perfil del EPQ-R o del EPQ-RS, junto con la esca- la. EI perfil est dividido en cinco partes que representan categorias de clasificacién de las puntuaciones T. La figura 4.1 representa la correspondencia entre las puntuaciones direc tas y los valores T en funcién de su ubicacién en la curva normal. Estas cinco categorfas son: Valor T Curva normal 1-35 Muy bajo 36-45 Bajo 46-55 Promedio 56-65 Alto 66-99 Muy alto Figura 4.1. Correspondencia entre las puntuaciones directas y T segén su ubicacién en la curva normal 4 OnresISMIE Ost UN 9p [ANd “Zp BANAL = =o o Cy ct ae 71 | eysuouoo sous cog ° a muuquooy enous | ees | “epezyeioos dood oh ia feuorouanuco | owsanoorsg) | Aenean ‘enseduy ° : Avopdua esray | 7E | ezaing ‘ptudap souny woo e A ages f (earomnnen) | N | Aesosue ‘ensuasdy epedrooaid cood ‘peter | 27 Depianowy 3 | peue ‘eae eqe903 ° ° 69| | vorssexenxa “sono WNOSIaE Yn Y ] “~onoo wiosid vin ¥ rmaxaiano si ssuoornuing | OH a oe ar Of | wrawszan serve ssuoomaung | + | G4 | mOSeRG 1 uojemund wy anbueLy T1dad 13 UVNATISY Vuvd SINOIDINULSNI le| [we lr 69 | 4 | L dd 1 d N 2 Wad mach, yeod> a2 Como ejemplo, la figura 4.2 representa el caso ilustr T=47; P: 9; Ne 10 de un perfil del EPQ-R (E: T= 4.4, INFORME DE RESULTADOS Frecuentemente resulta conveniente, en distintos ambitos aplicados, ta elaboracién de un informe de los resultados a partir del perfil que la persona evaluada haya obtenido en el EPQ-R. En la misma linea de lo que proponen Caprara et al. (1995), consideramos que se pueden usar, a modo de gufa, los siguientes adjetivos segiin la ubicaci6n de la puntuacién T en la curva normal para calificar las pun- tuaciones en las cuatro escalas del EPQ-R: Curva normal Adjetivos Muy bajo muy poco Bajo poco Promedio moderadamente Alto bastante Muy alto muy alto De este modo, de la persona cuyo perfil esta representado como ejemplo en Ia figura 4.2 y teniendo en cuenta ademés la descrip- ci6n de la personalidad (apartados 1.3. y 4.5.) podrfamos decir: La persona ha contestado al cuestionario de una manera muy sincera, sin falsear 0 manipular su manera de ser, ni contestar marcando las alternativas de respuesta socialmente mds deseables. Es una persona muy extravertida, modera- damente emotiva y muy blanda de carécter. Su perfil de personalidad indica que tiende a ser sociable, simpatico, hablador, amigable, acomodadizo, animado, despreocupado, dominante y buscador de sensaciones, ast como amable, altruista, responsable y empé- tico. Sus reacciones emotivas y de ansiedad, Tos cambios de humor y su nivel de autoesti- ‘ma serdn las esperables de acuerdo con las distintas experiencias que tenga, adaptdndo- se sin demasiada dificultad a las diferentes situaciones conflictivas. 4.5. ESCALAS DEL EPQ-R En este apartado vamos a realizar una des- cripeién de cada una de las escalas del EPQ- ; puede resultar de ayuda a la hora de inter- pretar el perfil resultante de cualquier versién (completa o abreviada) del cuestionario. En el apartado 1.3. del presente Manual se expone de una manera més amplia la naturaleza de las dimensiones eysenckianas de la personalidad. 4.5.1, Escala L (Disimulo/conformidad) Esta escala, que se incorporé por primera vez en el EPI, uno de los cuestionarios ante- cesores del EPQ, pretende medir la tendencia de algunas personas al falseamiento positivo, tendencia que es especialmente marcada cuando el cuestionario se aplica bajo cond ciones en las que el disimulo pareceria apro- piado (p. ej., como parte de una entrevista de trabajo). Se han realizado una serie de estu- dios factoriales y experimentales para investi- gar en més detalle la naturaleza de esta esca- la (Bysenck y Eysenck, 1970; Michaelis y Eysenck, 1971; Eysenck, Nias y Eysenck, 1971; Seisdedos, 1988; Fernando, Chico y Lorenzo, 1997). Resulta claro que la escala posee un grado considerable de unidad facto- 43 ial, los items de la misma tienen saturaciones en este factor y en ningtin otro. Sin embargo, resulta algo dificil interpretar las puntuacio- nes como simples indicadores de disimulo, La principal dificultad parece ser el que, ademas de medir disimulo, la escala L también mide algdin factor estable de personalidad que posi- blemente puede denotar algdn grado de inge- nuidad social 0 conformidad, Michaelis y Eysenck (1971) han demostrado que es posi- ble manipular las puntuaciones de Ia escala L variando las condiciones experimentales de alta a baja motivacién para disimular, lo que indica que la escala L mide realmente disimu- Jo, No obstante, si el disimulo fuera el Gnico factor que afecta la varianza de estas puntua- ciones, entonces la fiabilidad de las mismas deberia estar en funcién de cémo son las pun- tuaciones. Asf, cuando las puntuaciones son bajas, indicando que las personas no estin disimulando, la escala deberia tener una baja fiabilidad. Este no parece ser el caso desde un punto de vista empitico, ya que no se encuen- tran fiabilidades més bajas en la escala L en condiciones de bajo disimulo, ni tampoco un aumento de la fiabilidad en condiciones de alto disimulo, Por tanto, la escala tiene que medir alguna caracteristica estable de perso- nalidad, Michaelis y Eysenck han mostrado que las condiciones de motivacién para disimular se pueden distinguir de forma bastante adecuada de las condiciones de motivacién para no simular prestando atencién a la correlacién entre N y L. Cuando las condiciones favore- cen la motivaci6n para disimular, la correla- cidn entre N y L es relativamente alta (apro- ximdndose incluso sobrepasando -0,50). Cuando las condiciones son poco motivado- ras para disimular, la correlacién entre N y L es muy baja o nula, De este modo, en condi- ciones de poca motivacién para disimular, la puntuacién en la escala L puede usarse como una medida de cualquiera que sea la caracte- ristica de personalidad evaluada por ésta, Io que al mismo tiempo plantea un problema experimental importante. En estas condicio- nes no cabe intentar corregir las puntuaciones por disimulo, por lo que la escala no deberfa usarse con este propésito. En condiciones de alta motivacién para disimular, la escala L puede usarse de manera conveniente para detectar a los disimuladores, por ejemplo el 5 por ciento de las puntuacio- nes L més altas. No se sugiere un punto de corte definitivo mas allé del cual el perfil del EPQR debe considerarse falseado positi mente, ya que ello depende de! nivel general de las puntuaciones de la poblacién, asi como de su edad, pues las puntuaciones de L dismi- nuyen con la edad en los nifios y aumentan con Ios aftos en los adultos. Tal vez, el mejor consejo que se pueda dar a los evaluadores a este respecto, en investi- gacidn o en aplicaciones colectivas, es el de analizar los datos primero sin eliminar ningan sujeto en funcién de las altas puntuaciones L, pero correlacionarlas con todas las variables de personalidad y experimentales relevantes. A continuacién se deberia eliminar el 5 por ciento de los que puntdan mas alto en L, repi- tiendo el proceso de realizar las correlaciones. Este proceso de eliminacién de los que punti- an alto en L se puede repetir con un néimero de sujetos progresivamente més alto, hasta que resulte claro de la regresiGn de los resul- tados si L tiene alguna influencia en los resul- tados y en qué direccién, En circunstancias especiales es posible realizar las correlacio- nes entre las variables experimentales que se nvestiguen y las dimensiones N, E y P divi diendo a los sujetos segdin tengan altas 0 bajas puntuaciones en L. También pueden corregir~ se las puntuaciones obtenidas en las variables de personalidad teniendo en cuenta las pun- tuaciones en L. Estas decisiones deberian tomarse en cada caso siguiendo criterios psi- cométricos y dependiendo de las circunstan- cias. Cabe la posibilidad, ademas, de hacer uso de instruceiones especiales para eliminar en parte la tendencia a disimular (Eysenck, Eysenck y Shaw, 1974), Cuando la media de la puntuacién L en un ‘grupo parece alta, normalmente se recomien- da dividir el grupo en casos altos y bajos en L yy analizar cada subgrupo por separado. Si las ‘medias y las correlaciones de L.con N y P son parecidas en ambos, los datos pueden tratarse como pertenecientes a un mismo grupo. (Hay grupos de personas que obtienen altas puntua- ciones en L, pero no alteran sus respuestas en las otras escalas como seria esperable. Esto darfa lugar a correlaciones NL y PL bajas a Pesar de la alta media en L y nos permitirfa confiar en las puntuaciones en E, N y P del grupo). Si, por otro lado, las correlaciones de Lon N y P son més altas en el grupo de la media alta en L que en el grupo de baja media en esta escala, el grupo fiable es obviamente el segundo, mientras que el primero debe con- siderarse aparte para posterior andlisis e inter- pretacién. La figura 4.3 representa el tipico perfil disi- mulador obtenido con la versi6n espafiola del EPQR en circunstancias de motivacién para disimular. Las personas, a partir de las cuales se ha elaborado este perfil disimulador, res- pondian al cuestionario pensando en que se encontraban en una situacién de seleccién de personal para ocupar un lugar de trabajo. ‘Como puede verse, la puntuacién en la escala Les muy alta (T=70), mientras que las pun- tuaciones en N y P son bajas (T=37 y T=35, respectivamente). Por su parte, en Ia escala E Jas personas obtienen puntuaciones mis va- riables, pero que tienden a ser altas (T=60). En resumen, en situaciones en las que se puede suponer alta motivacién para presen- tarse a s{ mismo con caracteristicas de perso- nalidad socialmente deseables, se esperaria un perfil con un alto disimulo, baja emotivi- dad y baja dureza, ademas de una tendencia a la extraversién, 4.5.2. Escalas E (Extraversién) y N (Emotividad) Descriptivamente, los estudios factoriales de E han dado lugar a una imagen que se parece, aunque ciertamente no es exactamen- te igual, a la dada por Jung. A continuacién se hace una breve descripeién del “tipico” extravertido y del “tipico” introvertido: éstos han de considerarse como extremos idealiza- dos de un continuo al que las personas reales pueden aproximarse en mayor o menor medi da, El tipico extravertido es sociable, le gustan las fiestas, tiene muchos amigos, necesita hablar con la gente y no le gusta leer o estu- diar solo. Anhela la animacién, es arriesgado, actiia improvisadamente y generalmente es tuna persona impulsiva. Es aficionado a las bromas, siempre tiene una respuesta a punto y generalmente le gustan los cambios. Es des- preocupado, condescendiente, optimista y le gusta reir y divertirse. Prefiere permanecer ocupado y tiende a perder los nervios répida- mente, En conjunto sus sentimientos no estén bajo un fuerte control y no siempre es una persona fiable. El tipico introvertido es tranquilo, retrafdo, introspectivo, aficionado a los libros mas que a las personas. Es reservado y distante excep- to con los amigos intimos. Tiende a plau carlo todo, se lo piensa dos veces antes de actuar y desconfia de los impulsos momenté- neos. No le gusta la animacién, se toma las cosas de cada dfa con seriedad y le gusta un modo de vida ordenado. Mantiene sus senti- mientos bajo control y no pierde los nervios fécilmente. Es fiable, algo pesimista y otorga gran valor a las normas éticas. 45 Uuoroejnuuisip eye b| ap oonsoroesw [Ned “Ep eANBL 7 |e 1 | sewouen eau 00g ++ 7 a a Teuopuenuea (oussnonsa) 7 7 A eoppdue “exsnyy | SE ‘ezaing o oe ‘narod = 7 epehooesd cood ‘epeeay | LE epIAnOU Eel pig aueurenos . foe ° seed eaeen | 09 ugjsseneaxg Pa <4 AN’ SeRDs0 Se ap soxund 50 89 ep & aurpuodsauiod J uomem sUd¥iad 1a UWN3TIZY Vad SINOIDNULSNI OL GE Le 09 a dd 1 d N a Wdad nash, wOdy? 46 Por lo que se refiere a N, la descripcién es muy similar a las realizadas por muchos otros autores desde que Woodworth publicara su Hoja de Datos Personales y Taylor su Escala de Ansiedad Manifiesta. El tipico alto N es ansioso, preocupado, tiene tendencia a los cambios de humor bruscos y frecuentemente se siente deprimido, Probablemente duerme mal y sufre de varios trastornos psicosométi- cos. Es muy emotivo, reacciona de forma excesiva a todo tipo de estimulos y encuentra dificultades para volver a su nivel emocional normal después de cada experiencia activado- ta a nivel emotivo. Sus fuertes reacciones emocionales interfieren la realizacién de con- ductas apropiadas y le hacen actuar de forma irracional y, a veces, rigida. Cuando se com- bina con extraversién, la persona es probable que sea susceptible e inquieta, puede llegar a sentirse exaltada e incluso agresiva, Si a la persona alta en N hay que describirla con una sola palabra, se podria decir que es aprensiva, ‘su principal caracterfstica es una constante Preocupacién porque las cosas podrian ir mal yuna fuerte reacci6n de ansiedad a estos pen- samientos. La persona estable, por otro lado, tiende a responder emotivamente sélo de una forma suave y generalmente débil y vuelve a su Ifmea base répidamente después de una activa- cién emocional. Habitualmente es calmada, emocionalmente equilibrada, controlada y poco aprensiva, Tenemos que hacer énfasis en que estos patrones descriptivos hacen referencia al aspecto fenotipico del temperamento y cardc- ter, el cual se relaciona con la personalidad genotipica 0 constitucional. La personalidad genotipica se evaltia mediante tests experi- mentales (pruebas genéticas, psicofisiolégi- cas 0 de laboratorio). Asi, por ejemplo, la interaccién entre la extraversién e introver- siGn genotipica (predisposiciones constitucio- nales) y el ambiente da lugar a diferencias descriptivas, fenotipicas en extraversién ¢ introversién, las cuales pueden ser medidas adecuadamente mediante cuestionarios como cl EPQ-R. Esta diferenciacién entre tests de laboratorio y cuestionarios mAs relacionados con los aspectos genotipicos y fenotipicos de Ja personalidad respectivamente no es, por supuesto, absoluta, pero puede resultar itil cuando se considere el significado de los resultados conseguidos mediante el uso de diferentes tipos de instrumentos de medida (Eaves, Eysenck y Martin, 1988). 4.5.3. Escala P (Dureza) Las escalas E, Ny P que se usan en este cuestionario se desarrollaron a través de una larga setie de unos veinte estudios factoriales, empleando en cada caso items ligeramente diferentes seleccionados en parte sobre la base de consideraciones teéricas. En varias ‘apas, los cuestionarios se completaron con cl fin de realizar diferentes estudios de vali- dacién y experimentales, Los dos inventarios principales que han sido ampliamente usados, y que en la mayorfa de aspectos son muy similares al EPQ-R, fueron los cuestionarios PI (Inventario de Personalidad), el PEN (Psicoticismo-Extraversién-Neuroticismo) y el propio EPQ. Las escalas se construyeron para su uso con adultos y también con nifos. Los pequefios cambios que se realizaron con- sistieron principalmente en la sustitucién de algunos ftems que resultaban inadecuados por otros mejores, asf como cambios en la redac- cién de alguna de las preguntas. Los cambios se realizaron atendiendo a varias razones psi- cométricas, y las principales fueron: (1) eli minar 0 reducir las correlaciones entre facto- res, (2) climinar items con saturaciones en mas de un factor y (3) aumentar las fiabilida- des de las escalas en cuesti6n. La revisién de la escala P (Bysenck et al. 1985) del EPQ a7 (apartados 1.3 y 1.4) ha dado lugar a las dos versiones revisadas de dicho cuestionario (EPQR y EPQRS). Con todo, la escala P revisada continéa presentando una fiabilidad de consistencia interna mas baja que las otras escalas del Cuestionario, Una razén impor- tante que podria explicar este resultado es la mayor heterogeneidad, 0 menor relacién, entre los rasgos integrantes del constructo Psicoticismo cuando se comparan con los componentes mas homogéneos de Ia extra- versién y el neuroticismo (Ibéfiez, Ortet y Moro, 2000). En Ia actualidad, la naturaleza de la varia- ble Ps6lo se puede conjeturar a partir del con- tenido de los ftems de Ia escala y de los estu- dios experimentales que se han realizado. También resulta titi] tener en cuenta que los grupos criterio (psicéticos y delincuentes) puntéan especialmente alto en la escala P. Una descripcién de la persona alta en P, simi- lar a la dada para los altos en E y N, puede ser de ayuda para intentar comunicar las caracte- risticas peculiares de este tipo de personali- dad. Dicha persona es solitaria, le tiene sin cuidado la gente. A menudo es problemitica y no encaja en ningtin sitio. Puede ser cruel € inhumana y carece de sentimientos y empatfa, siendo en general insensible. Es hostil con otros, incluso con su propia familia, y agresi va, incluso con los que la quieren. Le gustan Jas cosas inusuales y extrafias y no le preocu- pa el peligro. Le gusta ridiculizar a otras per- sonas y contrariarlas. Socializacién es un con- cepto relativamente ajeno a los altos en P. La empatia, los sentimiento de culpa o la sen bilidad hacia las otras personas son nociones extrafias y nada familiares para ellos. Estas personas también acostumbran a resaltar por su alta creatividad, Por otro lado, una persona con un bajo psi- coticismo se caracteriza por ser altruista, alta- mente socializada, empitica, convencional, reflexiva, célida, amable, responsable y poco agresiva. Esta descripcidn global s6lo hace referen- cia, por supuesto, a ejemplos extremos, Las personas que quizds puntiien relativamente alto, pero que estén mas cerca de las puntua- ciones medias, son mucho més frecuentes que los extremos y muestran los patrones de con- ducta asociados a la alta P a un nivel mucho menos desarrollado. Los términos psiquistri- cos que parecerfan asimilar este tipo de patron de conducta de P alta son esquizoide y psic6- pata, asf como «problemas de conducta». Nuestro concepto de psicoticismo se relacio- ha con estos tres términos diagndsticos, Uno de los rasgos posiblemente mas sor- prendentes de esta dimensién es Ia creativi- dad, uno de los pocos rasgos «positivos» de la P alta. Existe cierta evidencia empirica que muestra la relacién entre Py creatividad (Eysenck, 1995b), A pesar de la naturaleza psiquiatrica de los vocablos usados y su semejanza con otros conceptos psiquidtricos, se debe poner énfasis en que nuestra escala difiere profundamente de escalas de medida de patologia como el MMPI. El EPQR se ocupa tinicamente de conductas normales, no de sintomas. Al igual que en el caso del neuroticismo, se interesa por variables de personalidad que determinan conductas que llegan a ser patolégicas sélo en casos extremos. Por esta razén, esta escala resulta apropiada para ser usada con muestras de la poblacién normal, no patoldgica. Ademés, por eso también hemos propuesto que, para facilitar 1a comunicacién con los usuarios no familiarizados con los aspectos teéricos basicos, no deben usarse los términos neuroticismo y psicoticismo, que deben ser sustituidos por emotividad y dureza. Esta sus- titucién resulta también ctil para aliviar los miedos que en muchas personas provoca el tratar con escalas en las que uno de los extre- ‘mos es claramente socialmente més deseable que el otro. Se ha demostrado repetidamente que la deseabilidad social dificulta el respon- der sinceramente a las preguntas de los inven- tarios de personalidad. 56 Tabla 5.1. Baremos del EP-R, versién en espafiol VARONES Versién completa Versién abreviada E N Pp L E N Pp 2223 | 1523 | 17-18 42 | 10-12 19 - - : : 9 - 24 14 16 - - - : - 7 12 : - - 20 | 1243 | 15 - 10 8 18 19 1 | 1344 - 8 7 7 8 10 2 - - z - 7 9 1" " 8 6 16 16 8 - - 7 : - 15 - 10 10 - 5 15 4 7 9 - 6 - 14 8 6 - 9 - 4 - 12 - 8 : 5 - 13 1 - - 8 - : 12 - 5 7 - 4 3 - 10 - - 7 3 - "1 9 4 6 - : - 10 8 - : 6 2 2 9 67 3 5 5 - - 8 5 - 4 4 1 1 67 4 2 3 3 - : 5 3 1 - - 7 - 4 2 - 2 2 0 ° 1 - S 3 - 0 1 1 02 0 ° o sor | saz | ser | ser | sor | sar | 527 1274 | 12,20 | 609 | 802 | 800 | 547 | 404 413 | 542 | 3568 | 371 | 304 | 3.34 | 248 Tabla 5.2, Baremos del EPO , version en espanol MUJERES Versién completa Versién abreviada E N P L E N Pp L 19 23 | 14-23 | 17-18 12 942 12 - - 3 - - 8 - - - 12 16 - : y - 22 - : 12 : - 1 18 - 1" 15 - 1" - - 7 2 10 4 : - - 20 9 13 - 10 16 19 8 12 1" - - 9 37 IMADRIDY-}BARCELONA\ BILBAOS@ISEVILEASZARAGOZA son el resultado de mas de cuarenta afios de desarrollo y cientos, si no miles, de estudios psicométricos y experimentales llevados a cabo en muchos paises distintos. Los principales factores que se miden con estas escalas (Extraversi6n, Neuroticismo y Psicoticismo) han alcanzado el consenso mas amplio en el campo de la personalidad, conociéndose mas sobre su significado psicolégico y su importancia en diferentes ambitos aplicados de lo que se pueda decir sobre cualquier otro factor. Ademés, el incluye una cuarta escala (L) que permite medir la deseabilidad social. cuestionarios de personalidad de Eysenck El puede utilizarse con objetivos clinicos, educativos, experimentales y también de seleccién de personal. En relacién con este altimo, se ha realizado un estudio especifico con una muestra de casi 1.400 personas para proporcionar al examinador informacion sobre aspectos concretos del funcionamiento de la prueba en procesos de seleccion. El es un instrumento de aplicacién breve, entre 15 y 30 minutos. Se incluye ademas una versién abreviada del mismo, el EPQ-RS. Vil

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