Professional Documents
Culture Documents
ISBN: 978-84-96042-xx-x
D.L.: SA-xxx-2010
3
Introducción
Todas las teorías son grises; solamente está lozano el árbol dorado de la vida.
(Johann Wolfgang Von Goethe)
Quiero hacer contigo lo Cuenta la leyenda que Lao Tse peregrinaba con sus discípulos y un día los
que la primavera hace viajeros llegaron a un bosque que acababan de talar los leñadores. Tan solo
con los cerezos quedaba sobre la tierra vacía un árbol enorme. Era tan grande que diez mil
personas podían sentarse a su sombra. Cuando preguntaron por qué habían
Pablo Neruda respetado este árbol magnífico, les respondieron que sus ramas estaban
llenas de nudos y su madera ni siquiera servía para hacer leña porque daba
mucho humo.
- “Sed como este árbol –dijo entonces el maestro-, completamente inútiles
y así creceréis grandes y miles de personas se acogerán bajo vuestra sombra.
Sed los últimos. Moveos en el mundo como si no estuvierais. No compitáis
ni tratéis de probar que sois dignos. No es necesario. Sed inútiles y gozad.”
La antología que aquí proponemos tiene mucho que ver con esta filosofía.
No hay herramienta tan inútil como la poesía, y por ello, a través de los
siglos, su impulso creador perdura y resulta paradójicamente útil y hasta
imprescindible para que germine y crezca lo que verdaderamente impor-
ta. Más aún, en este mundo materialista donde la racionalidad excluyente
ha tomado las riendas y nos dirige desbocada a un precipicio, se diría que
tan solo la poesía y la percepción de la belleza y de otros valores, pueden
poner un poco de cordura y quizá ayudarnos a sobrevivir.
En ausencia de lo sagrado, nada es sagrado, todo está en venta, decía Oren
Lyons, en referencia a la desconexión del ser humano con la naturaleza
y a nuestro devastador efecto. Hemos perdido el sentido de lo sagrado
y ya no creemos en los viejos dioses y genios que en ocasiones ejercían
una función protectora de los seres y lugares naturales. Las viejas religio-
nes sucumben bajo la pesada carga de doctrinas y jerarquías. Cifran las
esperanzas en el más allá, en próximas vidas o en la “liberación” del ser
humano, olvidando que somos parte inseparable de esta Tierra y nues-
tras raíces se nutren de la tierra jugosa de nuestros antepasados, a la que
regresaremos en un círculo perfecto.
Quizá aún nos queda la visión poética para redimirnos y tratar de en-
contrar los caminos con corazón, el rumbo que nos permita sobrevivir y
convivir relacionándonos de forma honesta entre nosotros y con lo otro.
La naturaleza y la belleza, son guías excelentes que nunca decepcionan a
quienes las buscan y el árbol es uno de los elementos más universales y
esenciales de inspiración para la poesía de todos los tiempos. En el árbol
confluyen todos los mundos y anida permanentemente la poesía.
5
Ya en las primeras páginas de su obra magna, La Diosa Blanca, Robert Es cierto sin embargo que tras la selección, nos encontramos con el de-
Graves expone su tesis de una poesía “verdadera”, inspirada en la natura- nominador común del compromiso social o ecológico de muchos de los
leza, la Diosa y el conocimiento de la mitología; frente a la poesía sinté- autores que no solo se han dedicado a la poesía sino que han defendido
tica y racional. A partir de aquí nos guía a través de alfabetos de árboles e su entorno, natural, social, ideológico, etc., en ocasiones hasta el exilio, la
intrincados bosques que son hogar de las Musas y reino de la Diosa Blanca. cárcel o la muerte. Las notas al final servirán para aclarar alguno de estos
“La Diosa no es ciudadana; es la Señora de las Cosas Silvestres, merodeadora de puntos aunque no hemos querido explicar demasiado para que sean los
las cimas boscosas”, dice el autor y todo su libro es una oda a la libertad y la propios poemas los que se expresen en toda su desnudez y elocuencia.
independencia del poeta que debe buscar y encontrar la sabiduría al pie de Por otro lado, no debe extrañar que algunos de los autores: Hamid Ti-
los árboles. En este sentido muchos antiguos mitos relacionan el conoci- bouchi, Miró, Wang Wei, sean pintores incluso antes que poetas. La línea
miento de las letras, las runas y todo tipo de alfabetos, con el árbol que da entre ambas artes es muy tenue cuando se trata de árboles y bosques y la
nacimiento a la poesía y la inspiración y forma en el paisaje frases y versos mirada del poeta y el pintor no dejan de confundirse y complementar-
no menos inspirados que los humanos. Entre las raíces del gran Árbol del se. Es por ello que una artista de la talla de Leticia Ruifernández, que ha
Mundo, el mítico Yggdrassill, el dios poeta Odín busca periódicamente la ilustrado esta obra, parece escribir poemas paralelos y no menos inspirados
inspiración y la sabiduría que se encuentran en la fuente de la Memoria, que los originales. En ocasiones se diría que la ilustración fue antes que la
según rezan las Eddas nórdicas que contienen en sus versos las claves de poesía, dada la frescura y la fuerza arrebatadora de los colores. Dice John
arcanas ciencias. Berger: “El dibujo de un árbol no muestra un árbol sin más, sino un árbol que
está siendo contemplado. Mientras que la visión del árbol se registra casi de forma
Pero junto a la poesía cargada de leyenda, sentido y filosofía, encontraréis en instantánea, el examen de la visión de un árbol (un árbol que está siendo contem-
estas páginas la sensualidad y la vitalidad de poetas como Juana Ibarbourou plado) no solo lleva minutos u horas en lugar de una fracción de segundo, sino que
o la percepción escueta y desnuda de los poetas japoneses; y es que la poesía además implica una gran parte de la experiencia de mirar anterior, de la cual se
hunde sus raíces en la totalidad de las formas de percepción y entendimiento deriva y a la cual hace referencia...”
del ser humano y coloca en términos de igualdad a nuestras inteligencias ra-
Manuel Bahillo, ha sido el editor, instigador y alma mater de la obra. Sin
cional, emocional, simbólica, mítica… También veremos en estas páginas que
él, sencillamente este trabajo no existiría. Debemos por otro lado nuestro
los poetas y poetisas más desconocidos y humildes, hablan de tú a tú con los
agradecimiento a Juan Antonio Moreno que ha ayudado y aconsejado en
más grandes, laureados y reconocidos. En nuestra opinión la trascendencia y
la maquetación, a cargo de Carmen García Martín. La gestión de derechos,
la capacidad de traspasarnos, es el signo que distingue a los verdaderos poetas, muy compleja por la diversidad de procedencia de autores, ha corrido a
aunque no hayan publicado un verso ni aceptado o recibido un solo premio cargo de Leticia López Cuevas y Cristina Blanco Sierra.
o aunque escriban con faltas de ortografía.
Y para terminar es obligado mentar y reconocer a quienes nos han pre-
La búsqueda emprendida para completar la antología ha supuesto un cedido y mostrado el camino en este empeño de las antologías de poemas
viaje gozoso, y al mismo tiempo arduo y doloroso, por todos los poemas de árboles. Que sepamos el pionero fue Enrique Loriente Escallada con
y poetas que sencillamente no han cabido en esta lista necesariamente su magnífica obra: El árbol en la Poesía Castellana (Ediciones Tantín, 1992).
limitada. Hay faltas que al lector le parecerán imperdonables y no vamos Obra que más tarde revisaría, corregiría y aumentaría Jordi Bigues quien
a justificarnos demasiado a sabiendas de que, sin duda, cada persona haría con el mismo título preparó una segunda edición como homenaje a la
una antología diferente. Pero se nos ocurre, para explicar la crudeza del gran labor divulgativa y científica de Enrique Loriente (Ediciones Tantín/
problema, el dilema que supondría escoger los árboles más hermosos o Maderas Nobles de la Sierra de Segura. Santander, 2003). El mismo autor,
notables del planeta. Jordi Bigues recopila y edita posteriormente otra antología de poemas del
En cualquier caso sí conviene señalar que en la selección presente no se árbol que incluye la biografía de los poetas: Els arbres a la poesia catalana.
Editorial 3i4.València, 2007. A ambos autores nuestra gratitud.
han tenido en cuenta credos ni idearios, en la convicción de que la poesía
brota en todos los árboles y los poetas son hijos de toda clase de semillas.
Por eso hemos querido hacer de este un bosque silvestre y diverso en el
que los grandes árboles y los pequeños árboles y los que dan fruta y los
que olor y los que madera y los que fuego… se reúnan para formar una
selva palpitante, de belleza y corazón profundos.
6 7
Índice
Cuando la puerta de acuerda. Hamid Tibouchi........................................... 10 En este suelo extranjera. Atribuido a Abderrahmán I................................. 102
Carne inmortal. Juana de Ibarbourou......................................................... 12 Panoramas. Mariana Amato...................................................................... 104
Árboles hombres. Juan Ramón Jiménez...................................................... 14 Tres árboles. Gabriela Mistral................................................................... 106
Cuando llegaron sus verdugos. Jan Martínez............................................... 16 El libro de la naturaleza. César Vallejo....................................................... 108
El adiós. Guillaume Apollinaire ................................................................. 18 Leve es la primavera. Usuda Arô............................................................... 110
Cuando muera. Poema anónimo del Congo . ............................................ 20 Árboles. Pilar Junco.................................................................................. 112
Para mí un árbol. Joan Miró ...................................................................... 22 Sofía. Nâzim Hikmet............................................................................... 114
Árboles. Federico García Lorca ................................................................. 24 Árboles. Adrienne Rich........................................................................... 118
El pino de la corona. Juan Ramón Jiménez ............................................... 26 Entonces soy los pinos. Idea Vilariño........................................................ 120
Canción de un árbol. Rudyard Kipling....................................................... 28 El bosque amigo. Paul Valery.................................................................... 122
Árbol azul. Joumana Haddad...................................................................... 30 Lebeña sin el tejo. Covadonga Vejo........................................................... 124
Solo el hombre. Pablo Neruda................................................................... 32 El grito de los ogoni. Ken Saro Wiwa....................................................... 126
El hombre blanco. Mark O’Connor........................................................... 34 No me dejes partir viejo algarrobo. Atahualpa Yupanqui .......................... 128
El viejo árbol. Hsu Ning............................................................................ 36 Bajo la sombra del cerezo. Kobahashi Issa................................................. 130
Los almendros.Yannis Ritsos...................................................................... 38 Canto de la sequoia. Walt Withman.......................................................... 132
Árboles. Elena Córdoba ............................................................................ 40 En el bosque sin horas. Jules Supervielle................................................... 134
¿Cómo es la vida? Marcos Ana .................................................................. 42 Es la hora del adiós. Antonio Rigo........................................................... 136
Carta del Jefe Seattle. Jefe Seattle................................................................ 44 Tarde de otoño. Matsuo Basho................................................................. 138
Bosque. Ángel González............................................................................. 46 Canción fúnebre. Francisco de Quevedo.................................................. 140
Archipiélago otoñal. Tomas Tranströmer..................................................... 48 En el encinar. Jose María Gabriel y Galán................................................. 142
Esta canción estaba tirada por el bosque. Franklin Mieses Burgos.................... 50 El árbol menos. Pedro Salinas................................................................... 144
El álamo.Vicente Aleixandre...................................................................... 52 Cortaron tres árboles. Federico García Lorca............................................ 146
Han descuajado un árbol. Rafael Alberti..................................................... 56 Árbol en algún bosque. Ana María Mayol................................................. 148
Los árboles. Philip Larkin........................................................................... 58 Soleá. Canto popular andaluz................................................................... 150
Los robles. Friedrich Hölderlin................................................................... 60 Homenaje al viento y a los árboles. Adonis............................................... 152
Tejos. William Wordsworth......................................................................... 62 Junto al árbol. Kim Namjo....................................................................... 158
Amo los árboles. Aurelia Snaidero............................................................... 64 El árbol de mango. Igor Barreto .............................................................. 160
Primavera nórdica. Edith Södergran........................................................... 66 El árbol en tu ventana. Patricio Aguilar..................................................... 162
Olvido. Jorge Teillier.................................................................................. 68 Chopo de invierno. Dámaso Alonso......................................................... 164
El espino solitario. Canción popular húngara.............................................. 70 Exitían tus manos. Antonio Gamoneda..................................................... 166
Árboles. Herman Hesse.............................................................................. 74 No basta abrir la ventana. Fernando Pessoa............................................... 168
Perpetua encarnada. Octavio Paz................................................................ 78 El árbol que andas buscando.Yalal ad-Din Muhammad Rumi................... 170
Mi otoño. Wang Wei.................................................................................. 80
Una olma vieja. Camilo José Cela.............................................................. 82 Notas...................................................................................................... 173
Los robles. Rosalía de Castro...................................................................... 84
Un arbolillo era este pino. Saigy ................................................................ 86
Apariencia de árbol.Yolanda Blanco........................................................... 88
Blanquiazul. Pura del Prado....................................................................... 90
Puede ser sin título. Wislawa Szymborska.................................................... 92
Un pino. Mikhail Lérmontov..................................................................... 96
Sin palabras. Gioconda Belli....................................................................... 98
8 9
Cuando la puerta se acuerda
Hamid TIBOUCHI,
Argelia/Francia, 1951
Extracto de Un árbol solo
10 11
Carne inmortal
Juana de Ibarbourou,
Uruguay, 1892 - 1979
12 13
Árboles hombres
Yo no quería volver
en mí, por miedo de darles
disgusto de árbol distinto
a los árboles iguales.
Los árboles se olvidaron,
de mi forma de hombre errante,
y, con mi forma olvidada,
oía hablar a los árboles.
Cuando yo ya me salía,
vi a los árboles mirarme.
Se daban cuenta de todo
y me apenaba dejarles.
14 15
Cuando llegaron sus verdugos
Jan Martínez,
Puerto Rico, 1954
16 17
El adiós
Guillaume Apollinaire,
Francia, 1880 - 1918
18 19
Cuando muera
20 21
Para mí un árbol
Joan Miró,
Barcelona, 1893 - 1983
22 23
Árboles
¡Árboles!
¿Habéis sido flechas caídas del azul?
¿Que terribles guerreros os lanzaron?
¿Han sido las estrellas?
Vuestra música viene
del alma de los pájaros,
de los ojos de Dios,
de la pasión perfecta.
¡Árboles!
¿Conocerán vuestras raíces toscas
mi corazón en Tierra?
24 25
El pino de la Corona
Juan Ramón Jiménez,
Moguer, Huelva, 1881 - 1958
Platero y yo
26 27
Canción de un árbol (fragmento)
Rudyard Kipling,
Bombay, 1865 - 1936
Puck el de la colina Pook
28 29
Árbol azul
Joumana Haddad,
Líbano, 1970
30 31
Solo el hombre (fragmento)
Pablo Neruda,
Parral, Chile, 1904 - 1973
El humus ha dejado
en el suelo
su alfombra de mil años.
32 33
El hombre blanco
Mark O’Connor,
Australia, 1945
34 35
El viejo árbol
Hsu Ning,
China, siglo IX
36 37
Los almendros
Yannis Ritsos,
Grecia,1909 - 1990
Sueño de un mediodía de verano
Por la noche, con sus vestidos blancos, pasaron frente a nuestras ventanas
los almendros: lentos y tristes, semejantes a aquellas pálidas adolescentes del
orfanato que vuelven de una pequeña excursión, el domingo, tomadas de
la mano, de dos en dos, sin proferir palabra, sin las estrellas que germinan
una a una en la sombra, lejanas y felices.
Mañana enviaremos a los almendros a dar una vuelta a las orillas del mar,
para que enjuaguen de sus rostros el polvo de nuestra tristeza.
Y en la tarde, cuando vuelvan contentos, traerán nuestras primeras palabras
húmedas aún de mar, y nosotros lloraremos junto a la ventana abierta la
alegría de saber que podemos llorar.
38 39
Árboles
Elena Córdoba
40 41
¿Cómo es la vida?
Marcos Ana,
Alconada, Salamanca, 1920
42 43
Carta del Jefe Seattle (fragmento)
Jefe Seattle,
Washington, circa 1786 - 1866
44 45
Bosque
Ángel González,
Oviedo, 1925 - 2008
46 47
Archipiélago otoñal
Tomas Tranströmer,
Suecia, 1931
Tormenta.
De pronto, el caminante encuentra aquí el viejo,
enorme roble, como un alce petrificado con su interminable
cornamenta, frente a la fortaleza verdinegra
del mar de septiembre.
Tormenta nórdica. Es el tiempo en que
los racimos de serbas maduran. Despierto en la oscuridad,
oigo a las constelaciones piafar en sus establos,
en las alturas, sobre los árboles.
48 49
Esta canción estaba tirada por el bosque
50 51
El Álamo
Vicente Aleixandre,
Sevilla, 1898 - 1984
52 53
El árbol:
un álamo negro, un negrillo, como allí se nombra.
El álamo: “Vamos al álamo.” “Estamos en el álamo” Todo es
álamo.
Y no hay ya más que álamo, que es el único cielo de estos
hombres.
54
Han descuajado un árbol
Rafael Alberti,
Puerto de Santa María, Cádiz, 1902 - 1999
56 57
Los árboles
Philip Larkin,
Inglaterra 1922 - 1985
58 59
Los robles
Friedrich Hölderlin,
Alemania, 1770 - 1843
60 61
Tejos
William Wordsworth,
Inglaterra, 1770 - 1850
62 63
Amo los árboles
Aurelia Snaidero,
Argentina
64 65
Primavera nórdica
Edith Södergran,
San Petersburgo, 1892 - 1923
66 67
Olvido
Jorge Teillier,
Chile, 1935 - 1996
68 69
El espino solitario
70 71
Árboles
Herman Hesse,
Alemania, 1877 - 1962
El caminante
Los árboles son santuarios. Quien sabe hablar con ellos, quien sabe es-
cucharles, aprende la verdad. No predican doctrinas y recetas, predican,
indiferentes al detalle, la ley primitiva de la vida.
Un árbol dice: en mí se oculta un núcleo, una chispa, un pensamiento, soy
vida de la vida eterna. Es única la tentativa y la creación que ha osado en
mí la Madre eterna, única es mi forma y únicas las vetas de mi piel, único
el juego más insignificante de las hojas de mi copa y la más pequeña ci-
catriz de mi corteza. Mi misión es dar forma y presentar lo eterno en mis
marcas singulares.
Un árbol dice: mi fuerza es la confianza. No sé nada de mis padres, no sé
nada de los miles de retoños que todos los años provienen de mí.Vivo, hasta
el fin, el secreto de mi semilla, no tengo otra preocupación. Confío en que
Dios está en mí. Confío en que mi tarea es sagrada.Y vivo en esa confianza.
Cuando estamos tristes y apenas podemos soportar la vida, un árbol puede
hablarnos así: ¡Estate quieto! ¡Estate quieto! ¡Contémplame! La vida no es
fácil, la vida no es difícil. Estos son pensamientos infantiles. Deja que Dios
hable dentro de ti y enseguida enmudecerán. Estás triste porque tu camino
te aparta de la madre y de la patria. Pero cada paso y casa día te acerca más
a la madre. La patria no está aquí ni allí. La patria está en tu interior, o en
ninguna parte.
(…)
Esto susurra el árbol al atardecer, cuando tenemos miedo de nuestros
propios pensamientos infantiles. Los árboles tienen pensamientos dilatados,
prolijos y serenos, así como una vida más larga que la nuestra. Son más
sabios que nosotros, mientras no les escuchamos. Pero cuando aprendemos
a escuchar a los árboles, la brevedad, rapidez y apresuramiento infantil de
nuestros pensamientos adquieren una alegría sin precedentes. Quien ha
aprendido a escuchar a los árboles, ya no desea ser un árbol. No desea ser
más que lo que es. Esto es la patria. Esto es la felicidad.
72 73
Perpetua encarnada (fragmento)
Octavio Paz,
Méjico 1914 - 1998
74 75
Mi otoño
Wang Wei,
China, 701 - 761
76 77
Una olma vieja
Camilo José Cela,
Padrón, La Coruña, 1916 - 2002
Viaje a la Alcarria
78 79
Los robles
Rosalía de Castro,
Santiago de Compostela, 1837 - 1885
80
Introducción
Todas las teorías son grises; solamente está lozano el árbol dorado de la vida.
(Johann Wolfgang Von Goethe)
Quiero hacer contigo lo Cuenta la leyenda que Lao Tse peregrinaba con sus discípulos y un día los
que la primavera hace viajeros llegaron a un bosque que acababan de talar los leñadores. Tan solo
con los cerezos quedaba sobre la tierra vacía un árbol enorme. Era tan grande que diez mil
personas podían sentarse a su sombra. Cuando preguntaron por qué habían
Pablo Neruda respetado este árbol magnífico, les respondieron que sus ramas estaban
llenas de nudos y su madera ni siquiera servía para hacer leña porque daba
mucho humo.
- “Sed como este árbol –dijo entonces el maestro-, completamente inútiles
y así creceréis grandes y miles de personas se acogerán bajo vuestra sombra.
Sed los últimos. Moveos en el mundo como si no estuvierais. No compitáis
ni tratéis de probar que sois dignos. No es necesario. Sed inútiles y gozad.”
La antología que aquí proponemos tiene mucho que ver con esta filosofía.
No hay herramienta tan inútil como la poesía, y por ello, a través de los
siglos, su impulso creador perdura y resulta paradójicamente útil y hasta
imprescindible para que germine y crezca lo que verdaderamente impor-
ta. Más aún, en este mundo materialista donde la racionalidad excluyente
ha tomado las riendas y nos dirige desbocada a un precipicio, se diría que
tan solo la poesía y la percepción de la belleza y de otros valores, pueden
poner un poco de cordura y quizá ayudarnos a sobrevivir.
En ausencia de lo sagrado, nada es sagrado, todo está en venta, decía Oren
Lyons, en referencia a la desconexión del ser humano con la naturaleza
y a nuestro devastador efecto. Hemos perdido el sentido de lo sagrado
y ya no creemos en los viejos dioses y genios que en ocasiones ejercían
una función protectora de los seres y lugares naturales. Las viejas religio-
nes sucumben bajo la pesada carga de doctrinas y jerarquías. Cifran las
esperanzas en el más allá, en próximas vidas o en la “liberación” del ser
humano, olvidando que somos parte inseparable de esta Tierra y nues-
tras raíces se nutren de la tierra jugosa de nuestros antepasados, a la que
regresaremos en un círculo perfecto.
Quizá aún nos queda la visión poética para redimirnos y tratar de en-
contrar los caminos con corazón, el rumbo que nos permita sobrevivir y
convivir relacionándonos de forma honesta entre nosotros y con lo otro.
La naturaleza y la belleza, son guías excelentes que nunca decepcionan a
quienes las buscan y el árbol es uno de los elementos más universales y
esenciales de inspiración para la poesía de todos los tiempos. En el árbol
confluyen todos los mundos y anida permanentemente la poesía.
5
Ya en las primeras páginas de su obra magna, La Diosa Blanca, Robert Es cierto sin embargo que tras la selección, nos encontramos con el de-
Graves expone su tesis de una poesía “verdadera”, inspirada en la natura- nominador común del compromiso social o ecológico de muchos de los
leza, la Diosa y el conocimiento de la mitología; frente a la poesía sinté- autores que no solo se han dedicado a la poesía sino que han defendido
tica y racional. A partir de aquí nos guía a través de alfabetos de árboles e su entorno, natural, social, ideológico, etc., en ocasiones hasta el exilio, la
intrincados bosques que son hogar de las Musas y reino de la Diosa Blanca. cárcel o la muerte. Las notas al final servirán para aclarar alguno de estos
“La Diosa no es ciudadana; es la Señora de las Cosas Silvestres, merodeadora de puntos aunque no hemos querido explicar demasiado para que sean los
las cimas boscosas”, dice el autor y todo su libro es una oda a la libertad y la propios poemas los que se expresen en toda su desnudez y elocuencia.
independencia del poeta que debe buscar y encontrar la sabiduría al pie de Por otro lado, no debe extrañar que algunos de los autores: Hamid Ti-
los árboles. En este sentido muchos antiguos mitos relacionan el conoci- bouchi, Miró, Wang Wei, sean pintores incluso antes que poetas. La línea
miento de las letras, las runas y todo tipo de alfabetos, con el árbol que da entre ambas artes es muy tenue cuando se trata de árboles y bosques y la
nacimiento a la poesía y la inspiración y forma en el paisaje frases y versos mirada del poeta y el pintor no dejan de confundirse y complementar-
no menos inspirados que los humanos. Entre las raíces del gran Árbol del se. Es por ello que una artista de la talla de Leticia Ruifernández, que ha
Mundo, el mítico Yggdrassill, el dios poeta Odín busca periódicamente la ilustrado esta obra, parece escribir poemas paralelos y no menos inspirados
inspiración y la sabiduría que se encuentran en la fuente de la Memoria, que los originales. En ocasiones se diría que la ilustración fue antes que la
según rezan las Eddas nórdicas que contienen en sus versos las claves de poesía, dada la frescura y la fuerza arrebatadora de los colores. Dice John
arcanas ciencias. Berger: “El dibujo de un árbol no muestra un árbol sin más, sino un árbol que
está siendo contemplado. Mientras que la visión del árbol se registra casi de forma
Pero junto a la poesía cargada de leyenda, sentido y filosofía, encontraréis en instantánea, el examen de la visión de un árbol (un árbol que está siendo contem-
estas páginas la sensualidad y la vitalidad de poetas como Juana Ibarbourou plado) no solo lleva minutos u horas en lugar de una fracción de segundo, sino que
o la percepción escueta y desnuda de los poetas japoneses; y es que la poesía además implica una gran parte de la experiencia de mirar anterior, de la cual se
hunde sus raíces en la totalidad de las formas de percepción y entendimiento deriva y a la cual hace referencia...”
del ser humano y coloca en términos de igualdad a nuestras inteligencias ra-
Manuel Bahillo, ha sido el editor, instigador y alma mater de la obra. Sin
cional, emocional, simbólica, mítica… También veremos en estas páginas que
él, sencillamente este trabajo no existiría. Debemos por otro lado nuestro
los poetas y poetisas más desconocidos y humildes, hablan de tú a tú con los
agradecimiento a Juan Antonio Moreno que ha ayudado y aconsejado en
más grandes, laureados y reconocidos. En nuestra opinión la trascendencia y
la maquetación, a cargo de Carmen García Martín. La gestión de derechos,
la capacidad de traspasarnos, es el signo que distingue a los verdaderos poetas, muy compleja por la diversidad de procedencia de autores, ha corrido a
aunque no hayan publicado un verso ni aceptado o recibido un solo premio cargo de Leticia López Cuevas y Cristina Blanco Sierra.
o aunque escriban con faltas de ortografía.
Y para terminar es obligado mentar y reconocer a quienes nos han pre-
La búsqueda emprendida para completar la antología ha supuesto un cedido y mostrado el camino en este empeño de las antologías de poemas
viaje gozoso, y al mismo tiempo arduo y doloroso, por todos los poemas de árboles. Que sepamos el pionero fue Enrique Loriente Escallada con
y poetas que sencillamente no han cabido en esta lista necesariamente su magnífica obra: El árbol en la Poesía Castellana (Ediciones Tantín, 1992).
limitada. Hay faltas que al lector le parecerán imperdonables y no vamos Obra que más tarde revisaría, corregiría y aumentaría Jordi Bigues quien
a justificarnos demasiado a sabiendas de que, sin duda, cada persona haría con el mismo título preparó una segunda edición como homenaje a la
una antología diferente. Pero se nos ocurre, para explicar la crudeza del gran labor divulgativa y científica de Enrique Loriente (Ediciones Tantín/
problema, el dilema que supondría escoger los árboles más hermosos o Maderas Nobles de la Sierra de Segura. Santander, 2003). El mismo autor,
notables del planeta. Jordi Bigues recopila y edita posteriormente otra antología de poemas del
En cualquier caso sí conviene señalar que en la selección presente no se árbol que incluye la biografía de los poetas: Els arbres a la poesia catalana.
Editorial 3i4.València, 2007. A ambos autores nuestra gratitud.
han tenido en cuenta credos ni idearios, en la convicción de que la poesía
brota en todos los árboles y los poetas son hijos de toda clase de semillas.
Por eso hemos querido hacer de este un bosque silvestre y diverso en el
que los grandes árboles y los pequeños árboles y los que dan fruta y los
que olor y los que madera y los que fuego… se reúnan para formar una
selva palpitante, de belleza y corazón profundos.
6 7
Índice
Cuando la puerta de acuerda. Hamid Tibouchi........................................... 10 En este suelo extranjera. Atribuido a Abderrahmán I................................. 102
Carne inmortal. Juana de Ibarbourou......................................................... 12 Panoramas. Mariana Amato...................................................................... 104
Árboles hombres. Juan Ramón Jiménez...................................................... 14 Tres árboles. Gabriela Mistral................................................................... 106
Cuando llegaron sus verdugos. Jan Martínez............................................... 16 El libro de la naturaleza. César Vallejo....................................................... 108
El adiós. Guillaume Apollinaire ................................................................. 18 Leve es la primavera. Usuda Arô............................................................... 110
Cuando muera. Poema anónimo del Congo . ............................................ 20 Árboles. Pilar Junco.................................................................................. 112
Para mí un árbol. Joan Miró ...................................................................... 22 Sofía. Nâzim Hikmet............................................................................... 114
Árboles. Federico García Lorca ................................................................. 24 Árboles. Adrienne Rich........................................................................... 118
El pino de la corona. Juan Ramón Jiménez ............................................... 26 Entonces soy los pinos. Idea Vilariño........................................................ 120
Canción de un árbol. Rudyard Kipling....................................................... 28 El bosque amigo. Paul Valery.................................................................... 122
Árbol azul. Joumana Haddad...................................................................... 30 Lebeña sin el tejo. Covadonga Vejo........................................................... 124
Solo el hombre. Pablo Neruda................................................................... 32 El grito de los ogoni. Ken Saro Wiwa....................................................... 126
El hombre blanco. Mark O’Connor........................................................... 34 No me dejes partir viejo algarrobo. Atahualpa Yupanqui .......................... 128
El viejo árbol. Hsu Ning............................................................................ 36 Bajo la sombra del cerezo. Kobahashi Issa................................................. 130
Los almendros.Yannis Ritsos...................................................................... 38 Canto de la sequoia. Walt Withman.......................................................... 132
Árboles. Elena Córdoba ............................................................................ 40 En el bosque sin horas. Jules Supervielle................................................... 134
¿Cómo es la vida? Marcos Ana .................................................................. 42 Es la hora del adiós. Antonio Rigo........................................................... 136
Carta del Jefe Seattle. Jefe Seattle................................................................ 44 Tarde de otoño. Matsuo Basho................................................................. 138
Bosque. Ángel González............................................................................. 46 Canción fúnebre. Francisco de Quevedo.................................................. 140
Archipiélago otoñal. Tomas Tranströmer..................................................... 48 En el encinar. Jose María Gabriel y Galán................................................. 142
Esta canción estaba tirada por el bosque. Franklin Mieses Burgos.................... 50 El árbol menos. Pedro Salinas................................................................... 144
El álamo.Vicente Aleixandre...................................................................... 52 Cortaron tres árboles. Federico García Lorca............................................ 146
Han descuajado un árbol. Rafael Alberti..................................................... 56 Árbol en algún bosque. Ana María Mayol................................................. 148
Los árboles. Philip Larkin........................................................................... 58 Soleá. Canto popular andaluz................................................................... 150
Los robles. Friedrich Hölderlin................................................................... 60 Homenaje al viento y a los árboles. Adonis............................................... 152
Tejos. William Wordsworth......................................................................... 62 Junto al árbol. Kim Namjo....................................................................... 158
Amo los árboles. Aurelia Snaidero............................................................... 64 El árbol de mango. Igor Barreto .............................................................. 160
Primavera nórdica. Edith Södergran........................................................... 66 El árbol en tu ventana. Patricio Aguilar..................................................... 162
Olvido. Jorge Teillier.................................................................................. 68 Chopo de invierno. Dámaso Alonso......................................................... 164
El espino solitario. Canción popular húngara.............................................. 70 Exitían tus manos. Antonio Gamoneda..................................................... 166
Árboles. Herman Hesse.............................................................................. 74 No basta abrir la ventana. Fernando Pessoa............................................... 168
Perpetua encarnada. Octavio Paz................................................................ 78 El árbol que andas buscando.Yalal ad-Din Muhammad Rumi................... 170
Mi otoño. Wang Wei.................................................................................. 80
Una olma vieja. Camilo José Cela.............................................................. 82 Notas...................................................................................................... 173
Los robles. Rosalía de Castro...................................................................... 84
Un arbolillo era este pino. Saigy ................................................................ 86
Apariencia de árbol.Yolanda Blanco........................................................... 88
Blanquiazul. Pura del Prado....................................................................... 90
Puede ser sin título. Wislawa Szymborska.................................................... 92
Un pino. Mikhail Lérmontov..................................................................... 96
Sin palabras. Gioconda Belli....................................................................... 98
8 9
Árbol azul
Joumana Haddad,
Líbano, 1970
30 31
Solo el hombre (fragmento)
Pablo Neruda,
Parral, Chile, 1904 - 1973
El humus ha dejado
en el suelo
su alfombra de mil años.
32 33
Los almendros
Yannis Ritsos,
Grecia,1909 - 1990
Sueño de un mediodía de verano
Por la noche, con sus vestidos blancos, pasaron frente a nuestras ventanas
los almendros: lentos y tristes, semejantes a aquellas pálidas adolescentes del
orfanato que vuelven de una pequeña excursión, el domingo, tomadas de
la mano, de dos en dos, sin proferir palabra, sin las estrellas que germinan
una a una en la sombra, lejanas y felices.
Mañana enviaremos a los almendros a dar una vuelta a las orillas del mar,
para que enjuaguen de sus rostros el polvo de nuestra tristeza.
Y en la tarde, cuando vuelvan contentos, traerán nuestras primeras palabras
húmedas aún de mar, y nosotros lloraremos junto a la ventana abierta la
alegría de saber que podemos llorar.
38 39
Olvido
Jorge Teillier,
Chile, 1935 - 1996
68 69
El espino solitario
70 71
Blanquiazul (fragmento)
Pura del Prado,
Cuba, 1931 - 1996
Color de Orishas
86 87
Árboles
Pilar Junco,
Asturies, 1927
Cosinas de Llanes
108 109
El árbol menos
Pedro Salinas,
Madrid, 1891 - 1951
140 141