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¿Quién es Roger Bartra?

Bartra, nació en la ciudad de México en 1942, hijo de exiliados españoles. Se especializa


inicialmente en arqueología para dedicarse luego a la antropología social, graduándose
en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en México, posterior a ello, se doctora
como sociólogo en la Soborna (Universidad de París). Su obra innovadora y multifacética
es considerada como uno de los hitos del pensamiento latinoamericano.

Contexto histórico e intelectual

La obra de Bartra no ha sido inmune a los cambios registrados en la política de su país y


a nivel internacional, a partir de la Revolución cubana, particularmente, las décadas de
los sesenta y setenta, se impregnaron en el pensamiento político latinoamericano, las
ideas marxistas, durante esta época la pesquisa bartreana se enfoca en los análisis sobre
el campesinado, sociedades antiguas y estructuras agrarias. Es de destacar que durante
este periodo se desarrolla en México, la denominada “transición democrática”, en la cual,
tras 60 años del régimen priista, se abren oportunidades en el sistema político para la
instauración de una democracia de carácter plural, México se convierte en un país que
lucha por alcanzar las dinámicas transnacionales, a pesar del lastre de la tradición
conservadora. El pensamiento de Bolívar Echeverría tiene preeminencia durante esa
época, a pesar de que Roger Bartra no coincidía totalmente con las premisas de Bolívar,
algunos de sus aportes le resultan fructíferos para el desmontaje de aspectos particulares
de la modernidad, particularmente al tema de la raza y la interpretación de los desarrollos
poscoloniales.

Derivado de las transformaciones del capitalismo a nivel internacional y los cambios


políticos y sociales registrados en Latinoamérica, previo a la caída del bloque socialista,
se materializan en el ámbito académico, teorías enfocadas en la crítica de la nación como
proyecto de unificación, centralización y homogeneización social y de las nociones
esencialistas de identidad colectiva, durante este periodo Bartra escribe su libro Las
redes imaginarias del poder político, referido al espacio transnacional. Asimismo, los
exilios y migraciones hacen posible a través de un proceso de muchas décadas la
integración de intelectuales de diverso origen, enriqueciendo el debate individual y
colectivo, particularmente sobre temas de cultura nacional, indigenismo, desarrollo
regional, de ese modo se analizan las dinámicas nacionales y regionales con una
perspectiva ampliamente flexible, y no restringida a la contingencia de lo nacional.

Dicha transnacionalización intelectual es vital para comprender el pensamiento


Bartreano, las nociones de heterogeneidad, hibridez, aborregamiento y
transculturización, propias del repertorio critico-cultural de las últimas décadas del siglo
XX, ejercen una influencia en sus reflexiones sobre la condición posnacional. Posterior a
la caída del muro, la melancolía se perfilaba como la noción característica del espíritu de
aquella época, particularmente en las sociedades poscoloniales había un clima de
perdida y desconcierto ideológico, resultado del fracaso de la izquierda. Bartra le confiere
a la melancolía la dimensión de una verdadera matriz de pensamiento, de ese modo
captura el sentimiento de esa época.

A pesar de que la obra de Bartra revela su sólida formación sociológica, histórica y


antropológica, adquirida en México y Francia, es de destacar que se construye a partir
de la superación de fronteras disciplinarias. Dicha superación se materializa en su
extensa reflexión sobre variados intereses intelectuales y su disposición a aplicar
perspectivas múltiples para el estudio de la sociedad. (Moraña, 2015)

¿Qué es el mito político para Roger Bartra?

Los mitos constituyen mecanismos de dominación y de legitimidad mediante los cuales


se logra el consenso en que se basa el Estado, dichas construcciones discursivas son
naturalizadas por la cultura dominante tanto a nivel de la alta cultura como en la cultura
popular y la cultura de masas. Según Bartra, aunque los mitos ofrecen soluciones
políticas concretas en momentos históricos precisos, es necesario observarlos como
tendencias de larga duración, que se insertan en la sociedad de forma paradójica y se
componen por sólidas y profundas raíces culturales, que también pasan por periodos de
transformación crítica. Los mitos promueven formas de conciencia social y pueden
perpetuar estructuras de dominación a nivel colectivo, obnubilando el reconocimiento del
conflicto real a nivel social, económico y político.
Con el objetivo de profundizar en la reflexión bartreana sobre el mito, se presentan a
continuación: el mito de la identidad y el mito de la ideología.

El mito de la identidad.

La desconstrucción bartreana de los mitos nacionales se perfila como un intento por


impulsar modalidades alternativas de conciencia social y nuevas formas de concebir lo
colectivo para integrar elementos no contingentes a la categoría nación.

El método utilizado por Bartra consiste en decodificar el mito de la identidad dentro de


sus componentes, así aparecen el símbolo, mito, leyenda, ideas, imágenes y costumbres,
dichos elementos otorgan referencias concretas a la idea de identidad nacional, teniendo
ya establecidas estas categorías de análisis, se procede a seleccionar un punto de apoyo
que permita salir de los significados dominantes, los cuales se presentan en el
significado de las categorías que sostienen al mito de la identidad dentro de su dimensión
cultural.

En este punto se hace necesaria la implementación de la “antropología de los mitos” cuyo


enfoque permitiría entender las texturas culturales, es decir, las categorías de análisis
del mito y las funciones de sus componentes. De ese modo se podrá visualizar la
expresión inmanente de polaridades estructurales contenidas tanto en el mito de la
identidad como en el de la cultura política.

Otro aspecto a resaltar, según Bartra, es que existe una limitante dentro de este enfoque
puesto que no permite establecer el punto necesario para dar el salto hacia los
significados revelados, para ello introduce el enfoque de “la historia del mito” o historia
de la idea. Con este nuevo enfoque se logra entrar a la dimensión histórica de
construcción de los mitos, es decir, permite hacer una deconstrucción de los significantes
–categorías- del mito (significados dominantes) y establecer por revisión histórica los
hitos, meandros, caminos, fronteras y conexiones que se han ido estableciendo
culturalmente para la configuración del significado actual de dichas categorías. Al
resultado de este análisis Bartra la define como significados revelados.
La crítica bartreana a la identidad es una crítica de la modernidad y de la cultura política
que la sustenta, por consiguiente, en lugar de identificar valores fijos para ilustrar la
condición del mexicano, Bartra escoge la imagen larvaria del axolote como metáfora de
un devenir perpetuo que únicamente puede ingresar a la modernidad de una manera
anómala, al no poder ocultar su arcaísmo, interroga melancólicamente su presente.
Moraña, 2015)

A continuación, se procederá a explicar el mito de la ideología, enfocándose en los


imaginarios colectivos constituidos en las contradicciones antagónicas entre centro y
grupos marginales sociales y la manera en que dichas ideas se establecen y reproducen,
asimismo, entrever como los significados revelados constituyen un puente establecido en
los puntos de convergencia entre ambas categorías, lo cual conlleva implícitamente a una
legitimación del orden político dado.

El mito de la ideología

El mito de la ideología según reconoce el autor, deriva en dos funciones específicas: la


función útil que se refiere a la legitimación del sistema político; y la función instrumental
que es la resolución de conflictos sociales y políticos.

Bartra parte de la propuesta teórica del análisis de poder de Foucault, por consiguiente,
el poder es entendido como una cualidad y no un instrumento, el cual no puede poseerse
sino simplemente ejercerse. Los grupos dominantes más que buscar espacios de poder,
buscan posiciones privilegiadas para el ejercicio del poder. Bartra hace una crítica a la
propuesta teórica de Foucault en su libro “Las redes imaginarias del poder político”, en el
cual establece que efectivamente la ideología siendo una noción abstracta teórica se
concreta sobre las contradicciones sociales y culturales. Rompiendo así la idea del
marxismo sobre la ideología como instrumento de manipulación de las clases
dominantes.

Sostiene que existe una deficiencia en la propuesta teórica de Foucault, puesto que no
permite observar a cabalidad las relaciones contradictorias no reducibles a
antagonismos, Hace una comparación entre los fenómenos obscuros que se encuentran
dentro de la dimensión de lo “normal” -que llama mayoría silenciosa- con los agujeros
negros, estos generan un efecto de implosión, es decir, que los procesos y amenazas de
destrucción se dirigen al propio sistema; Por otro lado, reconoce la entropía propia de la
marginalidad –la capacidad de accionar contenida en los subgrupos marginales y el
desorden que en ella existe-. Estos son los puntos obscuros que en Foucault quedan
traspuestos. Asimismo, Bartra sostiene que estas relaciones de contradicción en el plano
concreto se superan por vía empírica y no por la dialéctica hegeliana.

De ese modo para desmitificar la ideología dominante sostenida por su relación con los
grupos sociales marginales, Bartra procede a establecer las categorías dadas por la clase
dominante, Normal/Marginal. Posterior a ello dichas categorías son decodificadas según
los significantes que la integren y se procede a la definición de los significados de la
época dada, de ese modo, los planteamientos de la ideología dominante como la de los
grupos antagónicos han sido descompuestos bajo los cánones de interpretación de la
ideología dominante. Estableciendo así solamente los significados dominantes de las
partes.

Bartra argumenta que el efecto de contraposición para la superación de las


contradicciones en el plano concreto, se desarrolla cuando se da un salto de los
significados dominantes a los significados revelados. Los significantes obtenidos de la
deconstrucción anterior son sometidos a decodificación. Es decir, si una categoría de lo
marginal era lo rural, en la primera deconstrucción de análisis lo rural se entiende bajo
las condiciones de lo rural por ejemplo la pobreza; en esta segunda deconstrucción la
pobreza como significante sufre otra decodificación encontrándose así sus causalidades
por lo que constituye a la vez las causalidades de lo rural.

En esta segunda decodificación la idea de dominación que sostenía el conflicto de


contradicción se pierde, debido a que el “poder” se distribuye en infinidad de partes, es
inmanente a todo. No los posee sino se ejerce de todas partes.

Para Bartra el sistema político crea un puente de “correlación de fuerzas”, este puente se
establece precisamente desde los significados revelados que ya no contemplan el
fenómeno de dominación. La correlación de fuerzas tiene como objetivo el crear la
posibilidad aparente de un trabajo en conjunto entre las partes. Esta forma de eliminar
los conflictos de contrarios según Bartra crea dos efectos negativos específicamente
dentro de los “grupos sociales marginales”:

1. La base de puntos de contradicciones que sostiene la lucha de los grupos


marginales, en el puente de los significados revelados se vuelve difusa. Se
presentan, pero no logran mostrarse concretamente.
2. El puente de correlación de fuerza deja de servir para sí mismo, y se constituye
como un mecanismo que oculta las diferencias de los sistemas contrarios. En la
analogía de Bartra del puente, argumenta que, aun sirviendo para el tránsito de un
punto a otro, cobra otro sentido, el de ocultar el río.

Así, dentro de este efecto de transposición y sustitución de funciones de las correlaciones


de fuerzas, el sistema dominante crea dos opuestos para terminar de legitimarse, uno
desde la analogía del agujero negro y otro desde la entropía.

Agujero negro: se crea la imagen del “hombre de la calle” que pertenece a la


categoría de lo normal pero que es silencioso e insustancial.

Entropía: se crea la imagen del esquizofrénico o criminal, el enfermo o pervertido,


el guerrillero o terrorista.

Ambas constituyen la imagen apocalíptica de lo no deseado, parámetros por los que se


termina de legitimar el proceso de mediación del aparato correlación de fuerzas y legitima
así el sistema político y la ideología dominante.

Bibliografía
Bartra, R. (1996). Las redes imaginarias del poder político. México D.F. Editorial Océano de
México s.a.

Bartra, R. (1989). La crisis del nacionalismo en México. Revista mexicana de sociología, 51


(3). 191-230

Bartra, R. (2000). El método en la jaula: ¿cómo escapar del círculo hermenéutico? Análisis,
n.24, pp. 71-78

Moraña, M. (2015). Democracia, otretad, melancolía: Roger Bartra ante la crítica. En


Asedios críticos a una poética de la cultura. Fondo de cultura.

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