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TERCERA OLA: RESUMEN

Capitulo:1
SUPERLUCHA

Se dará un acontecimiento tan profundo como aquella primera ola de cambio des cadenada hace
diez mil años por la extensión de la agricultura, luego la segunda ola de cambio por la revolución
industrial y nosotros somos los hijos de la transformación la siguiente ola: La Tercera Ola.

La Tercera Ola es aquella era espacial, era de la información, era electrónica o aldea global,
sociedad postindustrial y súper industrial.

La sociedad se enfrenta a la más profunda conmoción social y reestructuración creativa de todos


los tiempos. Y estamos dedicados a construir una civilización nueva. La tercera ola.

Esta nueva civilización, al desafiar la antigua, derribaran burocracias, reducirá el papel de la nación
y estado y dará nacimiento a economías semiautónomas en un mundo postimperialista. Exige
gobiernos más eficaces, sencillos y mucho más democráticos los de hoy. Es una civilización con su
propia y perspectiva, mundial propias formas de entender el tiempo, el especio, la lógica y la
casualidad.

La Tercera ola trae consigo una forma de vida nueva, métodos de producción, familiares nucleares
y el hogar eléctrico, y dando el origen de la economía “prosumidor” más de lo mismo.
Encontramos en este libro la suposición de que nosotros somos la generación final de una vieja
civilización y la primera generación de otra nueva, y que gran parte de nuestra confusión, angustia,
y desorientación personal, tienen origen directo en el conflicto que dentro de nosotros y la
civilización existe.

La premisa revolucionario libera nuestra inteligencia y nuestra voluntad.


Comenzando con la sencilla idea de que el nacimiento de la agricultura constituyo el primer punto
de inflexión en el desarrollo social humano y de que la revolución industrial formo la segunda gran
innovación, completa cada una de ellas no como un acontecimiento instantáneo, sino como una
ola de cambio.

Las entrecruzadas corrientes creadas por estas olas de cambio se reflejan de nuestro trabajo,
nuestra vida familiar, nuestras actitudes sexuales y nuestra moralidad personal. Se muestran en
nuestros estilos de vida y en nuestro comportamiento.
Y en la confrontación de las olas se ve el conflicto de la SUPERLUCHA por el mañana, sobrevivencia
de la historia.

 Capitulo: 2
LA ARQUITECTURA DE LA CIVILIZACION
Las llamadas sociedades primitivas, que vivían en pequeñas bandas y tribus y subsistían mediante
la caza o la pesca, eran las que habían sido dejadas de lado por la revolución agrícola.
Por el contrario, el mundo “civilizado” estaba constituido por aquella parte del Planeta en que la
mayoría de la gente cultivaba el suelo donde surgió a agricultura. El industrialismo era un sistema
social rico y multilateral que afectaba a todos los aspectos de la vida humana y combatía todas las
características del pasado de la primera ola.
Fábricas y ciudades empezaron a surgir en Nueva Inglaterra y
Estados de la costa atlántica. Para mediados del siglo XIX, el Nordeste tenía un sector industrial en
rápida expansión que producía armas de fuego, relojes, aperos de labranza, hilaturas, máquinas de
coser y otros artículos, mientras el resto del continente continuaba gobernado por los intereses
agrícolas. Las tensiones económicas y sociales entre las fuerzas de la primera y la segunda ola
crecieron en intensidad hasta 1861, año en que estallaron en violencia armada.

• Las sociedades de la primera ola obtenían su energía de “baterías vivientes” —potencia muscular
animal y humana— o del sol, el viento y el agua. Incluso los animales y las personas eran “esclavos
energéticos” renovables.

• Las sociedades de la segunda ola empezaron a obtener su energía del carbón, el gas y el
petróleo, de combustibles fósiles irremplazables. Los combustibles fósiles formaron la base
energética de todas las sociedades de la segunda ola.

 Las sociedades de la primera ola habían descansado en lo que hace dos mil años llamó Vitruvio
“invenciones necesarias”. Pero esas primitivas cabrias y cuñas, catapultas, lagares, palancas y
grúas fueron utilizadas principalmente para amplificar los músculos humanos o animales.

 La segunda ola llevó la tecnología a un nivel completamente nuevo. Creó gigantescas máquinas
electromecánicas que movían piezas, correas de transmisión, cojinetes y resortes, en medio de
constantes chirridos y martilleos. Y estas nuevas máquinas hicieron algo más que aumentar la
fuerza del músculo. La civilización industrial dio órganos sensoriales tecnológicos, creando
máquinas que podían oír, ver y tocar con mayor exactitud y precisión que los seres humanos.

Todas las sociedades primitivas, agrícolas o industriales utilizan energía; hacen cosas; distribuyen
cosas. En todas las sociedades, el sistema de energía, el sistema de producción y el sistema de
distribución son partes interrelacionadas de algo más grande.
Este sistema más grande es la tecnosfera, y adopta una forma característica en cada fase del
desarrollo social.

Al extenderse sobre el Planeta la segunda ola, la tecnosfera agrícola fue remplazada por una
tecnosfera industrial: las energías no renovables fueron directamente aplicadas a un sistema de
producción en serie que, a su vez, vomitó mercancías sobre un sistema de distribución en serie
altamente desarrollado.
Pero esta tecnosfera de la segunda ola necesitaba una “sociosfera” igualmente revolucionaria en
que alojarse. Necesitaba formas radicalmente nuevas de organización social.
“familia colectiva”: vivir en grandes agrupaciones
multigeneracionales, con tíos, tías, parientes políticos, abuelos o primos viviendo todos bajo el
mismo techo, trabajando todos juntos como una unidad económica de producción
Desgarradas por la emigración a las ciudades, vapuleadas por las tempestades económicas, las
familias se deshicieron de parientes indeseados, se hicieron más pequeñas, más móviles y más
adecuadas a las necesidades de la nueva tecnosfera.

La llamada familia nuclear: padre, madre y unos pocos hijos, sin parientes molesto se convirtió en
el modelo “moderno” standard, socialmente aprobado, de todas las sociedades industriales, tanto
capitalistas como socialistas.

En resumen, la familia nuclear se convirtió en una identificable característica de todas las


sociedades de la segunda ola, singularizándolas frente a las de la primera ola con tanta evidencia
como los combustibles fósiles, las fábricas de acero o las cadenas de tiendas.

Era necesario preparar a los niños para la vida de fábrica.Si se lograba encajar previamente a los
jóvenes en el sistema industrial, ello facilitaría en gran medida la resolución posterior de los
problemas de disciplina industrial. El resultado fue otra estructura central de todas las sociedades
de la segunda ola: la educación general. Esto era el “programa descubierto”. Pero bajo él existía un
“programa encubierto” o invisible, que era mucho más elemental.

Se componía de tres clases:de puntualidad, de obediencia y otra de trabajo mecánico y repetitivo.

Ambas juntas, la familia nuclear y la escuela de corte fabril, formaron parte de un único sistema
integrado para la preparación de jóvenes con miras al desempeño de papeles en la sociedad
industrial.

 Capitulo: 3
LA CUÑA INVISIBLE

A un nivel, la revolución industrial creó un sistema social maravillosamente integrado, con sus
propias tecnologías distintivas, sus propias instituciones sociales y sus propios canales de
información, todos ellos perfectamente ensamblados entre sí. Sólo si comprendemos cómo ha
moldeado nuestras vidas esta invisible cuña a lo largo de la Era de la segunda ola, podremos
apreciar todo el impacto de la tercera ola, que está empezando ahora a remoldearnos. Las dos
mitades de la vida humana que la segunda ola separó fueron la producción y el consumo.

Podremos comprender mejor la tercera ola si concebimos la economía de la primera ola, antes de
la revolución industrial, como compuesta de dos sectores. En el sector A, la gente producía para su
propio uso. En el sector B producía para el comercio o el intercambio. El sector A era de
dimensiones enormes; el sector B era muy reducido. Por tanto, para la mayoría de las personas,
producción y consumo se fundían en una sola función sustentadora.

La economía se “mercatizó”. Los valores comerciales se convirtieron en centrales, el desarrollo


económico (medido por las dimensiones del mercado) se transformó en el objetivo fundamental
de los Gobiernos, fuesen capitalistas o socialistas.
El mercado era una institución expansiva y reforzadora de sí misma.
No sólo la política, también la cultura se vio afectada por esta división, pues produjo la civilización
más calculadora, comercializada, codiciosa y metalizada de la Historia.

Finalmente, la misma gigantesca cuña que separó al productor del consumidor en las sociedades
de la segunda ola, separó también el trabajo en dos clases. Esto ejerció un enorme impacto sobre
la vida familiar, sobre los papeles sexuales y sobre nuestras vidas interiores en cuanto individuos.
Uno de los estereotipos sexuales más comunes de la sociedad industrial define a los hombres
como
“objetivos” en orientación, y a las mujeres, como “subjetivas”.

El trabajo exigía ahora un esfuerzo colectivo, división del trabajo, coordinación, integración de
muchas habilidades diferentes.

Los hombres, preparados desde la niñez para su papel en el taller, donde se desenvolverían en un
mundo de interdependencias, eran incitados a tornarse “objetivos”. Las mujeres, preparadas
desde el nacimiento para las tareas de reproducción, cuidado de los hijos y labores domésticas,
realizadas en considerable medida en completo aislamiento social, eran aleccionadas para ser
“subjetivas” y se las consideraba frecuentemente incapaces de la clase de pensamiento racional y
analítico que, supuestamente, acompañaba a la objetividad.

Además, las diferencias sexuales y los estereotipos de función sexual se vieron agudizadas por la
engañosa identificación de los hombres con la producción y de las mujeres con el consumo,
aunque también los hombres consumían y las mujeres producían.

En resumen, si bien las mujeres se hallaban oprimidas mucho antes de que la segunda ola
comenzase a recorrer la Tierra, se puede en gran medida encontrar el origen de la moderna
“batalla de los sexos” en el conflicto surgido entre dos estilos de trabajo, y, más lejos aún, en el
divorcio entre producción y consumo. La economía dividida profundizó también la división sexual.

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