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INCLUYE pa 4 COLOR AMER EY DE STALINGRADO UNDA GUEBBA MUNDIAL 9-19.45 DI STALINGRADO ‘Uke, dag, res, mapa: 28cm ‘Conterdo:t La Baal de Stalingrad Tuto 053 Sunda Geta Mandl ocala 5 han Carls esac [1a ed Barcelona: Centro C11 dor PDAS 2009 (Lima Empyess atora El Comercio). lncluye referencias bblogréfiss, DL 20s. 1, Guerra Mundial, 1939-1945 -Hitri 2. Guera mundial 1939-1545 - Campanas Rusia 3. Stalingrad, Catala de 1942 LCabaler urado, Cras I. Losda, an Carlos ‘Segunda Guerra Mundial Tomo 11 La Batalla de Stalingrado Edicion Centro Editor PDA, $.L. Realizacion Ealtoril Editorial Planeta Argentina SAIC Contenidos Galland Books SLNE Director: Lucas Molina; director adjunto: Jonge Femandez Coppel: coordinador: Juan Vazquez; ccoordinador adjunto: Juan Carlos Salgado Cartografia ‘quup comunicacion tustraciones. Ramiro Bujero, Julio L. Caeio, Juan Carlos Ciordia, Accién Press Fotografias Galland Books SLNE, Francisco Javier del Campo, Hulton Archive/Getty Images, Time & Life Pictures /Getty Images, Popperfoto/Getty Image: Roger Violet/Getty Images, Getty Images, ‘Album /Akg, Images, DeA Picture Library, Archivo Pianeta, Edis, Album, Keystone/Getty Images, ‘The Kobal Collection, Album/dpa, AGE-Fotostock Textos Carlos Caballero Jurado, Juan Carlos Losada Recuadros: Carlos Caballero Jurado (C.C..), Juan Carlos Losada [J.C.L.], Juan Vazquer (1.V.] Infografios Pianeta: Laura Burstein (p.12, p.32:33), Matias Costilla(p.44-85, p.69), Martin Bustamante (p.51, 1.5859), Femando San Martin (7.89, p.92.93) Equipo de realizacién editorial Coordinacién: Alejandro Ulloa Diego Arguindeguy, Maria Eugenia Blanco, Graciela Browarnik, Ricardo Cambra, Maria Flores, Osvaldo Gallese, Nicolés Luna, Rodolfo Luna, Valeria Macchia, Guillermo Miguens, Christian Mauro, Jorge Orovitz © de la presente edicion: Planets Marketing Insttucional, 2009, Impresién Empresa Esitora El Comercio S.J Preprensa Zetta Comunicadores del Pera Tirada 12.500 Primera Publicacién 2008 Derechos cedidos para esta edicién a Producciones Cantabria S.A.C, ISBN Obra completa: 978-84.674:8027-6 ISBN Tomo 11: 9788467420382 Hecho el depdsito legal en la Biblioteca Nacional Né: 2009-06282 Registro de Proyecto Editorial Nt: 3150100900345 Este ltr se termind de imprimir en el mes de Agosto de 2009 en a planta de impresiones Comeriales Amauta de Empresa Ecitora El Comereo S.A, ubiceds en Cale Juan del Mary Bemedo 1318, Chacrarios Su, Lima 1, Per, Reservas todos los derechos. 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DE TOBRUK A TUNEZ Y LA OFENSIVA AEREA CONTRA ALEMANLA 1943-1944 LOS ALIADOS INVADEN ITALIA 1943-1944 LA CONTRAOFENSIVA EN EL FRENTE ORIENTAL 1944 EL DIAD 1944-1945 LA LIBERACION DE LAS FILIPINAS 1944 UN PUENTE, DEMASIADO LEJANO 1944 LA BATALLA DE LAS ARDENAS 1945 LA CAIDA DE BERLIN 1945 DE IWO JIMA A 1942-1943 LA BATALLA 7 19 35 on 85 E STALINGRADO MIRADA HISTORICA STALINGRADO, PUNTO DE INFLEXION EN EUROPA ORIENTAL La ULTIMA OPORTUNIDAD PARA UNA VICTORIA ALEMAN! UNA NUEVA OFENSIVA ALEMANA: JULIO ¥ AGOSTO DE 1942 BATALLA CUERPO. A CUERPO POR, UNA CIUDAD EN RUINAS SE DESENCADENA LA ‘TORMENTA: NOVIEMBRE Y DICIEMBRE DE 1942 LA RENDICION ALEMANA EN STALINGRADO Y UNA NUEVA ESTABILIZACION DEL FRENTE STALINGRADO, UNA BATALLA DECISIVA M i MIRADA HISTORICA Juan Carlos Losada “La crénica tendencia a subestimar las capacidades del enemigo est asumiendo gradualmente proporciones grotescas [...]. Se ha welto imposible desarrollar aqui un trabajo serio. Ese llamado liderazgo se caracteriza por unas reacciones patolégicas, guiadas por las impresiones del momento’ (Fran Hale jefe dl ato mando dela Wehmact, Diario de gue, 1939-1942) Del fracaso de 1941 a la nueva ofensiva La ofensiva alemana en el frente ruso habia fracasado en sus objetivos. Las prediccio- nes de Hitler de que en menos de cuatro meses el ejército soviético estarfa aniqui- lado y que el régimen soviético se derrum barfa como un castillo de naipes, no se habian cumplido. Alemania se encontr6 con una lucha para la que no estaba preparada y-con un frente de guerra amplisimo, que iba desde el Baltico hasta el mar Negro. Al llegar el duro invierno de 1944 se vio claro ‘que Moscii no podia ser ocupado, pues co- menzaba a recibir numerosos refuerzos La batalla de Stalingrado, en la que los soviéticos consiguleron frenar a los nazis, no fue superada en dramatismo por ningin ‘tro combate de la Segunda Guerra Mundial. desde Siberia. La Wehrmacht se vio en frentada a una guerra de posiciones, estd- tica, muy opuesta a la Blitzkrieg que habia sido la base de sus triunfos iniciales. El fracaso era dificil de digerir y, a fina les de diciembre de 1941, muchos gene- rales en jefe de los ejércitos alemanes, empezando por Walter von Brauchitsch, habfan dimitido. Hitler no dudé nom. brarse comandante supremo de la Wehr. macht, pensando que, libre de militares que no vibraban con el nacionalsocia: lismo, la victoria serfa segura. El des- 4nimo entre los generales no era para menos; durante 1941 habian enterrado a 800,000 de sus soldados en las estepas rusas y sus divisiones estaban, en marzo de 1942, s6lo al 50 % de sus efectivos y Personal, lo que demostraba que [a in: dustria de guerra habia sido incapaz de reponer las enormes pérdidas sufridas. “yDestruyamas a los Imvasores fascistas!”, ‘se puede leer en este cartel en el que se destaca la importancia de la figura del infante soviético. Al lleger la primavera de 1942, la mé- quina alemana se puso otra vez en mar- cha, cambiando los objetivos. El Estado Mayor elaboré la directiva 41, del 5 de abril. Mosoti se habla mostrado como un hueso muy duro de roer y Hitler considers que era més rentable el ataque sobre otros objetivos. Ademds, a finales de 1941 Alemania habia declarado la gue- 1ra a los Estados Unidos y los frentes se habfan extendido. Los bombardeos alia- dos castigaban a las industrias alema- nas y el Ill Reich necesitaba suministros basicos, como combustible y cereales. Los pozos petroliferos del mar Caspio ad- quirieron una importancia considerable. Asi, mientras que los frentes del norte y el centro quedarfan més 0 menos estéti- cos, los ataques se centrarian en el sur de la URSS, para aloanzar el preciado petréleo. De paso, Alemania se haria con el control de amplias zonas cerea- leras y de las numero- sas industrias de los cursos de los ros Don y Volga. Alli se concen- traba el 60 % de la produccién industrial pesada rusa, el 70 % de la industria del alu- minio y el 35 % de la energfa eléctrica. No contento con ello, Hitler sofiaba que, una vez alcanzadas las fronteras del sur de la URSS, podria lanzarse sobre Irak, Irén y Palestina, cortando los sumi nistros petroliferos a los briténicos. Esa ambiciosa ofensiva iba a ser bautizada con el nombre de “caso Azul”, Fall Blau. La operacién Azul En mayo de 1942 se produjeron impor- tantes choques en torno a la ciudad de Jarkov. El general Paulus, al mando del 6° 8 LABATALLA DE STALINGRADO Ejército aleman, apoyado por el 1° Ejér- cito Panzer, detuvo una contraofensiva desatada por el mariscal Timoshenko y ‘caus6 unas 240.000 bajas a los soviéti- cos. En la euforia de ese triunfo, el 1 de junio, Hitler y Fedor von Bock, jefe del Grupo de Ejércitos Sur, presentaron a los generales el plan de la operaci6n Azul. El general Paulus, apoyado por el 4° Ejército Panzer de Hermann Hoth, debfa lanzarse sobre el Volga, alcanzar Stalingrado, arra- sar sus industria, controlar el curso del Volga y proteger el flanco norte de un po- sible ataque soviético, permitiendo que el resto de fuerzas pudiese descender hacia el Céucaso. Tras casi un mes de preparacién, el 28 de junio se lanz6 la ofensiva. En ella par- ticipaban diez ejércitos: seis alemanes de os que dos eran blindados, dos rumanos, uno huingaro y otro italiano. Aunque las unidades atacantes esta- ban debilitadas y con menos efectivos que las que habjan iniciado la operacion Barbarroja, los soviéticos nuevamente fueron sorprendidos. Timoshenko, con lo que le quedaba de sus derrotadas tropas, tuvo que retroceder a marchas forzadas hacia el Don y el Volga, donde Stalingrado surgfa como centro neuralgico. Los éxitos alemanes fueron fulgurantes; el 3 de julio. se rendia Sebastopol tras intensos bom- bardeos. Las bajas fueron altisimas: 250.000 soviéticas y 80.000 alemanas. El dia 6 cafa Voronezh, pero la dura re- sistencia retras6 el avance aleman mas allé del Don y permitié un ordenado re- pliegue ruso. Hitler se indigné por el re- traso en el avance hacia el Volga y destituyé a von Bock. Grdenes insensatas El répido avance de sus tropas durante esas primeras semanas hizo creer a Hitler ‘que el enemigo serfa incapaz de responder. Ese desprecio provocé otra medida que, a la postre, se revelaria suicida: el 16 de julio ordené al 4° Ejército Panzer del general Hoth que abandonase la ruta hacia el Volga, que habia emprendido el Grupo B acompariando al general Paulus, y que se dirigiese a reforzar el avance sobre el Céu: caso donde avanzaba el Grupo A. Al que- dar solo, el 6° Ejército no pudo llegar con la rapidez suficiente ni la fuerza necesaria ara impedir que los soviéticos organiza- ran la defensa de la ciudad, El 23 de julio, Hitler dio un paso mas en sus alocadas decisiones y dict6 la di: rectiva 45, que rebautizaba la operacién Azul como operacién Braunschweig. Era la consagracién de su ambicioso plan para acometer dos grandes objetivos a la vez; ya no se trataba sélo de destruir Sta lingrado y de controlar el Volga, sino de conquistar la ciudad. En ese mismo dia ejecut6 otra insen- satez: ordené el envio, desde Crimea, de cinco divisiones al mando de von Mans: tein para reforzar el sitio de Leningrado, y otras dos a Francia, en prevision de una posible invasién aliada, Halder rogo a Hi- tler que reconsiderase sus decisiones. Fruto de ello fue la contraorden de que el 4° Ejército blindado volviese sobre sus pasos y acudiese de nuevo a Stalingrado. Sin embargo, enlazar ambos ejércitos no seria facil; faltaba combustible y el Ejér- cito Rojo mostraba cada vez mas capaci- dad de resistencia A mediados de agosto, el Grupo A ya habia avanzado casi 600 km hacia el sur. Rebasado Rostov el 27 de julio y el Don, apenas habia encontrado resistencia, pero sus lineas de abastecimiento eran muy fragiles y alargadas. Ademés, las ins- talaciones petroliferas que fueron to- mando habfan sido destruidas por los soviéticos, por lo que no eran explota- bles. Sin apenas suministros ni reservas, SSTALINGRADO, PUNTO DE INFLEXION EN EUROPA ORIENTAL ® En mayo de 1942, Hitler se reunié con los principales ‘comandantes que Iban a dirigr la ofensiva de verano en la cludad tucraniana de Pottava. ‘Auvliares rusos. ‘Soldados alemanes so valen de los soldados ‘soviéticos capturados para trasbordar el ‘combustible desde los vagones de tren a sus ccamiones. el Grupo A tuvo que detenerse a medio camino de sus objetivos. No pudo reba sar la cordillera, alcanzar varias ciudades de la costa oriental del mar Negro ni vis- lumbrar siquiera el Caspio. Era imposible avanzar sobre un frente de més de mil ki- lometros con s6lo 300,000 hombres y apenas 300 tanques tiles, que es con lo que ilegaron os alemanes al Céucaso. Los alemanes alcanzan el Volga E123 de agosto, el 6° Ejército del general Paulus, que era la punta de lanza de las fuerzas de! Grupo B, alcanz6 el Volga, a las afueras de Stalingrado, tras librar duros combates; con él, guarddndole los flancos, marchaban los ejércitos hinga- ros y rumanos. Los soldados estaban op- 10 LA BATALLA DE STALINGRADO timistas pues en menos de un dia habfan cubierto los 70 km que separaban el Don del Volga, sin encontrar mucha resisten- cia. Sin embargo, un estrecho pasillo entre ambos rios unia al 6° Ejército con su retaguardia, lo que convertia en muy frégiles las lineas de suministros. Ese mismo dia, la Luftwaffe realizé su primer devastador bombardeo sobre la ciudad. E| 24 de septiembre, Halder alerts al Fuhrer de la inminente posibilidad de que los soviéticos atacasen los flancos del general Paulus. Hitler, en un ataque de ira, lo relev6 de! mando. Sin embargo el ex jefe del Estado Mayor tenia raz6n. El 6° Ejército qued6 empantanado en Stalingrado, condenado a suftir la batalla mas cruenta de toda la guerra. Era evi dente que los ambiciosos objetivos de la operaci6n Azul no se habian cumplido. Stalin habfa perdido cerca de 800.000 hombres, unos 2.000 blindados, 4.000 piezas de artillerfa y unos mil aviones. Los alemanes habian perdido mucho menos, pero mientras las reservas so- viéticas parecian no tener fin, las ale- manas, tanto en hombres como en material, comenzaban a escasear de ma- era alarmante. Para empeorar la situacién, en los sec- tores norte y centro del frente ruso los avances también estaban estancados. Leningrado seguia resistiendo mientras reforzaba sus defensas, y los soviéticos habjan conjurado definitivamente la ame- naza sobre Mosci Los planes soviéticos En el duro invierno de 1941-1942, los so- viéticos habian contraatacado y rebasado en varias zonas las lineas alemanas hasta unos 150 km. Lo hicieron aprove- chando su dominio sobre la nieve y su mejor adaptacién al clima, para infitrarse entre las posiciones enemigas. De esta manera organizaron grupos de guerrilleros ‘que hostigaron las comunicaciones ale- manas y creyeron que, en la primavera de INCURSION ALEMANA TRAS LAS LINEAS ENEMIGAS EN ASTRAJAN Las unidades de reconocimiento de la 16° Panzer realizaron una arriesgada incursidn tras las lineas enemigas, llegando hasta la desembocadura del Volga en el mar Caspio, en Astrajan, una vez atravesada la estepa de los calmucos. ue) Movimientos: web alemanes Bt COMPOSICION DE CADA UNA DE LAS 4 COLUMNAS (I sents 234 1 seccidn de motgcicletas 263 canones anticarro Pak 38 de 50 mm 1 pelotén de zapadores 5 camiones con suministros y combustible vehiculos todoterreno (Horch, Steyr, ete.) COLUMNAS DE RECONOCIMIENTO. Procedencia 16" Panzer Objetive [ Terao toma sobre despee de eerie, sud Saingade ‘Alcance Delta del Volga, cerca del mar Gaspio, mas de 160 km en la retaguardia enemiga, LB division eubrie un frente de mas de 200 km. mas se interno en territorio enemigo Caracteristicas | Esta incursién fue una de las ms temerarias y audaces de la guerra, y una de las que Al final de julio de 1942 fos nazis habian Cconguistado Rostov y creyeron que ante ellos se abria el camino hacla el Céucaso y el Medio Orient. 1942, podrian contraatacar con éxito. Du rante ese invierno, y gracias a un enorme esfuerzo industrial a salvo de los bombar- deos alemanes, habjan construido miles de unidades de su magnifico y mejorado tanque T-34, asf como cafiones motoriza- dos y miles de nuevos aviones. E112 de mayo de 1942, Stalin ordend al general Vasilevski supervisar la impor- tante ofensiva en Ucrania que habfan de protagonizar las divisiones de Timos- henko. Al principio fue un éxito pero, a los pocos dias, las experimentadas unidades blindadas alemanas, en campo abierto, lograron dar vuelta la situacion y causaron una grave derrota a los soviéticos en la ‘segunda batalla de Jarkov. Sin duda, la to- zudez de Stalin en no retroceder a tiempo fue, en gran parte, la causa del desastre Tras el fracaso, los soviéticos com Prendieron que atin no estaban prepara: dos para hacer frente a los alemanes en las llanuras. Optaron entonces por un re- 12 LA BATALLA DE STALINGRADO pliegue ordenado en las estepas, para al- canzar el Don y el Volga. Al otro lado de los rfos acumularian reservas y, tras re- sistir el embate inicial y desgastar al ene- migo, desencadenarian su contraataque sobre las agotadas fuerzas alemanas Resistir a toda costa Mientras tanto, en las ciudades debian resistir hasta el fin. Ya estaba demos. trado que las urbes eran un obstéculo in- salvable para los tanques. En ese terreno se debia avanzar calle a calle, casa a casa, en un costoso combate basado en ametralladoras, granadas, lanzallamas, pequefios cafiones de campafia e incluso el cuerpo a cuerpo. Resistiendo hasta el maximo en las ciudades, los soviéticos cumplian dos cometidos: desgastar a los alemanes y distraer un buen ntimero de Sus unidades que, de esta manera, no po- dian perseguir al resto de las fuerzas so- viéticas que se retiraban. Cuando por fin era vencida la resistencia de las ciuda- des, los que podian huir lo hacian y se unfan a sus compafieros de retirada; los demés sufrian su destino de ser presos y confinados en condiciones infrahumanas, © asesinados por los siniestros “grupos de intervencién” de las SS que acompa- fiaban a las unidades militares. Los ejércitos soviéticos, en su retirada ante el Grupo A alemén, se hicieron fuer- tes en los pasos montafiosos del Céu- caso, impidiéndole alcanzar el mar Caspio. Los que retrocedian ante el Grupo B, con- vergieron sobre Stalingrado. En un princi- pio la idea del Stavka, el Estado Mayor soviético, era no ofrecer excesiva resi tencia en la ciudad y dejar que los alema- nes rebasasen el Volga y penetrasen en la estepa, alargando atin mas sus lineas de abastecimiento para, una vez llegado el in- vierno, aprovechar los rigores del clima para contraatacar. Ese era el sentido de la orden del 13 de julio dictada por Stalin. Sin embargo, el 20 de julio el dictador soviético recibié las noticias de que s6lo el 6° Ejército alemédn avanzaba hacia Sta- lingrado, y que el 4° Ejército Panzer se habfa marchado hacia el sur. Al dia si- guiente, envi6 al soviet local Ia orden de resistir a toda costa. Las elevaciones y los barrancos préximos a la ciudad fue- ron concienzudamente reforzados y en todas las calles comenzaron a levantarse barteras contra los tanques. También se establecieron fortificaciones en las islas del Volga y, sobre todo, en la otra ribera del rfo, donde comenzaron a acumularse numerosas fuerzas para preparar el gran contraataque de meses después y que se conoceria como operacién Urano. El plan soviético era sencillo: era pre- ciso que la ciudad no cayese, por lo que habia que detener alli a los alemanes y desgastarlos. Si la ciudad cafa, los ale- manes podrian descender por el Volga hacia el Caspio y aislar completamente el petrolifero Céucaso del resto de la URSS. Stalin, para hacer mas determinante la re- Nacido en 1890, empezé a estudiar Derecho, pero en 1910 ingyesé en el ejécito. Al estallar la Primera Guerra Mundial, ‘combatié como teniente en Bélgca, Francia, Serbia y Macedonia, Al acaber a contienda, permanecié en la milicia y en enero de 1919 patticipé en la dura represién ‘que acabé con el movimiento revolucionario de los espartaquistas alemanes de Kart Liebknecht y Rosa Luxemburgo. En 1934 ascendié a teniente ccoronel, Especializado en unidades motorizadas y ascendido a mayor general, particip6 en las invasiones de Polonia, Holanda y Béigica En 1940 ascendié a jefe de Estado Mayor como teniente general y paricipé en el disefio de la operacisn Barbarroja. En diciembre de 1941 fue nnombrado comandante del 6° Ejército y en mayo de 1942 recibi de lleno fa ofensiva de Timoshenko, Su posterior ‘contraataque y Ia victoria que de 4l se derivd le valié la Cruz de Caballero, Enoerrado en Stalingrado, Hitler le prohibi6 tajantemente la retrada y lo ascendié a mariscal de campo, seguramente con la intencién de ‘que se suicidase, pues nunca un mariscal alemén se habia rendido. A pesar de ello, el 2 de febrero de 1943 capitulé ante los Derrotado y rendid, Friedrich Paulus fue el primer mariscal ‘alemén de toda la historia en rendirse ante sus enemigos. soviéticos, En su cautivero, cticé abiertamente a los nazis y, colaborando con sus captores, abog6 por la rendicién alemana. En 1946 actué como testigo de cargo contra los dirigentes nazis en [0s juicios de Nuremberg, No fue liberado hasta 1953 y se instalé en la Republica Demoorética Alemana, bajo proteccién rusa. Sin embargo, no fue reincorporado al ejécito y ejercid de simple inspector de policfa en Dresde. Muri en dicha ciudad en 1957. [.C.L] ‘STALINGRADO, PUNTO DE INFLEXION EN EUROPA ORIENTAL 18 M #@ Reconstruir la cludad de Stalingrado después de Ia prolongada lucha exigié realizar cesfueraes titénicos. sistencia, dict la famosa orden 227 que ordenaba que una linea de tropas del NKVD (Narodni Komisariat Vnutrenie Del, Comisariado del pueblo para asuntos in ternos), dispuesta a retaguardia, vigilase las propias lineas para abortar cualquier retirada no ordenada por el mando. Estos soldados deberfan ejecutar sobre el te- rreno, y de un modo inmediato, a todo el que retrocediese ante el enemigo 0 se manifestase partidario de la rendicion. Era la consigna de “ni un paso atrés” que castigaba no sélo a sus infractores, sino también a sus familias. La orden de no retirarse y, por tanto, de no evacuar Sta: lingrado afectaba tanto al personal mil tar como a los civiles. El escenario de Stalingrado Paradéjicamente, una de las batallas de cisivas de la Segunda Guerra Mundial se iba a dar en un escenario que, en un prin- 14 LABATALLA DE STALINGRADO Cipio, ni alemanes ni soviéticos habian pid- neado. Stalingrado contaba en la época con unos 600.000 habitantes. Su activi dad era la industria y en ella se construfa la cuarta parte de todos los motores que se montaban en los vehiculos y tractores soviéticos. También manufacturaba mate rial diverso de guerra, desde cafiones hasta municiones, derivados del petroleo y productos quimicos. Se destacaba espe- cialmente por sus aserraderos, que sumi nistraban madera a toda la URSS. Ademds, su ubicacién le permitia contro- Jar el curso bajo del Volga y posefa un im portante nudo ferroviario que enlazaba Moscti con el sur. Su puerto fluvial era de Jos més activos de Rusia. Sin duda, era un niicleo econémico de primer orden. Su geografia la convertia en una civ: dad muy dificil de tomar. Era excesiva- mente alargada; casi 50 km de viviendas y fébricas se extendfan a lo largo de la ri bera oeste del rio, pero su maxima an- chura era de unos 10 km. Varias islas en medio del Volga servian de perfectas bases artilleras y de suministros, desde las que se podia pertrechar y abastecer a los defensores atrincherados en la ciu: dad, mediante el continuo uso de trans- bordadores. Curiosamente no habia puentes entre ambas orillas. Liegado el invierno, el grueso hielo que cubrié el curso de agua los hizo innecesarios. De esta manera, primero en barco y luego a pie, desde Ia orilla izquierda fueron acu- diendo los refuerzos que pudieron dete- ner y repeler la ofensiva alemana. Cuando el general Paulus lleg6 a sus arrabales, ya eran 400.000 soldados, 7.000 cafiones y 500 tanques los que la defendfan, sin contar los refuerzos que a lo largo de las semanas y meses siguien- tes irfan alimentando la resistencia. Para unas unidades que en sdlo quince horas hab/a cruzado el Don y llegado con suma facilidad al Volga, la sorpresa ante tamafia concentraci6n de efectivos fue notable. Los acontecimientos hicieron que la ciudad cobrase una desmesurada enver- gadura. Hitler intenté compensar la inca- Pacidad para alcanzar los objetivos Petroliferos de! Caspio con la toma de Stalingrado. Ademés, por desgracia 0 por suerte, llevaba el nombre del dictador uso y Hitler, olvidando que el centro neu- rélgico de la ofensiva se encontraba en el Céucaso, se obsesion6 con la ciudad y, de un objetivo secundario, la convirtio en la maxima prioridad militar. Las consecuencias de la derrota alemana El 6° Ejército del general Paulus, el 4° Ejército Panzer de Hoth y los ejércitos aliados del Eje, la mayor parte rumanos, que alcanzaron el Volga y el Don suma: ban mas de 360.000 hombres. Sobrevi Vieron a la batalla de Stalingrado menos de 100.000 y sdlo, anos después, pudie- ron volver a sus hogares unos 6.000, ha- biendo muerto el resto en los campos de ‘STALINGRADO, PUNTO DE INFLEXION EN EUROPA ORIENTAL 15 General Chuikow (2g). El tenaz comandante soviético que defendlé Stalingrado. Nacié en 1900 en el seno de una familia campesina, Se unié al Ejército Rojo en la Revolucidn y luego estudi6 en la Academia Frunze. Patcipé en la ocupacién de Polonia en 1939 y més tarde en a Guerra de Inviemo contra Finlandia, Posteriormente fue enviado a China como asesor en la lucha contra los invasores japoneses. En ese destino lo sorprendié la invasion alemana y fue reclamado por sus superiores. En mayo de 1942 se le dio el mando del 64° Ejército. En septiembre de ese afi, llegs a Stalingrado con el objetivo de reforzar sus defensas. Ali encontré tuna abigarrada masa de tropas en retirada y con baja moral y enseguida transmitié a sus hombres la imperiosa necesidad de resistra toda costa, 0 moriren el intento, Refor6 las defensas, retiré la artillera a la otra ribera del Volga y decidié convertr los escombros de la ciudad en una ratonera para los alemanes. Tas la victoria, prosigui6 la ofensiva contra Alemania en el frente central bajo el mando de Zhukow, a pesar de que nunca se llevaron bien debido a que ambos reclamaron el éxito de la batalia de Stalingrado. Participé en la ‘ocupacin de Berlin y tras la guerra permanecié en la ‘Alemania ocupada hasta 1953. Pasé luego a comandar el distito militar de Kiev y, en 1955, fue ascendido a mariscal. De 1960 a 11964 fue comandante en jefe del Ejército Rojo y jefe de la defensa civil desde 1961, afio en el que entré a formar parte del Comité Central del PCUS, al que pertenecié hasta su muerte en 1982, [LCL] Soldados soviéticos dospliegan ante la ‘cémara una bandera ‘capturada a las tropas itallanas en el Don, para mostrar su wotoria sobre los imasores. concentracién de Siberia. En el marco de la contraofensiva soviética también caye- ron en otros puntos cercanos més de 125,000 italianos, 100.000 hiingaros, 200.000 alemanes y 100.000 rumanos més. La aniquilaci6n de los ejércitos in- vasores fue, por tanto, total. El precio pagado por los soviéticos fue terrible. Aunque nunca se publicé el ni- mero exacto de bajas y s6lo se recono- cieron oficialmente 50.000 muertos, se calcula que sélo en la batalla murieron quince veces més, sin contar la pobla- ci6n civil que practicamente desapareci6 de la ciudad. También se estima que unos 15.000 soviéticos fueron ejecuta- dos por sus compatriotas, acusados de traicién 0 cobardia frente al enemigo. No es por tanto exagerado decir que, desde mayo de 1942 hasta febrero de 1943, las muertes en todo el sector del sur de Rusia (tanto en la operacion Azul de los 1G LA BATALLA DE STALINGRADO ‘alemanes como en la posterior operacion Urano de los soviéticos) sobrepasaron los tres millones de almas, de los que sélo en las propias operaciones en torno a Stalingrado se encontrarian la mitad. Desde el punto de vista militar, la ba talla de Stalingrado supuso un punto de inflexién clarisimo en la guerra. Por vez primera los alemanes sufrian en suelo eu- ropeo una terrible y contundente derrota, demostréndose que sus ejércitos no eran invencibles. Todas las naciones contendientes ex- trajeron consecuencias y estall6 el jubilo 0 la decepcién segiin el alineamiento. No s6lo la Unidn Soviética celebré el triunfo, también el resto de las potencias aliadas lo hicieron. El rey Jorge VI del Reino Unido disefi6 y entregé a Stalin una espada en ‘conmemoracién de la victoria. Por su parte, el régimen nazi no pudo digerir la derrota. A partir de entonces se ocultaron sistematicamente, en la me- dida de lo posible, los informes de las continuas derrotas que se comunicaban desde el frente ruso. Muchos mandos del ejército, a partir de ese momento, co- menzaron a participar en las conspira- ciones que se urdieron para acabar con la vida de Hitler. El trato que habla dado a los generales de la Wermacht, respon- sabilizandoles de las derrotas, no s6lo era injusto sino vejatorio, al acusarlos de cobardes y traidores; algo que la rancia aristocracia prusiana que formaba los cuadros superiores militares no estaba dispuesta a tolerar. También en los paises aliados de Ale- mania se acus6 el golpe, sobre todo en Italia. Vieron como su, hasta entonces, invencible aliado se tambaleaba y fueron cada vez mas las voces que, primero en privado y luego en publico, dentro del mismo partido fascista, comenzaron a pedir Ia salida de la guerra. Por su parte, la poblacién no podia comprender cémo centenares de miles de italianos com- batian y morfan en un teatro de opera- ciones tan alejado de los intereses de Italia. A partir de febrero de 1943, en los poco mas de dos afios que siguieron, Ale- mania tuvo que batirse en retirada en todo el largo frente oriental europeo, de derrota en derrota. Stalingrado habia con: sumido un enorme caudal de hombres y de material de guerra que ya nunca fue posible reponer del todo. En contraposicién, las industrias de guerra soviéticas, alejadas del frente de batalla, produjeron cada vez més miles de tanques, cafiones y aviones. Unido a sus mayores reservas demogréficas, esto de- jaba claro a los ojos de cualquier obser- vador imparcial cual seria el resultado final de la guerra. SSTALINGRADO, PUNTO DE INFLEXION EN EUROPA ORIENTAL 7 Cadéveresapltaes. Fotogatia de os cuerpos de ios cits el 6° Ejritoalemén tomada en Stlingrado e131 de enero de 1943, tras la rendicin del ‘marisal Paulus. PEC En diciembre de 1941 la Segunda Guerra Mundial registré el primer giro decisivo. La derrota alemana ante Moscii puso fin al proyecto de Hitler de lograr la hegemonia sobre Europa mediante una serie de cortas y victoriosas camp: La entrada de los Estados Unidos en el conflicto auguraba una guerra larga y Hitler tuvo que redisefiar su estrategia. El nuevo objetivo fundamental y prioritario era asegurar que Alemania dispusiese de un abundante suministro de petréleo. Nuevos objetivos En buena medida, la escasez de gasolina habia dificultado motorizar al ejército ale: médn de manera completa. El combustible, ademas, era imprescindible para la Kriegs marine y la Luftwaffe, que sin duda debe- rian librar una dura y larga batalla contra briténicos y estadounidenses en el Atién: tico. Los yacimientos petroliferos rumanos de Ploiesti, que hasta ese momento pro- velan a la Wehrmacht, no bastaban para ello. La Unica zona petrolffera relativa- mente al alcance de los alemanes y capaz de cubrir sus necesidades en esta guerra de larga duracién estaba en el Caucaso. Ademas, Hitler seguia empefiado en la idea de destruir a Rusia como nacién y al Los tanques no son armas apropiadas para el combate en los cascos urbanos, y los alemanes pudieron comprobarlo en Stalingrad. comunismo como ideologfa. Estaba con- vencido de que en su ofensiva de invierno Stalin habja puesto en juego sus uitimas reservas. Por eso, en cuanto esa ofensiva fue contenida, de cara a las operaciones que se preparaban para la primavera y el verano de 1942, las directivas estratégi cas de Hitler se resumieron en dos pun- tos: seguir concentrando el grueso del esfuerzo militar alemdn en la ofensiva contra la URSS y, en el frente del este, em- plear los mayores recursos en un avance sobre el Céucaso. Segiin la visién germana, Gran Bretaria no suponta un peligro militar importante y los Estados Unidos tardarfan muchos meses en preparar un ejército terrestre digno de consideraci6n. Hitler suponia que los aliados occidentales no podtian inten- tar un desembarco en Europa durante ese afio. Si lo hacfan, seria de forma limitada y sélo en el caso de que la URSS colap- ‘Aunque en 1942 las operaciones alemanas se concentraron en su segmento meridional, las acclones continuaban a lo largo de todo ol frente. sara abiertamente. Bastarfa por tanto con dejar una relativamente pequefia guarn- cién alemana en Europa occidental para hacer frente a esa contingencia, Ademés, la campafia sobre el Caucaso podria combinarse con otra lanzada desde Africa. Aunque sus tropas en Libia repre- sentaban una porci6n irrelevante del poder militar alemén, parecfan bastar para poner en serios aprietos a los briténicos. Si lo graban penetrar hacia Egipto a la vez que sus compafieros aleanzaban el Céucaso, el Oriente Medio quedaria al alcance de su mano, Sus habitantes, fundamentalmente 4rabes musulmanes, hartos de! dominio briténico, se levantarfan contra la potencia imperial, como habia ocurrido en Irak el afio anterior, sin éxito, por no haber reci- bido ayuda alemana. Otro tanto cabia es- perar de Irén, que habla sido invadido Conjuntamente por soviéticos y briténicos, alarmados por las simpatias del pafs hacia el Eje, en agosto de 1941. Incluso se podia 20 LA BATALLA DE STALINGRADO pensar que Turquia se decidiera a incli narse hacia ese lado, recuperandola como aliada de Alemania, como ya lo habia sido en la Primera Guerra Mundial. Asia en los suefios de Hitler La entrada de Japén en el conflicto habia abierto expectativas en los jefes alema- nes. En las mismas fechas en que la Wehrmacht era duramente golpeada du- rante su ofensiva del invierno de 1941. 1942 por el Ejército Rojo, los japoneses, como una mancha de aceite, se habian extendido por Filipinas, Indonesia, Mala- sia y Birmania. Con los nipones ya a las puertas de la India, especulaban con la posibilidad de que tropas germanas y ja- Ponesas acabaran uniéndose en el In dostdn, después de haber atravesado las primeras el Oriente Medio e Iran. No es que Hitler hubiese cambiado de opinion con respecto a su suefio de una hegemonia mundial compartida entre los alemanes y los briténicos. Cuando supo que Singapur habia caido en manos nipo- nas, en febrero de 1942, coments a sus sorprendidos generales que a él le hubiera gustado enviar sus Panzer a defender aquel enclave, que antes habla sido domi nado por los “germénicos briténicos” y ahora, desgraciadamente, habia caido en manos de los “amarillos”. Pero esperaba que el avance hacia el Caucaso y hacia Egipto hiciera “recapacitar” a los briténi cos sobre el peligro que corria su imperio yoptasen por algtin arreglo con el II Reich. Para presionar en ese sentido, Hitler realiz6 una serie de gestos politicos que sugirieron que Alemania iba a apoyar a fondo a jos nacionalistas drabes e indios. El aplastamiento por los briténicos de la rebeli6n iraqui en la primavera de 1941 habia llevado al exilio en Alemania a Ras hid Ali a-Gaylani, primer ministro de! pats. Pero Hitler no se molest6 en recibirlo hasta abril de 1942. Aun més tiempo habia tenido que esperar Subhas Chan- dra Bose, Ifder nacionalista indio que habia sido detenido por los briténicos al empezar la Segunda Guerra Mundial. Bose consigui6 escapar de la cércel y, tras un viaje lleno de peripecias, aleanz6 Berlin en abril de 1941. Hitler no le con- cedi6 audiencia hasta mayo de 1942. Ambas entrevistas tuvieron una amplia cobertura mediatica. Sin embargo, Hitler se negé a que Alemania declarase que re- conoceria la independencia de los paises drabes 0 de la India. EI despliegue aleman se orienta al Céucaso En realidad, no hacia falta que la Wehr- macht llegase hasta la India. Ocupando el Céucaso y sus yacimientos petroliferos, el ll Reich se asegurarfa los suministros de petréleo y se los negaria a la URS. LALILTIMA OPORTUNIDAD PARA UNA VICTORIA ALEMANA 21 Apoyo aéreo. Una escuadrilla de bombarderos en picada Junkers Ju 87 de ta Luftwaffe despega para proporcionar apoyo a sus tropas en el avance hhacia el Céucaso, Después de la batalla Soldados alemanes Inspeccionan los tanques enemigos para evaluat los datos. Aunque en el vasto territorio soviético existian otras zonas productoras de crudo, era de! Céucaso de donde proce- dia la mayor parte del combustible usado por su economia y sus fuerzas armadas. Silas tropas alemanas no aleanzaban las zonas petroliferas de Irak e Irdn explota- das por los briténicos, al menos queda: rian bajo la amenaza de a Luftwaffe y serian, sin duda, objetivo de sabotajes para los nacionalistas locales. En conse cuencia, Gran Bretafia empezaria a pade cer problemas de suministros. De cara a la larga guerra que se pre- vefa, el avance sobre el Céucaso era la opcién para que el II Reich mejorara sus posiciones y Gran Bretafia las empeorara, sin olvidar que, mediante esto, se espe- raba también poner de rodillas definitiva- mente a la URSS. Esta es la logica que subyace al observar el despliegue del ejército aleman a mediados de junio de 1942. En esa fecha, 28 divisiones se en- contraban en Francia protegiendo la costa de un eventual desembarco; a la vez, eran una fuerza de reserva para el 22 LABATALLA DE STALINGRADO frente del este y allfiban a reponerse las unidades més castigadas por los soviéti cos. En Noruega se encontraban otras 12 divisiones, una cifra sorprendente- mente alta a primera vista, pero que no lo es tanto si recordamos que a través de las aguas territoriales noruegas llega ban a Alemania, durante todo el invierno, las importaciones de mineral de hierro sueco, vitales para la economia de gue rra del Reich. En los Balcanes se encon traban otras cinco divisiones dedicadas a guarnecer Yugoslavia y Grecia. En Libia, el famoso Afrika Korps 8610 contaba con tres divisiones La situacién era muy distinta en el frente del este. Incluso un sector relati- vamente secundario, el de Finlandia, ab- sorbfa cinco divisiones alemanas. El Grupo de Ejércitos Norte desplegaba otras 36. Mucho més importante, el Grupo de Ejércitos Centro alineaba 63. Fi: nalmente, el Grupo de Ejércitos Sur, con. taba con 68. De estas 172 divisiones que cubrian el inmenso frente que iba desde el océano Artico hasta el mar Negro, las asignadas al Grupo de Ejércitos Sur eran las mas potentes. E] 90% de las divisio- nes de infanteria de los Grupos Norte y Sut, al no recibir relevos suficientes para cubrir sus bajas, habfan reorganizado sus batallones de infanteria, reduciéndolos de nueve a seis. Las baterias de artilleria de esas mismas unidades habfan reducido su ntimero de piezas, de cuatro a tres. Las unidades andlogas del Grupo de Ejér citos Sur, en cambio, continuaron aline: ando nueve bataliones de infanteria cada una y contando con baterfas de cuatro piezas. No menos revelador era el despliegue de las unidades blindadas. Al empezar la ofensiva de verano de 1942, el Grupo de Ejércitos Norte contaba con dos regi mientos Panzer y el Grupo de Ejércitos Centro con ocho. En cambio, el Grupo Sur disponia de nueve regimientos (encuadra- dos en sendas divisiones), mas nueve be: tallones adicionales, integrados estos en divisiones de infanteria motorizada. Para asignar estos batallones acorazados al Grupo Sur se habia recurrido al expeditivo sistema de sustraer uno de sus dos ba tallones a cada regimiento Panzer de los destinados a los Grupos de Ejércitos Norte y Centro. Ademés, los regimientos y batallones acorazados encuadrados en el Grupo de Ejércitos Sur eran las unidades mejor dotadas en cantidad y en calidad de tanques, ya que habfan recibido las nue- vas versiones, equipadas con cafiones més potentes. ‘Adin més reveladora era la situacién en cuanto a los batallones de cafiones de asalto. Estas piezas artilleras, montadas en casamata sobre vehiculos blindados, se diferenciaban de los tanques conven- cionales en que estos tltimos llevaban sus piezas sobre torretas giratorias. Los cafiones de asalto eran una de las mejo- LA ULTIMA OPORTUNIDAD PARA UNA VICTORIA ALEMANA 2:3 La actividad de los partisanos suponia una fuente constante de problemas para el ejército alemén, pero ‘en muchas ocasiones Motocicistas con orugas. Las Kettenkrad, 0 ‘motocicletas oruga, eran uno de los pocos ‘medias motorizados alemanes aptos para os dificles caminos do la Unién Sovética. res armas alemanas, ya que eran capa. ces de prestar un eficacisimo apoyo a la infanteria y, a la vez, resultaban terribles en la lucha antitanque. De los 17 bata. llones de cafiones de asalto existentes en junio de 1942, 11 estaban encuadra: dos en el Grupo de Ejércitos Sur, cuatro en el Centro y dos en el Norte, pero care. cfan de ellos en los demés teatros de operaciones, incluido el del norte de Africa Hitler recurre a sus aliados En conjunto, al empezar las acciones en el teatro de operaciones del sur de la URS, el Grupo correspondiente alineaba cinco ejércitos alemanes: los Panzer 1° y 4°y los ejércitos numerados como 2°, 6° y 17°. Pese a esta concentracién de fuerzas en el Grupo de Ejércitos Sur, las graves Pérdidas sufridas entre junio y diciembre de 1941 nunca fueron debidamente repuestas, de manera que sus efectivos, al empezar la campafia de verano de 24 LA BATALLA DE Si ALINGRADO 1942, eran inferiores, en la nada despre- ciable cifra de 400.000 hombres, a los presentes en el inicio de la operacién “Bar- barroja”. Dado que debian avanzar profun: damente hasta el Céucaso e incluso sobrepasarlo, generando centenares de ki: lometros de nueva linea de frente, se re- queririan mds efectivos humanos. Con vistas a conseguirlos, Alemania presion6 enérgicamente a sus aliados para que aportaran grandes contingen- tes. Rumanos, hingaros e italianos de- berian cubrir importantes segmentos del frente, para permitir a las tropas alema nas concentrarse en los objetivos funda- mentales. Italia debié ampliar su presencia, que se convirtié en su 8° Ejército: en el verano de 1942 habia més tropas italianas pe leando en Rusia que en Africa de! norte contra los ingleses. Rumania, que ya habia realizado un gran esfuerzo en la campafia de 1941, no pudo reducir sus efectivos desplegados en Rusia en la campafia de 1942: llegaron a totalizar casi medio millén de hombres. Formaban los Ejércitos rumanos 3° y 4°, que parti: ciparfan en las operaciones en el Don y el Volga, y un cuerpo de cazadores de montafia que actuaria en el Caucaso. Hungria era el aliado del Eje que con menos entusiasmo vela la campafia de Rusia, pero la presién alemana la obligé a enviar allf al grueso de sus tropas, for: mando el 2° Ejército hungaro, para operar en el frente, y un cuerpo dedicado a ta reas de seguridad en retaguardia. En el otofio de 1942 se encontraban en Rusia 122 batallones de infanteria de los 154 con que contaba el ejército htingaro. La pequefia Eslovaquia también fue obligada a hacer un gran estuerzo, man teniendo en Rusia dos divisiones (unos 20.000 hombres), una de las cuales ac- tuaria en el Caucaso y otra en misiones contra los partisanos. Croacia no podia enviar a su propio ejército, que estaba dedicado a combatir a las guerrillas na. cionalistas serbias y a los partisanos co- munistas en la antigua Yugoslavia. Un regimiento de voluntarios croatas ya ser. via integrado en el ejército alemédn y solo se pudo enviar un batallén adicional, que se Sumé al nuevo ejército italiano des plegado en la URSS. Finlandia mantenia todo su ejército en campajia, pero dentro de su sector de operaciones. Un batallén de voluntarios finlandeses, sin embargo, fue integrado en la division Wiking de las Waffen SS que iban a operar en el Céucaso. Pero estos 490.000 rumanos, 250.000 hiingaros, 230.000 italianos, 20.000 eslovacos, 3.000 croatas y 1.000 finlandeses, que se sumaron al millén de soldados alemanes, tenfan un equipamiento muy deficiente y su ins. truccién era notablemente inferior a la de las tropas alemanas. Pero lo mas impor. tante es que para la gran mayoria de los soldados rumanos, huingaros e italianos, su presencia en Rusia carecia de sen tido. Se vieron arrastrados hasta aquel frente sin asumir como propia la guerra Lavutin que alll se libraba. En su mayoria, esta ban profundamente descontentos con sus gobernantes y también con los ale. manes, La “cruzada anticomunista Otra fuente de recursos eran los volunta: rios anticomunistas. Los que en Europa occidental estaban dispuestos a unirse a la llamada “Cruzada europea contra el co- DPORTUNIDAD PARA UNA VICTORIA ALEMANA 25 El descabellado intento de conquistar Stalingrado exigié a los soldados alemanes ccombatir por cada calle, por cada edificio, por cada fabrica. munismo” ya lo habfan hecho en 1941 y los alemanes s6lo contaban con ellos ara reponer bajas. De esas unidades de Voluntarios europeos s6lo una alcanzaba el nivel de divisién, la Divisién Azul espa- jiola. La suma de los contingentes llega- dos de Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica (dividido en dos, la Legién Fla: Voluntario menca y la Valona) y Francia equivalia a cosaco otra division. Estos efectivos, que servian de la Wermacht _ integrados en el ejército regular aleman 0 en las Waffen SS, suponfan s6lo unos Los oosacos, famosos 30.000 hombres. Por sus sentimientos anticomunistas, sirvieron en gran Laotra fuente de potenciales voluntarios, era la misma URSS. Hitler, al lanzar la ope- racién Barbarroja, se planteaba conquistar mero como Lebensraum (“espacio vital”) voluntarios en las en el este para implantar co- fuerzas armadas lonos alemanes. No se le alemanas. ocurri6 ni remotamente explotar las debilida- des internas del régimen sovié- tico. La colectivi zacién agraria, las condiciones laborales y socia- 26 LA BATALLA DE STALINGRADO les impuestas por la acelerada industria: lizaci6n de los afios 1930 y las purgas que habian diezmado al Partido Comu nista y al Ejército Rojo, habian generado un profundo odio hacia Stalin entre millo- nes de ciudadanos. Ademés, casi el 50 % de la poblacién de la URSS estaba compuesto por nacionalidades no rusas, que en muchos casos ansiaban liberarse del yugo de Mosc. Durante los primeros meses de la guerra germano-soviética los desertores del Ejército Rojo hacia las filas alemanas se contaron por cientos de miles. Pero para Hitler no se trataba de libe: rar, sino de someter. En su concepcién, los germanos debian constituir una casta que dominara a las masas eslavas, de la misma manera que en la india una casta de briténicos explotaba a las inmensas masas de habitantes del pais. Por eso la idea de formar tropas voluntarias con rusos, ucranianos 0 miembros de otras minorias nacionales de la URSS era con: traria a los propésitos del lider nazi Colaboracionistas en el frente ruso Sin embargo, sobre el terreno, las cosas ocurrian de manera muy distinta. Casi desde el principio de la campana, algunos comandantes de unidades militares ale- manas reclutaron personal autéctono y prisioneros de guerra. En las divisiones de infanterfa, cuyos transportes usa ban traccién animal, se los empleaba para distintas tareas: cuidadores de caballos, carreros, cocineros, zapate- ros y sastres, camilleros, etc. Se ini ci6 asf el reclutamiento de los que seran conocides como Hilfswillige (auxiliares voluntarios) 0, abreviada- mente, Hiwis. Antes de que pasaran mu: chos meses, cada division alemana contaba con centenares 0, incluso, con miles de Hiwis en sus filas. En la retaguardia, para contrarrestar el movimiento de partisanos comunistas, se crearon pequefias milicias locales y se Durante su avance hacia el Céucaso, ls alemanes implementaron, por vez primera y a gran escala, una poltica tendente a conseguir el apoyo masivo de las poblaciones autéctonas. Los habitantes rusos de la regin, cosacos, eran reputados como firmemente anticomunistas. Los pueblos musuimanes del Céucaso septentrional tenfan, ademés, una larga historia de lucha contra los ‘ocupantes rusos. ‘Aunque los alemanes no llegaron a ocupar todo el (Céucaso, la simpatia con la ‘que fueron recibidas sus {ropas por los habitantes dio pie a Stalin para desencadenar en la regién una represin étnica en gran escala. Ya en el verano de 1941 se habia ‘ordenado deportar, hacia Siberia y Asia central, a la amplia minoria de colonos alemanes de Ucrania y el Volga, un millén y medio de personas. Fue un ‘ominoso precedente, A partir de diciembre de 1943 esa misma poltica se aplicé a otras ppuebios. Las primeras victmas fueron 4s karachais, musulmanes de! Céucaso septentrional. En diciembre de 1943 le 006 el tumno a los calmucos, un singular pueblo de origen mongol y fe budista,establecido junto a la desembocadura del Volga, que habia ‘Adoctrinamiento. Un oficial sovitico realizando funciones de propaganda entre cosacos. Desgraciadament acabarian colaborando con los ocupantes alemanes. acogido con entusiasmo a los alemanes. Chechenos e inguches fueron arrancados de su tierra en febrero de 1944, seguidos apenas un mes después por los balkares. En mayo les 006 el tumo a las tétaros de Crimea. Para hacerse idea de la envergadura de estas deportaciones hay que tener en cuenta que los pueblos musulmanes norcaucésicos (karachais, cchecheenos, inguches y balkares), sumaban més de medio millén de personas, los calmucos representaban unas 150,000 y os tétaros de Crimea eran, por si solos, més de cuatro millones de seres humanos. muchos de ellos La deportacién fue completa. Se aplios también a los miembros de esas nacionalidades que habian servido o servian en el Ejército Rojo, incluso Jos que habian sido condecorados. Cientos de miles de hombres, mujeres, nifios y ancianos fueron arrancados de sus hogares y trasladados en las peores Condiciones a las llamadas “zonas de poblamiento especiales” estabiecidas para ellos en Asia central o Siberia. Decenas de miles murieron durante los traslados o al llegar a esas zonas, donde poco 0 nada habia sido preparado para alojaros, Los pueblos musuimanes oreaucésicos y los calmucos fueron rehabiltados tras la muerte de Stalin y se les permitié regresar a sus tierras @ finales de los aftos 1950. El recuerdo del terible castigo colectivo que suffieron los animé a mantener su lucha ‘conta el dominio uso, que atin se mantiene en el caso de los chechenos. Los tértaros de Crimea y os alemanes 302 kg Aleance: 28.500 m CRONOLOGIA =~ ‘ETM, Cesan las operaciones del Ru| primer sitio de Sebastopol. SH Comienza el ataque al nfra\ istmo de Kerch. il Bam, Comienzan los bombardeos ne | Sobre Sebastopol por parte Se del 11° Ejército. Hates a umm, Una de las torres del no, | fuerte Maxim Gorka es © destruida. = rm, Fracasa un contraataque ane. soviético. ESE Ataque de 4 divisiones alemanas que arrolian varios fuertes. ~ Cafién de 80 cm K “Dora Peso: 1.350 c 1 disparo cada 15 min 1:7.100 kg (perforante), 4.800 kg (alto explosivo) Alcance: 47,000 m Peso del proy MEM, Retirada soviética de | todas las posiciones al 8%! norte de la bahia de Severnaya. LLlega el ditimo convoy Ze) sobico a Sesto Chice de fa balttade ercrare, Apts dy los altos de Sapumiy kermann. ae Movimientos entre noviembre de 1941 y abril de 1942 > Movimiento soveicos => Movinientosalemanes mit Unidades soviticas TH Unidades at Sp Bateriascostrassovdticas se Fortticacionessoviticas Up oyel det On pers Chel tenenoy eesiuyo NI ters co mur yaase™ oe tarde be fs las dltimas ‘soviéticas. La gran ofensiva soviética iniciada en diciembre de 1941 fue perdiendo impulso desde febrero de 1942 y se dio oficialmente por concluida en abril. Aun asi, habia causado graves trastornos en el despliegue alemén, pues habia obtenido profundas penetraciones. En el sector de! Grupo de Ejércitos Norte, en enero de 1942, los soviéticos habian roto las lineas alemanas al norte de! lago llmen, penetrando hasta 70 km tras el frente germano, con la idea de alcanzar Leningrado. La Wehrmacht contiene las penetraciones soviéticas Los soviéticos buscaban librar a la ciudad del espantoso cerco que sufria. Pero esta penetraciOn se hizo a través de un estre- cho corredor, que los alemanes acabaron estrangulando, dejando cercado al oeste del rio Voljov al 2° Ejército de choque so- viético. En julio, esta unidad soviética habia sido aniquilada y su comandante, el general Viasov, hecho prisionero. Al sur del lImen, también en enero, los soviéticos embolsaron a todo un cuerpo de ejército alemadn en torno a Demyansk. Los germanos aguantaron durante todo el invierno y fuerzas procedentes del exterior enlazaron con los cercados ya en la pri- Las fuerzas armadas ‘alemanas iniclaron el verano de 1942 con avances fulminantes, pero esta vez pagarian cara su osadi mavera; mientras tanto, habfan sido su ministrados por via aérea. Como Hitler se negaba a cualquier retirada, a superficie de la antigua bolsa no fue abandonada, aunque ahora se hubiera convertido en un profundo saliente con forma de estrecha Peninsula dentro de las lineas soviéticas. conectada por un delgado pasillo con el resto del despliegue alemédn. Mucho més dramética habia sido la ex periencia del Grupo de Ejércitos Centro que en algunos puntos habia retrocedido hasta 300 km desde las posiciones que ocupaba a principios de diciembre de 1941, Numerosas formaciones soviéticas se habian infiltado tras su retaguardia y, aunque fueron finalmente embolsadas por los alemanes, no pudieron ser elimi nadas, en muchos casos, hasta junio de 1942. Pese al retroceso de las Iineas ale- manas, la Wehrmacht logr6 mantener un profundo saliente en el frente ruso, desde a ailtima gran ofensiva En el verano de 1942, los alemanes Intentaron poner en. prdctica las técticas de la guerra relémpago, comprobando que ya no valfan. cuyo vértice, en la ciudad de Rzhev, Moscd quedaba a tan solo 200 km. En el sector del Grupo de Ejércitos Sur alemén, el Ejército Rojo habia logrado otra penetraci6n en torno a Izyum, al sur de Jarkoy, la capital de la Ucrania oriental; y habla desembarcado en Crimea, adue ‘iandose de la peninsula de Kerch, para tratar de liberar Sebastopol de su cerco. Planes con vistas al verano de 1942 Antes de que las penetraciones soviéticas hubieran sido derrotadas y el frente pro plo consolidado, los alemanes ya empe zaron a planear su ataque hacia los pozos. petroliferos del Caucaso. Las primeras instrucciones al respecto se remontaban a febrero, pero hubo que esperar al 5 de abril de 1942 para que Hitler publicara su directiva estratégica n° 41, donde se fi jaba, como objetivo minimo final, el al: canzar los campos petroliferos del Céucaso. “O consigo ese petrdleo, 0 de- ‘36 _LA BATALLA DE STALINGRADO beré poner fin a esta guerra”, confesé el Fiihrer a sus generales. La nueva ofensiva recibié el nombre de cédigo de operacién Azul, Fall Blau. Una ojeada a un mapa basta para comprobar cudn lejos queda: ban Baki y sus grandes campos petrol feros, de la base de partida alemana Pero los alemanes eran optimistas ya que no podian imaginar que al Ejército Rojo to- davia le quedaran muchos hombres ni armas después de las bajas sufridas, tanto durante la ofensiva alemana entre junio y diciembre de 1941, como en la posterior contraofensiva soviética Igualmente, el mando soviético discu tia sus opciones de cara a la primavera Pero evalué erréneamente las intencio- nes alemanas. Stalin y sus lugartenien. tes estaban convencidos de que la Wehrmacht intentarfa un nuevo asalto a Moscti, conclusién a la que habian Ile. gado después de una amplia operacién de intoxicacién informativa disefiada por los alemanes para hacerles creer exacta- mente eso. Asf, las principales reservas soviéticas se congregaron en torno a la capital. Y para distraer fuerzas alemanas de ese supuesto avance hacia Mosct, Stalin ordené dos ofensivas locales en el sector meridional. Una, en Ucrania orien- tal, que debia tratar de ocupar Jarkov, par tiendo desde Izyum; y otra en Crimea, para liberar Sebastopol finalmente, par- tiendo desde Kerch. Aqui los soviéticos se lanzaron al ataque el 27 de febrero, sin conseguir ningtin éxito. La ofensiva sobre Jarkov se inicié el 12 de mayo y los soviéticos se dieron de bru: ces con las tropas germanas, que se es- taban preparando para la operacién Azul. Los rusos fueron répidamente aplastados, perdiendo més de 250.000 hombres y tuna grandisima cantidad de equipos. El asalto de Sebastopol En Crimea, tras contener el empuje sovié tico durante marzo y abril, en mayo los alemanes pasaron al contraataque, expul sando al Ejército Rojo de la peninsula de Kerch y causéndole otras 175.000 bajas. El vencedor de esta campaiia, el general von Manstein, comandante del 11° Ejército alemdn, se concentr6, a continuacién, en el asedio a la cercada ciudad portuaria de Sebastopol que, como principal base naval soviética en el mar Negro, podia definirse como una auténtica fortaleza. ‘Sebastopol llevaba ya meses cercada por tropas germano-rumanas, pero sus s6lidas defensas disuadian de intentar un asalto frontal. Sin embargo, dado que la flota soviética era duefia y sefiora del mar Negro, dejar la ciudad portuaria sometida simplemente a cerco era peligroso, ya que su guarnicién podia ser reforzada por via maritima y, llegado el momento, lan: zarse desde alli a un ataque sobre la re taguardia alemana. Por eso, finalmente los alemanes decidieron conquistarla El asalto de Sebastopol se inicié a prin- cipios de junio y concluyé un mes des: pués, e! 4 de julio. Fue una de las batallas de asedio mas duras de la Segunda Gue- fra Mundial. Los alemanes tuvieron que emplear su artilleria mas pesada, inclu- yendo el Gustav, un monstruoso canién de 800 mm, la pieza artillera mas grande usada en combate en toda la historia mi- litar. Finalmente los alemanes capturaron 90,000 soldados soviéticos (otras de- cenas de miles hab/an muerto), pero sus propias bajas fueron también aterradoras. Acabada la batalla de Sebastopol, el 11° Ejército alemén no se uni6 sin em- bargo a las tropas que debjan avanzar hacia el Céucaso. Sus divisiones fueron asignadas a otras unidades, salvo una Pequefia parte de ellas que, acompajia UNA NUEVA OFENSIVA ALEMANA: JULIO Y AGOSTO DE 1942 97 Tanque aleman Panzer Ill Ausf J En sus iiltimas versiones el Panzer Il ‘monté el caiién de 50 ‘mm L/60, con lo que su potencia de fuego en el combate antitanque mejoré considerablemente. Cafones de asalto A diferencia de los tanques no montaban ‘sus caflones on torreta, sino en casamata, Estos blindados resultaron ser armas demoledoras para sus enemigos. das por las piezas mas pesadas de la ar tilleria alemana, empezaron un largo viaje con rumbo a Leningrado, en el extremo opuesto de las lineas alemanas. En 1941 los alemanes se habjan limitado a poner cerco a esa ciudad. Pero en 1942 eran conscientes de que eso consumia una in- gente cantidad de tropas, muy necesarias en otros sectores, asi que se habia deci dido intentar un asalto frontal a la ciudad, a realizar en septiembre. La caida de la que, bajo el nombre de San Petersburgo, habia sido capital rusa, y también cuna de la revolucin comunista, se esperaba que tuviera un profundo eco propagan distico y politico. Comienza la operacién Azul La operacién Azul, propiamente dicha ‘empez6 el 28 de junio de 1942. Ese dia el Grupo de Ejércitos Sur se lanz6 hacia Voronezh, en el curso superior del rio Don, con el 4° Ejército Panzer avanzando en vanguardia. Los soviéticos se defen. dieron con unas y dientes, pues suponian que el asalto a Voronezh era la fase pre- via de un amplio movimiento de pinza sobre su capital. Desde alli, pensaban JB LA BATALLA DE STALINGRADO los alemanes girarfan hacia el norte, para atacar Mosc por el sur, a la vez que otra pinza alemana, partiendo desde Rzhev, lo harfa por el norte. Finalmente Voronezh cay6 el 7 de julio en manos germanas. Pero lo que sucedié a continuacién no era lo que esperaba Stalin. Dos dias después, y conforme a lo pre- Visto, el Grupo de Ejércitos Sur desapa recia formaimente, para dar vida a dos nuevas unidades, el Grupo de Ejércitos A, que debfa avanzar hacia el Caucaso, y el Grupo de Ejércitos B, que debia proteger su flanco a lo largo del Don y alcanzar el Volga en Stalingrado. E1 primero contaria con dos ejércitos Panzer, el 1° y el 4°, junto con el 17° Ejército de infanteria. Al segundo pertenecerfan los ejércitos ale- manes 2° y 6° y las tropas htingaras, ita lianas y rumanas que iban a desplegarse a lo largo del Don. Los primeros dias fueron de veloces avances. Hasta el 12 de julio los soviéti- cos no crearon la unidad denominada “Frente de Stalingrado”, porque seguian creyendo que los alemanes se proponian atacar Moscui. La sorpresa habia sido tal Que el 15 de julio el 6° Ejército ya habia re- corrido la mitad de la distancia existente entre su base de partida y Stalingrado. Pa recia imposible articular ninguna defensa ¥, Por vez primera desde que habia empe- zado la guerra, el alto mando soviético or- dené a sus tropas entregar territorio a cambio de ganar tiempo. Por ello, el ni mero de prisioneros capturados fue sor- prendentemente bajo. Hitler interpreto este hecho como una confirmacién de sus suposiciones: al Ejército Rojo ya no le que- daban reservas dignas de tal nombre. La Wehrmacht enviada hacia el Caucaso El 21 de julio la Wehrmacht iniciaba su asalto a Rostov, en la desembocadura de! Don, la puerta del Caucaso. La ciudad ya habia estado en manos alemanas en 1941, pero se habia perdido al inicio de la contraofensiva de invierno soviética. Tras una dura batalla, cayé de nuevo en manos alemanas el dia 25. Casi simulta: neamente las vanguardias del 6° Ejército alemén alcanzaban el extremo oriental de la gran curva del rio Don, el punto donde mas se acerca al otro gran rio de la re- gin, el Volga, por lo que Stalingrado es taba a tan s6lo un pufiado de kil6metros. Hitler, que para dirigir las operaciones se habia instalado en la ciudad ueraniana de Vinnytsa, estaba entusiasmado con sus éxitos. El dia 23 de julio habia emi- tido una nueva directiva estratégica, la n® 45. En ella se ordenaba que el avance hacia el Cducaso del Grupo de Ejércitos A empezara, sin esperar a que se conquis- tara Stalingrado. En su concepcién origi UNA NUEVA OFENSIVA ALEMANA: JULIO Y AGOSTO DE 1942 30 Antes de su conquista por las fuerzas armadas ‘alemanas, parte de a guamicién soviética de Sebastopol pudo ser cevacuada por via Enmascaramiento, La proximidad de las Vineas enemigas obligaba a los alemanes a camuflar todos los elementos de su equipo, como estos anteojos de antena. nal, la operacién Azul prevefa lo contrario: hasta ocupar esa ciudad y asegurarla, no se debfa iniciar el avance hacia la gran cordillera y los campos de petréleo. “Ni un paso atrés” La situacién en las filas soviéticas cam- bi6 radicalmente en pocos dias. La reti- rada sin combate de las ultimas semanas habia hundido fa moral de muchas unida- des soviéticas, que empezaban a des- bandarse. Stalin habla decidido imponer draconianamente la disciplina con su orden n° 227, de 28 de julio, conocida por la frase con que daba comienzo: “jNi un paso atras!” En ella se imponfan los mas duros cas- tigos para quienes desertaran, retroce- dieran, abandonaran armas 0 equipos 0 expresaran opiniones derrotistas. Por esta orden se creaban batallones de cas: tigo para encuadrar en ellos a los acusa- dos de cobardia 0 deshonor militar y se ordenaba que estas unidades fueran uti- lizadas en la punta de lanza de cualquier ataque o contraofensiva. Antes de acabar 40 LA BATALLA DE STALINGRADO la guerra, cerca de medio millén de ofi ciales y soldados soviéticos pasarian por estas unidades, en las que las posibil dades de supervivencia eran infimas. El 6° Ejército detenido ante Stalingrado Al mismo tiempo, las tropas agrupadas por el recientemente creado Frente de Stalingrado lograban parar en seco al 6° Ejército en el extremo oriental de la curva del Don e incluso, més al oeste, recon: quistaban cabezas de puente sobre ese mismo rio, amenazando peligrosamente el flanco septentrional del 6° Ejército, Al frente de esta unidad se encontraba el general Paulus, un oficial que habia pa- sado casi toda la guerra en el Estado Mayor, con muy poca préctica en el mando directo de grandes unidades de combate. Pero lo que detenta al 6° Ejército no era la falta de liderazgo, sino la combinacién de dos factores. Por un lado, los alemanes se habfan alejado ya mucho de sus bases de suministros y su sistema log{stico es- taba colapséndose, por lo que al 6° Ejér Cito le faltaban municiones y gasolina. Por oto, las tropas soviéticas que protegian el acceso a Stalingrado eran numerosas y se batian con determinacién. Hitler reconocié la nueva situacién y, el dia 31 de julio, dio orden al 4° Ejército Panzer, que se disponfa a avanzar hacia el Caucaso, de virar hacia el nordeste para ayudar a conquistar Stalingrado. A la vez, la 4° Flota aérea alemana, que debia apoyar las operaciones de los Grupos de Ejércitos A y B, recibié érdenes de con. centrar sus efectivos para machacar Sta lingrado desde el aire. Aun asi, el progreso en esa direccién sigui6 siendo muy lento. La Swastika sobre el monte Elbrus No ocurria lo mismo en el avance hacia el Caucaso. El 9 de agosto los alemanes alcanzaban Maykop, la més pequefia pero El objetivo de la campatia alemana de 1942 en el frente del este era la conquista de los campos petroliferos de las regiones caucésicas. Para conseguir su répida puesta en explotacién, a finales de marzo de 1942, el departamento de guerra econdmica del alto mando de Ia Wehrmacht habia dado orden de organizar una singular unidad: la brigada técnica de explotaciones petrolieras, Mineral! Brigade Kaukasus, cuya misién era la de poner en explotacién los campos petroliferos del Céucaso apenas las ‘ropas alemanas pudieran hacerse duefias de ellos. La brigada contaba con 6.500 hombres, en su mayoria técnicos civiles movilizados. Fue agregada al 1" Ejército Panzer y avanzaba junto a sus vanguardias, Pero en cuanto los alemanes alcanzaron la zona de Maykop comprendieron que se ‘encontraban con un grave problems: las refinerfas habian sido desmontadas integramente y los pazos saboteados a conciencia. Antes de sofiar con poner en funcionamiento los pozos de esa regién, habia que enviar desde ‘Alemania muchisimas toneladas de maquinaria y materiales, asi como més personal técnico. En septiembre se emitié un céloulo, que en realidad era demasiado optimista: serian necesatios seis meses para reanudar la produccisn y seis meses adicionales antes de que los pozos y Petréleo en llamas. Cuando las fuerzas hitlerianas llegaron ‘a Maykop, se encontraron con los, yacimientos petrolieros incendiados y las refinerias desmontadas. refinerfas de Maykop funcionaran con su capacidad normal. Los alemanes no aleanzaron la segunda zona petrolfera, la de Grozni, y estuvieron a centenares de kilémetros de la realmente importante, la de Baki, en Azerbaiyén. ‘Aun asf, convencidos de que al final lo lograrfan, iniciaron los preparativos para disponer de un gran nimero de buques petroleros, con et maximo tonelaje posible, en el mar Negro, para llevar el preciado crudo hacia el ccorazén del Reich, Habria que reflotar eter: Re tun buen nimero de naves que los soviétioos habian hundido en su huida y conseguir que Turquia acvediera a que buques germanos e italianos, disponibles en el Mediterréneo, cruzaran los estrechos del Bésforo y de los Dardanelos. Por su parte, los soviéticos se vieron ‘también en apuros. Buena parte de las instalaciones petioliferas de Grozni y Baki llegaron a ser desmontadas y en los pozos se colocaban, preventivamente, cargas explosivas, con lo que la produccién sufrié una brusca caida. La mayor parte del petréleo del Céucaso Viajaba hacia el corazén econémico de la URSS mediante grandes barcazas que surcaban el Volga, una ruta ahora cortada en Stalingrado. Por fortuna para el Ejécito Rojo, habia ‘andes cantidades almacenadas de ‘combustible y se pudo improvisar una nueva ruta para llevar los suministros: cruzando el mar Caspio, desde ‘Turkmenistén, por via terrestre, hacia los grandes centros de consumo, Sin embargo, durante varios meses a partir de agosto de 1942 hubo que mponer un estricto racionamiento de combustible en toda la URSS, incluido el Ejército Rojo. La capacidad soviética para superar esta crisis de combustibles y el fravaso alemédn a la hora de explotar los yacimientos petroliferos del Céucaso iban a tener consecuencias decisivas sobre el resultado final de la guerra. (C.C.1,] UNA NUEVA OFENSIVA ALEMANA: JULIO Y AGOSTO DE 1942 4 ‘Cumbres det Céucaso. ‘A pesar de haber accedido a alguna de las elevadas cumbres dol Céucaso, los ‘alemanes fracasaron ‘en su intento de tomar Stalingrado. fi - més préxima de las zonas petroliferas de la region. Sin embargo, para su desen- canto, la encontraron absolutamente sa- boteada por los soviéticos en su retirada, sin que se pudiera pensar en extraer de ella ni un barril de petréleo antes de que pasaran muchos meses. El dia 11 otro destacamento aleman alcanzaba Elista, ya en la estepa de los Calmucos, a 300 km al sur de Stalingrado y a 200 de la costa del mar Caspio. Entre Maykop y Elista, las tropas ale- manas que progresaban hacia el Caucaso central ya contemplaban embelesadas el brillo de la nevada cumbre del Elbrus, que ‘con sus casi 5.700 m de altura era per- fectamente distinguible en el horizonte. El dia 17, un grupo de soldados de una 42 LA BATALLA DE STALINGRADO unidad germana de cazadores de mon- tafia iniciaba la escalada a esta mitica cumbre para colocar sobre ella la ban- dera alemana, El nuevo frente de! Don Mientras que el avance hacia el Céucaso se computaba por centenares de kiléme- tos, el avance en direccién a Stalingrado se media casi por metros. El dia 14 de agosto Hitler habia dado al general Pau- lus la orden taxativa de conquistar la ciu dad, como muy tarde, el 25 de agosto. ‘Sélo mediante un gran esfuerzo y fieros combates, que empezaron el dia 15, los alemanes rompieron finalmente la linea soviética en el Don e iniciaron el avance or la estrecha franja de tierra, apenas 85 km, que lo separa del Volga. Los com bates por Kalach, donde un gran puente sobre el Don abria la principal via de co- municacién hacia Stalingrado, fueron es: pecialmente duros. Mientras que el 6° Ejército lanzaba dos puntas de lanza en direccién este, hacia el Volga, el 4° Ejército Panzer se acercaria procedente del sur. Finalmente, el dia 22 de agosto, las vanguardias alemanas, que habian alcanzado el borde septen: trional de la ciudad, llegaron, por primera vez, a la misma orilla del Volga. El dia 30 las tropas del 4° Ejército Panzer enlaza- ban con las del general Paulus y, de esta manera, Stalingrado quedaba rodeada en- teramente por los asaitantes alemanes, con el rio Volga a su espalda. Mientras las tropas alemanas realiza- ban todas estas misiones de vanguardia, las fuerzas de sus aliados habian ido ocu- pando posiciones. En torno a Voronezh habla quedado desplegado el 2° Ejército alemén, haciendo la funcién de bisagra entre los Grupos de Ejércitos Centro y B. Desde esa zona y hacia Stalingrado el rfo Don seguia una direccién noroeste-sud- este y sobre sus riberas quedaron des plegados de forma sucesiva el 2° Ejército huingaro, el 8° Ejército italiano y el 3" Ejér- cito rumano, que enlazaba ya con las tro- pas alemanas que marchaban hacia Sta- lingrado. Al sur de esta ciudad, y para cubrir el amplio y casi desguarnecido hueco entre el Grupo de Ejércitos By el A, se estaba desplegando el rcito re mano, que debia asegurar el fianco dere cho de los asaltantes, Penurias logisticas El alto mando alemén era consciente de la debilidad de estas fuerzas. Para tratar de darles consistencia, en cada una de estas grandes unidades extranjeras se habian insertado algunas unidades ale- manas y se habian facilitado ciertas can tidades de armas més modernas de manufactura germana. Por otra parte, el nuevo frente sobre el Don carecia de vias férreas en sus proximidades y, como todo el esfuerzo logistico aleman se realizaba sobre los ferrocarriles, las tropas de sus aliados fueron victimas de un muy débil ‘suministro, generando todo tipo de penu- rias que los miembros de estas unidades no alemanas atribuian a la dejadez y el menosprecio de sus camaradas teutones. Ciertamente, los alemanes estaban concentrando todo su esfuerzo logistico en suministrar a las tropas que asedia ban Stalingrado. Pero incluso estas se hallaban deficientemente abastecidas. De hecho el 4° Ejército Panzer y el 6° Ejér cito dependian de una unica via férrea, que partia de la region del Donetsk (al noroeste de Rostov) y alcanzaba la ribera del Volga. Pero para las tropas que avan- zaban hacia el Céucaso los problemas lo- gisticos empezaron a ser insuperables. En su avance hacia los pozos petroliferos de Bakti los alemanes se vefan ralentiza- dos, precisamente, por la carencia de combustible para alimentar a las van guardias motorizadas del 1" Ejército Pan. zer de von Kleist. Mientras, los soviéticos se preparaban para defenderse a toda costa en la abrupta cordillera que se plan: taba frente a los germanos, con picos que superaban los 5.000 m y, para ello, habfan activado una gran unidad, el Frente de Transcaucasia. UNA NUEVA OFENSIVA ALEMANA: JULIO Y AGOSTO DE 1942 43 Final del asedio. Tras la feroz batalla, por el control de cludad, finalmente los Panzer alemanes pudleron abrirse paso hasta los muetles det puerto de Sebastopol, ‘en Crimea. STALINGRADO: TERRENO IMPOSIBLE PARA LOS CARROS Los enormes complejos fabriles de Stalingrado y sus inmensos bloques de casas impidieron que los alemanes pudiesen emplear los carros de combate de otra forma que no fuese el apoyo directo a la infanteria, La batalla de Stalingrado, librada casa por casa, impidié que los alemanes desplegaran toda su habilidad en el manejo de unidades acorazadas. Los carros soviéticos también tuvieron muchas dificultades, La granada anticaro RPG-43 podia, en Condiciones ideales, penetrar un blindaje de 70 mm de espesor, pero la realidad era muy distinta ‘alemana de 3 kg Era muy eficaz y actuaba segin el principio de la carga hueca, pudiendo perforar un blindaje de 80 mm, pero requeria gran valor y temeridad para colocarla sobre el ‘carro enemigo. El eéctel Molotov era de uso cotidiano, desde el principio de la guerra ‘Minas anticarro TMS38 con una carga explosi de 3,6 kg de TNT. Cargas de 1 kg de TNT: Granada anticarro de no podtan destruir un rifle. Su escasa carro pero si averiar sus precisién la hacia casi Rifle anticarro armas o inmavilizarlo indtil para su funcién P2B 39 de 7,92 \ mm, ya obsoleto en 1940 Racimo de seis granadas de mano: _ Padian destruif una oruga o penetrar el ie Bi | ELPTRD 41 era el rifle anticarro ‘estandar soviético en 1942. Podia perforar el blindaje lateral y trasero de muchos carros ‘alemanes a corta distancia. Carlos Caballero Jurado BATALLA CUERPO A CUERPO POR UNA CIUDAD EN RUINAS En 1925, la ciudad de Tsaritsin habia cambiado su nombre por el de Stalingrado, en homenaje a que, en aquel lugar y durante la Guerra Civil rusa, tropas de! Ejército Rojo, de las que Stalin era el comisario politico, habian derrotado a los ejércitos blancos (los anticomunistas rusos) que intentaban avanzar sobre Mosct. La ciudad de Stalingrado, actual Volgogrado, iba a convertirse en un simbolo de la lucha a vida o muerte que estaban librando el Ill Reich y la Unién Soviética. El escenario de una dura batalla Stalin habla desarrollado una cierta pre dileccién por la ciudad, conwirtiéndola en un importante nucleo industrial. En 1942 se extendia unos 50 km de norte a sur en a ofilla occidental del Volga. Tres gran- des centros fabriles, la fabrica de tracto- res Dzerzhinsky (que recibfa su nombre del siniestro creador de la policfa politica soviética, la Cheka) y las factorias Barri- cada y Octubre Rojo dominaban el paisaje urbano. Cada una media mas de un kil6- metro de longitud, Otro importante hito era el gran silo de cereales. No menos importante era la colina conocida como Mamayev Kurgan (que en los mapas mili- tares aparecia simplemente como Cota Caiién de infanteria. Una pequeiia pieza de artilleria alemana es acercada hasta las posiciones de primera linea para abrir fuego contra los sovéticos. 102, en alusi6n a su altura méxima). Si- tuada en el centro de la urbe, desde su ‘cumbre se dominaba todo el Ilano paisaje donde se asentaba la ciudad La guarnicién de Stalingrado estaba ‘compuesta por los efectivos del 62° Ejér- ito soviético. Conviene precisar que un ejército soviético no se correspondia, en su nivel de fuerzas, con su homénimo alemén. En efecto, las unidades que los soviéticos bautizaban como “frentes” eran el equivalente a los ejércitos ale- manes, mientras que los ejércitos so- viéticos tenian la fuerza correspondiente a un cuerpo de ejército alemén. Los so- viéticos no usaban esta denominacién para las agrupaciones de divisiones, con la excepeién del caso de las tropas aco- razadas. Pero un cuerpo de ejército aco- razado soviético equivalta, grosso modo, a una divisién Panzer. Las divisiones del Ejército Rojo tenian, en el mejor de los Casa por casa En su empeio por desalojar al Ejército Rojo, los soldados ‘alemanes invadian las vivlondas de muchos. pueblos y aldeas. casos, la mitad de efectivos que una di visi6n alemana, Al empezar septiembre de 1942 la suerte de Stalingrado parecfa echada. Pero Stalin y su principal lugarteniente, el ma. riscal Zhukov, hablan decidido defenderia a cualquier precio. El comiandante de! 62° Efército soviético, general Lopatin, que lo ctefa imposible, fue depuesto y sustituido por un general especialmente tenaz, Chui kov, que asumi6 el mando el dia 13. Entonces, la batalla ya habia dado un giro inesperado para los alemanes. La Wehrmacht era una maquina especiali zada en la batalla de movimiento y en el empleo de armas combinadas. La eficact sima colaboracién entre la aviacién tac: tica, la artillerfa y las tropas de infanteria yacorazadas ahora era inviable, ya que las tropas alemanas y soviéticas estaban tan proximas entre si que, de hecho, era prac: ticamente imposible distinguir unas de otras. En més de una ocasién los alema. nes bombardearon sus propias vanguar- dias. En cuanto a sus siempre temibles A BATALLA DE STALINGRADO Panzer, perdian toda su eficacia en un combate callejero donde resultaban un facil objetivo para emboscadas enemigas. El 11 de septiembre Hitler se habla reunido con el general Paulus en el cuar- tel general del primero, en Vinnytsa, para darle una orden tajante: Stalingrado debia ser conquistada antes del dia 15. El plan de las operaciones Urano y Saturno Muy lejos, en Moscd, el dia 12, Stalin se habfa reunido con sus principales lugar: tenientes militares, Zhukov y Vasilevsky, para darles una orden no menos tajante: Stalingrado no podia defenderse a sf misma eternamente, luego debfa organi- zarse una gran contraofensiva que aca bara con los atacantes alemanes. E! 13, Zhukov y Vasilevsky presentaban el bos quejo de su plan. Se trataba de organizar una potentisima maniobra, bautizada ope- raci6n Urano, con dos pinzas acorazadas, para cercar al 6° Ejército de Paulus. Esas pinzas penetrarfan hacia su retaguardia, rompiendo las lineas de las tropas que flanqueaban al 6° Ejército, es decir, el 3” y 4° Ejércitos rumanos, unidades mucho més débiles. En una fase posterior, bauti- zada como operacién Satumo, a través de las lineas guarnecidas por htingaros e ita- lianos en el Don, nuevas fuerzas soviéti as avanzarian en direcci6n a Rostov, para cortar las lineas de comunicacién del Grupo de Ejércitos A. Las operaciones eran tan ambiciosas que para llevarlas a cabo hacia falta reu nir una ingente cantidad de tropas y su- ministros, de manera que no podian empezar antes de mediados de novier- bre. Hasta entonces, los defensores de Stalingrado debian defender cada palmo de terreno, haciéndoles llegar tantos re- fuerzos como fuera posible, a fin de que fijaran, en ese punto, al grueso de los efectivos alemanes. Si la ciudad cafa antes de que la ambiciosa contraofensiva proyectada pudiera ponerse en marcha, Stalingrado | (del 24 de agosto al 18 de noviembre de 1942) Se spin los alemanes redistribuirian sus fuerzas a lo largo del Don y muy posiblemente fueran capaces de desbaratar las opera- ciones proyectadas. Ademés, en noviem- bre, aunque cronolégicamente atin fuera otofio, ya reinarfan condiciones de com- bate invernales que, como la préctica haba demostrado en los ultimos meses de 1941 y primeros de 1942, favorecian a los atacantes soviéticos. Sobre los hombros de los defensores de Stalingrado se depositaba una pese- disima responsabilidad. Debian comb. tir con tanta energia y determinacién como para atraer al grueso de las tropas alemanas. Zhukov agrega las operaciones Marte y Jupiter El impetuoso general Zhukov pronto afia- did una nueva perspectiva al plan de ~~ TuRQUiA ataque en el sur. Llamé la atencién de Stalin sobre el peligro que segula cer niéndose sobre Moscu. A lo largo de julio, el Ejército Rojo habia lanzado ata- ques sin éxito en direoci6n a Briansk. Y durante todo el mes de agosto habia hecho lo mismo y con idéntica suerte contra el saliente de Rzhev. Debido a esos fracasos, Moscti seguia estando Potencialmente amenazada. Por eso, no se podia dejar pasar la ocasién para ma- chacar al Grupo de Ejércitos Centro ale- man en el expuesto saliente que ocupaba en Rzhev. Zhukov arguy6 que en toro a Moscti el Ejército Rojo tenia ‘concentradas fuerzas de tal envergadura que serfa viable lanzar una ofensiva también contra el Grupo de Ejércitos Centro, simultdnea a las operaciones en torno a Stalingrado. En una primera fase, la operacién Marte, se eliminaria la parte septentrional del saliente de BATALLA CUERPO A CUERPO POR UNA CIUDAD EN RUINAS 499 Equipo de un cazador de montana alemén. Protegido por el casco ‘Mod. 36, portaba al cinto un recipiente cllindrico donde Nevaba la mascara de 25, un bolso para et aan y una cantimplora. Las botas son las caracteristicas de estas tropas. Aviacion rumana. Un caza alemén ‘Me-109 escoltado por dos aparatos rumanos {el mismo modelo. La fuerza aérea de Rumania se emploé a fondo en Rusi Rzhev; en la siguiente, operaci6n Jupiter, se eliminaria todo el saliente. De esta manera se aniquilarian el 9° Ejército y el 3® Ejército Panzer alemanes y seria po- sible reconquistar Smolensk E126 de septiembre Stalin dio su apro- bacién. Zhukov se encargaria de dirigir ta ejecucién de las operaciones Marte y Ju piter y Vasilevsky de Urano y Saturno. Al realizarse casi simultdneamente ambas secuencias operativas, los alemanes no podrian desplazar tropas de un sector a otro. De hecho, la operacién Marte debra empezar antes que Urano, pero la clima- tologia imperante en la zona de operacio- nes prevista, donde cayeron gigantescos aguaceros, obligé finalmente a pospo- nerla. Por otra parte, los preparativos para tan importante operaci6n, que en volumen de fuerzas empleadas superaba a las que se estaban reuniendo para ejecutar los ataques previstos en los alrededores de Stalingrado, fueron imposibles de ocultar, de manera que los germanos acabaron detecténdolos. La conciencia de que iban a ser objeto de una gran ofensiva contra su Grupo de Ejércitos Centro los llevo a desvalorizar los peligros que se cernian sobre sus tropas en Stalingrad, ya que 50 LA BATALLA DE STALINGRADO crefan imposible que el Ejército Rojo lan: zara dos ofensivas tan poderosas simul téneamente. Concentracién alemana sobre Stalingrado La conquista de Stalingrado, mientras tanto, se habia convertido en una obse- sién para los alemanes. Para lograrlo concentraron un tremendo poderfo mili tar. A mediados de agosto, su 6° Ejército alineaba 11 divisiones de infanteria, dos motorizadas y dos Panzer. Pero habian sido puestas bajo su mando las tropas del 4° Ejército Panzer que habfan lle- gado a Stalingrado desde el sur, lo que subi6 sus efectivos a 14 divisiones de infanteria, tres motorizadas y tres Pan- zer. Aun més llamativo era que se le hu- biese asignado toda una division de artilleria antiaérea. Estas unidades no pertenecfan al Heer, sino a la Luftwaffe y eran conocidas como divisiones Flak, acrénimo de Fliegerabwehrkanone (ca- fiones antiaéreos). Normalmente cada una de ellas cubria el espacio aéreo de todo un grupo de ejércitos. Pero el 6° Ejército tuvo el privilegio de contar con FRANCOTIRADORES: LA GUERRA PRIVADA Los francotiradores de todos los contendientes llevaron a cabo una guerra privada, ajenos a las grandes operaciones, de una intensidad extraordinaria.€! finlandés Simo Hayha es considerado como el mejor francotirador de la historia Fuse Enid rest oi ono I iN Li ‘ocupar un papel importante en el ‘campo de batalla, infligiendo bajas ‘desproporcionadas Fusil Mauser K98 union sovitica Bill Durante la Segunda Guerra Mundial lleg6 a fabricar 54,000 rifles de francotrador. Entrené a varios millones de soldados come tiradores de élite, aunque muy cos fo fueron en realidad, Desde la aparicin del rifle rayado, los francotiradores comenzaron a enemigo. Los quince mejores francotiradores var de la historia Seen | Sone oe ee ed enelseraca al Wm 4 Kulbertinov 487 de la historia, que, — TB 6 Mihail Budenkov 437 ‘en menos de cien I 7 Fyodor Oklopkov 423 ais ica ta WM & Fyodor Djachenko 425 ee a 2 eee Wm 11 Stephan Petrenko 412 Canén autopropulsado SU-76 modelo 1943 Montando una pieza de 76,2 mm Zis 3 sobre un tanque liviano, los soviéticos pudieron disponer de una artilleria autopropulsada de cierto valor. una asignada nicamente para él puesto que sus armas, cafiones de tiro tenso y alta velocidad inicial, eran ex traordinariamente eficaces para atacar fortificaciones y en lucha contra tan- ques. No menos notable era que el 6° Ejército contase con tres de los muy efectivos grupos de cafiones de asaito. También se disponia de tres grupos de ‘cazatanques”, nombre con el que se designaba a los cafiones antitanques montados sobre chasis de vehiculos de cadenas, y otros tantos grupos de la muy escasa artilleria antiaérea del ejér- cito aleman. Otras muchas unidades fueron asigna: das al 6° Ejército para reforzar su capaci- dad de combate: 14 grupos de artillerfa pesada, 3 regimientos de lanzacohetes, varios batallones de zapadores pontone ros, de construcciones y de fortificacién y, aun més importante, hasta cinco batallo- nes de zapadores de asalto. Una parte importante de las unidades estaba destinada a proteger el flanco septentrional, la franja de terreno entre el Don y e! Volga, muy tentadora para que los soviéticos realizaran un contraataque. La proporcién de efectivos entre atacan tes alemanes y defensores soviéticos era favorable a los primeros 52 LA BATALLA DE STALINGRADO La “guerra de ratas” en el casco urbano Pero los soviéticos tenlan a su favor el hecho de estar a la defensiva. Con el an- chisimo Volga a sus espaldas, sabian que el 6° Ejército no podia aprovechar su superior capacidad de maniobra para en- volverlos. En esa situacién, el casco ur bano permitia convertir cada edificio cada manzana, cada factoria, en una for taleza No era terreno adecuado para la Biitz: krieg, a la que estaban acostumbrados los alemanes. Pronto se empezaron a Ii brar ferocisimos contraataques para aduefiarse de simples bloques de apar- tamentos, La situacién no podia ser mas confusa, pues los alemanes dominaban una planta y los soviéticos otra. Varias edificaciones de especial envergadura como la estacién de ferrocarril n° 4, el gran silo de cereales, la sede del Partido Comunista o las tres grandes plantas in dustriales antes citadas, se convirtieron en campos de batalla especialmente san- grientos. Lo mismo cabe decir de 1a co- lina de Mamayev Kurgan. Por cada paimo de terreno se libraba un combate extremadamente cruel y cualquier enclave podfa cambiar de mano dos o més veces en un solo dia. Ataques y contraataques se dian sir suce interrupcién, tanto de noche omo de dia. Las unidades ale soviéticas se desangraban a un: dad espantosa, hasta quedar al borde mismo de su aniquilaci6n. En pocos dias un regimiento quedaba reducido a los efectivos de un batallén y, si no era sa- cado de la linea, pronto no quedaban mas hombres que los que forma’ ompaiia Los desesperados infantes y zapado- res alemanes pronto inventaron una pa- labra para designar el tipo de combate que debian librar: Rattenkrieg, guerra de ratas. BATALLA CUERPO A CUERPO P Hitler y Stalin, obsesionados por la ciudad Muy lejos de aquel dantesco escenario, Hitler cada vez estaba més frustrado ar la incapacidad de s pas para adue flarse completamente de Stalingrado. Paulus respondia que el 6° Ejército care. cla de medios para ejecutar esta misién. El jefe del Estado Mayor del ejército ale. man, general Halder, se atrevio a echar en cara a Hitler que la culpa era suya, ya que, segtin la planificacién original de la campajia, no se debia haber avanzado hacia el Céucaso antes de conquistar Stalingrado. Para Halder, al dividir las fuer- zas alemanas asignéndoles objetivos di )R UNA CIUDAD EN RUINAS 53 Ataque aéreo. Los habitantes de la cludad de Stalingrado sufrieron durante dias los feroces bombardoos con los que la Luftwaffe pretendia tminar su voluntad de defenderla, Reconversi6n de blindados alemanes Para obtener algiin rendimiento de los tanques obsoletos, se comenzé a montar cafones antitanque sobre los mismos, como en el caso de este Panzerkampfwagen 38 (1) Ausf H (Marder it). vergentes, se habfan reducido las fuerzas necesarias para ocupar la ciudad en el momento oportuno. El Fihrer lo ces6 ful minantemente y volvié a ordenar al 6° Ejército que completara su misién. La nueva fecha limite era el 15 de octubre. Stalin no estaba menos decidido que Hitler a defender Stalingrado. E15 de oc- tubre ordené que se lo hiciera a cualquier costo y que se reconquistasen los sec- tores que estaban en manos alemanas. Una muy numerosa artilleria soviética se concentré en la orilla oriental del Volga, desde donde disparaban sobre la ciudad. Cada noche, e incluso de dia, nuevas for maciones soviéticas cruzaban el rio para reforzar a los hombres del 62° Ejército de Chuikov. Se detiene el avance aleman en el Céucaso Para desgracia de los alemanes, las ope- raciones en el Caucaso tampoco les iban bien. Poco después de haber conquistado Rostov, una comisidn de oficiales perte necientes a la agregaduria militar de la em- bajada japonesa en Berlin habia visitado el teatro de operaciones. El coman- dante del 17° Ejército alemén, gene- ral Ruoff, euférico, les habia dicho: “Las puertas del Céucaso 5A. LA BATALLA DE STALINGRADO estén abiertas. Se acerca la hora en que las tropas alemanas y las de vuestro em- perador se encontrardn en la India”. Sin ‘embargo, la verdad era que desde finales de agosto el avance aleman en el Céucaso se habia visto practicamente interrumpido al alcanzar la gran cordillera. Esta solo se podia franquear a través de pocos pasos de montafa, extraordinariamente defend dos por los soviéticos. Tropas alemanas y rumanas proce: dentes de Crimea cruzaron el estrecho de Kerch a principios de septiembre para unirse a la ofensiva. Este hecho no su: puso ningtin refuerzo real, aunque ayudé a conquistar el puerto de Novorossiysk, que cayé finaimente en manos alemanas el 6 de septiembre. Sin embargo, los so- viéticos lo habfan arrasado tan a con: ciencia que era inviable su uso. Los alemanes necesitaban urgentemente conquistar un puerto, ya que sélo me diante convoyes navales que partieran desde Rumania serfa posible suministrar adecuadamente al Grupo de Ejércitos A. En un nuevo esfuerzo, las tropas alema: nas avanzaron hacia el puerto de Tuapsé, pero su progresién se vio fre- nada y a partir del 18 de octu- bre no fueron capaces de avanzar mas. El despliegue del Eje en el Céucaso era muy débil: un pufiado de divisiones alemanas, algunas rumanas y una eslovaca, re partidas desde la peninsula de Kuban, en el mar Negro, hasta la regién de Chechenia, en las in mediaciones del mar Caspio. Las orde- nes recibidas de hacerse, al menos, con el control de todos los puertos del mar Negro, desde Tuapsé hasta Batumi (si tuado en Georgia), eran de imposible eje- cucién. Los campos petroliferos de Grozni,, la segunda en importancia de las reas petroliferas, estaban a un paso de los alemanes, pero parecia casi imposi ble ocuparlos. La denodada defensa de Stalingrado Cuando octubre se acercaba @ su fin, el Ejército Rojo segula defendiendo cada CUERPO A CUERPO POR UNA CIUDAD EN RUINAS palmo de Stalingrado y los alemanes, fi naimente, se habian hecho con el control de las principales fabricas, del silo y de Mamayev Kurgan. El frente soviético no formaba ya una linea continua, sino cua: tro cabezas de puente distintas, pues los alemanes habfan alcanzado el Volga en varios puntos. Algunas de estas cabezas de puente no tenfa mas de 600 m de pro- fundidad. Pero el precio pagado por los germanos habia sido terrible. Chuikov habfa dado una leccién de maestria en el combate defensivo. Sus hombres se habian batido con una fero- cidad inigualada. El valor de los defen sores era tan grande que incluso en esas Los soldados alemanes utlzaron esta despectiva denominacién para toferise a los feroces combates entablados por el dominio de Stalingrad Milcianos. En la defensa de Stalingrado los soviéticos también pudieron contar con batallones de voluntarlos armados no pertenecientes al ojército regular. fechas, en las que ya s6lo ocupaban el 10 % de la superficie urbana, intentaban nuevos contraataques. Para ello conta ban con que la artillerfa situada en la ri bera oriental no s6lo habia aumentado el ntimero de piezas, sino también su cali bre: cada vez se disponia de més caro nes de 203 y 280 mm, los de mayor calibre en el arsenal soviético. Asimismo, los soviéticos habfan concentrado gran niimero de aviones para garantizar la su- perioridad aérea sobre la ciudad. Para insuflar tan acerado espiritu de lucha a sus hombres, Chuikov no habia dudado en recurrir a los métodos més ex peditivos. Cualquier oficial o soldado acu- sado de derrotismo, cobardia o intento de desercién, era ejecutado inmediatamente 5G LA BATALLA DE STALINGRADO sobre el terreno. Mas de 10.000 hom bres corrieron tal suerte. Con no menos energia se emples la propaganda. El combate callejero es es: pecialmente favorable para los francoti radores y esta era una modalidad de combate que el Ejército Rojo habia po- tenciado. En la batalla de Stalingrado se hizo un uso masivo de esta téctica y uno de los francotiradores, Zaytsev, acabo ad quiriendo fama mundial, hasta el punto de ser personaje central en la mas fa mosa de las pelfculas consagradas a esta batalla. Si hemos de creer las cifras de alemanes abatidos que la propaganda soviética asigné a cada uno de estos francotiradores, se llega a la conclusion de que el 6° Ejército alemén fue casi ani: quilado por ellos. En el caso de Zaytsev, su historia fue ademds enriquecida, ha blando de un duelo personal entre él y el mas destacado de los francotiradores alemanes, llegado directamente a la cit: dad con la mision especifica de abatiri. Este duelo, sin embargo, jamas exists. El tipo de combate que se libraba en la martirizada ciudad del Volga resultaba mas adecuado a las caracteristicas de las tropas soviéticas. El soldado soviético podia ser tenaz hasta extremos inconce bibles y aguantaba penurias y privaciones ms alld de lo imaginable. Su deficiente instruccién no le permitfa ejecutar sofis- ticadas maniobras, pero era capaz de lu- char vertiendo hasta la ultima gota de su sangre, en condiciones desesperadas, in BATALLA CUERPO A CUERPO POR UNA CIUDAD EN RUINAS 57 cluso sin posibilidad alguna de victoria, por defender las posiciones que se le ha. bian asignado. No fueron ni Zaytsev ni los francotira- dores, ni tampoco el recurso de las eje- cuciones sumarias, lo que mantuvieron la moral de lucha de los sencillos soldados soviéticos. Fue la increible capacidad de sacrificio de decenas de miles de hom: bres totalmente andnimos lo que consi- guid esa proeza. Combatian en las condiciones més horribles: agotados, eternamente somnolientos, hambrientos, comidos por los pardsitos, con diluvios de fuego a su alrededor. Esos soldados des: conocidos escribieron una de las mas he- roicas paginas de la historia militar mundial, Paisaje después de ta batalla ‘Muchos meses después de terminada la lucha, la cludad de Stalingrado seguia imadlida por los espojos de los combates. STALINGRADO: BATALLA POR LA ACERIA OCTUBRE ROJO La lucha en Stalingrado degeneré en una sucesidn de costosos combates casa por casa, como en el caso de la fabrica Octubre Rojo, aceria situada a lo largo de la orilla Ms occidental del rio Volga, todo un simbolo de la resistencia soviética. Cg ‘Tras el cerco sovidtico, serian los alemanes quienes se aferrarian 4 las ruinas y harian pagar un altisimo precio a los sovitices por la reduccién de la botsa. Se estima que las bajas soviéticas ‘superaron el millon de hombres en la batalla de Stalingrad Deraty Uf iB Qe irene A Using ’ tee Ygg es Soon La lucha casa por casa era —_ algo para lo que ningin ejército estaba bien preparado en 1942. a a Hacia falta desarrollar, y probar, las tacticas adecuadas para ello. Los alemanes aprendieron las —— 13.4e septiembre 1942 "7 nuevas tacticas por la via dura, — 27 ee septientre 1942 TD a base de sufrir muchas bajas. En Jarkov demostrarian lo que 3 octubre 1942 - - = habian aprendido. <= 12de noviembre 1942 7D Aceria Octubre Rojo fensién: varios km defensiva extraordinariamente sélida, como sus veoinas Barricadas y Ia tébrica die tractores Dzerzinsky. ane om a | oe 30-50 homb anevallacoras ara consolidar ymoreros objetivo Los soldados rotaban entre ls tres grupos y estaban ‘entrenados para atacar y asegurar una posicién en secuencias de tres minutos, cubriendo de una vez como maximo 30 m (el alcance de una granada de mano). Carlos Caballero Jurado SE DESENCADENA LA TORMENTA: NOVIEMBRE Y DICIEMBRE DE 1942 En noviembre de 1942 la guerra registré un giro decisivo. En Africa la situacién estratégica dio un brusco vuelco: el dia 4, los alemanes iniciaron la retirada desde las posiciones que hasta entonces ocupaban en El Alamein, en un retroceso que los llevaria a refugiarse en Tiinez. Pero fue en territorio soviético, en las orillas del Don y en Stalingrado donde se desencadené Ia tormenta que acabé con las posibilidades de victoria de la Wehrmacht. Un cambio en la situacién estratégica En el norte de Africa, con sus divisiones reducidas a simples regimientos, los ale- manes iniciaban la retirada desde El Ala- mein, a un tiro de piedra del Nilo. La situacién de sus aliados italianos en el mismo sector era aun peor. Aunque los bri- ténicos nunca fueron capaces de cercar y aniquilar a esas tropas germanoiitalianas, ‘que finalmente se refugiaron en Tunez, esa retirada suponfa que la esperanza de al canzar el Oriente Medio a través de Egipto se esfumaba definitivamente. Apenas cua- tro dias después, el 8 de noviembre de 1942, una gigantesca armada depositaba en las costas de Marruecos y Argelia un enorme ejército compuesto por tropas nor: EI “General Barro”, como el “General Inierno”, fueron excelontes aliados del Ejérito Rojo para vencer a los nazis que habian invadido su pais. teamericanas y briténicas. No habia ni un solo soldado aleman en esos paises para repelerios, s6lo el ejército francés, asf que la operacién concluyé su primera fase con éxito, Pero en Tiinez los germancitalianos fueron capaces de organizar una cabeza de playa que iba a resistir una sorpren dente cantidad de meses. No se puede decir que aquello fuera el segundo frente que Stalin venia exigiendo que abrieran sus aliados desde julio de 1941. Pero la situaci6n estratégica cam- biaba radicalmente. De manera inevita ble, los alemanes deberian dedicar mas atenci6n a un frente que, como demues tra lo exiguo de las fuerzas empleadas en Libia y Egipto, hasta entonces solo habia recibido una atencién marginal. Se aproxima el segundo invi El frente del este era la nica preocupa- La batalla de Stalingrad (situacién el 1 de noviembre de 1942) Wi HE escto serie Hi renee eter soitcs a i conpnce tose tre semin Une de ee oven oat cién de los alemanes. Pero también aqui se empezaban a acumular las sefiales de que la guerra estaba cambiando de curso. Los germanos habian planeado realizar la conquista de Leningrado en septiembre de 1942, Adelanténdose a sus planes, a mediados de agosto los soviéticos habfan lanzado una potente ofensiva local, que consumi6 las reservas alemanas reunidas para el asalto, que finalmente fue cance- lado a inicios de octubre. E1 5 de noviem- bre se orden6 a las tropas en el Céucaso hacer un ultimo esfuerzo para avanzar hacia el mar Caspio en la regién del 10 Térek. Tras un modesto avance alemdn, el G2_LA BATALLA DE STALINGRADO Ejército Rojo se lanzé al contraataque y cereé momenténeamente a la 13* Divi- sin Panzer, que encabezaba la ofensiva. El inviemno se echaba encima sin que los alemanes hubieran logrado ninguno de sus propésitos. Ya el 12 de octubre de 1942, Hitler habfa emitido érdenes a todas las tropas alemanas en el frente del este para que, con la excepcién de Sta- lingrado y el Céucaso, detuviesen todas las operaciones ofensivas y se prepara- sen para pasar el invierno en sus posi- ciones y a la defensiva. También defini6 los parametros dentro de los que debian librarse eventualmente los combates de- fensivos. La defensa eldstica, que hasta entonces era la doctrina alemana, con- templaba la posibilidad de ceder territorio y permitir, por tanto, penetraciones ene- migas en profundidad, contando con que la acreditada superioridad germana para la maniobra liquidaria esas penetracio- nes. Hitler rechazaba ahora esos supues: tos. Queria una defensa rigida, basada en convertir cada punto amenazado en una fortaleza. Los tinicos movimientos de tro- pas permitidos serian los laterales, mo- viendo hacia los puntos amenazados las tropas de los sectores vecinos. E19 de noviembre Hitler se reunié con sus viejos camaradas del partido nazi para conmemorar, como cada afio, su fra- casado putsch de 1923 en Munich. En la ocasiGn, aseguré que virtualmente todo Stalingrado estaba en manos alemanas y que no habia poder en la tierra capaz de sacar de alla sus soldados. Nunca hasta entonces habia errado tanto en una pro- fecia, pero aquellas palabras fueron re- petidas como dogma de fe por todos los medios de comunicacién alemanes y tam- bién se oyeron en el resto del mundo. Comienza la contraofensiva soviética En realidad, los preparativos soviéticos para sus dos ciclos ofensivos ya estaban Virtualmente concluidos. Los caprichos cli matol6gicos habian impuesto sucesivos retrasos a la operacién Marte, pensada para golpear al Grupo de Ejércitos Centro y que debla haber empezado en octubre. En cambio, el 15 de septiembre se deci- di6 iniciar la operacién Urano, contra el Grupo de Ejércitos B. Las unidades sovié ticas preparadas para las operaciones Marte y Jupiter, los Frentes de Kalinin y Oc cidental, més la llamada zona defensiva de Mosci, totalizaban los 1,9 millones de ‘SE DESENCADENA LA TORMENTA: NOVIEMBRE Y DICIEMBRE DE 1942 @3 Fue uno de los aparatos que usaron los soviticos en su lucha contra los lvasores alemanes. ‘Stalingrado Il (del 19 de noviembre de 1942 al 1 de enero de 1943) \ Hb ecto aensn ‘Bil Frere eoctos sot HE crctorerans svt P Hi cro snttco IN Uses ert 9581 soldados, 24,000 cafiones y morteros, 3.300 tanques y 1.100 aviones, que iban a ser dirigidos por Zhukov. Para las opera- ciones Urano y Satumo se habian reunido un millén de soldados, 15.000 cafiones y morteros, 1.400 tanques y 900 aviones, bajo el liderazgo de Vasilevshy. A las 07:20 h, hora local, el Frente del Don entr6 en erupcién a lo largo del sec- tor ocupado por las tropas del 3" Ejército rumano del general Dumitrescu. Las fuer- zas soviéticas del Frente de! Don (gene- ral Rokosovski) y del Frente Sudoeste (general Vatutin) iniciaron su ofensiva. El tuido del bombardeo artillero fue tan atro- nador que los soldados del Eje situados a 50 km de la linea atacada lo oyeron con nitidez, Tras una hora y veinte minutos de tormenta de fuego, una masa de tanques encabezada por los eficientes 1-34 y los casi indestructibles KV-1 se puso en mo- vimiento hacia las posiciones rumanas. G4. LA BATALLA DE STALINGRADO Turauin"\ Las tropas rumanas tenfan un defi- ciente armamento antitanque y no pu- dieron resistir aquella avalancha. Los planificadores soviéticos habfan tenido buen cuidado de iniciar el ataque muy al este de Stalingrado, para evitar que las unidades Panzer del 6° Ejército contraa- tacasen con rapidez. Pronto se abrié una brecha, por donde penetraron en tromba los soviéticos. Cinco divisiones rumanas, cercadas, mantuvieron su resistencia hasta el dia 24. Otras fuerzas de la misma nacionalidad escaparon a duras penas hacia la retaguardia, literalmente destrozadas. El segundo ataque sorprende a los alemanes El mismo dia 19, el alto mando aleman dio 6rdenes a Paulus de que interrumpiera los ataques en el casco urbano de Stalin- grado y reorientara sus hacia el oeste. Los aleman imaginado que el enemigo ataque desde las cabezas con tanto empefio, habia mar el Don. Incluso habjan prev Jetivo seria cortar la linea férrea desde Donetsk partia hacia Stalingra: que era el cordén umbilical del 6° Ejército. Una situacién potencialmente peligrosa, pero contra la que cabia reaccionar. La mayor sorpresa para los alemanes se produjo cuando el dia 20 si dené otto fenomenal ata esta vez al sur de Stalingrado. Alli es apostado el débil 4° Ejérci general Constantinescu Ka escudlidas fuerzas que alin tentaria algun je puente que, ‘enido sobre que su ob que faba (0 rumano del S, junto a la: pendian de! mando del 4° Ejército Panzer del general Hoth. El ataque corria a cargo del Frente de Stalingrado, del general Yeremenko. Los alemanes comprendieron entonces que no se trataba de interferir las comu nicaciones del 6° Ejército, sino de cer carlo. EI dia 22, antes de que los alemanes hubieran sido capaces de organizar nin guna reaccién coherente, las tropas sovié- ticas procedentes del Don y las que habian partido desde la estepa al sur de Stalin grado conflu‘an en la zona de Kalach, en la ribera del Don. Dejaron cercado al 6° Ejér cito alemédn y a algunas tropas de los 3° y 4° ejércitos rumanos en una gran bolsa. éPor qué no se les dio en ese mismo ins- tante la orden de que trataran de romper el cerco escapando hacia el oeste? La falta de caballos, clave de la encerrona La literatura histérica ha repetido la ver sién de que los generales alemanes, em: pezando por Paulus, solicitaron tomar esa NTA: NOVIEMBRE Y DICIEMBRE DE Los caballos, principal medio de transporte de la Infanteria alemana, limitaban su capacidad ‘de movimiento por la cestepa rusa, Caballos de guerra, Una caravana soviética coruzando el Volga. La Wetrmache y el Ejérito Rojo eran fuerzas militares compuestas basicamente por unidades transportadas por caballos. medida y retirarse al oeste, pero que cho- caron con la negativa fandtica de Hitler, sélo preocupado por su prestigio. La rea- lidad, como siempre, es mas prosaica. Por muchas tropas acorazadas y motori- zadas de que dispusiese, el 6° Ejército se ‘componia aun en mayor medida de divi siones de infanteria. Eran unidades que necesitaban de traccién animal para transportar todo su armamento, muni- cién, bagajes y viveres. Tanto los pesados cafiones de Ia artillerfa como las modes. tas ametralladoras y morteros de Ia in- fanteria no se podian desplazar sin sus carros y caballos correspondientes, salvo para pequefios movimientos. La imagen que se ha difundido de ta Wehrmacht como fuerza eminentemente motorizada y acorazada es quizés el mayor mito de entre los que atin rodean a la Segunda Guerra Mundial. El ejército alemén empez6 y acabé aquel conflicto como una potencia que movia el grueso de sus fuerzas a pie y mediante carro- matos arrastrados por caballos. Pero el 6° Ejército se habia dado prisa por cumplimentar las érdenes de prepa G6 LA BATALLA DE STALINGRADO rarse para pasar a la defensiva y eso iba a tener consecuencias funestas. Los aproxi- ‘madamente 90.000 caballos que servian en sus unidades eran un grave problema lo- gistico. Para alimentarlos hacfan falta miles de toneladas de pienso que, ademas, ocu- aban un volumen desproporcionado dada su baja densidad, por comparacién con el espacio que ocupaban, por ejemplo, las municiones. La posibilidad de obtener fo- rraje en las inmediaciones de Stalingrado se habia evaporado, porque todo el dispo- nible se habia consumido ya durante el ve- ano. Y la experiencia demostraba que mantener aquelia masa de caballos en las inmediaciones del frente durante el inviemo era superfluo (ya que no habia grandes mo- vimientos) ¢ incluso perjudicial, ya que los animales enfermaban y morfan en gran care tidad debido al frio Asi que el 6° Ejército habia empezado a hacer lo mismo que estaban haciendo todas las tropas germanas y de sus alia- dos en el frente del este: retirar la mayor parte de sus caballos hacia la retaguardia, para ubicarlos en alguna de las grandes gfanjas colectivas soviéticas, en establos debidamente acondicionados. Algunas de las divisiones que acababan de quedar cercadas habian enviado los caballos que consideraba superfluos ante el invier puntos tan lejanos como Dnepropetrovsk Alestablecerse el cerco en tomo a él, el © Ejército se encontro con apenas 25.000 caballos. Intentar salir de la e rrona con tan limitada fuerza de traccién obligaria a abandonar todo el equipo pe- sado. Pero esa cifra tampoco cub! necesidades de las unidades ¢: rfa: los soldados deben com constantemente municién, y pueden portar por sf mismo: para unos minutos de comb: nicién debfa ser movida en carros para los que ya no habia cabalios. La distanci recorrer hasta sobrepasar el cer habia establecido en torno a k del 6° Ejército no era demasi pero en todo caso estaba ocup cenas de miles de e1 hasta los dientes y dispues Su presa. Finalmente, mas alla del espacio ya ocupado por los sovié! nadie preparado para acud En pocas palabras: intenta mento, una operacién de biera sido viable. Se hubiera un suicidio en masa que a 0 Las fuerzas del Eje cercadas en Stalingrado aéreo cercano, que actuaban para el 6° Las infantes sovdtcos, Ejército, y las unidades terrestres, que ser- como estos que EI volumen de tropas ce en Vian los aerédromos avanzados de Pitom- —deflenden la fabrica establecerse y atin se discute. Los céleu- nik y Gumrak Octubre Rojo, fueron los mas serios oscilan ent Otras nacionalidades también estaban los anénimes pero y los 290.000 hombres. A la’ representadas. Uno de los regimientos de —_auténticos héroes de la manas (14 divisiones de infanteria la 100" Divisién de cazadores alemana era batalla de Staingrado motorizadas, tres Panzer y una de artlle- el 369° Regimiento de infanteria de volun- ria antiagrea, mas numerosas unidades no _tarios croatas. Poco antes de que se ini- divisionarias de menor entid co habia llegado a la ciudad afiadir los efectivos de dos ‘olumna de camiones de suministro manas que se habian reple Conducida por voluntarios anticomunistas lingrado al producirse el colapso de sus _holandeses, que habian optado por servir sectores. También quedaron cercados en unidades de transporte germanas en otros efectivos de la Luftwaffe: el personal vez de hacerlo en la Legion holandesa que de las escuadrillas de reconocimiento luchaba en el frente. Un destacamento ita IENTA: NOVIEMBRE Y DICIEMBRE DE El general Paulus, a la izquierda de Hitler, escucha atentamente sus instruceiones par la ofensiva. Sin embargo, le seri limposible ejecutarlas. liano habia llegado para cargar madera ex traida de las ruinas de las casas de la ciu dad, ya que en su zona de despliegue, en el Don, una regién esteparia, los bosques eran una rareza Pero todas estas unidades eran una minucia comparada con el numero de sol dados de origen soviético que servian en el 6° Ejército alemédn. Sumaban una can tidad que algin autor ha elevado hasta fos 52.000 hombres y otros rebajan hasta los 19.000. Expresados en datos porcen- tuales, las estimaciones sobre el ntimero de ciudadanos de la URSS que estaban en Stalingrado sirviendo con los alemanes oscilan, segtin las distintas fuentes, entre el 7,2 %y el 17,6 % del contingente cer- cado. En cualquiera de los casos, una pro- porcién altisima Un débil puente aéreo Al dia siguiente de que se iniciara el ata: que soviético, el ya mariscal von Manstein, ocioso ahora que su proyectada ofensiva sobre Leningrado se habia cancelado, fue nombrado para dirigir e! recién creado Grupo de Ejércitos del Don, que incluiria al 6° Ejército y a las tropas que pudiera rev: GB_ LA BATALLA DE STALINGRADO nir para acudir en su rescate. Cuando dias después llegé a su nuevo cuartel general, la Unica fuerza que se encontré para ren- dirle honores fue un escuadrén de caba- llerfa cosaca, cuyos hombres servian ‘como voluntarios en el ejército aleman. Hitler pidio informes sobre la viabilidad de suministrar al 6° Ejército por via aérea. EI antecedente era que durante el in- Vierno anterior la Luftwaffe habia abaste- cido durante meses a los 100.000 alemanes que habfan quedado atrapados en Demyansk. Sin embargo, las circuns tancias ya no eran las mismas: se trataba de muchos més hombres, las distancias eran mayores y la Luftwaffe ya no gozaba de superioridad aérea, Mas grave aun era el hecho de que la fuerza aérea alemana tenia comprometi- das buena parte de sus unidades de transporte aéreo para crear una cabeza de playa germanoitaliana en Tunez, por lo que el numero de aviones disponible era mas limitado. La promesa de! comandante en Jefe de la Luftwaffe, el mariscal Goering, de que su aviaci6n seria capaz de suministrar al 6° Ejército fue acogida calurosamente por Hitler, que en ese momento atin crefa que romper el cerco serfa cuestién de pocos dias. El puente aéreo, que final: mente nunca conseguirfa transportar la cantidad de tonelaje necesaria, pese a los denodados esfuerzos de los pilotos ale- manes, empez6 el 25 de noviembre. Reagrupacién de fuerzas sobre el Don Ese mismo dia 25 se ponfa en marcha el ataque que los alemanes estaban espe rando: la operacién Marte, contra el Grupo de Ejércitos Centro. Esta unidad, la se- gunda en importancia entre las agrupacio Nes militares germanas y la més préxima al teatro de operaciones de! Don, iba a verse en tan graves aprietos que sacar re fuerzos de ella iba a ser imposible. Para conformar su Grupo de Ejércitos del Don, que debia cubrir la brecha abierta entre sus homélogos B y A, von Manstein EL PUENTE AEREO DE STALINGRADO, SUMINISTRO INSUFICIENTE Una vez cerrado el cerco del 6° Ejército en Stalingrado, comenz6 una vasta operacion por parte de la Luftwaffe para intentar mantener el flujo de suministros minimo para poder mantener las unidades presentes en el interior de la bolsa Se utilizaron todos fos nes disponibles, uubicuo Ju 52 hasta los bombarderos Fw 200, He 177 y Cuando el 6° Ejército qued He 111, pasando por los. Stalingrado, Goering prometié que boda mantener fujo de suministios mes Pigreadores Gotha 242. minimo para mantener a las unidades cercadas operativas hasta la rotura de cerco, Lo dnico que consiguié tue desangrar a la Luftwatte, Cees (nna Gotha 242 ee ca wu s2 Pérdidas de ta Lutwatte : __. esdetas are 268 hu 52 ueron muy numerosos, mas que a 6 He ill los deribos por accion enemiga, p 42 186 or las pésimas condiciones F 8 Fw200 meteorologicas 5 e177 Los campos de Pitomnik y Gumrak 1 44290 no eran adecuados para el tréfico ‘que debian soporta. ‘Suministros El 6° Ejército necesitaba al menos 550 t diarias de suministros, ocos dias se superaron las 130 t. El maximo diario fue de 290 t, el 5 de diciembre de 1942. buscan los puestos de ccamufiaje de los francotiradores ‘enemigos entre las ruinas de una ciudad. no contaba, aparte del cercado 6° Ejército, més que con tropas heterdclitas y de du dosa eficacia. En la retaguardia de las po- siciones que habia ocupado el 3" Ejército rumano, sobre el cauce del rio Chir, un ge eral alemédn, Hollidt, habia creado el de- nominado Destacamento de Ejército Hollidt, con restos de unidades rumanas y de las fuerzas alemanas que habian es- tado desplegadas entre ellas. El cuartel general del 4° Ejército Panzer, que se habia quedado virtualmente sin tropas al transferirlas al 6° Ejército, se hizo cargo de los pobres restos del 4° Ejército ru mano. Se moviliz6 a todas las tropas que se encontraban dispersas por la reta 70 LABATALLA DE STALINGRADO guardia (unidades de vigilancia, de cons- truccién de lineas telefonicas, de parques y talleres, de transporte, etcétera). Las tinicas unidades alemanas fres- cas y disponibles en la zona eran de un tipo muy singular: las divisiones de cam- paiia de la Luftwaffe. Se estaban organi- zando con personal excedente de los servicios terrestres de la fuerza aérea que pasaba a ser encuadrado en forma: ciones de combate terrestre. Sin em- bargo, sus oficiales segufan siendo de la aviaci6n. Mal instruidas y pobremente equipadas, estas nuevas unidades no po- sefan ninguna de las cualidades de la in- fanteria alemana. Su creacién era un absurdo, que revelaba el gran peso que atin mantenfa en la estructura de poder alemana el mariscal Goering. En vez de entregar su personal excedente al ejér- cito aleman, habfa decidido crear estas extrafias unidades de aviadores recon- vertidos en infantes y que constituyeron un completo fracaso. Un mal calculo de los soviéticos Hasta finales de mes no empezaron a llegar a la zona del Don, en la que von Manstein trabajaba afanosamente para poner en pie algo parecido a un ejército, algunas tropas Panzer de refuerzo, aun que se trataba de divisiones de se- gunda categorfa. La Unica baza a favor de los alemanes consistfa en que los soviéticos habfan errado en sus valora- ciones. Los efectivos alemanes cerca- dos eran tres veces mas numerosos de lo que habian previsto sus enemigos. El 6° Ejército resultaba tan potente que aniquilarlo no iba a ser una tarea sen- cilla. Muchas unidades soviéticas pre- vistas para otras misiones tuvieron que concentrarse en torno al anillo de una bolsa que media unos 50 km de este a ceste y 40 km de norte a sur. Otra sor presa para los soviéticos fue que el Ejército Panzer y el Destacamento Ho- llidt pudieran organizar, en definitiva, una nueva linea defensiva, por precaria que fuese. Pese al mazazo que supuso para ellos, saber que estaban cercados, la moral de los soldados del 6° Ejército aun se mante- nia alta. Estaban convencidos de que no serian abandonados a su suerte, de que vendrian a rescatarios. Ast que combatie- ron con denuedo. Los primeros intentos so- viéticos para reducir la bolsa acabaron en fracasos tan notables que hubo que dise- fiar un nuevo plan especifico con ese fin, la operacién Koltso (anillo), presentado a Stalin el 9 de diciembre. Von Manstein no habia perdido su tiempo, y el 12 de diciembre lanzaba al 4° Ejército Panzer en direcci6n a Stalin- grado. Se habia conseguido agrupar tres divisiones Panzer, tras las que avanza ban columnas de camiones con alimen: tos para los cercados, incluyendo forraje para los caballos, y numerosos autobu: ses que debian proceder a la evacua cién masiva de los heridos del 6° Ejército. Como cabia esperar, dada la concentracién de tropas que rodeaban Stalingrado, el avance del 4° Ejército Panzer fue lento. Pero los soldados ale- manes cercados percibieron perfecta mente cémo el ruido de la batalla se acercaba, lo que elevé su moral. Sus compaiieros de armas llegaron a acer- carse hasta solo 35 km del perimetro de la bolsa. Vasilevsky y la operacién Pequefio Saturno Sin embargo, el plan de rescate estaba fa- llando desde el principio. La otra unidad subordinada a von Manstein, el Destaca- mento Holl, desplegada en el rio Chir, y or tanto més cerca de Stalingrado, debia haberse unido al ataque. No lo hizo porque desde el anterior dia 7 estaba sufriendo una fuerte presin de tropas acorazadas soviéticas. Vasilevsky habia reaccionado con gran flexibilidad ante los cambios de la situa- cién. A diferencia de lo ocurrido en 1941, ‘cuando muchos altos mandos militares so- Viéticos se empefiaron en ejecutar a raja tabla planes que resultaban irreales, ahora los principales lideres militares del Ejército Rojo eran capaces de cambiar con pronti tud planes y objetivos. Pese al éxito inicial de la operacién Urano, Vasilevsky com- prendié que los alemanes iban a presen tar una resistencia mucho mas fuerte que la esperada. Por tanto, abandon6 el plan- teamiento inicial de la operacién Satumno, que era el de dos nuevas pinzas que de- bjan converger sobre Rostov para dejar ais lado a todo el Grupo de Ejércitos A, que ‘seguia desplegado en las estribaciones del Céucaso. Era una operacion muy ambi ciosa y podia acabar en catdstrofe. Reforz6 las fuerzas que ase- diaban Stalingrado ‘SE DESENCADENA LA TORMENTA: NOVIEMBRE Y DICIEMBRE DE 1942 71 Tanque iano Panzer IV Ausf G EI Panzer IV alemén evolucioné considerablemente hasta convertirse en el modelo G, que permanecié en servicio hasta el final de la guerra. Pilotos espanoles en la aviacion soviética El ataque alemén a Ja URSS sorprendié a tres antiguos pilotos de la aviacién republicana, Antonio ‘Arias, Domingo Bonilla y Juan Lario Sanchez, mientras estudiaban en Mosca. Se alistaron en las fuerzas soviticas y se les encargé reunir a otro pilotos espafoles que, tras la Guerra Civil, estaban en la URSS. Una docena de ellos participé en una singular “guerrilla area”, con aviones camuflados como alemanes que operaron tras las lineas enemigas hasta fines de 1942, Y, por otra parte, concibié un nuevo plan, bautizado como operacién Pequefio Sa- turno. Su objetivo, mucho mas modesto, era el de acabar con la posibilidad de que el contraataque alemédn hacia Stalingrado se viera coronado por el éxito. Se eligid, de nuevo, como vietima a las tropas de los aliados de Alemania, mucho més débiles. La ofensiva debia liquidar los restos del 3° Ejército rumano que enton- ces formaban el ala izquierda del Destaca- mento Hollidt, y sus vecinos al oeste, los soldados del 8° Ejército italiano del general Gariboldi. Pequefio Saturno se inicié el 16 de diciembre y las fuerzas acorazadas so- Viéticas concentradas para lograr la ruptura lo fueron en un volumen nunca hasta en: tonces puesto en juego por el Ejército Rojo. Tras dos terribles jornadas de durisimo combate, las lineas italianas fueron perfo- radas. El objetivo de Vasilevshy era doble: ame- nazar el flanco del Destacamento Holl, y controlar Tatsinskaya, el aerédromo desde donde despegaban los aviones que sumi: nistraban a los alemanes cercados en Sta- lingrado. Dada la nueva situacién de crisis, la posibilidad de que la operacién alemana para rescatar Stalingrado continuase des- aparecié completamente. Ahora era el Grupo de Ejércitos del Don el que corria el riesgo de ser embolsado. El 24 de diciembre los soviéticos ocu- paban el aerédromo de Tatsinskaya, desde donde estuvieron despegando avio- nes alemanes con rumbo a Stalingrado, hasta el mismo instante en que los tan- ques soviéticos entraron en las pistas. Los alemanes lograron reconquistarlo dias después, pero para entonces resul- taba evidente que ya no podria ser la base del puente aéreo que unia al 6° Ejército con el resto de las tropas alemanas. Comienza el hambre La situaci6n del Grupo de Ejércitos del Don era tan precaria que debia abando- nar el intento de rescatar los cercados ‘T2 LA BATALLA DE STALINGRADO para consolidar las lineas propias y evitar asf su propio cerco. El colapso total del sector permitiria a los soviéticos adue- jiarse de Rostov. Tan evidente resultaba este peligro que Hitler dio una orden, el 28 de diciembre, de las que raramente dictaba: que el Grupo de Ejércitos A abandonara sus Ir eas en el Céucaso e iniciara rapida- mente su repliegue hacia el norte. gPor qué no se ordené a la vez al 6° Ejército que intentara una operaci6n de salida a la desesperada? De nuevo la respuesta esta en algo tan prosaico como la organizacién hipomévil de las fuerzas alemanas. Desde que se habia establecido el cerco, los soldados alemanes de Stalin- grado empezaron a padecer un grave problema: el hambre. El volumen de su ministro que llegaba por el puente aéreo nunca fue suficiente. Llegaban munici6n, combustible, alimentos, medicamentos, ero nunca se envio, pese a que se pidi6, comida para los caballlos, ya que el gran volumen del forraje impedia enviar otras cargas. Los caballos empezaron a agoni zar y los soldados los incorporaron a su dieta, sumamente disminuida. El 21 de

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